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| MARIBEL BARRETO “La otra orilla y otros tos” ° © ae aes aes a! La Otra Orilla Primera edicién: abril de 2002 y otros cuentos Segunda edicién: mayo de 2005 ‘Tercera edicién: diciembre de 2005 Cuarta edicién: marzo de 2007 Quinta edicién: marzo de 2009 Sexta edicién: junio de 2012 Impreso en Ediciones y Arte S.A. ISBN: 999-25-65-02-0 Hecho el depésito que establece la ley 94/51 de la Repiblica del Paraguay Nose permite la reproduceién total o parcial de este libro, nisu incorpo- racién a un sistema informético, ni su transmisién en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrénico, mecénico, por fotocopia, por Sexta Edicion grabacién u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de-los : : titulares del copyright. Asuncién, 2012 A MANERA DE PROLOGO La otra orilla (cuentos) Este volumen retine una coleccién de cuentos - la primera presentada por su autora- que ilustran la situacion social y politica en vigencia durante los afios de la dictadura en nuestro pais. La mirada que se dirige desde La otra orilla, desciende sobre nuestras —costumbres, —_ nuestro comportamiento y los sucesos recientes de nuestra dolorida historia. Los cuentos son productos de una observacién directa de la realidad, que se convierte en configuracién tematica luego de pasar por la subjetividad de su autora y que unen la denuncia y la critica a la descripcién de lugares y modos de vida cotidiano del ambito rural y campesino. POR UNA REVISTA Yo suefio con la patria soberbia del futuro, el Paraguay gigante marchando hacia la luz, entre Ia salva inmensa del mundo americana alzado sobre sangre de déspotas en cruz. Gomes Freire Esteves 39 POR UNA REVISTA Esta historia me conté Vicenta, la hija de dofia Alberta, quien después de tantos afios se animé a relatarla. La madre le habia encargado que se hiciera saber su caso, yo simplemente lo transcribo. La tarde se presenta lluviosa, una rafaga de viento sur se cuela por las rendijas de las ventanas y las paredes del comedor, papa ha vuelto del trabajo y se dispone a tomar mate, se lo nota inquieto, la ausencia de mami lo preocupa. iQué raro que no haya llegado todavia! Ella ya suele volver para esta hora -dijo mi papa, acostumbra dejar sus mercaderias en los negocios de la zona portuaria. aL LA OTRA ORILLA Y OTROS CUENTOS. Preguntaré al duefio de la despensa Cabure-{, alli podran decirme si hay alguna noticia de tu mama. Es muy raro, ella habitualmente vuelve con la lancha de las tres, ahora es muy tarde, joh! Son las siete, ya se habrd cerrado el negocio. Papa, nadie sabe nada, tampoco dofia Encarna esté en su casa, alli tampoco saben de ella. Dicen que habrén pérdido la Ultima balsa, porque queda claro que habran venido en la Jancha de las tres de la tarde. Abran los bolsones. {Cudntos kilos de cebolla y de papa traés? Solo diez de cada una jMentira! Vos traés mas, ja ver! Pero si acd hay mas de cincuenta kilos, tenés que pagar cincuenta de pacotilla. Es que no tengo cincuenta, tengo... Bueno ya est. Que siga el siguiente. ;Y vos que traés? Leche Nido, aciete Cocinero, vino.... También traés cajas de conservitas, jabon en polvo... - jA ver tu bolso! gY esto? Selecciones nomas es, jSelecciones! Vos vas a leer revista? No, es para una clienta que me pidid, ella dice que no se vende en Asuncién. Yo no se por qué ella me pidi6, yo no quiero leer luego. Ya ves, ya ves, yo le dije a Alberta que no se metiera en traer papéles, ni diarios, ni revistas, estos pyragués son terribles, te pillan todo, es tonta, muy tonta, jqué pico le importa lo que dice en Selecciones! Habla dice que aipé del narcotrafico en el Paraguay. Dice que se pillé todo ya, pero 42 MARIBEL BARRETO como son los capos, no hay que contar, no se tiene que leer en el Paraguay -nos comenté Anselma, otra clorindera. (1) Peregrinamos dia y noche en su biisqueda, averiguamos en la Policia Central, nada sabian, fuimos hasta la Marina, ignoraban el caso, en cada Comisaria en que preguntébamos, nos miraban con aire indiferente, se encogian de, hombros y nos despedian -jNo hay nadie con ese nombre! zY en la Comisaria de mujeres? Si, esa, la tristemente célebre, la N° 12, la de Trinidad. Allé fuimos, el oficial de guardia nos escuché con atencién, leyé una lista de nombres escritos en un libro negro, movié la cabeza en sefial de negacién y nos dijo: no vuelvan por aqui, no sabemos nada de esa historia, de ninguna Vicenta, i Vayanse!, neipy, puaé! Salimos despavoridos una vez mas; nos reunimos en casa para pensar qué se podia hacer, jNada, nada! -dijo mi abuelo. En este pais no se puede hacer nada mas que esperar, el régimen es salvaje, terrible, despiadado. Pasa que esa revista esta entrando de contrabando, porque la policia stronista decomisé todos los nameros que estaban a la venta, hay varios "kioskeros” presos, también varios lancheros por introducir algunos nimeros desde Clorinda, Pero mam no sabia verdad? Claro que sabia, se arriesg6, querra darle el gusto a dofia Selva. LA OTRA ORILLA ¥ OTROS CUENTOS {Cuédntos dias? Uno, dos, tres, no sé cuantos dias sin probar bocado, ya no se.... Ni agua siquiera me traen, {Qué hora sera? Estoy aterrada por si sea ya otra vez la hora En esta oportunidad nadie sabe si es de dia o de noche. Solo escuchabamos los pasos fuertes de los verdugos y los gritos de las mujeres, durante cada tortura, les aseguro, deben creerme; es aterrador sentir la picana en los pezones iUf! ese infeliz que lo presencia, con su vaso de whisky en una mano y la botella en la otra, el sombrero laceado y sus lentes oscuros; es una animal, un asco, eso es, jun verdadero asco! Goza con cada latigazo que descarga sobre mi cuerpo desnudo esa bestia; Chungo le dicen: diga para quign era la revista, cuente el nombre, diga py ya. No sé, en la farmacia me entregaron, me dijeron que alguien me pediria al llegar a casa y que me pagarian 2000 guaranies. ~ (Por qué trajiste? - Por dos mil guaranies - {Cudntos niimeros mas entraron? -No sé Asi todos los dias durante 1a noche nos traian a la pileta, estoy descompuesta de tanto tragar inmundicias.... Estaba frio el piso, y yo desnuda y hambrienta, sin dormir no sé cuantas noches, pero pude contar uno, dos, tres, cuatro, cinco... Perdi el sentido. Derrémenle un balde de agua para que despierte, el agua sucia me mojé la cara, me ensucio los ojos. Ya no pude distinguir nada, s6lo escuché jYo seré el primero!, 44 MARIBEL BARRETO carajo. Después ya no entendi nada, me recogi en mi misma y recé, pedi con desesperacién a Dios que termine pronto mi ‘suplicio; quedé como ausente, como si le estuviera pasando a otra persona, no a mi, {EI diario, papa! jSalié en el diario! ;Qué?, que mama es subversiva, que hace de correo con los guerrilleros, que introdujo papeles subversivos entre su mercaderia que trajo de Clorinda. {.Quign te dio el diario? Don Pancho, Papa. El le dijo a don Cirilo, qué mama una pobrecita clorindera jque subversiva va a ser! Es el colmo. Amanecié nublado, el 15 de agosto, frente a la Catedral se prepara la gente para ver pasar al dictador que asistira a la ceremonia. Nadie se explica como la gente lo aplaude a rabiar. Cuatro hombres vestidos con trajes oscuros rodean uno de los autos negros, otro le abre la puerta y desciende el mismisimo Dictador. El Nuncio Apostélico y el Arzobispo lo esperan al pie de la escalinata de la Catedral. Yo miro atontada, me quedo parada en las gradas de la Policia Central, sin atinar qué hacer. Anoche me trasladaron en esa camioneta roja, si esa, toda enrejada; en esa jaula nos trajeron a seis mujeres, nos raparon la cabeza y nos dijeron: jpara que aprendan! El Presidente es bueno, pero no quiere subversivos, ni comunistas. Vayan a sus casas, no digan nada, porque de lo contrario le ira mal a sus familiares. 45 LA OTRA ORILLA Y OTROS CUENTOS ;Dios mio! Mis hijos, mi esposo -pense yo- Corri como pude hasta la Plaza Independencia, frente al Cine Victoria quise esperar el émnibus, no, no, alli estaba un policia, corti hasta frente al hotel Guarani y tomé el 31. Qué largo, qué interminable el trayecto hasta mi casa! Mama? jhija querida! Salié pap, la abrazé y le dijo: GY? Ella le respondié con una voz apagada, casi inaudible, solo dos palabras: Todo Francisco, todo... Tardé afios en entender el significado de la palabra todo, la tristeza de mi padre cuando la contemplaba y la angustia de mi madre al responderle. Ahora, ya no tenemos miedo, puede usted contar integramente esta historia. Quedé helada, cuando concluyé su relato, pensé en otras mujeres que corrieron igual suerte, en todo el horror que soportaron, en esa bestialidad que deshumaniza a los torturadores y decidi cumplir con dofia Alberta.

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