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Antes de referirnos acerca del tema que nos convoca, nos parece importante proponer

repensar el porqué del “Aprender sin sentir”. Como sabrán, cuando hablamos de aprendizaje
nos referimos siempre al ámbito educativo, sin embargo, queremos ir más allá, y sobre todo
pensar cómo impacta la afectividad en este proceso ¿Por qué no se habla de la afectividad? Si
bien se observa muy a menudo que se suele hablar de las emociones, principalmente en la
primera infancia, pero… ¿Y luego?
Es por ello que la intención consiste en abordar una cuestión esencial en el
aprendizaje como lo es la afectividad, donde consideramos un tema invisibilizado en
el plano de la formación como futuros profesionales, entendiendo su impacto en el
plano de las relaciones humanas, que darán paso a nuevas formas de repensarnos y
repensar nuestras prácticas en el campo del aprendizaje, dando una mirada holística
implicando a todos los actores partícipes de dicho proceso.
A lo largo de las experiencias transcurridas, y de los diferentes aprendizajes que
fuimos significando, son imposibles de pensar sin incluir las vivencias en el plano de
la afectividad experimentada en ellos. Es así que recordar cada uno de dichos
aprendizajes nos llevan a repensar el lugar que le damos (o dimos), y qué lugar ocupa
el sentir en cada uno de ellos.
Para poder comprender lo antedicho, proponemos pensar situaciones y así poder dar
una mirada compleja:

“Cuando rendíamos un examen y a su vez, no nos sentíamos cómodos con los


docentes, y esto nos llevó a desaprobar, fue tanto el displacer que género, al grado
de omitir presentarnos a las otras mesas finales. Años más tarde, seguimos sin poder
afrontar lo que nos causó esa situación”.
"Una docente da cuenta de que uno de los niños en su aula tenía el guardapolvo sin
un botón, ante esta situación toma la decisión de coser el guardapolvo” Podemos ver
que este hecho dio lugar a un vínculo de confianza, empatía, fortaleciendo la
relación aprendiente-enseñante.

Entonces ¿Cómo no pensar en la afectividad y su implicancia en el aprendizaje?


Nos remitimos afirmando que “La afectividad hace referencia a la esfera del desarrollo que
tiene que ver con las emociones y los sentimientos de los seres humanos, y de manera
general hay consenso en considerarla como una cuestión importante del desarrollo del
individuo”. (Vygotsky 2004).
En este sentido, podemos pensar a la afectividad como un aspecto que está presente en todos
los seres humanos y en todo momento, desde que nacemos, en nuestras primeras experiencias
y que conformará gran parte de nuestra constitución como seres bio-psico-sociales. Es así que
creemos fundamental señalar cómo estas primeras experiencias conformarán las bases que
darán sustento a las formas en las cuales nos relacionamos con el contexto, constituirán
nuestros aprendizajes futuros, el modo en el cuál iremos aprendiendo a lo largo de la vida a
partir de ellos.
En el mundo hubo y hay teóricos, de diferentes disciplinas que han centrado la mirada en un
aspecto en el cual han puesto el ojo de su investigación, pero hay una de las cuestiones en que
todos, o la mayoría, han coincidido en hablar y es la que tiene que ver con los sentires de
cada uno de nosotros.
Las perspectivas psicoanalíticas (Freud, Alicia Fernández, Melanie Klein, Winnicott, etc.),
como teorías constructivistas (Piaget, Vigotsky, etc.), y tantas otras, han dado cuenta, desde
sus aportes, la importancia que tiene la relación que establece un ser humano, desde lo más
primitivo de su existencia, con un Otro, desde la contención, el amor, el afecto…
Pero después de tantos años de dichos aportes… ¿Se da la importancia que corresponde a
la afectividad? ¿Hay correspondencia entre nuestro discurso y la realidad?
En muchas circunstancias nos ha tocado vivir situaciones en donde las exigencias del
exterior, han sofocado o censurado la posibilidad de sentir. Esto nos hace pensar en que
justamente, la creencia popular es hacer, constantemente hacer, muchas veces sin pensar, y
mucho menos sin sentir, es así que esto nos llevó a otro interrogante ¿En qué momento
pensamos sobre lo que sentimos?, las redes sociales, los medios de comunicación, la
inteligencia artificial, etc.; nos llevan a estar constantemente cargados de información, sin
tener el espacio para poder procesar las mismas, siendo todo rápido e inmediato y donde
pareciera que el sentir queda afuera. Siendo así, sujetos en constante actividad, recargados y
llenos de contenidos ¿Vacíos? ¿Qué sentido tienen?
Si pensamos esto en el ámbito en donde se pone en juego el proceso de aprender, cabe
repensar, ¿De qué manera está influyendo esta forma en la que vivimos y nos vinculamos?, y
en la forma en la que aprendemos siendo considerados sujetos robotizados, pasivos,
meramente receptores de lo que acontece.
Sabemos que lo cognitivo tiene un papel fundamental en el proceso de aprender, pero… ¿Qué
pasa con una persona que está atravesando por momentos sumamente difíciles en su proceso
y no tiene dificultades en la esfera cognitiva? En épocas de exámenes ¿Se piensa en eso?
¿Verdaderamente se toma en cuenta la afectividad? Es así que este tema nos atrapó porque la
afectividad nos permite pensar, sobre todo, en personas como protagonista de sus propios
sentires.
No tener en cuenta la afectividad llevó a serios problemas en el aprender, ya sean físicos
(dolores en el cuerpo), psicológicos (ansiedad, depresión, etc.) y sociales, como así también
muchos problemas más. Esto es lo que produjo muchos sentirse con un desgaste de energía
constante, para aprobar, o poder rendir acorde a las exigencias; y nuevamente caemos en la
escuela tradicional, donde todo es estímulo y respuesta. Se podría decir que no se habla de la
afectividad, o no del todo…
En este sentido, las emociones, actitudes y valores, juegan un rol indiscutible al hablar de la
construcción y nuevos aprendizajes en todos nosotros, ya que los mismos se verán siempre
presentes en el proceso de manera subjetiva en cada persona.
Donde las emociones y el estado de ánimo del estudiante pueden afectar tanto su motivación
como su disposición para aprender, como así también pueden influir en la forma en que
interpretan y dan significado a la información que se recibe del entorno.
Para ir finalizando y no menos importante tomamos los aportes del autor Saturnino de la
Torre quien propone reflexionar sobre lo que llamó “SENTIPENSAR”, donde nos brinda una
mirada acerca de la afectividad dentro del ámbito educativo. Es así que pensamos en que
muchas veces al sentirnos confiados en nosotros mismos y emocionalmente conectados con
lo que acontece en estos espacios, se da el tan nombrado aprendizaje significativo, pero desde
la experiencia y el propio sentir, este aprendizaje se transforma y nos transforma en la medida
que así lo percibimos. Al aprender algo más allá de lo mecánico, de lo memorístico, el
aprender desde el significado implica SENTIR felicidad, sentir orgullo, sentir deseo de seguir
aprendiendo, ¡sentirnos motivados… SENTIR!
Y que esto nos lleve a pensar que no por eso dejamos de lado todo lo que implica el
aprendizaje, como lo cognitivo, la razón, el pensar, sino que éstos van de la mano e
interconectados, en una relación dialéctica de reciprocidad. Donde el lugar del Otro es
fundamental para que ello suceda, y es por eso que también nos preguntamos ¿Qué espacios
están destinados para aquellos que intervienen en la educación? ¿Se toma en cuenta en este
caso a los docentes como personas que sienten?
Consideramos la importancia de tomar en cuenta los aspectos afectivos en el diseño de
estrategias de enseñanza que promuevan un aprendizaje significativo y duradero, ya que los
estudiantes pueden tener diferentes intereses, necesidades y formas de aprender, éstos pueden
influir en su disposición para aprender, en la forma en que construyen e integran los nuevos
aprendizajes, la creación de un ambiente educativo agradable y de confianza, así como la
utilización de estrategias didácticas que promuevan una participación activa y reflexiva del
aprendiente y enseñante en el proceso de aprendizaje.
Pensamos en este tema porque nos parece sumamente importante hablarlo, pensarlo,
debatirlo, cuestionarlo, eso es lo que nos permite la Filosofía de la Educación, un lugar donde
no existen las certezas y el trabajo sobre la incertidumbre, en el cual no existe un único
camino, sino diversos caminos que muchas veces pueden cruzarse, no llegar a destino pero
con el solo hecho de pensarlo nos permite hacer ruido sobre algo que consideramos
sumamente importante y valioso dar paso a la reflexión pero también poniéndolo en práctica
a través del cuerpo y la palabra, como lo es la afectividad en los ámbitos del aprender.

Candela Soledad Arroyo: Personalmente pienso que, como estudiantes universitarios,


estudiantes de psicopedagogía, debemos pensar el aspecto afectivo como una de las
herramientas las cuales es de suma importancia para la formación profesional-personal.
Donde, considero además que, como futuros profesionales en el ámbito del aprendizaje,
debemos principalmente poder desarrollar las habilidades sociales que tienen que ver con el
reconocimiento de nuestros propios sentires, y posicionados desde dicho reconocimiento
poder crear espacios donde se den lugar a los mismos y poder acompañar a las personas con
las cuales nos encontraremos en el ejercicio de la profesión. Este espacio propiciado por la
cátedra Filosofía de la educación de la carrera de Psicopedagogía, posibilitó el poder
cuestionar y pensar en temas que, quizá en el día a día y en la experiencia fugaz, no son
posibles de hacerlas conscientes para poder resignificalas. El poder compartir el espacio con
personas quienes también se están formando para ser profesionales en un ámbito sumamente
humanitario como lo es la Psicopedagogía, hizo que pueda expandir la mirada con respecto a
lo intrapersonal, a la particularidad de cada ser humano en todas sus dimensiones.
Comprender que somos únicos en cada uno de ellos es también comprender que sentiremos
todos de diferente manera y que esto está íntimamente relacionado con la forma en la que
percibimos el mundo y, por lo tanto, de cómo aprendemos. Finalmente quedará la puerta
abierta para seguir pensando en dichas temáticas que creemos que no están presentes, pero
sin embrago, están tan latentes en el día a día y que eso nos hace ser y actuar de forma única
en nuestro estar en el mundo.

Geraldina Antonela Mereles: La afectividad es un elemento clave en el proceso de


aprendizaje. Tener en cuenta la afectividad en el aprendizaje no solo implica entender las
emociones y sentimientos que experimentan los estudiantes, sino también considerar cómo
estos afectan su capacidad de aprender y retener la información. Además, la atención a la
afectividad en el aprendizaje permite crear un ambiente emocional positivo en el aula, que
fomente la motivación, el interés y la participación de los estudiantes. Es importante tener en
cuenta que no todos los estudiantes aprenden de la misma manera, por lo que es necesario
adaptar la enseñanza a las características y necesidades de cada uno de ellos. En resumen,
considerar la afectividad en el aprendizaje mejora la calidad de la educación y contribuye al
desarrollo integral de los estudiantes. La importancia de la filosofía de la educación es que
ella nunca nos dirá la verdad, pero nos ayudará a desenmascarar aquellas mentiras que nos
venden como verdades y sus consecuencias será cuestionarnos lo establecido y normalizado.

Arminda Anahí Morel: A modo de conclusión, pensar esta cuestión de la afectividad en los
procesos de aprendizajes, me remitió a considerar la importancia del OTRO como
posibilitador de aprendizaje, no puede pensarse el proceso de aprender al margen de lo
afectivo; a través de mi experiencia personal y académica pude observar como muchas veces
el sistema no da cuenta de estas cuestiones que son importantes para que un sujeto pueda
lograr aprender, como sigue impregnado en el sistema educativo la visión de que el sujeto
sólo debe repetir un cierto contenido o lograr un cierto resultado, y si no logra alcanzar la
meta es excluido de este sistema, pero ¿se tiene en cuenta la afectividad, la historia personal,
la realidad social de ese sujeto? Lamentablemente no, hacer consciente de esto nos brinda la
posibilidad de poder reflexionar cómo se llevan a cabo las prácticas educativas, el aprendizaje
indudablemente se encuentra ligado a cuestiones afectivas: “la escuela es un lugar
privilegiado, también, para laborar en la prevención y promoción de la salud. Este objetivo
incluye tanto el abordaje de los vínculos afectivos como el logro de autenticidad en el
proceso mismo de aprendizaje; ambos aspectos de una sola realidad” (Psicoanálisis y
prevención, Buenos Aires 1989).

Camila Ailén Rolón: A mi parecer este tema que elegimos "Aprender sin sentir " es un tema
sumamente importante y movilizador en el ámbito del aprendizaje, y que va más allá, que
trasciende en los demás ámbitos vinculares con el sujeto (ya sea familiar, social, etc.) y me
llevo a pensar en esa persona que está en construcción de aprendizajes sumamente importante
para su vida y que muchas veces se deja de lado la afectividad. Si bien como veníamos
diciendo a lo largo del ensayo, los discursos o la importancia sobre el tema se plantean en
diarios, revistas, etc. pero al llevarlo a cabo noto mucho por seguir trabajando,
preguntándonos y viendo desde dónde aportar. Esta cuestión me llevó a preguntas como por
ejemplo ¿Será que los chicos están aprendiendo y sintiendo lo que aprenden? Si bien los
aprendizajes los atraviesa por el cuerpo, pero ... ¿Y luego? ¿Será que estamos construyendo
con ellos estos aprendizajes propios y significativos? Es en el valor de palabra dicha o no
dicha y la importancia de poder poner en manifiesto los sentires y es allí donde la afectividad
juega un rol importante en este proceso; el poder observar y re-pensar, estas prácticas que se
vienen dando de hace varios años y que como agentes partícipes de este proceso nos moviliza
y atraviesa para seguir pensando nuevas herramientas, y gracias a la Filosofía de la
Educación, que nos brinda este espacio podemos poner en cuestión sobre estos temas que
muchas veces no tiene que ver con el sujeto, sino que lo padece, lo sintomatiza y que si nos
ponemos a pensar de manera más detallada me pregunto ¿Qué estamos haciendo para que
esos sujetos tengan ese espacio de poder conectar con sus sentires? Así y muchas otras
preguntas fueron surgiéndome y a la vez pensar en qué hacer, desde dónde actuar, para poder
aportar ya sea en nuestro futuro rol como así también en formación, porque desde ahora
vamos re-contruyendo y significando de manera diferente estos temas relevantes para todo
ser humano, ya sea un niño/adolescente en situación de aprendizaje o un adulto porque como
observo en el transcurrir de la universidad muchos no pueden manifestar sus malestares, sus
sentires y esto los lleva a serios problemas para poder socializar sus ideas, aprender nuevos
aprendizajes y termina siendo un aprendizaje memorístico que le sirve para el momento. De
seguro surgirán más planteos y preguntas, y la importancia de no dejar todo por sentado, sino
más bien ponerlo en cuestión siento que es un pasito más para seguir re-creando nuevos
espacios, nuevos seres críticos y autónomos, capaces de poder poner un freno cuando no
entienden algo o el poder manifestarlo, cosa que es algo sumamente difícil y que es
importante seguir trabajándolo.

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