“La libertad tiene el perfume de la cabeza de un recién nacido, llena de promesas y de
cierta inocencia”. Esto dijo mi padre un día casual en 2016, no lo comprendía.
Fui creciendo, madurando, descubriendo el mundo... empecé a tomar decisiones y aceptar sus consecuencias, a marcar mi camino en la vida y tener grandes responsabilidades. Enseguida entendí a que se refería: nosotros tenemos el poder para vivir los grandes momentos con intensidad, convertirnos en expertos de nuestra pasión y vivir en consonancia con nuestros deseos y valores. La libertad es nuestra capacidad para ver la realidad del mundo y actuar responsablemente. Y así, al final de la vida, nos podremos sentir realizados con nosotros mismos y en plenitud total.