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Resumen Chile colonial

Gabriel Salazar
El libro "Labradores, peones y proletariados" de Gabriel Salazar es un estudio muy
detallado de la historia social y económica de Chile desde la independencia hasta
el inicio del siglo XX. El primer capítulo, titulado "De la estancia al latifundio", se
enfoca en la transformación de la estructura agraria de Chile durante el siglo XIX y
cómo esto afectó a las diferentes clases sociales.
En este capítulo, Salazar argumenta que la transición desde una economía
basada en la estancia, que era una unidad productiva autónoma y autosuficiente,
hacia una economía basada en el latifundio, que era una unidad productiva más
grande y orientada al mercado, fue un proceso complejo y contradictorio. La
expansión del latifundio implicó la expropiación de las tierras común.
El capítulo de "Labradores, peones y proletariados" de Gabriel Salazar titulado
"Los Labradores: Campesinado y descampesinización (1750-1850)" se enfoca en
el proceso de descampesinización en Chile durante el siglo XVIII y XIX, es decir,
en la transformación de los campesinos en trabajadores asalariados y en la
pérdida de su autonomía y propiedad de la tierra.
En este capítulo, Salazar argumenta que la descampesinización no fue un proceso
homogéneo, sino que se desarrolló de manera desigual y dependió de varios
factores, como la ubicación geográfica, el acceso a recursos y la presión
demográfica. Además, sostiene que la descampesinización no fue solo un proceso
económico, sino que estuvo vinculado a cambios políticos y culturales en la
sociedad chilena.
Salazar utiliza una amplia variedad de fuentes históricas para respaldar su tesis,
incluyendo registros de tierras, censos, documentos oficiales y diarios personales
de la época. A través de esta investigación detallada, Salazar muestra cómo la
descampesinización tuvo un impacto profundo en la vida de los campesinos y
contribuyó a la formación de una clase trabajadora asalariada en Chile.
los factores que influyeron en el proceso de descampesinización en Chile, según
el libro "Labradores, peones y proletarios" de Gabriel Salazar:
1. Presión demográfica: El aumento de la población y la competencia por la
tierra llevó a los campesinos a tener parcelas cada vez más pequeñas, lo
que dificultó su supervivencia económica. Esta presión demográfica, en
algunos casos, impulsó a los campesinos a buscar trabajo en otros lugares,
a menudo como trabajadores temporales o migrantes estacionales.
2. Cambios en la propiedad de la tierra: Durante el siglo XVIII y XIX, la
propiedad de la tierra se concentró en manos de unos pocos grandes
terratenientes, lo que dejó a muchos campesinos sin tierra o con acceso
limitado a ella. A menudo, los terratenientes subarrendaban la tierra a los
campesinos, lo que les impedía tener seguridad en sus parcelas y les hacía
depender del propietario.
3. Cambios en la economía: El creciente comercio de productos agrícolas y la
demanda de mano de obra barata para las minas y otros sectores
industriales fomentaron la expansión de la economía capitalista en Chile.
Esto significó que los trabajadores agrícolas comenzaron a ser vistos como
una fuente de mano de obra barata y flexible en lugar de como campesinos
propietarios.
4. Cambios culturales: La llegada de nuevas ideas y la influencia de la Iglesia
Católica y el Estado llevó a una transformación cultural en Chile. Los
campesinos comenzaron a ser vistos como "indios" o "peones" en lugar de
como campesinos propietarios y autónomos, lo que contribuyó a la pérdida
de su identidad cultural y a su marginalización económica y política.

La descampesinización se refiere al proceso de transición de la economía rural


basada en la propiedad y el trabajo agrícola autónomo, a una economía de trabajo
asalariado en la que los campesinos se ven obligados a vender su trabajo por
salarios a los propietarios de la tierra o a los empresarios capitalistas. La pérdida
de tierra y la marginalización económica de los campesinos significó que muchos
de ellos se vieron obligados a trabajar como obreros asalariados para sobrevivir, lo
que a su vez contribuyó a la formación de una nueva clase trabajadora.
Esta nueva clase trabajadora estaba compuesta por hombres y mujeres que
trabajaban en los sectores emergentes de la economía capitalista, como las
minas, las fábricas textiles y los ferrocarriles. Estos trabajadores no tenían la
propiedad de los medios de producción y dependían de su capacidad de vender
su fuerza de trabajo para ganarse la vida. La explotación y la falta de derechos
laborales y políticos fueron algunas de las condiciones que caracterizaron la vida
de la nueva clase trabajadora.
En resumen, la descampesinización en Chile contribuyó a la formación de una
nueva clase trabajadora asalariada, que fue fundamental para el desarrollo del
capitalismo en Chile, pero también enfrentó condiciones de explotación y
marginación.
Algunas de las fuentes más importantes que utilizó son:
1. Archivos y documentos históricos: Salazar consultó una gran cantidad de
archivos y documentos históricos, como los archivos del Ministerio de
Hacienda y de la Intendencia de Santiago, los archivos parroquiales, los
registros de tierras y los diarios y periódicos de la época.
2. Testimonios orales: Salazar también utilizó testimonios orales de
campesinos, obreros y sindicalistas, que recopiló a través de entrevistas y
conversaciones informales.
3. Estudios previos: Salazar también se basó en los estudios previos
realizados por otros historiadores y sociólogos, como Sergio Grez, Julio
Pinto Vallejos, Florencia E. Mallon, entre otros.
4. Teorías y marcos conceptuales: Salazar también se basó en una variedad
de teorías y marcos conceptuales, como la teoría marxista, la teoría de la
dependencia y la teoría del desarrollo, para analizar los procesos históricos
y sociales que estaba estudiando.
Gabriel Salazar utilizó varias fuentes para respaldar sus argumentos. Algunas de
las fuentes más importantes que utilizó en este capítulo son:
1. Registros de haciendas y tierras: Salazar consultó los registros de
haciendas y tierras de la época para analizar la concentración de la
propiedad de la tierra y la expansión de la ganadería y los cultivos
comerciales.
2. Archivos parroquiales: Salazar también consultó los archivos parroquiales
para analizar los patrones de migración y la formación de las comunidades
campesinas en el siglo XVIII y principios del siglo XIX.
3. Informes gubernamentales: Salazar utilizó informes gubernamentales para
analizar las políticas estatales en torno a la propiedad de la tierra y la
agricultura durante el siglo XIX.
4. Trabajos previos: Salazar también se basó en los trabajos previos de otros
historiadores y sociólogos, como Claudio Gay y Sergio Villalobos, para
analizar la economía rural y la formación de las clases sociales en la época
colonial.

Marcello Carmagnani
Carmagnani propone que las distintas regiones de América Latina tenían
características económicas y sociales específicas que influenciaron su desarrollo
durante la época colonial. Algunas de estas características son las siguientes:

● En la región andina, la economía estaba dominada por la producción de


metales preciosos, como la plata y el oro, que se exportaban a Europa en
grandes cantidades. La minería era la principal actividad económica y la
población indígena fue obligada a trabajar en las minas en condiciones de
explotación.
● En la región del Caribe y Centroamérica, la economía colonial estuvo
basada en la producción de azúcar, cacao, tabaco y otros productos
agrícolas que se exportaban a Europa. La producción de estos cultivos
estaba organizada en grandes haciendas y plantaciones que empleaban a
grandes cantidades de mano de obra esclava.

● En la región del Río de la Plata, la economía colonial se basó en la


producción ganadera, especialmente de vacas y ovejas. La producción se
realizaba en grandes estancias que utilizaban mano de obra indígena y
esclava.

● En México y América Central, la economía colonial se caracterizó por la


producción de maíz y otros cultivos alimentarios, así como por la minería de
plata. La producción agrícola se realizaba principalmente en pequeñas
propiedades, mientras que la minería estaba controlada por las autoridades
coloniales.
Cada una de estas regiones tuvo sus particularidades en términos de estructuras
sociales, económicas y culturales que influenciaron el desarrollo de la economía
colonial. En su obra, Carmagnani analiza detalladamente cada una de estas
regiones y cómo sus características económicas y sociales contribuyeron al
desarrollo de una economía colonial diversa y compleja en América Latina.

Según lo que se puede inferir de la obra "Los mecanismos de la vida económica


en una sociedad colonial" de Marcello Carmagnani, el autor se enfoca en analizar
las dinámicas económicas y sociales de la época colonial en América Latina,
particularmente en lo que se refiere al comercio y al trabajo.
En relación al comercio, Carmagnani sostiene que durante la época colonial, la
economía latinoamericana estaba estrechamente vinculada al mercado europeo y
que el comercio se centraba principalmente en la exportación de materias primas
hacia Europa y la importación de bienes manufacturados desde Europa.
Asimismo, señala que el comercio interno en América Latina también era
relevante, pero que estaba limitado por las distancias y la falta de infraestructura.
Respecto al trabajo, el autor aborda la dinámica de la explotación laboral en las
diversas actividades económicas de la época, en particular en la minería y la
agricultura. Sostiene que la explotación laboral en la minería se caracterizaba por
la utilización de trabajo forzado de esclavos y la extracción de recursos naturales a
gran escala, mientras que en la agricultura, la explotación se centraba en la
utilización de mano de obra indígena y en la producción de cultivos de
exportación.
En general, Carmagnani busca entender cómo se estructuró la economía colonial
y cómo las dinámicas del comercio y el trabajo contribuyeron a la consolidación de
un sistema económico y social desigual y explotador en América Latina durante la
época colonial.
Las dinámicas del comercio y el trabajo en la época colonial en América Latina
contribuyeron a la consolidación de un sistema económico y social desigual y
explotador de varias maneras.
En primer lugar, el comercio se centraba principalmente en la exportación de
materias primas hacia Europa y la importación de bienes manufacturados desde
Europa. Esto significaba que la economía latinoamericana estaba orientada hacia
el mercado europeo y que las elites coloniales controlaban la producción y
exportación de materias primas, lo que les permitía acumular riqueza y poder.
En segundo lugar, la explotación laboral en las diversas actividades económicas
de la época era muy intensa, especialmente en la minería y la agricultura. En la
minería, se utilizaba trabajo forzado de esclavos y la extracción de recursos
naturales a gran escala, lo que generaba enormes beneficios económicos para las
elites mineras. En la agricultura, la explotación se centraba en la utilización de
mano de obra indígena y en la producción de cultivos de exportación, lo que
generaba beneficios para los dueños de las haciendas.
En tercer lugar, el sistema de encomienda y el sistema de haciendas eran formas
de explotación laboral y control social muy arraigadas en la época colonial. En el
sistema de encomienda, los encomenderos tenían la responsabilidad de
evangelizar y proteger a los indígenas, pero en la práctica, utilizaban su trabajo de
manera forzada y se apropiaban de los recursos que producían. En el sistema de
haciendas, los dueños de las haciendas controlaban la vida de los trabajadores y
los explotaban laboralmente a través del trabajo en las plantaciones.
En conjunto, estas dinámicas económicas y laborales contribuyeron a la
consolidación de un sistema económico y social desigual y explotador en América
Latina durante la época colonial, en el que las elites coloniales acumulaban
riqueza y poder a costa de la explotación y opresión de las clases populares.
Eduardo Cavieres
El libro se enfoca en la interacción de la economía chilena con la economía
mundial, especialmente en lo que respecta al comercio de plata y otros recursos
naturales. Cavieres argumenta que, aunque el comercio exterior desempeñó un
papel importante en la economía chilena, también hubo una economía interna
significativa que dependía de la producción local y del comercio interno.
Además, el autor explora el impacto del comercio en la estructura social de la
época colonial, incluyendo la creación de una clase de comerciantes enriquecidos
y la perpetuación de la desigualdad social. También destaca la importancia de las
redes de comercio y la dependencia económica que crearon entre Chile y otros
países.
La Parte 1 del libro "El Comercio Chileno en la Economía Mundo Colonial" de
Eduardo Cavieres se titula "El Contexto Colonial" y se enfoca en presentar el
marco histórico y económico en el que se desarrolló el comercio chileno durante la
época colonial.
En esta parte, el autor realiza un análisis detallado de la economía mundial del
siglo XVIII, destacando la importancia del comercio transatlántico en el desarrollo
económico de los países europeos y americanos. Asimismo, se refiere a la
dinámica del comercio colonial, en el que las colonias se especializaban en la
producción de materias primas para exportarlas a Europa a cambio de productos
manufacturados.
En este contexto, Cavieres examina la economía chilena durante la época
colonial, destacando la importancia de la minería del oro y la plata en el desarrollo
económico del país. Además, analiza el papel de la agricultura y el comercio
interno en la economía chilena de la época.
En resumen, la Parte 1 del libro de Eduardo Cavieres "El Comercio Chileno en la
Economía Mundo Colonial" proporciona un panorama general del contexto
económico e histórico en el que se desarrolló el comercio chileno durante la época
colonial, lo que resulta esencial para comprender la evolución del comercio y la
economía chilena en ese periodo histórico.
En primer lugar, es importante mencionar que Chile era una colonia periférica del
Imperio español, lo que significaba que se encontraba relativamente alejada del
centro del poder imperial, en el Virreinato del Perú. Esto tuvo implicancias en el
desarrollo del comercio, ya que se establecieron rutas comerciales más largas y
costosas para conectar Chile con el Perú y, a través de éste, con el resto del
Imperio.
En segundo lugar, Chile era una colonia minera, lo que significa que la economía
colonial se basaba en la explotación y exportación de metales preciosos,
especialmente plata, hacia el Perú y Europa. El comercio chileno, por lo tanto, se
centró en la provisión de bienes y servicios para la actividad minera, como
alimentos, animales de carga, maquinaria y herramientas.
Además, durante la época colonial, Chile se caracterizó por tener una población
relativamente pequeña y dispersa, compuesta en su mayoría por agricultores y
ganaderos. Esto tuvo implicancias en el desarrollo del comercio interno, ya que las
distancias entre los centros de producción y los centros de consumo eran grandes
y las infraestructuras de transporte y comunicación eran precarias.
En resumen, el marco histórico y económico en el que se desarrolló el comercio
chileno durante la época colonial estuvo marcado por la periferia del Imperio, la
actividad minera y la dispersión geográfica de la población. Estos factores
influyeron en la forma en que se establecieron las rutas comerciales, los productos
y servicios que se intercambiaban y las limitaciones del mercado interno.
Cavieres analiza las dinámicas del comercio colonial chileno y cómo éste se
insertó en la economía mundial de la época. El autor sostiene que el comercio
chileno se encontraba limitado por su posición geográfica en el extremo sur del
continente y la falta de puertos naturales, lo que dificultaba el intercambio
comercial con el resto de América y Europa.
A pesar de estas limitaciones, el comercio chileno se enfocó en la exportación de
productos agrícolas y mineros, como trigo, vino, aceite de oliva, plata y cobre,
principalmente hacia el Perú y España. Estas exportaciones fueron financiadas por
el comercio interno y la venta de esclavos, lo que contribuyó a la consolidación de
una economía colonial desigual y explotadora.
Cavieres también destaca la importancia del contrabando en el comercio chileno,
debido a las restricciones impuestas por el sistema mercantilista español y la
necesidad de los comerciantes chilenos de obtener mejores precios y productos.
Este contrabando implicaba la evasión de impuestos y la utilización de rutas
marítimas ilegales, lo que generaba tensiones entre las autoridades coloniales y
los comerciantes locales.
En resumen, Cavieres muestra cómo el comercio colonial chileno se desarrolló en
un contexto de limitaciones geográficas y restricciones mercantilistas, pero logró
consolidarse a través de la exportación de productos agrícolas y mineros,
financiados por el comercio interno y la venta de esclavos, así como por la práctica
del contrabando. Sin embargo, estas dinámicas comerciales contribuyeron a la
formación de una economía colonial desigual y explotadora.
El comercio transatlántico fue de gran importancia en el desarrollo económico de
los países europeos y americanos durante la época colonial. A través de él, se
intercambiaban productos de diferentes regiones, lo que permitía una
diversificación y expansión de los mercados. Por un lado, Europa exportaba
productos manufacturados y recibía materias primas, como el oro, la plata, el
tabaco, el azúcar, el algodón, entre otros, provenientes de las colonias
americanas. Por otro lado, América exportaba productos agrícolas y minerales a
Europa, lo que le permitió obtener riqueza y financiar su desarrollo económico.
El comercio transatlántico también tuvo un gran impacto en la formación de una
economía mundial, donde los productos de diferentes regiones se integraron en
una red de intercambio global. Asimismo, contribuyó a la creación de un sistema
de división del trabajo a nivel internacional, donde cada región se especializaba en
la producción de aquellos bienes en los que tenía una ventaja comparativa, lo que
permitió una mayor eficiencia en la producción y una expansión del comercio
mundial.
Sin embargo, también es importante destacar que el comercio transatlántico
estuvo marcado por la explotación de los pueblos colonizados, quienes eran
obligados a trabajar en condiciones precarias y a precios muy bajos para
abastecer las necesidades de los países europeos.
La minería del oro y la plata fue de gran importancia en el desarrollo económico de
diversos países de América Latina durante la época colonial. La extracción de
estos metales preciosos permitió la acumulación de grandes riquezas que fueron
utilizadas por las potencias colonizadoras europeas para financiar sus guerras y
expandir su poderío.
En el caso específico de países como México, Perú y Bolivia, la minería del oro y
la plata representó una importante fuente de ingresos y riqueza para las colonias
españolas. Estos metales eran enviados a España y a otros países europeos para
su acuñación y posterior comercialización.
La explotación de las minas de oro y plata también tuvo importantes
consecuencias en la estructura social y económica de los países colonizados. La
necesidad de mano de obra para trabajar en las minas llevó a la importación de
esclavos africanos y a la explotación de los pueblos indígenas locales. Además, la
concentración de la riqueza en manos de los grandes propietarios de las minas y
de la corona española generó desigualdades económicas y sociales significativas.
En resumen, la minería del oro y la plata fue un factor clave en el desarrollo
económico de los países colonizadores europeos y de las colonias en América
Latina, pero también tuvo importantes consecuencias sociales y económicas en
los territorios colonizados.
Durante la época colonial, la agricultura y el comercio interno desempeñaron un
papel importante en la economía chilena. La agricultura se centró principalmente
en la producción de trigo, maíz, legumbres y frutas, y se destinaba en gran parte al
consumo local y al abastecimiento de las ciudades mineras cercanas.
Por su parte, el comercio interno se caracterizó por la presencia de ferias y
mercados en las principales ciudades y pueblos del país, en los que se
intercambiaban productos agrícolas, ganaderos, textiles y otros bienes de
consumo. Estos mercados locales y regionales fueron fundamentales para la
economía chilena, ya que permitían la circulación de bienes y servicios dentro del
territorio y generaban empleo y actividad económica en las zonas rurales y
urbanas.
En este sentido, la agricultura y el comercio interno fueron complementarios a la
minería y al comercio exterior, y contribuyeron a la diversificación económica del
país y a la consolidación de una red comercial y productiva que abarcaba desde el
campo hasta las ciudades y los puertos de exportación.
Juan Cáceres
Cáceres Muñoz examina la manera en que los cambios económicos y sociales de
la época afectaron a la estructura social de la zona, particularmente a la relación
entre los grandes propietarios de tierras y los trabajadores agrícolas. Además,
examina cómo el poder rural se articulaba con el poder político en el contexto de la
formación del Estado chileno.
En cuanto a las fuentes que utiliza, se basa principalmente en documentos de
archivo, como testamentos, padrones, registros notariales y censos, para
reconstruir la estructura social y económica de la zona. También utiliza trabajos de
otros historiadores y sociólogos para contextualizar su análisis.
Según Juan Cáceres Muñoz, en su obra "Poder rural y estructura social,
Colchagua, 1760-1860", los cambios económicos y sociales de la época afectaron
profundamente la estructura social de la zona, generando una compleja dinámica
de poder entre los distintos actores sociales. En particular, la expansión del
comercio de exportación y la producción vitivinícola, junto con la creciente
demanda de mano de obra, impulsaron una serie de transformaciones sociales
que alteraron el orden tradicional de la sociedad de Colchagua.
El autor destaca que el poder político y económico estaba concentrado en manos
de una élite rural, conformada por grandes propietarios de tierras y comerciantes
exportadores de vino. Esta élite controlaba los principales resortes del poder
económico, y además era la encargada de administrar la justicia y el orden social
en la zona. Por otro lado, la creciente demanda de mano de obra generó la
aparición de una clase trabajadora formada por pequeños propietarios, artesanos,
jornaleros y trabajadores rurales, quienes estaban sujetos a la explotación y al
abuso de los grandes propietarios.
En este contexto, Cáceres destaca el papel que jugaron las redes de parentesco y
las formas tradicionales de organización comunitaria en la estructuración del poder
rural. Según el autor, estas redes permitieron a la élite rural mantener el control
sobre los recursos productivos y la mano de obra, así como sobre la vida social y
política de la zona. Sin embargo, estas mismas redes también facilitaron la
movilidad social de ciertos individuos, lo que permitió el surgimiento de una clase
media que desafió el orden tradicional de la sociedad de Colchagua.
Según Juan Cáceres Muñoz, el poder rural y el poder político estaban
estrechamente relacionados en la formación del Estado chileno durante el siglo
XIX. En su obra "Poder rural y estructura social, Colchagua, 1760-1860", Cáceres
muestra cómo la elite rural de la zona de Colchagua tenía un papel fundamental
en la configuración del poder político y en la toma de decisiones a nivel local y
nacional.
En el contexto de la construcción del Estado chileno, el poder rural jugó un papel
importante en la formación de alianzas políticas y en la negociación de los
términos de la integración al Estado. Además, la elite rural también tuvo un papel
clave en la organización de la producción agrícola y en la comercialización de los
productos, lo que le otorgó un gran poder económico y social.
Cáceres argumenta que el poder rural se basaba en la propiedad de la tierra y en
el control de los recursos naturales, lo que le permitió a la elite rural mantener su
posición de poder en la sociedad chilena. Asimismo, el poder político y la elite rural
compartían intereses comunes en la explotación de los recursos naturales y en la
organización de la producción agrícola, lo que consolidó su alianza en la
construcción del Estado chileno.
la élite rural y el poder político compartían varios intereses comunes. En primer
lugar, ambos grupos buscaban mantener y ampliar su control sobre la sociedad, la
economía y la política. La élite rural, compuesta por hacendados y terratenientes,
utilizaba su poder económico y social para influir en la política local y nacional,
mientras que el poder político buscaba consolidar su poder y mantener el orden
social.
En segundo lugar, ambos grupos estaban interesados en mantener el sistema
colonial de producción y explotación, que les permitía obtener beneficios
económicos a costa del trabajo de los indígenas y de los sectores populares. La
élite rural controlaba gran parte de las tierras y de los recursos naturales, y
utilizaba a los peones y trabajadores agrícolas para la producción de materias
primas que se exportaban al mercado internacional. El poder político, por su parte,
garantizaba el mantenimiento del orden colonial y la protección de los intereses de
la élite rural.
En tercer lugar, la élite rural y el poder político compartían una visión elitista y
autoritaria de la sociedad y la política, que restringía la participación y el acceso al
poder de los sectores populares y de las minorías. Ambos grupos mantenían una
mentalidad conservadora y jerárquica, que se traducía en el mantenimiento de las
desigualdades sociales y en la represión de cualquier movimiento social o político
que pudiera amenazar sus intereses.
la elite rural de la zona de Colchagua tuvo un papel fundamental en la
configuración del poder político y en la toma de decisiones a nivel local y nacional.
Esta elite se caracterizaba por su gran riqueza, que provenía principalmente de la
explotación de la tierra y de la producción agrícola.
La elite rural de Colchagua estableció fuertes lazos con el poder político,
principalmente a través de la representación en la Cámara de Diputados y de la
influencia que ejercían en los gobiernos locales y regionales. De esta manera, la
elite rural lograba defender sus intereses y asegurarse un lugar privilegiado en la
estructura social y política del país.
Además, la élite rural tenía un papel importante en la toma de decisiones a nivel
nacional, ya que muchos de sus miembros eran políticos destacados que
ocuparon cargos importantes en el gobierno central. De esta manera, la élite rural
lograba influir en la política nacional y defender sus intereses económicos y
políticos a nivel nacional. En resumen, la élite rural de Colchagua tenía un papel
fundamental en la configuración del poder político y en la toma de decisiones a
nivel local y nacional gracias a su gran riqueza y su capacidad para establecer
lazos con el poder político.

Según Cáceres, tanto la élite rural como el poder político estaban interesados en
mantener el sistema colonial de producción y explotación por varias razones. En
primer lugar, la élite rural controlaba la producción agrícola y la explotación de
mano de obra, lo que les daba un gran poder económico y político. Por lo tanto,
estaban interesados en mantener este sistema para mantener su posición de
poder.
Por otro lado, el poder político también estaba interesado en mantener el sistema
colonial de producción y explotación, ya que les permitía mantener el control y la
estabilidad social y política en la colonia. En este sistema, la elite rural tenía un
papel importante como intermediaria entre el poder político y la población rural, y
se encargaba de mantener el orden y la disciplina en la zona.
Además, el sistema colonial de producción y explotación también beneficiaba a los
intereses comerciales de las potencias europeas, que se beneficiaban de la
extracción de materias primas y la venta de productos manufacturados. Por lo
tanto, el poder político también estaba interesado en mantener este sistema para
mantener la relación comercial con las potencias europeas y el flujo de ingresos
que esto generaba.
En resumen, tanto la elite rural como el poder político estaban interesados en
mantener el sistema colonial de producción y explotación, ya que esto les permitía
mantener su poder económico y político, mantener la estabilidad social y política
en la colonia y beneficiarse de la relación comercial con las potencias europeas.

Relación de los textos


Todos los textos analizados tienen en común su enfoque en la época colonial y en
cómo las dinámicas económicas y sociales de la época contribuyeron a la
formación de estructuras de poder y explotación en América Latina.
En particular, se destaca la importancia del comercio transatlántico, la minería y la
agricultura en la economía colonial y cómo estas actividades económicas estaban
íntimamente ligadas a las estructuras de poder y explotación que caracterizaron la
época.
Se evidencia también la relación entre la elite rural y el poder político, y cómo
ambos grupos compartían intereses en la mantención del sistema colonial de
producción y explotación.
En general, los textos permiten una comprensión más profunda de las dinámicas
económicas, sociales y políticas que caracterizaron la época colonial en América
Latina y cómo estas dinámicas han influido en la formación de las estructuras
socioeconómicas de la región hasta el día de hoy.
En términos generales, los textos que hemos analizado abordan la estructura de
poder en diferentes niveles y en distintos contextos históricos, lo que nos permite
entender las complejas dinámicas de poder en la sociedad colonial y poscolonial
de América Latina.
Por ejemplo, en el caso de Gabriel Salazar, se enfoca en el surgimiento de una
nueva clase trabajadora en Chile durante la época poscolonial y cómo la
estructura de poder se mantuvo en manos de la elite terrateniente, perpetuando la
explotación de los trabajadores. En este sentido, podemos ver cómo el poder
económico y político estaban estrechamente relacionados y cómo la elite rural
mantenía su control sobre la sociedad.
Por otro lado, Eduardo Cavieres en su libro "El comercio chileno en la economía
mundo colonial", analiza el papel que jugó el comercio en el desarrollo económico
de Chile durante la época colonial. A través de su análisis, podemos ver cómo el
poder económico de la metrópoli española y su control sobre el comercio
transatlántico influyeron en la configuración de la estructura de poder en América
Latina.
Finalmente, Juan Cáceres Muñoz en su libro "Poder rural y estructura social,
Colchagua, 1760-1860" analiza cómo la elite rural de la zona de Colchagua en
Chile tuvo un papel fundamental en la configuración del poder político y en la toma
de decisiones a nivel local y nacional. En este contexto, podemos ver cómo el
poder económico y político estaban estrechamente relacionados y cómo la elite
rural mantenía su control sobre la sociedad a través del mantenimiento del sistema
colonial de producción y explotación.
En conclusión, los textos analizados nos permiten entender cómo el poder
económico y político estaban estrechamente relacionados en la sociedad colonial
y poscolonial de América Latina y cómo las estructuras de poder se mantuvieron
en manos de la elite terrateniente, perpetuando la explotación de los trabajadores
y manteniendo el control sobre la sociedad.
De Ramon y Larrain
El libro se centra en el análisis de la evolución económica y social de la sociedad
chilena, y cómo las distintas actividades económicas se fueron desarrollando en el
país, como la minería, la agricultura y el comercio. También se analizan las
relaciones económicas entre Chile y otros países, especialmente con España.
En cuanto a las estructuras de poder, el libro muestra cómo la economía chilena
estuvo fuertemente influenciada por las políticas económicas españolas, y cómo la
elite criolla local jugó un papel importante en el mantenimiento de estas
estructuras de poder. Además, se destaca la importancia del control político y
social por parte de la Corona española en la configuración del sistema económico
y social chileno.
En el texto "Orígenes de la vida económica Chilena: 1659-1808" de Armando De
Ramón y José Manuel Larraín, se aborda la influencia de las políticas españolas
en la economía chilena durante la época colonial.
Durante la época colonial, España implementó una serie de políticas mercantilistas
que buscaban proteger sus intereses económicos y comerciales en América.
Estas políticas se basaban en la idea de que la riqueza y el poder de un país se
medían por la cantidad de metales preciosos que poseía y que, por lo tanto, se
debía fomentar la exportación de productos manufacturados y la importación de
materias primas para su transformación en Europa.
En el caso de Chile, España aplicó políticas económicas que buscaban limitar el
comercio exterior y fomentar la producción y exportación de ciertos productos
como el trigo, el vino y la plata. Por ejemplo, se establecieron impuestos y
restricciones a la importación de productos manufacturados y se prohibió la
exportación de ciertos productos como el oro y la plata, con el fin de que estas
materias primas fueran utilizadas en la producción de moneda en España.
Además, la corona española estableció un sistema de monopolios y de comercio
exclusivo que beneficiaba a ciertos grupos privilegiados, como los comerciantes
peninsulares y los grandes hacendados. Estos grupos tenían acceso a los
recursos y a los mercados controlados por la corona, lo que les permitía acumular
riqueza y poder.
En este contexto, la economía chilena estuvo marcada por la dependencia de la
corona española y por la explotación de los recursos naturales y humanos en
beneficio de un pequeño grupo de privilegiados. La estructura económica y social
de la época colonial favorecía la concentración de la tierra y la riqueza en pocas
manos, lo que se traducía en una profunda desigualdad y en la exclusión de
amplios sectores de la población de los beneficios económicos y políticos.
El mercantilismo fue una política económica que buscaba fomentar la acumulación
de riqueza en las potencias europeas a través de la creación de monopolios
comerciales y la promoción de exportaciones e importaciones controladas. En el
contexto colonial, el mercantilismo era la base de la política económica española
en América, y Chile no fue la excepción.
Una de las principales consecuencias del mercantilismo en Chile fue la restricción
al comercio exterior. La Corona española imponía estrictos controles sobre las
importaciones y exportaciones, buscando evitar la salida de metales preciosos y
asegurando la compra de productos manufacturados españoles. Estas medidas
tuvieron un impacto directo en la economía chilena, que se basaba en la
producción de productos agrícolas y minerales para la exportación.
Otro aspecto importante del mercantilismo en Chile fue el fomento a la producción
interna. La Corona española incentivaba la producción de bienes manufacturados
en las colonias para reducir la dependencia de los productos importados de
España. En Chile, esto se tradujo en el fomento a la producción textil y la
promoción de la industria de la seda, entre otras iniciativas.
Sin embargo, el mercantilismo también tuvo efectos negativos en la economía
chilena. La falta de competencia en el mercado exterior impidió el desarrollo de
nuevas industrias y la diversificación de la economía, lo que la hizo vulnerable a
las fluctuaciones de los precios internacionales de los productos agrícolas y
minerales. Además, la falta de incentivos para la innovación y la mejora
tecnológica limitó el potencial de crecimiento de la economía chilena.
En resumen, el texto de De Ramón y Larraín destaca la fuerte influencia que las
políticas mercantilistas de la Corona española tuvieron en la economía chilena
durante la época colonial, enfatizando tanto los efectos positivos como negativos
de dicha influencia.
El mercantilismo es una teoría económica que se enfoca en la acumulación de
riquezas para un Estado a través del comercio. Algunos de los efectos positivos
que se le atribuyen al mercantilismo son:
1. Aumento de la producción: El mercantilismo incentivó el aumento de la
producción nacional, lo que llevó a la creación de nuevas industrias y a la
innovación tecnológica para mejorar la producción de bienes.
2. Desarrollo del comercio: El mercantilismo fomentó el comercio tanto interno
como externo, lo que llevó a la creación de nuevas rutas comerciales y a la
expansión del comercio internacional.
3. Protección de la industria nacional: El mercantilismo protegía la industria
nacional a través de la imposición de aranceles a los productos extranjeros,
lo que permitía el crecimiento de las industrias locales y reducía la
dependencia de importaciones.
4. Acumulación de riqueza: La acumulación de metales preciosos como el oro
y la plata era una de las principales metas del mercantilismo, lo que
permitía al Estado financiar sus actividades y proyectos sin depender de
préstamos.
5. Desarrollo de la infraestructura: El mercantilismo impulsó la inversión en
infraestructura para mejorar el transporte y la comunicación, lo que
facilitaba el comercio y el intercambio de bienes.
Cabe mencionar que si bien el mercantilismo trajo consigo algunos efectos
positivos, también se le critica por su enfoque en la acumulación de riqueza a
costa de la explotación de recursos y mano de obra, así como por la protección de
las industrias nacionales a través de barreras comerciales que limitaban la
competencia y el acceso a bienes y servicios más baratos.
Aunque el mercantilismo tuvo algunos efectos positivos en el desarrollo de las
economías europeas y americanas durante la época colonial, también tuvo efectos
negativos significativos:
1. Proteccionismo: La política comercial del mercantilismo se basaba en el
proteccionismo, lo que significaba que los países imponían barreras
comerciales a las importaciones de otros países, lo que limitaba la
competencia y elevaba los precios de los productos en el mercado interno.
2. Dependencia: La política mercantilista promovía la dependencia económica
de las colonias con respecto a la metrópoli, lo que les impedía desarrollar
una economía diversificada y autónoma.
3. Explotación: La explotación de los recursos naturales y humanos de las
colonias por parte de las potencias coloniales fue una consecuencia directa
del mercantilismo, que promovía la extracción de materias primas a bajo
costo para ser procesadas en la metrópoli y vendidas en los mercados
internacionales.
4. Desigualdad: La política mercantilista creó una división económica desigual
entre las potencias coloniales y sus colonias, lo que generó una brecha
económica y social entre ellas.
5. Falta de innovación: La política mercantilista desalentaba la innovación
tecnológica y el desarrollo de nuevas industrias, ya que los recursos y el
trabajo se enfocaban en la producción de materias primas para la
exportación.
En resumen, aunque el mercantilismo tuvo algunos efectos positivos, como el
aumento de la producción y el desarrollo de las infraestructuras comerciales,
también tuvo efectos negativos significativos en las economías coloniales, como la
dependencia, la explotación y la desigualdad.
se describe el desarrollo de distintas actividades económicas en Chile durante la
época colonial. Algunas de estas actividades son:
1. Minería: La minería fue una actividad fundamental para la economía
colonial de Chile. Se explotaron yacimientos de oro y plata en la zona de
Copiapó, Coquimbo y La Serena, y posteriormente en la región de
Atacama. La minería fue controlada por la Corona española y se realizaba a
través de la mita y la encomienda.
2. Agricultura: La agricultura fue otra actividad importante en la economía
colonial de Chile. Se cultivaron productos como trigo, maíz, cebada, vid y
frutales. El cultivo de la vid y la producción de vino se desarrolló
especialmente en la zona central del país. La agricultura fue controlada por
la elite terrateniente y se realizaba principalmente en grandes haciendas.
3. Comercio: El comercio fue un sector clave en la economía colonial de Chile.
Se realizaba tanto el comercio interno, entre las distintas regiones del país,
como el comercio exterior, especialmente con el Virreinato del Perú. La
Corona española controlaba el comercio y establecía monopolios y
restricciones a la importación y exportación de ciertos productos.
4. Artesanía: La producción artesanal también tuvo un papel importante en la
economía colonial de Chile. Se desarrollaron actividades como la textilería,
la cerámica, la talabartería y la carpintería, entre otras. La producción
artesanal se realizaba principalmente en pequeños talleres y era controlada
por los artesanos y las autoridades locales.
Estas actividades económicas se desarrollaron en un contexto de control por parte
de la Corona española y de explotación de los recursos y la mano de obra local.
La economía colonial de Chile fue parte del sistema económico mundial en el que
los países europeos y americanos estaban interconectados a través del comercio
y la explotación de recursos naturales.
(La mita fue un sistema de trabajo forzado utilizado tanto por los Incas como por
los españoles durante la época colonial. La mita inca, conocida como mit'a, era un
sistema de trabajo rotativo en el que los hombres en edad laboral eran obligados a
trabajar en proyectos comunitarios durante un período de tiempo determinado.
Durante la época colonial, los españoles adoptaron y adaptaron este sistema de
trabajo para sus propios intereses en las minas de plata y oro de América Latina.
En cuanto a los autores que hablan sobre este tema, el historiador John R. Fisher
en su libro "Los Andes: Una historia cultural" hace una comparación entre la mit'a
inca y la mita colonial española en la minería de Potosí en Bolivia. También el
historiador Charles F. Walker en su libro "La Rebelión de Tupac Amaru y los
orígenes de la independencia en el Perú" menciona la mita y cómo fue utilizada
tanto por los Incas como por los españoles en la explotación de los recursos
naturales.) (importante saber esto)

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