EL CRITERIO EXTAIDO DE LA COACCIÓN. Los términos coacción y violencia privada se emplean con frecuencia en derecho, en ciencia política y en sociología para referirse al uso de la fuerza que se impone a una persona para obligarla a decir o a hacer algo contra su voluntad. Esta puede ser legítima, por ejemplo, cuando el Estado se reserva el monopolio del uso de la fuerza para las fuerzas de seguridad, o ilegítima cuando un sujeto priva de la libertad a otro sin razón lega El criterio de la coacción emana de las penalidades establecidas por las leyes y normas. El criterio de la coacción consiste en una reacción que es una respuesta a la inobservancia anterior a una regla. En el concepto de Derecho, Hart ofrece dos criterios para diferenciar las reglas primarias de las secundarias. El primero se refiere al tipo de conducta que regulan ambos tipos de normas; mientras las reglas primarias se refieren a acciones que implican movimiento o cambios físicos; las del segundo tipo prevén actos que conducen no simplemente a movimiento o cambio físico, sino a la creación o modificación de deberes u obligaciones”. El segundo criterio se refiere a la función social de cada clase de reglas; el objetivo de las reglas primarias es imponer deberes, el de las secundarias es conferir potestades. Según Hart, cada clase de reglas secundarias cumple la función de resolver un problema que se presentaría en una sociedad con sólo normas primarias. Si sólo existen reglas que imponen deberes, las normas se vuelven estáticas, incapaces de adecuarse a las metamorfosis que puede estar sufriendo la sociedad. Las reglas de cambio solucionan esta dificultad al introducir un procedimiento que permite la transformación y extinción deliberada de las reglas primarias. En general, las normas constitucionales que regulan la modificación y creación de leyes son ejemplos de reglas secundarias de cambio. En una sociedad con sólo reglas primarias, no existe un procedimiento que autorice a una persona, o a un grupo de personas, a decidir las diferentes disputas que se presentan sobre la aplicación de las normas. Las reglas de adjudicación solucionan este problema al permitir a los jueces definir si las normas han sido quebrantadas y al otorgarle a la policía la potestad de asegurar el cumplimiento de las reglas primarias. Finalmente, la creciente complejidad de la sociedad y la proliferación de normas que ella genera hace necesaria la existencia de una regla que permita determinar cuáles reglas hacen parte del ordenamiento jurídico y cuáles no. Este problema, llamado por Hart falta de certeza, se resuelve mediante una regla de reconocimiento que especifica los procedimientos necesarios y suficientes para saber si una norma es o no parte del sistema. Coacción y Reglas Secundarias. Según Hart, la reacción negativa que enfrentan quienes violan una norma es uno de los elementos que diferencian las reglas de los hábitos. Es fácil entender esta distinción ampliando un ejemplo suyo sugerido en El concepto de derecho. Supóngase que una persona decide acabar con un viejo hábito de ir cada sábado y domingo al teatro más cercano a su casa, para ver el último filme. La del criterio extraído de la coacción por medio de la cual las reglas se aplican y aseguran su aplicación. La sociedad produce las reglas y también una coacción que ejerce sobre el individuo que la desobedece. Pero la coacción producida por la sociedad, es decir, la coacción social, no tiene siempre la misma naturaleza. Esta diferencia de naturaleza de la coacción social es la que permite diferenciar las dos categorías de reglas, las jurídicas y las demás. En ambos lados hay coacción social, pero la coacción no tiene en los dos lados el mismo carácter. Así la coacción connota las reglas jurídicas cuando procede un órgano especializado y cumple una función constante, mientras que las reglas de usos sociales se caracterizan porque falta uno u otro elemento. Sin embargo, la ley no es la única forma del derecho, existen también normas consuetudinarias y en ellas, la presión social parece tan in organizada como en los usos sociales. Los usos son costumbres no jurídicas y las costumbres usos que se han juridificado, con lo cual la dificultad de este criterio de distinción persiste. Por ello, algunos autores continuando el esfuerzo analítico, se limitan a buscar una diferencia de grado: la coacción a la que la sociedad somete al individuo es menos intensa que en la regla no jurídica; pero se cuestiona este criterio por la falta de rigor científico, ya que el mismo no se obtiene comparando sumariamente lo más y lo menos. La del criterio extraído de la puesta en cuestión por efecto de la cual podrían no ser aplicadas. Algunos autores, llegan a una constatación más radical del criterio extraído de la coacción. Sostienen que los que conciben al derecho únicamente a través de la sanción, no miden la ambigüedad de este criterio, ya que afirmar que una regla es jurídica, cuando una vez desobedecida o transgredida, desencadena un cierto mecanismo de coacción, tendiente a llevarla a ejecución, es reconocer implícitamente que puede ser transgredida e incluso que después de la transgresión la coacción puede muy bien no producirse, con lo cual la posibilidad de transgresión se convierte en algo mucho más importante que la posibilidad de coacción. Para la teoría que estamos analizando, lo que caracteriza mejor a las normas jurídicas es la posibilidad de una puesta en cuestión, una cierta naturaleza interrogativa. Lo propio del derecho es una puesta en cuestión organizada. Se trata de una contestación, no del derecho en sí mismo, en cuanto regla, sino de la aplicación de la regla al caso concreto. Así, la institución de contestación toma forma: es la forma típica del proceso, que desemboca en el juicio o en la sentencia. Proceso y juicio son fenómenos psicosociológicos tan irreductibles a todos los demás y tan especiales del derecho que parece razonable hacer de ellos el indicativo de la juridicidad. El juicio es una duda que decide y el proceso, la institución de la puesta en duda con una decisión final. Con lo cual, desde una relación entre dos personas puede ser objeto de un debate ante una tercera persona que decidirá, se debe concluir que esta relación no pertenece ya al ámbito de las costumbres, sino que ha entrado al reino del derecho. La coacción es un delito recogido en la legislación penal que consiste en impedir a alguien mediante violencia a que haga lo que quiere hacer u obligarle a hacer algo que no quiere hacer. Los términos coacción y violencia privada se emplean con frecuencia en derecho, en ciencia política y en sociología para referirse al uso de la fuerza que se impone a una persona para obligarla a decir o a hacer algo contra su voluntad. La coacción se entiende como un delito contra la libertad. Esto significa que lo que se protege al castigar la coacción es la libertad. Aquello que se quiere proteger en un delito, se conoce como el bien jurídico protegido. Por tanto, en este caso el bien jurídico es la libertad de las personas. En este caso se trata de proteger la libertad del individuo tanto para que pueda hacer lo que él quiera siempre que sea algo permitido por la ley, como la libertad para que no le obliguen a hacer algo que o quiere hacer. Tipo objetivo – Tipo subjetivo Los delitos se componen de un tipo objetivo, donde se encuentran: el objeto, la acción o el resultado y un tipo subjetivo, donde se integran el dolo o el ánimo de lucro. Tipo objetivo Objeto: El objeto coincide con el sujeto pasivo de este delito. ¿Quién soporta este delito? Cualquier persona que pueda ver doblegada su voluntad. Acción: Es fundamental que haya violencia para que exista coacción, esta violencia puede ser intimidación personal o fuerza en las cosas. Por ejemplo, se entiende que se coacciona en los casos del empleo de drogas a un sujeto, aunque no haya violencia materialmente. Resultado: Conseguir que una persona realice un acto sin su consentimiento, sin querer realizarlo. Tipo subjetivo En este delito solo se requiere el dolo: Es decir, que sea voluntad de quien comete la coacción querer emplear la violencia para doblegar la voluntad de la otra persona. Causas de justificación En la legislación existen varias causas de justificación que hacen que no se castigue la coacción porque se entiende justificada. Estos son: Estado de necesidad: Este estado aparece cuando los derechos legítimos de un individuo solo pueden ser salvados con el menoscabo de los derechos de terceros. Ejercicio legítimo de un derecho. Cumplimiento de un deber. ¿Qué se busca mediante la coacción? El culpable puede tener dos fines: impedir lo que la ley no prohíbe o efectuar una acción no deseada, sea justa o injusta. Además, la violencia ejercida sobre la víctima puede ser física, compulsiva (intimidación) o implicar fuerza en las cosas. Se trata de un delito doloso cuya acción debe tener una intensidad suficiente para provocar el resultado perseguido. Es decir, la fuerza o la violencia debe doblegar la voluntad ajena, pero esta debe ser la intención del culpable, demostrando su propósito de someterla a sus propios criterios. Una coacción podría ser legítima bajo ciertas circunstancias. No obstante, habría que comprobar caso por caso si estas coacciones se aplican de forma justificada. Las coacciones legítimas son las siguientes: La policía hacia la sociedad. Los padres hacia sus hijos. La internación de un enajenado mental en contra de su voluntad. La imposición de tratamientos médicos de manera obligatoria. El criterio de la coacción emana de las penalidades establecidas por las leyes y normas. El criterio de la coacción consiste en una reacción que es una respuesta a la inobservancia anterior a una regla El criterio de la coacción emana de las penalidades establecidas por las leyes y normas. El criterio de la coacción consiste en una reacción que es una respuesta a la inobservancia anterior a una regla El criterio de la coacción emana de las penalidades establecidas por las leyes y normas. El criterio de la coacción consiste en una reacción que es una respuesta a la inobservancia anterior a una regla El criterio de la coacción emana de las penalidades establecidas por las leyes y normas. El criterio de la coacción consiste en una reacción que es una respuesta a la inobservancia anterior a