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FLACSO MATERIAL DE DISCUSION PROGRAMA FLACSO-SANTIAGO DE CHILE NUMERO 52, Diciembre 1983, BIBLIOTECA Fuaoso ; SANTIAG 44. 400 M58 — EL FEMINISMO COMO NEGACION DEL AUTORITARTSMO, * Julieta Kirkwood * Ponencia presentada al grupo de trabajo Clacso, de estudios de 1a Mujer, Buenos Aires, 4 Diciembre,1983. Se trata de una versién revisada del trabajo presentado en el XI Congreso In- ternacional de Latin American Studies Association, Septiembre 29-00 Ciudad de México, Esta Serie de Documentos es editada por el Programa de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Santiago de Chile. Las opiniones que en los documentos se presentan, asi como los an&lisis e interpretaciones que en ellos se contienen, son de la responsabilidad exclusiva de sus autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de 1a Facultad, Generalmente confiamos en dar una descripcién lo mis completa posible del problema que nos inquieta: en este ca- ‘so la diffcil relacién entre la Politica, lo Feminista y lo Popular; tres dimensiones ya complejas por sf solas. Des- de la partida, he querido rechazar una forma “realista" tanto como otra "idealista" para dar cuenta de la manera en que estas tres dimensiones se interrelacionan y se signifi- can mutuamente en la situacién chilena. De ah{ que haya optado por transmitir una serie de re- flexiones que me han surgido al tratar de ver, desde una perspectiva de su interés latinoamericano, el problema del feminismo como polftica en Chile. Obviamente, todo planteo polftico-ideolégico surge des- de un Smbito histérico-culturel propio y aparece tefiido por su signo, En este sentido, podrfamos decir que los movimien- tos feministas o movimientos polfticos de mujeres en Améri~ ca Latina en los filtimos afios aparecen y se constituyen en, a lo menos, tres situaciones muy gruesas de historicidad: a) situacién democrStica formal que puede tener distintos momentos y signos; b) situacién revolucionaria y c) si- tuacién de quiebre democr&tico y autoritarismo. Reconociéndole a cada una de estas situaciones una com- plejidad aquf inabordable, me referiré al surgimiento y sen- tido del feminismo en Chile bajo el manto y e1 peso del de- cenio del Régimen Autoritario. Al feminismo, como al resto de los movimientos sociales contemporfneos puede identific&rsele por la concurrencia de 3 principios b&sicos:+-a) principio de identidad; b) de oposicién o definicién de su adversario; y c) principio: totalizadsr, formulacién del proyecto global aTternativo. (Touraine)s “ Bajo esta categorizacién, los movimientos sociales son m&S "lo que pretenden" que lo cue “efectivamente son", im- portando entonces m&s los contenidos cualitativos que se expresan que su cantidad precisa, o el grupo social que los encarna, Este procedimiento nos permite evitar la tenden- cia a definir al movimiento feminista esquem&ticamente, por la l6gica de la dominacién de clases, descuidando otras di- mensiones de particular importancia comé son la légica pa+ triarcal (dominacién de género) y podrian ser las dimensio- nes de la discrininacién ‘por edad. Pienso que, desde este punto de vista, hablar, dar por sentada la rélacién feminista-popular, ‘es haber tomado un -compromiso conceptual que previamente pudiera afirmar la validez, excluyente, de una categorizacién predefinida por la légica de clases. A partir de:estos:antecederites, intentaré una breve interpretacién del feminismo chileno como “politica” en un Ambito de. vigencia autoritaria. ae BE st 5. El proceso socio-politico que se venfa ‘constituyends * histéricamente en Chile en los ‘50 afios previos “al .73, era el proceso de constitucién de una Comunidad politica cuyos objetivos ‘furdamentales eran, por una parte, la incorpora- cién creciente, via la "ciudadanfa polftica", de aquellos que "no estaban incorporados": sectores medios, obreros, campesinos, mujeres, jévenes; y, por otra parte, el propési- to declarado de destruir 1a dominacién oligérquica, ‘asf co- mo el sistema polftico institucional y los valores cultura- les que la legitimaban, La sociedad en su conjunto parecfa abierta a la expresién de nuevas dimensiones a través de sus mecanismos de accién social, politicas estatales y de parti- dos politicos. Todo ello en cierto marco de crecimiento eco- _némico sostenido por un proceso de desarrollo industrial, de crecimiento urbano y de reforma agraria. Ahora, si bien este esquema de democratizaci6n soste- nido es vlido para el plano del sistema politico formal, no lo es tanto para el sistema de poder social. 0 sea, no lo es tanto para el 4mbito de las relaciones de clase, el Ambito cultural, &mbito del poder econémico y menos afin pa- va el Ambito de las relaciones sexo-género. A nivel de la sociedad civil no habfa una correspon~ dencia con los logros que sf se encontraban a nivel de la sociedad politica. Enzo Faletto da un ejemplo significati- vo al respecto: un obrero podfa llegar a ser senador por representacién de un Partido Popular, pero su condicién de "excelentisimo" en el parlamento poco tenfa que ver con la relacién obrero/patrén que el mismo obrero sufrirfa en la velacién social cotidiana, De igual.modo, la condicién de “representante polftica".de una mujer en el parlamento, tam- Poco garantizaba un cambio hacia ella en todo lo imbricado en el sistema se relaciones familiares o en el sistema de atribucién de género. . En una situacién en que lo predominante era la perspec- tiva polftica, fueron las relaciones de clase y su légica las que quedaron preferentemente inclufdas en el 4mbito de “lo politico, sin que se asumiera o se expresara otras dimen- siones, Asi, las dimensiones socio-culturales y las dimen- siores' de sexo-género quedaron oscurecidas. i “ Hay una democracia politica desarrollada, pero la de~ mocracia social con todo su sistema de pautas de conducta interpersonales es bastante menos expresada y desarrollada. Sin embargo -y pese a esta no correspondencia entre sistema politico y sistema de relaciones concretas, cotidia- nas-, el avance democrético en el sistema politico signifi- 6 una amenaza real a la hegemonfa y a la praxis’ de los sec- tores: politico-econémicos dominantes, lo que se tradujo en el advenimiento del régimen dictatorial de extrema derecha. Uno de los temas de primera importancia para la pers- pectiva feminista fué, precisamente, el hecho de que el Régimen para imponer su Autoritarismo no s61o recurrié al poder omnimodo de sus fuerzas militares, sino que también recurre -brutal y exitosamente-.a todo el autoritarismo sub- yacente en la sociedad civil, No las Gnicas, pero sf expif- citamente las m4s, fueron las mujeres, desde su condicién fe- . menina y ‘seguir4n siendo, los ‘grupos ‘mis proclives al auto+ vitariismo y al conservantismo social. Este ‘hecho bast6 en : ~‘edlertos’ momentos para explicar por qué Yas mujeres: no asumie~ von la’ lucha polftica en su situacién de clase,’ ':" Se daba entonces la extrema paradoja, evidente en las estadfsticas, de un gran sector politico de clase-masculino (45%) que cuestionaba a fondo el sistema politico, cohabitan= do con otro gran sector, multiclase y femenino (70%), sumido en el autoritarismo, expresando su rechazo al cambio social ©, en el mejor de los casos, detenido en un plano de apatia y desinterés politico. La explicacién que se intentaba a esta situacién se afincaba en oscuras motivaciones "naturales" y biolégicas. Para el andlisis feminista sin embargo, empez6 a ser evidente que la razén de ser del autoritarismo o conservan- tismo femenino no radicaba en “esencias" femeninas, sino que por el contrario, obedecia a una "raz6n de género" y por lo tanto a una pura construcci6én social, cultural y poli- tica, cuyos parametros eran otros, apenas atisbados. .Ms atin, desde esta perspectiva feminista quedaba en evigencia que el autoritarismo societal no sélo provenfa ‘ae Ia biixguesia y de las castas militares, sino que el dis- curso autoritario también proviene de las clases nedias, _incluyendo profesionales e intelectuales, de las clases proletarias y campesinas. En realidad, de la totalidad de la sociedad. En todos estos sectores, que “estaban" por el cambio social, las ideologfas parecfan bifurcarse en dos planos con absoluta naturalidad: la ideologia progresista, revoluciona~ ria, aparece constituida en un 4mbito politico piiblico, totalmente ajeno al contexto de las relaciones y conductas sociales, cotidianas, reales. Por el contrario, 1a ideologfa tradicional, conserva- dora, proporeionaba un modelo coherente a la situacién real jer&rquica, disciplinaria, constrefiida, que implicaba la vivencia de los roles femeninos al interior de 1a familia, para todas las clases sociales, 1a ideologfa tradicional autoritaria, “inmovilista",cauteladora del "orden", se co- rresponde con una practica concreta rigida y cerrada al cambio. No es del caso insistir en un retrato de la destruc- cién politica, cultural y social que nos han significado los filtimos diez afios. Por sus implicancias, me gustaria rescatar las observaciones que a Alain Touraine le sugirié la coyuntura politica chilena de los Gltimos meses: su opi- nién es que se est4 frente a una situacién de poder total frente a la cual no ha sido posible oponer un proyecto polf- tico también total, debido esencialmente a la desaparicién de los actores sociales, Este hecho se expresaba, a su juicio, en 3 circunstan- cias elementales. ~ los muertos de las protestas son "victimas" y no "mfrtires". ~ no ‘se logra traducir ¢1 ruido’ de"cacerolas"en voz humana. = presencia pfiblica de un fascismo barato cuya base principal lo constituyen mujeres junto a los militares y los nifios. Estos hechos, aunque no lo parezcan, est4n profundamen- te imbricados con el “hacer politica" atribufdo a las muje~ res: a ellas-corresponde el apoyo, el lanto por las victi- mas de la guerra, la cautela del orden, la glorificacién del poder, 1 ~ (Constituir. "nirtires" implica, ciertamente, haber ge- nerado: héroes, es decir, cara al autoritarismo, desaffar el poder. Hacer héroes es afirmar una contra legalidad y una contra cultura en cuyo valor ha de creerse por sobre todas las cosas). En cierto modo, se est4n generando en 1a conducta so- cial chilena ciertas pautas que tradicionalmente se identi- ficaron con lo femenino. Esto es claro de entender luego de un proceso sostenido de reduccién a la sobrevivencia, de atomizacién social, de velamiento de las relaciones politi- co-sociales, de castigo y represién de todo atisbo de re- beldfa; asf como 1a imposicién total de un Estado patrimo- nialista que implica administrar el Estado como se adminis- tra la casa: una sola vez determinando los fines y los me- dios adecuados a los miembros minusv4lidos, e incapaces de discernimiento. : En esta situaci6n los’ partidos polfticos que subsisten dificultosamente, han perdido, en su mayorfa, la relacién sencial, directa, inmediata y "derivada" de lo que eran tradicionalmente sus bases: aquellos.a quienes representa y articula:en conciliacién de interesess | La Derecha politica abandona’ clases medias altas. y opta por una tecnocracia que también pierde luego de su fracaso. ‘También ha perdido a las mujeres m&s activas (poder femenino) que pasan a consti- tuir el niicleo de movilizacién de la Secretarfa de 1a Mujer y CEMA, que controla directamente -ideolégica y material- mente- la Presidencia conyugal, El centro polftico (DC) . abandona las clases medias y olvida su populismo y coopera- tivismo. El PC, abandona la clase obrera, su base recono- cida, hoy disminufda y por debajo del 18% y se orienta ha- cia los sectores marginales:y campesinos. El PS, dividido y veunificado pareciera buscar reconstituir sus bases his- téricas: profesores, educadores, profesionales, funciona~ rios y sectores “populares”. Hay por todas partes una suerte de bfisqueda de bases m{ticas, las cuales parecen personificarse en dos categorfas también miticas: los pobladores y las mujeres. Las mujeres, otra vez, aparecen como la gran base mis- teriosa y vediviva. Histéricamente, las. posturas de izquierda disputan las bases femeninas al tradicionalismo. Siempre la han per- dido, Sin embargo, siempre conffan en que las condiciones materiales las vuelquen a mirar como "su salida" aquella -ofréecida a la "familia proletaria". Pero, tradicionalmente, no hay més que esd. Las muje- res, afin las propias mujeres populares no perciben, ino en~ tienden (mayoritariamente hablando) el.oftecimiento politico que’ les presenta la izquierda. Yes claro que asf sea. Donde s¢..le ofrece subvertir el orden del capital y el trabajo, ella se sabe "no trabajadora"; ella ‘es "duefia de casa" o “compafiera". No se reconoce ‘ast misma como "fuerza productiva” y cuando sabe =con gran dificultad puesto que no ha sido ver- balizado culturalmente~ que es por el contrario, fuerza veproductiva de la fuerza de trabajo, sabe también que éste es un problema no-principal, de resolucién derivada de los cambios de 1a estructura social. Sabe que nunca podré "tomar el poder", bocado de obre- ros y campesinos; (m4s afin si se le dice ser "poseedora" del "otro poder" del poder de la casa; del poder del afectos del chantaje emocional (reina, Angel o demonio del hogar), por naturaleza biolégica, por ¢1 placer de ser apropiada y sometida. Por estar institufda en lo privado, aborrece de lo pi- blico. Ahora bien, esta insercién conservadora o "reaccionaria” de las mujeres en Chile, asf como su anverso: 1a pasividad, la abulia y el desinterés de las grandes mayorfas de mujeres en lo politico fue siempre explicada definiendo y enumeran- do los llamados "obst4culos" que se oponen o que inhiben la “incorporacién politica" de las mujeres. Estos "obstéculos" aparecen m&s que a menudo, comd dé- cfamos anteriormente, enraizados en argumentos haturalistas -10- biolégicos que terminan reafirmando la existencia separada wy necesaria- de dos &mbitos experienciales: lo pibiico y lo privado. Lo "privado" es visto como ui dominio efectivo, irre- ductible y confuso de la "afectividad", la "cotidianeidaa" y la "individualidad", y. por lo tanto, algo que est& fuera, “exeluide de" 1o politico. Pero no exclufdo de le "responsabilidad" de aquellos que social y polfticamente responden por las conductas y actitudes de sus compafieras~esposas-hijas. Es labor par~ ticular, privada, de cada uno, conquistar, convencer y dar cuenta de las conductas politicas que se expresan desde sus respectivos Smbitos donésticos. Sin embargo, sorprende, desde un punto de vista polfti- co progresista que no se diera mayor importancia ni se pro~ fundizara ms all& en el.aspecto siguiente: que este dominio de lo privado presentaba una sensibilidad extrema a los pre- dicamentos del orden conservador. Este aspecto jam&s parecié significativo ni definito= rio a los analistas sociales y politicos que. se. ocuparon del tema de los obst&culos a la perticipacién-incorporacién de.la mujer en la politica. Podrfa decirse que m4s allé de la satisfaceién o el re- -pudio ocasionales, tanto las ideologfas de. centro,: izquierda o derecha, asumfan que la mujer estaba.instituida en-el -- ee &mbito'de lo privado doméstico. Por lo tanto no se hacfa cuestién ni de la"inexpresividad".de los partidos progre-. sistas, en cuanto a la condicién de la mujer, ni de la no- table expresividad con que 1a derecha hacSa caudal de la abulia politica femenina, Asi, paradojalmente, desde ambas perspectivas el "pro~ blema femenino" se reducird a una siempre idéntica y reno~ -vada disputa por la condicién de “adalia" en la defensa de la familia, 114mase esta familia popular, proletaria o sim- plemente, chilena. Desde luego, permanecera intocada y/o. sacralizada toda la red interior jerfrquica, disciplinaria y rigida que ha conformade histéricamente a la institucién de la familia. Tampoco ser4 cuestionada, obviamente, toda la repro-~ duceién del orden que se reatiza, en su interior, via la socializacién de los nifios. En el fondo, pareciera que lo que estf en cisputa por izquierdas y derechas...es quien cautela mejor este nficleo de valores del orden patriarcal que es -en nuestra opinién- la familia. Retomando aspectos mfs generales, dirfiamos que para las concepciones “ortodoxas de izquierda’o derecha, e1 tema que se plantea:no!es, ni ha sido, el problema de la bisqueda de “significados" a lo que positivamente podria ser, cies: ~y cémo es- "hacer polftica" desde las mujeres, considerando cal 1a e1 ‘lugar que ocupan dentro de la sociedad, vale decir, ar- ticulando clase y género. Por el contrario, cuando desde la polftica y su anéli~ sis se piensa en “obstéculos" se est4 realmente ‘pensando. en estrategias y t&cticas: en qué hacer para acarrear, aunque sea esporédicamente y por invocaciones simbélicas ="mujer chilena", “madre de 1a chilenidad"; "cauteladora de la gran familia que es la patria"; "defensora de sus hijos"; “mujer levantate y lucha por los tuyos", etc.- a las grandes mayo- vias femeninas hacia los respectivos proyectos, 4 la inver- sa, “obst&culos" ser& también todo 1o que impide que este acarreo sea asf. Si todo lo qué se ha descrito no es hacer politica desde las mujeres entonces cabe preguntarse qué y cémo po- dria ser esta polftica. Desde €1 andlisis feminista, creemos que lo fundamen- tal no es consignar qué o cuanto les falta a las mujeres para incorporarse, en la forma y en el fondo a una polfti- ca que ya "est en marcha", y de alguna manera pre-determi- nada, a la que simplemente habrfamos de sumarnos las mujes res -afin con el discurso de la “especificidad"- y apoyarla, también, con conductas politicas predefinidas. El-problema es, mis bién, preguntarse qué significa el ‘ hacer politica de las mujeres, aipartir de la propia expe- rience. social y cultural y, a partir de la constatacién de las propias carencias. o - 13 - > Para decirlo con mayor claridad, no se trata de pre- guntarnds tan sdlo,cémo y cu&nto,se incorporan las mujeres ~o vémo-no se ‘incorporan- a la politica via su conducta elestoral, insereién en partidos polfticos o movimientos; en organizaciones societales comunales o vecinales, si no que la cuestién es apuntar a cudl es la dimensién politica que le, corresponde a la naturaleza de la "exaccién", o “apropiacién" o "alienacién", de que la mujer en cuanto tal, ha sido objeto’ en 1a sociedad humana. $610 entonces, frente a esta dimensién, habria que preguntarse si la alienacién de génery se expresa o no; qué es lo que impide o perturba su reivindicacién (toma de coneiencia; eémo se perfila en los distintos sectores o grupos; cémo contribuye o desalienta la constitucién de la sociedad capitalista; cémo niega o reafirma las ideologfas clasistas, etc... Luego de esbozado o perfilado ese quehacer, podremos hablar de obstaculos objetivos y subjetivos: de todo lo que se opone a la formulacién y a la realizacién de esos gcontenidos en 1a vida concreta, dimensionada por variables econémico sociales histéricas. - Seguidamente, habrfa que considerar cémo, una vez constitufda en expresién polftica formal, (movimiento o partido, © qué?)plantea alianzas,'’ establece conciliaciones con!otras fuerzas, y, finalmente, cémo formula,"su utopia © la superacién desu conticién alienada dentro. del esquema de uh otro: proyecto social global. } oye ~ Para expresar este tipo de politica feminista serfa necesario, en primer lugar, construir un concepto."no sexis ta" de politica, -que ineluya, como término valido-y sinétri- 0, €1 mundo de lo experiencial "privads" y."cotidiano". * Un camino podrfa consistir en reflexionar sobre ‘lo que , podria entenderse, en general, por quehacer polftico. Aproximadamente: toda persona humana, atin 1a ms ‘alie- nada contiene una idea, una "virtualidad" de su ser humano en plenitud: su identidad. La vealizaci6én social -el planteo y la biisqueda- de esa virtualidad es su_hacer polftico. S6lo una vez iniciado el camino de esta virtualidad -iniciada su biisqueda- se podr& emprender la "virtualidad humana total". Partin al revés: pretender que todos los grupos se planteen la séla realizacién virtual humana total, ya sea de personas o clases, "histérica ", "eientifica " ovéticamen- te"definidas, esta realizacién ser4 para el sujeto alienado si se ignora a sf mismo- esptirea, pervertida. En. un: trabajo, anterioré/ ,: derivébamos:de algunas con- cepeiones teéricas del patriarcado, formuladas a partir de . la praxis feninista y de la erftica de.la teorfa del valor en Marx, ciertos "caminos" para el planteamiento de una: po- litica feminista,que cumpliera con los requerimientos esbo~ zados m&s arriba. 1/ "La politica del feminismo en Chile",Julieta Kirkwood, ~ Documento de Trabajo N°183, FLACSO-Santiago, 1983. - 15 - Asi, planteSbamos que la praxis politica de las muje- ves en tanto proceso y proyecto, debiera ser 21 acto de "negacién", permanente de aquello que se interpone a su liberacién: negacién de los: mecanismos que reproducen su alienacién y, al mismo tiempo, negacién de todo aquello que constituyé el origen o génesis de 1a subordinacién genérica de la mujer’, ~: (abe afiadir que referirse a 1a subordinacién genérica no implica, en modo.alguho, neger la incidencia profunda que ejercen sobre las mujeres,las variables que instituyen la desigualdad social -clase, grupo de clase, frea de acti- vidad, condicién de trabajo,:educacién, etc...~ sino, por el contrario, la discusién sobre géneros sexuales nos sig- -nifica incluir dimensiones que no estaban integradas a la pura légica teérica de laé’clases y que por cierto, contri- buyen a clarificar algunos de los grandes vacios en el ac~ tual anflisis del capitalismo, como fenémeno total). A modo de primera aproximacién, esboafbamos algunos contenidos de ésA negacién: = Negacién de la existencia de dos freas de experiencia y actividad tumana exeluyentes y separadas: péblica y pri- vada, en tanto que encubren clases cerradas ¢.irreducti= bles de actividades en virtud de géneros masculino y fem nino, ‘iba necesidad de éstas 2 freas excluyentes, se. ha- -ce ms comprensible desde el anflisis que hace Arendt en 2/ Se ha usado el concepte de negacién serpin fué formulade por Luckacs, como superacién ae Ta condicién alienada. Ver "Historia y Conciencia de clases, George Luckaes, Grijalbo,México,1981. -16- "La condicién humana’ sobre las esferas pfiblica y priva~ da, en donde a 1a esfera de lo pGblico le corresponde el mundo de lo polftico y el mundo de la libertad, A la es- fera de "lo privado" corresponde el mundo de lo doméstico, ineluyendo esclavos, mujeres y nifios, y "su-reino", es ez reino de la necesidad. En este esquema se accede a lo piblico polftico, o sea ala libertad, si se tiene, y s6lo si se tiene, garantiza- do el dominio de las necesidades vitales. La fuerza y la violencia se justifican en la esféra pri- vada dom&stica puesto que son los finicos medios para domi- nar la necesidad (se puede gobernar a los esclavos, mundo del trabajo; a 1a mujeres y a los nifios, mundo de la afecti-+ vidad, 1a procreacién y la sucesién, sélo mediante 1a fuer- za y la violencia). Es obviamente la negacién de este tipo de separacién entre lo piblico y lo privado, el primer aspecto que se hard evidente en la formulacién de una politica feminista que busque una recuperacién de una identidad humana para las mujeres. sumergidas en el mundo de la necesidad.’ Los contenidos de la polf{tica feminista se derivarSn de’ esta primera distincién: - Negacién de la condicién de: "improductiva" de "no-trabajo" atribuida a las mujeres’ en su rol de reproductoras indivi- duales de 1a "fuerza colectiva" de trabajo. _ 3/ Hannah fbende, "La condicién humana", Seix Barral, Barcelo~ na, 1971 = 1b = ~ Negacién de la situacién de "dependencia” que como grupo. socio-cultural sufren las mujeres en lds 4mbitos cfvicos, politicos, econémicos, sexual y psicolégico. = Como resultado, negacién de la condicién de “alteridad”, - de "objeto" y de “secundariedad”. = Negacién de la "atemporalidad" real o atribuida a la rei- vindicacién feminista (y que se expresa en que no encuen- tre "huecos" en la demanda polftica conereta coyuntural, hoy). Negacién del aislamiento, de la atomizacién e "individua- cién" de los problemas de las mujeres, y consecuente afirmacién del "nosotras". La necesidad de profundizar en estas ideas comienza a evidenciarse en las preocupaciones de diversos grupos de mujeres que se ven frente al momento eritico que plantea la m&s que probable apertura politica: qué va a suceder con las reivindicaciones feministas que hoy se evidencian eon fuerza creciente?, ivolver4 a ser tragada, fagocitada, 1a demanda por participacién politica de las mujeres, por la politica partidaria? En Chile, el movimiento feminista es apenas emergente, y no ha tenido afin el tiempo de teorizar, en el sentido de dar coherencia a los principios y problemas expuestos por las mujeres en su actividad pr&ctica. Tampoco ha tenido el tiempo de elaborar estrategias en torno al problema de la -18- autonomfa, de la doble militancia, de la forma de insertar- se er €2 campo politico, de iniciar una praxis piblica. El momento es .delicado porque en 61 se ésté resolviendo el futuro y éste depender§ absolutamente de cémo se resuelven ~o se planteen- algunos de los temas que se han esbozado. BIBLIO

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