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ADOLFO SANCHEZ VAZQUEZ ETICA EDITORIAL CRITICA Grupo editorial Grijalbo ‘BARCELONA, A454 1 edn: Edo Gib, 8. A. Meco 199 1 eden eppale- Eat Ceca, 8. Ay, Barcelona, mayo de 1978 (tie: Alberto Corassa 13 es y 19H: Ado Sanches Vasque, Mésico, LF © Ign Earl iia, 8” A sale Pedro dela Cres, 58, Barcelona 34 ISBN 827.0900 Deposit lepa B. 18181984 Inpeso ea Espana ISH INELVASA, Paso de Cats 1,12, Barelont13 PROLOGO A LA PRESENTE EDICION rant largor sos, le enseRanca de la étics, sobre todo en el nivel medio, e ba concentrado en lor problems tradicionaes de ita dscpling, concebida como rama particular de la flosofia, [Les coluciones «esos problemas varaban, naturalmente, de acuer- do con el rezpectivo enfoque filosfic: neokantino, fenomenor geo, exiolbgico o tomiste, pare citar sélo los ms om boge. En todos los esos, se tratabe de una éticeespeculting, abstract, of ‘margen de las morales Bittérieas, coneretar. Por otro lado, entre (e102 enfoques predominantes no figurabon algunos de vitaidad Fnmegable en muestra tiempo tento desde el punto de wistatebrico como pricico, Ciero es que eros enfogues, autentes en general dela enzetancs de la dics, no dejaban de presentarliitaciones 4 lados dbbiler. Tengo presente, en particule, los de Ia fosofia “alten y ef marsismo. El primero porgue al redacise al endiis el lengacje moral, trea lepltima pero insujicient, deabs inerme tl estudiante ante los prondes problemas morals; el segundo por- (que se revirnga @ la prédca de una moral determinada y ello, dems, con la carga dogmdtica que lastraba y dominaha al mar- sismo por entonces. Tira, pues, preciso recurrr 2 un enfogue ético distnto que permitiors conducir ls enseRanca de la ice por otros cance. Y al enfoque era ol que busca el autor of emprenderlaredac- cin deexte libro, Lat cicanstancias en que babria de escribirse€ Inscrbirse barian aie mds necesoria ess busqueda. Coria yo 1968, ‘aio en que, en varios pulses europeos y en uno bispanoamerice no Mexico, la juventud estudiontil se rebela contra valores y ‘ ‘rica principios caducos y, més alld de las alas, da algunas leciones de palitice 7 macbos de more. Abendonar la especulacin y vinclar UL pensemionto mora la vide no era, en agullos dlas, una sim ple exigencia trie, sino. un requerimiento pretco, impuesto ‘por las nuevas opciones politica: j morales qua re abrian aso en ‘iversoe patzes y que en Espata eran comparidas tombién, en las Condiciones mie opresves, por el mosimiento wniversteio bajo franquismo. En eta circunstancas, nuestro testo no slo trataba de res ponder elas exigencies ater apuntadas vino gue también so vela fstinalado en tu elaboracion por los objetvos, logros 9 sacificios de aguel movimiento eetudiatl del 68, deslumbrante on muchos Sentidor aunque boy no podaros pasar por ato las falas y limi Iciones de su espontaneloo, Hable que estar ela lture de las cireunztenciae, lo que como dijo el gran poeta Antonio Machado 5 mucho més dificil que extar por encima de elas; estarlo sige hificaba, em este car, poner wt testo de ética a a altura de esa Jcontud estudiantil que, agul y all, daba tan prOdigamente lee- cones de moral. Y para ello babie que esforzarse por ofrecerle To que buscaba 9 wo encontraba en ofros textos. Y no porque es cavern, como no esctean Boy; pueden contarse por decenss 9, fnire ellos, algunor de elevado. valor teévico; pero eran textos Inertes, dos para wna juventud que se aprestaba a ocupar sw ‘puesto, arostrando todos los riesgos, en Ta tarea de abrir e im- pulser lava de las transformacionespoltieas 9 sociales neesarias para se profunda renovacién mor ‘Que existia fe necesidad de un texto como el que pretendia zerexte libro, lo denuestra ls favorable acopide que te bon dis- peniado profecores 9 extudiantes especialmente en México. Sus tieciocho ediciones en pocor aar es indice elocuente de que exis tia an vaco en Ia entehanza dela ica que habia que colmar. Se confiemaba at Ta necesidad, por un lado, de imprimir un nuevo ‘eso al tratamiento de problemas moreles traicionles, como Tor de responsabilidad moral libertad, moral y politica, el fin 13 los medios, etc, 9, por offo, de abordar muevos problemas Dlantendor por le vid ecoudmica y social de nuestro tiempo. Se hecestabs, on ums, descortar la ica especlativa que ve los PROLOGO A LA PRESENTE EDICION ° Becbos morales a la luz de idea, slores y deberes universalmene te vilidos, 7 contideratos desde ol ingulo desu cariterbitdrco 5 de su func social. ¥ toda exto tin que ve desoaneier la ex Deciicidad de la mora. Exte enfogue Bistrico-socil nos sigue pareciondo indispensae Ble para eludir el apriorimo, utopismo 0 moralsme secas ala vex que of burdo empirismo 0 realitmo sin princpios. Tanbiéa nos parece inzolayable para no caer en la trampa del normative ‘mo. Com este fin, bemos delinitad, desde el primer capitulo, a ica coma teoris de la moral y las morales Bistriat,concretes, de cuyo ands deben targir sus conceptos fundamentales. La norma consttuye, ciertamente, un elemento constitutivo de toda ord, yes trea de la éticeextudiara,explcer cémo surge, cull rsa cerdadera netualez, cSmo se rlaciona con el acto wtoral y fn qué se diferencia de la reles de otrs comportamientos nor ‘mativos. Pero no es tarea dela dtce dictar normas 0 proponer cbdigos de moral. En este sentido, decimos que la teoria de ta ‘moral no es normatioa ‘Sin embargo, es indudable tembién que, sin solo, tiene estre- has relaciones cox fe prictica moral. En primer lugor, porque Sélo existe como teoria en cuanto gue se nutre del estudio de las ‘morales bistries,concretas, o sea: del andsis dela experiencia ‘moral, En segundo lugar, porgue cumple una funcign prictce ot Contribuir a desmistficer lz pretensiones universalistas 0 burna- tistas abstrates de ciertas morales concretas, ot como l sft Te mecesdad de considerar sus vlores, narmat 0 ideaes on su con testo Biztrico-socil. ‘Noturalmente, size quiere estudiar la moral en sus nesos con las condiciones efectios de su epariciin y reaizcibn, es frsoso destacar aspects silenciados por compleio en las éticos tradicio- ales, como ron fos factores socials de Ia realizaién de le moral, (relaciones ecombmicer, estructura politics y social y supracsie- ture ideolégica de te sociedad). Reducit le moral « wi aspecto Duramente tubjetvo, interior, djando fuera de ello su lado obie- Tivo, externo, que se manifesta tobre todo en sn naturleza Biss ‘hice soca, signifier amputar le propia realidad moral. Hacer lo, ademés, en nombre de ana supuesta anentalidads ideoldgics 10 erica 4 moral, no slo obstruiria el conocimiento de esa realidad, sino ue contrbuiria @ jusificer —con su silencio 0 ampatacion— flerta mora Frente «ese pretendideasepsiaideoldgea o moral, no tenemos por qué ocultar que adoptamos, camo adoptan en definitive todas las dicas conocides, certs posiién. Y et que no existe ni puede exit una ica neutra que brinde la gavantia 0 epanscees de no omar poscién alguna. Ex el tereno tebrico,semejante «objeto dade 0 wimparcialidad encubre sempre una vergontante posi ibn. Por otra parte, lo gue pudiers pasar por tal (el electicismo) ni significa otra cove, como lo prueba palmariamente toda la bis toria de la flosofia, que la posicién nds exangie y superficial, por ello, la propia de los perlodas filoséfcos més indigenes. Ex fl terreno pedayégic, a sastiucion de une posicibn franca 9 de- cidida por otra medrosa o vergoncante 0 por una mezca de varias (especie de eéctel flosdfic) no bark més que levar le confusin la mente del clummo y rebejar, Hi x0 es que aula,

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