oy AVa rs]
Bleichmar
La fundacion
de lo
inconciente
Destinos de pulsion,
destinos del sujeto
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Pua RetaIntroduccién
En las fronteras de la topica psiquica, en las fronteras de
la intersubjetividad, alli se juegan los movimientos funda-
cionales de lo originario.
Nuestro pensamiento se despliega, también, en las fron-
teras de sus propios limites. Para que pensar lo impensable
no devenga delirio, lo impensado se organiza siempre en los
margenes de otros pensamientos previos; lectura de los tex-
tos escritos acompafiando nuestra lectura de una realidad
que esta insidiosamente marcando las limitaciones de una
praxis que pretende permanentemente un forzamiento del
real existente.
Los temas que desarrollamos en este libro son un nuevo
recorrido por cuestiones que marcan nuestro eje de investi-
gacién desde hace ya veinte afios. Dar cuenta de la consti-
tucién de la subjetividad en los comienzos, de !a instalacién
de las representaciones que dan origen al inconciente, de las
trasformaciones a las cuales estan sujetas en el procesa-
miento que trasforma a la cria humana en ser humano se-
xualizado y atravesado por la cultura, capturade por el ma-
lestar que a ello es inherente y presto siempre a dar el salto
para disminuir sus costos. Este es todo el secreto que en-
cierra el concepto de «economia libidinal»: la dificil tension
existente entre el placer diferido y el goce que se agota en el
objeto mismo, inmediato y actual. éNo es todo este siglo un
paradigma, en el nivel de 1a Historia, de tales oscilaciones
llevadas a sus polos de maxima tensién?
De alli que los posicionamientos del sujeto se jueguen en
una doble interseccién: respecto de sus mociones pulsio-
nales, reprimidas, atravesadas por una ajenidad radical a
partir de la instalacién de ia tépica que las sepulta al fondo
del inconciente; respecto del semejante, cuyo estatuto de tal
sdlo puede constituirse a partir de una diferenciacién que
dejara incognoscido para siempre el caracter residual de sus
11marcas diferenciales en un psiquismo destinado a recompo-
siciones temporales y saltos estructurales.
Extrafiamiento, Entfremdung consecutivo a la repre-
sin, entre el yo y lasexualidad, pero también Entfremdung
respecto de] mundo exterior, de las personas del entorno
infantil. Se trata de un proceso por el cual algo o alguien de-
viene extrano, o por el cual dos objetos o dos sujetos devie-
nen extrafios el uno al otro. En esto radica la diferenciacién
que se establece a partir de que una parte de uno mismo
devenga extranjera, ajena: la pulsidn y el territorio en el
cual se inscribe, el inconciente; pero también el otro, el «se-
mejante» materno, que deja de ser una contigtiidad del pro-
pio ser. A partir de esto habra encuentro, habra «intersub-
jetividad», signada siempre por la «inquietante extranieza»
de lo ajeno-propio reencontrado.
E] otro estd siempre en el horizonte. Sea como institu-
yente de la sexualidad o como propiciante de las ligazones
capaces de producir derivados; en ello reside la paradoja
que inaugura la madre al introduci, en el momento de ali-
vio mismo de las tensiones bioldgicas, otras tensiones, del
orden sexual, no resolubles ya por medios simplemente
fisico-quimicos, quedando estas abiertas a todo tipo de sim-
bolizaciones, constituyéndose en «motor del progreso psi-
quico».
Aligual que ocurre en la economia politica, el intercam-
bio es impensable sin un plus. La conocida definicién de
sexualidad en términos de «plus de placer que no se reduce
alo autoconservativo rige los intercambios entre la madre
y su bebé.
Esto hace que el niio sea, a su vez, pensable, vale decir,
fantasmatizable, del lado de la madre. Ser pensado por el
otro es condicién de la vida en su persistencia. Ser amado y
ser pensado implica una no apoderacion del cuerpo por par-
te del otro: el cuerpo propio sdlo llega a ser propio en razén
de que alguien, generosamente, ha cedido una propiedad
sobre una parte de si mismo que deviene ajena. De esto ha-
blamos cuando decimos «narcisismo trasvasante» de la ma-
dre, un narcisismo queno se agota en la madre misma, nien
el otro concebido simplemente como metonimia carnal del
cuerpo propio.
El narcisismo materno, capaz de investir a la cria reli-
gando aquello que lamadre misma desliga cuando ejerce los
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cuidados primordiales que implantan Ja pulsién y dan ori-
gen alos objetos-fuente internos —para seguir esta pro-
puesta fecunda de Jean Laplanche—, es el unico receptacu-
lo posible del amor del yo, aun antes de que este se estruc-
ture como instancia en el nifio y antes de que la represion
originaria fije al inconciente las representaciones que lo
constituyen.
Que en ello estén presentes desde el comienzo las vicisi-
tudes de 1a sexuacién, que ellas desprendan al nino de esta
madre y le permitan circular por la diferencia, no nos debe
llevar a confundir los tiempos de constitucién del sujeto con
una suerte de asincronia en la cual tedo lo dado de inicio en
la estructura estara para siempre dado en el sujeto.
iCual es el estatuto del objeto cuando jo inscrite no ha
logrado atin su estatuto de inconciente, reprimido, origi-
nario? éDe qué modo se define por relacion a ello el método?
Elinconciente no es algo dado; se instaura en el movimiento
de instalacién de la topica, y este es impensable sin el! ejer-
cicio de la represién que marca un topos definitivo para la
fijacién de las representaciones al inconciente.
Sin embargo, el inconciente no se crea de la nada. Tam-
poco el yo. Primeras inscripciones, primeras ligazones, los
fundamentos de la tépica se asientan sobre estos procesos
complejos que vemos emerger en Jos primeros tiempos de la
vida.
Nuestra investigacién intenta establecer los recorridos
que alli se producen. La funcién materna ocupa un lugar
princeps en su doble caracter: en tanto es capaz de generar
un plus de placer que no se reduce alo autoconservativo me-
diante los procesos de pulsacion que dan origen a las ins-
cripciones de los objetas originarios, y en sus aspectos liga-
dores, de apertura de los sistemas deseantes a partir de
nuevas vias de placer que no queden reducidas ni fijadas a
la satisfaccién pulsional mds inmediata.
Trastornos severos de la primera infancia, traumatis-
mos graves en el sujeto ya constituido, modos de estructu-
racion de los sistemas representacionales de base y destinos
de pulsion como destinos del sujeto; sobre esto trabaja nues-
tra busqueda intentando dar cuenta, a partir de un recorri-
do tedrico-clinico, de la instalacidn de lo originario como pa-
radigma de base del psicoandlisis en su conjunto.
13La ubicacién de las funciones sexualizantes y narcisi-
zantes de la madre como premisas de partida para la estruc-
turacién de los sistemas psiquicos del nifio permiten un
reposicionamiento, en nuestra opinion, del narcisismo como
tiempo segundo de Ja sexualidad humana, tiempo abierto, a
su vez, sobre el Edipo complejo y las instancias ideales que
de él derivan.
Que el narcisismo sez, en nuestra clinica, el suelo por el
cual circulan los abrochamientos pasionales que capturan
al yo, enel cual se instalan los enceguecimientos defensivos
que obturan los movimientos deseantes del sujeto, no puede
llevarnos a desconocer el hecho de que su introduccién en la
vida psiquica es premisa necesaria para el funcionamiento
de los sistemas diferenciados y para el contrainvestimiento
del autoerotismo, sin el cual el sujeto quedaria librado al
ejercicio de la pulsidn sexual de muerte.
Desde esta perspectiva la madre no «decodifica» nada.
Codifica, mediante una inscripcién en otro registro, fend-
menos que devienen «signos» en razon de que un lector
puede otorgar un sentido. La madre se otorga entonces,
temporariamente, la funcioén de un Lector Supreme. Que su
lectura se atenga a algtin codigo que la trascienda, que esté
atravesada por un método de desciframiento que la cultura
ofrece, garantiza las posibles descapturas futuras del nifio
de los excesos de sentido que podrian destinarlo a la pa-
ranoia,
El trabajo solitario dela escritura tambien «se apuntala»
en los otros, que incitan nuestro pensamiento y nos ofrecen
a su vez un sostén donde afirmar la pluma. Un fragmento
de la literatura, del cuento intitulado «Coloquio con la ma-
dre. Novelas para un afio», de Luigi Pirandello —que cono-
cimos, al ser trasladadas al cine por los hermanos Taviani,
bajo el nombre de Kaos—, puede servir de puente entre es-
tas ideas generales acerca de mi procesamiento te6rico-cli-
nico y el agradecimiento hacia quienes han permitido la
evolucién de mi trabajo:
«(Pirandello ha vuelto a la casa de la infancia, y dialoga con
su madre, ya muerta, sentada en un sillén:)
P:Y esta es tu musica, lareconozco. Recuerdo cuando nos la
cantabas.
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M: Te lamé para decirte todo lo que no pude por tu ausen-
cia... antes de dejar la vida...
P: ..Ser fuerte, éno, mama’... Hoy, como ayer, como siem-
pre...
M: Te ries de mi... eh?
P: No, mama, dimelo, lo necesito. Por esto he venido.
M: Debes relajarte... ser fuerte no significa tener que vivir
siempre asi (aprieta el pum), significa saber vivir también
asi... (la mano se abre, suave, relajada).
P: Dios, madre, tus dedos...
M: iVes, Luigi, cémo el cuerpo se habia reducido? Por eso
vino la muerte; debia venir. (Luigi se queda en silencio,
llora, agarrandose la cabeza.)
M: No, no llores, Luigi... Si me quieres tanto, debes pen-
sarme como me ves aqui, ahora, viva...
P: No, mama, no lloro por eso...
Te recuerdo, madre, siempre te veo como estas ahora.
Siempre te imaginé como lo hago ahora, viva, sentada aqui,
en tu sillén. Lloro por otra cosa, mama. Lioro porque tu no
puedes pensar en mi. Cuando estabas sentada aqui, yo de-
cia: “si desde lejos me piensa, yo estoy vivo para ella”. Esto
me sostenia y me confortaba. Ahora que ti estas muerta y
no me piensas mis, yo ya no estoy vivo para ti yno lo estaré
nunca mas... /
M: Ah... me cuesta mucho, hijo, seguir tus pensamientos, se
volvieron demasiado dificiles para mi. Sin embargo, siento
que puedo decirte una cosa todavia. Mira las cosas con los
ojos de los que ya no ven. Sentirds el dolor, es cierto, pero ese
dolor Jas hara mas sagradas y mas hermosas... Quizd te
llamé para decirte eso...».
Mirar las cosas con los ojos de los que ya no ven, o de los
que ya no pueden ver; ser pensado por otros que nos otorgan
su mirada; imaginar la mirada de los otros sobre nuestros
pensamientos mientras escribimos... La escritura se ejerce
siempre en el horizonte de los ojos de todos aquellos que nos
ayudan a pensar y a pensarnos en nuestro derrotero.
De uno u otro modo un libro es siempre entonces una
obra colectiva, y no por gentileza de agradecimiento o por
afan de socializacion, sino porque el pensamiento es im-
pensable sin el pensamiento de los otros.
15Sin las ideas matriciales de Jean Laplanche no existi-
rian las lineas de base en las cuales fundar mi investiga-
cién: su obra fecunda y la generosidad con Ja cual somete
nuestros acuerdos y disensos al entusiasmo critico de un.
pensador desatrapado de si mismo, han posibilitado mi pro-
pia evolucion sin que el'o entre en colisién con la necesaria
circulacion libidinal entre maestro y discipulo.
Colegas e instituciones abrieron —en un mundo que al-
gunos pretenden homogéneamente signado por la lucha
despiadada y el individualismo degradado— un espacio pa-
ra que mis ideas pudieran desplegarse. Discipulos y amigos
criticos generaron ambitos compartidos en los cuales con-
frontar y articular posiciones, no sélo en el cerrado reducto
de mi consultorio sino en el infinito mundo de sus lugares de
pertenencia y mas alla de las fronteras de la Argentina
misma.
La estimulacién constante y el intercambio enriquecedor
con Luis Hornstein y Rafael Paz a partir de mi retorno al
pais ayudaron a paliar el desgarramiento de un reencuen-
tro anhelado y temido con mi entorno de origen. Mi editor
en castellano, Horacio Amorrortu, y José Luis Etcheverry
—lector agudo, traductor y conocedor notable del psico-
analisis— me otorgaron las garantias necesarias para que
mi trabajo encontrara un destino signado por el respeto y el
cuidado.
. Carlos Schenquerman, quien participa hace ya muchos
anos de sostener una vida en la cual la renuncia ala utopia
no quede signada por el abandono de la esperanza, asi como
mis hijos —que con el tiempo han devenido interlocutores
no sdlo amorosos sino intelectualmente fecundos— y mi so-
brina Andrea Bleichmar y su pequerio Seth, acompanaron
jos complejos movimientos en los cuales la produccién fue
posible.
Todos ellos son parte de este libro, en cuya escritura con-
fluyen los discursos y representaciones de mis propios pa-
cientes y de sus padres —ellos permitieron que sus hijos
accedieran a una exogemia productiva en el interior de
circulaciones libidinales en las cuales, inevitablemente.
quedamos reciprocamente implicados. ,
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1. Primeras inscripciones, primeras
ligazones
Los problemas que se ofrecen al psicoandlisis de ninos
plantean, desde sus comienzos, en el campo especifico de la
clinica, aquellas cuestiones que remiten a lo fundacional del
psiquismo. Debido a ello, el psicoandlisis de ninos se revela
como un espacio enel cual, al ponerse a prueba en él las hi-
pétesis sobre lo originario, se abre un campo fecundo para
pensar nuevas vias con respecto al psicoandlisis en su con-
junto. ,
Por mi parte, hace afios que sustento un eje de investiga-
cién que se dirige a definiy, a partir de la reubicacion de este
paradigma de lo originario —que subyace a toda propuesta
psicoanalitica— los movimientos de fundacion de] incon-
ciente con vistas no sdlo a ampliar los limites de la analiza-
pilidad sino a contribuir, a partir del campo especifico, a de-
finir las lineas posibles hacia una teoria de los origenes. Ello
desde una perspectiva que considera al inconciente como no
existente desde los comienzos de 1a vida, sino como un pro-
ducto de cultura fundado en el interior de la relacién sexua-
lizante con el semejante, y, fundamentalmente, como pro-
ducto de Ja represion originaria que ofrece un topos definiti-
vo a las representaciones inscritas en los primeros tiempos
de dicha sexualizacién.
En esta direccién, la de explorar las relaciones entre la
represion originaria y los movimientos previos y posteriores
que la fundan y consolidan, los trastornos precoces vinieron.
a plantear interrogantes y a propiciar la formulacion de pro-
blemas que se ofrecian como cruciales para ahondar en la
investigacién de los tiempos de fundacién del inconciente. Y
aun més, a poner de relieve que, cuando uno se encuentra
con un trastorno muy precoz en la constitucién psiquica, es-
ta constitucién, considerada en tanto real, y no como mitica,
concebida como «tiempos de fundacién del inconciente»,
debe ser exhaustivamente revisada.
17Las paginas que siguen tienden a desarrollar las pre-
misas y las condicionesen las que es necesario, desde nues-
tra perspectiva, reinscribir hoy dicha fundacién,
Modos de circulacién de la economia libidinal en
un trastorno precoz del suenio
Fui consultada hace unos meses por una joven pareja
que se presents a la entrevista con un bebé de cinco sema-
nas que, al decir de los padres, no dormia nada». Despierto
casi veinte de las veinticuatro horas del dia, los sometia a
una situacion desesperante al punto de que la consulta fue
requerida con una urgencia inusual cuando se trata de tras-
tornos precoces.
No estamos ya en aquellos tiempos en los cuales un ana-
lista se hubiera sentido inclinado a «interpretarles al bebé
la fantasia inconciente. Mas aun, ni siquiera quienes ads-
cribieron a una propuesta del inconciente como existente
desde los origenes aceptaron nunca totalmente llevar hasta
las ultimas consecuencias la premisa técnica que de ello pu-
diera haberse derivado, es decir, la interpretacion como mo-
do de resolucién de patologia en bebés muy pequerios. Por
mi parte, sabia que la estrategia de abordaje terapéutico de-
pendia del mado en que se conciba el funcionamiento psi-
quico precoz, ya que una técnica no puede ser sino la resul-
tante, en tanto método, de la concepcidn que «de la cosa mis-
ma» se tenga.
En primer lugar se trataba, antes de encarar ninguna
opcion, de definir el tipo de trasturno ante el cual nos en-
contrabamos. Y, de hecho, la definicién misma de trastorno
se inscribe en una propuesta que he desarrollado hace ya
algunos afios, en la cual diferencio, siguiendo para ello la
perspectiva freudiana, entre sintoma, en tanto formacion
del inconciente, producto transaccional entre los sistemas
psiquicos efecto de una inlograda satisfaccién pulsional, y
algo de otro orden, algo que no puede ser considerado como
tal en sentido estricto, enla medida en que el funcionamien-
to pleno del comercio entre los sistemas psiquicos no esta
operando —sea por su no constitucién, como en el caso que
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veremos, sea por su fracaso, parcial o total (como ocurre en.
ciertas producciones psicoticas).
Si no consideramos entonces esta perturbacién del dor-
mir como un sintoma, como formacién transaccional efecto
de la represién del inconciente funcionando en el interior de
la tépica constituida, den qué orden definir lo psiquico exis-
tente? Desde qué perspectiva puede un trastorno del suefio
generado en los primeros meses de vida ser abordado como
algo «de origen psiquico»? Y si asi fuera, 6a qué tipo de psi-
quismo responderia en sus determinaciones? Para exten-
dernos entre dos opciones cuya fuerza no deja de sostener
una cierta tensién en el carnpo de la clinica de nifos: dexpre-
sa una fantasia inconciente que perturha al lactante en sus
modos de relacidn con el objeto? GEs, por el contrario, algo
puramente «somatico» de lo cual hay que dar cuenta en el
nivel biolégico? Entre interpretacién y medicacion, parece-
rian definirse dos polos —uno tan insatisfactorio como el
otro, en nuestra opinion— que implican abordajes diferen-
tes y también modos distintos de concebir 1a constitucion
psiquica.
En primer lugar, sefialamos que hemos tomado la direc-
cién te6rica que sostiene que el inconciente no es un exis-
tente desde los origenes, sino efecto de una fundacién ope-
rada por la represién originaria; ello nos plantea entonces
el problema de definir a qué tipo de orden psiquico respon-
den estas inscripciones precoces que no son, desde el punto
de vista metapsicoldgico, inconcientes en sentido estricto
—