Professional Documents
Culture Documents
Lecturas para PC1, PC2, PC3 y PC4
Lecturas para PC1, PC2, PC3 y PC4
Comunicación y Redacción II
TEXTO 1
Dime sí
Pilar Dughi
Cuando la vendedora de la tienda vio a la mujer salir a la Calle vestida con una blusa
que no había pagado, corrió hacia la puerta de salida, pero por alguna extraña razón no
hizo nada para detenerla. Tal vez fue intimidada por la gente que cruzaba la acera, o
quizá no sabía exactamente qué hacer. Si gritar o llamar al vigilante de seguridad del
establecimiento. Esa noche la reprendieron y tuvo que pagar de su sueldo el precio de
la prenda. Cuando regresó a su domicilio, todavía seguía confundida por lo que había
ocurrido en su primera semana de trabajo. La mujer que huyó con la blusa se introdujo
a un automóvil rumbo a su casa. Ella sabía perfectamente lo que había hecho, y no tenía
el menor remordimiento. Aquella tarde tuvo el súbito impulso de cometer un acto
temerario que la sacudiera de la rutina. Consideraba que su vida era aburrida.
Estaba cansada de salir con sus amigas al cine y luego tomar un invariable trago en un
lugar conocido y monótono. Pero también sabía que lo que la hacía languidecer era una
funesta soledad. Sus amigas hablaban de los novios, los maridos, o de lo solas que se
sentían por no tenerlos. Una vez una de ellas dijo que ya no había hombres disponibles
en la ciudad. La mayoría de las amigas tenía treinta años, y decían que los hombres
apropiados de acuerdo a edad ya estaban casados y tenían hijos. O eran divorciados o
viudos, y en esos casos siempre existía la posibilidad de un trauma encubierto que
aparecería en cualquier momento. O hijos insoportables, o un pasado desdichado, o
una historia de infidelidad. Cuando la charla llegaba a este punto, las voces se
apagaban, y un clima de tristeza las invadía.
Había tenido varias parejas, pero ni se había casado ni había tenido hijos. Como ya
llegaba a los treinta y dos años, suponía que si no se apuraba, las posibilidades de
encontrar un novio adecuado se volvían cada vez más lejanas. Se sentía defraudada.
Cuatro años habían pasado desde que terminó con su último acompañante. Pensaba
todo aquello en lo más íntimo de sí misma, aunque exteriormente no lo manifestara.
Cada vez valoraba más su trabajo, como relacionista pública en una empresa de
publicidad, pero aquello resultaba insuficiente. Consideraba que el trabajo, la familia o
las amigas no tenían la misma importancia que una pareja.
A veces tenía ráfagas de mal humor y sus padres decían que su carácter se estaba
agriando. Tenía dos hermanas casadas, con hijos, y los sobrinos ya la llamaban tía, y
aquello le desagradaba. Le gustaba tomar vino en las veladas familiares, lo que hacía
que su madre la observara con desconfianza porque pensaba que una mujer soltera
que bebía por placer podía inclinarse hacia una peligrosa curva de conducta que
terminaría en el desorden. Existía el antecedente de una tía soltera que se volvió
alcohólica, y el recuerdo de sus últimos días en un hospital aparecía con cierta
frecuencia en las pláticas familiares. Las salidas nocturnas de los fines de semana que
se prolongaban hasta la madrugada también despertaban sospechas. Pero ella tenía la
certeza de que la mayoría de las fantasías de sus hermanas y padres desaparecería el
día en que conocieran al novio oficial.
Una noche quedó en encontrarse con una amiga en el café Haití en Miraflores. Hacía
calor, era verano, y le provocó sentarse en las mesitas’ exteriores al lado de la calle.
Pidió una copa de vino y la tomó. Como su amiga no llegaba, pidió otra y también la
tomó. Estaba ensimismada en la espera, cuando vio llegar a un grupo de gente en
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
animada conversación. Eran sus hermanas con sus esposos y unos amigos. Reparó
soslayadamente que la miraban con compasión. Los ojos iban desde las copas vacías
hasta ella y viceversa. Además, era sábado por la noche, y podían suponer que ella
estaba sola y que estaría sola en las horas siguientes. Después de saludarla, el grupo
se sentó en una mesa no muy lejana. Sintió las miradas clavadas en su espalda y tuvo
deseos que su amiga llegase cuanto antes a la cita. Pero aquello no ocurría, así que
tuvo que pagar la cuenta y marcharse. En el camino de regreso a su casa, reflexionó
sobre lo absurdo de la situación en que se veía prisionera. Sentarse sola a tomar vino
un sábado por la noche en un lugar céntrico despertaba algunas interrogantes y
comentarios. Casi los podía escuchar. Qué sola está. ¿Por qué tomará tanto? Pobre,
pasar así un sábado por la noche. Es que ha tenido mala suerte. Y a continuación
comenzarían los relatos sobre sus antiguas’ parejas, sus defectos, y claro, también se
mencionarían los problemas de carácter que ella tenía. Alguna voz bondadosa sugeriría
buscar un novio, y se entretendrían un breve período de tiempo eligiendo al candidato,
y luego se olvidarían y pasarían a otro tema de plática.
Le gustaba el cine, y en ocasiones había ido a ver alguna película por la tarde. Había
abandonado los horarios nocturnos porque temía encontrarse con conocidos. Veía a
hombres solos eventualmente, pero muy rara vez vio a una mujer solitaria entre las
butacas. Alguna vez pensó en irse del país a cualquier otra ciudad en donde no fuera
extraño ver a una mujer sola en un cine los sábados por la noche. Pero no tenía ahorros
para hacerlo y sus motivaciones no eran muy sólidas.
Aquella noche cuando llego a su casa, no tenía sueño. Estuvo leyendo algunas revistas
en inglés y encontró algo que le llamó la atención. Una página de correo del corazón.
Los subscriptores eran de diferentes ocupaciones y edades. Algunos querían
correspondencia con extranjeras, e incluso señalaban las nacionalidades posibles.
Entre todos los propuestos, seleccionó tres que le parecieron convenientes.
Inmediatamente escribió una carta en inglés bastante escueta y tratando de ser lo más
cautelosa posible en la información que brindaba. Al otro día envió copias a las
direcciones indicadas. Sospechaba que había hecho algo desatinado, pero en los días
siguientes comenzó a entusiasmarse. Había escuchado historias de muy diversa índole
sobre aquellos asuntos amorosos establecidos por carta. Desde trata de blancas hasta
posibles psicópatas que buscaban mujeres con dinero para asesinarlas. Pero también
conocía de uno que otro caso que había tenido un final feliz. El último que recordaba
era el de una muchacha que se había carteado con un sueco interesado en coleccionar
estampillas de todo el mundo. Un día el sueco llegó a Lima, conoció a la mujer con la
que mantenía correspondencia, la invitó a Estocolmo, y ahora vivían casados con tres
hijos en alguna ciudad de Europa. Aunque la historia había despertado ciertas
interpretaciones escépticas entre sus amigas, algunas no dejaron de manifestar un
encendido interés. Pero nunca se habló entre ellas si es que se habían atrevido a iniciar
una correspondencia de tal naturaleza. Estaba segura, además, que sus amigas se
burlarían apenas les contase el hecho, así que guardé el secreto.
A las pocas semanas recibió ocho respuestas. Una de ellas era de un ingeniero de
Boston, cuarenta años, divorciado, dos hijos, con un empleo estable en una empresa
envasadora de alimentos, al que le gustaba bailar, pescar, cazar y los deportes de
aventura. Afirmaba que estaba buscando una esposa y deseaba tener una familia. El
segundo era un hombre de cincuenta años, divorciado, sin hijos, que laboraba en una
empresa de transportes, viajaba. mucho por USA, le gustaba la música, el cine y conocía
algunos países de América Latina. Señalaba que estaba interesado en cultivar una
buena amistad, básicamente. Entre los dos, evaluó que el primero tenía pretensiones
poco mesuradas. Además, a ella no le gustaba ni pescar, ni cazar, ni los deportes de
aventura. Sobre el segundo, le llamó la atención que a los cincuenta años no hubiera
tenido hijos, pero luego supuso que los hombres no tenían una idea de la paternidad tan
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
concreta como lo era la maternidad para las mujeres. Le pareció, además sensible, y su
lenguaje parecía ser más educado que el primero. Contestó la carta del segundo y se
explayó sobre sí misma. Relató la historia de su familia, sus actividades cotidianas,
algunas reflexiones sobre la vida, el futuro, y agregó algo sobre sus habilidades
personales como cocinar y el confeccionarse ella misma su ropa. Tuvo especial cuidado
en no mencionar la palabra matrimonio por ningún lugar.
En todo aquel tiempo, él la había llamado numerosas veces por teléfono. Su voz era
cálida y afectuosa y las conversaciones prolongadas estaban envueltas en una tenue
atmósfera erótica. Su madre y sus hermanas no tardaron en identificar las llamadas
misteriosas del extranjero. Aunque fue discreta desde el inicio, la impaciencia que
demostraba ante cada timbre telefónico de larga distancia, y la correspondencia
ininterrumpida, comenzaron a despertar conjeturas en la familia. Se barajaron ciertos
comentarios sobre el peligro de salir con hombres desconocidos, sobre la facilidad con
la que muchas personas mentían acerca de su vida, sobre las sorpresas que
aguardaban a las mujeres ingenuas. Estuvo entonces alerta respondiendo a cada frase
malintencionada y aquello, lejos de desanimarla, la dotaba de renovado vigor para
reiterar sus expectativas.
En el transcurso del intercambio postal, el tono de ambos se fue haciendo cada vez más
íntimo. Se contaron sus respectivas historias afectivas, sus ilusiones y las decepciones
de sus vidas. Aunque no hablaron del futuro, era implícito que el primer encuentro sería
tal vez determinante. Seguían hablando de una buena amistad, del mutuo interés, del
deseo de por fin conocerse, pero de ahí no pasaba ninguno de los dos. Ella hubiera
preferido que él fuese más decidido, pero luego se alegraba de verlo tan prudente y
cuidadoso.
A lo largo de aquellas semanas había ido meditando sobre los riesgos a los que podía
estar expuesta comprometiéndose en una relación a larga distancia. Pero la
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
tranquilizaba el hecho de que él parecía muy sencillo y natural en sus hábitos cotidianos,
y le daba confianza el ver que la conversación entre ambos fluía espontáneamente.
También había cavilado sobre las dificultades del idioma —él nunca le había escrito en
español—, de las diferentes culturas, de la decisión que tendrían que tomar alguna vez
sobre si vivir en EEUU o en Lima, si él se acostumbraría a ella, si congeniarían. Aunque
nunca había vivido con nadie, había pasado alguna semana de vacaciones con sus
novios, y opinaba que en la intimidad era donde mejor se conocían las personas.
Sus amigas notaron en ella una conducta inexplicablemente reservada, y sin necesidad
de insistir mucho lograron que les con- tara la historia. Las opiniones fueron
encontradas, desde algunas que consideraban el asunto como una locura, hasta otras,
la mayoría, que apostaban porque el vínculo evolucionaría felizmente.
Leyeron la correspondencia y vieron las fotos. Poco a poco llegaron a la conclusión de
que cuando el amor llegaba, no debía ser despreciado. Consideraban que ese empeño
que él había demostrado de mantener una correspondencia sistemática no podía ser
gratuito. Un hombre de esa edad no perdía tiempo tan fácilmente.
Una amiga contó que la secretaria de la empresa donde trabajaba había conocido a su
esposo, de nacionalidad mexicana, a través de un sistema de correspondencia.
Después de un breve noviazgo de tres meses habían terminado casándose
profundamente enamorados. Él era un buen hombre y ganaba mucho dinero. Entonces
algunas señalaron que el desarrollo de los acontecimientos podía ser exitoso, e
insinuaron que tal vez el candidato elegido tendría otros amigos que pudieran conocer.
Les gustó la idea de que ella fuera a residir a EEUU, pues así podrían ir a visitarla de
vez en cuando. Le reprocharon que no hubiera averiguado cómo era la casa de él, y
afirmaban que en las pequeñas ciudades norteamericanas las casas eran grandes,
tenían sótano y desván, y tal vez piscina. A todas les preocupaba el problema del sida
y también de la importancia de descartar una vida sexual promiscua.
Ella creyó notar cierta envidia en algunos comentarios, y aseguró que era más precavido
de lo que se pudiera imaginar. Tomó la decisión de ir a EEUU a conocerlo. Había
madurado la idea de viajar a Miami, comprar ropa de ocasión y luego hacer negocio con
ella en Lima. De paso, ambos se encontrarían y podrían pasear y hacer planes para su
corta estadía. Se sometió a una rigurosa dieta y se cortó el cabello. Solicitó un préstamo
de dinero al banco para devolverlo en mensualidades, hizo una lista de mercadería que
pudiera comprar a buenos precios, y adquirió un buen juego de maletas de cuero. Se
despidió de su familia sin explicar las razones del viaje, aunque supuso que ellos las
presentían.
El avión salía por la noche, así que la acompañaron al aeropuerto su cuñado y su
hermana, y aunque no se habló explícita mente del cortejante, en la despedida hubo
risas y bromas sobre los noviazgos sorpresivos.
Durante el vuelo estuvo releyendo las cartas y contemplando las fotos. En una de ellas,
él estaba con una gorrita blanca vestido con ropa de tenis. Sin ser guapo, tenía el rostro
delgado y una nariz larga y fina que le daba cierta apariencia de fragilidad y ternura. Ella
no dejaba de pensar, sin embargo, que debía ser prudente en su conducta, y estar
dispuesta a desaparecer ante el menor signo extraño que descubriera en él. Sin
embargo, aquel la posibilidad la sentía muy alejada, porque tal había sido el nivel de
comunicación entre ambos, que creía conocerlo, si no bien, por lo menos lo suficiente
como para confiar mínimamente en su sensatez. Él le había hablado de unos amigos
que vivían en Miami a quien querían que visitaran juntos, así como también algunos
familiares, en cuya casa podrían hospedarse.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
AI cabo de una hora ya había paseado por los pasillos y las inmediaciones, y no lo
encontraba. Esperó sentada al lado de sus maletas otta hora más y acudió a
informaciones. Temía que él hubiera confundido los horarios de los vuelos. La azafata
verificó los arribos y las llegadas programadas de los aviones, y comprobó que la
mayoría habían aterrizado puntualmente, así que las posibilidades de equivocación eran
remotas. Cuando ya habían pasado tres horas, decidió llamar al teléfono que él le había
dado de la ciudad de Miami. Le contestó una voz soñolienta como llamada equivocada.
Llamó también a Oklahoma, pero nadie respondió. Cansada por los ajetreos y
emociones de las últimas veinticuatro horas, acudió a sentarse a un snack del
aeropuerto. Pidió una copa de vino y se la tomó. A la cuarta copa notó, en medio de la
algarabía de niños que correteaban entre las mesas, a un par de ancianas que la
miraban con curiosidad. Intuyó entonces, con luminosa claridad, que la historia recién
estaba comenzando.
TEXTO 2
Sobre la supuesta inferioridad intelectual de las mujeres. El caso de las teorías
frenológicas en el siglo XIX
Bosch, E. y Ferrer, V. (2003). Sobre la supuesta inferioridad intelectual de las mujeres. El caso de las
teorías frenológicas en el siglo XIX. Clepsydra, 2, 119-133.
https://www.ull.es/revistas/index.php/clepsydra/article/view/2312/1428
RESUMEN
En la España del siglo XIX, Concepción Arenal rebate los postulados de la frenología
que defendían las tesis, por otra parte tradicionales, de la inferioridad intelectual innata
de las mujeres. Estas creencias se sustentaban en presupuestos pseudocientíficos
centrados en el mayor tamaño del cerebro masculino, correlacionando pues tamaño
cerebral y capacidad intelectual. Fueron muchos los pensadores y científicos que a lo
largo de la historia defendieron postulados en relación a la mujer mucho más vinculados
a creencias y prejuicios que a evidencias científicas. Este sesgo estará presente también
en la Psicología, y más concretamente en la Psicología diferencial, la cual dará por
sentado la existencia de diferencias innatas entre hombres y mujeres en cuanto a
sus capacidades y lugar en el mundo. En este trabajo nos centraremos en la réplica
dada por Concepción Arenal a través de su libro La mujer del porvenir a la visión
frenológica sobre la inferioridad intelectual femenina. Sus postulados enlazan con la
llamada «cuestión femenina» en la que se planteaba la necesidad o no de dar acceso a
las mujeres a la educación.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
0. INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia se ha venido defendiendo la idea de que las mujeres son
inferiores a los hombres utilizando tres argumentos que a su vez se retroalimentaban
entre ellos. Éstos serían los supuestos morales, biológicos e intelectuales: es decir, la
mujer considerada moralmente inferior (según los modelos tradicionales de Eva o
Pandora, por ejemplo), la mujer frágil y débil por destino biológico, y por tanto limitada y
necesitada de protección, y el intelectual, que
1. EL CASO DE LA FRENOLOGÍA
Como ejemplo de lo anterior vamos a referirnos al caso de la frenología. Su fundador,
Joseph Gall (1758-1828), fue el primero en tomar en serio la idea de que el cerebro era
el órgano de la mente, de manera que investigó la relación entre cada región cerebral y
la supuesta facultad mental correspondiente.
En la España del XIX, una mujer, Concepción Arenal, hará una defensa de la valía
y dignidad de las mujeres, considerando falsas las afirmaciones hechas desde la
frenología, negando por tanto causas biológicas a la supuesta inferioridad: éste será el
tema central de su obra La mujer del porvenir.
En La mujer del porvenir rechaza las tesis de Gall según la cual la inferioridad intelectual
de las mujeres tiene una base orgánica, defendiendo la autora que no hay pruebas para
ello, mientras que sí las hay para demostrar que dicha inferioridad se basa en la nula o
muy deficitaria educación recibida, pues a igual instrucción no existía diferencias entre
sexos.
Arenal se refiere a la obra del Dr. Gall Fisiología del cerebro, y extrae de la misma este
fragmento tan significativo: «El cerebro de la mujer está generalmente menos
desarrollado en su parte anterior-posterior, y por eso, por lo común, las mujeres tienen
la frente más estrecha y menos elevada que los hombres. Las mujeres, en cuanto a sus
facultades intelectuales son generalmente inferiores a los hombres».
Concepción Arenal dedicará todo el capítulo II de La mujer del porvenir a refutar estas
ideas, concluyendo que:
TEXTO 1
Algo grave va a suceder en este pueblo
Gabriel García Márquez
Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos
hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión
de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde:
-No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle
a este pueblo.
Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que
pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola
sencillísima, el otro jugador le dice:
-Te apuesto un peso a que no la haces.
Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le
preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta:
-Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta
mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo.
Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con
su mamá o una nieta o en fin, cualquier pariente. Feliz con su peso, dice:
-Le gané este peso a Dámaso en la forma más sencilla porque es un tonto.
-¿Y por qué es un tonto?
-Hombre, porque no pudo hacer una carambola sencillísima, estorbado con la idea de
que su mamá amaneció hoy con la idea de que algo muy grave va a suceder en este
pueblo.
Entonces le dice su madre:
-No te burles de los presentimientos de los viejos porque a veces salen.
La pariente lo oye y va a comprar carne. Ella le dice al carnicero:
-Véndame una libra de carne -y en el momento que se la están cortando, agrega-: Mejor
véndame dos, porque andan diciendo que algo grave va a pasar y lo mejor es estar
preparado.
El carnicero despacha su carne y cuando llega otra señora a comprar una libra de carne,
le dice:
-Lleve dos porque hasta aquí llega la gente diciendo que algo muy grave va a pasar, y
se están preparando y comprando cosas.
Entonces la vieja responde:
-Tengo varios hijos, mire, mejor deme cuatro libras.
Se lleva las cuatro libras; y para no hacer largo el cuento, diré que el carnicero en media
hora agota la carne, mata otra vaca, se vende toda y se va esparciendo el rumor. Llega
el momento en que todo el mundo, en el pueblo, está esperando que pase algo. Se
paralizan las actividades y de pronto, a las dos de la tarde, hace calor como siempre.
Alguien dice:
-¿Se ha dado cuenta del calor que está haciendo?
-¡Pero si en este pueblo siempre ha hecho calor!
(Tanto calor que es pueblo donde los músicos tenían instrumentos remendados con
brea y tocaban siempre a la sombra porque si tocaban al sol se les caían a pedazos.)
-Sin embargo -dice uno-, a esta hora nunca ha hecho tanto calor.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
TEXTO 2
Salas, C. (2019). La primera fake news de la historia. Historia y comunicación social, 24(2), 411-431.
https://revistas.ucm.es/index.php/HICS/article/view/66268/4564456552454
1. Introducción
Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás
engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos.
Abraham Lincoln
Un diario de Nueva York, The Sun, informó durante seis días de agosto de 1835 que un
científico británico había avistado vida inteligente en la Luna gracias a su potente
telescopio. La noticia se extendió por EEUU y llegó a Europa, donde muchos medios se
hicieron eco, captando la atención de los lectores. Una vez descubierta, se la denominó
La Gran Mentira de la Luna. La tesis de este artículo es que La Gran Mentira de la Luna
fue la primera fake news de la Historia Contemporánea. Para probarlo, analizo primero
el concepto de fake news tal y como se entiende ahora, para aplicarlo al caso de La
Gran Mentira de la Luna. La locución fake news se había hecho popular en la campaña
electoral de EEUU de 2016, cuando circularon miles de noticias falsas sobre Hillary
Clinton y sobre Donald Trump que ayudaron a este último a convertirse en presidente
de EEUU, y que hicieron ganar dinero a los que fabricaron estas mentiras.
2. Estado de la cuestión
2.1. Las fake news en la historia
Las fake news no son un fenómeno nuevo. Si aceptamos la definición de Collins, y la
aplicamos a todas las etapas de la historia (sustituyendo internet por el medio de
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
Las fake news son informaciones falsas diseñadas para hacerse pasar
por noticias con el objeto de difundir un engaño o una desinformación
deliberada para obtener un fin político o financiero.
Para la Comisión Europea, una fake news es “información falsa, inexacta o engañosa
diseñada, presentada y promovida para causar daño público o con fines de lucro” (Grupo
de Expertos de Alto Nivel, 2018: 3). Lo que convierte a una noticia en fake news es, por
tanto, algo que es falso en origen, que se hace con la intención de ganar dinero o influir
en política, y que se difunde rápidamente a través de medios de masas. La misma
tecnología en la que se basa el progreso, es la que puede causar un enorme daño
(Grupo de Expertos de Alto Nivel, 2018: 13).
A medida que caminamos hacia un entorno cada vez más digital, está
claro que las mismas tecnologías y plataformas que refuerzan la
información legítima, también pueden al mismo tiempo permitir la
existencia de varias formas de desinformación y actividades de baja
calidad y potencialmente dañinas.
Los contenidos de las plataformas son baratos (radio, televisión, y ahora internet con las
redes sociales), y el avance de la tecnología reduce los precios de acceso: los teléfonos
móviles y las tarifas de conexión son baratas.
A principios del siglo XIX no existían móviles ni redes sociales, pero sí tuvo lugar un
salto histórico en los medios de comunicación cuando arrancaron las inmensas rotativas
de alta velocidad, que bajaron el precio de los periódicos a un nivel nunca visto.
3. La mentira de 1835
La primera de las historias de la que fue bautizada como La Gran Mentira de la Luna
apareció el martes 25 de agosto de 1835. Se refería a los grandes avances científicos
logrados por un astrónomo inglés llamado sir John Herschel, el cual estaba empleando
un telescopio nunca visto de grandes dimensiones, para explorar las novedades de la
Luna, y con el que podía distinguir incluso la vida de los insectos (Locke, 1859: 17).
Sir John se había trasladado a Sudáfrica para obtener mejores imágenes del
satélite. “Grandes descubrimientos astronómicos realizados por sir John Herschel, en el
cabo de Buena Esperanza”, anunció en su portada The Sun aquel martes (Locke, 1859:
8).
Para dar una apariencia de artículo científico, The Sun, afirmaba que el texto
sobre Herschel y la Luna estaba tomando literalmente de otro aparecido en el diario
científico Edinburgh Journal of Science, de gran renombre y prestigio en Gran Bretaña,
y que su autor era Andrew Grant, discípulo y compañero de viaje de sir John.
La segunda historia sobre la Luna –publicada el miércoles 26 de agosto– versaba
sobre los descubrimientos en sí de Herschel: ajustando las poderosas lentes, Herschel
había divisado flores rojas y manadas de cuadrúpedos; unos similares a bisontes y otros
a cabras. Además, sir John descubrió criaturas anfibias de forma esférica que se
desplazaban grácilmente sobre las rocas (Locke, 1859:17).
La tercera historia, aparte de mostrar una excelencia de árboles y vegetación
lunar, descubrió una especie superior: eran castores bípedos (biped beavers) que vivían
en cuevas y que había llegado a dominar el fuego, a juzgar por las fumarolas que surgían
de sus habitáculos (Locke, 1859:28). “Llevan a los niños en brazos como cualquier
humano, y sus chozas están mejor construidas y son más altas que las de muchas tribus
de humanos salvajes”. Para aderezar la información, The Sun pidió a un ilustrador que
dibujara las escenas lunares con imágenes de castores bípedos y chozas humeantes.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
La cuarta historia era la importante pues empezaron a aparecer los seres lunares
parecidos a los humanos: eran criaturas cubiertas “de pelo corto y brillante de color
cobre, y tenían alas compuestas de una membrana delgada, sin pelo, que descansan
cómodamente sobre sus espaldas”. Como buen científico, Herschel las bautizó en latín
como “vespertilio homo” u hombres murciélago. El telescopio de Herschel era de tal
potencia que logró detectar cómo estos seres charlaban animadamente y mantenían
formas decorosas, lo cual era un signo evidente de que eran seres racionales como los
humanos (Locke, 1859: 34). Para hacer más comprensible esa parte, The Sun
obsequiaba a sus lectores con unos trabajados dibujos de todos esos seres,
humanoides, animaloides y hasta de la vegetación selenita (Boese, 2002: 61).
Para aquellos lectores escépticos que albergaran alguna duda sobre el hecho,
The Sun añadía que una comisión formada por “varios ministros episcopales,
wesleyanos y otros ministros que, en el mes de marzo pasado, se les permitió, bajo la
estipulación de un secreto temporal, visitar el observatorio y convertirse en testigos
oculares de las maravillas que se les pedía que atestiguaran”.
Como se diría ahora, desde el primer momento, la historia se hizo viral, lo cual
la convirtió en la primera fake news de la historia contemporánea.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
TEXTO 1
Las chicas de la yogurtería
Pilar Dughi
Dughi, P. (1996). Ave de la noche. Lima: Peisa
—En esta ciudad no se puede ser alegre y bonita —rezongó Lucha—, porque la gente
murmura.
La mujer pareció no entenderla.
—Olvídelo, estaba pensando en voz alta —continuó.
—¿Usted la conoce? —preguntó la mujer.
—Bueno, la he visto en la yogurtería.
—Ah, Luchita, mejor no se junte con ella —afirmó sentenciosa la mujer, que era una
empleada de la municipalidad, muy habladora y conocedora de los chismes de la
localidad. Le gustaba comentárselos a Lucha cada vez que la veía. Lucha sonrió
débilmente y se despidió. La mujer le hacía perder tiempo.
Desde que llegó a Ayacucho, hizo algunas amistades sin mucho esfuerzo. Tenía cinco
meses en la ciudad y ya era conocida como administradora de un proyecto de desarrollo
rural. Se había presentado ante las autoridades locales con las que tenía que coordinar
por razones de trabajo: profesores de la universidad, directores de instituciones afines
y hasta con el obispo auxiliar. El proyecto era de cierta envergadura y le habían
aconsejado en Lima que estableciera buenas relaciones con el gobierno regional.
Un día, a las pocas semanas de su arribo, se encontró con una antigua conocida, una
psicóloga que, le explicó, vivía hacía un año en Ayacucho. Era originaria del lugar y,
como ella, desde que la zona se estaba pacificando muchos habían regresado a
establecerse de nuevo. El turismo se había incrementado, se abrían nuevos negocios y
hostales.
—Mi marido ha puesto un restaurante en la Cámara de Comercio, ¿por qué no vienes?
—le propuso la mujer.
Le daba pereza cocinar todos los días y se acostumbró a ir a almorzar al local de la
Cámara de Comercio.
Como el lugar estaba regularmente vacío a partir de las dos de la tarde, entonces ella
se compraba el periódico e iba a comer tranquilamente. Por las tardes, cuando estaba
libre, daba una vuelta por la ciudad. Luego hacía un paseo por las inmediaciones de la
plaza central, tratando de conocer las tiendas, las farmacias y los restaurantes. Así fue
que encontró un pequeño comercio donde se expedían productos lácteos y hierbas
naturales, pero la especialidad de la casa era un yogur natural que se preparaba con
plantas aromáticas, a pedido de los clientes. La dueña, una mujer de unos treinta años,
que atendía detrás del mostrador, tenía el cabello largo y ondulado, teñido de rubio. Sus
ojos vivaces, acentuados con lápiz delineador de color negro, animaban el rostro
redondo de piel sonrosada. Desde el principio fue muy amable.
—Tú no eres de aquí—le dijo con convicción.
Lucha se presentó como estaba habituada a hacerlo. Pensaba que en una ciudad donde
la mayor parte de gente se conocía, una debía ser cordial. La tendera se llamaba Charito
y conocía bastante de productos naturales. Le habló del germen de trigo y le mostró con
orgullo una colección de infusiones medicinales empaquetadas, semejantes a las que
se vendían en el mercado.
—La diferencia es que yo selecciono las mejores hierbas —le explicó Charito—, y, si no
conoces su uso, es mejor que compres los productos ya escogidos.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
El hombre parecía mirarla con rabia. Lucha dejó de saludar indistintamente a los
vecinos, porque ya no sabía cuáles eran los groseros que podían tener amistad con
aquel. Cuando lo veía, evitaba su rostro y lo esquivaba cuando lo cruzaba por la calle.
Para entretenerse, acudía a la biblioteca de la universidad. Ahí se encontró con un
profesor bastante gentil, con cierta autoridad fundada en sus largos años de docencia.
Intercambiaron libros y luego se encontraron en algunas reuniones. Conoció a su
esposa, una mujer joven y pálida que la saludaba con cortesía. Una vez el profesor le
prometió un libro que supuso sería muy útil para Lucha. Ella lo fue a buscar varias veces
a su oficina, pero no lo encontró. Una noche, el profesor tocó la puerta de su casa. Ella
lo recibió con alegría y lo hizo pasar a la sala. El hombre parecía algo nervioso. Lucha
no supo qué hacer y le invitó un café.
—Te has acostumbrado bastante bien —le dijo él.
—Más o menos —contestó ella—. La falta de agua me molesta. Es penoso tener que
recolectarla todos los días.
A Lucha le complacía tener relación con la gente de la universidad. Sentía que podía
conversar sobre las reflexiones que le despertaba su trabajo, las noticias locales y los
libros que leía. La principal forma de enterarse de lo que pasaba en la ciudad era
intercambiando opiniones con ellos. Ya que no había un periódico regional, la radio y
los encuentros personales eran una forma de estar informada.
—¿Y qué te parecemos los ayacuchanos?
—Oh, han sido muy hospitalarios conmigo. Lo único que no me gusta es que beben
mucho en las reuniones y, si una no quiere hacerlo, se molestan. Lo consideran una
afrenta.
—Ah, eso es en toda la sierra —exclamó él—. El campesino bebe en sus fiestas
patronales durante días. La comunidad entera, hombres y mujeres, hasta perder el
sentido.
—Sí, ya lo sé, pero es excesivo.
—Es un pretexto para poder llorar —comentó él—, sin tener vergüenza.
Y a continuación contempló el techo alto de la sala.
—Esta casa es muy antigua, tiene techos de bóveda —señaló.
—Es muy fresca cuando hace calor.
—¿Puedo ver la casa? —inquirió él.
—Sí, claro —respondió ella.
Él se levantó y se dirigió hacia la cocina, que daba al patio.
—Bonita casa —dijo, y luego se acercó hacia el cuarto que estaba al lado de la sala.
Era el dormitorio de Lucha.
—Tienes una cama matrimonial —le dijo.
El hombre cogió del brazo a su hijo y lo arrastró dándole empellones hacia su casa. Los
policías tranquilizaron a Lucha.
—Ese tipo es un malcriado —les dijo indignada—. Es un descarado.
Una vecina le explicó confidencialmente a Lucha que ese hombre era un antiguo policía
que había sido dado de baja por comportamiento violento. Le pegaba a su mujer y a sus
hijos y era un borracho. Lucha se despidió de la gente y se encerró en su casa.
Inspeccionó los seguros de las puertas y ventanas y decidió comprarse
candados grandes para instalarlos al día siguiente. La imagen del tipo exaltado
alardeando en medio de la calle le molestó. Resolvió tener más cuidado. Los vecinos no
eran todos de fiar.
Al atardecer del día siguiente, cuando regresaba de hacer las compras de la semana,
vio a un grupo de chicos jugando en la acera de su casa. Entre ellos distinguió al hijo
del vecino, el muchacho que había intentado ayudarla la noche anterior.
—Por culpa de esa, mi papá me ha agarrado a latigazos anoche —exclamó el chico,
lanzándole una mirada cargada de violencia. Los otros la miraron también. Lucha se
sintió desnudada. Ingresó inmediatamente a la casa y cerró con fuerza el portón.
La habían invitado a una reunión por la noche y pensó que le convenía salir para
despejarse un poco. Casi no había podido trabajar en la oficina, apurando a los albañiles
para que terminaran la construcción y buscando a un cerrajero que le reemplazara las
bisagras oxidadas de las puertas. Siendo día de semana prefería acostarse temprano,
pero la inseguridad de la casa producida por los desmanes del aguacero le generaba
una cierta inquietud y temía no poder dormir. Se preparó una infusión de azahar muy
cargada y se fue a la fiesta. Era un grupo pequeño, gente que trabajaba en algunas
instituciones con las que se relacionaba y había también algunos desconocidos. Uno de
los asistentes la enlazó por la cintura.
—¿Qué hace una mujer solita en Ayacucho? —le preguntó mientras bailaban.
—¿Me conoces de algún sitio? —respondió inquieta.
—Aquí todos nos conocemos —contestó él desdeñosamente.
Alguien bromeó y dijo que Lucha no estaba sola sino que era amiga de los visitantes
asiduos de la Cámara de Comercio. La gente estaba ya borracha y reía. ¿Cómo iba a
estar sola Luchita?, repetían. Siempre estaba bien acompañada, decían jocosamente.
Lucha comenzó a inquietarse. ¿Sabían dónde vivía? ¿Que estaba sola? El resto de la
noche permaneció ensimismada y pidió a una de las mujeres que la acompañara
a tomar un taxi en la plaza. Una pareja de esposos se ofreció a llevarla. Las calles
estaban bastante oscuras y la iluminación era muy débil. Al llegar a su casa abrió el
portón y cruzó raudamente el jardín. Cerró las puertas y las aseguró con candados.
Tengo que poner más luces afuera, pensó. Revisó su linterna y notó que le faltaba una
pila. No sirve para nada, razonó, y la arrojó sobre la mesa. Recolectó velas y fósforos
y los puso sobre la mesa de noche. Trató de dormir, pero escuchaba ruidos en el techo.
Las paredes eran de quincha, al estilo de las construcciones antiguas, de caña
empastada con barro, y crujían permanentemente. Era imposible distinguir pasos
humanos o pisadas de gatos. Al menor ruido, llamo a la policía, pensó. La puerta
del patio era de listones de madera y de consistencia muy frágil. De una patada la
pueden destrozar, se dijo.
Pero ella escucharía los ruidos y correría hacia la calle. ¿Tendría tiempo de cruzar el
jardín? Dio vueltas en la cama durante la noche sin poder conciliar el sueño. Se levantó
en la madrugada al escuchar las campanadas de la iglesia vecina. Por primera vez
desde que había llegado a la ciudad sintió que era una foránea. Aquel día decidió no
comprar yogur a pesar de que se le había acabado. No quería pasar por la tienda y que
la vieran conversando con Charito y sus amigas.
Cuando iba a la municipalidad a recoger unos documentos, se encontró con una señora
integrante de una antigua familia ayacuchana y que trabajaba como directora de una
institución.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
—Ay, Luchita —le dijo afligida—. No sé si ya sabes lo que ha pasado. Una desgracia,
una verdadera tragedia.
—No, no sé nada —contestó Lucha.
—Quién lo iba a decir, aquí, en la ciudad, ya ha llegado la plaga.
—¿Qué ha pasado?
—La gente está comentando en todos los sitios, hijita. La semana pasada un paciente
murió de sida.
—¿Cómo?
—Sí, de sida, imagínate.
—¿Cómo ha sabido usted?
—Me lo comentaron en el consultorio del doctor Capuñay.
Era el dentista del hospital.
—Me lo ha dicho también la señora Rojas, la obstetriz —exclamó compungida la mujer—
. Tenemos que hacer
algo por nuestra juventud.
—Bueno, es una pena, así ocurre en todo el país.
—Pero tenemos que detenerlo ahora, antes de que sea demasiado tarde. Tanta
corrupción, tanto alcohol —continuaba la mujer— hay mucha vida indecente, demasiada
inmoralidad.
Aquel día en la Cámara de Comercio, cuando Lucha fue a almorzar, la dueña se acercó
a conversar con ella.
—Dicen que van a hacer campañas preventivas en los colegios —le explicó a Lucha—.
Ha estado aquí el director de salud de la región con otros médicos y con el mayor de la
policía. Van a hacer un despistaje.
—¿Un despistaje? Pero tendrían que hacérselo a toda la población.
—No, pues —alegó la mujer—, nada más a los sospechosos.
—¿Y cómo van a saber quiénes son sospechosos? Es imposible.
—Luchita, se sabe, eso aquí se sabe —afirmó la mujer con seguridad.
Lucha rio.
—Están locos.
La mujer la miró desconcertada.
—Pero el mal recién ha comenzado. Además, en la ciudad nos conocemos muy bien y
eso facilita la
intervención, eso lo dicen los médicos —continuó.
Ella se alzó de hombros y pidió un menú. Comió sin mucho apetito pensando en el
trabajo que tenía atrasado.
Aquí son unos chismosos, caviló mientras intentaba pasar algunas cucharadas de sopa
de verduras. De segundo había un estofado de pollo que se veía muy grasiento, así que
apenas pudo comerse el arroz con un poco de zanahorias guisadas, apartando
cuidadosamente la carne y la salsa del resto del plato.
A los tres días fue a una de las bodegas más surtidas de la calle principal, que quedaba
al lado de los portales de la plaza. Se encontró con uno de los abogados que trabajaban
en el juzgado.
—¿Ha sabido ya, Luchita? —le preguntó él.
—¿Qué?
—Lo del sida.
—Sí, ya me han contado.
—Han detenido a varios sospechosos.
—¿Pero cómo van a hacer eso?
—Yo sé de nueve personas a las que se han llevado al hospital a hacerles análisis.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
TEXTO 2
Sobre violencia de género y acoso sexual: del silencio a la enunciación, un acto
político
Todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño
físico, psíquico y/ o sexual, incluyendo las amenazas, la coerción o la privación
arbitraria de libertad, ya sea que ocurra en la vida pública como en la vida privada
(citado por ONU Mujeres, 2014: 20).
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
Por lo mismo, abordar críticamente la violencia contra las mujeres como reflejo de las
desigualdades sociales es un eje central de los estudios feministas, desde sus inicios
en el siglo XVIII hasta la actualidad (Trujano, 2007). En este sentido, es imprescindible
no perder de vista que esta clase de estudios también tiene como horizonte cuestionar
y tensionar el tratamiento de los derechos humanos en aquellos aspectos que excluyen
a las mujeres.
Desde esta perspectiva, se destaca que la violencia de género ejercida en contra de las
mujeres es una forma de demostración de poder que se vale del empleo de la fuerza y
que, por lo mismo, se manifiesta de formas diversas: física, psicológica, económica,
política y sexual (Cagigas, 2000). En consecuencia —y tal como apunta Ferrer—, la
violencia de género es un problema global, pues:
Con respecto al acoso sexual, siguiendo los planteamientos de Cuenca (2013), se han
usado con mayor frecuencia dos categorías en las tipologías en estas acciones. La
primera es la del chantaje sexual o el acoso quid pro quo (en latín, “esto a cambio de
eso”). Este tipo de acoso consiste en que una persona con un cargo superior obligue a
otra de menor jerarquía laboral o académica a “someterse a los requerimientos sexuales
o perder algún tipo de beneficio laboral o incluso a perder el empleo” (Cuenca, 2013:
428).
incomodidad que suscita frecuentar los mismos espacios e, incluso, una desconfianza
generalizada hacia el género masculino.
En este contexto, las entrevistadas relatan que el apoyo familiar es el pilar fundamental
sobre el que se estructura el proceso de superación de esta violencia, ya que contribuye
a generar las condiciones para la identificación de la agresión. En muchas ocasiones,
es el núcleo familiar el que motiva a las víctimas a tomar acciones legales y a romper
todo tipo de relación con el agresor
(Aznar et al., 2003; Mitchel y Hodson, 1983). De este modo, las estudiantes destacan
que la contención es clave para generar en las víctimas la certeza de que se cuenta con
protección absoluta en espacios de intimidad (Estrada, Herrero y Rodríguez, 2012).
Además del entorno familiar, una segunda red de apoyo clave la conforman las
amistades toda vez que las víctimas las suelen tener por personas con disposición a
escuchar, a aconsejar y a orientar. Se revela así la importancia de los espacios de
escucha ya que —tal como se ha señalado— el reconocimiento y la identificación de la
experiencia del acoso como agresión sexual supone recorrer un camino complejo y lleno
de restricciones, impuestas y autoimpuestas.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
amistades permite que circule información que, potencialmente, puede motivar nuevas
denuncias y, además, puede promover una mejora en la autoestima de las víctimas que
permanecen en silencio.
TEXTO 1
La población de China se está reduciendo. Se enfrenta a un futuro peligroso.
Adaptado de Larmer, B. y Zhang, J. (2023). La población de China se está reduciendo. Se enfrenta a un
futuro peligroso. National Geographic. https://cutt.ly/f4QFdWl
China pronto dejará de ser el país más poblado del mundo, un título que ha tenido
durante siglos, lo que subraya el enorme desafío que enfrenta para mantener su dominio
global.
Es principios de otoño en el centro de China y las calles del pueblo de Ding Qingzi se
están volviendo doradas.
Miles de mazorcas de maíz sin cáscara yacen en rectángulos ordenados frente a las
casas, sus granos secándose al sol. La cosecha es uno de los latidos del corazón de la
vida rural en la provincia de Anhui, una constante que Ding, de 35 años, conoce desde
la infancia. Sin embargo, quedan pocos otros ritmos. Excepto por el maíz, las calles
están casi vacías. Las casas han sido abandonadas. Los sonidos de los niños se han
desvanecido. Y durante años, Ding luchó por encontrar una esposa. Pocas mujeres
jóvenes todavía viven en el pueblo. Menos aún se casarían con un soldador incapaz de
comprar una casa o pagar el precio de la novia. “Mi familia no es rica”, dice Ding.
De pie en su jardín pelando maíz, la tía de Ding lamenta la difícil situación de lo que ella
llama "hombres sobrantes". El pueblo tiene docenas de solteros de entre 30 y 40 años,
dice ella, hombres solitarios como Ding, cuyas esperanzas de amor y familia chocaron
con una fuerza implacable: la agitación demográfica de China.
Después de décadas de una tasa de natalidad en picada, el país ha comenzado una
disminución irreversible de la población que repercutirá en toda China y en todo el
mundo en las próximas décadas. Las repercusiones ya se pueden sentir en lugares
como Anhui, donde la búsqueda de una esposa por parte de Ding también se vio
obstaculizada por un agudo desequilibrio de género. Aproximadamente en el momento
de su nacimiento, nacían 131 niños por cada cien niñas en Anhui, un reflejo de un sesgo
tradicional por los hijos varones exacerbado por la política ahora descartada de un solo
hijo de Beijing. Hoy China tiene un superávit de unos 30 millones de hombres, más de
la mitad en edad de contraer matrimonio.
Unidad de Formación Básica Integral
Comunicación y Redacción II
TEXTO 2
La despoblación que no cesa
Recaño, J. (2000). La despoblación que no cesa. Demografía: cambios
En el modelo reproductivo, dossier 36. Economistas sin Fronteras, 39-44.
https://cutt.ly/k4QFryV
LA DESPOBLACIÓN QUE NO CESA
Joaquín Recaño
Centre d’Estudis Demogràfics y Universitat Autònoma de Barcelona
39
inicial, y apenas representaba el 3,11 por ciento del Los mecanismos demográficos implicados
conjunto español, su densidad era de 7,3 habitantes en la despoblación
por km2, frente a los 92 de España en las mismas fe-
chas: durante ese lapso se consolidó un vasto mundo El proceso de despoblación es el resultado de la in-
vacío en el interior de la península. Sin embargo, teracción de diferentes fenómenos demográficos. El
estos simples datos no reflejan su compleja evolución principal mecanismo demográfico implicado ha sido
demográfica. históricamente la emigración de jóvenes en busca de
oportunidades laborales y educativas en las ciudades.
El éxodo rural se inicia a finales del siglo xix en La salida de estos jóvenes trajo consigo una profunda
zonas próximas a las áreas urbanas e industriales de depresión del mercado matrimonial local, especial-
Cataluña y el País Vasco y es un proceso asociado a mente agravado por la mayor emigración de las muje-
la modernización auspiciada por la extensión del ca- res en el mundo rural, cuya huella más evidente es el
pitalismo. Sin embargo, durante la primera mitad del fuerte desequilibrio entre hombres y mujeres que aún
siglo xx, la elevada fecundidad de los municipios ru- se conserva en numerosas zonas rurales, con niveles
rales y una mortalidad en rápido retroceso aseguraron superiores a los 160 hombres por cada 100 mujeres
la continuidad e incluso un significativo crecimiento en las edades núbiles. La emigración agregó además
demográfico de los espacios rurales, basado en un un efecto diferido, fue el factor desencadenante de
fuerte crecimiento natural. En ese período, el creci- la caída de la natalidad del momento y también de la
miento urbano se nutre esencialmente de los exceden- futura desnatalidad, la de aquéllos que ya no nacerían
tes demográficos del mundo rural. A partir de 1930, en el mundo rural por la emigración de sus padres.
la coyuntura histórica española, caracterizada por la Mientras el campo asistía a una severa depresión de-
sucesión paulatina de la Gran Depresión, las mejoras mográfica, las ciudades españolas registraron entre
introducidas en el campo por las reformas agrarias principios de la década de los sesenta y la segunda
impulsadas por la Segunda República, la Guerra Civil mitad de los setenta el número más elevado de na-
y la depresión económica de la posguerra, frenaron cimientos de su historia, favorecidos por una nup-
durante un largo período la emigración del campo. cialidad intensa y temprana y un flujo incesante de
Los sectores rurales alcanzaban, en algunas zonas del población joven desde las zonas rurales. Desde 1980,
país, su máximo volumen demográfico entre 1930 y un éxodo rural más reducido pero continuo y la caída
1950 y planteaban un problema de desequilibrio po- generalizada de la fecundidad en todo el país, más
blación-recursos, e incluso sobrepoblación, que puede intensa en los municipios pequeños del centro y norte
sorprendernos ante la exigua realidad demográfica de la península, no hizo más que agravar la despobla-
que los caracteriza actualmente. Desde la década de ción hasta límites insospechados. En esos momentos,
los cincuenta, se produce un progresivo deterioro de las pérdidas poblacionales provocadas por la senectud
las condiciones socioeconómicas de los entornos ru- de las poblaciones rurales pasaron a un primer plano
rales ante la creciente mecanización del campo y la como mecanismo de despoblación: una fecundidad
irresistible y atrayente movilidad social ascendente inferior a la media española, una elevada proporción
que garantizan las ciudades. Entre 1950 y 1991, estos de personas no emparejadas en edades núbiles, con
municipios pierden casi dos millones y medio de ha- un fuerte desequilibrio entre sexos y un creciente e
bitantes y son la principal fuente del éxodo rural hacia intenso envejecimiento que nutría los grupos más
los centros urbanos: el reverso del éxodo rural fue la proclives a la mortalidad.
intensa urbanización que caracteriza ese periodo. Sin
la emigración rural no dispondríamos en la actuali-
dad de las grandes aglomeraciones metropolitanas de
Madrid, Barcelona o Valencia, ni las capitales de pro- Los factores que explican la diversidad
vincias de muchas regiones del interior, situadas en de la España vacía
las mismas áreas de emigración, habrían garantizado
su crecimiento y más recientemente su sostenibilidad El debate sobre la sostenibilidad demográfica de los
demográfica. espacios rurales debe partir del reconocimiento de
la heterogeneidad de los casi 5.000 municipios de
menos de 1000 habitantes existentes en España en la
actualidad. Así, los espacios rurales situados en el sur
peninsular y en los aledaños de la costa mediterrá-
nea y atlántica gozan, por lo general, de una relativa
40
salud demográfica. Por el contrario, los situados en Una aproximación a la heterogeneidad demográfica
el centro y norte del país son los más afectados por de los espacios rurales españoles
la despoblación. Desde 1981, un 15 por ciento de
los municipios de menos de 1000 habitantes registró El desigual impacto del envejecimiento, la baja nata-
incrementos poblacionales. El 85 por ciento restante, lidad y la escasez de mujeres en los tramos centrales
constituido por casi cuatro mil doscientos munici- de la pirámide de estos municipios son las claves de
pios, tuvieron una reducción real de su población. Es la interpretación de las tres tipologías consideradas en
por ello que la variedad de las dinámicas poblacio- el cuadro siguiente (figura 1).
nales de los municipios rurales nos exige establecer
una tipología que recoja los diferentes componentes Un primer grupo de municipios, integrado por el 29,7
socioeconómicos y demográficos que explican esas por ciento de las entidades locales de menos de 1000
diferencias. habitantes, configura un tipo que hemos denominado
espacios rurales de resiliencia demográfica. Se trata de
Para construir esa tipología hemos empleado una téc- entidades de mayor tamaño demográfico y menor alti-
nica estadística denominada análisis de componentes tud, localizadas en las zonas periféricas de la Meseta,
principales, que nos permite identificar los factores lejos de las áreas de montaña más demográficamente
que explican las diferencias existentes entre los mu- deprimidas, con una cierta estabilidad poblacional;
nicipios rurales.1 Para la elaboración de la tipología, densidades de población más elevadas que la media
se han considerado 21 variables que miden aspectos rural española, un índice de masculinidad ligeramente
ligados al tamaño de la población de los municipios superior al conjunto de España y que han experimen-
y sus aledaños, la altitud, la tasa de crecimiento, la tado un menor impacto de la emigración, sólo un 60
densidad de las entidades y los municipios circun- por ciento de los nacidos en esos municipios residían
dantes, la relación de masculinidad, la estructura de- en 2016 en otro municipio de España.
mográfica, la distancia a la capital de provincia y
la intensidad de la emigración interna. Este tipo de En el segundo grupo se incluye el 32,9 por ciento
análisis ha identificado tres factores que explican la de los municipios rurales, que tienen como principa-
mayor parte de la variabilidad de los espacios rurales les características una altitud elevada, una pequeña
españoles. Los factores, por orden de importancia, dimensión demográfica, con una mediana de 175
son los siguientes: un primer factor asociado al en- habitantes, una densidad muy baja, de 6,2 habitantes
vejecimiento, con una relación intensa con las varia- por km2, tasas de crecimiento negativas, un signi-
bles de estructura; un segundo factor conectado con ficativo nivel de masculinidad, superior al grupo
el ámbito de la emigración; y finalmente, un factor anterior, un relativo nivel de envejecimiento y un
definido por la cercanía a espacios más poblados. elevado impacto de la emigración, el 80 por ciento
Los tres factores explican casi el 60 por ciento de la de los nacidos reside en otros municipios. Estos
variabilidad entre municipios. En cada municipio, municipios pueden ser denominados espacios rurales
y mediante esta técnica de análisis, se obtiene una de la emigración.
puntuación en cada uno de los factores, a los que
posteriormente se les ha aplicado, ya en una segunda Finalmente, el tercer grupo, lo constituyen los es-
fase, un análisis de conglomerados también conocido pacios rurales en riesgo de despoblación irreversible, que
como clúster. Esos factores identifican tres espacios pueden llegar incluso a la extinción biológica en
demográficos rurales muy definidos, con unas pecu- los próximos años. Se trata de 1.840 municipios,
liares características demográficas cuyos resultados un 37,4 por ciento de las entidades de menos de
pasamos a analizar a continuación. 1000 habitantes. Presentan las características más
extremas del conjunto de variables que hemos con-
siderado: máxima altitud media, mínima dimensión
demográfica, 110 habitantes de promedio, las den-
sidades más bajas, 4,3 habitantes por km2, máximo
envejecimiento, con edades medias próximas a los
60 años y un 45 por ciento de sus habitantes de más
de 65 años. Son los municipios que han experimen-
tado la máxima emigración femenina y presentan un
1. Recaño, J. (2017) «La sostenibilidad demográfica de la Es- severo proceso de envejecimiento.
paña vacía», Perspectives Demogràfiques, n.º 7, pp. 1-4V.
41
Figura 1: Algunos indicadores de los municipios rurales en España, según tipología de municipios*
Tipología
1 2 3
Municipios
de más
Espacios rurales
de 1.000 Espacios rurales
Espacios rurales en riesgo de
habitantes de resiliencia
Características de cada tipología de emigración despoblación
demográfica
irreversible
Se presentan las medianas de cada distribución (Valor que representa el 50% de cada variable).
* Tipología descrita en el texto.
Fuente: elaboración propia.
Aunque los tres grupos se caracterizan por una gra- de Teruel, y, finalmente, la Rioja. Por el contrario,
dación de los principales indicadores demográficos, en las provincias situadas en el Valle del Ebro, el
el segundo y el tercero, el más problemático, tienen espacio al sur de la línea geográfica que une Cáceres
una mayor proximidad en sus indicadores, lo que y Toledo, la montaña pirenaica y las regiones me-
constituye una mala noticia, porque su supervivencia diterráneas se localizan los municipios rurales con
demográfica está en juego, a tenor de sus estructuras una mayor resiliencia demográfica, o resistencia a la
demográficas. despoblación. La especial configuración del pobla-
miento que caracteriza a las comunidades autónomas
Estos dos últimos grupos componen un área continua de Asturias y Galicia no permite, a través del análisis
donde se localizan los municipios rurales con peores con datos municipales, constatar la verdadera dimen-
perspectivas de futuro: las comunidades circundan- sión de los problemas demográficos que afectan a las
tes con Madrid, especialmente Castilla-León, donde zonas rurales de esas regiones, cuyos problemas de
todas sus provincias están implicadas en menor o ma- despoblación tienen una clara dimensión inframuni-
yor grado en el proceso de despoblación; Castilla-La cipal, localizados en sus concejos y parroquias. La
Mancha, en la que la situación de insostenibilidad distribución de los municipios según las tres catego-
demográfica se concentra en los municipios más pe- rías reseñadas queda ilustrada en el siguiente mapa
queños de las provincias de Guadalajara y Cuenca; (figura 2).
Aragón, con especial protagonismo de la provincia
42
Figura 2: Distribución espacial según tipología de municipios
43
autoridades políticas y administrativas como solu- Las perspectivas demográficas
ción local para los problemas de despoblación. Sin de los espacios rurales
embargo, esa solución sólo constituye un espejismo
demográfico, ante la imposibilidad de fijar a esos Las perspectivas demográficas de los espacios rurales
inmigrantes a los territorios afectados. A pesar de varían considerablemente según los sectores geográfi-
tratarse de espacios vacíos, la capacidad de atracción cos que consideremos. En algunas áreas, la resiliencia
de inmigrantes del exterior ha sido muy baja durante económica expresada a través del turismo rural, las
el gran ciclo migratorio 2001-2007. Por otro lado, segundas residencias y la existencia de recursos con-
descubrimos que una parte significativa de los inmi- cretos ligados al territorio pueden garantizar la con-
grantes nacidos en el extranjero que llegaron a los tinuidad económica y, en menor medida, el manteni-
municipios con mayores problemas demográficos miento de unos mínimos poblacionales. Sin embargo,
vuelve a emigrar después de un tiempo relativa- la mayor parte de los núcleos rurales no son capaces
mente corto. Por ejemplo, en el período 2000-2017, de retener a los pocos jóvenes que residen, especial-
los municipios rurales españoles tuvieron un saldo mente a las mujeres, y no son especialmente atractivos
migratorio interno negativo de la población nacida para los potenciales inmigrantes, caracterizados por
en el extranjero. Este resultado sugiere, por lo tanto, una elevada circulación que no llega a arraigar en
que a una primera radicación de los inmigrantes en el territorio. Este grupo de población, el único que
esos municipios sigue su re-emigración. Probable- podría enderezar la maltrecha situación demográfica
mente, entre los inmigrantes se reproducen los mis- de la población rural, es la llave de su supervivencia
mos factores que expulsan a la población autóctona demográfica, pero no se atisban cambios en esa di-
de las áreas rurales. rección, si no se potencian inversiones públicas que
fomenten el anclaje de la población en los lugares
con problemas demográficos. Cualquier intervención
política debería tener en cuenta la variedad de los es-
pacios rurales en cuestión, no dilatar en el tiempo una
evaluación más precisa de los factores que explican
esa heterogeneidad e identificar finalmente aquellos
aspectos que puedan favorecer la resiliencia demo-
gráfica y económica de estos espacios en retroceso. n
44