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ACTAS DEL XV CONGRESO DE LA ASOCIACION INTERNACIONAL DE HISPANISTAS “LAS DOS ORILLAS” Monterrey, México Del 19 al 24 de julio de 2004 FONDO DE CULTURA ECONOMICA ASOCIACION INTERNACIONAL DE HISPANISTAS TECNOLOGICO DE MONTERREY EL COLEGIO DE MEXICO México, 2007 EL ROMANCERO EN LA SEGUNDA PARTE DEL QUIJOTE La Segunda parte del Quijote, publicada en 1615, presenta varias diferencias y novedades con respecto a la Primera parie de la novela, impresa en 1605 y completadaen 1604. No sabemos exactamente cuando empezo Cervantes a escribir el texto de 1615, aunque la mayoria de los criticos acepta que su composicién le Ievé al autor entre siete y diez afios'. Lo cierto es que tales afios no fueron ociosos, ni para Cervantes, ni para la historia de don Quijote. Por el contrario, durante ese lapso Cervantes ha podido reflexionar sobre su propio quehacer novelistico, ademas de observar la acogida que la Primera parte tuvo entre el publico de la época y leer el libro apécrifo de Avellaneda. Sin duda, todas estas circunstancias coadyuvaron a que la Segunda parte del Quijote sea una obra diferente, que, si bien contintia algunas de las lineas trazadas por el Quijote primigenio, también desarrolla posibilidades apenas esbozadas en el texto de 1605 e incorpora elementos completamente nuevos. Un buen ejemplo de este doble proceso de conservacion y variacién es el uso que Cervantes hace del romancero. Hay romances en las dos partes de la novela*, pero, mientras en el primer Quijote el Romancero tiene una ' Cito por la ed. de Francisco Rico (dir.), Don Quijote de la Mancha, t. 1, Instituto Cervantes-Critica, Barcelona, 1998. Para la cronologia de la composicién de la Segunda parte véase ELLEN M. ANDERSON y GONZALO PonTon Gyn, “La composicion del Quijote”, en ibid., pp. clxxx-clxxxix. * El recuento que sigue se basa en los que me parece son los casos mas evidentes de citas o alusiones romancisticas. He excluido: a) las muestras en que no estamos seguros si se trata dela cita de un romance concreto o de una mera coincidencia textual con dicho romance, del tipo “una grande y espesa polvareda” (I, 18, p. 188), que recuerda una version antigua de La muerte de don Beltrdn incluida en El casamiento en la muerte, de Lope de Vega: “Con la grande polvareda/ perdimos a don Beltran” (apud M. MENENDEZ PELAYO, Apéndices y suplemento a la “Primavera y flor de romances” de Wolf y Hofmann, Antologta de poetas liricos castellanos, ed. E. Sanchez Reyes, CSIC, Santander, 1945, t. 9, p. 82); 4) los pasajes en que Cervantes podria estarse refiriendo a romances que no han Uegado hasta nosotros, por ejemplo: “tenombre famoso y claro, y dél sélo merecido” (1,32, p. 371) 0 “que saliendo deste bosque entre en aquella montaiia” (II, 1, p. 633); ¢) las correspondencias fraseolgicas con el romancero que no se pueden adscribir a un romance en particular, como la expresién “armado de todas armas” (I, 2, p. 45; II, 8, p. 690; II, 64, p. 1157), registrada en El margués de 468 MAGDALENA ALTAMIRANO presencia que podriamos considerar modesta (unos 9 romances)’, la continuacién de 1615 exhibe alrededor de 28 baladas*. He aqui el detalle de lo que en materia romancistica nos ofrece la Segunda parte del Quijote. Mantua (Cancionero de romances [Anvers 1550}, ed. A. Rodriguez-Monino, Castalia, Madrid, 1967), El obispo don Gonzalo (ibid., p. 240), Preso esté Fernén Gonzalez (JUAN DE TIMONEDA, Rosa espaiola, en Rosas de romances [Valencia, 1573], ed. facs., Castalia, Valencia, 1963, f. 92), Sevilla estd en una torre (TiMONEDA, Rosa gentil, en op. cit, £ 53) y varios mas, y d) las menciones de lugaces o personajes romancisticos sin mayor detalle, como: el campo(s) de Montiel (I, 2, p. 47511, 8, p. 686), el conde Dirlos (11, 20, p. 792) u “Orelia, ... el caballo [del] desdichado Rodrigo” (II, 40, p. 952). Huelga decir que mi recuento puede diferir del realizado por otros criticos, por ejemplo, JULIO ALONSO ASENJO, “Quijote y romances: uso y funciones”, en R. BELTRAN (ed.), Historia, reescritura y pervivencia del Romancero. Estudios en memoria de Amelia Garcia-Valdecasas, Universitat, Valencia, 2000, pp. 25-65, que no explica sus criterios. A propésito de los casos tipo (b), apunto datos para la identificacion de “que se junten en la corte para un dia sefialado” (II, 1, p. 628). Como dicen los editores del Quijote, es posible que se trate de dos versos de romance; en el vol. complementario se remite al romance del conde Grimaltos: “Mandad hacer un pregén,/ que vengan los caballeros,/ por una jornada cierta/ todos se hayan de juntar” (p. 426); me gusta mas la correspondencia con Entre muchos reyes sabios, donde el rey Bucar “Ilam6 a Cortes a sus gentes/ para un sefalado dia” (TIMONEDA, Rosa de anores, en Rosas de romances, ed. cit., ff. 16-17), pero todavia hay que seguir buscando. 3 El cémputo que presenté en “El Romancero en la Primera parte del Quijote”, Nueva Revista de Filologta Hispdnica, 45 (1997), pp. 322-325, constaba de cuatro romances viejos, Mis arreos son las armas (I, 2, p.51), Lanzarote y el Orgulloso (L, 2, p. 52,1, 13, p.137, I, 49, p. 565), El marqués de Mantua (I, 4,p. 67,1, 5, pp-71- 72, I, 10, pp. 115-116, I, 19, p. 199, I, 27, p. 301, I, 31,p. 358, 1, 43, p. 509), Por el val de las estacas (I, 17, p. 177), ademas de un romance nuevo inspirado en El margués de Mantua, —;Dénde estés, sefora mia? (I, 5, p. 71), y dos romances compuestos por Cervantes, ~Yo sé, Olalla, que me adoras (I, 11, p. 125) y ~Marinero soy de amor (I, 43, p. 504). Ahora creo que la lista anterior debe alargarse e incluir otros dos romances viejos, La muerte de don Alonso de Aguilar (I, 43, p. 509) y El conde Alarcos (I, 47, p. 546). Todavia tengo dudas sobre la identificacién que algunos criticos han sefialado entre el episodio cidiano aludido en I, 19, p. 206, y el romance A concilio dentro en Roma; en mi opinion, Cervantes pudo haberse inspirado en otro texto de estilo mas tradicional, por ejemplo el que comienza “Rey don Sancho, rey don Sancho,/ cuando en Castilla rein6” (G1usePPE Di STEFANO, Romancero, Taurus, Madrid, 1993, mim. 121),0 en una narraci6n oral sobre el mismo asunto. En mi articulo de 1997 también afirmé que en la Segunda parte del Quijote habia alrededor de 22 romances (p.323n); como se vera inmediatamente, el ntimero de romances incorporado al texto de 1615 es mayor. * Para las ocurrencias romancisticas de la Segunda parte véase el apéndice al final de este trabajo. EL, ROMANCERO DEL “QuyjoTE” 469 Como habia ocurrido en el texto de 1605, los romances viejos dominan sobre los nuevos (19 sobre 9), Dentro de los romances viejos se siguen prefiriendo aquellos que remiten a un ambiente caballeresco extranjero, como Mis arreas son las armas, Lanzarote y el Orgullaso y El marqués de Mantua, que habjan contribuido a la configuracién del héroe en la Primera parte de la novela, o El cautiverio de Guarinos, El conde Claros, El moro Calainos, Rosaflorida, Muerto yaze Durandarte, jOh Belerma, oh Belsrma! y Gaiferos Libertador de Melisendra, novedad absoluta de la Segunda parte. El texto de 1615 también se distingue por conceder mayor atencién a los romances de tema épico o histérico nacional, escasamente representados en el Quijote primigenio. Dentro del primer grupo tenemos dos romances dedicados al cerco de Zamora (Las quejas de dotia Urvaca, Diego Ordortez reta alos zamoranos) y dos al ciclo de los infantes de Lara (Las quejas de dona Lambra, La venganza de Mudarra), ademas de los versos “Mensajero sois, amigo,/ no merecéis culpa, non” (II, 10, p. 702), que podrian pertenecer Jo mismo a Bernardo del Carpio se entrevista con el rey que a Fernén Gonzdlez se niega a ir a las Contes’. Entre los romances de historia nacional hay dos sobre el rey Rodrigo (Don Rodrigo y la pérdida de Espana, La penitencia del rey don Rodrigo) y uno de tema fronterizo, La muerte de don Alonso de Aguilar, mencionado en la Primera parte. Otra de las innovaciones del Romance- 10 viejo utilizado en el segundo Quijote es la inclusién de un romance de asunto clasico, El incendio de Roma. EI Quijote de 1615 presenta 9 romances nuevos, que corresponden a un tercio de los romances citados 0 aludidos en la Segunda parte de la novela. El repertorio que sobre el particular nos ofrece la continuacién es mucho mis variado que el que habia aparecido en la Primera parte. Dentro de los romances compuestos por otros autores tenemos: dos poemas inspirados en romances viejos carolingios (Por el rastro de la sangre y —Oid, serior don Gaiferos), un romance cronistico de asunto histérico- nacional (La emperatriz de Constantinopla)’, una jécara de Quevedo, la 5 Véanse RAMON MENENDEZ PIDAL, Romancero tradicional de las lenguas hispanicas. I. Romanceros del rey Rodrigo y de Bernardo del Carpio, eds. R. Lapesa, D. Catalan, A. Galmés y J.Caso, Seminario Menéndez Pidal-Gredos, Madrid, 1957, pp: 166-167, y Romancero tradicional de las lenguas hispanicas, II. Romanceros de los condes de Castilla y de los infantes de Lara, ed. D. Catalan, Seminario Menéndez Pidal-Gredos, Madrid, 1963, pp. 21-22, 26-28, ° Estudiosos como J. ALONSO ASENJO, art. cit., pp. 44-45, sostienen que la Hegada de la duefa Dolorida a la corte ducal, completamente enlutada y acompariada de doce duefias con las caras cubiertas de velos negros (II, 38, pp. 938-939), se basa en el romance sobre la emperatriz de Constantinopla que 470 MAGDALENA ALTAMIRANO, famosa Carta de Escarramén a la Méndez, y dos romances moriscos (—Afuera, afuera, aparta, apartay Diamante falso y fingido). Los romances que integran elciclo de Altisidora, ~;Oh ti, que estds en tu lecho!, Suelen las fuerzas de amor, —Escucha, mal caballero, se deben ala pluma de Cervantes. El conjunto de romances incorporados en el Quijote de 1615 es una seleccion bastante completa, que abarca los principales subgrupos del Romancero viejo y varios de los més importantes del romancero nuevo, con la excepcién, notable por cierto, de los romances de asunto pastoril’. Otra de las caracteristicas del corpus romancistico del segundo Quijote es que, en su mayoria, se trata de poemas muy conocidas por el publico de la época. En buena parte ello se debe a que Cervantes esta dialogando continuamente con el lector; cuando incorpora citas o alusiones romancisticas espera que los receptores de su obra puedan reconocerlas para que, entre otras cosas, sean capaces de descifrar los chistes, guifios comienza “De la gran Constantinopla/ su emperatriz se partia”, publicado en el Cancionero de romances de Lorenzo de Sepiilveda (pp. 268-269 de la ed. moderna de A. Rodriguez-Monino, Castalia, Madrid, 1967). Creo, con EMILIO GONZALEZ, “La duefa Dolorida del Quijote y la emperatriz de Constantinopla”, Nueoa Revista de Filologia Hispanica, 9 (1955), pp. 35-37, que Cervantes se inspix6 en un romance de Juan de la Cueva sobre el mismo asunto (“Celebrando estan las bodas / del principe don Fernando”); puede verse en AGUSTIN DURAN, Romancero general 0 Coleccién de romances castellanos anteriores al siglo xvitt, M. Rivadeneyra, Madrid, 1849-1851, t. 2, nim. 940. ? Segtin RAMON MENENDEZ PIAL, Romancero hispanice, Espasa-Calpe, Madrid, 1968, t. 2, pp. 125, 136-139, los romances nuevos de asunto pastoril empiezan a proliferar ena tiltima década del Quinientos. Llama la atencién que en la Segunda parte del Quijote no figure ninguna muestra de esta modalidad, tan popular en la época; recuérdese, sin embargo, que en el Quijote primigenio habia aparecido el romance ristico -Yo sé Olalla, gue me adoras. Es posible que Cervantes evitara deliberadamente incluir romances pastoriles en la continuacion de 1615 porque este tipo de composiciones concordaria mejor con el proyecto bucélico de don Quijote; en sus planes sobre la eventual adopcién del ejercicio pastoril, dice el hidalgo a Sancho, “nos andaremos por los montes, por las selvas y por los prados, cantando aqui, endechando alli”, “y hanos de ayudar mucho al parecer en perfecién este ejercicio el ser yo algiin tanto poeta, como ti sabes” (II, 67, pp. 1175-1176). Quiz el cambio de vida nos daria la oportunidad de ver al antiguo caballero andante componer romances pastoris (y con ello dar un nuevo giro a la parodia del género). Para la participacion de Cervantes en la veta pastoril del romancero nuevo, véase AURELIO GONZALEZ, “Cervantes y los temas del Romancero nuevo”, en Actas del Tercer Cologuio Ieternacional de la Asociacién de Ceroantistas, Ministerio de Asuntos Exteriores-Anthropos, Madrid, 1993, pp. 612-613. EL ROMANCERO DEL “QUIJOTE” 471 y parodias que subyacen a muchas de las citas o alusiones, por fragmen- tarias que éstas sean. Como habfa ocurrido en la Pimera parte, el Romancero se presenta de diferentes formas en la continuacién de 1615. Casi siempre estas formas concuerdan con los modos habituales de transmisién del género en la Espaiia del Siglo de Oro, como el canto, la recitacion o el uso de versos a manera de elementos fraseolégicos del idioma. El capitulo nueve nos da un ejemplo del primer caso. Don Quijote y Sancho estan en el Toboso, buscando el alcdzar de Dulcinea, que se supone que el escudero conoce. La frase que abre el capitulo, “Media noche era por filo, poco mas menos” (p. 695), nos remite al comienzo del Conde Claros’, prototipo de amante ardiente ¢ intrépido, también insomne, que en el romance se prepara para una entrevista amorosa con la infanta Claranina. Con toda seguridad, el recuerdo del romance resonaria en la memoria de los lectores, quienes no podrian menos que contrastar los exitosos resultados de Ia aventura del conde con la busqueda fallida de don Quijote. El panorama no puede ser mas desolador para éste: es de noche, ladran los perros, no hay sefiales del alcazar y, para colmo de malos augurios, aparece un labrador “cantando aquel romance que dicen: «Mala la hubistes, franceses,/ en esa de Roncesvalles»” (p. 698). Por un lado, la inclusion del Cautiverio de Guarinos coadyuva al desarrollo de la trama narrativa. Don Quijote reacciona con panico, es el principio de sutercera salida, y él y Sancho discuten sobre el posible cardcter funesto del incidente. Por otra parte, la presencia de un romance cantado dentro de la novela es una manifestacién de oralidad que agrega fluidez a la prosa cervantina. Ademas, y como ocurre muchas veces en Ja obra, un romance Ilama a otro, produciéndose una concatenacién de alusiones romancisti- cas; en su respuesta a don Quijote, Sancho recuerda una version diferente del Cautiverio de Guarinos’ y agrega la mencién del Moro Calainas, 8 «Media noche era por filo,/ los gallos querian cantar,// conde Claros con amores,/ no podia reposar”, Cancionero de romances (Anvers 1550), ed. cit., p. 168. Elcondees hijo de Reinaldos de Montalban, a quien don Quijo:e parece conocer muy bien (I, 7, p. 89; IL, 1, p. 637; II, 32, p. 898). Para los romaaces incluidos en este capitulo, véase ALBERTO SANCHEZ, “Don Quijote, rapsoda del Romancero viejo”, en J.A. PARR (ed.), On Cervantes. Essays for L. A. Murillo, Juan de la Cuesta, Newark, DE, 1991, pp.248-249, y PABLO JAURALDE POU, “El Quijote, II, 9”, Anales Cervantinos, 25/26 (1987-88), pp. 177-191, que lamentablemente no he podido consultar. **. pero gqué hace a nuestro propésito la caza de Roncesvalles? Asi pudiera cantar el romance de Calainos, que todo fuera uno para sucedernos bien o mal en nuestro negocio?” (II, 9, p. 698). La alusién de Sancho concuerda con 472 MAGDALENA ALTAMIRANO, retomado por el hidalgo en sus acciones: “Llegé en esto el labrador, a quien don Quijote pregunt6:—;Sabréisme decir, buen amigo, que buena ventura os dé Dios, dénde son por aqui los palacios de la sin par princesa dofia Dulcinea del Toboso?” (p. 698)". En la Segunda parte del Quijote también se cantan los romances que integran el ciclo de Altisidora. Como en el Quijote primigenio, los romances compuestos por Cervantes son los tinicos que se reproducen completos y a los que se les adjudica un autor, dentro del marco de la ficcion novelistica, claro esta"'. A propésito de —Suelen las fuerzas de amor se aclara que el poema es creacion de don Quijote, el cual “con una voz ronquilla aunque entonada, canto el siguiente romance, que él mismo aquel dia habia compuesto” (II, 46, p. 1000). Los contenidos de—;0h ti, que estds en tu lecho! y —Escucha, mal caballero, aunados a la desenvoltura que caracteriza a la doncella de la duquesa, nos permiten suponer que fue Altisidora quien pergeio ambas composiciones. Al reproducirlos completos y otorgarles nombre de autor, Cervantes esta singularizando asus romances, con respecto a los otros textos romancisticos de la novela, viejos o nuevos, que en la inmensa mayoria de los casos se incorporan a la obra mediante citas o alusiones brevisimas. Para los romances viejos, por definicién anénimos, nadie esperaria menciones de autoria, Los romances nuevos, que imitaban el anonimato de los romances antiguos, se presentan en la obra, si no como material estrictamente falclérico, si como poemas bastante conocidos, al menos en determinados circulos. El narrador antecede su cita de Afuera, afuera, aparta, aparta con laaclaracion: “por esto se dijo”, y en efecto sabemos que uno de los versos citados, “las cafias se vuelven lanzas”, se us6 como frase proverbial (II, 12, p. 721); el duque hace algo parecido cuando incluye el estribillo de Diamante falso y versiones como la siguiente: “Mala la vistes, franceses,/la caca de Roncesvalles”, Cancionero de romances (Anvers 1550), ed. cit., p. 180. Calainos era “senor de los Montes Claros” (ibid., p. 175), circunstancia que une este romance al del Conde Claros, citado al comienzo del capitulo; cierre perfecto para este tipo de concatenaciones, tan del gusto de Cervantes. ' “Vido estar un moro viejo/ que a ella guardar solia.// Caleinos que lo vido/ Hegado alla se avia;// las palabras que le dixo,/ con amor y coxtesia:// —Por Ala te ruego, moroy assite alargue la vida,// que me muestres los pelacios/ donde mi vida biviay/ de quien soy triste cautivo/ y por quien pena teniay// que cierto por sus amores/ creo yo perder la vida”, Cancionero de romances (Anvers 1550), ed. cit., p. 174. ™ Para los romances compuestos por Cervantes en el Quijote de 1605 véase mi articulo ya citado, p. 323 n. EL ROMANCERO DEL “QUIJOTE” 473 (fingido en su didlogo con Altisidora: “-Eso me parece... a lo que sucle decirse: «Porque aquel que dice injurias,/ cerca estd de perdonar>” (II, 71, p. 1198). Notemos también que —jOh ti, que estds en tu lecho! y Suelen las fuerzas de amor son los tnicos romances que en la continuacién de la novela se cantan acompafiados de algiin instrumento musical (arpa, vihuela),como subrayando sus nexos con el Romancero nuevo, compuesto basicamente para ser cantado", y que —Escucha, mal caballero leva el estribillo caracteristico de los romances artisticos. Lejos de ser gratuitos, estos detalles contribuyen a la parodia del romancero nuevo (y del viejo) que se hace en los textos del ciclo de Altisidora’. Como hemos estado viendo, el manejo que Cervantes hace del romancero en la Segunda parte del Quijote exhibe varias diferencias con respecto a lo que el escritor habia hecho en la Primera parte de la novela. Una de las diferencias mas notables es la importancia que cobra Sancho como emisor de romances. Si en el Quijote de 1605 la mayoria de los romances eran enunciados por don Quijote, seguido por el narrador y, después por Sancho, ahora el escudero dira tantos romances como su amo 0 el narrador’'. Ademas, Sancho posee un bagaje romancistico tan ™ Jost F. MONTESINOS, “Algunos problemas del Romancero nuevo”, en J. H. SILVERMAN (ed.), Ensayos y estudios de literatura espaftola, Revista de Occidente, Madrid, 1970, pp. 113-118, Obviamente los romances viejos también se cantaban acompaiados de los mismos instruments, 0 de otras, pero el hecho de que Cervantes solo mencione el uso de instrumentos cuando se trata de sus propios romances indica, en mi opinién, que estaba subrayando la pertenencia de éstos al romancero nuevo. 8 Para otros elementos parédicos de estos romances, véanse A. GONZALEZ, art. cit., pp. 614-615, y RAPAEL OSuNA, “Una parodia cervantina de un romance de Lope”, HR, 49 (1981), pp. 87-105; en relacién con el personaje femenino es util F. MARQUEZ VILLANUEVA, “Doncella soy de esta casa y Altisidora me Haman", Trabajos y dias cervantinos, C.E.C., Alealé de Henares, 1995, pp. 300-340. 4 Ocurrencias romancisticas del Quijote de 1605. Don Quijote: I, 2, p. 51; 1, 2, p. 52; 1, 5, pp. 71-725 I, 10, p. 11551, 13, p. 137; I, 49, p. 565.Narrador: I, 4, p. 67, 1,5, p.725 1, 17,p. 1773 1, 27, p. 301; I, 43, p. 509. Sancho: I, 10, p. 1163 1, 19, p. 199; I, 31, p. 358; I, 47, p. 546; también enuncian romances el ventero, el cabrero Antonio y don Luis el falso mozo de mulas. Quijote de 1615. Don Quijote: II, 1, p. 633; II, 9, p. 698; II, 22, p. 814; II, 23, pp. 819, 826 y 828; II, 27, p. 859. Sancho: II, 5, p. 668; IZ, 9, p. 698; IT, 10, pp. 702 y 706; II, 31, p. 881; IL, 32, p. 894; II, 60, p. 1118. Narrador: II, 9, p. 695; II, 12, p. 7215 Il, 38, pp. 938-939; II, 50, p. 1036; II, 54, pp. 1070-1071; Il, 64, p. 1157; II, 74, p. 1229; el resto de las citas o alusiones estan puestas en boca del labrador del Toboso, Durandarte, Montesinos, el trujaman, maese Pedro, dofia Rodriguez, Altisidora, el duque. Es 474 MAGDALENA ALTAMIRANO nutrido como el de don Quijote, o mas, con la tinica salvedad de que el escudero no parece interesarse por el Romancero nuevo, si es que lo conoce’, Las diferencias con respecto al Quijote primigenio no son sélo cuantitativas. En la continuacion de 1615 Sancho ya no necesita que su amo le marque la pauta en aquello de citar romances, como habia ocurrido en la Primera parte a propésito del Marqués de Mantua'®; por el imposible hacer un cémputo exacto de las voces que emiten romances porque hay varios traslapes en el texto. En todo caso creo que mi belance muestra lo fundamental: el incremento de romances adjudicados a Sancho en la Segunda parte. Para un cémputo diferente, véase JULIO ALONSO ASENJO, art. cit., pp. 58- 59. 'S Sancho conoce: Las quejas de dona Urraca, El cautiverio de Guarinos, El moro Galainos, Bernardo del Carpio se entrevista con el rey 0 Fernén Gonzélex se niega a ira las Cortes, Las quejas de dota Lambra, El conde Dirlos, Lanzarote y el Orgulloso, El marqués de Mantua, La venganza de Mudarra y, de acuerdo con la Primera parte, también Elconde Alarcos. Don Quijote: Mis arreos son las armas, El moro Caiainos, La muerte de don Alonso de Aguilar, Muerto yaze Durandarte, ;Oh Belerma, oh Belerma!, Lanzarote y el Orgulloso, El marqués de Mantua, Diego Ordonez reta a los zamorano: y, segtin el texto de 1605, ~Dénde estds, seora mia? AdemAs, ambos personajes identifican otros romances puestos en boca de algunos de los personajes secundarios. DANIEL EISENBERG, “El romance visto por Cervantes”, Estudios cervantinos, Sirmio, Rarcelona, 1991, p. 79 n, sefialé que en el Quijote los romances “se asocian de manera constante con la clase baja o no hidalga”, con excepcicn de don Quijote y el narrador 0 los narradores. Yo diria que esta afirmacién es valida en lo que respecta a los romances viejos, pues no hay que olvidar que en la novela hay varios personajes familiarizados con los productos del Romancero nuevo, a saber: don Quijote (I, 5, p.71), el narrador (IT, 12, p. 721; II, 38, pp. 938-939), el duque (If, 71, p. 1198) y, como corresponde a su oficio, el trujaman del retablo de maese Pedro (II, 26, pp. 847-848); don Quijote y Altisidora componen romances artificiosos (en la Primera parte lo habian hecho el tio del cabrero Antonio y don Luis). Yo no creo, como afirma MAXIME CHEVALIER, “Cervantes frente a los romances viejos”, Vox y Letra, 1 (1990), que la identificacién de los romances viejos con “la gente iletrada o de poca cultura” (p. 191) conlleve, por sisola, un “muy relativo aprecio por el Romancero viejo y, y por el Romancero carolingio en particular” (p. 192). Cervantes podria estar subrayando el cardeter popular de los romances viejos, ALTAMIRANO, art. cit., p. 332 n. Por otra parte, el performance del trujaman nos muestra una de las posibilidades de transmision del Romancero nuevo entre las clases populares, en la obra cervantina y en la vida real; véase GiusEPrE Di STEFANO, op. cit., p. 55-57. 1 En esta parte de la novela Sancho dice dos romances: El marqués de Mantua y, muy brevemente, El conde Alarcos. Las citas del primero se producen después de que el escudero ha ofdo a su amo pronunciar el famoso juramento del marqués; eso si, en ciertas ocasiones Sancho alude a versos distintos de los empleados por don Quijote, indicio de que, desde un principio, el escudero EL ROMANCERO DEL “QUIJOTE” 475 contrario, muchas veces es ¢] quien toma la iniciativa e introduce versos de romances en sus conversaciones con don Quijote. Un botén de muestra. En el capitulo 10 Sancho intenta convencer al hidalgo de que las tres aldeanas que andan por el camino del Toboso son Dulcinea y sus doncellas, montadas en soberbias hacaneas; don Quijote, a quien la realidad ya no traiciona, no ve sino tres labradoras, montadas en tres borricos, y pregunta si las damas se han quedado fuera de la ciudad; el escudero persiste en su engafio: “;Como fuera de la ciudad... ;Por ventura tiene vuesa merced los ojos en el colodrillo, que no vee que son estas las que aqui vienen, resplandecientes como el mismo sol a medio dia?” (p. 706). En mi opinion, la frase final es un eco del romance de Rosaflorida: En Castilla esté un castillo que se llama Rocha Frida: al castillo aman Rhoca_y a la fonte Ilaman Frida. El pie tenia de oro y almenas de plata fina, entre almena y almena_esté una piedra ¢afira: tanto relumbra de noche como el sol a mediodia”. Aunque hay versos similares en otros romances, sobre todo entre los carolingios'®, creo que al escribir la respuesta de Sancho Cervantes estaba pensando en Rosaflorida. Al respecto debemas recordar que el protagonis- ta masculino del romance es Montesinos, de quien Rosaflorida se enamora “de oydas que no de vista”, tal y como le sucedea don Quijote”. El episodio de las labradoras se enlaza con el de la cueva de Montesinos a través del encantamiento de Dulcinea y de la figura del mismo Montesinos, personaje clave en los romances de Durandarte y Belerma, recreados en la cueva. En su relato a Sancho y al primo, don Quijote refiere que fue precisamente Montesinos el que: contaba con su propio bagaje romancistico; ALTAMIRANO, art cit, pp. 331332. 1” Cancionero de romances (Anvers 1550), ed. cit., p. 253. '8 Veanse AURELIO GONZALEZ, “Formulas en el Romancero. Conservacion y variacion”, en C. COMPANY, A. GONZALEZ y L. VON DER WALDE MOHENO (eds,), Discursos y representaciones en la Edad Media. (Actas de las VI Jomadas Medievales), UNAM-El Colegio de México, México, 1999, p. 200, y RAMON MENENDEZ PIDAL, Romancero hispénico, t. 1, pp. 265-266. Cancionero de romances (Anvers 1550), loc. cit. Dice el hida'go: “en todos los dias de mi vida no he visto ala sin par Dulcinea....y... s6lo estoy enamorado de oidas y de la gran fama que tiene de hermosa y discreta” (II, &, p. 697) 476 MAGDALENA ALTAMIRANO. me mostré tres labradoras que por aquellos amenisimos campos iban saltando y brincando como cabras, y apenas las hube visto, cuando conoci ser la una Ia sin par Dulcinea del Toboso, y las otras dos aquellas mismas labradoras que venian con ella, que hallamos ala salida del Toboso (IL, 23, pp. 825-826)”. Estos paralelos y otras resonancias de Rosaflorida en la obra muestran que el verso que Sancho recuerda procede de este romance”, Digamos, por tiltimo, que en la novela de 1605 don Quijote es el principal emisor del Romancero y quien propicia que sus interlocutores digan romances”. En la continuaci6n de 1615 Sancho no solo no necesita que el caballero le de el “pie” de romance, sino que ahora también provoca citas en otros personajes, incluyendo a su amo, como lo muestra el caso del Moro Calatnos que hemos apuntado y este otro, donde dona Rodriguez y el escudero forman una mancuerna romancistica perfecta. En charla con Ia duquesa Sancho refiere que “de entre los brocados, pasatiempos y riquezas sacaron a Rodrigo para ser comido de culebras, » RAMON MENENDEZ PIDAL, “Un aspecto en la elaboracién del Quijote”, De Cervantes y Lope de Vega, Espasa-Calpe, Buenos Aires-México, 1943, pp. 46-50, y HELENA PERCAS DE PONSETI, Cervantes su concepto de arte, Gredos, Madrid, 1975, pp. 463-466, opinan que Resaflorida también contribuyé a la construccién del episodio de la cueva de Montesinos. 21 En el mismo cap. 10, y poco después de la mencién de Rosaflorida, Sancho le dice a don Quijote: “—Caile, sefior... no diga la tal palabra, sino despabile esos ojos y venga a hacer reverencia a la sefiora de sus pensamientos, que ya llega cerca” (p. 706). MENENDEZ PIDAL, “Unaspecto en la elaboracién del Quijote”, art. cit, pp. 43, 58, afirmé que se trataba de una cita de Las quejas de dona Urraca (“Calledes, hija, calledes,/ no digades tal palabra”, Cancionero de romances [Anvers 1550}, ed. cit., p. 213), aludido por el escudero unos capitulos antes (II, 5, p. 668). La identificacion es probable pero, dado que se trata de una formula frecuentisima en el romancero, no debemos descartar otras posibilidades, por ejemplo, Las quejas de dota Lambra (*—Calledes, la mi seforay vos no digades atal, Cancionero de romances [Anvers 1550], ed. cit, p. 239), utilizado por el narrador al describir a Teresa Panza (II, 50, p. 1036). A favor de la identificacién de Menéndez Pidal tenemos el que “Calle... no diga la tal palabra” y la alusién a Las quejas de doa Urraca del capitulo quinto estan en boca del mismo personaje, Sancho. No hay que olvidar, sin embargo, que el esquema de la frase de Sancho concuerda mejor con el romance de Lambra, donde el verbo callar no se repite. Creo que, como en otros casos, Cervantes esta mezclando, consciente o inconscientemente, versos de dos romances distintos. ™ He mencionado arriba el caso de Sancho, para el del ventero véase ALTAMIRANO, art. cit., pp. 330-331 EL ROMANCERO DEL “QUIJOTE” 477 si es que las trovas de los romances antiguos no mienten” (II, 33, p. 907). La duefia, que antes no habia mostrado el menor entusiasmo por el romancero (II, 31, pp. 881-882), identifica inmediatamente la alusion, la amplia y la adorna recitando los que quiza son los versos mas caracteristi- cos de La penitencia del rey don Rodrigo: —jY cémo que no mienten!..., que un romance hay que dice que metieron al rey Rodrigo vivo vivo en una tumba llena de sapos, culebras y lagartos, y que de alli a dos dias dijo el rey desde dentro de la tumba, con voz doliente y baja: Ya me comen, ya me comen Por do més pecado habia (p. 907). Como se ve, Sancho se ha convertido en un “zahori de las historias” (II, 31, p. 881) y aprovecha su saber romaneistico para subrayar su co- protagonismo en la novela. La figura del escudero, enriquecida por el Romancero, entre otros aspectos, ha devenido uno de los rasgos mas atractivos del Quijote de 1615. MAGDALENA ALTAMIRANO Eastern Connecticut State University APENDICE OCURRENCIAS ROMANCISTICAS EN LA SEGUNDA PARTE DEL QUIJOTE ‘Mis arreos son las armas (II, 1, p. 633; Il, 64, p. 1157). Las quejas de dota Urraca (II, 5, p. 668; II, 10, p. 706). El conde Claros (II, 9, p. 695). El cautiverio de Guarinos (II, 9, p. 698). El moro Calainos (II, 9, p. 698). Bernardo del Carpio se entrevista con el rey / Fernén Gonzéilez se niega a ir a las Cortes (I, 10, p. 702). Rosaflorida (TI, 10, p. 706). Las quejas de dofia Lambra (U, 10, p. 706, I, 50, p. 1036). —Afuera, afuera, aparita, aparta (I, 12, p. 721). El incendio de Roma (II, 20, p.793, , 44, p. 987, I, 54, pp. 1070-1071). La muerte de don Alonso de Aguilar (II, 74, p. 1222; quizd II, 22, p. 814, II, 23, pp. 819, 822, II, 29, p. 874, TI, 39, p. 948, II, 41, p. 956). Muerto yaze Durandarte (Il, 23, p. 819). 70h Belerma, oh Belerma! (II, 23, pp. 819, 821) Por el rastro de la sangre (Il, 23, pp. 821, 823). Lanzarote y el Orgulloso (I, 23, p. 826, Il, 31, pp. 881-882). El marqués de Mantua (11, 23, p. 828, II, 32, p. 894, II, 38, pp. 943-044). —Oid, senor don Gaiferos (I, 26, 847). Carta de Escarraman a la Méndez (Il, 26, p. 848). Gaiferos libertador de Melisendra (II, 26, p. 848, II, 64, p. 1157) Don Rodrigo y la pérdida de Espana (I, 26, p. 851). Diego Ordonéz reta a los zamoranos (I, 27, p. 859). Penitencia del rey don Rodrigo (IL, 33, p. 907) La emperatriz de Constantinopla (I, 38, 938-939). — 0h ti, que estas en tu lecho! (I, 44, p. 987). Suelen las fuerzas de amor (II, 46, p. 1001). —Escucha, mal caballero (Il, 57, p. 1090). La venganza de Mudarra (II, 60, p. 1118). Diamante falso y fingido (II, 70, p. 1198).

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