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Álvarez-Bernárdez - La Interpretación Literaria Como Diálogo Entre Posiciones
Álvarez-Bernárdez - La Interpretación Literaria Como Diálogo Entre Posiciones
DOI 10.18239/ocnos_2020.19.2.2281
Ocnos
Revista de Estudios sobre lectura Open Access
http://ocnos.revista.uclm.es/ Full Text
Article
Álvarez-Bernárdez, P. R., & Monereo, C. (2020). La interpretación literaria como diálogo entre
posiciones. Ocnos, 19 (2), 7-16.
https://doi.org/10.18239/ocnos_2020.19.2.2281
Ocnos: Revista de Estudios sobre lectura. Editada por CEPLI; Universidad de Castilla-La Mancha se distribuye bajo
una licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0. Internacional 7
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Self Theory) ha explicado cómo la mente del sujeto mundo. Todos nos aproximamos a los fenóme-
es una sociedad en la que se producen discusio- nos y productos culturales de manera mediada,
nes, enfrentamientos y acuerdos, de un modo indirecta. Interpretar y comprender son actos
similar a como se produce en la sociedad externa. mediados y subjetivos porque pretenden “leer”
Durante esos diálogos hay voces que permanecen cada escena de la manera más fiel en la que
mientras que otras se diluyen; también existen esa “realidad” se produce. La realidad de quien
voces propias, voces apropiadas o incluso impro- escribe y la realidad de quien lee confluyen en
pias, pero, a expensas de su permanencia o valor, el texto literario, por lo que la literatura es más
todas ellas están ahí e influyen en la configuración que placer un estético. Como establecen Solano
de las interpretaciones —versiones— que el sujeto y Ramírez (2018), saber leer un texto litera-
construye. Por supuesto, cada una de esas inter- rio implica ser capaz de sobrepasar la relación
pretaciones se genera desde una posición deter- unilateral o unidireccional, tradicionalmente
minada, pues dialogar supone eso, adoptar una asociada con el proceso lector, para llevar a cabo
posición frente al discurso. Esas posiciones han una relación dialógica entre sus elementos,
sido denominadas por Hermans (2001b) I-positions “una relación en la que quien escribe también es
o Posiciones de Yo, y definidas como versiones escrito, quien lee también es leído y quien vive
contextualizadas de la identidad, del yo, en la que también es vivido” (p. 64).
el sujeto expresa sus concepciones, estrategias y
sentimientos a través de su voz y sus acciones. Dentro del proceso de interpretación, cada
mirada contribuye al texto literario en tanto que
Así, con base en las teorías que acabamos de genera un nuevo significado. El flujo de infor-
mencionar, en este artículo queremos mostrar mación hace que nadie quede exento al texto, es
cómo la aplicación de la visión ofrecida por decir, que nadie pueda ser inmune o quedar fuera
Bajtín (1979/2003), junto con las posibilidades de la fuerza discursiva que plantea. Entendamos
que ofrece la Dialogical Self Theory de Hermans entonces que un texto literario no es un producto
(2001b), pueden ayudar a entender mejor los neutral e inocente, sino intencional y estraté-
procesos de comprensión e interpretación gico; al igual que la lectura no es un acto objetivo
de textos literarios, generar una visión más sino subjetivo (González, 2011). En su gestión
completa y fundamentada, y abrir una nueva estratégica, el lector toma decisiones acerca de
vía de investigación a la crítica literaria. Para tal qué elecciones discursivas desea procesar para
fin, partiremos de las premisas que subyacen en crear significado, siendo el resultado de esas
ambas teorías: 1. interpretar supone desarro- elecciones lo que constituye su posición en la
llar procesos dialógicos internos con los que el obra. De esta manera, cada significado elabo-
lector pueda reconocerse e identificarse (Bajtín, rado estará asociado con un posicionamiento del
1979/2003); 2. pensar es hablarse a uno mismo lector respecto a esos mismos significados; pero
invocando las voces de otros y adoptando una serán también las posiciones, junto con las fun-
posición respecto a ellas, por lo que será la poten- ciones otorgadas a cada una de ellas, las que lo
cialidad y credibilidad que el lector confiera identifiquen y definan en su tarea lectora.
a esas voces y, en consecuencia, los diálogos
generados en su contexto intramental lo que En el ámbito literario como en la vida coti-
determine la calidad de sus interpretaciones diana, posicionarse supone adoptar una dimen-
(Hermans, 2001b). sión espacio-temporal desde la cual el sujeto
observa el mundo y dialoga con él. A través
La lectura: un diálogo entre voces de su mirada puede percatarse de que lo que
percibe no solo depende de sus sentidos, sino
La lectura no es un acto directo. Nadie lee de que también está vinculado a sus experiencias,
manera inmediata un texto, una realidad, el creencias, impresiones, memoria, etc. Si quien
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lee este artículo, por ejemplo, pensara en este Bajtín (1979/2003), refiriéndose a los términos
momento en una ciudad que conoce bien, porque que acabamos de mencionar, sitúa el conoci-
ha visitado recientemente y en varias ocasiones, miento —contenido aprendido— y el recono-
muy probablemente evocará en su mente una cimiento —experiencia revivida— como dos
ciudad diferente a la representada en su primera magnitudes que conviven en dualidad, interno/
visita. Es decir, la ciudad no será la misma de externo, por lo que es responsabilidad del sujeto
cuando fue visitada por primera vez, sin cono- llevar a cabo su unión. El individuo que trata
cerla, que cuando la visitó por tercera o cuarta de comprender se sitúa en una posición inicial
vez. Igualmente, la misma ciudad cambiará si el desde la cual observa a los otros fuera de sí y
visitante iba solo o acompañado; si era un niño o tiende a hacer abstracciones de sus experiencias.
un adulto; si los motivos de la visita fueron turís- Sin embargo, esas abstracciones pueden conver-
ticos o laborales; si contaba o no con informacio- tirse en generalidades desprovistas de valor si no
nes previas, etc. Pero ¿ha cambiado esa ciudad entran en contacto con otras voces que puedan
su ubicación en el plano, su estructura organi- reconocer su discurso y a las cuales el enuncia-
zativa? Muy probablemente la ciudad evocada dor de crédito. Para Bajtín (1996), lo particular
continúe siendo la misma en cuanto a su disposi- prima sobre lo general, al igual que la pluralidad
ción “física”; sin embargo, no será la misma en el lo hace sobre la individualidad
“plano virtual”, es decir, en la mente del sujeto.
La cuestión ética de la responsabilidad res-
Cada representación —versión— se ve ponsiva (answerability), unida a la preocupación
influida por la significación que el sujeto realiza por la particularidad de cada yo, condujo al autor
en un espacio y tiempo cognitivos concretos, al a indagar sobre la naturaleza de la individualidad
igual que por las experiencias que acompañan y sus relaciones con el “otro”. En sus primeros
a esas coordenadas. En otras palabras, nuestras estudios, Bajtín (2000) planteó que cada una de
interpretaciones se modifican con relación a las interpretaciones que hace un actante sobre
nuestras experiencias, aunque como admite una realidad es construida desde la posición que
Bruner (1995), toda experiencia es ya de por sí ocupa y la visión resultante que tiene de los otros
una interpretación. Por supuesto, la situación desde ese lugar (exotopía). Desde su posición el
que acabamos de describir podría ser aplicada sujeto llega a sentir que “yo soy el único que estoy
al caso del lector y la obra literaria. Cuando un allí: todos las demás están fuera respecto a mí”
sujeto lee por primera vez una obra, desarrolla (Bajtín, 2000, p. 33). Sin embargo, la exotopía
un conocimiento sobre ella, sobre su contenido. (qué son los otros-para-mí / yo-frente-a-todos-
Este hecho lo traslada a una nueva posición: los-demás) se supera gracias a la intersubjetivi-
quien lee deja de ser desconocedor para conver- dad desarrollada entre los actantes que integran
tirse en conocedor. La relectura de esa obra en la comunidad dialógica imaginada puesto que
un tiempo y espacio diferentes posibilita al lector “[la cognición] construye un mundo único de
reinterpretarla desde una nueva posición. Para validez universal: absolutamente independiente
ello, todo lo que el lector necesita es reconocer su de la situación única y concreta que un individuo
experiencia previa y tener la voluntad de seguir ocupa” (Bajtín, 2000, p. 34).
ampliándola
La reproducción del texto por un sujeto (regreso al Dicho de otro modo, el lector necesita encarnar
texto, una lectura repetida, una nueva represen- la voz del otro, los otros-en-mí de Hermans
tación, la cita, etc.) es un acontecimiento nuevo e (2001b), para poder reconocer y confirmar sus
irrepetible en la vida del texto, es un nuevo eslabón interpretaciones: “Yo no puedo ser el héroe de
en la cadena histórica de la comunicación discursiva mi propia vida” (Bajtín, 1979/2003, p. 102). En
(Bajtín, 1979/2003, p. 297). este sentido, serán los procesos de interacción,
junto con las prácticas discursivas en las que
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participe y la calidad de las voces que invoque, que integran un discurso parten de un intelecto
las que acaben por configurar la magnitud de las que conoce el valor completo de los términos
interpretaciones que realice en el texto literario. que emplea, así como el de aquellos otros que
ha descartado. De esta manera, el discurso no
La sociedad mental del lector se dirige exclusivamente a la zona racional de
quien lo recibe, sino más bien a su zona emocio-
La voz ha sido definida como un constructo nal. Quien pretende captar la atención del otro,
que hace referencia a la gestión estratégica de necesita comprender sus intenciones, planear
las elecciones discursivas que el sujeto puede sus estrategias, así como los elementos que
tomar de manera intencional y que le permiten puedan influir en su estado de ánimo. En defi-
a posicionarse de forma diversa en un texto nitiva, quien emite necesita conocer la posición
determinado (Wertsch, 1993). En esta misma del otro para poder comprender lo que ese otro
línea, Bajtín (1929/2005) afirma que ninguna podrá sentir cuando reciba su discurso.
voz aparece aislada, sino que siempre está en
conexión con otras, por lo que “todo en nosotros Por supuesto, debe aceptarse que, en toda
es diálogo” (p. 70). Por esa razón, en su afán por situación comunicativa, el sujeto que emite
no desligar la ética de la estética, el mismo autor puede hacer abuso de su posición, en tanto que
explica que cualquier visión del mundo que conoce y dirige sus palabras. En la novela poli-
cubra la pluralidad de conciencias, reduciéndo- cíaca, por ejemplo, el lector tiene acceso a dife-
las sistemáticamente a un marco monológico, es rentes evidencias y hechos que se van desvelando
a la vez fea (antiestética) y opresiva (poco ética). durante la narración. El lector es a la vez prota-
gonista, ya que puede investigar a través de los
Igualmente, Hermans (2002), en su Teoría del ojos del detective, adoptar su rol y tener acceso a
Yo Dialógico, afirma que la sociedad mental del la misma información. Sin embargo, dentro de
sujeto está predispuesta de un modo semejante este género es frecuente que el autor/narrador
al que se estructura la sociedad externa. Así, en engañe a través del discurso, ofreciendo en la
el contexto interno de las personas, se producen trama evidencias falsas que dificulten el proceso
intercambios discursivos en los que están pre- de resolución. Probablemente, el autor experi-
sentan las voces de aquellos otros que, aunque mente un gran placer si sabe que pude abducir
no siempre identificamos de manera explícita, con sus palabras y hacer creíble su mentira. Pero,
inciden sobre la configuración de las versiones y el lector, ¿acaso no ha podido dudar de esa evi-
del sujeto. Esas voces luchan entre sí por perma- dencia y aun así ha querido continuar creyendo
necer e imponerse, y de esa dinámica dependerá esa mentira?1. De nuevo, la decisión es suya.
la versión que en cada contexto se construya
(Monereo y Badia, 2011). ¿Quién soy y en dónde me sitúo?
Bajtín (1929/2005), refiriéndose al caso Barthes (1970) señaló que según el tipo de
concreto del dialogismo en el ámbito de los actividad que el texto produzca, literal o ima-
intercambios de idiomas, explicó que cada ginativa, los textos pueden ser clasificados
declaración es aprehendida en su tensión, esto en “legibles” o “escribibles”. Los primeros se
es, en su orientación hacia los demás. Por lo que encuentran vinculados a los contextos modernos
el autor presupone que el tema del discurso o de lectura y en ellos el lector reconstruye la
el discurso en sí mismo, se basa en un juego de intención del autor en su obra; sin embargo, los
interpretaciones que pueden ser supuestamente segundos, más propios de los contextos posmo-
compartidas y que permiten un ajuste o adapta- dernos, involucran al lector y lo dirigen hacia la
ción de los sistemas de identificación del emisor construcción del significado, sin tener por ello
y del receptor (Canvat, 1999). En esta misma que obviar la intención del autor.
línea, Grijelmo (2000) indica que las palabras
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En el segundo nivel —externo— aparecen del autor, la ficción que encierra la literatura y la
los diálogos que se generan con las voces que obra en sí misma.
el lector reproduce o interpreta, voces de las
que se apropia (otros-en-mí), por lo que no son Cada una de las distintas posiciones que el
propias sino ajenas e invocadas. Entre esas voces lector asume en su nivel interno (I-positions)
externas se encontrarían: la voz del narrador, están motivadas por los diálogos que se generen
del detective, así como la de los personajes que entra ellas. En nuestro caso, el gusto por la
habitan en la historia. Igualmente se sitúan en lectura, la necesidad por resolver el conflicto,
este nivel las valoraciones que puedan ser reci- el interés por comprender la obra, por interpre-
bidas sobre esa misma obra, bien en forma de tar las actuaciones de los personajes, o incluso
crítica, resumen, recomendación, adaptación la desconfianza frente a la trama del género
cinematográfica, etc. En tanto que son también policiaco, son algunas de las voces que podrían
voces que pueden ser evocadas por el lector e determinar cada uno de esos posicionamientos.
influir en su posición inicial.
No obstante, no debe olvidarse que, en este
Por último, en el tercer nivel se sitúan las voces confluir dialógico, ejercen una fuerza especial
que provienen del exterior, esto es, aquellas que aquellas voces que logran posicionarse sobre
se relacionan con las normas o reglas que rigen el otras, pues de ellas va a depender la interpre-
escenario en el que el lector actúa. Pero también tación final que el lector construya de la obra.
son voces que han configurado su discurso Todos intentamos hacer prevalecer nuestros
tomando como base la imagen previamente discursos, nuestra visión de los hechos, por eso
recreada del lector (yo-para-otros). El escenario, en el momento de presentar una construcción de
en este caso, lo forman los mecanismos litera- nosotros mismos, versión-del-texto, optaremos
rios propios del género policiaco, así como las por escoger aquella que tenga más posibilidades
características que definen el estilo narrativo de ser escuchada y producir convencimiento.
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disfrazan su autoría (mask positions). Por eso es enforque psicolingüístico que proporcionan las
necesario que el lector siempre mantenga viva ideas complementarias de Bajtín y Hermans, pro-
su voz y su responsabilidad —voluntad respon- porcionan marco más completo e integral para
siva—, pues solo a través de ella pueda autorizar comprender la comprensión lectora en general y
aquellos diálogos que considera más pertinentes la interpretación literaria en particular, objetivo
en su tarea por significar e interpretar la obra. de este estudio. A partir de ahora resultará
imprescindible contrastar y validar los presu-
Conclusiones puestos teóricos apuntados, a través del análisis
de la actividad lectora de una misma obra lite-
Desde un punto de vista constructivista, raria, seleccionada con base en su complejidad
podría decirse que la interpretación de un texto dialógica, por parte de distintos lectores.
literario es una construcción propia y que por
lo tanto depende de cada uno y de sus circuns- Consideramos pues que este enfoque dialógico
tancias. Es decir, la interpretación se realizaría abre un camino que puede resultar muy fructí-
desde el plano temporal/espacial pero también fero para comprender mejor la interpretación
desde el plano emocional en el que el lector se literaria. En todo caso, queda mucho por decir.
encuentra. Como decía Bajtín (1929/2995) “en un mundo
libre y abierto, en el que todo está por suceder y
No obstante, la teoría dialógica muestra que nada definitivo ha sucedido aún, todavía no se
dentro de cada mente y de las circunstancias ha dicho la última palabra” (p. 244).
que la vertebran, el sujeto/lector no se encuen-
tra solo, sino que siempre está en compañía de Notas
otros. Esos otros son todas aquellas voces que
se activan en su mente durante el proceso de 1. Una situación similar la podemos encontrar en la prensa
lectura, voces que se van incrementando a través actual donde el fenómeno conocido como fake news se basa
de su trayectoria biográfica y experiencial. De en un juego de “ingenuidades conscientes”, en el que quien
esta manera, podrían existir tantas interpreta- miente sabe que puede ser cuestionado y quien lee sabe que
ciones como lecturas se realicen de una misma puede aceptar la mentira.
obra. La veracidad, el rigor, así como la poten- 2. Un ejemplo de endopatía se puede observar entre una
cialidad de las voces que invoquemos, funcio- parte de los lectores de Lolita, quienes “se sorprendieron
nan como categorías que ayudan a significar la al descubrir en la esposa de Nabokov a una señora de más
calidad de nuestras interpretaciones. de cincuenta años, alta, delgada, de piel clara y melena
blanca, culta y de porte distinguido: la antítesis de Lolita”,
Por otra parte, como hemos subrayado, debe es decir, la empatía del lector con el autor, dificultó que
evitarse la endopatía con esas voces, tanto Bajtín en algunos casos se mantuviese la distancia entre el autor
como Hermans nos recuerdan que invocar no como persona y el autor como creador, y, finalmente, entre
supone abducir, suplantar o enmascarar esas el autor y el personaje. Un caso similar, se observa en la
voces, sino apropiarse temporalmente de ellas novela del mismo autor Pálido Fuego (1962) donde tras leer
frente a una necesidad de comprensión puntual. el poema introductorio de 999 versos escrito por el ficticio
Precisamente el problema reside en que esas John Shade, el lector analiza a través de los ojos del pro-
categorías no son permanentes ni estables, sino tagonista —fuente de inspiración del poeta, tal como él
que se encuentran en un continuo fluir en el que mismo admite—, el significado de ese mismo poema. Sin
necesitan ser reconocidas, es decir, necesitan al embargo, tan solo hacia el final de la novela somos testigos
“otro” para dialogar con él. de que la interpretación no obedece a un análisis fiel de
la obra, sino que es el resultado de la locura obsesiva del
Entendemos que la mirada dialógica que personaje.
hemos revisado en este trabajo, a partir del
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