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Ensayo
Ensayo
Antes de establecer su relación con cualquier animal, el médico veterinario debe establecer
primero su relación para con un propietario o una institución, que requieran de sus servicios,
en ambos casos, el primer acercamiento se da con otro ser humano, esta relación, como todas
las relaciones profesionales, debe estar y está descrita en una normativa nacional, como lo es
la ley 576 del 2000, el Código de Ética para el ejercicio profesional de la medicina veterinaria
(…). En su primer artículo, el código presenta como fin principal de la profesión el promover
una mejor calidad de vida para el hombre (humano)., y en siguientes capítulos se expone la
relación del médico veterinario para con, sus pacientes, sus clientes y sus colegas.
El ejercicio veterinario implica manipular, examinar, medir, curar y sacrificar bienes muy
valiosos, bienes sintientes, pero bienes, al fin y al cabo, que representan una riqueza para su
propietario, pueden ser su sustento de vida, su compañía, dicho propietario necesita de
garantías para poner sus riquezas en las manos de un profesional, así como el profesional
mismo necesita garantías para ejercer y argumentar sus decisiones médicas.
Lo anterior no significa que todo esté escrito, se trata de un código de ética, pero
frecuentemente se pone de manifiesto que antes de ser seres sintientes, son bienes
económicos los pacientes de las clínicas, donde por iniciativa del médico o el propietario los
pacientes son sometidos a largos e invasivos tratamientos que permiten que existan unos
signos vitales, pero no una calidad de vida. Desde el mismo punto de vista económico, al
formular un tratamiento o procedimiento médico innecesario es nocivo para el propietario, y
aun cuando este pueda costearlo, en esta relación médico-cliente aparece una gran cantidad
de intereses personales, económicos y sociales, que pueden entorpecerla y alejar la realidad
del ideal del ejercicio médico.
Es a través del MV que esta in formación debe llegar a los propietarios de producciones
animales, a los propietarios de mascotas y en general a todo el mundo, ya que todos nos
relacionamos y dependemos de estas interacciones, por ejemplo, para tener seguridad y
soberanía alimentaria.
Pero el MV no sólo tiene deberes para con sus pacientes, tiene deberes para con sus clientes,
su comunidad, su gobierno y para con toda la humanidad, y es de su mayor interés conocer
toda la reglamentación que existe para garantizar el complimiento de dichas
responsabilidades, ya que es esta la reglamentación que en un futuro hipotético se encargará
de administrarle procesos y sanciones.
Para un ejercicio veterinario fluido, el primer paso es conocer cuáles conductas se clasifican
como merecedoras de sanciones y suspensiones de licencia, así podrá enfocarse en atender a
sus pacientes, y no en dudar sobre la legalidad de sus acciones, y es ahí donde se hace
necesario el siguiente paso, no solo no romper la ley, sino conservar un registro escrito que sea
material probatorio de que en efecto se obró de acuerdo al código de conducta, para proteger
sus pacientes, sus clientes y a sí mismo. La base de la documentación para el anterior fin es la
historia clínica, documento confidencial y que se realiza bajo gravedad de juramento, y en el
cual se consigna que procedimientos y decisiones tuvieron lugar durante la atención médica.
La ley 576 del 2000 contempla la suspensión de la licencia profesional hasta por 5 años, como
una forma de evitar que se sigan realizando malas praxis, para que quienes las realizan no
puedan legalmente seguir haciéndolo, y para que quienes se vean tentados sean disuadidos
por la sanción, fines ambos necesarios para continuar con el avance de la salud animal y la
salud en general.
A la hora de ejercer una profesión como la medicina veterinaria, se evidencia que tras estudiar
profundamente los animales, se olvida que es con humanos con quienes se van a tener los
tratos, y que a estos también conviene estudiarlos y conocerlos, y así tomar medidas
“profilácticas” para prevenir las querellas con clientes enfurecidos, deprimidos, tristes,
quebrados y/o desesperados, que pueden buscar consuelo en encontrar un culpable de su
pérdida, o pueden buscar un beneficio puntualmente monetario, también están los que
buscan la justicia, en todo caso se revisarán las pruebas que el clínico tenga para proporcionar,
dándole espacio para defenderse y acudir a una segunda instancia, como se define un proceso
“justo”.