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La novela familiar de los neuréticos (1909 [1908)) Nota introductoria «Der Familienroman der Neurotiker» Ediciones en alemén (1908 Fecha probable de redaccién del trabajo.) 1909 En O. Rank, Der Mythus von der Geburt des Helden, Leipzig y Vien: Deuticke, pigs. 64-8. (1922, 2 ed., pigs, 82-6.) 1931 Newrosenlebre’ und Technik, pégs. 300-4. 1934 GS, 12, pigs. 367-71. 1934 Psychoan. Padagog., 8, pégs. 2815. 1941 GW, 7, pags. 227-31 1972 SA, 4, pdgs. 221-6, Traducciones en castellano* 1951 «La novela familiar del neurdtico». RP, 8, n% 1, pags. 79-82. Traduccién de Ludovico Rosenthal. 1955 Igual titulo, SR, 21, pégs. 163-8, El mismo tra- ductor. 1968 Igual titulo. BN (3 vols.), 3, pags. 465-8. 1972, Tgual titulo, BN (9 vols.), 4, pags. 1361-3. Cuando este escrito se publieé por primera vez, en el libro de Rank, no Ilevaba tieulo de ninguna indole ni cons- titufa una seceién separada; estaba simplemente intercalado dentro de la argumentacién de Rank, con unas pocas pala bras de agradecimiento. Solo en la primera reimpresién en alemén se le dio t(tulo. Como el libro de Rank ileva la fecha «Navidad, 1908», es probable que la contribucién de Freud fuera escrita ese aio. La idea de estas «novelas familiares», y hasta su nombre, habia rondado su mente durante mucho tiempo, aunque al principio las atribula en especial a los * (CE. la eAdvertencia sobre Ia edicién en castellanon, supre, pia. xiii y m6) 213 paranoicos. Véanse sus cartas a Fliess del 24 de enero y 25 de mayo de 1897, y del 20 de junio de 1898 (Freud, 19501, Carta 57, Manuscrito M, y Carta 91; en esta tiltima se cemplea Ia expresiGn por primera vez). James Strachey 216 En el individuo que crece, su desasimiento de la autoridad prfental es una de Ins operaciones més necesaria, pero tam- én més dolorosas, del desarrollo. Es absolutamente nece sario que se cumpla, y es licito suponer que todo hombre devenido normal Jo’ha levado a cabo en cierta medida ‘Més todavia: el progreso de la sociedad descansa, todo él, en esa oposicién entre ambas generaciones. Por otro la do, existe una clase de neurdticos en cuyo estado se dis- cietne, como condicionante, su fracaso en esa tarea Para ef nifio pequefio, los padtes son al comienzo la tinica autoridad y la fuente de toda creencia, Llegat a parecerse a ellos —vale decir, al progenitor de igual, sexo—, a ser grande como el padre y la madre: he ahi el deseo més inten- 50 y més grivido en consecuencias de esos atios infantiles. Ahora bien, a medida‘que avanza en su desarrollo intelec- tual el nifio no puede dejar de ir tomando noticia, poco a poco, de las categorfas a que sus padres pettenecen. Conoce 4 otos padres los compara con los propio, lo cual le con ere un derecho a dudar del carécter tinico y sin parangén t elle etrbuido, Pequefos voces en la, vide Cl nil, que le provocan un talante descontento, Je dan ocasién para iniciar Ia critica a sus padres y para valorizar en esta toma de partido contra ellos la noticia adquirida de que otros padres son preferibles en muchos aspectos. Por la psicologia de las neurosis sabemos que en esto cooperan, entze otras, las mas intensas mociones de una rivalidad sexual. El pafio donde se cortan tales ocasiones es evidentemente el senti- miento de ser relegado. Hartas son las oportunidades en que al nfo lo relegan, o al menos él lo siente asf, y en que echa de menos el amor total de sus padres, pero en particular Jamenta tener que compartitlo con otros hermanitos, La sensacién de que no le son cotrespondidas en plenitud sus inclinaciones propias se ventila luego en la idea, a menudo recordada concientemente desde Ia primera infancia, de que uno es hijo bastardo o adoptive. Muchos hombres que no hhan devenido neuréticos suclen’ acordarse de tales, opor- tunidades en que tramaron —las més de las veces influidos 217 1 lecturas— esa concepcién y esa réplica respecto del Eomportamiento hostil de sus padres, Abora bien, aqul se ‘muestra ya la influencia del sexo, pues el varoncito presenta inclinacién a mociones hostiles mucho mas hacia su padre que hacia su madte, y se inclina con mayor intensidad a cemanciparse de aquel que de esta. Puede ocurtir que la acti lad fantaseadora de la nifia pequefia resulte harto més débil en este punto. En tales mociones concientemente re- cordadss dela infanciahallamos el factor que nos posite entender el mito. Rara vez tecordado con conciencia, pero casi siempre pes- quisable por el psicoanilisis, es el estadio siguiente en el desarrollo de esta enajenacién respecto de los padres, estadio que se puede designar como novela familiar de los neurdti- cos. Es enteramente caracteristica de la neurosis, como tam. bign de todo talento superior, una particularisima actividad fantascadora, que se revela primero en los juegos infantiles y luego, mis o menos desde la época de Ia prepubertad, se apodera del tema de las relaciones familiares. Un ejemplo caracteristico de esta particular actividad de la fantasfa son Jos consabidos swefos diurnos,’ que se prolongan mucho ds allé de la pubertad. Una observacién exacta de ellos ensefia que sirven al cumplimiento de deseos, a la rectfi- cacién de la vida, y conocen dos metas principales: la end- tica y la de Ja ambicién (tras la cual, empero, las més de Jas veces se esconde Ja erética), Pues bien, hacia Ia edad que hemos mencionado la fantasia del nifio'se ocupa en Ie tarea de librarse de los menospreciados padtes y sustituirlos por ottos, en general unos de posicidn social més elevada. Para ello se aprovechan encuenttos casuales con vivencias cefectivas (conocer al seftor del castillo o al tettateniente, cen el campo, 0 a los nobles, en Ja ciudad). Tales vivencias casuales despiertan la envidia del niffo, envidia que luego halla expresién en una fantasia que le sustituye a sus dos padres por unos de mejor cuna, Para la técnica de levar a cabo tales fantasfas, que deste luego son concientes en esa pec interesanJa'destreza y el material de que ef nifo isponga. También importa que se las haya realizado con mayor 0 menor empefio por obtener verosimilitud. A este estadio se llega em nna paca en que el nif no tiene avin noticia de las condiciones sexuales del nacimiento. Luego viene a sumarse la noticia sobre las condiciones sexuales diversas de padre y madre; si el nifio llega a apre- 2 CE, alas Fantasias histéricas y su relacién con Ja bisexualidads (19084), donde se hallard una referencia a la bibliografla sobre el tema (supra, pig. 141.) 218 hender que «pater semper incertus est», mientras que la ma dre es «certissimay,* Ia novela familiar experimenta una cu- riosa limitacién, a saber: se conforma con enaltecer al padre, ‘no poniendo ya en duda la descendencia de la madre, con- siderada inmodificable. Este segundo estadio (sexual) de Ja novela familiar tiene por portador, ademés, un segundo motivo que faltaba en el primer estadio (asexual). Con la noticia sobre los procesos sexusles nace una inclinacién a pintarse situaciones y vinculos eréticos en que entra como fuerza pulsional el placer de poner a la madre, que es asunto de la suprema curiosidad sexual, en Ia situacidn de infide- lidad escondida y secretos enredos amorosos.* De esta ma- nera, aquellas primeras fantaslas, en cierto modo asexuales, son ilevadas hasta la cispide del actual discernimiento. Por lo demés, el motivo de la venganza y la represalia, situado antes en el primer plano, también se muestra aquf. Es que son las més de las veces estos nifios neurdticos los que han sido castigados por sus padres a rafz del desatraigo cde malas costumbtes sexuales, de lo cual se vengan median- te tales fantasas. ‘Muy en particular son los nifios nacidos después que otros hermanos quienes mediante esas imaginerias (Dichtung) arrebatan la primacia sobre todo a los predecesores (exac- tamente como en las inttigas que registra la historia), y 4 ‘menudo no les arredra inventar (andichten) a la madre tan- tos enredos amorosos como competidores haya. Una notable variante de esta novela familiar consiste en reclamar el héroe fantaseador (dichtend) para si mismo la legitimidad, a la vvez que asi elimina por ilegftimos a sus otros hermanos. Y fen todo esto es posible todavia que un interés particular gobierne la novela familiar, que, por su carécter polifacético, y su miltiple aplicabilidad, puede establecer transaccién con toda clase de afanes. De este modo el pequefio fantaseador puede eliminar mediante ella el vinculo de parentesco con tuna hermana, que acaso lo atrajo sexualmente.* Quien apatte Ja vista horrorizado ante esta corrupcién del fnimo infantil, e incluso pretenda impugnar 1a posi lidad misma de que existan tales cosas, debe observar que todas estas imaginerfas al parecer tan hostiles no llevan, en verdad, intencién tan maligna y, bajo ligero disfraz, acredi= + (aE padce es siempre incierto, la madre ¢s cetisimas, antigua fcaula jridica} [Feud retoma esto en «Sobre un tipo particular de elecci6n de ‘objeto en el hombre» (19105), AE, 1, pags, 1645.) * [Enconttamos mencionado esto stimo en la carta Fliess del 20 de junio de 1898 (Freud, 1950s, Carta 91). 219 tan Ja ternura originaria del niio hacia sus padres, que se ha conservado. Sélo en apatiencia son infieles y desagradecidas; en efecto, si uno escruta en los detalles Jas més frecuentes de esas fantasias noveladas, esa sustituciSn de ambos proge- nitores o del padre solo por unas personas més grandiosas, descubre que estos nuevos y més nobles padres estén inte. gramente dotados con rasgos que provienen de recuerdos reales de los padres inferiores verdaderos, de suerte que el nifio en verdad no elimina al padre, sino que lo enaltece. Y aun el integto afén de sustituir al padre verdadero por uno més noble no es sino expresién de 1a afioranza del nifio pot la edad dichosa y perdida en que su padre le parecia EPhombre més noble'y poderoso,y su madce la mujer mis bella y amorosa. Entonces, se extrafia del padre a quien ahora conoce y regresa a aquel en quien creyé durante su primera infancia; asf, la fantasfa no es en verdad sino la expresin del lamento por la desaparicién de esa dichosa edad, Por tanto, Ia sobrestimacién de los primeros afios de Ja infancia vuelve a campear por sus fueros en estas fanta sfas, Una interesante contribucién a este tema proviene del estudio de los suefios. En efecto, su interpretacin ensefia que aun en afios posteriores el emperador y la emperatrz, esas augustas personalidades, significan en los suefios padre y madre.* Por consiguiente, la sobrestimacién infantil de tos padres se a conservado también en el sue del alo norm « Véase mi libro La interpretacién de los suefos (19004) (AE, 8, pég. 359). 220

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