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“Las pasiones del corazón de Dios”

Capítulo 3
PASIÓN POR LA IGLESIA
A. DIOS AMA LA INTIMIDAD

“Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,
para santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua por la palabra,
a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviese mancha
ni arruga ni cosa semejante, sino que fuese santa y sin mancha.
Así también los maridos deben amar a sus mujeres como a sus mismos cuerpos.
El que ama a su mujer, a sí mismo se ama. Porque nadie aborreció jamás a su propia carne,
sino que la sustenta y la cuida, como también Cristo a la iglesia”. Efesios 5:25-29

 Dios ama a la Iglesia por encima de su condición. Él la fundó, la hizo crecer a través de los siglos,
continúa purificándola, y un día la presentará gloriosa y sin mancha para las bodas del Cordero.

 Amar a la Iglesia es amar lo que Dios ama. Hay un sector en su corazón que tiene un celo intenso
por la Novia. El amor que Jesús tiene por la Iglesia es descrito por Pablo como un misterio.

“Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne.
Grande es este misterio; mas yo digo esto respecto de Cristo y de la iglesia”. Efesios 5:31-32

 ¿Qué hace Dios cuando ve a la Iglesia sucia y contaminada? Se entrega a sí mismo para purificarla.
Y espera que hagamos lo mismo.

 La Iglesia no es el templo, así como una familia no es la casa en la que vive. Pero claramente se
necesita una casa para que la familia funcione, así como el diseño bíblico nos enseña que
necesitamos un lugar para congregarnos y compartir juntos la dinámica espiritual de la fe.
Necesitamos restaurar también el celo por la casa de Dios (Salmo 69:9).

 Cristo fue el primero en mencionar la palabra Iglesia en toda la Biblia. El término original que
utilizó fue traducido al griego como ekklesia, que era la principal asamblea de la democracia
ateniense en la Grecia clásica. En otras palabras, el Señor definió su obra maestra como una especie
de “parlamento espiritual”.

 La Iglesia no es un cristiano aislado que desarrolla su fe, sino un ámbito donde una comunidad
de creyentes en Jesucristo se pone de acuerdo y ejerce un poder espiritual a través de la unidad.
Dios es un Padre que anhela una familia y un hogar. La familia son los nacidos de nuevo, y el hogar
es la dinámica espiritual que se desarrolla en la casa, edificio o templo donde nos reunimos. Es en
ese ámbito donde crecemos, nos desarrollamos, aprendemos y somos activados. Desde allí
gobernamos e influenciamos ciudades y naciones.

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B. ¿CÓMO RESTAURAR ESTA PASIÓN POR LA IGLESIA?

1. Amar a la Iglesia
“Cristo amó a la iglesia”

 Necesitamos desarrollar un amor maduro y sobrio por la Iglesia, como el que se describe en
1 Corintios 13.

2. Entregarnos por la Iglesia


“…se entregó a sí mismo por ella, para santificarla”

 La entrega apasionada produce un efecto transformador. Jesús se entrega por todo aquello que
desea santificar. Nunca podrás ver a tu Iglesia transformada sino te entregas por ella.

3. Sustentar y cuidar a la Iglesia


“…la sustenta y la cuida”

 Sustentar significa “alimentar”; y cuidar, “proteger”.

C. ¿QUÉ HACER ANTE LOS ERRORES DE LA IGLESIA?

“Escribe al ángel de la iglesia en Éfeso: El que tiene las siete estrellas en su diestra,
el que anda en medio de los siete candeleros de oro, dice esto…” Apocalipsis 2:1

 Las congregaciones en las que Jesús se está moviendo, manifiestan serios problemas. Algunas
tienen a Jezabel en medio y otras tienen nombre de que viven pero están muertas. Están las tibias y
aquellas que perdieron su primer amor. En otras, toleran falsas doctrinas (nicolaítas, doctrinas de
Balaam) entre sus enseñanzas. Sin embargo, Jesús se describe a sí mismo como: El que se mueve en
medio de estas iglesias... Él permanece en medio de congregaciones llenas de errores. No se va, se
queda. Y es capaz de entregarse por completo hasta verlas transformadas.

 No podemos transformar aquello que no amamos. Amar es más poderoso que juzgar cuando
queremos transformar. No puedes transformar algo desde afuera, tienes que involucrarte y moverte
en medio.

 A las iglesias llenas de errores Jesús las llama “candeleros de oro”. ¿Por qué? Él siempre te define
por tu destino y no por tu condición.

D. DISCERNIR EL CUERPO

“Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí.
Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen”. 1 Corintios 11:29-30

 La palabra original que se utiliza para “discernimiento” está relacionada con el término
“entendimiento”. “Discernir” es tener entendimiento “espiritual”.

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 Pablo nos exhorta y declara que no se puede vivir la vida cristiana victoriosa sin entender lo que
significa espiritualmente el Cuerpo. Si llevamos a cabo actos litúrgicos sin entender el Cuerpo,
estamos en problemas.

 Una sola persona no es la Iglesia, se necesita a otros. Pablo deja esto claro en el siguiente capítulo:
“el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos” (1 Corintios 12:14).

 ¿Alguna vez has visto una mano golpear intencionalmente a la otra? ¿O una pierna patear otra parte
del mismo cuerpo dañándolo? ¿O competir entre un oído y el otro para ver cuál escucha mejor? Solo
podría pasar si los miembros del cuerpo no entendieran el funcionamiento coordinado del diseño
completo.

 Cuando no discernimos el Cuerpo, en nuestra vida se desata enfermedad, debilidad que conduce
al pecado y hasta muerte espiritual y física.

 Hacer actos litúrgicos como adoración, oración o hasta evangelismo sin comprender cómo opera
el diseño de la Iglesia, es un asunto grave. No fuimos diseñados para operar de forma aislada.

E. CRITICAR LA IGLESIA ES CRITICAR A CRISTO

“…y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?” Hechos 9:4

 En su encuentro con Saulo, puedes notar que Jesús no le dice: ¿Por qué persigues a mis discípulos?
O: ¿Por qué mataste a Esteban? O: ¿Por qué quemas iglesias? Sino que le pregunta: ¿Por qué me
persigues? En otras palabras Jesús le dice: Si te enojas con mis hijos que se reúnen en mi nombre, te
enojas conmigo. Si persigues a los cristianos, me persigues a mí, porque son mi Cuerpo.

 Criticar a la Iglesia, es criticar a Jesús. Si me enojo con parte de mi cuerpo, me estoy enojando
conmigo. Si hablo mal de una parte del tuyo, estoy hablando mal de ti. Uno de los síntomas más
claros de una persona que no discierne el Cuerpo es la crítica hacia la Iglesia.

 Cuando amas a la Iglesia, amas a Cristo. La Iglesia está dormida, pero no está muerta. Será el amor
de aquellos que aman lo que Dios ama, lo que la despertará.

 Es tiempo que comiences a moverte en medio de los candeleros de oro, lleno de amor y compasión.
Comprometido con lo que hay que cambiar, pero desde la misericordia, intercesión y perdón.

Acciones prácticas: Pasión por la Iglesia

 Cambia tu actitud:
Lo primero que quisiera sugerirte es que tu predisposición con tu iglesia local sea transformada
radicalmente. Debes decidir amarla, perdonarla y entregarte por ella. Si te sientes listo para hacerlo,
habla con tus pastores o líderes para contarles de tu decisión. Pide perdón si es necesario y decide
restaurar la relación. ¿Qué hace Jesús cuando alguien cercano lo va a traicionar o habla mal de Él a sus
espaldas? Le lava los pies. Eso fue lo que hizo con Judas, porque primero fue el lavamiento de pies, y
luego la cena de la que Judas se retiró. Haz lo mismo por aquellos que te han lastimado. Comienza a

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desarrollar una actitud de pacificador en tu congregación. Que tu humildad y amor incondicional


contagie a los demás hermanos. Y estarás sanando a la Novia de Cristo.

 Sirve activamente:
Una buena manera de moverte en medio de los candeleros, como lo hace Jesús, es activar tu servicio.
Si ya tienes un lugar delegado para hacerlo, potencia tu compromiso. Renueva tus expectativas, anima
a otros, revitaliza tus estrategias y fortalece tu entrega. Si aún no tienes un área para hacerlo, comienza
a dar testimonio de este nuevo tiempo con tus actitudes y en el tiempo oportuno. Habla con tus
pastores sobre tu deseo de servir. No necesitas una plataforma para hacerlo, te animo a que te ofrezcas
a limpiar, ordenar, visitar a los nuevos creyentes, etc. Esas áreas anónimas y muchas veces
desapercibidas, son claves para que tu pasión genuina por la Iglesia se desarrolle.

 Cambia la crítica por oración:


No juzgues ni participes en charlas que promuevan la murmuración sobre la Iglesia o el liderazgo.
Cuando veas algo mal, pecados o problemas, ora, clama, intercede y profetiza restauración. Si tienes
el lugar y la autoridad, con mucho amor y sabiduría, plantea los problemas, siempre con soluciones o
propuestas. Nunca describas algo que está mal sin proponer una salida. Hazlo siempre con humildad y
ternura, como Cristo lo ha hecho contigo. A veces hay que callar de amor, orar y esperar. Recuerda
que Dios ama la Iglesia más que tú y cuenta contigo para transformarla. Si Él no se va, tampoco tú
debes hacerlo.

 Potencia a otros:
Vive para honrar a las personas que tienen gracia, dones o llamado distintos al tuyo. Reconoce la
necesidad de armonía (personas diferentes operando juntas). Asiste a las actividades que no sean
directamente de tu área, mostrando tu entendimiento del Cuerpo. Bendice al pastor luego de cada
prédica, agradece el tiempo que invirtió en preparar la enseñanza y valora su sacrificio. Anima a los
hermanos que están en otros ministerios, conviértete en una persona que sana, potencia y fortalece
al resto del Cuerpo.

 Espera con buena actitud.


Por último, si las cosas no funcionan como tú deseas, decide ser paciente con una actitud de fe y amor.
No te desesperes. Todas las iglesias pasan por tiempos difíciles y temporadas de confusión. Tú no eres
de los que abandonan el barco en medio de la tormenta, eres de los que llegan del otro lado, porque
Jesús está allí. Decide amar a tu iglesia en todo tiempo, en salud y en enfermedad, en abundancia y en
escasez, porque Cristo la ama así, como a una Esposa.

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