You are on page 1of 86

UNIDAD I.

DERECHO CIVIL EN GENERAL

A. DEFINICIONES

Alessandri señala que existen dos formas de definir le Derecho civil, la sintética y
la descriptiva, la primera conceptualiza el derecho civil como el Derecho privado común y
general, nosotros agregamos que como consecuencia de estas características, es además
supletorio; por su parte, descriptivamente se puede definir como el conjunto de principios
y preceptos jurídicos sobre la personalidad, y las relaciones patrimoniales y de familia.

B. CONTENIDO

El Derecho civil comprende tres grandes temáticas:

1. La persona. El Derecho civil se centra, en primer lugar, en los sujetos de derecho. esto
comprende la determinación de quienes invisten tal calidad, el principio y el fin de su
existencia, sus atributos y las condiciones y requisitos que deben reunir para actuar en el
ámbito jurídico.
2. La familia. El Derecho civil rige la organización de la familia y define el estado de cada
uno de sus miembros dentro de ella.
3. El patrimonio. El patrimonio se define tradicionalmente como el conjunto de derechos y
obligaciones valuables en dinero que pertenecen a una persona. Esto incluye la regulación
de los derechos reales, los derechos personales y los derechos de sucesión por causa de
muerte.

Derechos reales. Son aquellos que otorgan a su titular un goce exclusivo sobre una
cosa, siendo denominados también como derechos de exclusión, en razón de que
permiten excluir a los demás del derecho que se tiene sobre la cosa. En ese sentido
lo establece el art. 577 del Código de Bello.
Derechos personales. Son aquellos que solo pueden exigirse de ciertas personas que
por un hecho suyo (declaración unilateral de voluntad, delito o cuasi-delito, contrato
o un cuasi-contrato) o por la sola disposición de la ley, han contraído obligaciones
correlativas consistentes en dar, hacer o no hacer algo.

C. UBICACIÓN DEL DERECHO CIVIL DENTRO DE LAS RAMAS DEL


DERECHO

1. Es derecho privado; ya que regula las relaciones entre particulares, o las relaciones
ente particulares y el Estado, cuando este último actúa como sujeto de derecho
privado. Estas relaciones son esencialmente de intercambio, derivadas de la
necesidad que cada uno tiene de los otros.
Es menester recordar que el Derecho Público se encarga de regular las relaciones
que se dan entre el Estado, en su papel de autoridad, y los ciudadanos o súbditos. En
este sentido la relación que se da entre estos sujetos es de igualdad, sino que es de
carácter vertical o de subordinación.
Esta distinción es de gran relevancia, toda vez que los principios que rigen a las
ramas del Derecho Privado difieren a los que guían a las de Derecho Público. De
esa forma, el Derecho Privado se encuentra dirigido por la Justicia Conmutativa o
por equivalencia, propio de los actos de intercambio en los que se busca el trato
justo. Por su parte, el Derecho Público es regido por el principio de Justicia
Distributiva o proporcional, la cual no persigue el bien particular, sino que busca el
bien común, es por eso que la relación que se da en este entendido es de reparto o
atribución.
Empero, esta posición, que en su momento fue considerada como la summa divisio
del Derecho, hoy no es uniformemente aceptada. En este sentido, el prof. Francés
François Chénedé, propone que incluso dentro del Derecho Privado existen normas
e instituciones de carácter conmutativo (transferencia) y distributivo, no siendo
dicha separación cosa de ramas del Derecho.

2. Es derecho privado común y supletorio; es común dado que es aplicable a todas


aquellas situaciones y relaciones jurídicas privadas que no se encuentren disciplinadas
por otra rama especial del derecho. Contiene los principios básicos y esenciales de todo
el derecho privado, lo cual se puede apreciar, por ejemplo, en las normas sobre
interpretación de la ley, en las normas que rigen los requisitos que las personas deben reunir
para actuar en el ámbito jurídico, etc.
En este estado de cosas, dado que el Derecho civil constituye Derecho Privado común,
todas las demás ramas del Derecho Privado constituyen derecho especial, siendo por lo
tanto, además, supletorio. A modo de ejemplo lo dispuesto por los art. 4 y 13 del Código
Civil, y art. 2° del Código de Comercio.

3. Es derecho privado general; es decir, se le aplica a la generalidad de las personas en


cuanto miembros de la sociedad y rige sus relaciones jurídicas más generales (sus
relaciones familiares, sus relaciones patrimoniales, etc), sin tomar en consideración ninguna
circunstancia adicional (como su profesión o nacionalidad), en cambio el derecho especial
rige relaciones jurídicas particulares o especiales, por ejemplo, en el caso del derecho
laboral, únicamente se aplica a las relaciones laborales de las personas.

D. PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE DERECHO PRIVADO

1. LA BUENA FE

La buena fe es un principio fundamental en el Derecho Chileno, cuya aplicación


excede con creces el ámbito puramente civil o privado. Existen dos tipos de teorías que
intenta explicar este principio, la teoría dualista, que es la tradicional, y la teoría monista.
Según la primera de ellas, la buena fe tiene dos aspectos o proyecciones:

Buena fe subjetiva: es la convicción, conciencia o firme creencia de actuar


conforme a derecho (“estar de buena fe”). El derecho reconoce y da valor a esa
conciencia o actitud mental, excusando al sujeto o aminorando las consecuencias
derivadas de una irregularidad. El Código Civil recoge la buena fe subjetiva a propósito
de diversas materias:

o En la posesión, arts. 702, 706, 707.


o En el matrimonio putativo art. 51 de la Ley de Matrimonio Civil.
o En las prestaciones mutuas, arts. 904 a 915.
o En la resolución, arts. 1490 y 1491.
o En la acción pauliana, revocatoria o indirecta, art. 2468.
o En la acción de petición de herencia, art. 1267.
o En el pago, art. 1576.

Buena fe objetiva: Comportamiento leal y correcto que se debe observar en las


obligaciones derivadas de los negocios jurídicos, observando la conducta necesaria
para que se cumpla en la forma comprometida la expectativa ajena (“actuar de
buena fe”). La buena fe objetiva se encuentra consagrada a propósito de los contratos,
en el art. 1546 del Código Civil.

Por su parte, según la teoría monista, la buena fe es una sola, siendo la faz subjetiva
la que la conceptualiza y la faz objetiva el método de evaluación de sí se ha cumplido con
la exigencia de actuar de correctamente.

El ordenamiento jurídico protege la buena fe y sanciona la mala fe (por ejemplo,


haciendo al sujeto que se encuentra de mala fe responder por los perjuicios que ocasione, o
poniéndolo en una situación menos ventajosa en relación con el sujeto que está de buena
fe). De ahí que el art. 707 del Código Civil a propósito de la posesión establece una
presunción general de buena fe.

2. AUTONOMIA DE LA VOLUNTAD

Su origen se encuentra en las ideas racionalistas 1 , según las cuales, la voluntad


humana es la fuente de todo el derecho, ya sea directamente a través del contrato, ya sea
indirectamente a través de la ley, como expresión de la voluntad general. De esta manera,
siendo los seres humanos libres e iguales por naturaleza, se entiende que lo que ellos
acuerden es lo más conveniente para las partes y para la sociedad.
En virtud de este principio la voluntad es fuente y medida de los derechos y obligaciones
que el acto jurídico, crea, modifica o extingue.

En nuestra legislación existen diversas disposiciones fundadas en este principio:


arts. 12, 1069, 1444, 1545, 1546, 1560, 1567 Código Civil y 22 de la Ley de Efectos
Retroactivos de las leyes de 1861.

Del principio de autonomía de la voluntad se desprenden los siguientes subprincipios:

Fuerza obligatoria del contrato: Este principio implica que lo acordado entre los
contratantes es obligatorio. Se encuentra recogido en el art. 1545 Código Civil. el
contrato es una ley para los contratantes y éstos no pueden eximirse del cumplimiento
de la obligación sino en virtud de su mutuo consentimiento o por causas legales.
Principio de la libertad contractual: La libertad contractual supone que los
particulares son libres para crear toda clase de relaciones jurídicas que estimen

1El racionalismo es una doctrina filosófica que sostiene la omnipotencia de la razón.


pertinentes. De esta manera, las partes son libres de atribuir a los contratos que celebren
los efectos que estimen pertinentes, ya que las reglas del legislador son, por lo general,
supletorias. Es más, los interesados pueden modificar de común acuerdo los contratos
celebrados o dejarlos sin efecto, puesto que es su voluntad la que determina el
contenido y alcance de éstos.
Asimismo, este principio implica que nadie puede ser obligado a contratar contra su
voluntad. A su vez, la libertad contractual comprende dos aspectos:
o Libertad de conclusión, que a su vez incluye tres aspectos; determinar si se
quiere o no contratar, cuándo contratar y con quién contratar. Los
contratos forzosos importan un atentado contra este principio.
o Libertad de configuración. Según este principio las partes son libres para
determinar el contenido del contrato, respetando la ley, el orden público y
las buenas costumbres. Se ve alterada en los contratos de adhesión y
dirigidos.
Efecto relativo de los contratos: Este principio no es privativo de los contratos, se
aplica en general a todo acto jurídico e incluso a ciertos actos de autoridad, como las
resoluciones judiciales. El efecto relativo del contrato significa que éste afecta
únicamente a las partes contratantes y no a quienes no han intervenido en su
celebración.
Consensualismo: Este principio se funda en la idea de que, como la voluntad de las
partes es soberana para crear y regular toda clase de relaciones jurídicas, lo lógico es
que baste con esa voluntad para formar el contrato, sin necesidad de otros requisitos o
formalidades.

La autonomía de la voluntad se traduce en que los individuos son libres para regular
sus relaciones jurídicas sin intervención de legislador y sin más limitaciones que las
impuestas por la ley, el orden público y las buenas costumbres. En consecuencia, la
autonomía de la voluntad no es un principio absoluto y encuentra ciertas restricciones.

La ley: las limitaciones que impone la ley se traducen en que el acto voluntario no
puede transgredir la ley y, por otra parte, que el acto voluntario no puede importar
la renuncia de aquellos derechos que las leyes declaran irrenunciables. Son
ejemplos de esta última restricción los arts. 12 (principio de irrenunciabilidad), 1469
(prohibición de renunciar a la acción de nulidad), 1892 (prohibición de renunciar a
la acción de lesión enorme), 2494 (imposibilidad de renunciar anticipadamente a la
prescripción) del Código de Bello. Por su parte, manifiestan la prohibición de
transgredir la ley se evidencia en los arts. 10 (sanciona general de nulidad), 1461
(imposibilidad moral del objeto), 1467 (sanciona la causa ilícita) del Código Civil.

Orden Público y buenas costumbres: las buenas costumbres están comprendidas en


la noción de orden público. Sin embargo, en ciertas normas el Código Civil las
menciona por separado. Es difícil dar una noción de orden público, sin embargo,
ésta dice relación con los intereses generales de mayor trascendencia en un lugar y
tiempo determinados. También se le ha definido “como el conjunto de principios
morales, religiosos, políticos, sociales y económicos sobre los que reposa en un
momento histórico dado, la organización de una sociedad y le permite a esta
desenvolverse correcta y adecuadamente” 2 . Las normas que consagran estos
principios se denominan normas de orden público. Sus disposiciones no pueden ser
modificadas por lo particulares. Las leyes de derecho público siempre son de orden
público, no así las de derecho privado. En este sentido, las leyes de derecho privado
que presentan el carácter de orden público son las siguientes:

o Las leyes que organizan la propiedad territorial, la tradición por ejemplo.


o Las leyes que adoptan medidas en resguardo de los derechos de terceros,
como la generalidad de las normas del Derecho de Familia.
o Las leyes que se dirigen a proteger a un contratante frente a otro, v.gr las
que regulan la nulidad absoluta de los actos jurídicos.

En cuanto a las buenas costumbres, estas son los usos y costumbres que están
arraigados en la sociedad, que ésta considera conformes a la moral, como normas
básicas de convivencia social.
El orden público y las buenas costumbres se consagran como límites a la autonomía de
la voluntad en los arts. 1461, 1467 y 1475 del Código del ramo, entre otros.

1. Derechos legítimos de terceros: la conveniencia social prima por sobre el interés


particular. Esta protección de los derechos legítimos de terceros está contenida en
las siguientes normas:

o el art. 12 cuando autoriza la renuncia sólo de derechos que miren al interés


individual;
o el art. 1490 establece que en la resolución no procede la acción
reivindicatoria contra poseedores de buena fe;
o el art. 1661 proscribe la compensación en perjuicio de un tercero;
o el art. 582 salvaguarda el derecho ajeno frente al arbitrio del dueño de una
cosa.
o Respecto a la cláusula de no enajenar, art. 1126.

Como conclusión de todo lo antes expuesto, en razón del principio de la autonomía


de la voluntad, en derecho privado se puede hacer todo lo que no esté prohibido, que
no sea contrario al orden público, a las buenas costumbres, ni que afecte el interés de
terceros.
Por otra parte, dado que la voluntad es fuente y medida de los derechos y deberes, la
ley solo tiene por misión, cual es la de interpretar la voluntad de las partes, o suplir su
voluntad, cuando esta no ha sido manifestada.

3. EL ENRIQUECIMIENTO SIN CAUSA

Una realidad indesmentible en todo tráfico mercantil es la constante búsqueda de


ganancias y de utilidades por parte de los sujetos intervinientes, ello es así tanto en los

2ALESSANDRI, ARTURO; SOMARRIVA, MANUEL y VODANOVIC, ANTONIO, Tratado de Derecho Civil. Partes
Preliminar y general. P.211, t. 1.
grandes negocios como en los de menor entidad, tales como las compraventas de artículos
de bajo precio. Obtener ganancias es una meta legítima de todo comerciante en particular, y
de toda persona en general, luego viene a ser normal que el patrimonio de una persona se
enriquezca a costa del patrimonio de otra. El Derecho no cierra los ojos ante esta situación,
pero exige que el enriquecimiento se base en un determinado motivo, ello da pie al
principio del enriquecimiento sin causa.

Alessandri lo define como “el desplazamiento de un valor pecuniario de un


patrimonio a otro, con empobrecimiento del primero y enriquecimiento del segundo,
sin que ello esté justificado por una operación jurídica (como la donación) o por la
ley”3.

El enriquecimiento sin causa también es denominado como “enriquecimiento


injusto”, “enriquecimiento indebido”, “enriquecimiento sin causa a expensas de otro” 4 .
Estas denominaciones dan luz sobre su fundamento; la equidad, el hecho que el patrimonio
de una persona experimente un aumento a expensas del patrimonio de otro, sin ninguna
causa que los justifique, atenta contra la equidad.

Se ha sostenido que el enriquecimiento sin causa es una verdadera fuente de las


obligaciones que no se encuentra establecida en el artículo 1437 de nuestro Código Civil5.

No acepta el legislador el enriquecimiento de un patrimonio a expensas de otro sin


una causa que lo justifique, ya que ello se considera injusto, de forma tal que, si no se
puede establecer el fundamento del aumento patrimonial experimentado, deberá procederse
a la respectiva restitución.

En cuanto a su origen histórico, éste se encontraría en un texto del Digesto, de


Pomponio; “Es justo, por derecho natural que nadie se haga más rico con daño y perjuicio
de otro”. Luego pasaría a Las Siete Partidas de Alfonso X, después lo retomó la
Pandectística, pero no fue recogido por los grandes códigos de la centuria decimonónica,
como el Código Napoleón de 1804. Ello vendría a explicar que ha debido ser la
jurisprudencia, apoyada por la doctrina, destacándose especialmente Aubry y Rau, la que ha
ido desarrollando este principio6.

Los modernos códigos del siglo XX sí lo han recogido, entre ellos: el Código Civil
de Italia de 1942, en su artículo 2041; el Código Civil alemán, artículo 812; el Código Civil
peruano en su artículo 1954, entre otros
3.1. La acción in rem verso

3 ALESSANDRI R., ARTURO, SOMARRIVA U., MANUEL Y VODANOVIC H., ANTONIO, Tratado de las
obligaciones (Editorial Jurídica de Chile, segunda edición ampliada y actualizada, Santiago, 2004)
Volumen I De las obligaciones en general y sus diversas clases, p. 61.
4PEÑAILILLO ARÉVALO, DANIEL, obra citada, p. 102.
5En efecto, dicha norma enumera cinco fuentes de las obligaciones: los contratos, los cuasicontratos,
los delitos, los cuasidelitos y la ley.
6PEÑAILILLO ARÉVALO, DANIEL, obra citada, pp. 102 – 104.
Esta acción es la que corresponde aquel que ha sufrido el empobrecimiento en
contra de aquel que se ha enriquecido, y tiene por objeto la indemnización de perjuicios.

3.1.1. Presenta las siguientes características:

a. Personal, procede en contra de aquel que se ha enriquecido sin causa, en


virtud de que contra dicha persona se tiene un derecho personal de
conformidad a lo prescrito por el art. 578 del Código Civil.

b. Patrimonial, es susceptible de una acción pecuniaria, su objeto es el logro


de una indemnización. De este carácter se desprenden las siguientes notas:

b.1 Transferible, puede traspasarse por acto entre vivos.


b.2 Transmisible, en caso de fallecimiento se transmite, en forma activa y pasiva.
b.3 Renunciable, en aplicación del art. 12 del Código de Bello.
b.4 Prescriptible, al no señalarse un plazo especial de prescripción, se aplica la regla
general de cinco años.

Puede intentarse tanto como acción, pero además puede oponerse como excepción
“si el actor pretende obtener un enriquecimiento injustificado”7.

Tradicionalmente se ha entendido que los requisitos de la acción in rem verso son:

i. Enriquecimiento del patrimonio de una persona

Debe producirse, en primer término, el aumento del patrimonio de una persona, lo


que puede producirse por el ingreso de un bien al activo del patrimonio, por la mejora
experimentada por un bien propio financiada con recursos ajenos, por la eliminación de una
deuda del pasivo, etc.

ii. Empobrecimiento del patrimonio de otro

El sujeto perjudicado, quien luego intentará revertir su situación solicitando la


correspondiente restitución, debe haber sufrido un empobrecimiento, lo que sucede, por
ejemplo con “la pérdida de una cosa, un derecho o una ventaja cualquiera, y aun por la
pérdida de una ganancia segura a la cual, para concretarla, sólo falta el transcurso del
tiempo. Aceptándose el enriquecimiento meramente moral, ha de aceptarse también
como suficiente, en el actor, el empobrecimiento moral (por ejemplo: gracias a que un
sujeto se expuso al descrédito o menosprecio –que terminó por sufrir-, otro logró un
beneficio”8.

7ABELIUK MANASEVICH, RENÉ, obra citada, p. 180.


8PEÑAILILLO ARÉVALO, DANIEL, obra citada, p. 106.
iii. Relación de causalidad entre el enriquecimiento y el
empobrecimiento

Se concreta este nexo de causalidad en que el enriquecimiento de uno se haya


producido en razón del empobrecimiento de otro.

3.1.2 El enriquecimiento sin causa en nuestro código civil

Si bien es cierto que nuestro código no regula el enriquecimiento sin causa,


recuérdese que se trata de un código del siglo XIX, y la recepción de este principio sólo se
aprecia en los códigos de la centuria pasada, diversas instituciones se basan en él, entre
éstas:

a. La accesión

La accesión es un modo de adquirir el dominio definido en el art. 643 de nuestro


Código Civil, “La accesión es un modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a
serlo de lo que ella produce, o de lo que se junta a ella. Los productos de las cosas son
frutos naturales o civiles”.

Por ahora, a propósito de la accesión, nos interesa la siguiente situación: si se


construye, siembra o planta con bienes ajenos, el dueño del terreno deberá indemnizar al
dueño de los bienes, así lo establecen los art. 668 y 669 del Código Civil.

A modo de contexto, es necesario precisar que la accesión tradicionalmente se


clasifica en: accesión de inmueble a inmueble o natural; accesión de mueble a inmueble o
industrial; y accesión de mueble a mueble. El caso que se propone en el párrafo anterior se
desenvuelve en la segunda de estas categorías de accesión.

El supuesto de hecho detrás de la figura de la accesión por edificación, siembra o


planta se produce cuando dichos actos se llevan a cabo por bienes muebles que no son de
propiedad del dueño del terreno, esto es bienes ajenos a su dominio. Es imprescindible que
para que estemos frente a esta situación los materiales se encuentren arraigados en el
suelo y las partes carezcan de una relación contractual que pueda justificar la
construcción o siembra.

La solución que proporciona nuestro Código Civil se basa en el principio en estudio


y en otro principio de carácter privado, pero de menor calibre, el principio de
accesoriedad, según el cual, las edificaciones, plantaciones o siembras (lo accesorio),
pasaran a ser de propiedad del dueño del terreno (lo principal), quien para el caso de ser él
quien haya unido los bienes muebles ajenos con su bien inmuebles, deberá indemnizar
el valor de los mismo, el valor de los mismo más los perjuicios que haya irrogado al dueño
de los bienes muebles, o el valor de ambas partidas indemnizatorias antes descritas
agregándose en su contra la acción penal que corresponda, según si actuó con justa causa de
error (hubiese tenido o no conocimiento de esta situación el dueño de los materiales), sin
ella o con mala fe (en este caso no es necesario realizar la aclaración señalada entre
paréntesis con anterioridad).

En la hipótesis contraria, esto es, se construye, planta o siembra en suelo ajeno


con materiales propios, habrá que hacer una última distinción, entre si el dueño del terreno
tenía conocimiento de esta situación o no. Para el segundo caso, nacerá en favor del dueño
del terreno un derecho alternativo consistente hacerse dueño de lo accesorio, previo pago
del valor de los bienes muebles o entregar el bien inmueble, previo pago de parte del dueño
de los bienes muebles del valor del terreno. En la primera hipótesis, no existe este derecho
alternativo, y el dueño del terreno se ve obligado a pagar la edificación, siembra o
plantación.

b. Las prestaciones mutuas

Las prestaciones mutuas están reguladas en el art. 908 y siguientes del Código de
Bello, en el evento de deducirse una acción reivindicatoria o de dominio, o como
consecuencia del efecto retroactivo de la nulidad, y si ésta es aceptada por el tribunal
competente, el reivindicante, es decir, el dueño de la cosa deberá pagar las mejoras
necesarias hechas por el poseedor vencido, incluso si éste se encuentra de mala fe, ello se
explica porque de haber tenido el reivindicante la cosa en su poder, de todas formas
hubiese debido realizar las mejoras necesarias, ya que, en caso contrario, se deteriora o
destruye la cosa.

Se debe tener presente que las mejoras necesarias se pueden dividir en mejoras
ordinarias o extraordinarias. Corresponden a las primeras, aquellos gastos más o menos
periódicos, que exige el uso natural de la cosa y que son indispensables para conservarla y
cultivarla. Por otra parte, los segundos, son aquellos gastos que ocurren por una vez o a
largos intervalos de tiempo, y que conciernen a la conservación y permanente utilidad de la
cosa.

c. Nulidad de los actos de un incapaz

La nulidad judicialmente declarada da derecho a las partes a volver al estado


anterior a contratar, éste es el efecto retroactivo de la nulidad. Pero esta regla tiene una
excepción basada en el enriquecimiento sin causa, se establece en el inc. primero del art.
1688, el que se explica, porque si una persona contrata con un incapaz, sin que éste cumpla
con los requisitos habilitantes para actuar en la vida jurídica, el que contrato con este
último, deberá probar el enriquecimiento del inhábil para que se le restituya lo dado o
pagado. Esto, porque el solo hecho de contratar con un incapaz hace anulable el acto, y
porque el art. 1688 antes nombrado es una norma de protección de los más débiles, en el
sentido de que el contratante capaz, no podrá aprovecharse de la declaración de nulidad del
contrato, traducida en las prestaciones mutuas antes estudiadas, salvo que probare que las
cosas adquiridas por su contraparte incapaz le fueron necesarias o no siendo así, estás
subsistan y quiera retenerlas.

d. Las recompensas en la sociedad conyugal


En el régimen de sociedad conyugal se distinguen varios patrimonios, entre éstos, el
de la Sociedad Conyugal y los propios de cada cónyuge. El patrimonio de la Sociedad
Conyugal se divide a su vez en Haber Absoluto y Haber Relativo. Este último patrimonio,
está formado por aquellos bienes que ingresan a la Sociedad Conyugal, pero que otorgan un
crédito o recompensa al cónyuge respectivo, el cual se hará efectivo en la disolución de la
Sociedad Conyugal. Bajo este entendido podemos definir a las recompesas como el
conjunto de créditos e indemnizaciones en dinero que se generan a favor de uno de los
cónyuges o de la Sociedad Conyugal y que se hacen efectivas en la liquidación de la
Sociedad Conyugal, de forma tal que cada cónyuge soporte las cargas y aproveche los
aumentos que le corresponden. Bajo este entendido, para evitar el enriquecimiento de un
cónyuge a expensas de otro, se establecen las recompensas, que se concretan en pagos de
dineros a efectuarse entre los cónyuges o por parte de éstos hacia la sociedad conyugal o
viceversa, según el inc. primero del art. 1734 del código del ramo. Según la regulación de
las recompensas, para el caso de que liquide la sociedad conyugal, y dentro del haber
relativo, existan bienes que le pertenecen a uno de los cónyuges, la otra parte podrá deberá
pagar el valor del bien actualizado al cónyuge que lo aportó.

e. La responsabilidad por el hecho ajeno

Se encuentra regulada en el art. 2320 del Código de Derecho Privado, norma que
indica que deberán responder por el hecho ajeno aquellos que tengan a otros bajo su
cuidado, como el padre, el guardador, etc., En razón de la norma parafraseada debe
entenderse que estrictamente no existe una responsabilidad por un hecho de un extraño,
sino que por una culpa propia, obedeciendo a un doble fundamento: la culpa in eligendo y
la culpa in vigilando implicando la primera, el comportamiento diligente de los
dependientes de una persona y la segunda, la negligencia de una persona en la vigilancia y
fiscalización del comportamiento de otra. En razón de que por este doble fundamento, el
Código de Bello, impone a una persona que no realizó directamente el daño su
indemnización, este mismo cuerpo normativo en su art. 2325, entrega un derecho de
repetición al que debía supervigilar o elegir diligentemente en contra del causante directo
del daño, siempre y cuando no tenga efectiva responsabilidad en el hecho dañoso. De
existir una respuesta diferente en nuestro ordenamiento jurídico, se produciría un
enriquecimiento sin causa.

4. PRINCIPIO DE LA RESPONSABILIDAD

4.1.Concepto y clasificación de la responsabilidad.

La palabra responsabilidad es un término de reciente aparición, de esa forma no la


podíamos encontrar en la vida jurídica, sino hasta el siglo XIX. Es más, su origen no se lo
debemos a los autores latinos, sino que este fue tomado de la palabra inglesa responsability.

El término responsabilidad tiene una diversidad de significados, de esa forma Carlos Nino
señala los siguientes:

Como obligaciones o funciones derivadas de un cierto cargo, relación o papel (relación


jurídica de padres e hijos)
Como factor causal. por ejemplo: “la desaceleración de la economía es solamente
responsabilidad de la crisis internacional”
Como capacidad y estado mental, relacionándose con la culpa del agente.
Como factor que permite atribuir un reproche de tipo moral.

Esta diversidad de significaciones nos permite distinguir entre distintos tipos de


responsabilidades. Así, se puede distinguir entre responsabilidad moral, política y jurídica,
y dentro de esta última se puede distinguir entre responsabilidad civil, penal, y disciplinaria.
Por último, la responsabilidad civil se su clasifica modernamente en responsabilidad
precontractual, contractual, extracontractual y postcontractual.

Responsabilidad moral: También es denominada “ética”. La responsabilidad moral es


aquella que deriva de los actos libremente ejecutados. En otras palabras, surge de la
violación de las prescripciones que plantea la ley moral en orden a un adecuado
ejercicio de la libertad, dado un supuesto específico.
Responsabilidad política: Esta clase de responsabilidad se relaciona con la noción de
“república”, en el sentido que tanto el gobernante como los gobernados están sujetos al
Derecho, luego si en el ejercicio de una función política se causa un daño, deberá
responderse por lo producido.
Responsabilidad jurídica: es aquella que implica la violación de deberes jurídicos y que
genera consecuencias de derecho.
o Responsabilidad penal: es aquella que se origina en virtud de la comisión de un
delito o cuasidelito penal.
o Responsabilidad disciplinaria: es aquella que pesa por infracción de
reglamentos.
o Responsabilidad civil: que veremos más adelante como se define por la doctrina,
se subclasifica en:

 Responsabilidad precontractual: Es aquella producida con ocasión de la


formación de un contrato. Se genera en la etapa de las tratativas o
negociaciones previas. Aunque también se suele identificar con los daños
provocados con posterioridad a la realización de la oferta. De esa forma,
puede ocurrir que en esta etapa se causen daños, ya sea porque no se ha
respetado el deber de información que impone la buena fe o porque se
pone fin a las negociaciones de forma repentina, si de lo anterior se
siguiese un daño, éste deberá repararse, pero al no haberse perfeccionado
contrato alguno, no podrá hablarse de responsabilidad contractual, es
evidente que el daño se ha verificado antes de la celebración del
contrato, de ahí que a esta responsabilidad se le denomina
“precontractual”.
 Responsabilidad contractual: también denominada indemnización de
perjuicios, es aquella que se genera por el incumplimiento, total o
parcial, imputable al deudor que se encuentra en mora, el cual le genera
perjuicios. A modo aproximativo, los requisitos establecidos por la
doctrina para que se genere ésta son:
Daño
Nexo causal
Incumplimiento imputable al deudor
Mora

 Responsabilidad poscontractual: Es aquella que se origina con


posterioridad al término del contrato, la buena fe exige que una vez
extinta una relación contractual se respete el deber de reserva emanado
del contrato, de forma tal que, aquella parte que tuvo acceso a cierta
información privilegiada, no debe proceder a su divulgación, en caso
contrario, y si de ello se sigue la causación de perjuicios, deberán éstos
ser indemnizados.
 Responsabilidad extracontractual: es aquella que proviene de los
perjuicios causados por la perpetración de un hecho ilícito, ya sea delito
o cuasidelito, cometido por una persona en perjuicio de otra, que no
constituye la violación de una obligación contractual

La responsabilidad para el Derecho civil se define por los resultados que puede generar, -
Alessandri agrega que no se define por sus fundamentos -, de esa forma puede ser definida
como como la obligación que pesa sobre una persona de indemnizar el daño sufrido
por otra.

4.2.La responsabilidad como principio del Derecho Privado

Se dice que la responsabilidad es un principio del Derecho Privado porque es una


institución que cruza el Derecho civil y las demás ramas que componen a este sector del
Derecho, en ese sentido, y como se señaló en el punto anterior, la responsabilidad civil,
puede ser clasificada en cuatro tópicos, los cuales trazan toda la vida de relación que poseen
los sujetos de derecho. En este sentido, y como vimos en el apartado anterior, la
responsabilidad es transversal a todas las actividades del hombre, se encuentra presente
durante las negociaciones previas a contratar, en la ejecución de los contratos, una vez
expirado el contrato, y fuera de todo contrato en su desenvolvimiento en sociedad.

Resulta de vital importancia para el estudio la responsabilidad civil, señalar que su función
es siempre restauradora o compensadora, pero jamás tiene el carácter de sanción.

5. INTERPRETACIÓN JURÍDICA

El árbitro considera
la equidad, el juez la ley
“Aristóteles”

5.1.CUESTIONES PREVIAS

El ejercicio de la jurisdicción (poder/deber) de parte de los Tribunales de Justicia implica


que estos deban juzgar conflictos de relevancia jurídica, intersubjetivos, y desarrollados,
por regla general, dentro de los límites del Estado (art. 1, 2, 5, 7 y 10 del Código Orgánico
de Tribunales y 76 de la Constitución Política de la República), por lo que el juez, al
momento de buscar una solución a un caso con estas características, debe iniciar un
complejo proceso de aplicación del derecho vigente a los hechos del caso, para poder
encontrarse en posición de dictar una sentencia. Este proceso se denomina Interpretación
Jurídica.

Antes de adentrarnos en el complejo proceso de la interpretación jurídica, debemos


precisar que, se entiende por interpretación el conjunto de actividades indispensables para
aplicar el derecho.

De esa forma, ésta puede ser clasificada según su función en meramente


cognoscitiva; representativa; y normativa. Las dos primeras tienen finalidades de carácter
didáctica, por lo que nos referiremos solamente a esta última por ser la única que se
relaciona con nuestra materia de estudio.

La interpretación normativa tiene un doble fin, el de dar a conocer la materia


interpretada y el de regular la conducta según el resultado de las máximas que se derivan de
las normas o dogmas, y de las valorizaciones morales o de las situaciones psicológicas, de
acuerdo a la interpretación.

Dentro de la interpretación normativa, encontramos la denominada interpretación


jurídica, cuyo objeto o base hermenéutica, es obtener la objetividad del sentido de la ley, y
podríamos agregar de toda norma jurídica. Esto implica que la labor interpretativa no debe
buscar factores subjetivos en la norma, como lo son la voluntad del legislador, sino que
debe abocarse a encontrar la finalidad que tiene una norma en un contexto determinado.

Por otro lado, la interpretación jurídica históricamente se ha divido en doctrinal o privada y


de autoridad pública. Hablamos de la primera cuando se realiza con carácter particular y sin
otro valor ni alcance que el que emane del prestigio del que la formule y de la calidad de
sus argumentos; a su vez, la segunda se subclasifica en interpretación judicial o de decisión
especial, e interpretación legal auténtica o por vía de disposición general. Es interpretación
judicial es aquella que emana de la sentencia de a los Tribunales de Justicia, y la
interpretación legal autentica es la realizada por medio de una ley9.

La diferencia entre ambos tipos de interpretación auténtica, se manifiesta claramente


en el art. 3º del Código de Bello y art. 177 del Código de Enjuiciamiento Civil (que exige
identidad de persona para que se produzca el efecto de cosa juzgada, y de esa forma limita a
una o unas personas determinadas el efecto de las sentencias)10.

9Existe también una clasificación que distinguen entre interpretación privada e interpretación
oficial, distinguiendo dentro de esta última entre interpretación auténtica, cuando es realizada por
un acto de legislación, e interpretación judicial e administrativa, cuando es producto de un
dictamen judicial o administrativo. Esta clasificación nos resulta insuficiente, en virtud de que tiene
como parámetro la ley y no al Derecho.
10Pese a lo prescrito en la primera parte del art. 3 del Código Civil, existen varios órganos
administrativos dentro de nuestra legislación que se encuentra habilitados para interpretar la ley,
5.2.Tipos de interpretación jurídica

5.2.1. La interpretación legislativa es la consecuencia


lógica del principio de separación de poderes, en
primer lugar porque no es lícito a los Tribunales de
Justicia resolver las contiendas entre las partes que no
tiene por objeto la declaración, sino la resolución en
abstracto de una cuestión legal, y en segundo lugar, de
forma inversa, impide que las leyes tengan efecto
alguno sobre las sentencias judiciales que ya ejerzan
su efecto de cosa juzgada (esta última limitación se
encuentra en el art. 9 del Código Civil). El legislador
ejercerá la facultad de la que hablamos por medio de
una ley interpretativa (en oposición a las leyes
derogatorias o modificatorias), pero nos surge la
pregunta de ¿cuándo nos encontramos frente a una ley
interpretativa? Pese a lo dicho por alguna
Jurisprudencia, que ha insistido en que la ley
interpretativa debe expresar la intención de declarar el
sentido de otra ley, el carácter interpretativo de una
ley está dado por su naturaleza y finalidad. Entenderlo
de otra forma implicaría someter la potestad
interpretativa del legislador a limitaciones que no le
han sido impuestas por norma alguna.

La idea planteada en el párrafo anterior, es aplicable al sentido inverso, es decir,


calificar de interpretativa de una ley, no le da dicho carácter, si lo que en realidad hace es
considerar nuevas situaciones no previstas con anterioridad o reemplaza unas por otras.

5.2.2. Por su parte, el proceso de interpretación judicial se


encuentra conformado por dos fases: fijar los hechos
del caso concreto sometido a su consideración, y
seleccionar la norma con que se resolvería el caso
concreto. Tradicionalmente este proceso bifásico se
reducía al silogismo Aristotélico, más esta idea es
inoperante, dado que la norma es una hipótesis
general y desvinculada de la realidad social que
circunscribe al juez.

En la actualidad, el proceso bifásico se caracteriza con el concepto de valoración, la


cual ha de aplicarse sobre los hechos y la norma en sentido general. La valorización de los
hechos consiste en fijar cuáles hechos son relevantes y cuáles no serán de utilidad para la

aunque no se trata de cualquier ley, sino solo aquellas que se encuentra dentro de su esfera de
competencia, por ejemplo el Servicio de Impuestos Internos según lo indica el art. 3º y 7º del código
de aquel ramo.
resolución del caso, exige también una calificación probatoria de éstos. Junto con este
proceso, para determinar los hechos que fundan el conflicto, y con los cuales se resolverá,
debe existir una calificación jurídica de los hechos, esto es determinar qué calidad jurídica
se le atribuye a cada acontecimiento11.

Una vez que se han fijado los hechos y que se les ha dado una calificación jurídica,
el juez debe proceder a la valorización de la norma, ésta consta de dos operaciones
diferentes, en primer lugar, establecer cual o cuales son las normas a que debe someterse la
solución del conflicto, y la segunda, determinar el sentido de la norma o normas, frente a
las circunstancias particulares del caso específico.

En la segunda instancia antes relatada, el juez puede utilizar dos procedimientos


distintos de interpretación: uno constructivo, en donde encontramos la analogía12, y otro
restrictivo.

Sin perjuicio de todo esto, es importante que el lector tenga presente que el
razonamiento que debe realizar el juez, luego del proceso de valorización, es de carácter
extralógico (lo que no lo vuelve en ilógico), y se traduce particularmente en la dialéctica y
la retórica,

5.3.Elementos de interpretación.

Como hemos dicho, el juez, debe valorar los hechos, establecer las normas
aplicables al caso y determinar el alcance de esas normas. Durante todo este proceso el juez
utiliza razonamientos del tipo extralógicos, como la dialéctica o la retórica, según sea el
caso, acompañados o delimitados por ciertos elementos interpretativos que debe seguir.

Esta última delimitación no es dada solamente por corolarios lógicos, sino que
existe un breve estatuto normativo en nuestro Código Civil que se encarga de prescribir
elementos interpretativos, a saber los arts. 3°, 4°, 11, 13 y 19 a 24, del mencionado cuerpo
de leyes, los que, a su vez, fueron inspirados por la normativa del Código Civil de Luisina y
en las enseñanzas del Von Savigny.

Este cuerpo normativo establece en los artículos mencionados los elementos


denominados como gramatical, histórico, lógico y los elementos generales, más adelante
los analizaremos brevemente. Esto dado que antes, debemos preguntarnos si existe alguna
relación de prioridad en el orden en que el código las trata. Al respecto, si bien la
jurisprudencia ha sido vacilante, debemos enfatizar que no es posible develar el verdadero
sentido de la ley con el solo uso del método gramatical, puesto que, como veremos en el
mismo ejercicio de este elemento, es necesario a veces acudir a los demás elementos.

Importancia fundamental posee esta distinción dentro del recurso de casación en el fondo en
11

materia civil, de conformidad a lo dispuesto en el art. 767 del Código de Procedimiento civil.
12La analogía puede jugar un doble papel: como sistema de interpretación propiamente tal, o como
elemento de integración.
5.3.1. Elemento gramatical.

De conformidad a lo prescrito por el art. 19 del Código de Bello, la función del elemento
gramatical es determinar el sentido de la ley, lo que es independiente de su formulación
gramatical. Esto quiere decir, que lo que debe ser claro no es la letra de la ley, sino que su
contenido y alcance, y para determinar esto debemos, a su vez, utilizar los demás
elementos, como el lógico, por ejemplo.

Ahora bien, el inciso 2° del art. 19 no hace más que reafirmar la expresión sentido,
determinando que cuando éste carece de claridad, es ha permitido adentrarse en los demás
elementos interpretativos. Menester es agregar, que al señalar intención o espíritu nos invita
claramente a realizar una interpretación teleológica.

Además, dar exclusiva aplicación al criterio gramatical trae aparejados problemas


como: expresiones defectuosas, problemas semánticos, de uso, o incluso de sintaxis.

Ahora para determinar el tenor literal de la ley, es necesario hacer uso de los
artículos 20 y 21 del nuestro Código. El primero se refiere a que las palabras deberán ser
entendidas en su sentido natural y obvio, salvo las que se encuentren definidas por el
legislador. Y el segundo se refiere a las palabras propias de una profesión u oficio. El art. 20
nos presenta dos problemas, el primero es saber si el significado que debe tomarse en
cuenta es el que imperaba al momento de dictarse la ley o el que se utiliza al momento de
su aplicación, y el segundo es saber de dónde se obtiene este significado natural y obvio.

La respuesta a estas incógnitas es utilizar el significado de las palabras de acuerdo al


uso, contexto y sentido de la disposición.

Pero el art. 20 tiene un segundo problema: las palabras definidas por el legislador.
La dificultad se traduce en muchas veces e legislador no es correcto o preciso al definir, por
lo que no puede aplicarse en forma absoluta la normativa del art. 20. Por último, en cuento
al art. 21 nos encontramos frente a problemas de sintaxis.

5.3.2. Elemento histórico

De conformidad al art. 19 inc. 2, para determinar el sentido de la ley el intérprete tambo


puede también buscar su intención o espíritu en la historia fidedigna de su
establecimiento, cuestión que, debido al carácter objetivo que debe tener la labor del juez,
de ninguna manera podría estar relacionado con la “voluntad del legislador”, pese a lo que
numerosas sentencias han resuelto.

Esta conclusión se ve reforzada por el hecho de que no hay disposición reguladora que
autorice o permita recurrir a una supuesta voluntad del legislador como criterio o elemento
de interpretación.

Entonces, cabe la pregunta ¿que busca el intérprete de la norma al utilizar este elemento
interpretativo?, la respuesta está dada por mas preguntas: ¿cuando se dictó la ley?, ¿cómo
se dictó la ley?, y ¿con que finalidad se dictó?. Para dar respuesta a estas incógnitas la
jurisprudencia ha dicho que se debe atender a la discusión que se ha dado en el congreso,
informes de las comisiones respectivas, el mensaje con que son introducidas al congreso, o
la opinión que tiene el autor de la ley sobre el tema de esta.

5.3.3. Elemento lógico

Lo encontramos en los arts. 4, 13 y 22 inc. primero del código del ramo, y consiste en el
análisis estructural del pensamiento expresado por el legislador 13 . Como insinuamos
previamente, la labor de la hermenéutica jurídica no utiliza la lógica tradicional, esto sería
imposible en razón de los factores en juego al momento de ejercer el raciocinio lógico, a
saber un conjunto de premisas generales, las que en la mayoría de los casos se opondrán
una a la otra, y de las cuales el juez deberá escoger una, junto con la posibilidad casi
certera de que los hechos, ya previamente determinados y calificados jurídicamente, no se
adhieren a la premisa mayor, por lo que el juez deberá hacer uso de las herramientas
constructivas antes mencionadas. En segundo lugar, nos encontramos con los hechos, o la
premisa menor, los que como ya dijimos no siempre calzan en la premisa mayor, y mas
aún son muy complejos de determinar. Y por ultimo, la conclusión traducida en la
sentencia, que carece de aptitud absoluta, limitandose, como también lo dijimos en su
momento, solo a obligar a las partes comparecientes del caso.

Es por eso que el intérprete juridico deberá utilizar métodos páralogicos (dialéctica,
respecto de la cual no nos referiremos) o extralogicos (puramente jurídicos) para la
resolución del conflicto intersubjetivo. El método extralogico se traduce en el análisis de la
norma en conjunto a su contexto normativo.

5.3.4. Elemento sistemático

Para efectos de determinar qué es este elemento, el que dicho sea de paso encontramos en
el art. 22 inc. 2, debemos primero determinar que entender por sistema, en razón de las
limitaciones de raciocinio descritas en el punto anterior, se esa forma, entenderemos por
sistema al conjunto de normas que se refieren a unos mismos conceptos jurídicos, que
conciernan la misma materia, que tengan igual finalidad. Esta concepción presupone que
nuestro ordenamiento sea completo14 y coherente15, dado que de esa forma el intérprete
puede buscar los fines que persigue la ley, no del legislador (recuerden que la base
hermenéutica de la interpretación jurídica es la objetividad del análisis) en cualquier cuerpo
normativo legal, sin que sea necesario que exista un sistema formal del derecho en
interpretación.

5.3.5. Elementos generales

13Entiendo por tal a muchos legisladores, jamás identificable con el concepto errado de la
“voluntad del legislador”
14Es completo desde que la ley impone al juez a resolver el caso en estudio, incluso cuando no hay
norma que lo resuelva, por medio de la equidad o el espíritu general de la legislación.
15Este punto significa un verdadero problema, en razón de la existencia de instituciones como la
derogación tácita.
El art. 24 de nuestro código hace alusión a dos conceptos indeterminados, el espíritu
general de la legislación y la equidad natural, relegándolas, aunque sea a primera vista, a un
papel supletorio respecto de los elementos antes señalados. Decimos que a primera vista
serían supletorios, porque estos principios informan todo el proceso interpretativo. En este
sentido es necesario recordar que el espíritu general de la legislación se encuentra en los
elementos lógico y sistemático, mientras que resultaría enteramente ridículo en que el
intérprete buscará una solución alejada de la equidad, dado que este configura cualquier
método de interpretación.

Los principios generales de la legislación tienen una amplitud superior a las normas de las
que se informa, pudiendo obtenerlos por procedimientos inductivos o deductivos, lo que lo
hace volátil a las modificaciones normativas.

Por su parte, la equidad natural es entendida como la consideración de un caso particular


para darle una solución adecuada a sus exigencias particulares, permitiéndose de esa forma
que actúe como guía y configuradora de los demás elementos de interpretación o como un
elemento de interpretación autónomo.

5.4.Conclusión

Dicho lo anterior, no debemos olvidarse jamás que todo proceso hermenéutico, tiene
una sola meta fundamental: alcanzar “lo justo”, por medio de los elementos antes
mencionados.

UNIDAD II. EL CÓDIGO CIVIL CHILENO

1. GÉNESIS DEL CÓDIGO CIVIL

Un código es toda ordenación sistemática de normas legales relativas a una


determinada rama del derecho o a una parte orgánica de ella.
Gran parte de las normas de derecho civil chileno se encuentran contenidas en el Código
Civil, cuya entrada en vigor se produjo el 1° de enero de 1857. Esta obra, aunque de
temprano nacimiento en nuestra vida republicana, fue producto de un largo proceso de
gestación.
Antes de la promulgación de este cuerpo normativo, regían en Chile un conjunto confuso y
anacrónico de normas de diverso origen que dificultaban la correcta aplicación de la ley,
dentro de esta diversa normativa se encontraban, en orden de prelación, normas como: las
pragmáticas, ordenanzas y demás Decretos del Rey comunicados por el Consejo Real de
Indias, desde 18 de mayo del año 1680. La Recopilación de leyes de Indias. La Novísima
recopilación de las leyes de España. Las Leyes de Estilo. El Fuero Real. El Fuero Juzgo.
Las Siete Partidas y, por último, Leyes patrias dictadas desde 1810.
Los primeros gobernantes chilenos decidieron regirse por el Derecho Castellano, éste
obviamente no era el más apropiado para la realidad nacional, debido a que la idiosincrasia
criolla era muy diferente a la española.
A modo de introducción debemos decir que en Francia, a raíz de la revolución de 1789
surge la necesidad de crear un nuevo ordenamiento, distinto al que regía entonces, ya que
los jueces eran súbditos del rey, por tal razón Napoleón creyó necesario crear y dictar un
código civil a un grupo de juristas (entre los que se encontraba Domat y Pothier) que lo
elaboraran. Este fue dictado en 1804.
La idea de codificación en Chile, por su parte, nace conjuntamente con la emancipación
política. Este anhelo se encontraba contemplado legislativamente desde la Constitución
Federal de 1826.
Los grandes hitos que podemos señalar dentro del proceso de gestación del Código Civil
chileno son los siguientes:

1840 - Se crea por el Congreso Nacional la Comisión de Legislación del Congreso


Nacional para la codificación de leyes civiles. Se trataba de una comisión mixta,
integrada por dos senadores (dentro de los cuales se encontraba Andrés Bello) y tres
diputados. La comisión empieza a publicar el resultado de sus sesiones en El Araucano
con el objetivo de que quien quisiera formulare las observaciones que creyere atinadas.

1841 – Creación de la Junta Revisora (29 de octubre de 1841), también de carácter


mixto, compuesto por 2 Senadores y 3 Diputados, cuya misión era examinar los títulos
presentados por el Congreso y proponer las enmiendas, adiciones y supresiones
pertinentes.

1845 – A iniciativa de Andrés Bello, en atención al retraso en la labor de la Junta


Revisora, la Comisión de Legislación y la Junta fueron refundidas en un solo
cuerpo, que se denominó Comisión Revisora al cual se le encomendó la tarea de
continuar y revisar el trabajo realizado anteriormente. Producto de sus labores nacieron
las siguientes publicaciones “Libro de la sucesión por causa de muerte” y “Libro de los
contratos y obligaciones convencionales”. Con el tiempo esta entidad dejó de reunirse.

1852 - Andrés Bello continúa trabajando de manera independiente en un proyecto de


Código Civil, el cual es presentado en 1852. El gobierno creó una Comisión Revisora
del Proyecto, compuesta por el mismo Andres Bello, por el presidente interino de la
Corte Suprema, un ministro del mismo tribunal, un ministro de la Corte de Apelaciones
de Santiago y otros intelectuales de la época. Se conoce como “Proyecto de 1853”.
Este Proyecto fue distribuido entre las autoridades judiciales y las Facultades de Leyes,
para su conocimiento y comentario.

La Comisión antes indicada celebró más de trescientas sesiones, en las que se


introdujeron diversas modificaciones al proyecto (gran parte de ellas propuestas por
Andrés Bello).
Al Proyecto de 1853 más las innovaciones introducidas por la Comisión Revisora se le
denomina “Proyecto Inédito”, ya que no fue impreso hasta 1890, con la publicación de
Obras Inéditas, de Andrés Bello.

1855 – Concluido el primer examen del proyecto de 1853, éste fue sometido a una
segunda revisión, dando lugar al “Proyecto Definitivo o Aprobado”. El 22 de
noviembre de 1855 el presidente de la época Manuel Montt presentó el proyecto
definitivo al Congreso Nacional para su aprobación como ley de la Republica, junto con
un mensaje de Andrés Bello.

Dado que someter el proyecto a votación por partes retrasaría su promulgación, éste fue
aprobado en conjunto por ley del 14 de diciembre de 1855. Es necesario señalar que el
proyecto promulgado por el presidente Montt no es el mismo proyecto definitivo,
dado que al proyecto aprobado por las Cámaras, se le hicieron un número considerable
de correcciones, no solo gramaticales y literarias, sino que también de fondo y se
dispuso su entrada en vigencia el 1° de enero de 1857.

ANDRÉS BELLO

Don Andrés Bello es considerado como el más grande humanista de Iberoamérica, nace en
Caracas el 29 de noviembre de 1781.
Bello llegó a ser uno de los más eminentes juristas de América. Para su formación en este
campo, fueron fundamentales sus años londinenses. Allí profundizó en el Derecho
Internacional, agregando a los conocimientos tradicionales las novedades producidas por
los grandes acontecimientos de la época: las guerras napoleónicas, la Independencia de
América y el Congreso de Viena.
Decisiva para su formación jurídica fue su adhesión a la escuela utilitaria de Jeremías
Bentham. Las ideas de éste sobre codificación influyeron poderosamente en la monumental
tarea de preparación del Código Civil de la República de Chile, que se considera uno de los
más grandes aportes del sabio caraqueño.
Andrés Bello muere el 15 de octubre de 1865. Su fallecimiento fue motivo de duelo para
todo el país.

2. FUENTES DEL CÓDIGO CIVIL

2.1. Fuentes normativas

Derecho Romano; su influencia es determinante en materia de bienes.


Código Civil francés o Código Napoleón de 1804; en obligaciones y contratos.
Leyes españolas e indianas: las Siete Partidas, el Corpus Iuris Civilis, el Fuero Real, la
Novísima Recopilación y las Leyes de Toro. Su influjo se puede apreciar en lo que
respecta al matrimonio, al derecho de familia en general y al derecho sucesorio
Código de Luisiana de 1822 (normas sobre interpretación de la ley), Código Sardo de
1838, Código de Austria de 1812, Código de Prusia, Código de las Dos Sicilias, Código
del Cantón de Vaud, Código Holandés y el Código Bávaro de 1756.
Derecho Alemán; en materia de tradición y gravamen de bienes raíces.

2.2. Fuentes doctrinarias:

Doctrina francesa; muy importante fue la influencia de Robert Joseph Pothier,


eminente jurisconsulto francés, comentarista del Código Napoleón, en especial en lo
que concierne a las obligaciones y contratos. También sirvieron de inspiración las obras
de otros juristas franceses, como Rogron, Troplong, Delvincourt, Mourlon, Portalis,
Domat, Planiol, etc.
Doctrina alemana; representada por Friederich Von Savigny, aunque en menor
medida.
Doctrina española, dentro de la que destaca la obra Concordancias, motivos y
comentarios del Código Civil español de Florencio García Goyena (más conocido
como proyecto del Código Civil Español de García Goyena). Este autor integró la
comisión de redacción del Código Civil español, pero este proyecto no llegó a
concretarse.

3. ESTRUCTURA DEL CÓDIGO CIVIL

Titulo preliminar. Se tratan algunas materias fundamentales, como la ley, su


promulgación, los efectos de la ley, la interpretación de la ley, define ciertas palabras de
uso frecuente en las leyes y se ocupa de la derogación de la ley.

Cuatro libros. Cada libro se divide en títulos, los títulos en párrafos, los párrafos en
artículos, y cada artículo en incisos. Por ejemplo; el artículo 25 tiene dos incisos, el
artículo 141 tiene cinco incisos.

Libro Primero: De las personas


Libro Segundo: De los bienes su dominio, uso y goce.
Libro Tercero: De la sucesión por causa de muerte y de las donaciones entre
vivos.
Libro Cuarto: De las obligaciones en general y de los contratos.

Titulo final. Consta de un solo artículo que trata sobre la observancia del Código en
comento y dispone su entrada en vigencia el 1° de enero de 1857.

En total, el Código Civil tiene 2524 artículos, más el artículo final.

4. CUALIDADES DEL CÓDIGO CIVIL CHILENO

Nuestro Código Civil destaca por su sobrio estilo, la claridad y precisión de lenguaje y su
originalidad. En este sentido, el Código Civil tomó en consideración las circunstancias
nacionales y no es una mera copia de las codificaciones contemporáneas ni de las leyes
españolas que regían en Chile.
Entre las innovaciones que introduce el Código Civil en nuestra legislación destacan:
1. Es un Código en que se impregna el principio de objetividad V.gr el art. 2468, 1490
y 1491,
2. Consagración de la igualdad de chilenos y extranjeros ante la ley.
3. Inviolabilidad y libre circulación de la propiedad. Que se manifiesta en las
asignaciones forzosa, en la obligación de dividir los bienes raíces, como es el caso del
art. 1337 N°1.
4. Principios generales de derecho internacional privado, consagrados en los arts. 14 a
18.
5. Establecimiento de un sistema registral relativo a la propiedad inmueble, con la
consagración del sistema de información ligada, art. 728.
6. Regulación completa y sistemática sobre las personas jurídicas.
7. Una reglamentación uniforme y detallada en materia de presunción de muerte por
desaparecimiento

5. DEFECTOS DEL CÓDIGO CIVIL CHILENO

Los principales defectos que se han podido apreciar en el Código Civil son:

8. Contradicciones entre preceptos. Ejemplos:


8.1. artículos 1574 y 2291, el primero niega derecho al tercero que paga contra la
voluntad del deudor para que éste le reembolse lo pagado, y el segundo le reconoce
este derecho si el pago ha sido útil, o sea, si ha extinguido la deuda.
o entre el artículo 680 y el 1874, ya que mientras aquél dice que la tradición
puede transferir el dominio bajo condición, éste nos expresa que la cláusula
de no transferirse el dominio sino en virtud de la paga del precio, no produce
el efecto deseado por las partes (el dominio pasa de todos modos al
comprador) y mantiene el derecho para exigir el precio o la resolución.
9. Errores Científicos.
o Utilización de la expresión demente para referirse a las personas que
padecen de algún trastorno mental, en circunstancias que la demencia, desde
el punto de vista psiquiátrico corresponde a un trastorno específico.
o Presunción de derecho de la concepción, contenida en el art. 76 del Código
de Bello.
o La fijación de la pubertad, en términos rígidos y absolutos, en 12 y 14 años
respectivamente, para mujeres y hombres.

6. PRINCIPIOS QUE INSPIRAN AL CÓDIGO CIVIL

6.1. Omnipotencia de la ley o legalidad

La ley es la principal y virtualmente única fuente del derecho. Tanto autoridades como
ciudadanos comunes deben someterse a ella. Este principio se manifiesta principalmente de
dos formas:

En los arts. 1, 2, 3 y 10 del Código Civil, que restan valor a la costumbre y la


jurisprudencia como fuentes de Derecho.
En el ámbito de la interpretación de las leyes. Arts. 19 y ss. del Código de Bello. De
esta manera se limita la innovación y creación de derecho por parte de los jueces.

6.2. Clasicismo Jurídico

Este principio se encuentra íntimamente vinculado con el anterior. El clasicismo jurídico


importa no apartarse de las instituciones jurídicas clásicas, preferentemente las del derecho
romano y la afición a los autores clásicos. Los elementos característicos del clasicismo
jurídico son los siguientes:
Culto a la norma escrita.
Afán de ordenar y sistematizar las materias, en cuadros de clasificaciones y
subclasificaciones.
Racionalismo. Se asume que todo el derecho se encuentra en la norma escrita. No
existen vacíos en la legislación de manera que, en caso de no existir solución a una
situación concreta en una ley determinada, la solución deberá encontrarse en el
ordenamiento positivo en su conjunto.

6.3.Igualdad ante la ley

Este principio guarda perfecta concordancia con el art. 19 no 2 de la Carta Fundamental, que
asegura a toda persona la igualdad ante la ley. Se encuentra enunciado en términos
generales en el art. 55 del Código del ramo y se regula en particular respecto de ciertas
materias:

Art. 33. Igualdad entre los hijos.


Art. 57. La ley no reconoce diferencia entre chilenos y extranjeros.
Art. 982, en relación con la sucesión intestada.
Art. 1446, respecto de la regla general de capacidad.

6.4.La concepción matrimonial de la familia y la preeminencia de la descendencia


legítima

El Código Civil recogió la concepción matrimonial propia del Derecho Canónico. Por ello,
el matrimonio es monógamo e indisoluble y así lo expresa el art. 102 del Código Civil. En
lo que respecta al sistema de filiación, éste es engorroso y rígido. Originalmente nuestra
legislación distinguía dos clases de filiación:

Filiación legítima, que se caracteriza por que la concepción se verifica dentro del
matrimonio de los padres, para el caso en que la procreación fuera antes de que los
padres contrajeran matrimonio, surgía una categoría especial, los hijos legitimados.
Filiación ilegítima, que es consecuencia de la procreación en que no media vínculo
matrimonial, ni antes ni después. El estatuto aplicable a la filiación ilegítima es
sumamente desfavorable. En este caso no mediaba reconocimiento alguno. Sin
embargo, el hijo ilegitimo tenía derecho a alimentos necesarios, si se cumplían ciertos
requisitos.
o Hijos naturales son aquellos nacidos fuera del matrimonio, pero han sido
reconocidos por su padre, madre o ambos. La filiación natural sólo produce
efectos personales y limitados respecto del padre o madre que presta el
reconocimiento, más no respecto de sus ascendientes (de ahí que se diga que los
hijos naturales no tienen abuelos).
El reconocimiento era libre y espontáneo, quedaba absolutamente entregado a la
voluntad del padre o la madre que reconocía. El objetivo tras esta reglamentación era
evitar la investigación de la paternidad.

o Hijos de dañado ayuntamiento, eran aquellos que provenían de relaciones


incestuosas o adulterinas. Su tratamiento era muy desfavorable. Esta clase de
filiación fue derogado en una primera parte por la ley de matrimonio civil de
1884, y o por la Ley N° 5.750 de 1935, que además complementa la regulación
sobre investigación de la paternidad ilegítima, la cual ya había iniciado con la
Ley N° 4.908.

Luego, en 1952, la Ley N° 10.271, se amplía la investigación de la paternidad y se


reconocen derechos sucesorios a los hijos naturales. En virtud de esta ley el hijo natural
tiene derecho a la mitad de lo que le corresponde al hijo legítimo, pero en conjunto, los
hijos naturales no pueden llevarse más de la cuarta parte de la herencia.
Finalmente la Ley N° 19.585 del 26 de Octubre de 1998 modifica el Código Civil elimina
las categorías de filiación antes señaladas y establece la igualdad de los derechos de toda
clase de hijos (art. 33 del Código del ramo), sean estos matrimoniales o no matrimoniales.
Establece también un régimen amplio de investigación de la paternidad y maternidad.

6.5.Respeto al derecho de propiedad y libre circulación de los bienes

El artículo 582 del Código Civil, se refiere al estatuto de dominio, y en su inciso primero
señala que; “El dominio (que se llama también propiedad) es el derecho real en una cosa
corporal, para gozar y disponer de ella arbitrariamente; no siendo contra ley o contra
derecho ajeno”.
Esta concepción se atribuye a la influencia liberal del Código Civil francés, que considera
que una propiedad libre de trabas y susceptible de continua división es base del progreso
social y asegura el interés de la comunidad. Este principio se manifiesta en el Código Civil:

o Protegiendo la propiedad a través de la acción reivindicatoria, art. 889 Código


Civil.
o Mediante el reconocimiento de un carácter absoluto del derecho de propiedad
que no sólo permite al propietario de una cosa venderla, donarla, arrendarla,
hipotecarla, etc., sino también modificarla o destruirla con libertad, sin más
limitaciones que las que señala la ley y los derechos de terceros.
o Eliminando todas las trabas con las que la legislación anterior condicionaba la
propiedad, tales como mayorazgos, vinculaciones y fideicomisos y usufructos
sucesivos.
o Estableciendo el derecho de todo comunero a pedir la partición art. 1317 del
Código Civil. El legislador mira con malos ojos la indivisión, por constituir
fuente de conflictos e impedir el adecuado aprovechamiento de los bienes.
o El derecho que posee el deudor prendario de enajenar la cosa empeñada, art.
2404 del Código de Bello, y el derecho que posee el constituyente de la hipoteca
para disponer del inmueble hipotecado, art. 2415 del mismo código.
o Respecto de las cláusulas de no enajenar. En relación a este tema debemos
señalar que la doctrina ha discutido sobre la validez de generar
convencionalmente este tipo de acuerdos. Para una parte de la doctrina estas son
plenamente validas, este sector de la doctrina esgrime como argumentos los
siguientes:
No hay una prohibición expresa general de estos pactos. De forma que como
en el Derecho Privado se puede hacer todo lo que no este prohibido, este
pacto seria perfectamente valido
Hay ocasiones en que la ley prohíbe expresamente esta cláusula, de donde se
desprende que por lo general es posible convenirla
Si el propietario puede desprenderse del uso, goce y disposición, de todas
formas podría desprenderse de sólo esta última facultad
El reglamento del registro conservatorio permite precisamente inscribir, en
el registro correspondiente, “todo impedimento o prohibición referente a
inmuebles, sea convencional, legal o judicial, que embarace o límite de
cualquier modo el libre ejercicio del derecho de enajenar”, art 53 N°3 del
Reglamento del Conservador de Bienes Raíces.

Otra parte de la doctrina propugna la invalidez de la cláusula en estudio. Los


argumentos que defiende este sector son los siguientes:

Estas cláusulas atentarían en contra de la libre circulación de la riqueza.


Si en determinadas situaciones las cláusulas de no enajenar están
expresamente permitidas, de allí se desprende que generalmente no se tienen
por validas
El art. 1810, dando a entender también que solo la ley puede prohibir
enajenar, dispone que pueden venderse todas las cosas cuya enajenación no
esté prohibida por ley.
En cuanto a la disposición del art. 53 N° 3 del Reglamento del Conservador
de Bienes Raíces como se trata de una norma reglamentaria no puede dársele
eficacia en lo que no se acomode a la ley y, rechazándose estas cláusulas por
ley (el Código), el reglamento no podría establecerlas.

7. INFLUENCIA DEL CÓDIGO CIVIL EN LATINOAMÉRICA

A la época de entrada en vigencia del Código Civil, muchos países latinoamericanos


carecían de una legislación ajustada a su propia realidad. En atención a las notables
cualidades de este cuerpo normativo Ecuador, Panamá, El Salvador y la Gran Colombia
promulgaron como propio el texto íntegro del Código Civil chileno.
En otros casos, como el de Argentina, Brasil, y Uruguay, nuestro código civil sirvió de
influencia para la elaboración sus Códigos Civiles, pero no se reprodujo íntegramente.

UNIDAD III. LOS SUJETOS DE DERECHO

1. NOCIÓN DE PERSONALIDAD

Etimológicamente, la palabra persona se empleaba en el lenguaje teatral antiguo para


designar la máscara que cubría la cabeza del actor.
En lenguaje corriente, la palabra persona sugiere de manera inmediata y directa al hombre
de carne y hueso, al ser humano. Sin embargo, desde el punto de vista jurídico, el concepto
es diverso.
En efecto, según la concepción clásica, todo derecho compete a un sujeto llamado persona.
Así, la idea de la personalidad es una categoría jurídica necesaria para dar una base a los
derechos y obligaciones; en este sentido, desde los tiempos de Justiniano se indicaba que
"toda ley se ha establecido por causa de las personas".
Por ende, desde un punto de vista clásico-jurídico, persona es todo ser capaz de tener
derechos y obligaciones, esta concepción clásica es la que llevaba al contexto jurídico a
pensar que el naciturus no es persona, y de esa forma, se entiende como palabras sinónimas
los conceptos persona y sujeto de derecho. En este sentido, parte de la doctrina actual,
entiende que el concepto de persona es más amplio que el expresado previamente, en razón
de su dignidad inherente y de la calidad de ser humano, único requisito para ser persona.
Siendo de esa forma innecesaria la posibilidad de adquirir o ejecutar derechos y
obligaciones.
En razón de lo anterior, desde el punto de vista jurídico, persona y hombre continúan siendo
conceptos sustancialmente diferentes. La palabra hombre da cuenta de una realidad
biológica; en cambio, el concepto de persona da cuenta de una abstracción jurídica que
expresa solamente el centro de convergencia de un conjunto de derechos y obligaciones.
En razón de esto, cabe recordar que por largo tiempo hubo una clase de hombres a los que
se les negaba la calidad de sujetos de derecho: los esclavos. Es más, en Chile, hasta el año
1943, la personalidad podía perderse por la muerte civil, conforme lo indicaba el hoy
derogado art. 95 del Código Civil, que establecía que "Termina también la personalidad,
relativamente a los derechos de propiedad, por la muerte civil, que es la profesión solemne,
efectuada conforme a las leyes, en instituto monástico, reconocido por la Iglesia Católica".
Siguiendo a la doctrina actual, entiendo que el camino a seguir por la doctrina actual es la
unificación de los conceptos persona y hombre, para que de esa forma se reconozca en la
persona tanto a un sujeto de derecho como a un ser humano, ser que tiene esa calidad desde
la concepción, ampliándose de esa forma la protección al que está por nacer.

De acuerdo con el art. 55 “son personas todos los individuos de la especie humana
cualquiera sea su edad, sexo, estirpe o condición”. Esta redacción puede parecer
redundante, pero no lo ese a la luz de las condiciones históricas que la justifican.
1. “Son personas todos los individuos de la especie humana...”. aún cuando un individuo
presente características morfológicas que se aparten de la fisonomía normal de ser humano,
tiene la calidad de persona.
2. “…cualquiera sea su edad,…”. Tan persona es la criatura que vive la fracción más
insignificante de tiempo, como el individuo que llega a vivir muchos años.
3. “…sexo,…”. Tanto hombres como mujeres son personas16.
4. “…estirpe…”. Por estirpe se entiende “raíz y tronco de una familia o linaje17”.

16Sobre la base de esta clase de consideraciones el art. 1° de la CPR fue modificado por la Ley no
19.611 del año 1999, en el sentido de sustituir la expresión “hombres” por “personas”, quedando
redactado en los siguientes términos: “Las personas nacen libres e iguales en dignidad y derechos”.
17Diccionario de la Lengua Española, vigésima segunda edición.
5. “…o condición…”. El término condición se refiere en general a la posición social de
una persona derivada de su riqueza, cargo, clase, etc. Ninguna de estas circunstancias es
tomada en consideración por el ordenamiento jurídico para atribuir personalidad a los seres
humanos.

2. PROBLEMAS ACTUALES

En este apartado interesa resaltar algunos temas “problemáticos” en relación al derecho


civil de la persona:
La clonación de humanos:

Sobre este punto, el profesor Figueroa Yáñez, establece los márgenes del concepto
clonación, señalando que ésta no es propiamente una manipulación genética, puesto que no
se modifica el ADN de los genes. Además señala que en la clonación se crean, a partir de
una reproducción asexuada en la que existen desde un principio 46 cromosomas, nuevos
seres, más - agrega el autor – no solo se crean nuevos seres, sino que además se pueden
generar moléculas individuales.
Este tipo de técnicas han sido criticadas en virtud de que afectaría los siguientes bienes
jurídicos:
o Derecho a la identidad personal.
o Derecho de cualquier ser humano a heredar características genéticas que no
hayan sufrido ninguna manipulación.
o Intangibilidad de la herencia genética
o Los derechos reproductivos

Los gametos

Dentro del contexto de la Técnicas de Reproducción Humana Asistida, es interesante


hacerse algunas preguntas acerca de este tema. El profesor Pedro Silva entiende por gameto
“una célula sexual (reproductiva) madura, de constitución cromosómica haploide, capaz de
fusionarse con otra célula de origen similar, pero de sexo opuesto, para dar origen al
cigoto”.
Es interesante en este punto preguntarse por la naturaleza jurídica de los gametos humanos
(espermatozoide y óvulo), para efectos de determinar si es posible realizar una transferencia
de estos sin incurrir en una ilegalidad que pueda determinar la nulidad de la transferencia.
En este sentido, debemos distinguir si los gametos forman parte integrante del cuerpo
humano. En el primer caso, el gameto se encuentra amparada por la garantía constitucional
establecida en el art. 19 N° 1 de la Constitución Política de la República. Mientras que, en
el caso de que el gameto se separe del cuerpo humano que lo produjo, pasaría a ser una
cosa, ingresando por lo tanto al patrimonio de la persona cuyo cuerpo lo produjo. Sin
perjuicio de esto, no serían aplicables a los gametos las normas del Código Civil,
destinadas al derecho de bienes, por cuanto en la transferencia de gametos, siempre debe ir
envuelta una innegable dimensión ética.

3. CLASIFICACIÓN DE LAS PERSONAS

Según se desprende de los arts. 54 a 58, las personas admiten las siguientes clasificaciones:
En atención al sustrato o fundamento de la personalidad: las personas se
clasifican en personas naturales o jurídicas. Esta distinción se establece en el art. 54.
o Personas naturales: son los seres humanos, tal como lo consagra el art. 55.
En las personas naturales la personalidad es atribuida en atención a la propia
naturaleza del ser humano, su libertad y dignidad. Es irrelevante si su
condición le impide ejercer efectivamente derechos o contraer
obligaciones18.
Personas jurídicas: En las personas jurídicas el sustrato o fundamento de la
personalidad radica en la existencia de una asociación o colectividad humana o
bien en un patrimonio, todo lo cual se analizará más adelante.
En atención a su nacionalidad: de acuerdo con la parte final del art. 55 las personas se
clasifican en chilenas y extranjeras. Si bien podría pensarse que, por los términos de
dicha norma, que esta clasificación sólo se aplica a las personas naturales, opera
también respecto de las personas jurídicas.

o Chilenos: son los que la constitución declara como tales (art. 56). El art. 10 de
la CPR se encarga de señalar quienes son chilenos. El estudio de esta materia es
propia del Derecho Constitucional, por lo que no se profundizará en este punto.

o Extranjeros: son los demás, es decir, los que no gozan de la nacionalidad


chilena

En atención a si la persona posee domicilio en Chile o no: Conforme al art. 58 las


personas se clasifican en domiciliadas y transeúntes.

o Domiciliadas.
o Transeúntes.

UNIDAD IV: PRINCIPIO DE LA EXISTENCIA DE LAS PERSONAS NATURALES

1. EXISTENCIA LEGAL Y EXISTENCIA NATURAL

La existencia de las personas naturales recibe un tratamiento dual, de modo que se


distingue una existencia natural y una existencia legal.

Existencia natural: es aquella con la concepción, es decir, al momento en que se une la


célula sexual masculina con la femenina (algunos agregan que el gameto debe estar
implantado en el útero), y se prolonga hasta el nacimiento.
Existencia legal: Se encuentra tratada en el art. 74 CC, que al efecto dispone: “La
existencia legal de toda persona principia al nacer, esto es, al separarse completamente
de su madre. La criatura que muere en el vientre materno, o que perece antes de estar

18 Lyon Puelma, A., Personas Naturales, Ediciones Universidad Católica de Chile, Santiago, 3a
edición, 2007, p. 19.
completamente separada de su madre, o que no haya sobrevivido a la separación un
momento siquiera, se reputará no haber existido jamás”

Es conveniente tener presente que la distinción que formula el Código Civil entre existencia
natural y legal se funda en un concepción centrada en la adquisición de derechos
patrimoniales, ajustada a la corriente de pensamiento liberal imperante a la época de
dictación del Código Civil.
Es importante, de igual modo, destacar que el Art. 55 del CC establece que “son personas
todos los individuos de la especie humana”, siendo imposible negar tal carácter a la criatura
concebida y no nacida, quien aunque se ponga en duda que tenga la facultad de ejercer
derechos, pertenece de todas formas a la especie humana, cuestión que le enviste de
dignidad y respeto inherente a su condición de ser humano. En este mismo sentido
podemos diferenciar los conceptos persona y sujeto de derecho.
También nos permiten llegar a esta conclusión ciertas disposiciones del Pacto de San José
de Costa Rica (Convención americana sobre los derechos humanos), a saber, los arts. 1° y
4° de esta convención.

Art. 1, n° 2. “Para los efectos de esta Convención, persona es todo ser humano”.
Art. 4, n° 1. 1. “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este derecho estará
protegido por la ley y, en general, a partir del momento de la concepción. Nadie puede
ser privado de la vida arbitrariamente”.

2. NACIMIENTO, CONDICIONES PARA QUE CONSTITUYA UN PRINCIPIO DE


EXISTENCIA

Conforme al art. 74, la existencia legal de toda persona principia al nacer. El nacimiento no
debe confundirse con el parto, que corresponde al conjunto de fenómenos que tiene por
objeto hacer pasar al feto, impulsado por el útero, a través del canal pelviano.

Para que el nacimiento constituya un principio de existencia legal, generador de


personalidad, se requieren dos condiciones:
Separación completa de la criatura respecto de su madre.
La criatura debe sobrevivir a la separación un momento siquiera.

Separación completa de la criatura respecto de su madre: este requisito supone la


independencia de la criatura respecto de la madre, siendo controvertido en doctrina el
momento en que ello se produce. Algunos exigen que la criatura debe haber sido
expulsada del vientre materno y que además se haya cortado el cordón umbilical y se
haya expulsado la placenta. Si la separación es completa, nada debe faltar. Otros
señalan que basta que el cuerpo íntegro de la criatura haya salido, aunque no se haya
cortado el cordón umbilical, ni se haya expulsado la placenta. Ello por las siguientes
razones:

o El cordón umbilical es extraño al cuerpo de la mujer, sólo une a la criatura con


la placenta.
o Si el nacimiento dependiera del cercenamiento del cordón umbilical, estaría
sujeto a un hecho artificial y no a un hecho natural.
o El momento del nacimiento quedaría entregado a la voluntad de los progenitores
o del médico o matrona que intervino en el parto.

La criatura debe sobrevivir a la separación un momento siquiera: Para determinar


el momento en que se produce el nacimiento, es decir, cuando la criatura ha sobrevivido
a la separación un momento siquiera, se han planteado dos teorías:

o Teoría de la vitalidad: de acuerdo con esta doctrina es persona tanto el


sujeto que llega a vivir cien años, como el que vive tan sólo un segundo. Lo
importante es que la criatura posea autonomía de vida, es decir, que viva por
sí mismo un momento siquiera (apoyado o no por mecanismos artificiales,
como una incubadora).
o Teoría de la viabilidad: según este criterio lo determinante es que la
criatura no sólo sobreviva, sino que también tenga potencialidad de seguir
viviendo, que reúna ciertas condiciones orgánicas o fisiológicas mínimas.

Nuestro Código Civil acepta la primera teoría, según se desprende de los arts. 55 y 74. De
este modo si la criatura sobrevivió a la separación un momento siquiera llegó a ser persona
y por tanto pudo adquirir y transmitir derechos.

4. PRUEBA DE QUE LA CRIATURA HA VIVIDO

Ordinariamente esta prueba se materializa en la declaración del médico o matrona


que asistieron al parto. En efecto, de acuerdo con el art. 21 del Reglamento Orgánico del
Servicio de Registro Civil el oficial del Registro Civil, al efectuar la correspondiente
inscripción, debe comprobar la efectividad del nacimiento mediante el testimonio del
médico o matrona que intervinieron en el nacimiento.

A falta de esta prueba, se puede acreditar que la criatura ha vivido mediante


procedimientos médico-legales dirigidos a comprobar las huellas de respiración. El más
utilizado es la DOCIMASIA PULMONAR HIDROSTÁTICA, que consiste en, previas
operaciones necesarias, sumergir los pulmones de la criatura en agua, de modo que si estos
flotan significa que ha respirado, y en consecuencia, que principió su existencia legal.

5. EXISTENCIA ANTERIOR AL NACIMIENTO

Como vimos, el nasciturus (la criatura que esta por nacer) representa para el derecho civil
clásico, una expectativa de persona, esta es la razón por la cual la existencia anterior al
nacimiento es amparada por el ordenamiento jurídico. Ésta protección se manifiesta de
diversas formas:

Por mandato constitucional “la ley protege la vida del que está por nacer”. Así lo
dispone el inciso 2° del numeral 1° del artículo 19 de la Constitución.
La misma idea es reiterada en el art 75 CC: “El juez, en consecuencia, tomará a petición
de cualquier persona o de oficio, todas las providencias que le parezcan convenientes
para proteger la existencia del no nacido. Todo castigo de la madre por el cual pudiera
peligrar la vida o la salud de la criatura que tiene en su seno deberá impedirse hasta
después del nacimiento”.
Sanción penal del aborto: La vida del que está por nacer es tutelada por los arts. 342 y
ss. del Código Penal. El aborto terapéutico, originalmente establecido en el art. 119 del
Código Sanitario, fue derogado en 1989, por la Ley No 18.826.
Protección de su salud: el Código Sanitario establece en su art. 16 que “toda mujer,
durante el embarazo y hasta el sexto mes del nacimiento del hijo, y el niño, tendrán
derecho a la protección y vigilancia del Estado por intermedio de las instituciones que
corresponda”.
Protección laboral: El Código del Trabajo regula una institución conocida como
descanso “pre-natal” y “post-natal” (art. 195), además de establecer un fuero especial
que prohíbe al empleador despedir a la mujer embarazada durante el periodo de
maternidad, el descanso de maternidad y hasta un año después de éste (art. 201)
Protección de los derechos eventuales del que está por nacer: El ordenamiento jurídico
protege no solo la vida del que está por nacer, sino que también sus intereses, de esa
forma el art. 77 CC señala: “Los derechos que se deferirían a la criatura que está en el
vientre materno que hubiese nacido y viviese, estará en suspenso hasta que el
nacimiento se efectúe. Si el nacimiento constituye un principio de existencia, entrará el
recién nacido en el goce de dichos derechos como si hubiere existido al tiempo en que
se defirieron. En el caso del artículo 74, inciso 2 del código civil, pasarán esos derechos
a otras personas como si la criatura jamás hubiese existido”.
Se habla de derechos eventuales porque están sujetos al evento de que la criatura
adquiera existencia legal. De acuerdo con la norma antes transcrita, si la criatura nace
viva, se retrotrae su nacimiento, para efecto de los derechos de carácter patrimonial, al
instante en que pueda presumírsele concebida; si nace muerte, se estima que la criatura
jamás existió. Esta norma tiene como presupuesto que la criatura esté concebida en el
momento en que se le defieren los derechos. Esto tiene importancia en materia de
derechos hereditarios (arts. 77 y 962).

Durante el periodo de existencia natural, los derechos que le correspondan al naciturus


estarán al cuidado del padre, madre o ambos (art. 243 inc 2° y 244); y para el caso de
faltar, o de que no se encuentren habilitados (arts. 248 y 485), se le nombrará un
curador que, desde los tiempos del Derecho Romano, es llamado curador de vientre.

A modo de complementación a este hilo de ideas, se hace necesario hacer presente que
la doctrina clásica discute sobre la naturaleza jurídica de los derechos que le
corresponden al que está por nacer. En este sentido existen tres posturas:

Derechos sujetos a condición suspensiva: esta posición no puede ser la correcta,


dado que bajo esta clase de condición se encuentra las personas que adquirirían los
derechos deferidos en caso de que el niño no naciere vivo. Por lo que, si el derecho es
suspensivo para aquéllas no lo puede ser también para el que está por nacer, porque es
jurídicamente inadmisible que derechos contrapuestos estén sujetos a una misma
especie de condición.

8. Derechos sujetos a condición resolutoria: bajo la perspectiva clásica, esta tampoco


sería la opción correcta, dado que en este tipo de condiciones el derecho ya existe,
lo que haría suponer que un ente que no es persona puede adquirir bienes. A este
argumento se suma la norma del art. 485 señala: “los bienes que han de
corresponder”, significando que no es un derecho actual, cuestión que es un
presupuesto de los derechos sujetos a condición resolutoria.
9. Derechos eventuales: también bajo la perspectiva clásica, no sería esta postura
correcta, porque no hay derechos eventuales si el titular de una situación jurídica no
existe o está todavía indeterminado, dado que el derecho eventual encuentra su
fundamento en una relación entre un sujeto de derecho y una norma jurídica, y para
la perspectiva clásica, el naciturus no es una persona o sujeto de derecho.

Entonces, cabe preguntar ¿Cómo explica la doctrina clásica esta cuestión?, los
autores tradicionales, señalan que la atribución de derechos al que está por nacer, podría
explicarse pensando que “en la constitución de un centro autónomo de relaciones jurídicas
en previsión y espera de la persona”. O lo que es lo mismo en un patrimonio autónomo que
se encuentra a la espera de la persona.

Estos problemas son sobrepasados por la doctrina moderna, toda vez que esta
entiende que el nasciturus tiene desde ya la calidad de persona, y teniendo esto en mente es
posible pensar en un conjunto de derechos eventuales. Rechazamos la idea de que estos
derechos estén sujetos a una condición resolutoria, porque entendemos que el art. 485 es
decidor en este sentido.

6. PRESUNCIÓN DE DERECHO DE LA ÉPOCA DE LA CONCEPCIÓN

Art. 76. De la época del nacimiento se colige la de la concepción, según la regla


siguiente:
Se presume de derecho que la concepción ha precedido al nacimiento no menos
que ciento ochenta días cabales, y no más que trescientos, contados hacia atrás, desde
la medianoche en que principie el día del nacimiento.

Para el código Civil el único elemento que nos permite determinar la época de la
concepción es la época del nacimiento.
En otras palabras, para el Código Civil, el periodo mínimo de gestación es de 180 días y el
periodo máximo es de 300. El plazo se cuenta hacia atrás desde la medianoche en que
principia el día el nacimiento, vale decir, las 00:00 hrs. del día del nacimiento.

7. DURACIÓN DE LA PREÑEZ

Normalmente, la preñez dura entre 270 a 285 días, sin embargo, la experiencia ha
demostrado que estos plazos pueden variar. Tomando en consideración esta situación,
nuestro legislador ha establecido la presunción según la cual la preñez duraría entre 180 y
300 días.
No obstante, pueden existir periodos de gestación más cortos o más extensos que los
mencionados precedentemente, los cuales dan lugar a los denominados nacimientos
acelerados y tardíos, respectivamente.
Pues bien, atendido que el art. 76 establece una presunción de derecho, que, como
tal, no puede ser controvertida, siendo su aplicación obligatoria para el juez, quien ni aún
frente a evidencia médica puede desatenderla.

8. PARTOS MÚLTIPLES

El Código Civil no establece una regla general respecto de los partos múltiples, en
orden a determinar cuál de las criaturas debe considerarse primogénita. Si bien han sido
suprimidas las principales figuras jurídicas que tomaban en consideración la
primogenitura 19 , ésta sigue teniendo cierta relevancia, por ejemplo, respecto de las
donaciones o asignaciones testamentarias hechas a favor del primogénito de una persona.
La única norma en el Código de Bello que se refiere a este punto, está consagrada a
propósito del censo, en el art. 2051: “Cuando nacieren de un mismo parto dos o más hijos
llamados a suceder, sin que pueda saberse la prioridad de nacimiento, se dividirá entre ellos
el censo por partes iguales, y en cada una de ellas se sucederá al tronco en conformidad al
acto constitutivo. Se dividirá de la misma manera el gravamen a que el censo estuviere
afecto”.
La doctrina mayoritaria estima que, pese a tratarse de una norma especial, debe
aplicarse a todos aquellos casos en que nazcan en un mismo parto dos o más criaturas, sin
que pueda determinarse cuál de ellas nació primero, en virtud de una interpretación
analógica.
Al art. citado debemos agregar el art. 125 del Reglamento Orgánico del Registro
Civil que establece que “cuando se solicitare la inscripción de hermanos gemelos, se dejará
constancia de ese hecho en ambas inscripciones, anotándose, si hubiere sido posible
comprobarlo, cuál de ellos nació primero, y, en caso de no ser posible determinarlo, se hará
constar esa imposibilidad”.

UNIDAD V. FIN DE LA PERSONA NATURAL

1. NOCIONES PREVIAS

19Tales figuras correspondían a los mayorazgos, fideicomisos perpetuos y vinculaciones. “Estas tres
expresiones son sinónimas en el Código, aunque hay entre ellas matices diferentes.- El fideicomiso
o propiedad fiduciaria es aquella sujeta al gravamen de pasar a otra persona, por el hecho de
verificarse una condición. En nuestro Código esa condición opera una sola vez: la ley prohíbe
constituir dos o más fideicomisos sucesivos (artículo 745), pero antiguamente la condición (muerte
del titular, por ejemplo), podía repetirse indefinidamente. Estos fideicomisos sucesivos o perpetuos,
vinculaban la propiedad a una familia o a una estirpe y de ahí su nombre de vinculaciones. Si esas
vinculaciones seguían una línea de sucesión que eligiese siempre al mayor de cada generación para
darle la propiedad fiduciaria, recibía el nombre de mayorazgo”. Vicuña, Carlos, La lengua del
Código Civil, Anales de la Facultad de Derecho Tercera Época, Vol. II, Enero a Diciembre 1955,
Nº4, disponible en
<http://www.analesderecho.uchile.cl/CDA/an_der_completa/0,1360,SCID%253
D2805%2526ISID%253D2,00.html>
La muerte determina el fin de la persona natural. Se le puede definir como la cesación o el
término de la vida. La muerte, cualquiera sea su causa, determina la extinción de la
personalidad. Por ello, el art. 78 dispone que “la persona termina en la muerte natural”.

2. CLASES DE MUERTE

Debe tenerse presente que la muerte es una sola. La clasificación que se desarrollará a
continuación atiende al modo en que la muerte es acreditada. Así, en el primer caso –el de
la muerte natural- estamos frente a una muerte que consta, lo cual normalmente se
verificará por los signos o señales más evidentes de muerte (ausencia de respiración y
pulso, rigidez cadavérica, lividez y, finalmente, putrefacción: signos positivos de muerte).
El segundo tipo de muerte, en cambio, representa una situación especial que la ley regula a
propósito del trasplante de órganos y cuyo objetivo es determinar el momento de la muerte
tan pronto como ocurra, para que los órganos del difunto puedan ser aprovechados. Por
último, el tercer tipo de muerte es aquella que no ha podido ser acreditada fehacientemente,
pero que se deduce de ciertas circunstancias como la ausencia de una persona, unida a la
falta de comunicación entre ésta y su familia por un periodo más o menos extenso.

Muerte natural: corresponde al cese de las funciones vitales de un ser vivo, cuya
ocurrencia consta y que extingue la personalidad natural, cualquiera sea su causa. Es un
hecho jurídico de suma trascendencia, por cuanto da lugar a la sucesión por causa de
muerte y genera una serie de otros efectos de importancia. Por esta misma razón el
legislador rodea a la muerte de una serie de medidas para evitar su falseamiento:
a. Certificado del médico que asistió al difunto, o a falta de éste, el del Servicio
Nacional de Salud, y si también falta el último, la verificación del
fallecimiento puede establecerse mediante la declaración de dos o más
testigos rendida ante el Oficial del Registro Civil o ante cualquiera autoridad
judicial del lugar en que se haya ocurrido la muerte (arts. 141 y 142 del
Código Sanitario).
b. Inscripción del deceso en el Libro de Defunciones del Registro Civil (arts.
5°, 44 y siguientes de la ley N° 4.808);
c. Prohibición de sepultar el cadáver sin previa licencia del oficial de Registro
Civil competente o de la sentencia que lo ordene (art. 47 N° 4.808 y 174 del
Reglamento Orgánica del Registro Civil).

Muerte clínica, cerebral o encefálica: Es el cese total e irreversible de la actividad


cerebral. Es el cese definitivo de las funciones orgánicas de un individuo. No existe
diferencia entre la muerte natural y la muerte encefálica20. Sin embargo, esta última se
encuentra especialmente reglamentada en el art. 11 de la ley 19.451 para efectos de

20 En este sentido, se ha señalado que “la muerte cerebral no es otra cosa que el diagnóstico
neurológico de la muerte de una persona. No existe más que un tipo de muerte y lo que este
concepto involucra no es una muerte diferente a la tradicional, sino que sólo una manera de
diagnosticarla”. Sergio Morán, citado en HALABÍ DIUANA, ÁLVARO JUAN, Reflexiones en torno a las
donaciones y trasplante de órganos humanos, disponible en
http://sdi.bcn.cl/boletin/publicadores/legislacion_tematica/archivos/Reflexiones.pdf.
donación de órganos. Ello se debe a que resulta necesario para extraer los órganos
constatar la muerte tan pronto como ella ocurra, a fin de que éstos sean útiles y no
sufran deterioro (a través de los signos negativos de vida). Si se espera a que se
evidencien los signos más significativos de la muerte (rigidez, putrefacción y otros
análogos), los órganos del difunto dejarán de ser aptos para trasplante21.

El Art. 11 de la ley establece que la muerte se acreditará:

o Mediante certificación unánime de un grupo de médicos, uno de los cuales debe


trabajar en el ámbito de la neurología o neurocirugía.
o Los médicos que hacen la certificación no pueden formar parte del equipo que
vaya a efectuar el trasplante.
o La certificación se hará cuando se haya comprobado la abolición total e
irreversible de todas las funciones encefálicas:
 Certeza diagnóstica de la causa del mal.
 Ningún movimiento voluntario observado durante una hora.
 Apnea luego de 3 minutos de desconectado del ventilador.
 Ausencia de reflejos troncoencefálicos.
Muerte presunta: según el art. 80 "se presume muerto el individuo que ha
desaparecido, ignorándose si vive, y verificándose las condiciones que van a
expresarse". En esta situación la certeza médica de la muerte es reemplazada por la
certeza jurídica, dada por una resolución judicial que, sobre la base de los supuestos
establecidos por el legislador, permiten declarar la muerte presunta.

1. Definición: Es aquella declarada por el juez, en conformidad a la ley, respecto de


un individuo que ha desaparecido, y de quien se ignora si vive o no, habiendo
transcurrido un plazo más o menos extenso desde la fecha de las últimas noticias
que se tuvieron de su existencia, concurriendo las demás formalidades legales.
2. Circunstancias conocidas que sirven de base a la presunción: Esta presunción se
funda en una serie de antecedentes que le sirven de base:
a. Ausencia o desaparición del individuo de su domicilio.
b. Carencia de noticias respecto a si el individuo vive o no.
c. Transcurso de un plazo más o menos extenso contados desde las últimas
noticias. Respecto del plazo la doctrina distingue tres situaciones diversas:

Caso ordinario; que comprende las situaciones descritas en el art. 81 nos 1 y 7. En


este caso el plazo es de cinco años contados desde las últimas noticias o desde la
fecha de la herida recibida en guerra o del peligro que le acaeció.

Caso extraordinario genérico; Art. 81 no 9. El plazo es de seis meses, contado desde


la ocurrencia del sismo o catástrofe que provoque o haya podido provocar la muerte
de numerosas personas en determinadas poblaciones o regiones.

21GARRIDO MONTT, MARIO, Derecho Penal. Parte especial, Editorial Jurídica, Santiago, t. III, p. 28.
Caso extraordinario específico; Art. 81 no 8. Aquí el plazo es de tres meses, contado
desde las últimas noticias que se tuvieron de la existencia de la nave o aeronave.

Se discute en doctrina si estos plazos se cuentan desde que las noticias son enviadas, porque
en esa fecha hay constancia de la existencia del desaparecido, o desde que la fecha en que
se recibieron, porque las noticias se tienen cuando llegan y no cuando se expiden y porque
en el pensamiento del principal autor francés, Delvincourt, que en esta materia consulto
Andrés Bello. Por su parte, el codificador nacional advirtió la problemática que podía surgir
con ocasión de la norma del art. 81 N° 2, no obstante no resolvió la situación y se limitó a
señalar que cualquiera de las dos soluciones resultaría arbitraria. Debe destacarse asimismo,
que basta con que el plazo haya transcurrido antes de la declaración de muerte presunta y
no antes de iniciar las gestiones tendientes a obtener tal declaración.

3. Intereses que protege la muerte presunta

Esta institución protege ciertos intereses, el interés del propio ausente, de los presuntos
herederos, de los acreedores y el interés social, por la situación de incertidumbre en que se
encuentra un patrimonio.

1. PERIODOS DE LA MUERTE PRESUNTA

La mera ausencia.
La posesión provisoria.
La posesión definitiva.

1.1. Periodo de la mera ausencia:

Este periodo comienza desde que se han dejado de tener noticias del ausente22. Su objetivo
es proteger los derechos del ausente. Se caracteriza por que en este momento predomina la
posibilidad de regreso y de vida del desaparecido, por lo que se privilegia su interés por
sobre el interés de sus herederos presuntivos.

Como consecuencia de lo anterior, resulta fundamental determinar quien administrará los


bienes del desaparecido. Si el ausente dejo representantes con poder suficiente o tiene un
representante legal, estos administraran los bienes, en caso contrario, esto es cuando no deja
representante legal o mandatario con poderes suficientes o el mandato ha terminado por la
declaración de muerte, se debe nombrar un curador de los bienes del ausente. Esta
curaduría dura cinco años o seis meses23, y se encuentra limitada de la forma prescrita en el
art. 486 del Código Civil.

El periodo de mera ausencia concluye con la resolución judicial que declara


presuntivamente muerto al desaparecido. También puede terminar por reaparecimiento del
difunto o por la determinación de la fecha exacta de su muerte (en estos casos termina todo
el procedimiento de muerte presunta).

22Para estos efectos, recordar discusión acerca de desde cuando se cuentan las últimas noticias.
23Arts. 84 y 473 del Código Civil
1.1.1. Quien puede pedir la declaración de muerte presunta

Según el art. 81 n° 3 “la declaración puede ser provocada por cualquiera que tenga un
interés en ello”. Al referirse el Código Civil a un “interés”, se está aludiendo a un interés
pecuniario subordinado a la muerte del desaparecido. Tienen este interés los herederos
presuntivos, los dueños de bienes de los cuales el desaparecido usufructuaba, el
fideicomsario a quien por la muerte del desaparecido se defiere el fideicomiso, los
legatarios del desaparecido, etc. Además, debe haber transcurrido al menos tres meses
desde la última citación.

Se estima que los acreedores del desaparecido no pueden provocar la declaración de muerte
presunta, ya que cuentan con otros medios para resguardo de sus créditos.24

La declaración de muerte presunta debe pedirse al juez del último domicilio que el
desaparecido haya tenido en Chile, conforme al art. 81 n° 1 y al art. 151 del Código
Orgánico de Tribunales. Si el desaparecido no tuvo domicilio en Chile, los tribunales
nacionales serán incompetentes para declarar su muerte presunta.

1.1.2. Formalidades que deben observarse en la declaración de


muerte presunta

Se debe justificar que se ignora el paradero del desaparecido y que se han


efectuado las diligencias posibles para averiguarlo: Para tal efecto se deben
efectuar todas las diligencias necesarias para averiguar el paradero del desaparecido.
En la práctica esto se concreta con la petición de oficios a ciertas instituciones,
como policía de investigaciones o carabineros.
Se deben efectuar citaciones al desaparecido:

o Para el caso ordinario, deben efectuarse a lo menos 3 publicaciones en el


diario oficial, mediando un plazo mínimo de 2 meses entre cada citación. La
exigencia de que las publicaciones sean practicadas en el Diario Oficial es
plenamente justificable, ya que por este medio es posible tener certeza de que la
citación llegará a todas las autoridades de la República y a todos los
representantes diplomáticos y consulares chilenos en el extranjero.
o En el caso extraordinario genérico la citación se efectúa mediante aviso
publicado por una sola vez en el Diario Oficial correspondiente a los días 1o ó 15
o al día siguiente hábil y por dos veces en un periódico de la cabecera de
comuna o provincia, corriendo no menos de 15 días entre las dos publicaciones.
o Por último, en el caso extraordinario específico, no se requiere citación.
Se debe oír al defensor de ausentes (Artículo 81, número 4). El defensor de
ausentes es un auxiliar de la administración de justicia encargado de velar por los
intereses particulares del desaparecido.

24Medidas cautelares o acciones dirigidas en contra de los apoderados. por ejemplo.


Deben transcurrir los plazos establecidos por la ley. Debe transcurrir un plazo de
cinco años, seis o tres meses desde las últimas noticias, según el caso, y de tres
meses contados desde la última citación.
Todas las sentencias definitivas e interlocutorias deben insertarse en el diario
oficial.

1.1.3. Fijación del día presuntivo de muerte

Caso genérico (Art. 81 no 6): el juez fijara como día presuntivo de la muerte, el
último día del primer bienio, contado desde la fecha de las últimas noticias.25
Excepcionalmente, en el caso de la persona que recibió herida grave en una guerra,
u otro peligro semejante (Art. 81 no 7), pues en tal evento el día presuntivo será el
día de la acción de guerra o de peligro. No siendo enteramente determinado ese
día (día de acción de guerra o peligro), se deberá aplicar un término medio entre el
principio y el fin de la época en que pudo ocurrir el suceso.
Caso extraordinario genérico: Si el desaparecimiento se produjo en un sismo,
catástrofe o fenómeno natural, la fecha de tal evento se fijara como día presuntivo.
Caso extraordinario específico: Se aplica la regla del art. 81 no 7.

1.1.4. Término del periodo de mera ausencia.

Este periodo termina por:

La dictación del decreto de posesión provisoria, el cual se dicta luego de


transcurridos 5 años desde las últimas noticias.
La dictación del decreto de posesión definitiva en los casos que corresponda
El reaparecimiento del ausente
El conocimiento positivo de la fecha de la muerte real del desaparecido.

En estos dos últimos casos no solo termina el período de la mera ausencia, sino que todo el
proceso de la muerte presunta.

1.2. Periodo de posesión provisoria

En este periodo la probabilidad de regreso ya no prevalece y comienza a contrapesarse con


la posibilidad de muerte. Por ello, en esta etapa se concilian los intereses de los presuntos
sucesores y del ausente.

Se inicia con el decreto judicial que concede la posesión provisoria de los bienes del
desaparecido y se extiende hasta la dictación del decreto de posesión definitiva.

Este periodo no existe en los siguientes casos (Art. 81 Nos 7, 8 y 9);

25A modo de ejemplo, y bajo lo prescrito por el art. 48 del Código de Bello, si las últimas noticias son
de fecha 1 de enero del año 2010, la fecha presuntiva de muerte que será fijada por el juez será el
1° de enero de 2012.
Sismo o Catástrofe
Pérdida de Nave o Aeronave.
Herida Grave en Guerra u otro peligro semejante.

En todos estos casos se otorga de inmediato la posesión definitiva.

La posesión provisoria se debe conceder transcurridos cinco años contados desde las
últimas noticias (art. 81 n° 6) y de acuerdo con el art. 84 sólo puede ser pedida por los
herederos presuntivos (no legatarios). El art. 85 agrega que “se entienden por herederos
presuntivos del desaparecido los testamentarios o legítimos que lo eran a la fecha de la
muerte presunta”.

Si no hay herederos, el juez, a petición del interesado o de oficio declarará la herencia


yacente y designará un curador.

1.2.1. Efectos del decreto que concede la posesión provisoria

Disuelve la sociedad conyugal o el régimen de participación en los gananciales que


hubiere con el desaparecido. Art. 1764.
Se produce la emancipación legal de los hijos sujetos a patria potestad del
desaparecido.
Se procede a la publicación y apertura del testamento.
Si no hay testamento, se da la posesión provisoria a los herederos presuntivos.

1.2.2. Obligaciones de los herederos presuntivos encaminados a


garantir los derechos del desaparecido

Deben confeccionar inventario solemne


Deben rendir caución de restitución y conservación
Pueden vender todo o parte de los bienes muebles del desaparecido si el juez lo
estima conveniente, en pública subasta y previa audiencia del defensor de ausentes.
Por regla general, no pueden enajenar ni hipotecar los bienes inmuebles sino por
causa necesaria o utilidad evidente o manifiesta, declarada por el juez con
conocimiento de causa, oyendo previamente al defensor de ausentes, en publica
subasta.

1.3. Periodo de posesión definitiva

En esta fase, que se inicia con el decreto que concede la posesión definitiva de los bienes
del desaparecido, priman los derechos de los presuntos herederos, como si el desaparecido
hubiera muerto de verdad, y adquieren el pleno uso y goce de sus derechos.

1.3.1. Se concede:

Si pasado cinco años desde las últimas noticias, se probare que han transcurrido 70 años
desde el nacimiento del desaparecido.
Si han transcurrido 10 años desde las últimas noticias, se concede la posesión definitiva
cualquiera que fuese la edad del desaparecido si viviese.
En los casos de los nos 6, 8 y 9 del art. 81.

Pueden pedirla todas aquellas personas que tengan un interés subordinado a la muerte del
desaparecido (propietarios, fideicomisarios, legatarios, etc.)

Este decreto sólo produce sus efectos en virtud de su inscripción en el registro del
conservador de bienes raíces que corresponda a la comuna del último domicilio que el
desaparecido haya tenido en Chile. Si el decreto no se inscribe es inoponible a terceros.

1.3.2. Efectos del decreto de posesión definitiva

o Se disuelve el matrimonio.
o
Aquellos que tienen derechos subordinados a la muerte del desaparecido podrán
hacerlos valer, como por ejemplo; el usufructuario, el legatario o el fideicomisario.
Si no precedió posesión provisoria, se abre la sucesión.
Se cancelan las cauciones constituidas por los herederos provisorios, y cesan las
restricciones impuestas para la enajenación de bienes raíces y muebles.
Procede la partición de bienes.

1.3.3. Revocación de la posesión definitiva26

El código Civil habla de rescisión, pero ello es impropio porque las causales que la hacen
procedente no son vicios intrínsecos del decreto de Posesión Definitiva, sino hechos que
desvirtúan las circunstancias en que se apoya la presunción de muerte. Esta revocación
opera en los siguientes casos.

Si existen noticias exactas de la existencia del desaparecido o de su muerte


En caso de reaparecimiento del desaparecido.

La revocación opera a favor de las siguientes personas

A favor del desaparecido, si reaparece.


Legitimarios habidos durante el desaparecimiento.
En favor del cónyuge del matrimonio contraído en la misma época.

El desaparecido en cualquier momento puede solicitar la revocación, las demás personas


solo pueden hacerlo dentro de los respectivos plazos de prescripción, conforme a los arts.
2512 y 1269.

26Esmenester hacer presente que estas mismas reglas se aplicarán cuando se declare judicialmente
la muerte por certeza del desaparecimiento.
La revocación aprovecha únicamente a las personas que por sentencia judicial la
obtuvieren. Vale decir, si entre varios hijos habidos durante el desaparecimiento, sólo uno
de ellos solicita la revocación, sus efectos no aprovecharán a los demás.

Se recobran los bienes del estado en que se encuentran, subsistiendo las enajenaciones
realizadas o las hipotecas y otros derechos reales (como por ejemplo un usufructo)
constituidos en el tempo intermedio.

En caso de restitución, los demandados se consideran como poseedores de buena fe, salvo
prueba en contrario. A consecuencia de esta presunción simplemente legal, los herederos no
responden de los deterioros de los bienes y tienen derecho al reembolso de las mejoras
necesarias y útiles conforme lo disponen los arts. 904 y siguientes, sobre las prestaciones
Mutuas (las mejoras son necesarias cuando deben hacerse para la conservación de la cosa;
son útiles aquellas que aumentan el valor comercial de la cosa).

Constituye mala fe el haber sabido y ocultado la verdadera muerte del desaparecido o su


existencia.

3. COMPROBACIÓN JUDICIAL DE LA MUERTE O MUERTE CIERTA

Esta institución fue introducida en los arts. 95, 96 y 97 del Código Civil por la ley N°
20.577 de febrero de 2011, tomando el lugar que dejo en el Código la derogación de la
antigua muerte civil, quedando de esa forma patente que no es una forma de muerte
presunta, sino que una forma de comprobación de la muerte basada en la certeza de su
ocurrencia.
La comprobación judicial de la muerte, fue introducida en razón de los hechos acontecidos
en el año 2011 en el archipiélago de Juan Fernández, permitiendo optar a un procedimiento
más expedito que el de declaración de muerte presunta en cuanto a la inscripción de
defunciones, en los casos en que las circunstancias de la desaparición llevan
necesariamente a concluir que ha fallecido. Es por lo tanto fundamental que entienda el
lector la sutil diferencia entre la institución de la muerte presunta y de la muerte cierta o
comprobación judicial de la muerte, la que se reduce a que en la primera la muerte es un
hecho desconocido, pero que dado ciertas circunstancias es digno de presumir, mientras que
en la institución en análisis, nos encontramos frente a un deceso que raya en la certeza,
teniendo como finalidad este procedimiento el acreditar esta certeza. Sin perjuicio de lo ya
dicho, estamos habilitados para distinguir a la muerte presunta de la muerte cierta por un
criterio tan exegetico como lo es su ubicación en el código, recordemos que las normas
sobre la muerte presunta se extienden desde el art. 80 hasta el art. 94, mientras que las de la
institución en comento inician, bajo su propio título, en el art. 95 y terminan en el art. 97.

Como se caracteriza nuestro legislador actual, la comprobación judicial de la muerte no es


una obra novedosa de los honorables, sino que tiene como fuente el art. 108 de la ley N.
14.394 de la República de Argentina.

En este sentido, para que se aplique esta normativa deben cumplirse ciertos presupuestos:
Desaparición: Este requisito dice relación con la desaparición del cadavér,
marcando desde ya distancia con la conocida institución de la muerte presunta.
Certeza: La desaparición de una persona se debe haber producido en circunstancias
que den certeza de que se encuentra fallecida, aun cuando no fuere hallado su
cadáver o no fuere posible la identificación del cadáver. Respecto a esta última
hipótesis, es menester hacer presente que en el Informe de la Comisión de
Constitución dado en el contexto del primer trámite constitucional, se señaló que la
expresión “no fuera posible la identificación del cadáver” se refiere a casos en que,
por ejemplo existe un incendio en una casa en la que vive una sola persona, y se
encuentra solo un cadáver. Situación que hace presumible que el cadáver
corresponde al de la persona que habitaba la casa. En cuanto al grado de certeza
exigido, la doctrina entiende que el se refiere a la certeza moral no a la certeza
absoluta, asemejándose de esa forma al grado de certeza exigido en el derecho
penal.
Imposibilidad de hallar o identificar el cadavér: Esto explica porque es imposible
aplicar la prueba ordinaria de muerte.
Que no tenga el carácter de “detenido desaparecido”: Con esto se busca evitar la
impunidad de los responsables de la desaparición forzada de personas, ya sea por el
cambio de calificación del tipo penal, sea por la aplicación a los hechos de la
extinción de la responsabilidad penal.

Junto con lo anterior, también se vuelve necesario tener presente ciertas cuestiones
procesales:

Legitimación activa: La solicitud debe ser realizada por cualquiera que tengas
interés. El interés que debe existir para otorgar legitimación activa en estas materias,
la doctrina el prof. Tavolari, es un interés de carácter patrimonial, como el que ya se
tiene previsto en la muerte presunta.
Competencia: El juez competente para realizar la solicitud antes dicha es el del
último domicilio que haya tenido el difunto en Chile.

La resolución que dictará el juez competente podrá tener por comprobada la muerte del
desaparecido para efectos civiles, sobre este respecto es interesante señalar que en la
tramitación del proyecto se discutió acerca de la posibilidad de que esta institución
influyera en la prescripción penal, cuestión que fue rechazada de plano. Para que tenga
efectos la declaración judicial de la muerte, un extracto de la resolución deberá publicarse
en el Diario Oficial dentro del plazo de 60 días desde que esta resolución estuviere firme y
ejecutoriada (en los términos del art. 174 del Código de Procedimiento Civil). El extracto
deberá contener los antecedentes indispensables para la identificación del declarado
muerto, y la fecha de muerte fijada para el juez.

Por último, esta resolución no tiene efectos definitivos, ya que de conformidad a lo


prescrito en el art. 97 del Código de Bello, en relación con el art. 93 y 94 del mismo cuerpo
normativo, podrá “rescindirse” a favor desaparecido que ha vuelto, o de sus legitimarios
habidos durante el desaparecimiento, o de su cónyuge del matrimonio contraído durante la
misma época, de la forma que estudiaremos al tratar la muerte presunta.
4. EFECTOS JURÍDICOS DE LA MUERTE

Dado que la muerte es una sola, los efectos jurídicos de la misma son iguales para la muerte
natural, la muerte encefálica y la muerte presunta (aunque en este último caso, pueden
existir pequeñas variaciones, no en cuanto a los efectos mismos de la muerte, sino en
cuanto a si dichos efectos se producirán en virtud del decreto que concede la posesión
definitiva o provisoria, por ejemplo).

1. Extinción del sujeto de derecho.


2. La sucesión en los bienes de una persona se abre al tiempo de su muerte.
3. Se disuelve el matrimonio. Art. 1764.
4. El momento de la muerte produce la extinción de los derechos intransmisibles,
dentro de los cuales podemos mencionar:
a. Derecho a pedir alimentos. Art. 334.
b. Expectativa del fideicomisario. Art. 762.
c. Derechos de usufructo, uso y habitación. Art. 773 y 812.
d. La expectativa de asignación testamentaria condicional. Art. 1078.
5. Se extingue la solidaridad.
6. Extinción de ciertos contratos que se celebran en consideración a la persona del otro
contratante (contratos intuito personae):
a. Confección de obra material. Art. 2003.
b. Sociedad. Art. 2103.
c. Mandato. Art. 2163.
d. Comodato. Art. 2180.
e. Renta vitalicia. Art. 2264 y 2274.
7. Se extingue la oferta por muerte del proponente.
8. Determina la emancipación legal de los hijos. Art. 266 nos 1 y 2.
9. Determina la extinción de ciertas instituciones.
a. Albaceazgo. Art. 1279.
b. Guardas. Art. 531.

5. SITUACIÓN DE LOS COMURIENTES

Si por haber perecido dos o más personas en un mismo acontecimiento como un


naufragio, incendio, ruina o batalla, o por otra causa cualquiera, no pudiere el orden en que
ha concurrido su fallecimiento, se procederá en todos casos como si dichas personas
hubiesen perecido en un mismo momento, y ninguna de ellas hubiese sobrevivido a las
otras (artículo 79 del código civil, respecto a las situaciones de los comurientes).

UNIDAD VI: ATRIBUTOS DE LA PERSONALIDAD

Son los elementos necesariamente vinculados a toda persona e indispensables para el


desenvolvimiento de ella como sujeto de derecho.
Por tanto, corresponden a toda persona natural por el hecho de ser tal, en concordancia con
el art. 55 del código. Y a toda persona jurídica al seguir la teoría de la ficción según se
desprende del art. 545.
Los atributos de la personalidad son los siguientes:

o Nombre
o Nacionalidad
o Domicilio
o Capacidad
o Estado civil
o Patrimonio
o Derechos de la personalidad

No sólo consisten en derechos o prerrogativas, sino que simultáneamente imponen deberes


o cargas.

1. LA CAPACIDAD

1.1.CONCEPTO

En principio, la capacidad como tal es la aptitud legal para ser sujeto de derechos y
obligaciones.

En el Código Civil encontramos su fundamento legal, ya que la capacidad es un requisito


primordial para todo acto que ejecute un individuo, así lo señala el art. 1445, numeral 1°:
“Para q$ue una persona se obligue a otra por un acto o declaración de voluntad es
necesario: 1º que sea legalmente capaz.” El inciso final de dicho artículo nos señala el
concepto de capacidad legal “La capacidad legal de una persona consiste en poderse obligar
por sí misma, y sin el ministerio o la autorización de otra.”

A partir de esta norma, podemos señalar que la capacidad es la idoneidad legal para adquirir
derechos y ejercitarlos sin el ministerio o autorización de otro.

1.2.CLASES

En virtud de esta definición, la capacidad se clasifica en capacidad de goce y capacidad de


ejercicio.

Capacidad de goce: Es la aptitud legal de un sujeto para adquirir derechos y contraer


obligaciones. Corresponde a uno de los atributos de la personalidad, pues toda persona sin
excepción posee capacidad de goce desde el momento de su nacimiento.

Capacidad de ejercicio: Es la idoneidad legal de un sujeto para ejercer por sí solo derechos
y obligaciones sin el ministerio o autorización de otro.

La regla general es que toda persona sea legalmente capaz, siendo la excepción aquellas
que la ley declara incapaces, de acuerdo con lo dispuesto en el art. 1446.

Art. 1446. Toda persona es legalmente capaz, excepto aquellas que la ley declara incapaces.
Como señalamos, toda persona posee capacidad de goce, ya que ésta es inherente al ser
humano como tal, y constituye uno de los principales atributos de la personalidad. Por
tanto, es la capacidad de ejercicio la que se ve limitada o afectada por la existencia de
ciertas incapacidades que regula la ley, a saber; incapacidades absolutas, relativas y
particulares.

1.3.CLASIFICACION DE LAS INCAPACIDADES

Las incapacidades se pueden clasificar de la siguiente forma, según el art. 1447:

a) Incapacidades generales

a. Incapacidades absolutas

c. Incapacidades relativas

b) Incapacidades particulares o especiales

1. INCAPACIDADES ABSOLUTAS

Es aquella que impide al sujeto el ejercitar un derecho bajo cualquier circunstancia. La


razón de la incapacidad de estas personas, es precisamente porque carecen de voluntad, o
bien no pueden manifestarla o exteriorizarla. Según el art. 1447, inc. 1°, son incapaces
absolutos las siguientes personas:

- Los dementes
- Los impúberes
- Los sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente

a. Dementes

• Concepto

Son aquellas personas privadas del uso de la razón. Cabe precisar que la demencia en
términos jurídicos no coincide con el concepto técnico propio de los psiquiatras, ya que
según ellos la demencia corresponde al deterioro progresivo e irreversible de las facultades
mentales.

El Código Civil utiliza la expresión “demencia” en su sentido amplio, refiriéndose a todos


aquellos trastornos mentales que priven de la razón a un sujeto, no así la psiquiatría, para
quienes la “demencia” es un tipo de trastorno mental.

Interdicción

El decreto de interdicción es aquella sentencia judicial que declara incapaz a una persona
para administrar libremente sus bienes y actuar en la vida jurídica. En este sentido, la
declaración de interdicción no es necesaria, pues el demente es incapaz absoluto esté o no
declarado interdicto.

El principal artículo en esta materia es el art. 465 que prescribe “Los actos y contratos del
demente, posteriores al decreto de interdicción, serán nulos; aunque se alegue haberse
ejecutado o celebrado en un intervalo lúcido.
Y por el contrario, los actos y contratos ejecutados o celebrados sin previa interdicción,
serán válidos; a menos de probarse que el que los ejecutó o celebró estaba entonces
demente.”

Importancia del decreto de interdicción en razón del art. 465

Dicho decreto es relevante para efectos probatorios.


- Si hay decreto de interdicción: los actos ejecutados por el demente con posterioridad
a él serán nulos, sin necesidad de acreditar prueba, incluso si se alegase haberse
ejecutados en un intervalo lúcido.

- Si no hay decreto de interdicción: los actos ejecutados por el demente son válidos,
de esta forma, deberá probarse la existencia de la demencia en el momento de la
celebración del acto o contrato que se intenta anular para que finalmente sea
declarado un acto nulo, es decir, los actos son válidos salvo prueba en contrario.

El art. 465 constituye una presunción de derecho conforme a los actos ejecutados por el
demente con posterioridad al decreto de interdicción, pues son considerados nulos, sin
admitir prueba alguna.

No obstante, los actos ejecutados con anterioridad al decreto de interdicción de un demente,


se sujetan a la regla general del art. 1446, es decir, a esta presunción simplemente legal de
capacidad, esto es, deberá probarse que al tiempo de celebración o ejecución de dicho acto
o contrato, la persona se encontraba en estado de demencia.

Intervalos lucidos

El art. 465 se refiere a los intervalos lúcidos, éstos son períodos en que el demente
recobraría la cordura. La moderna psiquiatría desconoce la existencia de los intervalos
lúcidos y entiende que éstos no existen, y que se trataría sólo de períodos de tiempo en los
cuales la demencia no presentaría síntomas, pero no desaparece. Sin perjuicio de lo
anterior, la doctrina aún afirma la existencia de los intervalos lúcidos.

Rehabilitación e inhabilitación del demente

Como la incapacidad del demente obedece a una causa física, el demente puede ser
rehabilitado para la administración de sus bienes si pareciere que ha recobrado
permanentemente la razón, y podrá también ser inhabilitado de nuevo con justa causa, si ha
vuelto a padecer de demencia, conforme al art. 468.
Sanción

La nulidad absoluta sanciona los actos y contratos ejecutados o celebrados por los
dementes.

b. Impúberes

Se trata del varón que no ha cumplido 14 años y la mujer menor de 12 años. De esta forma,
señala el art. 26 “Llámase infante o niño todo el que no ha cumplido siete años; impúber, el
varón que no ha cumplido catorce años y la mujer que no ha cumplido doce; adulto, el que
ha dejado de ser impúber, mayor de edad, o simplemente mayor, el que ha cumplido
dieciocho años; y menor de edad, o simplemente menor, el que no ha llegado a cumplirlos.”

Su incapacidad, al igual que el demente, obedece a causas físicas, esto es, su escaso
desarrollo mental. Ello se explica porque a esa edad están bajo la potestad del padre o la
madre, y a falta de éstos están a cargo de un tutor o curador correspondiente.

c. Sordos o sordomudos que no pueden darse a entender claramente

Es toda persona imposibilitada de escuchar o incluso de escuchar y de hablar, pero que no


puede darse a entender a través de otra forma de comunicación.

Es un incapaz absoluto, ya que aquel que puede manifestar su voluntad mediante un


lenguaje de señas determinado, no está afecto a incapacidad. En este materia el C.C. se
modificó por la Ley Nº 19.904 de 3 de octubre de 2003, ya que con anterioridad la
incapacidad estaba dada por el sordomudo que no pudiera darse a entender por escrito,
afectando a aquellos que sí podían darse a entender a través de otras formas, v.gr. por
lenguaje de señas. Incluso dicha reglamentación afectaba el precepto constitucional que
asegura a todas las personas la igualdad ante la ley, dado que no consideraba la situación de
los sordomudos que podían manifestar su voluntad por medio de otras formas de
comunicación.

Importancia de la distinción

Por el art. 723 en materia de capacidad posesoria y el art. 2319 en materia de capacidad
extracontractual. Ya que no contempla a los sordos o sordomudos como incapaces para
adquirir la posesión de cosa mueble, o para realizar un delito o cuasidelito civil.

REGLAS COMUNES DE LOS INCAPACES ABSOLUTOS

1° Los incapaces absolutos jamás pueden ejercer pos sí mismos sus derechos, sólo pueden
actuar a través de sus representantes legales, de ninguna manera pueden actuar autorizados.

2° Los actos ejecutados o contratos celebrados personalmente por un incapaz absoluto


acarrea como sanción la nulidad absoluta de dicho acto o contrato.
IMPORTANCIA EN RELACIÓN AL ART. 1447, 1470 y 46

El art. 1447 en su inciso 2° señala que los actos de los incapaces absolutos no producen ni
aun obligaciones naturales, y no admiten caución. Pero ¿qué se entiende por obligaciones
naturales y caución? Luces de ello nos dan los arts. 1470 y 46.

- Los actos de los incapaces absolutos no producen ni aun obligaciones naturales

Los actos o contratos ejecutados o celebrados por un incapaz absoluto no producen ningún
tipo de obligación, ni civil, ni natural (art. 1447, inc. 2°). Para entender esta norma debemos
señalar que obligación civil son aquellas que dan derecho para exigir su cumplimiento, esto
es, son aquellas obligaciones perfectas y que se dan por regla general en nuestro
ordenamiento jurídico. V.gr. la obligación que tiene el deudor para con su acreedor de
pagarle $100 dentro de los próximos 10 días a contar de hoy, es una obligación civil, pues
no está prescrita ni extinta, y el acreedor perfectamente puede exigirle al deudor, incluso
demandándolo, que le pague íntegramente los $100.

Por otro lado, obligación natural son aquellas que no confieren derecho para exigir su
cumplimiento, pero que cumplidas, autorizan para retener lo que se ha dado o pagado en
razón de ellas. V.gr. si el acreedor en el caso anterior, deja pasar los plazos correspondientes
y la obligación que tenía el deudor para con él de pagarle, prescribe, el acreedor no podrá
concurrir a tribunales a demandar al deudor por los $100 porque la obligación técnicamente
está prescrita, pero si el deudor en un acto de honestidad, voluntariamente le paga, el
acreedor tiene derecho a retener lo pagado.

En este sentido, si aquella obligación natural, es decir, aquella deuda por $100 que está
prescrita, es pagada por un demente, el acreedor no podrá alegar que tiene derecho a retener
lo dado o pagado en razón de ella, pues los actos de los incapaces absolutos no producen ni
aun obligación natural según el art. 1447, inc. 2°. Precisamente es esta la situación que
intenta evitar el legislador, pues se busca que los incapaces absolutos no se vean vulnerados
en sus derechos, puesto que éstos siempre deben actuar debidamente representados por su
correspondiente representante legal.

- Los actos de los incapaces absolutos no admiten caución

Los actos de los incapaces absolutos tampoco admiten caución, esto es, cualquier
obligación que se contrae para la seguridad de otra obligación propia o ajena conforme al
art. 46. Debemos entender que las cauciones son obligaciones accesorias que dan seguridad
a una obligación principal.

Cuando el legislador señala que los actos de incapaces absolutos no admiten caución, se
refiere a que una obligación principal realizada por un demente, no puede ser asegurada por
una caución (obligación accesoria), puesto que en virtud del “principio de lo accesorio”,
esto es, lo accesorio sigue la suerte de lo principal, si la obligación principal del demente es
nula de nulidad absoluta, con mayor razón lo será la obligación accesoria, cual es, la
caución.
2. INCAPACIDADES RELATIVAS

Es aquella en que, en ciertas circunstancias y bajo ciertos respectos, se pueden por sí


ejecutar y celebrar actos y contratos, de acuerdo con el art. 1447, inc. 2°.

Son incapaces relativos

- Los menores adultos


- Los disipadores que se hallen bajo interdicción de administrar lo suyo

a. El menor adulto

Es menor adulto el varón mayor de 14 años y menor de 18, y la mujer de 12 años pero
menor de 18.

b. Los disipadores que se hallen bajo interdicción de administrar lo suyo

Concepto

Disipador o pródigo son aquellos que dilapidan sus bienes de manera que manifiestan una
falta total de prudencia, desperdiciando y consumiendo su hacienda o caudal en gastos
inútiles desproporcionados o exagerados en consideración a sus haberes.

Importancia del decreto de interdicción

El disipador, a diferencia del demente, necesariamente debe encontrarse declarado


interdicto, esto es, encontrarse bajo prohibición de administrar sus bienes por resolución
judicial. Si para el demente el decreto de interdicción tenía importancia para efectos
probatorios, para el disipador el decreto de interdicción es requisito indispensable para
fundamentar su incapacidad relativa.

Por tanto, los actos ejecutados antes del decreto de interdicción por una persona que
presenta las características de ser un disipador, son plenamente válidos, no así los actos
ejecutados con posterioridad a su interdicción, ya que serán considerados nulos de nulidad
relativa.

Prueba de la disipación

Como señala el art. 445 “La disipación deberá probarse por hechos repetidos de
dilapidación que manifiesten una falta total de prudencia.”

Incluso la norma proporciona ciertas situaciones a modo de ejemplo para probar la


disipación del sujeto, así el inciso 2° señala “El juego habitual en que se arriesguen
porciones considerables del patrimonio, donaciones cuantiosas sin causa adecuada, gastos
ruinosos, autorizan la interdicción.”
Rehabilitación e inhabilitación del disipador

Esta materia está tratada en el art. 454, cuyo texto prescribe “El disipador será rehabilitado
para la administración de lo suyo, si se juzgare que puede ejercerla sin inconveniente; y
rehabilitado, podrá renovarse la interdicción, si ocurriere motivo.”

SITUACIÓN DE LA MUJER CASADA EN EL RÉGIMEN DE SOCIEDAD


CONYUGAL

Con anterioridad a la ley 18.802, la mujer casada bajo el régimen de sociedad conyugal era
una incapaz relativa. Si bien es cierto, la reforma es loable, ella ha demostrado ser
insuficiente, y en esta materia nuestro C.C reclama una urgente reforma, ya que la mujer
casada en sociedad conyugal pasó a ser plenamente capaz, pero se le mantuvieron los
efectos propios de su situación de incapaz relativa. En efecto, podemos preguntarnos qué
fundamenta que actualmente la mujer casada en sociedad conyugal no administre sus
bienes propios y que dicha administración corresponda al marido, por qué se suspende la
prescripción a favor de la mujer colocándola de este modo en el mismo plano de aquellos
no aptos para defender sus propios derechos, como el demente.

REGLAS COMUNES A LAS INCAPACIDADES RELATIVAS

Por regla general, los actos que el incapaz relativo ejecute personalmente, acarrean la
sanción de nulidad relativa.

Excepcionalmente, existen ciertos casos en que se le permite actuar personalmente a un


incapaz relativo para la ejecución de determinados actos (los cuales no acarrearán la
sanción de nulidad relativa), aquellos son:

- Hay ciertos actos que el incapaz relativo puede realizar personalmente, tal es la
situación de los actos personalísimos, v.gr. contraer matrimonio, otorgar testamento
o reconocer a un hijo.
- Los incapaces pueden administrar por sí solos ciertos bienes.
o Disipador interdicto: aquel conservará siempre su libertad, y tendrá para sus gastos
personales la libre disposición de una suma de dinero, proporcionada a sus
facultades, y señalada por el juez (art. 453).
o Menor adulto: aquel puede administrar personalmente su peculio profesional o
industrial (art. 251), sin perjuicio de ciertas limitaciones.

3. INCAPACIDADES PARTICULARES

El Código de Bello además contempla la existencia de ciertas incapacidades particulares o


especiales, a ellas se refiere el inciso final del art. 1447 “Además de estas incapacidades
hay otras particulares que consisten en la prohibición que la ley ha impuesto a ciertas
personas para ejecutar ciertos actos.” Lo medular de estas incapacidades, es que las
personas se ven afectadas por dicha incapacidad aun cuando poseen tanto capacidad de
goce como capacidad de ejercicio, ya que la prohibición de ejecutar determinado acto viene
impuesta expresamente por ley.

De esta forma, el legislador en diversos casos ha impedido que ciertas personas puedan
incorporar determinados derechos a su patrimonio, esto es, ha impedido su adquisición.

Son las siguientes:


- Art. 1795 y 1796, en la compraventa es nulo el contrato celebrado entre el padre o la
madre y el hijo sujeto a patria potestad o la compraventa entre cónyuges no
separados judicialmente.
- Art. 1797 regula la incapacidad de los administradores de establecimientos públicos.
- Art. 1798 relativo al empleado público.
- Art. 1799 relativo a los guardadores.
- Art. 1800 aplicable a los mandatarios, síndicos de los concursos y albaceas, esta
última norma debe relacionarse con el art. 2144, norma referente al mandato.

FORMAS DE ACTUAR JURÍDICAMENTE LOS INCAPACES

Dependiendo si hablamos de un incapaz relativo o absoluto, las formas de actuar


jurídicamente por parte de éstos variaran considerablemente. No se aplica a las
incapacidades particulares o especiales, pues como vimos, éstas son prohibiciones
impuestas por la ley, no obstante, aquellas personas tengan capacidad de goce y de
ejercicio.

- Incapaz absoluto: sólo puede actuar debidamente representado por su representante


legal. En caso contrario, la sanción procedente es la nulidad absoluta.

- Incapaz relativo: puede actuar autorizado o representado por su representante legal.


En caso de contravención, procede la nulidad relativa.

En este sentido, el Código nos proporciona quienes son representantes legales, según el art.
43 “Son representantes legales de una persona el padre o la madre, el adoptante y su tutor o
curador.”

4. PARALELO DE OTRAS INSTITUCIONES EN TORNO A LA CAPACIDAD

Ya vimos que la regla general en materia de capacidad nos la proporciona el art. 1446. No
obstante, a lo largo del Código se van presentando determinadas particularidades en torno a
la capacidad, dependiendo de la institución que tratemos o materia que apliquemos.

a. CAPACIDAD EN EL ACTO JURIDICO

Se aplica la regla general del art. 1446 y toda la materia hasta aquí estudiada.

b. CAPACIDAD EN LA TRADICION
La tradición se define por el art. 670 como “La tradición es un modo de adquirir el dominio
de las cosas y consiste en la entrega que el dueño hace de ellas a otro, habiendo por una
parte la facultad e intención de transferir el dominio, y por otra la capacidad e intención de
adquirirlo. Lo que se dice del dominio se extiende a todos los otros derechos reales.”

En este sentido, la norma distingue entre tradente y adquirente a la hora de exigir


determinada capacidad. Ninguna duda existe sobre que al tradente se le exige ser
plenamente capaz de acuerdo a las normas del art. 1445 y ss., y además tener la facultad de
transferir el dominio, esto es, poseer la facultad de disposición sobre la cosa, es decir, tener
la necesaria idoneidad para la ejecución del acto.

De la misma forma, al adquirente se le exige ser plenamente capaz conforme a las normas
del art. 1445 y ss., pero además tener la facultad de adquirir el dominio, aquello implica
tener la debida legitimación para adquirir la cosa tradida, y esto dice relación
específicamente con las incapacidades particulares de los arts. 1796 y ss. Ya que el
adquirente puede tener capacidad de goce y de ejercicio, no obstante, si se ve comprendido
dentro de la situación de una incapacidad particular, entonces no se cumple dicho requisito
de la tradición.

c. CAPACIDAD EN EL DERECHO SUCESORIO

En materia sucesoria, para suceder por causa de muerte, el asignatario requiere ser capaz y
digno de suceder, además se requiere ser persona cierta y determinada.
La regla general aquí está dada por el art. 961 “Será capaz y digna de suceder toda persona
a quien la ley no haya declarado incapaz o indigna”. La regla general es la capacidad y
dignidad para suceder.
Por tanto, la excepción está constituida por la incapacidad y la indignidad, y están tratadas
taxativamente en el Código Civil desde el art. 962 en adelante.

Las incapacidades son:

No tener existencia al momento de abrirse la sucesión


Falta de personalidad jurídica
Condena por el crimen de dañado ayuntamiento
Incapacidad del eclesiástico confesor
Incapacidad del notario, testigos del testamento, familiares y dependientes.

d. CAPACIDAD EN MATERIA DE RESPONSABILIDAD


EXTRACONTRACTUAL

En materia de responsabilidad extracontractual se presentan ciertas diferencias con las


reglas generales de los arts. 1445 y ss. Ya que en virtud del art. 2319 que regula los
incapaces de cometer delito o cuasidelito, esto es, que no son responsables y son
inimputables, son los siguientes:
- El demente.
- El menor de 7 años.
- El mayor de 7 años y menor de 16 que ha actuado sin discernimiento (ya que si el
menor adulto actúa con discernimiento, es capaz, por tanto, es responsable de sus
actos).

5. CAPACIDAD EN EL MATRIMONIO

El matrimonio como institución jurídica regulada en el art. 102 y ss. del Código Civil,
posee requisitos de existencia y de validez.
Precisamente en los requisitos de validez exige:

- El consentimiento libre y espontaneo


- La capacidad, que se traduce en la ausencia de impedimentos

De acuerdo a este segundo requisito, la regla general, al igual que en el ámbito patrimonial,
es la capacidad, luego todas las personas son capaces para contraer matrimonio, salvo
aquellos a quienes la ley declare incapaces.
En materia matrimonial, la capacidad se traduce en la falta de impedimentos. Los
impedimentos pueden ser (1) dirimentes o (2) impedientes o prohibiciones. Los que aquí
importan son los impedimentos dirimentes que son sancionados con la nulidad del
matrimonio, divídanse en absolutos y relativos.
Los impedimentos dirimentes absolutos son aquellos que no posibilitan contraer
matrimonio con persona alguna.
Los impedimentos dirimentes relativos son los que imposibilitan contraer matrimonio con
determinadas personas.

Al respecto la particularidad se presenta dentro de los impedimentos dirimentes absolutos,


ya que como señala el art. 5 de la nueva ley de matrimonio civil, son los siguientes:

Vínculo matrimonial no disuelto


Tener menos de dieciséis años
Privación de razón
Transtorno o anomalía psíquica
Carencia de suficiente juicio y discernimiento
Incapacidad para expresar claramente la voluntad

Por tanto, en primer lugar, un menor adulto mayor de 16 años si bien es incapaz relativo en
términos generales de capacidad, es plenamente capaz para contraer matrimonio. Ya que en
la actualidad la ley se centra más que en el aspecto fisiológico de la aptitud para procrear,
en el elemento madurez y comprensión de los deberes del matrimonio.

En segundo lugar, los aspectos en torno a la “demencia” como incapacidad absoluta según
las reglas generales, en materia matrimonial se amplía el espectro, pues considera incapaces
para contraer matrimonio a los que estén privados de razón, que tengan algún trastorno o
anomalía psíquica, que tengan carencia de suficiente juicio y discernimiento y que sean
incapaces para expresar claramente la voluntad.

2. EL DOMICILIO

El domicilio determina el lugar a que se vincula un sujeto para el cumplimiento de sus


obligaciones y el ejercicio de sus derechos. Su función es permitir ubicar a un individuo de
manera regular, cierta y permanente, para todos los efectos jurídicos, en un lugar
determinado.
El domicilio se encuentra definido en el Art. 59, que al efecto señala: “El domicilio consiste
en la residencia acompañada real o presuntivamente del ánimo de permanecer en ella”.
De acuerdo a su concepción vulgar, la noción de domicilio se identifica con la morada o
casa de un individuo, con indicación de la calle y número en que se encuentra, dentro de la
respectiva comuna. Esta concepción, se encuentra reconocida en ciertas normas.
Sin perjuicio de lo anterior, desde un punto de vista jurídico el domicilio, como se verá más
adelante, no coincide con esta idea, sino que es el asiento de derecho de una persona.
Es menester resaltar que en doctrina se distinguen dos concepciones en cuanto a este
concepto. Una teoría, denominada clásica que defiende que el domicilio no es un lugar,
sino que es una noción ficticia y abstracta que se traduce en la relación jurídica entre una
persona y un lugar, donde aquélla se considera siempre presente para el ejercicio de sus
derechos y el cumplimiento de sus obligaciones.
Por su parte, otra teoría, denominada del domicilio-noción concreta, propugna que el
domicilio no es una relación, propiamente tal, entre una persona y un lugar, sino que es el
asiento que la ley crea con el objeto de conseguir una relación. En este sentido, el domicilio
no es una cuestión abstracta, sino que concreta, lo que se traduce en el hecho de tener
siempre presente a una persona a para los efectos jurídicos.
Esta última concepción es la elegida por el legislador, cuestión que se desprende del hecho
de que Andres Bello siguio en estos temas a Savigny, autor exponente de esta concepción.
2.1. Características

a. Es necesario
b. Es fijo
c. En principio es único. Sin embargo, nuestro código Civil acepta la pluralidad de
domicilios

2.2. Clasificaciones de Domicilio

2.2.1. En atención al territorio que abarca el domicilio, éste puede clasificarse en


político y civil.
1. Domicilio Político:
Es el relativo al territorio del Estado en general, el que lo tiene o adquiere es o se hace
miembro de la sociedad chilena, aunque conserve la calidad de extranjero. La Constitución
establece que los efectos del domicilio político pertenecen al derecho internacional, según
el artículo 60 del código civil.
2. Domicilio Civil o vecindad:
Es el relativo a una parte determinada del territorio del Estado, según el art. 61. El lugar en
donde un individuo está de asiento, o donde ejerce habitualmente su profesión u oficio,
determina su domicilio civil o vecindad (art. 62). El domicilio civil puede ser especial o
general.

2.2.2. En consideración a los derechos y obligaciones a que se refiere o aplica, el


domicilio puede ser general o especial.

1. Domicilio General:
Es aquél referido a todas las relaciones jurídicas de un sujeto.
2. Domicilio Especial:
Se refiere al ejercicio de ciertos derechos y al cumplimiento de determinadas obligaciones,
es decir se aplica sólo a ciertas relaciones jurídicas de un individuo. Son domicilios
especiales los siguientes:
a. Domicilio del fiador

Art. 2350. El obligado a prestar fianza debe dar un fiador capaz de obligarse como tal; que
tenga bienes más que suficientes para hacerla efectiva, y que esté domiciliado o elija
domicilio dentro de la jurisdicción de la respectiva Corte de Apelaciones.
b. Domicilio parroquial, municipal y provincial

Art. 70. El domicilio parroquial, municipal, provincial o relativo a cualquier otra sección
del territorio, se determina principalmente por las leyes y ordenanzas que constituyen
derechos y obligaciones especiales para objetos particulares de gobierno, policía y
administración en las respectivas parroquias, comunidades, provincias, etc., y se
adquiere o pierde conforme a dichas leyes u ordenanzas. A falta de disposiciones especiales
en dichas leyes u ordenanzas, se adquiere o pierde según las reglas de este título.
El domicilio parroquial es el determinado por el territorio que cae bajo la jurisdicción
espiritual del cura de almas. Actualmente no tiene importancia civil.
El domicilio municipal comprende el de la comuna respectiva y nada tiene que ver con el
ejercicio de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones; solo dice relación con la
administración de intereses comunales y muy especialmente con el pago de los impuestos y
contribuciones locales.
El domicilio provincial abarca el territorio de la provincia. No tiene aplicación práctica.
c. Domicilio constituido por voluntad de las partes.

Este coincide con el domicilio convencional que estudiaremos más adelante.


1.2.3. En atención a su origen, el domicilio se clasifica en legal, convencional y real.

2. Domicilio Legal:

Es aquél que impone la ley a determinadas personas en razón de su dependencia de otra o


por el cargo que desempeñan. El domicilio legal tiene un carácter forzoso.
Se encuentran en esta situación las siguientes personas:
- El hijo que vive bajo patria potestad: tiene el domicilio de su padre o madre que
ejerza la patria potestad
- Los interdictos: tienen el domicilio de su tutor o curador.

Art. 72. El que vive bajo patria potestad sigue el domicilio paterno o materno, según el
caso, y el que se halla bajo tutela o curaduría, el de su tutor o curador.
- Los criados y dependientes, tienen el domicilio de la persona a la cual prestan
servicios, siempre que residan en su misma casa y no tengan un domicilio legal
derivado de la patria potestad o de guardas. Así lo indica el art. 73.
- Los párrocos, curas y otros eclesiásticos. Según el art. 66 “Los obispos, curas y
otros eclesiásticos obligados a una residencia determinada, tienen su domicilio en
ella”.
- Los jueces. Según el art. 311 del COT “los jueces están obligados a residir
constantemente en la ciudad o población donde tenga asiento el tribunal en que
deban prestar sus servicios. Sin embargo, las cortes de apelaciones podrán, en casos
calificados, autorizar transitoriamente a los jueces de su jurisdicción para que
residan en un lugar distinto del asiento del tribunal”. Propiamente no es un caso de
domicilio legal, puesto que la norma en comento no exige más que la residencia.

3. Domicilio Convencional:

Es aquel estipulado por las partes de un contrato para los actos judiciales o extrajudiciales a
que de lugar dicho contrato (Artículo 69 del código civil). Este domicilio no puede ser
alterado por la voluntad unilateral de una de las partes por disposición del artículo 1545.
Art. 69. Se podrá en un contrato establecer de común acuerdo un domicilio civil especial
para los actos judiciales o extrajudiciales a que diere lugar el mismo contrato.
4. Domicilio Real:

También se le denomina domicilio de hecho, libre o voluntario. Constituye la regla general


y obedece a la definición legal del artículo 59 del código civil, esto es, la residencia
acompañada real o presuntivamente del ánimo de permanecer en ella.
A partir de esta definición podemos concluir que el domicilio está constituido por dos
elementos:
La residencia: La residencia es un elemento material. Constituye el asiento de hecho de
una persona y consiste en el lugar en que habitualmente se encuentra una persona. Por
tratarse de un elemento de hecho, es de más fácil prueba, por lo cual el legislador no
establece reglas especiales al respecto. La sola residencia, por prolongada que sea, no
constituye domicilio.
A propósito de este elemento se debe señalar que pueden existir diversos grados o niveles
de vinculación jurídica entre un sujeto y un lugar determinado.
- La habitación o morada es el asiento accidental, ocasional o transitorio de una
persona, en el cual pernocta o aloja. Es la relación más tenue respecto a la
permanencia de una persona en un lugar.

Importancia de la habitación:
a. La ley chilena es obligatoria para todos los habitantes de la república,
inclusos los extranjeros.
b. Según el art. 68 la mera residencia hará las veces de domicilio civil respecto
de las personas que no tuvieren domicilio civil en otra parte. Cuando esta
norma alude a la mera residencia, utiliza esta expresión en sentido amplio,
comprendiendo igualmente la habitación.

- La residencia es el asiento de hecho de una persona. Es el lugar en que


habitualmente vive o permanece una persona.

Importancia de la residencia: Art. 3 del Decreto Ley No 824, Ley sobre impuesto a la renta.
“Salvo disposición en contrario de la presente ley, toda persona domiciliada o residente en
Chile, pagará impuestos sobre sus rentas de cualquier origen, sea que la fuente de entradas esté
situada dentro del país o fuera de él…”.
- El domicilio es la relación más compleja que une a un individuo con un lugar
determinado. Si bien comprende la residencia, es superior a esta, por cuanto exige al
sujeto la intención de tener el centro de sus intereses ahí, el asiento de su vida
social y jurídica. Es el lugar donde se considera que la persona está presente, aunque
transitoriamente no esté, para hacer cumplir y ejercer sus derechos y obligaciones.

Importancia del domicilio:


a. Según el art. 955 la apertura de la sucesión en los bienes del difunto se
produce en el último domicilio del causante.
b. La muerte presunta debe declararse por el juez del último domicilio que el
desaparecido haya tenido en Chile. Art. 81 n°1.
c. Conforme al inciso 2° del art. 1588 el pago de ciertas obligaciones debe
hacerse en el domicilio del deudor.
d. En el Derecho Procesal, por regla general, es juez competente para conocer
de una demanda o de un acto no contencioso, el juez del domicilio del
demandado o del interesado, de acuerdo con el art. 134 del COT.

Animus manendi: El animus manendi es el elemento psicológico o subjetivo del domicilio


y consiste en el ánimo de permanencia. Según el art. 59 este ánimo puede ser real o
presunto. Es el elemento más importante del domicilio, toda vez que el domicilio se
conserva aún cuando el individuo cambie su residencia, en la medida que mantenga el
animus.
- Es real, cuando se manifiesta o se exterioriza de algún modo.
- Es presunto cuando se deduce de ciertas circunstancias. Dado que el ánimo real no
plantea inconvenientes en materia probatoria el legislador se limitó a regular el
ánimo presunto, mediante una serie de presunciones positivas y negativas.

Presunciones positivas son aquellas a través de las cuales a partir de ciertas circunstancias
el legislador deduce el ánimo de permanecer en la residencia. Se encuentran contempladas
en los arts. 62 y 64.
Art. 62. El lugar donde un individuo está de asiento, o donde ejerce habitualmente su
profesión u oficio, determina su domicilio civil o vecindad.
Art. 64. Al contrario, se presume desde luego el ánimo de permanecer y avecindarse en un
lugar, por el hecho de abrir en él tienda, botica, fábrica, taller, posada, escuela u otro
establecimiento durable, para administrarlo en persona; por el hecho de aceptar en dicho
lugar un cargo concejil, o un empleo fijo de los que regularmente se confieren por largo
tiempo; y por otras circunstancias análogas.
Por el contrario, las presunciones negativas, establecidas en los arts. 63 y 65, se refieren a
hechos a partir de los cuales no es posible inferir el animus manendi.
Art. 63. No se presume el ánimo de permanecer, ni se adquiere, consiguientemente,
domicilio civil en un lugar, por el solo hecho de habitar un individuo por algún tiempo
casa propia o ajena en él, si tiene en otra parte su hogar doméstico o por otras
circunstancias aparece que la residencia es accidental, como la del viajero, o la del que
ejerce una comisión temporal, o la del que se ocupa en algún tráfico ambulante.
Art. 65. El domicilio civil no se muda por el hecho de residir el individuo largo tiempo en
otra parte, voluntaria o forzadamente, conservando su familia y el asiento principal de sus
negocios en el domicilio anterior.- Así, confinado por decreto judicial a un paraje
determinado, o desterrado de la misma manera fuera de la República, retendrá el domicilio
anterior, mientras conserve en él su familia y el principal asiento de sus negocios.
2.3. Pluralidad de Domicilios

En principio, según se analizó previamente, el domicilio es único, de manera que cada


individuo sólo puede tener un domicilio. No obstante, nuestra legislación admite la
pluralidad de domicilios cuando se dan los requisitos establecidos en el art. 67.
Art. 67. Si concurren en varias secciones territoriales con respecto a un mismo individuo
circunstancias constitutivas de domicilio civil, se entenderá que en todas ellas lo tiene, pero
si se trata de cosas que dicen relación especial a una de dichas secciones exclusivamente,
ella sola será para tales casos el domicilio civil del individuo
3. EL PATRIMONIO

Es un conjunto de derechos y obligaciones de una persona, susceptibles de apreciación o


estimación pecuniaria, en un momento determinado. El patrimonio es distinto de los bienes
que lo componen, es decir, abarca no sólo los bienes presentes, sino también los futuros
(ejemplo de esto es lo prescrito en el art. 2465), que es una virtualidad, una abstracción, un
potencial más que una masa congelada de bienes. Junto a estos debemos sumar como parte
del patrimonio, las deudas.
Estructura del patrimonio

- El activo: Que se conforma por elementos positivos, es decir, bienes y derechos. Es


necesario precisar que sólo integran el patrimonio los derechos patrimoniales.
Quedan excluidos del patrimonio los denominados derechos extrapatrimoniales,
que no son susceptibles de avaluación económica y abarcan los derechos políticos
los derechos de la personalidad y los derechos de familia.
- El pasivo: Se conforma por los elementos negativos, como las deudas.

El patrimonio constituye una universalidad 27 jurídica, de carácter virtual y abstracto,


independiente de los bienes derechos y obligaciones que lo componen. Para comprender
adecuadamente esta idea es necesario analizar previamente los conceptos de universalidad
de hecho y universalidad jurídica.
 Universalidad de hecho: Es complejo de cosas homogeneas o heterogeneas (una
biblioteca en el primer caso o un establecimiento de comercio en el segundo)
reunidas conjuntamente por voluntad del hombre en razón del destino, o sea, de
una relación funcional. Sólo comprende bienes y derechos. No existe un pasivo.

 Universalidad jurídica o de derecho: Es un complejo órganico (creado por ley) de


relaciones jurídicas activas y pasivas, reunidas por la pertenencia a un mismo sujeto
o (siempre en su estructura unitaria) a una pluralidad de sujetos. Tiene un carácter
virtual o abstracto. En otras palabras, el patrimonio, como la universalidad jurídica
que es está representado por el “continente” y no por el “contenido”.

27 Cuando se relaciona con el atributo de la personalidad del patrimonio, entendemos por


universalidad aquel conjunto de bienes que forman un todo.
2.1. Reglamentación del patrimonio
El Código Civil no trata de modo sistemático el patrimonio, por lo que no existe un título o
párrafo especialmente dedicado a su tratamiento. No obstante, diversas disposiciones se
refieren expresamente a él, a saber, los arts. 85, 138, 347, 362, 445, 534, 535, 996, 1066,
1114, 1115, 1134, 1170, 1337, 1341, 1382, 1398, 1740, 1750 y 1792-2, entre otras.
Además de las normas citadas, existen otros preceptos que se refieren al patrimonio,
aunque no utilizan tal expresión, sino que aluden a “todos los bienes” de una persona, como
los arts. 250, 382, 951, 1142, 1240, 1811, 2465, etc.
De la lista antes enumerada, el art. 549 es quizás la norma que puntualiza con mayor
claridad el concepto de patrimonio, aunque no lo nombre. En tal sentido de que señala que
“Lo que pertenece a una corporación, no pertenece ni en todo ni en parte a ninguno de los
individuos que la componen; y recíprocamente las deudas de una corporación, no dan a
nadie derecho para demandarlas, en todo o parte, a ninguno de los individuos que
componen la corporación (...)”, agregando en su inciso final que “si una corporación no
tiene existencia legal (…) según el artículo 546, sus actos colectivos obligan a todos y cada
uno de sus miembros solidariamente”.
Lo relevante de esta norma subyace en que reconce la teoría clásica del patrimonio, esto es
el patrimonio como emanación de la personalidad, en este caso, de una persona jurídica,
quien al existir funciona como centro de relaciones jurídicas que generán derechos y
obligaciones.
2.3. Teoría clásica subjetiva del patrimonio

Esta teoría e desarrollada por los autores franceses Aubry y Rau, a partir de las ideas de
Zachariae. De acuerdo a ella la unidad del patrimonio está determinada por su vinculación a
la persona. El patrimonio es, en consecuencia, una emanación de la personalidad que
presenta las siguientes características:

1. Único. Toda persona tiene un patrimonio, dado que es un atributo de la


personalidad, pero sólo puede tener un patrimonio.
2. Inalienable. El patrimonio no puede enajenarse, cederse, embargarse, etc.
3. Imprescriptible. No se pierde por su no uso.

Esta concepción permite explicar una serie de figuras jurídicas:


1. El derecho real de herencia
Al fallecer una persona, todos sus derechos y obligaciones transmisibles pasan a sus
herederos. Ese derecho que adquieren los herederos sobre ela universalidad jurídica
constituida por el patrimonio del causante se denomina derecho real de herencia.
2. El derecho de prenda general
Art. 2465. Toda obligación personal da al acreedor el derecho de perseguir su ejecución
sobre todos los bienes raíces o muebles del deudor, sean presentes o futuros, exceptuándose
solamente los no embargables designados en el Art. 1618 del código civil. Los acreedores
podrán exigir que se vendan todos los bienes del deudor hasta concurrencia de su crédito,
incluso, los intereses y los costos de la cobranza, para que con el producto se les satisfaga
íntegramente si fueren suficientes los bienes, y en caso de no serlo, a prorrata, cuando no
hayan causa especiales para preferir ciertos créditos (Art. 2.469 del código civil, relativo a
la ejecución forzada).
3. La subrogación
En términos generales, la subrogación, es el reemplazo de una cosa por otra o de una
persona por otra. De lo anterior, se colige que la cosa o persona que reemplaza, pasa a
ocupar jurídicamente el mismo lugar que la cosa o persona reemplazada. De ahí que la
subrogación, se clasifique en real y personal.
Precisamente, como se vio a propósito del derecho de prenda general, esto es lo que ocurre
en el patrimonio, dado que los bienes que salen de él son reemplazados por los que van
ingresando. Lo anterior se debe a que el patrimonio es una universalidad jurídica, la que
permite la mutación de sus elementos, sin que se altere el conjunto unitario del patrimonio
4. Noción de personalidad jurídica
Art. 545. Se llama persona jurídica una persona ficticia, capaz de ejercer derechos y
contraer obligaciones civiles, y de ser representada judicial y extrajudicialmente.
Lo que permite que estos sujetos de derecho puedan actuar en la vida civil es su patrimonio,
del cual pueden estar dotados por voluntad de su fundador o en razón de los aportes
efectuados por sus miembros. Este patrimonio es diverso del patrimonio personal de los
particulares que conforman a la persona jurídica y por ende comprende relaciones jurídicas,
derechos y obligaciones diversas. En este sentido, los acreedores personales de los
miembros o integrantes de la persona jurídica no podrían hacer valer su derecho de prenda
general sobre el patrimonio de la persona jurídica.
5. La representación
Según la doctrina francesa, la representación es una modalidad del acto jurídico, por cuanto
altera sus efectos normales. Lo usual es que los efectos de todo acto jurídico se radican en
el patrimonio de aquella persona que concurrió personalmente con su libertad a la
formación de ese acto. En la representación esto no ocurre. Los efectos del acto se radican
en el patrimonio de un sujeto que no interviene personalmente en el acto, sino a través de
otro que actúa a su nombre.
Art. 1448. Lo que una persona ejecuta a nombre de otra, estando facultada por ella o por la
ley para representarla, produce respecto del representado iguales efectos que si hubiese
contratado él mismo.
2.4. Doctrina finalista u objetiva del patrimonio (patrimonio fin o afectación)
Es una teoría alemana en virtud de la cual, el patrimonio es una cohesión de elementos,
cuya unidad no deriva ya de su vinculación a la persona, sino del fin o destino al que está
afecto este conjunto de bienes, por lo tanto, es una masa de bienes no ligada
indisolublemente a la personalidad. Según esta teoría, una persona podría tener varios
patrimonios y podrían existir patrimonios sin titular.
Figuras jurídicas que se explican a la luz de la teoría objetiva (núcleos patrimoniales
independientes entre sí, y que tienen por titular a un mismo sujeto)
1. Sociedad conyugal
En la sociedad conyugal, encontramos el patrimonio social, el patrimonio de cada uno de
los cónyuges y eventualmente patrimonio reservado de la mujer casada en sociedad
conyugal, que tiene lugar cuando desempeñe algún empleo o ejerza una profesión, oficio o
industria, separados de los de su marido. Art. 150.
2. Peculio profesional o industrial del hijo no emancipado
También encontramos el patrimonio del hijo no emancipado que ejerce una profesión o
industria, que recibe la denominación de peculio profesional o industrial y se caracteriza
por no ser administrado por el padre o la madre que ejerce su patria potestad, a diferencia
de su patrimonio general. Arts. 243 y 246.
3. Beneficio de Inventario
Art. 1247. El beneficio de inventario consiste en no hacer a los herederos que aceptan
responsables de las obligaciones hereditarias y testamentarias, sino hasta concurrencia del
valor total de los bienes que han heredado.
4. Patrimonios autónomos
Son los que transitoriamente carecen de titular, como por ejemplo, la herencia yacente, que
según el art. 1240 es aquella que no ha sido aceptada dentro de un cierto plazo,
cumpliéndose los demás requisitos legales.
4. EL NOMBRE

Es la designación que sirve para individualizar a una persona en la vida social y jurídica.
4.1. ELEMENTOS DEL NOMBRE

1. Pronombre, nombre propiamente tal o nombre de pila: Singulariza a una persona dentro
de un grupo familiar.
2. Nombre patronímico o de familia: Indica la pertenencia a un grupo familiar
determinado.

4.2. REGULACIÓN JURÍDICA DEL NOMBRE

1. No existe un titulo especifico sobre el nombre en el código civil, sin perjuicio de que
ciertos artículos se refieran a él, por ejemplo;
a. Artículo 447, relativo a la interdicción.
b. Artículo 690, referente a la tradición.
c. Artículo 1.024, relativo al testamento.
d. Artículo 103, sobre el mandato para contraer matrimonio.
2. También se refiere a él la ley 4.808 sobre Registro Civil.
3. La ley 17.344 que autoriza el cambio de nombre.
4. El Código Penal, en el artículo 214 sanciona la usurpación de nombre.

4.3. EL NOMBRE SE ADQUIERE POR LA FILIACIÓN

En ciertos países cuando la mujer contrae matrimonio, agrega el apellido de su cónyuge


precedido de la preposición “de”. En Chile no hay ninguna norma legal que así lo exija, sin
perjuicio de que pueda constituir un uso habitual, especialmente en décadas pasadas.
4.4. CAMBIO DE NOMBRE (LEY 17.344)

Se distinguen en doctrina dos maneras de cambio de nombre; por vía principal y por vía de
consecuencia.
Cambio de nombre por vía principal: Es aquel en que existe un procedimiento destinado a
obtener directamente la mutación del nombre.
Cambio de nombre por vía de consecuencia o indirecta: Es aquel en que el cambio de
nombre se origina en virtud de la alteración de una situación jurídica determinada, v.gr., el
hijo de filiación no matrimonial que pasa a ser reconocido por el padre, en tal caso, se
pasará a llevar el reconocido el apellido paterno de aquel que le reconoce.
La Ley Nº 17.344 permite a toda persona cambiar por una vez su nombre, fundado en
ciertas causales establecidas en la propia ley. Las causales son;
Si el nombre es ridículo, risible o produce menoscabo material o moral.
Si por más de cinco años por motivos plausibles ha sido una persona conocida por
nombres distintos de los propios.
En los casos de filiación no matrimonial o en que no se encuentre determinada la
filiación, para agregar un apellido cuando la persona hubiera sido inscrita con uno
solo o para cambiar uno de los que se hubieren impuesto al nacido, cuando fueren
iguales.

Esta Ley, además permite a aquellos a quienes cuyos padres los hayan inscrito con dos o
más nombres, suprimir alguno de estos nombres.

En caso que el nombre o el apellido no sean de origen español, puede solicitarse


autorización para traducirlos al idioma español.

Debe efectuarse una solicitud antes el Juez de Letras en lo Civil del domicilio del
peticionario, según el procedimiento que verán en el documento anexo que se encuentra en
la plataforma informática.
4.5. Consideraciones respecto a la determinación del nombre pratronimico del hijo no
matrimonial y del menor expósito
Resulta interesante esta cuestión en los casos en que la persona que requiere la inscripción
del recien nacido en el Registro Civil es la madre, dado que el padre no ha reconocido al
infante. En estos casos es posible que la madre, llevada por la intuición o seguridad acerca
de quien es el padre, inscriba al infante con el apellido del supuesto padre, cuestión que no
generá problemas en el caso de que éste reconozca al menor con posterioridad, pero ¿que
pasa cuando no lo hace voluntariamente?, y más aun ¿que pasa cuando en juicio de
reclamación de filiación no matrimonial, luego de hacerse las pericias biológicas, resulta no
ser el padre? Bueno estas situaciones no se encuentran reguladas expresamente, por lo que
ha sido la práctica forense la que se ha encargado de dar una solucuión. En este caso se
permite que la madre cambie el nombre de familia por el suyo, por medio del
procedimiento antes indicado, a través de la causal de ser conocido por un periodo superior
a 5 años por un nombre, siendo esta una herramiente jurídica que se probará por
información sumaria de testigos.
Por su parte, la situación de los menores expósitos o abandonados se encuentra regulada en
el art. 128 del Reglamento Orgánico del Registro Civil, el cual dispone en su inciso final
que además de las menciones indicadas en el inciso primero de la norma, se estamparan las
generales requeridas por las disposiciones vigentes, entre las que se encuentra el nombre
(art. 31 N° 3 de la ley N° 4.808)
4.6. SEUDÓNIMO
Es el nombre imaginario que adopta una persona para caracterizar su verdadera identidad,
es típico de las actividades literarias.
No se encuentra regulado en el Código Civil, sino en la Ley Nº 17.336 la ley sobre
propiedad intelectual.
En concreto, el Art. 8, prescribe que se presume autor de una obra, salvo prueba en
contrario, a quien aparezca como tal al divulgarse aquélla, mediante indicación de su
nombre, seudónimo, firma o signo que lo identifique de forma usual, o aquél a quien, según
la respectiva inscripción, pertenezca el ejemplar que se registra.
Tratándose de programas computacionales, serán titulares del derecho de autor respectivo
las personas naturales o jurídicas cuyos dependientes, en el desempeño de sus funciones
laborales, los hubiesen producido, salvo estipulación escrita en contrario.

Respecto de los programas computacionales producidos por encargo de un tercero para ser
comercializados por su cuenta y riesgo, se reputarán cedidos a éste los derechos de su autor,
salvo estipulación escrita en contrario
4.7. CARACTERÍSTICAS
Las características del nombre son:
1. extrapatrimoniales,
2. indivisibles,
3. irrenunciables,
4. imprescriptibles,
5. incomerciables,
6. intransferibles e intransmisibles (salvo el derecho de los hijos de usar el patronímico
de su padre)
7. inembargables e inmutables, salvo algunas excepciones. Por ejemplo el nombre no
es inmutable en la posición de que según la ley 17344 se puede cambiar el nombre.

5. LA NACIONALIDAD

1. Definición

La nacionalidad es el vínculo jurídico que une a una persona con el Estado y que origina
derechos y obligaciones recíprocas.

El Estado tiene diversos deberes para con sus nacionales, v.gr. otorgar el amparo legal
(derecho a la vida, a la integridad física y psíquica, a la libertad, etc.), garantizar el
desarrollo de la personalidad (asegurando al menos la educación básica y fomentando la
educación media, técnica y superior y la cultura en general), conferir derechos políticos,
garantizar la igual repartición de los impuestos, prestar amparo diplomático a los chilenos
en el extranjero, etc.

Los particulares, por su parte, tienen deberes correlativos, v.gr el respeto a la


institucionalidad y legalidad vigentes, cumplir con el servicio militar, pagar los impuestos,
defender al país en caso de guerra, etc. (art. 22 CPR).

2. Nacionalidad y ciudadanía

No debe confundirse la nacionalidad y la ciudadanía. Esta última, consagrada en los arts. 13


y 14 CPR, se refiere al derecho a elegir y a ser elegido.

3. Naturaleza de la nacionalidad

• Nacionalidad como sentimiento: se refiere a un sentimiento que no se pierde


mientras éste se mantenga.
• Nacionalidad como contrato sinalagmático: un contrato que genera derechos y
obligaciones, tanto para el Estado como para el sujeto.
• Nacionalidad según la Doctrina de la sumisión: se entiende como una sumisión
voluntaria de un hombre a un Estado determinado, por tal razón es renunciable.

4. Fuentes de la nacionalidad

Las Fuentes de la Nacionalidad son aquellos hechos de la naturaleza o actos jurídicos que
generan o dan origen a la nacionalidad.

• Fuentes Originarias
Corresponde a aquellas fuentes biológicas o naturales que confieren la nacionalidad a una
persona, desde y en razón de su nacimiento, teniendo en consideración, ya sea el territorio
en el que tuvo lugar el alumbramiento o la nacionalidad de sus progenitores.

a) Ius solis: Es aquella por la cual se reconoce nacionalidad a una persona en función del
Estado en cuyo territorio nació (art. 10, N° 1 CPR).

b) Ius sanguinis: Es aquella por la cual se reconoce nacionalidad a una persona en razón de
su filiación, vale decir, en función de la nacionalidad de sus progenitores (art. 10 N° 2
CPR).

• Fuentes Derivadas

Corresponde a aquellas fuentes jurídicas o adquiridas que otorgan la nacionalidad a una


persona, mediante un acto de un órgano estatal, y por lo mismo, no tienen efecto retroactivo
sino que son declarativas, operando sólo para el futuro.
La Constitución chilena reconoce como fuentes derivadas de la nacionalidad, la
nacionalización por carta y la nacionalización por gracia, en los art.10 Nº 3 y Nº 4.

5. Adquisición y pérdida de la nacionalidad

a) Quienes son chilenos: art. 10 de la Constitución

1º Los nacidos en el territorio nacional, con excepción de los hijos de extranjeros que se
encuentren en Chile en servicio de su Gobierno, y de los hijos de extranjeros transeúntes,
todos los que, sin embargo, podrán optar por la nacionalidad chilena.
2º Los hijos de padre o madre chilenos nacidos en el extranjero. Con todo, se requerirá que
alguno de sus ascendientes en línea recta de primer o segundo grado, haya adquirido la
nacionalidad chilena por haber nacido en territorio chileno, o por opción, o por carta de
nacionalización, o por nacionalización por gracia.
3º Los extranjeros que obtuvieren carta de nacionalización, en conformidad a la ley (DS
5142).
4º Los que obtuvieren la nacionalidad por gracia.

b) Pérdida de la nacionalidad chilena: art. 11 de la Constitución

1º Por renuncia voluntaria manifestada ante autoridad chilena competente.


2º Por decreto supremo, en caso de prestación de servicios durante una guerra exterior a
enemigos de Chile o de sus aliados.
3º Por cancelación de la carta de nacionalización.
5º Por ley que revoque la nacionalización concedida por gracia.
Los que pierdan la nacionalidad chilena, sólo podrán ser rehabilitados por ley.

6. Igualdad de los chilenos y extranjeros ante el Derecho Civil

El CC no reglamenta la nacionalidad, sino que se remite a la Constitución.


El art. 55 señala que las personas se dividen en chilenos y extranjeros.
El art. 56 dispone que son chilenos los que la Constitución declara tales. Los demás son
extranjeros.
El art. 57 consagra el principio de igualdad entre chilenos y extranjeros en cuanto a la
adquisición y goce de los derechos civiles.
De igual forma, el art. 997 ratifica que no hay diferencias entre chilenos y extranjeros, en lo
concerniente a las sucesiones intestadas abiertas en nuestro país. Disposiciones
directamente relacionadas con los arts. 14 y 16, que consagran el principio de la
territorialidad.

7. Excepciones

• Art. 15, N° 2 CC, por el cual las leyes chilenas se aplican a los nacionales no
obstante su domicilio o residencia en país extranjero en lo relativo a las obligaciones y
derechos que nacen de las relaciones de familia, pero sólo respecto de su cónyuge y
parientes chilenos.
• No puede ser testigo de un testamento solemne otorgado en Chile un extranjero no
domiciliado, art. 1012.
• Por motivos de seguridad nacional, se reserva a chilenos el dominio de bienes raíces
fronterizos.

PROCEDIMIENTOS DE NACIONALIZACIÓN POR CARTA Y POR GRACIA

1. LA NACIONALIZACIÓN POR CARTA

• Concepto.

La nacionalización consiste en adquirir una nacionalidad distinta de la originaria, y en


general en substitución de ella.

• Reforma Constitucional de 2005 (Ley de Reforma Constitucional Nº 20.050)

El texto original de la CPR establecía que para que un extranjero pudiera obtener la carta de
nacionalización, debía renunciar expresamente a su nacionalidad anterior. No se exigía esta
renuncia a los nacidos en país extranjero que, en virtud de un tratado internacional, hubiera
concedido el mismo beneficio a los chilenos (situación que sólo ocurría con España).
Con la reforma constitucional de la Ley 20.050, se elimina esta exigencia constitucional.
De esta forma, la Constitución chilena se moderniza, y se incorpora a la tendencia
internacional en orden a aceptar cada vez con mayor tolerancia, los fenómenos de doble
nacionalidad.

• Requisitos para obtener la nacionalidad chilena

El art. 10 Nº 3 de la CPR establece que la obtención de la carta de nacionalización, debe ser


“en conformidad a la ley”. Al respecto, es el Decreto Nº 5.142 de 1960, el que fijó el texto
refundido de las disposiciones sobre nacionalización de extranjeros, el que establece los
requisitos para obtener la carta de nacionalización. Estos requisitos son:

1) Que el extranjero haya cumplido 21 años de edad; exceptúanse los hijos de padre o
madre chilenos nacionalizados que hayan cumplido 18 años de edad.
2) Que tengan más de 5 años de residencia continua en el territorio nacional. Será el
Ministerio del Interior quien calificará atendidas las circunstancias, si algún viaje accidental
al extranjero ha interrumpido o no la residencia continua.
3) Ser titular de permiso de Permanencia Definitiva Vigente.
4) No haber sido condenado ni estar actualmente procesado por crimen o simple delito.
5) Estar capacitado para ganarse la vida.
6) Llenar y firmar personalmente el formulario "Solicitud de Carta de
Nacionalización", adjuntando la documentación que corresponda.

• Procedimiento para obtener la nacionalización, Art. 4° DS 5142

1° La presentación escrita debe realizarse ante el ministerio del interior, si el solicitante


reside en Santiago, o si reside en otro lugar, a la intendencia o gobernación provincial del
lugar de residencia del solicitante.

Datos de la solicitud:

1) Nombres y apellidos paterno y materno;


2) Lugar de nacimiento;
3) Edad;
4) Estado civil, con indicación de la nacionalidad del cónyuge si el solicitante es casado;
5) Número de hijos, con especificación de los nacidos en Chile;
6) Profesión u oficio;
7) Bienes raíces que posee el solicitante, y
8) Si se ha naturalizado en otro país.

2° Posteriormente, el intendente o gobernador remitirá la solicitud a la Unidad de


Investigaciones de su jurisdicción o, a falta de esta, a la de Carabineros.

3° Realizadas las investigaciones correspondientes, la respectiva unidad policial enviará


directamente la solicitud informada a Investigaciones de Chile, quien remitirá los
antecedentes al Ministerio del Interior con los informes respectivos, ratificados y
confirmados por el Servicio.

4° Las investigaciones correspondientes son enviadas al Presidente de la República, el que


debe dictar un D.S., en virtud del cual se produce la nacionalización.

5° Dicho decreto debe ser firmado por el Presidente de la Republica y el Ministro


respectivo.

6° En caso de negarse la nacionalización, se dictará un D.S. fundado firmado por el


Presidente, frente al cual no es dada apelación, por ser una facultad de la autoridad. No
obstante, el trámite puede volver a realizarse.
2. LA NACIONALIZACIÓN POR GRACIA

• Concepto

Es aquel modo derivativo de adquirir una nacionalidad, mediante la expresión formal de


gratitud que un Estado expresa en beneficio de un extranjero, sin que ello implique la
pérdida de su nacionalidad anterior. En este sentido, es un reconocimiento a “extranjeros
ilustres” o “grandes servidores”, pues, este acto se realiza por ser una mera liberalidad,
basada en el honor, reconocimiento o mérito del sujeto, a quien se le otorga en
agradecimiento.

• Requisitos

La Constitución Política no establece requisito ni condición alguna del extranjero a quien se


le conceda este beneficio.

• Procedimiento

Para acceder a esta nacionalidad, es necesario que le sea concedida por ley común, la cual
puede tener su origen en cualquiera de las Cámaras, y ser iniciada tanto por los Diputados y
Senadores como por el Presidente de la República. Es importante señalar que no es una
obligación del beneficiario recibir tal honor y el extranjero no manifiesta voluntad alguna
de modo expreso para adquirir la nacionalidad chilena.

Esta institución es especialísima, toda vez que se otorga por el legislador sin exigir a quien
la obtiene ningún requisito, ni siquiera que el beneficiado haya estado o se encuentre en
Chile, aunque lo lógico sería que así fuera.

En cuanto a la naturaleza de los servicios que fundamentan una nacionalización por gracia,
no se encuentra precisada por la norma constitucional, correspondiéndole al legislador su
calificación. La disposición tampoco indica si estos deben ser prestados al país o a la
humanidad, aunque doctrinariamente la mayoría de los tratadistas se inclinan por la primera
alternativa. En la mente del legislador han estado presente el honor, los altos servicios
prestados al país en el campo del derecho, de las ciencias, las artes, la literatura, la cultura,
la actividad empresarial, religiosa y otras de la misma naturaleza, como elemento
determinante de decisiones legislativas que han sido siempre excepcionales, especiales y de
singular jerarquía.

Entre los casos que pueden citarse de obtención de nacionalidad por gracia están Andres
Bello, José Joaquín de Mora (redactor de la Constitucion de 1828), Ignacio Domeyko y
Lorenzo Sanzie.

6. ESTADO CIVIL

Según el Art. 304, “el estado civil es la calidad de un individuo, en cuanto le habilita para
ejercer derechos y contraer obligaciones civiles”. La doctrina ha criticado esta definición
legal, ya que es muy similar al concepto de capacidad, además, es imprecisa, ya que no
define a qué calidad se refiere.
La doctrina nos define el estado civil como “la calidad permanente que un individuo ocupa
en la sociedad, derivada de sus relaciones de familia”.

6.1. Características del estado civil

1. Es un atributo de la personalidad, de las personas naturales, por lo que no se concibe una


persona sin estado civil, todo individuo necesariamente tiene estado civil. Las personas
jurídicas no tienen estado civil
2. El estado civil es uno e indivisible, esto es, es uno el derivado de un mismo hecho porque
al mismo tiempo se puede ser hijo matrimonial y casado, pero no se podría ser al mismo
tiempo hijo matrimonial y no matrimonial. Además es indivisible, se es totalmente casado o
totalmente soltero.
3. Las leyes sobre estado civil son de orden público, es decir, no pueden renunciarse, el
estado civil está fuera del comercio humano, no puede renunciarse, cederse ni transferirse.
El estado civil es incomerciable.
4. El estado civil es permanente, no se pierde mientras no se adquiere otro que reemplace al
anterior.
5.-Los juicios sobre estado civil no pueden someterse al conocimiento de árbitros, art. 230
C.O.T, en relación con el artículo 357 N° 4 del mismo Código.

6.2. Fuentes del estado civil

1. La ley: como en el caso de la filiación. La ley impone la calidad de hijo matrimonial a la


criatura concebida o nacida dentro del matrimonio de sus progenitores.
2. Hechos de la naturaleza: como la muerte, que da lugar al estado civil de viudo o viuda.
3. Hechos dependientes de la voluntad humana: como el matrimonio o el reconocimiento
voluntario de un hijo.
4. La sentencia judicial: como en el caso de la resolución que declara el divorcio o la
separación judicial.

6.3. Efectos del estado civil

- Crea derechos y obligaciones recíprocos, por ejemplo; la filiación genera el derecho


de alimentos, el deber de asistencia y otros, mientras que el estado matrimonial da origen a
los deberes de fidelidad, ayuda mutua, socorro, etc.
- Da origen al parentesco.
El parentesco o vínculo de familia puede ser por consanguinidad o afinidad. Vínculo por
consanguinidad es el que existe entre dos personas que descienden una de la otra o de un
tronco común, mientras que el vínculo por afinidad es el que existe entre una persona
casada y los consanguíneos de su marido o mujer, respectivamente.

Dos conceptos se relacionan con el parentesco: la línea y el grado.

- Línea es la serie de parientes que descienden unos de otros, o de un


antepasado en común.
Línea recta: serie de parientes que descienden unos de otros.
Línea colateral: serie de parientes que descienden de un antepasado común. Puede
ser de simple o doble conjunción

- Grado: Número de generaciones que separan a dos parientes. Cada


generación representa un grado. Se desprende del artículo 992 que el
legislador considera que los colaterales forman parte de la familia hasta el
sexto grado inclusive. En la línea colateral el grado se cuenta subiendo desde
uno de los parientes al ascendiente común, contando el número de
generaciones que los separan y añadiendo a este número el de las
generaciones que se cuenten descendiendo desde el tronco hacia el otro
pariente.

6.4. Prueba del estado civil

Está sometida a reglas especiales que el C.C. establece en el Título XVII del Libro I, arts.
304 y siguientes, las que priman sobre las normas de prueba de la obligaciones, Título XXI
del libro IV.
Puede probarse por medios principales, constituidos por las partidas, y por medios
supletorios, los cuales varían según se trate de la prueba del estado matrimonial o de la
prueba de la filiación, según se desprende del art. 309.

6.4.1. Medios principales: partidas del registro civil

Art. 305 (1). El estado civil de casado o viudo, y de padre, madre o hijo, se acreditará frente
a terceros por las respectivas partidas de matrimonio, de muerte, y de nacimiento o
bautismo.

Entendemos por partidas las inscripciones practicadas en los registros. También se llaman
partidas las copias auténticas, pues no se pueden acompañar los originales.
De esta manera si se quiere acreditar por ejemplo el estado de casado se acompañará una
copia de la inscripción del matrimonio. Sin embargo, la ley permite que se pueda probar
por certificado que expidan los oficiales del registro civil y que ellos tienen la obligación de
otorgar de acuerdo a la ley 19.477, art.33, N°3.

Respecto de los certificados de bautismo se ha fallado que sirva para acreditar la calidad de
hijo, cuando es anterior a la entrada en vigencia de la ley de registro civil

Como instrumentos públicos que son, las partidas constituyen plena prueba sobre los
hechos de que dan constancia. Para destruir su valor probatorio es menester impugnarlas.

a) Por falta de autenticidad, si no son auténticas, se han falsificado.


b) Por nulidad, no está expresamente establecido en la ley, pero se aplican las reglas
generales, por ejemplo si el funcionario era incompetente
c) Por falsedad en las declaraciones.
d) Por falta de identidad, el hecho de no ser una misma la persona a que el documento se
refiere y la persona a quien se pretende aplicar.

El Servicio Nacional de Registro Civil e Identificación


Es una oficina organizada del Estado en que se registran y se hacen constar de modo
auténtico los hechos constitutivos y modificatorios (nacimiento, matrimonio y muerte) del
estado civil. Se encuentra regulado en la Ley 19.477 de 1996.

Este servicio lleva tres libros o registros en duplicado (De nacimiento –verde-, defunciones
–negro- y matrimonio –rojo-), en los cuales se registran los hechos respectivos, además, de
las subinscripciones permanentes, por ejemplo; la sentencia que ordena ratificar una partida
de nacimiento.

Las partidas y certificados del Registro Civil son documentos expedidos por un oficial del
Registro Civil para dar fe de las inscripciones y subinscripciones efectuadas en los
registros.

Si existe un servicio público creado para llevar el registro del estado civil, resulta lógico
que los hechos asentados en tales registros constituyan el medio idóneo de prueba del
estado civil. Sin embargo, la ley no puede desentender que pudieron no haberse realizado
las inscripciones o simplemente haberse extraviado los registros, por ello permitió la prueba
del estado civil mediante otros medios supletorios.

6.4.2. Medios supletorios de prueba del estado civil

Art. 309. Podrá suplirse en caso necesario por otros documentos auténticos, por
declaraciones de testigos que hayan presenciado la celebración del matrimonio y, en
defecto de éstas pruebas, por la notoria posesión del estado civil.

La filiación, a falta de la partida o subinscripción, sólo podrá acreditarse o probarse por los
instrumentos auténticos mediante los cuales se haya determinado legalmente. A falta de
éstos, el estado de padre, madre o hijo deberá probarse en el correspondiente juicio de
filiación en la forma y con los medios previstos en el Titulo VIII.

La doctrina discute si es necesario acreditar la falta de partidas para poder recurrir a los
medios supletorios.
Claro Solar, sostiene que es evidente que si la ley permite suplir, es porque faltan
los primeros, por lo que sería necesario acreditar esta circunstancia, y así lo
manifiesta claramente el art.313.
Somarriva piensa lo contrario, y se funda en el mismo art.313 diciendo que de él se
desprende que el único efecto que produce el no explicar o probar
satisfactoriamente la falta de partidas es el mayor cuidado que deberá poner el juez
en lo que se refiere a la prueba de la posesión notoria. En este último sentido lo ha
entendido la jurisprudencia.
Por otra parte se ha entendido (Fueyo) que respecto de los medios supletorios no
hay un orden, a pesar de que algunos como Rene Ramos piensan que la posesión
notoria es supletoria de los demás porque el 309 dice “en defecto de los demás”.

6.4.3. Prueba del estado matrimonial

Prueba por otros documentos auténticos: Se ha entendido que cuando el art.309 hace
referencia a otros documentos auténticos, se está refiriendo a otros instrumentos públicos,
puesto que el art.1699 al definir el instrumento público, equipara ambos términos.

Por ejemplo, un testamento que deja establecido el nombre de la cónyuge del fallecido,
podría servir para acreditar con quien fue casado.

La Corte Suprema en sentencia de 2 de junio de 1986 hizo una distinción clara entre
instrumento público e instrumento auténtico al resolver que: aún admitiendo que los
instrumentos referidos no pueden ser considerados públicos por defectos en cuanto a su
legalización, de todos modos deben ser considerados auténticos, para los efectos
excepcionales que contempla el art.309.

Prueba por testigos presenciales: Los que asistieron al matrimonio. No se admiten,


por ende, los testigos de oídas, sólo se admiten los testigos presenciales

Posesión notoria del estado matrimonial: Este medio de prueba consiste en el goce
público del estado civil de matrimonio, sin protesta ni reclamo de nadie. Está
constituido por tres elementos: el nombre, el trato y la fama. Se encuentra regulado
en los arts. 310 y 312 y 313.
La posesión notoria del estado de matrimonio (art.310) consiste principalmente en
haberse tratado los supuestos cónyuges como marido y mujer en sus relaciones domésticas
y sociales (nombre y trato) y en haber sido la mujer recibida en este carácter por los deudos
y amigos de su marido y por el vecindario de su domicilio en general.

La posesión notoria del estado matrimonial debe cumplir los siguientes requisitos:
1. Debe ser pública
2. Debe ser continua
3. Debe haber durado 10 años a lo menos

La posesión notoria del estado matrimonial se probará por un conjunto de testimonios


fidedignos que lo establezcan de un modo irrefragable.

6.4.4. Prueba de la filiación

La ley restringe la prueba en esta materia. El art. 309, 2º, establece que la filiación, a falta
de partida o subinscripción, sólo podrá acreditarse o probarse:

1. Con los instrumentos auténticos mediante los cuales se haya determinado


legalmente: por ejemplo, un testamento otorgado ante funcionario público, en el cual el
testador declara reconocer que tiene un hijo (art. 187, Nº4).
2. A falta de dichos instrumentos auténticos, el estado de padre, madre o hijo deberá
probarse en el correspondiente juicio de filiación en la forma y con los medios previstos en
los arts. 195 a 221 del CC.
Dispone la ley que en los juicios sobre determinación de la filiación, la maternidad y la
paternidad podrán establecerse mediante toda clase de pruebas, decretadas de oficio o a
petición de parte (art. 198, 1º).
No obstante, se establecen algunas normas particulares, para ciertos medios de prueba:

- Prueba testimonial: será insuficiente por sí sola (art. 198); por ende, deberá
complementarse con otra prueba.

- Presunciones: deben cumplirse los requisitos exigidos en el art. 1712 del CC (vale
decir, que se trate de presunciones graves, precisas y concordantes). En verdad, no
se divisa la razón de haber señalado lo anterior, considerando que el artículo se
habría aplicado de todas maneras, salvo disposición expresa en contrario.

- Prueba pericial: las pruebas periciales de carácter biológico se practicarán por el


Servicio Médico legal o por laboratorios idóneos para ello, designados por el juez
(art. 199).

Posesión notoria del estado civil de hijo. La posesión notoria consiste en que el
padre, la madre o ambos hayan tratado al individuo como hijo, proveyendo a su
educación y establecimiento de un modo competente, y presentándolo en ese
carácter a sus deudos y amigos; y que éstos y el vecindario de su domicilio, en
general, le hayan reputado y reconocido como tal (artículo 200,2º).

Para acreditar la filiación mediante la posesión notoria, se requiere cumplir con los
siguientes requisitos copulativos:

- Que la posesión notoria haya durado a lo menos 5 años continuos


- Que se pruebe por un conjunto de testimonios y antecedentes o circunstancias
fidedignos que la establezcan de un modo irrefragable.

El art.201 agrega “la posesión notoria del estado civil de hijo, debidamente acreditada,
preferirá a las pruebas periciales de carácter biológico en caso de que haya contradicción
entre unas y otra. Sin embargo, si hubiese graves razones que demuestren la inconveniencia
para el hijo de aplicar la regla anterior, prevalecerán las pruebas de carácter biológico”.

7. DERECHOS DE LA PERSONALIDAD

Son los que tienen por fin defender intereses humanos ligados a la esencia de la
personalidad. Tienen como único presupuesto la existencia de la persona. Se tienen por el
sólo hecho de ser tal y son inseparables del sujeto. Son preexistentes a su reconocimiento
por el Estado.
7.1.Características:

Son generales, ya que todas las personas se constituyen en titulares.


Son absolutos, porque su respeto puede imponerse a todos los demás sujetos, al
igual que un derecho real, y a diferencia de los derechos personales o créditos que
son relativos.
Extrapatrimoniales, en sí no es evaluable pecuniariamente pero cuando sea
violentado si lo será, porque el daño que causa su violación otorga derecho a
indemnización.
Son indisponibles, no se puede renunciar, transmitir, transferir, etc.
Imprescriptible, no se pierden por el no uso.

7.1. Categorías de los derechos de la personalidad: en doctrina no existe unanimidad en


cuanto al tratamiento de esta materia, por lo que podemos encontrar diversas clasificaciones
o categorías de derechos de la personalidad. Sin perjuicio de lo anterior, podemos
mencionar los siguientes derechos:

Derecho a la vida
Derecho a la integridad corporal y psíquica
Derecho a la libertad
o Libertad personal (derecho de residir y permanecer en cualquier lugar de la
República, trasladarse de uno a otro y entrar y salir de su territorio)
o Libertad de reunirse y asociarse
o Libertad de expresión
o Libertad de conciencia
o Libertad de trabajo
o Libertad para adquirir el dominio de toda clase de bienes
Derecho al nombre
Derecho a la propia imagen
Derecho al honor
Derecho a la intimidad
Derecho de autor

Estos derechos se encuentran tutelados en nuestro ordenamiento jurídico por diversos


mecanismos:

1. Tutela constitucional. La mayoría de estos derechos se encuentran consagrados en el


art. 19 de la Carta Fundamental y, en su defecto, están establecidos en tratados
internacionales.
2. Tutela penal. El Código Penal contempla una serie de figuras que sancionan
aquellas conductas que atenten contra estos derechos, a modo de ejemplo:
a. Injurias y calumnias. Arts. 412 y ss.
b. Lesiones corporales. Arts. 395 y ss.
c. Homicidio. Arts. 390 y ss.
d. Instigación al suicidio. Art. 393.
e. Usurpación de nombre. Art. 214.
3. Tutela civil. Si bien los derechos de la personalidad son extrapatrimoniales, no
susceptibles de apreciación pecuniaria, sí lo son las consecuencias de la lesión o
vulneración de estos derechos, como una manifestación del principio de responsabilidad.

UNIDAD VII: PERSONAS JURÍDICAS


1. ANTECEDENTES PREVIOS

a. Presupuesto:

Los seres humanos, con el fin de progresar, desarrollarse y aspirar al bien común,
tienden a unirse formando entes que les faciliten lograr las tareas que se propongan y que
los lleven a la consecución de esos fines. Es así que para hacer más fluidas y eficientes las
relaciones jurídicas, el ordenamiento jurídico le reconoce validez estos entes denominándo-
los personas jurídicas.

b. Evolución histórica

Aparecen ya mencionadas en la Ley de las XII Tablas. El derecho romano contenía


ciertas normas mínimas acerca de las corporaciones.

En el Derecho Feudal tendrían mayor recepción con el desarrollo de los gremios y


corporaciones, al punto que no era posible ejercer un oficio sino en el marco de una corpo-
ración, rígidamente jerarquizada, en el sistema tripartito de aprendices, oficiales y maestros.

El individualismo propiciado por la Revolución francesa, rompe el corporativismo


medieval, llegando incluso por la ley de Chapelier a la abolición de los gremios y corpora-
ciones, proclamándose la libertad del trabajo, sin obligación de pertenecer a estos organis-
mos. Paradojalmente, la derogación de las regulaciones conducirá a la desprotección de los
artesanos y trabajadores en general.

Progresivamente, se fueron rehabilitando en la consideración política y jurídica, los


gremios y corporaciones, aceptándose la existencia de las fundaciones y corporaciones co-
mo manifestación del derecho de asociación, aunque requiriendo la autorización del Estado
para su constitución, previa acreditación de su utilidad pública.

El Código Civil Chileno, fue uno de los primeros en tratar con mayor extensión lo
relativo a lo de las personas jurídicas sin fines de lucro. No obstante, el fuerte individualis-
mo en boga, seguía siendo poco favorable al corporativismo. Sin embargo, se reguló en
detalle lo concerniente a las sociedades, es decir las personas jurídicas con fines de lucro,
cuyo auge había sido paralelo a la Revolución Industrial de fines de los siglos XVIII y co-
mienzos del XIX.

Por último, nos encontramos en un contexto dogmático-doctrinal que propugna la


libertad de asociación y la autonomía de los cuerpos intermedios, principios a los cuales se
les ha colocado sobre los principios decimonónicos del individualismo.
c. Teorías sobre la naturaleza jurídica de las personas jurídicas

i. Teoría de la ficción: Teoría desarrollada por Friederich Karl Von Savi-


gny, postula que el derecho subjetivo es un poder atribuido a la voluntad
y, siendo las personas los únicos seres dotados de razón y voluntad, sólo
ellas pueden ser titulares de derechos subjetivos.
Sin perjuicio de lo anterior, el ordenamiento jurídico puede alterar esta
regla, otorgando capacidad a seres ficticios, naturalmente carentes de vo-
luntad, que sólo existen para los fines previstos por el derecho.
Consecuencias de la teoría de la ficción:

El nacimiento y extinción de la personalidad jurídica dependen


de la voluntad estatal. No basta, por tanto, la sola voluntad de los
asociados para la creación de la persona jurídica. Además de ello
es menester un reconocimiento de la autoridad. Lo mismo ocurre
con su extinción.
El cambio o la falta de todos los miembros de la persona jurídica
no extingue la personalidad jurídica
El patrimonio de la persona jurídica es distinto del patrimonio de
los individuos que la integran.
ii. Teoría organicista (de la realidad objetiva y técnica): La persona jurídica
es una realidad. Es un grupo organizado en el que se encuentran elemen-
tos esenciales de una persona física, por ejemplo; tiene voluntad y órga-
nos propios. En este sentido, podemos afirmar que la persona jurídica
tiene un ser real y no meramente ficticio. No obstante, esta es una reali-
dad técnica, por cuanto la personalidad jurídica constituye un mecanismo
o una técnica para salvaguardar los intereses del hombre o asegurarle
una ventaja cualquiera. En otras palabras, a persona jurídica representa
una técnica empleada por el legislador para la satisfacción de necesida-
des humanas.
iii. Teoría de la finalidad: La persona jurídica es un conjunto de relaciones
jurídicas unidas por un fin unitario. La persona jurídica constituye un pa-
trimonio afectado a la consecución de un determinado fin. Lo anterior
equivale a decir que el sustrato de la persona jurídica es el patrimonio, lo
cual, evidentemente no explica por sí solo la personalidad jurídica.
iv. Teoría de Kelsen: El concepto persona en conformidad a su teoría pura
del derecho, es una categoría jurídica. No es un hecho, ni una realidad,
ya que toda norma jurídica tiene un destinatario, sea individual o colecti-
vo, y todo destinatario es un sujeto de derecho, o sea, una persona. En
consecuencia, los deberes, derechos subjetivos y responsabilidades de la
persona jurídica son los mismos deberes, derechos subjetivos y respon-
sabilidades de las personas naturales, pero impuestos a éstas de manera
colectiva.
v. La teoría que se acepta en nuestro país es la teoría de la ficción. No deja
duda alguna de ello, el art 545 del CCCh.

2. CONCEPTO

El art 545 del CCCh señala: “Se llama persona jurídica una persona ficticia, capaz
de ejercer derechos y contraer obligaciones civiles, y de ser representada judicial y
extrajudicialmente”. No debe confundirse con personería, que es la capacidad para
representar a otra persona.
Se le puede concebir como un conjunto de personas o de bienes jurídicamente
organizados y elevados por el ordenamiento jurídico a la categoría de sujeto de derecho (no
es una simple reunión de personas o cosas)

3. CLASIFICACIÓN DE LAS PERSONAS JURÍDICAS

Según el estatuto aplicable a las personas jurídicas, éstas pueden clasificarse en


personas jurídicas de derecho público o de derecho privado. Sólo las últimas se rigen por
las normas del título XXXIII del libro I del Código Civil.
Las personas de derecho privado se subdividen en personas jurídicas con fines de
lucro, que corresponden a las sociedades, y personas jurídicas sin fines de lucro, como las
corporaciones y fundaciones. Entre las primeras podemos distinguir a su vez entre
sociedades civiles o comerciales, según sea la naturaleza del objeto social; sociedades de
personas o de capital, según sea la importancia que se le asigna a la persona de los socios o
al capital aportado por estos; y en colectivas, en comanditas (simples o por acciones),
anónimas y de responsabilidad limitada, según la organización interna y de las modalidades
de su relación con terceros.
Conforme al art. 2053 “la sociedad o compañía es un contrato en que dos o más
personas estipulan poner algo en común, con la mira de repartir entre si los beneficios que
de ello provenga”.
Sin perjuicio del criterio otorgado en el párrafo primero de este acápite, el criterio
de distinción entre personas jurídicas de derecho privado y de derecho público, adolece de
interés en la doctrina. Nuestra jurisprudencia ha adoptado diversos criterios:
Iniciativa para la creación del ente: las personas jurídicas de derecho público
obtienen su existencia en virtud de resoluciones de la autoridad mientras que
las de derecho privado emanan directamente de la iniciativa de los particula-
res
Potestad Pública: las personas jurídicas de derecho público están dotadas de
potestades púbicas, vale decir, gozan de imperio, en virtud del cual pueden
dictar normas de carácter obligatorio.
Naturaleza del fin: las personas jurídicas de derecho público tienen por obje-
to servir fines públicos, mientras que las de derecho privado cumplen con los
objetivos señalados por los asociados o fundadores o persiguen la obtención
del lucro
Fuente de recursos: en el caso de las personas jurídicas de derecho público
provienen por lo general de todos los habitantes de la nación; en cambio, en
las personas jurídicas de derecho privado, provienen de aportes, donaciones,
cuotas sociales, etc.

a. Personas jurídicas de derecho público

El inciso segundo del Art. 547 señala: “Tampoco se extienden las disposiciones de
este título a las corporaciones o fundaciones de derecho público, como la nación, el fisco,
las municipalidades, las iglesias, las comunidades religiosas, y los establecimientos que se
costean con fondos del erario: estas corporaciones y fundaciones se rigen por leyes y
reglamentos especiales”.
i. El Estado

El Estado es la persona jurídica de Derecho Público por excelencia.


Representa la organización jurídica, económica y política de la República. El
Estado se fija a sí mismo las condiciones para el desarrollo de su actividad y
para el desarrollo de toda actividad pública o privada. Cuando el art. 547 se
refiere a la nación en realidad está hablando del Estado, ya que don Andrés
Bello hacía sinónimas ambas expresiones
ii. El fisco

Es el Estado considerado en el ámbito de las relaciones patrimoniales, de


derecho privado. Su representante extrajudicial es el Presidente de la República,
y el representante judicial es el Presidente del Consejo de Defensa del Estado.
En cada ciudad asiento de corte de apelaciones existe un abogado procurador
fiscal, quien dentro del territorio jurisdiccional respectivo, representa
judicialmente al fisco
iii. Las municipalidades

Son corporaciones autónomas de derecho público, con patrimonio y


personalidad jurídica propia, que tienen como fin satisfacer necesidades de la
comunidad local, y asegurar su participación en el progreso económico, cultural
y social. La representación judicial y extrajudicial de las municipalidades se
encuentra radicada en el alcalde.
Las municipalidades se encargan de la administración local de cada
comuna o agrupación de comunas que determine la ley, art. 1° LOCM
iv. Los establecimientos que se costean con fondos del erario
Son servicios públicos autónomos, los cuales satisfacen necesidades
específicas. Tienen patrimonio y personalidad jurídica propia, por ejemplo, la
Universidad de Chile.
No deben confundirse con los establecimientos de utilidad pública, que
persiguen un interés general, y que tienen personalidad jurídica y patrimonio
propio pero son de derecho privado, por ejemplo; el Hogar de Cristo.
No todos los establecimientos que se costean con fondos del erario gozan
de personalidad jurídica, así como también existen personas jurídicas de derecho
privado que se financian con auxilio de fondos fiscales o municipales.
v. Iglesias y comunidades religiosas

Antes de la constitución de 1925, la religión católica era la religión


oficial del estado. Con posterioridad a dicho año, se inicia un proceso, en virtud
del cual las restantes iglesias pasarán a tener también la misma calidad. Se rigen
por la Ley No 19.638
b. Personas jurídicas de derecho privado

Estas se clasifican en atención a sus fines en personas jurídicas con fines de lucro y sin
fines de lucro.
Para determinar cuándo una persona jurídica persigue fines de lucro se han planteado dos
posturas:
- Guillermo Correa Fuenzalida ha sostenido que las personas jurídicas persiguen fines
de lucro cuando buscan una ganancia pecuniaria o material, que aumenta la fortuna de los
socios (cuando reparte sus utilidades entre sus miembros, socios o integrantes).
- El Consejo de Defensa del Estado, por el contrario, ha sostenido que la búsqueda de
una ganancia indirecta también constituye un fin de lucro (por ejemplo, evitar pérdidas o
realizar economías que beneficien a los integrantes de la persona jurídica) aunque no haya
reparto de utilidades.
Las personas jurídicas con fines de lucro son las sociedades o compañías Mientras que las
personas jurídicas sin fines de lucro, atendiendo a su organización o estructura interna, se
clasifican en corporaciones, fundaciones y personas jurídicas especiales.
La regulación que hace el código civil es la misma en cuanto a corporación y fundación la
diferencia en cuanto a su regulación normativa se traduce en las causales de disolución.
La constitución de la persona jurídica de derecho privado se compone de dos elementos:
1. Acto jurídico solemne en el que consta la voluntad de constituir una persona jurídica.
(Elemento personal)
2. Autorización del poder público: se reconoce la personalidad jurídica y se aprueban los
estatutos.

Constitución de las personas jurídicas de derecho privado sin fines de lucro

Debemos distinguir entre la constitución antes de la entrada en vigencia de la


ley N° 20.500, el 17 de febrero de 2012.

Antes de la dictación de la mencionada ley, se debía realizar un largo proceso


de constitución que podía llegar a durar un año. Este proceso inicia con el acto jurídico
solemne por el cual se manifiesta la voluntad de crear una corporación o fundación. En
el primer caso esta voluntad estaba dada por el otorgamiento de los estatutos, mientras
que en el segundo caso estaba dado por una declaración unilateral de voluntad, una
asignación modal o testamentaria, siendo éste el denominado acto fundacional, el que
podía ser un acto de fundación (mediante el cual el fundado manifiesta su voluntad
tendiente a crear una fundación) y/o un acto de dotación (mediante el cual se le dota de
un patrimonio a la fundación). A esto le seguía una solicitud al Presidente de la
República, a través del Ministerio de Justicia, un examen del Consejo de Defensa del
Estado, observaciones de éste, enmienda de los defectos detectados, hasta finalmente,
emisión de un decreto supremo por el cual se concedía la personalidad jurídica, el que
debía publicarse en el Diario Oficial. Podía también constituirse una persona jurídica
por disposición de la ley.

Hoy por hoy, y como se mencionó previamente, ha cambiado el espíritu


dogmático-doctrinal, cambiando de una preeminencia de la individualidad a una mayor
importancia del derecho de asociarse. Por lo que como una manera de facilitar la
creación de estas entidades se modificaron los tramites de constitución.

Desde febrero del 2012, la constitución de una corporación o fundación deberá


hacerse por un acto constitutivo solemne. La solemnidad puede consistir en escritura
pública o en escritura privada (art. 548) pero suscrita ante una autoridad que puede ser:

- notario,
- oficial del Registro Civil o,
- funcionario municipal autorizado por el Alcalde.

El contenido del acto constitutivo está compuesto (548-1):

- por la expresión de voluntad de constituir una persona jurídica,


- el nombre de esta (que debe hacer referencia a su naturaleza, objeto o finalidad,
art. 548-3),
- la aprobación de los estatutos,
- la designación de las autoridades inicialmente encargadas de dirigirla, y
- la individualización de los que comparecen otorgando el acto.

Otorgado este acto, copia autorizada debe presentarse en la Secretaría


Municipal correspondiente al domicilio de la persona jurídica en formación en el
término de 30 días. El plazo es de días corridos y fatal (“dentro de”). No se aplica
cuando se trata de una corporación o fundación que debe erigirse para dar cumplimiento
a un testamento. Salvo que se haya ocupado un estatuto previamente aprobado por el
Ministerio de Justicia, el Secretario puede hacer objeciones en conformidad a la ley o al
reglamento (como no se ha dictado uno para la nueva ley, será aplicable el anterior
contenido en el D. Sup. Nº 110, de 1979, en lo que no fuere contrario a la nueva
normativa), estas objeciones serán notificadas al solicitante por carta certificada. Las
que deben ser subsanadas también en el plazo de 30 días. El órgano directivo se
entiende facultado para introducir las modificaciones en los estatutos que sean
requeridas. Si no se hacen observaciones, o estas son subsanadas, en el plazo de cinco
días el Secretario Municipal archivará copia de los antecedentes y enviará, salvo que se
solicite la inscripción de forma directa los originales al Servicio del Registro Civil para
que se inscriba la nueva corporación o fundación en el Registro Nacional de Personas
Jurídicas sin Fines de Lucro. A partir de esta inscripción, el nuevo ente goza de
personalidad jurídica.

i. Corporaciones

Definición: El Código Civil luego de la modificación de la ley N° 20.500 define esta


personas jurídicas en el art. 545 inciso 3°, pero fuera de esa definición podemos enten-
der que una Corporación es un conjunto o colectividad de personas agrupadas de un
modo estable para obtener un fin común no lucrativo, con voluntad y patrimonio pro-
pios, distinto de los de cada uno de sus miembros, dotado de personalidad jurídica.
Estatutos: El estatuto (ley fundamental de la persona jurídica, establece sus órganos y
facultades) es un conjunto de normas que rige la organización, funcionamiento y diso-
lución de la Corporación, y debe contener las menciones que se establecen en el art.
548-2. Tienen fuerza obligatoria sobre los miembros, bajo las penas que los mismos es-
tatutos impongan, las cuales deberán ser impuestas a través de un órgano disciplinario y
un procedimiento racional y justo. (Art. 553 del Código Civil). Puede darse la situación
de que los estatutos causen menoscabo alguna persona, en el caso de que esto suceda el
art. 548-4 establece que se podrá recurrir a la justicia, en procedimiento breve y suma-
rio, para que se corrijan e indemnicen los perjuicios.
Los estatutos pueden ser modificados cumpliéndose los requisitos del art. 558
o La modificación de los estatutos debe ajustarse a lo dispuesto en los estatutos.
o Debe ser aprobada por la junta general de la corporación.
o Debe sujetarse a los mismos requisitos y formalidades exigidas para la conce-
sión de personalidad jurídica.
No se puede alterar de modo sustancial por esta vía los fines estatutarios de la persona
jurídica.
Voluntad de la Corporación: La mayoría de los miembros de una corporación que ten-
gan, según sus estatutos, voto deliberativo, será considerada como una sala o reunión
legal, y la mayoría de la sala es la voluntad de la Corporación. Esta se reunirá ordina-
riamente una vez al año, y extraordinariamente cuando lo exijan las necesidades. (Art.
550 del código civil). La voluntad de los miembros es decisiva para el desenvolvimien-
to de la corporación
Representación de la Corporación: Las corporaciones son representadas por las perso-
nas que señalen la ley o los estatutos respectivos. A falta de indicación, la representa-
ción de la Corporación corresponderá a las personas que por acuerdo asigne la corpora-
ción. Sus actos son actos de la corporación en tanto no excedan los límites de su manda-
to. Debemos agregar las situaciones incluidas en los arts. 549 incisos 2° y 3°
Disolución: Las corporaciones pueden disolverse por las siguientes causales:
o Por el vencimiento del plazo de su duración, si lo hubiere.
o Por acuerdo de la asamblea general extraordinaria, cumpliendo los requisitos
formales establecidos en el art. 558.
o Por sentencia judicial ejecutoriada, en caso de:
 Estar prohibida por la Constitución o la ley o infringir gravemente sus
estatutos, o
 Haberse realizado íntegramente su fin o hacerse imposible su realiza-
ción, y
o Por las demás causas previstas en los estatutos y en la leyes.

La sentencia antes mencionada solo podrá dictarse en juicio incoado a


requerimiento del Consejo de Defensa del Estado, en procedimiento breve y
sumario, el que ejercerá la acción previa petición fundada del Ministerio de Justicia.
En el caso de que se haya cumplido íntegramente su fin o hacerse imposible su
realización, la sentencia podrá también dictarse en juicio promovido por la
institución llamada a recibir los bienes de la asociación.
Destino del patrimonio de la Corporación al tiempo de su disolución: Su destino es de-
terminado por lo que dispongan los estatutos al respecto. Si nada se ha dispuesto, perte-
necerán al Estado con obligación de emplearlos en objetos análogos al de la institución.

ii. Fundaciones

Definición: El Código Civil tampoco los define. Son personas jurídicas de derecho pri-
vado, constituidas por un conjunto de bienes destinados a un fin de interés general, no
lucrativo, dotada de un patrimonio a tal objeto.
Estatuto: Se rigen por los estatutos del fundador, y si en ellos no se ha manifestado
completamente su voluntad, y si el fundador no hubiera manifestado su voluntad o la
hubiera manifestado incompletamente, el directorio lo completara previo informe favo-
rable del Ministerio de Justicia (Art. 562 CC).
Voluntad de la fundación: Según lo haya dispuesto su fundador. El fin del patrimonio
está determinado para siempre por la voluntad del fundador.
Representación de la fundación: Según lo haya dispuesto su fundador.
Disolución: El artículo 564 contempla una causal especial de disolución, que opera por
la destrucción de los bienes destinados a la manutención de la fundación.
Destino del patrimonio de la fundación al tiempo de su disolución: Según lo haya dis-
puesto su fundador.

iii. Paralelo entre corporación y fundación.

El elemento básico de la corporación son los individuos, mientras que, en la


fundación son los bienes. Los miembros de las corporaciones se denominan asociados, en
cambio, las personas a las cuales se destina la obra o establecimiento en que consiste la
fundación se denominan beneficiarios.
La corporación se gobierna por su voluntad propia, mientras que, la fundación se
rige por la voluntad del fundador.
En la corporación el patrimonio es aportado por los miembros, mientras que, en
las fundaciones lo aporta el fundador.
Las corporaciones cumplen un fin propio, mientras que, en la fundación el interés
es determinado por el fundador.

4. ÓRGANOS DE LAS PERSONAS JURÍDICAS

Deliberativo: Es el órgano de decisión, se encuentra encargado de la manifestación in-


terna de voluntad de la persona jurídica. En las fundaciones no existe, toda vez que la
voluntad de la persona jurídica está representada por los estatutos del fundador. En las
corporaciones, corresponde a la asamblea de asociados, que es la reunión de miembros
de la corporación, regularmente convocados y constituidos con sujeción a las normas
estatutarias. Sus funciones principales son nombrar, destituir y dar instrucciones al di-
rectorio.
De Gobierno o de Ejecución: Se ocupa de llevar a efecto los acuerdos del órgano deli-
berativo y de exteriorizar la voluntad de la persona jurídica. Este órgano no puede faltar
en ninguna persona jurídica y goza de facultades de administración y representación
(judicial y extrajudicial). En las corporaciones este órgano se denomina junta directiva
o directorio, mientras que en las fundaciones se habla de administradores.

5. PERSONAS JURÍDICAS MIXTAS (ART. 545 INCISO FINAL)


Corporaciones de tipo fundacional: Se encuentran estructuradas como una verdadera
corporación, pero presentan un fin más elevado o trascendental que un fin común de
ayuda mutua. Ejemplo: Universidades.
Fundaciones de tipo corporativo: Se encuentran estructuradas como una verdadera fun-
dación, pero a) Su gobierno y administración se encuentra confiado a un grupo elegido
dentro de los mismos interesados, o b) Aprovecha a un grupo cerrado de destinatarios,
quienes contribuyen a sus expensas a conseguir dicha ventaja.

6. RESPONSABILIDAD DE LAS PERSONAS JURÍDICAS

a. Responsabilidad Penal

Con anterioridad a la entrada en vigencia de la ley N° 20.393 no era posible


hacer imputable un delito a una persona jurídica, pero con la dictación de éste cuerpo
normativo este estado de cosas sufrió un cambio relativo, ya que la mencionada ley permite
imputar a personas jurídicas los delitos señalados en el art. 27 de la ley N° 19.913, en el art.
8 de la ley N° 18.314 y en los arts. 250 y 251 bis del Código Penal.
b. Responsabilidad Civil

En cuanto a la Responsabilidad Civil, se debe distinguir en Responsabilidad


Contractual o Extracontractual.
Tratándose de la Responsabilidad Contractual, deben concurrir dos requisitos
fundamentales para que la persona jurídica sea responsable:
i. Que se contraiga una obligación a nombre de la persona jurídica.
ii. Que la o las personas que contraigan la obligación actúen con personería sufi-
ciente, es decir no excedan los límites de su mandato, arts. 545 y 552.

Concurriendo estos requisitos, las personas jurídicas deberán responder


civilmente pagando la indemnización de perjuicios que en derecho proceda.
A su vez para que se disponga por el juez el pago de indemnización de perjuicios
se requiere acreditar:
i. Incumplimiento de una obligación;
ii. Incumplimiento imputable, vale decir culpa o dolo del deudor (el incumplimien-
to no obedece a casos fortuitos o fuerza mayor);
iii. Que el deudor se encuentre en mora;
iv. Que el incumplimiento ocasione perjuicios al acreedor, esto es daño material o
moral.

En cuanto a la Responsabilidad Extracontractual de las personas jurídicas, la


mayoría de los autores sostienen que es perfectamente exigible.
Para Carlos Ducci, se incurre en esta responsabilidad por los daños que produzca
la actividad de una persona jurídica realizada por intermedio de cualquiera de las personas
que la integran, tengan o no representación. Como fuente de la obligación se cita el art.
2320 del CC, uno de cuyos ejemplos alude a los empresarios y dependientes bajo el
cuidado de los primeros.
Alessandri, sin embargo, siguiendo a los autores franceses, señala que el delito o
cuasidelito civil que origina la responsabilidad extracontractual, debe haberse cometido por
el órgano a través del cual se manifiesta la voluntad de la persona jurídica, o sea la mayoría
de la sala, el directorio o la asamblea según el caso y además actuando en el ejercicio de sus
funciones.
Se refuta lo anterior, señalándose que para contraer responsabilidad civil
extracontractual no se requiere poseer capacidad para ejecutar o celebrar actos jurídicos
considerando que dicha responsabilidad se origina por hechos jurídicos y no por actos
jurídicos.

You might also like