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LECCIÓN XI

Delitos contra la propiedad. Principios generales

HURTO. La figura básica:


ARTICULO 162. - “Será reprimido con prisión de un mes a dos años, el que se
apoderare ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente ajena.-”
Tipo objetivo: teorías sobre la acción constitutiva del hurto:
a) La aprehensión rei: consiste en poner la mano sobre la cosa ajena; se critica que
es una defensa excesiva de la tenencia, pues la protege antes de que haya sido
excluida, tan pronto como el ladrón ha puesto su mano en el objeto.
b) contrectatio: consiste en la amotio de la cosa ajena, en la remoción del lugar donde
se encuentra, no alcanza con poner la mano sobre la cosa, sino en removerla de un
lugar a otro, basta con la remoción. Critica: la sustracción constitutiva del hurto no
siempre reclama la remoción de la cosa de un lugar a otro; el apoderarse no es
sinónimo de contrectare del C.P. Italiano.
c) Ablatio rei: para consumar era necesario el traslado, pero quitando la cosa a su
poseedor, exige la privación al sujeto pasivo de la tenencia de la cosa, colocándola
fuera de su esfera de custodia (construcción dogmática - el ámbito donde en el cual
una persona ejerce actos de tenencia, posesión o dominio); este ámbito no esta
delimitado y depende del caso concreto su determinación. Soler defiende esta teoría.
d) Illatio rei: exige además de los requisitos anteriores (tocar, remover y sacar la cosa
fuera de la esfera de custodia del dueño) que el sujeto activo lleve la cosa a un lugar
seguro, otros exigen además que el ladrón haya sacado provecho de la cosa obtenida
o de la locupletatio (minoría).
Las teorías modernas intentan superar las clásicas.
En la Doctrina Argentina las teorías han quedado resumidas a dos:
Teoría del desapoderamiento: habrá hurto siempre que haya desapoderamiento de la
víctima, en concurrencia con la intención del ladrón de apoderarse
Teoría de la disponibilidad: el verbo típico de apoderarse exige el efectivo
apoderamiento por parte del ladrón, esto és, la consolidación de un poder efectivo
sobre la cosa, la posibilidad de realizar sobre ella actos de disposición, aunque sea por
un breve lapso.

Tipo normativo:
Apoderamiento ilegítimo:
Objeto: Cosa el Código Civil en su art. 2311 establecía las cosas como los objetos
materiales susceptibles de tener valor, siendo aplicables sus disposiciones a la energía.
Mueble significaba en el Código art. 2318 que las cosas muebles eran aquellas que
pueden transportarse de un lugar a otro,sea moviéndose por si mismas, sea que solo
se muevan por una fuerza externa, con excepción de las que son accesorias a los
inmuebles.
Ajenidad significa que tiene propietario, es decir que falta esta en la res nullius o cosas
sin dueño, en la res derelictae o cosas abandonadas y en las res communes omnium o
cosas de todos. Alcanza con que solo una parte ideal pertenezca un patrimonio que no
sea el del agente

Elementos normativos del nuevo Código Civil y Comercial: en los arts. 15, 16, 17,
18 y 227 el Código Civil y Comercial reitera los parámetros que venían sostenidos del
Código de Velez.

Tipo Subjetivo: el dolo del autor del hurto debe estar compuesto por la pretensión de
extraer la cosa del ámbito de custodia ajeno y hacerla ingresar en el propio, actuando
de modo tal que desapodera a otro para apoderarse él. El tipo exige dolo directo,
habida cuenta que el sujeto, conociendo las circunstancias objetivas, a saber, que se
trata de una cosa trasladable, que es ajena, que está en posesión de otro y que es una
conducta ilegítima, busca apoderarse de ella. El hurto no exige el animus rem sibi
habendi, o sea la intención de hacerse propietario de la cosa.
El delito de hurto no admite el dolo eventual (en contra algunos autores como Blasco
Fernández de Moreda) y no puede cometerse con culpa.

Consumación y tentativa: el hurto se completa con el desapoderamiento y el


apoderamiento. La consumación se perfecciona con la completividad del
apoderamiento de la cosa, es decir, con la creación de las posibilidades de disposición
de ella por parte del agente.

Hurtos agravados:
ARTICULO 163. - “Se aplicará prisión de uno a seis años en los casos siguientes:
1º Cuando el hurto fuere de productos separados del suelo o de máquinas,
instrumentos de trabajo o de productos agroquímicos, fertilizantes u otros insumos
similares, dejados en el campo, o de alambres u otros elementos de los cercos.”
(Inciso sustituido por art. 2° de la Ley N° 25.890 B.O.21/5/2004)
Se trata de lo que la doctrina denomina como Hurtos campestres, que reúne dentro
de esta denominación a: Hurto campestre propiamente dicho, hurto de maquinarias o
implementos y hurto de alambres u otros elementos de los cercos. El lugar especifico,
el campo. Inspira el tipo agravado el estado de indefensión en el que se encuentran las
coas útiles y necesarias para el laboreo agrario, por la extensión y naturaleza de las
actividades que se llevan a cabo, quedan en el campo en el que son empleadas.
Campo es todo lugar alejado de las zonas urbanas o de otro sitio habitado, dotado de
gran extensión, no entran dentro del concepto de campo, aún cuando se situaren en
zonas rurales, las casas, habitaciones, instalaciones y otras dependencias de ellas,
dado que respecto de las cosas que se hallaren en tales lugares no opera la calidad de
dejada en el campo que exige la ley. (Grisetti – Romero Villanueva)
Los productos separados del suelo son aquellos que emanan de la tierra, en virtud del
trabajo del hombre o en forma naturaleza
Sujeto activo: no requiere calidad alguna
Sujeto pasivo: quien posee la propiedad de los elementos detallados
Consumación y Tentativa: debe recaer sobre un cerco en funciones, si estuviera
destruido sería hurto simple.

“2º Cuando el hurto se cometiere con ocasión de un incendio, explosión, inundación,


naufragio, accidente de ferrocarril, asonada o motín o aprovechando las facilidades
provenientes de cualquier otro desastre o conmoción pública o de un infortunio
particular del damnificado;”
Hurto calamitoso: el fundamento del agravante es la menor defensa privada y pública
frente a estos infortunios (los esfuerzos y recursos de la autoridad están destinados en
contener las consecuencias emergentes del desastre) y la mayor criminalidad subjetiva
que muestra quién se vale de miserables ocasiones para robar a las víctimas de la
calamidad. Calamitoso se entiende a aquellos acontecimientos descriptos como
desastre o conmoción pública. Desastre equivale a un mal grande, a un mal de vastas
proporciones, que afecta a muchas personas, lesiona muchos intereses y
generalmente resulta de alguna catástrofe, es imprescindible que haya tenido
repercusión a nivel público, sino entraría en el último supuesto de este inciso.
Conmoción pública es un alboroto cualquiera, desorden o confusión provocado
merced al aglutinamiento de personas, aunque no lo sea en forma violenta, lo que
produce una perturbación en el lugar en el que se exterioriza, como por ejemplo una
manifestación. El infortunio particular del damnificado es cuando la víctima se
encuentra psicofísica o moralmente afectada por un estado o circunstancia
desgraciados, cualquiera sea su índole o su casa.
Tipo subjetivo: debe estar integrado con la intención de aprovecharse de las
circunstancias de se estado de alteración pública a efectos de cometer el delito.

“3º Cuando se hiciere uso de ganzúa, llave falsa u otro instrumento semejante o de
llave verdadera que hubiere sido substraída, hallada o retenida; (Inciso sustituido por
art. 1° de la Ley N° 24.721 B.O. 18/11/1996)”
Hurto con ganzúa o llave falsa: es por el empleo de ciertos medios que requieren
astucia o habilidad para vencer las defensas preconstituídas de la cosa y que revelan
su mayor peligrosidad. Excluye el uso de violencia.
Tipo objetivo: se requiere que la cosa este en un lugar cerrado, bajo llave, lo cual
trasunta la imposición de un obstáculo material más relevante que aquel tiene que
superar a efectos de conseguir poner mano en las cosas que se encuentran bajo su
amparo.
Llave verdadera es la construida como parte de la cerradura para abrirla o cerrala (NO
tarjetas magnéticas y mandos a distancia), falsa es la llave que no es la verdadera, la
que usa el titular, o que ha sido sustraída al dueño. Y ganzúa es aquel elementos
(cualquiera) que, sin ser llave, ponga en funcionamiento el mecanismo de la cerradura
como si lo fuera.
Tipo subjetivo: el ánimo del autor debe ser usar la llave falsa para hurtar, que se
conozca que el elemento que está utilizando para abrir la cerradura no es el que
habitualmente se usa o, en su caso, que la llave ha sido sustraída, hallada o no
devuelta a su debido tiempo.
Consumación y tentativa: se discute pero hay fallo que entienden aplicable la tentativa
cuando se ha ingresado al lugar cerrado con llave falsa sin llegar a apoderarse de
objeto alguno.

“4º Cuando se perpetrare con escalamiento”.


Hurto con escalamiento: el agravante se funda en que el ofensor al burlar la defensa
predispuesta, superándola mediante esfuerzo, agilidad, artificios y una cierta destreza,
pone de relieve una mayor peligrosidad, surgida del ataque más abierto y malicioso
contra la propiedad.
Tipo objetivo: escalamiento por parte del autor para ingresar al lugar donde se
encuentra la cosa. Exige que este cumpla cierto esfuerzo, habilidad o maniobra que
sea superior a lo normal, se entiende que el escalamiento debe ser para ingresar y no
para salir, hay autores (Breglia Arias – Gauna) que lo incluyen

“5º Cuando el hurto fuese de mercaderías u otras cosas muebles transportadas por
cualquier medio y se cometiere entre el momento de su carga y el de su destino o
entrega, o durante las escalas que se realizaren. . (Inciso incorporado por art. 1° de la
Ley N° 23.468 B.O. 26/1/1987)”
Bien jurídico protegido: la mercadería u otras cosas muebles transportadas que, en
virtud del traslado, se hallan sometidas a un mayor riesgo. Su fundamento se afinca en
el menor grado de tutela que puede brindarle el transportista, que experimenta un
menor poder de atención y hasta un mayor cansancio, resultándole difícil cuidar de las
cosas. El comienzo de la protección tiene lugar desde el momento en que se realiza la
carga de la mercadería, y se extiende hasta que se produce su entrega en destino.
Vale destacar que el sitio de entrega no es el punto al que llega el medio de transporte
de que se trate, sino que es el destino final efectivo de las cosas transportadas. Queda
incluída en la tutela legal la ejecución de la actividad de carga, así como las escalas
que se realicen con motivo del reaprovisionamiento o descanso.
Tipo objetivo: idéntico al de cualquier hurto. Pero se refiere a todos aquellos bienes o
mercaderías que requieran su traslado por un medio de transporte o que justifique la
presencia de ese transporte y se carguen en él, son los elementos que abastecen la
tipicidad objetiva, dejando de lado los bienes que necesariamente acompañan al
transportista como ser sus objetos personales o los que usualmente son llevados en el
transporte mismo. (balanza, rueda de auxilio o criquet de automotor). Al tratarse de
carga transportada se está queriendo significar que el hurto de las pertenencias del
transportista o de las partes del medio de transporte, o de sus accesorios, herramientas
no quedan cubiertos por el agravante. Pero si el equipaje de los viajeros es lo que se
despacha y constituye el objeto del transporte, tales casos constituirán supuestos de
mercadería transportada. No requiere que la mercadería transportada se encuentre
desprotegida, este riesgo que el legislador tuvo en cuenta para incorporar la calificante
al plano normativo constituyéndose en su esencia, no requiriéndose, entonces, como
elemento normativo del tipo.
La conducta típica requiere dos elementos, siendo el primer requisito que la
sustracción recaiga sobre mercaderías o sobre cosas muebles transportadas. En
segundo lugar, se necesita que el delito que se cometa en los momentos que la norma
indica, vale decir, entre la carga y el destino o entrega, o durante las escalas que se
realicen.
Vehículo encuadra en la calificante por su naturaleza, es decir es aquel que sirve para
el transporte de pasajeros o cosas, pudiendo citarse a los automotores, motovehículos,
triciclos o cuatriciclos motorizados y las bicicletas, con o sin unión de elementos de
tracción y arrastre (acoplados). Quedarían fuera de la agravante, entonces, el trasporte
a pie o por medio de animales o artefactos que sirven para transportar cosas, más allá
de que existan autores que se inclinen por considerarlos como le medio de transporte
típico de la agravante, pues se basan en que la ley habla sin limitación alguna de
transporte por cualquier medio y porque la razón de la agravante no radica en el medio
utilizado sino en la condición de carga o transporte.
Sujetos del delito: activo puede ser cualquier persona, incluso el conductor del medio
de transporte, si es servidor de la tenencia ajena. El sujeto pasivo puede ser una
persona física o ideal.
Tipo subjetivo: ilícito puramente doloso, debe conocer los elementos del tipo objetivo.
“6º Cuando el hurto fuere de vehículos dejados en la vía pública o en lugares de
acceso público. . (Inciso incorporado por art. 1° de la Ley N° 24.721 B.O. 18/11/1996)”
Hurto de vehículo dejados en la vía pública o en lugares de acceso público: el
agravante se basa en la necesidad impuesta a su propietario de dejarlo en
determinadas situaciones que lleven consigo un riesgo; esto es, se refuerza la tutela
jurídica cuando menor es la tutela del hecho (Soler) Aboso entiende que esta figura
especial tiene también en cuenta la propia movilidad del sujeto y la facilidad de su
traslado. Este agravante se extiende a todo vehículo aunque no sea motorizado
(bicicletas)
Tipo objetivo: Son considerados lugares de acceso público aquellos utilizados para el
estacionamiento, incluidas las playas específicamente destinadas a esa finalidad.
Aboso añade que es indiferente que el lugar de estacionamiento sea rentado.
Tipo subjetivo: el autor debe tener la voluntad de apoderarse de un vehículo dejado
en la vía pública.

ARTICULO 163 bis — “En los casos enunciados en el presente Capítulo, la pena se
aumentará en un tercio en su mínimo y en su máximo, cuando quien ejecutare el delito
fuere miembro integrante de las fuerzas de seguridad, policiales o del servicio
penitenciario.”
(Artículo incorporado por art. 2° de la Ley N° 25.816 B.O.9/12/2003)
En este caso el fundamento del agravante es la calidad del sujeto activo.

ROBO
ARTICULO 164.- “Será reprimido con prisión de un mes a seis años, el que se
apoderare ilegítimamente de una cosa mueble, total o parcialmente ajena, con fuerza
en las cosas o con violencia física en las personas, sea que la violencia tenga lugar
antes del robo para facilitarlo, en el acto de cometerlo o después de cometido para
procurar su impunidad.”
Figura básica: acción típica: desde el punto de vista objetivo, puede decirse que el
núcleo del delito de robo es idéntico al del hurto, con la diferencia de que, en este caso,
debe ejecutarse mediante la utilización de fuerza en las cosas o violencia sobre las
personas, al punto de haberse sostenido que el robo no es más que una figura
agravada del hurto. La mayor gravedad que conlleva el robo reside en el mayor
desvalor que representa el uso de la fuerza o violencia para cometer el
desapoderamiento, por cuanto trasunta una mayor habilidad, pericia o esfuerzo del
agente. Así mismo, dicho obrar puede significar también la vulneración de la intimidad
del sujeto pasivo y la provocación de beneficios adicionales en la propiedad ajena,
susceptibles de ser ingresados en la categoría de daños, lo que autoriza a afirmar que
el robo tiene mayor contenido de injusto y es merecedor, por ende, de una mayor
reprochabilidad.
La energía criminal puesta de manifiesto por el sujeto activo obedece a su necesidad
de superar un obstáculo predispuesto por el titular de la cosa. Esta conducta del
tenedor legítimo indica que ha situado al objeto bajo un régimen de custodia que, en
condiciones normales, bastaría para resguardarla (Grisetti – Romero Villanueva).

Fuerza en las cosas: la fuerza es la capacidad física para realizar un trabajo o un


movimiento, constituyendo, desde la perspectiva de la física, la causa capaz de
modificar el estado de reposo o de movimiento de un cuerpo. La aplicación de fuerza
en la cosa significa que esta debe ser afectada por una fuerza física que haya
provocado consecuencias exteriorizables, sea rompiendo la cosa, quitándola de su
sitio, extrayéndola o modificando su estado, situación o destino de cualquier manera.
Siendo ello así, se aprecia que la noción de fuerza requerida por la ley para el robo
simple, no se refiere directamente a las defensas protectorias predispuestas por el
titular de la cosa, por lo que puede recaer sobre otros elementos aún cuando no
guarden esta finalidad. De igual manera, puede predicarse la existencia de fuerza
cuando esta sea ejercida sobre aquellos elementos que, sin guardar la cosa, sin
embargo, le sirven de soporte o para su adhesión a otro.
Tampoco la fuerza exigida por el precepto consiste en aquella necesaria para el simple
transporte de la cosa, habida cuenta que de ser ello así, el transporte ilegítimo de
cualquier objeto constituiría robo. Conforme ello cabe entender que la fuerza debe ser
ejercida en razón de la cosa y no en la cosa misma, bastando con que su empleo sirva
para vencer efectivamente la resistencia que ofrece el objeto a su apoderamiento. Esta
última afirmación encuentra asidero en la comprensión de que toda cosa, según las
características especiales que porte, puede oponer una determinada resistencia a
quien se pretende apoderar de ella, bien sea para removerla, quitarla, extraerla o para
transportarla desde el lugar en el que originariamente se encontraba, a pesar de que no
cuente con protección concreta alguna. Ello ocurre todavía con mayor razón cuando la
cosa se encuentra al abrigo de algún reparo puesto específicamente para ello por el
poseedor. Resulta indiferente, a los fines del perfeccionamiento del delito que la cosa
sea dañada o sometida a una fuerza destructiva.
La ley no dice sobre que cosas debe recaer la fuerza para que pueda ser considerada
como agravante. Este punto es delicado, porque la fuerza puede recaer: a) sobre
defensas predispuestas de cercamiento (la puerta de la habitación); b) sobre defensas
predispuestas de simple guarda (la caja de hierro, el ropero); c) sobre elementos
sólidos no predispuestos como defensa, pero que retienen o contienen la cosa (la
pared, con respecto a la puerta); y d) sobre la cosa misma, que ofrece resistencia
natural (un árbol). Así entonces este despliegue de fuerza tiende a destruir defensas de
la cosa que unas veces son naturales pero otras son ocasionales o deliberadamente
artificiales, pues dicho despliegue puede recaer tanto sobre la propia cosa como
también sobre las defensas predispuestas o de contención casual que tiene la cosa en
el momento en que se desarrolla la acción ejecutiva. Esta conclusión de tanta amplitud
se funda en que el texto del precepto no distingue sobre qué debe recaer la fuerza.

Violencia física en las personas: el ejercicio de la violencia en las personas,


conforme el requerimiento fijado en el precepto legal, puede tener lugar para consumar
el apoderamiento o bien después de él para asegurar sus resultados. En este caso, el
robo se torna en un delito pluriofensivo, toda vez que puede llegar a incidir tanto en el
patrimonio, que constituye el principal bien jurídico que se endereza a agredir, como la
salud física del sujeto pasivo. Lo predominante es la agresión al patrimonio, a tenor de
lo cual la utilización de un medio violento que repercute directamente sobre las
personas no hace más que incrementar la magnitud del injusto de una conducta cuyo
núcleo sigue siendo el apoderamiento de una cosa. A su vez, la voluntad contraria del
tenedor a la entrega de la cosa constituye un extremo implícito en el delito de robo,
reflejándose ello en el significado del termino apoderamiento, en cuanto revela el acto
de tomar algo que no se quiere dar. La violencia que interesa en el caso es el
despliegue por parte del autor de una energía física, de cualquier naturaleza que sea
humana, animal o mecánica -, que se ejecuta directamente sobre la víctima, llevando a
suprimir o a limitar sensiblemente su libertad de respuesta, así como a vencer la
resistencia que pudiera oponer al apoderamiento, resultando indiferente si se ocasiona
una afectación real del ofendido.
La violencia debe ser caracterizada por su efectividad, toda vez que debe ser
desplegada en contra de persona determinada. Ello demanda que la violencia no
admite ser presumida, en el sentido de aquella que el ofensor hubiera podido ser
ejercida, si ella hubiera sido necesaria. Lo que resulta relevante, a los fines de
mensurar la efectividad de la violencia es que haya sido suficiente para impedir la
reacción del damnificado. Queda comprendidos en este concepto, a tenor de lo
establecido por el art. 78 del Cód. Penal, la utilización de medios hipnóticos o
narcóticos, que puedan ser usados en aras de doblegar la voluntad del sujeto pasivo.
Es necesario ponderar en el caso concreto la entidad de la fuerza ejercida, así como la
verdadera incidencia que esta tuvo respecto del desapoderamiento, habida cuenta que,
a los fines de tenerlo por cometido no es imprescindible que haya significado una
amenaza para la integridad física de la persona acometida, sino que basta que implique
la superación de la resistencia normal de esta para mantener la cosa en su poder.
Soler argumenta que no solamente entra en consideración el peligro de daño para el
cuerpo o la salud, sino también la propia libertad de disposición, puesto que la violencia
interviene precisamente para anular la voluntad de la víctima, agregando que la
amenaza con armas, acompañada de la exigencia de dejarse registrar o de entregar
inmediatamente una cosa, constituye robo y no extorsión según lo corrobora el art. 166
inc. 2° del Cód. Penal, pues si no se admitiera esta conclusión, el resultado sería el de
la casi total inaplicabilidad de la referida agravante, porque el puro hecho de amenazar
con armas seguiría siendo extorsión. Sería, para el autor, como decir que un revolver
no es un arma hasta que con ella no se ha herido a alguién. De esta forma la diferencia
entre robo y extorsión quedaría fundada según el criterio de la actualidad inmediata de
la violencia y de la exigencia, mientras que en la extorsión hay siempre una disyunción
entre el mal amenazado y la prestación exigida.

Tipo subjetivo: es un delito doloso y debe ser comprensivo tanto de la violencia como
de la fuerza, las cuales deben ir encaminadas a conseguir el desapoderamiento . En
materia de autoría la fuerza y la violencia califican el robo, extendiéndose a todos los
partícipes, aún cuando, a tenor de la división de tareas inherente al delito, no todos los
intervinientes hayan ejecutado por sí conducta violenta.

Agravantes:
Homicidio en ocasión de robo:
ARTICULO 165.- “Se impondrá reclusión o prisión de diez a veinticinco años, si con
motivo u ocasión del robo resultare un homicidio.”

La primera dificultad nace del hecho de contar nuestro Código en su catálogo, junto al
delito del art. 165, llamado latrocinio, de origen español, otro delito llamado homicidio
criminis causa, art. 80 inc. 7° del Cód. Penal, de origen italiano, pero de marcado
parecido.
Bien jurídico protegido: este delito de tipo compuesto o pluriofensivo no se limita solo
a proteger la propiedad, sino también la vida de las personas. Se discute cuál de los
bienes en juego posee mayor relevancia, pero parte de la doctrina ha evacuado el
interrogante al afirmar que, si bien se encuentra la figura dentro de los delitos contra la
propiedad, el valor más importante tutelado es la vida. Por tal motivo puede afirmarse
que el fundamento de la mayor protección penal radica en la gravedad del resultado
materializado en el accionar causal creado con la acción del autor.
Tipo objetivo: acciones típicas: existe un fuerte disenso entre los autores.
1.- Vazquez Iruzubieta: luego de reconocer la adaptación del sistema de la ley española
a nuestro derecho, señala que se trata de un delito de resultado preterintencional
(resultado culposo) ya que se diferencia del homicidio criminis causa porque este
requiere una conexión objetiva y subjetiva entre los dos delitos (robo y homicidio) en
tanto que el robo calificado por el homicidio constituye un delito complejo donde el
segundo de los delitos solo puede ser inculpado a título de resultado culposo.
Soler: afirma que homicidios de este tipo revisten carácter de resultados
preterintencionales de la actividad del sujeto activo. De ello se infiere, que la
responsabilidad del autor del robo, con referencia a la muerte, tendría que ser de
carácter culposo.
2.- Gómez: señala que la norma en debate se refiere a la circunstancia de que el
homicidio fuese un resultado accidental del robo y no para el caso de que resulte el
medio para consumar el robo.
3.- Nuñez: sostiene que el art. 165 comprende todos aquellos homicidios, tanto
culposos como dolosos, en este último caso, cuando el dolo no sea aquel exigido por el
art. 80 del Cód. Penal.
Creus: concibe que la figura incluye tanto los homicidios culposos como dolosos y
dentro de los primeros los cometidos con culpa inconciente.
4.- Buompadre: preliminarmente, señala que debe descartarse el caso fortuito en el
deceso de la víctima ya que la ley no exige que la consecuencia del robo resulte la
muerte de un sujeto, sino que emplea la expresión homicidio, razón por la cual solo
cabe la modalidad dolosa, cuando no es comprendida en el art. 80 inc. 7°. El resultado
culposo (homicidio culposo) tiene una solución a través de la regla del concurso real de
delitos.
Donna y Goerner, Baez, Grisetti y Romero Villanueva: debe desterrarse la culpa en la
producción del resultado homicida y que el dolo directo debe amalgamar las hipótesis
del art. 80 inc. 7° del Cód. Penal y que el indirecto y a su vez el eventual deben operar
en el art. 165. De ocurrir la primera situación (la culpa), habría robo en concurso real
con homicidio culposo.
Sujetos del delito: ante la pregunta ¿es latrocinio el caso en el cual el occiso resulta
uno de los delincuentes por la acción del otro, de la víctima del robo, de un tercero o de
un policía? Nuevamente aquí encontramos el disenso entre los autores, a raíz de los
que entienden aplicable la acción típica del delito. El tipo subjetivo también depende a
la postura que se adhiera.

Robo calificado por lesiones graves o gravísimas:


ARTICULO 166. - “Se aplicará reclusión o prisión de CINCO a QUINCE años:
1. Si por las violencias ejercidas para realizar el robo, se causare alguna de las
lesiones previstas en los artículos 90 y 91.”

Bien Jurídico protegido: el fundamento de la agravante contemplada en este inciso


es el mayor resultado lesivo para la víctima, que se ve vulnerada no solo en su
propiedad sino también su integridad física. Se trata por ende de un típico de resultado.
Acción típica: Conforme se ha visto, la violencia contra las personas debe traducirse
en una conducta con repercusiones físicas. Cuando tal violencia provoca lesiones
graves y gravísimas se torna de aplicación el art. 166 inc. 1° del Cód. Penal. Ello así
pues las lesiones leves contempladas en el art. 89 se absorben por la violencia
inherente al robo. Se conceptualiza a la lesión grave como el daño en el cuerpo o en la
salud que produce un debilitamiento permanente del organismo en general, de un
sentido, de un órgano, de un miembro o una dificultad permanente de la palabra, o si
hubiese puesto en peligro la vida del ofendido, le hubiere inutilizado para el trabajo por
más de un mes o le hubiere causado una deformación permanente en el rostro. La
lesión es gravísima cuando consiste en la pérdida de un sentido, órgano, miembro, del
uso de un órgano o miembro, de la palabra o de la capacidad de engendrar o concebir.
Dicho de otro modo, el tipo penal requiere, a diferencia del robo con homicidio, que las
lesiones causadas por las violencias ejercidas para realizar el robo, pudiendo ser
ejercidas en cualquiera de los momentos a que hace referencia el art. 164, o sea, antes
del robo, para facilitarlo, en el acto de cometerlo o después de cometido para procurar
la impunidad, quedando afuera las lesiones que no fueran producto de la violencia
ejercida para la realización del robo, en cualquiera de las circunstancias previstas por la
norma básica.
Tipo Subjetivo: como señala Donna, el tipo subjetivo requiere que el contenido de
ambas ofensas esté presente en el dolo de todos los partícipes, inclusive aquellos que
no tomaron parte de las lesiones, los que no participen de esa convergencia intencional
solo responderán por el tipo básico del robo.
Consumación y tentativa: Habida cuenta de que la sola producción de la violencia
para facilitar el robo ya alcanza la entidad para agravar el delito, la calificante no
requiere la consumación del apoderamiento, por lo que en caso del robo con lesiones
contemplado en el art. 166, el injusto queda consumado cuando concurre el
apoderamiento o bien su tentativa, juntamente con la lesión grave o gravísima. Esta
solución implica que, en el supuesto del robo consumado, con la ejecución de una
conducta del agente enderezada a causar la lesión, pero que no se concretó lesión
alguna, la agravante no se tipifica en razón de que falta el resultado de la violencia que
el precepto exige (Grisetti – Romero Villanueva)
La jurisprudencia no es pacífica acerca de la admisión de la tentativa respecto de la
conducta contemplada en el art. 166 inc. 1°, pues mientras algunos se inclinar por
afirmar que la sola comisión de las lesiones, aunque el robo no haya sido consumado,
autoriza la aplicación de la agravante, otros optan por considerar que en tales casos
media tentativa, aún cuando se hayan producido las lesiones típicas.

Robo con armas


“2. Si el robo se cometiere con armas, o en despoblado y en banda.
Si el arma utilizada fuera de fuego, la escala penal prevista se elevará en un tercio en
su mínimo y en su máximo.
Si se cometiere el robo con un arma de fuego cuya aptitud para el disparo no pudiera
tenerse de ningún modo por acreditada, o con un arma de utilería, la pena será de
TRES a DIEZ años de reclusión o prisión.”
(Artículo sustituido por art. 1° de la Ley N° 25.882 B.O. 26/4/2004)

Bien Jurídico protegido: existen varias teorías. Teoría subjetiva: el mayor reproche
encontraba fundamento en el mayor poder intimidante producto del empleo de un arma.
Esta teoría centra su atención en la situación psicológica (temor, indefensión,
paralización, etc.) que el ataque armado del sujeto activo produce en el sujeto pasivo,
lo que facilita el desapoderamiento de su propiedad. Para esta postura, ninguna
relevancia tendría la capacidad ofensiva de las armas. Teoría Objetiva: el mayor
reproche encontraba fundamento en el peligro concreto y real (contra la vida o
integridad física) corrido por el sujeto pasivo producido por el empleo de un arma por
parte del sujeto activo. Para esta postura tendría vital relevancia la capacidad ofensiva
de las armas. Teoría mixta: se refiere el art. 166 al uso de arma por parte del sujeto
activo en contra del sujeto pasivo y se inspira en el mayor poder ofensivo que exhibe el
agente que, a su vez aumenta el estado de indefensión de la víctima. La reforma de la
ley 25.882 plasmo la tesis mixta, la que recepta tanto la objetivo como la subjetiva.
Tipo objetivo: el tipo referido requiere que se haya cometido con armas y no es
suficiente su mera portación. Al decir que el robo debe haber sido cometido con armas,
se entiende que las armas deben haber sido utilizadas; esto requiere de un despliegue
de actividad física por parte del autor. Se sostiene en tal sentido, que las armas deben
haber sido utilizadas como medio intimidatorio o vulnerante (tanto en contra de la
víctima como de terceros), para doblegar cualquier resistencia al apoderamiento, ya
sea usándolas efectivamente (es decir lanzando la puñalada o el golpe) o bien
amenazándola físicamente con su utilización (blandiéndolas o mostrándolas
significativamente).
Es decir que para la configuración de la agravante, se sostiene que tratándose de
armas propias, resulta suficiente su mero empleo amenazante, blandiéndola o
exhibiéndola, mientras que tratándose de armas impropias se requiere su efectiva
utilización a modo de acometimiento.
Arma: se aplica lo explicado en el hurto.
Tipo subjetivo: comete el delito quien ejecuta la conducta sancionada impulsado por
el dolo de apoderamiento más el dolo de hacerlo con un arma idónea para ello, con el
propósito de disminuir la capacidad de defensa del sujeto pasivo.
Autoría y participación: aunque uno solo de los intervinientes en el hecho haya
utilizado efectivamente un arma, corresponde aplicar a todos ellos la agravante del art.
166 inc. 2°, 1° supuesto, ya que todos se prevalieron de esa situación y convergieron
intencionalmente en el modo de realización de la empresa criminal. Hay excepciones
en jurisprudencia.

Robo en despoblado y en banda:


Tipo objetivo: el primer elemento a ponderar en el tipo objetivo consiste en la calidad
que tiene lugar en el delito se consuma, es decir, el despoblado
Despoblado: se aplica lo dicho en el hurto.
Concepto de banda: en lo que respecta al concepto de banda que complementa la
agravante, cabe señalar que se han propuesto, al menos dos soluciones
interpretativas: una de ellas, que vincula el concepto de banda al de asociación ilícita,
contemplada en el art. 210 del Cód. Penal, y la otra que le reconoce autonomía
respecto de este último. Desde luego que la banda, para ser considerada tal, requiere
el concurso de al menos tres personas, que superen la simple reunión accidental. Ello
es así pues con ese número se incrementa el nivel de vulnerabilidad del bien jurídico
protegido, a la vez que se exige que todos sus miembros tomen parte en la ejecución
del hecho, a título de coautores, trasuntando un acuerdo previo de voluntades para
cometer el robo, con división de tareas y el dominio común del hecho, extremos que le
otorgan a la banda su mayor temibilidad.
Ardohain afirma que respecto de la banda, dicho concepto alude sin duda alguna, el
modo de ejecución o manera de comisión del hecho, y obedece a una larga tradición
histórica y a un cabal sentido punitivo, pues la intervención de varias personas asume
por sí sola una particular gravedad por la mayor vulnerabilidad en que el grupo coloca
al bien jurídico. En efecto, el género banda exige, fundamentalmente, la comisión de un
delito de tres o más personas con presencia y activa y cumpliendo actos de ejecución.
Así banda y asociación ilícita no son la misma cosa para la ley argentina, porque la
agravación del delito en banda se realiza como consecuencia del modo de obrar de los
culpables. Atañen a la manera de cometer el delito, al modo de ejecución, el cual
concurre con otro elemento que se refiere también a la comisión del delito, siendo
relativo al lugar donde el delito se efectúa, como ser en despoblado o en lugares
poblados.
La diferencia entre asociación ilícita y banda se encuentra en que, para que se
configure el supuesto del art. 210 del Cód. Penal es menester que el formar parte de la
asociación tenga por finalidad la de cometer delitos (en forma indeterminada y plural) y
la represión penal es por la sola circunstancia de resultar miembro de la misma. En
cambio, para que la banda sea considerada agravante calificativa del robo, es
necesario que la pluralidad de sujetos que la constituye tenga por fin cometer ese ilícito
determinado.
Sujetos del delito: son aquellas personas que tomen parte en el ilícito, ya sea
realizando actos de ejecución del delito o prestando un auxilio o cooperación sin los
cuales no habría podido cometerse.

Arma cuya aptitud para el disparo no pudo tenerse acreditada


En el art. 166 parr. 3°, primera parte, inc. 2°, que hace referencia al arma de fuego cuya
aptitud para el disparo no pudiera tenerse de ningún modo por acreditada, quedan
comprendidas las armas de fuego no aptas para disparo (no operativas), sea por
defectos en el mecanismo (por ejm.: falta de percutor), por carecer de indoneidad para
hacer correr peligro a la persona de la víctima, por estar descargadas o por otras
insuficiencias en su funcionamiento. Se trata de supuestos de “arma simulada” o “falsa
arma” que, aunque pueda resultar apta para aumentar la intimidación de la víctima, no
tienen capacidad funcional para poner en peligro su vida o integridad física. Pero,
cualquier caso, tiene que tratarse de un arma de fuego.
Adquiere relevancia también el análisis del bien jurídico que protege la norma. En este
sentido el delito de robo simple tiende a proteger los bienes jurídicos propiedad y
libertad, mientras que la figura agravada en el inc. 2° del art. 166° del Cód. Penal,
agrega a ello la vida o la integridad física. Así, si bien con la utilización de un arma
inepta existe una mayor intimidación, no se advierte posibilidad de lesión real y efectiva
para el bien jurídico que se incorpora en la tutela de la figura agravada.
Arma de Utilería:
El parr. 3°, última parte, del inc. 2°, abarca la llamada arma de utilería, vale decir, todo
objeto que represente una réplica, reproducción, símil o imitación de un arma, sea o no
de fuego (por ejm.: un revólver o un cuchillo de juguete). Quedan comprendidas en el
tipo, entonces, las llamadas “armas de juguete”, pero aquellas situaciones en las que
se simula la violencia armada (por ejm.: presionar con el dedo la espalda, simulando la
existencia de un arma), pues en estos casos no existe arma de utilería, es decir, un
objeto de apariencia de arma. La mal llamada “arma de utilería” (porque técnicamente
no es un arma) para que quede incluída en esta disposición debe ser usada en el
sentido propio (como arma), pues si fuera empleada en sentido propio (como objeto
contundente) el tipo se desplazaría hacia la figura del art. 166, parr. 1°, inc. 2°.

Robo en despoblado
ARTICULO 167.- “Se aplicará reclusión o prisión de tres a diez años:
1º. Si se cometiere el robo en despoblado;
Se aplica lo referido para el hurto

Robo en lugar poblado y banda


2º. Si se cometiere en lugares poblados y en banda;
Bien jurídico protegido: la razón que justifica la previsión de la agravante consiste en
el estado de indefensión en el que queda el sujeto pasivo, a tenor del número de
personas que participan en la comisión del injusto.
Tipo objetivo: la norma califica el robo en tanto concurren, de modo contemporáneo,
dos elementos decisivos, a saber, que el delito sea cometido en lugar poblado y que los
autores actúen en banda. Respecto a la conceptualización de lo que debe entenderse
por poblado, cabe destacar que se trata de un lugar que se encuentre situado en el
interior de un radio urbano, a saber, ciudades, villas, pueblos, aldeas y sus calles,
plazas y baldíos inmediatos. Como se aprecia, se trata de lugares en los que, por sus
características, la víctima puede solicitar auxilio para sí y para sus bienes.
Figari señala que la definición de lugar “poblado” debe referirse por oposición a lo que
ha descripto como lugar despoblado. Es decir, todo sitio dentro de un radio urbano,
comprensivo de ciudades, villas, pueblos, su calles, plazas y baldíos inmediatos,
aunque eventualmente, por razones horarias o de otra naturaleza, se encuentren
desolados, sin gente a su alrededor en los cuales el sujeto pasivo y sus bienes pueden
contar con el auxilio o ayuda de otras personas. En esto concuerdan la doctrina y la
jurisprudencia.
Consumación y tentativa: el delito ha quedado en grado de conato cuando los
imputados intentaron sustraer la mochila de un transeúnte, ya que el accionar
desplegado fue cometido con participación de varias personas, empleando fuerza física
contra la víctima mientras transitaba por la ciudad, y el suceso se vio frustrado por
cuestiones ajenas a la voluntad de los nombrados. También ha dicho la jurisprudencia:
el injusto ha logrado consumarse pues no se ha recuperado la totalidad de los bienes
enunciados como sustraídos, y al menos por breves instantes, los imputados pudieron
ejercer acto de disposición respecto de tales valores.

Robo con perforación o fractura (efracción)


“3º. Si se perpetrare el robo con perforación o fractura de pared, cerco, techo o piso,
puerta o ventana de un lugar habitado o sus dependencias inmediatas; “

Esta modalidad comisiva del robo agravado suele ser conocida como robo con
efracción. Si bien es cierto que sigue siendo un robo con uso de fuerza sobre las cosas,
esta fuerza representa algo más que la ordinaria, a saber, la circunstancia de que está
constituída por la perforación o fractura.
Bien jurídico protegido: La razón que inspira la calificación del robo estriba en que la
perforación o fractura recae sobre todos los elementos puestos para resguardar la
cosa, con lo que resulta evidente que el sujeto no circunscribe su accionar a allanar el
lugar en el que se encuentra el objeto del delito, sino que también hace lo mismo con
los reparos construídos en defensa de las personas, exteriorizando así una mayor
peligrosidad. A su vez, respecto de las paredes, cercos, techos, pisos, puertas y
ventanas, la fuerza ejercida debe recaer sobre los elementos que los constituyen y le
proporcionan seguridad y solidez.
Tipo objetivo: el tipo agravado exige dos requisitos, que la fuerza se emplee como
medio para superar defensas establecidas para proteger un cerramiento físico y no
simplemente simbólico, y el otro, que esa fuerza sea de cierta intensidad, pues
tratándose de resguardo predispuesto que tiene por objeto impedir el ingreso a un
recinto protegido así de manera efectiva, es razonable admitir que esas defensas no
serían tales sino fuera posible aniquilarlas con un mínimo esfuerzo de quién procura su
violación, si bien el tipo básico de robo simple se consuma aún desplegando una
mínima energía material sobre las cosas, ella no resulta posible en la efracción.
Por lugar habitado debe entenderse todo albergue que constituya morada, aunque
accidentalmente sus habitantes no se hallen presentes; lo importante es que en el
momento del robo el lugar esté habitado, esto es, con rastros e indicios de que en el
lugar viven personas. Se habla de dependencias, cuando se trata de aquellos
espacios accesorios a la vivienda, como ser patios, bodegas, granero, cocheras y
demás sitos cerrados y contiguos a la casa habitada que se comunican interiormente
con esta, formando un todo. El fundamento es que precisamente en tales momentos es
donde corre peligro la seguridad de los moradores y la inviolabilidad del domicilio.
La efracción importa la rotura de las cosas materiales mediante el uso de la fuerza y
que, particularmente, a los fines de la agravante en comentario, significa su fractura o
perforación.
La fractura implica el quebrantamiento, corte o separación, que se traduce en
destrucción, con un daño de características especiales. La finalidad de la fuerza que
provoca la fractura es la de superar la función protectoria que le asigna el propietario a
una cosa. Por su parte la perforación conlleva una actividad por la cual se horada o
atraviesa, por cualquier medio que sea, la defensa opuesta por el titular de la cosa, aún
cuando no llegue a producir un resultado materialmente destructivo como el que exige
la fractura.
Tipo subjetivo: el dolo que impulsa la comisión de este delito requiere del
conocimiento de las circunstancias inherentes al tipo objetivo, así como la voluntad de
ejecutar la perforación o fractura en orden a conseguir perfeccionar el apoderamiento.
Consumación y tentativa: habida cuenta de que la rotura o perforación constituye un
medio comisivo del apoderamiento, la figura calificada solo puede quedar consumada
cuando se ejecute esta última conducta pues, en caso de que se haya ejecutado la
efracción sin conseguir el apoderamiento, dejará la figura en grado de tentativa

Robo Agravado por circunstancias calificativas del Hurto


“4º. Si concurriere alguna de las circunstancias enumeradas en el artículo 163.”
El inciso 4° del 167 contempla idénticas circunstancias de agravación previstas en el
art. 163 del Cód. Penal, a los que deben añadirse la fuerza en las cosas y violencia en
las personas.

ARTICULO 167 bis— “En los casos enunciados en el presente Capítulo, la pena se
aumentará en un tercio en su mínimo y en su máximo, cuando quien ejecutare el delito
fuere miembro integrante de las fuerzas de seguridad, policiales o del servicio
penitenciario.”
(Artículo incorporado por art. 3° de la Ley N° 25.816 B.O.9/12/2003)
Opinión sobre su constitucionalidad: La jurisprudencia ha dicho al respecto que un
Estado democrático debe rechazar todo aquello que vaya más allá de la culpabilidad, y
en esta inteligencia la menor o mayor sanción penal reposa en la entidad del juicio de
exigibilidad íntimamente relacionada con el acto, pues pretender someter a castigos de
naturaleza penal a determinado hombre, diferenciándolo del resto por lo que es y solo
por esa cualidad se torna incompatible con las conquistas de la especie humana,
retrocediendo a teorías de la peligrosidad del agente, conculcando principios de la CN.
De esta manera, la condición de policía o integrante de una fuerza de seguridad coloca
a la persona en situación de especial relevancia, pero recién cuando está ejerciendo tal
función su conducta puede relacionarse con el deber incumplido.

Capítulo 2 bis: ABIGEATO


(Capítulo incorporado por art. 3° de la Ley N° 25.890 B.O.21/5/2004)
ARTICULO 167 ter.- “Será reprimido con prisión de DOS (2) a SEIS (6) años el que se
apoderare ilegítimamente de UNA (1) o más cabezas de ganado mayor o menor, total o
parcialmente ajeno, que se encontrare en establecimientos rurales o, en ocasión de su
transporte, desde el momento de su carga hasta el de su destino o entrega, incluyendo
las escalas que se realicen durante el trayecto.
La pena será de TRES (3) a OCHO (8) años de prisión si el abigeato fuere de CINCO
(5) o más cabezas de ganado mayor o menor y se utilizare un medio motorizado para
su transporte.”
(Artículo incorporado por art. 3° de la Ley N° 25.890 B.O.21/5/2004)

El Abigeato es el apoderamiento ilegítimo de ganado ajeno y su inclusión como delito


autónomo obedece al incremento alarmante de este delito en nuestro país.
Bien jurídico protegido: Figari aduce que no caben dudas que en el marco en que se
encuentra ubicado este nuevo Capitulo 2bis referido al abigeato, Titulo VI “Delitos
contra la propiedad”, el bien jurídico protegido no es otro que justamente la propiedad.
Tradicionalmente, antes de la reforma, al abigeato se lo comprendía junto con el hurto
campestre, dentro de las categorías de los hurtos calificados, y la razón estribaba en
brindarle a los bienes mayor protección cuando se presentan dificultades para que su
tenedor ejerza sobre ellos una custodia efectivo por el desamparo en que se
encuentran, dada la situación en que dichos bienes tiene que ser dejados a la
confianza pública. Esta consecuencia sigue rigiendo para el caso del hurto campestre.
En tanto que, el abigeato, ahora el bien jurídico protegido es eminentemente pecuario,
circunscripto al ganado mayor o menor, total o parcialmente ajeno que ya no se
encuentra “a campo abierto” sino en establecimientos rurales o en ocasión de su
transporte.
A partir de una perspectiva politico-criminal, es dable señalar que el daño que se
produce con motivo de la comisión de este delito no solo se refleja en un menoscabo al
bien jurídico patrimonio, sino también a la salud pública, a poco que se advierta que el
recorrido del producto extraído del animal, hasta su comercialización carece de los
debidos, poniendo en riesgo la salud de la población. Ello demuestra, además, la
conexión que este delito tiene en otras materias, a saber, la sanitaria, la administrativa
entre otras. A la luz de la comparación con la regulación precedente, debe señalarse
que la nueva legislación ha extraído el abigeato del universo de los llamados “delitos
campestres”, se aumento el mínimo de la escala penal al doble, tanto para el tipo
básico como para la agravante por el número de cabezas sustraídas y por medio
motorizado autorizado para ejecutar el apoderamiento; se ha eliminado la expresión
“dejado en el campo”; se ha incorporado la exigencia de que la conducta reprochada se
cometa en establecimientos rurales o en ocasión del transporte del ganado, desde el
momento de su carga hasta el de su destino o entrega, incluyendo las escalas que se
realicen en su derrotero.
Critica por contradicción por los arts. 206 y 248bis
Tipo Objetivo:
Abigeato Simple Art. 167 ter, parr. 1°, 1° parte
Acción típica: la acción típica es el apoderamiento que es el mismo concepto del hurto
y del robo, por lo que cabe remitirse a lo dicho al comentar esos ilícitos. La conducta
típica se cumple por medio del apoderamiento, coincidiendo con el contenido del delito
de hurto, por lo que resultan aplicables las consideraciones realizadas a su respecto en
relación a las distintas teorías sobre su consumación. El objeto del abigeato
propiamente dicho es el ganado, o sea el conjunto de animales mamíferos
cuadrúpedos que pastan, es decir, que comen hierbas o pasto. El establecimiento
rural es definido por el art. 77 del Cód. Penal, todo inmueble que se destine a la cría,
mejora o engorde del ganado, actividades de tambo, granja o cultivo de tierra, a la
avicultura u otras crianzas, fomento o aprovechamiento semejante. Como se aprecia, el
concepto abarca a todas las actividades que se cumplen en el ámbito rural, enunciando
las más significativas y concluyendo la fórmula legal con una mención amplia, referida
a “todo fomento o aprovechamiento semejante”. Por otra parte, y siempre en afán de
precisar los conceptos cuanto más se pueda, no debe perderse de vista que, desde un
punto de vista técnico, los conceptos de rural y agrario no se identifican. El primero
implica un concepto espacial y estático que se formula por oposición al espacio no
urbano, mientras que al segundo se le confiere un sentido productivo económico y
dinámico que se vincula a una determinada técnica de producción.
Abigeato en ocasión del transporte de ganado, Art. 167 ter, 1° Parr, 2° Parte
Tipo Objetivo: en este caso se advierte un paralelismo con lo dispuesto por el art. 163
inc. 5° respecto de las mercaderías transportadas, pues el fundamento de ello se finca
en la especial protección que requiere ciertas cosas, dadas las circunstancias en que
se encuentra a disponibilidad del sujeto activo, quien actúa sin mayor interferencia.
Siempre que haya entendido que debía protegerse con mayor intensidad a la carga
transportada, atento a que muchos tramos de las rutas son despoblados y, por lo tanto,
sin posibilidad de control policial, la única protección es el propio transportista, quién
además esta obligado a dejar el vehículo sin vigilancia directa cuando hace sus
escalas; sin embargo no se entiende por qué esa “protección” debe ser mayor cuando
se trate de un ganado.

Abigeato de cinco o más cabezas de ganado. Cuando sean transportadas por un


medio motorizado. Art. 167 ter
Tipo objetivo: en este caso, el tipo requiere que la conducta del apoderamiento se
cumpla en ocasión del transporte del ganado y la tutela del bien jurídico se extiende
desde el momento de la carga hasta el de destino o entrega, incluyendo las escalas
que se realicen a lo largo del transporte. A los fines de la conceptualización de este
tramo de la norma, cabe señalar que por transporte debe entenderse la movilización
del ganado para llevarlo de un lugar a otro, con significación económica o de tráfico
mercantil; por carga, el ingreso del ganado en el medio de transporte, por destino,
aquel lugar de arribo preestablecido como finalización del transporte, de acuerdo con la
guía pertinente; por entrega, el momento en que el ganado es puesto bajo la efectiva
disposición del receptor.
Sujetos del delito: sujeto activo puede ser cualquier persona, dado que no requiere
del autor alguna característica especial. Mientras que sujeto pasivo será quien tenga o
posea el ganado, es decir, arrendatario, depositario entre otros.
Tipo Subjetivo: el tipo subjetivo involucra un dolo consistente en la intención de
realizar la acción típica, su ilegitimidad, el objeto y los demás elementos típicos del
delito concibiendo también el dolo eventual. Figari sostiene que se trata de un delito
doloso, de dolo directo, pues el agente debe actuar con el conocimiento de que se
apodera del ganado total o parcialmente ajeno, sin derecho a ello y con la intención de
someterlo a su propio material o a su propia esfera de custodia (Laje Anaya, Justo, Laje
Ros, Cristóbal parecen admitir el dolo eventual)
Consumación y tentativa: se consuma en el momento de su apartamiento del ámbito
de su custodia (establecimiento rural o medio de transporte o los lugares de su escala),
admitiendo tentativa (Gavier). Mientras los animales no hubieran salido del
establecimiento rural o no hubieran sido cargados al medio de transporte, se está en el
terreno de la tentativa.

Apoderamiento realizado en las condiciones previstas en el Art. 164 (robo de


ganado)
ARTICULO 167 quater.- “Se aplicará reclusión o prisión de CUATRO (4) a DIEZ (10)
años cuando en el abigeato concurriere alguna de las siguientes circunstancias:
1.- El apoderamiento se realizare en las condiciones previstas en el artículo 164.”
Mediando fuerza en las cosas o violencia en las personas, debiendo tener lugar esta
conducta antes del robo para facilitarlo o después de cometido para procurar su
impunidad

Alteración, supresión o falsificación de marcas o señales utilizadas para la


identificación del animal.
“2.- Se alteraren, suprimieren o falsificaren marcas o señales utilizadas para la
identificación del animal.”
Esta figura esta prevista en el inc. 2° y se dirige a proteger toda la cadena de
producción ganadera. En efecto, se advierte que la agravante, además de tutelar el
derecho de propiedad, también vela por la indemnidad de los mecanismos de
identificación del ganado, medida necesaria para proteger su transferencia y traslado.
El Valor intrínseco que tiene las marcas y señales, en tanto métodos creados para dar
seguridad sobre la identificación del ganado merece la tutela normativa que le da la ley
penal. Ciertamente que el sujeto activo pretende mejorar sus posibilidades de éxito
vulnerando el sistema de individualización, logrando circular con el ganado sustraído.
Las acciones típicas que contempla la disposición son alterar, suprimir y falsificar,
debiendo recaer sobre las marcas o señales del animal, teniendo en cuenta que el
ganado mayor se marca y el ganado menor se señala. El concepto de marcas y señal
son elementos normativos del tipo, debiendo hacerse remisión a lo preceptuado por la
ley 22.939, que determina que la marca es la impresión que se efectúa sobre un
animal de un dibujo o diseño, por medio de hierro candente, de marcación en frío, o de
cualquier otro procedimiento que asegure la permanencia en forma clara e indeleble
que autorice la Secretaría de Agricultura y Ganadería. Por señal debe entenderse el
corte o incisión, o perforación, o grabación, hecha a fuego, en la oreja del animal. Estos
elementos hacen presumir que el ganado marcado o señalado pertenece a quien tiene
registrado a su nombre el diseño de la marca o señal aplicada al animal.
La alteración consiste en toda transformación que se efectúe respecto de las marcas o
señales, que tiene la finalidad de cambiar la apariencia, la esencia o forma de dichas
marcas o señales, para que no se vean como eran, de manera tal que que ya no sirvan
para su cometido de identificación. En cambio, por supresión se entiende el hecho
material de hacer desaparecer las marcas o señales, borrarlas, quitarlas de donde
estaban sin dejar ninguna subsistente, mediante cualquier obrar positivo idóneo para
ese fin. Se distingue del ocultamiento de la marca o señal en razón de que este
consiste en una conducta que se limita a tapar o disimular las marcas o señales
existentes. La falsificación estriba en hacer imitativo de una marca o señal, a tenor de
lo cual se exige la existencia de un modelo preexistente que es copiado. A los fines de
establecer que se ha cometido alguna de las conductas reprochadas cabe tener en
cuenta que las marcas o señales que se adulteran, suprimen o falsifican deben estar
previamente registradas ante la autoridad competente. Asimismo, en orden a la
actuación de la calificante, deben ser realizadas por el agente para conseguir el
apoderamiento ilegítimo del ganado mayor o menor. Es decir que el obrar punido debe
ser perpetrado para cometer la sustracción, en una relación de medio a fin, lo que no
ocurre si, primero opera el apoderamiento y luego, en pos del traslado y
comercialización, se adultera, suprime o falsifica la marca o señal, pudiendo
presentarse, en tal supuesto, un concurso real de delitos entre los arts. 167 ter y 289
inc. 1° CP.

Falsificación y utilización de certificados, guías de tránsito, boletos de marca o


señal o documentos equivalentes falsos
“3.- Se falsificaren o se utilizaren certificados de adquisición, guías de tránsito, boletos
de marca o señal, o documentación equivalente, falsos.”
en este apoderamiento del ganado se realiza a través de la falsificación que ya no
recae en la marca o señal sino en la documentación referida en la norma, requerida a
los fines de la adquisición, enajenación y transporte de ganado mayor y menor, y de
igual manera para documentar la marca o señalamiento de los animales. El sentido de
la tutela se explica si se tiene en consideración que se trata de los instrumentos por
medio de los cuales se ejerce el respectivo control por la autoridad competente, sea en
materia de comercialización o bien en materia fiscal, entre otras. La reforma ha
avanzado en lo que significa la punición de conductas asociadas al hurto pero
enderezadas a lograr la comercialización que es la actividad en la que, evidentemente,
se pretende alcanzar el lucro derivado del ilícito originario. Aduce Donna que la mayoría
de las veces el obrar que consigue la falsificación resulta mucho más complejo que el
apoderamiento mismo.
Crítica: Pérez Rojas comenta que este inciso tropieza con graves inconvenientes. En
primer término porque parifica la punición de falsificación y utilización tanto de
instrumentos privados (certificados de adquisición de ganado) como de instrumentos
públicos (guías de tránsito, boletos de marca o señal) cuando en el art. 292 CP la pena
varía según se trate de uno u otro; pero además porque en él se le impone una pena
extremadamente grave como es la de cuatro a diez años de reclusión o prisión y la de
instrumento privado con pena de seis meses a dos años, según las disposiciones del
art. 292 del Cód. Penal. Es más, el documento falsificado o adulterado destinado a
acreditar la identidad de las personas o la titularidad de dominio o habilitación para
circular de vehículos automotores se agrava con una pena de hasta tres a ocho años
según reza el parr. 2° del art. 292.

Participación en el hecho de personas dedicadas a la actividad agropecuaria


“4.- Participare en el hecho una persona que se dedique a la crianza, cuidado, faena,
elaboración, comercialización o transporte de ganado o de productos o subproductos
de origen animal.”
El motivo que funda la agravante estriba en la característica que tiene el sujeto activo
que, en el supuesto, se trata de la persona que, por la actividad que despliega, a saber,
dedicarse a la crianza, cuidado, faena, elaboración, comercialización o transporte de
ganado o productos o subproductos de origen animal, se lo castiga más severamente.
Esta solución punitiva se justifica en razón de especiales conocimientos que de la
actividad ganadera tienen los agentes, lo que puede facilitar la concreción del injusto.
Es, precisamente de ese conocimiento especial, empleado para cometer el delito, que
se deriva la mayor culpabilidad del sujeto activo. Es necesario acreditar, a los fines de
la agravante, que uno de los coautores, al menos, participe de esos sabores requeridos
por la norma y que, a su vez, ese conocimiento haya sido relevante para la realización
del delito.

Agravante por la calidad de funcionario público:


“5.- Participare en el hecho un funcionario público quien, violando los deberes a su
cargo o abusando de sus funciones, facilitare directa o indirectamente su comisión.”
Esta conductas calificada obedece a la idea de que la finalidad que debe satisfacer el
funcionario público se vincula directamente al servicio a la comunidad y no para
prevalerse del cargo para su beneficio, importando ello utilizar los conocimientos, la
capacitación y el sueldo para cometer delitos. Ello revela la razón del incremento del
quantum punitivo. Desde la perspectiva que interesa al tipo subjetivo, se trata de un
delito doloso, en el que el funcionario debe saber que está violando sus deberes en
aras de facilitar un abigeato, mientras que los restantes intervinientes también deben
conocer que un propósito delictivo se ve favorecido por la complicidad del funcionario,
que no observa sus deberes.

Pluralidad de partícipes
“6.- Participaren en el hecho TRES (3) o más personas.”
(Artículo incorporado por art. 3° de la Ley N° 25.890 B.O.21/5/2004)
Conforme los términos del precepto, no se exige un determinado grado de complicidad
como tampoco autoría, bastando la sola intervención activa de tres o más personas en
cualquier grado de participación. La razón que motiva esta calificante consiste en
considerar que cuanto mayor sea el número de intervinientes, mayores son las
posibilidades de éxito en la actividad delictiva emprendida, resultando,
simultáneamente, menores las posibilidades de defensa del sujeto pasivo.

Incostitucionalidad del art. 167 quater


El único fundamento expuesto por los legisladores fue la gravedad de la problemática
del abigeato sin hacer mayores disquisiciones, solo aumentando las penas. Siendo
este el único fundamento aparecen grandes incongruencias entre las penas y los
bienes jurídicamente protegidos, apareciendo desproporcionada la norma puesta en
crisis en relación con la escala punitiva que prevé, toda vez que las agravantes
previstas en el art. 167 quater, cuya pena va de 4 a 10 años de prisión podría dar lugar
a que la pena mínima impuesta, por ejemplo para el delito de homicidio, fuera igual o
inferior a la vista en el agravante, privilegiándose de esta manera al abigeato por las
circunstancias agravantes. Todo ello demuestra indudablemente la desproporcionalidad
e irrazonabilidad punitiva de la norma que se cuestiona con relación a otros delitos de
mayor relevancia social y advertir que pueden estarse vulnerando principios de
raigambre constitucional, resultando necesario respetar lo normado en los arts. 28 y 33
de la CN, lo que no ha ocurrido al introducirse el art. 167 quater, toda vez que se ha
sancionado con una pena cuya severidad es desproporcional a la gravedad del delito
cometido y al bien jurídico tutelado.

ARTICULO 167 quinquies.- “En caso de condena por un delito previsto en este
Capítulo, el culpable, si fuere funcionario público o reuniere las condiciones personales
descriptas en el artículo 167 quater inciso 4, sufrirá, además, inhabilitación especial por
el doble del tiempo de la condena.
En todos los casos antes previstos también se impondrá conjuntamente una multa
equivalente de DOS (2) a DIEZ (10) veces del valor del ganado sustraído".
(Artículo incorporado por art. 3° de la Ley N° 25.890 B.O.21/5/2004)
Personas contempladas (1er párrafo): se resultaren condenados por el delito de
abigeato “una persona que se dedique a la crianza, cuidado, faena, elaboración,
comercialización o transporte de ganado o de productos o subproductos de origen
animal” (art. 167 quater inc 4°) o un funcionario público (inc 5°) debería imponérseles
conjuntamente a las penas de prisión respectivas, la inhabilitación especial por el doble
tiempo de la condena. La razón que impulsa el agravante, y el consecuente incremento
punitivo, radica en la vulneración al principio de confianza que importa el obrar de
quien, dotado de los conocimientos de la actividad ganadera, los utiliza para delinquir,
denotando el deficiente desempeño de la función que le fuera oportunamente
encomendada.
Supuestos contemplados (2do párrafo): Iriarte estima que si bien el párrafo
comienza diciendo “en todos los casos antes previstos”, una interpretación respetuosa
del principio de legalidad - necesariamente restrictiva – lleva a entender que solo en los
casos de abigeato agravado, además de las penas de prisión previstas, debe aplicarse
la pena conjunta de una multa equivalente de dos a diez veces del valor del ganado
sustraído. Asimismo, nada obsta a que la condena por abigeato simple – como
cualquier otro delito – pueda imponer la pena conjunta de multa, si el hecho hubiera
sido cometido con ánimo de lucro…, aún cuando no esté especialmente prevista o lo
esté solo en forma alternativa con aquella (la de prisión). La pena de multa no
corresponde solo cuando el hecho se ha consumado, porque se habla de ganado
sustraído.

EXTORSIÓN
ARTICULO 168.- “Será reprimido con reclusión o prisión de cinco a diez años, el que
con intimidación o simulando autoridad pública o falsa orden de la misma, obligue a
otro a entregar, enviar, depositar o poner a su disposición o a la de un tercero, cosas,
dinero o documentos que produzcan efectos jurídicos.
Incurrirá en la misma pena el que por los mismos medios o con violencia, obligue a otro
a suscribir o destruir documentos de obligación o de crédito.”
Extorsión común:
Bien jurídico protegido: aparecen comprometidos dos bienes jurídicos distintos: la
propiedad y la libertad. Enseña Nuñez que la extorsión, en sus distintas figuras, ataca
la libre determinación de la persona, pero la ofensa a la libertad es solo un medio para
consumar la ofensa a la propiedad, que es la que el legislador argentino,
considerándola prevaleciente, ha tenido en cuenta para elegir el título delictivo
correspondiente al delito. La doctrina mayoritaria concuerda en que las hipótesis de
extorsión el desplazamiento de la cosa se produce por la actividad de la misma víctima,
pero con su voluntad viciada por coerción. En la extorsión hay un ataque a la libertad
de la persona, que se lleva a cabo mediante una intimidación (propia o engañosa) y
que tiene por fin impedir la libre determinación en cuanto a la disposición de sus bienes
o de los que están a su cuidado, no siendo – ese ataque a la libertad – un fin en sí
mismo, sino un medio para atacar la propiedad.
Tipo objetivo: Tradicionalmente se ha dicho que la extorsión es un atentado contra la
propiedad que tiene diferencias precisas con el hurto y con el robo. Las distinciones se
relacionan con la cosa objeto del delito, con los medios que se emplean y con el tiempo
que media entre la acción y la obtención. Así mientras en el robo o hurto es una cosa
mueble, en la extorsión lo que se persigue puede ser una ventaja patrimonial
cualquiera; en el robo y en el hurto el delito produce con el apoderamiento, en la
extorsión el delincuente ejercita una acción para obtener la ventaja más adelante; en el
hurto y en el robo los medios pueden ser diversos, mientras que en la extorsión lo que
se emplea es la violencia moral, la amenaza, a los efectos de conseguir el resultado.
Acción típica: consiste en obligar a otro a entregar, enviar, depositar o poner a
disposición del autor o de un tercero los bienes o documentos que produzcan efectos
jurídicos. Esta forma de compeler a otro debe realizarse mediante el uso de
intimidación o simulación de autoridad pública o falsa orden de ella. El uso del medio
coactivo debe ser idóneo para alarmar o amedrentar a la víctima, pero la ausencia de
dicha característica intimidante admitiría igualmente que se tratase al hecho como uno
tentado o como un delito imposible (Nuñez) Algunos autores sostienen que no es
menester que la intimidación alcance necesariamente al grado de coacción (Laje
Anaya) Presupuesto necesario de la comisión de este delito es la presencia de la
voluntad contraria de la víctima, es decir, la figura de extorsión reclama que la víctima
haya sido compelida a la producción del resultado lesivo (D’Alessio).
La intimidación, la simulación de autoridad pública o la simulación de falsa orden de
autoridad pública son los medios de que se vale el autor para compeler a la víctima y
lograr de esa manera, la prestación deseada. La intimidación o amenaza consiste en
infundir temor en la víctima a través del anuncio o advertencia de un mal, que recaerá
sobre ella o un tercero, o sobre bienes que se estiman valiosos papa la persona. Así
como la violencia es energía física consumada. Lo relevante para la procedencia de
este delito es que la intimidación sea idónea para atemorizar, es decir, que tenga
entidad suficiente – circunstancia que debe ser evaluada en el caso concreto – para
crear en la víctima ese estado de miedo que la obliga a realizar la prestada exigida por
el autor. Además debe ser ilegítima, esto es, realizada sin ningún derecho sobre lo que
se exige. La situación de autoridad pública consiste en fingir o aparentar una calidad
funcional que no posee. El temor de la víctima tiene una causa en el acto de autoridad
que invoca el autor. No debe tratarse de una autoridad verdadera sino de una falsa
autoridad. Si aquel fuera el caso, la extorsión quedaría desplazada por la exacción
ilegal (art. 266 CP). Se trata de un supuesto de intimidación engañosa porque requiere
no solo el engaño sobre la propia calidad que se invoca sino porque se utiliza este
medio como un procedimiento intimidatorio. En la simulación de falsa orden de
autoridad pública, el autor finge la existencia de una orden (mandato o prohibición) que
proviene de una autoridad pública. A diferencia del supuesto anterior, en el cual la
autoridad pública no debe existir, en este la autoridad pública puede existir pero, no
obstante ello, la orden debe ser falsa, ya sea porque la autoridad pública no es
verdadera (no existe) o bien porque, existiendo, la orden invocada no corresponde a su
competencia funcional.
Sujetos del delito: el delito de extorsión es de los denominados delitos comunes, es
decir, no se requiere ninguna condición o cualidad especial en el sujeto activo.
Tipo subjetivo: El delito de extorsión solo puede ser cometido mediante dolo directo.
Es decir, se exige el conocimiento de la ilegalidad de la exigencia llevada a cabo por el
sujeto activo.
Consumación y tentativa: la extorsión es un delito de resultado, cuya consumación
exige un perjuicio patrimonial. El delito se perfecciona cuando la víctima ha obrado de
acuerdo con las directivas del autor, realizando las conductas descriptas en la ley:
entregar, enviar, depositar o poner a disposición del autor la cosa exigida. Todas estas
hipótesis constituyen actos de disposición que pueden revestir las más variadas formas
(acuerdos verbales o escritos, actas notariales). Sin embargo, hay que distinguir en
cada caso en particular. En los casos de entrega, el delito se consuma cuando la cosa
es recepcionada por el autor; en los caso de envío, cuando el objeto es mandado o
dirigido al autor o a quién se indique; en el depósito, cuando se deja o coloca en
condiciones de que el autor o un tercero dispongan materialmente de ella. La
consumación no implica necesariamente el logro de provecho alguno aunque si debe
concurrir la producción de un perjuicio patrimonial, el cual es siempre la consecuencia
de la prestación o del acto positivo de disposición
Secuestro virtual: dos posturas. a) este accionar constituye el delito de extorsión – art.
168 porque la disposición patrimonial es lograda bajo la intimidación que supone la
privación de la libertad, que se hace creer, en la que se encuentra un allegado del
sujeto pasivo a pesar de ser mentira, esta es vivida como real por la víctima. b) sería
una estafa, porque la disposición patrimonial no es tomada por violencia sino, antes
bien, por error.

Extorsión de documentos:
se ha dado en llamar extorsión documental a la obligación por parte del autor,
intimidación mediante (lisa y llana, engañosa o violenta), al sujeto pasivo de suscribir o
destruir algún documento (que puede ser público o privado), en tanto el mismo sea de
aquellos que tengan como objeto la producción de una obligación o crédito.
Tipo objetivo: lo peculiar de esta especie de extorsión reside en los objetos de la
acción expoliadora: el autor obliga a otro mediante el uso de los medios típicos
Sujetos: el objeto de la acción expoliadora es que el autor obliga a otro mediante el
uso de los medios típicos o violencia a suscribir o destruir documentos de obligación o
de créditos. Una nota distintiva de esta figura reside en el objeto de la acción, puesto
que en este último caso se tratará de la suscripción o la destrucción de documentos de
obligación o de crédito. Por lo demás, el autor debe exigir tanto la suscripción de un
documento cuyo objeto sea la creación de una obligación dineraria como la destrucción
física de dichas obligaciones. La acción de suscribir comprende la firma o el
reconocimiento de una deuda real o imaginaria. La acción de destruir implica la
desaparición material del documento sea por el medio que fuere.
Autor material o sujeto activo solo podrá ser quien ejerza alguno de los medios
comisivos enunciados por la norma (violencia, intimidación de autoridad pública o
invocación de falsa orden de la misma), para obligar a la víctima a suscribir o destruir
un documento de obligación o de crédito, ello independientemente de que el
documento cuya suscripción se persigue sea a favor del propio autor o de un tercero, o
bien que la destrucción del instrumento de que se trate haya sido otorgado por él o por
un tercero. Por su parte sujeto pasivo será aquel que resulte obligado a llevar a cabo
cualquiera de las conductas exigidas por el autor.
Tipo Subjetivo: Se trata de un delito doloso que admite unicamente el dolo directo. El
conocimiento que el autor debe tener respecto de la violencia elegida como medio para
llevar a cabo la conducta típica debe ser su guía en aras al resultado final buscado.
Consumación y tentativa: en el caso de la destrucción del documento,la consumación
se produce con su desaparición material; mientras que en el caso de la suscripción ella
opera con la firma del documento y si ese documento ha salido de la esfera del poder
de la víctima.

Extorsión por imputaciones al honor o violación de secretos


ARTICULO 169. - “Será reprimido con prisión o reclusión de tres a ocho años, el que,
por amenaza de imputaciones contra el honor o de violación de secretos, cometiere
alguno de los hechos expresados en el artículo precedente.”

Chantaje: Figari señala que la figura propuesta por esta normativa constituye la clásica
del chantaje que proviene de la voz francesa chantage y deriva de chant, canto, o
chanter, cantar. En base a algunos antecedentes históricos “cantar”, además del
significado lírico, adquirió el de hablar obligado; por extensión, cobrar obligadamente. Y
“hacer cantar” a alguien es obligarle. Las dos figuras de extorsión que se vieron hasta
aquí (la común y la documental) y la extorsión por chantaje no se diferencian en el bien
jurídico tutelado, ni en el fin perseguido,ni en la pena, ni en las circunstancias
calificativas de agravación.
Bien jurídico protegido: puede afirmarse que en la norma en comentario el otro bien
tutelado, además del patrimonio, es el honor y los secretos de la persona, es decir, su
intimidad.
Tipo Objetivo: Acción Típica: la norma remite a la extorsión. Por ende, la acción es
obligar a otro a entregar, enviar, depositar o poner a disposición propia o de terceros,
cosas, dinero, documentos que produzcan efectos jurídicos o a suscribir o destruir
documentos de obligación o de crédito. Lo que distingue a esta figura es le medio
comisivo específico. La singularidad que ofrece el tipo objetivo es que los medios
comisivos son la amenaza de imputaciones contra el honor y la amenaza de violación
de secretos. La primera consiste en el anuncio hecho a otro de inferirle un mal,
pudiendo asumir la forma oral o escrita. Esta conducta reprochada implica que el honor
o el secreto deben correr peligro, por lo que la libertad psíquica debe experimentar
vulneración, debiendo producirse, también, el atentado contra la propiedad.
Imputación contra el honor: Simaz-Conti concluyen en que el honor al que alude la
disposición legal no alcanza la extensión total del bien jurídico contenido en el Título
Segundo del Libro Segundo del CP, por cuanto aquí solo importa el aspecto objetivo del
mismo, es decir, el honor o reputación de la persona frente a terceros y no el subjetivo
en cuanto autoestima del sujeto. Ello obedece a que, como afirma Nuñez, la esencia
extorsiva de la amenaza no radica en la lesión de la propia estimación, sino en la
esfera de la estimación de terceras personas. En lo que respecta a la titularidad del
honor, debe decirse que no constituye una exigencia el que este pertenezca al sujeto
pasivo sino que puede corresponder a un tercero. Lo que importa en el caso es que la
persona de quien se pretende la prestación patrimonial tenga interés en preservar el
honor o mantener la reserva del secreto afectado por la imputación o revelación, sin
que sea imprescindible que la amenaza tenga características especiales. Resulta, en
cambio, relevante que las amenazas tengan idoneidad para obligar a la víctima a hacer
una prestación patrimonial en cualquiera de las modalidades previstas por la ley.
Por otro lado, la amenaza no debe ser pública, pues perdería su poder intimidatorio,
toda vez que para lograr el objetivo del chantaje debe sugerirse el peligro de difusión,
publicación o trascendencia de la imputación a terceras personas.
Revelación de secretos: el concepto de secreto, para el 169, abarca todo aquello que
se tiene cuidadosamente reservado u oculto o bien cualquier hecho o circunstancia que
el sujeto pasivo pretenda mantener en silencio o alejado de la vista de otros. Es por ello
que la violación del secreto importa que la acción de quitar el carácter secreto del
hecho o circunstancia en cuestión que se pretende mantener en esa calidad, con
indiferencia de carácter delictuoso o no de la violación. Implica, por su contenido, un
elemento inherente a la intimidad del sujeto, a su tranquilidad.
En orden a determinar la naturaleza del secreto cuya revelación se amenaza, cabe
consignar que no se requiere que sea deshonesto, bastando con que sea íntimo, y que,
a diferencia de la imputación dirigida contra el honor, debe ser verdadero. Es que si el
secreto a develar es inexistente, no se puede producir la conducta exigida en la norma,
sin perjuicio que pueda acudirse a la interpretación de que la obra una imputación en
contra del honor.
Sujetos del delito: el delito no requiere ninguna condición o cualidad especial en el
sujeto activo, siendo de aquellos denominados delictum communis o de titularidad
indiferenciada.
Tipo normativo: lo que debe quedar bien en claro es que en la figura de extorsión por
chantaje el aspecto decisivo a tener en cuenta es que tiene que ser ilegítima o indebida
la prestación económica exigida a la víctima, pues de lo contrario no habría afectación
al jurídico propiedad.
tipo subjetivo: es un delito doloso que solo admite dolo directo.
Consumación y tentativa: se consuma cuando la victima realiza la disposición
patrimonial o cuando suscribe y entrega o destruye el documento. Se admite tentativa y
su ejecución comienza cuando el sujeto activo hace conocer a la víctima la exigencia
patrimonial ilícita, acompañada de la amenaza de formular la imputación al honor o la
violación de secretos.

Secuestro Extorsivo:
ARTICULO 170. - “Se impondrá reclusión o prisión de cinco (5) a quince (15) años, al
que sustrajere, retuviere u ocultare a una persona para sacar rescate.”
Bien jurídico protegido: Figari expresa que si bien como característica común de
todos estos tipos penales que se están viendo, prima el contenido patrimonial, en la
extorsión común se le aunaba un ataque a la libertad personal, en el chantaje se ponía
en peligro el honor y el secreto de una persona, en este caso particular, como en
ningún otro, el énfasis está puesto en la libertad ambulatoria del ofendido quién es la
víctima sustraída, retenida u ocultada y coetáneamente el tercero que es el que paga el
rescate. Por consiguiente, existe en este tipo delictivo un doble ataque a la libertad: 1)
el común a todas las extorsiones que va dirigido contra la libertad psíquica o de
autodeterminación, generalmente de un tercero, quién será el destinatario de la
exigencia, en virtud del temor que le produce, quién será el destinatario de la exigencia,
en virtud del temor que le produce el mal que puede sufrir la persona secuestrada y 2)
el específico de esta figura, en el que se menoscaba la libertad ambulatoria de la
víctima de la extorsión, o de un tercero. Algunos ha expresado que en la figura del
secuestro extorsivo hay una ofensa a la libertad como medio para vulnerar la
propiedad, configurando lo que se ha denominado delitos de “resultado cortado” -
incluidos en el grupo de delitos de intención o con una tendencia interna trascendente –
cuya acción típica se complementa con la persecución de un resultado externo, que va
más allá del tipo objetivo y que debe producirse por sí mismo después del hecho. Se
finca esta afirmación en que la expresión “para”, contenida en el primer párrafo de la
manda, es típica del delito de “cortado resultado” (“para sacar rescate”) e indica un
querer trascendente que hace al tipo del delito de tendencia, del cual forma parte con
los propios delitos de tendencia o de tendencia intensificada, el delito “de cortado
resultado” en el cual se realiza la acción el objeto de que se produzca un resultado
ulterior.
Se trata de un delito de peligro en lo que al bien jurídico propiedad se refiere, en virtud
de que no debe dejar de reconocerse que el delito tiene como finalidad ocasionar un
agravio de carácter patrimonial. Empero, ello no debe permitir que se pierda de vista
que, en aras de ese objetivo, se ha limitado o suprimido la libertad de una persona, con
lo que este bien jurídico también resulta atacado. También es un delito permanente,
toda vez que su consumación se mantiene mientras dure la privación de la libertad del
rehén para recibir el rescate extremo que se torna relevante a los fines de la
prescripción.
Tipo objetivo: Acciones típicas: las conductas típicas consisten en sustraer, retener u
ocultar. Sustraer debe entenderse la acción extraer a la persona del lugar al que
pertenece, en donde desenvuelve su vida en libertad o bajo custodia de terceros.
Sustrayendo con un fin o propósito determinado (pedir rescate a cambio de la libertad)
lo que importa conducir o llevar al sujeto pasivo – de la privación de la libertad
ambulatoria – a un lugar distinto donde se encontraba y desarrollaba su vida en libertad
o bajo custodia de terceros (como lo es el caso de los menores e incapaces);
obviamente en contra de su voluntad. La voluntad material comentada, importa
necesariamente, que la víctima llegue a estar bajo el poder efectivo del agente, es
decir, debe verificarse una sujeción impeditiva del libre desplazamiento de la misma
hacia los destinos que ella fije a su arbitrio en ese momento. A su vez, retener implica
obligar a la persona a permanecer en un lugar determinado durante un lapso más o
menos prolongado, con lo que se consigue también, sacarla de su ámbito de libertad.
Por último, ocultar importa esconder a la persona, lo que se persigue trasladándola a
un lugar desconocido por terceros, en forma tal de lograr que se dificulte la acción de
encontrarla.
Sujetos: el sujeto activo es la persona a cuya disposición se encuentra el sujeto
privado de la libertad. No obstante que puede no mediar identidad entre este y quien
busca el rescate, resulta relevante tener en consideración que reviste la calidad de
autor quien reserva para sí la titularidad del dominio del hecho y persigue el beneficio
patrimonial derivado del rescate. El sujeto pasivo es quién experimenta la privación de
la libertad y quién debe efectuar el pago, aunque, tratándose de un delito en contra de
la propiedad, y no existiendo identidad entre ambas personas, será sujeto pasivo quien
deba abonar el rescate.
Tipo Subjetivo: el secuestro extorsivo es un delito doloso en el que se exige que el
sujeto activo actúe con el conocimiento y la voluntad de privar a otro de la libertad para
cobrar un rescate a cambio de su soltura. Esta finalidad que se requiere en el sujeto
activo solo puede estar nutrida de un dolo directo, resultando incompatible la conducta
punida con el dolo eventual o indirecto.

Agravante. Obtención del rescate (parr. 1º, segunda parte)

“Si el autor lograre su propósito, el mínimo de la pena se elevará a ocho (8) años.”

Acción típica: la norma punitiva estatuye una pena más grave cuando el autor logre
cumplir su propósito delictivo, consistente en el cobro del rescate. A tal fin deviene
insuficiente si el sujeto pasivo se desprendió de los bienes que integran el precio
requerido en la medida en que este no haya ingresado en el ámbito patrimonial del
sujeto activo o bien del tercero designado por este a esos mismos fines. Además de las
acciones ya precisadas, esta figura exige el logro del rescate, o sea, la obtención de lo
que constituye el precio de la libertad del secuestrado. Se trata de un delito de peligro
calificado por el resultado, por lo que daño efectivo funciona como condición de mayor
punibilidad pero no es condicionante de la tipificación de la figura principal. De esta
forma el tipo exige para la materialización de la agravante que los bienes que
componen el precio ingresen en la esfera de disposición del agente o del tercero
beneficiario del suceso; es decir, que el autor tenga la posibilidad de realizar actos de
disposición sobre el dinero o efectos que integran el rescate. Se manifiesta una
verdadera afectación al bien jurídico propiedad.
Tipo subjetivo: el dolo de autor debe abarcar tanto la sustracción, retención u
ocultación de una persona, el pedido extorsivo y el apoderamiento del rescate. “la
conducta desplegada por los imputados es constitutiva del delito de secuestro extorsivo
agravado por haber conseguido el fin propuesto, esto es, el pago del rescate” Existen
quienes sostienen solo resulta factible el dolo directo y otros que admiten toda clase de
dolo.
Consumación y tentativa: tal como surge de la letra del artículo, la consumación
exige el efectivo cobro del rescate, y ello se produce cuando el pago ha ingresado en la
esfera de custodia del sujeto activo. “...la agravación del segundo párrafo – cuando el
autor lograre su propósito – excluye toda posibilidad lógica de admitir la impunidad de
la tentativa desistida en su última etapa de consumación, porque obtenga el autor su
lucro procurado, o no lo alcance, siempre la conducta ejecutada está prevista descripta
en la ley”

Reagravantes:
“La pena será de diez (10) a veinticinco (25) años de prisión o reclusión:
1. Si la víctima fuese una mujer embarazada; un menor de dieciocho (18) años de edad
o un mayor de setenta (70) años de edad.
2. Si el hecho se cometiere en la persona de un ascendiente; de un hermano; del
cónyuge o conviviente; o de otro individuo a quien se deba respeto particular.
3. Si se causare a la víctima lesiones graves o gravísimas.
4. Cuando la víctima sea una persona discapacitada; enferma; o que no pueda valerse
por sí misma.
5. Cuando el agente sea funcionario o empleado público; o pertenezca o haya
pertenecido a alguna fuerza de seguridad u organismo de inteligencia del Estado.
6. Cuando participaran en el hecho tres (3) o más personas.
La pena será de quince (15) a veinticinco (25) años de prisión o reclusión si del hecho
resultare la muerte de la persona ofendida, como consecuencia no querida por el autor.
La pena será de prisión o reclusión perpetua si se causara intencionalmente la muerte
de la persona ofendida.”
De esta manera se contempla una grave escala penal de diez a veinticinco años de
reclusión o prisión cuando concurren ciertas circunstancias de especial vulnerabilidad
de la víctima, ciertos supuestos de parentesco y otro de especial respeto de la víctima,
determinadas cualidades en el sujeto activo, cierto número de intervinientes en el
hecho, o cuando se causaren graves daños en la salud de la víctima autorizan nuevas
agravantes si se produce la muerte de la persona ofendida como una derivación no
querida o intencionalmente.
En el supuesto de mujer embarazada, el menor de dieciocho años o el mayor de
setenta: la motivación de la calificante introducida por la reforma reside no solo en la
mayor vulnerabilidad que tiene la mujer embarazada, sino también en la mayor entidad
lesiva de la acción,, toda vez que, además de privar de la libertad a la mujer
secuestrada y exponer a riesgo el patrimonio de quien se pretende el pago del rescate,
se pone en riesgo la vida del no nacido. Para la operatividad de la agravante se torna
necesario que el sujeto activo conozca el estado de embarazo de la víctima y quiera
llevar adelante la ejecución de la conducta típica aún con dominio de ese conocimiento,
debiendo ser concomitante al momento de realizar la acción de sustraer, retener u
ocultar o de prestar el aporte a la misma o determinarla.
Cuando la victima sea una persona discapacitada, enferma o que no puede
valerse por sí misma: idénticas razones a las dadas para justificar el supuesto obran
en abono de estos casos, en los que, atento a la naturaleza y características de las
personas mencionadas, se advierte el incremento de su vulnerabilidad frente a este
delito. Por persona discapacitada debe entenderse a atenderse a aquella que se
encuentra impedida o entorpecida para realizar alguna de las actividades cotidianas
consideradas normales, en virtud de padecer alteraciones en sus funciones
intelectuales o físicas. Precisa, sin embargo, Caramuti que el concepto legal aparenta
ser más restrictivo pues el art. 9° de la ley 24.901 entiende por persona con
discapacidad a toda aquella que padezca una alteración funcional permanente o
prolongada, motora, sensorial o mental, que en relación con su edad y medio social
implique desventajas considerables para su integración familiar, social, educacional o
laboral. Por persona enferma debe interpretarse aquella que sufre enfermedades con
frecuencia, tiene poca salud o presenta una alteración más o menos grave de la
misma, la que se encuentra quebrantada.
Por la cualificación del sujeto activo: funcionario o empleado público que sea o
haya sido miembro de una fuerza de seguridad u organismo de inteligencia del
estado: la justificación de la norma reside en que resulta revelador de una mayor carga
en el injusto y en la culpabilidad que a quien le ha sido confiada la función pública, la
aproveche en beneficio propio, lo que, naturalmente, no autoriza la aplicación de la
calificante si el delito no fue cometido merced a ese aprovechamiento. La razón que
inspira la inclusión en la agravantes de agentes de las fuerzas de seguridad o de los
servicios de inteligencia obedece a que el Estado ha invertido dinero en la formación y
confianza en sus funcionarios, lo que se ve defraudado con su accionar delictivo, sin
perjuicio de reconocerse la influencia que muchas de estas personas tienen en las
respectivas fuerzas a las que pertenecieron, aún después de haberlas abandonado.
Por la relación especial que une al autor con la víctima: ascendiente, hermano,
cónyuge o conviviente, o individuo a quién se deba un respecto particular.
Resulta evidente que la especial relación con la víctima constituye la razón de la
calificante en razón de lesión a los particulares vínculos contemplados como la
confianza y consecuente falta de prevención que la relación implica y que torna más
vulnerable al sujeto pasivo, otorgando una ventaja adicional al autor. Ello es así pues,
razonablemente, la víctima no puede esperar semejante ataque de su parte a mérito de
la relación de confianza preexistente.
Agravante fundada en los resultados producidos: la norma prevé tres supuestos: A)
si se producen lesiones graves o gravísimas y si se cometen para preparar, facilitar,
consumar y ocultar el delito de secuestro extorsivo o para asegurar sus resultados o
procurar impunidad para sí o para un tercero por no haber logrado el fin propuesto al
intentarlo. B) merced al principio de proporcionalidad, se interpreta que quedan
comprendidas en él las muertes culposas y las preterintencionales C) se contempla el
caso de la muerte de la persona privada de su libertad se causa intencionalmente, por
ello los únicos homicidios abarcados por la norma son los cometidos dolosamente.
Agravante fundada en la pluralidad de agentes: la motivación que inspira la
previsión legal consiste en la mayor seguridad, traducida en la correlativa disminución
del riesgo que experimentan los autores , a la vez que implica una merma en el nivel
defensivo de la víctima. Como puede verse, las razones que justifican el precepto son
idénticas a las explicitadas respecto al robo en banda

Atenuante
“La pena del partícipe que, desvinculándose de los otros, se esforzare de modo que la
víctima recupere la libertad, sin que tal resultado fuese la consecuencia del pago del
precio de la libertad, se reducirá de un tercio a la mitad.”
(Artículo sustituido por art. 4° de la Ley N° 25.742 B.O. 20/6/2003)
El último párrafo del Art. 170 prevé la disminución obligatoria de la pena para el
partícipe que, desvinculándose de los otros, se esforzare de modo que la víctima
recupere la libertad, sin que tal resultado fuese consecuencia del pago del rescate.

ARTICULO 171.- “Sufrirá prisión de dos a seis años, el que substrajere un cadáver
para hacerse pagar su devolución.”
Sustracción extorsiva de cadáveres: ha sido colocado en las extorsiones, por
entenderse que la intención del sujeto no se dirige a hacerse dueño del cadaver, sino
de utilizar su sustracción como medio para ejercer una violencia moral para ejecutar un
delito contra la propiedad.
Acción típica: la acción material del delito está dada por el verbo “sustraer”, que quiere
decir tanto como apoderarse, apropiarse, quitar, tomar el cadáver del lugar en que se
encuentre, etc. No es indispensable que el agente conserve el cadáver de modo que
pueda devolverlo; igualmente incurre en el delito quién lo sustrajo con la finalidad típica
y se deshizo de él por cualquier motivo (ejm.: por las dificultades para guardarlo). Esta
discutido si las cenizas producto de la cremación de un cadáver, quedan o no
comprendidas dentro del precepto legal.
Es admisible la tentativa

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