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Gabriel Salazar
El libro "Labradores, peones y proletariados" de Gabriel Salazar es un estudio muy
detallado de la historia social y económica de Chile desde la independencia hasta
el inicio del siglo XX. El primer capítulo, titulado "De la estancia al latifundio", se
enfoca en la transformación de la estructura agraria de Chile durante el siglo XIX y
cómo esto afectó a las diferentes clases sociales.
En este capítulo, Salazar argumenta que la transición desde una economía
basada en la estancia, que era una unidad productiva autónoma y autosuficiente,
hacia una economía basada en el latifundio, que era una unidad productiva más
grande y orientada al mercado, fue un proceso complejo y contradictorio. La
expansión del latifundio implicó la expropiación de las tierras común.
El capítulo de "Labradores, peones y proletariados" de Gabriel Salazar titulado
"Los Labradores: Campesinado y descampesinización (1750-1850)" se enfoca en
el proceso de descampesinización en Chile durante el siglo XVIII y XIX, es decir,
en la transformación de los campesinos en trabajadores asalariados y en la
pérdida de su autonomía y propiedad de la tierra.
En este capítulo, Salazar argumenta que la descampesinización no fue un proceso
homogéneo, sino que se desarrolló de manera desigual y dependió de varios
factores, como la ubicación geográfica, el acceso a recursos y la presión
demográfica. Además, sostiene que la descampesinización no fue solo un proceso
económico, sino que estuvo vinculado a cambios políticos y culturales en la
sociedad chilena.
Salazar utiliza una amplia variedad de fuentes históricas para respaldar su tesis,
incluyendo registros de tierras, censos, documentos oficiales y diarios personales
de la época. A través de esta investigación detallada, Salazar muestra cómo la
descampesinización tuvo un impacto profundo en la vida de los campesinos y
contribuyó a la formación de una clase trabajadora asalariada en Chile.
los factores que influyeron en el proceso de descampesinización en Chile, según
el libro "Labradores, peones y proletarios" de Gabriel Salazar:
1. Presión demográfica: El aumento de la población y la competencia por la
tierra llevó a los campesinos a tener parcelas cada vez más pequeñas, lo
que dificultó su supervivencia económica. Esta presión demográfica, en
algunos casos, impulsó a los campesinos a buscar trabajo en otros lugares,
a menudo como trabajadores temporales o migrantes estacionales.
2. Cambios en la propiedad de la tierra: Durante el siglo XVIII y XIX, la
propiedad de la tierra se concentró en manos de unos pocos grandes
terratenientes, lo que dejó a muchos campesinos sin tierra o con acceso
limitado a ella. A menudo, los terratenientes subarrendaban la tierra a los
campesinos, lo que les impedía tener seguridad en sus parcelas y les hacía
depender del propietario.
3. Cambios en la economía: El creciente comercio de productos agrícolas y la
demanda de mano de obra barata para las minas y otros sectores
industriales fomentaron la expansión de la economía capitalista en Chile.
Esto significó que los trabajadores agrícolas comenzaron a ser vistos como
una fuente de mano de obra barata y flexible en lugar de como campesinos
propietarios.
4. Cambios culturales: La llegada de nuevas ideas y la influencia de la Iglesia
Católica y el Estado llevó a una transformación cultural en Chile. Los
campesinos comenzaron a ser vistos como "indios" o "peones" en lugar de
como campesinos propietarios y autónomos, lo que contribuyó a la pérdida
de su identidad cultural y a su marginalización económica y política.
Marcello Carmagnani
Carmagnani propone que las distintas regiones de América Latina tenían
características económicas y sociales específicas que influenciaron su desarrollo
durante la época colonial. Algunas de estas características son las siguientes:
Según Cáceres, tanto la élite rural como el poder político estaban interesados en
mantener el sistema colonial de producción y explotación por varias razones. En
primer lugar, la élite rural controlaba la producción agrícola y la explotación de
mano de obra, lo que les daba un gran poder económico y político. Por lo tanto,
estaban interesados en mantener este sistema para mantener su posición de
poder.
Por otro lado, el poder político también estaba interesado en mantener el sistema
colonial de producción y explotación, ya que les permitía mantener el control y la
estabilidad social y política en la colonia. En este sistema, la elite rural tenía un
papel importante como intermediaria entre el poder político y la población rural, y
se encargaba de mantener el orden y la disciplina en la zona.
Además, el sistema colonial de producción y explotación también beneficiaba a los
intereses comerciales de las potencias europeas, que se beneficiaban de la
extracción de materias primas y la venta de productos manufacturados. Por lo
tanto, el poder político también estaba interesado en mantener este sistema para
mantener la relación comercial con las potencias europeas y el flujo de ingresos
que esto generaba.
En resumen, tanto la elite rural como el poder político estaban interesados en
mantener el sistema colonial de producción y explotación, ya que esto les permitía
mantener su poder económico y político, mantener la estabilidad social y política
en la colonia y beneficiarse de la relación comercial con las potencias europeas.