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La Condición Existencial Del Negro Caribeño Desde USA
La Condición Existencial Del Negro Caribeño Desde USA
Estudios Literarios
Universidad Nacional de Colombia
2019 – I
Objetivo general
Como objetivo principal queremos identificar a Richard Wright como un autor de la
Negritud caribeña, reconocerlo como un negro expatriado en Europa y, en un principio, en
su propio país de origen, Estados Unidos. Si bien queremos integrar el sur de EE.UU a la
región Caribe, sabemos que no lo lograremos a partir de un autor, entonces preferimos
aferrarnos al existir negro de Wright en las líneas limítrofes de la región Caribe como un
ser negro expatriado. En otras palabras, queremos identificar al ser negro Richard Wright
como un ser inmerso en la condición existencial del Caribe —la Negritud— que produce
literatura en un espacio no caribeño. Queremos apuntarle a una construcción de sujeto que
no pertenece a su patria y que se exilia voluntariamente, para luego encontrarse
perteneciente a la negritud de la región Caribe.
Objetivos específicos
● Conectar el Mississippi con la región Caribe desde la propuesta de Édouard
Glissant.
● Rastrear las convergencias entre las lecturas existencialistas del concepto de la
Negritud de Césaire, y la narrativa y el pensamiento de Richard Wright.
● Establecer una conexión entre el existir negro en los Estados Unidos y el existir
negro en Martinica.
● Comprender la propuesta narrativa y ensayística de Wright como una de orden
existencialista donde se discute al ser negro caribeño.
● Examinar los rasgos del exilio en la poética de Wright y establecerlo como un
camino hacia el descubrimiento de su propia negritud caribeña.
● Analizar los problemas de la narrativa de Wright de la mano con las propuestas de
Frantz Fanon, con el fin de iluminar nuestra lectura existencialista desde una
perspectiva psicológica para configurar al sujeto negro de Wright, pues este no sólo
ficcionaliza la violencia de la sociedad discriminada en la que vive, sino que en sus
ensayos también estudia la posición del negro dentro de la sociedad blanca,
mostrando las repercusiones en su psicología.
Marco Conceptual
Édouard Glissant entiende América dividida en tres partes: Mesoamérica, Euroamérica y
Neoamérica: siendo la primera aquellos “pueblos testigos, que siempre han estado allí” (pg.
15), es decir los pueblos indígenas americanos; la segunda refiere a la América “de los
inmigrantes europeos” (íbid.) que han mantenido sus costumbres y tradiciones de sus
respectivos países de origen; y la última hace referencia a la América de la criollización 1, la
cual será la América que nos concierne en este trabajo. Neoamérica está conformada pues,
según Glissant, por “el Caribe, el nordeste de Brasil, las Guayanas y Curazao, el sur de
Estados Unidos, el litoral de Venezuela y Colombia y una parte considerable de América
Central y México” (íbid.). Este entendimiento del territorio americano es el que da pie, en
un principio, a anclar nuestra investigación en la literatura de Richard Wright, autor negro
del sur de los Estados Unidos; sin embargo, Glissant habla de esta región en otros términos
que nos conciernen más aún:
La Neoamérica —ya se trate de Brasil, el litoral caribeño, las islas o el sur de Estados
Unidos— determina la experiencia concreta de la criollización a través de la esclavitud, la
1 Glissant define este concepto como un “mestizaje con valor añadido” (pg. 21) en tanto que la criollización
es un mestizaje imprevisible, esto es porque el autor toma la definición de mestizaje racial en su acepción
más básica, la cual tiene resultados específicos y previsibles. Criollización viene a ser un concepto dinámico
que se refiere a la naturaleza de las culturas contemporáneas. Es la mezcla cultural que posee resultados
fortuitos en diversos campos —social, lingüístico. Esta idea nace del nombre de la lengua materna del autor,
el creole, que resulta ser una lengua de naturaleza compuesta “surgida del contacto de elementos
lingüísticos absolutamente heterogéneos entre sí” (pg. 22). Por consiguiente, la criollización puede verse
como un proceso de cambio cultural y lingüístico.
opresión la desposesión por los distintos sistemas esclavistas, cuya abolición abarca un
dilatado período (más o menos de 1830 a 1868), verificándose a través de esas
desposesiones, esas opresiones y esos crímenes una verdadera conversión del «ser» (pg. 17)
En otras palabras, podemos entender la definición de territorio planteada por Glissant como
un ‘vivir histórico’, es decir una experiencia histórica específica y compartida por los
neoamericanos donde la esclavitud se convierte en el factor unificador de la región. Este
mismo planteamiento de Glissant podemos asociarlo a su vez con el que Aimé Césaire
propone en el Discurso sobre la negritud, pronunciado en 1987 durante la Primera
Conferencia Hemisférica de los Pueblos Negros de la Diáspora. Cuando el escritor
martiniqués se pregunta por la característica común que los convoca a este encuentro
asegura:
Lo que tienen en común no es forzosamente un color de piel, sino el hecho de relacionarse,
de un modo u otro, con grupos humanos que han experimentado las peores violencias de la
historia, grupos que han sufrido, y que aún hoy sufren con frecuencia, el ser marginados y
oprimidos. (pg. 86)
Así pues, aunque Césaire esté hablando de la Negritud como un concepto universal y
Glissant esté hablando de Neoamérica como un concepto territorial, ambos autores autores
proponen dos conceptos que encallan en la dialéctica de lo que yo llamo un ‘sentimiento
histórico compartido’ —con esto me refiero a la esclavitud, compartida por la comunidad
negra del Caribe. Este punto de contacto nos lleva a pensar que se pueden equiparar ambos
conceptos con el fin de definir el territorio del Caribe de una manera más completa. En
primer lugar, según Glissant, el Caribe (o Neoamérica) vendría siendo el lugar en donde se
comparte la experiencia histórica de la esclavitud; y, en segundo lugar, para Césaire la
Negritud hace referencia a la “suma de experiencias vividas que han terminado por definir
y caracterizar una de las formas de lo humano destinada a lo que la historia le ha reservado:
es una de las formas históricas de la condición impuesta al hombre.” 2 (86). El espacio
geográfico del Caribe vendría siendo, indiscutiblemente, el lugar originario de la Negritud.
Aunque Césaire ahonda más en el problema y propone a la Negritud como
Una manera de vivir la historia dentro de la historia: la historia de una comunidad cuya
experiencia se manifiesta, a decir verdad, singular con sus deportaciones, sus transferencias
2 Entiéndase “una de las formas históricas de la condición impuesta al hombre” como la esclavitud impuesta
a los negros africanos transportados, trasplantados, de África al Caribe y a América. Estos vendrían siendo
quienes conforman la Neoamérica que expone Glissant.
de hombres de un continente a otro, los recuerdos de creencias lejanas, sus restos de
culturas asesinadas. (87)
Es evidente que Césaire se refiere aquí a los negros transportados de África al Caribe. No
obstante, antes de cualquier otra especificación, la Negritud vendría siendo ‘una manera de
vivir’. Yo prefiero leerlo como ‘una manera de existir en el mundo’.
Para iluminar un poco mi lectura de la Negritud desde el lente existencialista nos
referiremos a Jean Paul Sartre en ‘Orfeo Negro’, introducción a la Antología de la nueva
Poesía Negra y Malgache (1948), en donde nos da una alternativa menos blanca y
occidental que la Martin Heidegger: “Extraño y decisivo viraje: la raza se ha transformado
en historicidad, el presente negro explota y se temporaliza, la negritud se injerta con su
pasado y su futuro en la Historia Universal; y no es ni un estado ni una actitud existencial,
sino un devenir.” (14). Aquí, Sartre adiciona a el existencialismo tradicional la visión
marxista del ‘devenir’, la cual intuye el movimiento, el cambio, la evolución tanto de la
Naturaleza como de la Sociedad, donde surge lo nuevo y desaparece lo viejo por medio del
enfrentamiento de contrarios. Así pues, pasaríamos de entender la Negritud como la
‘manera de existir en el mundo’, a una visión del negro como el sujeto del cambio que
resurge de la lucha, la violencia, la segregación.
Marco Teórico
Ahora bien, ¿cómo podemos incluir la narrativa y el pensamiento de Richard Wright en el
problema del territorio de la Negritud del Caribe? Primeramente, Aimé Césaire atribuye a
Estados Unidos el génesis de la Negritud misma: “es aquí, en Estados Unidos, entre
vosotros, donde nació la negritud. La primera negritud fue la negritud estadounidense.
Tenemos para con estos hombres una deuda de reconocimiento que es necesario recordar y
proclamar.” (Discurso sobre la negritud, pg. 89). Glissant, por su parte, reconoce con
nombre propio el compromiso del autor estadounidense:
En las décadas de 1930 y 1940 aparecieron Native Son y Black Boy, obras de Richard
Wright que describían la verdadera condición de los Negros. En ellas no aparecía ni rastro
de la pretendida comunión o solidaridad, si siquiera oculta o disfrazada, entre los antiguos
esclavos y los antiguos amos, a pesar del hecho establecido de que muchos esclavos
domésticos (...) siguieron a sus amor o los ayudaron durante la guerra civil. La negación de
Wright es total. Ningún tipo de ascesis ni de sublimación, ni siquiera un amago de perdón.
(Faulkner, Mississippi, pg. 68)
El mismo Wright, en Blueprint for a Negro Literature, refiere al ‘sentimiento histórico
compartido’ por la Negritud cuando se dirige a los escritores negros y su deber como tales:
Every short story, novel, poem, and play should carry within its lines, implied or explicit, a
sense of the oppression of the Negro people, the danger of war, of fascism, of the
threatened destruction of culture and civilization; and, too, the faith and necessity to build a
new world. (pg. 5)
De manera análoga, en la novela Native Son, que es el objeto de estudio de esta
investigación, podemos ver ficcionalizado el sujeto negro de la Negritud de Césaire, el
mismo del territorio del Caribe de Glissant. Bigger, el protagonista, sucumbe al
comportamiento del sujeto negro oprimido por el sistema colonial capitalista: refleja la
violencia infligida históricamente a su raza. Para entender esto debemos referirnos a Frantz
Fanon, quien entiende al ser negro, a la Negritud, como el “deseo irreprimible de venganza
e, inclusive, a la rabia de quienes, víctimas del sometimiento, con mucha frecuencia se ven
obligados a sufrir numerosas injurias, toda suerte de violaciones y humillaciones, así como
innumerables heridas.” (Mbembé, Crítica de la razón negra, pg. 37). El problema con
Bigger lo ilustra Fanon en Piel negra, máscaras blancas, en el siguiente ejemplo:
Si el médico cometía un error era su fin y el de todos los que le siguieran. ¿Que se puede
esperar, en efecto, de un médico negro? Mientras todo vaya bien se le pone por las nubes
pero, ¡atención, ninguna tontería, a ningún precio! El médico negro nunca sabrá hasta qué
punto su posición bordea el descrédito. (116)
En Native Son Richard Wright se aprovecha de la delgada línea que separa el ‘buen negro’
del ‘mal negro’, haciendo que Bigger se entregue totalmente al descrédito. Aunque el
personaje de Bigger no es un médico, de hecho es un chofer, comete el ‘acto más atroz’: el
asesinato; y, a pesar de que no es “ninguna tontería” como advierte Fanon, Bigger acepta su
desgracia al ‘mayor costo’: su libertad. Mejor lo dice el propio Fanon más adelante.
Bigger Thomas tiene miedo, un miedo terrible. Tiene miedo, pero, ¿de qué tiene miedo? De
sí mismo. No sabe todavia quien es, pero sabe que el miedo habitará en el mundo cuando el
mundo lo sepa. Y cuando el mundo sabe, el mundo espera siempre algo del negro. Tiene
miedo de que el mundo sepa, tiene miedo del miedo que tendría el mundo si el mundo
supiera. (131)
Así pues, el mundo blanco espera que lo peor del negro, siempre está al acecho, o bien, al
más mínimo error le darán la espalda al negro. En el caso de Wright, Bigger toma la
decisión irrevocable de adoptar lo peor de sí. El autor estadounidense decide ficcionalizar
los miedos que posee el mundo blanco en el personaje principal de Native Son, entonces “al
final Bigger Thomas actua. Para poner fin a la tensión actúa, responde a la expectativa del
mundo” (íbid.).
El problema que representa Bigger es un problema existencialista. Su posición, sus
acciones e incluso sus incertidumbres están basadas en la relación prejuiciosa —y
marcadamente violenta— que establece específicamente con los seres humanos que lo
rodean, aquí no importa la raza, Bigger también viola y asesina a una joven negra. Jean
Paul Sartre en el prefacio a Los condenados de la tierra (1961) señala que “la violencia
colonial no se propone sólo como finalidad mantener en actitud respetuosa a los hombres
sometidos, trata de deshumanizarlos.” (3). Esto nos da una luz frente a la violencia de
Bigger en la novela pues, continúa más adelante Sartre, “ninguna dulzura borrará las
señales de la violencia; sólo la violencia puede destruirlas. Y el colonizado se cura de la
neurosis colonial expulsando al colono con las armas.” (4). Así pues, la solución que
propone Wright en la novela es la más lógica salida frente a la opresión, de orden colonial,
que se vive en el contexto específico de Estados Unidos: “esa violencia irreprimible, lo
demuestra plenamente, no es una absurda tempestad ni la resurrección de instintos salvajes
ni siquiera un efecto del resentimiento: es el hombre mismo reintegrándose.” (íbid.).
Levemente, Sartre supone lo que Wright propone: la única salida del hombre oprimido por
las armas es de naturaleza violenta: “Y el colonizado se cura de la neurosis colonial
expulsando al colono con las armas.” (íbid.).
A esta idea le podemos añadir los presupuestos revolucionarios que Césaire resalta
como “naturales” de la raza negra: “Todo eso ha sido la Negritud: búsqueda de nuestra
identidad, afirmación de nuestro derecho a la diferencia, requerimiento hecho a todos de un
reconocimiento de ese derecho y del respeto de nuestra personalidad comunitaria” (90). El
hombre negro es revolucionario porque se opone al deseo, aparentemente mayoritario y
burgués, de representar un papel estático y dócil dentro de un mundo gobernado por las
minorías capitalistas —idea extensiva a la potencia colonial europea3— que sobreviven de
la apertura monstruosa de las clases sociales.
Dentro de este marco aparece el personaje que construye la novela de Richard
Wright. La ficcionalización del héroe negro recae en la ambigüedad. Bigger se dispone a
enfrentar las barreras de la opresión a partir de un comportamiento animal que resalta las
capacidades revolucionarias propias de la Negritud, al mismo tiempo que las lleva a un
extremo no humano, bestial. La existencia del héroe negro se envuelve en la paradoja de
cerrar un círculo de violencia racista y colonial únicamente para establecer un nuevo ciclo
de violencia ciega. El personaje atrapa dos caras de la historia: forma su carácter a partir de
los pensamientos blancos, por lo tanto opresores, al mismo tiempo que asume los
presupuestos dados por ese mismo pensamiento a su cuerpo negro. El resultado es una
violencia extrema que borra las divisiones entre blancos y negros para crear una masa
gigantesca de víctimas.
Esta desaparición de fronteras que ejerce la narrativa de Wright es un giro a la idea
que Sartre subraya sobre las ideas de Fanon: “Si descubre las tácticas del colonialismo, el
juego complejo de las relaciones que unen y oponen a los colonos y los ‘de la metrópoli’ lo
hace para sus hermanos; su finalidad es enseñarles a derrotarnos” (2). En la construcción
del universo de Wright la importancia no recae en derrotar al contrincante por su pasado
colonial y opresor, sino que más bien el objetivo deja de ser un juego de estrategia para
salvaguardar los pequeños vestigios de humanidad. La verdadera tarea, marcada por el
extremismo, que se persigue es el final definitivo del juego, el incendio del tablero y de sus
fichas; es decir el fin de las clases sociales.
Esta finalidad es la que termina construyendo una existencia sin salida de Bigger,
por lo menos sin una salida humanitaria. El nacimiento del sujeto negro en una sociedad
violenta lo condena a la violencia; su reconstrucción psicológica es una existencia en crisis
en la que se anulan todos los rastros de humanidad. Creo que el declive definitivo del ser
humano que representa Wright es el declive de la sociedad blanca, aquí tanto Césaire como
3 “Actualmente el indígena revela su verdad; de un golpe, nuestro club tan cerrado revela su debilidad: no
era ni más ni menos que una minoría.” Reafirma Sartre, en el prefacio a Los condenados de la tierra, para
explicar la idea de que quienes hacen la historia y rigen las naciones —y oprimen al ‘otro’— no son más que
una pequeñísima fracción del mundo.
Sartre estarían señalando la capacidad revolucionaria del personaje negro, pero, aún más
importante, la capacidad revolucionaria de la escritura negra.
Propuesta de contenido
Bibliografía
Narrativa
Wright, Richard (2001) Hijo nativo. Barcelona: Círculo de Lectores.
Ensayo
Wright, Richard (1937) Blueprint for a Negro Literature. New York.
(1951) I Choose Exile
(1959) ¡Escucha, hombre blanco! Editorial Sudamericana
Bibliografía secundaria
Barbour, Floyd (1969) La revuelta del poder negro. Barcelona, Editorial Anagrama
Césaire, Aimé (1939) Cuaderno del retorno al país natal. Ediciones ERA.
(1950) Discurso sobre el colonialismo. Akal.
Ellison, Ralph (1999) Richard Wright’s Blues en The Antioch Review, Vol. 57, No. 3, pg.
263 – 276.
Fanon, Frantz. (2009) Piel negra, máscaras blancas. Madrid: Akal.
(2014) Los condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura Económica.
Fraile, Ana María (1994) Richard Wright’s Native Son Amsterdam – New York: Editions
Rodopi.
Mbembe, Achille (2016) Crítica de la razón negra. Barcelona, Futuro Anterior Ediciones.
Sartre, Jean Paul (1948) ‘Orfeo Negro’ en Antología de la nueva Poesía Negra y Malgache
(1961) Prefacio a Los condenados de la tierra.