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Oo LA TEORIA Y LA OBSERVACION* ERNEST NAGgy, Einstein, en su famosa conferencia Herbert Spencer, “Sobre el método de la fisica tedrica”, pronunciada en 1933, tomé como punto de partida de su discusidn lo que él lamé “la antitesis eterna” entre los componentes racional y empirico del conocimiento fisico, antitesis que reafirmé en sus reflexiones subsecuentes sobre el método cientifico. Sefialé que una teorfa fisica es un sistema or. denado de ciertos postulados generales fundamentales, o leyes su- Puestas, enunciados en términos de diversos conceptos basicos que versan sobre aquello que se estudia y subrayé el papel esencial que desempefia la deduccién légica al hacer explicitas las numerosas y detalladas consecuencias de estos postulados. También subray$ su conviccién de que aun cuando estos conceptos y suposiciones puedan estar sugeridos, y quizés normalmente lo estén, por los ob- jetos que se investigan en fisica, no son derivables a partir de estos objetos ni por abstraccién ni por ningiin otro proceso légico, sino gue son “libres invenciones de la mente humana”, Sin embargo, sigue diciendo Einstein, la creacién imaginativa de les ideas y “el Pensamiento puramente ldgico no pueden brindarnos ningtin cono- cimiento del mundo empitico; todo el conocimiento de la realidad » continia Einstein, cuello en el mundo a sAoBL _ al de la fisica moderna —més atin, de toda la -ontifico, © él padre de cientifico, sr De acuerdo con lo anterior, aunque en la visién ciensia modern nceptos bésicos ni los pestulados fundamen. de Einstein 1 via estén univocamente prescritos o determinados ~ tales de una ién y la experimentacién, y por lo tanto no puedan a Sa temente a partir de lo que encontramos en la expe- “eae veovial, Ia validez de una teorfa en tanto explicacién del eed real depende de, y estd controlada por, aquello que se revela ii la observacién y en la experimentacién. a. Al subrayar el papel decisivo de estas iiltimas en la contras- tacién de las teorias fisicas, Binstein enuncid un punto de vista que, en gran medida, ha sido un lugar comin por muchos siglos en las discusiones del método cientifico. Incluso su afirmacién de que Jas ideas centrales de la teorfa fisica moderna no son abstraidas de caracteristicas incuestionablemente manifiestas de los fendémenos estudiados en la ciencia, ni se definen explicitamente con métodos finitos en funcién de tales caracteristicas, no es en este momento un tema que se discuta seriamente entre los fildsofos —aunque sin duda la afirmacién contradice las creencias asociadas a ciertas for- mas histéricas de filosofias empiricas del conocimiento y continia incluyéndose en las difundidas ideas populares acerca de la natu- taleza de la investigacién cientifica. En cualquier caso, no existe actualmente ningiin andlisis de la légica de la investigacién en las cencias naturales que niegue formalmente el papel fundamental de lo que Einstein llamé “la experiencia” (es decir, la observacién sontrolada y la experimentacién) al determinar el valor cognitivo le una teorfa cientifica, ements, a Pesar de no existir tal negacién formal, recien- evaluar la ie Puesto en duda la autoridad de la experiencia al de Vista de gue cenit de las suposiciones tedricas. Pues el punto Meena “ue une tora Propuesta en las ciencias naturales debe escansay sabre | ala haz de | los resultados de la experiencia, parece clara entre I '@ suposicién de que puede hacerse una distincién lado de las te que supuestamente codifican el resul- siendo nea ns, acerca del objeto de estudio que esta 308 objeto Sado, por una parte, y por otra, las teorias sobre Para las cuales los lamados “enunciados de obser- 1 Albert Binste: 1 Eins 854, pp. ary stein, 417 Ideas and Opinions, Nueva York, Crown Publishers, oo LA TEORIA Y La OBSERVACIGy vacién” supuestamente proporcionan la evidencia © las refuta. Mas atin, muchos filésofos de la cie: que puede establecerse esta distincién, al menos aproximada, creen también que los enunciados los enunciados tedricos con frecuencia no tiene logicas (0 términos sobre el objeto de estudio) tanto sostienen que si estos enunciados purame! ser relevantes para los objetos empiricos en estudio, los enunciados tedricos deben estar relacionados con los de observacién Por me- dio de las llamadas reglas o leyes de “correspondencia”. Pero estas suposiciones, especialmente la primera, han sido blanco de duras eriticas durante la década pasada, criticas que, de hecho, han re- planteado el problema de si las teorias estan (y, silo estan, en qué medida) sujetas a la contrastacién por medio de la experiencia, El meollo de estas criticas es que no puede sostenerse la creen- 418 que las confirma Rela que piensan Con una precisigy de observacign y R expresiones ng. 7 comtin; y por |o nite tedricos han de ros” de la experiencia sensorial, sino que suponen interpretaciones acerca de los datos sensoriales y, por lo tanto, son significativos so- lamente en virtud de alguna teoria acerca de los objetos bajo estu- dio con la cual los observadores se encuentran previamente compro- metidos (aunque no necesariamente de manera permanente). Més atin, es claro que las teorias son “creaciones libres” de los cientificos 'y aunque su aceptacion pueda tener determinantes causales defini- dos, ninguna de ellas esta légicamente determinade por los datos siguiente, si estas criticas son correct: 2 una “relativizacién del conocimiento” de gran alcance, a un es. cepticismo con respecto a la posibilidad de lograr un conocimients garantizado de la naturaleza, que es mucho més radical que el re. lativismo asociado a los puntos de vista de Karl Mannheim y otros Socidlogos del conocimiento. Pues de acuerdo con Mannheim, por ciemplo, tanto el contenido como los criterios para la evaluscion de la validez de una teoria en las ciencias sociales (aunque no en !as ciencias naturales) reflejan los prejuicios sociales de los indi as, nos Hevan aparentemente —_— prNesT NAGEL 419 yiduos que suscriben la teoria. Estos son, sin embargo, prejuicios enerados por factores causales que operan sobre ciertas ramas se investigacién, los cuales (incluso Mannheim asi lo reconoci8) pedeian, en principio, neutralizarse, Pero la relativided del conoci Pr ento implicita en algunas tendencias recientes en la filosofia dela Mencia es de un tipo més fundamental. El escepticismo que implica cin respecto a la posibilidad de decidir sobre bases observacionales Shjetivas entre teorias alternativas, se funda en sus andlisis de la estructura intrinseca de los procesos cognitivos humanos. Pero sea o no esto el caso, este ensayo es una critica de algunas de las razones que se han expuesto recientemente para cuestionar la autoridad de, incluso, la observacién cuidadosa en Ia contras- tacién de las teorfas, y de las razones para apoyar una visién de la ciencia que convierte al auténtico conocimiento de la naturaleza en algo surnamente problemético. Este sentido escéptico de las dis- cusiones recientes en la filosofia de la ciencia parece de antemano increible y, en efecto, espero mostrar que las pruebas que avalan esta conclusion estan lejos de ser concluyentes. Sin embargo, seria una pérdida de tiempo pretender que no exis- ten dificultades para establecer una distincién entre los enunciados de observacion y los enunciados tedricos; y ciertamente no sabria cémo precisarla. Sin embargo, no considero que por esto sea ociosa la distincidn, como tampoco creo que, dada la imposibilidad de trazar una linea divisoria precisa entre el dia y la noche o entre los organismos vivos y los sistemas inanimados, estas distinciones sean vacias e inuitiles. ‘Al mismo tiempo, de entrada admito que la posicién que defen- deré es esencialmente una posicién intermedia y, ciertamente, nada novedosa, Pues, por una parte, estoy de acuerdo con el punto de vista, expresado repetidamente en la historia del pensamiento por los criticos del empirismo sensorialista —aunque algunos comen- tadores recientes de la légica de la ciencia lo proclamen como wn nueva idea— de que el sentido y el uso de los predicados empleados en las ciencias, incluidos aquellos utilizados para informar acerca de objetos supuestamente observados, estén determinados por las leyes y las reglas generales en las que entran estos predicados. En consecuencia, el contenido de un enunciado de observacion no es identificable con, ni queda agotado por, lo que se encuentra “direc tamente” en cualquier experiencia sensorial dada, de tal modo que la e 420 LA TEORIA Y LA ong ERVA CIC, todo enunciado de esta clase es “en principio” corregible revisarse (y quizé incluso rechazarse totalmente) a la luz vaciones y reflexiones posteriores, Por otra Parte, tamb que muchos enunciados de observacién admitidos tant, vestigacién controlada como en los asuntos normales de hecho no necesitan corregirse; que las diversas leyes minan total o parcialmente el contenido de estos enun frecuencia estan tan bien apoyadas por las pruebas. tran més alld de cualquier duda razonable; los enunciados de observacién no Por la totalidad de las leyes y de |. Y Puede t de obser. iéN pienso © en la in. de la vida, que deter. ciados con » que se encuen. Y que el contenido de esta, en realidad, determinado Sin embargo, estas afirmaciones necesitan justificarse por medio de argumentos, tarea ala que paso ahora, Las palabras ‘teoria’ y ‘observacién’, al igual que sus distintos de- Tivados, son manifiestamente ambiguas y vagas. En efecto, aun cuando las expresiones “enunciado teérico” y “enunciado observa- © acerca de la temperatura de la superficie del Sol, a Pesar de que Aw. a gx NAGEL 421 BRNE! quello sobre | 19 que versan no se perciba en el sentido antes indi- demés, la palabra ‘teérico’ se usa frecuentemente de manera cado. Ademes, 3 ora eau 5 x. 9 menos jntercambiable con la palal ra ‘conjetural’, como en mis 0. mencs WN dice que une hipdtesis tentativa sobre cusndo se cl aso en af ca una explicacin tedrca del hecho; yen este caso cometncluye la posibilidad de que los supuestos acontecimientos 20 oe ign observables en un sentido relativamente estricto de se ihre, de tal modo que podrian haber sido reistrades en un 1 ray apropiado de enunciados de cbservacién. Por otra parte caries autores entienden por “teorfa? cualquier enunciado esen- siete general, como “todos los padres con ojos azules tienen tar con ojes azules”, aun cuando los predicados que contengan designen cosas que normalmente se consideran observables. Otros desis reservan la palabra para un sistema de suposiciones genera- Ie capaces de explicar (y quiads también de predecit) la ccurrencia. de une gran variedad de fenémenos diversos, como las suposiciones gue constituyen Ta teoria de la gravitacién de Newton; y existen aigunos pensadores que usan la palabra més vagamente para la fotalidad de las creencias generales, actitudes o distinciones cate- goriales que forman una Wellanschauung (0 en el lenguaje actual, tn “marco conceptual” e incluso una “forma de vida”). La palabra ‘observable’ tiene una diversidad de usos parecida, como sugieren los comentarios anteriores. En cualquier caso, es dificil formular con precisién las distintas maneras en las que se emplean los términos ‘teorfa’ y ‘observacién’. Pero los sentidos de estos términos que son relevantes para la logica de la ciencia y, en particular, para la cuestién central discutida en este ensayo, pueden ilustrarse de manera por demas suficiente con cjemplos caracteristicos de la investigacién en las ciencias tedricas. Esta no es la ocasién para hacer un muestreo amplio de estos ejem- plos y debe bastar un solo caso de lo que creo que es un informe Tepresentativo de una investigacién cientifica. Mi ejemplo es la cxplicacién de Newton de algunos de ls experimentes Spticos re- los por él en 1666 y de la teorfa que propuso para explicar lo que afirmé haber observado. oe primers carta de Newton ala Royal Society (Sociedad Real) centiene su “Nueva teoria sobre la luz y los colores”, Ia eual oo @ con la descripcién de uno de sus experimientos importantes: ™e procuré un prisma triangular de cristal, para con él tratar de be A LA TEORIA ¥ La ons suscitar Jos eflbres fendmenos de los colores. Y para eli habie oseurerido mi aposento y hecho un pequeio orifice en “ ontraye® tana, para dejar pasar una cantidad conveniente de lug Solar, cologi ni prisma en su entrada, para que asf pudiera refractane, hacia la panes opuesta. Al principio fue una diversién muy placentera ver los vivos intensos colores que con ello se producian, pero al eaby de eo rato me dediqué a consideratlos con més circunspeccién, Quedé sorpren, dido verlos en unas formas oblongas, las cuales yo esperaba que tendrian gas rminar con aunque parecfan semicirculares? Newton entonces contintia refiriendo un cierto ntimero de medidas y observaciones, realizadas para asegurarse que las diversas fuen- tes que con antelacién parecian plausibles de la forma alargada del espectro de los colores no eran, de hecho, operativas. En conse- cuencia, concluye: La luz no es similar, u homogé formas, algunos més refrangi inciden de la misma mane idric ‘a causa externa, sino por una predisposicis Particular de refraccién, Y ademés sostenfa que: Del mismo modo que los rayos de luz difieren en sus grados de re- frangibilidad, asf difieren también en su disposicién para exhibir este 0 aauel color en particular. Los colores no son eualidan de la luz, deri- 1 vadas de las refracciones 0 reflexiones de los cuerpos naturales (como inales ¢ inherentes, que son generalmente se cree) sino propiedades orig distintas en distintos rayos. Al mismo grado dc refrangibilidad corres- Ponde siempre el mismo color y al mismo color corresponde siempre el mismo grado de reftangibilidad... Las especies de soe y el grado de Tetrangibilidad propio de cualquier clase particulor ae rayos, no cam- bia por la refraccién ni por la teflexisn de loc cuerpos naturales, ni por ninguna otra causa, hasta donde he podido observar, . .2 ? Philosophical Transactions of the Royal Society, vol. 6 (1671-72). Reim- Tei), Cadac Newton’s Papers and Letters on Natural Philosophy To Cohen (cd.), Cambridge, Mass., Harvard University Proce 1958, pp. 47-48, * Bid, p. 53, -_—_—_— panest AGEL ; 7 43 Estas citas bastardn para mi propésito. Muestran, fuera de toda duda, que al describir las observaciones que hizo al realizar sus ex- erimentos Opticos, Newton empleé muchos términos “cargados de reoria” yenun sentido muy claro de esta expresion actualmente de velo. As, earactria6 a ciettos objetos como hechos de vidrio y con Ia forma de prismas triangulares, otros como contraventanas provistas de un pequelio orificio, ete. Estas predicaciones no eran simplemente el reporte de los datos sensoriales “dados de manera simediata” a Newton en el momento en que desarrollaba sus ex- perimentos. Por el contrario, las caracterizaciones que usd conno- pepan varios rasgos de las cosas distintos de los que explicitamiente Gheervé —v. gr., 1a propiedad reflexiva de los prismas de vidrio, Jos rasgos geométricos de las superficies triangulares, o la opacidad del material con el cual se construyé la contraventana. En conse- cuencia, los términos de observacién usados por Newton no sdlo eran etiquetas cuyos contenidos se agotaran en las cosas que se manifiestan directamente, a las cuales se los aplicé, sino que, al menos en parte, adquieren su significado de las distintas leyes en Jas que estan inmersos y que Newton da por sentadas. Asf, las citas confirman ampliamente lo que desde hace mucho tiempo ha sido familiar a los estudiantes de psicologia humana: que la observacién significativa supone algo mas que el mero registro de lo que se en- cuentra inmediatamente presente a los érganos de los sentidos; y que un observador cientifico cumple la tarea de registrar sus expe- rimentos con esquemas de clasificacién que representan estructuras de relaciones incorporadas en el transcurso de los eventos, donde los esquemas de clasificacién han sido adquiridos durante la in- teraccién repetida con el medio, de maneras que son dificiles de recuperar y enumerar. Sin embargo, Newton explicé los “fenémenos de los colores” por medio de una teoria que sostenia, entre otras cosas, que la luz se compone de distintos “rayos”, cada uno de los cuales corresponde aun color diferente del espectro solar y tiene su propio grado in- herente de refraccién. Pero como se hace evidente en las citas an- teriores, Newton no supuso estas nociones tedricas, tan distintivas de su explicacién, al describir las observaciones que hizo al realizar Sus experimentos. Mds atin, ni en toda su carta a la Royal Society, ni posteriormente en su Optica, existe base alguna para sostener que la explicacién tedrica de Newton de los fendmenos épticos de- 424 LA TEORIA y Lo terminé (0 influyé en) los significados de los tézn al referir sus observaciones experimentales, nj tampae, mle biera adoptado una teoria explicativa diferente estos we Sih, observacién habrian adquirido significados distintog 4 Brats de labras, aun cuando los predicados con que se formalang f°°8?* vaciones de Newton estuvieran “cargados de teoria” a ce sr indicado, no estaban cargados de la teor‘a que sugiré pag te los “fenémenos de los colores”. expla Sin duda, un solo ejemplo no prueba gran cosa y no eo qu los pasajes que he citado de Newton resuelvan el Problema en dig. cusién. Pero en las éreas del anélisisfilosdfico donde, por o genent los datos relativamente concretos no se usan para probar alguna i sis discutida, una sola prueba concreta puede ser ttl. En cusloue caso, el ejemplo citado —y sélo el espacio impide mencionar otros confirma en realidad la posicién que defiendo, aunque ciertamente no la pruebe. El ejemplo muestra que un experimento coneebido para averiguar de cndles factores depende la ocurrencia de un cierto fenémeno, puede describirse de tal manera que la exposicicn de las observaciones sea neutral con respecto a las teorias altemativas que puedan proponerse para explicar el fenémeno, aun cuando la exposicién descriptiva ciertamente presupondré varias teorias, le yes y otra informacién previa que no se encuentra bajo discusién en la investigacién dada. 0 Se han hecho numerosas objeciones en contra de esta tesis que, Prima facie, es plausible. Principalmente se dirigen contra el con” cido principio metodolégico de que una teoria de la ciencia empirica debe contrastarse con los resultados de la observacién, tal y como éstos se encuentran codificados en los llamados “enunciados de ob- servacién”; dichas objeciones son, en el fondo, variaciones sobre la idea central de que la distincién teoria-observacion es insostenible, ‘ Ta giuilles con respecto a la naturaleza de la lus -v. gr, el supuesto de a mnedio Spacrmusclas, de que es ondulatoria o de que viaja a través 4 OP ie fice gue Sars Yodo elespacio. Cy., Robert Palter, “Newton » The Tezas Quarter! no. 168. Quarterly, x, no. 3 (1967), p. som 425 I enunciados de observacién “puros” se encuen- incluso Toe adios de nociones testis. Sin embargo, tides n las publicaciones recientes, yan, OD | ental se expresa, © ic esta cxitle® Laces ‘una de las cuales pone de relieve una faceta ah problem y, por lo tanto, me ocuparé de algunas de las inta del aiatinta as importantes. oo jones ms ‘ea sostiene que Ia conocida distineién versione’ Kante de la crit variante oJ edrcos y los observacionales (0 entre los id bre dos suposi- los predicar®® "de observacién) descansa so eps int ’adas, ninguna de las cuales ip! nC licitas intimamente rel: 2 * conc mie prespesicine2 qu los predcados térios os v nherentemente opacos y, por lo tanto, problematicos, por lo son inher son siaus significados han de comprenderse adecuadamente deben explicarse en términos de predicados de observacién, cuyos signi- ee ge consideran completamente inteligibles por si mismos Paro oe afirma que esta suposicién es exrénea, Pues el significado rigs predicados de observacién, contimia la critica, lejos de ser no problematicos e iluminadores, se encuentran determinados por Ios diversos enunciados —y en particular, por las teorfas, con fre cuencia comprehensivas— en los que entran estos predicados. El niicleo de esta objecién lo enuncia Feyerabend, en lo que quizd es su forma més extrema, cuando afirma que “las teorias son signi- ficativas independientemente de las observaciones... Es el enun- ciado de observacién el que necesita interpretarse y no la teorfa”.® La segunda pretendida presuposicién que subyace a la distincién teoria-observacién es que la ciencia tedrica —y especialmente la ciencia natural tedrica— hace uso de dos lenguajes radicalmente entre los Pre 5 Por eh ile ne shee Fal Feyerabend, “Problems of Empiricism”, en Beyond Prnitt gf, Certsints, Robert G. Colodny (ed.), Englewood Clifs, M- J.» tan Perna 1965 [traduecién compendiada en esta antologia; N. R. Han. Iieduceiéa gat eicovert» Cambridge, Cambridge University Press, 1958 senate tl capitulo 1 en esta antologial; Mary Hesse, “Theory and Ob- endl volumen 4 de lee Independent Observation Language?”, por publicarse Pitaburghs Hobe, as Seti sobre flosoffa de la ciencia de la Universidad de 8. Kuhn, The ain a Colodny (ed.) [traduccién en esta antologia]; Thomas £860 Pres, 1062 font fein Revolutions, Chicago, University of Chir el eapitulo x ee eee espafiola de Agustin Contin, FCE, México, 1971; adertanding Benne <0 esta. antologia}; Stephen Toulmin, Foresight and fae Be tecuride mace University of Indiana Press, 1961. En lo que si- or Ia foray umpliamente al ensayo de Mary Hesse y estoy en deuda con Peyereattién de algunos problemas. end, “Problems of Empiricism”, p. 213. ing, oom, _ MA PEORIA LA custRaneay, diferentes. Uno de estos es el lenguaje de la observacién, auténome y autosuficiente, cuyos enunciados versan exclusivamente Sobre Jo directamente observable; el otro es el lenguaje de la teoria, cuyas oraciones versan explicitamente sobre objetos y Procesos inobser. vables, pero que no obstante, sélo son significativas para In investi. gacion cientifica en virtud de sus telaciones de dependencia con el lenguaje observacional. Pero también se considera que esta supo. sicién no es valida. Pues se argumenta que no es posible identifica en la investigacion teérica dos lenguajes distintos del tipo descrito, Sin duda hay filésofos que formulan la distincién entre los enun- ciados tedricos y los de observacién en términos de las diferencias entre dos lenguajes supuestamente distintos, de tal modo que si se les interpreta literalmente son blanco de esta critica. Sin em- bargo, no todos los que suscriben la distincién la enuncian en estos términos; y en todo caso, me parece que la doble critica que he resu- mido descansa en una mala comprensién del propésito de quienes hacen la distincién, aunque empleen la locucion “dos lenguajes” al formularla. Asi, hay poca evidencia, si es que la hay, para mos- trar que quienes aceptan la distincién generalmente mantienen que existe una diferencia “inherente” entre estas dos clases de predi- cados, u otras expresiones lingiifsticas, sin tomar en cuenta los usos de estas expresiones en distintas situaciones. Por el contra- rio, pareceria que la idea que controla la clasificacién de palabras como ‘mesa’ y ‘electrdn’ como términos de observacién o tedricos, Tespectivamente, es que estos predicados tienen de manera recone. cible distintos papeles al dirigir las investigaciones (y quizé incluso al codificar sus conclusiones). Por ejemplo, los térrainos de obser- vacién se usan comtinmente para propésitos como los siguientes: delimitar en la experiencia perceptual algtin objeto o Proceso loca- lizado espacio-temporalmente, que puede entonces sujetarse a un analisis fisico o intelectual posterior; caracterizar un item asf iden tificado como perteneciente a una cierta clase; describir los instru- mentos utilizados en los experimentos y Io que se hace con ellos; enunciar los resultados de las mediciones realizadas y de otros des. cubrimientos perceptuales, para proporcionar las premisas de con. diciones antecedentes en inferencias que suponen ciertas leyes que a sp NAGEL ican a objetos de estudio concretos; o codificar experimental- babe! datos comprobados, con miras a proporcionar pruebas para “ dtesis generales y otros enunciados a los que llegamos por Pye inferencias en la investigacién. Por otra parte, los términos y enunciados tedricos desempefian papeles bastante distintos en las investigaciones cientificas, los cua- Jes suelen ser caracteristicamente instrumentales en la fisica ma- temitica. Por ejemplo, los términos teéricos algunas ve: +8 codi- fican nociones altamente idealizadas (0 “limite”), como la nocién de velocidad jnstantdnea o de punto-masa, introducidas para sim- plifiear las construcciones intelectuales para hacer posible la fplicacién de poderosos instrumentos de cAleulo a los materia- Jes matematicamente “jmperfectos” del mundo natural. Pero sin adentrarse mas en estas cuestiones técnicas, puede decirse que las expresiones teéricas tienen dos funciones principales en las inves- tigaciones cientificas: preseribir cémo deben analizarse (0 en su caso, manipularse) los objetos identificados en la experiencia con la ayuda de los términos de observacién, si es que la investigacion cientifica ha de resultar exitosa; y servir como eslabones en las cadenas inferenciales que conectan los datos de instancias experi- mentales con las conclusiones de la investigacién, tanto particulares como generales. Obviamente, esta breve explicacién de las diferentes funciones de las expresiones tedricas y de observacién no es més que un es- bozo. Pero incluso este esbozo basta para mostrar que la distincién no presupone ni est comprometida necesariamente con Ia idea de que los términos de observacién (como ‘mesa’ o incluso ‘rojo’) son invariablemente claros, mientras que los iérminos tedricos (como ‘electron’ y ‘masa’) son inherentemente probleméticos. Asi, hay innumerables contextos en los cuales no causan ningun problema ni el significado ni la aplicabilidad del predicado ‘mesa’ a algin objeto dado. Pero también existen situaciones en las cuales es in- cierta la aplicabilidad del término por ejemplo, cuando el objeto en cuestin cae dentro del area de la penumbra de vaguedad de la palabra. De manera andlog2, el término ‘electrén’ no es pro- 1 pestico en muchos contextos (como el contexto en el cual Milli- kan realiz6 su experimento de la gota de aceite), en aquellos donde Ihe supuestas propiedades de los electrones, consideradas relevan- ta ras problemas que se investigan, han sido ariculadas con wy 4o7 pRNES" as LA TeORIA y 14 SER VAe Im suficiente precisin por alguna teoria sobre los clecteoney 5 bargo, tanto el significado como la extensién del ténmic, he ser muy probleméticos cuando la teoria sobre los electron; que ky sido aceptada no determina de manera univoca si éstos Poseen at guna propiedad enunciada —por ejemplo, cuando dentro el marcy de la mecénica cuéntica actual se plantea la pregunta sobye ke electrones son, y en su caso en qué sentido, “particulas” un, das”, En suma, la historia de la ciencia testifica ampliamente que ni las expresiones de observacién ni las tedricas tienen, de mart invariable, significados y denotaciones que no sean roblematices y que las expresiones de ambas clases generan con frecuencia dificiles cuestiones de interpretacién. Un comentario més acerea de la locucién “dos lenguajes” que usan algunos autores al establecer la distincién teoria-observacién: ¢s pertinente notar que la palabra ‘lenguaje’ en este contexto no tiene el sentido que normalmente se le da cuando, por ejemplo, se dice que el inglés o el francés son lenguajes. Pues en este contexto la palabra se refiere a un sistema de notacién altamente formali- zado que se maneja de acuerdo con reglas estrictas, Estos sistemas sin duda son valiosos para lograr los propésitos para los cuales se Crearon —por ejemplo, hacer evidentes ciertos aspectos estructura- les del discurso cotidiano, codificar procedimientos candnicos para Probar la validez de los argumentos, o presentar en forma precisa ciertas distinciones, Pero tales sistemas en general no son conve- nientes (0 siquiera adecuados) para sustituir completamente a los lenguajes naturales en la investigacién cientifics © en los asuntos cotidianos —por ejemplo, para comunicar las ideas, con frecuencia ‘ ; lejas y no analizadas, involucradas en la investigacién. En consecuencia, la locucién “dos lenguajes” deberia interpretarse como un mete ‘pedagégico para distinguir, analiticamente, entre importantes funciones de ciertos eeeatignargt fe em=Plean en el discurso no formal rado de la investigacién, y no como u é i de dos lenguajes radicalmente distintos entre on sted Seine Tente se mueven los cientificos. Pero si este 1a interpretacia eorrecta de la locucién, la critica que afirms aue la distincign teoria-observacién, Supone que todo térmis cee ree ino de observacign Problemético, es una exageracién tan burda comma e contraria que a at a 429 et NAGEL ‘ iar | ; A ne nica es necesario analizar las expresiones teéricas para apne qe UBER Zones eon los téminos de observacign nar eter wt autores que se adhieren a la distineién han sugerido que algunos or sde observacion pueden distinguirse de los teéricos con Jos a supuestos hechos, como por ejemplo que los primeros, a we G los iltimos, pueden predicarse de ciertos objetos sobre la vee de la observacién directa, o que tienen instancias experimen- talmente identificables. Sin embargo, los criticos de la distincién niegan que esto suceda, Sostienen que el significado y el uso de tin nuevo predicado (ya sea de observacién o teérico) no se pueden aprender ni comprender de manera eficaz sobre la sola base de la “asociacién experimental directa” , y que esto tinicamente puede lo- grarse presentando el predicado en varias oraciones que contengan otros términos descriptivos cuyos significados hayan sido aprendi- dos previamente. Pero aun cuando esta afirmacién puede ser co- rrecta, jes realmente incompatible con la distincién? Como antes se indicé, aquello que designan los predicados de observacién em- pleados generalmente en la investigacién experimental no es sim- plemente el contenido inefable de alguna experiencia momentanea, Pues se refieren a caracteristicas que comprenden miés de lo que en algiin momento puede estar dado de manera inmediata. Sin embargo, como también sefialamos antes, esta circunstancia es to- talmente consistente con la distincién teoria-observacién. Por con- Siguiente, esta critica es fatal para la distincién solamente si los Preticados de observacién se igualan con los llamados predicados tamnetoligicoe” —con los predicados descriptivos que supues- al indvidve ane ae alo que se le presenta de manera directa Si se presupcne |e epee & objetos de su experiencia. En efecto, nolége ee sn cteacin de un lenguaje puramente fenome- todos fenomenols un lenguaje cuyos términos descriptivos sean edo nina gicos— la distincién seria totalmente initil, pues Problema mu di enguaje semejante es asequible e incluso es un ¥ discutido si dicho lenguaje es posible. Tambi *itica ién se ha insisti anterior. Este sei tido repetidamente en otro aspecto de la fiala que los significados y los usos de los oN ‘0 LA TEORIAY LA ODSERIRGy, | predicad ? ‘rojo’ y “duto’) tos predicados, estén relacionad los de observacion (incluso predicados tan “bésicos» dependen de numerosas leyes en las que enttang. pues las leyes establecen, entre otras cosas, tin, los entre si los itemes denotados por los pre dig dos, Sin embargo, el contenido de estas leyes no es absolutameni, invariante, sino que s° altera por los cambios que puedan ocuryi, en cualquier lugar de la red que comprende las leyes y teorias que constituyen el cuerpo del conocimiento cientifico, en un momento determinado. En consecuencia, los significados de los predicades de observacién también se modifican con los cambios en esta red, de tal manera que todo intento de distinguir entre los términos teéricos y de observacién esta destinado al fracaso. Mas atin, los criticos de la distincién rechazan por insatisfactoria una réplica frecuente y plausible a este argumento. La réplica admite que les términos bésicos como ‘tojo’ pueden tener usos “periféricos”, los cuales pueden variar debido a cambios en Ja red de las leyes —por ejemplo, la rojes aparente de una estrella lejana puede llegar com siderarse no como el color de la estrella sino como un efecto de su ; movimiento. Sin embargo, contintia la réplica, es dificil entender Ia suposicién de que los cambios en la red afecten invariablemente los significados “nucleares” de todos estos términos —por ejemplo, en el contexto de los predicados que versan sobre objetos como manzanas o sefiales de tréfico, ‘rojo’ tiene un significado aparente- mente estable que no es afectado por los cambios que ocurran en la mayor parte de la red de leyes. Sin embargo, un critico juicioso | de la distincién ha argumentado, en respuesta a esta opiniones, | susemns usndo debe reconocerse la estabilidad de los significados (0 de las funciones) de predicados como ‘rojo’ en éreas | limitadas del di iiidiad Timitedas del discurso, la estabilidad “no depende de estipulacones cstabesidas con respecto al uso de ‘rojo’ en situaciones empircas gio mis ben de los hechos empiric acer de cSmo es el mundo. Cresnaanca renclsin qu se obtien es que pueden concebits 5 es en ‘oni nuclear del predicado podria no sr ait leo sun el-significado esun : | el argunenty wetmento extrailo, Sin duda es cierto, como afirma los lamados predicados de sboonecign a idea de Ia funcién de un accidente de céi fe observacién es, hablando légii le cémo es el mundo”. Sin emb: légicamente, argo, la estabilidad 7 Hesse, “Theory and Observation, - oer est NAGEL . i Bein i e suina e importante, sin ser c6smicamente necesaria 0 de set Be MTeuerdo con esto, Ia aseveracién implicada por la ialteable. De Pe pservacién de que los predicados observacionales ditincén Fr ados constantes (atin cuando los tengan sélo en do- senen Sin te dos de aplicacion) seguramente no queda refutada ios elas cosas podrian ser distintas de lo que son y que por seal Mparecer las eixcunstancias de las que depende dicha ne ee Ms atin, los avances de la ciencia afectan sin duda conte en que Jos hombres hablan sobre el mundo, Pero no es 1s mente admit que el conocimiento cientifico continia cam- Mando y al mismo tiempo sostener que hay una clase numerosa a dicados cuyos signficados o funciones, en distintas egiones fe lnexperiencia (aunque delimitadas solamente de manera impre- tis), no sufren modificaciones significativas. El que la distincién cetfobservacién sea itil y esté garantizada se debe, en parte, a que los predicados observacionales tienen ciertamente tales signifi cados relativamente constantes. 431 Vv Algunas veces se ofrece una razén algo distinta para poner en duda la validez de la distincién. Se sefiala que los predicados comtinmen- te clasificados como tedricos, pero que pertenecen al vocabulario esencial de una teorfa bien cimentada, se usan frecuentemente para caracterizar algunas cosas aprehendidas directamente en situacio- nes experimentales. Por ejemplo, ciertas trayectorias visibles en una camara de niebla pueden describirse como la produccién de lun par positrén-electrén; una cierta formacién de tierra puede ca- Tacterizarse como una glaciacién; y una persona ala que se observa caminar de una manera especifica puede describirse como alguien aa eee de una enfermedad cardiaca. Sin embargo, si predi- ree eta a Teconocido como tedricos pueden servir como los iltimos ies pave los primeros no pueden distinguirse de tarsente te iS a base de que los términos de observacién carac- tonsecuencin amente observable mientras que los tedricos no. En , no hay una diferencia absoliita en este respecto entre las dc trade {8 de predicados, sino, a lo sumo, sélo una diferencia de ™ a, LA TEORIA Y La OBSERVACy by 432 yond da discusién que los términos teéricos se Usan al maa era antes mencionada. El problema, sin emp, veces de le miiste hecho socava Ia validez de la distincisn a site yy lo observacional. Para comenzar, deberia tomayss loseaoreey, uuchos términos que con frecuencia se consid . consideracién que m lean para describiy ran tedricos, al parecer nunca se emplean pi ‘cribir objetog claramente observables. Asi, comuinmente se caracterizan alguncs sucesos en términos de sus causas, pero en general se juzgatia jn. apropiado dar cuenta de otros de una manera andloga. Por eiemplo, ciertos sonidos pueden caracterizarse como un disparo de cafidn, aunque tales disparos no puedan observarse; y el “click” hecho por un contador Geiger puede describirse como el paso de un electrén, a pesar del hecho de que el electrén que pasa no se ve ni se percibe, Sin embargo, al informar sobre otros sucesos no se hace nada pa- recido, Por ejemplo, a un testigo en un juzgado no se le permitira atestiguar que observé a alguien disparar una pistola al occiso, si fo tinico que realmente vio fue que la victima yacia en el suelo y le brotaba sangre por un orificio en el pecho. Asi como tampoco hay caracterizaciones propuestas seriamente sobre aquello que se observa en la electrdlisis del agua, que consistan en enunciados que describan nuevas configuraciones de los electrones en los dtomos de hidrégeno y oxigeno. En efecto, en general es discutible y poco claro por qué algunas expresiones tedricas se emplean para describir sucesos observables (mientras que otras aparentemente nunca se usan de esta manera). Pero hay una explicacién razonablemente satisfactoria para muchos casos de este uso de los predicados tedricos (como en el caso del término ‘produecién de un par’). De acuerdo con ella, el término teérico en estes casos funciona como una formula taquigréfica (ba- ikea ampliamente aceptadas en alguna rama de crn actrees em ini expeciticados experimentalmente y pars disting an oe os sucess ejemplo, las ecu lemmee tae a y para distinguirlas de otras. Por de nebla, las cuales a oe Yaper observables en una edmara , lo con Ia teoria fisica aceptada, son a a NAGEL . tant 433, ge vsaran Jocuciones no-técnicas comunes para caracterizar ad adamente Jos rasgos distintivos de las condensaciones de le- ervadas en estos casos. Pero como en la teoria fisica cla ea erage condensacones con Ja ocutrencia de cittos iiesten wai qets, quienes conocen I teorfasulenconsiderr més cone Fineente empleat 10s predicados teéricos, en lugar de los términos mnis habituales de la experiencia perceptual, al enunciar lo que se Apserva en las cémaras de niebla. wry consiguiente, segin esta explicacién, solamente es en un sonido figurado que 10s predicados teéricos pueden considerarse sfpminos de observacién. Incluso los eriticos de la distincién teoria- viervaeién reconocen que las descripciones de resultados expe- vimentales expresadas en términos te6ricos (v. gr, que en una tdmara de niebla tuvieron lugar producciones de pares positrén- tlectron) deben remplazarse por informes que empleen predicados «ela experiencia perceptual normal (v. gr, que se formaron rastros blancos), si la teorfa que justifica ese uso de los términos teéricos se rechaza o incluso si se pone en duda seriamente, Por supueste Ja segunda descripeién, como la primera, afirma més de lo que el experimentador aprehende directamente, por Jo cual esta claro que la razén para su remplazo no puede ser la imposibilidad de incurrir en error al usar los predicados de observacién més familiares. La razén para el remplazo es que la segunda descripcién afirma cosas cuya existencia esté mejor garantizada por la evidencia disponible de lo que lo estan las cosas enunciadas en la primera. Bajo pena de no tener ninguna pertinencia para el propésito de realizar experi- mentos, las formulaciones tedricas de los resultados experimentales deben cubrir lo que puede ser descrito en términos de observacién habituales; pero bajo pena de ser totalmente superfluas, las formu- laciones tedricas deben afirmar también, aunque Se sélo por im- plicacin, cuestiones no enunciadas en el otro tipo de descripcion- Pot lo tanto, cuando se vuelve dudosa la teoria sobre la cual se basa ese uso de los predicados tedricos, ¥ cuando el resultado efec- tivo de un experimento esta en cuestion y necesita ser establecido, los informes de los descubrimientos experimentales enun términos de observacién no controvertidos desem] central en la conduccién de la investigacion- ne | meat fo oS tot LA TEORIA ¥ La OBSERVAC IG, v La discusién anterior ha tratado de mostrar que aun cuando log predicados de observacién estan, en algiin sentido, Impregnados de teoria, esta tesis es compatible con la distincién teoria-observacisn Y no es una buena razén para rechazarla. Sin embargo, algunos criticos de la distincién la han objetado sobre la base de que toda teorla cientifica determina los predicados de observacién que deben usarse para verificarla —es decir, los datos observables que sirven como pruebas de la teoria supuestamente se interpretan y formu. lan dentro de un marco de suposiciones que forman parte de Ja teoria por comprobar.! A continuacién se examinaré brevemente esta tesis mds radical. En vista de esto, si esta tesis fuera correcta, los argumentos Para aceptar cualquier teoria sobre la base de datos empiricos asf construidos, serjan fatalmente circulares, ya que entonces nada que no satisficiera los patrones relacionales postulados por la teoria | Podria contar como evidencia pertinente Para ella. Por ejemplo, si un cuerpo en movimiento pudiera caracterizarse correctamente como un cuerpo que tiene una velocidad uniforme sdélo cuando nin- guna fuerza externa estuviera actuando sobre él, la primera ley del I * Véase, por ejemplo, Feyerabend, “Problems of Empiricism", p. 214, in ft 435 noc que si 1s téminos que frmutan los datos de jo. Ble TOT a son del primer tipo, entonces es imposible ofjgenci® PATA tacién de la teorfa; pero sostiene que si se usan Sa gana contre gunda clase en tales formulaciones, entonces inos dee rueba el razonamiento circular del tipo arriba 1 ejemplo, se dice que tanto Ta verdad como el sig- trae. ervacién de un cuerpo que se estd a dela ; velocid: e " gs leyes que relacionan las barras de medicién con los verda vijjes ys en ultima instancla, de la ee oe posta dele geometria euclideana y, posib! lement e le la éptica cle cee ‘endo todas estas leyes “parte de la teoria dinémica newtoniana”. sets también se afitma que como Ta formulacion de la evidencia so- erente contiene predicados de la segunda clase, ésta puede servir para comprobat la teoria newtoniana sin circularidad. eta opinién claramente es correcta, pero el ejemplo (y el ar- gumento que ilustra) no confirma lo central de la tesis discutida. Giertamente es posible considerar como partes de la dinémica new- toniana a las distintas leyes sobre los instrumentos de medicién, como también a las leyes de la geometria euclideana y aun a las de la éptica. Sin embargo, esta leyes no constituyen el contenido distintivo de la mec4nica newtoniana ni son las leyes que se estan poniendo a prueba por medio de los informes observacionales men- cionados en el ejemplo. Asi, para tomar un caso, se sabe que la geo- metrfa euclideana es compatible con muchos sistemas dindmicos no newtonianos —las leyes fisicas de Euclides no implican ninguna de las leyes newtonianas caracteristicas (como la primera ley del movi- miento), ni los significados de los predicados descriptivos que apa- Tecen en la primera estan determinados por los supuestos newto- nianos. Como no es la geometria euclideana lo que presuntamente ® oe prueba en el ejemplo, sino mas bien una ley especifica de nt fe ates bewiailsae que ademas es légicamente independiente oe ris eaclideans dificilmente podria sorprendernos que areas mPlicada ninguna citculatidad en la prueba. Més ain el integtal de Je penbeeee con la concepeién —que forma parte ae radical que se esté discutiendo— que afirma cesatiamente a a cambia o se remplaza totalmente por otra, ne- usados para eee también todos los términos de observacién ‘iar los datos que proporcionan la evidencia para jnforme de obs ‘ad uniforme en linea recta “depende bi 438 LA TBORLA Y 14 op, la teorfa. Pues el argumento esta construido sobre la premig, que algunos predicados de observacién usados al enunciar im dencia para una teoria, no presuponen la verdad de today fy ee que conforman la teoria. Por lo tanto, estos Predicados Puede, seguir sirviendo como términos de observacién, con las Mismag connotaciones, para una teorfa distinta, la cual se obtiene de i teorfa original cambiando en esta una o més leyes WE no estén Presupuestas por los predicados. En suma, el argumento tiene yn sentido coherente sdlo bajo el supuesto —asociado con la distincign teoria-observacién, aunque no caracteristico de ella— de que aun cuando los significados de los términos de observacién se deter. minen, al menos parcialmente, por las leyes dentro de las cuales entran, éstas no forman un sistema tinico ¥ monolitico de enuncia- dos légicamente dependientes entre si. Este supuesto subyace también al intento de la profesora Hesse de enfrentar otra objecién a la tesis considerada: si los significados de los términos descriptivos en los informes observacionales en ver- dad estuvieran fijados por la teorfa para la cual los informes pueden servir como evidencia, los mismos informes no podrian confirmar cada una de dos teorias distintas, ni confirmar una y refutar la otra, Pero si esto fuera asi, en principio nunca seria posible decidir entre teorias claramente en competencia sobre la base de resultados ob- servacionales —conclusién que va en contra de la practica cientifica teal. Pero de acuerdo con la Tespuesta ofrecida a la objecién, esta conclusién sélo se sigue en ciertos casos, Si realmente dos teorfas no tienen conceptos en comiin, la conclusién es, en efecto, inevitable. Sin embargo, incluso las teorfas que difieren profundamente en sus Supuestos fundamentales y en sus implicaciones pueden, no obs- tante, contener “algunos Predicados de nticleo estable y leyes que ambas compartan”. Por ejemplo, a pesar de las grandes diferen-' cias entre la dindmica newtoniana y la einsteiniana, ambas emplean Predicados importantes tales como “la aceleracién de los cuerpos ihe Caen cerca de la superficie de la Tierra” y “la velocidad de la luz transmitida del Sol a la Tierra”, y también tienen en comin algunas leyes en las cuales entran estos predicados. En consecuen- cia, contintia el argumento, si un informe de observacién contiene Predicados que aparecen en leyes que pertenecen a ambas teorfas, el mismo informe puede usarse para decidir entre las diferentes teorias. Pero aqui, una vez més, la solucién Propuesta a la dificul- a anss wH08E 437 adebe dor por sentado el punto crucial, rechazado enérgicamente ti algunos criticos de la distincién teoria-observacién, de que los oe ifcados de los predicados de observacién no estén completa ont determinados por una teoria dada para la cual los predica- gos sirven en Jas formulaciones de la evidencia. El argumento tiene gentido slo bajo el supuesto de que aunque pueda establecerse qunque Se solo parcialmente) el significado de un predicado P mediante alguna ley L que pertenezca a dos teorias diferentes T; y Te significado de P no puede depender de todas las otras leyes de T, ni de todas las otras leyes de Tp, si es que se han de poner a prueba ambas teorias mediante un informe de observacién que contenga P. Pues de otro modo, lo que el informe estaria diciendo al poner a prueba T; es distinto de lo que estarfa diciendo al poner a prueba Tp, de tal manera que no se usuaria el mismo informe (y no podria usarse) para ayudar a decidir entre las dos teorias. Frecuentemente la ciencia ha sido comparada con el mito. Las teorfas cientificas, al igual que muchos mitos, son intentos de ex- pliear lo que acontece en distintos sectores de la naturalezaj y, al igual que los mitos, son obras de la imaginacién que tienen el sello de una condicién humana duradera asi como de circunstancias es- peeificas variables. Por lo tanto no es sorprendente que las teorfas Cientificas y los mitos tengan muchos rasgos en comtin. Bn efecto, como apuntaba Heinrich Hertz explicitamente en su tratado sobre Jos prineipios de la mecénica, todo sistema de simbolos que cons- tituye una teoria cientifica, esté destinado a tener componentes gue pueden Ilamarse propiamente “miticos”. Pues aun cuando ua se eesea adecuada con respecto a los hechos para cuya explicacién so coneibig, poseeré inevitablemente caracteristicas que no TPE Se cone ml objeto de estudio, pero que revelan en luger de ello algo sobre las capacidades y prejuicios de su creador. Sin embargo, un supuesto dominante que subyace al desarro- Hon aciencia desde tiempos antigucs € aus Me inyeatigacién, lo de Tented, puede Hvar a tors exlsab vas i N0 seer totalmente miticas. Si este SUPUeS? es correct, la ciencia y sean fotnimglo deben compararse sino farm contrastarse. Este po te ha hecho com frecuencia: POF ejemplo, Einstein en el contraste $¢ a1 principio, o George Santayana cuando declaré que pasaje citade » Piel mito “en la medida en que la ciencia puede la cientige”. Por supuesto, el Yalor pprobatorio de la verificacién se ~*~ LA TEORIA Y LA once, ha discutido seriamente a través de los siglos. Y si est dadas las dudas que plantean a este Tespecto algunos ¢ recientes de la légica de la ciencia, entonces la creenci alos creadores de la ciencia moderna —la creencia de sobre las cosas puede encontrarse Por medio de la im es ella misma un mito, La critica en este articulo los argumentos de mayor peso en la actualidad relativismo escéptico, ha pretendido mostrar estan justificadas, que esta antigua creencia t Y que las teorias cientifi con cuentos de hadas. 438 RVACIGy an bien fun. OmMentadores ‘a que insping que la Verdad Vestigacién— de algunos de Que conducen a uy, que tales dudas ng odavia es sostenible cas no pueden, por principio, equipararse

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