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Markos Zafiropoulos

Lacan y las ciencias sociales,


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Nueva Visión, 2002.
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Sabemos que para Freud la probibición del incesto y la formulación todos, señala Lacan, pues cuando no encuentran (por med10 del
de las reglas de la exogamia son explicadas por el parricidio originario. Edipo) los relevos del grupo social_ extenso ªP;ºs para satisfacer las
¿Cómo situar ahora, por lo tanto, la posición de Lacan con respecto exigencias pulsionales que las motivan, tambrnn ellas se expresan en
a la de Freud y Lévi-Strauss sobre esta cuestión central de la la versión del simbolismo parcelar10 que sostiene los pasaJes al acto
antropología?
Freud, Lévi-Strauss, Lacan
del psicópata a la búsqueda de solución.
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Para aclarar las posiciones de los tres protagonistas debemos recor­
f [ El estadio del espejo
en la conexión de la naturaleza y la cultura éJ+-
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dar ante todo que Lévi-Strauss no desconoce e1 texto freudiano, pero Para agregar algo más sobre ese debate crucial relanzado por Lacan
que rechaza Tótem y tabú por razones similares a las de Lacan. en 1950, recordemos que segón Lévi-Strauss el pasaJe de la natura­
En 1947 presenta esa obra como un texto que adhiere a la palabra leza a la cultura se efectúa preferentemente por el cammo sexual.
del enfermo en vez de interpretarla. En su tesis explica por qué:
En la ocasión, la producción freudiana daría al drama neurótico el
estatus de un verdadero mito moderno pero, al mismo tiempo, Advirtamos, no obstante, que si la reglamentación de las relaciones
perdería toda calificación científica para explicar ese drama, así entre los sexos constituye un desborde de la cultura en el seno de la
como la prohibición del incesto en cuanto regla social y punto de paso naturaleza, en otro aspecto la vida sexual es, �ent.ro de la naturaleza,
entre la naturaleza y la cultura. un esbozo de vida social: pues, entre todos los mstmtos, el sexual es el
Por otra parte, la perspectiva estructuralista de Lévi-Strauss no lo único que, para definirse, necesita la est!mulación de �tro. De�er�mos
induce verdaderamente a llevar más adelante la exploración del volver a este último punto; no proporc10na un pasaJe, en s1 mismo
origen de esa prohibición ni la del desdoblamiento que, segón la natural entre la naturaleza y la cultura, lo cual seria inconcebible,
introducción de su tesis, hace del hombre "un ser biológico al mismo sino qu� explica una de las razones por las cuales el pasaje entre los dos
º
tiempo que un individuo social". 2 Le "basta" apreciar el carácter órdenes puede y debe efectuarse necesariamente en el terreno de la
vida sexual, de preferencia a cualquier otro. 22
universal de esa regla (la prohibición del incesto) para estudiar los
sistemas de intercambio que la acompañan y expresan además en
diferentes modalidades la conexión de la naturaleza con la cultura. Esta "opción" de Lévi-Strauss, a favor de lo que llamaremos_ la
Sobre este punto, la posición de Lacan es original si se la compara "razón sexual" del pasaje de la naturaleza a la cultura, no puede deJar
con la de Lévi-Strauss y Freud. indiferentes a los psicoanalistas; pero la elección de Lacan consiste en
En efecto, si bien concuerda con el primero en desechar la solución sostener que, más que el instinto sexual, en realidad es todo el
freudiana de Tótem y tabú, sostiene en 1949 que sólo el psicoanálisis individuo y todo su "dinamismo libidínal", el que no sólo necesita la
está habilitado para dar cuenta de ese paso, pues "sólo él puede "estimula�ión de otro para definirse" (como diría Lévi-Strauss), sino
reconocer el nudo de servidumbre imaginaria" constitutivo de lo que que exige ante todo cierta imagen de sí mismo para identificarse o
liga la naturaleza y la cultura (el superyó). 21 definirse en una experiencia primordial (la del espeJo), anticipador�
Si Lacan recupera esa conexión en la modalidad de un anudamiento de su ingreso en el sistema de los intercambios en el cual se c�nshtmra
imaginario, es porque localiza en la experiencia misma del estadio por fin como sujeto del lenguaje,y más generalmente de los mtercam­
del espejo sus mecanismos de formación, que no son otros que los del bios sociales (entre ellos, también los que responden a las estructuras
superyó imaginario que vincula a cada hombre -a través de la servi­ elementales del parentesco).
dumbre por la imagen- a las dimensiones de lo natural y lo cultural. De allí la importancia decisiva de comprender lo que se Juega
durante el estadio del espejo para captar con claridad el corpus de
20 Ibíd., p. 3. C. Lévi-Strauss, Les Structures élémentaires... , op. cit., p. 14.
21 J.
22
Lacan, "Le stade du miroir, .", op. cit., p. 100.

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Lacan en esa época, y su pos1c10n innovadora sobre una de las Este encuentro anticipado desata un movimiento jubiloso que
cuestiones más cruciales de la antropología. revela -indica Lacan- "un dinamismo libidinal, problemático hasta
Es preciso, entonces, decir algo más sobre ese estadio. entonces". 26
Aclaremos desde el principio que "El estadio del espejo ... " es un Se trata sin duda de un verdadero encuentro, porque esa percep­
escrito de 1949 que retoma el espíritu de la intervención que Lacan ción de sí mismo transforma profundamente al niño.
deberia haber hecho en el Congreso de Marienbad de 1936, ya mencio­ Por consiguiente, Lacan sostiene que en el plano epistemológic
nada en el artículo de 1938 sobre la familia.23 Esta elaboración lacaniana hay que considerar "el estadio del espejo como una identificación en y¿
nocarecedefuentes,puestoqueLacantoma aquícomopuntode partida el sentido pleno que el análisis da a este término: a saber, lao ;¡'�·
epistemológico los trabajos de Bolk, 24 que caracteriza al hombre por su transformación producida en el sujeto cuando asume una imagen".27
"prematuración específica" que, con el mero fin de sobrevivir, exige de Que un niño pueda metamorfosearse por el encuentro con una simple
manera absoluta y desde su nacimiento un Otro social. imagen quizá parezca exorbitante, pero ese fenómeno es frecuente y, en
La criatura del hombre nace en una especie de desasosiego bio­ realidad, no exclusivo del hombre, ya que la etología señala numerosas
lógicaniente determinado y un estado de descoordinación motriz en situaciones en las cuales la percepción de su propia imagen o la de un
el que permanece más o menos hasta los seis meses, es decir, hasta congénere produce en el animal efectos de maduración biológicamente
que reconoce su imagen en el espejo como forma completa de sí mismo atestiguados, así como conductas específicas de puesta en movimiento
dice Lacan. Con ello, éste concuerda no sóla con Bolk sino también co� (por ejemplo, desencadenamiento de la "ostentación").
Henri Wallon,25 cuyos trabajos retoma para plantear sus propias Pero si el hombre es también un animal, no sólo es un animal.
reflexiones sobre ese estadio. En consecuencia, Lacan inicia aquí sus En efecto, si ese encuentro primordial con su propia imagen
investigaciones según una simple lógica de "ímportación" al campo transforma al niño porque lo hace introyectar (interiorizar) una
psicoanalítico de conocimientos producidos en otros campos conexos, imagen originaria de sí mismo, el mecanismo de maduración no se
pero los reinterpreta lo suficiente para renovar su lectura y, por lo cierra allí, ya que esta identificación originaria funcionará más
tanto, producir sobre el tema un trabajo verdaderamente original. adelante corno raíz de las identificaciones secundarias, para llevarlo
Cualquiera sea la genealogía científica de este estadio, recordemos a su estatus consumado de ser social.
que en ese momento de su desarrollo el niño descubre la forma Así, abara podemos comprender mejor la problemática elaborada
completa de su propio cuerpo, aun antes de que la maduración por Lacan y evocada por él de esta manera:
psíquica de su esquema corporal lo lleve, al margen de la experiencia
del espejo, a sostenerse en una imagen semejante. La asunción jubilosa de su imagen especular por el ser aún sumido en
la impotencia motriz y la dependencia de la lactancia que es la criatura
del hombre en ese estadio infans, nos parecerá manifestar con ello, en
23
Véase J. Lacan, ''Le stade du miroir ... ",op. cít., pp. 93-100, y también la obra de una situación ejemplar, la matriz simbólica en la cual el yo (ie] se
Bertr�nd Ogilvie, Lacan. Le sujet, París, PUF, 1987, col. "Philosophies", que en su
recorndo de un periodo del corpus lacaniano próximo al que se nos impuso (1931-1949) precipita en una forma primordial, antes de objetivarse en la dialéctica
recuerda perfectamente las fuentes que Lacan tuvo que poner en juego para elaborar de la identificación con el otro y de que el lenguaje le restituya en lo
las_ a �uestas psicoanalíticas del estadio del espejo. En particular, el comentario de universal su función de sujeto. Por lo demás, sería mejor definir esta
Ogtl�ie pone de relieve con mucha claridad lo que constituye, en la época, los forma como yo (je] ideal, si quisiéramos incorporarla a un registro
considerandos teóricos de la concepción lacanlana del sujeto. Señalemos, de todos conocido, en el sentido de que será también la raíz de las identificacio­
modos, que el autor nunca menciona en ese texto la influencia de Durkheim sobre
Lac�r_i durante el período_en cuestión, aunque no desconozca el lugar de lo social y la nes secundarias, cuyas funciones de normalización libidinal reconoce­
familia en el corpus lacamano de esos momentos. Ogilvie tampoco sitúa en ese estadio mos con esa expresión. 28
el momento de formación originaria del superyó ni el punto de paso de la naturaleza
a la cultura.
2•1 L. Bolk, Das Problem der Menschwerdung, Jena, 1926, traducido como "La
genése de l'homme", Argument.<,, año IV, n" 18, segundo trimestre de 1960. 26 J. Lacan, "Le stade du miroir .. ", op. cit., p. 94.
2�Véase H. Wallon, Les Origines du caractere chez l'enfant París Boivin & Cie 27 Ibíd.
' ' ' 28 Ibíd.
1934, reeditado por PUF desde 1949.

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. Así pues, diremos que el niñ o, a través de ·la asunción de esta Dicho esto, no es menos cierto que en esta época Lacan intenta dar
1den�ific�cfón ori�na�ia (o identificación raíz), pasa de lo imaginario
a lo s1mbohco, �n term1nos cuyo anacronismo tal vez pod ría criticarse, una respue sta a lo que sigue siendo, a su juicio, enigmático para los
pero qu e permiten recoger bastante bien las implicaciones clínicas de antropólogos que desestiman el saber psicoanalítico desplegado por él.
la experiencia.
1
'Sólo el psicoanálisis", escribe, puede reconocer el "nudo de servi­
Para mantenernos en la línea del vocabulario empleado en Ja época dumbre imaginaria" que prepara en cada uno y en todos el pasaje de
por Lacan y Lévi-Strauss, leeremos al menos en el texto _del primero la naturaleza a la cultura.
que la apuesta de ese estadio es introducir un conjunto de modifica­ Si en 1950 Lacan está lejos de Lévi-Strauss, también lo está todavía
_ de Freud; recordemos que en el texto de 1938 proponía el estadio del
c10nes identificatonas con "función de normalización" para Ja libido
Y que no se resumen en la versión sexual que les propone Lévi­ espejo como sustituto de la deficiencia que creía advertir en la teoría
Strauss, aun cuando tanto para el etnólogo como para el psicoanalista· freudiana de las primeras identificaciones.
haya en -�se pasaJe _de la naturaleza a la cultura una especie de Ahora estamos en mejores condiciones de comprender la importan­
redefimc10n de la hbido ahora situada en la relación con el otro. cia que atribuye a la identificación primordial del estadio del espejo
La teoría de ]_ :' libido no es idéntica en los dos autores, como tampoco aquí presentada como una Gestalt, la del yo ideal típico, que eleva al
lo es la defimc10n del otro, porque para Lacan résulta absolutamente sujeto a una dimensión que se adelanta a su propio desarrollo, y fija
necesano pensare! estadio del espejo (el lugar de las imágenes y el nar­ definitivamente esa forma primordial de sí mismo que en lo sucesivo
_ buscará en una e specie de falta en ser [manque-a-f!tre] característica
c1s1Smo) en la maduración del individuo, a fin de comprender que el niño
puede acceder de cierta manera al "rostro" del otro. para siempre de su s e r "discordante":
So re este punto, señalemos que la imagen "yo ideal [je-idéalJ
_ ?, _ Es que la forma total del cuerpo mediante la cual el sujeto se adelanta
tipico puede considerarse en vanos aspectos como cierta imagen-del en un espejismo a la maduración de su poder sólo le es dada como
otro, porque si el niño se reconoce en ella, lo hace en una forma de Gestalt, vale decir, en una exterioridad en la cual, por cierto, esa forma
_
i�esbihhdad y reconocimiento "deslocalizado" que provocará su es más constituyente que constituida, pero donde se le aparece, sobre
d1v1s10n _ subJeti va. En efecto, en esa experi encia del "espejo", la todo, en un relieve de estatura que la inmoviliza y con una simetría que
_ la invierte, en oposición a la turbulencia de movimientos con que se
presencia de la imagen no es fija y, además, cuando el niño se v e en
ella, se ve en un punto en que no está totalmente. siente animarla.
En otras palabras, la imagen, cuando aparece ante él, Je hace frente
(en todos los sentidos del término); el niño, por lo tanto, se identifica Lacan concibe esa Gestalt o forma primordial como una forma que
con algo que está ante todo fuera de él. En ese momento la imagen no supera al individuo porque está "ligada a la e specie" y "sitúa la
es del todo eJ_ niño pero tampoco es del todo el otro. Est; discordancia instancia del yo, con anterioridad a su determinación social". 29
de las pos1C1ones persistirá en la evolución del sujeto, que nunca se En consecuencia, es sin duda constitutiva de una identificación
cerrara totalmente sobre sí mismo. genérica (yo ideal típico de la especie), con la particularidad de ser
anterior a las identificaciones se cundarias que inscriben al sujeto en
_ Si _el est dio del espejo es según Lacan el de la "servidumbre
_ � _
imagmana , , senalemos no obstante que esa servidumbre encuentra los intercambios sociales.
una salida porque es incompleta. No sólo es la raíz de esas identificaciones secundarias, sino tam­
La oscura tiranía imaginaria del superyó en los orígenes mismos bién su condición. Sin ella, el sujeto permanecería fuera de la
de su formación está, entonces, afectada por una brecha, y por eso sociedad, en la descoordinación motriz y la fragmentación del cuerpo
puede ser superada Pº: la idealización, Jo simbólico y el grupo social. que caracteriza su "ambiente"y su angustia antes del estadio del espejo,
Es evidente que Levi-Strauss no se sitúa en esa p erspectiva. e incluso en la postura congelada que motiva la inhibición de los
Aunque ambos mvestigadores escruten el mismo punto de pasaje psicópatas cuando ese estadio no da acceso (como lo mostraremos más
entre la naturaleza y la cultura, lo hacen a partir de dos puntos de adelante) a la metamorfosis identificatoria del hermano con el padre.
V1Sta diferentes en cuanto a la libido y la maduración psíquica.
" !bid., pp. 94-95.

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Para poner el acento .en el proceso mismo de formación de esa formación originaria del supery6, se nos acordará la legitimidad de
imagen raíz, señalaremos que el sujeto la introyecta a medida que ese "bautismo" (epistemológico) si seguimos ahora el "árbol' de las
1

avanza hacia ella; la imagen, por lo tanto, bascula desde el "espejo" correspondencias que en Lacan ligan la imagen raíz al padre.
hacia el ser del sujeto para fijar en él la buena forma (yo [je] ideal En "El estadio del espejo ...", la raíz de las identificaciones se
típico) que unirá por fin las percepciones fragmentadas de su cuerpo presenta, en efecto, con la noción de "yo [je] ideal" que Lacan mantiene
que hasta entonces le imponen el desamparo. como traducción del Idealich de Freud. 3º
El sujeto entrará en el juego de la dialéctica de los intercambios En 1954 el propio Lacan traducirá ese Idealich como "yo ideal" en
sociales recién después de esta introyección fundadora, siempre que su seminario, y lo vinculará a la noción de "superyó" mediante la
el aparato edípico que le proporciona su familia esté "en buen estado evocación de la figura del padre.31
de funcionamiento". "El padre constituye en primer lugar una de las figuras imagina­
El yo es muy anterior a las determinaciones sociales. rias más manifiestas del Idealich",32 escribe, para ligar al padre a ese
Pero, para mantenernos en la mayor contigüidad con la experien­ Idealich. Luego lo asocia a la formación del superyó mediante la teoría
cia del "espejo", indicaremos que, en re..fllidad, el sujeto experimenta de la introyección, de la que da la prudente definición siguiente:
esa introyección resultante de una precipitación hacia el espejo como
un verdadero "empuje", si se tiene en cuenta la lógica invertida que Les ruego que no se apresuren a dar a ese término una significación
estructura la experiencia. demasiado definida. Digamos que se lo emplea cuando se produce algo
De allí la idea de que ese trabajo del yo [je] ideal (e incluso del yo así como una inversión: lo que estaba afuera se convierte en el adentro
ideal típico) se manifiesta en el plano de las identificaciones como un lo que era el padre se convierte en el superyó. ¿Es en el nivel del yo:
movimiento hacia el Otro, pero también como un empuje procedente del ello? Entre los dos. Por eso se lo llama superego.33
de él. Y más adelante encontraremos ese empuje como signatura'de
la causa superyoica de los pasajes al acto en la clínica de los actos ¿Por qué no hay que apresurarse?
compulsivos o las "dependencias". Porque la dialéctica de las identificaciones progresa en una lógica
Con frecuencia, el sujeto que padece de este tipo de compulsiones tal que en este caso no conviene ninguna simplificación; siempre se
mórbidas afirma que no puede contra ellas: "Es más fuerte que yo", correría el riesgo de omitir, en particular, todo lo que compete a las
dice. Y también en este caso hay que tomar sus palabras al pie de la condiciones sociales en esta fábrica del hombre.
letra, para situar la causa de sus actos en el lugar del superyó que Retomemos de una sola vez el trayecto que lleva del estadio del es­
empuja al yo a la ruina. pejo a los intercambios simbólicos, pasando por la metamorfosis del
En 1950 Lacan reconoce este empuje del yo [je] ideal o de la hermano en padre, y "deja plantadÓ" al psicópata en el umbral entre
identificación raíz como una signatura de la formación originaria del la naturaleza y la cultura, como vamos a verlo.
superyó (preedípico) y también de la "instancia psicológica que en el
hombre tiene una significación genérica[ ...] se inscribe en la realidad Del hermano al padre: la metamorfosis
de la miseria fisiológica propia de los primeros meses de vida del
hombre [ ...] [y] expresa, en efecto, su dependencia genérica con El estadio del espejo constituye un momento originario de identifica­
respecto al medio humano". ción porque se trata de la experiencia fundadora en la cual la imagen
"Que esta dependencia pueda aparecer como significante en el "yo ideal [ie-idéal] típico" del niño pasa por primera vez del exterior
individuo en un estadio increíblemente precoz de su desarrollo no es 30 "Dejamos su singularidad a la traducción que, en este artículo,
adoptarnos para
un hecho ante el cual deba retroceder el psicoanálisis", zanja para el ldealich de Freud, sin ahondar en sus motivos, agregando que desde entonces no
terminar (FPC, 136). la hemos mantenido" (ibíd., p. 94).
31 Véase J. Lacan, Le Séminaire. Livre I, Les
Si creímos posible decir que nuestra lectura de los textos de Lacan écrits techniques de Freud, París,
Seuil, 1975, p. 161.
de 1938, 1949 y 1950 nos permitía reconocer la imagen raíz como una " lbíd., p. 204.
33
Ibíd., p. 191.

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