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Lic.

en Psicología-
Facultad Artes y Ciencias

PS. CLÍNICA II

Terapia Cognitivo Conductual

Docentes:

 Lic. Eleonora Naranjo


 Lic. Norma Terceros
 Lic. Raquel Sosa
 Lic. Ana Inés Salvador

Alumnas:

● Aldaz Armonía, Camila DNI 38.274.957


● Cisneros, Eliana Carolina DNI 36.934.631
● Eterovic, Fatima Micaela DNI 40.467.070
● Giardina, Giuliana DNI 40.149.151

AÑO 2021
Índice

1. Introducción…………………………………………………. 3
2. Terapia Cognitivo Conductual………………………………. 4

2.1. Visión Epistemológica……………………………….. 4

2.2. Visión Antropológica………………………………… 7

2.3. Descripción del modelo………………………………. 8

2.4 Posicionamiento y actitud del terapeuta……………… 38

2.5. Aspectos del diagnóstico…………………………….. 41

2.6 Alcances y limitaciones del método…………………. 55

3. Casuística…………………………………………………… 59
4. Bibliografía…………………………………………………..60

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Introducción

Aaron Beck fue quien desarrolló la Terapia Cognitiva, a comienzos de los años sesenta,
como un tratamiento para la depresión, estructurado y breve, la misma se encontraba centrada
en la problemática del presente, y su destino estaba enfocado en resolver problemas actuales y
modificar los pensamientos y conductas disfuncionales.

El modelo propone que todas las perturbaciones psicológicas tienen en común una
distorsión del pensamiento que influye en el estado de ánimo y en las conductas de los
pacientes, con lo cual a través de una evaluación realista y la modificación del pensamiento
producen una mejoría en esos estados de ánimos y comportamientos lo cual llevará a la
modificación de las creencias disfuncionales subyacentes.

Otros importantes teóricos han desarrollado diversas formas de terapia cognitivo-


conductual, como la terapia racional emotiva de Albert Ellis, la modificación cognitivo
conductual de Donald Meichenbaum y la terapia multimodal de Amold Lazarus.

El aporte más importante y donde pondremos el acento es el de Aaron Beck, ya que se


trata de un sistema de psicoterapia que cuenta con una teoría unificada de la personalidad y la
psicopatología y con importantes comprobaciones empíricas, además, logró operacionalizar la
teoría, es en 1977 cuando se publica el primer estudio de resultados.

Además, la terapia cognitiva se aplica actualmente en todo el mundo, ya sea como


tratamiento único o junto con otros, para el abordaje de otros trastornos, tales como el obsesivo
compulsivo, el estrés postraumático, los trastornos de personalidad, etc.

No obstante, el tratamiento se basa en la formulación cognitiva de un trastorno


específico y su aplicación a la conceptualización o comprensión de cada paciente.

Aaron Beck, postula un esquema básico en el modelo cognitivo, en donde el mismo


planeta que las emociones y conductas de las personas están influidas por sus percepciones de
los eventos. La situación por sí misma, no determina cómo se sienten, su respuesta emocional
está mediada por su percepción de tal situación: sea un acontecimiento externo, una sensación
o perturbación física, o bien una fantasía o imagen.

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2. Terapia Cognitivo Conductual

2.1 Visión Epistemológica

La terapia cognitivo conductual es una escuela psicológica compuesta por varios


autores que comparten todos ellos el uso de una metodología científica y los siguientes
principios básicos (Lega, Caballo, Ellis, 2009):

-Los individuos responden a las representaciones cognitivas (interpretaciones, percepciones y


evaluaciones) de los acontecimientos ambientales

- La cognición disfuncional media la perturbación emocional y conductual

- Las cogniciones se pueden evaluar y registrar

-El cambio cognitivo produce cambios emocionales y conductuales

El término cognitivo conductual es muy genérico y se refiere a las terapias que


incorporan tanto técnicas cognitivas como conductuales en el cambio terapéutico. Las
principales características son

 Está enfocada en el presente e investiga los patrones disfuncionales actuales de los


pensamientos y conductas
 Se realiza un análisis funcional de la conducta, donde se evalúa las interacciones entre las
cogniciones, emociones y comportamientos de la persona en su contexto
 Utiliza técnicas orientadas al cambio. Énfasis está puesto en la pregunta ¿Qué tengo que
hacer para cambiar?
 Utiliza terapias orientadas a corto plazo, de duración breve y tiempo limitado
 Tiende a fomentar la autonomía del paciente
 Está centrada en la resolución de síntomas generado por una filosofía de base irracional y
disfuncional
 Se definen objetivos específicos a lograr en la terapia
 Rechaza el principio de sustitución de los síntomas, si ha habido un cambio profundo en
las creencias de las personas

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 Se sirve del diálogo socrático, hace preguntas que pone en tela de juicio la filosofía del
paciente, sus conductas y sus creencias. Se le confronta activamente con la idea de que
existen alternativa posibles para sus pensamientos y patrones habituales de conductas,
promueve la autocrítica constructiva
 Tiene una base empírica y trabaja con la participación activa del paciente

Albert Ellis se formó inicialmente en el método psicoanalista. Se entrenó con el


método psicoanalítico ortodoxo y llevó a cabo su propio análisis supervisado. Sin embargo
se dio cuenta que no funcionaba bien, es así que decidió experimentar con otros enfoques,
ya que percibía que algo no acaba de funcionar, y que a menudo se encontraba con una
fuerte resistencia a causa de las técnicas y llegó a la conclusión de que en las terapias había
una pérdida de tiempo inútil. Es así como decidió aplicar su papel como “detective”, hizo
preguntas y utilizo métodos más activos y directivos, y descubrió que eran más eficaces y
le permitían extraer conclusiones con mayor facilidad. Pero aun así, vio que no eran
suficientes y dudo de la eficacia de la técnica analista clásica
Encontró una relación entre la teoría del aprendizaje de Pavlov y el psicoanálisis, en el
que el ser humano estaba condicionado desde su infancia y que la función de la
psicoterapia era enseñarle el origen del condicionamiento, con la finalidad de que hubiesen
cambios en el presente. Pero pronto entendió que faltaba algo de acción para obtener un
cambio más profundo, es así como utilizó técnicas conductuales de afrontamiento,
animando a los pacientes a hacer lo que temían. No obstante notaba que seguían
resistiéndose a ejecutar las conductas
En 1954 cuando Ellis comenzó a aunar sus conocimientos psicológicos y su
experiencia personal con conocimientos en filosofía.
En 1955, Albert Ellis compuso la TREC (llamada entonces terapia racional), una
terapia que enfatiza los aspectos cognitivos y filosóficos
El marco de referencia empírica y conceptual se compone de influencias de la filosofía
antigua, como así también de la moderna, además de corrientes psicológicas y de la
semántica general que se resume bajo la siguiente premisa “uno se crea el propio
sufrimiento cuando piensa de manera irracional y disfuncional”
De la filosofía antigua griega y romana, resalta el concepto de estoicos, donde
enfatizaron el concepto de responsabilidad, el uso de la razón y la filosofía individual.

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De Sócrates la mayéutica, que implica el arte del debate para cuestionamientos
personales
De la filosofía hedonista de Epicuro, el placer como el fin supremo, manteniendo un
equilibrio racional y prudente en lo que se desea y conviene, para maximizar placeres y
evitar el dolor
De las influencias filosóficas modernas incorpora la importancia de las ideas en el
conocimiento humana (Kant) , busca de plenitud (Spinoza), el énfasis en la importancia del
lenguaje para estructurar el pensamiento , la importancia de la educación (Dewey), filosofía
postmoderna de Popper, entre otros
También incorpora influencias del movimiento humanista y existencialista de mediados
del SXX, en lo que respecta a la visión del ser humano y sentido de vida, filósofos como
Rogers, Hartman, Frankl, entre otros. A partir de ellos a desarrollo su concepto de
aceptación incondicional ilimitada de uno mismo y de los demás, y la importancia de la
relación de los valores, objetivos y metas personales.
Ellis precursor de la terapia relacional emotivo- conductual, considera su enfoque desde
lo propuesto por el humanismo. Es importante destacar, que se adopta un constructivismo
“moderado” que no niega la posibilidad de una realidad externa y existente, pero que acepta
que cada persona hace diferente y subjetiva interpretación o construcción de la misma.
Serán los “esquemas” los encargados de integrar los estímulos brutos recibidos y atribuirle
un significado, configurando o construyendo la realidad subjetiva o mundo de cada
persona.
Padesky destaca tres influencias históricas y filosóficas
 La fenomenología, la visión de sí mismo y del mundo, son fundamentales para determinar
la conducta de las personas
 La teoría Estructural, la estructuración jerárquica de los procesos cognitivos, la división
entre procesos primarios y secundarios
 La psicología cognitiva, la importancia de la cognición en el proceso de información y la
modificación de la conducta
El marco teórico de referencia de la terapia relacional, está basado en la premisa de que
el pensamiento y las emociones de los seres humanos no son dos procesos diferentes, sino
que se yuxtaponen / interrelacionan de forma significativa. Esto es equivalente al caso:
sensación y movimiento. Nunca pueden separarse totalmente ninguna de las cuatro

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funciones básicas: sentir sensaciones, moverse, sentir emociones y pensar, no se
experimentan de manera aislada. Tales procesos son complejos y están en permanente
relación.

2.2 Visión Antropológica

Siguiendo a Vicente E. Caballo, el análisis de la conducta, pone énfasis en la


determinación ambiental. “el sujeto de la conducta está ‘sujeto’ a (y en función de) un
ambiente” es el ambiente el que pre existente posibilita y determina al sujeto psicológico.
A su vez puede asumirse la condición de libertad radical, no obstante lo que tiene que
hacer con arreglo al ambiente. Se podría decir entonces que el sujeto es activo.
El sujeto, es un sujeto operante. Los procesos psicológicos de los sujetos son ante todo
operaciones, las interacciones de los sujetos con los objetos.
Tanto las operaciones comportamentales cambian el ambiente y este modifica al sujeto
en sus interacciones futuras. se tiene en cuenta que naturalmente corresponde al
aprendizaje anterior, a la historia de reforzamiento. Podríamos decir se tiene en cuenta la
historia de aprendizaje ya que el sujeto ha cambiado en cuanto a su manera de
experimentar y como así también la posibilidad de actuar en situaciones presentes
La TREC procura conseguir un cambio filosófico profundo en el paciente que afecte a
sus emociones y conductas presentes y futuras. A su vez, busca que la gente comprenda
que:
-Las personas son ellas misma que principalmente generan sus propias perturbaciones
emocionales al creer profundamente en ideas absolutas, irracionales
-Al tener a su vez libertad pueden elegir activamente producirse molestias o no a sí
mismas
- Para poder cambiar es mejor que modifique sus pensamientos, sentimientos y
conductas
Se considera que los individuos tienen importancia en este mundo solo por el hecho de
ser humanos y de estar vivos, animando a los pacientes a vivir una vida más autorealizada,
para poder así desarrollar potencialidades de la persona

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2.3. Descripción del modelo

La Terapia Cognitiva De Aaron Beck

Encuadre Filosófico

La Terapia Cognitiva de Aaron T. Beck se incluye en la filosofía humanista, si


tomamos como humanismo lo propuesto por Ellis, dado que hay una gran coincidencia teórica
de ambas corrientes al compartir el modelo psicoterapéutico cognitivo conductual.

Tiene un claro enfoque positivista y empirista inicial que se fue modificando en las
últimas décadas al adscribir a la corriente constructivista. Si bien no adopta un constructivismo
radical sino uno moderado, acepta que cada persona hace una diferente y subjetiva
interpretación o construcción de la realidad.

La T.C. hace hincapié en corregir los errores de razonamiento, pero también destaca
como racionales o saludables las cogniciones capaces de lograr emociones y conductas más
“adaptadas” o eficaces para el logro de los objetivos de cada persona. Por lo que no se le podría
atribuir un enfoque racionalista, más bien tiene una orientación “funcionalista”

Entre las influencias filosóficas y teóricas del modelo se destacan: la fenomenología (la
visión de sí mismo y el mundo son fundamentales para determinar las conductas de las
personas), la teoría estructural (estructuración jerárquica de los procesos cognitivos y la
división entre procesos primarios y secundarios) y la psicología cognitiva (destaca la
importancia de la cognición en el proceso de información y la modificación de la conducta).
Además de estas, también se reconoce la influencia directa de la corriente conductual y la
teoría del aprendizaje social.

El Esquema Básico de la T.C.

“La Terapia cognitiva está basada en el modelo cognitivo, que postula que las emociones y
conductas de las personas están influidas por su percepción de los eventos. No es una
situación en y por sí misma la que determina lo que una persona siente, sino la forma en que
ella interpreta la situación” (Ellis, 1962; Beck, 1964)

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Beck sostiene que la situación en sí misma no determina directamente cómo se sienten las
personas, sino que su respuesta emocional está mediada por su percepción de la situación
(Beck, J., 1995, p.14)

“La psicoterapia Cognitiva destaca que lo que las personas piensan y perciben sobre sí
mismas, su mundo y el futuro es relevante e importante y tiene efecto directo en cómo se
sienten y actúan.” (DAttilio y Padesy, 1990, p.6)

Julio Obst Camerini, en Introducción a la Terapia cognitiva (2005) plantea el siguiente


esquema:

Las reacciones pueden ser emotivas, conductuales o fisiológicas.

Los pensamientos automáticos son pensamientos evaluativos, rápidos y breves que no


suelen ser resultado de un razonamiento. Pueden tener forma verbal (lo que me digo a mí
mismo) y/o visual (imágenes).

Los pensamientos automáticos surgen de las creencias (ideas que son tomadas como
verdades absolutas). A veces los pensamientos automáticos son las mismas creencias y, a
veces, son derivados de ellas.

Existen creencias centrales o nucleares que son fundamentales y profundas, tanto que
las personas frecuentemente no las expresan ni a sí mismas o no tienen conciencia de ellas. Se
desarrollan desde la infancia y consisten en definiciones, evaluaciones o interpretaciones de sí
mismos, de otras personas y de su mundo. Beck afirma que son el significado o el contenido
cognitivo de los esquemas.

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Las creencias nucleares son el nivel más profundo, fundamental, rígido y global de
interpretación, e influyen en los otros niveles. En un nivel intermedio se encuentran las
creencias inmediatas, que son influidas por las creencias nucleares y a su vez ellas influyen a
los pensamientos automáticos. Estas creencias intermedias están constituidas por reglas,
actitudes y supuestos. Finalmente, los pensamientos automáticos representan el nivel más
superficial de cogniciones.

La Disfuncionalidad

Para Beck hay pensamientos que se consideran “disfuncionales”. Son aquellos que:
distorsionan la realidad, son causa de perturbación emocional y/o interfieren con la capacidad
del paciente para lograr sus metas.

Los pensamientos, según esta mirada, se evalúan entonces en función de su validez


(ajuste a la realidad) y su utilidad (o consecuencias). Es decir que un pensamiento puede ser
disfuncional por uno o más de los siguientes criterios:

-No coinciden con los hechos observables (realidad)

-Se ajustan a la realidad, pero incluyen conclusiones erróneas

-Generan consecuencias disfuncionales, indeseables o que dificultan el logro de objetivos de la


persona.

Los pensamientos disfuncionales tienen una causa. La Terapia Cognitiva tiene una
visión integrada respecto del origen o causa de estos esquemas y respuestas inadaptados,
afirma que es una suma de las causas genéticas y orgánicas, las experiencias vividas, el entorno
y el aprendizaje social.

Distorsiones Cognitivas

La T.C. reconoce que hay una predisposición de las personas a determinadas formas de
distorsión cognitiva o “vulnerabilidades cognitivas” que predisponen a determinados
síndromes.

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“Los pacientes tienden a cometer errores en su forma de pensar. Frecuentemente se
observa un desvío negativo sistemático de la forma de procesar el conocimiento en los
pacientes que padecen un trastorno psicológico.” (Obst Camerini, 2005, p.70)

Beck plantea que hay distorsiones cognitivas o formas no válidas de razonamiento que
son más frecuentes (Beck, 1976), por ejemplo:

-Pensamiento de “todo o nada”, blanco o negro

-Adivinación del futuro (catastrofización)

-Descalificar o descartar lo positivo

-Inferencia arbitraria

-Razonamiento emotivo

-Explicaciones tendenciosas

-Rotulación (etiquetar)

-Magnificación (de lo negativo) o minimización (de lo positivo)

-Filtro mental (abstracción selectiva)

-Lectura de la mente

-Generalización

-Personalización

-Expresiones con “debe” o “debería” (exigencias, demandas)

-Visión de túnel

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El Enfoque Teleológico Constructivista

“La premisa básica del modelo de la T.C. es que la principal causa de los afectos y las
conductas disfuncionales reside en la distorsión atributiva y no en la distorsión de las
motivaciones o las respuestas” (Beck, Freeman et. Al., 1990)

Esto hace referencia a la idea de que la manera en que la gente procesa la información
está influenciada por sus creencias y otros componentes de su organización cognitiva. Existen
estructuras subyacentes en nuestra conciencia que son responsables de la experimentación
subjetiva de los fenómenos, esas estructuras son relativamente estables y persistentes, e
integran y dan significado a los acontecimientos.

Las estructuras a las que se hace referencia tienen un contenido idiosincrático altamente
personalizado, que se activan durante los trastornos como la depresión, ansiedad, etc. Cuando
se hacen hipervalentes, esos esquemas idiosincráticos desplazan e inhiben a otros esquemas
que podrían ser más adaptados o apropiados ante una determinada situación.

En resumen “la T.C. considera que la personalidad está fundada en la operación


coordinada de sistemas complejos que han sido seleccionados o adaptados para asegurar la
supervivencia biológica. Estos sistemas muestran continuidad a través del tiempo y de la
situaciones, y han sido descriptos en como rasgos o trastornos. En un nivel más abstracto
estas consecuentes acciones coordinadas son controladas por procesos o estructuras,
determinadas genéticamente y ambientalmente, denominadas esquemas. Los esquemas son
estructuras de significado tanto conscientes como inconscientes, sirven para funciones de
supervivencia. Para ser eficaz, el procesamiento de los esquemas debe adaptarse a las
demandas sociales y ambientales inmediatas a través de sistemas de coordinación y operación
adaptables” (Kelly, 1955, p.29)

George Kelly afirma que los esquemas se desarrollan para facilitar la adaptación de la
persona al entorno y, en ese sentido, están estructurados telenómicamente. Por lo tanto, un
estado psicológico (constituido por la activación de los sistemas) no es ni adaptado ni
inadaptado por sí mismo, sino sólo dentro de o en relación con el contexto más amplio del
entorno social y físico en que reside la persona” (Kelly, 1995, p.17).

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Los significados, entonces, son construidos por las personas y no son componentes
directos de la realidad. Son relativamente acertados o erróneos en relación con el contexto y las
metas de la persona.

El enfoque constructivista adoptado por la T.C. no es radical sino moderado, plantea la


acción combinada de los estímulos externos (objetivos) y los esquemas personales (subjetivos)
en la configuración del mundo percibido.

Las Estrategias y los Esquemas

Estrategias: “formas de conducta o respuestas destinadas a servir a metas biológicas.


Conductas estereotipadas altamente pautadas, favorables a la supervivencia individual y la
reproducción. Aunque lo organismos no se percatan de la meta final de estas estrategias, son
conscientes de los estados subjetivos que reflejan su modo de operación (miedo, hambre, etc)
así como de las recompensas y castigos que acompañan su satisfacción o no”. (Obst Camerini,
2005, p.73)

En los seres humanos, las estrategias pueden ser tanto respuestas o conductas adaptadas
como inadaptadas.

La integración de los datos sensoriales y la adscripción de un significado es función de


un orden superior de estructuración, conformado por esquemas. Estos últimos operan sobre los
datos brutos (en un contexto específico) integrándolos en configuraciones significativas.

Esquemas: “son estructuras cognitivas que integran y adscriben significado a los datos
sensoriales percibidos. El contenido de estos esquemas puede referirse a las relaciones
interpersonales o a categorías impersonales (objetos concretos o abstractos)”. (Obst
Camerini, 2005, p. 74)

Según Beck, Freeman y otros (1990) los esquemas contienen las creencias y las reglas,
que determinan el contenido del pensamiento, el afecto y la conducta. Estos sistemas de
estructuras entrelazadas (esquemas) son los responsables de la secuencia que va desde la
recepción de un estímulo, hasta el punto final de una respuesta conductual. Por lo que “los
sentimientos y la conducta disfuncionales se deben a la función de ciertos esquemas que

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tienden a producir juicios sistemáticamente tendenciosos y una constante tendencia
correlativa a cometer errores cognitivos en ciertos tipos de situaciones.”

Los esquemas son difíciles de modificar ya que están firmemente fijados por elementos
conductuales, cognitivos y afectivos. Sin embargo es sumamente importante poder cambiarlos,
por lo que el abordaje terapéutico deberá adoptar un enfoque tripartito para este fin. Es esencial
un programa terapéutico que apunte a las tres áreas (conductual, cognitiva y afectiva)

El Origen de los Esquemas:

El modelo T.C. atribuye un origen mixto genético- cultural a los esquemas. Lo genético
serían tendencias innatas sobre las cuales incidirán las experiencias vitales (circunstancias e
influencias del entorno).

Para Beck, las “tendencias innatas” pueden ser acentuadas o atenuadas por las
experiencias. Y explica que, además, entre las pautas innatas del individuo y las pautas innatas
de otras personas significativas puede establecerse un ciclo continuo de refuerzo recíproco.

Las Cualidades o Características de los esquemas:

-Nivel energético o de Activación: de latentes a hiperactivos

-Amplitud: de reducidos a amplios

-Flexibilidad: de modificables a impermeables

-Tema: personales, familiares, religiosos, etc.

-Áreas o componentes: cognitivos, conductuales, emotivos o motivacionales

-Profundidad o nivel: de nucleares a periféricos

Los 10 Axiomas

En la década del ’90 Alford y Beck proponen “diez axiomas que constituyen la
expresión formal de la teoría cognitiva actual” (Alford y Beck, 1997):

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1- La vía central hacia el funcionamiento psicológico o la adaptación está constituida por la
estructuras cognitivas generadoras de significado denominadas “esquemas”. Significado se
refiere a la interpretación de la persona de un determinado contexto y de la relación de ese
contexto consigo misma.

2- La función de la “atribución de significado” es controlar los diversos sistemas psicológicos


(conductual, emocional, atencional y memoria). Por consiguiente el significado activa las
estrategias de adaptación.

3- Las influencias entre los sistemas cognitivos y otros sistemas son recíprocas.

4- Cada categoría de significado tiene implicaciones que se traducen en pautas específicas de


emoción, atención, memoria y conducta. Esto se denomina “especifidad del contenido
cognitivo”

5- Como los significados son construidos por las personas, en vez de existir componentes
preexistentes de la realidad, ellos son correctos o incorrectos en relación con un determinado
contexto u objetivo.

6- Los individuos están predispuestos a construcciones cognitivas erróneas (distorsiones


cognitivas) específicas. Esas predisposiciones a determinadas distorsiones se denominan
“vulnerabilidades cognitivas”

7- La psicopatología es el resultado de significados apropiados construidos en relación a uno


mismo, el contexto ambiental y el futuro que, en conjunto, se denominan “triada cognitiva”.
Cada síndrome clínico tiene significados inadaptados característicos asociados con los
componentes de la triada cognitiva.

8- Hay dos niveles de significado: (a) el significado público u objetivo del acontecimiento, que
puede tener pocas implicaciones significativas para el individuo y (b) el significado personal o
privado. El significado personal, a diferencia del público, incluye implicaciones,
significancias o generalizaciones deducidas de la ocurrencia del acontecimiento (Beck, 1976,
p.56)

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9- Hay 3 niveles de cognición: (a) el nivel pre- consciente, no intencional, automático; (b) el
nivel consciente; y (c) el nivel metacognitivo, que incluye respuestas “realistas” o
“racionales” (adaptadas). Todos estos sirven para funciones útiles, pero los niveles
conscientes son de primordial interés para el mejoramiento clínico en psicoterapia.

10- Los esquemas se desarrollaron para facilitar la adaptación de la persona al entorno y, en


ese sentido, están estructuradas teleológicamente. Por lo tanto, un estado psicológico
(constituido por la activación de los sistemas) no es ni adaptado ni inadaptado por sí mismo,
sino solo dentro de o en relación con el contexto más amplio del entorno social y físico en que
reside la persona.” (Obst Camerini, 2005, p.77-78)

El Conflicto Temporal de Consecuencias

La T.C. incluye en su análisis tanto la causa eficaz (acontecimiento previo) como la


causa final (propósito, consecuencias).

Cuando la conducta es elegida en función de sus consecuencias cognitivamente


previstas (causa final), podemos encontrar una disyuntiva entre las consecuencias a corto plazo
y las previstas a largo plazo. Pueden ser conductas con una consecuencia inmediata positiva,
pero que a largo plazo tienen consecuencias negativas. Esto es denominado por la T.C. como
“conflicto temporal de consecuencias”.

Alford y Beck destacan que hay mayor probabilidad de trastornos en las personas
guiadas por las consecuencias inmediatas, mientras que hay un mayor nivel de adaptación
personal y orientación hacia los logros en las personas con preferencia por las consecuencias
positivas a largo plazo. Además destacan la importancia de la mediación cognitiva (en forma
de instrucciones y de auto- instrucciones) para desarrollar o sostener conductas orientadas a
logros a largo plazo, para evitar diversos problemas.

Los Tres Niveles del Sistema Cognitivo

Según expone Julio Obst Camerini en “Introducción a la terapia cognitiva”, la T.C.


considera que existen tres niveles del sistema cognitivo:

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1- El sistema automático, involuntario o preconsciente: Se encarga de los procesamientos
rápidos destinados a consecuencias de breve plazo y se desarrolla pasiva y no conscientemente
(preconsciente).

2- El sistema consciente: Incluye procesos más lentos de elaboración, es de carácter analítico y


capaz de dominar o modificar al sistema automático.

3- El sistema metacognitivo: Opera reflexivamente “pensando acerca del pensamiento”. Este


sistema se ha desarrollado para dominar los pensamientos primarios. Es responsable de las
metas a largo plazo y de la evaluación de alternativas y la toma de decisiones. Elige, evalúa y
controla el desarrollo de esquemas para encarar situaciones, tareas o problemas particulares. A
este sistema puede recurrir una persona (y su terapeuta) para modificar sus distorsiones
cognitivas o pensamientos disfuncionales.

Esta clasificación implica la concepción de una organización jerárquica de las


estructuras, donde una son más primitivas y otras sucesivamente superiores y capaces de
modificar o controlar a las primeras.

La Triada Cognitiva

Con respecto a la depresión, la T.C. antes describía tres patrones de pensamiento, que
denominó “triada cognitiva”, como las causas de otros signos y síntomas del síndrome
depresivo. Estos patrones son: visión negativa de sí mismo, tendencia a interpretar
negativamente las experiencias que transita y visión negativa o pesimista del futuro.

“Recientemente Alford y Beck (1997, cap. 1) definen como “triada cognitiva” a los
significados o interpretaciones inadaptados o disfuncionales que la persona hace de: sí
mismo, su entorno contextual o sus experiencias, y su futuro.” (Obst Camerini, 2005, p. 81)

Práctica de la T.C.

Conceptos Básicos y Principios

La terapia cognitiva es un procedimiento activo, directivo, estructurado y de tiempo


limitado que se utiliza para el tratamiento de diversos trastornos psiquiátricos.

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Las técnicas terapéuticas van encaminadas a identificar, cotejar con la realidad y
modificar las concepciones distorsionadas y las creencias disfuncionales (esquemas) que
subyacen a esas cogniciones.

Busca lograr el cambio en 3 niveles:

a) Superficial: pensamientos automáticos.

b) Intermedio: pensamientos subyacentes.

c) Nuclear: esquemas.

Principios de la Terapia Cognitiva:

1) Se basa en una formulación permanentemente evolutiva del paciente y sus problemas


en términos cognitivos.

2) Requiere una sólida alianza terapéutica.

3) Enfatiza la colaboración y la participación activa.

4) Se orienta hacia metas y se centra en los problemas.

5) Inicialmente enfatiza el presente.

6) Es educativa, apunta a enseñarle al paciente a ser su propio terapeuta y enfatiza en la


prevención de la recaída.

7) Apunta a ser de tiempo limitado.

8) Las sesiones son estructuradas.

9) Le enseña a sus pacientes a identificar, evaluar y responder a sus creencias y


pensamientos disfuncionales.

10) Usa una diversidad de técnicas para cambiar los pensamientos, el estado de ánimo y las
conductas.

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La estrategia:

La estrategia propuesta por Aaron Beck, consiste en ocuparse primero de los


pensamientos automáticos y luego ir a las creencias, “de lo superficial a lo profundo”. También
recomienda empezar por las creencias intermedias para llegar (si es posible) a las creencias
nucleares, aunque destaca que los pensamiento automáticos son más flexibles y examinables,
por lo que el terapeuta empieza con ellos en las primeras etapas de la terapia para luego
ayudarlo a identificar los supuestos subyacentes.

La secuencia temporal característica del proceso se desarrolla en las siguientes etapas:

1) Principio: alianza terapéutica, identificar y especificar objetivos, resolver problemas,


enseñar el modelo cognitivo, lograr la activación del paciente, instruirlo acerca de su
trastorno, enseñarle a identificar, evaluar y responder a sus pensamientos automáticos,
socializarlo sobre las tareas de autoayuda, la programación de las sesiones y el “feed-back”
al terapeuta.

2) Medio: se continúa con lo anterior y se identifican, evalúan y modifican creencias


utilizando técnicas racionales, emocionales y conductuales, enseñando habilidades
prácticas para alcanzar objetivos.

3) Final: preparación para la finalización y prevención de la recaída.

Estructura de las Sesiones:

El modelo estructural básico de las sesiones puede esquematizarse de la siguiente


manera: breve recuento de lo sucedido y registro del estado anímico, enlace con la sesión
anterior, fijación de la agenda para la presente sesión, revisión de la realización de la tarea,
tratamiento de los puntos estipulados en la agenda, fijación de las nuevas tareas y resumen final
y devolución.

Técnicas y Recursos:

El bagaje de las técnicas desarrolladas hasta el presente no tiene carácter limitado, por
lo que pueden incorporarse todas las que surgieran de la creatividad de los terapeutas, teniendo

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en cuenta los objetivos planteados y a lo que se apunta a indagar en cada encuentro, ya sean
pensamiento automáticos y/o creencias.

Algunos recursos pueden ser la listas de preguntas, cuestionarios, uso de registro de


pensamientos, ejercicios de imaginación y dramatización (role playing), identificación de
distorsiones cognitivas, preguntas al estilo socrático, usar a otros como referencia, análisis de
ventajas y desventajas, planillas de actividades diarias, técnicas de distracción, técnicas de
relajación, técnicas de afrontamiento, tareas de autoayuda o “para la casa”, entre otras.

Características de las tareas eficaces:

La prescripción de las tareas para el hogar o, también llamadas, tareas de autoyuda, son
el corazón del proceso terapéutico para lograr un cambio real y perdurable, ya que las mejoras
en el funcionamiento conductual producen cambios cognitivos. Por tal motivo, se recomienda
explicar la importancia de las tareas, definirlas en común acuerdo y en cooperación,
planificarlas en detalle y con claridad, prevenir posibles fracasos, consecuencias, problemas
que puedan surgir y acordar soluciones.

Para que las tareas resulten eficaces, las mismas deben ser:

· Consistentes: con el proceso y con la sesión.

· Específicas: detalladas en tiempo, lugar y forma y explicadas con claridad.

· Eficientes: con el máximo esfuerzo posible.

· Acordadas: analizadas, discutidas y aceptadas con el cliente.

· Con seguimiento metódico: asignadas en todas las sesiones, verificando su cumplimiento


y abordando su incumplimiento cada vez que ocurre.

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Modelo de la Terapia Racional Emotivo Conductual (TREC)

Encuadre Filosófico

Esta corriente fue presentada por Albert Ellis en 1956 con el nombre de “Rational
Therapy” y luego su nombre fue variando hasta que finalmente en 1994 se denominó
“Rational Emotive Behavior Therapy” (REBT), o en español “TREC”.

Albert Ellis define su enfoque como humanístico. También define su orientación como:
no necesariamente acorde con el estoicismo (pese a haber hecho de una frase de Epícteto- “Las
personas no se alteran por los hechos, sino por lo que piensan acerca de los hechos”-el
paradigma de su teoría), hedonista con reservas (hedonismo responsable) y no adscripta a la
filosofía racionalista ni de tendencia intelectualista.

La orientación humanista de la TREC, es definida por Ellis por muchas razones. Entre
ellas: el reconocimiento y aceptación de las personas como humanos falibles, y la ubicación del
hombre en el centro de su universo (como el principal responsable de alterarse o no).

La TREC hace una integración de la filosofía y principios de este modelo con las
creencias religiosas. Muchos de sus principios están presentes en la mayoría de las religiones.

El ABC de la Teoría:

Ellis resumió su teoría en lo que denominó “el ABC”. Donde:

- “A” (activating event) se refiere al acontecimiento activador (suceso o situación). Puede ser
una situación o acontecimiento externo o un suceso interno como un pensamiento, imagen,
conducta, sensación, etc.

- “B” (belief system) es el sistema de creencias, que incluye todo el contenido del sistema
cognitivo, o sea, pensamientos, recuerdos, imágenes, supuestos, etc.

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- “C” (consequence) es la consecuencia o reacción a la situación “A”. Estas consecuencias
pueden ser de tipo emotivo (emociones), cognitivo (pensamientos), o conductas (acciones).

Las relaciones entre A, B y C no son exclusivas ni lineales ni unidireccionales, sino que


hay una múltiple interacción e influencias entre las tres. Es decir que la visión de un
acontecimiento (A), es decir cómo lo percibió la persona, puede estar condicionado por
ejemplo por sus metas (Goals) y hasta cierto punto creado por sus inferencias y supuestos, que
son elementos pertenecientes al sistema cognitivo (B)

De todos modos, la TREC propone e insiste en que las causas más importantes, aunque
no las únicas, de las neurosis no son los acontecimientos sino las creencias irracionales y
disfuncionales sobre los mismos.

Las Consecuencias (C):

Como mencionamos las consecuencias pueden ser emociones, pensamientos o acciones.


Las emociones son muy importantes para esta teoría ya que cumplen funciones
imprescindibles, de hecho Julio Obst Camerini, en su libro “Introducción a la terapia cognitiva”
puntualiza tres funciones importantes de las emociones en las personas:

-Las emociones informan de desequilibrios en nuestra vida. Por ejemplo el hambre informa la
necesidad de alimento o el miedo informa que algo amenaza nuestra vida.

-Las emociones generan la motivación y el impulso o energía necesarios para actuar superando
las situaciones negativas o desequilibrios detectados.

-Las emociones son medios de comunicación para informar a los que nos rodean sobre nuestros
deseos y/o intenciones.

Ante las distintas situaciones, las personas reaccionamos con emociones y conductas
que van a depender de nuestra interpretación de la misma, de lo que hayamos pensado sobre
ese acontecimiento. A su vez, las distintas reacciones tendrán distintas consecuencias.

La “TREC” distingue consecuencias “apropiadas” que son funcionales o no


perturbadoras, y consecuencias “inapropiadas” que son disfuncionales, perturbadoras o auto-

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saboteadoras. Es decir que hay reacciones que nos sirven y otras que no nos sirven o nos alejan
de nuestras metas. La clasificación dependerá de dos consideraciones:

1- Que la intensidad sea acorde a la situación por la que se generan

2- Que favorezca o no sea contraproducente o adversa a: preservar la vida, preservar la salud,


evitar el sufrimiento, resolver el problema y/o lograr las metas u objetivos.

Entonces, las emociones o conductas inapropiadas se caracterizan por: causar un


sufrimiento innecesario o desproporcionado respecto a la situación, llevar a comportamientos
auto- saboteadores, dificultar o impedir las conductas necesarias para lograr los objetivos
propios y estar asociadas a creencias irracionales.

Las Cogniciones (B):

Ellis y Dryden (1987) ejemplifican algunas cogniciones (Obst Camerini, 20005)

-Observaciones (no evaluadoras) se limitan a lo que se observa.

-Inferencias (no evaluadoras) incorporan hipótesis o supuestos que pueden ser acertados
o erróneos

-Evaluaciones preferenciales: son los “me gustaría”, los “desearía” determinada cosa o
situación. Para Ellis son creencias racionales.

-Evaluaciones demandantes: son las “debo- perturbaciones” cuando decimos necesito


absolutamente tener esto o debo absolutamente hacer tal cosa. Se caracterizan por ser rígidas e
intolerantes a la frustración. Para Ellis estas son creencias irracionales.

Las creencias irracionales son lógicamente inconsistentes (resultan de premisas falsas o


de formas incorrectas de razonamiento), son inconsistentes con la realidad (no concuerdan con
los hechos) y son dogmáticas (absolutistas, expresadas en demandas). Además, conducen a
emociones o conductas inapropiadas (o auto-saboteadoras) y no ayudan o impiden el logro de
los objetivos de la persona.

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Para la teoría RET, lo racional ayuda a la gente a alcanzar sus metas y propósitos
básicos. “Por lo tanto, la racionalidad no puede definirse en forma absoluta, sino que es
relativa por naturaleza” (Ellis y Dryden, 1987, p.4)

Mencionamos más arriba que las demandas son “creencias irracionales” para Ellis. Este
mismo autor, además, descubrió que habitualmente los pacientes se perturban porque tienen
pensamientos que se basan en una actitud demandante, y que se expresan en una demanda o
exigencia absolutista, rígida e intolerante que pueden estar dirigidas hacia el mundo, hacia otras
personas o hacia nosotros mismos. Generalmente implican frases como “yo debería”, “yo
necesito”, “él tiene que”, etc. Pero, más allá de las palabras con las que se expresen, lo
importante es la actitud. No es lo mismo desear que algo sea de una manera que pretender
absolutamente que las cosas siempre sean de esa manera.

Las personas tenemos metas, objetivos, principios, normas, deseos y expectativas. Es


bueno tenerlos y luchar para lograrlos, sin embargo es necesario aceptar que no siempre será
posible cumplirlos. Esto se llama “actitud preferencial”.

Aceptar la realidad es la única forma posible para tratar de modificarla o de adaptarnos


a ella. Por el contrario, la intolerancia a la frustración no cambiará la realidad, solo nos
perturbará y nos conducirá a conductas contraproducentes y auto- saboteadoras.

La TREC propone modificar una “filosofía” (actitud) demandante por una “filosofía”
preferencial. Es decir, cambiar una demanda por un deseo o preferencia.

Ahora bien, estas “creencias irracionales” (demandas) ¿De dónde surgen? Respecto del
origen de las creencias irracionales, Ellis reconoce la influencia cultural y parental en la
transmisión de valores, metas y normas de conducta que dan pie a las creencias. Además de
esto, también le otorga importancia a la “tendencia natural e innata” de los seres humanos a ser
altamente influenciables por esos mensajes, y transformarlos en demandas rígidas y
absolutistas. Por lo tanto las “peores neurosis son, en consecuencia, tanto condicionadas
externamente como enseñadas a sí mismos” (Ellis, 1994, p.40)

Las creencias irracionales nucleares, según lo expresa Ellis, traen aparejados ciertos
derivados. A saber:

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-La “tremendización” o exageración del daño o significado del hecho

-La “no-soport-itis” o baja tolerancia a la frustración

-La “condena global” de uno mismo, de otras personas o del mundo

Para la TREC estos procesos irracionales no siempre son secundarios, en tanto que
derivados de la filosofía de los debe, sino que pueden ser primarios. Son procesos
interdependientes que pueden ser vistos como caras de una misma moneda. En ese sentido
Dryden y DiGiuseppe plantean que es conveniente actuar sobre todas las cogniciones, no solo
sobre las demandas. Es decir, no asumir que la modificación de las demandas se extenderá a
sus derivados. Es mejor refutar todos los pensamientos irracionales que sostiene el cliente.

Además de todo lo mencionado, la teoría considera las “C” denominadas consecuencias


o síntomas secundarios y terciarios. Es que, a veces, una emociono o conducta puede ser
percibida como un acontecimiento secundario, y de acuerdo a lo que piense sobre él, se genera
otra emoción o conducta secundaria. Y del mismo modo pensando sobre el síntoma secundario,
se puede llegar a uno terciario. Esto sucede debido a la inclinación humana a pensar sobre sus
pensamientos.

Visión Constructivista de la TREC

El modelo ABC se completa con la consideración de “G” que son las metas o goals.
Incluyen los propósitos, valores y deseos que pueden ser tanto biológicas como aprendidas.
Además estas metas pueden ser saludables o no serlo.

Las metas, intenciones y valores forman parte y determinan el sistema de creencias (B).
A su vez el sistema de creeencias y las inferencias de “B” determinan las consecuencias
emocionales y conducuales (C). Las emociones y conductas influyen, a su vez, la composición
de “B” (sist. De creencias). Finalmente tanto B (sist de creencias) como C (consecuencias)
influyen en la formación de A, que es el acontecimiento tal como es percibido por la persona.
Entonces A no es determinado solo por los hechos sino también por el sistema biológico
perceptor y asociador u organizador, lo que implica la inevitable influencia de las metas (G) y
el sistema de creencias (B) como así también del esado emotivo (C) sobre A.

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La TREC acepta que la “realidad externa” es representada e interpretada por los
humanos y puede no existir por sí misma. Ellis toma a Piaget y Kelly que afirman que la gente
no adopta pasivamente las reglas, sino que las construye incluyendo variantes y creando por su
cuenta reglas e ideas.

DiGiuseppe afirma que “Las personas no pueden evitar crear teorías sobre el mundo,
sobre sus relaciones interpersonales y sobre sí mismos. Esas teorías, esquemas o paradigmas
pueden guiar a la persona a afrontar adecuadamente su entorno o pueden llevar la a un
deficiente afrontamiento y una psicopatología” (DiGiuseppe, 1991b, p. 175)

Kuhn afirma que “las inferencias o pensamientos automáticos que uno experimenta se
limitan a los que son concordantes con los esquemas subyacentes o la visión que uno tiene del
mundo” (Kuhn, 1970)

Existen dos posiciones constructivistas, una radical que no considera la existencia de


una realidad, y la crítica que supone la existencia de una realidad a la que la gente tiende a
acercarse sin lograr alcanzarla totalmente. Ellis se ubica dentro de la posición “crítica”. La
TREC está de acuerdo en que no existe un punto de vista objetivo desde el cual juzgar si algo
es una verdad absoluta, pero también está de acuerdo con que aunque todas las teorías y los
hechos son construcciones humanas, podemos aceptar que con objetivos prácticos un
conocimiento es posiblemente mejor que otro.

Práctica de la TREC

El tema central en la teoría y en la práctica del cambio en la TREC es el descubrimiento


y refutación de las creencias perturbadoras (irracionales) para reemplazarlas por otras
funcionales y más eficaces (racionales).

No se pretende cambiar todas las creencias irracionales, sino las que se tetectan como
causantes de emociones o conductas disfuncionales y que el cliente desea modificar. De hecho,
según Ellis, las personas tienen una tendencia natural a generar o sostener creencias
irracionales o a pensar irracionalmente, de modo que sería imposible su eliminación total.

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La TREC tiene un estilo de modelo educativo, es decir que antes que una cura de
patologías se piensa en un aprendizaje para lograr conductas más eficaces para el logro de los
objetivos. Además emplea un estilo activo y directivo.

Para la TREC podemos cambiar si internalizamos tres conceptos importantes (Dryden y


DiGiuseppe, 1990):

1-Los acontecimientos no causan las emociones o conductas disfuncionales, sino nuestro


sistema de creencias

2-Independientemente de la manera en que nos hayamos perturbado en el pasado, ahora nos


estamos perturbando porque seguimos adoctrinándonos con nuestras creencias irracionales

3-Podremos superar nuestras perturbaciones tratando dura y reiteradamente en refutar nuestras


creencias irracionales y sus consecuencias.

La TREC pone énfasis en la importancia de los recursos destinados al cambio, que se


denominan “tareas de auto-ayuda” y son planificadas y determinadas entre el terapeuta y el
paciente antes de finalizar cada sesión, para ser realizadas durante el tiempo de las sesiones.

Ellis propone para lograr un cambio duradero y amplio, cambiar de una filosofía de
vida “demandante” a una “preferencial”.

Recomendaciones para el cambio:

- Ellis considera más eficaz y profundo (y de mayor alcance) un cambio que modifique una
creencia irracional, antes que una inferencia errónea. Por lo que es más conveniente intentar
esto en primer lugar, es decir, primero las creencias y después las inferencias.

- En el caso de detectarse consecuencias secundarias, también disfuncionales, la táctica


recomendada es comenzar por atender a la modificación de las mismas (antes de las primarias).

Averiguar las Creencias

En el proceso terapéutico es importante averiguar cuáles son las creencias que causan
las perturbaciones. Algunas formas de hacerlo son:
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-Darse cuenta inducido: el terapeuta refuta las inferencias y en el debate el cliente empieza a
descubrir las creencias subyacentes y termina por expresarlas

-Interpretación por inducción: el terapeuta agrupa las inferencias, saca conclusiones y las
propone (le parece que… tal cosa)

-Encadenamiento de inferencias: si fuera verdad su inferencia, qué significaría eso…

-Evaluación Guiada por hipótesis: cuando el cliente se está esforzando y no logra expresar su
creencia, el terapeuta genera su hipótesis y le pregunta: “es posible que… ¿tal cosa?”

Una vez que hemos averiguado las creencias, se busca discutir o refutar las mismas.

Formas de discusión teórica:

-Lógicamente: buscando coherencia lógica o deductiva de lo aseverado

-Empíricamente: buscando la verificación de los hechos en la realidad

-Pragmáticamente: comprobando si la creencia sostenida sirve o es útil, o si es inútil y


contraproducente. Se pregunta sobre las consecuencias de la creencia.

-Encontrando una nueva creencia: que reúna los requisitos anteriores, especialmente el tercero
que motiva el cambio

Otras formas de refutación son de tipo emotivo (experiencias emotivas,


dramatizaciones, etc) o conductual (experiencias prácticas). Las experiencias emotivas o
conductuales pueden ser durante la sesión (role-playing, psicodrama u otras) o entre sesiones
(tareas de auto ayuda o tareas para el hogar)

Para la discusión o refutación de las creencias, el terapeuta puede utilizar diversos


estilos:

-Estilo socrático: a través de preguntas orientadas

-Estilo didáctico. Brinda información, explicación, etc.

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-Estilo humorístico: muestra la evidencia a través de lo cómico de una creencia irracional

-Estilo auto- revelador: ilustra argumentos con ejemplos de su propia experiencia, de su vida
personal

-Estilo metafórico: ilustra conceptos con metáforas referidas a temas familiares para el cliente.

Alternativas para abordar los trastornos

I-Modificar el hecho “A”, es decir, resolver el problema práctico (pero a veces no se puede)

II-Corregir la inferencia, si es errónea

III-Modificar la creencia, reemplazar la irracionalidad por una racionalidad

Además, cabe destacar, las creencias pueden estar expresadas en diferentes niveles:
desde lo más concreto a lo más abstracto.

Pasos del abordaje de las demandas

Para abordar y refutar las demandas es necesario cumplir lo siguientes pasos (Obst
Camerini,2005):

1-Establecer el vínculo, definir el problema, acordar el objetivo

2-Elegir por cuál problema empezar

3-Determinar y evaluar A y C

4-Explicar la relación A- B- C si el paciente lo necesita

5-Evaluar si hay C secundarias

6-Determinar las B

7-Mostrar la relación entre B y C hallados

8-Refutar las B irracionales


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9- Refutar la auto condena y condenas globales si las hubiera

0-Determinar la “E”, que es la B racional y eficaz

11-Enfatizar la importancia y necesidad de la tareas de auto- ayuda

12-Analizar y prevenir contingencias y resistencias a las tareas

13-Acordar las tareas de autoayuda a realizar

14-Solicitar feed- back y conclusiones

El ABC Ampliado

Ellis propone la “ampliación” del modelo ABC en “ABCDEF”. Las nuevas letras representan:

-“D” (disputing) es la discusión de las creencias o refutación de las creencias irracionales

-“E” (effective belief) es la incorporación de una nueva creencia de carácter eficaz, funcional y
saludable (racional)

-“F” (feeling) es el nuevo sentimiento o emoción luego de haber modificado las creencias.

Tres “Insight” necesarios para el paciente

Para el éxito terapéutico se requieren tres insight del paciente (Obst Camerini, 2005):

1. El primer insight es que “más que las otras personas o circunstancias, soy yo el que
me perturbo a mí mismo”. Las personas no se perturban por los acontecimientos, sino por
lo que piensan sobre esos acontecimientos. Ante un mismo acontecimiento, distintas
personas reaccionan de forma diferente

2. Podemos modificar nuestras formas habituales de reaccionar ante determinadas


situaciones. Podemos lograr una forma más conveniente de reaccionar si no s empeñamos
en modificar nuestra manera de pensar.

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3. Para lograr el cambio es necesario aportar mi esfuerzo y tener perseverancia. O sea, el
cambio no es fácil y requiere mi esfuerzo y perseverancia.

Estas terapias requieren una colaboración activa del paciente con el terapeuta, no solo dentro
sino también fuera de los horarios de terapia.

La TREC con Grupos

La terapia Racional Emotiva Conductual con grupos puede abarcar las siguientes
variantes:

a. Terapia de Grupo con 8 a 12 integrantes en una sension semanal de 2 hs. y media cada
una
b. Encuentro prolongado o maratón, de unas 14 hs con 10 a 16 participantes
c. Laboratorio
d. Demostración de terapia con un voluntario y un público entre 20 y más de 100 personas
e. Presentaciones de tipo educativo en distintos contextos
f. Terapia de pareja y terapia familiar

Los objetivos consisten en: entender el origen de sus problemas emotivos y


conductuales para vencer sus síntomas actuales y funcionar mejor; entender las dificultades de
otros miembros y brindarles ayuda; minimizar su propia perturbabilidad de manera que tiendan
a sentir emociones apropiadas y a perturbarse sin necesidad menos de lo que lo hacían; y
finalmente lograr un cambio filosófico, aceptando la realidad desagradable, terminando con
pensamientos mágicos y el auto- sabotaje, aceptándose plenamente a sí mismos y los demás
como seres falibles y propensos a cometer errores.

La técnica básica consiste en que cada miembro presente sus problemas actuales que
desea enfrentar. Luego el terapeuta encara el proceso habitual de terapia, desde la
determinación de las creencias y su refutación, hasta la asignación de tareas, pasando por todas
las técnicas que resulten convenientes, pero otros integrantes del grupo pueden colaborar con
sus ideas y sugerencias.

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Técnicas Actuales de la Terapia Conductista (Goldfried y Davidson)

Entrenamiento de Relajación

Entrenamiento de la relajación de los músculos – “la relajación de los músculos reduce


de modo pronunciado la ansiedad”. Estos “efectos inhibitorios de la ansiedad” son útiles en la
clínica para enseñar a ciertos pacientes a relajarse. Se trata de una técnica directa, tal que “las
inducciones verbales pueden grabarse en una cinta” y el cliente practicar en el hogar.

Preparación para el entrenamiento de relajación

1) Medio físico: ruidos escasos o constantes. Usar ruido blanco minimiza la interferencia de
ruidos exteriores; iluminación tenue; posición del cliente (reclinada es preferible) que reduzca
al mínimo las tensiones musculares; el terapeuta se ubica de modo que perturbe al cliente lo
menos posible.

2) Preparación del cliente: el terapeuta proporciona las siguientes orientaciones:

I. Se le dice al cliente que está por aprender una actividad. Se subraya el hecho de que a estar
tenso, ansioso son aprendizajes y, del mismo modo, se puede enseñar a estar relajado. La clave
es que este aprendizaje sucede de un modo gradual y requiere práctica sin que pase mucho
tiempo entre una y otra;

II. Se advierte que es posible experimentar sensaciones desconocidas y que deben tomarse
como signos de la distensión muscular;

III. “Se sugiere al cliente que se abandone al proceso, que permita que las cosas sucedan”;

IV. Algunos clientes temen la pérdida de control, durante el proceso de relajación con ellos, se
debe indagar periódicamente qué sensación tiene, las sesiones de relajación serán breves al
principio e ir ajustándose gradualmente y no se entregarán grabaciones para prácticas en casa
hasta que los temores hayan desaparecido;
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V. “Se recalca al cliente que es él quien conserva el control, puesto que puede y debe
interrumpir el proceso si se le vuelve aversivo o incómodo.

El terapeuta se presenta como guía y maestro, pero el cliente sigue siendo dueño de su
cuerpo”;

VI. “El terapeuta presenta [al cliente] la paradoja de que se aprende a tener control sobre sí,
cuando uno se afloja. La reacción típica del cliente que se siente invadido por el pánico o la
tensión, es tirar de las riendas del control en lugar de aflojarlas. (…) abandonando el control
consciente del cuerpo, es posible aprender gradualmente a tener un mayor control, más
importante y fundamental, de los sentimientos y tensiones.”;

VII. “En las sesiones iniciales es a veces necesario permitir que los clientes permanezcan con
los ojos abiertos, en especial si se sienten preocupados por lo que les aguarda”, se requiere
confianza en el terapeuta y se señala que para mayor efectividad de la técnica es preferible
“eliminar distracciones visuales y concentrarse en el bienestar que procura la relajación”.
Algunos clientes perciben en esta situación una tonalidad sexual;

VIII. “El terapeuta debe presentar las sesiones de relajación como si no fuera mucho lo que se
espera de ellas”, particularmente cuando el cliente se preocupa por la calidad de su
desempeño, se indica que no es una situación de prueba, ni de algo que requiera empeño;

IX. “Se le dice al cliente que su mente puede vagar durante la inducción y se lo insta a no
preocuparse, pero también a volver a concentrarse en cuanto le sea posible”;

X. el cliente puede moverse como lo desee hasta encontrar una postura cómoda, se
desaconseja que converse al terapeuta o cambie de posición si no es necesario, “es importante
que no se sienta como si estuviera aprisionado” mientras se relaja;

XI. debe el cliente haber comprendido por qué está aprendiendo a relajarse y debe compartir la
perspectiva del terapeuta acerca de lo necesario del entrenamiento de relajación.

3) Mecánica: consideraciones generales, cuando el entrenamiento implica distensión por:


tensión/relajación, se aclara al cliente que no debe agotarse en la tensión de grupos musculares
sino sólo hasta las tres cuartas partes de la tensión potencial; el terapeuta demuestra al cliente
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cómo se realizan los ejercicios, con el fin de eliminar ambigüedades y apartar inhibiciones en
los clientes “ante la posibilidad de hacer gestos y asumir posturas nada frecuentes”; se alienta
al cliente a formular preguntas para resolver dudas sobre el procedimiento. Se comprueba si el
cliente tiene problemas musculares, de huesos, articulaciones, usa lentes de contactos, esté con
ropa cómoda, puede sacarse los zapatos.

El tono de voz del terapeuta es importante: bajo, suave, cálido, melódico y algo
hipnótico; las palabras se pronuncian con lentitud.

Relajación mediante inducción de tensión – relajación (entrenamiento Jacobsoniano)

Se indica poner en tensión grupos de músculos por vez, de 5 a 10 segundos, seguido de


20 segundos de aflojamiento.

En general, se realizan dos ciclos de tensión – relajación para cada grupo de músculos.
Se indica al cliente que observe el contraste y disfrute de ello.

“Se explica al cliente que la fase de tensión lo hará más perceptivo de las sensaciones
asociadas con la aparición de la ansiedad, y que esas sensaciones le servirán como señal de
que necesita relajarse.”

El momento de relajación intercalado al de tensión, debe realizarse súbitamente en


relación a éste.

Para comunicar el cliente al terapeuta el grado de tensión o relajación logrado, es útil


una sencilla escala del 0 al 100 por ejemplo. Se preguntaría “¿dónde se ubicaría usted en la
escala en este preciso momento?”, donde la escala en

0 = ausencia de tensión, relajación completa

25 = muy relajado

50

75 = muy tenso

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100 = máxima tensión

Relajación por medio del aflojamiento directo

“Al avanzar en el entrenamiento de relajación Jacobsoniano, al cabo de dos semanas, el


cliente suele experimentar el deseo de intentar el aflojamiento sin ponerse previamente en
tensión.”, esto es indicador de pasar al modo directo. También cuando en la escala señala 20
puntos con facilidad, durante las últimas sesiones. “El cliente es más consciente de las
tensiones menores y más proclive a eliminarlas”. Pasar a este tipo de relajación después del
anterior, es una fase lógica de la terapia; el último paso sería

Abandono de las cintas grabadas – se indica cuando el cliente comunica al terapeuta


que logra 10 a 20 puntos en la escala, se trata de reducir la dependencia del cliente del uso de
las cintas para inducir la relajación. Se puede indicar al cliente que, antes de conectar el
grabador, se afloje por sí mismo durante 10 minutos. Esto se hace para averiguar qué grado de
reducción de la tensión logra sin ayuda de las cintas, se obtienen tres índices de relajación: el
previo a la distensión, el de la distensión por sí mismo durante 10 minutos, el que se obtiene
después de haber escuchado la cinta grabada. Cuando la diferencia entre el segundo y el tercer
índice disminuye, se va haciendo innecesaria la cinta grabada.

Relajación diferencial

“Una vez que el cliente ha aprendido a relajarse con todas las partes del cuerpo
apoyadas, es con frecuencia deseable que su capacidad se acreciente como para que pueda
aplicarla a las situaciones de la vida que son causa de stress y en las que resulta imposible
yacer tendido. La expresión relajación diferencial se refiere a la relajación de músculos que no
son esenciales para realizar una determinada actividad.”

Desensibilización Sistemática

Resulta eficaz para la reducción de ansiedad injustificada. “Cuando un individuo es


capaz de responder con eficacia a una situación y, sin embargo reacciona con temor neurótico
y la rehúye, es atinado tratar de reducir su ansiedad. Esta técnica exige que una persona
intensamente relajada imagine una serie de situaciones cada vez más aversivas (…), lo cual le
permite tolerar niveles cada vez más elevados de ansiedad”.
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Esta técnica se apoya en la capacidad para evocar imágenes que tenga el cliente. Lo que
sustenta la técnica es la suposición de “que una escena imaginaria aversiva equivale
funcionalmente a una situación real” y enseñarle a afrontar esas escenas fantaseadas equivale a
enseñarle a afrontar las de la vida real.

Se evalúa qué desensibilizar – la tarea de evaluación de temas “consiste en aislar el


aspecto o conjunto de aspectos conductuales en los que la persona debe reducir su ansiedad”.
Después, se considera los parámetros de esos ítems, es decir analizar cuál elemento de la
situación es lo que suscita ansiedad.

La evaluación “se centra en un tema básico, según una conceptualización del


terapeuta”, de modo que no se centra éste en el verdadero motivo sino en el criterio clínico que
lleve a definir “qué dificultades de una persona es preferible atacar, para acrecentar sus
logros”, se busca lo que resulte más útil.

Construcción de ítems – se solicita mediante entrevistas indagatorias al cliente aquellas


situaciones que más ansiedad le producen. Deben los ítems ser concretos, sobre esta base el
terapeuta luego describirá situaciones para que el cliente imagine. Se ordenan de un modo
progresivo de menos a más aversivos, un ítem ansiógeno debe metodológicamente provocar
niveles de ansiedad desadaptadores, atendiendo siempre a que se trata de una situación
controlada por tener lugar en el ámbito de la terapia. Para definir mejor los ítems y para lograr
efectividad en la técnica, el terapeuta debe lograr que el cliente advierta la relación “entre la
emergencia de la inquietud y estímulos situacionales específicos”.

Las escalas pueden ser múltiples y no sobre temas puros.

Los ítems se ordenan según una escala de ansiedad elaborada con el cliente, es él quien
informa al terapeuta en qué lugar de la escala de 0 a 100 ubica las situaciones incluidas. Este
ordenamiento puede y debe cambiar cuando sea necesario.

Puesta a prueba y entrenamiento de la imaginación – “resulta esencial comprobar si el


cliente es capaz de experimentar ansiedad ante una imagen, antes de considerar la aplicación
de este al procedimiento”, quiere decir: “investigar si para ese cliente la imagen puede

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constituir el equivalente funcional de una situación real” (esto se hace mediante ensayos donde
se le pide al cliente comunique sus apercepciones).

Existe también Desensibilización de autocontrol, que requiere el mismo entrenamiento


de relajación pero su especificidad reside en que “se le enseña al cliente a manejar las
reacciones y señales propioceptivas de ansiedad, antes que las situaciones que provocan la
tensión”. Este entrenamiento requiere mantener la imagen (el cliente) al tiempo que “trata de
relajarse y deshacerse de todas las tensiones que se estén produciendo”. Aquí se entiende que
es menos importante “la naturaleza de las situaciones específicas que provocan ansiedad”, de
ahí que se pueda prescindir de la elaboración de escalas y se prioriza “el hecho de que el
cliente sepa que es sentirse tenso”. Se explicará que el momento de tensión del entrenamiento
de relajación es además, una forma de aprender a advertir en las situaciones de la vida
imprevistas, cuándo está tenso y poder relajarse.

Ensayo de Conducta

Se diferencia de la utilización psicodramática de la representación de roles, desde el


marco de referencia conductista esa representación de roles se llama Ensayo de Conducta y su
finalidad es “ayudar al cliente a aprender nuevas respuestas a situaciones vitales específicas”;
es “un modo de entrenar en nuevas pautas de repuesta”, sería entrenar al cliente en la adopción
de un nuevo rol conductual, “constituye un medio eficaz de facilitar la conducta asertiva”.

Aplicación – cuatro etapas

1. Preparación del cliente

2. Selección de situaciones conflictivas

3. Ensayo de conducta propiamente dicho

4. Desempeño de nuevas conductas de rol en situaciones reales

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2.4 Posicionamiento y Actitud del Terapeuta

El terapeuta debe conceptualizar los problemas en los términos de su enfoque, y a la


vez, realizar las traducciones necesarias como para mantener con el cliente una interrelación
cálida y empática.

La relación terapéutica, aun en el contexto de la orientación conductista, puede


contribuir de manera significativa al proceso de cambio de la conducta.

Sullivan (1954) tiene en cuenta el aprendizaje social, sobre todo y describe la conducta
del cliente en términos de distorsiones paratáxicas, de acuerdo a dicho autor, el individuo
aprende diversas actitudes y pautas de conducta en el curso de las primeras interrelaciones que
mantiene con sus padres, que le sirven de prototipo cuando con posterioridad se encuentra en
circunstancias similares. Así las reacciones del cliente frente al terapeuta representan una
muestra de conducta presente, que puede también estar manifestándose en otras situaciones
interpersonales de su vida.

Es importante destacar que en el proceso de entrevista y la relación terapéutica, la


misma implica una colaboración del paciente y el mismo terapeuta.

La terapia cognitiva plantea la idea de que la manera en que los pacientes perciben y, en
consecuencia estructuran el mundo es lo que determina sus emociones y su conducta. el papel
del terapeuta consiste en ayudar a los pacientes a darse cuenta de sus cogniciones y de cómo
estas median su efecto y su conducta, con lo cual el terapeuta intentara responder a la siguiente
pregunta ¿Cuáles son los sentimientos y los pensamientos de esta persona, aquí y ahora, y
cómo se relacionan mutuamente para producir una conducta determinada?

Es de suma importancia que el terapeuta ponga atención a sus propias reacciones


durante las sesiones, tanto en la conducta como en sus emociones. Esto puede dar cuenta de
cómo reaccionan ante el cliente las personas de su medio.

A su vez, existen principios fundamentales en la relación terapeuta-cliente y son los siguientes:

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● Terapeuta y paciente trabajan juntos en el marco de un “empirismo colaborativo” para
explorar, poner a prueba y modificar patrones desadaptativos de pensamientos,
emociones y comportamientos. El terapeuta dispone de su experticia teórico-técnica,
pero el consultante es el experto acerca de sí mismo.
● Es frecuentemente una terapia de corto plazo, basada en habilidades e involucra una
fuerte participación del paciente fuera del espacio de la sesión y requiere de una
práctica continua.

● Los terapeutas focalizan en el presente e intentan comprender el rol funcional del


comportamiento y la experiencia del paciente en su vida actual.
● El alivio de los síntomas como objetivo explícito. El rol del terapeuta es facilitar la
mayor y más duradera mejoría en el menor tiempo posible como se puede evidenciar a
través del auto registro del paciente.

Citando Caballo, se define la relación terapéutica como la colaboración del paciente en


las tareas de la psicoterapia, la función de la relación en la entrevista consiste en la
facilitación del proceso de evaluación, por lo cual el objetivo del terapeuta será
conseguir la colaboración del paciente, lo cual es considerado un complejo proceso de
influencia social.

El terapeuta será quien influya en la conducta del cliente, pero a su vez este deberá
tener una confianza en las técnicas como la capacidad del terapeuta para persuadir y
crear una expectativa positiva.

El terapeuta con frecuencia sirve de modelo al cliente. Debe ser consciente de esto y
esforzarse por dar ejemplo de la conducta, las actitudes y las emociones que probablemente
aceleren el avance de la terapia. Al revelar el modo en que él mismo logró cambiar su manera
de pensar o de conducirse con consecuencias positivas, el terapeuta utiliza las experiencias de
su vida para facilitar el cambio de conducta del cliente.

Para poder lograr ese cambio, puede ser de gran utilidad:

● El interés genuino del terapeuta por el bienestar del paciente

39
● La capacidad del terapeuta para señalar las consecuencias potencialmente negativas
asociadas con los comportamientos desadaptados

● La capacidad del terapeuta para sugerir modos de acción alternativos.

Por último citaremos a Alexander y French quienes postulan que en un principio el


terapeuta debe aceptar la perspectiva que el cliente tenga sobre el problema, y comprender sus
motivos, luego de esta manera, podrá utilizar dichos motivos para alcanzar objetivos
terapéuticos siempre y cuando estos sean abordables, a su vez el cliente debe ser consciente de
lo que se espera de él, querer cumplir con tareas asignadas de parte del terapeuta, poder
describir conductas y sentimientos conflictivos, debe existir a su vez un compromiso del
terapeuta para ayudar a su cliente a cambiar conductas utilizando procesos eficaces.

40
2.5 Aspectos del diagnóstico

El proceso de la evaluación conductual

Distintos autores suelen proponer un número diferente de pasos en la realización de una


evaluación conductual, pero en la mayoría de estos pueden distinguirse al menos tres fases
principales:

1. Selección y descripción de las conductas problema

2. Selección de las técnicas de intervención con las que se incidirá sobre las conductas
descritas en el paso anterior

3. Valoración de los efectos producidos por la intervención realizada

A continuación, se intentará describir y clasificar los distintos pasos a través de los


cuales el terapeuta de la conducta se enfrenta a los problemas que le plantea el paciente y le
ayuda a solucionarlo, desde el autor Antonio Godoy se detallarán las fases que el terapeuta
hace desde que se dispone a enterarse de los problemas que aquejan al paciente hasta que
finaliza su intervención.

Las fases del proceso de evaluación conductual:

 Motivo de consulta: implica el análisis del motivo por el cual el paciente acude a consulta o
por el que otras personas importantes de su medio lo traen, la cual implica la exploración
activa de los posibles motivos; por ejemplo, nadie acude a consulta porque le tenga miedo a
subir al avión si ello no acarrea consecuencias importantes en su vida diaria.

41
Para Baer (1982) es necesario que está disciplina pueda traducir cualquier queja del
paciente en conductas a cambiar, de modo que, sí se la cambia convertir a las conductas de
queja del paciente en conductas de satisfacción.

 Establecimiento de las metas últimas del tratamiento : podemos marcar una diferencia entre
los resultados finales (lo que se viene llamando “metas últimas” o “goals”) los resultados
instrumentales (“conductas objetivo” o “Target behavior”) y los resultados intermediarios
del tratamiento. (Rosen y Proctor, 1981).

Los resultados finales hacen referencia a los criterios utilizados para considerar el
tratamiento como un éxito, estos deben poseer validez clínica y social, es por esto que, los
cambios directa o indirectamente logrados deberán verse clínicamente relevantes y socialmente
significativos, este tipo de resultados deben haber solucionado las demandas del paciente y de
los agentes sociales significativos que lo rodean.

Los resultados instrumentales son aquellos que son suficientes para alcanzar otros
resultados, sin intervención adicional, entonces deben poseer validez clínica de manera tal que
con su consecución se logre afrontar con éxito las respuestas clínicas que se persiguen (por
ejemplo todas y cada una de las conductas que se consideran propias de la depresión),
asimismo deben valorarse también según su contribución en la consecución de los resultados
finales, a partir de una doble vertiente: que los resultados instrumentales sean suficientes para
alcanzar los resultados finales y que exista alguna forma de intervenir sobre los resultados
instrumentales.

Por último, los resultados intermediarios son aquellos que facilitan la continuación del
tratamiento o posibilitan la aplicación de determinadas técnicas de intervención (por ejemplo,
la capacidad de imaginar para aplicar la desensibilización sistemática por medio de la
imaginación).

Con las expresiones “metas”, “objetivos últimos” de la terapia o “resultados finales”


( goals) suele hacerse referencia a las metas o efectos finales que se espera que produzca el
tratamiento, ( por ejemplo, un mejor rendimiento académico un mejor ajuste laboral la mejoría
de las relaciones familiares etcétera). Por otro lado, las “conductas objetivo” (Target behavior)
hacen referencia a aquellas variables concretas de la conducta o del contexto en el que está
42
sucede y sobre las que se enfoca el tratamiento de ahí es que se propongan como resultados
instrumentales.

Algunos autores han señalado que, dada la complejidad e interrelación entre las
distintas partes de la intervención, quizás conviene no olvidar que existen covariaciones entre
distintas clases de conducta y dependencias funcionales entre conductas; y que, modificar un
conjunto inconexo de las mismas sobre lo que se está interviniendo es sobre un sistema
funcional (Evans, 1985; Voeltz y Evans, 1983).

Variables de las que dependen las metas últimas del tratamiento: las metas últimas del
tratamiento dependen fundamentalmente de los juicios de valor de los que directa o
indirectamente intervienen en la terapia, estas son según Nelson y Hayes (1986 b), las
siguientes:

-El sistema conceptual y de valores del terapeuta. Distintas terapias y distintos terapeutas
parecen tener objetivos finales diferentes.

-El sistema conceptual y de valores de quién realiza la consulta, las quejas y demandas
procedentes de los pacientes con frecuencia se expresan en términos vagos y de teoría de
rasgos, dado que el terapeuta de conducta suele adoptar una postura activa en la recopilación de
la información los datos que proporciona el paciente, sin embargo, con frecuencia se
encuentran fluidos por el sistema conceptual empleado por el terapeuta.

-Los requerimientos del medio físico y social en que vive y se desenvuelve el paciente.

 Análisis de las conductas problema: desde el punto de vista del paciente o de los otros
usuarios de la psicoterapia los problemas que se plantean son de dos tipos: a) quejas, b)
demandas. Ambas suelen agruparse en lo que se considera el motivo de consulta. Las
quejas suelen referirse a lo que va mal y se quiere eliminar lo que causa problemas a lo
negativo y molesto. Las demandas, hacen referencia a lo que se quiere adquirir a lo
positivo, estás no siempre coinciden con la eliminación de lo que constituye una queja en
general puede decirse que toda queja encierra una demanda: una nueva forma de
comportarse o un cambio en el ambiente.

43
Tanto las quejas cómo las demandas en nuestra cultura suelen plantearse en términos de
clases de conducta (por ejemplo “se pasa el día sentado”, “no hace más que llorar”) o bien en
términos de capacidades (“no soy capaz de…”, “me gustaría poder…”).

La conducta problema hace referencia a la traducción en términos conductuales operacionales


del motivo de consulta, presentado por el usuario. Cuando se habla de delimitación o definición
de las conductas problemas en terapia de la conducta suele hacerse referencia a la
operacionalización en términos conductuales tanto de las quejas como de aquello qué produce
las demandas del paciente.

En algunos casos la conducta problema puesta por el terapeuta aparentemente se aleja


de las quejas del paciente, esto no quiere decir que el evaluador haya descubierto el problema
real o algún problema más profundo, sino que el evaluador se ha creado un modelo de trabajo
del funcionamiento del paciente en el que aparecen otros comportamientos previos a la cadena
casual de los que dependen las quejas presentadas y qué es necesario eliminar o instaurar para
hacer desaparecer las quejas o conseguir las demandas que se hacen.

Es necesario por lo tanto explicar qué es una cadena causal para esto es necesario el uso
del acrónimo EORC. En este sentido una variable se identifica como estímulo (E, antecedentes
intrapersonales o ambientales), variable organísmica (O, variables biológicas conductuales
afectivas cognitivas o sociales étnicas culturales), respuesta (R), y consecuencia (C, efectos
intrapersonales interpersonales o ambientales generados por la respuesta. Es en este sentido un
medio útil para resumir diversas relaciones funcionales entre estas variables así el problema
presente se identifica como la respuesta que se debe cambiar es decir el resultado final entonces
la evaluación determina las variables que operan como antecedentes las que operan como
consecuencias y las que lo hacen como mediadores o moderadores organísmico de la respuesta
(Goldfried y Davison, 1994).

Según algunos autores que distinguen qué en terapia de conducta en evaluación


conductual pueden tomarse uno de los siguientes dos enfoques subyacentes: el enfoque
mayoritario en la actualidad centrado en el problema (o enfoque eliminador- Goldiamond,
1974) y el enfoque constructivo o sistémico (Goldiamond, 1974, 1984).

44
Desde el punto de vista centrado en las conductas problema el ideal parece consistir en
llegar a una situación de conocimientos, tal que, permita un acto diagnóstico completo; la
clasificación de las conductas problemas de tal forma que sea posible la indicación del
tratamiento más adecuado, es decir, que el tratamiento eliminé el problema a lo largo del
tiempo y a través de las situaciones; desde el punto de vista centrado en la construcción
positiva de una misma forma de comportarse, ya no se trata de que el efecto producido sobre la
conducta tratada se generalice otras conductas el objetivo consistirá, más bien, en cambiar
muchas clases de conducta en muchas situaciones de tal forma que se auto mantengan y
desencadenen en la forma de relacionarse con el ambiente y/o proporcionen posibilidades de
acceder a otros ambientes, se trata en suma, de cambiar el curso de la vida del sujeto.

Desde el punto de vista centrada en el problema o enfoque eliminativo se ha propuesto


que dado el estado actual de la cuestión los trastornos comportamentales deben
conceptualizarse como excesos o déficit (Kanfer y Saslow, 1969), a partir de esto se dice que,
una conducta se puede catalogar como exceso o déficit atendiendo a los parámetros objetivos
de frecuencia, duración e intensidad que se produzcan de forma adecuada bajo condiciones en
las que socialmente se espera que ocurra, necesitando para ello normas o criterios acerca de lo
que es adecuado o normal con los que comparar la frecuencia, la duración y la intensidad
obtenidas en un caso particular

● El estudio de los objetivos terapéuticos: las conductas meta o conductas objetivas


constituyen aquella clase de conductas a las que se dirige o sobre las que se centra
la intervención terapéutica, una vez modificadas las conductas objetivo se supone
que deben haber quedado igualmente satisfechas las quejas y las demandas del
paciente; sin embargo, no toda demanda o queja produce una conducta objetiva, con
frecuencia una demanda o queja supone que el terapeuta debe proponer varios
puntos sobre las que la terapia debe incidir y al revés, en algunas ocasiones se
espera poder cubrir varias quejas o demandas con la intervención sobre un único
punto.

● La elección de las conductas meta: desde un punto de vista centrada en el


problema Nelson y Hayes 1986b, señala algunas consideraciones que
utilizan los terapeutas de conducta para guiarse en la elección de las

45
conductas objetivos y de la secuencia más adecuada que debe abordarse
cada una de ellas:

■ Deben cambiarse los comportamientos que son física, social o


económicamente peligroso para el paciente o para los que lo rodean.

■ Una conducta es anormal y debe modificarse si es aversiva para el


propio sujeto o para otros, porque se aparta de lo que se espera del
sujeto en ciertas situaciones, o bien, porque resulta impredecible.

■ Se debe cambiar una determinada conducta si así se flexibiliza el


repertorio del paciente, de tal forma que se aumenta el bienestar
individual y social a largo plazo.

■ La conducta a implantar en lugar de la conducta problema debe


establecerse en términos positivos y constructivos, en oposición a la
visión supresora o negativa. La razón de este consejo reside en la
idea de que las conductas positivas constructivas tenderán a
mantenerse si tienen validez ecológica, en tanto, que la eliminación
de las conductas negativas puede ser solo temporal especialmente si
tienen por función obtener reforzadores que con la eliminación de
dichas conductas ahora no se obtienen.

■ Deben obtenerse niveles óptimos de funcionamiento y no solo


niveles medios

■ Se deben seleccionar para su modificación únicamente aquellas


conductas que el contexto continuará manteniendo (considerando el
contexto no solo como el entorno físico y social que rodea el
paciente, sino también, su sistema de valores y creencias
especialmente cuando estas son consonantes en el medio social en la
que se desenvuelve).

■ Solo se deben considerar como conductas objetivo aquellas que son


susceptibles de ser tratadas, dados los recursos con que cuenta el
46
paciente y el terapeuta y con los medios disponibles de un
determinado momento desarrollo de las técnicas terapéuticas.

● La prioridad en las conductas objetivos: la cuestión acerca de qué conducto


objetivo se debe intentar alcanzar en primer lugar se plantea siempre que el
problema no es mono sintomático, es decir, siempre que exista más de una
conducta objetivo. En estos casos la conducta a modificar en primer lugar
será:

● La conducta que resulte más molesta para el paciente o los otros


significativos ya que de esta manera el propio paciente o los otros
como mediadores estarán más motivados a continuar en el
tratamiento si se benefician con la intervención

■ La conducta más fácil de modificar, ya que, los resultados rápidos


motivarán al paciente y yo a los significativos, llevándolo/s a
esforzarse y colaborar con los intentos terapéuticos

■ La conducta que produzca la máxima generalización de los efectos


terapéuticos

■ La primera conducta de la cadena, en el caso de que, varias


conductas constituyen una cadena comportamental.

● Criterios directrices para la elección del tratamiento adecuado: la evaluación debe


señalar de alguna manera cuál es el tratamiento más adecuado, lo que supone la
existencia de un sistema de conocimiento que permite que el diagnóstico se sepa,
igualmente si existe o no tratamiento y en el caso de que lo haya que sea el
apropiado. Variados autores han propuesto que las estrategias principales para elegir
el tratamiento pueden agruparse en tres categorías clasificatorias: análisis
funcional, estrategia de la conducta clave, estrategia diagnóstica, estrategia de
la guía teórica:

● La estrategia del análisis funcional: es la estrategia clásica en la


terapia de conducta para unir evaluación y tratamiento, es decir,
47
derivar el tratamiento adecuado a partir de los datos de la evaluación,
qué debe realizarse a partir del estudio de las conductas problemas,
mediante un cuidadoso análisis topográfico, al que le sigue el análisis
funcional propiamente dicho. Se realiza a partir de la exposición de
forma gruesa en qué debe consistir la conducta a implementar, pero
prescindiendo de definirla en términos de los mismos parámetros de
frecuencia, intensidad y duración empleados en otras ocasiones,
como así también del análisis de estímulos ambientales que deben
evocar y mantener la conducta a implementar. En la mayoría de los
casos el tratamiento constituye la única contrastación empírica de las
hipótesis funcionales formuladas.

● Estrategia de la conducta clave: parte del supuesto de que los


trastornos conductuales están constituidos por clases de conductas,
que se interrelacionan en los tres sistemas de respuesta: motor,
cognitivo y fisiológico, se supone igualmente que el modificar
alguna clase de conducta o algunas conductas de una determinada
clase modifica otras clases, o la clase entera, un ejemplo de esto son
las conductas que se conciben como cadenas causales y en las que se
espera que el cambio de la primera conducta la conducta clave
cambie toda la cadena, pretendiendo cambiar una conducta para que
está otra cambié y así sucesivamente, por ejemplo: se puede
aumentar la habilidad de comunicación para facilitar las relaciones
sexuales, que a su vez disminuye la depresión, lo que debe reducir la
ingesta de bebida, o también se pueden señalar estrategias de
autocontrol para reducir la impulsividad, de tal forma que aumenten
los logros académicos, de manera que mejoren las habilidades y
conocimientos básicos, que a su vez facilitará las oportunidades
laborales.

Puede concluirse que se extraen un conjunto de conductas objetivo de


más o menos la misma importancia, por lo tanto, el análisis funcional

48
pretende descubrir relaciones estímulo respuesta y la estrategia de la
conducta clave intenta descubrir relaciones respuesta.

● Estrategia diagnóstica una vez que se le ha asignado a la persona


un diagnóstico determinado esto permitirá elegir el tratamiento más
efectivo para el tipo de trastorno que se presente, por ejemplo, para
la depresión se puede aconsejar la terapia cognitiva de Beck, para las
fobias: técnicas de exposición; para el exhibicionismo:
sensibilización encubierta etcétera.

● La estrategia teórica: Yates (1970) explica que la teoría de la


conducta se basa en cualquier teoría o sistema de conocimientos
procedentes de la psicología científica y no únicamente en aquellos
derivados de la teoría del aprendizaje, la cual da cuenta del
procedimiento, describiéndose de la siguiente manera: enfrentados
con las quejas y las demandas del paciente el terapeuta recurre al
arsenal de teorías y conocimientos científicos existentes en búsqueda
de un sistema conceptual que verse sobre la región de fenómenos con
los que se encuentra, de tal forma que le sea posible describir los con
precisión y encontrar estrategias de actuación para pasar de un estado
A (coincidente con el que actualmente presenta el paciente), a un
estado B ( coincidente con las metas últimas propuestas).

Se pueden considerar ciertas limitaciones y discrepancias entre los


distintos autores en lo que hace referencia a que el análisis funcional
debe hacerse de forma rutinaria, en primer lugar porque en algunos casos
puede resultar inútil, y en segundo, porque en otros casos aun cuando no
resulte gratuito a la razón costo-beneficio si se compara con otros
procedimientos no lo hace aconsejable, por lo tanto, en algunas
situaciones puede ser mejor el empleo de una estrategia y en otros el
empleo de otra.

Nathan (1981) propone que en los trastornos con una etiología biológica
relativamente clara puede resultar de más utilidad el enfoque
49
diagnóstico, en tanto, que el análisis funcional sería más idóneo en los
trastornos altamente dependientes del ambiente circundante, mientras
que Haynes (1986) propone que el acercamiento diagnóstico puede
resultar preferible al análisis funcional, cuándo existe para un
determinado tipo de trastorno, un tratamiento que sea suficiente y
proporcione una alta probabilidad de éxito.

● Evaluación de los resultados de tratamiento: existen muchas razones que aconsejan


la realización de una valoración sistemática de los resultados de las intervenciones
psicológicas entre las más señaladas se encuentran las siguientes:

A. La calidad del servicio al paciente se mejora, ya que, la valoración proporciona


información acerca de la magnitud y la dirección de los cambios, así como acerca
de qué en qué medida se camina hacia la consecución de las metas últimas del
tratamiento permitiendo con ello a la corrección de los fallos o deficiencias que se
observen. VALORACIÓN FORMATIVA

B. Cuando la valoración se realiza tras la terminación de la intervención,


inmediatamente después de la misma o durante el período de seguimiento, permite
apreciar el grado con el que se han alcanzado las metas últimas del tratamiento y
por tanto, si el tratamiento puede considerarse o no como un éxito en qué medida lo
es; y con respecto a qué criterios fueron utilizados. VALORACIÓN NORMATIVA

C. La valoración normativa realizada sobre los procedimientos de intervención nos da


seguridad acerca de su calidad y permite diseminar mejor los tratamientos como
productos psicológicos, que son entre sus consumidores terapeutas responsables de
la administración indirecta de las intervenciones psicológicas y pacientes.

D. La realización de valoraciones sistemáticas y cuidadosamente realizadas hacia


avanzar las ciencias clínicas y contribuye al aumento de nuestros conocimientos
técnicos y aplicados.

Las conductas objetivas sobre las que se realiza la intervención habitualmente son
escogidas por el terapeuta de conducta, que (con frecuencia) se consensua con el paciente.

50
Sobre la base de su consideración como conductas adaptativas, es decir, sobre la base de su
educación para alcanzar las metas últimas del tratamiento, estás se eligen sobre criterios de
valores culturales y personales y para establecerlas, en terapias de conducta se debe realizar
un contrato previamente consensuado entre el terapeuta y el paciente o quién lo representa.

Se pueden observar dos puntos de vistas: el primero centrado en las conductas problema,
donde puede pensarse que el establecimiento de las metas últimas de la intervención
depende del paciente o de las personas bajo cuya tutela se encuentra, (en el caso de por
ejemplo los sujetos con incapacidad). Desde el punto de vista sistémico: el establecimiento
y la valoración de la consecución de las metas últimas puede resultar bastante más
complejo, en donde el establecimiento del éxito del tratamiento depende de diversos
criterios que pueden diferir según los agentes sociales u otras personas significativas que
realizan la valoración de los resultados, esto hace necesario hacer un muestreo de los otros
significativos en los distintos ambientes en los que se desenvuelve el paciente, para así
poder establecer cuáles son los criterios de éxito que utiliza.

Por lo tanto, los criterios empleados para valorar una misma actuación difieren
dependiendo del sexo, la edad y el rol del que actúa, como así también, los criterios con los
que se valora la adecuación de una determinada actuación, que pueden ser muy distintas
según quién sea el que los valora.

Cabe mencionar que una misma magnitud de cambio determina la dirección puede ser
valorada relevante y adecuada o irrelevante contraproducente según los criterios de
adecuación que utilicen los agentes sociales que se tomen como jueces de la conducta.

Procedimiento de valoración de los resultados: existen dos formas fundamentales de valorar


los resultados del tratamiento:

1. Con respecto a la línea base: la comparación del estado del paciente en cada una de las
conductas elegidas como conducta objeto de intervención y su situación en las mismas
durante la línea base es propio de los acercamientos centrados en el problema, y una
valoración de la mejoría o eficacia supone una valoración del impacto del tratamiento.

51
La diferencia entre los valores actuales y los valores de las mismas variables durante la
línea base proporcionan una medida de la magnitud y dirección del cambio producido entre
uno y otro momento. La comparación de los valores actuales en las variables elegidas, con
sus valores en la línea de base llega a mostrar que se produjo un cambio en la dirección
esperada, pero no que, dicho cambio sea altamente relevante.

2. Sobre la intervención por comparación con las metas últimas del tratamiento: implica
que cuanto mayor es la coincidencia del estado producido por el tratamiento, con los
objetivos metas propuestos, mayor relevancia clínica posee el cambio operado. El criterio
de bondad qué conviene utilizar no es la significación estadística de las diferencias pre y
post tratamiento o en el grupo control y experimental; sino la concordancia entre el estado
producido tras el tratamiento y el estado que se deseaba conseguir, así como la estabilidad
temporal del estado deseado, lo que asegura que el cambio no es despreciable, y qué es
clínicamente relevante, sea o no estadísticamente significativo.

Según los teóricos la línea base es de utilidad para establecer si se debe emprender o no
algún tipo de intervención, y para calcular la magnitud del cambio producido tras el
tratamiento.

El comportamiento que el sujeto manifiesta en el estado conseguido concuerda con los


comportamientos del universo definidos como meta; si el estado instaurado perdura, el
terapeuta dirá que el tratamiento ha tenido éxito, ya que, se ha logrado la meta que se buscaba.

Mapa Clínico de Patogénesis.

Para la formulación de un caso el proceso de este modelo requiere primero realizar un


mapa clínico de la patogénesis, es decir, una descripción gráfica de las variables hipotéticas
que contribuyen al surgimiento y mantenimiento de la dificultad de un paciente determinado,
especificando las relaciones funcionales entre ellas con nomenclatura EORC, ofrece una
declaración concreta de las hipótesis causales iniciales del terapeuta para comparar con otras
conforme se recopila la información y se confirma o descartan diversas predicciones, así se va
alterando el mapa clínico, por lo tanto, es en esencia una puesta en práctica del plan de
solución, producto del proceso de toma de decisiones que proporciona las bases importantes
para diseñar un plan de tratamiento único para un paciente específico.
52
El mapa clínico de patogénesis presenta los siguientes elementos:

- Variables distantes: se trata de los factores históricos o de desarrollo que puedan ser
responsables de surgimiento inicial de vulnerabilidades particulares o de los trastornos
psicológicos o síntomas de angustia en sí mismos.

Pueden ser consideradas cómo variables estáticas, ya que, no son proclives a cambiar
por sí mismas, pero sí permiten una comprensión más profunda de los problemas del paciente,
sobre todo para entender diversas covariaciones en las variables distantes del problema
objetivo.

- Variables antecedentes: son un conjunto de elementos que abarca cualquiera de las variables
relacionadas con el paciente, sean conductuales, cognitivas, afectivas, biológicas,
sociales/étnicas/culturales; y relacionadas con el ambiente (social y físico), que operan como
estímulos desencadenantes discriminativos próximos para otros factores de resultados
instrumentales o para los síntomas angustiantes en sí.

- Variables organísmica: abarca los diversos tipos de variables relacionadas con el paciente
(conductuales, afectivas, biológicas, sociales/étnicas/culturales) tales factores representan
mediadores de respuesta, es decir, variables que explican porqué se manifiesta una respuesta
determinada en presencia de alguna variable de antecedente o moderadores de respuesta, o sea
que influyen en la solidez o dirección de la relación entre un factor de antecedente y una
respuesta, (algunos ejemplos pueden ser: habilidades sociales deficientes :variable conductual;
distorsiones sociales relacionadas con la desconfianza hacia los demás: variables cognitivas;
excitación y temor elevado: variable emocional; padecimientos coronarios: variable biológica).

- Las variables de respuesta: se refieren a ciertas variables de resultados instrumentales


relacionadas con el paciente que se asocian de manera muy estrecha a una de las metas de
resultado final del paciente (ej.: Ideación suicida que se vincula en gran medida con el
comportamiento suicida) o al conjunto de síntomas angustiantes que constituyen los resultados
finales mismos (depresión, sufrimiento, abuso de sustancias, problemas maritales, etc.)

- Las variables de consecuencia: implican toda la diversidad de variables relacionadas tanto


con el paciente como, con el ambiente que se presentan como reacción a una variable de

53
respuesta determinada en una naturaleza y fuerza de la consecuencia. La relación respuesta-
consecuencia opera para aumentar o disminuir la probabilidad de que las respuestas se
manifiesten en el futuro, mediante el proceso de refuerzo y castigo (positivo y negativo).

Por ejemplo, evitar un comportamiento (la respuesta) en reacción a un estímulo temido


(variable de antecedente) opera para disminuir una variable organísmica mediadora (elevada
excitación en lugares altos), lo que origina la disminución de temor y ansiedad (consecuencia)
por medio de un paradigma de refuerzo negativo.

Una vez que se ha trazado el mapa clínico para un paciente determinado el terapeuta
continúa con la aplicación del modelo de resolución de problemas de toma de las decisiones,
buscando determinar si es eficaz el resultado del proceso de resolución de los problemas, hasta
ahora esto se logra mediante la validación social y la comprobación de las hipótesis; el
primero requiere que el tratante comparta el MCP inicial con el paciente, la retroalimentación
del paciente es útil respecto de la pertinencia, importancia y necesidad de los problemas y
objetivos relacionados; en segundo lugar las hipótesis comprobables basadas en la formulación
del caso original también sirven para verificar el MCP.

54
2.6 Alcances y limitaciones del método

Problemas y limitaciones- Judith Beck

En primer lugar, podemos hablar de problemas referidos a la estructura de las sesiones,


los cuales aparecen porque el terapeuta no ha instruido al paciente adecuadamente. En estos
casos es posible que solo deba mejorar su capacidad para instruir a los pacientes o evaluar y
controlar sus propios pensamientos automáticos con respecto a la estructuración.

El terapeuta debe:

1. Saber que el paciente que acaba de ponerse en contacto con la TCC no está
informado de antemano, por lo tanto, no está en conocimiento que debe informar
sobre los acontecimientos de la semana, describir sus estados de ánimos y
determinar sintéticamente un plan.

2. Instruir a los pacientes para resumir la sesión, en retroalimentación, recordar el


contenido de la sesión y realizar diariamente las tareas para el hogar.

3. Ser consciente de qué le está enseñando al paciente ciertas habilidades, como así
también, una nueva manera de relacionarse con un profesional y un modo diferente
relacionarse con sus dificultades, para poder adoptar una actitud más objetiva y más
orientada a la resolución de problemas.

4. Repetir muchas veces su descripción, dar explicaciones y controlar cada uno de los
elementos de la sesión dando respuestas correctivas.

5. Ser capaz de formular una explicación acerca de la causa del problema del paciente
y diseñar una solución.

6. Instruir al paciente respecto del modelo cognitivo y controlar sus respuestas


verbales y no verbales.

7. Ser capaz de corregir la sesión en un siguiente encuentro, sí este revisa la grabación


y encuentra algún problema diagnóstico.

55
Por otro lado, cabe mencionar que casi todos los pacientes presentan, durante su terapia
cognitiva, algún tipo de problema, generando dificultades para establecer la alianza terapéutica
para conceptualizar correctamente las dificultades de un paciente o trabajar en forma sostenida
hacia un objetivo en conjunto. Por estas razones el terapeuta no debe plantearse evitar
totalmente los problemas, sino más bien aprender a descubrirlos y especificarlos,
conceptualizar su origen y planificar la manera de solucionarlos.

Lo detallado anteriormente pueden considerarse problemas o puntos de estancamiento


en una terapia, pero deben tomarse como una oportunidad para profundizar la
conceptualización del paciente, como así también, al profesional le brindan una posibilidad de
mejorar su capacidad de promover su flexibilidad y creatividad, logrando una nueva
comprensión y experiencia que le servirá para ayudar a otros pacientes, ya que, los problemas
no solo surgen por las características del paciente, sino también, por las limitaciones del
terapeuta.

Para poder descubrir la existencia de un problema el terapeuta puede hacerlo de


distintas maneras: ya sea escuchando los comentarios espontáneos del paciente o solicitándole
más comentarios al respecto, revisando grabaciones y filmaciones de las sesiones con un
colega o supervisor o registrando los progresos mediante pruebas objetivas e informes
subjetivos del alivio de los síntomas del paciente.

Una vez identificada la existencia de un problema, el terapeuta conceptualiza el nivel


que esté le produce, sí se tratara de un problema técnico, por ejemplo: si se seleccionó o se
utilizó alguna técnica inadecuada. Si se trata de un problema más complejo, que abarca la
totalidad de la sesión o si existe algún problema permanente a lo largo de varias sesiones.

Generalmente los problemas se pueden encuadrar en alguna de las siguientes


categorías:

A. Diagnóstico, conceptualización y plan de tratamiento: se trata básicamente de poder


ordenar y revisar permanentemente el diagnóstico, la conceptualización del paciente
continuamente profundizando y compartiendo con el paciente si se ha orientado, modificado
mejorado re planificado correctamente el plan de tratamiento.

56
B. En cuanto a la alianza terapéutica: consta en corroborar si el paciente ha colaborado
verdaderamente con el tratamiento, si las decisiones que se han tomado han sido negociadas en
conjunto, si el paciente ha sido capaz de lograr un buen nivel de desempeño y control en las
sesiones, si se ha realizado un acuerdo entre los objetivos del paciente y los del terapeuta y por
último; si se han dado las explicaciones necesarias acerca de las intervenciones y asignación de
las tareas.

En cuanto la retroalimentación por parte del paciente es fundamental captarla durante


las sesiones y si el terapeuta es capaz de alentarlo a expresar sus dudas o de controlar la
efectividad del paciente durante las sesiones.

También, es fundamental conocer la visión que tiene el paciente de la terapia, ya sea, un


concepto positivo tanto de la terapia como del terapeuta, si cree que en alguna medida lo
ayudara y si coincidiera al terapeuta como competente, colaborador o cuidadoso.

Las reacciones del terapeuta son fundamentales, ya que, implican la capacidad del
terapeuta para manifestarle al paciente sus propias sensaciones, pensamientos, etc.

C. En cuanto a la estructura y ritmo de la sesión de terapia, cabe mencionar que es fundamental


haber planteado un plan específico en colaboración con el paciente, estableciendo las
prioridades entre los temas y determinando un tiempo determinado a cada uno de ellos,
pudiendo, en conjunto, seleccionar qué temas abordan primero, en este sentido, determinar y
controlar el ritmo y los tiempos que se dedican en cada sesión en cooperación con el paciente.

D. Poder instruir al paciente respecto de la terapia cognitiva implica hacerlo parte y que
comprenda el modelo cognitivo de su propia terapia, como así también, de aquellas
distorsiones del pensamiento, que son síntomas de sus trastornos y cómo se desarrollan las
expectativas respecto del terapeuta y de la terapia en sí, considerando su papel activo que debe
mantener durante este proceso, lo que llevaría a orientar al paciente hacia la resolución de sus
problemas en persecución de los objetivos que se trabajan en cada sesión y el cumplimiento de
las tareas para el hogar.

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E. Poder identificar y seleccionar los pensamientos automáticos clave qué pueden estar
asociados con alguna perturbación emocional y el intento de combatirlos, poder maximizar el
cambio cognitivo de ideas nuevas y más funcionales pudiendo identificar la distorsión
cognitiva.

F. Identificar los objetivos terapéuticos generales y la metas de cada sesión, siendo estos
fundamentales para orientar el tratamiento hacia la reestructuración cognitiva, la resolución de
los problemas del cambio comportamental, pudiendo mantener un foco coherente con sus
problemas actuales y realizando las intervenciones pertinentes.

G. También es fundamental, poder controlar la comprensión del paciente, la conceptualización


de los problemas en la comprensión y maximizar la consolidación del aprendizaje.

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3.Casuistica
El caso de Henry
A continuación, trabajaremos con el caso Henry, quien padece ansiedad social. Henry, soltero
de 32 años de edad, solicitó terapia externa por la grave angustia y temor que sentía en
situaciones sociales. Conforme progresaba en su trabajo como contador en una empresa
grande, tenía la seguridad de que lo ascenderían debido a su compromiso y talento “con los
números”. Sin embargo, este progreso laboral era un arma de dos filos: en el lado positivo,
avanzaba y recibía mejor salario, pero, por el negativo, se le asignaban mayores
responsabilidades que implicaban reunirse con clientes nuevos, atender citas sociales y hacer
presentaciones frente a grupos medianos. Todas estas actividades eran muy atemorizantes para
Henry y, por ende, decidió acudir a terapia. Se acudió a realizar una evaluación amplia a cerca
del funcionamiento pasado y actual del paciente, los cuales dieron como resultado que ambos
estaban relacionados con su ansiedad social.
Se obtuvo como resultado de dichas evaluaciones lo siguiente: un padre que imponía reglas
estrictas y complejas de comportamiento en la mayoría de las situaciones sociales; el frecuente
rechazo de otros niños, quienes se burlaban de los intentos de Henry por actuar de manera
“formal” (acorde con las “reglas” de su padre); y el refuerzo materno de evitar situaciones
sociales.
Tales experiencias de aprendizaje tempranas operaron para generar las siguientes
vulnerabilidades organísmicas, alta sensibilidad ante toda situación social; pensamientos
negativos significativos respecto de sus propias opiniones y de las que percibía que los demás
tenían de él; bajo umbral de estrés en general, por lo que experimentaba notables síntomas de
ansiedad emocional y física en reacción a situaciones estresantes; e intensa preocupación y
atención hacia su propia persona por cualquier síntoma físico que pensara que lo hiciera
parecer más ansioso y raro ante los demás. Cuando se presentaban ciertas situaciones que
operaban como estímulos detonantes (variables de antecedentes), como cuando su jefe le
indicara que debía dirigir una sesión de capacitación para un nuevo grupo de contadores a la
siguiente semana, sus síntomas de ansiedad y temor se intensificaban conforme se acercaba la
fecha de inicio. Al final, Henry manifestaba varios comportamientos que le permitían evitar el
acontecimiento temido. Conforme avanzaba la evaluación continua se revelaba que, desde el
punto de vista funcional, el comportamiento de evitar los sucesos estresantes en realidad se
reforzaba de manera negativa a sí mismo y, al final, operaba para mantener los síntomas de

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ansiedad social. Esto limitaba más su capacidad de poner a prueba, qué tan sustentables eran en
realidad sus pensamientos autocensurables relacionados con su habilidad para hablar en
público, además de que le generaba un estado de ánimo depresivo y reducía su autoestima. Por
otra parte, tales consecuencias actuaban para reforzar y mantener la relación causal que ya
existía entre las diversas variables organísmicas y de respuesta, lo que incrementaba la
probabilidad de que, sin intervención, el problema de ansiedad social de Henry persistiera en el
futuro.

Tomando en cuenta las Técnicas Actuales de la Terapia Conductista (Goldfried y Davidson)


para el caso presentado, pueden utilizarse las tres técnicas mencionadas anteriormente, el
entrenamiento de relajación, la desensibilización sistemática y el ensayo de conducta, ya que en
las tres técnicas, el terapeuta trabajara con el manejo de la ansiedad frente a determinadas
conductas, tal como lo padece Henry, trabajando con situaciones particulares en donde se
pondrá en juego la conducta del cliente y aprenderá paso a paso a tolerar esta ansiedad que se
le presenta, desarrollando nuevas respuestas a situaciones vitales específicas.

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4.Bibliografía

- Arthur Nezu, Christine Nezu, Elizabeth Lombardo.. (2006). Formulación de casos y diseño de
tratamientos cognitivo-conductuales un enfoque basado en problemas. .: Manual moderno.

- Judith Beck. (1995). Terapia cognitiva conceptos básicos y profundización. . Gedisa.

- Julio Adolfo Obst Camerini. (2005). Introducción a la Terapia Cognitiva- Teoría, aplicaciones
y nuevos desarrollos. Bs.As.- Argentina: C.A.T.R.E.C.

- Leonor Lega, Francesc Sorribes, Monserrat Calvo. (2017). Terapia racional emotiva
conductual. -: Editorial Paidós.

- Leonor Lega, Vicente Caballo, Albert Ellis. (2016). Teoría y práctica de la terapia racional
emotivo conductual. : Siglo XXI.

- M.R. Goldfried y G.C. Davison. (1981). Técnicas Terapéuticas Conductistas. Bs. As. -
Barcelona: Editorial Paidós.

- Vicente Caballo. (1998). Manual de técnicas de terapia indicación de conducta. España: Siglo
XXI, de España editores S.A.

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