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El Derecho a la Prueba como

Garantía del Proceso Justo


SEDE DE DAVID.

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICA.

LICENCIATURA EN DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS.

“EL DERECHO A LA PRUEBA COMO GARANTÍA DEL PROCESO JUSTO”


Índice

I. Introducción.........................................................................................................4

II. Contenido............................................................................................................7

El Derecho A La Prueba.........................................................................................7

¿Esta constitucionalizado el derecho a la Prueba en Panamá?...........................7

Contenido Esencial Del Derecho A Probar Y Los Principios Que Delimitan Su

Contenido...............................................................................................................8

DERECHO A QUE SE ACTUEN LOS MEDIOS PROBATORIOS ADMITIDOS: 13

DERECHO A QUE SE VALOREN LOS MEDIOS PROBATORIOS....................14

LA NATURALEZA Y ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL DERECHO A LA PRUEBA

..............................................................................................................................17

III. DERECHO COMPARADO............................................................................19

La Prueba en el Proceso Civil del Salvador.........................................................19

IV. Jurisprudencia................................................................................................24

AMPARO DE GARANTÍAS CONSTITUCIONALES INTERPUESTA CONTRA LA

ORDEN DE HACER CONTENIDA EN EL JUZGADO SEXTO DE CIRCUITO DE

LO CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO JUDICIAL DE PANAMÁ, DENTRO DEL

PROCESO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA INSTAURADO POR JUAN

CARLOS TAPIA CONTRA EL SIGLO, S. A. (APELACIÓN).- PONENTE: OYDÉN


ORTEGA DURÁN --PANAMÁ, TRECE (13) DE AGOSTO DE DOS MIL DIEZ

(2010)...................................................................................................................24

V. Conclusiones.....................................................................................................33

VI. Bibliografía.....................................................................................................34
I. Introducción

La llama prueba procesal, abarca distintos planteamientos en cuanto a su

control, evacuación y decisión del juzgador, lo cual la lleva a ser objeto de

conflictos, estos problemas de la prueba consisten en saber qué es la prueba; qué

se prueba; quién prueba; cómo se prueba; qué valor tiene la prueba producida.

En otros términos: el primero de esos temas plantea el problema del concepto

de la prueba; el segundo, el objeto de la prueba; el tercero, la carga de la prueba;

el cuarto, el procedimiento probatorio; el último, la valoración de la prueba.

Hernando Devis Echandía, procesalista colombiano, dice: Suele hablarse con

mayor frecuencia de que es prueba judicial todo medio que sirve para conocer

cualquier cosa o hecho.

Prueba en sentido común o amplio es la demostración de la verdad de una

afirmación, de la existencia de una cosa o de la realidad de un hecho. Ahora,

desde el punto de vista técnico jurídico, prueba es un conjunto de actuaciones que

dentro de un juicio, cualquiera sea su naturaleza, se dirigen a demostrar la verdad

o la falsedad de los hechos aducidos por cada una de las partes, en defensa de

sus respectivas pretensiones. Se puede observar que la diferencia fundamental

entre el sentido común u ordinario y el técnico del término estriba en el escenario

en que se hace valer uno u otro. Fuera de un proceso se habla de prueba en

sentido amplio, dentro de un proceso se habla de prueba judicial.


Vivimos momentos imprescindibles con rasgos que caracterizan un enorme

cambio en nuestro contorno; dicho cambio se evidencia en todos los órdenes de la

vida, por una parte están los adelantos de la ciencia t la tecnología en un sentido

positivo, pero lamentablemente hay aspectos negativos que emergen no

solamente en el plano local, sino universal.

Los factores socio-económicos y políticos, que no es del caso examinar aquí,

han generado en los últimos tiempos en nuestro país una judicialización excesiva

de las relaciones humanas; prácticamente nos hemos formado una cultura en que

todos los aspectos de la vida y sus contradicciones desembocan en un conflicto

judicial.

Así tenemos como ejemplo que los desenvolvimientos de la actividad electoral

terminan en los Tribunas; de igual manera la problemática ambiental exige

definiciones en el mismo orden; el derecho a la salud cada vez más establece

innumerables procesos que terminan en la Sala Tercera de la Corte Suprema de

Justicia. Ni hablar de la delincuencia, su crecimiento satura los estrados penales.

Cientos de depositantes se ven afectados en cuanto a la disponibilidad de sus

seguros oír la quiebra de empresas como British American Insurance Co. Ltd.

Todos y cada uno de estos problemas enunciados, quedan remitidos al

examen de razonabilidad que debe formular el Órgano Judicial, abarrotando así

los estrados de los Tribunales con miles de expedientes, pero con un exiguo

presupuesto que no permite el servicio eficiente de sus usuarios que como hemos

descrito está en constante crecimiento.


Sin embargo, al mismo tiempo se registran enormes avances técnicos y

científicos que parecen modificar la realidad biológica y antropológica del ser

humano; la interrupción de embarazos la transexualidad y otros aspectos

bioéticos, comienzan a incursionar como conflictos en los tribunales de países

vecinos, con lo cual no nos asombraría que pronto se tendrán estos problemas en

el control de la sociedad panameña.

De igual manera, el auge de la delincuencia ha generado un clima de

convivencia humana caracterizado por el temor, aunque se buscan nuevas formas

de protección por el Estado a los particulares. También el derecho del consumidor,

que es de orden moderno, su protección es materia de funciones jurisdiccionales,

que anteriormente no las conocían los Tribunales de Justicia panameños; es decir,

se trata de una época caracterizaba por la masividad de los litigios, en donde los

conflictos afectan a un ilimitado grupo de personas, que si no es atendido de

manera urgente afectará indefectiblemente a la administración de justicia,

generando más adversidad y desconfianza de sus usuarios.

Es decir, que un proceso debe desenvolverse y resolverse dentro de un

término razonable, pues no sólo una justicia excesivamente tendría una “mala

justicia”, sino que el proceso con dilaciones indebidas no responde a un modelo

constitucional, de allí que toda reforma al proceso civil o penal entre otras debe

tomar en cuenta los plazos para el cumplimiento de los mismos y el proceso con

audiencias con predominio de la oralidad, sin dotar al órgano judicial de los

necesarios medios personales y materiales para el adecuado cumplimiento de las


nuevas exigencias procedimentales, van a dar como resultado, que la ley no

pueda funcionar y termine fracasando dicha reforma.

Estas situaciones son las que nos han llevado a señalar el tema del “Derecho a

un proceso con todas las garantías”, en el que tiene cabida un derecho o elemento

de esas garantías y que es de incidencia procesal, como lo es “la Prueba”.

Desde esta realidad descrita, vamos a hablar del debido proceso, y por su

importancia, debemos resaltar la utilidad de este derecho fundamental que permite

desenvolver racionalmente la tarea judicial entre usuarios y operadores de justicia,

esto nos lleva a establecer un primer paradigma que es el papel del juez de estos

nuevos tiempos, que no deben y pueden cumplir el mismo rol de antaño, y de igual

manera, el actual sistema de justicia no alcanza a autoabastecer las exigencias

actuales; frente a este crecimiento de la litigiosidad como hemos señalado.

Ante estos problemas, nos corresponde asumir un compromiso social, moral e

intelectual, pues los problemas deben ser afrontados independientemente de las

dificultades que representan. Además no debemos bajar el perfil o manifestar la

inoperancia de que nada puede hacerse o mantenernos indiferentes frente al

acontecer nacional.

Lo anterior, se manifiesta toda vez que la responsabilidad de éstos momentos

le corresponde a esta generación cumplirla y los congresos y jornadas procesales

que se han celebrado por nuestro Instituto, han estado dirigidos a sembrar

conciencia de estos problemas y buscar la solución o presentar nuestras


propuestas y he aquí la herramienta procesal que ponemos al servicio de nuestra

sociedad.

El estudio del Debido Proceso, intenta que proyectemos soluciones tendientes

a evitar la frustración de los que accedan a la justicia, en la búsqueda de esas

respuestas, por lo que nos obliga a señalar los distintos elementos que se utilizan

para analizar las normas jurídicas, que aplicaremos y así poder enfrentar estos

problemas que hemos enunciado y que cada vez más se han convertido en la

forma de búsqueda de la tutela, de estos derechos por quienes concurren a los

Tribunales de Justicia.

El acceso a la Justicia, exige en primer lugar que el conflicto existente sea real

y efectivo; por esa razón, la administración de justicia debe garantizar a quienes

accedan a ella, una respuesta adecuada al derecho tutelado con todas las

garantías procesales. Para cumplir con esa aspiración se requiere que el proceso

cumpla con todas esas garantías que establece la normativa procesal.

Una de estas garantías que integran el elemento de un proceso justo o el

Debido Proceso, es sin lugar a dudas el derecho a la prueba, pues la misma se

aplica a la solución de estos conflictos que hemos enunciado y sobre la cual se

desenvuelve la realidad de la sociedad panameña. Este derecho a la prueba

resulta de especial relevancia tanto para las partes, como también para el órgano

jurisdiccional.

El derecho a la prueba para las partes es importante, en la medida que ese

derecho determina cuándo y cómo pueden probar los hechos que configuran el
tema a debatir; para el órgano jurisdiccional, pues le ofrece los criterios para

admitir o denegar una prueba. Es por eso que el debate de todo proceso gira en

torno a la demostración de los hechos afirmados por las partes. No en vano

sentenciara Jeremías Benthan que “el arte del proceso, es el arte de las pruebas”.

De hecho ese derecho a la prueba está configurado en cuatro elementos, como

nos lo dice el jurista español Joan Picó i Junoy en su Obra “Derecho a la Prueba

en el Proceso Civil”:

1. La necesidad de efectuar siempre una lectura amplia y flexible de las

normas probatorias.

2. La necesidad de realizar una interpretación restrictiva de los preceptos que

limiten la eficacia del derecho a la prueba.

3. La subsanabilidad de los efectos procesales en materia probatoria.

4. La irrenunciabilidad del derecho a la prueba.

En nuestro país, las normas sobre prueba civil se aplican al proceso penal, en

cuanto no sean incompatibles con el proceso penal (art. 1971). Por lo demás, el

régimen del Código Judicial es sustancialmente igual al que contiene el Código de

Trabajo vigente, y al que se consagra el Código Electoral , el Código de la Familia,

la Ley sobre la Libre Competencia, etc. Cada vez que se expide una ley orgánica

que establezca un procedimiento especial, se encuentra en el transfondo,

subyaciendo, el sistema probatorio civil. El Código Fiscal en su artículo 1214

(conforme fue modificado por el artículo 27 de la ley 31 de 1991) dice: “En las

reclamaciones fiscales serán admisibles todos los medios de prueba reconocidos


por el Código Judicial. Las pruebas serán valoradas conforme a las reglas

previstas en el mismo”.

Con todo, a nivel del ordenamiento legal vigente se dan ciertas diferencias

entre el régimen procesal civil y el régimen procesal penal, entre las cuales

procede destacar que, en el primero, las partes tienen un fuerte poder de

disposición sobre las pruebas y el Juez durante la instrucción probatoria y al

sentenciar está condicionado y limitado por las afirmaciones de las partes (en la

demanda y en la contestación).

Es en la disponibilidad de la prueba donde en verdad radica la diferencia

fundamental entre el Régimen Procesal Civil y el Régimen Procesal Penal, y no

en la tesis de que en el proceso civil la prueba se dirige a comprobar la verdad

formal, en tanto que el proceso penal se dirige a indagar la verdad material. Esa

diferencia entre verdad formal y verdad material responde a esquemas

formalísticos. Ambos ordenamientos consagran estructuras y procedimientos con

el propósito de que el Juez establezca la verdad, los mecanismos y los medios

que utiliza son los que en ciertos aspectos difieren.

De igual manera, el auge de la delincuencia ha generado un clima de

convivencia humana caracterizado por el temor, aunque se buscan nuevas formas

de protección por el Estado a los particulares. También el derecho del consumidor,

que es de orden moderno, su protección es materia de funciones jurisdiccionales,

que anteriormente no las conocían los Tribunales de Justicia panameños; es decir,

se trata de una época caracterizaba por la masividad de los litigios, en donde los
conflictos afectan a un ilimitado grupo de personas, que si no es atendido de

manera urgente afectará indefectiblemente a la administración de justicia,

generando más adversidad y desconfianza de sus usuarios.

Es decir, que un proceso debe desenvolverse y resolverse dentro de un

término razonable, pues no sólo una justicia excesivamente tendría una “mala

justicia”, sino que el proceso con dilaciones indebidas no responde a un modelo

constitucional, de allí que toda reforma al proceso civil o penal entre otras debe

tomar en cuenta los plazos para el cumplimiento de los mismos y el proceso con

audiencias con predominio de la oralidad, sin dotar al órgano judicial de los

necesarios medios personales y materiales para el adecuado cumplimiento de las

nuevas exigencias procedimentales, van a dar como resultado, que la ley no

pueda funcionar y termine fracasando dicha reforma.

La declaración de parte o confesión, la versión, informe, afirmación o narración

circunstanciada y justificada de un hecho, punible o no que, en forma libre, en el

proceso realiza quien tiene interés propio en las pretensiones, las excepciones o

en el resultado de la acción (cuyas consecuencias jurídicas pueden ser adversas),

pues nadie más que las partes tienen mayor información de los hechos que

generan el litigio u objeto del proceso,

La prueba confesional Es el instrumento probatorio a través del cual una de las

partes en el proceso, en virtud de las preguntas que le articula su contraparte y

que deben satisfacer los requisitos que exige la Ley , responde afirmativa o
negativamente a las aseveraciones que sobre los hechos propios o del absolvente

aduce de ciertos la contraria.

El testimonio son las declaraciones de testigos bajo juramento acerca de la

verificación de ciertos hechos que se controvierten en el juicio, de los cuales han

tomado conocimiento en forma directa o por los dichos de otra persona.

La prueba es considerada como la parte principal del aporte de cada parte,

que inclina la balanza dentro del proceso. Es la forma ideal de hacer constar los

hechos que prueban un derecho o la falta de él.

El concepto de prueba ilícita el marco legal panameño no está definido en

ninguna de sus normas, sin embargo, la doctrina la define ampliamente. Los

autores y en especial, los principios procesales que sostienen y dan forma al

proceso, reconocen que la prueba ilícita es inadmisible en cualquiera de las ramas

del derecho, no sólo en lo penal.

Este trabajo de ocupa, entre otros temas, de la admisibilidad de la prueba

ilícita y de su eficacia dentro del proceso, pues algunos autores se expresan a

favor de la admisión de la prueba ilícita con el objetivo de la búsqueda de la

verdad, mientras que otros estudiosos se apegan a que la ilicitud le hace del todo

inadmisible dentro del negocio legal.

Esperamos que a través del presente trabajo de investigación se aclaren

conceptos y se brinde un panorama más completo respecto de la prueba, su

ilicitud y algunos de los aportes que importantes juristas han expresado al

respecto.
II. Contenido

I. Concepto de la Prueba
El Juez al momento de fallar, ha de estudiar, preliminarmente algunos problemas

jurídicos; la fijación del objeto del Proceso y la viabilidad de la pretensión. Una vez

resueltos ambos extremos en su mente, procede al examen del material fáctico,

que con frecuencia es el que genera la controversia emerja o se contraiga sólo a

cuestiones de puro derecho.

Dentro de un contexto jurídico procesal, se entiende por prueba los medios o

elementos en sí que sirven para comprobar en el Proceso. Así se habla de la

prueba testimonial, prueba pericial, prueba documental. El artículo 780 del Código

Judicial nos dice “Sirven como prueba los documentos, la confesión, el juramento,

la declaración de parte, la declaración de testigos, la inspección judicial, los

dictámenes periciales, los informes, los indicios, los medios científicos y cualquier

otro medio racional que sirva a la formación de la convicción del Juez, siempre

que no estén expresamente prohibidos por la ley, ni violen, derechos humanos ni

sean contrarios a la moral o al orden público. Puede así mismo emplearse calcos,

reproducciones y fotografías de objetos, documentos y lugares. Es permitido, para

establecer sí un hecho puede o no realizarse de determinado modo, proceder a la

reconstrucción del mismo. Si el Juez lo considera necesario, puede procederse a

su registro en forma fotográfica o electromagnética. En caso de que así conviniera

a la prueba, puede también disponerse la obtención de radiografías y la práctica

de cualquier otro procedimiento de comprobación científica.”


¿Que es la Instrucción Probatoria? Se entiende por instrucción probatoria la fase

del proceso en la cual se aducen, aportan, admiten, practican e incorporan al

proceso los distintos elementos de Prueba. La Instrucción Probatoria está

minuciosamente regulada en el Código Judicial y leyes complementarias y el Juez

ha de observar las normas correspondientes, que consagra un mínimo de

garantías. El Juez, en nuestro s, sistema, no puede inquirir libremente respecto a

los hechos que suscitaron la controversia; ha de referirse a los hechos

controvertidos o relacionados directa o indirectamente, con dichos hechos y

sujetarse al ordenamiento legal, salvo que se trate de hechos que afecten el orden

público.

La Constitución y La Prueba

La cuestión probatoria hoy día no es tan solo preocupación del derecho procesal;

ha trascendido al campo constitucional y la jurisprudencia constitucional de

distintos países se ha dedicado a dilucidar cuestiones relativas a la prueba, toda

vez que se trata de un elemento integrante de la figura de la tutela judicial, del

debido proceso, y que ha adquirido una óptica, una dimensión constitucional. Ha

sido más bien reciente la doctrina procesal se había concentrado

fundamentalmente en los temas de la carga de la prueba, el procedimiento y la

valoración probatoria.

Importancia
Es la determinación de los hechos un aspecto de gran importancia en el

pronunciamiento de la sentencia. Para la aplicación de la norma el Juez cuenta

con la Ley, la jurispridencia, estudios doctrinales, que son de indiscutible valor.

Pero es la determinación de los hechos uno de los aspectos de mayor importancia

en el pronunciamiento de la sentencia y en ella el derecho constitucional

desempeña un papel de importancia.

Derechos, Deberes y Obligaciones de las partes, terceros y funcionarios en la

Instrucción Probatoria.

Las partes no sólo tienen derechos y facultades en cuanto a las pruebas, sino

también derechos, deberes y obligaciones. La concepción actual ve en la prueba

no solo una carga sino también un derecho y de carácter fundamental. Así la

determinación de los hechos es esencial en la aplicación del derecho. Por lo cual

es importante señalar lo siguiente:

1. Derecho a gestionar, proponer, aportar y obtener pruebas.

2. Derecho a objetar e impugnar pruebas.

3. Derecho a participar en la práctica de las pruebas.

4. Derecho a recurrir en contra de las resoluciones del Juez sobre pruebas e

impugnar en casación la operación probatoria e incluso ante la jurisdicción

constitucional en caso de infracción a ciertas garantías constitucionales.

5. Derecho a que el Juez valore las pruebas aportadas en la sentencia.


Es importante señalar que las partes también poseen poderes, y facultades tales

como:

1. Dar por probados determinados hechos, salvo que estos sean contrarios al

orden público o al interés social.

2. Ampliar el tèrmino para practicar las pruebas.

3. De común acuerdo, reducir o reponer el término probatorio.

4. De común acuerdo, comisionar a un abogado en el extranjero, para que

reciba determinadas pruebas.

5. Renunciar a ciertas pruebas aducidas mediante aceptación del opositor o

del Juez.

Por otra parte también existen los deberes de las partes:

1. Colaborar en la práctica de las pruebas, exhibir objetos o documentos,

colaborar en la práctica de las inspecciones judiciales.

2. No impugnar pruebas con fines ilegítimos, dilatoria o fraudulenta.

3. Declaración de parte, a solicitud de la parte contraria o del Juez, someterse

a inspección la propia persona o someter sus cosas. Estos deberes se pueden

convertir en cargas y, si no se cumple con ellas, generan indicios en contra del

omiso o renuente.
4. Existe un deber de decir la verdad, que incluye la afirmación de los hechos

de la demanda y de la contestación, especialmente hechos propios. Se le conoce

como deber de la veracidad en las afirmaciones.

II. El Derecho A La Prueba

El derecho a la prueba para las partes es importante, en la medida que ese

derecho determina cuándo y cómo pueden probar los hechos que configuran el

tema a debatir; para el órgano jurisdiccional, pues le ofrece los criterios para

admitir o denegar una prueba. Es por eso que el debate de todo proceso gira en

torno a la demostración de los hechos afirmados por las partes. No en vano

sentenciara Jeremías Benthan que “el arte del proceso, es el arte de las pruebas”.

De hecho ese derecho a la prueba está configurado en cuatro elementos, como

nos lo dice el jurista español Joan Picó i Junoy en su Obra “Derecho a la Prueba

en el Proceso Civil”:

1. La necesidad de efectuar siempre una lectura amplia y flexible de las

normas probatorias.

2. La necesidad de realizar una interpretación restrictiva de los preceptos que

limiten la eficacia del derecho a la prueba.

3. La subsanabilidad de los efectos procesales en materia probatoria.

4. La irrenunciabilidad del derecho a la prueba.

¿Esta constitucionalizado el derecho a la Prueba en Panamá?


Una lectura atenta a la constitución Política nos indica que ninguna de sus normas

recoge ese derecho en forma clara, como lo hace la Constitución Española, en su

artículo 24 que sí consagra el derecho a la prueba. Sin embargo el artículo 32 de

la Constitución Política de la República de Panamá, recoge la garantía

fundamental al debido proceso y además en la doctrina del bloque de la

constitucionalidad si establece el derecho fundamental a la prueba en nuestro

ordenamiento jurídico; específicamente al incorporarse en éste artículo 8 de la

convención Americana de los Derechos Humanos, que establece el derecho a la

prueba.

De manera que el hecho que las partes puedan disponer de los medios de prueba

para su defensa, a nuestro juicio es una garantía de carácter constitucional en

nuestro país y por ende un derecho fundamental. Ese carácter fundamental del

derecho a la prueba, sin embargo, tiene límites como todo derecho fundamental,

pues no es absoluto. No obstante, no debe impedir la frustración de la máxima

actividad de todo proceso, como lo es actividad probatoria.

En consecuencia, una decisión judicial que niegue el derecho a la prueba por

aspectos de formalidad y que obstaculicen la efectividad de ese derecho, a

nuestro juicio, lesiona ese derecho fundamental que puede ser corregible

mediante la Acción de Amparo contra dicha resolución que ha negado esas

pruebas o acta de audiencia en donde se impidió su aportación o práctica.

Si el derecho a la prueba es aquel que posee todo litigante, consistente en la

utilización de los medios probatorios necesarios para formar la convicción del


órgano jurisdiccional acerca de lo discutido en el proceso; ese derecho, a nuestro

juicio, es desde luego de carácter constitucional y tiene los siguientes elementos:

1. Todo litigante tiene derecho a utilizar los medios de pruebas pertinentes

para su defensa, y estos medios de prueba son los que aparecen enumerados en

el artículo 780 del Código Judicial, en cuanto a los medios de prueba típicos y los

demás medios de prueba atípicos no señalados en la norma.

2. El derecho a la prueba es de carácter subjetivo, pues su ejercicio requiere

de la voluntad de las partes, pues sin ellas o una de ellas, es la que tiene el deber

de proponer el medio probatorio que pretende sea admitido, practicado y valorado

judicialmente, no lo hace su inacción y es propia su inoperancia, pero no que se le

haya negado dicho derecho. Cuando hablamos que es un derecho subjetivo,

queremos decir, que es el poder reconocido a la persona por el ordenamiento

jurídico, con significado unitario e independiente, pues queda al arbitrio o a la

voluntad de ella, la posibilidad de su ejercicio y defensa; se trata entonces de un

derecho potestativo del litigante, que es a quién va a beneficiar el mismo en el

desenvolvimiento del proceso.

Contenido Esencial Del Derecho A Probar Y Los Principios Que Delimitan Su

Contenido

El derecho a probar no tiene un carácter ilimitado o absoluto su contenido

esencial, es decir, a que constituye su contenido básico irreducible, sin el cual el

derecho se desnaturaliza o pierde sentido, se encuentra delimitado por una serie

de principios que inspiran “el debido proceso”, y por otros preceptos


constitucionales con los que guarda relaciones de coordinación en el

ordenamiento jurídico.

La importancia que se determine el contenido, radica en que al hacerlo el Órgano

Judicial y los operadores de derecho, están en condiciones de evitar aquellas

conductas que atentan contra éste; por otro lado, se puede fijar con claridad que

actos son permisibles, a fin de que no se desnaturaliza y afectan su contenido

básico, como los es que se admitan las pruebas, se practiquen y se valoren todos

los medios probatorios ofrecidos, como los sujetos procesales legitimados, tales

como: el demandante y demandado, o denunciantes y denunciados; litisconsortes

y coadyuvantes, e inclusive, intervinientes, etc.; todos ellos tienen ese derecho a la

prueba, pero conforme a los principios que los inspiran y lo delimitan.

En consecuencia, el derecho a la prueba implica, en primer lugar, el derecho a que

se admita toda aquella prueba que propuesta por alguna de las partes; sin

embargo, esa parte tiene el deber de respetar los límites inherentes a la actividad

probatoria y cumplir con los requisitos legales de proposición, como lo son: el de

ser propuesta en cada proceso en particular dentro del término legal o en los

términos expresamente señalados en la ley, o norma procesal como ejemplo en

los procesos abreviados o sumarios, debe ser propuesta con la demanda o su

contestación.

En Segundo lugar el derecho a la prueba supone que el medio admitido sea

practicado por el Tribunal, pues en caso contrario estamos en presencia de una

denegación por omisión de ese derecho, ya que no es potestad del Juez decir que
medios de prueba serán practicados o no, y una vez admitida la prueba su

práctica será obligatoria, a menos que la parte proponente de la prueba

comunique a la parte contraria que desiste de dicha prueba y exista el

consentimiento, no debemos olvidar que la prueba admitida en el proceso

introduce el principio de la “Comunidad de la Prueba”, que consagra el artículo

814 del Código Judicial.

Derecho a que se actúen los medios probatorios admitidos

El derecho a probar resultaría inútil si el juzgador no actuara en la práctica de los

medios probatorios previamente admitidos, de allí que el derecho de todo sujeto

procesal a participar en la actividad de la práctica de la prueba, es una

manifestación, la cual es una manifestación del derecho a la prueba. Y si no se

práctica o actúa sobre un medio probatorio, se causa un agravio a alguna de las

partes y el derecho a probar se venía afectado, pero este derecho a la práctica de

la prueba exige como derecho relacionado la siguiente regla:

a.) La Inmediación en Materia Probatoria: La regla de la inmediación, que no

debe ser aplicada únicamente en la actividad probatoria, sino en todo el desarrollo

del proceso, la inmediación procura asegurar que el Juez o tribunal se halle en

permanente e íntima vinculación personal con los sujetos y elementos que

intervienen en el proceso, recibiendo directamente las alegaciones de las partes y

las aportaciones probatorias, a fin de que el juzgador pueda conocer en toda su


significación, el material de la causa desde el inicio del proceso hasta su término,

que es con resolución que le pone fin o término al mismo.

El Principio de Inmediación implica que el Juez ha presenciado la actuación de los

medios probatorios, que ha escuchado a las partes, y ha apreciado su conducta

en el proceso sea el mismo juez que dicta la sentencia; si ello no es así el derecho

a la prueba se vulnera y es causa de nulidad, si otro juez que no práctico las

pruebas es que dicta sentencia.

b.) Principio de contradicción y comunidad de la prueba: el principio de

contradicción extiende su eficacia a la totalidad del proceso; pero en materia

probatoria significa que el sujeto procesal debe gozar de la oportunidad, para

conocer la prueba y discutirla; es decir, la actuación de la prueba debe

desarrollarse con conocimiento y actuación de las partes.

Por otra parte, el principio de comunidad o adquisición de los medios de prueba,

señala que estos pertenecen al proceso y no a quien los aporta, de ahí que no se

pueda pretender que sólo a éste beneficie. Una vez admitidos en el proceso deber

ser tenidos en cuenta para verificar la existencia o inexistencia del hecho que se

pretende que se pretende probar, sea que le resulte en beneficio del sujeto

procesal que la propuso, o de la parte contraria que puede invocarla en su alegato.

Es por esta razón, que la importancia de la participación de las partes en la

actuación o práctica de las pruebas, no solo de las propuestas por las partes; si no

también de las incorporadas al proceso por iniciativa del Juez; ya que su

participación constituye una manifestación del derecho a la prueba.


Derecho a que se valoren los Medios Probatorios

El tercer elemento del derecho a la prueba, conlleva a que un medio probatorio

admitido y practicado sea valorado por el juzgador que la practicó y mediante una

resolución debidamente motivada, para que no se le reste su virtualidad y eficacia.

Esto tiene su razón por el hecho, como lo afirma la doctrina procesal, de que el

derecho a la prueba tiene su finalidad lograr el convencimiento del órgano

jurisdiccional y si éste operador de justicia no valora o toma en consideración los

resultados probatorios, frustra ese derecho y solamente cumple con una garantía

ritualista de su práctica.

Para evitar ésta nefasta consecuencia, debe asegurarse la valoración de las

pruebas por parte del Juez, y esto es lo que implica un aspecto de transcendencia

que es la motivación de la resolución judicial o de la sentencia, que constituye en

el Estado Constitucional del derecho, trayendo consigo importantes

transformaciones con respecto al poder judicial, que ocupa un papel de gran

relevancia y que puede resumirse en esa ideología jurídica al obedecimiento a la

ley, no a la persona en virtud de su derecho propio, sino a la regla establecida la

cual señala al propio tiempo a quien y en qué medida se debe obedecer.

El estado de derecho, postula el ejercicio de una función de juzgar conforme a

derecho, o si se quiere ser más preciso desvinculado de razones extrajurídicas

como lo son las políticas ideológicas.

La vinculación del poder judicial al principio de legalidad, configura la base teórica

del modelo de Juez, que es propio del Estado de Derecho, y que debe hacerse
sobre el principio de supremacía jurídica de la Constitución Política sobre la ley.

Esto significa que en todo Estado Constitucional es obligatorio para el

administrador de justicia.

Es por eso que cuando en una resolución judicial se proyectan normas

constitucionales, el Juez desempeña una actividad deliberativa o mediadora entre

las normas constitucionales y las normas legales, y ese carácter supra legal de la

Constitución conlleva a concebir cuál es la función del Juez que ejerce un poder

intenso en las actividades de la sociedad.

De allí que en todo Estado Constitucional, el Juez está ligado a la ley pero también

a la Constitución, y ese principio de constitucionalidad obliga a los jueces a tener

presente el cumplimiento de la Carta Magna en cada caso concreto, y ello además

el Juez debe considerar junto a las razones de la ley, las razones de la

Constitución en la aplicación o negación de una prueba.

Hoy día, las constituciones vigentes han incorporado un decálogo del derecho,

denominado fundamentales, y además consagran una gran cantidad de principios

de justicia que son el reflejo de concepciones de moralidad, y su contenido

presenta ciertos grados de indeterminación, y en algunas ocasiones estos

principios ni siquiera reflejan una concepción uniforme de la Justicia, sino que son

en ocasiones contrastantes, por lo que su eventual concurrencia, en un caso en

particular, que es muy frecuente, deja al operador de justicia sin mucha guía para

su actuación.
Lo anterior, es lo que le permite al Juez un amplio margen de discrecionalidad, ya

que es él quien debe ponderar los principios en juego y decidir de manera

discrecional o razonada, para establecer el principio que prevalece a ese caso en

particular.

En ese aspecto cabe destacar, que la resolución judicial del caso, se proyectan

normas constitucionales, el Juez debe desempeñar una actividad mediadora entre

esas normas, lo que es una facultad difícil que cuando aplica únicamente a ley; de

allí el papel relevante del Juez de nuestros tiempos.

Por esa razón, la actuación del Juez en el marco del Estado Constitucional, debe

ser valorada sobre la base de la discrecionalidad, sin olvidar los principios

constitucionales y legales. Pues si nos encontramos con un Poder Judicial que no

está estrictamente regulado, puede ser un poder judicial únicamente activista y no

necesariamente garantista; y esto es una decisión que contradice a un Estado de

Derecho en cuanto a un modelo jurídico que está encaminado a evitar la

arbitrariedad del poder.

Sobre este tópico es importante destacar el criterio de la profesora española

Marina Gascón Avellan, en su monografía “La Motivación de la Prueba”, publicado

en la Obra “La constitución y los Derechos Humanos”, coordinado por F. Lapoftz y

otros, cuando manifiesta que “precisamente la conciencia de ese papel central que

los jueces vienen llamados a desempeñar en los sistemas regidos por el principio

de constitucionalidad, pero también es la conciencia del riesgo anti garantista y

desde luego antidemocrático, a que puede conducir un activismo judicial


desbocado, explica la gran atención que en las últimas décadas se viene

prestando a los procesos argumentativos judiciales. Y agrega la autora que “La

presencia de una fuerte discrecionalidad en el desempeño de la función judicial no

proporciona inmunidad al Juez: Antes al contrario representa un reto para la

conformación de controles jurídicos que se ejercerán sobre el proceso

argumentativo que conduce desde la inicial información fáctica y normativa a la

resolución o fallo”.

Finaliza la idea, la destacada jurista, manifestando que “si en consustancial el

constitucionalismo, la centralidad de un poder judicial fuertemente discrecional y

con amplias facultades positivas, entonces parece necesario esmerar la

argumentación para no renunciar a los valores como la previsibilidad, la certeza, la

igualdad en la aplicación de la ley y sobre todo el carácter no arbitrario de la

función judicial”. Si actualmente el Juez no es la boca que pronuncia las palabras

de la Ley, sino el depositario de un poder que se ejerce con ciertas anchuras,

entonces debe acreditar la racionalidad de sus decisiones; pues ahí, reside su

principal fuente de legitimidad. Debe acreditar en fin, que ese ejercicio más o

menos discrecional de un poder no es; sin embargo, un ejercicio arbitrario.

Es por esa razón, que el mejor instrumento jurídico dirigido a garantizar que el

poder actúe racionalmente y dentro de los límites, lo es la motivación; que no en

vano ha sido modificada; que no en vano ha sido calificada por Manuel Latienza

como el signo más importante y típico de racionalización de la función judicial.


Es por esa razón que la motivación de la resolución judicial representa uno de los

principios rectores de la ética judicial y un aspecto que garantiza los derechos de

las partes en el proceso, fundamentalmente en el derecho a la prueba.

La motivación de la resolución judicial, significa realizar un acto de sinceridad,

pues allí se explica o confiesa porque causas o porque propósitos se adoptó esa

decisión.

Motivar la resolución significa justificarla, explicar las razones que permiten

entenderla como correcta o aceptable, y esto va a depender del papel del Juez,

pues un fallo sin fundamentación es el mejor paradigma de una sentencia

arbitraria; y en nuestro caso de la negación de un derecho fundamental como la

prueba, por lo cual los jueces tienen el deber de justificar sus decisiones y

mostrarlas como correctas.

Además la principal función que garantiza la motivación, es facilitar el control

público o ciudadano de la decisión, y como las resoluciones judiciales constituyen

un acto público, se requiere de un control público para garantizar la no

arbitrariedad del Juez que las profiere; por eso no puede alegremente negar una

prueba, si no existe una resolución motivada.

Pero además, la mejor forma de brindar ese control, es con una auténtica oralidad

que es el mejor paradigma de una justicia rápida, eficiente y eficaz, si se conduce

por jueces preparados, con infraestructura adecuada, y con abogados idóneos. De

allí la importancia de estos eventos de capacitación.


III. La naturaleza y ámbito de aplicación del Derecho a la Prueba

El derecho a probar, es un derecho subjetivo, que pertenece a los llamados

Derechos Fundamentales, a los cuales tiene derecho todo sujeto, por el solo

hecho de serlo, y que le permite además utilizar en todo el proceso en el que

interviene o participa, conforme a los principios que lo delimitan y le dan contenido,

todos los medios probatorios, que le resulten necesarios, para acreditar los hechos

que le resulten necesarios de fundamento a su pretensión o defensa.

Se trata de un derecho, como hemos visto, que garantía que los medios de

pruebas se admitan y practiquen y que el juez los valore debidamente,

teniéndolos en cuenta al momento de la decisión, que se va a ver reflejada en la

motivación del fallo o decisión. Pero ésta valoración la debe hacer el juzgador

conforme a las reglas de la sana crítica, que responde a las reglas de la ciencia, la

lógica y el derecho que valora, teniendo en cuenta las máximas de experiencia,

que son también las llamadas “reglas de la vida” siendo éstas, los juicios fundados

en la observación de lo que comúnmente ocurre y que puedan ser generalmente

conocidos y formulados por cualquier persona de un nivel mental medio, en un

determinado círculo social, y que no se requiere enunciarlos y menos declararlos

probados en la sentencia. Pero cuando algunos de esas reglas requieren

conocimiento técnico, debemos el auxilio de los peritos.


Desde luego su naturaleza es indudablemente procesal, puesto que se desarrolla

en el marco de un proceso, con independencia de que algunas ocasiones las

leyes sustantivas exijan determinados tipos de prueba o validez de actos, como

los que se indican en el artículo 1131 del Código Civil, pero su ámbito de

aplicación en cuanto a derecho, se extiende a todos los procesos.

No debemos olvidar que el proceso surge, de conflictos de convivencia y el

derecho a defenderse y proteger sus intereses cada parte del proceso le permite

al ciudadano, utilizar los distintos medios de pruebas pertinentes como un derecho

fundamental, cualquiera que sea el proceso en que las personas se vean

involucradas. Es por eso, que su titularidad corresponda a todos; es decir, a todas

las personas con independencia de la posición que ocupen en el proceso, por lo

anterior se justifica, pues la parte demandada su careciera de la práctica de la

prueba, carecería de ese derecho de defensa.

Sobre este punto, el Tribunal Supremo Constitucional español, ha señalado que

“El derecho a la prueba, es inseparable del derecho mismo a la defensa; lo que

supondría vulnerar el derecho a un proceso con todas las garantías o lo que es lo

mismo, el derecho a la tutela judicial se alcanzará ni la parte demandada, no tiene

en tiempo oportuno la respuesta a su defensa mediante la prueba practicada en

contradictorio”

Sin embargo, como todo derecho fundamental, el derecho a la prueba tiene

límites, es decir no es un derecho absoluto y estos límites los podemos manifestar,

porque ningún derecho es ilimitado y en cuanto a los límites del derecho de


prueba el jurista español Joan Picó i Junoy, señala dos tipos de límites: los

intrínsecos o inherentes a la actividad probatoria y los extrínsecos o debido a los

requisitos legales de la proposición.

Los primeros, se establecen y se materializan en los presupuestos o condiciones,

que por su propia naturaleza, debe cumplir toda prueba, siendo estos, la

pertinencia, la licitud y la utilidad de la misma. Mientras que en los límites

extrínsecos se deben al carácter procesal del derecho objeto de estudio y hacen

referencia a las formalidades y procedimientos que son necesarios para su

ejercicio.

Es decir, se refieren a circunstancias que existen separadas al medio de prueba,

pero que se relacionan con él y lo complementan como lo son la presentación en

tiempo oportuno, a las formalidades que requieren algunos medios de prueba,

legitimación, la postulación para la prueba, de quien lapide o la presenta y la

nulidad del juez quien la pide o la decreta.

Además de la capacidad general del juez, o funcionario comisionado que la

decreta, cuando la prueba exija la participación de peritos, se exige que sean

idóneas, de lo contrario se decretará su nulidad, a petición de la parte que le

afecte la prueba; tal como lo ha señalado la Corte Suprema de Justicia de

Panamá, en la Acción de Amparo de Garantías Constitucionales de 10 de julio de

2009, donde se decretó la nulidad de un peritaje, por carecer del perito de

idoneidad; en dicho fallo la Corte señalo que la designación indebida de un perito

no implica la infracción al debido proceso, ni se constituye en causa de nulidad,


todo vez que ello debe verse al momento de la valoración del material probatorio

aportado al proceso.

En cuanto a los límites intrínsecos, tienen su justificación constitucional para la

admisibilidad de ese derecho a la prueba, pues en su ejercicio no pueden violarse

derechos fundamentales establecidos en la Constitución Política.

Para hacer referencia a los límites extrínsecos, es importante manifestar que en el

ejercicio de todo derecho de contenido procesal, dicha actividad debe realizarse o

adecuarse a una serie de requisitos y formas procedimentales, y en el ejercicio del

derecho de la prueba, estos requisitos los establece la norma procesal.

Estos límites son genéricos cuando afectan a todos los medios de prueba y en

forma específica cuando afectan a determinadas clases de prueba. En cuanto a

los límites genéricos, el primero es la legitimación, para que se admita un medio

de prueba la parte debe estar legitimada en el proceso.

El otro límite genérico, es su temporalidad y el cumplimiento de este requisito es

una condición sine qua non para el ejercicio de ese derecho a la prueba. Se

violentaría el derecho a la prueba si la prueba presentada en tiempo oportuno y en

la forma establecida en la norma procesal, y el juez no la admite.

El cumplimiento de estos límites, exige que la prueba deba solicitarse atendiendo

o de acuerdo a la clase de proceso que se trata; pues en nuestro sistema, hay dos

formas de recepción de prueba. Una es en el acto de audiencia, y la otra en tracto

sucesivo o escrito. La parte proponente del proceso debe saber cómo debe

presentar el medio de prueba y en qué momento procesal para no tener vulnerado


ese derecho. Para esto se exige el conocimiento del abogado respecto al tipo o

clase de procedimiento que ha señalado para el proceso que iniciaría.

En cuanto a los límites específicos, es decir, para cada uno de los medios de

prueba, tenemos que cuanto a la prueba testimonio, la misma exige requisitos

básicos, como lo son el que la persona del testigo sea ha bit para declarar; que e

la pregunta sea pertinente y que el testimonio sea útil; o también saber cuándo el

testigo no tiene el deber de declarar, porque la ley le permite guardar el secreto

por razón de su estado o profesión, como lo señala el artículo 912 del código

Judicial.

En cuanto a la prueba documental el límite que se establece es de relevancia

práctica. Consiste en que los documentos deben ser presentados en forma

oportuna para su admisibilidad, pues de lo contrario le precluye la posibilidad de

aportarlos posteriormente. Aquí cobra un papel preponderante el hecho que el

documento sea presentado con la demanda como lo indica el artículo 669 o con la

contestación de la demanda del artículo 68l del Código Judicial, con respecto al

proceso ordinario. Mientras que en los procesos sumarios, como se indica con la

norma, las pruebas deben presentar con la demanda y con la contestación de la

demanda, tal como lo preceptúa el artículo 1346 del Código Judicial.


Por último, una limitación al derecho a la prueba en cuanto al dictamen pericial,

consiste en la obligación de aportar dentro del plazo señalado por el juez y

preferiblemente no podríamos presentar un dictamen en donde no se le haya dado

la oportunidad del contradictorio a la parte, pues el derecho la prueba exige el

contradictorio o la participación de todos los sujetos del proceso.

Como podemos proteger este derecho a la prueba la protección del derecho a la

prueba va a depender del momento procesal en que se vulnera dicho derecho; la

inadmisión de la prueba por el juzgador de primera instancia que se haya

presentado cumpliendo con las exigencias legales, se subsana mediante el

recurso de amparo, que es el principal mecanismo procesal para denunciar las

vulneraciones del derecho a la prueba, al cual puede acudirse una vez se hayan

agotado los recursos utilizables dentro del respectivo proceso.

Es por eso que es importante destacar. Que el juez es el que tiene el deber de

examinar la legalidad, la pertinencia y la utilidad de cada medio de prueba, pues lo

que no puede hacer el juez constitucional que conoce del recurso de amparo. Es

inmiscuirse en la actividad desarrollada por el Tribunal a quien le corresponde la

valoración de los elementos que son propios del derecho a la prueba y que

corresponde al juez de la causa.


Ésta ha sido la jurisprudencia inveterada o los argumentos que con mayor

frecuencia se han utilizado por parte del juez constitucional que conoce de la

Acción de Amparo para inadmitirlo en nuestro medio.

Nosotros estimamos que deben concederse los amparos cuando la prueba es

practicada y no denegada, ya sea en cuanto a los límites intrínsecos o

extrínsecos, conlleva consecuencias desfavorables para la parte que se ha visto

perjudicada con una verdadera indefensión y va a tener una sentencia en su

perjuicio por su indefensión.

Es por esta razón que el derecho a la prueba es un derecho fundamental. Cuya

protección no puede quedar subordinada a los juicios valorativos que efectúa un

juez sin una motivación en la resolución que en muchas ocasiones inadmite dicha

prueba, y que puede ésta ser importante para la decisión de] proceso. De allí que

sea necesario motivar las decisiones probatorias en todos sus aspectos de

admisión inadmisión y valoración.

IV. El Derecho a la Prueba en el Nuevo Sistema Penal Acusatorio

La función principal del proceso Penal Acusatorio radica en Penal perseguir la

realización de la pretensión punitiva mediante el descubrimiento de los actos


delictivos y de sus autores. Razón por la cual, para llegar al esclarecimiento de

cualquier tipo penal, es imprescindible que se ejecute el derecho a prueba dentro

del proceso.

La idea fundamental es entonces que el ciudadano tiene derecho a demostrar la

verdad de los hechos en que funda su pretensión procesal. Es decir de probar que

se han producido o no los hechos a los que el Derecho vincula consecuencias

jurídicas. Es por ello, que autores como Sánchez Velarde, resalta que la prueba

constituye uno de los temas más importantes dentro de un proceso judicial, y

obviamente dentro del proceso penal Acusatorio.

Siendo el Derecho a Prueba, como lo establecimos con anterioridad, un

elemento integrante del Debido Proceso y del Derecho de Defensa, tiene una

doble dimensión o carácter. En su dimensión subjetiva, las partes o un tercero

legitimado en un proceso tienen el derecho de producir la prueba necesaria, con la

finalidad de acreditar los hechos que configuran su pretensión o defensa. Por otro

lado en su dimensión objetiva, comporta también el deber del juez de la causa de

solicitar, actuar y dar el merito jurídico que corresponda a los medios de prueba en

la sentencia.

El derecho a prueba es reconocido explícitamente como una norma rectora en

muchas áreas, una de esas dentro del nuevo Código Procesal Penal, al señalar

que toda persona tiene derecho a intervenir en la actividad probatoria y a utilizar

los medios de prueba pertinentes. Esto no es solamente reconocido dentro de la


legislación Panameña sino también dentro de la Legislación Peruana y

colombiana.

Alcances:

El Derecho a Prueba que como se sabe es concebido como una garantía para

las partes dentro de un proceso; y la misma tiene ciertos alcances, que deben ser

respetados dentro del proceso penal. Algunos autores como Bustamante lo

denominan como un Derecho complejo, esto en vista de que su contenido se

encuentra integrado por los siguientes derechos:

a) El Derecho a ofrecer Medios de Prueba:

Se afirma que una de las garantías que le asiste a las partes en el proceso en

general, es la de presentar medios probatorios necesarios que posibiliten crear la

convicción en el juzgador de que sus enunciados facticos son los correctos. De

esta manera, si no se autoriza la presentación oportuna de las pruebas a los

justiciables, no se podrá considerar amparada la tutela procesal o judicial efectiva.

El derecho a Prueba implica la posibilidad de postular dentro de los límites y

alcances que la Ley reconoce, los medios probatorios para justificar los

argumentos que determinada parte esgrime a su favor.

Una de las manifestaciones de este elemento del derecho a Probar se

encuentra en la posibilidad de ofrecer testigos como medio de prueba. En otras

palabras, es posible aportar dentro del Proceso Penal Acusatorio, cualquier medio

de prueba para probar cualquier hecho siempre y cuando este no esté prohibido o

no permitido expresamente por Ley. Subyace aquí el principio de Libertad de


Prueba; puesto que pueden aportarse medios de pruebas típicos, que son los

previstos por la Ley, o los atípicos que son aquellos no regulados por la Ley, en

cuyo caso la forma de sus incorporación se adecuara al medio de prueba más

análogo, de los previstos en lo posible.

b) El Derecho a que los medios de prueba ofrecidos sean Admitidos:

Este elemento consiste en el derecho que tiene su titular a que se admitan los

medios probatorios ofrecidos, con el propósito de acreditar la existencia o

inexistencia de los hechos que constituyen el objeto concreto de prueba.

El Derecho a que se admitan los medios probatorios, como elemento del

Derecho a Prueba, no implica la obligación del Órgano Jurisdiccional de admitir

todos los medios probatorios que hubieren sido ofrecidos por las partes. En

principio, las pruebas ofrecidas por las partes se deben denegar cuando importen

medios probatorios que no sean pertinentes, conducentes, oportunos, legítimos o

útiles; así como manifiestamente excesivos.

Razón por la cual, el Órgano Jurisdiccional debe admitir aquellas pruebas que

puedan ser idóneas para aportar directa o indirectamente elementos de juicio

acerca de los hechos que deben ser probados, o que son objeto de la causa.

c) El Derecho a que actúen adecuadamente los medios de Prueba que han

sido admitidos:
Se entiende por actuación o práctica de pruebas, los actos procesales

necesarios para que los diversos medios concretos aducidos, solicitados o

decretados de oficio o de partes, se incorporen o ejecuten en el proceso.

Esta fase de la actividad probatoria, tiene igualmente sus requisitos: ante todo

el que consiste en que la prueba haya sido admitida, y también que cumplan con

principios de formalidad, oportunidad y competencia.

A través de los medios de prueba, las fuentes de prueba ingresan al proceso.

El momento en que deben ser adecuadamente incorporadas las fuentes de prueba

es en el juicio si nos referimos al Proceso Penal; esto se da porque en dicha fase

del proceso penal es donde rigen plenamente los principios de contradicción,

oralidad, e inmediación; los cuales son esenciales para la formación de las

pruebas. La doctrina denomina a los medios de prueba practicados en el juicio

como actos de prueba, distinguiéndolos de los actos de investigación que son

propios de la fase de investigación probatoria y que solo sirven para emitir

resoluciones propias de la investigación y de la etapa intermedia.

La actuación adecuada de los medios probatorios como elemento del derecho

a prueba exige o entraña entre otras cosas la posibilidad de que ambas partes

conozcan de todas las pruebas presentadas en el proceso, de interrogar o

contrainterrogar a los testigos.

Es así, que para que se dé la correcta actuación probatoria, deben regir los

siguientes principios:
• Legalidad de la Actividad Probatoria: Este principio implica que tanto la

obtención, la recepción, así como la valoración de la prueba deben desarrollarse

en orden a lo establecido por la Ley. La legalidad se invoca de manera muy

especial, cuando en la actividad probatoria se producen transgresiones del orden

jurídico o violaciones a los derechos de las personas.

Por lo tanto, la Legalidad del medio de prueba significa que la actividad

procesal que es preciso desarrollar para incorporar las fuentes o pruebas al

proceso, debe realizarse de acuerdo con lo dispuesto en la Ley. Así, es preciso

que:

a. Solamente se admitan los medios legalmente previstos; significa que si para

un proceso concreto existe una limitación probatoria, este debe respetarse.

b. Y además que esos medios solo se propongan y practiquen en la forma y

en el momento establecido por la Ley, no de cualquiera otra.

• Publicidad: Este principio establece que la publicidad requiere que no solo

las partes, sino el público tengan oportunidad real y efectiva de presenciar la

recepción de la prueba, algunos países como Alemania la denominan “Publicidad

Inmediata”.
• Contradicción: Implica que para ser válida o por lo menos eficaz, la prueba

debe haber sido con audiencia o intervención de la parte contraria, de modo que

esta pudiese haber fiscalizado su ordenada asunción y haber contado con la

posibilidad de ofrecer prueba en descargo.

• Inmediación: Este principio exige que el juzgador y las partes se encuentren

en contacto personal e inmediato con las personas, hechos, y cosas que sirven o

servirían como fuente o medio de prueba, según sea el caso, de modo tal que

pueda alcanzarse una real coincidencia entre el hecho percibido y hecho objeto de

prueba.

• Comunidad de Prueba: Es la ventaja o provecho que los sujetos procesales

pueden obtener de un medio de prueba introducido en el proceso,

independientemente de quien lo haya planteado o presentado.

d) El Derecho a que se asegure la producción de la conservación de la

prueba:

El derecho a Prueba también comprende o está determinado entre otros

elementos por el derecho a que se asegure la producción o conservación de la

prueba a partir de la actuación anticipada de los medios probatorios.


De poco serviría tener el derecho a ofrecer medios probatorios o que los

mismo sean admitidos para su actuación en el juicio, si estos no estuvieren

disponibles para su actuación en el momento oportuno.

e) El Derecho a la Valoración Racional de las Pruebas Actuadas:

Uno de los elementos que forman parte del contenido del derecho a la Prueba

está constituida por el hecho de que las pruebas actuadas dentro del proceso ya

sea penal, civil o de cualquier otra índole; deben ser valoradas de manera

adecuada y con la motivación debida. De este hecho se deriva una doble

exigencia para el juez, en primer lugar: la exigencia de no omitir la valoración de

aquellas pruebas que son aportadas por las partes al proceso en el marco del

respeto de los derechos fundamentales y de lo establecido en las leyes

pertinentes, en segundo lugar: la exigencia de que dichas pruebas sean valoradas

motivadamente con criterios objetivos y razonables. Por ello, la omisión

injustificada de la valoración de una prueba aportada por las partes respetando los

derechos fundamentales y las leyes que la regulan, comporta una vulneración del

derecho fundamental a la prueba, y por ende al debido proceso.

En nuestro Ordenamiento al igual como en la Legislación de Perú, la

valoración de la prueba se rige por el Sistema de la Sana Critica. En virtud de ello,

el juzgador tiene libertad para evaluar los medios probatorios sin que estos tengan

asignado un valor predeterminado.


Esta exigencia de valoración de la prueba puede descomponerse en dos

aspectos distintos: por un lado, se exige que las pruebas admitidas y practicadas

sean tomadas en consideración a los efectos de justificar la decisión que se

adopte. Por otro lado se exige que la valoración que se haga de las pruebas sea

racional.

f) La Obligación de motivar el razonamiento Probatorio:

En la medida en que el objetivo principal del proceso penal es el acercamiento

a la verdad judicial, los jueces deben motivar razonada y objetivamente el valor

jurídico probatorio en la sentencia. El derecho a la Prueba comprende no solo el

derecho a que los medios de prueba practicados sean valorados de manera

adecuada, sino también a la motivación debida. La valoración de la prueba debe

estar motivada por escrito, con el fin de que el justiciable pueda comprobar si

dicho merito ha sido efectiva y adecuadamente realizado.

Así se ha sostenido que se trata de un derecho complejo cuyo contenido está

determinado por el derecho a ofrecer medios probatorios que se consideren

necesarios, a que estos sean admitidos y adecuadamente actuado, a que se

asegure la producción o conservación de las pruebas y a que estos sean

valorados de manera adecuada y con la motivación debida; esto con la finalidad

de darles merito probatorio que tengan en la respectiva sentencia.

Limites del Derecho a Prueba:

Al igual que todo derecho, el Derecho a Prueba se encuentra sujeto a

limitaciones o restricciones, derivadas tanto de la necesidad de que sean


armonizadas en ejercicio con otros derechos o bienes constitucionales. El

Derecho a Prueba se encuentra sujeto a principios de pertinencia, utilidad,

oportunidad y licitud. Estos principios informan la actividad probatoria, y al mismo

tiempo establece límites inmanentes para su ejercicio, esto es derivado de la

propia naturaleza del derecho.

De esta manera, los Límites que confronta el Derecho a Prueba son:

• Pertinencia: Exige que el medio probatorio tenga relación directa o indirecta

con el hecho que es objeto del proceso. Los medios probatorios pertinentes

sustentan hechos relacionados directamente con el objeto del proceso.

• Conducencia o idoneidad: El legislador puede establecer la necesidad de

que determinados hechos sean probados a través de determinados medios de

prueba. Sera inconducente o no idóneo aquel medio probatorio que se encuentre

prohibido en determinada vía procedimental o vedado para verificar determinado

hecho.

• Utilidad: Se presenta cuando contribuye a conocer lo que es objeto de

prueba, a descubrir la verdad, a alcanzar la probabilidad o la certeza. Solo

pueden ser admitidos aquellos medios probatorios que presten algún servicio en el

proceso de convicción del juzgador, mas ello no podrá hacerse cuando se ofrecen

medios probatorios destinados a acreditar hechos contrarios, cuando se ofrecen


medios probatorios para acreditar hechos no controvertidos, imposibles, notorios

o de publica evidencia; cuando el medio probatorio ofrecido no es el adecuado

para verificar por su intermedio los hechos que pretenden ser probados por la

parte y cuando se ofrecen medios probatorios superfluos.

• Licitud: No pueden admitirse medios probatorios obtenidos en

contravención del ordenamiento jurídico, lo que permite excluir supuestos de

prueba prohibidos.

• Preclusión o eventualidad: En todo proceso existe una oportunidad para

solicitar la admisión de medios probatorios, pasado dicho plazo, no tendrá lugar la

solicitud probatoria.

De esta manera, el Código de Procedimiento Penal, señala que efectivamente se

deben cumplir con estos Limites dentro de la actividad probatoria, porque así se

asegura que el Derecho a Prueba y por lo tanto el Derecho a Defensa sean

respetados y no vulnerados dentro de proceso o juicio Oral. Así, el artículo 377 y

378 del Código de Procedimiento Penal rigen estos aspectos de la siguiente

manera:

“Artículo 377. Licitud de las pruebas. Los elementos de prueba solo pueden ser

valorados si han sido obtenidos por un medio lícito y conforme a las disposiciones

de este Código”.
“Artículo 378. Oportunidad y relevancia de la prueba. Para que sean apreciadas en

el proceso, las pruebas deberán aducirse, admitirse, diligenciarse e incorporarse

dentro de los términos u oportunidades señalados en este Código, y deberán

referirse, directa o indirectamente, al objeto del hecho investigado y ser de utilidad

para descubrir la verdad”

En consecuencia, es innegable que un aspecto primordial dentro del derecho a

Prueba es tener claro el “Tema de la Prueba Judicial”, es decir tener presente

cuales son los hechos o sucesos que en determinado proceso debe probarse, ya

que de esta manera no se sobrepasa los límites a ella establecidos, y así las

partes gozan plenamente del Derecho a Prueba.

Prueba Ilícita:

La actividad probatoria en el derecho procesal es, por decirlo, uno de los

aspectos más fundamentales en el desarrollo de todo proceso, porque a través de

ella viene a materializar el reconocimiento de los hechos que le han sido sometido

a su enjuiciamiento. Eso ha llevado a que en los últimos tiempos, el derecho

probatorio no sea visto como una carga procesal para la parte o que sea un

aspecto del llamado desarrollo del procedimiento, sino que sea un verdadero

derecho.

Sin embargo, dentro de esta actividad probatoria muchas veces las partes

utilizan medios no lícitos o que son contrarias a la ley, a la moral y al orden

público.
El Doctor Jairo Parra Quijano sostiene que es Prueba Ilícita la que se obtiene

violando los derechos fundamentales de las personas, la violación se puede haber

causado para lograr una fuente de la prueba o el medio probatorio. La prueba

ilícita es aquella cuya fuente probatoria está contaminada por la vulneración de un

derecho fundamental o aquella cuyo medio probatorio ha sido practicado con

idéntica infracción de un derecho fundamental.

Entonces, entiéndase que el derecho de servirse de pruebas lícitas es parte

del debido proceso, por tanto, cualquier situación que pretenda sobrepasar este

límite, estaría violentando la garantía del debido proceso y extralimitando el

llamado derecho a probar. Y con este el artículo 780 del Código Judicial, al

referirse al conjunto de medios que pueden servir de prueba, deja marcada la

posición que cualquier medio racional puede servir a la formación racional de la

convicción del juez, siempre que no estén expresamente prohibido por la ley o

violen derechos humanos, o sean contrarios a la moral o al orden público.

Es por lo connotado del tema que para muchos autores, el concepto de ilicitud

probatoria se proyecta más que nada a determinar la eficacia o ineficacia procesal

de la prueba obtenida con violación o desconocimiento de normas constitucionales

o legales.

Es por ello que encontramos argumentos favorables que han tomado fuerza

en el aspecto de la libre apreciación o valoración de la prueba que puede hacer el

Juez, para de ese modo dársele efectividad procesal a ésta. Es justo aquí, donde

nacen criterios, como las llamadas reglas de exclusión (exclusionary rule), la teoría
del fruto del árbol envenenado (fruit of the poisonous tree), pero todas ellas

apuntando a que las pruebas obtenidas directamente o indirectamente con

violación de derechos fundamentales no deben surtir efecto alguno en el proceso y

su es prohibida, es prohibida su admisión, práctica y valoración.

Principios que regulan la Aportación y la Admisión de la Prueba en el Sistema

Penal Acusatorio:

a) Principio de libertad de Prueba: Conforme a este principio, se prohíbe

enunciar taxativamente los medios de prueba, de modo tal que las partes pueden

ofrecer y utilizar los medios de pruebas típicas o atípicas, siendo que su admisión

y posterior actuación estará sujeta a que sean conforme con los principios y

demás bienes jurídicos que delimitan su contenido. Se sustenta este principio en

el criterio de que la parte puede probar sus hechos, por cualquier medio, es decir

que no requiere medio de prueba determinado, ya que todos son admisibles para

dar con la verdad concreta.

b) Principio de Pertinencia: Es la relación lógica entre el medio y el hecho a

probar. En consecuencia, prueba pertinente es aquella que de alguna manera

hace referencia al hecho que constituye el objeto del proceso. Prueba impertinente

es aquella que no tiene vinculación alguna con el objeto del proceso, en razón de

no poder inferirse de la misma ninguna referencia directa o indirecta con el mismo


o con un objeto accesorio o incidental que sea menester resolver para decidir

sobre el principal.

En un delito de homicidio, prueba pertinente será la testifical ofrecida para

acreditar que el acusado amenazo a la victima dos días antes de los hechos.

Prueba impertinente será la prueba testimonial ofrecida para demostrar la mala

fama de la víctima.

La pertinencia, entonces, guarda relacion con el objeto de prueba, que se define

como aquello suceptible de ser probado; es decir, en lo que debe o puede reacer

la prueba.

Son objeto de prueba los hechos afirmados por las partes; esto es, los que

refieran a la imputacion, a la punibilidad y a la determinacion de la pena o la

medida de seguridad asi como los referidos a la responsabilidad civil derivada de

un delito.

c) Principio de Conducencia: La conducencia es una cuestión de derecho,

porque se trata de determinar si el medio utilizado, presentado o solicitado es

legalmente apto para probar el hecho.


d) Principio de Utilidad: La utilidad puede ser definida como aquella cualidad

del medio de prueba que hace que este sea adecuado para probar un hecho. La

prueba además de ser pertinente, debe ser útil. La utilidad de la prueba está

directamente relacionada con la relevancia que el elemento tenga en relación con

el objeto que debe probarse. Esto, es su importancia, idoneidad y eficacia para

verificar el mismo. La inutilidad supondrá por lo tanto, que el medio de prueba no

resulte apto.

e) Principio de Licitud: Este principio está referido al modo de obtención de la

fuente que posteriormente se pretende incorporar en el proceso. Un medio de

prueba podrá ser admitido solamente si ha sido obtenido por un procedimiento

constitucionalmente legítimo y valorado solo si ha sido incorporado legítimamente

al proceso. Por lo tanto, carecen de efecto legal las pruebas obtenidas directa o

indirectamente con violación del contenido esencial de los derechos

fundamentales de la persona; que es lo que se conoce como el Fruto del Árbol

Envenenado.

La consecuencia procesal de la ilicitud será en unos casos la inadmisión del

medio de prueba y en otros su falta de aptitud para formar la convicción judicial o

bien fijar los hechos es decir, para motivar la sentencia. La lesión de un derecho

fundamental en la obtención de un medio de prueba supone la ilegalidad; como

también es ilegal la proposición extemporánea del medio de prueba.


f) Principio de Necesidad: Se habla de principio de necesidad de la prueba ya

que se establece que la Prueba es vital para la demostración de los hechos en el

proceso; sin ella reinaría la arbitrariedad. Al juez le está prohibido basarse en su

propia experiencia para dictar sentencia.

En materia penal la necesidad de la prueba tiene su sustento en la presunción

de inocencia, puesto que es función entonces del Ministerio Publico o Fiscal de

desvirtuar a través de la presentación de pruebas esa presunción de inocencia del

Imputado.

Este principio se enuncia como la necesidad de que todo hecho que

constituye objeto del proceso debe ser corroborado solo mediante pruebas

introducidas legalmente al mismo.

El Derecho A La Prueba

El derecho a la prueba para las partes es importante, en la medida que ese

derecho determina cuándo y cómo pueden probar los hechos que configuran el

tema a debatir; para el órgano jurisdiccional, pues le ofrece los criterios para

admitir o denegar una prueba. Es por eso que el debate de todo proceso gira en

torno a la demostración de los hechos afirmados por las partes. No en vano

sentenciara Jeremías Benthan que “el arte del proceso, es el arte de las pruebas”.

De hecho ese derecho a la prueba está configurado en cuatro elementos, como


nos lo dice el jurista español Joan Picó i Junoy en su Obra “Derecho a la Prueba

en el Proceso Civil”:

1. La necesidad de efectuar siempre una lectura amplia y flexible de las

normas probatorias.

2. La necesidad de realizar una interpretación restrictiva de los preceptos que

limiten la eficacia del derecho a la prueba.

3. La subsanabilidad de los efectos procesales en materia probatoria.

4. La irrenunciabilidad del derecho a la prueba.

¿Esta constitucionalizado el derecho a la Prueba en Panamá?

Una lectura atenta a la constitución Política nos indica que ninguna de sus

normas recoge ese derecho en forma clara, como lo hace la Constitución

Española, en su artículo 24 que sí consagra el derecho a la prueba. Sin embargo

el artículo 32 de la Constitución Política de la República de Panamá, recoge la

garantía fundamental al debido proceso y además en la doctrina del bloque de la

constitucionalidad si establece el derecho fundamental a la prueba en nuestro

ordenamiento jurídico; específicamente al incorporarse en éste artículo 8 de la

convención Americana de los Derechos Humanos, que establece el derecho a la

prueba.

De manera que el hecho que las partes puedan disponer de los medios de

prueba para su defensa, a nuestro juicio es una garantía de carácter constitucional

en nuestro país y por ende un derecho fundamental. Ese carácter fundamental del

derecho a la prueba, sin embargo, tiene límites como todo derecho fundamental,
pues no es absoluto. No obstante, no debe impedir la frustración de la máxima

actividad de todo proceso, como lo es actividad probatoria.

En consecuencia, una decisión judicial que niegue el derecho a la prueba

por aspectos de formalidad y que obstaculicen la efectividad de ese derecho, a

nuestro juicio, lesiona ese derecho fundamental que puede ser corregible

mediante la Acción de Amparo contra dicha resolución que ha negado esas

pruebas o acta de audiencia en donde se impidió su aportación o práctica.

Si el derecho a la prueba es aquel que posee todo litigante, consistente en la

utilización de los medios probatorios necesarios para formar la convicción del

órgano jurisdiccional acerca de lo discutido en el proceso; ese derecho, a nuestro

juicio, es desde luego de carácter constitucional y tiene los siguientes elementos:

1. Todo litigante tiene derecho a utilizar los medios de pruebas pertinentes

para su defensa, y estos medios de prueba son los que aparecen

enumerados en el artículo 780 del Código Judicial, en cuanto a los medios

de prueba típicos y los demás medios de prueba atípicos no señalados en

la norma.

2. El derecho a la prueba es de carácter subjetivo, pues su ejercicio requiere

de la voluntad de las partes, pues sin ellas o una de ellas, es la que tiene el

deber de proponer el medio probatorio que pretende sea admitido,

practicado y valorado judicialmente, no lo hace su inacción y es propia su

inoperancia, pero no que se le haya negado dicho derecho. Cuando

hablamos que es un derecho subjetivo, queremos decir, que es el poder


reconocido a la persona por el ordenamiento jurídico, con significado

unitario e independiente, pues queda al arbitrio o a la voluntad de ella, la

posibilidad de su ejercicio y defensa; se trata entonces de un derecho

potestativo del litigante, que es a quién va a beneficiar el mismo en el

desenvolvimiento del proceso.

Contenido Esencial Del Derecho A Probar Y Los Principios Que Delimitan Su

Contenido

El derecho a probar no tiene un carácter ilimitado o absoluto su contenido

esencial, es decir, a que constituye su contenido básico irreducible, sin el cual el

derecho se desnaturaliza o pierde sentido, se encuentra delimitado por una serie

de principios que inspiran “el debido proceso”, y por otros preceptos

constitucionales con los que guarda relaciones de coordinación en el

ordenamiento jurídico.

La importancia que se determine el contenido, radica en que al hacerlo el

Órgano Judicial y los operadores de derecho, están en condiciones de evitar

aquellas conductas que atentan contra éste; por otro lado, se puede fijar con

claridad que actos son permisibles, a fin de que no se desnaturaliza y afectan su

contenido básico, como los es que se admitan las pruebas, se practiquen y se

valoren todos los medios probatorios ofrecidos, como los sujetos procesales

legitimados, tales como: el demandante y demandado, o denunciantes y

denunciados; litisconsortes y coadyuvantes, e inclusive, intervinientes, etc.; todos

ellos tienen ese derecho a la prueba, pero conforme a los principios que los

inspiran y lo delimitan.
En consecuencia, el derecho a la prueba implica, en primer lugar, el

derecho a que se admita toda aquella prueba que propuesta por alguna de las

partes; sin embargo, esa parte tiene el deber de respetar los límites inherentes a la

actividad probatoria y cumplir con los requisitos legales de proposición, como lo

son: el de ser propuesta en cada proceso en particular dentro del término legal o

en los términos expresamente señalados en la ley, o norma procesal como

ejemplo en los procesos abreviados o sumarios, debe ser propuesta con la

demanda o su contestación.

En Segundo lugar el derecho a la prueba supone que el medio admitido sea

practicado por el Tribunal, pues en caso contrario estamos en presencia de una

denegación por omisión de ese derecho, ya que no es potestad del Juez decir que

medios de prueba serán practicados o no, y una vez admitida la prueba su

práctica será obligatoria, a menos que la parte proponente de la prueba

comunique a la parte contraria que desiste de dicha prueba y exista el

consentimiento, no debemos olvidar que la prueba admitida en el proceso

introduce el principio de la “Comunidad de la Prueba”, que consagra el artículo

814 del Código Judicial.

Sobre este aspecto el connotado profesor italiano MICHELLE TARUFFO,

señala “que el derecho a la prueba resultaría inútil e ilusorio si en él no se

recogiese el derecho a la práctica de aquella prueba que haya superado la prueba

preliminar”

Veamos cada uno de estos principios:


1. DERECHO A QUE SE ADMITAN LOS MEDIOS PROBATORIOS

OFRECIDOS:

El derecho a probar, implica en primer lugar, que el juzgador admita al proceso o

procedimiento los medios probatorios ofrecidos, por esos sujetos procesales

legitimados, siempre que resulten conformes con los principios procesales que

delimiten su contenido, y estos límites son:

a.) Principio de Eventualidad o Preclusión en materia probatoria: significa

que los medios probatorios deben ser ofrecidos dentro del plazo señalado por la

norma jurídica, generalmente en los actos postulatorios, extinguiéndose toda

posibilidad de exigir su admisión al proceso o procedimiento, si no han sido

ofrecidos en la oportunidad debida.

Con ese principio se persigue impedir que se sorprenda al adversario con medios

probatorios de último momento, que no alcance a controvertir, o que se propongan

cuestiones sobre las cuales no pueda ejercitar eficazmente su defensa, su

observancia implica la pérdida de la oportunidad para ejecutar un acto procesal;

existiendo entonces una oportunidad son ofrecer los medios probatorios

pertinentes para acreditar los hechos que configuran su pretensión o defensa.

Sin embargo existe una excepción a este principio relacionado con la teoría de

los hechos nuevos que pueden ser propios o impropios. Se entiende por hecho

nuevo propio, aquel que ocurre antes del inicio del mismo, sólo puede ser

conocido por la parte que se beneficia con él con posterioridad del inicio del

proceso.
Los hechos nuevos constituyen una excepción al principio de preclusión

probatorio, pues puedan ser puestos por la parte a quien su incorporación en el

proceso beneficia, a pesar de haber transcurrido la oportunidad legal para hacerlo;

soportando por tal razón la carga de probar su ocurrencia.

La teoría de los hechos nuevos está ligada a la necesidad de permitir que las

partes acerquen al juzgador la mayor cantidad de información posible, a fin de

resolver el conflicto de interés de la mejor manera, por ello es una excepción al

principio de preclusión; pueden ser incorporados al proceso y surtir sus efectos, y

se está a favor de su admisibilidad, por sobre la sutileza del procedimiento está la

función sagrada del juez de administrar justicia, dando a cada uno lo suyo.

b.)Principio de Pertinencia de los Medios Probatorios: este principio exige que

los medios probatorios ofrecidos guarden una relación lógica-jurídica con los

hechos que sustentan la pretensión o la defensa, de lo contrario, no deben ser

admitidos en el proceso. Los medios probatorios que resulten impertinentes

deben ser rechazados de plano por el Juez.

Sin embargo, cuando el juez le surjan dudas sobre la impertinencia por no ser

tan manifiesta, pues el medio no guarda una relación directa con los hechos

alegados, sino que puede guardar una relación indirecta, se puedan admitir dicho

medios probatorios y establecer el pronunciamiento definitorio sobre su

pertinencia o impertinencia para el momento en que se dicte sentencia o sobre la

resolución que decide el incidente de invalidación de la prueba.


Un ejemplo de impertinencia lo constituye el que el medio probatorio con el que

se pretende probar el hecho, no encaja en el supuesto de la norma cuya

aplicación pide la parte, pese haber sido alegada por ella.

c.) Principio de Idoneidad o Conducencia de los Medios Probatorios:

Existen situaciones en las que la ley señala que determinados hechos sólo pueden

ser acreditados con cierto tipo de medios probatorios, o que en determinados

procesos sólo pueda permitirse o admitirse un específico medio de pruebas; por

ejemplo: en los procesos ejecutivos, sólo son admisibles la declaración de parte,

los documentos y la pericia, no así la declaración de estos testigos o la inspección

judicial.

Este principio exige que el Juez cuide del medio probatorio con el cual se pretende

acreditar los hechos que configuran la pretensión o excepciones de las partes. Sin

embargo debemos recordar que estamos ante un derecho fundamental, como lo

es el derecho a la prueba, y lo que no se puede permitir es que se dicte una ley o

leyes que señalen limitaciones probatorias, como la prohibición de utilizar ciertos

medios de pruebas, pues el carácter fundamental del derecho a la prueba, lo

convierte en un elemento esencial de ordenamiento jurídico; y resultaría

inconstitucional todo acto o ley que restrinja ese derecho.

Cualquiera restricción o limitación al derecho de probar exige la existencia una

resolución motivada y razonada, de manera que el juez haya ponderado entre el

límite a la prueba y el fin que pretende alcanzarse por tratarse de un derecho

fundamental.
d.) Principio de Utilidad de los Medios de Prueba: este Principio, señala que

sólo deben ser admitidos aquellos medios probatorios que presten algún

servicio en el proceso de convicción del juzgador, de manera que si un

medio probatorio ofrecido no tiene este propósito debe ser rechazado de

plano por el juez.

Como por ejemplo, cuando se ofrece un medio probatorio destinado a

acreditar hechos contrarios a una presunción absoluta, o cuando se

ofrecen medios para acreditar hechos no controvertidos notorios o de

pública evidencia o cuando se trata de acreditar un hecho que ha sido

objeto de cosa juzgada.

e.) Principio de Licitud de los Medios Probatorios: según este principio, no

pueden admitirse en el proceso medios de pruebas en contravención del

ordenamiento jurídico.

El carácter fundamental del derecho a la prueba obliga al juez, a decidir la

admisibilidad de estos medios probatorios en cada caso en concreto,

realizando una ponderación motivada de los intereses en juego en el

proceso y sobre la base del principio de proporcionalidad entre el derecho y

el valor que se pretenda proteger, con la norma violada y el derecho

fundamental a la prueba.

Por esa razón la doctrina procesal, ha señalado que el juzgador debe

evaluar la situación en cada caso en concreto atendiendo a su gravedad, la

situación de la relación jurídica controvertida, la dificultad del litigante de

demostrar sus manifestaciones o alegaciones, y debe valorar si la


transgresión de la norma tiene una justificación o necesidad, o si por el

contrario existe posibilidad de probar los hechos alegados con otros medios

o si dicha transgresión puede producir un daño mayor a que va a producir

en el proceso.

De allí la importancia de la evaluación del juzgador cual de los derechos

elige y mediante resolución motivada, además de señalar lo manifestado y

explicar las razones de su escogencia.

Aquí debemos señalar que en la doctrina existen diversas opiniones por

Ejemplo Santiago Sentis Melendo, señala que “Los medios probatorios

obtenidos ilícitamente aunque formen parte del procedimiento, no deben

quedar incorporados al proceso, pues son medios que se han obtenido

violando normas constitucionales o aún legalmente garantizadas.

Por su parte Joan Picó i Junoy, considera que “el carácter fundamental de

la constitución otorga el derecho a la prueba, así como el interés del Estado

de ofrecer una Tutela Judicial Efectiva, permite al órgano jurisdiccional

apreciar y valorar ésta prueba ilegal, y para ello debió previamente actuar y

admitir, siempre y cuando se posibilite el derecho de defensa y

contradicción al litigante perjudicado por la misma. No obstante, debemos

admitir que no siempre el medio de prueba ilícito ha de ser admitido y

valorado por el juzgador”

El Juez ante esta disyuntiva de buscar la certeza de los hechos litigiosos, o

proteger las normas infringidas, puede en la aplicación de la doctrina de la

ponderación motivada de los intereses involucrados, entender


preeminentemente el segundo de ellos, y en consecuencia rechazar tales

pruebas.

Otro elemento de este derecho a la prueba, es el derecho a la realización

de las diligencias o actividades tendientes a establecer las pruebas para

mejor proveer o las pruebas de oficio que permite en nuestra legislación el

artículo 793 del código Judicial.

Sobre el particular, es importante de rigor manifestar los criterios que

existen en la doctrina en cuanto a los pro y contra de estas medidas que

constituyen una facultad de dirección procesal para cumplir con la misión

que tiene el juzgador de aplicar el derecho adecuado para una recta

justicia, pues existen posiciones que contienen las pruebas de oficio,

fundamentalmente en materia penal.

El hecho que se permita, no implica la justificación de que el operador de

justicia supla la inacción de la parte que no propuso la prueba dentro del

término oportuno o con las exigencias que exige la ley para que sea una

prueba idónea o que no la haya propuesto.

DERECHO A QUE SE ACTUEN LOS MEDIOS PROBATORIOS ADMITIDOS:

El derecho a probar resultaría inútil si el juzgador no actuara en la práctica de los

medios probatorios previamente admitidos, de allí que el derecho de todo sujeto

procesal a participar en la actividad de la práctica de la prueba, es una

manifestación, la cual es una manifestación del derecho a la prueba. Y si no se

práctica o actúa sobre un medio probatorio, se causa un agravio a alguna de las


partes y el derecho a probar se venía afectado, pero este derecho a la práctica de

la prueba exige como derecho relacionado la siguiente regla:

a.) La Inmediación en Materia Probatoria: La regla de la inmediación, que

no debe ser aplicada únicamente en la actividad probatoria, sino en todo

el desarrollo del proceso, la inmediación procura asegurar que el Juez o

tribunal se halle en permanente e íntima vinculación personal con los

sujetos y elementos que intervienen en el proceso, recibiendo

directamente las alegaciones de las partes y las aportaciones

probatorias, a fin de que el juzgador pueda conocer en toda su

significación, el material de la causa desde el inicio del proceso hasta su

término, que es con resolución que le pone fin o término al mismo.

El Principio de Inmediación implica que el Juez ha presenciado la

actuación de los medios probatorios, que ha escuchado a las partes, y

ha apreciado su conducta en el proceso sea el mismo juez que dicta la

sentencia; si ello no es así el derecho a la prueba se vulnera y es causa

de nulidad, si otro juez que no práctico las pruebas es que dicta

sentencia.

b.) Principio de contradicción y comunidad de la prueba: el principio de

contradicción extiende su eficacia a la totalidad del proceso; pero en

materia probatoria significa que el sujeto procesal debe gozar de la

oportunidad, para conocer la prueba y discutirla; es decir, la actuación

de la prueba debe desarrollarse con conocimiento y actuación de las

partes.
Por otra parte, el principio de comunidad o adquisición de los medios de

prueba, señala que estos pertenecen al proceso y no a quien los aporta,

de ahí que no se pueda pretender que sólo a éste beneficie. Una vez

admitidos en el proceso deber ser tenidos en cuenta para verificar la

existencia o inexistencia del hecho que se pretende que se pretende

probar, sea que le resulte en beneficio del sujeto procesal que la

propuso, o de la parte contraria que puede invocarla en su alegato.

Es por esta razón, que la importancia de la participación de las partes en

la actuación o práctica de las pruebas, no solo de las propuestas por las

partes; si no también de las incorporadas al proceso por iniciativa del

Juez; ya que su participación constituye una manifestación del derecho

a la prueba.

DERECHO A QUE SE VALOREN LOS MEDIOS PROBATORIOS

El tercer elemento del derecho a la prueba, conlleva a que un medio

probatorio admitido y practicado sea valorado por el juzgador que la practicó y

mediante una resolución debidamente motivada, para que no se le reste su

virtualidad y eficacia.

Esto tiene su razón por el hecho, como lo afirma la doctrina procesal, de

que el derecho a la prueba tiene su finalidad lograr el convencimiento del órgano

jurisdiccional y si éste operador de justicia no valora o toma en consideración los

resultados probatorios, frustra ese derecho y solamente cumple con una garantía

ritualista de su práctica.
Para evitar ésta nefasta consecuencia, debe asegurarse la valoración de las

pruebas por parte del Juez, y esto es lo que implica un aspecto de transcendencia

que es la motivación de la resolución judicial o de la sentencia, que constituye en

el Estado Constitucional del derecho, trayendo consigo importantes

transformaciones con respecto al poder judicial, que ocupa un papel de gran

relevancia y que puede resumirse en esa ideología jurídica al obedecimiento a la

ley, no a la persona en virtud de su derecho propio, sino a la regla establecida la

cual señala al propio tiempo a quien y en qué medida se debe obedecer.

El estado de derecho, postula el ejercicio de una función de juzgar

conforme a derecho, o si se quiere ser más preciso desvinculado de razones

extrajurídicas como lo son las políticas ideológicas.

La vinculación del poder judicial al principio de legalidad, configura la base

teórica del modelo de Juez, que es propio del Estado de Derecho, y que debe

hacerse sobre el principio de supremacía jurídica de la Constitución Política sobre

la ley. Esto significa que en todo Estado Constitucional es obligatorio para el

administrador de justicia.

Es por eso que cuando en una resolución judicial se proyectan normas

constitucionales, el Juez desempeña una actividad deliberativa o mediadora entre

las normas constitucionales y las normas legales, y ese carácter supra legal de la

Constitución conlleva a concebir cuál es la función del Juez que ejerce un poder

intenso en las actividades de la sociedad.


De allí que en todo Estado Constitucional, el Juez está ligado a la ley pero

también a la Constitución, y ese principio de constitucionalidad obliga a los jueces

a tener presente el cumplimiento de la Carta Magna en cada caso concreto, y ello

además el Juez debe considerar junto a las razones de la ley, las razones de la

Constitución en la aplicación o negación de una prueba.

Hoy día, las constituciones vigentes han incorporado un decálogo del

derecho, denominado fundamentales, y además consagran una gran cantidad de

principios de justicia que son el reflejo de concepciones de moralidad, y su

contenido presenta ciertos grados de indeterminación, y en algunas ocasiones

estos principios ni siquiera reflejan una concepción uniforme de la Justicia, sino

que son en ocasiones contrastantes, por lo que su eventual concurrencia, en un

caso en particular, que es muy frecuente, deja al operador de justicia sin mucha

guía para su actuación.

Lo anterior, es lo que le permite al Juez un amplio margen de

discrecionalidad, ya que es él quien debe ponderar los principios en juego y decidir

de manera discrecional o razonada, para establecer el principio que prevalece a

ese caso en particular.

En ese aspecto cabe destacar, que la resolución judicial del caso, se

proyectan normas constitucionales, el Juez debe desempeñar una actividad

mediadora entre esas normas, lo que es una facultad difícil que cuando aplica

únicamente a ley; de allí el papel relevante del Juez de nuestros tiempos.


Por esa razón, la actuación del Juez en el marco del Estado Constitucional,

debe ser valorada sobre la base de la discrecionalidad, sin olvidar los principios

constitucionales y legales. Pues si nos encontramos con un Poder Judicial que no

está estrictamente regulado, puede ser un poder judicial únicamente activista y no

necesariamente garantista; y esto es una decisión que contradice a un Estado de

Derecho en cuanto a un modelo jurídico que está encaminado a evitar la

arbitrariedad del poder.

Sobre este tópico es importante destacar el criterio de la profesora española

Marina Gascón Avellan, en su monografía “La Motivación de la Prueba”, publicado

en la Obra “La constitución y los Derechos Humanos”, coordinado por F. Lapoftz y

otros, cuando manifiesta que “precisamente la conciencia de ese papel central que

los jueces vienen llamados a desempeñar en los sistemas regidos por el principio

de constitucionalidad, pero también es la conciencia del riesgo anti garantista y

desde luego antidemocrático, a que puede conducir un activismo judicial

desbocado, explica la gran atención que en las últimas décadas se viene

prestando a los procesos argumentativos judiciales. Y agrega la autora que “La

presencia de una fuerte discrecionalidad en el desempeño de la función judicial no

proporciona inmunidad al Juez: Antes al contrario representa un reto para la

conformación de controles jurídicos que se ejercerán sobre el proceso

argumentativo que conduce desde la inicial información fáctica y normativa a la

resolución o fallo”.

Finaliza la idea, la destacada jurista, manifestando que “si en consustancial

el constitucionalismo, la centralidad de un poder judicial fuertemente discrecional y


con amplias facultades positivas, entonces parece necesario esmerar la

argumentación para no renunciar a los valores como la previsibilidad, la certeza, la

igualdad en la aplicación de la ley y sobre todo el carácter no arbitrario de la

función judicial”. Si actualmente el Juez no es la boca que pronuncia las palabras

de la Ley, sino el depositario de un poder que se ejerce con ciertas anchuras,

entonces debe acreditar la racionalidad de sus decisiones; pues ahí, reside su

principal fuente de legitimidad. Debe acreditar en fin, que ese ejercicio más o

menos discrecional de un poder no es; sin embargo, un ejercicio arbitrario.

Es por esa razón, que el mejor instrumento jurídico dirigido a garantizar que

el poder actúe racionalmente y dentro de los límites, lo es la motivación; que no en

vano ha sido modificada; que no en vano ha sido calificada por Manuel Latienza

como el signo más importante y típico de racionalización de la función judicial.

Es por esa razón que la motivación de la resolución judicial representa uno

de los principios rectores de la ética judicial y un aspecto que garantiza los

derechos de las partes en el proceso, fundamentalmente en el derecho a la

prueba.

La motivación de la resolución judicial, significa realizar un acto de

sinceridad, pues allí se explica o confiesa porque causas o porque propósitos se

adoptó esa decisión.

Motivar la resolución significa justificarla, explicar las razones que permiten

entenderla como correcta o aceptable, y esto va a depender del papel del Juez,

pues un fallo sin fundamentación es el mejor paradigma de una sentencia


arbitraria; y en nuestro caso de la negación de un derecho fundamental como la

prueba, por lo cual los jueces tienen el deber de justificar sus decisiones y

mostrarlas como correctas.

Además la principal función que garantiza la motivación, es facilitar el

control público o ciudadano de la decisión, y como las resoluciones judiciales

constituyen un acto público, se requiere de un control público para garantizar la no

arbitrariedad del Juez que las profiere; por eso no puede alegremente negar una

prueba, si no existe una resolución motivada.

Pero además, la mejor forma de brindar ese control, es con una auténtica

oralidad que es el mejor paradigma de una justicia rápida, eficiente y eficaz, si se

conduce por jueces preparados, con infraestructura adecuada, y con abogados

idóneos. De allí la importancia de estos eventos de capacitación.

LA NATURALEZA Y ÁMBITO DE APLICACIÓN DEL DERECHO A LA PRUEBA

El derecho a probar, es un derecho subjetivo, que pertenece a los llamados

Derechos Fundamentales, a los cuales tiene derecho todo sujeto, por el solo

hecho de serlo, y que le permite además utilizar en todo el proceso en el que

interviene o participa, conforme a los principios que lo delimitan y le dan contenido,

todos los medios probatorios, que le resulten necesarios, para acreditar los hechos

que le resulten necesarios de fundamento a su pretensión o defensa.


Se trata de un derecho, como hemos visto, que garantía que los medios de

pruebas se admitan y practiquen y que el juez los valore debidamente,

teniéndolos en cuenta al momento de la decisión, que se va a ver reflejada en la

motivación del fallo o decisión. Pero ésta valoración la debe hacer el juzgador

conforme a las reglas de la sana crítica, que responde a las reglas de la ciencia, la

lógica y el derecho que valora, teniendo en cuenta las máximas de experiencia,

que son también las llamadas “reglas de la vida” siendo éstas, los juicios fundados

en la observación de lo que comúnmente ocurre y que puedan ser generalmente

conocidos y formulados por cualquier persona de un nivel mental medio, en un

determinado círculo social, y que no se requiere enunciarlos y menos declararlos

probados en la sentencia. Pero cuando algunos de esas reglas requieren

conocimiento técnico, debemos el auxilio de los peritos.

Desde luego su naturaleza es indudablemente procesal, puesto que se

desarrolla en el marco de un proceso, con independencia de que algunas

ocasiones las leyes sustantivas exijan determinados tipos de prueba o validez de

actos, como los que se indican en el artículo 1131 del Código Civil, pero su ámbito

de aplicación en cuanto a derecho, se extiende a todos los procesos.

No debemos olvidar que el proceso surge, de conflictos de convivencia y el

derecho a defenderse y proteger sus intereses cada parte del proceso le permite

al ciudadano, utilizar los distintos medios de pruebas pertinentes como un derecho

fundamental, cualquiera que sea el proceso en que las personas se vean

involucradas. Es por eso, que su titularidad corresponda a todos; es decir, a todas

las personas con independencia de la posición que ocupen en el proceso, por lo


anterior se justifica, pues la parte demandada su careciera de la práctica de la

prueba, carecería de ese derecho de defensa.

Sobre este punto, el Tribunal Supremo Constitucional español, ha señalado

que “El derecho a la prueba, es inseparable del derecho mismo a la defensa; lo

que supondría vulnerar el derecho a un proceso con todas las garantías o lo que

es lo mismo, el derecho a la tutela judicial se alcanzará ni la parte demandada, no

tiene en tiempo oportuno la respuesta a su defensa mediante la prueba practicada

en contradictorio”

Sin embargo, como todo derecho fundamental, el derecho a la prueba tiene

límites, es decir no es un derecho absoluto y estos límites los podemos manifestar,

porque ningún derecho es ilimitado y en cuanto a los límites del derecho de

prueba el jurista español Joan Picó i Junoy, señala dos tipos de límites: los

intrínsecos o inherentes a la actividad probatoria y los extrínsecos o debido a los

requisitos legales de la proposición.

Los primeros, se establecen y se materializan en los presupuestos o

condiciones, que por su propia naturaleza, debe cumplir toda prueba, siendo

estos, la pertinencia, la licitud y la utilidad de la misma. Mientras que en los límites

extrínsecos se deben al carácter procesal del derecho objeto de estudio y hacen

referencia a las formalidades y procedimientos que son necesarios para su

ejercicio.

Es decir, se refieren a circunstancias que existen separadas al medio de

prueba, pero que se relacionan con él y lo complementan como lo son la


presentación en tiempo oportuno, a las formalidades que requieren algunos

medios de prueba, legitimación, la postulación para la prueba, de quien lapide o la

presenta y la nulidad del juez quien la pide o la decreta.

Además de la capacidad general del juez, o funcionario comisionado que la

decreta, cuando la prueba exija la participación de peritos, se exige que sean

idóneas, de lo contrario se decretará su nulidad, a petición de la parte que le

afecte la prueba; tal como lo ha señalado la Corte Suprema de Justicia de

Panamá, en la Acción de Amparo de Garantías Constitucionales de 10 de julio de

2009, donde se decretó la nulidad de un peritaje, por carecer del perito de

idoneidad; en dicho fallo la Corte señalo que la designación indebida de un perito

no implica la infracción al debido proceso, ni se constituye en causa de nulidad,

todo vez que ello debe verse al momento de la valoración del material probatorio

aportado al proceso.

En cuanto a los límites intrínsecos, tienen su justificación constitucional para

la admisibilidad de ese derecho a la prueba, pues en su ejercicio no pueden

violarse derechos fundamentales establecidos en la Constitución Política.

Para hacer referencia a los límites extrínsecos, es importante manifestar

que en el ejercicio de todo derecho de contenido procesal, dicha actividad debe

realizarse o adecuarse a una serie de requisitos y formas procedimentales, y en el

ejercicio del derecho de la prueba, estos requisitos los establece la norma

procesal.
Estos límites son genéricos cuando afectan a todos los medios de prueba y

en forma específica cuando afectan a determinadas clases de prueba. En cuanto a

los límites genéricos, el primero es la legitimación, para que se admita un medio

de prueba la parte debe estar legitimada en el proceso.

El otro límite genérico, es su temporalidad y el cumplimiento de este

requisito es una condición sine qua non para el ejercicio de ese derecho a la

prueba. Se violentaría el derecho a la prueba si la prueba presentada en tiempo

oportuno y en la forma establecida en la norma procesal, y el juez no la admite.

El cumplimiento de estos límites, exige que la prueba deba solicitarse

atendiendo o de acuerdo a la clase de proceso que se trata; pues en nuestro

sistema, hay dos formas de recepción de prueba. Una es en el acto de audiencia,

y la otra en tracto sucesivo o escrito. La parte proponente del proceso debe saber

cómo debe presentar el medio de prueba y en qué momento procesal para no

tener vulnerado ese derecho. Para esto se exige el conocimiento del abogado

respecto al tipo o clase de procedimiento que ha señalado para el proceso que

iniciaría.

En cuanto a los límites específicos, es decir, para cada uno de los medios

de prueba, tenemos que cuanto a la prueba testimonio, la misma exige requisitos

básicos, como lo son el que la persona del testigo sea ha bit para declarar; que e

la pregunta sea pertinente y que el testimonio sea útil; o también saber cuándo el

testigo no tiene el deber de declarar, porque la ley le permite guardar el secreto


por razón de su estado o profesión, como lo señala el artículo 912 del código

Judicial.

En cuanto a la prueba documental el límite que se establece es de relevancia

práctica. Consiste en que los documentos deben ser presentados en forma

oportuna para su admisibilidad, pues de lo contrario le precluye la posibilidad de

aportarlos posteriormente. Aquí cobra un papel preponderante el hecho que el

documento sea presentado con la demanda como lo indica el artículo 669 o con la

contestación de la demanda del artículo 68l del Código Judicial, con respecto al

proceso ordinario. Mientras que en los procesos sumarios, como se indica con la

norma, las pruebas deben presentar con la demanda y con la contestación de la

demanda, tal como lo preceptúa el artículo 1346 del Código Judicial.

Por último, una limitación al derecho a la prueba en cuanto al dictamen pericial,

consiste en la obligación de aportar dentro del plazo señalado por el juez y

preferiblemente no podríamos presentar un dictamen en donde no se le haya dado

la oportunidad del contradictorio a la parte, pues el derecho la prueba exige el

contradictorio o la participación de todos los sujetos del proceso.

Como podemos proteger este derecho a la prueba la protección del derecho a la

prueba va a depender del momento procesal en que se vulnera dicho derecho; la

inadmisión de la prueba por el juzgador de primera instancia que se haya


presentado cumpliendo con las exigencias legales, se subsana mediante el

recurso de amparo, que es el principal mecanismo procesal para denunciar las

vulneraciones del derecho a la prueba, al cual puede acudirse una vez se hayan

agotado los recursos utilizables dentro del respectivo proceso.

Es por eso que es importante destacar. Que el juez es el que tiene el deber de

examinar la legalidad, la pertinencia y la utilidad de cada medio de prueba, pues lo

que no puede hacer el juez constitucional que conoce del recurso de amparo. Es

inmiscuirse en la actividad desarrollada por el Tribunal a quien le corresponde la

valoración de los elementos que son propios del derecho a la prueba y que

corresponde al juez de la causa.

Ésta ha sido la jurisprudencia inveterada o los argumentos que con mayor

frecuencia se han utilizado por parte del juez constitucional que conoce de la

Acción de Amparo para inadmitirlo en nuestro medio.

Nosotros estimamos que deben concederse los amparos cuando la prueba es

practicada y no denegada, ya sea en cuanto a los límites intrínsecos o

extrínsecos, conlleva consecuencias desfavorables para la parte que se ha visto

perjudicada con una verdadera indefensión y va a tener una sentencia en su

perjuicio por su indefensión.


Es por esta razón que el derecho a la prueba es un derecho fundamental. Cuya

protección no puede quedar subordinada a los juicios valorativos que efectúa un

juez sin una motivación en la resolución que en muchas ocasiones inadmite dicha

prueba, y que puede ésta ser importante para la decisión de] proceso. De allí que

sea necesario motivar las decisiones probatorias en todos sus aspectos de

admisión inadmisión y valoración.

III. DERECHO COMPARADO

La Prueba en el Proceso Civil del Salvador

Marco histórico del derecho a la prueba en el proceso civil salvadoreño.

La prueba se presenta a lo largo de la historia cuando surge la necesidad de probar

la verdad de un hecho o acto y en el campo procesal, es fundamental pues consiste

en la certeza en el juez sobre la existencia de los hechos que se someten a su

consideración.

1. Proceso salvadoreño:

En el proceso nuestro se establece constitucionalmente que toda persona

para ser privada de un derecho debe ser previamente oída y vencida en juicio con

arreglo a las leyes (Art. 11 Cn).


Del anterior precepto se establece que al que se le vincule una posible pérdida de un

derecho tiene la oportunidad de demostrar y desvirtuar cualquier alegación en su

contra.

La actividad probatoria descansa en el principio de aportación de parte,

consistente en que las partes incorporan los hechos al proceso, y que las partes

poseen la facultad de aceptar como existentes los hechos alegados por la parte

contraria. El sistema probatorio salvadoreño es un catálogo claramente definido, no

admite ningún otro medio probatorio fuera de los contenidos en la norma procesal

(código de procedimientos civiles). Corresponde al actor la obligación de rendir

prueba y al demandado como derecho de defensa la oposición de excepciones.

En el proceso salvadoreño son medios de prueba: la prueba instrumental, prueba

testimonial, prueba pericial, inspección judicial, prueba por confesión Prueba por

juramento y prueba por presunción. Art. 253 Pr. C.

1. La Influencia Del Constitucionalismo En El Proceso Civil

Todos podemos convenir en que la Constitución es una norma cualitativamente

distinta en la medida en que incorpora un sistema de valores esenciales que ha de

constituir forzosamente el orden de convivencia política. También es obligado partir

de que se trata de la norma que está en la cúspide del ordenamiento jurídico y que,

sin perjuicio de su aplicación directa, que analizaremos seguidamente, tiene una

característica específica, cual es la de informar al resto del ordenamiento jurídico. La

Constitución es, pues, la norma fundamental y fundamentado de todo el

ordenamiento jurídico.
La doctrina clásica constitucionalista extrae dé esta primera afirmación tres

consecuencias:

• La Constitución impone al legislador límites, que le impiden dictar normas que

contravengan los que en ella aparezcan como derechos fundamentales.

• Es un mandato al juez para que, como norma fundamental, observe estrictamente

la Jerarquía normativa, es decir que aplique la Constitución porque justamente se

encuentra en el vértice de la pirámide normativa.

• Es un elemento de integración o interpretación del ordenamiento Jurídico, por ello,

conviene partir de algunas consecuencias de principios constitucionales básicos,

pues la principal dificultad (observada en todos nuestros países, en los que conviven

normas preconstitucionales, con la propia Constitución) reside en la posible

derogación tácita de normas porque se oponen a la propia Constitución (por ejemplo

la expulsión del ordenamiento procesal salvadoreño del denominado pacto de no

apelar del artículo 986 Ord. 2° Prc.) o en la necesidad de interpretar el ordenamiento

jurídico con arreglo a los derechos fundamentales de los ciudadanos (por ejemplo la

obligación de notificar la sentencia al rebelde, o la exacerbación de los requisitos del

emplazamiento para poder declarar la rebeldía y la subsidiariedad del denominado

emplazamiento edictal).

En primer lugar es obligado aludir a la Constitución como fuente principal

del Derecho. La Constitución es una norma directamente aplicable por el juez y por
el resto de órganos llamados eventualmente a aplicar el Derecho, lo que significa su

eficacia directa para los jueces, derivada de lo dispuesto en el artículo 172 Cn.

Además de ser, por lo tanto, una fuente del Derecho es la fuente formal de mayor

jerarquía, lo que, a su vez, implica que el resto de las fuentes del Derecho. Incluida

la Ley, tienen la posición subordinada a ella que la propia Ley fundamental les

atribuye. Consecuentemente, el resto de las normas están subordinadas a la

Constitución no sólo formalmente, sino desde un punto de vista material lo que

significa que el resto de las fuentes no pueden contradecir (y de hacerlo serán o

interpretadas conforme a la constitución o simplemente, expulsadas del

ordenamiento por el órgano que tenga dicha función) el contenido de la Constitución,

de modo que no formarán parte del ordenamiento jurídico más que las normas

material y formalmente acordes con los presupuestos constitucionales.

Como acertadamente resume TINETTI: "a) la Constitución es Derecho, no

se trata de una Institución ideal o simbólica, sino de un documento jurídico y como

tal vinculante: b) La Constitución tiene un valor normativo y directo; c) no solamente

es una norma, sino la primera de las normas del ordenamiento jurídico salvadoreño,

la Ley superior'. Ello no quiere decir que no existan normas en la Constitución

salvadoreña que no tengan este valor de declaración de principios y normas de

contenido puramente programático. Es decir que sobre todo en el catálogo de

derechos y libertades fundamentales, las normas no están situadas en el

ordenamiento como simples declaraciones de principios, sino que, bien por el

contrario, están situadas en él para precisamente, servir de normas de garantía y de

aplicación directa por los propios tribunales de Justicia. Entrando más de lleno en la
relación entre Constitución y Proceso civil, la cuestión reside en determinar qué

integra el derecho fundamental de acceso al proceso y los derechos que han de

respetarse en el mismo, y cómo se aseguran estos derechos dentro del proceso, es

decir cómo se respetan dentro de él las denominadas garantías procésales

constitucionalizadas.

Como expondremos más adelante, el derecho al debido proceso es

denominado en el Derecho constitucional salvadoreño "derecho o garantía de

audiencia", pero como ha resaltado la totalidad de la doctrina, este derecho de

audiencia es el mismo que con otras denominaciones se recoge en otros

ordenamientos jurídicos (derecho a la tutela judicial efectiva sin indefensión).

2. Tomado de: Bertrand Galindo, Francisco Tinetti, José Albino; Kuri de Mendoza,

Silvia Lizett, Orellana, María Elena; "Manual de Derecho Constitucional", Centro de

investigación y capacitación, San Salvador, 1992., p 148.

El derecho a la prueba

El derecho a utilizar los medios de prueba

Sentados ya los puntos de partida del derecho al proceso debido, y a la defensa,

igualdad de armas y contradicción, procede que entremos en el análisis concreto de

las consecuencias que ello tiene en el derecho a la prueba, más concretamente del

derecho a la utilización de los medios de prueba pertinentes para la defensa. El

derecho a la utilización de medios de prueba, llamado por la jurisprudencia de la


Sala de Constitucionalidad "derecho a la libertad probatoria', que como hemos visto

es inseparable del derecho de defensa, consiste básicamente en que los medios de

prueba pertinentes sean admitidos y las pruebas sean practicadas por el Juez o

Tribunal, sin desconocer u obstaculizar el derecho, incluso prefiriendo el acceso en

la admisión que la restricción en caso de duda.

Ahora bien ¿cuál es el ámbito específico de este Derecho? Nos referimos al ámbito

estricto de aplicación del principio a los procesos civiles. Desde esta perspectiva

este derecho ampara exclusivamente las actuaciones en los procesos civiles en las

que por el órgano judicial se deja indefensa a una parte a causa de una decisión

relacionada con la actividad probatoria que afecte a cualquiera de las fases en las

que, a su vez puede subdividirse (proposición, recibimiento a prueba, práctica y

valoración), Por lo tanto podrá producirse, en relación con el primero de los hitos

cuando el juez decida no abrir el período probatorio es decir que resuelva como si se

tratara de una cuestión de mero derecho, sin justificación o cuando, llegados al

segundo, resuelva no admitir alguno de los medios. También cuando en la práctica

incumpla las normas que regulan la actividad probatoria, siempre que ello tenga

trascendencia constitucional y no sea una cuestión de mera legalidad.

Finalmente, cuando la valoración sea contraria a las normas procésales siempre que

alcance la misma relevancia vamos a intentar aproximarnos aún más a este tipo de

supuestos.

Algunos principios del proceso civil relacionados con el derecho a la prueba

Tras resaltar la dimensión constitucional del derecho a la prueba (o por mejor decir

del derecho a valerse de los medios de prueba pertinentes, con el alcance que
hemos analizado), para la posterior comprensión de las cuestiones que trataremos

sobre el objeto de prueba, conviene que fijemos algunos principios del proceso civil.

El Principio Dispositivo

El principio dispositivo informa el objeto del proceso que indica a quién le

corresponde la titularidad de la pretensión y cómo debe someterse a ella el órgano

judicial. Un sistema procesal en el que rige el principio dispositivo atribuye a las

partes, en exclusiva, la capacidad para decidir si acuden a los tribunales a ejercitar

su derecho de acción y también para delimitar cuál es el objeto del proceso. Como

parece evidente y ha destacado la doctrina, el principio dispositivo se funda en que

en el proceso civil se actúan derechos subjetivos y, por lo tanto disponibles en la

mayor parte de los casos.

Las manifestaciones más importantes, a los efectos que nos interesan, son

las siguientes:

Afirmada la vigencia del principio dispositivo, las partes son dueñas de acudir al

proceso y hacer valer en él sus pretensiones. Solamente ellas, pues, y no el juez, ni

ninguna otra persona pública o privada, son las que deciden si van a imperar en los

Tribunales la resolución de una determinada controversia. Ahora bien, esta

afirmación hay que ponerla en relación con el tipo de derechos que estén en juego.

Todos los ordenamientos han previsto determinados derechos en los que está en

juego no sólo el interés de la parte, que puede tenerlo o no, sino un cierto interés

público. En estos procesos regirá el principio exactamente contrario: el inquisitivo y

en consecuencia, el Estado tiene interés en el objeto del proceso. En estas

ocasiones, la acción puede ser entablada por un órgano del Estado quien actúa ante

los tribunales en representación de quienes no pueden acudir por sí mismos


(menores e incapaces). Por lo tanto, en todos los procesos en los que se encuentra

plenamente vigente el principio dispositivo, las partes han de ser dueñas de

continuar adelante o no en el proceso, de decidir el modo de continuación y de

terminarlo de forma normal o anormal. Dado que se actúan derechos privados y que

el ordenamiento reconoce la posibilidad de renunciar a ellos en la mayor parte de los

casos, de llegar a transacciones, de dejarlos en suspenso, de aceptarlos

plenamente, en los procesos regidos por el principio dispositivo, siempre que lo

permita el ordenamiento, el actor podrá desistir de la acción, transigir suspender el

curso del proceso, modificar si se permite el objeto de la pretensión o desistir del

proceso para poder después iniciar otro. Y, por consiguiente, el demandado podrá

reconocer la pretensión del actor mediante el allanamiento, o aceptarla parcialmente

en la transacción.

Los Testimonios y Confesión como Medios de Prueba

TESTIMONIO

1. Concepto

El testimonio es la declaración, manifestación verbal, narración o relación que una

persona llamada testigo hace ante un juez o tribunal, tratándose de prueba procesal,
respecto a hechos, sucesos o eventos sobre algo que se le pregunta; si la persona

percibió directamente los hechos se le conoce como testigo presencial; si es por

narración de otros se le conoce como testigo de referencia.

La palabra testigo proviene del vocablo testifico derivada a su vez de testificar

(atestiguar, comparativo de testis- y Facio (hecho- .

Podemos concluir entonces es testigo la persona que atestigua una cosa, que ha

visto u oído algo en consecuencia puede dar consecuencia de un hecho.

En Derecho se toma la voz TESTIGO en dos acepciones estrechamente

relacionados entre así:

Testigos son las personas que necesitan concurrir a la celebración de ciertos

hechos jurídicos.

Testigos son las personas que deponen sobre un hecho que ha presenciado.

En la primera acepción, los testigos contribuyen una solemnidad; en la segunda, un

medio de prueba.

1.1 Artículo 907: este medio de prueba es admisible en todos los casos en que no se

halle expresamente prohibido.

1.2 En el artículo 908: es hábil para testificar en un proceso toda persona a quien la

ley no declare inhábil.

Son absolutamente inhábiles para declarar en todos los procesos:

Los medios padezcan de enajenación mental.

Los ciegos y sordos, en los casos cuyo conocimiento depende de la vista o el

oído.

Los menos de 7 años ; y


Los que por cualquier otro motivo estén fuera de razón al tiempo de declarar.

Son inhábiles para declarar en un proceso determinado:

Los que al momento de declarar sufren de alteración mental o perturbaciones

psicológicas graves o se hallen en estado de embriaguez, su gestión hipnótica o

bajo el efecto de alcohol, drogas toxicas, sustancias alucinógenas u otros elementos

que perturben la conciencia, y

Las demás personas que en circunstancias análogas el juez considere inhábiles

para declarar, en un momento determinado, de acuerdo con las reglas de la sana

crítica.

No están obligados a declarar:

El abogado o apoderado sobre las confidencias que hayan recibido de sus

clientes y los consejos que haya dado a estos en lo relativo al proceso que manejan,

El confesor acerca de las revelaciones hechas por el penitente.

El medico en cuanto a las confidencias que le haya hecho sus pacientes.

El juez mientras este conociendo el proceso

El hijo contra si padre o madre, ni estos contra aquel. Un cónyuge contra otro

excepto en proceso entre ellos; y

El cónyuge o conviviente permanente en contra del otro, excepto en proceso entre

ellos.

El menor que tenga siete años y menos de catorce requiere curador para declarar y

el mayor de catorce no necesita curador, pero el juez cuidara de que no se le

sorprenda con el interrogatorio.

2. Elementos del testimonio:


En la formación del concepto de la prueba testimonial interviene un elemento

subjetivo, un elemento objetivo y un elemento formal. Estos elementos son muy

imprescindibles en la formación de testimonio como medio de prueba o instrumento

con la función principal de lograr la convicción jurídica. Esta prueba a sido la mas

antigua y ha sido admitida en los ordenamientos de todos los tiempos propuestos

para producir la convicción del juzgador sobre los derechos objeto de la

controversia. Asegura el autor Georphe que desde que existe la pretensión de hacer

justicia se han valido del testimonio como el más fácil y más común de los medios de

prueba. Por otro lado es cierto que en esas pruebas suelen influir el error, la mala fe,

la parcialidad y la incertidumbre de la memoria. En general es digna de aprecio

porque es el sentimiento que hay en el hombre que lo induce a decir la verdad u dar

crédito a la palabra de sus semejantes.

2.1 Elemento Subjetivo: se refiere a la persona o sujeto que presta o rinde la

declaración testimonial. Este proceda a agregar que para actuar como testigo de un

juicio se requiere de una capacidad o aptitud genérica y otra de legitimación o

aptitud especifica

2.2 Elementos subjetivos: el objeto de la prueba testimonial, al igual que el de

los otros medios probatorios son los hechos. Por se objeto del testimonio cualquiera

clase de hecho, siempre sea extraprocesal. La calidad de extraprocesal es unos de

los elementos que permite separar el testimonio de la prueba pericial. No cabe,

pues, distinguir entre hechos técnicos y hechos simples. La prueba testimonial

recaerá tantos en hechos simples como en técnicos. Hay en ocasiones la palabras

se confunde con los hechos o que constituyen hechos tales.


2.3 Elemento Formal: la doctrina exige tres requisitos:

Que versen sobre hechos

Que dichos hechos sean extraprocesales

Que tenga transcendencia procesa

El autor Guasp es testimonio se define en tercer termino por la significación

probatoria es decir, por tratarse de la declarar de un tercero por datos no observador

procesalmente estos se le comunica a juez mediante la correspondiente declaración

que sirve para formar la convicción psicológica del juzgador sobre el testimonio que

se refiere.

En lo que se refiere al elemento formal como unos de los tres requisitos del

testimonio no se tiene claro si una persona puede declarar como testigo y concurrir

como perito. No existen normas que se refiera a la posible figura de la doble

cualidad. Ausencia de estas normas esta figura ha sido permitida.

3. Naturaleza Jurídica del Testimonio:

El testimonio tiene las siguientes características:

Es un acto procesal, conscientemente ejecutado personalísimo y declarativo de

conocimiento.

Es un acto procesal no solamente sino que constituye un modo de prueba de

carácter procesal.

El testimonio es un medio de prueba procesal porque las declaraciones del testigo

tienden a producir la convicción judicial.


Es un medio de prueba personal porque la declaración del testigo lo constituye

innegablemente la persona del testigo que explica sobre un hecho que ha

presenciado.

4. Requisitos para la existencia del Testimonio:

Que la declaración haya sido solicitada dentro del término de proponer pruebas

por unas de las partes.

La declaración ha de ser personal. No se puede rendir un testimonio por conducto

de un mandatario o apoderado o de un representante.

Debe ser un acto procesal, es decir es indispensable que acorra en un proceso o

en una diligencia procesal previa como testimonio anticipado o como memorias

futuras.

Es necesario que la declaración verse sobre hechos, entendido en su más amplia

accesión.

Como regla los hechos a que se refirieren debe haber ocurrido antes de la

declaración. Objeto del testimonio pueden ser los hechos permanentes o transitorios

osea, que estos hayan desaparecido o subsistan.

Debe tratarse de una declaración representativa de otra manera no será una

narración de un hecho ni serviría para darlo a conocer al juez.

5. Citación de los Testigos:

El deber de testificar o declarar como testigo es un deber de derecho publico ante el

Estado. Todo el que fuere llamo en la forma legal como testigo esta obligado a

comparecer a dar la declaración que se le pide; cuando sea llamado por primera vez
o no se encuentre en su residencia a la hora y fecha señalada, será sancionado

cada vez con una multa de veinte balboas B/ 20.00 a cincuenta balboas B/ 50.00.

El juez de la causa le iniciara al citado un proceso sumarísimo en cual se

desarrollara de la siguiente manera:

Se le notificara personalmente al citado, concediéndole el término de dos días a fin

de que presente sus descargos. Si hubiera pruebas que practicar, estas se

evacuaran dentro de dos días siguientes.

El juez, una vez presentados los descargos, orales o por escrito, y practicadas la

pruebas, contara con un termino de dos días adicionales para emitir la resolución

respectiva.

La resolución que sanciona por desacato será notificada por edicto y admite el

recurso de apelación en efecto suspensivo. Su sustentación será hecha antes el juez

de primera instancia, y el superior contara con un término de dos días para resolver

el recurso.

Tal obligación incluye los siguientes aspectos:

El deber comparecer

El deber de declarar

El deber de prestar juramento de decir la verdad

5.1 Se exceptúan de comparecer ante el Tribunal para declarar como testigos:

El Presidente de la República

Los Ministros de Estado

Los Miembros de la Asamblea Legislativa

Los jefes de las Instituciones Autónoma y Semiautónomas y Descentralizadas.

Los Magistrados de la Corte Suprema de Justicia


El Procurador General de la Nación

El Procurador de la Administración

El rector de la Universidad de Panamá

Los Magistrados de los Tribunales Superiores

Los Embajadores

Los Magistrados del Tribunal Electoral

El Comandante Jefe de las fuerzas de Defensa y los Miembros del Estado Mayor

El Director General del Departamento Nacional de Investigación

Los Obispos

Todas estas personas declararan mediante certificación jurada, a cuyos efectos el

tribunal de la causa les pasara oficio acompañado copias. El testimonio de los

Agentes o Ministros diplomáticos de la Naciones Extranjeras se solicitara por medio

de una carta supletoria acompañada de copia de los interrogatorios y de los

contrainterrogatorios.

5.2 Son sospechosos para declarar:

El descendiente a favor de su ascendientes y viceversa;

La mujer por su marido, este por aquella, y un hermano por otro mientras vivan

bajo la patria potestad.

El trabajador, empleado o dependiente de la parte que pidió la prueba, salvo que

se trate de una entidad de derecho público.

El amigo intimo de la parte que lo presenta y el enemigo manifiesto de la parte

contraria.

El apoderado, defensor o patrono por su parte o cliente cuando haya controversia.

El tutor o curador por su pupilo o menor y estos por su tutor o curador.


El que vendió una cosa, en pleito sobre la misma cosa y al favor del comprador.

El socio, el compañero, codueño o comunero en pleito sobre la cosa o negocio

común.

El acreedor o deudor de cualquiera de las partes.

El que tenga interés directo o indirecto del resultado del proceso.

El que es reconocida mala fama o que ha sido condenado por delito de falsedad o

falso testimonio; y

Las demás personas que, en concepto del juez, se encuentre en circunstancia

análogas y que afecten su credibilidad o imparcialidad.

6. Ratificaciones:

Para que las declaraciones de los testigos puedan estimarse como pruebas en lo

procesos que hubiere termino probatorio, es necesarios que se reciban por el juez

de la causa o por el comisionado o sean ratificados ante el durante el respectivo

termino probatorio.

Si las declaraciones han sido recibidas fuera del proceso, ante notario en forma de

atestación, los testigos serán ratificados.

7. Testigos Ausentes o Impedidos:

El testimonio pedido dentro del término probatorio puede recibirse por medio del juez

comisionado, cuando el testigo por su avanzada edad, enfermedad, distancia u otro

impedimento grave no pueda comparecer ante el juez de la causa.

En tal caso se comisionara a uno de los jueces del lugar donde resida el testigo. Si

se presentare contrainterrogatorio se agregara a la comisión.


Cuando el motivo de someterse el examen de los testigos sea la ausencia de estos,

deberá darse la comisión a uno de los jueces del lugar donde reside el testigo, y por

impedimento o recusación de los jueces, a sus suplentes legales, incluyéndoles el

interrogatorio presentado, si se presentara contrainterrogatorio será agregado al

mismo despacho. Los interesados podrán hacerse presentes e intervenir en la

diligencia.

Cuando no hubiere juez en el lugar donde resida el testigo, la comisión se dará a la

primera autoridad política.

Cuando testigos residan en país extranjero, se enviara carta supletoria, por conducto

de Ministerio Relaciones Exteriores.

8. Examen de los Testigos:

Antes de declarar, los testigos deben presentar juramento, o afirmación de no faltar

a la verdad, bajo pena de perjuicio.

Los interrogatorios de los testigos pueden presentarse por escrito o hacerse

verbalmente por la misma.

El testigo el juez le interrogara en primer lugar:

Nombre y Apellido

Edad

Estado

Profesión u Ocupación

Domicilio

Cedula de Identidad Personal


Estudios

Etc…

El juez exigirá al testigo que exponga la razón de su dicho, con explicación de las

circunstancias te tiempo, modo y lugar que haya ocurrido cada hecho y la forma

como llego el conocimiento. La parte que presento el testigo podrá preguntarlo y,

concluido el interrogatorio, podrá la contraparte repreguntarlo. El juez permitirá

preguntas adicionales a la parte que presento el testigo siempre que estén

relacionadas con las repreguntas.

9. Careos:

Los testigos cuyas declaraciones sean contradictorias, podrán ser careados entre si

al juicio del juez. El juez dispondrá la forma de practicar esta diligencia.

CONFESION

1. Concepto

La Confesión es uno de los medios de prueba más discutidos y complejos del

derecho probatorio. Contiene una serie de elementos como el juramento estimatorio

y deferido, el juramento indecisorio, la admisión de hechos y las posiciones, que

hace aun más ardua las tareas de examinar.

Puede definirse como confesión el reconocimiento de un hecho jurídico por la

persona capaz de resultar obligada por el en determinado sentido, o, ha sentado la


Corte Suprema, como declaración o reconocimiento que hace una persona contra si

misma de la verdad de un hecho, o de una acto propio.

La Confesión hecha en juicio probara contra el que la hizo, aunque sea en otro

proceso distinto. También probará contra sus herederos no legatarios, cuando el

proceso verse sobre las cosas heredadas o legadas.

No tenga valor alguno la confesión:

Cuando afirme hechos lógicos o físicamente imposible o este manifiesta

contradicción con hechos notorios o con las máximas generales de la experiencia.

Cuando la hace:

 El Representante del Estado

 El Representante del Municipio

 Una Institución Autónoma o semiautónoma o descentralizada

 Asociación de asistencia social

 Tutor o curador o defensor de pleito contra un pupilo

 Ausente o cualquier persona que no tiene capacidad de hacerla.

Cuando la hace un cónyuge respecto a los hechos en que se funda la demanda de

divorcio, si al momento de ser presentada esta los cónyuges no reúnen los requisitos

que se requieren para el divorcio por mutuo consentimiento.

Cuando lo hace alguno que no pueda comparecer ante el proceso por si solo o

que no tenga poder dispositivo sobre el derecho que resulte el confesado.

Cuando recae sobre hechos respecto de los cuales la ley exige medios

específicos de prueba.

Vale la confesión para:


El Representante Legal

El Gerente

Administrador

Cualquier otro mandatario de una persona mientras este en el ejercicio de sus

funciones en lo referentes a contratos.

Cuando se trato de Personas Jurídicas y el representante legal manifestare que no

concede los hechos propios de tales personas tal respuestas será considerara en su

contra como un indicio en su contra, salvo que indique el nombre de la persona o

personas que pertenezcan a la empresa y puedan contestar el interrogatorio, caso

que el juez, de oficio, citara.

No se puede pedir confesión sobre hechos vergonzosos o criminales, imputados a la

parte que a de responder o a sus ascendientes y descendientes, o a un conyugue o

hermanos.

2. Clasificación de la Confesión:

La Confesión puede agruparse atendiendo a dos grandes puntos de vista:

a)Según la manera de prestar la confesión.

Atendiendo de manera de prestar la confesión esta puede ser judicial y extrajudicial,

clasificación que contempla nuestro derecho positivo e igualmente la doctrina. Esta

clasificación es de gran importancia en el manejo u estudio de la confesión, a la que

se aplicara distinto trato según su clase. En efecto, existen diferencias sustanciales

en cuanto a la eficacia probatoria de la confesión judicial y al valor probatorio de la

confesión extrajudicial, ya que esta última por ser producida fuera del ámbito del

proceso no ofrece las mismas garantías que la que se origina dentro de la relación

juicio-procesal.
La Confesión judicial se clasifica:

Voluntaria o Espontanea

Provocada

 Expresa

 Tacita

La Confesión extrajudicial se clasifica.

Verbal o Escrita

2.1 Confesión Judicial:

La confesión judicial es la declaración que la parte o apoderado suficientemente

instruido y debidamente autorizado, formula en juicio o ante juez competente.

El en articulo 895 del Código Judicial nos dice que “La Confesión que hace la parte

libre y deliberante ante el juez, antes o después de iniciado el proceso, en

contestación a una demanda o en cualquier otro acto procesal, se llama judicial.”

2.1.1 Confesión Espontanea o Voluntaria:

La confesión es espontanea o voluntaria cuando se presta sin requerimiento del juez

o de la parte contraria; o sea, aquella que producen las partes por propia iniciativa

en sus presentaciones escritas o exposiciones verbales que hace el tribunal. Puede

presentarse en cualquier etapa del proceso y no esta sujeta a formalidades.

2.1.2 Confesión Provocada:

La confesión provocada es la que produce mediante interrogatorio y bajo juramento

a pedido de la parte contraria o por disposición del juez.

2.1.2.1 Confesión Judicial Expresa:

La confesión judicial expresa es aquella formulada por palabras y señales claras que

no dejan lugar a dudas.


2.1.2.2 Confesión Tacita:

La confesión es tacita en los casos en que la ley autoriza al juez a tener por

confesado un hecho, no obstante no existir un reconocimiento expreso, resultante de

actos y actitudes, concurriendo las circunstancias que la ley determina.

2.2 Confesión Extrajudicial:

En lo que relaciona con la confesión extrajudicial, debemos decir que su valor

probatorio, por lo común, es de poca importancia, debido a la ausencia de

formalidades que garanticen su autenticidad.

En el párrafo segundo del articulo 895 nos dice: “Es confesión extrajudicial la que no

se halle comprendida en ningún de los actos de que se trata en el párrafo anterior.”

2.2.1 Confesión Verbal o Escrita:

La confesión verbal es la que se hace de palabra, ante testigos y la escrita la que

hace una persona, como su nombre lo indica, por escrito, generalmente mediante un

instrumento.

b)Conforme al contenido y efectos que produce.

Según el contenido y efectos que produce, la confesión se clasifica en

Pura y Simple,

Compleja y Calificada;

 Divisible

 Indivisible.

2.3 Confesión Pura y Simple:

La confesión pura y simple es aquella que reconoce el hecho discutido sin añadir

nada que entrañe aclaración, modificación o explicación sobre el hecho.


Simplemente se reconoce este sin agregarle ninguna circunstancia que restrinja o

modifique sus efectos.

2.4 Confesión calificada:

La confesión es calificada cuando el confesante reconoce el hecho afirmado por la

parte contraria, pero en ciertas circunstancias que hacen cambiar la naturaleza

jurídica del hecho confesado, como cuando el confesante reconoce el hecho pero

atribuyéndole una distinta significación jurídica que restringe o modifica sus efectos.

2.5 Confesión compleja:

Se dice que es compleja la confesión cuando el confesante reconoce la existencia o

vigencia de un hecho, pero agregándole un hecho distinta que destruye en todo o en

parte los efectos del hecho confesado.

La confesión se reconoce siempre compleja cuando se agrega un hecho que impide,

modifica o extingue un derecho osea cuando se invoca una excepción.

La confesión compleja presenta dos aspectos: el primero, si el hecho que se agrega

supone necesariamente la existencia del hecho confesado y el segundo cuando se

reconoce la afirmación del contrario, pero se le opone otro hecho diverso.

2.6 Confesión explicada:

En cuanto a la confesión explicada, nuestro derecho positivo se opone a la teoría

francesa e italiana que divide la confesión judicial en: a) pura y simple; b) calificada o

condicional; c) compleja o conexa; y d) compuesta de hechos distintos, adhiriéndose

a la tesis que divide la confesión expresa judicial en simple y calificada.

La Confesión explicada se divide a su vez en divisible e indivisible. En la primera

circunstancia agregada constituye un hecho separado que puede alegarse como


verdadera excepción; en la segunda, dicha circunstancia es inseparable del hecho

confesado, o bien parte integrante del mismo hecho.

La confesión explicada divisible tiene el mismo merito que la simple. Pero el

confesante debe probar la circunstancia que alega para desvirtuarla.

2.7 Confesión divisible e indivisible:

La confesión debe tomarse integra, tal como la ha dado el confesante, pues no seria

justo tomar una parte de ella donde esta lo que es susceptible de perjudicarle, y

desechar aquello que puede modificar los efectos de a confesión y aun desvirtuarla

por completo. A esto se refiere el principio de que la confesión es indivisible.

Por otro lado la confesión es divisible ya que si se pueden separar de ella las

circunstancias desfavorables para el confesante de las que son favorables.

3. Caracteres de la confesión:

Los caracteres de la confesión, por lo general son dos:

3.1 la Indivisibilidad:

Se refiere al principio de que la persona que intenta beneficiarse con la confesión ha

de aceptarla en su integridad, no aprovechándose de lo que le favorezca y

rechazando lo que le perjudique.

El principio de indivisibilidad significa que el litigante que quiera valerse de la

declaración de la contraparte empleándola como única prueba del hecho confesado.

No puede aceptarla en lo que le favorezca repudiándola en lo que le perjudique.

3.2 La Revocabilidad:
Es cuando la confesión puede anularse cuando se demuestre que al hacerla se

incurrió en error de hecho.

Es permitido retractar la confesión judicial por error de hecho que se cometa al

rendirla, consistente en haberse afirmado por equivocación un hecho que en

realidad no ha existido.

Es que a pesar de la seriedad del acto confesional, dadas las naturales limitaciones

del entendimiento humano, se concede la facultad de rectificar cualquier inexactitud

en que se haya incurrido al rendir confesión.

4.Eficacia de la Confesión:

Para que la confesión tenga eficacia se requiere:

Que se haga por persona capaz de obligarse.

Que se haga con pleno consentimiento y sin coacción ni violencia.

Que se haga de hecho propio o en su caso del representante o del cedente y

concerniente al negocio.

Que se haga de acuerdo a las formalidades que exige la ley.

Que tenga capacidad para obligarse.

Que tenga conocimiento del hecho y espontaneidad.

Contraria a las demás pruebas, la confesión se produce, también en contra del

demandante en los casos en que;

Se refiere el juramento deferido

Cuando depone como testigo

Cuando no da contestación a ala demanda en reconvención o cuando la contesta,

aceptado los hechos.


Por cualquier manifestación que haga el juicio en contra y respeto de hechos

fundamentales del pleitos (alegatos, incidentes y contra interrogatorio.

Cuando la confesión se produce en la contestación de la demanda, durante el

trámite de traslado de la demanda, contestado la misma expresando que acepta los

hechos y el derecho, el juez entra a fallar, inmediatamente de conformidad a las

pretensiones del actor. Si la confesión es ficta por no darse contestación a la

demanda, que sea admisible la prueba de la confesión sobre los hechos aducidos,

se ordenara el trámite de alegatos, y si la confesión solio se refiere a los hechos de

la demanda, pero no al derecho, el juez ordenara que se dé traslado de la

contestación de la demanda y ordenara el trámite de alegatos.

La confesión es la prueba, en cuya producción no se requiere de ninguna

formalidad. Ella puede hacer valer con la presentación de documentos en los cuales

la parte, independientemente del litigio, haya hecho manifestación que se relacione

con la causa. Un testamento donde se reconozca una obligación, o la calidad de

hijo del causante de determinada persona; en la absolución de la posiciones; en el

juramento diferido, etc.

Finalmente, cabe decir que la confesión es prueba admisible en todos los casos que

no este expresamente prohibida; y tal es la extensión de este concepto que en la

jurisprudencia de casación la admite para acreditar la existencia de un contrato de

seguro y de las obligaciones pactadas.


DERECHO COMPARADO

LOS TESTIMONIOS EN EL DERECHO COLOMBIANO

Testigo (testis, cabeza, testimonium, atestación) es toda persona natural, hábil o

capaz, diferente de las partes del proceso, llamada a informar lo que sabe -mediante

o en razón del dominio de sus sentidos-, sobre el objeto del litigio, con fines

probatorios; quien presencia o adquiere conocimiento directo de algo o la cosa con

la cual se infiere el conocimiento de un hecho. Para el Diccionario de la Real

Academia Española, también se entiende como testigo cualquier cosa aunque sea

inanimada, por la cual se arguye o se infiere la verdad de un hecho.

Testigo, dice C.J.A. Mittermaier (Tratado de la Prueba en Materia Criminal, es la

persona que se encuentra presente en el momento en que el hecho se realiza”, en la

práctica adquiere importancia sólo cuando habla y refiere lo que ha visto.

Para Carnelutti (La prueba civil) “El testimonio es, pues, un acto humano dirigido a

representar un hecho no presente, es decir, acaecido antes del acto mismo”;

Testimonio es la atestación, aseveración, afirmación, relato, narración o descripción,

positiva o negativa y oral que el sujeto hace de los hechos o circunstancias que

presenció, mediante explicación suficiente de las condiciones de tiempo, modo y

lugar en las que observó lo que relata, lo cual comunica una persona o cosa ante el

juez, en virtud de la percepción sensorial del testigo relacionadas, en forma directa,

con los hechos afirmados o negados dentro del proceso.

Testigo -dice Dellepiane, Teoría General de la Prueba, Capítulo XX-. Son las

personas que relatan un hecho caído bajo su percepción, o hechos que han caído
directamente bajo la acción de los sentidos. “Se ha dicho -agrega- que los testigos

son los ojos y los oídos de la justicia: con ello se quiere dar a entender que las

percepciones visuales desempeñan el papel principal en el testimonio”. “La

declaración de un testigo, dice más adelante, proporciona una reconstrucción más o

menos completa de un hecho pasado por medio de una serie de afirmaciones cuyo

grado probable de seriedad, de sinceridad y de cordura, ya sea en bloque o tomadas

una a una, habremos de determinar mediante el análisis crítico

CONFESION EN EL DERECHO ECUATORIANO:

Para que la confesión judicial tenga valor de prueba plena, es necesario que al

aplicarse, se cumpla con los siguientes requisitos:

a) Que se rinda ante el juez competente;

b) Que se declare con juramento;

c) Que se la actúe como diligencia preparatoria o dentro de un juicio;

d) Que se le rinda en el día y hora señalados por el juez;

e) Que el confesante haya sido citado o notificado legalmente.

Declaración rendida ante Juez Competente

La confesión ha de rendirse ante el juez competente, en la práctica se presentarán

casos de duda realmente serios sobre tal competencia. Cuando ello se produzca, es

mejor que se pida la confesión ante el juez ordinario y no ante el juez especial. Sin
embargo, de recibirse la confesión, habiendo duda sobre la competencia, debe

estarse por su validez.

Art. 127. C.E. manifiesta: Para que la confesión constituya prueba es necesario que

sea rendida ante el juez competente, que se haga de una manera explícita y que

contenga la contestación pura y llana del hecho o hechos preguntados.

El Art. 128. Establece: Si la confesión no tuviere alguna de las calidades enunciadas

en el artículo anterior, será apreciada por el juez en el grado de veracidad que este

la conceda, de acuerdo con las reglas de la sana crítica.

La confesión en el día y hora señalada por el juez

Para que la confesión judicial tenga el extraordinario valor que le confiere nuestra

legislación civil, es indispensable que se rinda en el día y hora señalados por el juez,

ya que ello permitirá al solicitante y a su defensor estar presentes en la diligencia,

para exigir que la declaración la reciba el juez personalmente, que se juramente al

confesante, que se le explique su responsabilidad legal y moral y el alcance y

contenido de las preguntas, si finalmente, para poder observar el rostro del

confesante.

Art. 131. Del C.E establece: El juez señalará el día y la hora en que deba prestarse

la confesión. La notificación al confesante se hará con un día de anticipación, por lo

menos a aquel que hubiere señalado para que tenga lugar la diligencia. Si no

compareciere, se le volverá a notificar, señalando nuevo día y hora, bajo

apercibimiento de que será tenido por confeso.


La confesión, salvo lo dispuesto en el Art. 229 se practicará en la oficina del juez, a

no ser que se trate de recibir confesión al Presidente de la República, a quien le

subrogue legalmente, a los Ministros de Estado o a los de la Corte Suprema, en

cuyo caso se trasladará el juzgado a la oficina del funcionario que deba confesar.

El Art. 131 indica cuales son los funcionarios que, por su elevada posición, no están

obligados a presentarse ante el juez, y éste debe acudir ante ellos para practicar la

diligencia. Ese desplazamiento que implica respeto y consideración está muy bien.

El mismo tratamiento debe brindarse al Vicepresidente de la República, aún cuando

no esté subrogando al Presidente, al Presidente del Congreso Nacional, al Contralor

General y al Procurador General de la Nación, al Presidente del Tribunal de lo

Constitucional y a los Magistrados de los Tribunales Fiscal y de lo Contencioso

Administrativo.

Art. 132. En ningún caso se diferirá la práctica de la confesión, a no ser por ausencia

que hubiere empezado antes de la citación o notificación del decreto que fijo día

para la confesión, o por enfermedad grave.

Art. 133. El juez rechazará aún de oficio, toda solicitud que, sin fundamento legal,

tienda a impedir o retardar la práctica de la confesión, y esta obligado a imponer

multa al abogado que haya suscrito la petición. Si el juez no cumpliere este deber, el

Superior, en cualquier momento en que subiere el proceso, impondrá al juez omiso

la multa que el dejo de imponer.

El que pida la diligencia no puede intervenir interrumpiéndola, reclamando o

encarando al declarante; pero su abogado tiene todo derecho para dirigirse al juez,

reclamándole que exige respuestas categóricas, que rechace las frases evasivas, o
para aclarar, ante el mismo juez, cual es el verdadero sentido y alcance de las

preguntas que fueron redactadas precisamente por aquel defensor.

Art. 138. La confesión rendida en día y hora distintos de los señalados no tendrá

valor legal, a menos que las partes, de común acuerdo, hayan convencido en que se

reciba ex temporalmente.

Las disposiciones del Código otorgan facultades al juez para sancionar a los

defensores que presenten solicitudes tendientes a dificultar la práctica de una

confesión, son de indiscutible conveniencia.

El proceso es muy importante para las partes

A la confesión judicial ha de preceder, necesariamente, el juramento o la promesa

solemne de decir la verdad. Ese juramento o promesa ha perdido notablemente su

fuerza moral. Sin embargo, la ley sanciona drásticamente al que falte a la verdad,

cuando declarare en esa forma.

El C.P.C. establece en su Art. 137, A la confesión le deberá preceder el mismo

juramento exigido a los testigos. Se le recibirá a escrito en igual forma que las

declaraciones de ellos.

El confesante puede negarse a contestar con juramento o promesa cuando la

propuesta pueda acarrarle responsabilidad penal, distinta la perjurio o falso

testimonio. En ese caso, el juez se abstendrá de preguntar al confesante, eliminando

del interrogatorio la pregunta o preguntas contrarias a ese derecho

FALLOS
FRANCISCO FRANCO HERNANDEZ RECURRE EN CASACION EN EL PROCESO

DE DIVORCIO QUE LE SIGUE A ENIDIA ELENA HUERTAS. (M.P)- PONENTE:

JOSE A. TROYANO.-PANAMÁ, VEINTITRES (23) DE ABRIL DE DOS MIL SIETE

(2007).-

Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá

Sala: Primera de lo Civil

Ponente: José A. Troyano

Fecha: 23 de Abril de 2007

Materia: Civil

Casación

Expediente: 265-03

VISTOS:

El licenciado Yocehil González Díaz, actuando en nombre y representación del

señor FRANCISCO FRANCO HERNÁNDEZ, ha interpuesto recurso de casación

contra la sentencia proferida por el Tribunal Superior de Familia el 2 de septiembre

de 2003, dentro del proceso de divorcio propuesto por el recurrente contra la señora

ENIDIA ELENA HUERTAS.

El recurso de casación fue admitido por la Sala, razón por la cual se procede a

decidir los méritos del mismo, previas las siguientes consideraciones sobre sus

antecedentes procesales.

El señor FRANCISCO FRANCO HERNÁNDEZ promovió proceso de divorcio contra

la señora ENIDIA ELENA HUERTAS con fundamento en el numeral 2 del artículo

212 del Código de la Familia, es decir, el trato cruel físico o psíquico si con él se
hace imposible la paz y el sosiego doméstico, proceso que le correspondió al

Juzgado Primero Seccional de Familia del Tercer Circuito Judicial de Panamá.

Una vez admitida la demanda y corrida en traslado al Ministerio Público, la

demandada presentó contestación de la misma y, a la vez, interpuso demanda de

reconvención con base en la misma causal de divorcio.

Después de haberse agotado los trámites procesales correspondientes a esta clase

proceso, incluyendo la audiencia oral a la que comparecieron ambas partes, el

Juzgado Primero Seccional de Familia del Tercer Circuito Judicial de Panamá, dictó

la sentencia No. 91 de 23 de abril de 2003, por medio de la cual niega la disolución

del vínculo matrimonial que sujeta a las partes de este proceso.

La representación judicial del señor FRANCISCO FRANCO HERNÁNDEZ apeló de

esta decisión y el Tribunal Superior de Familia la confirmó, en la sentencia de fecha

2 de septiembre de 2003 que ahora se impugna en casación.

El recurso de casación es en el fondo y se invoca como única causal la infracción de

normas sustantivas de derecho por error de derecho en cuanto a la apreciación de la

prueba, fundamentada en los siguientes motivos:

"PRIMERO: El Tribunal Superior de Familia, no le dio el valor probatorio, a la

denuncia, de 8 de octubre de 2001, formulada por Enidia Huertas ante la Policía

Técnica Judicial (que aparece a fojas 6-8 del expediente); y que constituye una

prueba de carácter documental, específicamente un documento público), contra

Francisco Franco Hernández; en donde expresa haber iniciado la discusión y,

agredido físicamente a Francisco Franco con un quemador de estufa, rompiéndole la

boca, y que éste para defenderse la agarró y la tiró hacia un lado; pues ella intentó

otra vez, agredirlo con la parrilla de la estufa. Y esa discusión, acompañada de la


agresión física, constituyen trato cruel, de parte de Enidia Huertas, hacia mi cliente,

Francisco Franco.

La resolución atacada, cometió el error de considerar que el documento público de

fojas 6-8 del expediente (Denuncia interpuesta por Enidia Huertas en contra de

Francisco Franco), no tenía valor alguno, ya que pertenecían a otro proceso que no

había finalizado; violando de esta manera la ley, que sí le reconoce valor probatorio

a constancias o documentos provenientes de otros procesos o expediente. Lo cual

llevó al tribunal a considerar que no se había acreditado el trato cruel físico,

dispensado a Francisco Franco por su esposa.

SEGUNDO: El Tribunal Superior de Familia, no le dio el valor probatorio, a la

ampliación de denuncia (que aparece a fojas: 9-10 del expediente; y que constituye

una prueba de carácter documental, específicamente un documento público), hecha

por Enidia Huertas contra Francisco Franco, ante la Fiscalía Especializada en

Asuntos de Familia y el Menor, del Tercer Circuito Judicial de Panamá; en donde

señala haber sido ella, la que en primer término golpeó a su cónyuge con un

quemador de estufa.

La resolución atacada, cometió el error de considerar que el documento público de

fojas 9-10 del expediente, no tenía valor alguno, ya que pertenecía a otro proceso

que no había finalizado; violando de esta manera la ley, que sí le reconoce valor

probatorio a constancias o documentos provenientes de otros procesos o

expedientes. Lo cual llevó al tribunal a considerar que no se había acreditado el trato

cruel físico, dispensado a Francisco Franco por su esposa.

TERCERO: El Tribunal Superior de Familia, no le reconoció valor probatorio, a la

declaración de parte hecha por Enidia Huertas, en el Acto de Audiencia realizado el


18 de junio de 2002 (que aparece a fojas: 40-46 del expediente), donde declara

haber sido ella la que agredió a su esposo.

El Tribunal Superior de Familia, no le reconoció el valor probatorio, a la confesión

judicial que hiciera Enidia Huertas (que aparece a fojas 40-46 del expediente; y que

se desprende del contenido de la declaración de parte de la misma), donde afirma

ser ella la que propinó golpes a su esposo: siendo acto constitutivo de trato cruel."

(Fs. 129-130)

Como consecuencia de los cargos probatorios descritos en los motivos

anteriormente transcritos, el recurrente considera que se han violado los artículos

781, 836, 853, 896 y 897 del Código Judicial y los artículos 212, numeral 2 y 215 del

Código de la Familia.

Puede observarse que el recurrente alega que las pruebas a las que se refiere en

los motivos fueron valoradas erróneamente por el Tribunal Superior, toda vez que de

ellas puede concluirse la existencia de actos constitutivos de trato cruel por parte de

la demandada a su persona, lo cual amerita que se declare la disolución del vínculo

matrimonial que lo une a ella con fundamento en esa causal de divorcio.

Al respecto, en primer lugar el recurrente señala que la sentencia impugnada no le

dio el valor probatorio que le corresponde a la denuncia formulada por la señora

ENIDIA ELENA HUERTAS ante la Policía Técnica Judicial el 8 de octubre de 2001,

contra el señor FRANCISCO FRANCO HERNÁNDEZ la cual, a su juicio, es un

documento público auténtico proveniente de otro proceso, del cual se desprende que

fue la demandada quien inició una discusión con el señor FRANCISCO FRANCO

HERNÁNDEZ, como consecuencia de la cual lo agredió físicamente con un

quemador de estufa, rompiéndole la boca y que éste entonces la tiró hacia un lado
para defenderse. Considera que esa discusión, acompañada de la agresión física

que reconoce la propia demandada, constituyen trato cruel de su parte al

demandante.

Se observa que el documento al que se refiere el recurrente consiste en copia

autenticada de la denuncia que presentó la demandada contra el demandante, ante

el Centro de Recepción de Denuncias de la Policía Técnica Judicial, Agencia de La

Chorrera (fs. 6-8) para poner en conocimiento de dicha autoridad una discusión que

tuvo lugar entre las partes, que son cónyuges, discusión que alega culminó con

agresión física y verbal de ambos, como se desprende del contenido de dicha

denuncia en la que en relación con el hecho específico al que se refiere el

recurrente, la señora ENIDIA ELENA HUERTAS declaró lo siguiente:

"...Ayer como a las diez de la mañana tuve una discusión fuerte con mi esposo, ya

que a mi hermano lo liquidaron del trabajo y me dió (sic) diez balboas, por lo que le

hice ese comentario a mi esposo y él se disgustó y dijo que no le dijera nada a mi

hermano, que por mi hermano es que estabamos (sic) teniendo problemas seguidos;

le dije que si no quería que le dijera nada de mi hermano se callara la boca y no se

callaba, sino que seguía hablando, discutiendo, por lo que agarre (sic) un quemador

de la estufa que tenía en la mano porque lo estaba limpiando y se lo tiré, donde lo

golpié (sic) en la boca, del lado izquierdo, donde mi esposo se enojó aún más y me

pegó en la oreja izquierda ya que me iba a pegar en la cara y la quité, después me

agarró por los hombros y me tiró hacia el fregador, donde al caer con el borde del

fregador me di en la cabeza, o mejor dicho en la frente del lado derecho, y luego

agarré una parrilla de la estufa, donde mi esposo me la arrebató y me lastimó los

dedos de la mano izquierda; luego él se quedo (sic) en la casa y yo me vine para el


seguro (sic), donde me atendieron y me cosieron varios puntos en la herida de la

frente y me dijeron que tenía que denunciar el caso." (Fs. 7-8)

En relación con esta prueba, es preciso señalar que el Tribunal Superior no le negó

su valor probatorio como documento público proveniente de otro proceso como

alega el recurrente, sino que éste consideró que dicha declaración "no comprueba lo

demandado, dado que solo representan eso denuncias ante un proceso instaurado

que ni siquiera ha pasado a la fase probatoria." (F. 97)

Efectivamente, la Sala observa que la denuncia presentada por la demandada

únicamente constituye el inicio de la investigación de los puntos allí señalados, razón

por la cual no puede considerarse como prueba determinante de los hechos

alegados por el demandante, toda vez que si bien la señora ENIDIA ELENA

HUERTAS declaró haber agredido al señor FRANCISCO FRANCO HERNÁNDEZ,

igualmente señaló que dicha agresión fue producto de una fuerte discusión iniciada

por éste, además de que lo acusó de haberla maltratado desde el principio de su

convivencia, al declarar lo siguiente:

"...Desde que nos casamos hemos tenido problemas porque él es muy agresivo

tanto conmigo, mis hijos y hasta con sus padres. Me golpea desde el primer mes en

que no (sic) unimos, pasaron como cuatro años que no me pegaba, sino que me

gritaba, me decía palabras obsenas (sic) y ambos discutiamos (sic) fuertemente,

hasta llegar amenazarnos en separarnos." (F. 7) (Énfasis de la Sala)

En estas circunstancias, el juzgador no puede tomar en consideración y darle valor

únicamente a lo declarado por la señora ENIDIA ELENA HUERTAS en cuanto al

punto de que golpeó a su esposo e ignorar las acusaciones que igualmente le hace
ésta de haberla maltratado verbal y físicamente, toda vez que el juez tiene el deber

de apreciar la declaración en su totalidad.

Ello es así puesto que si el recurrente pretende que la denuncia presentada por la

señora ENIDIA ELENA HUERTAS sea considerada como una confesión en cuanto

al punto señalado por él, la misma equivaldría a una confesión extrajudicial, prueba

a la cual se refiere el último párrafo del artículo 895 del Código Judicial en los

siguientes términos:

"ARTÍCULO 895. La confesión que hace la parte libre y deliberadamente ante el

juez, antes o después de iniciado el proceso, en contestación a una demanda o en

cualquier acto procesal, se llama judicial.

Es confesión extrajudicial la que no se halle comprendida en ninguno de los actos de

que se trata en el párrafo anterior." (Énfasis de la Sala)

Como puede observarse, la supuesta confesión extrajudicial que hace la demandada

en la denuncia que nos ocupa, en cuanto a haber agredido físicamente al

demandante (su cónyuge) la Sala considera que ésta debe ser apreciada por el

juzgador conforme a lo que la ley dispone al respecto. Ahora bien, el Código Judicial

no establece específicamente el valor de dicha prueba, ya que únicamente la

menciona, como lo señala el Doctor JORGE FÁBREGA P. en su obra "Medios de

Prueba" (Varitec, S. A., Panamá, 1998) en los siguientes términos:

"Confesión extrajudicial

Constituye confesión extrajudicial la que hace la parte fuera del proceso -con

formalidad, por escrito, (v.gr.: correspondencia, un recibo) o verbalmente o hasta por

>conducta concluyente'-. O bien la que se hace en proceso, pero sin cumplimiento

de los requisitos legales (art. 886) (ahora art. 899), o en otro proceso.
El Código no la regula; apenas la menciona en los arts. 882 y 886 (ahora arts. 895 y

899), que disponen:

"Artículo 882: ...Es confesión extrajudicial la que no se halle comprendida en

ninguno de los actos de que se trata en el párrafo anterior.

Artículo 886: La confesión judicial, que no ha sido rendida con todos los requisitos

legales, se estimará como una confesión extrajudicial."

...

Valoración jurídica de la confesión

Su valor probatorio, por lo común, es de relativa importancia, debido (entre otras

razones) a que no siempre se conocen las circunstancias en que se hizo." (Págs. 73

y 76)

De lo anteriormente señalado puede colegirse que nuestro ordenamiento procesal

no regula expresamente el valor que tiene la confesión extrajudicial. No obstante, en

cuanto al valor de la confesión judicial, el artículo 897 del Código Judicial señala que

"debe ser tomada en cuenta en su integridad, con las modificaciones y aclaraciones

concernientes al hecho confesado, excepto cuando exista prueba que la desvirtúe".

En el mismo sentido, el Doctor JORGE FÁBREGA P. manifiesta lo siguiente:

"Valoración de la confesión.

La confesión -al igual que los otros medios. es una prueba. Debe ser apreciada en

concordancia con la otra prueba del expediente. Y admite prueba en contrario. (art.

889) (ahora art.902).

Rige, con limitaciones, el principio de la indivisibilidad, conforme al cual la persona

que intenta beneficiarse de la confesión ha de aceptarla en su integridad, no


aprovechándose de lo que le favorezca y rechazando lo que le perjudique." (Ibidem,

pág. 78) (Subraya la Sala)

Tomando en consideración lo antes señalado, que tiene sustento en lo que prescribe

nuestro ordenamiento procesal en cuanto al valor probatorio que tiene la confesión,

la Sala debe concluir que el Tribunal Superior al valorar la denuncia presentada por

la señora ENIDIA ELENA HUERTAS, debía hacerlo integralmente, de manera que

no podía darle valor únicamente al punto señalado por el recurrente como éste

pretende.

Adicionalmente, es preciso aclarar que la causal de divorcio que se pretende probar

en este proceso corresponde a la consagrada en el numeral 2 del artículo 212 del

Código de la Familia, consistente en el trato cruel físico o psíquico si con él se hace

imposible la paz y el sosiego doméstico. Tal como consideró el Tribunal Superior en

la sentencia recurrida, se trata de una causal grave y, por ello, las partes deben

comprobar los hechos alegados, tal como lo exige el artículo 784 del Código Judicial,

razón por la cual, para que la causal se configure "es menester que se cumplan

ciertos requisitos como lo son: en atención a los malos tratamientos de obra deben

constituir un peligro para la salud, la integridad corporal o la vida de uno de los

cónyuges o sus descendientes (que no es el caso), en cuanto a los simples ataques

o injurias deben hacer imposible la paz y el sosiego doméstico." (Fs. 96-97)

En el mismo sentido, el Doctor ROGERIO DE MARÍA CARRILLO en sus apuntes de

Derecho de Familia (Universidad de Panamá, Facultad de Derecho y Ciencias

Políticas, 1972) nos ilustra sobre esta causal de divorcio:

"El trato cruel puede ser de palabra como de obra, directo o indirecto, y por acto u

omisiones que produzcan sufrimientos. También se considera trato cruel, los actos
dirigidos a producir un sufrimiento moral al otro cónyuge, llamados de crueldad

mental.

La doctrina denomina sevicia a los malos tratos.

La apreciación de los hechos es relativa, porque tienen que ser valorados en función

a su frecuencia y gravedad, atendiendo al medio social en que se producen." (Págs.

159)

De lo anteriormente expuesto se puede colegir que para que se declare el divorcio

con fundamento en esta causal, es preciso demostrar la existencia de malos tratos

por parte de uno de los cónyuges a su pareja, los cuales deben atentar contra su

dignidad y, además, dichos actos deben hacer intolerable la continuación de la

convivencia matrimonial, elementos que no han sido probados con la denuncia

analizada, razón por la cual el Tribunal Superior no incurrió en error de derecho en

cuanto a la apreciación de la prueba.

En segundo lugar el recurrente alega que el Tribunal Superior no valoró

correctamente la ampliación de la denuncia presentada por la demandada, visible a

fojas 9 y 10, a pesar de que es un documento público proveniente de otro proceso y

que tiene validez como prueba, conforme a lo dispuesto en el artículo 853 del

Código Judicial.

Al revisar el documento atacado, se observa que se trata de una ampliación de la

denuncia presentada por la señora ENIDIA ELENA HUERTAS a la que nos

referimos anteriormente y, por tanto, relacionada con el mismo incidente.

Al igual que se señaló al analizar la prueba anterior, la presente prueba no es

suficiente para acreditar la existencia de trato cruel por parte de la demandada como

pretende el recurrente, puesto que, repetimos, se trata de una declaración rendida al


inicio de un proceso penal en el que la señora ENIDIA ELENA HUERTAS pretende

probar precisamente lo contrario, es decir, la existencia de posibles actos de

maltrato por parte del demandante hacia ella.

Consecuentemente, se descarta también este segundo cargo.

Por último, el recurrente afirma que el Tribunal Superior apreció erróneamente la

declaración de parte rendida por la señora ENIDIA ELENA HUERTAS durante la

audiencia oral celebrada el 18 de junio de 2002, en la que aceptó haber sido ella "la

que propinó golpes a su esposo: siendo dicho acto constitutivo de trato cruel." (F.

130)

La declaración de parte de la señora ENIDIA ELENA HUERTAS consta de fojas 43 a

45 y en ella se refiere a diversos puntos relacionados a su convivencia con el señor

FRANCISCO FRANCO, entre los cuales señaló que fue víctima de maltrato verbal y

físico por parte de dicho señor por varios años, aclarando que los hechos que

provocaron la denuncia que presentó ante las autoridades correspondientes a la que

ya nos hemos referido, fueron también la causa de que finalmente decidiera

separarse de su esposo. Al respecto, declaró lo siguiente:

"...Lo último que me el me (sic) hizo fue que el (sic) me decía que yo era una ramera

y ese día tuvimos una discusión ya que a mi hermano lo habían liquidado del trabajo,

mi hermano se fue a Cañitas de Chepo con la novia de él y yo le pregunto a mi

esposo cuanto (sic) mi hermano y el (sic) me dijo cuanto habia (sic) cobrado, y yo le

dije hay (sic) nada más me dejo (sic) diez dolares, y el me dijo que no le dijera nada,

que yo tenía la culpa de que mi hermano hiciera lo que diera (sic) la gana y no

aportara nada para la casa lo suficiente y seguia (sic) ofendiendo a mi hermano y yo

le dije que no ofendiera a mi hermano, y en ese momento yo estaba limpiando la


estufa y yo le decia (sic) que se callara y el (sic) me seguia (sic) ofendiendo, y yo le

vire (sic) la cara y le tire (sic) el quemador de la estufa y en cosas de segundos yo

senti (sic) que el (sic) se me abalanzo encima (sic) y senti (sic) que el (sic) me dio un

golpe en el lado izquierdo de la cabeza, donde me agarro (sic) fuertemente por los

hombros y me tiro (sic) al fregador y me abrio (sic) una brecha en la frente y hay (sic)

fue donde yo de decidi (sic) separarme de él y fue (sic) al Seguro Social de La

Chorrera, y no recuerdo que medico (sic) me atendio (sic), fue (sic) a urgencia y mi

hijo menor me acompaño (sic) ese dia (sic). Pero el medico (sic) que me atendio

(sic) me dijo que eso era maltrato intrafamiliar y que no dejara pasar eso." (F. 45)

Igualmente, cuando se le preguntó porqué si había sido víctima de maltrato

doméstico antes de ese incidente, no había dado por terminada la convivencia

conyugal con anterioridad, la señora ENIDIA ELENA HUERTAS aclaró lo siguiente:

"Bueno anteriormente no daba por terminada la relación porque yo estaba sola, ya

que mis abuelos estan (sic) bastante mayor (sic) yo me crie (sic) con ellos dos, y no

estaba cerca de mi mamá, ya que ella vivia (sic) en Chiriquí, y siempre pensaba que

si me separaba de él, mis hijos iban a pasar trabajo, no iban a tener comida y no

iban a tener con que (sic) estudiar, era lo que pensaba yo. Ya no pienzo (sic) lo

mismo, porque yo me he dado cuenta que con el (sic) o sin el (sic) podemos seguir

para adelante." (F. 45)

Como puede observarse, en la declaración de parte rendida por la señora ENIDIA

ELENA HUERTAS, ésta se refiere a varios episodios de violencia que tuvieron lugar

entre ella y su cónyuge, el señor FRANCISCO FRANCO HERNÁNDEZ y si bien la

señora ENIDIA ELENA HUERTAS declara haber golpeado a su esposo en el último

de dichos episodios el cual, como se ha visto, culminó con una denuncia de su parte
ante la autoridad y también con la separación física de los cónyuges, de igual

manera lo acusa de haberla atacado verbal y físicamente en esa ocasión y en otras

anteriores.

En relación con el valor probatorio de la declaración de parte, el artículo 904 del

Código Judicial señala que el juez "apreciará la declaración tanto en lo favorable

como en lo desfavorable, en concordancia con las otras pruebas del proceso y

según las reglas de la sana crítica".

Tomando en cuenta lo señalado, la Sala debe concluir que al igual que las pruebas a

las que ya nos hemos referido, la declaración de la señora ENIDIA ELENA

HUERTAS tampoco puede considerarse prueba suficiente de la existencia de la

causal de divorcio de trato cruel por parte de dicha señora contra su cónyuge,

puesto que además de que en ella se hacen también acusaciones de la misma

naturaleza contra dicho señor, tampoco aportó otros medios probatorios que

corroboren la existencia de actos que justifiquen la declaratoria de divorcio por la

causal de trato cruel físico o psíquico, si con él se hace imposible la paz y el sosiego

doméstico, imputable a la señora ENIDIA ELENA HUERTAS.

Toda vez que no existen otros cargos que considerar, la Sala concluye que no

procede casar la sentencia impugnada, toda vez que el Tribunal Superior de Familia

no incurrió en error de derecho en cuanto a la apreciación de las pruebas señaladas

por el recurrente ni, por tanto, en la violación de los artículos 781, 836, 853, 896 y

897 del Código Judicial y 212, numeral 2 y 215 del Código de la Familia.

En consecuencia, la CORTE SUPREMA, SALA DE LO CIVIL, administrando justicia

en nombre de la República
y por autoridad de la Ley, NO CASA la sentencia proferida por el Tribunal Superior

de Familia el 2 de septiembre de 2003, dentro del proceso de divorcio instaurado por

el señor FRANCISCO FRANCO HERNÁNDEZ contra la señora ENIDIA ELENA

HUERTAS.

Cópiese y notifíquese.

JOSÉ A. TROYANO

ALBERTO CIGARRUISTA CORTEZ -- HARLEY J. MITCHELL D.

MANUEL JOSE CALVO (Secretario)


PRUEBA ILÍCITA

La actividad probatoria en el derecho procesal es, por decirlo, uno de los

aspectos más fundamentales en el desarrollo de todo proceso, porque a través de

ella viene a materializar el reconocimiento de los hechos que le han sido

sometido a su enjuiciamiento. Eso ha llevado a que en los últimos tiempos, el

derecho probatorio no sea visto como una carga procesal para la parte o que sea

un aspecto del llamado desarrollo del procedimiento, sino que sea un verdadero

derecho.

Con fundamento a ese carácter subjetivo que se le está dando a la prueba, es

que encontramos que en las Cartas Constitucionales el derecho a la prueba tienda

a ser reconocido como un derecho fundamental. Y así ha sido concebido y

expresado por algunos autores que lo definen como “la garantía constitucional (o

derecho fundamental) que asegura a todos los interesados la posibilidad de

efectuar a los largo del proceso sus alegaciones, sus pruebas, contradecir las

contrarias, con la seguridad de que serán valoradas en la sentencia. En definitiva,

se trata de la garantía de la participación de los interesados en la formación del

juicio jurisdiccional”
Siendo que el derecho subjetivo de probar lleva inmerso una garantía de

naturaleza constitucional, se hace necesario justificar la licitud o no de una prueba

desde la óptica de los derechos fundamentales, en la medida que la obtención,

búsqueda o incorporación de una prueba viole garantías de los particulares.

Es con justificada razón que en algunos derechos foráneos se haga precisión

directa de que una prueba ilícita siempre guarda relación con la violación de

derechos inherentes al individuo, tal es el caso del artículo 1 de la Constitución

Política de Colombia, establece que Colombia es un estado social de derecho

fundado en el respeto a la dignidad humana y más adelante en su artículo 29

sanciona con nulidad de pleno derecho la prueba obtenida violando las

formalidades y los derechos fundamentales. En el caso de España, en su Ley

Orgánica del Poder Judicial (LOPJ) se estatuye en su artículo 11.1 que no surtirán

efectos las pruebas obtenidas, directa e indirectamente violentando los derechos

y libertades fundamentales. Esta disposición no es más que el reflejo de lo que

estatuye el artículo 24.2 a utilizar los medios de prueba pertinentes para su

defensa.

Es por lo anterior, que en la práctica se presentan algunos inconvenientes en

la obtención de algunos medios de prueba que contrastan directamente con

derechos fundamentales reconocidos en la Constitución Política sobre la base de

que algunos estimen que está justificada su utilización y valoración en la medida

que ella sirva para dar por demostrado hechos, datos o supuestos que son de

interés para el conocimiento de la llamada verdad material.


El desarrollo teórico de la ilicitud probatoria desde la óptica constitucional no es

un tema casual, dado que la mayoría de los conceptos utilizados para definir qué

se entiende por prueba ilícita, parecen tener distintas acepciones, sin embargo,

todos se fundamentan en el desconocimiento de derechos de rango constitucional

al momento de ser obtenidas o practicadas.

El Doctor Jairo Parra Quijano sostiene que es Prueba Ilícita la que se obtiene

violando los derechos fundamentales de las personas, la violación se puede haber

causado para lograr una fuente de la prueba o el medio probatorio.

La prueba ilícita es aquella cuya fuente probatoria está contaminada por la

vulneración de un derecho fundamental o aquella cuyo medio probatorio ha sido

practicado con idéntica infracción de un derecho fundamental.

En nuestro sistema la prueba ilícita no ha sido adoptada con una definición

precisa y mucho menos con una regulación que excluya expresamente la práctica

de cualquier medio que contenga vicios de ilegalidad. Es por ello, que

consideramos que lo ilícito probatorio está enfocado a no tomar por válido un

medio de prueba que afecte derechos individuales de las personas, entiéndase

naturales y jurídicas, cuando para su práctica y obtención se hayan inobservado

la protección constitucional de garantías fundamentales o en abierta contradicción

con el debido proceso.


En el artículo 32 de la Constitución Política de Panamá se desarrolla la llamada

garantía del debido proceso, a través de la cual se establece que “Nadie será

juzgado, sino por autoridad competente y conforme a los trámites legales, y no

más de una vez por la misma causa penal, administrativa, policiva o disciplinaria”

Para el constitucionalista Arturo Hoyos el debido proceso es un derecho

fundamental de carácter instrumental que se encuentra conformado por un

conjunto de derechos esenciales, en virtud de la cual deberá asegurase a todas

las partes que intervienen en un proceso, entre otros, el derecho de aportar

pruebas lícitas relacionadas con el objeto del proceso y de contradecir las

aportadas por las partes.

Entonces, entiéndase que el derecho de servirse de pruebas lícitas es parte del

debido proceso, por tanto, cualquier situación que pretenda sobrepasar este límite,

estaría violentando la garantía del debido proceso y extralimitando el llamado

derecho a probar. Y con este el artículo 780 del Código Judicial, al referirse al

conjunto de medios que pueden servir de prueba, deja marcada la posición que

cualquier medio racional puede servir a la formación racional de la convicción del

juez, siempre que no estén expresamente prohibido por la ley o violen derechos

humanos, o sean contrarios a la moral o al orden público.

El Código Judicial no conceptúa la prueba ilícita como se conoce doctrinalmente

ya que ha preferido referirse quizá de una forma inapropiada a medios de pruebas

expresamente prohibidos por la ley, denotando con ello que en los Códigos o en
alguna ley especial existen medios de pruebas que la ley prohíbe, situación que no

compagina con la regulación procesal en lo que al tema probatorio desarrolla. Es

una realidad que en nuestro sistema procesal rige el sistema de libre aportación

de medios, constituyendo prueba los documentos, la confesión, el juramento, la

declaración de parte, la declaración de testigos, la inspección especial, los

dictámenes periciales, los informes, los indicios, los medios científicos y cualquier

otro medio tecnológico de prueba. Todos ellos debidamente regulados en la ley

como medios de prueba racionales lo suficientemente capaz de formar convicción

en el juzgador.

Delimitar en un sistema como el nuestro que parece disperso y poco definido en

lo que al concepto de ilicitud probatoria corresponde no es una tarea fácil de

decantar porque constituye un absurdo referirse a medios prohibidos por la ley

cuando la licitud o ilicitud de una prueba descansa en el mecanismo de obtención

o en la forma como es incorporada para que siquiera sea considerada como

prueba. Como dice el maestro Jairo Parra Quijano, en su obra citada, no podrán

incorporarse aquellos medios de pruebas que menoscaban la memoria o la

capacidad de comprensión, la que se obtiene disminuyendo la voluntad del

inculpado por malos tratos, agotamientos, violencia corporal, administración de

fármacos, por tortura, por engaño, las obtenidas por medio de teléfonos

intervenidos sin autorización, o la obtenida con violación al derecho a la intimidad.

Una cita con la doctrina prevaleciente da cuenta que la prueba ilícita será

aplicable a aquellas fuentes cuya obtención no ha sido respetuosa con las


exigencias constitucionales. De otro lado se ha identificado el ilícito probatorio con

aquellos medios de pruebas que violen derechos humanos o que sean contrarios

a la moral o al orden público, un concepto muy arraigado o casi símil con la

definición que ofrece Hernando Davis Echandía cuando la concibe como, aquellas

que están, expresa o tácitamente, prohibidas por la ley o atentan contra la moral y

las buenas costumbres del respectivo medio social o contra la dignidad y la

libertad de la persona humana o violan sus derechos fundamentales que la

Constitución y la ley amparan.

PRUEBAS ILÍCITAS EN PANAMÁ

Un aspecto fundamental a tratar en el tema de la ilicitud probatoria es que este

concepto no es exclusivo del derecho penal, sino que alcanza a todos los órdenes

jurisdiccionales, muy a pesar de que la concepción del debido proceso como

garantía fundamental apunta a ser un instrumento de defensa del enjuiciado o del

imputado, quizás debido a los intereses que en este proceso se debaten, pero la

incidencia de la prueba ilícita en el proceso civil, laboral o contencioso

administrativo es indiscutible, como afirma Anita Giacometto, la problemática es la

misma cualquiera sea la materia del proceso.

En nuestro derecho procesal nos encontramos con varias normas que refieren

este tema del ilícito probatorio, aunque con una idea algo distinta a lo que se

concibe doctrinalmente y parece aceptado hablar de “pruebas prohibidas por la

ley”. Esta es la denominación que se utiliza en los artículos 780, 783, y 813 del
Código Judicial y al que se alude en los artículos 730 y 734 del Código de

Trabajo.

La dispersión con la que se concibe en nuestra legislación el concepto de ilicitud

probatoria se debe a que ella no figura como aquella que no respeta, y por el

contrario, viole la dignidad humana, ni la libertad personal del individuo,

entiéndase partes o terceros. Solo en algunas normas atinentes al desarrollo de

los medios de pruebas no previstos y a la forma cómo se deben practicar, como

en el caso del artículo 813 del Código Judicial donde se advierte que pueden

diligenciarse algunas pruebas aplicando la analogía y cuidando “siempre” que se

afecte la moral, la libertad personal de las partes o de terceros. Posteriormente,

en el artículo 981 del Código Judicial se establece, a propósito de los dictámenes

especiales, que cuando se trata de exámenes bacteriológicos o examen de

identificación personal mediante el A.D.N., o de naturaleza análoga, sobre la

persona, su práctica será obligatoria “respetando siempre la dignidad e integridad”.

Es curioso, que sólo en algunas normas probatorias específicas, se haga la

salvedad que en la práctica de esas pruebas se debe respetar la dignidad e

integridad de las personas e incluso consignando el adverbio de tiempo “siempre”,

lo que denota, un deber para cualquier persona o para un juzgador que la

momento de practicarse una prueba deberá respetarse la garantía del debido

proceso y la dignidad del individuo.

La ubicación y desarrollo del concepto de ilicitud probatoria, debió iniciar

regulándose de manera constitucional y luego de forma extensa en el Código


Judicial, reglamentándose, inclusive, lo relativo al tema de la exclusión de este tipo

de pruebas. A pesar de darse reformas en el Código de Procedimiento, parece

que el tema probatorio, es asunto de pocos y de efectuarse algún cambio en ese

sentido, de seguro que será somero o estético, siendo que este asunto de la

ilicitud de la prueba debe ser regulado con mayor detenimiento como ya lo ha sido

en otras legislaciones.

Así por ejemplo, La Ley de Enjuiciamiento Civil Española, en su artículo 287

establece lo siguiente:

Artículo 287. Ilicitud de la prueba.

1. Cuando alguna de las partes entendiera que en la obtención u origen de alguna

prueba admitida se han vulnerado derechos fundamentales habrá de alegarlo de

inmediato, con traslado, en su caso, a las demás partes. Sobre esta cuestión, que

también podrá ser suscitada de oficio por el tribunal, se resolverá en el acto del

juicio o si se tratase de juicios verbales, al comienzo de la vista, antes de que dé

comienzo la práctica de la prueba.

A tal efecto, se oirá a las partes y, en su caso, se practicarán las pruebas

pertinentes y útiles que se propongan en el acto sobre el concreto extremo de la

referida ilicitud.

2. Contra la resolución a que se refiere el apartado anterior sólo cabrá recurso de

reposición, que se interpondrá, sustanciará y resolverá en el mismo acto del juicio

o vista, quedando a salvo el derecho de las partes a reproducir la impugnación de

la prueba ilícita en la apelación contra la sentencia definitiva


En el Código Procesal Penal italiano de 1988, en su artículo 191 destaca que

“Las pruebas incorporadas al proceso violando las prohibiciones establecidas por

la Ley no pueden ser utilizadas”.

Es claro que los procesos, como instrumento de desarrollo de una justicia

basada en los principios de tutela judicial efectiva y amparado bajo el manto de la

moralidad o buena fe procesal, no compagina nunca con la idea de hacer del

mismo un objeto donde los sujetos procesales maniobran con la ilicitud, para dar

por demostrados los elementos fácticos que se desean acreditar por el simple

afán de obtener un resultado favorable.

Tómese en consideración que el desarrollo de la ilicitud de la prueba surge en el

orden constitucional, porque siempre carecerá de eficacia probatoria todo acto que

vulnere garantías fundamentales.

A tal extremo se ha llevado el tratamiento de esta figura procesal, que hay

quienes se han atrevido hablar del ilícito probatorio como prueba inconstitucional.

Con esta expresión se refieren a los elementos de prueba que están adquiridos

con modalidades no disciplinadas por el Código, violando derechos fundamentales

del individuo. Es así, que con algún sentido de adecuación garantista, la prueba

ilícita haya sido definida por un importante sector de la doctrina como aquella que

atenta contra la dignidad de las personas, es decir, contra la dignidad humana.

Con esa orientación nuestro sistema procesal admite como valido hablar de las

pruebas ilícitas como aquellas que violan normas de rango legal, pero en especial,
la que guardan conexión directa con disposiciones de rango constitucional. En

este sentido, DENTI define las pruebas ilícitas como aquellas que se obtuvieron

mediante violación de derechos tutelados por normas diversas y, en primer lugar,

por normas constitucionales.

De esta manera debe quedar claro que la prueba ilícita siempre comporta una

violación del ordenamiento legal y constitucional, que aunque no expresado de

manera clara en nuestra legislación, dada la variabilidad de conceptos con que

parece estar identificada la misma, con esa fijeza deberá admitirse o rechazarse

una prueba. Y notemos que esta confusión, respecto a dónde ubicar el tema de la

ilicitud, no es cosa extraña del derecho, pues, algunos autores12 han sido lo

suficientemente acuciosos para establecer que en variados sistemas se habla o

identifica a la pruebas ilícita, con denominaciones o conceptos afines, tales como

pruebas prohibidas, prohibiciones probatorias, pruebas ilegales, prueba nula,

prueba inconstitucional, pruebas clandestinas, prueba viciada o prueba irregular,

lo que no muchas veces hace que esas nociones tengan algo de constitucional.

Por ejemplo, prueba ilícita se usa para identificarla con aquella que es contraria

a una norma de Derecho, porque ha sido obtenida o practicada de forma

fraudulenta con infracción de normas del ordenamiento jurídico. En tanto, prueba

irregular, sería aquella que ha sido generada con vulneración de las normas de

rango ordinario que regulan su obtención y práctica.

Sin embargo, hay quienes estiman que es válido conciliar con el concepto de

prueba prohibida, porque este alude a aquellas pruebas que no pueden ser
traídas al proceso porque en su génesis han vulnerado derechos o libertades

fundamentales. A comentario de la procesalista Anita Giacometto, el término de

prohibiciones probatorias fue acuñado en 1903 por la doctrina alemana para hacer

referencia a distintos supuestos en los que la prueba es ilícita y afecta tanto la

producción como el uso de la prueba. Esta expresión en realidad fue acuñada por

primera vez por Ernst Beling, con la cual quería manifestar que existen

limitaciones a la averiguación de la verdad dentro de la investigación en el

proceso penal, debido a intereses contrapuestos de índole colectiva e individual.

El Dr. Beling al referirse al tema lo hizo en los siguientes términos: “Existirá

acuerdo en torno a que también el proceso penal debe tener en consideración la

dignidad humana, y que en consecuentemente de allí surge un conflicto insoluble

entre dignidad humana e intereses del proceso penal, que conlleva a una

prohibición de prueba. Pero, aun dejando de lado la dignidad humana la opinión

seguirá afirmando y seguramente con razón que la esfera de la personalidad de

cualquier individuo debe ser asegurada ante una intervención estatal, también en

el proceso penal”.

Con ese propósito nuestro Código Judicial parece hacer alusión de una forma

algo precaria a la llamada prueba prohibida, con el ánimo de impedir, la

proposición y admisibilidad de pruebas que tengan el vicio de haberse obtenido

con violación de la moral, dignidad de las personas e inclusive a la libertad e

integridad de las personas.


ADMISIBILIDAD Y EFICACIA DE LAS PRUEBAS ILÍCITAS

Uno de los tópicos más difíciles de abordar en materia de pruebas ilícitas apunta

a establecer cuál es la verdadera utilidad y tratamiento que se le debe dar a una

prueba que reviste características de ilegalidad o de ilicitud probatoria, porque

quizás, conociendo prima facie su definición, se puede decir que en estado de


derecho no puede convenir jamás con darle eficacia a cualquier acto que va en

contra del derecho e incluso violando normas de derechos fundamentales. No

obstante, una lectura a un sector importante de la doctrina que ha estudiado el

tema con detenimiento, sugieren la idea, con cierto grado de sutileza y reserva,

que el tema de la prueba ilícita no puede verse con extrema rigurosidad, porque

sería tanto como escapar a la eficacia y convicción que un medio de prueba puede

generar útilmente para el proceso. En ese sentido, la Corte con un criterio de

avanzada dejó entrever que hay pruebas que, pareciendo tener un vicio de ilicitud,

deben ser admitidas y valoradas por considerar que debe prevalecer el interés de

la colectividad. Veamos lo que se dijo en esa oportunidad:

“Precisa señalar que nuestro ordenamiento procesal no define que

constituye prueba ilícita, pero de la interpretación sistemática del

mismo, verbigracia artículo 769 del Código Judicial, podemos inferir

que serán pruebas ilícitas todas aquellas pruebas que están prohibidas

por la ley, violan derechos humanos, contrarias a la moral o al orden

público .La prueba señalada como ilícita no está prohibida por la ley,

no viola derechos humanos, no contraria ni la moral ni el orden

público, por lo que mal puede el recurrente considerarla ilícita.

La doctrina ha sentado posiciones respecto a la valoración de la

prueba ilícita, por lo que es importante considerarlas para determinar el

porqué de la no ilicitud de las cintas magnetofónicas ocupadas por la

agencia de instrucción.
La tesis clásica o tradicional sobre la valoración de la prueba ilícita

expone que debe valorarse:"...por considerar superior el interés de la

colectividad en que no se deje sin castigo una conducta delictiva por

causa de un formalismo procesal; aunque implique sacrificar los

intereses del imputado en el caso concreto." La otra posición producto

de la jurisprudencia norteamericana, es la de los frutos del árbol

envenenado, según la cual se excluyen las pruebas obtenidas mediante

una acción que vulnera garantías constitucionales, dejando sin validez

las mismas. Esto supone que si la diligencia de allanamiento quebrantó

normas constitucionales o se apartó de las formalidades legales, todo

lo que se recabo a raíz de la misma carece de validez por estar

contaminado.

Frente a las posiciones anteriores, existe una tesis ecléctica cuya

postura impone atender cada caso en particular, examinando las

circunstancias para arribar a una conclusión respecto si cabe admitir o

rechazar la prueba considerada ilícita. Sobre este particular el jurista

costarricense Gilberth ARMIJO apunta: "Dentro de esta concepción, si

un policía realiza un allanamiento sin autorización y decomisa un

elemento de prueba, debe examinarse previamente si el juez pudo

autorizar ese acto, resultando irrelevante la conducta ilícita del

funcionario judicial." (ARMIJO SANCHO, Gilberth. Ob. cit. p. 143). (Fallo

de 10 de octubre de 2000. RECURSO DE CASACIÓN INTERPUESTO A

FAVOR DE GUILLERMO GOTTI MUÑOZ Y DE EUSEBIO TORRES JULIO


EN PROCESO QUE SE LE SIGUE POR DELITO CONTRA LA SALUD

PÚBLICA. MAGISTRADO PONENTE: JOSÉ MANUEL FAÚNDES R.)

Es por lo connotado del tema que para muchos autores, el concepto de ilicitud

probatoria se proyecta más que nada a determinar la eficacia o ineficacia procesal

de la prueba obtenida con violación o desconocimiento de normas constitucionales

o legales. Es por ello que encontramos argumentos favorables que han tomado

fuerza en el aspecto de la libre apreciación o valoración de la prueba que puede

hacer el Juez, para de ese modo dársele efectividad procesal a ésta. Es justo

aquí, donde nacen criterios, como las llamadas reglas de exclusión (exclusionary

rule), la teoría del fruto del árbol envenenado (fruit of the poisonous tree), pero

todas ellas apuntando a que las pruebas obtenidas directamente o indirectamente

con violación de derechos fundamentales no deben surtir efecto alguno en el

proceso y su es prohibida, es prohibida su admisión, práctica y valoración.

En otras legislaciones, como en Italia se ha acuñado el concepto de la

inutilizzabilita en el artículo 191 del Código de Procedimiento Penal para atacar la

validez de una prueba en su aspecto de valoración, como cuando se le prohíbe al

juzgador fundamentar o motivar su decisión en la declaración de un testigo sobre

el cual recae alguna incompatibilidad o por alguien que estaba sujeto al secreto

profesional.

En el caso de Colombia, en su artículo 23 del Código Procesal Penal se

incorpora la regla que prevé, como imperativo, la exclusión de la actuación


procesal, tanto la prueba que sea obtenida con violación de los derechos

fundamentales, como las que sean consecuencia de esa prueba excluida o

aquellas cuya existencia solo puede explicarse a raíz de la prueba ilegal.

La regla de exclusión, no es más que la denominada prueba refleja y que la

doctrina norteamericana desarrolló a través de la teoría de los frutos del árbol, con

el único fin de evitar abusos de los poderes públicos y con ello expulsar del

procedimiento cualquier acervo probatorio obtenido como violación de derechos y

libertades fundamentales.

Con las reglas de exclusión probatoria como bien dice Cafferata Nores se

busca hacer operativas en el proceso penal las garantías constitucionales, de

suerte que se debe privar de valor, no solo a las pruebas que constituyan el

corpus de su violación , sino también a aquellas que sean la consecuencia

necesaria e inmediata de ella, descalificando así tanto sus quebrantamientos

palmarios, como los larvados encubiertos.

Tal parece que el sistema norteamericano, atempera el efecto riguroso que le

damos los países que siguen el sistema del civil law cuando han admitido

excepciones a las reglas de exclusión a las pruebas derivadas, sobre el criterio

que la “exclusión de las pruebas ilícitas no debe ser absoluta”.

Sobre esta idea se habla de la Teoría de la Fuente Independiente para justificar

la independencia causal entre dos pruebas aparentemente derivadas una de otra,


como se dio en el caso United State vs O’ Bremski (1967), en el que se da un

allanamiento ilegal a la casa de un imputado que presumiblemente ha

mantenido una cópula con una menor, encontrándose la niña en el lugar,

posteriormente declara sobre la veracidad de las relaciones sexuales, lo que es

aprovechado como fuente de prueba independiente, admitiéndose y valorándose

en el proceso.

La otra regla es la llamada Doctrina del hallazgo inevitable, que admite que esa

inevitabilidad en el descubrimiento por otros medios que hubieren sido legales,

justifican su admisión y no produce efectos disuasorio sobre la policía o los

Jueces. El caso más conocida es Nix vs Williams (1984) en el cual mediante

inobservancia de la Sexta Enmienda (derecho a la asistencia legal obligatoria de

un abogado) se logró la declaración de un sujeto sobre la ubicación del

cadáver una menor de edad que el mismo acababa de dar muerte, dándose de

esta forma, gracias a su revelación, con el paradero de la victima muerta.

Condescendiéndose valor probatorio a esta confesión viciada ya que

inevitablemente se hubiese descubierto el cuerpo del delito, basándose en el

supuesto de que en el operativo de búsqueda se encontraban 200 agentes de

policía muy próximos a la escena del crimen, lo que induce a pensar lo

ineluctable del hallazgo. Veamos un extracto de lo que menciona esta sentencia:

“Las pruebas relacionadas con el descubrimiento y la condición del

cuerpo de la víctima fue ingresado correctamente en el segundo juicio

del demandado, debido a que sería en última instancia, o

inevitablemente se han descubierto incluso si no ha habido violación


de una disposición constitucional, se había llevado a cabo. Pp. 440-

450.

(A) El fundamento básico para extender la regla de exclusión de

pruebas de que es el fruto de la conducta policial ilegal es que de estos

cursos es necesaria para disuadir a la policía de violaciones de las

protecciones constitucionales y legales a pesar del alto costo social,

obviamente, de dejar que los culpables queden impunes. En esta

lógica, la acusación no se va a dar en una mejor posición de lo que

hubiera sido en caso de ausencia de ilegalidad que había ocurrido. Por

el contrario, la fuente de doctrina independiente que permite la

admisión de pruebas de que ha sido descubierto por los medios

totalmente independientes de cualquier violación de la Constitución se

basa en el argumento de que la sociedad de interés en la disuasión de

la conducta policial ilegal y el interés público de los jurados reciben

todos los elementos probatorios de un la delincuencia se balancean

correctamente al poner la policía en el mismo, no un mal, puesto que

habría sido si no hay error en la policía o de conducta que había

ocurrido. Aunque la doctrina de la fuente independiente, no se aplica

aquí, pero la motivación es totalmente coherente con y justifica la

adopción de la excepción último descubrimiento o inevitable a la regla

de exclusión. Si la fiscalía puede establecer por una preponderancia de

la evidencia de que la información o en última instancia,

inevitablemente se han descubierto por medios legales aquí la


búsqueda de los voluntarios entonces la razón de la disuasión base tan

poco que la evidencia debe ser recibido. Pp. 441-444.

(B) De conformidad con la excepción inevitable descubrimiento, la

fiscalía no está obligada a demostrar la ausencia de mala fe, puesto

que dicho requisito resultará en la cancelación de los jurados

pertinentes y la verdad indudable que habría estado a disposición de la

policía en ausencia de la actividad policial ilegal. Esto pondría a la

policía en una situación peor de lo que habrían tenido si no un

comportamiento ilegal que había ocurrido, y que no tienen en cuenta el

enorme costo social de la exclusión de la verdad en la búsqueda de la

verdad en la administración de justicia, falta de incentivos importantes

para la obtención de pruebas ilegales incluida la posibilidad de la

disciplina y la responsabilidad civil de los departamentos reducir la

probabilidad de que la excepción último descubrimiento o inevitable

promoverá la mala conducta policial. Pp. 445-446.

(C) No hay ningún mérito a la afirmación de entrevistado que debido a

que no renunció a su derecho a la asistencia de un abogado, y debido a

la Enmienda de exclusión de la regla Sexta está diseñado para proteger

el derecho a un juicio justo [467 EE.UU. 431, 433], compitiendo juicio

valores no se pueden equilibrar la hora de decidir si la prueba fue

admitida desafió correctamente. Exclusión de las pruebas físicas que

inevitablemente se han descubierto no añade nada a cualquiera de la

integridad o imparcialidad de un juicio penal. Tampoco la supresión de


garantizar la equidad en la teoría que tiende a salvaguardar el sistema

acusatorio de la justicia. Pp. 446-448.

(D) El registro aquí apoya la conclusión de que el grupo de búsqueda o

en última instancia, inevitablemente, habría descubierto el cuerpo de la

víctima. La evidencia muestra claramente que los investigadores se

acercaban a la ubicación real del cuerpo, que la búsqueda se han

reanudado había demandado no llevó a la policía al cuerpo, y que el

cuerpo inevitablemente se han encontrado. Pp. 448-450.” (NIX v.

Williams, 467 EE.UU. 431 (1984) EE.UU. 467 431. NIX, DIRECTOR DE LA

PENITENCIARIA DEL ESTADO DE IOWA V. Williams Certiorari al

tribunal ESTADOS UNIDOS DE RECURSOS PARA EL CIRCUITO DE

SESIONES)

En otro supuesto, se habla de la llamada excepción de la buena fe policial en la

obtención de pruebas directas, en el caso Estados Unidos contra León, 468

EE.UU. 897 (1984), acerca de un registro e incautación caso en que la Corte

Suprema de los Estados Unido creó la buena fe, como excepción a la regla de

exclusión. En agosto de 1981, la policía de Burbank, California, recibió un aviso

de la identificación de Patsy Stewart y Armando Sánchez como traficantes de

drogas. La policía comenzó la vigilancia de sus casas y siguieron lleva basan en

los coches que frecuentaban las residencias. La policía identificó a Ricardo del

Castillo y Alberto León como también se encuentran implicadas en la operación. A

partir de esta vigilancia y la información de un segundo informante, un detective


escribió una declaración jurada y un juez emitió una orden de registro. La policía

llevó a cabo la búsqueda, pero la orden de allanamiento fue encontrado más tarde

para ser inválida porque la policía carecía de causa probable para una orden que

se publicará en el primer lugar. La evidencia obtenida en la búsqueda se mantuvo

de todos modos, porque la policía realiza la búsqueda basándose en la orden, lo

que significa que actuó de buena fe. Esto se conoció como la excepción de buena

fe a la regla de exclusión.

La Doctrina de la conexión atenuada o del vínculo atenuado (attenuated

connection principle) que destaca que una prueba ilícitamente obtenida se va

disipando o al mismo tiempo purgando ante el ingreso posterior de otros actos

derivados de prueba que propagan el vicio principal, pues la causalidad entre

la prueba ilícita principal y las pruebas derivadas posteriormente obtenidas se

encuentra mitigada por la concurrencia de múltiples situaciones. Así tenemos

el caso Wong Sun vs. United States ( 1963) caso de drogas en el que se

arresta en forma viciada e inconstitucional a una persona quien a la vez

incrimina a otra detenida también en forma indebida, y ésta, la otra persona,

sindica e involucra a un tercero (Wong Sun) quien previo a la audiencia de

juzgamiento confiesa voluntariamente admitiendo su responsabilidad penal.

En nuestro medio, estas reglas de exclusión o la aplicación de la doctrina de los

frutos del árbol envenenado, no parece cobrar desarrollo alguno en los textos

legales nuestros, simplemente, la normativa probatoria advierte en el artículo 780

del Código Judicial, la no utilización o proposición de pruebas que estén


expresamente prohibidas por la ley, violen derechos humanos o sean contrarias a

la moral o al orden público. Pero ante el evento, que pretenda introducirse un

medio de prueba prohibido por la ley, el juez puede rechazarlo de plano, según

consigna el artículo 783 del texto legal antes citado.

Entretanto, en el artículo 813 del Código Judicial, solamente se ha manifestado

que la práctica de aquellas pruebas que no están previstas en la Ley se debe

diligenciar aplicando la analogía, pero evitando que se afecte la moral, la libertad

personal de las partes o terceros o no estén expresamente prohibidas por la ley.

Esta norma trata de prevenir que en la práctica de algunos elementos de pruebas

se lleguen a violar derechos y libertades fundamentales, habitualmente

susceptibles de ilicitud probatoria como integridad física, libertad personal,

intimidad, propia imagen, inviolabilidad del domicilio y secreto de las

comunicaciones.

Otra norma, como el artículo 981 del texto procesal, al referirse a los dictámenes

periciales especiales, advierte que en la práctica de los exámenes

hematológicos, bacteriales, o exámenes de identificación personal mediante el

A.D.N. o de naturaleza análoga será obligatorio el respeto a la dignidad e

integridad.

En el derecho panameño, alguna experiencia y tratamiento se le ha dado a

través de la jurisprudencia. En el siguiente caso se aborda la validez de un

dictamen pericial, que fue obtenido sin atender los requerimientos que establece la
Ley en lo relativo al nombramiento y designación de los peritos que intervienen en

una diligencia de inspección ocular, debido a que se había valorado un Informe de

resultado suministrados y emitidos por la Empresa UNIÓN FENOSA:

“De igual modo, como sostuvo el Ad-quem en la decisión impugnada,

eldictamen pericial incorporado a esta encuesta penal, no puede

contribuir a la solución de fondo de este negocio, debido a que se ha

constatado que fue obtenido sin atender a los requerimientos que le

otorgan validez jurídica para esta causa.

En este sentido, salta a la vista el incumplimiento del mandato

establecido en el artículo 2047 del Código Judicial, referente al

nombramiento y designación de los peritos que intervienen tanto en la

diligencia de inspección ocular antes señalada, así como los que

proceden a preparar la documentación pericial, que se identifica como

Informes de resultado suministrados y emitidos por la Empresa UNIÓN

FENOSA (fs.279-287 y 643). Esta situación se traduce en la ausencia de

legitimidad para intervenir en calidad de peritos, en la inspección

ocular también objeto de censura, ni para evaluar y luego emitir un

dictamen en torno al estado de alteración que podía tener o no, el

medidor de electricidad del apartamento donde reside la señora VICKY

SAIZ BORRERO, persona investigada en la encuesta.

La debida posesión del perito, como se anota en la doctrina, es un

requisito fundamental para la validez de la prueba pericial, ya que

reviste al dictamen de seriedad y le da mayores garantías a las partes y


al juez. Obviar esta formalidad, perjudica directamente el derecho

defensa, ya que el imputado no tendría oportuno conocimiento de la

prueba a practicar, de quienes serán los peritos designados, de

exponer sus consideraciones, de contradecirlo, formular adiciones a la

diligencia, o bien formular tachas a los peritos. Aunado a ello, la forma

inusual en que se encamina la obtención de la prueba pericial, denota

un desapego a parámetros procesales esenciales, al no garantizarse la

objetividad, desinterés o imparcialidad que debe prevalecer enla

peritación, siendo así censurable que los peritos provengan de la

empresa querellante, y que la experticia del medidor objeto de la

investigación fuese efectuado en laboratorios de Unión Fenosa, sin

control, ni supervisión de la autoridad competente.

Es que para la práctica y consecuente inclusión de una prueba pericial

a un proceso de índole criminal, deben cumplirse a cabalidad, los

requerimientos procesales especiales estatuidos para la jurisdicción

penal, en el Libro III del Código Judicial y sólo en el evento, en que no

se encuentre una regulación concreta y necesaria para la evacuación

de la prueba, podrá recurrirse de forma supletoria a los parámetros

establecidos en el Libro II del mismo texto legal, y con la exigencia

adicional de que no sean incompatibles a la naturaleza del proceso.

En definitiva, el curso inicial de este sumario se desarrolla con

irregularidades en la adquisición de medios de prueba indispensables


para acreditar el acto ilícito investigado, ya que si bien es indiscutible

que, al existir sospechas sobre la comisión de un delito, procede

recabar informaciones y evidencias respecto al lugar de la posible

ocurrencia del hecho, así como compilar informes técnicos de

especialistas en determinada materia, este proceso de producción de

las pruebas, en la búsqueda de la verdad, debe desarrollarse con pleno

respeto a los parámetros constitucionales y legales que le sirven de

guía o control para su validez, ya que en caso de contrariar los

parámetros así previstos, se calificará de ilícitas a aquellas pruebas

obtenidas de esta manera.

La ilicitud probatoria, como se anota en la doctrina, se reconoce en la

ley, y jurisprudencia nacional, comprende a aquellas pruebas que

están expresa o tácitamente prohibidas por la ley o atentan contra la

moral y las buenas costumbres del respectivo medio social o contra la

dignidad y la libertad de la persona humana o violan sus derechos

fundamentales que la Constitución y la ley amparan. Este concepto en

los últimos años, ha tenido un avance, a efectos de darle amplitud, para

establecer que tendrán la condición de ilicitud, aquellas pruebas en

cuya obtención o práctica se han violentado o vulnerado derechos

fundamentales, que se encuentren contenidos en el sistema jurídico

supranacional, en la Constitución o en las leyes internas, sino también

a aquellas que fueron concebidas con infracción de la legalidad

procesal ordinaria.
Si bien en esta oportunidad no se trata de decidir en general sobre la

temática procesal de la prueba ilícita, es pertinente señalar que las

consecuencias jurídicas procesales de la calificación de ilicitud,

conduce en términos generales a la imposibilidad de valorar los medios

de convicción, y en determinadas oportunidades, resulta probable que

se admitan las pruebas, en el evento que se incorporen con

irregularidades secundarias, que no lesionen derechos fundamentales.

Deberá buscarse la solución idónea a cada caso en concreto, para lo

cual resulta útil, partir de una ponderación de los intereses

involucrados que merecen protección.

Es así, que la posibilidad o necesidad de buscar y obtener medios de

prueba para una encuesta penal, no es una tarea a desarrollarse

caprichosamente, sin considerar los parámetros legales que

determinan el control que ejerce en la instrucción el Ministerio Público,

como responsable de la investigación; y que a su vez limite o

imposibilite el contradictorio, la imparcialidad y la legitimidad de las

pruebas, para comprobar el hecho ilícito.

En tales términos, la decisión jurisdiccional que se impone, como anota

elAdquem, es la de no reconocerle eficacia probatoria tanto a la

diligencia de inspección ocular, así como a los análisis o dictámenes

de índole pericial efectuados al medidor de la residencia de VICKY SAIZ


BORRERO, por haber sido abordadas, con desconocimiento de

formalidades de carácter legal que determinan los lineamientos,

requisitos para su práctica y consecuente validez probatoria” (Fallo de

24 de septiembre de 2007 dictado en el RECURSO DE CASACIÓN

INTERPUESTO POR LA LICENCIADA MARCELA GÓMEZ DE ANTINORI,

EN SU CONDICIÓN DE APODERADA LEGAL DE LA EMPRESA DE

DISTRIBUCIÓN ELÉCTRICA METRO-OESTE, S. A. (UNIÓN FENOSA-

EDEMET EDECHI), CONTRA EL AUTO Nº 3 S.I. DE 13 DE ENERO DE

2006, PROFERIDO POR EL SEGUNDO TRIBUNAL SUPERIOR DE

JUSTICIA. MAGISTRADA PONENTE: ESMERALDA AROSEMENA DE

TROITIÑO).

Este pronunciamiento que luego de abordar el tema del ilícito probatorio, no deja

claro si la prueba excluida en la valoración, violaba realmente derechos

fundamentales o si se trataba de una prueba irregular, concepto que nos

inclinamos a sostener era el que guardaba mas correspondencia con la situación

examinada en el caso, porque el medio era lícito, lo que no fue correcto es que en

el enjuiciamiento se pretenda darle validez a un elemento probatorio que se ha

obtenido violentado reglas de procedimiento.

En lo particular sigo pensando, luego de un examen a la jurisprudencia citada,

que el sistema judicial ha sido muy tímido en el desarrollo de una verdadera

doctrina acerca de la ilicitud probatoria, de hecho las pocas piezas que abordan el
tema, apenas contiene n citas muy breves acerca de este concepto y cuando han

sido traídas a comentario, muchas veces su aplicación no encaja o bien quedan

expuesta de una manera muy frugal. En lo particular siento, que la Corte Suprema

ha podido en muchos casos ser más efectiva al abordar el tema y procurar el

desarrollo de las bases de una figura que constitucionalmente no aparece

identificada como un derecho fundamental autónomo que impida la admisión de

prueba ilícita.

El tema de la ilicitud probatoria no sea estudiado y analizado en la

jurisprudencia, quedaran dudas acerca de qué puede ser lícito o no, cuándo se

debe rechazar un medio que este impregnado de ilegalidad, ya que debemos

entender que nuestro sistema procesal trata de manera superflua el tratamiento de

aquellas pruebas que son transgresoras de los derechos fundamentales. En

alguno de los pronunciamientos que se ha tratado de abordar el tema, siento que

desbordan normas procedimentales en torno a la utilización de algunos medios de

pruebas que en principio parecen estar autorizados para ciertos delitos y se

estima que su práctica y obtención dentro del proceso viene revestida de licitud

como para que sea valorada en toda su extensión, pero sin entrar en un

enjuiciamiento más hilvanado, que permita entender que las reglas de exclusión

también tienen aplicación en nuestro medio, como un mecanismo

de salvaguardar las restricciones que la ilicitud de la prueba pudiera provocar al

entrar en colisión con el ius puniendi del Estado


EL PRINCIPIO DE LA BUENA FE

Estrechamente vinculado con la idea moral en el derecho, nos encontramos con el

principio de la buena fe. Aunque no enunciado de una manera general por la ley,

tiene tantas aplicaciones en el derecho positivo que sin duda alguna, lo convierten

en un principio general del derecho de la mayor importancia. Como dice ÍEZ

PICAZO, el ordenamiento jurídico exige este comportamiento de buena fe no sólo

en lo que tiene de limitación o veto a una conducta deshonesta, sino también en lo

que tiene de exigencia positiva prestando al prójimo todo aquello que exige una

fraterna convivencia. 

La buena fe del agente puede atribuir al acto efectos que éste no tendría en otro

caso y, viceversa, la mala fe quita al acto efectos que tendría de no ser así; el

mismo acontecimiento produce efectos diversos según el agente tenga buena o


mala fe. Se distinguen en doctrina dos especies distintas de la buena fe: la buena

fe-lealtad (también llamada objetiva) y la buena fe-creencia (también llamada

subjetiva).

CONCEPTO Y PRINCIPALES APLICACIONES.

El principio de la buena fe impone a las personas el deber de obrar correctamente,

como lo haría una persona honorable y diligente. La ley lo toma en cuenta para

proteger la honestidad en la circulación de los bienes. 

Veamos ahora las principales aplicaciones que esta idea tiene en nuestro derecho

positivo: 

 Contratos

 Teoría de la imprevisión

 Teoría de los actos propios

 Abuso del derecho: Es prohibido por la ley el ejercicio abusivo de los

derechos, pues ese abuso es contrario a la buena fe con que se debe actuar en

la vida social. Aspecto el cual nos ocupa en el análisis de las pruebas ilicitas

El derecho protege la legítima creencia de haber obrado conforme a derecho y en

la razonable ignorancia de que no se daña el derecho de terceros. Como dice

BETTI, la buena fe debe ser ignorancia pero legítima ignorancia, esto es, tal que

con el uso de la normal diligencia no hubiera podido ser superada. 


La obtención de pruebas ilícitas bajo el principio de buena fe radica su

fundamento en que sin importar, que tipo de pruebas son las que se hayan

practicado dentro del proceso si estas son derivadas o constituyen una

vulneración a normas legales ya sean adjetivas o sustantivas no serán tomadas

en consideración dentro del proceso, pues están revestidas de irregularidades y

representarían una flagrante violación al debido proceso.


DERECHO COMPARADO

1. ESPAÑA.

La ilicitud de la fuente de la prueba en la legislación procesal civil : Como

punto de partida de nuestro análisis en esta parte, conviene citar aquí el tenor del

artículo 287 LEC, mencionado más arriba:

"287. Ilicitud de la prueba. - 1. Cuando alguna de las partes

entendiera que en la obtención u origen de alguna prueba

admitida se han vulnerado derechos fundamentales habrá de

alegarlo de inmediato, con traslado, en su caso, a las demás

partes. Sobre esta cuestión, que también podrá ser suscitada

de oficio por el tribunal, se resolverá en el acto del juicio o, si

se tratase de juicios verbales, al comienzo de la vista, antes

de que dé comienzo la práctica de la prueba. Al efecto, se

oirá a las partes y, en su caso, se practicarán las pruebas

pertinentes y útiles que se propongan en el acto sobre el

concreto extremo de la referida ilicitud.

Pero no solo constituye esta norma una novedad importante para la legislación

procesal civil española, sino que también lo es a la luz del derecho comparado en

esta materia. En efecto:


a) En Estados Unidos, según ya se dijo, no existe ninguna norma de tal calibre,

por lo que son los propios tribunales los que aplican la doctrina de la exlusionary

rule, explicada supra, con las limitaciones ya apuntadas.

b) Entre los llamados sistemas continentales latinos (España, Francia, Portugal e

Italia), solo en España existe regulación de la obtención ilícita de la fuente de

prueba en el proceso civil. En Italia se hace lo mismo, pero solo respecto del

proceso penal (art. 191 Codice di Procedura Italiano). En Portugal es la propia

Constitución la que prohíbe la práctica de prueba obtenida ilícitamente (art. 32. 6),

y también lo hace el Código de Proceso Penal en su art. 126.

Iniciativa en la obtención ilícita de la fuente: Por otra parte, y en lo que

concierne a la iniciativa en la obtención ilícita de la fuente de prueba en el proceso

civil, señalemos que esta puede provenir de la actividad particular, sin autorización

judicial previa, o con tal autorización cuando se restringe o afecta un derecho

fundamental. Veamos cada situación:

1º) En primer término, podemos estar ante una actividad realizada por una de las

partes de forma unilateral, vulnerando alguno de estos derechos o libertades.

Puede ser el caso de un testigo que declare bajo la coacción de alguna de las

partes o de los investigadores privados que obtengan informes que se presenten

como prueba documental vulnerando derechos fundamentales, sobre todo en el

marco del derecho a la intimidad del art. 18 de la CE (intervención de

comunicaciones telefónicas, inviolabilidad del domicilio fundamentalmente).


2º) En el supuesto de que la actividad probatoria se realice dentro del proceso por

el juez, para incorporar las fuentes de prueba al mismo, aquella nunca puede

suponer violación de derechos fundamentales absolutos (véase derecho a la vida

o a la integridad física) en tanto y en cuanto se realice al amparo de la ley. Hay

que destacar, en efecto, que la LEC autoriza la restricción de algunos derechos

fundamentales para la obtención de la fuente de prueba, las que en todo caso

deben ser autorizadas por el juez.

Obtención indirecta de la prueba ilícita; los "frutos del árbol envenenado" :

Hasta ahora hemos tratado la obtención ilícita de la fuente de prueba de manera

directa, pero los artículos 11.1 LOPJ y 287 LEC regulan también la obtención ilícita

indirecta, recogiendo así la doctrina anglosajona conocida como "frutos del árbol

envenenado" (fruit of the poisonous tree doctrine).

Se trata de una teoría recogida por primera vez en España en la STC 86/1995, de

6 de junio, y consiste como señala Fidalgo en que "si ha de evitarse todo efecto en

el proceso de los materiales probatorios o informaciones que han sido obtenidos

de modo irregular, igualmente deberá proscribirse la admisión de informaciones o

materiales obtenidos gracias a la previa irregularidad acaecida".

Efectos procesales de la prueba de fuente ilícita: Avanzado ya nuestro análisis

sobre el origen y naturaleza jurídica del instituto que nos ocupa, cabe

preguntarnos a estas alturas sobre cuáles van a ser los efectos procesales de una
fuente obtenida ilícitamente, que se pretende incorporar al proceso por el medio

de prueba oportuno.

Desde luego, el artículo 11.1 LOPJ no dice nada acerca del mecanismo que se

debe emplear para que la obtención de una fuente de prueba sea declarada ilícita

en juicio, limitándose a señalar que la prueba derivada de esta no surtirá efecto.

Por lo anterior, en esta parte habrá que estarse exclusivamente a lo dispuesto por

el art. 287 LEC, que señala que la alegación por la admisión en el proceso de

alguna prueba obtenida con infracción de derechos fundamentales, corresponde

únicamente a la parte afectada; sin perjuicio de la facultad que se le reconoce al

juez para suscitar la cuestión de oficio.

El auto se podrá impugnar mediante recurso de reposición, en el mismo acto del

juicio o de la vista, lo cual implica que se efectúe en forma oral. Lo anterior, sin

embargo, va en contra de lo establecido en los artículos 451 a 454 LEC,

reguladores del recurso de reposición, "cuando lo procedente hubiera sido decir

que contra la resolución oral queda únicamente la protesta a hacer constar en el

acta" (artículo 287.2 LEC). La sentencia definitiva podrá ser recurrida en apelación

(artículo 287.2 LEC). También cabe recurso de casación

2. CHILE.

En los acápites anteriores hemos pasado breve revista del estado actual de la

legislación española y, antes que ella, a la evolución jurisprudencial que le sirvió

de antecedente en punto a la fuente de la prueba y su obtención ilícita en el


proceso civil. Esa evolución, plasmada hoy en normas legales expresas de la

LOPJ y la nueva LEC, ya citadas, constituyen sin duda una valiosa herramienta

procesal que se orienta, de manera directa, a poner de relieve el respeto y

preeminencia de los derechos fundamentales que puedan verse afectados y

puestos en juego ante la actividad probatoria de los operadores procesales.

En lo que constituye entonces una clara opción jurídico-valórica, que informa

actualmente y por lo demás a la mayoría de los ordenamientos jurídicos

comparados, se privilegia de este modo la observancia y el resguardo de los

derechos considerados por la sociedad como esenciales e inherentes a la persona

humana, frente a la obtención a ultranza de la verdad como fin y propósito único

del proceso.

La prueba de fuente ilícita en la legislación procesal chilena: la Ley N° 19.968,

que crea los Juzgados de Familia en Chile, consagra como regla general el

principio de libertad probatoria y de medios de prueba. El artículo 28 de la ley

señala en este sentido:

"Artículo 28. - Libertad de prueba. Todos los hechos que

resulten pertinentes para la adecuada resolución del

conflicto familiar sometido al conocimiento del juez

podrán ser probados por cualquier medio producido en

conformidad a la ley".
A su vez, el artículo 54 permite la incorporación al proceso de todo medio apto

para generar el convencimiento del juzgador, en los términos siguientes:

"Artículo 54. - Medios de prueba no regulados expresamente.

Podrán admitirse como pruebas: películas cinematográficas,

fotografías, fonografías, video grabaciones y otros sistemas

de reproducción de la imagen o del sonido, versiones

taquigráficas y, en general, cualquier medio apto para

producir fe".

Sin embargo, junto con consagrar la libertad de prueba y de medios la ley

incorpora también una importante innovación en esta materia, lo que demuestra

nuevamente la clara preeminencia que en nuestro ordenamiento positivo se

confiere al respeto y tutela de los derechos fundamentales en la tarea de

producción de la prueba. En efecto, el artículo 31 de la ley mencionada,

refiriéndose al contenido de la Audiencia de preparatoria, dispone:

"Artículo 31. - Exclusión de prueba. El juez de familia,

luego de estudiar la admisibilidad de las pruebas

ofrecidas, de resolver las convenciones probatorias y de

escuchar a las partes que hubieren comparecido a la

audiencia preparatoria, ordenará fundadamente que se


excluyan de ser rendidas en el juicio aquellas que fueren

manifiestamente impertinentes, tuvieren por objeto

acreditar hechos públicos y notorios, resulten

sobreabundantes o hayan sido obtenidas con infracción

de garantías fundamentales. Las demás serán admitidas

y se ordenará su rendición en la audiencia de juicio

respectiva".

Prueba ilícita en el Código de Procedimiento Civil: A diferencia de lo que

ocurre con el Código Procesal Penal y en la Ley N° 19.968, el Código de

Procedimiento Civil chileno no contiene norma alguna que se refiera a la exclusión

de la prueba de fuente ilícita, lo que podría favorecer alguna interpretación amplia

que reconozca la posibilidad de introducir toda clase de prueba al proceso,

bastando el cumplimiento formal de las normas que regulan los medios de prueba

y sin importar, sin embargo, el origen ilegítimo de su fuente. Del mismo modo, no

existe en el CPC norma alguna que permita aplicar supletoriamente determinadas

normas del CPP, como ocurre a la inversa con el artículo 52 de este último cuerpo

legal; o como lo previno por su parte el artículo 62 inciso final de la Ley N° 19.968,

ya citado.

II. LA PRUEBA
Existen distintos escritos de celebres autores sobre la Prueba Judicial,

veamos algunas definiciones de ilustres procesalistas acerca de este tema, el cual

constituye parte esencial de todos los procesos cualquiera sea su naturaleza.

Para Couture en sentido jurídico procesal:

“la prueba es un método de averiguación y un método de comprobación. Por otro

lado, la prueba Penal, es normalmente la averiguación, búsqueda y procura de

algo. La Prueba Civil es normalmente la comprobación, demostración,

corroboración, de la verdad o falsedad de las proposiciones realizadas en juicio” .

Para el maestro Hernando Devis Echandía:

“la prueba judicial es todo motivo o razón aportada al proceso por los medios y

procedimientos aceptados por la Ley, para llevar al juez al convencimiento o la

Certeza de los hechos” .

Podemos decir entonces que La Prueba son aquellos medios o elementos

que se presentan dentro de un juicio o proceso de cualquier índole, con el objetivo

de demostrar la veracidad de los hechos aducidos por cada una de las partes, en

defensa de sus respectivas pretensiones.

Es por ello, que la Prueba dentro del Proceso Penal Acusatorio Panameño

constituye un elemento esencial y es parte vital dentro del Proceso, porque es a

través de estos medios que Juez o Tribunal de Juicio va a llegar a la resolución del

Conflicto.

2.1. Objeto de la Prueba:

Por objeto de Prueba Judicial la doctrina entiende todo aquello que puede ser

susceptible de demostración histórica y no simplemente lógica. De esta manera, el


objeto de la Prueba Judicial gira fundamentalmente en torno a demostrar la

existencia o inexistencia de los hechos. Así, lo contempla nuestra legislación al

establecer en el artículo 784 del Código Judicial:

“Incumbe a las partes probar los hechos o datos que constituyen el supuesto de

hecho de las normas que les son favorables… no requieren prueba los hechos

afirmados por una parte y admitidos por la contraria, respecto a los cuales la ley

no exige prueba específica; los hechos notorios; los que estén amparados por una

presunción de derecho, y el derecho escrito que rige en la Nación o en los

municipios. Los hechos claramente reconocidos en el curso del proceso por la

parte adversa, no requieren prueba”.

En ese orden de ideas es importante tener claro que solo los hechos

controvertidos son objeto de Prueba. Así, como Chiovenda sostenía:

“que el objeto de la Prueba son los hechos no admitidos y que no sean negados,

ya que los hechos que no pueden ser negados sin tergiversación no necesitan de

pruebas” .

Finalmente cabe señalar, que la noción del Objeto de la Prueba es abstracta,

ello quiere decir que no está vinculada a un proceso en particular, es una noción

objetiva.

2.2. Medios Probatorios:

Al constituir la prueba parte fundamental o esencial dentro del Proceso Penal

Acusatorio, pues sin ella no se podría lograr la plena comprobación de las

pretensiones realizadas por las partes en un juicio y por lo tanto no se lograría la


convicción del juez; resulta importante recalcar cuales son aquellos medios de

prueba a través de los cuales las partes pueden probar sus aseveraciones.

Es así, que nuestra Legislación es amplia al permitir que las partes dentro de

un proceso puedan utilizar cualquier medio de prueba que ellos consideren

indispensable. Es decir, que en Panamá rige el Sistema de Números Apertus,

razón por la cual se permite que las partes dentro de un proceso utilicen cualquier

medio probatorio para lograr la comprobación de sus pretensiones o defensa. De

modo que, como lo establece el Código de Procedimiento Penal en su artículo

376: “Los hechos punibles y sus circunstancias pueden ser acreditados mediante

cualquier medio de prueba permitido, salvo las limitaciones que la ley establezca”;

en nuestro país en materia penal y en la de cualquier otra naturaleza se da la

libertad probatoria.

2.3. Base constitucional de la Prueba:

El derecho a la prueba, es consustancial al derecho de defensa, tal como ha

sido sostenido por el Pleno de esta Corporación de Justicia en el sentido que el

derecho a la prueba es uno de los derechos que se encuentra incorporado al

derecho fundamental del debido proceso, que está consagrado en nuestra

Constitución.

En ese orden de ideas, como ha puntualizado el ex Magistrado Arturo Hoyos,

la garantía del debido proceso consiste, en una institución instrumental en virtud

de la cual debe asegurarse a las partes en todo proceso legalmente establecido y

que se desarrolle sin dilaciones injustificadas oportunidad razonable de ser oídas

por un tribunal competente, predeterminado por la ley, independiente e imparcial,

de pronunciarse respecto de las pretensiones y manifestaciones de la parte


contraria, de aportar pruebas lícitas relacionadas con el objeto del proceso y de

contradecir las aportadas por el contraparte, de hacer uso de los medios de

impugnación consagrados por ley contra resoluciones judiciales motivadas y

conformes a derecho, de tal manera que las personas puedan defender

efectivamente sus derechos.

Sobre este particular:

"El Pleno de la Corte con anterioridad se ha referido a este derecho fundamental,

disponiendo que tales trámites legales incluyen, no sólo el derecho a ser oído, sino

también, el de pronunciarse sobre las pretensiones de la contraparte, el de tener

iguales oportunidades de defensa que la otra parte, presentar pruebas lícitas y

oponerse a las aducidas por la contraparte, hacer uso de los medios de

impugnación, y proponer excepciones con el fin de defenderse efectivamente."

(Sentencia del Pleno de 30 de diciembre de 1999).

Se puede decir entonces, que a la luz de la garantía instrumental del debido

proceso, la tutela constitucional se orienta hacia la protección del derecho efectivo

de las partes de producir, aducir, contradecir pruebas, y a practicarlas en un

proceso (derecho de defensa). Sin embargo, la labor de ponderar el mérito o valor

probatorio, sólo corresponde al juzgador de la causa, de acuerdo a los principios

de apreciación de las pruebas.

Siguiendo este marco jurídico, es criterio del Pleno de la Corte:

“al no incorporar el Juez al proceso la prueba aducida oportunamente y ni siquiera

pronunciarse sobre la conducencia de la misma, se podría estar vulnerando el

ejercicio efectivo del derecho a la defensa de las partes, derecho que, como es

sabido, es inherente a la garantía constitucional del debido proceso legal y que al


tenor de lo dispuesto por el artículo 2615 del Código Judicial y 50 de la

Constitución Nacional, es susceptible de ser protegido a través de la acción de

amparo de garantías constitucionales". (Sentencia de 18 de julio de 2003.

Ponente: José A. Troyano. Lo destacado es del Pleno).

Inclusive, recientemente consideró que el debido proceso legal, si bien

comprende una serie de derechos procesales, entre ellos, el derecho a la prueba,

también debe incluirse el derecho de asegurar la prueba, que la misma sea

admitida o inadmitida motivadamente y que la admitida sea valorada

Vale recalcar, que a pesar de ser un derecho de rango legal, al subsumirse en

el derecho de defensa, reconocido en nuestra Carta Magna, el derecho a prueba

podrá ser objeto de control constitucional cuando la Resolución judicial que no

admite la prueba esté desprovista de motivación, ni indique las razones de su

rechazo, lo que puede provocar una indefensión a la parte.

Sin embargo, a diferencia de Panamá encontramos que en las Cartas

Constitucionales el derecho a la prueba tienda a ser reconocido como un derecho

fundamental. Y así ha sido concebido y expresado por algunos autores que lo

definen como “la garantía constitucional (o derecho fundamental) que asegura a

todos los interesados la posibilidad de efectuar a los largo del proceso sus

alegaciones, sus pruebas, contradecir las contrarias, con la seguridad de que

serán valoradas en la sentencia. En definitiva, se trata de la garantía de la

participación de los interesados en la formación del juicio jurisdiccional”, esto se da

como en el caso de Colombia que en su legislación concibe el Derecho a Prueba

como un derecho fundamental.


III. EL DERECHO A LA PRUEBA EN EL NUEVO SISTEMA PENAL

ACUSATORIO

La función principal del proceso Penal Acusatorio radica en Penal perseguir la

realización de la pretensión punitiva mediante el descubrimiento de los actos

delictivos y de sus autores. Razón por la cual, para llegar al esclarecimiento de

cualquier tipo penal, es imprescindible que se ejecute el derecho a prueba dentro

del proceso.

La idea fundamental es entonces que el ciudadano tiene derecho a demostrar la

verdad de los hechos en que funda su pretensión procesal. Es decir de probar que

se han producido o no los hechos a los que el Derecho vincula consecuencias

jurídicas. Es por ello, que autores como Sánchez Velarde, resalta que la prueba

constituye uno de los temas más importantes dentro de un proceso judicial, y

obviamente dentro del proceso penal Acusatorio.

Siendo el Derecho a Prueba, como lo establecimos con anterioridad, un

elemento integrante del Debido Proceso y del Derecho de Defensa, tiene una

doble dimensión o carácter. En su dimensión subjetiva, las partes o un tercero

legitimado en un proceso tienen el derecho de producir la prueba necesaria, con la

finalidad de acreditar los hechos que configuran su pretensión o defensa. Por otro

lado en su dimensión objetiva, comporta también el deber del juez de la causa de

solicitar, actuar y dar el merito jurídico que corresponda a los medios de prueba en

la sentencia.

El derecho a prueba es reconocido explícitamente como una norma rectora en

muchas áreas, una de esas dentro del nuevo Código Procesal Penal, al señalar

que toda persona tiene derecho a intervenir en la actividad probatoria y a utilizar


los medios de prueba pertinentes. Esto no es solamente reconocido dentro de la

legislación Panameña sino también dentro de la Legislación Peruana y

colombiana.

3.1. Alcances:

El Derecho a Prueba que como se sabe es concebido como una garantía para

las partes dentro de un proceso; y la misma tiene ciertos alcances, que deben ser

respetados dentro del proceso penal. Algunos autores como Bustamante lo

denominan como un Derecho complejo, esto en vista de que su contenido se

encuentra integrado por los siguientes derechos:

a) El Derecho a ofrecer Medios de Prueba:

Se afirma que una de las garantías que le asiste a las partes en el proceso en

general, es la de presentar medios probatorios necesarios que posibiliten crear la

convicción en el juzgador de que sus enunciados facticos son los correctos. De

esta manera, si no se autoriza la presentación oportuna de las pruebas a los

justiciables, no se podrá considerar amparada la tutela procesal o judicial efectiva.

El derecho a Prueba implica la posibilidad de postular dentro de los límites y

alcances que la Ley reconoce, los medios probatorios para justificar los

argumentos que determinada parte esgrime a su favor.

Una de las manifestaciones de este elemento del derecho a Probar se

encuentra en la posibilidad de ofrecer testigos como medio de prueba. En otras

palabras, es posible aportar dentro del Proceso Penal Acusatorio, cualquier medio

de prueba para probar cualquier hecho siempre y cuando este no esté prohibido o

no permitido expresamente por Ley. Subyace aquí el principio de Libertad de

Prueba; puesto que pueden aportarse medios de pruebas típicos, que son los
previstos por la Ley, o los atípicos que son aquellos no regulados por la Ley, en

cuyo caso la forma de sus incorporación se adecuara al medio de prueba más

análogo, de los previstos en lo posible.

b) El Derecho a que los medios de prueba ofrecidos sean Admitidos:

Este elemento consiste en el derecho que tiene su titular a que se admitan los

medios probatorios ofrecidos, con el propósito de acreditar la existencia o

inexistencia de los hechos que constituyen el objeto concreto de prueba.

El Derecho a que se admitan los medios probatorios, como elemento del

Derecho a Prueba, no implica la obligación del Órgano Jurisdiccional de admitir

todos los medios probatorios que hubieren sido ofrecidos por las partes. En

principio, las pruebas ofrecidas por las partes se deben denegar cuando importen

medios probatorios que no sean pertinentes, conducentes, oportunos, legítimos o

útiles; así como manifiestamente excesivos.

Razón por la cual, el Órgano Jurisdiccional debe admitir aquellas pruebas que

puedan ser idóneas para aportar directa o indirectamente elementos de juicio

acerca de los hechos que deben ser probados, o que son objeto de la causa.

c) El Derecho a que actúen adecuadamente los medios de Prueba que han

sido admitidos:

Se entiende por actuación o práctica de pruebas, los actos procesales

necesarios para que los diversos medios concretos aducidos, solicitados o

decretados de oficio o de partes, se incorporen o ejecuten en el proceso.


Esta fase de la actividad probatoria, tiene igualmente sus requisitos: ante todo

el que consiste en que la prueba haya sido admitida, y también que cumplan con

principios de formalidad, oportunidad y competencia.

A través de los medios de prueba, las fuentes de prueba ingresan al proceso.

El momento en que deben ser adecuadamente incorporadas las fuentes de prueba

es en el juicio si nos referimos al Proceso Penal; esto se da porque en dicha fase

del proceso penal es donde rigen plenamente los principios de contradicción,

oralidad, e inmediación; los cuales son esenciales para la formación de las

pruebas. La doctrina denomina a los medios de prueba practicados en el juicio

como actos de prueba, distinguiéndolos de los actos de investigación que son

propios de la fase de investigación probatoria y que solo sirven para emitir

resoluciones propias de la investigación y de la etapa intermedia.

La actuación adecuada de los medios probatorios como elemento del derecho

a prueba exige o entraña entre otras cosas la posibilidad de que ambas partes

conozcan de todas las pruebas presentadas en el proceso, de interrogar o

contrainterrogar a los testigos.

Es así, que para que se dé la correcta actuación probatoria, deben regir los

siguientes principios:

• Legalidad de la Actividad Probatoria: Este principio implica que tanto la

obtención, la recepción, así como la valoración de la prueba deben desarrollarse

en orden a lo establecido por la Ley. La legalidad se invoca de manera muy

especial, cuando en la actividad probatoria se producen transgresiones del orden

jurídico o violaciones a los derechos de las personas.


Por lo tanto, la Legalidad del medio de prueba significa que la actividad

procesal que es preciso desarrollar para incorporar las fuentes o pruebas al

proceso, debe realizarse de acuerdo con lo dispuesto en la Ley. Así, es preciso

que:

a. Solamente se admitan los medios legalmente previstos; significa que si para

un proceso concreto existe una limitación probatoria, este debe respetarse.

b. Y además que esos medios solo se propongan y practiquen en la forma y

en el momento establecido por la Ley, no de cualquiera otra.

• Publicidad: Este principio establece que la publicidad requiere que no solo

las partes, sino el público tengan oportunidad real y efectiva de presenciar la

recepción de la prueba, algunos países como Alemania la denominan “Publicidad

Inmediata”.

• Contradicción: Implica que para ser válida o por lo menos eficaz, la prueba

debe haber sido con audiencia o intervención de la parte contraria, de modo que

esta pudiese haber fiscalizado su ordenada asunción y haber contado con la

posibilidad de ofrecer prueba en descargo.

• Inmediación: Este principio exige que el juzgador y las partes se encuentren

en contacto personal e inmediato con las personas, hechos, y cosas que sirven o

servirían como fuente o medio de prueba, según sea el caso, de modo tal que
pueda alcanzarse una real coincidencia entre el hecho percibido y hecho objeto de

prueba.

• Comunidad de Prueba: Es la ventaja o provecho que los sujetos procesales

pueden obtener de un medio de prueba introducido en el proceso,

independientemente de quien lo haya planteado o presentado.

d) El Derecho a que se asegure la producción de la conservación de la

prueba:

El derecho a Prueba también comprende o está determinado entre otros

elementos por el derecho a que se asegure la producción o conservación de la

prueba a partir de la actuación anticipada de los medios probatorios.

De poco serviría tener el derecho a ofrecer medios probatorios o que los

mismo sean admitidos para su actuación en el juicio, si estos no estuvieren

disponibles para su actuación en el momento oportuno.

e) El Derecho a la Valoración Racional de las Pruebas Actuadas:

Uno de los elementos que forman parte del contenido del derecho a la Prueba

está constituida por el hecho de que las pruebas actuadas dentro del proceso ya

sea penal, civil o de cualquier otra índole; deben ser valoradas de manera

adecuada y con la motivación debida. De este hecho se deriva una doble

exigencia para el juez, en primer lugar: la exigencia de no omitir la valoración de

aquellas pruebas que son aportadas por las partes al proceso en el marco del

respeto de los derechos fundamentales y de lo establecido en las leyes


pertinentes, en segundo lugar: la exigencia de que dichas pruebas sean valoradas

motivadamente con criterios objetivos y razonables. Por ello, la omisión

injustificada de la valoración de una prueba aportada por las partes respetando los

derechos fundamentales y las leyes que la regulan, comporta una vulneración del

derecho fundamental a la prueba, y por ende al debido proceso.

En nuestro Ordenamiento al igual como en la Legislación de Perú, la

valoración de la prueba se rige por el Sistema de la Sana Critica. En virtud de ello,

el juzgador tiene libertad para evaluar los medios probatorios sin que estos tengan

asignado un valor predeterminado.

Esta exigencia de valoración de la prueba puede descomponerse en dos

aspectos distintos: por un lado, se exige que las pruebas admitidas y practicadas

sean tomadas en consideración a los efectos de justificar la decisión que se

adopte. Por otro lado se exige que la valoración que se haga de las pruebas sea

racional.

f) La Obligación de motivar el razonamiento Probatorio:

En la medida en que el objetivo principal del proceso penal es el acercamiento

a la verdad judicial, los jueces deben motivar razonada y objetivamente el valor

jurídico probatorio en la sentencia. El derecho a la Prueba comprende no solo el

derecho a que los medios de prueba practicados sean valorados de manera

adecuada, sino también a la motivación debida. La valoración de la prueba debe

estar motivada por escrito, con el fin de que el justiciable pueda comprobar si

dicho merito ha sido efectiva y adecuadamente realizado.

Así se ha sostenido que se trata de un derecho complejo cuyo contenido está

determinado por el derecho a ofrecer medios probatorios que se consideren


necesarios, a que estos sean admitidos y adecuadamente actuado, a que se

asegure la producción o conservación de las pruebas y a que estos sean

valorados de manera adecuada y con la motivación debida; esto con la finalidad

de darles merito probatorio que tengan en la respectiva sentencia.

3.2. Limites del Derecho a Prueba:

Al igual que todo derecho, el Derecho a Prueba se encuentra sujeto a

limitaciones o restricciones, derivadas tanto de la necesidad de que sean

armonizadas en ejercicio con otros derechos o bienes constitucionales. El

Derecho a Prueba se encuentra sujeto a principios de pertinencia, utilidad,

oportunidad y licitud. Estos principios informan la actividad probatoria, y al mismo

tiempo establece límites inmanentes para su ejercicio, esto es derivado de la

propia naturaleza del derecho.

De esta manera, los Límites que confronta el Derecho a Prueba son:

• Pertinencia: Exige que el medio probatorio tenga relación directa o indirecta

con el hecho que es objeto del proceso. Los medios probatorios pertinentes

sustentan hechos relacionados directamente con el objeto del proceso.

• Conducencia o idoneidad: El legislador puede establecer la necesidad de

que determinados hechos sean probados a través de determinados medios de

prueba. Sera inconducente o no idóneo aquel medio probatorio que se encuentre

prohibido en determinada vía procedimental o vedado para verificar determinado

hecho.
• Utilidad: Se presenta cuando contribuye a conocer lo que es objeto de

prueba, a descubrir la verdad, a alcanzar la probabilidad o la certeza. Solo

pueden ser admitidos aquellos medios probatorios que presten algún servicio en el

proceso de convicción del juzgador, mas ello no podrá hacerse cuando se ofrecen

medios probatorios destinados a acreditar hechos contrarios, cuando se ofrecen

medios probatorios para acreditar hechos no controvertidos, imposibles, notorios

o de publica evidencia; cuando el medio probatorio ofrecido no es el adecuado

para verificar por su intermedio los hechos que pretenden ser probados por la

parte y cuando se ofrecen medios probatorios superfluos.

• Licitud: No pueden admitirse medios probatorios obtenidos en

contravención del ordenamiento jurídico, lo que permite excluir supuestos de

prueba prohibidos.

• Preclusión o eventualidad: En todo proceso existe una oportunidad para

solicitar la admisión de medios probatorios, pasado dicho plazo, no tendrá lugar la

solicitud probatoria.

De esta manera, el Código de Procedimiento Penal, señala que efectivamente se

deben cumplir con estos Limites dentro de la actividad probatoria, porque así se

asegura que el Derecho a Prueba y por lo tanto el Derecho a Defensa sean

respetados y no vulnerados dentro de proceso o juicio Oral. Así, el artículo 377 y

378 del Código de Procedimiento Penal rigen estos aspectos de la siguiente

manera:
“Artículo 377. Licitud de las pruebas. Los elementos de prueba solo pueden ser

valorados si han sido obtenidos por un medio lícito y conforme a las disposiciones

de este Código”.

“Artículo 378. Oportunidad y relevancia de la prueba. Para que sean apreciadas en

el proceso, las pruebas deberán aducirse, admitirse, diligenciarse e incorporarse

dentro de los términos u oportunidades señalados en este Código, y deberán

referirse, directa o indirectamente, al objeto del hecho investigado y ser de utilidad

para descubrir la verdad”

En consecuencia, es innegable que un aspecto primordial dentro del derecho a

Prueba es tener claro el “Tema de la Prueba Judicial”, es decir tener presente

cuales son los hechos o sucesos que en determinado proceso debe probarse, ya

que de esta manera no se sobrepasa los límites a ella establecidos, y así las

partes gozan plenamente del Derecho a Prueba.

3.3. Prueba Ilícita:

La actividad probatoria en el derecho procesal es, por decirlo, uno de los

aspectos más fundamentales en el desarrollo de todo proceso, porque a través de

ella viene a materializar el reconocimiento de los hechos que le han sido sometido

a su enjuiciamiento. Eso ha llevado a que en los últimos tiempos, el derecho

probatorio no sea visto como una carga procesal para la parte o que sea un

aspecto del llamado desarrollo del procedimiento, sino que sea un verdadero

derecho.

Sin embargo, dentro de esta actividad probatoria muchas veces las partes

utilizan medios no lícitos o que son contrarias a la ley, a la moral y al orden

público.
El Doctor Jairo Parra Quijano sostiene que es Prueba Ilícita la que se obtiene

violando los derechos fundamentales de las personas, la violación se puede haber

causado para lograr una fuente de la prueba o el medio probatorio. La prueba

ilícita es aquella cuya fuente probatoria está contaminada por la vulneración de un

derecho fundamental o aquella cuyo medio probatorio ha sido practicado con

idéntica infracción de un derecho fundamental.

Entonces, entiéndase que el derecho de servirse de pruebas lícitas es parte

del debido proceso, por tanto, cualquier situación que pretenda sobrepasar este

límite, estaría violentando la garantía del debido proceso y extralimitando el

llamado derecho a probar. Y con este el artículo 780 del Código Judicial, al

referirse al conjunto de medios que pueden servir de prueba, deja marcada la

posición que cualquier medio racional puede servir a la formación racional de la

convicción del juez, siempre que no estén expresamente prohibido por la ley o

violen derechos humanos, o sean contrarios a la moral o al orden público.

Es por lo connotado del tema que para muchos autores, el concepto de ilicitud

probatoria se proyecta más que nada a determinar la eficacia o ineficacia procesal

de la prueba obtenida con violación o desconocimiento de normas constitucionales

o legales.

Es por ello que encontramos argumentos favorables que han tomado fuerza

en el aspecto de la libre apreciación o valoración de la prueba que puede hacer el

Juez, para de ese modo dársele efectividad procesal a ésta. Es justo aquí, donde

nacen criterios, como las llamadas reglas de exclusión (exclusionary rule), la teoría

del fruto del árbol envenenado (fruit of the poisonous tree), pero todas ellas

apuntando a que las pruebas obtenidas directamente o indirectamente con


violación de derechos fundamentales no deben surtir efecto alguno en el proceso y

su es prohibida, es prohibida su admisión, práctica y valoración.

3.4. Principios que regulan la Aportación y la Admisión de la Prueba en el

Sistema Penal Acusatorio:

a) Principio de libertad de Prueba: Conforme a este principio, se prohíbe

enunciar taxativamente los medios de prueba, de modo tal que las partes pueden

ofrecer y utilizar los medios de pruebas típicas o atípicas, siendo que su admisión

y posterior actuación estará sujeta a que sean conforme con los principios y

demás bienes jurídicos que delimitan su contenido. Se sustenta este principio en

el criterio de que la parte puede probar sus hechos, por cualquier medio, es decir

que no requiere medio de prueba determinado, ya que todos son admisibles para

dar con la verdad concreta.

b) Principio de Pertinencia: Es la relación lógica entre el medio y el hecho a

probar. En consecuencia, prueba pertinente es aquella que de alguna manera

hace referencia al hecho que constituye el objeto del proceso. Prueba impertinente

es aquella que no tiene vinculación alguna con el objeto del proceso, en razón de

no poder inferirse de la misma ninguna referencia directa o indirecta con el mismo

o con un objeto accesorio o incidental que sea menester resolver para decidir

sobre el principal.

En un delito de homicidio, prueba pertinente será la testifical ofrecida para

acreditar que el acusado amenazo a la victima dos días antes de los hechos.
Prueba impertinente será la prueba testimonial ofrecida para demostrar la mala

fama de la víctima.

La pertinencia, entonces, guarda relacion con el objeto de prueba, que se define

como aquello suceptible de ser probado; es decir, en lo que debe o puede reacer

la prueba.

Son objeto de prueba los hechos afirmados por las partes; esto es, los que

refieran a la imputacion, a la punibilidad y a la determinacion de la pena o la

medida de seguridad asi como los referidos a la responsabilidad civil derivada de

un delito.

c) Principio de Conducencia: La conducencia es una cuestión de derecho,

porque se trata de determinar si el medio utilizado, presentado o solicitado es

legalmente apto para probar el hecho.

d) Principio de Utilidad: La utilidad puede ser definida como aquella cualidad

del medio de prueba que hace que este sea adecuado para probar un hecho. La

prueba además de ser pertinente, debe ser útil. La utilidad de la prueba está

directamente relacionada con la relevancia que el elemento tenga en relación con

el objeto que debe probarse. Esto, es su importancia, idoneidad y eficacia para

verificar el mismo. La inutilidad supondrá por lo tanto, que el medio de prueba no

resulte apto.
e) Principio de Licitud: Este principio está referido al modo de obtención de la

fuente que posteriormente se pretende incorporar en el proceso. Un medio de

prueba podrá ser admitido solamente si ha sido obtenido por un procedimiento

constitucionalmente legítimo y valorado solo si ha sido incorporado legítimamente

al proceso. Por lo tanto, carecen de efecto legal las pruebas obtenidas directa o

indirectamente con violación del contenido esencial de los derechos

fundamentales de la persona; que es lo que se conoce como el Fruto del Árbol

Envenenado.

La consecuencia procesal de la ilicitud será en unos casos la inadmisión del

medio de prueba y en otros su falta de aptitud para formar la convicción judicial o

bien fijar los hechos es decir, para motivar la sentencia. La lesión de un derecho

fundamental en la obtención de un medio de prueba supone la ilegalidad; como

también es ilegal la proposición extemporánea del medio de prueba.

f) Principio de Necesidad: Se habla de principio de necesidad de la prueba ya

que se establece que la Prueba es vital para la demostración de los hechos en el

proceso; sin ella reinaría la arbitrariedad. Al juez le está prohibido basarse en su

propia experiencia para dictar sentencia.

En materia penal la necesidad de la prueba tiene su sustento en la presunción

de inocencia, puesto que es función entonces del Ministerio Publico o Fiscal de

desvirtuar a través de la presentación de pruebas esa presunción de inocencia del

Imputado.
Este principio se enuncia como la necesidad de que todo hecho que

constituye objeto del proceso debe ser corroborado solo mediante pruebas

introducidas legalmente al mismo.

IV. ANTECEDENTES EN TORNO A LA CARGA DE LA PRUEBA

Devis Echandia establece:

“La carga de la prueba, es una noción procesal que contiene la regla de juicio por

medio de la cual se le indica al juez como debe fallar cuando no encuentre en el

proceso las pruebas que le den certeza sobre los hechos que debe fundamentar

su decisión e indirectamente establecer a cuál de las partes le interesa la prueba

de tales hechos, para así evitar consecuencias negativas. La carga de la prueba

no determina quién debe probar cada hecho, sino únicamente quien tiene el

interés jurídico en que resulte probado ese hecho, porque de no probarlo se

perjudica por la falta de prueba” .

Entonces según Echandía, la carga de la prueba comporta dos dimensiones:


a. Es un instrumento de decisión o regla de juicio para el juez con base en la

cual él puede fallar de fondo o inhibirse, non liquet, cuando los hechos no estén

plenamente demostrados.

b. Indirectamente también sirve:

“como instrumento orientador o regla de conducta para las partes que no las

obliga a probar determinados hechos sino que les indica que hechos tendrían que

probar para asegurarse una decisión favorable a sus intereses y evitar que una

eventual falta de esa prueba les resulte desfavorable, dejándolas en libertad de no

hacerlo” .

La mayoría de los doctrinantes consideran que esta noción tiene cuatro

aspectos que la caracterizan, el primer aspecto es el subjetivo que consiste en que

la carga de la prueba es indirectamente un instrumento orientador o norma de

conducta para las partes que les señala cuales hechos les conviene probar y que

implica; el segundo se refiere a que la carga de la prueba es concreta porque

reduce su aplicación a determinados hechos del proceso de entre todos los

demás, que pueden interesar probar a las partes; la carga de la prueba también es

objetiva porque sirve como instrumento de decisión o regla de juicio para que el

juez que reemplaza una prueba faltante sobre los hechos que fundamentan el

litigio, y además es abstracta porque no se refiere a casos particulares sino que es

una regola general de juicio para todos los casos.

Se puede decir, que la carga de la prueba indica quien tiene el interés jurídico

en que un hecho resulte probado, y así el interesado evite una consecuencia

desfavorable por la prueba faltante; sin embargo, esta consagra que si el juez o la
otra parte alegan tal prueba en el proceso, queda cumplido el interés de quien era

sujeto de la carga y este deberá asumir las consecuencias. Si es un hecho exento

de prueba, no hay lugar a hablar de carga probatoria.

Las reglas sobre la carga de la prueba se aplican en el momento que el juez

examina la pretensión y no en el momento en que se abre la causa a prueba o

De esta manera el juez, dentro del trámite de un proceso, abre la causa a

pruebas en abstracto; para que las partes presenten y aduzcan las pruebas que

estimen conducentes en relación a los hechos de la demanda o de su

contestación; y a que por otro lado el juez ha de examinar el proceso en atención

al principio de adquisición procesal o comunidad de la prueba, tomando en cuenta

todos los elementos probatorios aportados, abstracción hecha de quien los aporto;

y como establece Rosemberg “solo importan los hechos que se han demostrado y

es indiferente quien los demostró”.

La carga de la prueba es la obligación que tienen las partes de proporcionar al

proceso los elementos necesarios, que permitan al juez adquirir una convicción,

basada en la cual declare el derecho controvertido. En el Derecho Procesal, la

regla general, es que, quien alega un hecho debe probarlo, sin embargo en

algunas áreas como en materia procesal laboral, esta regla se invierte en ciertos

casos: por ejemplo es el empleador quien debe probar los hechos que ha fundado

su decisión, tal como es el caso de la causa de despido”.

4.1 Importancia de la Carga de la Prueba:

La carga de la prueba es necesaria para una eficiente administración de

justicia, pues sin ella seria frecuente el fracaso de los procesos. También para las

partes, la carga de la prueba representa economía, aunque quizás en determinado


caso para la parte que tenía la responsabilidad de probar le genere eventualmente

un prejuicio más grave, pues así haya tenido realmente el derecho, una absolución

de la contraparte haría perder su derecho de demandar de nuevo por los mismos

hechos.

Aun así, la carga de la prueba constituye un elemento que eleva los niveles de

certeza de toda decisión judicial al servir como estándar mínimo, por encima del

cual se garantiza un mayor grado de verdad y justicia.

Su importancia es tal que únicamente cede al tornarse innecesaria, esto se da

cuando los hechos han sido probados, sin olvidar que su aplicación no solo se

refiere al momento en el que el juez va a tomar su decisión, sino que

indirectamente constituye un criterio o regla orientadora de la conducta de las

partes que deben tener presente durante todo el proceso.

4.2. A Quien Le Corresponde La Carga De La Prueba:

La demostración de los hechos, cuyo establecimiento es necesario para la

resolución del conflicto penal, se lleva a cabo mediante la presentación de las

pruebas ante el Tribunal de Juicio (Art.369), en donde se evacuaran o practicaran

las mismas, dentro del respectivo turno que tiene cada parte para ese fin.

Por ello, es muy importante la cuestión de saber, quien debe aportar las pruebas

ante el Tribunal de Juicio, es decir quién debe preocuparse por la corroboración de

los hechos que se están averiguando mediante las pruebas, en otros términos

como se distribuye la obligación de la probación judicial, ósea la carga de la

prueba.
Es por ello, que la prueba dentro del Proceso Penal Acusatorio tiene una gran

importancia, pues sirve para formar la convicción del Juez sobre la existencia de

los hechos alegados por las partes o su negación.

Sin embrago, no es posible determinar la carga de la prueba a partir de la

condición de la condición de víctima o imputado, pues durante el proceso, esta

carga tiende a cambiar frecuentemente de titular, dependiendo de la naturaleza

de los hechos en controversia y de su posición respecto de las normas legales

invocadas.

4.3. La Carga Dinámica de la Prueba

La tesis de las cargas probatorias dinámicas, fue desarrollada por primera vez a

partir de un complejo caso de responsabilidad médica planteado ante la justicia

argentina y el mismo adquirió especial auge en virtud de los desarrollos del

profesor y camarista rosarino Jorge W.PEYRANO.

Según este autor argentino, la Carga Dinámica de la Prueba consiste en que:

« Sobre la adecuada ponderación de las circunstancias del caso, las cargas

probatorias deben desplazarse de actor a demandado, o viceversa, según

correspondiere, y ello en función de cuál de las partes se encontrare en mejores

condiciones (técnicas, profesionales o fácticas) de suministrar la prueba, con

absoluta independencia de su posición en el proceso y de la naturaleza de los

hechos que aleguen»


A partir de esto, se puede aseverar que el Instituto de la Carga Dinámica de la

Prueba significa, el desplazamiento del onus probandi a la parte que está en

mejores condiciones procesales de acreditar o probar un hecho.

En Materia del nuevo Sistema Acusatorio, por disposición de la propia naturaleza

de este sistema, la regla generalizada es que la carga de la prueba corresponde

única y exclusivamente al Fiscal (Artículo 72 del Código de Procedimiento Penal).

Pero aun así, vemos entonces que excepcionalmente la doctrina de las Cargas

Probatorias Dinámicas puede aplicarse frente a supuestos específicos que detalla

la propia norma, esto es en materia de bienes producto de delitos de Blanqueo de

Capitales, Corrupción de Servidores Públicos, Enriquecimiento Injustificado,

Terrorismo y Narcotráfico; en donde inversamente a la regla estandarizada, la

Carga de la Prueba en materia de Bienes procedentes de los ilícitos penales antes

mencionados recaen propiamente en el Imputado.

Esto es así, ya que por las condiciones y diversas formas en que pueden darse la

transferencia de bienes muebles e inmuebles en el tráfico mercantil Internacional,

es el propio Imputado el que está en una mejor posición de probar la procedencia

ilícita de los bienes que forman parte de una investigación penal de esta índole.

Esta doctrina, ha sido aceptada ampliamente tanto en el Derecho Privado como en

Derecho Público; en muchos temas como la responsabilidad médica o las

pretensiones de actos simulados, y la misma dejó atrás aquella era de “pruebas

diabólicas”, pero su fuerza expansiva no se limitó solo al Derecho Civil, sino que

también permeó al Derecho Penal, dejando en manos de la defensa casi todo el

ejercicio probatorio del juicio.


La doctrina establece características acerca de la Carga Dinámica de la Prueba,

que ayudan a sentar las bases de las mismas; dichas características son las

siguientes:

• La primera característica es el carácter excepcional de la Carga dinámica

de la Prueba, esta consiste en que su aplicación es excepcional, de tal manera

que solo tendrá cabida el traspaso de probar de una parte a la otra, cuando las

reglas generales de la carga probatoria sean perjudiciales al aplicárseles a

eventos igualmente excepcionales.

• Otra nota esencial de esta institución, es que la aplicación de la misma

depende de cada caso en concreto. No es posible elaborar un modelo rígido que

permita saber cuándo debe hacerse un traslado o aligeramiento en la carga de la

prueba ya que ello traería consecuencias nocivas.

En este caso, y según lo establecido por Ferrajoli, y como efectivamente se da

dentro del Proceso Penal Acusatorio al momento de actuar la Carga Dinámica de

la Prueba, el movimiento o el desplazamiento del onus probando iría del ente

acusador hacia la defensa; ello entonces se traduce en que el debate probatorio

en el juicio Oral queda en manos únicamente de ésta.

Por tanto, la Fiscalía se deshace de la carga sustancial de solicitar la práctica de

pruebas y la recolección de elementos materiales probatorios en busca de dar

sustento a la condena pedida en su acusación o teoría del caso; ya que en ciertas

hipótesis o hechos delictivas el acusado está en mejores condiciones de probar su


inocencia por medio de elementos probatorios a su alcance que al intentar enervar

afirmaciones indefinidas hechas por el Ministerio Público.

V. La Carga de la Prueba en el Proceso Penal Acusatorio:

La dinámica en la nueva estructura del Sistema Penal Acusatorio, está orientada

en el estricto cumplimiento de las funciones o roles de los distintos sujetos

procesales que integran el proceso penal Adversarial. La naturaleza de este nuevo

Sistema de Enjuiciamiento Criminal, nos solo radica en la colocación de la

Supremacía de los Derechos Humanos y el Garantismo como pilar indiscutible de

este sistema, haciendo énfasis a la dignidad del ser humano; muy por el contrario,

este nuevo enfoque de la Justicia Penal apunta a la re saltación de las funciones

que deben desempeñar cada parte dentro de la estructura procedimental del

Sistema Acusatorio (Fase de Investigación, Fase Intermedia, Juicio Oral).

Dicho esto, la Carga de la Prueba en el Sistema Acusatorio Panameño, apunta

necesariamente al rol específico que desempeña cada sujeto procesal a lo largo

de las etapas del mismo. Sobre este particular, vale la pena indicar lo que sobre

este tema contempla nuestro Código de Procedimiento Penal en su artículo 5: “sin

formulación de cargos no habrá juicio ni habrá pena sin acusación probada”.

Del contenido del artículo antes citado se puede entender de forma indubitada que

corresponde a la acusación; en este caso representada por el Ministerio Público

y/o la parte Querellante, probar la acreditación del hecho punible y la vinculación

del procesado con el ilícito penal.

Otra norma concluyente, que desarrolla más integralmente el aspecto de la carga

de la Prueba en el Sistema Acusatorio Panameño lo es el artículo 72: “La carga de


la Prueba corresponde al Fiscal, quien deberá probar en el juicio oral y público los

hechos que fundamentan su acusación. Se excluyen los supuestos previstos en el

artículo 257 de este Código”.

El Fundamento de la Carga de la Prueba en el Proceso Acusatorio panameño

descansa en la garantía fundamental y de raigambre constitucional de la

Presunción de Inocencia o Estado de Inocencia o No Culpabilidad (como se le

conoce en la Doctrina más contemporánea sobre este tema).

De este principio garantista, Ferrajoli señala:

“que el fundamento racional de la presunción de inocencia radica en que si la

jurisdicción es la actividad necesaria para obtener la prueba de que un sujeto ha

cometido un delito, entonces hasta que esa prueba no se produzca mediante un

juicio regular ningún delito puede considerarse cometido y, por ende, ninguna

persona puede ser considerada culpable ni sometida a pena alguna”.

De la misma manera, el autor Eduardo M. Jauchen se pronuncia acerca del

Estado de Inocencia estableciendo que:

“El imputado mantiene como persona su estado de inocencia durante todo el

proceso penal hasta tanto se demuestre con certeza su culpabilidad y

consecuentemente sea condenado por sentencia firme.”

El Estado de Inocencia o No Culpabilidad propugna por el reconocimiento de esta

garantía fundamental durante todo el proceso penal del imputado. Esto es, que lo

acompañe durante el desarrollo de las distintas etapas procesales hasta su

culminación con la sentencia de Responsabilidad.

No puede soslayarse ni disociarse el concepto de la Carga de la Prueba con la

garantía fundamental del Estado de Inocencia. Debemos tener presente que


cuando el Estado a través del ius punendi somete a través de la formulación de la

imputación y/o aplicación de una medida cautelar restrictiva de la libertad, lo debe

hacer con un convencimiento mínimo inspirado por pruebas incriminatorias, que

acrediten un posible compromiso penal del Imputado; por el contrario, si el Fiscal

no puede sostener la acusación al no poder probar el contenido de la misma, o al

no poder acreditar la prueba que se cabe el Estado de Inocencia de la persona

Investigada, lo que se impone inequívocamente es la absolución.

La prueba en el proceso penal acusatorio está constituida por aquella

actividad que han de desarrollar las partes acusadoras en colaboración con el

Tribunal a objeto de desvirtuar el estado de no culpabilidad respecto del delito que

se le atribuye o derecho a la presunción de inocencia, el cual es el punto de

partida de toda consideración probatoria en un proceso penal que se inicia con la

verdad provisional o interina de que el imputado es inocente.

Ahora bien, si la clave de todo proceso radica en la prueba, en el proceso

penal adquiere dimensiones más trascendentes, por cuanto los resultados del

proceso van a recaer en derechos de especial importancia del imputado.

Los caracteres básicos de la prueba en el proceso penal acusatorio son los

siguientes:

1.- Carga material de la prueba corresponde a la parte acusadora.

2.- Sólo tiene el carácter de prueba las practicadas en el juicio oral, bajo los

principios de inmediación, contradicción, publicidad e igualdad.


3.- Las pruebas deben de haber sido obtenidas por medios lícitos.

4.- Las pruebas requieren de cierta entidad, no bastando las conjeturas o las

meras sospechas.

5.- Existe libertad en los medios de prueba.

6.- Existe libre valoración de la prueba.

Por otro lado, en el proceso penal sí interesa la carga de la prueba en

sentido material, es decir, es necesario fijar qué ocurre cuando existe duda o

incertidumbre sobre la verdad o certeza de los hechos relevantes para condenar o

absolver. Por tanto, en caso de duda, de incertidumbre, ha de resolverse en favor

del acusado. Y, como dice la mayoría de la doctrina, debe ser así, tanto si la duda

o incertidumbre afecta a hechos constitutivos (por ejemplo, hay duda sobre la

participación del acusado en el homicidio), como si afecta a hechos impeditivos o

extintivos (por ejemplo, incertidumbre sobre la concurrencia o no de la eximente

de legítima defensa en el homicidio cometido por el acusado debe haber auténtica

duda o incertidumbre, no siendo suficiente la simple alegación del hecho

impeditivo o extintivo por parte del acusado).

5.1. La Garantía Constitucional al Estado de inocencia como contenido esencial

de la Carga de la Prueba en el Modelo Acusatorio de la Justicia Penal Panameña

Otro aspecto, de especial relevancia, dentro de lo que se refiere a la Carga de la

Prueba en el Proceso Penal Acusatorio, es como afecta el Principio o Garantía

que le atañe a todo imputado, hablamos sin duda del Estado de Inocencia. Este

principio contempla que “Toda persona se presume inocente mientras no se haya

declarado judicialmente culpable”. Es así, como el Estado de Inocencia se

convierte en una guía para la valoración de las pruebas que debe realizar el Juez
dentro de la causa. De manera tal, que las pruebas aportadas dentro del proceso

penal, deben demostrar la incertidumbre en el hecho presunto.

El Estado de inocencia supone que, como se parte de la inocencia, quien afirma la

culpabilidad ha de demostrarla y es a la acusación a quien corresponde

suministrar la prueba de la culpa del ciudadano presumido inocente; no

demostrándose la culpa, procede la absolución aunque tampoco se haya

demostrado claramente la inocencia, pues es “el acusador quien tiene que probar

los hechos y la culpabilidad del procesado, y no éste quien tenga que probar su

inocencia”.

De esta manera muchas legislaciones como La Constitución Española y por

supuesto la panameña reconoce como derecho fundamental el derecho al Estado

de inocencia. Tal presunción supone que la carga probatoria corresponde a los

acusadores y que toda acusación debe ir acompañada de probanzas de los

hechos en qué consiste, de tal manera que si no concurren tales pruebas el juez o

tribunal que conozca del proceso deberá declarar la inocencia del acusado.
IV. Conclusiones

El carácter fundamental del derecho a probar, inherente a todos los sujetos del

proceso, es utilizado en todos 105 procesos o procedimientos existentes en

nuestro país.

Su contenido esencial, consiste en el derecho de todo sujeto procesal de que se le

admitan, actúen y valoren debidamente y conforme a los principios que lo inspiran

y lo delimitan, los medios probatorios ofrecidos para acreditar los hechos que

configuran su pretensión o defensa.

Su violación implica una afectación directa al orden constitucional en la medida en

que aparece como un elemento garantista consagrada en la Constitución Política

o en los tratados que consagran el bloque de constitucionalidad.

Sin embargo, el derecho a la prueba no es un derecho absoluto, sino limitado y su

titular debe ejercerlo conforme a los principios que lo inspiran y le dan contenido.

Pero el derecho fundamental a la prueba, implica que las normas que lo

consagran, son interpretadas por el juzgador de la forma más favorable para la

efectividad de dicho derecho y ese, es el papel del operador de justicia de este


nuevo siglo, pues tiene el deber de aplicar a cada caso en concreto los principios y

valores que establecen los derechos fundamentales, como el derecho a la prueba.

El derecho a probar no tiene un carácter ilimitado o absoluto su contenido

esencial, es decir, a que constituye su contenido básico irreducible, sin el cual el

derecho se desnaturaliza o pierde sentido, se encuentra delimitado por una serie

de principios que inspiran “el debido proceso”, y por otros preceptos

constitucionales con los que guarda relaciones de coordinación en el

ordenamiento jurídico.

La importancia que se determine el contenido, radica en que al hacerlo el Órgano

Judicial y los operadores de derecho, están en condiciones de evitar aquellas

conductas que atentan contra éste; por otro lado, se puede fijar con claridad que

actos son permisibles, a fin de que no se desnaturaliza y afectan su contenido

básico, como los es que se admitan las pruebas, se practiquen y se valoren todos

los medios probatorios ofrecidos, como los sujetos procesales legitimados, tales

como: el demandante y demandado, o denunciantes y denunciados; litisconsortes

y coadyuvantes, e inclusive, intervinientes, etc; todos ellos tienen ese derecho a la

prueba, pero conforme a los principios que los inspiran y lo delimitan.

En consecuencia, el derecho a la prueba implica, en primer lugar, el derecho a que

se admita toda aquella prueba que propuesta por alguna de las partes; sin

embargo, esa parte tiene el deber de respetar los límites inherentes a la actividad

probatoria y cumplir con los requisitos legales de proposición, como lo son: el de

ser propuesta en cada proceso en particular dentro del término legal o en los

términos expresamente señalados en la ley, o norma procesal como ejemplo en


los procesos abreviados o sumarios, debe ser propuesta con la demanda o su

contestación.

La Confesión es el testimonio de una de las partes y que desempeña una función

probatoria dentro del proceso, para la realización de este procedimiento es

necesario que concurran los sujetos de la confesión (partes y juez), los cuales

deben tener un objeto determinado, que consiste en los hechos expuestos en la

demanda y su contestación. Es de mucha importancia definir la naturaleza jurídica

de la declaración de las partes la cual se basa en el criterio dominante que se trata

de una prueba legal la cual se produce, mediante una declaración de

conocimiento, y no como expresión de un saber desinteresado.

El testimonio es tal mientras se refiera a los hechos que hubieren herido sus

sentidos lo que el testigo vio, escuchó o percibió en forma personal y directa, sin la

intervención de terceros.

Se entiende por prueba ilícita la que se obtiene con vulneración de los derechos

fundamentales de las personas, entre ellos la dignidad, el debido proceso, la

intimidad, la no autoincriminación, la solidaridad íntima, y aquellas en cuya

producción, práctica o aducción se somete a las personas a torturas, tratos cueles,

inhumanos o degradantes, sea cual fuere el género o la especie de la prueba así

obtenida.

La prueba ilícita debe ser indefectiblemente excluida y no podrá formar parte de


los elementos de convicción que el juez sopese para adoptar la decisión en el

asunto sometido a su conocimiento, si que pueda anteponer su discrecionalidad ni

la prevalencia de los intereses sociales.

Cabe destacar que la prueba ilegal se genera cuando en su producción, práctica

o aducción se incumplen los requisitos legales esenciales, caso en el cual debe

ser excluida. La ley panameña no presenta una definición explícita de prueba

ilícita, sin embargo, reconoce la ilicitud de la prueba que es obtenido por medios

que no son aceptados por la norma.

Para quienes se centran en estabilidad del sistema jurisprudencial y del Estado

de Derecho, la prueba ilícita es inadmisible en cualquiera de sus formas. El

debido proceso es el primer objetivo, a resguardar.

Sin embargo, también hay quienes señalan que el descubrimiento de un hecho

ilícito a través de una prueba no lícita no supone que el hecho no hubiera

sucedido.

A través de la presente investigación, nuestro grupo ha querido, más que señalar

cuál de las dos posiciones es la cierta, brindar a los compañeros de clase los

conceptos y doctrinas que se enfrentan en el tema de la prueba ilícita.

El desarrollo de este trabajo nos permite concluir que la prueba juega un papel

fundamental e incuestionable dentro del Proceso Penal Acusatorio. Se podría


decir incluso, que la prueba es el nervio motor del proceso, el tema en torno el

cual se desarrolla y se despliega la actividad de las partes en conflicto.

En el Sistema Acusatorio, a diferencia del vetusto Sistema de Corte Inquisitorio, la

prueba se desahoga o practica en el Juicio Oral, constituyéndose esta etapa

entonces en la combinación de los esfuerzos por probar su teoría del caso tanto

de la Defensa como de la parte Querellante, así como el Ministerio Publico.

De esta manera, se puede afirmar que la parte procesal que no prueba su teoría

del caso dentro de la Audiencia de Juicio Oral, no podrá ver vista satisfecha sus

pretensiones a través de una sentencia de absolución o culpabilidad

respectivamente.

La prueba en el Sistema Acusatorio reafirma el carácter adversarial de este tipo de

Sistema de Enjuiciamiento Criminal, que descansa en la demostración de las

hipótesis fácticas, probatorias y jurídicas de las partes.

Con relación a la Carga de la Prueba y su subsunción a la Garantía del Estado de

Inocencia, podemos afirmar sobre este Instituto procesal que más que la noción

de la Carga de la Prueba en el Sistema Acusatorio, estamos hablando de una

Obligación y deber ineludible por parte del Ministerio Publico en el ejercicio de las

facultades que le confiere el ius puniendi.

La noción del Onus Probandi en el Sistema Procesal Penal Acusatorio

Panameño, adquiere nuevos matices de interpretación, al establecerse el principio

de Igualdad Procesal de las partes (art.19 CPP), esto quiere decir que ya no

hablamos de la parte procesal que está en mejores condiciones de aducir o

aportar la prueba que indiscutiblemente conlleve a la verdad material del proceso;

sino que nos referimos a la parte procesal que está en mejores condiciones de
acreditar cada uno de los enunciados y elementos de su teoría del caso, dando

por traste a la antigua conceptualización que se tenía de la Carga de la Prueba.

Al hacer una lectura concienzuda del tema del Derecho a Prueba y la Carga de la

Prueba en el Sistema Acusatorio Panameño, debemos necesariamente referirnos

al Principio cardinal del Estado de Inocencia, como potencializador de esa

garantía que debemos tener todos ante la Ley. De este Derecho Fundamental se

desprende de que solo cuando el Estado en ejercicio de la facultad sancionadora

otorgado por la Sociedad, puede castigar punitivamente a una persona cuando los

medios probatorios practicados en el Juicio Oral, eliminan por completo ese

Estado de Inocencia congénito y presente de todo ser humano.

La relación del Principio de Estado de Inocencia, con la Carga de la Prueba en el

Sistema Procesal Penal Acusatorio, también plantea excepciones; y estas están

relacionadas con las excepciones o contrapruebas que emanan del propio

Imputado al momento que intenta refutar las pretensiones del Ministerio Público en

acreditar su acusación a través de su Teoría del Caso.

El Derecho a Prueba y la Carga de la Prueba en el Sistema Procesal Panameño

busca resaltar la certeza sobre los hechos que deben fundamentar una sentencia

penal, ya se absolutoria o condenatoria, es el fin perseguido por el juzgador al

momento de recibir directamente y bajo su percepción, los elementos probatorios

que sirven para sustentar las hipótesis de las partes adversarias, erigiéndose

como una institución de índole funcional en lo interno del proceso.


V. Bibliografía

 El Derecho a la Prueba como Garantía del Proceso Justo, Zamorano Abel

Augusto, VIII Congreso Panameño de Derecho Procesal 2011.

 Código Judicial Panameño.

 El Derecho a la Prueba como Garantía del Proceso Justo, Zamorano Abel

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 Fallos Nacionales, Centro de Documentación Judicial, Órgano Judicial de

Panamá, Enero 2010.

 Garzón, Carlos Andrés Aspectos Generales sobre la Carga de la Prueba

del Derecho Colombiano, 2012.

 Núñez, Antonio, Las Pruebas Ilícitas en el Derecho Panameño, 2005


 FIDALGO GALLARDO, C. (2003) “La regla de exclusión de pruebas

inconstitucionalmente obtenidas de los Estados Unidos de América”.

Tribunales de Justicia.

 GASCÓN ABELLÁN, M. (2005) “¿Freedom of proof? El cuestionable

debilitamiento de la regla de exclusión de la prueba ilícita”. Jueces para la

Democracia, núm. 52, marzo, pág. 82.

 GÖSSEL, K.-H. (2002) En la búsqueda de la verdad y la justicia.

Fundamentos del procedimiento penal estatal con especial referencia a

aspectos jurídico-constitucionales y político criminales. México: Porrúa.

 SALAS CALERO, L. (2002) “Aspectos materiales y procesales del principio

acusatorio: problemas probatorios, prueba ilícita y procesos penales

socialmente relevantes. La exclusión de pruebas ilícitamente obtenidas en

el Derecho Procesal de los Estados Unidos”. Revista Poder Judicial, 66,

pág. 386 y ss.

 Arauz, Heriberto, Fundamentos de la Prueba Judicial, Primera edición,

Universal Books, 2006.

 Código Judicial de la República de Panamá, Texto Único.


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Panamá, Enero 2010.

 Garzón, Carlos Andrés Aspectos Generales sobre la Carga de la Prueba

del Derecho Colombiano, 2012.

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 Fábrega, Jorge, Teoría General de la Prueba, Tercera Edición, 2006.

 Michelli, Gian Antonio. La Carga de la Prueba, Editorial Temis, 2004.

 Fuentes Rodriguez, Armando Alfonso. Derecho Procesal Penal Panameño.

2010

 García Castillo, Leopoldo. Derecho Procesal Penal Panameño. Editorial

Universal Books. 2009.

 Rodriguez Fuentes, Armando y Peña Delgado, Nelson. Código Procesal

Penal. (Ley No. 68 de 28 de agosto del 2008 Sistema Acusatorio.) 2011

 Boek Pulecio, Daniel. La Teoría de la Carga Dinámica de la prueba en

materia penal. Grupo Editorial Ibáñez. 2012


ANEXOS

I. Jurisprudencia

AMPARO DE GARANTÍAS CONSTITUCIONALES INTERPUESTA CONTRA LA

ORDEN DE HACER CONTENIDA EN EL JUZGADO SEXTO DE CIRCUITO DE

LO CIVIL DEL PRIMER CIRCUITO JUDICIAL DE PANAMÁ, DENTRO DEL

PROCESO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA INSTAURADO POR JUAN

CARLOS TAPIA CONTRA EL SIGLO, S. A. (APELACIÓN).- PONENTE: OYDÉN

ORTEGA DURÁN --PANAMÁ, TRECE (13) DE AGOSTO DE DOS MIL DIEZ

(2010).

Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá

Sala: Pleno

Ponente: Oydén Ortega Durán


Fecha: viernes, 13 de agosto de 2010

Materia: Amparo de Garantías Constitucionales

Apelación

Expediente: 062-10

VISTOS:

En grado de apelación, conoce el Pleno de la Corte Suprema de Justicia, el

expediente correspondiente a la Acción de Amparo de Garantías Constitucionales

presentado por la Firma Forense Patton, Moreno &Asvat, actuando en nombre y

representación de Edgardo Falcón Díaz, Presidente y Representante Legal del

Diario EL SIGLO, S.A. contra el Auto Vario No. 389 de 31 de marzo de 2009,

dictado por el Juzgado Sexto de Circuito Civil del Primer Circuito Judicial de la

Provincia de Panamá, dentro del Proceso Ordinario de Mayor Cuantía instaurado

por el señor Juan Carlos Tapia contra el Diario El Siglo, S.A.

La Resolución impugnada vía Amparo de Garantías Constitucionales dispuso

admitir las pruebas aportadas por la parte demanda que guarda relación con el

Proceso Ordinario de Mayor Cuantía entablado por Juan Carlos Tapia contra el

Diario El Siglo, S.A.

En relación con la prueba de carácter documental correspondiente a una

actuación por parte de los jueces del Tribunal Segundo de la República de

Guatemala, relacionado con un negocio promovido por el señor EgberOsnaldo

Barrios Hernández contra Juan Carlos Tapia y otras personas, el Juzgado Sexto
de Circuito Civil del Primer Circuito Judicial de Panamá concluyó que dicha prueba

no se ciñe a la materia tratada en el presente proceso.

Por otro lado, el Tribunal de instancia admitió la prueba de informe peticionada por

la parte demandada en esta causa, sólo en cuanto a solicitar al Juzgado Primero

Penal del Primer Circuito Judicial de Panamá, la remisión de copias debidamente

autenticadas del proceso penal seguido a Luis Alberto Hooper Domínguez, Blas

Julio Rodríguez, Carlos Alberto Singares Campbell, Carmen Lidia BoydMarciaq y

Rafael Abdiel Rodríguez Zambrano, sindicados por el delito contra el Honor, en

perjuicio de Juan Carlos Tapia, pero no admitió la solicitud de oficiar a la Fiscalía

Décima Tercera del Circuito de Panamá porque el proceso culminó.

Con relación a la petición de pruebas para practicarse en el extranjero mediante

carta rogatoria o exhorto suplicatorio, el Juzgado Sexto de Circuito Civil de la

Provincia de Panamá negó dicha solicitud por inconducente, toda vez que el tema

planteado no se ciñe a la materia objeto de proceso.

Para finalizar, en el Auto Vario No. 389 de 31 de marzo de 2009 se establece que

con relación a las objeciones formuladas por la parte demandada, las mismas

fueron rechazadas por improcedente, toda vez que las pruebas fueron resueltas

en base al criterio de números apertus.

En su memorial, la Firma Forense Patton, Moreno &Asvat, manifestó que la

decisión adoptada por el señor Juez Sexto de Circuito Civil de la Provincia de

Panamá, vulneró el artículo 32 de la Constitución Política de la República, es

decir, la garantía fundamental del Debido Proceso, la cual se infringió debido a


que las pruebas documentales fueron negadas por el Juzgador sobre la base que

las pruebas no guardan relación con los hechos debatidos en el proceso, sin

embargo, las propuestas sí contribuyen a corroborar la veracidad de los hechos

noticiosos publicados en el Diario El Siglo, motivo por el cual es del criterio que el

acto demandado sí deja en estado de indefensión a su representado.

El accionante considera que la orden emitida a través del Auto No. 389 de 31 de

marzo de 2009 viola de manera directa por omisión, el conjunto de normas

fundamentales que integran el Bloque de la Constitucionalidad, pues en su opinión

a pesar que dichas normas de rango constitucional de manera clara y explícita

contiene garantías fundamentales aplicables al caso, se ha dejado de emplear a

un supuesto hecho al que le son perfectamente aplicables. En base a tales

consideraciones solicitó la suspensión de los efectos del acto impugnado.

DECISIÓN DEL TRIBUNAL DE PRIMERA INSTANCIA

Correspondió al Tribunal Superior de Justicia del Primer Distrito Judicial conocer,

en primera instancia, el presente negocio constitucional. Dicha autoridad decidió,

mediante Resolución de fecha 19 de noviembre de 2009, "deniega la acción de

Amparo de Garantías Constitucionales propuesta por El Siglo, S.A. contra el Juez

Sexto de Circuito Civil del Primer Circuito Judicial de Panamá.

En su decisión, el A-Quo señaló que, con la acción constitucional el accionante

intenta revisar la valoración de las pruebas aportadas, cuando existe reiterada

jurisprudencia del Pleno de la Corte Suprema de Justicia en la que se establece

que el Tribunal Constitucional no es un Tribunal de Segunda Instancia.


Estima el Tribunal de Primera Instancia que la Resolución atacada vía

constitucional pudo ser objetada de revisión, a través de un medio ordinario,

mediante la proposición de tales pruebas en segunda instancia.

SUSTENTACIÓN DE LA APELACIÓN

Frente a las argumentaciones esgrimidas por el Primer Tribunal Superior del

Primer Distrito Judicial de Panamá, el licenciado Evans González, de la Firma

Patton, Moreno &Asvat señaló su disconformidad con la decisión asumida

fundamentado en dos razones principales:

1). El derecho aportar prueba se encuentra tutelado en la Constitución Política y,

2). Las motivaciones arbitrarias no son "razones de derecho".

En torno a la primera razón planteada por el accionante es del criterio que el

derecho a aportar pruebas lícitas relacionadas con el objeto del proceso y

contradecir las aportadas por la contraparte se encuentra protegido en la

Constitución. Estima el amparista que en el caso de su representada, sociedad El

Siglo, S.A. presentó pruebas con el fin de enervar la pretensión ejercitada en su

contra por Juan Carlos Tapia, sin embargo, el Tribunal de Amparo le privó de la

tutela constitucional de aportar pruebas lícitas y pertinentes en apoyo de su

defensa y excepciones.

En relación a la segunda razón planteada, el apoderado judicial del Diario El Siglo,

S.A. es del criterio que la posición del Tribunal A-Quo de Amparo, relativo a que el

tema analizar es una razón de derecho da lugar a grandes arbitrariedades en


materia de admisión de pruebas, pues los funcionarios, sólo con la finalidad de

sustraerse del control constitucional de sus actos, tendrán que invocar cualquier

argumento jurídico para no admitir una prueba, con el propósito final de evitar el

alcance de la jurisdicción constitucional.

DECISIÓN DEL PLENO DE LA CORTE

Habiéndose surtido el trámite correspondiente y luego de considerados los

criterios vertidos por el recurrente, procede el Pleno a resolver la causa

encomendada en alzada.

En primera instancia, es necesario destacar que el Primer Tribunal Superior de

Justicia no concedió la Acción Constitucional con fundamento en que la valoración

de la admisión de las pruebas aportadas por las partes debe ser objeto de revisión

a través de un medio ordinario previsto en la ley y no mediante una institución de

garantía.

En ese sentido, esta Corporación Judicial se ha percatado que el Accionante

confunde la finalidad de la presente Acción Constitucional, la cual es determinar si

se dio una infracción o no al Debido Proceso, que comprende derechos

fundamentales como son: el derecho a ser juzgado por autoridad competente; el

derecho a ser juzgado conforme a los trámites legales; el derecho de no ser

juzgado dos veces por la misma causa penal, policiva o disciplinaria y el derecho a

aducir, aportar y practicar pruebas atendiendo al derecho de defensa y

contradicción propia de la fase o etapa probatoria en el Proceso.


El docto autor panameño, Arturo Hoyos, en su obra "El Debido Proceso", ha

definido dicha garantía como:

" una institución instrumental en virtud de la cual debe asegurarse a las partes en

todo proceso- legalmente establecido y que se desarrolle sin dilaciones

injustificadas- oportunidad razonable de ser oídas por un tribunal competente,

predeterminado por la ley, independiente e imparcial, de pronunciarse respecto de

las pretensiones y manifestaciones de la parte contraria, de aportar pruebas lícitas

relacionadas con el objeto del proceso y de contradecir las aportadas por la

contraparte, de hacer uso de los medios de impugnación consagrados por ley

contra resoluciones judiciales motivadas y conformes a derecho, de tal manera

que las personas puedan defender efectivamente sus derechos" (HOYOS, Arturo.

"El Debido Proceso", Editorial Temis, S.A., Santa Fe, Bogotá, Colombia, 1996,

página 54)

Manifestamos lo anterior, toda vez que de los antecedentes remitidos al Pleno de

esta Corporación Judicial, se colige que dentro del Proceso Ordinario de Mayor

Cuantía propuesto por Juan Carlos Tapia contra El Diario El Siglo, S.A., se

concedió un término probatorio en el cual ambos apoderados judiciales aportaron

sus pruebas. En el caso del cuaderno de pruebas aportadas por la parte

demandada, las mismas fueron resueltas a través de la Resolución No. 383 de 31

de marzo de 2009, por el Juzgado Sexto de Circuito Civil del Primer Circuito

Judicial, mediante el cual se determinó que fueron presentadas dentro del término

de ley. En dicha Resolución se efectuó un juicio de valor, conforme a las reglas de

la Sana Critica, sustentado entre otras normas, en el artículo 783 del Código
Judicial, motivo por el cual se admitieron unas pruebas, se negaron otras e incluso

se valoró las objeciones formuladas por la parte demandada las cuales fueron

rechazadas por improcedente.

En consecuencia, esta Superioridad coincide con el Tribunal Superior en el sentido

de no conceder la Acción de Amparo, pues no se puede examinar a través de esta

institución de garantía aspectos relacionados con el valor otorgado por el Tribunal

de la causa a un medio probatorio, pues tal apreciación es una facultad

jurisdiccional.

En el caso bajo análisis, no se ha infringido el derecho fundamental del amparista,

quien tuvo la oportunidad de aducir pruebas y presentar objeciones a las pruebas

de la actora.

Al respecto, es necesario señalar que, mediante Sentencia de 10 de abril de 2008,

al resolver la Acción de Amparo de Garantías Constitucionales, el Pleno de la

Corte señaló lo siguiente:

“... resulta improcedente la acción constitucional subjetiva promovida ya que el

amparista no solicita la restitución de un derecho constitucional vulnerado con la

emisión de la orden censurada, sino que pretende convertir esta acción

constitucional subjetiva en una tercera instancia revisora de la actuación del

tribunal de la causa, en particular, en cuanto a la valoración probatoria otorgada a

los medios de pruebas aportados al proceso.

Es válido advertir al amparista, que el Pleno de la Corte Suprema de Justicia en

profusa jurisprudencia ha señalado, que el amparo de garantías constitucionales


no es la vía idónea para dilucidar la valoración probatoria de las pruebas obrantes

en el proceso seguido, desvirtuando así la finalidad del proceso de amparo, el cual

es la tutela de los derechos y garantía constitucionales."

De igual manera, a través de la Sentencia de 16 de febrero de 2009, al resolver la

Acción de Amparo de Garantías Constitucionales presentado a favor de Franklin

Reyes contra el Juzgado Primero de Trabajo de la Primera Sección, se estableció

que:

“... la jurisprudencia constitucional ha establecido que ante esta situación procesal,

la acción de amparo resulta improcedente, ya que lo pretendido es que el tribunal

de amparo se constituya en una instancia más revisora del proceso, dado que a su

juicio, el tribunal de primera instancia valoró de manera errónea.

Es importante tener presente que, en lo atinente a la infracción del debido

proceso, en lo que respecta al derecho a pruebas, de manera jurisprudencial se ha

establecido que la misma se configura cuando existe vulneración en cuanto a la

admisión, práctica o valoración de las pruebas y sólo en este último caso cuando

se omita la valoración de un medio probatorio admitido y evacuado, mas no

cuando se alegue aspectos relacionados con el valor otorgado por el tribunal de la

causa a un medio probatorio, pues, la apreciación de las pruebas allegadas al

proceso es una facultad jurisdiccional del tribunal. Ello es así, ya que el amparo,

como acción independiente, tiende a reparar violaciones directas a los derechos

constitucionales infringido, razón por la cual no puede convertirse en una instancia

adicional para valorar circunstancias propias de la apreciación del Juzgador al


ponderar las pruebas y elementos que se allegaron al proceso, y que fueron

evaluados conforme a la sana razón y al conocimiento experimental de las

situaciones que rodeaban el negocio."

Ciertamente, frente a la negativa del Juzgado Sexto de Circuito Civil de admitir

algunas pruebas documentales aportadas e informes solicitados, la Firma Forense

Patton, Moreno &Asvat podía en la segunda instancia proponer las pruebas que

no hubieran sido admitidas en la primera instancia, conforme lo previsto en el

artículo 1275, literal b, del Código Judicial.

Por lo tanto, la Acción de Amparo no constituye un medio de impugnación más

dentro de un Proceso, sino que se trata de una Acción autónoma que le da vida a

un Proceso nuevo e independiente, razón por la cual no puede interponerse para

efectuar una nueva valoración sobre admisibilidad de las pruebas aportadas por la

parte demandada, cuando aún se encuentra pendiente de decisión la primera

instancia y aún se pueden proponer pruebas en segunda instancia.

En consecuencia, LA CORTE SUPREMA, PLENO, administrando justicia en

nombre de la República y por autoridad de la ley, CONFIRMA la Resolución de 19

de noviembre de 2009, dictada por el Primer Tribunal Superior de Justicia, por el

cual se DENIEGA la acción de Amparo de Garantías Constitucionales propuesta

por la Firma Forense Patton, Moreno &Asvat, actuando en nombre y

representación de Edgardo Falcón Díaz, Presidente y Representante Legal del

Diario EL SIGLO, S.A. contra el Auto Vario No. 389 de 31 de marzo de 2009,

dictado por el Juzgado Sexto de Circuito Civil del Primer Circuito Judicial de la
Provincia de Panamá, dentro del Proceso Ordinario de Mayor Cuantía instaurado

por el señor Juan Carlos Tapia contra el Diario El Siglo, S.A.

Notifíquese Y CUMPLASE.

OYDÉN ORTEGA DURÁN

ANÍBAL SALAS CÉSPEDES -- WINSTON SPADAFORA FRANCO -- JOSÉ ABEL

ALMENGOR ECHEVERRÍA (Con Salvamento de Voto) -- VICTOR L. BENAVIDES

P. -- ALBERTO CIGARRUISTA CORTEZ -- LUIS MARIO CARRASCO -- HARLEY

J. MITCHELL D. -- ALEJANDRO MONCADA LUNA

CARLOS H. CUESTAS G. (Secretario General)

SALVAMENTO DE VOTO DEL MAGISTRADO

JOSE ABEL ALMENGOR ECHEVERRIA

Entrada No. 062-10

Ponente: Magistrado Oydén Ortega

Amparo de Garantías Constitucionales promovido por la sociedad DIARIO EL

SIGLO, S. A., contra el auto N° 389 de 31 de marzo de 2009, proferido por el

Juzgado Sexto del Primer Circuito Judicial de Panamá, Ramo Civil.

REPÚBLICA DE PANAMÁ

ÓRGANO JUDICIAL

CORTE SUPREMA - PLENO


Con todo respeto, debo señalar que si bien comparto la decisión de confirmar el

fallo del Primer Tribunal Superior de Justicia del Primer Distrito Judicial de

Panamá, que concluye no conceder la Acción de Amparo de Garantías

Constitucionales promovido por la sociedad DIARIO EL SIGLO, S.A., contra el

auto N° 389 de 31 de marzo de 2009, proferido por el Juzgado Sexto del Primer

Circuito Judicial de Panamá, Ramo Civil, estimo importante expresar por separado

algunas consideraciones que no se recogen en la decisión de mayoría.

Como puntos medulares de la censura de la recurrente, se identifican dos

argumentos: el primero plantea que el derecho a aportar pruebas se encuentra

tutelado en la Constitución Política, y como segunda argumentación, se señala

que las motivaciones arbitrarias que ofrece la autoridad demandada para inadmitir

la pruebas, no son razones de derecho.

Para desarrollar esta segunda idea, el amparista expresa que la tesis del Tribunal

Superior en cuanto a que la prueba fue inadmitida por una razón de derecho, que

no puede ser analizada por vía de amparo, es una fórmula que puede ser

empleada por los juzgadores para sustraer el control constitucional de sus actos,

invocando cualquier argumento jurídico sin importar lo arbitrario que resulten.

Frente a este planteamiento, estimo, muy respetuosamente, que la motivación que

ofrece el fallo de esta Corporación de justicia, no agota el examen de ese cargo y

se apoya en razones que no tienen relación directa con lo reclamado. Veamos:

Como primera idea, cabe subrayar que la "jurisprudencia constitucional de manera

constante ha establecido que el debido proceso legal comprende una serie de


derechos procesales, entre ellos, el derecho aportar prueba el que a su vez

contempla el derecho a aducirlas, presentarlas y practicarlas atendiendo al

derecho de defensa y contradicción propio de la fase o etapa probatoria en el

proceso". (cfr fallo del Pleno de 27 de agosto de 2009).

Incluso, la doctrina más autorizada desarrolla aún más el contenido del derecho

aportar prueba, indicando que se debe incluir también el derecho a asegurar la

prueba, a que la misma sea admitida o inadmitida motivadamente y que la

admitida sea valorada.

En el caso particular, el reclamo de la amparista radica en que no se le garantizó

el derecho de que la prueba ofrecida fuera inadmitida motivadamente, y que esta

motivación resulte razonada.

Bajo esta óptica, el punto que debía agotar el Pleno no es el valor o peso

probatorio de la prueba en relación con los hechos y las pretensiones de las

partes, labor que claramente es propia de los jueces ordinarios; sino desde una

perspectiva más general, precisar si la motivación es razonable desde el punto de

vista de los elementos que en esa fase, corresponde a los jueces verificar, como

por ejemplo la formalidad en el ofrecimiento de la prueba, la oportunidad del

ofrecimiento de la misma, su forma externa, su pertinencia, utilidad, conducencia e

idoneidad. Si en la motivación, el juez hace alusión a estos factores para no

admitir un medio de prueba, entonces se tendrá por satisfecha la exigencia desde

el punto de vista del derecho aportar prueba y no puede el Pleno, por ejemplo,
entrar en el detalle de si la prueba resulta o no pertinente con los hechos, pues

esa labor es propia del juez ordinario.

Pero si evidentemente se invoca una razón que, con apariencia de derecho, es

impropia del examen que en sede de admisibilidad de pruebas corresponde,

según los parámetros arriba expuestos, entonces sí es viable el ejercicio de la

acción de amparo.

De allí que la decisión del Pleno debió indicar de forma expresa, que si lo

cuestionado por el amparista es la consideración que sobre el tema de la

pertinencia de la prueba, expresó el juez de la causa al inadmitir una prueba, esa

es una motivación razonable desde el punto de vista del derecho aportar prueba

como derecho fundamental, que no puede ser impugnada por medio de la acción

de amparo, sino volver a insistir en esa prueba en la segunda instancia.

Sin embargo, el fallo del Pleno, a fojas 8, concluye que no puede interponerse (el

amparo) para efectuar una nueva valoración sobre la admisibilidad de las pruebas

aportadas por la parte demandada; afirmación que, como hemos señalado, puede

matizarse cuando esa inadmisión es arbitraria y ausente de motivación.

Por lo anterior, considero que el fallo recurrido debe ser confirmado, pero con el

argumento que la resolución atacada señala o recoge una motivación razonable

desde el punto de vista del derecho aportar prueba, y que el tema de la pertinencia

de la prueba sólo puede ser reevaluado en la sede ordinaria, a través de los

mecanismos procesales que la ley recoge.


Por lo anterior, expreso mi VOTO CONCURRENTE en el presente negocio, una

vez precisadas las consideraciones personales que me llevan a respaldar la

decisión adoptada.

Fecha, ut. Supra.

JOSE ABEL ALMENGOR ECHEVERRIA

MAGISTRADO

CARLOS H. CUESTAS

Secretario General
DERECHO COMPARADO

SISTEMA COMPARATIVO DE LEGISLACIONES EXTRANJERAS

VS

LA LEGISLACION PANAMEÑA

ARGENTINABOLIVIA PANAMA

Art. 378. La prueba deberá producirse por los medios previstos expresamente por

la ley y por lo que el juez disponga, a pedido de parte o de oficio, siempre que no

afecten la moral, la libertad personal de los litigantes o de terceros, o no estén

expresamente prohibidos para el caso. Los medios de prueba no previstos se

diligenciarán aplicando por analogía las disposiciones de los que sean semejantes

o, en su defecto, en la forma que establezca el juez.

Art. 386: Salvo disposición legal en contrario, los jueces formarán su convicción

respecto de la prueba, de conformidad con las reglas de la sana crítica. No

tendrán el deber de la sana crítica. No tendrán el deber de expresar en la

sentencia la valoración de todas las pruebas producidas, sino únicamente de las

que fueren esenciales y decisivas para el fallo de la causa.

Art. 36: Deberes y Facultades Ordenatorias e Instructorias. Aún sin requerimiento

de parte, los jueces y tribunales deberán:


…4) Ordenar las diligencias necesarias para esclarecer la verdad de los hechos

controvertidos, respetando el derecho de defensa de las partes. A este efecto,

podrán:

c) Mandar, con las formalidades prescriptas en este Código, que se agreguen

documentos existentes en poder de las partes o de terceros, en los términos de

los art. 387 a 389. ..Art. 374. Son medios legales de prueba: los documentos, la

confesión, la inspección judicial, el peritaje, la testificación y las presunciones.

Art. 397. Num 1: Las pruebas producidas en la causa serán apreciadas por el juez

de acuerdo a la valoración que les otorgare la ley; pero si est no determinar otra

cosa, podrá apreciarlas conforme a su prudente criterio o sana crítica.

FIJACIÓN DE LOS PUNTOS DE HECHO A PROBARSE: Al sujetarse la causa a

prueba el juez fijará, en forma precisa, los puntos de hecho aprobarse. Este auto

podrá ser objeto por las partes dentro de tercer día y dará lugar a pronunciamiento

previo e inmediato. Podrá ser apelado en el efecto devolutivo sin recurso ulterior.

Art. 780. Sirven como pruebas los documentos, la confesión,el juramento, la

inspección judicial, los dictámenes periciales, los informes, los indicios, los medios

científicos y cualquier otro medio racional que sirva a la formación de la convicción

del juez siempre que no están expresamente prohibidos por la Ley, ni violen

derechos humanos, ni sean contrarias a la moral o al orden público.


Art. 781. Las pruebas se apreciarán por el juez según las reglas de la sana crítica,

sin que esto excluya la solemnidad documental que la ley establezca para la

existencia o validez de ciertos actos o contratos.

CODIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIO BE LA NACION ARGENTINA

MEDIOS DE PRUEBA

Art. 378. - La prueba deberá producirse por los medios previstos expresamente

por la ley y por los que el juez disponga, a pedido de parte o de oficio, siempre que

no afecten la moral, la libertad personal de los litigantes o de terceros, o no estén

expresamente prohibidos para el caso.

Los medios de prueba no previstos se diligenciaran aplicando por analogía las

disposiciones de los que sean semejantes o, en su defecto, en la forma que

establezca el juez.
APRECIACION DE LA PRUEBA

Art. 386. - Salvo disposición legal en contrario, los jueces formarán su convicción

respecto de la prueba, de conformidad con las reglas de la sana critica. No

tendrán el deber de expresar en la sentencia la valoración de todas las pruebas

producidas, sino únicamente de las que fueren esenciales y decisivas para el fallo

de la causa.

PRUEBA DE OFICIO

Art. 452. - El juez podrá disponer de oficio la declaración en ci carácter de testigos,

de personas mencionadas por las partes en los escritos dc constitución dci

proceso o cuando, según resultare de otras pruebas producidas, tuvieren

conocimiento de hechos que puedan gravitar en la decisión de la causa.

RECEPCION DE LA PRUEBA

Art. 181. - Si hubiere de producirse prueba que requiriese audiencia, el juez la

señalará para una fecha que no podrá exceder de DIEZ (10) días desde que se

hubiere contestado el traslado o vencido el plazo para hacerlo; citará los testigos
que las partes no puedan hacer comparecer por sí y adoptará las medidas

necesarias para el diligenciamiento de la prueba que no pueda recibirse en dicha

audiencia. Si no resultare posible su agregación antes de la audiencia, solo será

tenida en cuenta si se incorporase antes de resolver el incidente, cualquiera sea la

instancia en que éste se encontrare.

DEBERES Y FACULTADES ORDENATORIAS E INSTRUCTORIAS

Art. 36. – Aún sin requerimiento de parte, los jueces y tribunales deberán:

Tomar medidas tendientes a evitar la paralización del proceso. A tal efecto,

vencido un plazo, se haya ejercido o no la facultad que corresponda, se pasará a

la etapa siguiente en el desarrollo procesal, disponiendo de oficio las medidas

necesarias.

Intentar una conciliación total o parcial del conflicto o incidente procesal, pudiendo

proponer y promover que las partes deriven ci litigio a otros medios alternativos de

resolución de conflictos.

En cualquier momento podrá disponer la comparecencia personal de las partes

para intentar una conciliación.

Proponer a las partes fórmulas para simplificar y disminuir las cuestiones litigiosas

surgidas en el proceso o respecto de la actividad probatoria. En todos los casos la

mera proposición de fórmulas conciliatorias no importará prejuzgamiento.


Ordenar las diligencias necesarias para esclarecer la verdad de los hechos

controvertidos, respetando el derecho de defensa de las partes. A ese efecto,

podrán:

Disponer, en cualquier momento, la comparecencia personal de las partes para

requerir las explicaciones que estimen necesarias al objeto del pleito;

Decidir en cualquier estado de la causa la comparecencia de testigos con arreglo

a lo que dispone el artículo 452, peritos y consultores técnicos, para interrogarlos

acerca de lo que creyeren necesario;

Mandar, con las formalidades prescriptas en este Código, que se agreguen

documentos existentes en poder de las partes o de terceros, en los términos de

los artículos 387 a 389.

Impulsar de oficio el trámite, cuando existan fondos inactivos de menores o

incapaces, a fin de que los representantes legales de éstos o, en su caso, el

Asesor de Menores, efectúen las propuestas que estimen más convenientes en

interés del menor o incapaz, sin perjuicio de los deberes propios de dicho

funcionario con igual objeto.

Corregir, en la oportunidad establecida en el artículo 166, inciso 1) y 2), errores

materiales, aclarar conceptos oscuros, o suplir cualquier omisión de la sentencia

acerca de las pretensiones discutidas en el litigio, siempre que la enmienda,

aclaración o agregado no altere lo sustancial de la decisión.


CODIGO PROCESAL CIVIL Y COMERCIAL DE LA NACION TEXTO

ACTUALIZADO DE LA LEY N° 17,454 (t.o. 1981)

Código procesal civil Boliviano

Art. 374.- (MEDIOS LEGALES DE PRUEBA).

Son medios legales de prueba:

1) Los documentos.

2) La confesión.

3) La inspección judicial.

4) El peritaje.

5) La testificación.

6) Las presunciones. (Arts. 373, 398. 403, 427, 430, 444, 477)

Art. 397.- (VALORACION DE LA PRUEBA).

I. Las pruebas producidas en la causa serán apreciadas por el juez de

acuerdo a la valoración que les otorgare la ley; pero si ésta no determinare otra

cosa, podrá apreciarlas conforme a su prudente criterio o sana critica.


II. El juez tendrá obligación de valorar en la sentencia las pruebas esenciales y

decisivas. (Art. 400, 409, 441, 476)

Art. 378. (FACULTAD DEL JUEZ).

El juez dentro del período probatorio o hasta antes de la sentencia, podrá ordenar

de oficio declaraciones de testigos, dictámenes de peritos, inspecciones oculares y

toda la prueba que juzgare necesaria y pertinente. (Art. 396).

PRINCIPIOS GENERALES

Art. 370.- (APERTURA DEL PERIODO DE PRUEBA).

Siempre que hubiere hechos por probar, pero sin conformidad entre las partes, el

juez aunque ellas no lo pidieren, abrirá un período de prueba no menor de diez

días ni mayor de cincuenta, según el proceso de que se tratare. Este auto será

inapelable. (Arts. 36, 137, 226, 358, 390, 436, 482, 575, 619)

Art. 371.- (FIJACION DE LOS PUNTOS DE HECHO A PROBARSE).

Al sujetarse la causa a prueba el juez fijará, en auto expreso y en forma precisa,

los puntos de hecho a probarse. Este auto podrá ser objeto por las partes dentro

de tercero día y dará lugar a pronunciamiento previo e inmediato. Podrá ser

apelado en el efecto devolutivo sin recurso ulterior. (Arts. 137, 353, 381, 431, 482).
Código Procesal Panameño

Artículo 780. Sirven como prueba los documentos, la confesión, el juramento, la

declaración de parte, la declaración de testigos, la inspección judicial, los

dictámenes periciales, los informes, los indicios, los medios científicos y cualquier

otro medio racional que sirva a la formación de la convicción del Juez, siempre

que no estén expresamente prohibidos por la ley, ni violen, derechos humanos ni

sean contrarios a la moral o al orden público. Puede así mismo emplearse calcos,

reproducciones y fotografías de objetos, documentos y lugares. Es permitido, para

establecer sí un hecho puede o no realizarse de determinado modo, proceder a la

reconstrucción del mismo. Si el Juez lo considera necesario, puede procederse a

su registro en forma fotográfica o electromagnética. En caso de que así conviniera

a la prueba, puede también disponerse la obtención de radiografías y la práctica

de cualquier otro procedimiento de comprobación científica.

Apreciación de la Prueba

Art. 781. Las pruebas se apreciarán por el juez según las reglas de la sana crítica,

sin que esto excluya la solemnidad documental que la ley establezca para la

existencia o validez de ciertos actos o contratos.


Esta valoración la debe hacer el juzgador conforme a las reglas de la sana crítica,

que responde a las reglas de la ciencia, la lógica y el derecho que valora, teniendo

en cuenta las máximas de experiencia, que son también las llamadas “reglas de la

vida” siendo éstas, los juicios fundados en la observación de lo que comúnmente

ocurre y que puedan ser generalmente conocidos y formulados por cualquier

persona de un nivel mental medio, en un determinado círculo social, y que no se

requiere enunciarlos y menos declararlos probados en la sentencia. Pero cuando

algunos de esas reglas requieren conocimiento técnico, debemos el auxilio de los

peritos.

PRUEBA DE OFICIO

Art. 793. Además de las pruebas pedidas y sin perjuicio de lo dispuesto en otras

disposiciones de este código, el juez de primera instancia en el expediente

principal y en cualquier incidencia que surja en el periodo probatorio o en el

momento de fallar, la práctica de todas aquellas que estime procedentes para

verificar las afirmaciones de las partes y el de segunda practicará aquellas que

sean necesarias para aclarar puntos oscuros o dudosos en el proceso…

JURISPRUDENCIA
RECURSO DE CASACIÓN DENTRO DEL PROCESO PENAL SEGUIDO A

ANDRES MONTIEL JURADO, POR EL DELITO CONTRA LA LIBERTAD E

INTEGRIDAD SEXUAL. PONENTE: JERÓNIMO E. MEJÍA E.. PANAMÁ, DOS

(02) DE MARZO DEL DOS MIL DOCE (2012)

Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá

Sala: Segunda de lo Penal

Ponente: Jerónimo Mejía E.

Fecha: 02 de marzo de 2012

Materia: Casación penal

Expediente: 14-G

VISTOS:

Para resolver el fondo, conoce la Sala Segunda de lo Penal del recurso de

casación formalizado por la licenciada Beatriz Herrera Peña, contra la Sentencia

de Segunda Instancia No. 128 de 10 de junio de 2010, mediante la cual el

Segundo Tribunal Superior de Justicia confirmó la sentencia proferida por el

Juzgado Noveno de Circuito Ramo Penal, que condenó a Andrés Montiel Jurado a

la pena de diez (10) años de prisión y le inhabilitó para el ejercicio de funciones

públicas por igual término que la pena principal como autor del delito de violación

carnal agravada en perjuicio de YYAU.

HISTORIA CONCISA DEL CASO


De acuerdo a la historia concisa que trae el libelo de casación la causa penal tiene

su origen cuando la señora Indira Raquel Urrutia Vásquez denunció que su menor

hija YYAU sostuvo relaciones sexuales con Andrés Montiel Jurado desde hacía

más de dos meses, fecha desde la cual no le viene el período menstrual. Agregó

que conversó con Andrés Montiel Jurado y éste le dijo que solamente se había

acostado una sola vez con YYAU y que ese hijo no era suyo (fs. 1-2).

Al rendir su declaración la menor YYAU aseveró que le comunicó a su madre que

había sostenido relaciones sexuales, luego que ésta se tiró las cartas y le dijo que

salió que estaba embarazada.

Mediante diligencia de 23 de abril de 2009, la Fiscalía Decimoquinta de Circuito,

del Primer Circuito Judicial de Panamá, dispuso recibirle declaración indagatoria a

Andrés Montiel Jurado, por su presunta autoría en la comisión del delito que

atenta contra la libertad e integridad sexual en perjuicio de la menor de edad

YYAU (fs. 37-40). Al rendir su descargos Andrés Montiel Jurado negó los hechos

imputados y señaló que nunca sostuvo relaciones sexuales con YYAU y que ésta

lo acusó por venganza, pues él la estaba menospreciando porque le dijo que no

quería nada con pelatas (fs. 48-52).

El 1 de diciembre de 2009 el Juzgado Noveno de Circuito Penal del Primer

Circuito Judicial abrió causa criminal contra Andrés Montiel Jurado.

Posteriormente, se realizó el acto de audiencia ordinaria, en el mismo el

procesado se declaró inocente de los cargos formulados en su contra. No


obstante, fue condenado por el Juzgado Noveno a cumplir la pena de diez años de

prisión.

Contra la decisión en mención se presentó recurso de apelación; sin embargo, el

Segundo Tribunal Superior de Justicia a través de la resolución de 10 de junio de

2010 confirmó la sentencia de primera instancia (fs. 149-152).

El vicio de injuridicidad radica en el hecho que el Tribunal de Segunda Instancia no

valoró correctamente la pruebas que existen en el expediente, toda vez que le

asignó valor legal probatorio a pruebas que no lo tienen y por otro lado no le

reconocen valor o probatorio a pruebas que sí reúnen las exigencias legales,

incurriendo así en el error de derecho en la apreciación de la prueba.

CAUSAL INVOCADA

El recurso se sustenta en la causal de error de derecho en la apreciación de la

prueba que ha influido en lo dispositivo del fallo impugnado e implica violación de

la ley sustancial penal, prevista en el numeral 1 del artículo 2430 del Código

Judicial. La cual se conforman en cuatro supuestos:

1) Cuando el juzgador acepta y valora un medio probatorio no reconocido por

la ley,

2) Cuando al medio probatorio reconocido por la ley se le da fuerza probatoria

que la ley le niega,

3) Cuando al medio probatorio reconocido por la ley se le niega el valor

probatorio que la ley le atribuye, y


4) Cuando se desconocen las reglas de la sana crítica al analizar el caudal

probatorio.

ANÁLISIS DE LOS MOTIVOS

En el primer motivo afirma la recurrente que el Segundo Tribunal cometió error de

derecho al apreciar en el fallo impugnado la evaluación forense de YYAU (f. 16),

porque a partir de ese medio de prueba dio por acreditado que la menor de edad

sostuvo relaciones consentidas con Andrés Montiel Jurado detrás de su casa,

pese a que en esa evaluación no se dice ello como lo asegura el Tribunal de

Alzada.

En el segundo motivo expone la casacionista que el Ad-quem le otorgó pleno valor

probatorio a la declaración rendida por YYAU (f. 23), y dejó de considerar que la

persona designada como curadora no fue juramentada.

En el tercer motivo sostiene la censora que el tribunal de segunda instancia erró al

ponderar la deposición de YYAU, pues se dio por acreditado que un abogado

llamó a la madre de la menor de edad vía celular ofreciéndole cierto dinero a

cambio de retractarse de su declaración, sin haberse incorporado durante la

instrucción sumarial ninguna pieza probatoria que demostrara la existencia de la

llamada.

En el cuarto motivo asegura la recurrente que el Segundo Tribunal cometió error

de derecho en la apreciación de la prueba (f. 151), al señalar que los testimonios

de Julio Baloy (fs. 56-58) y Pedro Urrutia (fs. 119-120) no brindan mayores

elementos para corroborar lo excepcionado por Andrés Montiel Jurado, quien


manifestó que la menor lo llamaba constantemente para mantener una relación

con él, y dejó de considerar que Julio Baloy sí dijo que presenció cuando la menor

de edad amenazó a Andrés Montiel Jurado que la iba a pagar por no hacerle caso

(fs. 56-58).

En el quinto motivo expresa la censora que el tribunal de segunda instancia al

evaluar en el fallo impugnado la declaración rendida por la menor YYAU (f. 4),

incurre en error derecho en la apreciación a la prueba al darle valor probatorio, sin

reflexionar que la curadora que la asistió se le puso en conocimiento un artículo

que no correspondía al falso testimonio de acuerdo a la legislación penal vigente.

POSICIÓN DEL MINISTERIO PÚBLICO

El Procurador General de la Nación no comparte el cargo de injuridicidad atribuible

a la sentencia de segunda instancia, en ninguno de los motivos. En este sentido,

señala, en cuanto al primero, que la evaluación forense sí reúne la suficiente

eficacia probatoria para demostrar la existencia del hecho delictivo, en la medida

que permite corroborar que YYAU, al ser examinada, presentaba "himen con

desfloración de vieja data, desgarro antiguo a la hora 6, según la carátula de un

reloj" (f. 16), coincidiendo con la versión de YYAU, quien refiere que para el mes

de julio de 2008, mantuvo relaciones sexuales con Andrés Montiel Jurado (fs. 22-

23).

En cuanto al segundo motivo sostiene el Agente del Ministerio Público que en la

declaración de YYAU no se dejó constancia de haberse recibido promesa de

juramento por parte de la curadora. No obstante, consta que Indira Raquel Urrutia
Vásquez, quien fue designada como curadora, se le puso en conocimiento sobre

el contenido del artículo 381 (ahora 385) del Código Penal, que se refiere al delito

de falso testimonio, de lo cual se puede inferir que sabía de antemano las

consecuencias jurídicas que acarrearía afirmar una falsedad, negar o callar la

verdad, ante la autoridad competente.

El representante del Ministerio Público difiere del cargo de injuridicidad endilgado

a la sentencia de segunda instancia en el tercer motivo, toda vez que no logra

demostrar que el Tribunal Superior haya incurrido en un error de valoración

probatorio, al estimar la declaración rendida por YYAU, visible a fojas 77 y 79. En

este sentido, explica que, en efecto, la víctima refirió que un abogado llamó a su

madre, vía celular, para ofrecerle el dinero.

El Procurador General de la Nación discrepa del cargo de injuridicidad esbozado

por la censora en el cuarto motivo. Así, sostiene que las declaraciones juradas

rendidas por Julio Baloy y Pedro Urrutia no son contundentes como para

corroborar las excepciones de Andrés Montiel Jurado, cuando afirma que YYAU lo

buscaba constantemente para tener relación con él.

Respecto al quinto motivo, afirma el Agente del Ministerio Público que a la

curadora no se le informó sobre el contenido del artículo que tipifica el falso

testimonio; sin embargo, dicha irregularidad por sí sola no produce la invalidez de

la diligencia cuestionada, habida consideración que a la curadora se le recibió

promesa y juramento de decir la verdad, cumpliéndose así con las formalidades

legales.
ANÁLISIS DEL TRIBUNAL

La Sala pasa analizar los motivos que sustentan el recurso en los cual se

cuestiona la valoración que se le dio a la evaluación forense y a las declaraciones

de YYAU, Julio Baloy y Pedro Urrutia. Para ello se hace necesario transcribir lo

que dijo el Ad-quem:

"1.1- La sujeto pasivo, YAU, al momento de ser evaluada por el médico forense y

al rendir declaración jurada, fue enfática en señalar, el lugar de los hechos ocurrió

detrás de la casa del señor procesado (a) CHOLO PIPÍ, a finales del mes de julio

de 2008 (fs. 16; 23)

Las explicaciones brindadas por la víctima ha (sic) sido consistente (sic) a lo largo

del proceso, no es (sic) contraria a la lógica ni al sentido común y no existe (sic)

antecedentes de enemistad manifiesta con el señor procesado ANDRÉS

MONTIEL JURADO.

1.2. Con relación al supuesto embarazo, debemos indicar, en ningún momento la

menor ofendida manifestó estaba en estado de gestación, todo lo contrario, tenía

un retraso en su período de menstruación (fs. 4; 77).

En cuanto al nombre del abogado, la víctima refirió, éste solamente llamó a su

madre vía celular ofreciéndole cierto dinero, a cambio de retractarse, sin dar

mayores detalles (f. 78).

1.3- Los testimonios de descargo, de los señores Julio Baloy Moquete (fs. 56-58) y

Pedro Urrutia Vásquez (fs. 119-120), no brindan mayores elementos para


corroborar lo excepcionado por el señor procesado ANDRÉS MONTIEL JURADO

al rendir sus descargos, quien manifestó, la menor ofendida lo llamaba

constantemente para tener una relación con él.

Es decir, el señor Julio Baloy Moquete, en ningún momento escuchó alguna

llamada telefónica realizada por la sujeto pasivo, donde acosaba al señor

procesado ANDRÉS MONTIEL JURADO con el objeto de mantener una relación

sentimental.

Tampoco el señor Pedro Urrutia Vásquez, confirmó lo externado por el señor

procesado ANDRÉS MONTIEL JURADO, pues al rendir declaración jurada, se

acogió a lo dispuesto en el artículo 25 de la Constitución Política de la República,

sobre el derecho de abstenerse a declarar.

1.4.- Si bien, la señora Indira Urrutia Vásquez, al actuar como curadora de su hija,

la menor ofendida YAU, visible de foja 4, le pusieron en conocimiento el artículo

355 del Código Penal derogado, referente al delito de falso testimonio, dicha

declaración no carece de valor probatorio, todo lo contrario, ese tipo penal

contempla los mismos presupuestos, elementos y componentes del artículo 385

(381) del Código Penal vigente, solo se trata de la corrección de la numeración a

través del Texto Único confeccionado por la Asamblea Nacional, promulgada en la

Gaceta Oficial No. 26519 de 26 de abril de 2010.

2. Ante tales circunstancias, debemos confirmar la decisión jurisdiccional

impugnada, pues, hace una correcta valoración probatoria y aplicación de las

normas procesales y sustantivas penales..."


Reproducido lo anterior, se constata que las pruebas cuestionadas fueron

valoradas, razón por la cual, se pasa a copiar aspectos medulares de las mismas

con el objeto de precisar si la ponderación realizada por el Ad-quem se ajusta a

las reglas de la sana crítica:

1. Evaluación Médico Legal realizado a la joven YYAU, en la que se concluyó:

"ANTECEDENTES MÉDICOS-QUIRURGICOS-GINECO-

OBSTETRICOS: ...Fecha de última Menstruación: 2 de junio de 2008...Fecha de

último Coito: 30 de julio de 2008, Número de Compañeros Sexuales 01 ... Himen

con desfloración de vieja data, desgarro antiguo a la hora 6, según la carátula de

un reloj...DOCUMENTO QUE APORTA: -Prueba de Embarazo realizado en El

Laboratorio Clínico El Sol, a la fecha del 05 de octubre de 2008, con resultado

negativo..." (f. 16).

2. De fojas 3 a 5 reposa la declaración de YYAU quien depuso en compañía

de su curadora Indira Raquel Urrutia, a quien se le leyó el artículo 355 del Código

Penal. Sobre los hechos manifestó: "El día sábado 4 de octubre de 2008, mi

mamá fue donde una tía mía y al egresar (sic) a la casa me dijo que se habia (sic)

tirado las cartas y me dijo que le salio (sic) que yo estaba embarazada y de allí le

dije a mi mamá que yo había tenido relaciones sexuales con Cholo Pipi en el mes

de julio detrás de la casa de el (sic) y que desde hace dos meses no me viene la

menstruación...PREGUNTADA: Diga la declarante cuando (sic) fue su ultima (sic)

menstruación. CONTESTO: no recuerdo el día pero se (sic) que fue comenzando

el mes de junio de este año..."(fs. 3-5)


3. Ampliación de la deposición de la menor de edad YYAUen la que resaltó lo

siguiente: "...Al respecto es menester plasmar normas que rigen sobre esta

materia, ... Artículo 2,107 del Código Judicial, que en su segundo párrafo dispone

el vínculo entre tutor, curador y pupilo se equipara al grado de parentela antes

referido. El Artículo 2,220 del Código Judicial: 'En los Delitos contra el Pudor y la

Libertad Sexual, comprobado el hecho punible será prueba suficiente para el

enjuiciamiento del imputado la declaración de la persona ofendida. Cuando se

trate de menor de edad, la declaración será rendida con la asistencia de un

curador, debidamente juramentado.' En virtud del contenido del artículo anterior se

nombra como curador a INDIRA RAQUEL URRUTIA VASQUEZ al cual se le

advierten nuestras normas penales que establecen sanciones por el falso

testimonio...'Artículo 381...Artículo 2111 del Código Judicial...' Luego de ponerle en

conocimiento del artículo 381 del Código Penal y de manifestar haberlo entendido

y ofrecer decir la verdad ... se pregunta de la siguiente manera. PREGUNTADA:

Diga la compareciente desde cuando (sic) usted conoce al sujeto apodado

CHOLO PIPI. CONTESTO: Yo lo conocía a él desde que estaba chica, pero hace

casi como cuatro meses atrás cuando salió de la cárcel fue que empecé a

conocerlo bien. PREGUNTADA: Diga la declarante si Cholo Pipi le ofreció dádivas,

dinero o si le hizo promesa de matrimonio para mantener relaciones sexuales con

usted. CONTESTO: No me ofreció dinero, ni nada, pero si (sic) me dijo que se iba

a casar conmigo antes de que mantuviéramos relaciones sexuales.

PREGUNTADA: Diga la declarante cuantas veces mantuvo relaciones sexuales

con Cholo Pipi, dónde y cuando (sic). CONTESTO: yo mantuve relaciones

sexuales con él una sola vez y fue con mi consentimiento, quiero corregir que no
fue en el mes de junio como aparece en mi primera declaración, si no (sic) que fue

a finales de julio de este año detrás de la casa de él como a eso de las diez de la

noche (10:00 P.M.), ese día yo supuestamente iba para la iglesia y me lo encontré

a él y nos fuimos para su casa donde habían varias personas pero yo no entré si

no (sic) que nos fuimos para la parte de atrás y mantuvimos relaciones sexuales él

no uso (sic) condón..."(fs. 21-23).

4. El 18 de septiembre de 2009 amplió su testimonio YYAU señalando en esta

ocasión: "..cuando mi mamá se enteró el día sábado 4 de octubre de 2008, el

mismo domingo 5 me llevó a hacerme una prueba a una clínica y salio (sic)

negativa, yo no quedé embarazada de Andrés, solo (sic) tenía un atraso ya

después me vino mi período normal. ...". Aclaró que en una ocasión Andrés

Montiel Jurado se presentó a la casa y le ofreció tres mil dólares a su madre para

que se retractara de los cargos formulados en su contra y señalara que ella había

mentido. Agregó que dos días antes un abogado había llamado a su madre al

celular ofreciéndole el dinero, pero la mamá no lo aceptó (fs. 77-79)

5. Indira Raque Urrutia Vásquez, madre de la menor ofendida manifestó lo

siguiente: "Mi presencia en este despacho es para denunciar el Delito Contra la

Integridad y Libertad Sexual del cual fue víctima mi hija de nombre YAU, de 13

años de edad, ... en contra de Pablo Andrés Montiel con alias "CHOLO

PIPI" ...Resulta ser que el día sábado 04 de octubre de 2008, converse (sic) con

mi hija YY y está me confeso (sic) que había tenido relaciones sexuales con Cholo

Pipi hace mas (sic) de dos meses, cuando converse (sic) con Cholo Pipi este (sic)

tambien (sic) me lo confirmo (sic) y me dijo que hiciera lo que yo quisiera que no
mantendría (sic) a nadie, entonces mi hija YY no le viene la menstruación desde

hace dos meses y al decirle esto a Cholo Pipi este (sic) me dijo que aunque fuera

hijo de el (sic) no lo mantendría ya que solo (sic) fue una sola vez que se acosto

(sic) con Y y que ese hijo no era de el (sic)..." (fs. 1-2).

6. Julio Alberto Baloy, amigo y compañero de trabajo de Andrés Montiel Jurado

testificó: "Resulta que cuando Andrés estaba detenido yo lo ponía a conversar por

teléfono con mi vecina Jessica Rodríguez, con quien actualmente está unido y

tiene una hija...cuando él salió la niña YERAMIS lo empezó a buscar, yo le dije

que no le hiciera caso, porque ella es menor, y yo tenía un hermano con

problemas por esa situación, un día cuando estábamos en la tienda la menor lo

llamó al celular y él le dijo que él no andaba con pelaitas y ella le dijo que se la iba

a pagar, a los días el cambio (sic) el celular y la muchacha lo llamó al teléfono, no

sé como conseguía los teléfonos; él se lo dijo al tío de ella y ella personalmente

fue donde él, éste le dije 'que no se acostaba con pelaita, porque el que se

acostaba con pelaita amanece orinao' ella le dijo que la estaba humillando y que

se la iba a pagar, después ella hablo (sic) con su mamá, ésta hizo un escándalo

en la calle, yo le dije a él 'juega vivo que esa doña, te va a meter preso por su hija',

y al parecer fue entonces que puso la denuncia...yo siempre ando con él y me

decía que la muchacha lo acaba de llamar. PREGUNTA. Diga el declarante si

usted estuvo presente o escuchó alguna de las conversaciones que sostuvo el

señor ANDRES MONTIEL con la menor YA. RESPUESTA: No, él me decía

cuando yo llegaba que ella lo estaba llamando y me mostraba el registro de las


llamadas recibidas de ella, pero no llegué a escuchar las conversaciones

telefónicas, solo (sic) la que se dio personalmente en la tienda..." (fs. 56-58).

7. Pedro Urrutia Vásquez, tío de la víctima no declaró, pues se acogió al

artículo 25 de la Constitución Nacional (fs. 19-20).

Después de reproducir aspectos medulares de las pruebas cuestionadas, la Sala

aprecia lo siguiente:

Tal como se aprecia en la declaración de YYAU a su curadora se le leyó el artículo

355 del Código Penal derogado que habla del falso testimonio y no el artículo 381

del Código Penal que se encontraba vigente; sin embargo, de la lectura del

artículo 355 queda claro, que la curadora Indira Raquel Urrutia, tenía conocimiento

de las consecuencias jurídicas que conlleva un falso testimonio, por lo que tal error

no desvirtúa la declaración de la víctima.

En su deposición la menor de edad YYAU aseveró que a finales de julio de 2008

mantuvo relaciones sexuales consentidas con el joven Andrés Montiel Jurado y

que para la fecha de la denuncia tenía un retraso en su período menstrual. No

obstante, aclaró que su madre la señora Indira Raquel Urrutia el 5 de octubre de

2008 la llevó a una clínica y le hicieron la prueba de orto, la cual resultó negativa.

En la evaluación médico legal practicada a la menor de edad YYAU se comprobó

que presenta himen desflorado de vieja data, lo que demuestra que ésta mantuvo

relaciones sexuales.
Según lo depuesto por YYAU, Andrés Montiel Jurado se presentó a la casa y le

ofreció B/.3,000.00 a la mamá para que se retractara de la conducta punible que le

imputaba. Y que dos días antes un abogado había llamado a su madre al celular

ofreciéndole el dinero, pero la mamá no aceptó.

Julio Baloy, amigo de Andrés Montiel Jurado, fue enfático en señalar que la joven

YYAU amenazó a Andrés Montiel cuando estaban en la tienda y le dijo que iba

pagar por lo que le estaba haciendo, ya que la estaba humillando. Pero, sostuvo

que no estuvo presente en ninguna ocasión cuando ésta lo llamaba; no obstante,

éste siempre le comunicaba y le enseñaba el registro del celular.

Frente a los hechos expuestos, concluye la Sala que contra Andrés Montiel Jurado

pesa: 1) la declaración de la víctima YYAU, quien a lo largo del desarrollo del

proceso no se retractó del hecho que mantuvo una sola vez relaciones sexuales

consentidas con Andrés Montiel Jurado; 2) examen médico legal en el que se

concluye que la menor de edad presentó himen con desfloración de vieja data; 3)

la declaración de Indira Urrutia, quien aseveró cuando le reclamó a Andrés Montiel

Jurado, por haber tenido relaciones sexuales con su hija, éste le confesó que sólo

fue una vez, pero que no se iba hacer responsable.

A favor de Andrés Montiel Jurado existe la declaración de Julio Baloy, amigo y

compañero de trabajo, que fue enfático en señalar que la menor YYAU amenazó

con hacerle daño a Andrés Montiel Jurado, ya que éste no quería tener nada con

ella. Sin embargo, ello no desvirtúa que el victimario y la victima hayan tenido

relaciones sexuales.
Al no probarse los motivos, no tiene sentido incursionar en el análisis de las

normas denunciadas como infringidas, ya que éstas, sin motivos comprobados y

subsumibles en el supuesto legal, no podrán estimarse como vulneradas.

En atención a las anteriores consideraciones, no se casa la sentencia recurrida.

PARTE RESOLUTIVA

En mérito de lo expuesto, la CORTE SUPREMA, SALA DE LO PENAL,

administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley, NO

CASA, la Sentencia de Segunda Instancia No. 128 de 10 de junio de 2010, por

medio de la cual se CONFIRMA la Sentencia No. 23 de 14 de abril de 2010,

proferida por el Juzgado Noveno de Circuito de lo Penal del Primer Circuito

Judicial de la Provincia de Panamá, en la cual se declara penalmente responsable

a Andrés Montiel Jurado y se le condena a la pena de diez (10) años de prisión

como autor del delito de violación carnal agravada en perjuicio de YYAU.

Notifíquese,

JERÓNIMO MEJÍA E. - ANÍBAL SALAS CÉSPEDES -- HARRY ALBERTO DÍAZ

GONZÁLEZ

MARIANO HERRERA (Secretario)


JURISPRUDENCIA

AMPARO DE GARANTIAS CONSTITUCIONALES PROMOVIDO POR LA FIRMA

DE VICENTE & GONZALEZ EN REPRESENTACIÓN. DE GRAN TERMINAL DE

TRANSPORTE, S. A. CONTRA LA SENTENCIA N P-J--6-N 20-03 EMITIDA POR

LA JUNTA DE CONCILIACIÓN Y DECISIÓN. N 6. PONENTE: ALBERTO

CIGARRUISTA CORTEZ- PANAMÁ, VEINTIOCHO (28) DE AGOSTO DE DOS

MIL TRES (2003)

Tribunal: Corte Suprema de Justicia, Panamá

Sala: Pleno

Ponente: Alberto Cigarruista Cortez

Fecha: 28 de Agosto de 2003

Materia: Amparo de Garantías Constitucionales

Primera instancia

Expediente: 675-03

VISTOS:
Se ha interpuesto ante el Pleno de la Corte Suprema de Justicia, Amparo de

Garantías Constitucionales por parte de la firma forense De Vicente & González,

en nombre y representación de Carlos Vallarino Rangel, representante de GRAN

TERMINAL NACIONAL DE TRANSPORTE, S.A., y en contra de la sentencia PJ-

6-Nº 20-03 de 2 de junio de 2003, proferida por la Junta de Conciliación y Decisión

Nº 6.

La presente acción constitucional, encuentra su fundamento en los hechos

siguientes:

"Primero: Que el día 3 de enero de 2002 la empresa GRAN TERMINAL

NACIONAL DE TRANSPORTE, S.A., dio por terminada la relación laboral con el

señor Reynaldo Moreno, lo cual se notificó por escrito al empleado FIRMANDO EL

MISMO EL ACUSE DE RECIBO CUANDO ESTE ASISTIA (SIC) A LABORAR DE

MANERA REGULAR, en la misma fecha, ya que se le entregó la carta de despido

durante el turno que cumplía la referida persona el día 3 de enero de 2002.

Segundo: Que el día 17 de enero de 2002, el señor REINALDO MORENO obtuvo

un certificado de incapacidad con número 391098, en el cual ilegalmente se le

incapacita desde el día 1 de enero de 2002 al día 30 de enero del mismo año, con

lo cual el supuesto galeno que emitió el documento INCAPACITA

RETROACTIVAMENTE POR QUINCE DÍAS, al señor REINALDO MORENO,

realizando una conducta abiertamente ilegal.

Al respecto, el sentido común indica que el DOCTOR, no examinó al señor

REINALDO MORENO el día primero de enero, ni durante los quince días


siguientes, por ende dicho galeno no podría dar fe de que esta persona se

encontraré (sic) incapacitada para esa fecha, lo cual convierte al referido

certificado en una declaración falsa, por ende en una prueba ilícita o ilegal, ya que

de acuerdo al artículo 270 del Código Penal, es una conducta tipificada como

delito.

Tercero: Que el Tribunal utilizando una PRUEBA ILICITA (SIC) (Certificado de

Incapacidad Retroactivo) en vista de una demanda laboral condena a mi

representada mediante un claro mandato imperativo constituído en la Sentencia

PJ-6-Nº 20-03 de 2 de junio de 2003, atacada al pago de B/.1783.05, causando un

transtorno económico, por ende un daño de difícil reparación.

A tal efecto, el Tribunal argumenta que el despido se hizo cuando el señor

MORENO se encontraba incapacitado, basándose en el certificado de incapacidad

antes mencionado ( Nº391098), por lo cual el despido era NULO, de acuerdo al

artículo 60 del Código de Trabajo.

En esa dirección, debemos enfatizar que cuando se despidió al señor REYNALDO

MORENO (3 de enero de 2002), el mismo había asistido esa mismo (sic) día a

trabajar regularmente sin enfermedad y no existía ninguna incapacidad y no es

hasta quince días despues (sic) (17 de enero de 2002) de que el mismo es

despedido que surge la existencia de una incapacidad médica retroactiva que

expresa de forma graciosa y sorpresiva que para el día 3 de enero de 2002 el

señor MORENO se encontraba incapacitado.


Cuarto: Que por medio del auto Nº 32-JDD-6-2003 la susodicha corporación

judicial niega Recurso de Apelación, que anunciamos en el acto de audiencia.

Agotandosé (sic) por medio de dicho auto todo medio de impugnación.

Quinto: Que de ejecutarse la sentencia dictada se irrogan graves perjuicios a

nuestra representada, lo cuales (sic) son de dificil (sic) reparación y que requieren

de una revocación inmediata.

Sexto: Que el utilizar una prueba ilícita o ilegal para fundamentar una resolución

judicial o administrativa es una violación al debido proceso tal cual lo ha

considerado la Corte Suprema de Justicia en múltiples ocasiones.

Séptimo: Que la referida prueba es ilícita por ser una conducta tipificada como

delito de acuerdo al artículo 270 del Código Penal".

Considera el recurrente que la resolución descrita, vulnera la norma que consagra

el debido proceso, el cual se encuentra recogido en el artículo 32 de la

Constitución Nacional; en ese mismo orden de ideas, considera igualmente

violentados los artículos 730 del Código de Trabajo y 270 del Código Penal, los

cuales hacen referencia a la prueba documental del certificado médico.

Como quiera que nos encontramos en la etapa de admisibilidad, debe el Pleno de

la Corte Suprema hacer una serie de reflexiones que permitan arribar a una

conclusión.

Del escrito presentado ante esta Corporación de Justicia, se puede observar que

el mismo fue dirigido al Presidente de la Corte Suprema de Justicia, se observa


que fue interpuesto en tiempo, corroborándose el requisito del daño inminente, se

citó como infringido el artículo 32 de la Constitución Nacional, así como también se

indicó cuál debía ser el proceso, se interpuso recurso de apelación el cual fue

negado; entre otros requisitos.

No obstante lo anterior, del escrito obrante en el expediente, se constata que el

recurrente hace alusión a que "la violación por parte del propio Juzgador de

valorar y fundamentarse en pruebas ilícitas...."; lo que se traduce en que el

petente, lo que realmente busca con la interposición de la presente demanda de

amparo, es que la Corte Suprema de Justicia, emita un concepto en cuanto a la

valoración que hizo el juez de las pruebas aducidas, así como también de las

constancias utilizadas por éste para fundamentar su decisión.

Al respecto, esta Corporación de Justicia ha indicado lo siguiente:

"La finalidad de las acciones de amparo de garantías constitucionales no es la de

erigirse en una tercera instancia que valore el juicio crítico externado por un

tribunal jurisdiccional en lo relativo a la evaluación y valoración probatoria, dado

que el debate fondo de aquella materia es ajena a la acción de amparo, por no

tener la categoría de cuestión constitucional". (Amparo de Garantías

Constitucionales, Aseguradora Mundial de Panamá. Mag. Rogelio Fábrega Z. 9 de

noviembre de 2000).

"El amparo como acción independiente, tiende a reparar violaciones directas a los

derechos constitucionales infringidos, razón por la cual no puede convertirse en

una instancia adicional para valorar circunstancias propias de la apreciación del


Juzgador al ponderar las pruebas y elementos que se allegaron al proceso..."

(Amparo, Lic Luis Guevara contra el Tribunal Superior de Trabajo. Mag Rogelio

Fábrega Z. 14 de febrero de 2001).

"...el amparo no puede utilizarse para revisar el ejercicio intelectual sustantivo o el

trabajo valorativo que efectúa el juzgador ....". (Sentencias de 26/4/1998, 4/9/1998

y 7/9/1998).

En razón de ello, también resulta indicado citar lo siguiente:

"... los argumentos que esgrimió en el libelo de demanda demuestran que la

disconformidad que tiene con la sentencia impugnada radica en la deficiente

valoración de los medios probatorios que le achaca al Tribunal de Apelaciones y

Consultas, al punto de señalar que dicho tribunal cometió un error de derecho al

apreciar las pruebas.

La jurisprudencia de la Corte ha sido consistente al expresar que los errores in

judicando que pudieron haber cometido los tribunales ordinarios al valorar las

pruebas allegadas al proceso, no son susceptibles de revisión a través de un

amparo de garantías constitucionales.

Por ello, la Corte Suprema.. CONFIRMA la resolución...mediante la cual el

Tribunal Superior de Justicia. no admite el amparo de garantías constitucionales"

(Amparo contra el Tribunal de Apelaciones y Consulta. Mag José Manuel

Faúndes).

En otro orden de ideas, plantea el amparista que:


"En esa dirección, debemos enfatizar que cuando se despidió al señor

REYNALDO MORENO (3 de enero de 2002), el mismo había asistido esa mismo

(sic) día a trabajar regularmente sin enfermedad y no existía ninguna incapacidad

y no es hasta quince días despues (sic) (17 de enero de 2002) de que el mismo es

despedido que surge la existencia de una incapacidad médica retroactiva que

expresa de forma graciosa y sorpresiva que para el día 3 de enero de 2002 el

señor MORENO se encontraba incapacitado." Sin embargo, no se ha aportado al

expediente, la constancia que permita afirmar al Pleno de la Corte Suprema de

Justicia, que en efecto, el señor REYNALDO MORENO estuvo desempeñando

sus funciones el día en que fue despedido. Por lo que es oportuno recordarle al

petente, que en materia de amparos, la prueba es preconstituída, o sea, que debe

acompañarse con el escrito que contiene la demanda.

También resulta importante aclararle al recurrente, que resulta peligroso, afirmar

que: "el DOCTOR, no examinó al señor REINALDO MORENO el día primero de

enero, ni durante los quince días siguientes, por ende dicho galeno no podría dar

fe de que esta persona se encontraré (sic) incapacitada para esa fecha, lo cual

convierte al referido certificado en una declaración falsa, por ende en una prueba

ilícita o ilegal, ya que de acuerdo al artículo 270 del Código Penal, es una

conducta tipificada como delito", cuando no existen hasta el momento, pruebas

que comprueben dicha acusación dirigida en contra del galeno, y por ende, de la

falsedad del certificado de incapacidad de la Caja del Seguro Social que reposa a

foja 19 del expediente.


En virtud de lo expuesto, el Pleno de la Corte Suprema de Justicia, NO ADMITE la

acción de Amparo de Garantías Constitucionales, interpuesta por la firma forense

De Vicente & González, en nombre y representación de Carlos Vallarino Rangel,

representante de GRAN TERMINAL NACIONAL DE TRANSPORTE, S.A., y en

contra de la sentencia PJ-6-Nº 20-03 de 2 de junio de 2003, proferida por la Junta

de Conciliación y Decisión Nº 6.

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