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02 La Metáfora CAMBIO
02 La Metáfora CAMBIO
Norberto H. Góngora
Las metáforas
Sin embargo, siempre debe quedar claro la limitación de su uso. Una metáfora es eso, una
metáfora y no es la realidad. Es un recorte de la realidad, que puede ser de utilidad para el
desarrollo de la reflexión organizacional.
Hay pocos temas relacionados con los problemas organizacionales más ignorados que el
cambio organizacional.
Sin embargo todo hombre a lo largo de su vida ha hecho muchos cambios, ha elegido sus
estudios, se ha casado, ha decidido tener hijos, se ha divorciado, tomó un crédito, compro
una casa, se mudó de casa, cambio de trabajo, durante esta generación aprendió
computación, etc.
Las organizaciones muchas veces ignoran las características del ser humano y creen que
pueden moldearlo o imponerles decisiones en las que ellos se consideran involucrados de
algún modo. Los tratan como a niños a los que hay que decirles que hacer y cómo hacer y
que las personas aceptarán dócilmente lo que le digan. Caso contrario son chicos malos,
burros, desobedientes, rebeldes, malcriados, tercos, etc.
En muchísimos casos hay un olvido respecto a lo que nos pasa a los seres humanos con los
cambios.
El cambio es como un cuarto oscuro.
En esa situación surge una voz desconocida y sugerente que nos dice de adentro de la casa
o la habitación: ¡Vení!.
- el enfrentarse con una situación real de tener que decidir que actitud tomar frente a
un cambio que no puedo manejar o sobre el que no tengo control.
- el temor a lo desconocido que es típico del ser humano
- una expectativa no clara respecto a lo que voy a obtener si ingreso a la habitación
- otro actor que me incita a ingresar al lugar o cambiar la situación en la que estoy.
Muchas veces las organizaciones no tienen en cuenta estos fenómenos. En este sentido hay
una dificultad que tiene cualquier persona con una situación que no puede manejar o que le
genera incertidumbre.
Parte de las decisiones de las personas ante la situación de cambio está efectada por:
Pero si la persona que lo incita además agrega: “Tenés cinco segundos para decidir, este
tiempo es suficiente para que decidas si querés o no querés cambiar”. Puede haber personas
que en ese tiempo evalúen si les conviene o no les conviene dar ese paso pero muchas lo
rechazarán ya que en ese tiempo no tienen tiempo de procesar los cambios que se le están
requiriendo. En este sentido es fundamental comprender que el hombre requiere tiempo
para tomar las decisiones de cambio. Las organizaciones deberían recordar cuanto tiempo
les llevo a ellas decidir un cambio, cuantas discusiones, reuniones, idas y venidas. Sin
embargo tratan de imponérselas a los restantes miembros de la organización sin darles
tiempo de elaboración. En muchos casos se escudan en que no hay tiempo, cosa que puede
ser real a veces pero porque no incorporaron a la gente antes al proceso de cambio.
La situación cambia si la persona siente una amenaza externa muy fuerte que hace que el
riesgo de ingresar en lo desconocido sea percibido como menor que el de permanecer
quieto o tratar de volver a la situación conocida. En este sentido las amenazas contextuales
o sociales son importantes.
Pero además podemos agregar que si la persona fue a esa casa con un grupo de compañeros
de trabajo la situación se complica significativamente ya que aparecen los fenómenos
propios de las interacciones humanas: celos; solidaridades; liderazgos; egoísmos; etc.
Recientemente Warren Bennis escribió un libro que tituló “Conducir gente es tan difícil
arrear gatos”. Muchas veces se me ocurrió preguntar ¿alguna vez Uds. intentaron arrear
gatos”. Generalmente la respuesta es: no se puede. El gato es muy independiente, hace la
suya, viene cuando le conviene y como dice el autor cuando uno conoce a uno sólo conoce
a uno.
Ante este pensamiento de Bennis se me ocurrió plantear que las empresas creen que están
trabajando con perros pero están trabajando con gatos.
Suponen que los empleados son fieles, trabajadores, guardianes y que van a acompañar al
amo en todas las situaciones y cambios que realice. Pero no serán gatos...