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erg Peer reer tore ee Cartes ea Ce Renter ect Gem ies ere eek LC renee usth Tac ORC is Uae Cre ca corey Rocce Plcmne an aera y_ desconciertos, Es- ROBMO UC yee oe SGT anti ee ee in Pesce ence coro tee Mes Snccnses ree emer eenatnet cor eure Pear eee iyoncr ee iG ens ProemertL res? Ferrer C PU ee aaa Peres ceca. Pr er eC ota ere en cme len nek eer CMe ie Peet Eva Giberti (comp.) Veronica Barca Pre ste trimsomeUelrss ‘Osear Moreno» Horacio Riquelne. via Yankelevich. © Editotial Losada S.A. Morpno 3362, 1997 Buenos Aires It edicién: {eptiembre de 1997 Tapa: Pablo Barragin ISBN: 950-03-7180-4 Queda hecho el depésito que marca la ley 11.723 Marca y caracterfsticas gréficas registradas en la Oficina de Patentes y Marcas de la Nacién Impresolen Argentina Printed) in Argentina _ -1 Cuando se encara la realizaci6n de un congreso sobre nuevas politicas dey para la nifiex, se sabe que s¢ est po- niendo en discusién una temética nuestro tiempo. La misma no sélo convoca ak que ¢s sustantiva en los psicdlogos y otros profesionales que trabajan particularmente en todo lo te- lativo a la nifiez, sino que, por la trascendencia social que ‘conllleva, preocupa a la sociedad en su conjunto. Este fue el criterio fundamental que convocé a la “Asociacién de Psicélogos de Buenos Aires a realizar el VII Congreso Metropolitano de Psicologfa. Su resultado ha sido una im portante produccién cientifica, que constituye un aporte significativo para to- dos aquellos que se interesen en esta érea interdisciplina- tia. Entre los trabajos mds destacados se encuentrari los recopilados para este libro, por quien fue la presidenta de este Congreso, Eva Giberti, a quien reiteramos nuestro agradecimiento por el talento y esfuerzo que generosa- mente puso al servicio del mismo. El libro desarrolla tres aspectos principales de la pro- blematica que fos ocupa. Por un lado plantea la apati- cién de politicas generadas por los nifios y nifias; por otto, el fracaso, en términos generales, de las politicas pa- ra la nifiez, y por dltimo, de este modo, se cuestiona el 7 marco general de la sociedad en que vivimos y en. la cual chicos y chicas forjan su porvenit, en parte condiciona- dos por ella y en parte en ruptura con la misma. En este sentido todos los escritos denuncian la situa cién dramética en la que viven franjas cada vez mayores dela poblacién cuyo acceso a losuiveles minimos de ca- Tidad de vida le som praccicamence inalcanzables, Nos referimos a una educacién bdsica, 4 un sistema de salud accesible, a una vivienda digna, a niveles de se- guridad razonables o a la posibilidad de trabajar. Esta situacién de exclusién no puede obviarse en nin- guin anilisis social, ya que suis efectos impactan en parti- cular en Ja nifiez. ‘En esta recopilacién aparecen claramente descritas si- tuaciones de violencia cotidiana, de abandono, de mal- trato familias, de cuestiones que se producen en la escue- la cuando ésra se burocratiza, la discriminacién en todos Jos niveles y el autoritarismo de los mayores, entre otras. Estos son algunos de los cantos sufrimientos a los que Se ve sometida la nifiez, muchas veces independiente: mente de los problemas dela pobreza, aunque obviamen- te aquéllos se ven agudizados cuando son concomicantes con ésta. - Las limitaciones y fracasos de las politicas para la ni- fez desnudan el costado mas lacerante de la realidad en la que estamos inmersos. Por ese motivo se cligié la temé tica para este encuentro; su s6lo tratamiento denuncia, de hecho, los grandes dramas de este fin de siglo. En este sentido queremos remarcar la marginacién social, que aparece en magnitudes nunca alcanzadas en otros momentos de la historia de la humanidad. La marginacién con que hoy nos’ encontramos esté incrementada por la brecha tecnoldgica entre cont tes, paises, sectores sociales y hasta entre regiones i nas, marcando légicamente las diferencias entre las d tintas personas y condicionando asi su-Calidad de vida La destruccién constante de los lazos de solidarida:t hace que las redes sociales de intégracién y contencién vayan detetiorando cada vez més, dando lugar a situacic nes impensadas de enfrentamientes culturales y socia!-s internos. Esto es lo que.agrava la situacién de desproteccién que se encuentran los sectores més marginados de nuc:- tro tiempo. En dltima instancia, el individualismo ha ganado t rreno y hoy muestra su hegemonta en los mds diversos campos. 1 Sobre los finales de siglo, la extremada desigualdad en la distribucién de la riqueza, combinada con ¢l impze: sionante desarrollo de la tecnologia, est4 generando pro- blemas nuica vistos con anterioridad, tanto en términcs relativos, como muchas veces incluso en términos abs lutos. .. Eneste marco, la situacién de la nifiez ¢s la més tri- 3 gica, por la desproveccién intrinseca del infance. El aumento de nifios y nifias de la calle, la prosticu cién infantil, los chicos que soportan los males més crue les de las guerras que todavia asolan distintos lugares cet planeta, el abuso sexual de menores, la violencia del m'- trato familiar que reciben y observan, el trabajo al que «> tn obligados, ya sea por necesidades del nticleo familiar © lisa y llanamente porque son explotados, conformar una realidad que no alcanza con definirla sélo come preocupante. 9 Es un imperativh éticg que el mundo de los adultos ho sélo se ocupe ddclamativamente de los nifios come portadores del fururb, sino que también increments Le acciones concretas er} procura de su bienestar Si nifier se asoca con futuro shay, evidentemente, muchas cosas que cathbiar en etpresente Para queesé fu- turo sea digno de ser Wvivido. Este libro tiene lalvireud.de plantear, desde diferentes “pricas, la situacién de la nifiez en los paises del Sac yen Particular el nuestro, } a su vez reflexionar sobce algunas de las cosas que se puéden hacer Ta sola sategorizadin del nige como sujeto de dere. sho, como define la Convencién Internacional por los Derechos del Nifio (Nheve York, 1991), es un avance so- bre muchas ideas que qhantuvieron su hegemonia duran- te muy largos afios. Sin embargo, la distancia que separa a veces las ddcla- zaciones de los organistnos internacionales de le realidad concreta, es un obstdcudo que hay que superar mancomu- nadamente. Tos estados, los profesionales que acrttan en el tema y fodas las personas comprometidas de una mares uote con el porvenis, debembs seguir trabajando para ‘que la mencionada distancia sd vaya borrande, Queremos sefialar dos cuestiones mds, aungiie sea brevemente, dentro de farcas que atin tenemos pen- dientes los adultos con fos ninos J por qué no decizlo, cen nosotros mismos. Una esté vinculada cd Ia situacién de riesgo ecoldgi- ©o en la que se encuentrd el planeta. Ta morada de todos bsté siendo colocada en una si- Swacion harto compleja, iprincipalmtnee cn funeiée de 10 invereses inmediatistas que no dudan en continuar con la destruccién del ecosistema. Blaire, el agua, la tierra y sus frucos yelhombre mis- mo estén agcaviados por la polucioin; la, contaminacién, Ja desfoliacion y otras causas que realmente atentan co, tra el equilibrio ecolégico, Esta destrucciéa es también parce de la herencia que les legamos a las proximas genesaciones, y aunque no es- (4 referida especificamente a politicas para la nifiez, sin duda su relevancia para el futuro las implica El otro tema que también es materia de numerosos andlisis, es la cuestién referida a la contradiccién. entre demecracia y pobreza en este fin de milenio. Nos refetimos a incluir en cualquier pro jectiva cud] sean dignos. ., La democracia es uno de los valores mds consensua- dos mayoritariamentac, sobre todo después de haber so- portado largos afios de ruptura del orden constitucional, con In consiguiente pérdida del estado de derecho para de nivel evidentemente diferente segtin el lugar que se me sien l SHeRPO socials sin embargo, reiteramon cen ineludibles, ya se trate de padres o funcionarios, legisla- dores 0 profesionales, religiosos 0 laicos, o simples ciuda- danos. Tul como se plantea inteligentemente en el texto, también los chicos y chicas seguirén generando sus pro- pias politicas, las que deberemos, escuchar y tener en cuenta. fs Este libro, sin duda, colabora én esclarecer muchas de las cuentas pendientes respecto de los nifios y es un ins~ trumento idéneo para todo aquel que quiera interesarse en la nifiez y sus politicas. Osvarpo DANIEL AVELLUTO 12 Presentacién En 1993 la Asociacién de Psicélogos de Buenos # convocé al WII Congreso Metropolitano de Psicologia y te confié la direccién del mismo. Fue posible Hevatl » wibo debido a la sélida y desinteresada actuacion de la Comisién Organizadora del Congreso y merced a la cuyo [tcdnsito no podemos predecit. & to bles by F br panne De sinénimos, colectivos y géneros dores difieren acerca de la ¢poca_cn la 4 Seguin G. Gamov, “El Universo debe haber comenzado a par- tir de una explosién”, que se denominé el Big Bang. 5 Supernovas: En el cielo hay nubes gascosas donde nacen nuc- ‘vos soles; son cunas de estrellas, capullos c6smicos, como la Nebulo- sa de Orién, Cuando termine su periodo de gescacién, brillara con Ia luz de jévenes soles (M. Classens: Los descubrimientos cientificos contempordnecs, Barcelona, Gedisa, 1989.)- 24 concepto, estructurada en una palabra. Los datos ¢ legicos, que Ia hacen derivar de “cio”, Sian su Ome ES TaIT 7 1250, comparciendo + significado sony. ces cazalanas, Walignas y occitanas En cuanto “Ga siglo xury seb Jabra de origen latino, aparecis a RASEEnSWE a TIMED Por cu parte, Nhisor tiene funcic.~ cjeivante y, de atenctnos a Gobel! oXpibe, es un anges tinfema que deriva del genovés pit ert, Cuyo origement:= nosotros se sittia alee aC ‘Al recorrez la bibliografla cncoutram js sonihers tofancia admitida come si fuse natural. Les iccionarios las oponen a vejez y aportan puericia coms dhernativa Sin embargo caben algunas observaciones: | infancia promete el comienzo de un ciclo, el inicio d gaque, mostrandose abierto, sugicge una continuidad : Rnrido se adhere a orlgenes, a su vez asociada —de morte incpssecto— 2 fundamentos. ¥ en 310 sentido se locali2u crfradel ola aue an nahabl iz Ena tcoxia psigganalitica, 1g ealificacigh infos consgsponde.a, unmedo.deinsctii 6p co clinconscien: SS como,_un, tiempo psiguicaco la estzuctunaciOnes ~ aparato psiquice, Desde los origenss del sujcto, lo “infan- RS Bis a la vida sexual en In constirucidn del ic ara esa misma teori2, consciente. En_cambio, se reconoce como una ¢ty actualiza de manera conscientc lo yuc hubo de sexualidedt enlos origenes, cuando lo “infant F se encendia. Lg fantil” se Ja vida del sujeto, de manert reiterada, rgediante vivencias no conscientes que exced« ni cualquier a: Tiempos hozarios. Es posible, nv-- diame la practica psicoanalitica, conjeturar la existencia relativas a la sexualidad, incrusta- ento del Yo adulto; “infantil” en ic nifiez o infancia. 4" de vivencias infantiles! ‘das en el desenvolvi { esta. teorfa, perm: En cuanto a wiger,|se describe comaclmamenta que circunvala un tere de otra indole, mds abarcativo que Sina ee Femite Hecesariamente a inicio Gaungue lo un bi Un estadio que, humianidad permitiria hablar de s habitantes de la prehistoria, di- tue describe a ésta como fa infan- Ia nifiez que vivieron | ferente de la metifora cia de la civilizacién. Entonces se nos prgsenta un problema que se origina €n nuestro conocimiento de los hominidos de los cuales descendemos: sin dudal sus crfas formaban parte de una infancia, peroz isc hablar de la nifiez abarcando a los bebes de los australppitecus? Un 20% de estos ante- pasados (cuyos fésiles descubrié Raymond Dart) utilia~ ban tanto la mano deretha cuanto la izquierda, indistin- tamente, porcentaje qué se corresponde, més o menos al ser humano actual’ yqhe involucta a las fanciones aso- ciadas con formaciones|cerébrales. No poseian lenguaje hablado, pero es probable que tuviesen capacidad de abs- tracién, como los chimpancés y los macacos, sus (nues- trés) predecesores. om a. mencionar_la infancia-de aquellos.que.no.hablan,-pe~ ?, puesto que ésta invo- id de simbolizar © Carl Sagan: Los dragonts del edén, Barcelona, Crftica, 1993. 1 26 Beales savage en ~. plehFunciones de colectivos verbalizas: ra26n_ por la cual se.la-asosia con escalarided, nto sisrciclo desimbolizacio, BS z gluse Una coincidencia entre nifiez ¢ infancia se recorta en su inevitable afiliacin a Ja idea de futuro, ‘segtin las pre- misas de cada época. (Si admitimos que “el future oo hoy", nos ineroducimos en la polémica que mantienen los fisicos.) Otra coincidencia es el sexismo? que impregna el len- guaje y las ideologias de casi todos las producciones refe. ridas al tema: cl vocablo “nifio” satura los textos como ei 1a nifia pudiese ser engolfada y asimilada a esa categoria que se inventé como genético masculino, precursér-de “hombre” representando la humanidad. Niso y hombre, masculinos habilitados como _genéricos de la poblacién qué.conforma “la” ninez y “I? humanidad, ambas cum recedid. articule feiggnino. Peculiar pasaje del Uno (masculino) al Mu. chos (en clave femenina), seguramente explicado por los lingilistas pero sugeridor de sexismo en otros niveles. § Podemos convenir ~para facilitar la leetura~en le uti lizacién de nifio como ficcion de un genérico que no di- “Simula la prepotencia del discurso; admicamos entonces que hablaremos “en masculino”, pero conscientes de que ese 7 La teorla feminista distingue entre androcenteissng ¥ sexismo. Segtin Amparo Moreno, “el sexismo es previo al androcenteinna ol sexismo haria refencia a la prictica de la vida social y el androcenscis, fo a las elaboraciones tedricas sobre el funcionamiento de Is sen, ad". A Moreno: El arguctipo viril prosagoniita de la historia Bane, Jona, la Sal Edicions des Dones, 1986, & Eva Giberti: “Bl derecho a ser una nifia”, en Hechor y derechos, auim. 3, Buenos Aires, 1996, 27 deberlamos referisnos a nifios y nifias.? Advercencia que no figura en los trabajos de investigacién, si exceptuamos a quienes estudian los géneros femenino y masculino oa quienes son lticidos al investigar. La historia de la niftez a historia de cada penero, [amamerables avatares por los que transita la nifia son propios de su género y hablan de euras historias de la historia. Se trata de Ja oxistencla de datos gue se omiten, ion, inyisibilizados por el Tico masculino cuyos historiadores han demostrado su déficit metodolégico y conceptual en lo referente al re- gistro de los campos discursivos gestados —histéricamen- te- desde las mujeres. dela infancia se desdobla en Rudimentario encuadre histérico Quienes escriben acerca de la nifiez o de los estudios de género o de la familia, utilizan los apottes histéricos que provienca casi con exclusividad de los textos de Arits,}0 Shorter,!! Dénzelow? y Lloyd use! cuyas investigaciones son, sin duda, esclarecedoras. Es Axits 9. Eva Giberti: “Las nifias ocupan su lugar en el mundo”, Clarin, 6 de marzo 1996. 7 10 Ph, Arigs: “Famille du demi-siécle”, en Renonveau des idées!sur Ia famille, Paris, Pur, 1954. Véase cambién El nivio y la famnilia’en ef anziguo régimen, Madrid, Taucas, 1960 i. Shorter: Naisance de la famille moderne, Paris, du Seuil, 1977. 12 Jack Donzelot: La policta de las familias, Valencia, Pre-textos, 1990. 13 Lloyd de Mause: Historia de la infancia, Madrid, Alianza, 1982. 28 quien, al gnalizar la hiscorla europse desds ¢l siglo x bas | xvi, introduce la idea de sentimiento de la intan ‘gig. Su higgtesis sostiene que setranstarla “desde Un sen timient’ icyal de la, infancia hacia.cl gentimiente Eel’. Sus textos se han convertide en usi-clisico pars sGordar los estudios de la infancia, lo que dificulta la eva- uacién de su idea, Sin embargo es posible revisaela, cai como se pone de manifiesto en un reportaje que repro Guzco sincécicamente. '# Su entrevistadora le plantea: “M: gqostaria que precisara el escatus de ese sentimienco, yo Gue hay una coloracién subjeciva ce una nocién que s« desea que sea objetiva”. “Arias contesta: “Me pone en un aprieto, Yo no sési utilizarfa ese vocablo hoy en dia. Pero jcusl elegiria? ( He llamado sentimiento de la infancia a la acticud de los adultos ante el nifio (...) ;Podria ser que hoy yo hablar de ‘modelo’?” ‘Ante esta duda, la respuesta de Pontalis (¢l otro en trevistador en el mismo reportaje) cuestiona durament« Ja utilizacién de “sentimiento”. Arits no Jo aclara de ma- nera convincente y entonces se genera un vacfo en la en ‘revista que deja pendiente la formalizacién de la idea det “ pistoriador. La_expresi6n sentimiento de la infancia no responde a una fundamentacion que justitique 1a persis Sew ie oa uso sin revisar sus alcances, ya que @T nila Feconoce su imprecision. jEs posible admitir la existenci« Jeun universo simbélico (nifiez) toralizado y compart! do por culturas que estén fragmentadas segiin edades, e= tilos de vida, creencias, estatus, religién, lugar de residen- 14 J. Pontalis y F. Gantheret: Entreviste a Ph. Arits, en Diario dlinices, niin. 7, Buenos Aires, 1994. . 29 cia, ere. ? La polémifa se cierne alrededor de unjreperto- © 4 Jas’ clases populares aproximadamente un siglo mds tio de simbolos, aceptados o no en su totalidad por quie- | =e nes forman esos fragmentos. & La exclusividad 0 el privilegio que entre nosotros se Lloyd de Mause| y Bremner!5 no coinciden con las dedica a las citas de estos autores, sin duda vigias en el es- ideas de Aris en este punto, y objetan que cualquier épo- tudio del tema, conduce a pensar en Ja niifiez seguin Ja his- ca anterior a la actud! fue mucho mds peligrosa y dafiina If ioxja europea: de este modo se atriesga convertidla en mo. para los nifios y las rifias. & delo ideal enunciado por sujetos “altamente calificados”, i i Esta dea alisacion por rien parte de sus lettores considerd (con- La importancia de k sidera) completas y completantes sus producciones. Los pecift- # investigadores curopeos, privilegiados por la repeticién cuscisl © Condiaua de sus textos, se consdnayerainon ar Oro, Tamoderpidad Prcness |. Secrar tian he cba articuladas con el as alismo y los modelos & da, abrié espacio a Ja castracién simbélica de lo incom- hegemSnicos de la birguesia con las que sc discanciabah # ~ pleco y perfectible o imposible. de las clases populargs. (Qué sucederia con aquellos chi- Pensar la nifiez desde la perspectiva de un continente cos que quedasen fugra de la organizacién escolas? Serd |, con matrices culturales andinas, precolombinas y colo- necesaria una tarea que queda a cargo de las culturas del niales, sugiere buscar una légica inclusiva que haga lugar i i i a las diferencias entre diversos continentes, y las relacio- ne. Es preciso. cedés lugar a quicnes.escribicron y escriben gua hisroria,la que habla de los ancestros que, vivieron en, bas América mestiza, dato excluido deun.sinnuimero.de invgstigacionss.w.ensayos;.lo.cual no deberfa asombrarnos sitenemos en cuenta los ancecedentes europeas de la bur- guesfa y de las clases altas de nuestro pais, de las cuales tuugis Je. mayorla de los inyestigadores. rabige habia ug cones cn cucara la influencis de los sistemas eUERi- See ay Tspectiva_curopeizante des: Joca_en versiones denigratorias de Tas crnias aharipanes = ‘América Tatina. Los univezsos culturales de los paises que cuentan con un alto porcentaje de aborigenes, mestizos 0 mulatos, propi sian que sus habitantes se consideren a s{ mismos inFerio- ee yp aterm ptejan’ a una p. ‘ha sido expulsada del sistema esco- 0 de construccién socio-penal de la wal el menor abandonado-delincuen- no ha tenide acceso 6 “lar. Se asiste asf al pio categoria nitio, de la te constituye se expi de Garcia Mendezi6 Para Shores el déscubrimiento de la nificz ¢s un in- & fas“Clases es 15 R. Bremne:, y otrob: Children and Youth in America, Cam- bridge, Massachusecrs, 1970 16 E. Garcla Méndez: "EI menor abandonado-delincuente”, Pi- bes unidos, Buenos Aires, febrero 1990. r 30 31 res respecto de aquellos que se han desarrollado con una decidida participacién de inmigracién europea,.como su- cedié entre nosotros, : Estas apreciaciones no son gratuitas: ga quiénes visua- lizamos cuando hablamos de nifiez? Por lo general a los chicos y chicas que representa un segmento significati- vo de nuestra poblacién: los que muestran su piel noto- riamente blanca; Stro segmento, no menos significativo, construye la nifiez de los “négritos”: aquellos que, al Ile- gar a la adolescencia, son excluidos de los avisos que pu- | blican algunos supermercados de la Capital Federal, cuando solicitan cadetes rubios o castafios, en alusién al | color de su cabello. Los mismos “negritos” a los que no se ~ les autoriza el ingreso cn innumerables boliches noctur- nos dedicados al baile y la diversién, que se autoevaléian como “de onda” (que equivale a “frecuentados por jéve~ nes distinguidos”) Hecha que ha sido esta salvedad, cotresponde recor dar la produccién de Adriana Puiggrés}” que permite ras- trear datos imprescindibles pata el réconocimicnto de lo que se instituyé como infancia y nifiez en nuestro pais. Por su parte, una investigacién de. Sandra arlit§ avanza ‘a que permmiten estudiar determinados perfodgs.de his- {OHia: 1880-1916 cuyas Ss dsicas se extien- den basta 1950; también el periodo 1945-1955 y la ¢poca actual. 17 Adciana Puiggrds: Historia de la educacién en Argentina, Buc- * nos Aires, Galerna, 1992 F 18 Sandra Carli: “Historia de la infancia”, en Revista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educacién, afio TI, néim. 4, Bue- i nos Aires, 1994, : 32 viet mente— equcativamenteindicativos de procesos mas amplios de commiceion dela hegemonia”. SaaS como, en la erapa fundacional de la educa- cién argentina, se configuré un dispositivo de la instruc- cién piblica que desarrolié una concepcién moderna de lajinfancia desplegada por Sarmiento; esa concepcién so- breimprimié los discursos educativos posteriores; cam- bién fue portadora de wha politica cultural generacional (Ideal de familia burguesa, escuela publica y escuelas de artes y oficios, asilos, cunas ptiblicas), que configuré la jnstitucionalizacién moderna de los chicos. El modelo €s uh nifio subordinado a sus padres y a los docentes, sin derechos propios, De este modo se.vincula historia de la infancia.con la historia.detaeducacién. * Pero hubo otros nifios al margen del discusso sar- mientino (1890-1930) y hacerlos visibles estuvo a cargo de mujeres. Los discursos y practicas de las mujeres: anar- quistas, socialistas y liberales democraticas fueron las que tradujeron las condiciones de vida del nifio trabajador, del huérfano, del vagabundo, del desertor escolar; a par- cirdeTo cual se gestaron alternativas que posibilitaron su atencién. El dato autoriza a articular Ia historia de fa in- fancia con la historia de las mujeres, sujetos ambos de tuna opresign en comin. + Entre 1919 y 1930, las modificy:iones del estado se articularon con Ja historia de la infancia a partir de la mo- Gaetan pedigopica scolar 7 de Te instacionalize cign estatal dela nifez no escolarizad: aparecia eldiscur- s0 dela minoridad y la delegacién de la institucionalizacién del menor. Los nifios fueron evalualos segan sa condi- 33 . * y pudo advertirse un incremento / Py de “miseria social infantil”: “es una crisis de la matriz de infancia en la etapa de libertad”, La experiencia del peronismo ~contintia Carli- per- mite articular la histria de la infancia con los procesos de construccién de hegemonta: El peronismo resignifics: lag ii It ado y el significante “ni- Gigs privilegiados” ina yoluntad hegemdnica: to- dgs los nifios, sin distinciones, ee i E E actualidad, dos y usuzpadores a Ips miembros de las familial pobres, mientras las farnilias snigrantes padecen exclusion. Situa- ciones que, conjuntarhente con otros s{ntomas y'datos de Ia realidad son indicafivos de la clausura d ke 0 la tesis de esta investigadora poi los, la presencia de datos concre. je hechos que hacen a Ja nifiez e1 orque una de sus conclusiones, | illac, atraviesa, desde otra perspecti-ag re a las politicas de la nifiez. i Ja época de Ia colonia, la eStruc- Reproduje in exe dos motives; uno de tos ¢ interpretacién nuestro pals; y otto, que acabo de enco: va, la idea que se refi 34 E80: cxiterios del Concilio de Trento. La autoridad del padce sobre sus hijos era absoluta y sus funciones le otorgaban el.poder de internarlos en instituciones 2d hoc en caso gue lo estimasen necesario. Se privilegiaba el lugar del > dsesin.quc.ella implicasederecho.de.tanest® sehee los hi jas nete.sran cxidenzesulastpremogarivas de Jos adultos En cuanto al patronato de menores que aparente- mente tuvo su origen en el siglo xix, existié con fuerza le- galy practica desde la mds remota fundacién de ciudades, segtin lo expresa Mirta L. de Vera en su investigacién.29 A fines del siglo xv1 y comienzos del xvi1, en Tacu- mén constan datos que provienen de documentos en fa- vor'de los nifios desde el punto de vista juridico, por mié- dio del Defensor de Menores, que también tenia fuero en Santiago del Estero. En cambio, en el Rio de la Plata, re- cién en 1862 se designé un Padre de Menores y Huérfa- “hos por “haber muchos nifios huérfanos y sin tutela dis- cernida y otros descarriados con mucha necesidad y sin amaparo; y muchas doncellas nifias ¢ hijos muchachos en poder de padres y madres pobres que por no poder suis- tentarlos vienen a tomar algunos vicios con que se dis- “fae y se pierden (...)”. Es ostensible la preocupacién de indole moral que regia acerca del fucuro de esos nifios y nifias, que, sin ser necesatiamente huésfarios, estaban en manos de familias pobres, lo cual “los colocaba en ries. ”: el mismo criterio que actualmente mantiene su vi- + gencia en diferentes Ambitos. Las referencias al abandono de nifios y nifias en Bue- 20 M. Lenis de Vera: nial”, en Cuuadernos de fa 1989, “Fuero de Menores en el Derecho Colo- mnilia, Vol. 6, nim. 1, 2, y 3, Buenos Aires, ns Aires entre 1776 y 1859, forman parte, al decir de Cicerchia,2 de una historia social ain inconclusa, refi. » riéndose a las madres que se desprendian de sushijes. Et oe jutor penetra en ambitos desconocidos en su investigay ji6n acerca de los Juicios de Reclamos de menores que “inwierte el proceso de abandon; nos instala en los estra- | dos judiciales y plantea la ‘recuperacién’ del nifio o nifia | como parte de un estraregia compleja”. Estos juicios, sus” tentados por las madces (pobres, a menudo solteras) des- pués de haber colocado 2 sus hijos en casas de familias : pudientes para que los ctiaran y educaran, abre una put peg una de las dimensiones menos exploradas del wni- verso familiar ‘de la plebe urbana portefia’. Esto ¢s, la cos- ! movision que tenfan de la infancia y las estrategias joriencadas al fururo de sus véstagos frente a la precarie- | {oad de sus economias domésticas. Se trataba de politieas | nate dapiteccon casita sosial pions AE E cha entrega, destinada a la crianza educacién ent manos de familias ricas, estipulaba por convenio que, ay determinada edad, esa_criatura, retornaria con su madre. % Cuando Ia familia se negaba, iuusi6n se origina; banrlos juicios citados; las querellantes que habfan dae : rado Ta situacion de pobreza pleiteaban, “aun siendo mu-} jeres de sectores subalternos, doblemente excluidas por sul condicion de clase y de género, en una sociedad: crométi-}, camente jerarquizada”. O sea, esas mujeres alcanzaron un poder capaz de denunciar lo que percibieron como injus-” to. Como resultado de los juicios habitualmente los ni- 21 R. Cicerchia: “Las yueltas del torno: claves de un malthusia- nismo populat”, en Lea Fletcher (comp.): Mujeres y euleura en la Ar- igensina del sigio Xk, Buenos Aires, Femisiaria, 1994. 36 fios eran reintegrados a sus madres va que el eibuns! v2 djaba en favor de la demandante.~ En la época subyacia una ideologta acerca de los de betes de madre, al mismo tiempo que de sus dercche Spaturales”, y la posibilidad de recibir ayudx por parte d Jos hijos ya crecidos, una vez restituidos. Quicnes habia criado a los nifios en algunas oportunidades y ante la re cuperacién por parte de la madre, aun habiéndose cum plido el tiempo previsto, solicitaban reparacién por le gastos que [a crianza habia significado. Habfa un espaci de negociacién entre ambas partes y al mismo tiemp: “una voluntad preexistente, expresién de un cosmos sen cimental menos moralista y mds pragmético”, diré Cicer chia. Un comportamiento politico exitoso en tanto es ca- az de modificar algunas pautas del orden que se suponia establecido (el que otorgarfa ventajas a la familias pudien res). La buisqueda de datos en los archivos de la Socieda:t de Beneficiencia (1873), descubre algunas de las normas que regian la vida de las nifias: formaban parte de las po itsicas para la nifiex. En ese afo, el cura capellén de San Nicolds de los Arroyos solicita Ja internasign.de una.nifs oz ser, demasiado. Sviwa”. “Ana Cazalé?? reproduce el texto: “El caracter de esta nifia es para ser tratado con mano de hierro. No hay pe nitencias ni castigos que produzcan en ella una’ correc cién saludable (...) Se huye a la calle y pasa dias entero: _ 22 A. Cazalé: “Infancia y género. Normativa vigente para las ni fas en Buenos Aires, a principio de siglo”, en L. Knecher y M. Pa. naia (comps.): La mitad del pais. La mujer en la sociedad argentine Buenos Aires, CEAL, 1994, 2 REERESETRT © ESS hasta altas hora. de Ik noche sin saberse su paradero. (...) 2° Dadas sus condicionks para las tareas domésticas y traba- jos fuertes, bajo la ‘ ilancia de personas idéneas, serfa una buena mujer com el andar del tiempo”. La investiga- 2 dora conjetura que ch la carta estd implicito el temor an- te la prosticucién en fa que podsfa insertarse la nifia. Un 2 dato significativo radica en la visién de una mano. dura para doblegar a la nidia por ser mujet. O sea, polisicas.pa- a Evaluadas como futuras madres se deca de las nifias: “En la primera edad de la mujer parece que la naturaleza trata de ensefiarles, ates que a raciocinar, el alto y sagra- do destino de la maternidad” (cicado por Marcela Na-! 18). Una obra de G.|Andrade, El hombre y la mujer fis camente y moralmentte considerados, esctita en 1860, merece este comentarjo de Ja investigadora: “Su ‘instinto 3 producto social y cultural), era vis £ maternal’ (que es un . 12 como causa, ani ficcas”. Nari, cita fuego a A. we . para informarnos que|a partir de 1855, de # jagon de represencar Id belleza de las mujeres para aseme- y mavernidad en Argentina (1900. 1930)" en Las précticas annconcepsivas, poltricas médicas y enfermeda des, Buenos Aires, Biblos, 1996. a 24 A. Corbin y M, Perlot: “Entre bastidores”, en Historia de la * vida privada, Sociedad burguesa: arpector concretos de la vida privada. Taurus, Buenos Aires, 1991. a 23 M. Nari: “Eugenes 38 - derivaciones, en el texto de Ciafardo2s que nos ocupa mds adelante. {Cudl serfa entonces la cortelacién pesitie, entre la cvolucién de estos juguetes-juegos impregmenda. sendencia”(instinto) hacia la maternizacién ensayada! con los bebés, y la actual predileccién por las Barbies di, sefiadlas por adultos y privilegiadas por las nifias?2 La bibliografia que aporta M. Nari nos pone en con- tacto con otra recomendacién: las nifias debian ser adn cadas para procrear en su seno una “posteridad vigoross, fuerte, saludable”. La enunciacién de autores que le in, vestigadora convoca para este punto excede las posibili, dades de espacio de este articulo (dada su cantidac) y ox, plicica las ideologfas y normas destinadas a las niftas de la nifiez en aquella época hallamos una de sus tesis, cuya médula politica articula lp ‘ partidario con las polisicas para la nite. Veamos: La pue. ricultura habia instalado sus pautas en las clases acomods. das, pero su expansién hacia fines del siglo 0x y comiens 20s del 20¢ también apuntaba a las clases trabajadoras, El hecho no puede reducirse al control y normatizacién de “las conductas de esas clases, cuya presencia se volvia cada vez més turbulenta. Al referirse a ellas, M. Nari dice: ”So- sialistas y anarquistas, defendieron la ciencia como cam! no de liberacién de la humanidad”. Si-bien en Francia ls Putricultura para las clases teabajadoras se explicé a partis dela influencia que la burguesia tenia sobte ellas, Ia veer 1910), Buenos Aires, CEAL, 1992. Eva Giberti: Las Barbies, en el articulo de Claudia Selser, Cla- Yin 10 de diciembre de 1995, iaier eS ~ i © ra piensa: “la preocupacién por la procreacién ¥ la ctian- © va ue los hijos no reflejaba solamente la dominaci6n de % las clases subalternas, sino que también podfan apuntar . (__.) ala necesidad de consticuir un sujeto revolucionario 1b cuficientemente sano y fuerte para transformar la socie- dad. En este sentido, la puericultura podia verse como un plano més de cénflicto cultural y de construccién de he > de una clase”. Es decir, lag politicas para la nifiez yecreraban, para las clases ahsjadorasdecsa spac mu- jcho mas que una. preocupacién porla sa jud de los hijos. | tS Enlo sustent6 la tesis que afirma: “Entre 1890 y 7 1910, los chicos de Buenos Aires se constituyeron no 66- \Scnvuna parte diferenciada del todo social, sino que, in- o Sreos en un clima general de transformacién y moder- nifios comenzaran a diferenciarse A gemonia nizacién capitalista, los de los adultos y entre si”. Ta cesis de este autor, al clasificar a los chicos en tes grupos: Tog pobres, log chicos de los sectores maedios y los steps de la-elice, pone en evidencia Tas politicas seguidas ‘: can Top sada uno: la persecucion, detencion ¢ interna Gén cuando se trataba de los chicos vagabundos © tans- : gresores y de nifias que se prostituyen, y otras politicas ‘a los chicos de las clases medias y altas. En este senti- fo, Ciafardo no descuida la diferencia entre géneros (co- mienzos del siglo XX) y sefiala la preparacién’ de las nifiasé para los trabajos domésticos y. sus competencias ch lost Eoncusos de belleza, asi como el aprendizaje de lo que now debia hacer, por ejemplo, ejercicios fisicos, dado que Po! dria convertirse en una “machona” No es ése el tinico riesgo para las nifias. Habia otros4. por ejemplo, el beso entre las macstras y las nifias, tal co: yo se desprende de un informe del Cuerpo Médico Esco- \ a i 40 Jar para la supresi6n de esa costumbre, segin is pe >. - obs en El Monitor de la Educacién Comin en 1 Dirigido al Presidente del Consejo Nacional de Educ:- ge sostiene que, producto de su obseryacién (profes sal, seguramente), puede afirmarse que “eb beso se prac: - cegon abusiva frecuencia, ya entre nifios -lo que ~ peligroso—, ya entre ést0s ¥ sus maestros, Jo que es mas p vereso aun. (...) Si bien no tenemos casos concretos q cree no dudamos que pueden anorarse algunos y quiz beso dado a una compaficra, sea-¢l latigazo dado aun sen- timiento anormal adormecido” ‘De lo expuesto hasta ahora, sintetize las diferenci» Tas mnarrices de la infancia, segan una evaluacién de | Sducacion, (o-, Carlt, précticas sociales analizad: 7 desde otras variables: 1) una militancia partidaria soci. lista yaparquista portadoras de conciencia de fas Claes list, (lo que “debia trabajadoras, 2) los estereotipas ser" ninas y varones), ¥ 3) las que se centraban cn Ie p senorita a clase: chicos police no pobs To -pobres y sicos. Dif a ido social donde se dab “Igstecfprocos atravesamientos de unas y otras, con p ponderancla de rere Vague una Ee. fuese rica-g pobsecstaba atada a determinados « \- tones de subordinacién cualquiera fuese su clase. Finsta aqui, ¢] nifio y la nia, como sujctos pasive obedientes € 2 ae er “on pandad con ta mujer, (en #1 go de pecado o dé “defo Soman Seca F estén TE ET + EES septes de. cualguicr participacién cn la vida social en = 27 “Documentos”, en Er jas, af é : mentos”, en Ensayo: y experiencias, afio 1, mim, 2, Buc nos Aires, 1994. 26a sls.su, debil como personas a las figura cn estas vertie activa indica la lativul ‘na: en esta dimensida, idea de minoridad ‘mae En su Informe al describe de este mod. do un nifio 0 un jove breza extrema, aband nes que eufemisticaln dificiles’, se transfom: humano: de allfen menor de edad es c que avin no haya cui fondo marca’ como m: no corresponde a los concurren algunas de este nifio © joven, por! posterior tutela del F: denominado de esa m: transformara en una n tonces, cuando un ser| 28 G. Mariani: Informe! . La participacién activa de los chicos “ luc es preciso escuchar y respetar no tes de la historia. La participacién rario, sus transgresiones se evalua- ff le como tal se incorpora a Tas préc- e en que se mueve la vida ciudada- Igs nifios eran invisibles, siempre Se niEee eran invis nel orden de lo 0 de ellos, asociadovcon la enado de la Nacién, G. Mariani2 la clasificaci6n minoridad: “Cuan- se encuentra en situacién de po- nado por su familia o en situacio- ente se Haman ‘especialmente en una categorla especial de ser is seré un Menor. En principio, un iquier habitante de la Republica lido la edad que la legislacién de § yoria de edad, y en el caso agenti- | jcintitin afios; sin embargo cuando | las citcunstancias detalladas antes, bra de la declaracién judicial y la ado, se transforma en un menor, era y sin aditamentos, como si se] leva categoria de ser humano, En- acerca de nifiex y juvenoud rurelada y asis- |Senado de la Nacién (referencia 1NFocr. tida por el estado, ante el H Doc ), para el Programa de|desarrollo humano, Buenos Aires, febre- 10 1996, inédito. 42 Jos discursos de rigor, los relatores offe ingresa al universo de los menores, denominado crucldad area residual por algunos pocos ‘especialistas’, su vida cambia brutalmente”. Tal como lo sefiala S. Carli, en el perfodo.que se ex- ‘tiende de 1910 a 1930 surge la idea de minoridad articu- Jada con nuevas modalidades de institucionalizacién, Al eer la Memoria de la Direccién del Asilo de Reforma de ‘Menores Varones nos topamos, en 1903, con un antece- dente: los padres ~mediando intervenciéa de un jue podian hacer detener a un hijo en un establecimiento co. rreccional. En principio se trataba de Ia detencién duran fun mes, pero, en caso de hijos “indémitos y rebeldes” Ia sancidn podia extenderse seis meses 29 ee 1a preocupacién por Ja infancia abandonada y deno- minada delincyente, dio lugar a la Primera Conferencia us oh 1933 sc ocupd del tema. Mas alli de ron Telma Reca y José M, Paz Anchorena. ‘Telma Reca)en su cali- dad degfciquiatra 3c refiris a la libertad vigilada 4 la que se hactan actéédores determinados nifios emigrados de escuela de ca «geformatorios; sostuvo la necesidad de una Pacitacion_para_los funcionasios auxiliares del tribunal ‘demenores, dado.que debian edlidiarla-persanalidad del sisnoren libertad, “lo que requiere ciettas cualidades ademés de resultarles simpaticos a los nifios”: éstaba re- fisiéndose a quienes serfan asistentes sociales.31 Cada tri. 3 ©. Garcia Ménden y E. Carranza: Infancia, adolescenciay con- pol. social en América Latina, Buenos Aires, De Palma, 1946. ob Agradecco a la licenciada Susana Botte su eficaz aporte me- 1, dante los documentos que provienen de Ja Direccin de Informa, siéa Parlamenraria del Congreso de la Nacién. 31 La Nacién, 3 de septiembre de 1933 bunal deberia tener dos jefes, uno varén y otra, mujer, que deberian intervenir inmediatamente que seimputa- se a un menor un hecho delictuoso, con exclusién del ¢ personal de policia. Sefialo la dimensién vanguardista ¥ Gel proyecto: incluye obligatoriamente a una autoridad mujery excluye la intervenciénpolicial. Después de la dis- cusién del proyecto que presentara la Dra. Reca, la reso- lucién fue otra:cada tribunal contarfa con un cuerpo de delegados con 17 tinico jefe. {Habrén pensado en una mujer? En esa misma Conferencia, Rosa del Campo de Borer introdujo una propuesta novedosa: equiparer al hijo adoptivo con el hijo que denominé legitimo, adhiriendo a legislaciones de otros paises. Jorge Coll tuvo a su cargo | a lectura de un proyecto de ley con fines proteccionales que incluyé temas de derecho civil y penal. La experien- cia posterior a esa conferencia evidencié Ia relacién que 3 puede entablarse entre las intenciones'de los adultos que | redactan proyectos y la vida de los nifios y las nifias vic- timas del desamparo. j La_apl _juridico_sancionador |} mnanticne institucionalizados, “privados de libertad a mi- 4 ares de nifios y adolescentes por la mera falta de recur- sos materiales 0 el no fancionamiento de las instituciones encargadas de su desarrollo y proteccién”, al decir de Garcia Mendez.%? Es “el resultado de pequefias y secrotas comisiones de ‘expertos’ en oposicién a las nuevas leyes inspiradas en la Convencida de los Derechos del Nifio”, icaci6n dé, un. crives 32 E, Garefa Méndez: “Infancia: legalidad democritica, derecho y realidad”, en El derecho y los chicos, M. del C. Bianchi (comp.)... Buenos Aires, Espacio, 1995. - 44 que son el producto de un trabajo colectivo de par cin popular? La nifiez, indudablemerite witil La expresi6n nifier evidencia s cecigo Tedactar SoaigoN Feuninse en convenciones @ al'- Vianar la redacci6n de textos técnicos; « cugstionamies (arse cusnda Ta palabra BaBica campos discursive que han sido gestados por Sofedionaley en elcome Masao Piel con los nifios y las nifias; cuando no es produ: 33 Eva Giberti: “Operacién Desamparo”, en Mundo argentin Buenos Aires, marzo, abril, mayo 1956. Serie de articulos en los que detibo la vida de los puberes y adolescentes en la Colonia Hog. Ricardo Gutiérrez donde se encontraban institucionalizados hués!e- nos y chicos sancionades por la ley. Nos presentamos en ella ~dos fe topeafos y yo de manera imprevista, en ausencia del director del «s- fablecimiento. Los celadores debieron solicitar autosizacin felef6nica a un juez para permicirnos el ingreso. Durante la visita !os gdolescentes internados en enfermerfa, subrepticiamence me ale- Jaron una nota (escrita en la parte posterior de una receta), sugirién- dome que pidicse visicar El Refugio, pabellén destinado a los cay gados. Merced a una méniobra de distraccién de los celadores ote [eaprovisamos con los forégrafes, fue posible encontrar a los chicas eacerrados en celdas mindsculas, y también forografiar sus espalsta: marcadas por chicotazos. Uno de los fotdgrafos logr6 introducirse = la habitacién de los “celadores” (mientras uno de ellos me explici'a les bondades de la institucién) y, debajo de la cama, enconteé Iss chicotes (lonjas de cuero crudo)que ucilizaban para el castigo: & ban totalmente manchadas con la Sangre de los chicos. El forégrf los escondis en el estuche-caja de su cémara y salimos sin que los“! celadores que nos “asesoraban” advirtiesen las fotos que se habfan :- mado ni, mucho menos, la apropiacién de las lonjas, Cuando se blicaron las fotos de los chicos vejados, el entonces presidente d etérica ola declamacién de quienes se limiran 9 sensibilizarse con el tema y hablan en nombre de Ja nifier | desvalida, tema ss] circunscribe a los uso} tice pos.excelencia. Mi revision s neralizados y neutralizantes de la frase cuando ésta‘sel vidas de nifios ailas_que nos interpelan desde sus necesidades y desecs coudianos, hasta que fla nifier" los expulsa de sus jerar. qulas y se convierten eh adultos. Dado que nifios y nifias’ no son productores di aquellos/as que trabaj4n), y por lo tanto no pueden ser separados 0 abstrafdos kde los circuitos de produccién pa-| ra analizar sus estilos de vida fue preciso gestar un nivel de andlisis que los mobtrase circulando en otras dimen- siones y que permitiesd referirse a ellos en general. (Ror medio de una boperacién scmAntica que inventdé { la nifiez, se separé simlol ié i Cenc, se separé siml jOlicamen isa nisasyoises de os Repiblica (P. Aramburu) nbs mandé llamar: supuso que se trataba de "periodismo amnarilllo”, ffaguado, y que intencébamos descalifiexe al gobierno. Hasta que durqnte la entrevista que mantenfamos con él, uno de los forégrafos colcd, enérgicamente, las lonjas de cuero meanchadas con sai re sobrd el vidrio impoluto de la gran mesa del salén de audiencias presidenkiales. La Colonia Hogar fue interveni- da (un médico, M. Alec eds a cargo de ella). Publiqué los did logos con los adolescentes, cbn los celadores ¥ con el Presidente, asi como con el nuevo director] en la serie cuyo nombre encabezg esta nota, Antes de publicar la ikima, un funcionario de alto rango 0 cisé en una oficina del Depkreamento Central de Policia (2) yme oftecié un nombramiento cbmo asiscente social porque yo “debla ocuparme de cosas de mas cdtegoria que escribir en una revista”. Et detalle consta en la nota fi de Ia serie. *4 Como se procede én esfudios en los que se aisla simbélicame: te alos trabajadores de la proguccién de sus mercancias para estudiar Sus respuestas en otras areas, | ' 46 bienes materiales (si excluimos a | ye Hepes — -digramsuscirarse) y, se los universaliz? 2 couitos se pecranancia. ho ar, escuela para algunos; co. f ospital para OOS, igndo Tas mezclas que _pu- mismo tempo os concibié como miembros de una categoria de la al serfan fundadores; pero, aun fundandola, esa cate- fa no les pertenece. Asi como, la expresién “los nati- = So9” no es potestad de los habitantes de un lugar, sino jue responde a la nomenclatura técnica de quienes los escudian. Esta categorla abarcé a nifios y nifias porque se ima- giné conocerlos; se supuso que seria factible prever sus conductas acordes con la educacién que recibieran. Pero, ‘cuando —a fines del siglo xne. ~sl-psicoandlisis interpald all -sujero.y descubrio los contenidos del mundo psiquico de} la infancia, construidos con fantastas, deseos, emocioned y represencaciones (dicho sea en el colmo de la simplifid » cacién) que poseen calidad consciente e inconsciente, fud pstcisa.snfrentarse.con. una.complejidad.na.prevista Bok quienes inventaron la idea y la.scmansizacin.de lanifica, Ese mundo psfquico se expresa en el exterior median- ze aquello que los chicos hacen y crean cuando hablan, ~ ségiin sea ia época y la geografia en que viven, es decir, se “contexttializa en la relaci6n con los otros, ya sean adultos 0 -nidios.95 Este contexto sitvia un lugar, de “los chicos” que se evidencia en la cotidianidad y que coadyuva a po- sicionarlos segiin progedan como hijos, escolares, vaga- bugdos trabajadores, ete, O sea, io, cada nifio y"cada nffia agumiré, como. pueda, las ferences. han sido asignadas;, ésta — ee ne cs la menor de las especifici- 3 Hecha la advertencia, a partir de este punto utilizaré la expre- sida niner o nifio(s) para facilitar la lectura del texto 47 Males de “le pifer’: x postions econ aienadas Hasca age que los chicos zafan de ellas o eligen otras, diferentes de'# las previstas (por ejemplo los chicos de la calle). Posicio- namientos que s¢ entrecruzan y se sobredeverminansigs quien esta posicionado como hijo -y por tanto se ae cuenta su subordinacién a la autoridad parental— puede ser el mismo que se presenta ante un defensor de meno. § res para solicitar el cambio de su familia de origen por! otra, debido a sus desenteidimicntos con aquella: privi. legia su posicign.como sujcto de derecho, en este caso, al @. desafiar los preceptos que derivan de la consaguinidad. 4 ~ Un ejemplo que transparenta el vigor de los diferen. tes posicionamiencos y los choques que pueden producir- se entre ellos, lo dramatizé una ptiber de doce afios posi cionada como madre por los discursos sociales. Fue #r “descubierta” por el periodismo, debido al hecho de ha-'#* ber concebido y parido un bebé en un hospital. Ese bebé era producto de un embarazo no deseado. Entonces se batid el parche de “la nifia-rnadre”; ella entregé esa cria~ # tura en adopcién, y alegé que precisaba su tiempo para )y seguir estudiando. Es decir, eligié posicionarse como} alumna.36 Mientras tanto los discursos producidos de los me- dios, enfatizaban la presencia de “otra nifia-madre”. Esta expresién merece una critica: ung niga, biolégicamente, # no puede ser madre.37 La expresién_nifia-madre esuna 3 puece eee Spree pipette SNe 35 La historia se refiere a una piber de doce afios, Su decisién fue acompafiada por su madre; el petiddico informé que el varsn res- ponsable por ese embarazo era el compafiero de esta tiltima. (Clarin, 27 de marzo 1994). Véase también E. Giberti, S. Chavaneau, B. Ta~ borda: Madres excluidas, Buenos Aires, FLACSO-Norma, 1997. E 37. Esta axitica excluye fa investigacién de Alejandra Pantelides ti- # 48 prligacion perversa del habla que aco fa i alas adultas; estos, parapetandose tras el asomb: Syteces Tretaca (a la puiber), escabullen el placer que 2G de a expresion probablemente les produzca, @Por qi ‘placer? Porque gozan al hablar de la relacién sexual ibs ‘ata en el embarazo, protagonizada por una nifia ‘Si quien habla o escribe remitiera a la extensién isa por adolescence, segtin la. Convencién, dejaria en Haro que no se refierc @ quien atin no accedié a la mena: Gy, pero tal aclaracién no se encuentra en los textos, can téenicos © periodisticos. Es suficienve con titular v gruiculo, una nota, una conferencia con esa expresion p te embarcarse en Ja travesla pérfida que entonces, gracias ‘i lenguaje de los otros, debe pilotear una piiber violer rada. Quienes utilizan la expresién parecen no advertir que jaturalizan una servidumbre del género mujer cuando ! Gdmiten como. valida en el cuerpo de una nia. Es la bi- yarrez de un discurso que habla de quien lo compone, | pronuncia o lo firma. Sin duda la expresién puede surgi: de modo inconsciente y también puede trararse de ux “ deslizamiento producto de repetir frases sin reflexiona “acerca de su contenido, argumento que nos empareja 1 todos y todas.3# tulada Maternidad Precoz, Unicef, 1995 donde Ja autora utiliza ess nomenclatura dentro de un contexto demogrifico para separar ps’ edades a las encuestadas. 38 Eva Giberti: “Puiberes y embarazo”, en La hoja (Grupo Nacio nal para la Defensa de los Derechos del Nifio), afio 2; néma. 2; Bus nos Aires, 1996; véase también: “Una expzesién perversa”, en Soci dad y politica, nim. 1, Buenos Aires, 1996. | COCOA © RATT Entonces: hay piitleres que conciben (cal vez alguna acompafiada por su pareja, lo cual funda la categoria de puberes grividas). No hay nifias madres. Sf hay violado- ¥ ° res “ gnantiene a vigencia de los valores que se eligieron pars ‘caracterizarla. Estos se consideran “naturale. caract ss” durante esa etapa de la vida: apoyar tal suposicién implica redefinis ‘#iygadentendemos por esos valores.40 © Tal como se contintia utilizando la palabra ¥ segiin sur persistencia ésta adquirié la consistencia de un con- cepto. dominante!t incrustado.en.el imaginario. social. inscauta poder como vocablo que conlleva una idea a la ‘eual no es preciso revisar porque “todos sabemos de qué | se trata”. Nifiez_y_ su condicién.como.concepto dominante, congelé en una expresién la identidad de cada ni Si acompaftdsemos|la cotidianidad de cada nifio y ca- da nifia, encontrarfamps mundes-y contextos disefiados | por los adultos pero que son atribuidos a aquellos, 0 sea, artificiales en tanto y fuanto debieron ser creados para 4 sostener el salvocondutto que'la nifiez implica. Alcanza con mirar y escuchar algunos programas en Ia television, 4 destinados al denominado “ptiblico infantil” para darnos cuenta de lo que la palbra “nistez” significa en el imagi- nario de-sus creadores.|No tenemos garantias de que los cada nifia, y de ese modo naturalizé la cate; orka “ne mandbs y los contextok gestados por los chicos (que in- | “abasca, como si siempre se hubiese hablado de nifez y Ms cluyen la relacién de é4e0s con las culturas y las socieda- | diera por sabido qué es lo que “debe” entenderse por ella, des donde viven) resulta comprendidos por nosotros de J. || em particular su'selacién eon los adultos. Aaa acuerdo con las necesidades y anhelos de chicos y chicas Es" .| “Uno de los resultados de tal naturalizacin ha sido si- concretos. La palabra “nitiez” bransmitida de generacién én:ge- 4 neracién no modifica ‘ mundos que crean los nifios pa- lenciat los delitos, los desbordes, las penurias, las injusti. cias y las aberraciénes con que se impregna a millones de nifios y nifias; la idealizaci6n que inevitablemente acon, ‘a sf mismos si cxceptufimos su presencia en los campos\ (pata la idea de nine, » que incluye le obediencia irres j discussivos que la incluyen. Los chicos son quienes estén | cambiando sus rundo} y sus contextos, en tango! éstos Ge The sex), suele crucificar a les ainn’ y a las nifias en el son parte consticuyente| de esos mundos. jeemplimiento de drdenes, mandatos, ilusiones y expecta Una ver insticuida, fa idea de nifiez en Ia cual se sos- HF tuivas de quienes “todo lo hacen por su bien” tiene la palabra, se fusiqné con una determinada concep cién de la pureza, la injocencia y la ingenuidad, valofes $ que adquirieron eae eel y le otorgaro oy Se trata de 1) una naturalizacién de valoses, 2) un “0 Eva Giberti: “Mundializacién 7 ‘undializacién y nuevas éticas”, en E. Giberti A-Grassi (comp,): Las éticas y la adopeién, Butats Anes Sudamerif nificado propio; el hébito cristalizé ese si 39 Eva Giberti: “Las pits grividas”, en Madres excluidas, op ft Eva Gibersis Nuevas politicas dey para la nites, op. cit. Véase is Sambién Pégina/?2, seciembre de 1993. 50 Gre como dato que hace a la supuesta esencia de ser ni , bsencialismo de los mismos, en este caso pasividad recep- = oimbrarlas les concede existencia y las atrae a pidad, es una estrategia hébil que coagula en ana f qos innumerables adulcos desean y suponen que debe «ger los chicos. : Haber inventado la nifiez como concepto derivé ©: tu dificultad para tomar contacto: directo con algunos « gus protagonistas: nifias prostituidas, nifios y nifias disc: jninados y discriminadas debido a su etnia, criaturas go: peadas cualquiera sea su pertenencia a clase social, expl Eidos y triturados en trabajos feroces y victimas de tocix clase de abusos. ‘aplicacién de la frase “la nisex” dende a invisibili- esta nifia violada, a este chico explotado; nos ¢ifte Gee libra gencralizadora y resbaladiza y esquiva las si quaciones concretas que pueden recortarse en cada nif o nia personalizados. Es decir, x apal| | calz falta de ovsas. co: loa Ja eetuso fe lof | fo, y 3) que sobreentiende su obligacién de obediencia para deglutir todo cuanto el adulto estime convenience} que incorpore, lo cual deberfa ser producto del amor que: Jos chicos obligatoriamente deberfan sentir hacia los adultos. Evidencia tres supuestos de la cultura: naturali zacién de lo que iol -seniialiome que enclerta al sujeto en una esencla definida por otros y gfechivnmas que ser reciproco entre los grandes y los chicos. 4 tpremple cumple w erucmeenesce! Tetatorl do tal que cuando el adulto dice de si mismo 0 de otro que “es como un nifio”, la frase adquiere el poder de transformarlo en un ser puro, ingenuo, ya que se da porg sentado que pureza cingenuidad son atributos fundantes} de esa nifiez. Ast se logré la certeza de que determnados: valores Tormaban parte ineludible de Ja historia personal de cada sujeto, por lo menos mientras fue nifio.? a Contar con una expresién que convoca velozmente k pureza y la inocencia, ilusionando que el mero hecho deq Jor. éjemp. gencia El uso indisctiminado del término nifiez se convier’ cm opstagulo spistemoldgico si quienes lo mencionan r | ge alercan respecto de los deslizamientos que la palabra f: cilita {Setialmenté, Conscruido como objeto social o cu tural, adquiere prestancia e interés para los investigadores y.depone a sus angeles guardianes. Las instituciones que se ocupan concretamente de co ‘da criatura, cuyos profesionales o voluntarios trabajan en. terreno cata a cara con ellas, hablan de los chicos, y utili zan él mismo lenguaje que ellos. Cuando es preciso 1 dactar documentos recurren a nifio o nifiez para embl matizar el tema. El ejemplof paradigmaticg «s Derecho del Nido, expresion que ha generado su propio espaci de enunciacién al apuntar a las condiciones sociopoliticas 42 Un modelo paradigmético del afectivismo se encuentra en loi argumentos de varios legisladores durante los debates que precedies ron ala sancign de la actual ley de Adopcién (marzo 1997). ELescag so conocimiento del tema fue susticuido por apelaciones continuas Qe, amor hacia los nifios, a la generosidad de los adoptantes y 2 ta imei portancia de la familia (debates de 1994 y 1997). 43 Eva Giberti: “Pollticas de la nifiez”, en Actas del 2° Encuensro i por la Vida de los Nitos de América Latina y el Caribe, Montevideo: Instituto Interamericano del Nifio. 1995. Véase también Eva Giber Gi, en Actas del vit Congreso Metropolitano de Psicologia, Buenos Airesi 1993. 52 vietimas de abusos sexuales (sospechando de s sbidad).4 46 te es uno de los los nifos y nifias en ode indecibilidad, aquello’ io mentado.# Reconozcamos la eficacia instrumental de esta expre-4 sién que reside en haber formutizado una idea capaz de’ abarcar a los mas pequéfios en una nomenclatura explic ta que les otorgs consiskencia categorial y permicié que se configurase un objeto tocial: Pero también tengamos en’ cuenta que este colecti¥o convoca los riesgos del esencia-# lismo infiltrado en un c de lo social. wun te Sipe edi, «niger ua comione ee de los deze -65.precis0 enarho- a (gy Lograr dicha asociacion es una de las politicas para “la nificz” que debe impregnar los programas de educacién, dessalud y de esparcimiento preparados para uso de los +. ¢hicos, asi como las leyes que se ocupan de ellos.47 Un argumento cn contra de este planteo y en favor de quienes calculan que proceden correctamente, podria objerar que sucede de este modo al tener en cuenta los Silos gobiernlos no se comprometen, Un desvio perverso| de la inclusién de Ja palabra ni. fiez como un abstractol fue’ la disociacién entre el con’ cepto y las practicas; como si una vez ciréunscripto ese; nombre, las précticas Idgraran patente de consumacién.4 Asi se disociaron las qut se ocuparian de los derechos d ¢sa nifiez, para instituirlbs, y las que mantuvieran las vio’ Jaciones a los mismos y provecharon las cruzadas retéri= orfa que funcionaba como dis: * En Ja actualidad contamos con numerosas investigaciones acerca del maltrato al que son sometidos nifios y nifias; cito en par~ ticular la tarea que leva a cabo el equipo del Hospical de Ninos R Wilela, de Rosario. Su informe acerca de “El nifio en riesgo social” (2995) enuncia la negligencia, cl abandono, los abusos psiquicos y. ¢mocionales, el abuso sexual y el abuso fisico en una rigurosa decrip. “*sei6ht que abarca desde 1982 hasta 1993. *-46 J. Masson: El asalto a la verdad, Barcelona, Seix Barral, 1985., - Texo de lectura imprescindible para comprender la confusa po: cién Geudiana respecto de los abusos contra los nifios, que la eeoria ‘ transformé en fantastas. 47 En las Actas del 2° Encuentro por la Vida de lor Nifios de Améri- *&2 Latina y el Caribe, Insticuio Interamericano del Nifo, Montevideo, 1995, figuran las Recomendaciones que formulara el Instituto Intera. », Mericano del Nitio a los gobiernos de la regidn, as{ como las Reco- smendaciones que surgieron del 2° Encuentro, realizado en Montevi deo en octubre de 1994. Estas se suman 2 las permanentes Aeclataciones de untcur respecto de las responsabilidades de los go- > biernos, cas en favor de esa cat tractor para Ja poblacifin respecto de lo que sucedia. 4 Retéricas en cuanto dgjaban al margen las denuncjasd acerca de estas violaciongs, toleraban leyes insuficientes y evidenciaban su desintérés respecto de investigaciones que se ocupasen de tomar en serio las quejas de los chi- 44 Eva Giberti: Idem nota No 2. e 54 55 Derechos del Nifio en Ia preparacién de los mismos;.en- tonces subrayan los avances que podrian significar deter minados proyectos y programas. Ese es un modo de es. currirse del tema. ‘La_evi i i dc los proyectos en; ciernes, obstaculizan a menudo la dinémica de las politi. gas destinadas a is i Tiesgo reside én gestar una complacencia, una narcisizacién de los lo-* ros, en lugar de contrastarlos on Jo faltante. Las politi ESBEe Tr biter abonan los verritorios de To que esc por ke hiacerse, ya que ¢s all{ donde los chicos se mueren: 0 son, victimizados, cualquiera sea la clase social en la que crez-i can. Lo pendiente no se cifie a las polfticas para la nifiez; éstas son tributarias de la heterogeneidad (denominada, ve la existencia de costos sociales cuya traduccién, en el Ambito que nos ocupa seria: “Hay que calcular la exis tencia de chicos desnutridos, prostituidos, explotados, enfermos y extenuados, como efecto inevitable de las po-% liticas de ajuste”. Es decir, criaturas exéluidas de la que se’ postula como homogeneidad social, ® como integraci6n'§ social, lejos de cualquier uniformidad o de cualquier anulaciéa de las diferencias entre las personas, pero dis 48 Eric Calcagno y A. Calcagno: Et universo neoliberal, Buenos) Aires, Alianza, 1995. 56 =) sogiendo de igualdad de oporcunidades para ais: fe los derechos civiles, politicos, econémicos y so gue hacen a la cquicad en las formas de vida. W'oNo se trata de exclusivo asistencialismo ya que ést: mmantene la inequidad en su fundamento;-sino del re Flanteo de los modelos de desarrollo que en América le ine consagran la exclusién de millares de nifios y nifias tao es lo pendiente. Los problemas que éstos padece: gonio resultado de diversas formas de pobreza evidenciats aun cuando se disponga de informacién, responsa- ‘upos humanos que responden pe: [eso equiva z Esta por uns Dine se refugia y se organiza en la calle, acaca la explora didn, transgrede pautas sociales, se enferma, y se defier: de con sus propios cédigos y sus estilos de subsistencia. Y ~ypor otra esté la otra nifiez, la quie no puede hacer algo se mnejante puesto que sus iftegrantes son chicos que viven ea paises en estado de guerra: en los dos tiltimos afc: murieron dos millones de nifios en los paises que atrave gaban dicha situacin. “ -La mitad de los 53 millones de seres humanos qu« debid huir de sus paises por conflictos armados, eran ni fos. Entre cuatro y cinco millones de nifios mutilados doce millones de nifios sin techo, mas de un millon de huérfanos, tal el informe de la situacién de los nifios ex ci'mundo preparada por UNICEF. Otro de sus informes “El mundo pobre est4 pagando al mundo rico 178. 000 millones de délares anuales —el triple de la ayuda globat recibida— en concepto de un tercio de su deuda extern (...). Esto significa —refiriéndose al estado mundial de | infancia en 1990— que las peores consecuencias de la cri wes bilidad y ternura, los los chicos, ya sean familias, escud cece * ppunidad, la iglesia y las politicas ptiblicas en si Los con- fljccos entre los sexos, las generaciones, las regiones, asi 2 Somo entre los proveedores puiblicos y sus clientes domi- fic dian cada vez mas al estado politico”. Desde otra perspectiva pero coincidiendo en algunas variables, Marramao escribe: “La categorfa subyacente a w Ja. categoria de metapolitica implica: que el dispositive yhermenéutico para aprehender las actuales condiciones de practibilidad de la politica debe dirigirse hacia datos ablicuos, hacia dreas que segiin la topologia clasica se pre- sentan como remotas.o excéntricas respecto de las no- menclaturas polfticas tradicionales; en segundo lugar, gue para descifrar la potencial relevancia politica de'éstos “ambitos es necesario. crarar de dar forma_a. las rentculas 2) siubdlicas produc is, inretrelaciones.con- Hissiv: -n las areas de lo pospolitico no s ‘gmente se intexseccionan. fuerzas, sina. cambiéa ddgicas 1”. Allo largo de las paginas siguientes se advertird la im- = portancia que otdrgo a Jas nuevas Idgicas que necesaria- mente se ponen en juego cuando se trata de comporta- _ migntos politicos protagonizados_por nifias. y--nifias. “También durante el desarrollo de este ensayo enfatizo la ‘trascendencia de los conflictos entre generaciones, no slo jévenes/adultos, sino nifios/adultos, es decir, pretendo in~ corporar las nuevas poltticas de la niftex en las variables que + los filésofos y socidlogos proponen como modelos actuales para encarar el estudio de las circunstancias politicas. Las politicas de la niftezno tienen como meta el logro sis de endeudamiento secaen sobre el desarvollo fisico y mental de la infancia pobre” #9 i Las lecturas que los facerdotes, médicos, maestros ha:t cian de los comportamientos de la nifiez tal como se re gisteaban en otras pocks distaba.de lo que intentamos rada-y- muestra escucha resignifi- poliicas para la nifies aoe a Ta vera de los chicos, es decir, capaces de miodifi : catnos respecto de nosotros mismos y de nuestra ciones en la vida social. De este modo la subjetivi agente social no puede scr nunca definitivamentey determinada; ella sc da de una manera permanentemen:, te provisoria y por lo mismo su constitucién seré siémpré precaria” segtin la descr|pcién de Mires, parafraseando una idea de C. Mouffé.5 Las nuevas politicas , Alford y Friedland! bostienen: “Los conflictos poli: ticos estén yendo cada v¢z mas allé de las cucstiones ba- sadas en la produccién| moviéndose hacia intereses € identidades derivados de Ja edad, el sexo, la familia, la cp: 49 UNICES: La infancia a 1990. 89 B. Mires: El discurso della miseria, Caracas; Nueva Sociedad,’ 1994, % IR. Alford y R. Friedland: Los paderes de la teoria, Buenos Ai- es, Manantial, 1991 : 22 G, Marramao: “Palabra-clave: metapolitica”, en Razén, ética y politica, X. Palacios y F. Jarauta (comp.) Barcelona, Anthropos, 1988. 58 : 59 del podex, circunstancia que podria cuestionar la utiliza. cién de la palabra ‘politica’ para enunciar una serie de do con Baré,>3 los comportamientos politicos se evahiart segiin los cambios que puedan producir, y entonces nos ? encontramos con comportamientos de chicas y chicos —que sélo son posibles porque la época los autoriza~ que’ se apropian de oporitinidades que las sociedades y las cul. turas del fin del milenio propician. yo" Hoy en dfa se modificaron los paradigmas que defi- ° ynfan qué se entiende por nifiez, en especial lo vinculado "con la obediencia de los més pequefios y la practica de la jautoridad por parte de los adultos. Este aspecto convoca'} el anilisis de los intereses compartidos 0 no por nifios y 4 adultos, 0 sea, la aceptacién de diversos intereses en las # diferentes generaciones. Los chicos y las chicas no se han’ 4 aliado para organizarse y defender los que creen que son’ | sus intereses; pero vale la pena reflexionar si no existird’ *# Tuna alianza supuesta, invisible y no explicita entre quie- (nes forman la cultura adolescente. 3 El surgimiento de lo que entendemos por palGGA es e! efecto del reconocimiento de conflictos entre distintos po- dezes (o imporencias). Este ensayo plantea el registro, por parte de adultos y nifios, de esa atmésfera de oposiciones. if ¥ antagonismos que histéricamente se denominé conflic- to generacional y que hoy adquiere dimensiones de politi: cas enfrentadas, en las cuales, como en cualquier actividad |: politica, se arriesgan alianzas y no sélo enfrentamientos. La modificacién que estimo sustantiva es la que resulta de” alianzas nuevas y de nuevos estilos de alianza, por ejemplo 53 Véase Nota 3. 60 page Jos adultos que desde ia publicidad generan ef Gades en los chicos y éstos que pezmanentemente so! |g compra de nuevos productos (sopas, juguetes, ete). i. - mimica que implica una alianza adulto-productor-de-t nes-para-el-consumo con nifios-aclos-que-se-trata-de-co 1 n-consumistas. Estos chicos entablan alii vertir-¢i : vonsumista con esos sujetos ¥ no con sus padres que a tes pueden adquirir lo que se les pide y a veces no. ‘Vas alianzas entre chicos de !a calle que pertenece:: 2 un mismo grupo, en contra de determinado comercii © de la policfa, es otro fenémeno de nuevas alianzas nuevas estrategias respecto de la nifiez tradicional. Las « - vacteristicas sociales, culturales, histéricas de esta po. (del 60 en adelante) permiten que estos fenémenos instalen y se presenten ante los mismos protagonistas, mo parte de la cotidianidad. Elegi la tesis de Badiow ac cade la politica tal como la presento a continuacién, p que estimo que aporta tna visién enriquecedora y capaz de articularse con las apreciaciones que acabo de hacer. mismo tiempo es la que me permite situar un ejemp's protagonizado por maestras, padres y alumnos. Las politicas que los chicos producen (sin tener ciencia 0 conocimiento del concepta “hechos politico ho se refleren al arte de lo posible segiin reza el adagio nénico. Se grata de una categoria diferente que prope un corte, up quiebre de les leyes que sostienen habito convenciones, donde fulguran interrogantes acerca de ‘oe que ha dado en lamarse nifiez, y donde irrumpe fo pv’ ble de lo imposible al decir de Badiou.54 54 A. Badiou: Manifiesto por la filosofta, Buenos Aires, Nueva Vi sién, 1979. Véase también, ,Se puede pensar la politica?, Idem, 19: Ja autoridad y la obediencia era (es) defendide por esas mismas maestras dentro del aula. Maestros que, a su ver, . Lo posible de lo ing tal como Io dramatizaron los‘chicos actuales recldma una hermenéutica propia i Veamos un ejemplo: en 1991, innumerables alumnos ; ~gtraviesan por situaciones contradictorias: “Los maestros fi cmigraron desde las aulas/a las calles de la ciudad para vo- MMR") eben enfrencar In huelga en condiciones sociales difici- § ciferar, junto con sus padres y maestras, contra el minis. Ics (...) Todavia existen scctores significativos de la po- t tro de educacién. Lo hadfan en fasior de una educacién -blacién y del propio estamento magisterial que no com- azven las luchas sindicales de los docentes. Los maestios son victimas de una representacién ampliamente difun- dida en la sociedad argentina contempordnea (., ) que asocia la funcién docente con una especie de actividad ‘sagrada’ mds proxima del ‘apostolado’ y del ‘sacerdocio? gue de una profesién moderna y seculasizada’, esctibe Tenti Fanfani%” al sintetizar el horizonte de las huelgas. ©___Es pertinente recordar que la primera huelga docen- te de nuestro pafs (San Luis, 1881) fue llevada a cabo por maestras; denunciaban haber estado sin cobrar durante 8 meses y; previamente, sus sueldos habjan sido inferiores a Jo estipulado en las planillas.58 El nifio que durante la convocatoria a la huelga par- ticipé de una situacién cuasi anémica, al dia siguiente, en el aula tavo que ser capaz de pensar: “Ayer podia insul- “ar al ministro, pero hoy no puedo palabrotearjen el au. Ta, Ayer podia gritar, pero hoy debo hacer silencio porque asi lo ordena la sefiorita”. : Se encontraron frente a la necesidad de adherit a la sontradiccién que dichas posiciones significan, despla- popular y en reclamo de |mejoras para los docentes. Re. sorrieron calles y plazas, “Jevantados” contra la autosidad egal, en paralelo con Jos aflultos iéclamantes. Era la huel. ga. Al dfa siguiente fue preciso que los chicos retorna- ran a las aulas y, ante la ofden de la sefiorita: “Portarce bien, y en silencio” habiq que obedecer a quien horas atrés habia vociferado “Ng!” contra su ministro y no <6 lo lo habfa desobedecido|sino también aun provocado con “sentadas” en las called. i Las paraddojas ante las buales se encontraron esos 1 os cxigieron una tramitadi6n psiquica impensada hasta este momento.6 Eran paradojas que remitian al recono- cimiento de la legalidad tramseresiva de la huelga, en opo; sicién a lo que podrian dentandar las igicas esvrictas ren, pecto, del obedecer a Jas autoridades constituidas ¥ verticalizadas En este ejemplo, nifios ) nifias se encontraron en si- tuacién de enfrentarse con paradigmas zelativos a la obe. diencia y la autoridad, obsoletos en lo qué hace a le sels, cién maestra-ministro; paratligma que, en lo referente «| %7 Emilio Tenci Fanfani: “La escuela en el cizculo vicioso de la pobreza", en Alberto Minujin (comp.): Cuesta abajo, Buenos Aires, UNICEE-Losada, 1992. % G. Morgada: “;Quines fueron las primeras maestras?", en Re- vista del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educacién, otien 2, afio 2, Buenos Aires, 1993. £2. Esee ensayo fue escrico enti 1993 y 1994, cuando aia no se, habia insealado la cazpa que frentt al Congreso de la Navin plants cl magisterio (1997) comy seclamp respecto de las politicas echiecey | vas y por la reconsideracién de lod salarios de los dvcentce ' 38 Eva Giberti: “Reporcaje”, ed Gaceta prcoligice, octabne 1993, Buenos Aires. ¢ 62 6a zandose desde la legalidad estricta (el respeto a las autori- dades) hasta casi la anomia® suscitada en la calle,-refor. zada por la presencia de los padres. Entonces, para no ingresar en confusién debieron en- ” trenarse en la comprensién de legalidades tansgresivas ue catactcrizan a las ldgicas no comenctoeaTe eT, aquellas que se forspulan a partir de las paradojas y las contradicciones, légicas-de lo inconsciente ¢ irracional, Légicas que permiten el andlisis de situaciones en las cuales Tas contagion contraniedades incluyen cransgresién como uno de sus componentes; de este mo- ber-ser Kantiang acordes con las enseflanzas habieuales en Tos tmbitos familiares y escolares; be esiOn cs un gesto gue concierne al I{mite” dird Foucault yse pregunta: “La eransgresion, no ago- sa acaso todo lo que ella es en el instante mismo que atra- viesa el Ifmite, no estando en ninguna parte més que en este punto del tiempo?” Pata pensarla es preciso desligar- la de sus equivocos parentescos con la ética y librarla de lo que la asocie a lo escandaloso 0 subversivo, de lo que °° Anomia en el sencido utilizado por Durkheim en Les former Hementaires de la vie religieuse, Paris, 1912, refiriéndose a la ausenicia circunstancial de un marco simbélico como mediador entee expre- ‘“Slones contradiccorias que circulan en la vida social. Marco que de- be contar con le conviccién de un sistema cultural décerminado y que en cierto momento deja de tener efecto en sujetos o cizcuitos de dicho sistema. SR. Yafiex Cortés: Teorfa de las ereencias, Buenos Aires, Catélo- gos, 1988. Gt Michel Foucaule: Préfice a la mansgretsion, Paris, Minuit, 1963 7 64 tema conduce a las éticas del deseo que son ajenasalad- t [ © ged animado por la potencia de I> negativo. Le ura gin ~afitma Foucaule- “no busca conmover la solide: «= gs fundamentos” “Ta cita interesa en tanto y cuanto’sirva para aver* jnalos entendidos: no me reflero a violar Ia fey si terferir determinados limites propuestos 0 impuestos a Tas legalidades estrictas, impuestas por el orden que convencionalmente distribuye las pautas que rigen la vi- da de los nifios —sin distinguir las diferencias entre disti:: tos sectores sociales y econémicos~ constituyen para mas que se presentaron como inamovibles, insustitutib!s en-acatamiento de la bondad de ese deber-ser. Lo cual si duda mantiene su vigencia en aquellos ambitos que ios instituyeron como “la verdad”. De no lograr ese entrenamiento que pern Poy. ypensar en medio de esas contradicciones podria suscits "+ sean tipo de anomia expresada en “hacer lo que me ves geen gana’, es decir, priorizar al deseo/ganas en relacic a obligaciones y responsabilidades de diversa indole (F: actu con ob! cision de vivir segin a “cada uno le venga en ganas”, per» su tratamiento excede los limites de este ensayo). % Los antropélogos que estudian deverminadas culcuras égral estiman que en ellas la cransgresién de la prohibicién desencade: consecuencias nefastas. “La transgresin siempre va a compafiada «i un sucil disparador que modifica al sujeto en forma negetiva. Aly, que recuerda los efectos espirituales del pecado en el cristianismo. La cita es de P. Smith comentando la tradicién antropolégica analiza estos temas en Le Récit populaire au Rwanda, Pas\s, Smith Armand Collin, 1975. © Eva Giberti yA. Grassi (comp. ): Las éricas y la adopeién, 01 cit. . Tomar como pardémefro las légicas no convenciona les, permite que se haga es decir, “dejar que eso se. otros; postura que autor histéticas derivadas de la “deber sex”, por ejemplo, dictatoriales que se rigen ser-bueno segiin sug eat pacidad para convivir con modelos. [Laaiifier actual, me x de las dteas urbanas ce Tor] igual. Se evidencian asi los tes de las paradojas y se pdsibilica el doble discurso que reclamna una interpretacién| segtin sea la situacign en Ip) que los chicos deban inter faludo permicen salidas y respluciones, o sea, no son 2po- igéticas, capaces de caprurar, ‘Winn corts reco! una legalidad sansgresiva huelga y sentada en Ia calle ( y hoy podemos obedecer a | i és. Faure Ta dtica del deber- Seyel “todo vale"/“nada vale” que Equinle sea esd resente “dejar hacer al deseo”, lo que es”, en tanto no dafie a a revisar las recomendacioney’ diversas interpretaciones de las emitidas por los regimenes jor lo que consideran el deber. iciones, y demuestran su ine quienes son diferentes de sud fectos de las légicas inmanen- jeniz. Las paradojas.a las que - iso apto para enunciar come seri deberfa aftadirs. © R. Yatiex Cortés, comunicaci (Sn personal, & D: Winnicott: Jeu et réalit, Parts, Gallimard, 1976, 66 brendriamos: “Ayer hubo .” lesobediencia a la autoridad) |) (5j reconocemos la legalidad mansgresiva de esta hwelga compromiso judicative que, para los chicos, reclama una “ egplicaci6n claray un albur acerca de lo que pudieran en. sts ender. . : ‘Aun si comprendieran segtin sus posibittidades, esas °cposibilidades podrian distorsionar el sentido de Lz legali- oS Vad angresiva y no necesariamente se plantearia: “;Qué © es lo que vale?” (equivalence a “;qué es lo valioso?”). Has- ‘que alcancen a construir una respuesta que diga: “Am “bas son valiosas: hacer huelga y obedecer en el aula”, po- difa transcurrir un tiempo cronolégico especifico para cada chico. Las dos afirmaciones, combinadas entre sf, mantendrdn, no obstante, su inmanencia y por lo tanto, enhebradas, constituirén Iz paradoja, puesto que no pue- den ser una u otra y ni una ni otra: ni estrictez ni ano- mia. if La nifiez —como sujeto de la historia— a rendié a cre- - eegen Ja estticrez, del cumplimiento de las normas. Los chicos que actualmente produzcan esa indole de obedien- cias, probablememte sean evaluados ~no sélo por sus pa- tes sino por algunos adultos— como tontitos. La partici- pacién en la huelga de las maestras indica un “final” simbélico de la estrictez; es lo imprevisto de una partici- pacién transgresora, en este ejemplo, legitimada, El suceso y el acontecimiento En el ejemplo anterior, los padres, los maestros y los alumnos reunidos en las plazas constituyeron un suceso, el dato, pero no el acontecimiento. Elfssces acdtla asoci: sc. un Cronos cosmolégico, represe ec peeh a ss0ce fe un tempo “7 ¢ hordrio, como unz diacronia cerrada, previsible, predicti- | ole inclusive. 5S Lee Tas forografias que reproducen las imagenes de pa- dres, nifios y maestras en Ja calle, muestra el sucesa Lo que «i altar a clase, los pa. eofrentando al ministro al.comprender el riesgo que corria la educacion publica) 4 La norma (asistencia a clase) wansgredida, forma par te de la serialidad (cepeticién) de otras huelgas, pero no se podia predecir la asistencia de los pades ai de los chi- “4 cos acompasados —por lo menos los padres~en la defen. sa de una causa. : acontecimicnto, en cambio, interfiere la segialidad.° gelos sucgsos, repetidos, iguales cada dia, sacudidos por» Jo impensable: los mas pequefios de Tos alumnos saltan- do en la plaza y reclaméndole al ministro al lado de su’ maestra —también saltando~ y de sus padres protestando a la par. Sin idealizaciones, descontamos que los chicos” estaban encantados con Ja experiencia y, en esa-época (a diferencia de lo que puede ocurrir actualmente, en 1997), escasamente concientizados acerca de lo que sig- nificaba una huelga, a pesar de las explicaciones de maes- tras y maestros. Si hubo un gremio que no pudo ser acu- sado de tener agitadores en sus grupos, fue'el magisteria: hk protoinfiltracién la produjeron los chicos y los padres, &6 Distinguimos encee prevencién, anticipandose a lo que podria curtis, prediccién, referents a sicuaciones 0 hechos cerrados en los que es posible apostar casi sobre seguro, y probabilidad como alter- nativas encre lo que se considera posible ¢ imposible. : 68 La adhesién de chicos y padres solidatios con una no se puede Fotografias, aunque si pueden seric suc 5: Zagonistas. : ‘ Elacontecimiento puede ser macrosocial 0 cotidian: inclusive def sicologica (extendiendo, con ext ma libertad los conceptos originales de Badiou). Es u: roduccién ings original, mientras el suceso +< “cronia de repeticién. El_acontecimiento se presen. caer arie gierSnico cicaine Sear tae ale ‘ Sa rdepadas; en esc sistema, la educacion de los chicos & Sao que'se les ensefian de pronto se interrumpen © varios segmentos, debido a cortes sincrénicos de distinta: caracteristicas que constituyen acontecimientos cotidi: nos. El acontecimiento incluye la probabilidad y la nw probabidadr algo pod sus See “sl como esos alummnos formaron parte del orden «le lo impensable, también participan de ese orden los nifies y nifias organizados en ‘forma de chicos de la calle. ¥ aquellos que sorprenden al solicitar cambio de apellide paterno “porque mi pap4 abandoné a mi mamd”, o bien Jos. que se presentan ante un juez y reclaman ser adopts _dos por otra familia porque la propia (madre y padeaste los maltratan: son decisiones ~a veces impulsos 0 acept: cién de sugerencias de adultos— que los nifios han c menzado a implementar como un bien propio disonan te respecto de las Idgicas convencionales que rigen pautas educativas. Ejercen poderes en los que se combinan cé: digos que inventan einstituyen entre ellos, como en lex bandas 0 chicos de Ja calle, con demandas para las qu: precisan Ia colaboracién de adultos, jueces por ejemple e505 son comportamientos politicos. Los acentecimientos cotidianos en tanto inclusién! de lo posible de lo impobible, que denoran y ponen cn circulacién la inventiva de poderes inéditos, y que se ci. j uela.67 Después de estas experiencias y evidencias, ia i | fran en cédigos dificultosamente descifrables pos lo: | iE por los l \ | } ese ; a en Diarios clinicos, nim. 7; 1995. - 72 “g) munidos con su pasaporte VIP para ss te (auevos lenguajes, nuevas tecnologias) 1S Tilfios s destinados a su propia desaparicién por enfer See; drogas, subnutricion, malos traco$, etc, (...) Ferte == oe Jo que se llama ‘riesgo social’. Son el excedent' io cindible” ere n cambio, otra forma de poder empalma con is :s ‘cucha y la mirada de determinados adultos que se . pasan con las propuestas de la fier: ensayan uns elo Edad que no encontrébames en los comienzo: o mediados del siglo - Los nifios y nifias experimentan sus comporyamicn- 108 (politicos), cualquiera fuese o sea el estatuto de iss adultos con los que se enfrentan o a los que buscan ore aliados. Esta afirmacién se fundamenta en Ia convies on de que el deseo (de los chicos) intentard definir, desde -2- da uno de ellos, Smo, inventar respuestas y originalisn- des (comportamientos politicos a veces); es decir, 1 dad si crean nuevas conductas aln=t emplear su subjetis dor de lo que el mundo adulto les ofrece, » En caso de describir a la nifiex como fm campo al! cir de Bordicw’? podria incorporarse la tesig de las po" cas de la nifex como wna variable que se sumase ale. >- sacterizacion del mismo. S. Carli, al ceferirse al temss”* entiende por campo un espacio estructurado de posi. (>- nes ene que se producen Iias por a Tegtimacior a Tegitimacion le los significantes dominantes, y aftade que debe sttan'se ere 79 Pierre Bordieu: “Espacio social y génesis de las clases”, er pacior; nim, 2; Buenos Aires, 1985. Véase también Respuestas, xico, Grijalbo, 1995. 7S. Catli: op. cit» as 1 | vieron histéricamente posicionados —en términos ma Fy. como sujetos dependicntes, dominados por los adui- seo- © imo po- “9s, que histéricamente ocuparon el lugar del maximo pi ‘der. amo parte de estrategins mas amplias de FOLECCION so. } Gial, reproduccion de lq cultura tea ‘de imaginariog ' Fituros 0 Fundacion de Hacves hegemontas. im Consonancla Con ticas, pienso en térmi Esa resignificaci6n es la que nos autorizat introducir i - imaginacién, (inmersa en lo simbélico y lo real) rece por ‘el otro lado mina EP 2 pocstea imaginacisn, do simblico yo real) 5 a politicar de la niftez; sin ella no p cal Portas de Se ee rae politicas. Bachelard”6 nos asiste en aia see erating es.la facultad de deformar las iminiscradas por la percepcién y, sobre todo, s i es primeras, de “Los nifios y Tas ies aporean sus ae jas imagenes, derivadas de lo que suefian, de los es- Pe rcueulos que thiran, de los rexor que leen. ¥ nosotros oe Precisamos movernos del angulo donde residfa nuestro wunto de mira para sintonicar las conscrucciones menta- cles que ellos propician y que con frecuencia avanzan ‘n tervitorios que luego reconoceremos como conductas poli teas, sin nominarlas ni pensarlas desde esa verciente. ; Las politicas de la nifiez aparecieron y se perartel eonocibles como tales mientras crefamos que, por babes J bautizado nifiez ¢ identificado con lo que querfamos “que fuera, permanecerfa 2 nuestro lado, acompasada con Ja descripcién que de ella hicimos. Sin advertir que noso tos habiamos cambiado las reglas del juego. fBicgresiva regulada pot Tas ldgicas undan otro orden, atcnto y receptor de lee novedaides Laue los chicos produce Dicha dindmica se juega cc} tanto y cuanto éstos sean feconocides actores sociales ca- paces de citar espacior tees fersecciones, encrucijadas ale. dedor de los cuales se recfean y ensarablan nuevas con- | Setiones no sélo acercd de “la nifiez", sine de te racionalidad que, por partd de los adultos, permita resig. nificarla. Lo que, en su tothlidad, constituiria un campo, En paralelo, es preciso esignificar una légica del de. sorden que propone su popio orden que legitima ese * Las iégicas del desorden, {bien no-conveneionales, no equi-.’ valen 2 la Iégica de las paradojas. $e oponen sy idea de desorderso- cloculeural por déficie de vee Parental, simplificacién que sue~ kc ucecer en el pensamiento de qhienes clare Por el retorno de “le Buena de limites” a los chicos (lifes que cada’ coal imagina “bue: nos” segtin sus necesidades). Se chmplemenas con las Idgicas for. Inales del orden estriczo cuando arson necesarias, Han sido egtus diadas por los investigadores y fibedton ue se ocupan de Biologia © pistica. Proponen ordenamientod concilisronos con las novedades “ Kecundas y reparatorias que el fin del milenie Propone, una de elias, les nuevos discussos de los chicosly sue sctuales posicionamiencos, apareades con Jos adultos que han fenido responsabilidad en la apa. rici6n de novedades y que logran sheteneclas Una combinatoria de poltsicas de los chicos y adhesio- nes de algunos adultos convergen en madificaciones 7 cioculturales y econémicas, una de ellas el nacimiento del 78 G, Bachelard: El aire y los suerios, México, ECE, 1970. 74 nifie consurnista. La obra de J. Brée?7 discutible en mu. dhas de sus apreciaciones, ofrece un panorama que inten. ta desactivar la negatividad de este nuevo modelo de nifio que, entre sus politicas, incluye la necesidad de adquirir cosas que no son necesarias, si exceptuamos la intencién de satisfacer algo que no sabe qué.es-El nifio consumista, como tema admite las limitaciones de su clase social: los chicos pobres no pueden tomprar. Tema complejo, que se inceusta en Las poltricas de y para los chicos y las chicasy ca ya trascendencia demanda otro anilisis. » En paralelo con este hecho que cabalga la segunda mitad del siglo, otro, asociable con el anterior: 1a busque- da de yideojuegos. Los chicos descubrieron que las mé- quinas no los defraudan, y se convierten en referentes que ellos pueden manejar, por eso apuestan a la matema- tizacién y al célculo seguro que ellas representan. cientran en sus familias, dada la complejidad de Jas fun- Glones parentales en I herencia en | Ta gécnica, y la encuenuan..La permanencia frente a las .o| faquinas, concentrados, ausentes del resto del mundo |, | mientras deslizan sus manos sobre tableros, controles-y ) manivelas s¢ asocia ficilmente con pricticas sustitutivas . dela masturbacién, mitre Tas tmodificaciones mencionadas, es posible enumerar la predileccién por la computacién, los cursos para aprender su manejo y el mezcado de productos téc- nicos: desde compacts hasta programas especiales en 77 J. Brée: Los nintos, el consumo y el marketing, Buenos Aires, Pai dés, 1995. 76 ies, as, gos”. Cuant Pareceria que las maquinas les resolviesen la falta de seguridad y sostén emocional que muchos de ellos no en- "gmnpuracion, pasando por patie ener yealidad victual. ” et 908 Ce Temes nos hablan de los cybeznifies 2 quien viornar compucacion y mulgmedia desde lc See ee la finalidad de conseguir “bucnos usu: ® inde joven se empieza, més probabilidads de éxito profesional, segun Georges eet a « te ffal fanceea de Puscre Kids? Sin embargo Ie wiz gn de estos elementos no necesariamente depende © ce ee guia por parte de los adultos, por el contr are que sean los chicos quienes expliquen qué se trata o c6mo funcionan determ' wade aparatos. El efecto seria no-Légico considerade de de una légica positivista, la que resulcé extenuada Por | OS ge que ee infiltraron en la ilusién del progreso gest nismo progreso. FE ee saa inf 7 im tempo virgen de ots conocimiencos que a0 Fueran I Sportador por los adultos; La familia preparé el exter para jerarquizar a los chicos como sujetos de dereche ae. No llegé a convertir la ilusién en empiria y seeriebid ser defendida, al final del milenio, por usa ~ Convencién Internacional de los Derechos del Nino Chicos y chicas inventan nuevas précticass desc DEDAISIS POMC Ue paecen tender a nue estilos de _convivencia con los adultos, con_¢l entome vy onouos nifios y nifas. Estos estilos no sdlo no esi fio, es frecuente jos grandes” de 78 Eva Giberti, “Refugiados en las pantallas”, en Clarin, 7 agosto 1996. : 825 C. Labbe y O. Recansens: 1 Buénement die Jeudi, ciead suplemento Butuso, Pégina/l2, 7 de octubre de 1990. 2 eR TY 9 ESTERS exentos de conflictos, s figs que no se insertan lenguaje descalificante fieren a sus compafiero: los mandatos parentales gramas atmados por otr fiestas de cumpleatios quk finalizan con cn desayuno, 0.3 asistir a matings bailabled. i da? a los padres en circu: Prescindible, puede erigirte en fuente de » Posterior exclusién entre Jos chicos: dis” para el grupo de pards. EI fenémeno ~que en] sectores Populares adquiere sy Propia t6nica, no menos kxcluyente constituye uno def los argumentos, y no el dk menon envergadura, palda la tesis acerca de la iknposibilidad ae un

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