You are on page 1of 2

Algunas preguntas feministas post elecciones:

Compañeras:

¿No sería hora ya de que el feminismo, en todas sus variantes, anarcofeminismo,


lesbofeminismo, ecofeminismo, feminismo comunitario, transfeminismos etc, se considere a
sí mismo como una fuerza política capaz de interpelar de manera directa al estado nación y su
estructura ante coyunturas electorales, en vez de limitarse a brindar apoyo incondicional a
candidatos o gobernantes provenientes de la vieja política partidaria, con todo lo que eso
significa en tanto continuidad del orden patriarcal, ecocida, extractivista, logocentrista, etc
etc?

Es cierto que en tanto fuerza política no podemos pensarnos desde fuera de ese espurio
tablero de ajedrez que es el estado-nación y su show de democracia representativa, pero
entonces cabe preguntarnos ¿Cómo nos relacionamos en cuanto feministas con esta
coyuntura? , ¿Desde qué lugar negociamos nuestras demandas? , ¿Podemos a estas alturas
hacerlo desde la incondicionalidad sin memoria?

En las últimas elecciones presidenciales me llamó enormemente la atención que la mayoría de


las feministas que conozco optaron sencillamente por alinearse sin chistar en torno al
candidato de la “izquierda” , como si las mismas categorías de izquierda y derecha no
estuvieran ya obsoletas y no hubiera sido la “izquierda” la mayor artífice del neoliberalismo y
en nuestro país durante los gobiernos de la Concertación. Como si la misma izquierda no
hubiera sido la responsable de la militarización de la Araucanía y del reguero de presos y
asesinatos políticos que aderezan la historia de nuestra democracia reciente.

Creo que es muy importante sentarse a cambiar las reglas del juego desde los feminismos y
que seamos capaces de nombrar fuerte y claro la crisis del estado-nación en un momento
donde los signos de esa crisis han sido denunciados desde hace mucho por nosotras mismas,
las mujeres, biológicas y no, organizadas y articuladas en torno a eso que llamamos los
feminismos. Que el estado es un macho violador lo sabemos y hasta lo hemos hecho consigna
mundial. ¿Cómo es que entonces en cada elección hacemos la vista gorda para abrazar al
“macho” de turno?. Entendiendo al “macho violador” como aquel que encarna o encarnará al
estado.

Sabemos ya que no votar o anular no nos sirve de nada, políticamente hablando. Sabemos
también que la solución tampoco pasa por elegir a una mujer como presidenta de la república
porque eso ya lo vivimos y nos dimos cuenta que una mujer no puede, por el solo hecho de su
condición biológica, introducir cambios estructurales en la distribución y configuración de los
poderes y recursos de un territorio.

Entonces la pregunta sigue vigente;

En tanto feministas, ¿Cómo enfrentamos las elecciones y l@s candidat@s?, ¿Cómo nos
relacionamos con ese “macho” sabiendo que no podemos omitir esa relación al menos hoy por
hoy? Hacernos esta pregunta me parece urgente y consecuente con una toma de consciencia
creciente acerca de nosotras mismas como fuerza política que quiere y debe participar del
juego, aunque sea para deslegitimarlo y comenzar a construir salidas y otras practicas posibles.
¿Por qué renunciar a pensar en esta dirección? Cuando feministas como Hannah Arendt nos
recuerdan que “el mal” aparece cuando nos dejamos llevar por la fuerza de los mandatos,
justamente cuando renunciamos a nuestra capacidad crítica. Entonces, ¿Por qué l@s
feminist@s nos comportamos ante las elecciones como si toda nuestra historia de lucha y
pensamiento no existiera?

Hoy mas que nunca, después de llenar las calles del mundo cada 8M me parece que las
mujeres y l@s feminismos tenemos mucho que decir y mucho que negociar con los partidos
políticos, l@s candidatos y los gobiernos. Porque además tenemos mayor legitimidad que
ellos. ¿Será que aun somos tremendamente inconscientes de nuestro lugar en la historia de los
cambios sociales?, ¿Será que la feminización alcanza niveles donde simplemente nos volvemos
ciegas ante el miedo de una violencia mayor?

A contracorriente me pregunto ¿Puede hoy un hombre desde el Estado paliar la hecatombe


que los mismos estados y los mismos hombres han generado en tanto fuerza civilizatoria?,
¿Somos las mujeres y los feminismos reales agentes de cambio?, ¿Cuándo entraremos a
escena para cambiar las reglas del juego, de este juego de hombres al servicio de la matriz de
opresión que el capitalismo y el patriarcado han creado?

Nacida el 73 tengo demasiadas razones para sospechar de esta “cueca democrática” como
diría la Lemebel, que en paz descanse. Me gustaría pensar que me equivoco y que la euforia
social tiene razón y sentido y que la traición no llegará tan pronto. Veremos. Mientras tanto
prefiero habitar el feminismo como esa trinchera donde puedo permitirme pensar y gritar que
el estado es un macho violador, sin temor a ser linchada por aguafiestas…

You might also like