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~ Prólogo .................................... ··· ··· 11 r


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Abreviaturas ................................... . ·17
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l. Introducción: La extracción de plata en Potosí y en su distrito. 19 (/
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2. Indios varas, indios ventureros ... 47
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3. Toledo ....................... . 73
® 91
4. Mingas .......................... .
~
5. El trabajo en Potosí: especialización, condiciones, asistencia. 143.
@ (
• 6. Conclusión: Los sistemas de trabajo de Potosí en un contexto
@) americano más amplio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 183
e Apéndice 1: Esclavitud . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 195
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)

199
~ Apéndice 2: Selección de precios en Potosí. 1587-1649 ........ . ~\

~ Glosario .......................... . 201. (


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1
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Fuentes primarias . . . . . . . . . . . . . . . . .. 207
® (
@) Bibliografía escogida . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 209 (

In dice de nombres y de temas . . . . . . . .. ... ... ... ... ... .... ... .... 215 (
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Quizá no sea ninguna ventaja contar con mucho tiempo para llevar
/ a cabo una investigación histórica. La generosidad del Trinity College de
~! 1 Cambridge, combinada con la del Soci.al. Science Research Council de Lon-
dres, me permitió pasar buena parte del período entre los años sesenta .
l 1 y setenta y cuatro indagando sobre la temprana historia de Potosí en .'. ·,
l' di:versos archivos de Europa y Sudamérica. Los archivos se mostraron ::;·
abundantes y se multiplicaron las pilas de notas y de microfilms. Cuando: ~:·
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llegó el momento de reunirlo todo, comencé a sospechar la existencia de : .·

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una ley de la historia escrita que mis profesores, tal vez por pura bondad,
no me habían descubierto antes: la dificultad de síntesis crece con el
cuadrado' (si no con una potencia mayor) de la cantidad de material a
sintetizar. Lo que ahora aparece al fin es menos· de lo que me había
~ propuesto escribir originalmente. Este pequeño libro fue cobrando vida·
como un capítulo, sobre el modo de trabajo de las minas, de lo que iba

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1 a ser una obra general de la producción de plata de Potosí durante el
l primer siglo de la ciudad. Sin embargo, mientras las páginas se acumu-
laban caí en la cuenta de que mi estructura mental sólo pedía acomodar

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y organizar a un tiempo la cuestión del trabajo. Y, al reflexionar, no
parecía una idea disparatada dedicar un estudio breve a los orígenes y . .
desarrollo de los sistemas de trabajo de Potosí, en· especial porque la , ·
mita, utilizada para la industria productora de plata en la ciudad, había>.'
constituido un aspecto sobresaliente, durante mucho tiempo, en la con- .:.·
cepción general de los historiadores sobre los esquemas de trabajo de ·

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la España colonial. Ahora, en consecuencia, puedo exponer lo que me ·.
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Mineros de !a Montaña Roja
Peter Bakewell (
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:V1ucha información recogida por ella aparece en este libro. Su presencia {
parece importante acerca de los mitayos, también de los mingas, y el ca- · será reconocida aquí, y específicamente en las notas de pie de página con
mino queda mucho más despejado que antes para captar otros aspectos de ('
sus iniciales.
la temprana historia de Potosí. (
;\luchos me han ayudado a llevar adelante mi investigación. Debo PETER BAKEWELL
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mencionar primero al falleCido profesor David Joslin, de la Universidad
de Cambridge, que me animó a pensar que, después de Zacatecas, Potosí Albuquerque, noviembre de 1983. (
era un desafío que valía la pena enfrentar. Mi investigación comenzó en
el Archivo General de Indias, a cuyos empleados debo agradecer sus aten- f
ciones en relación con éstas y en otras oportunidades. La vida en Sevilla (
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habria sido más pobre, y la investigación menos remuneradora, sin la (
presencia de tantos amigos allí, algunos historiadores, otros no. Recuerdo
con especial gratitud la compañía de José Guillermo García Valdecasas, 1
María Isabel Paredes Vera, Cristina García Bemal, María Angeles Euge- !
nio Martínez, José Luis Mora Mérida, Julián Ruiz Rive~a y Manuel Fer- ...
~·, ·:
l".:indez Escalante.
En Sudamérica debo dar gracias a los empleados de la Biblioteca Na- {
cional de Perú y del Archivo General de la Nación Argentina, por sus
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valiosos servicios. En la misma Bolivia tengo mucho que agradecer. El
fa!Jecido don Armando Alba, director del Museo de la Casa Nacional de (
la Moneda de Potosí, volvió accesible en su totalidad el archivo allí con- (
servado -notable por sus buenas ·condiciones y su jerarquía- y ayudó
a la investigación de diversas maneras. Su asistente, don Mario Chacón (
Torres, ah9ra director del Archivo, fue igualmente servicial. La vida de ~-
Potosí ~siempre interesante y no tan dura y fria como su reputación
haría imaginar- fue más placentera gracias a la amistad y hospitalidad
de don Jack Aitken Sotix. Sus conocimientos del quechua y de las cosas (
poiOsinas fueron siempre generosamente compartidos. . ~¡
En Sucre, el doctor Guhnnar Mendoza L., director del Archivo Na-
cional Bolivia, demostró ser un magnífico aliado. La obra de toda su vida, (
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clasificar la espléndida colección, hizo que su riqueza sea fácilmente acce-
sible al investigador; y su conocimiento de lo que encierra el archivo hace
indispensable su guía al recién llegado. Además, para el historiador de
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Potosí, uno de los mayores servicios del doctor Mendoza fue editar y
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poner notas, con el profesor Lewis Hanke, a la v"sta Historia de la Villa
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Imperial de Potosí, de Bartolomé Arzáns de Orsúa y Vela. Y debo asi-
mismo expresar mi aprecio al doctor Hanke por su edición y publicación ~
de la Relación general de la Villa Imperial de Potosí, de Luis Capoche.
En la medida que un solo libro resulte indispensable a un historiador, la
Relación de Capoche es ese libro para el historiador de la minería en (
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Potosí en su primer siglo.
Finalmente, debo expresar mi deuda con Judith Hope Reynolds, com-
pañera de horas incontables de trabajo en los archivos de cinco países. (
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Gaspar Miguel Berrio, Descripcion de zerro rico e ymperial villa de Potosi (1758).
Nótense las numerosas represas en el macizo Kari-Kari, al este de la ciudad.
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Abreviaturas y convenciones empleadas ~
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AGNA Archivo General de la Nación Argentina (Buenos Aires). -~···~Z)

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AGI Archivo General de Indias (Sevilla).


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Archivo Nacional de Bolivia (Sucre).

Bibliotr.ca Británica. r:.,. ,.


CIM Contribuciones, VI Congreso Internacional de Minería, La minería
hispana e iberoamericana. Contribución a su investigaciÓn histó-- f..
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rica. León, 1970.
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RHHA · Revista Histórica Hispano Americana.
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BNP Biblioteca Nacional de Perú ..

CMP Casa ~acional de la Moneda, Bolivia (Potosí).

AUS Archivo de la Universidad (Sevilla). · 1

BNE Biblioteca Nacional, España (Madrid). r·


Las sumas de dinero están usualmente expresadas en pesos de plata corriente. F
de 272 maravedíes.
Las referencias a la Recopilación de leyes de los reinos de las Indias, de 16Sl, Ftr
se dan en el ord~n: libro, título, ley. Por ejemplo, 1.1121.
Las palabras castellanas han sido en. general modernizadas, pero las palabras (
quechuas están escritaS como aparecen en los manuscritos coloniales.
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~j 1. Introducción
} La extracción de plata en Potosí y en su distrito
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Potosí es un cerro muy hermoso; al derredor de él no hay otro ninguno.
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(Juan de.Matienzo, Gobierno del Perú [1567]. c. XL. •¡
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Potosí gusta con el tiempo. Uno de sus primeros pobladores, incluso
con buenas razones para apreciar la ciudad, ya que había prosperado en
ella, precisó con crudeza las condiciones que ofrecía a la existencia de los
hombres.
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El cerro y la Villa Imperial de Potosí se hallan situados en un terreno
1&
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frío, que recibe nieve en abundancia, estéril, improductivo e inhabitable por
j) su clima duro y desagradable. Antes de que se descubriera el cerro, nadie
vivía allí, dada la naturaleza hostil del lugar. Es seco y frío, y ventoso en
exceso, sobre todo en mayo, junio, julio y agosto, cuando soplan unos vientos
muy fuertes llamados tomahavis (por venir de un lugar con ese nombre) 1•
3 Son violentos y muy fríos, y traen tanto polvo y arena que oscurecen el aire
~ y producen muchas molestias, aunque no malestares. Llueve poco en esta
.·.. ciuda~. Las. lluvias comienzan a fines de noviembre ·y se hacen·más intensas
~ en enero y febrero. Cesan a comienzos de marzo. Nada que pueda servir
,,
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5 • Lo destacable sobre la segunda parte de la observación de Matienzo es su
falsedad. ·Otra colina fundamental, Huacacchi, se eleva a dos kilómetros al sud-
~ oeste· del cerro. Quizá Matienzo deseara dejar que el cerro sobresaliera en un es-
1> pléndido aislamiento. O quizá su misma percepción de la topografía se haya .visto
disto'rsionada por el halo de maravillas y riqueza que rodeaban ya el cerro. Hua-
~ cacchl, en contraste, no poseía plata. Estando fuera de su mente, quedaría· también

•• fuera de su vista. Huaccachi es una castellanización del verbo quechua Waqachity:


hacer llorar. La desolación de la colina era para llorar.
1 Tomave, para emplear la pronunciación moderna, e.St& a 100 kilómetros al
oeste-sur-()CSte de Potcaí.

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20 Peter Bakewell Mino«>' do l• MooWi• Roj• 2: .. ·~·
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de alimento se da en Potosí, o en sus cercan!as, excepto patatas (que crecen inhóspito. Puede ser inhóspito, pero en absoluto inhabitable. Alto, desde
como las trufas) y una cebada verde que no grana porque el frío es continuo, luego está; quizá más de lo que Capocbe suponía, unos 4.000 metroS.
supera al de Castilla la Vieja y Flandes, sin dejar tiempo para que' los ele· Pero su clima es mucho más moderé!.do --como Capoche advirtiera-
mentes reposen en amionía y permitan que la tierra brinde sus frutos a quien
por su situ~ci6n entre los tró.picos 4 • Sólo a.n mayo. junio, julio y agosto ,l!. ;1'f.·:>
la posee. El terreno es plegado y desnudo, sin árboles ni pastos~ Se encuentra
tero eratura desciende or debajo de cero rados en más de l~.tad de_ \VI
a 21 y.2/lgrados al sur del ecuador y, como algunos sitios entre los tropicos,
es frío cuando debía ser templado y cálido, como lo son [otras] tierras tari las. noches del me~ En e~ I?es más . río, julio, la temperatura mea1a más ~~.
alejadas del polo. Pero a ello se opone la altura y elevación de esta tierra baJa. es de -3° C y la mmuna med1a anual de - 7,5° C. No hay heladas
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y los desagradables vientos que la barren. en diciembre, enero o febrero y sólo una o dos, por tér;ni'no medio, en. ;·~·<í.
marzo, abril y noviembre. En realidad, las temperaturas son siempre fres- ,.
En este tono ajustado comienza Luis j;;ªpocb~. minero y refinador de
la plata en Potosí, su Relación genere;¡ de la Villa Imperial de Potosi,
cas. Las media más alta alcanza su máximo en octubre: 16,5° C. A pesar
de la altu~a, en cons~cuencia, la tempera~ra mínima n~. sólo es menos
severa· de lo que usualmente se supone, smo que tamb1en es menor la

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escrita en 1585 l. Unos ciento veinte años más tarde, otro destacado diferencia entre las máximas y mínimas, dentro de las características de tf
cronista colonial de Potosí, Bartolomé Arzáns de Orsúa y VelaA elegiría
un tono diferente. - ·-----·----- · --··----
los climas tropicales. f
. La ciudad recibe, sin embargo, menos precipitaciones de Jo que podría (JI
esperarse en latitudes tropicales. Está situada al bor de las altiplanicies (
La muy célebre, siempre ilustre, augusta, magnánima, noble y rica villa ,¿.del desierto de Atacama, gue alcanza el sur boliviano y el norte e Argen· f
de Potosí; un mundo en miniatura; honor y gloria de América; centro del . tina y Chik. Como en el resto de la zona, no se aprecia la humedad que f
Perú: emperatriz de .pueblos y ciudades de este nuevo mundo; reina de su llega del Pacífico, y está lo suficientemente cerca, sin embargo, del interior ·
opulenta provincia; princesa de las tierras indígenas; señora de tesoros y de las cadenas andinas del este de Bolivia, como para recibir las conside- (
fortunas; madre benigna y misericordiosa de los hijos foráneos ... rabies precipitaciones de la cuenca amazónica e~ Jos meses del verano._!¿_ r
precipitación anual de Potosí es de unos 600 milímetros,yalgo más de 100 (
Y así a Jo largo de dos extensos párrafos 3• en enero y febrero, y de unos 80 en abril y diciembre. Apenas se deposita
La verdad, casi siempre poco complaciente, está entre las dos descríE:) humedad en el período de mayo a agosto. La preciEitaciQn en el verens> (
Eignes, Capoche escribe para acentuar el éxito en la adyersidad· «Arran· f
~~_g_~eza para_EsEaiiLde 110a tierra que se !~si~te.~~~~)
cae a menudo en forma' de nieve o granizo, en especial en el mismo cerro. r
'j trae consigo una molesta humedad hela~. Esto, con la sequedad de los ("'
¿_aberlw.ero._eg,?.._rjg¿¿g"ª" .~n_cal}_!t9"ªsL d..~nlªt.íLPJ:2.Q};!Cida, iba a alcanzar \ meses invernales y el desconocimiento de la inversión de las estaciones en '
,:.y.. ~~o,g~-~!-~~e ~!1.()~ desp1.1~sAe. ~u_B~!a.ciq_IJ: En ningún otroafiodesu \: el hemisferio sur, llevó a los primeros pobladores españoles a confundir el • (
historia produciría Potosí tanta plata como en 1592. Arzáns escrjbe sobre./ verano eon ·el invierno. Capoche, ¡x>r ejemplo, en algún momento se (
y
las glorias del pasado, entretejiendo con la historia las aún jóvenes le: refiere a las lluvias de invierno cuando la descripción más correcta habría
.Y~~-~~~-Q..e..f~~_?~í_un...E.?J..!255L~ de palabra§, eguivalepte o~a~¡:io del í
sido, estrictamente habland<?, lluvias de verano 5 • ,Pero no es difícil coro· 1
retablo labrado -~ll.!llaJa.Joc.al., '{;1)....SllS..~..S...·la ciudad era rnl!cho más partir el error. Una tarde de verano en Potosí no deja de producir sensa· (
pcibre·y-·me~-o·s yqJ~.l-ª.9ª-..~J=~!JJos de Capoche, y así quedaría en el re·
. ·- -·d--------------- .. ._,_ .. --·.---•· ------------·-·--- ción de frío. (
cuer_.o. ,.
Prevalecería la opinión de Capoche. El mundo -o al menos la parte (
4 La altitud de la ciudad tiene varias estimaciones y es difícil especificarla,
del mundo que lo tiene en cuenta- piensa que Potosí es alto, duro e dado que el Jugar se encuentra en una pendiente. Cuatro mil metros es una apro- (
ximación válida. El cerro alcanza Jos 4.790 metros. Salomón Rivas y Raúl Ca- .....
rrasco, Geología y yacimientos minerales de la región de Potosi (2 tomos, Servicio (
1 Lewis Hanke (ed.), en Biblioteca de Autores Españoles, tomo CXxll (Ma- Geológico de Bolivia cGeobol•, Ministerio de Minas, Boletin 11. La Paz, 1968),
drid, 1959), p. 75. Measurement Modero places Potosí at 19" 48' S. by, 65" 42' W. tomo 1, pp. 13 y 68. (
3 Historia de la Villa Imperial de Potosf, Lewis Hanke y Gunnar Mendoza 5 Relación, p. 117. Los datos sobre el clima son de RivM y Ca¡:rasco, Geología,
(eds.) (3 tomos, Providence, Rhode Island, 1965), tomo 1, p. 3. (
tomo l, fig. 4, frente a p. 26. Se refieren al período de 1959 a 1963.
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22 Peter Bakewcll Mfrier'o; de la Montañ_a Roja 23
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Si las temperaturas de Potosí son, con todo, más soportables de lo que Ladera ~jo.crecen~ .plaE._tas nativas de gran utilidad en la minería

)
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)
Capoche hacía imaginar a sus lectores, también el emplazamiento de la
ciudad y sus alrededores son algo menos ásperos de lo que. él sugiere. Es
verdad que Potosí se sitúa en un paisaje muy variado. Geomorfológica-
mente, yace en las pendientes del este de la Cordillera de los Frailes, una
(
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colonial: ~ kehuiña y la yareia. La kehuiña (poliepsis incana) es un
p_equeñq áfb15rat:hapa:tiadvcapáZ' de sobrevivir en alturas de hasta 5.000
metros; demasiado pequeño para viga, servía en los tiempos de la color'lia
para combustible (madera y carbón vegetal). La yareta es una rareza. Por
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él~ las cadenas de los Andes que bordean el altiplano boliviano en su parte 1 encima parece un almohadón de un musgo verde-amarillo brillante que 1
1

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oriental. La distancia desde este borde a Potosi es de unos 100 kilómetros.
La zona en tomo a la ciudad, en general, es uno de los plegamientos
paralelos de direccción norte-sur, pero la regularidad de los pliegues se
se extiende a veces por metros. Es valiosa por sus raíces resinosas, largas
y duras, que también pueden servir de combustible, y como tal eran utili-
zadas en los días de la colonia ..
J
j) interrumpe por intrusiones ígneas y más todavía por la erosión del agua La tierra más productiva alrededor de Potosí se extiende en los valles,
y la nieve. Después del propio cerro rico, lo más característico y sOrpren~ entre las montañas. Muchos de éstos tienen suelos estrechos de aluvión, a
) dente de. la zona de Potosí es el macizo K~t:i.:~.ari.. ·.Se trata· de una gran alturas de 3.500 metros, donde son posibles las siembras, que no se limi-
) masa ígnea cuya cima se eleva a los 5.200 metros, con una extensión de. tan a las patatas y cebada mencionadas por Capoche. Crecen habichuelas
unos 32 por 12 kilómetros. Sobresale oscuramente· por encima de la ci~­ y maíz junto a frutas y vegetales más resistentes. Ejemplos de tales zonas
1)
dad hacia el este y sudeste, pero, aunque áspero, desempeñó un papel son el valle de Cayara. a unos 12 kilómetros al oeste de Potosí, y el de
~ primordial en la historia de la plata de Potosí, ya que en la época colonial Tarapaya, a unos 1j kilómetros al norte. Estos sitios y otros cercanos
¡ fue la fuente y la reserva de la energía del purificado. Su altura propicia similares son en realidad demasiado pequeños pára haber proporcionado
Ta ·d.:scarga de las lluvias y sus valles glaciares p-roporcionaban los luga~~ más de una mínima parte de las necesidades alimenticias del Potosí colo-
1) en los que se podían construir diq~-~_x~hTl?~enar ~1 agua ~~-_ll_uy~ en nial, pero su existencia no debe pasarse por alto 7 •
1 depósitos que, mediante canales y cauces naturales modificados, ¿¡portaban En el centro de la perspectiva de Poto$Í se levanta el cerro rico, tan
_La energía para l~s ruedas· hidráulica.s-~~~l<?.(r!f9~~:!.P.~~~o. aba]O:- ombligo de la antigua España colonial sudamericana como lo había sido
)J en la ,'ciudad. 'Sin ¡¡¡··cadena ·¿et--Kán~1cari la industria colonial de la plata el Cuzco de los dominios incaicos. Su cima está a cuatro kilómetros de la \1
~ ~tosí sólo podría haberse dado a una escala modesta 6 • plaza del centro de la ciudad y a unos 800 metros por encima de ella. li

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En este aspecto al menos, la rugosidad misma del terreno alrededor de
Potosí conllevó úna ventaja decisiva, y tampoco el suelo de este paisaje
es tan yermo como lo describió Capoche. Al moderno visitante de Poto-
sí le sorprenden las amapolas de la plaza del centro, florecidas en el
Tras casi cuatrocientos cincuenta años de laboreo ininterrumpido, el cerro
se ha convertido en una imponente escombrera sobre la superficie, noble
e~combrera, sin embargo, que aún domina la ciudad y su vida· como lo
ha hecho. siempre. La oxidación del mineral desechado le ha dado un ·
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verano, y los colibríes que se alimentan de ellas. Es verdad que las pen~ atractivo matiz ocre, un toque cálido, por lo menos a distancia. ·
~ dientes más altas de las montañas son peladas, a excepción de una cu-
El corazón del c.erro, y núcleo de la riqueza que ha producido, es
una acumulación de r~a volcánica formada durante el Terciario. La ex-
~ bierta parcial de ichu (stipa pungens), gna hierba resistente de aspecto
siempre marrón, --··-·
tensión horizontal má.uma de esta ·masa acumulada es un óvalo de unos
D que también tiene sus usos, ya que sirve como paja 1.500 por 1.100 metros. Verticalmente es un cono invertido, cuyo extremo /<..,-_;',
\
para-~~~ y e?)2.rz:.~.t: __!:~~~al d~-~~~~?--?'-;.!.!P.~~~· animale_5 mayor forma buena parte de la cima del cerro y el menor se estrecha hacia
1t ,Jünaamentales, entonces y ahora, párala econom1a md1gena comC)_fueE_~es abajo, hasta un reservorio volcánico que 900 metros por debajo de la cima
¡; ~~.!!.a, Y.~n. el caso .de la lla~~~--~IE-o e_nergía de· c~g_~.;.¡i:alri(f,Jstria-l
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-minera de la colonia se habría visto en- serras-oífícúítades sin la llama . p

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corno transporte del mineral, del mercurio, del comb1,1stible y de todo tipo': )
.de. materiales complementarios. _r-.
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de la colina tiene sólo 50 metros de espesor. Por encima de este reservarlo
fue por donde manaba el material volcánico_.S!!..e configuró la acum_y!ación,
arrastrando consigo los ñ:llneratesiiletalicos que~timalñsfancia forma:
rían las grandes vetas de plata que hicieron la riqueza de Potosí. La parte
su¡:¡.~_ por consiguiente volcánica, contiene .35 vetas yramf-
. . . ~------------~
r/
)!) 6 La energía animal debió ser cara, dada la falta de pastos en la.s cercan!a.s.
Para la historia de las reservas de Potosí véase William E. Rudolph, cThe lakes 7 La información sobre la vegetación proviene de observaciones del autor y de
~ oC Potosí», en The Geographical Review, vol. XXVI (Nueva York, 1936), pp. 5~9-54. Federico E. Ahlfcld, Geografía física de Bolivia (Cochabamba, 1969), pp. 52-60.

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24 Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja 25 ff
mayores~
ficaciones convergentes hacia abajo, formando seis grupos prin- C~;;;~~lt'abaj~se
pueblo de el mine:al. De acuerdo con Arzás, C~- ;
cipales. El enriquecimiento por oxidación del material bruto tuvo lugar a tumarca de~xisrtf en 1545, debido a que los españoles forzaban a 'f
lro~undi~ades de so.o metros. L~ combin~ción de vetas muy densas y .r los nativo_s a trabajar en la construcción, y a la consiguiente violenta re- f"
¡e~nquecidas proporc10nó a los p~~eros mmeros españoles una masa de pulsa de ~~to~, que, tras algunas luchas, escaparon al valle de Mataca, al tP'
{romeral de plata de alta pureza, sm Igual, antes o después, en las colonias 1
. este de PotOSI 1. . ~
~;iberoamericanas. La accesibilidad y conc.entl·ación del mineral en las zonas ; \~ !-os asentamientos españoles anteriores más cercanos a Potosí fueron . f'
Jmás altas d:l ~er:o permitier~n~ una vez introducida la tecnología ade- ~ Parco y La Plata_ (o, como se llamaba en aquellos primeros días, Villa de:<· f'
¡ cuada, un crec1m1ento muy rap1do de la producción de plata en el si- . . Plata). Parco estaba ocupada por españoles desde 1538, cuando Gonzalo ~
f glo >..\'1. J>gr otra parte, aquellas mismas ventajas de accesibilidad y con- Pizarra emprendió la conquista de las altiplanicies al este de la actual f'
: centración condujeron ~.!1 rápido__agotarnléñtCC.dé.las.s.etaS,.Jnien·áS:COn : Bolivia, y fundó la provincia a la que los españoles dieron el nombre de ~7'
ena--y-ei-p-rocéso·se-de.sarréi116-·antes de' l. 600- la curva producti-va-del ! /1 Charcas (por uno de los grupos nativos de la región) . .Gonzalo y Hermm9_o f.-
cerro sólo podía descender. La colina rindió al máximo durante unos
1
1
1 Pizarra comenzaron de manera inmediata a trabajar el mineral de plata
.cincuenta años'. - ..• - , de Porco 12 • También, como consecuencia de la conquista de Charcas por ('"
Las v~tas de plata del cerro fueron conocidas por los españoles en \ . Gonzalo Pizarra, llegó la fundación de La Plata, hacia mediados de 1539, f
• 1545~~ Ha~ varias historias pintorescas sobre el descubrimiento, entre ellas e~ un lugar 120 kilómetros al nordeste de Parco (~ a 80 kilómetros al
1
.
·la áe un mdígena que, al perseguir una llama errante, habría tropezado · nordeste del cerro de Potosí) 13 • Aunque algo más leJOS de Porco, y sep:>· ('
con un afloramiento _de}_ ~~~eral, del que terminaría dando cue~ta·a ..sü ,;ado de él por una región áspera, la Plata estaba bien emplazada co_m.o r
amo español 9 • Como puntualizara Gunnar J\1endoza, sin embargo, es im- \ ; 1base para ulteriores exploraciones hacia el este y el sur. Además, el SitiO ' .
probable que los depósitos de Potosí fueran desconocidos para los nativos,.;~l/t
antes ~e 1545. !Jna. narración de la conquista y de la_ temprana histori~ ()) 1
de ~eru: de Pedro P1zarro, alude. ::a a verdaderos trabaJOS del mineral por \,
5
r :''.·era más bajo, 2.900 metros, y de ahí que fuera más hospitalario que (
otras posi~les localiz~ciones, más cercanas ~ ~os d~pósitos de plata. La (
.: Plata crec:ó con. rap1dez_ como c~ntr? admm1strauvo d: Char~as Y se r
los md1genas, antes de la apanc1ón en escena de Jos españoles. y nQ ' j transformo en as1ento de una audwncza en 1561 14 • Potosi, y cas1 todo el 1
~abe la men_oLclud_a que enJas cercanas minas de plata de Parco, 36 kiÍó- l. distrito minero que se desarrolló alrededor, yacía dentro de la jurisdicción r
metros al sudoeste de Potosí, se trabajaba extensivamente bajo Ja direc- ! _<:le la audiencia de La Plata, o Charcas, como se la llamaba a menudo. La r
ción in_c~ en tiempos ~e la conq~ista. Mendoza sugiere que Jos de~ósi!_~ . , :I
~ :au~iencia _era agent~: prin~ipal de la ~u~oridad real en AI?ér!ca para {
. de P~tosi eran en. r_eahdad conocidos por las gen.tes del L~.K~r, pero co'mo · ; / ¡ t]a 1~dustn~ mmera d~ PotoSI, superada un1came~te po.r el vm~mato de (
ocuma en otros SitiOS ~n los albores de la Aménca española, se resistían ¡ ' { llPeru en L1ma, que,_sm .embargo, como estaba ~as alejado, te~1a menos ,--
. a revelarlo a los conqmstadores. De todos modos~ el secreto estaba des ti- '
1
W /\potestad que la aud1enc1a sobre los asuntos comentes de Potosi. ·
nado a ser conocido • 10
. J . "" Un estudio detallado de fuentes primarias sobre el crecimiento ;!!b~ . C
N? había asentamientos ~ativos en el Jugar en que iba a desarrollarse .;._¡~ de Potosí está tod_avía por. hacerse. ~s suficientemente ciaro;sTnembargo, . , ('
Potost, una terraza de aluviOnes al norte del cerro. Tres kilómetros al lf que un rasgo natural de 1mportancta alrededor del cual se construyó la
oeste Y hacia abajo, sin embargo, se sitúa la comunidad indígena. de Can- ¡ . MJ_ ciudad -y posiblemente el rasgo predominante- fue la corriente o arroyo
tumarca. La existencia de este Jugar, a una hora de camino del cerro, hace ¡JJ"I . originado en el macizo Kari-kari que corre hacia el oeste, tres kilómetros (
. aún menos vál~da la suposición de que Jos !ndios no habíar{ conocido la . al norte del pico del cerro. Un? de los registros más antiguos que sobre- r
plata de Potosi antes de 1545, aunque no hay nada que sugiera que el l¡, · · \
· · W. 11 Historia, tomo 1, pp. 38-39. Existe una ciudad moderna llamada Cantumarca
aparentemente en el mismo lugar descrito por Arzáns. No parece haber estado (
a La información geológica sobre el cerro es de Rivas y Carrasco, Geologta, ocupada .en el periodo que considera este libro, aunque hubo algunas refinerías de ( -
tomo 2, pp. 49-60. , plata alh. _·
· 9 Véase Manuel Ballesteros Gaibrois~ Descubrimiento y fundación del Potosí
~~
12 Josep M. Barnaclas, Charcas. 1535-1565. Origcnes históricos de una sociedad (
(Zaragoza, 1950). colonial (La Paz, 1973), pp. 34-36. · _
JO Arzáns, Historia, tomo 1, pp. 37-38, n. 2. La obra de Pedro Pizarro, citada ll Eduardo Arze Quiroga, Historia de Bolivia. Fases del proceso hispanoameri- ( __
por Mendoza en esa nota, es la Relación del descubrimiento y conquista de los cano: orígenes de la sociedad boliviana en el siglo XVI (Cochabarnba, 196~), c. 7.
reinos del Perú, Arequipa, 1571. 14 Arze Quiroga, Historia, c. 13. (
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Mineros de la MontAña Roja
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27
) 26 Peter Bakewell
1
) j viven sobre transacciones de propiedades eo Potosí, de julio de 1549, es al menos en ·el centro. Un mapa (Planta general) de la ciudad, fechado
) f
un anuncio de venta de casas «de la otra parte del río» 15 • No se puede ha~ía los u!tlmosaños del siglo XVI O los primeros del XVII, muestra el
asegurar qué parte, norte o sur, era «la otra parte», aunqu~ resulta soste- , ~área t;entral ~n un diseño 9e. reticulado tan notablemente regular, que
) nible al menos que era el norte, pues es más probable q~é 'Jós
edificios ( · · los'autores. de. las OrdenluÍ>zás.Re.al~s 'de 1573 para el trazado de nu~vas
) surgieran primero cerca del cerro, hacia la parte sur de la corriente·. ciudades, si hubieran podido ser mágicamente depositados en el pico del
¡ cerro y observar el emplazamiento, hacia abajo, habrían sentido sus cora-
~~. suficientemente claro, para los primeros años, que Potosí fue 'un
) 1 19
zones cálidamente inundados, a pesar del fresco del aire • El reticulado
l asentamiento no planificado y burdo, como otras ciudades mineras. inci· (
) pientes del sigl': XVI de 1~ América e~p~ñola .. l!~. a~.t!guo. ha_bitante r~cor·
) central medía unos 500 metros de norte a sur y 700 de este a oeste. En él
daba, muchos anos despues, que en 1:>4:> habta solo <lboh10s, como· astento los bloques correspondían muy claramente a los del Potosí central actual.
) Las dimensiones máximas del área construida de Potosí, como se· muestra

.,
l
de minas que entonces se comenzaba a poblar» 16 • Hacia fines de la dé-
cada de 1550 se había establecido algo mucho más importante, aunq~e
no en forma ordenada~ Las transacciones de propiedades de 1559 se re· .
fieren a casas de morada, la calle que conducía a la iglesia de Santo
en este plan, eran dé 1.000 metros de nor~e a sur por unos 1.500 metros de
este a oeste; pero había muchos espacios a~iertos dentro de estas medi-
ciones groseras, por lo que la ciudad estaba lejos de ser un rectángulo
~ Domingo, la calle de los mercaderes, la calle real (o principal), la plazuela completo.

~
'). del capitán Juan Ortiz de Zárate y la calle de los vendedores de coca A don Francisco de Toledo, virrey de Perú que visitó Potosí en los..
(calle de la coca) 17 • Es muy cierto que un modelo_u~b.~.Q.O se hallaba en . años de la década de 1570, se le asigna a veces el mérito de haber im-
)

, crecimiento. Tal impresión es provocada por la-irÜstración de Pptosí y d . puesto el ordenamiento físico de la ciudad JJ. Hacía tiempo que el centro
) ·cerrO,OePedro de Cieza de León en su Crónica del Per~. publicada en estaba emplazado cuando él llegó, sin embargo, para que hubiese tenido
Sevilla en 1553 (f. 260). El dibujo:un bosquejo rudimentario, muestra más de una pequeña influencia en sus formas. El virrey, ciertamente, 'in-
considerables edificios a lo largo de ambos bancos de una copiosa co- tentó reorganizar y regularizar la parte de la ciudad entre la corriente de
1} rriente, con dos iglesias al menos en e! lado del cerro y· algunas estructuras agua y el cerro, que, para la época· de su visita, era en gran parte ur.
fundamentales sobre la parte norte. Cieza había visitado Potosí, así que su suburbio habitado por trabajadores nativos de la mina y sus familias
!) (véase el capítulo 3). A juzgar por la Planta general, sus esfuerzos no
ilustración puede muy bien ser una vista de primera mano 11 •

.,,
~ A pesar de estos comienzos de una aparente falta de planificación,
---- __
Potosí poseía, a fines del siglo XVI_, ~n plan de calles totalmente ordenado,
·-- ... ---------..... _____, ...
-~-- ·-----.... ~----"'
tuvieron un éxito notable, al menos en la cuestión del trazado de las
calles. No solamente los suburbios nativos de más al sur, sino también
otros del oeste y del norte, parecen haber crecido como una mezcla sucia
15 ANB EP Soto 1549, f. ISI-51v., Potosí, julio 31, 1549, Gonzalo Hemández
de calles y casas 21 •

.
D
¡)
Colmenero a Hernando de Medina, ccasas ... de· la otra parte del río ... •, por 600
pesos de plata corriente. ·
16 Testimonio del capitán Francisco Femández 'Valderrama, en «<nformación
de servicios que la Villa Imperial de Potosí ·ha hecho a su magestad ... », Potosí,
22 de enero de 1610, f. 34-34v. (ANB Minas, tomo 3, ítem-17-Minas, catálogo nú-
·
19 Lu regulaciones'·para la construcción de nuevas casas se hallan en !u cláu-
sulas 110-37 de las Ordenanzas para descubrimientos, nuevas poblaciones y pacifi·
caciones, dadas en San Lorenzo el 3 de julio de 157l. Véase RHHA 4:4 {1921),
pp. 754-94. El plano es la Planta general de la Villa Ymperial de Potosi en el

•• mero 559a). Fernández dijo que había entrado por primera vez a Potosí el 17 M
abril de 1545, y que fue uno de sus primeros pobladores. Un manuscrito de 1548
muestra que las moradas estaban construyéndose en Potosí, en 1545, con grandes
piedras que se encontraron asentadas en el lugar, y con ramas de ágave (madera
de maguey) para la techumbre., El _material propio del techo debió de ser, proba-
Atlas o/ Sea Charts (KJ), conservado por la Hispanic Society of America, l'o"ueva
York. Está reproducido en la Relación de Capoche, sexta ilustración, al final. La
Planta no lleva fecha, pero como muestra la Compañía o Iglesia jesuita de Potosí,
no debió ser antes de 1581 que comenzara la edificación permanente. (José de
3 blemente, ichu. Este documento, fechado' en Potosí el 26 de abril de 1548, informa
Mesa y Teresa Gisbert,.. Bolivia:. monumentos históricos y arqueológicos, Instituto
Panamericano de Geografía e Historia, .Comisión de Historia, Ciudad de Méjico,
que Potosí había' sido fundada unos tres años antes (c ... puede haber tres. Años
!& poco más o menos, tiempo cuando se fundó este asiento ... ~): la afirmación, toma-
1970, p. 47.) La inscripción en la Planta· es del carácter distintivo del siglo xvt, por . ·
por lo que parece improbable que el plano haya sido hecho después de 1620, o
8 da junto con la 1nformaci6n citada, fija CO!l precis!?n los comienzo~. <le;. Potosí en
los primeros meses de 1545. Véase BNP manuscrito A547, cProceso hecho a pedi- por esa fecha.
~ mento de la Hacienda Real, contra Francisco Zúñiga sobre lu casas,.. , lD E. g., Arze Quiroga, Historia, p. 358.
%1 Para una mayor información distinta, exclusiva de la historia urbana del
17 Hay varias ventas de casas, de abril y mayo de 1559, en el ANB EP AguiJa
~. 1559, ff. 301v •..02v., 374v.-75, 376-77; y en el ANB EP Reinoso 1559, ff. 79v.-80.
primer Potosí, véase Arzáns, Historia, tomo 1, pp. cxxxi-<:xxxiv, y Capoche, Rela-
11 Véase frontispicio: . ci6n, pp. 75-76 •
~ .o;.:.',

·~
~
--···

28 Peter Bakewell 29
Mineros de ·la Montaña Roja

A medida que Potosí se· expandía, el arroyo seguía siendo el rasgo


alrededor del cual se organizaba la ciudad:.Por cierto, que su influencia
crecía en razón de haberse transfonnado en la frontera entre el centro
- formaba el mineral del cerro en plata pura :zs_ El proceso de producción,
comenzado en las minas del cerro y llevado hasta su conclusión en los tt:'
ingenios, má~J:az.óir"de ser de ·Potosí. Dado que tam'b"1é·n llevó y"''
español y ~~~~ náti.~~ más amplia del emplazamíeñto:'"'al su"r deb~Jo 3P'6Wsí'alos agentes'de este libro -los trabajadores. de la mina y de la f
Oei cerro. y una vez que la industria de la plata comenzó su subita·expan-
sión en la década de 1570, como resultado de la introducción del mercu-
purificación-, será muy útil dedicarle aquí unas poc'as páginas.
En las primeras décadas de la producción de plata en Potosí, los mé- r
rio en el proce~amiento del mineral (para decirlo brevemente), la corriente todos de minería y purificación anteriores a la conquista tuvieron. "!lna· r'
fÚe el rasgo,aún más sobresaliente de Potosí, no sólo físicamente, en tanto continuidad amplia e importante, lo que a:penas puede sorprender, ya
'que f
línea ·divisoria, sino también económicamente en cüanto fuente de la muchos de los primeros trabajadores indígenas parecían haber venido de · ¡g.··
e~~!_gía Jfcl:ti.ruar~)5'.!,.mol~~~.J~:'~ficadores. ~n re~lidad, ?o sena. ex~ Parco a Potosí (véase el capítulo 2), y Parco había sido un centro minero \
geraao deczr que el arroyo era la aorta"del orgamsmo mdustnal de Potosi, incaico. Las técnicas incaicas de extracé!óñderñiñé'faTeserárí-a\;áñZacfas ! f
--en-especial una vez que el artificio se hubo añadido a :su tamaño e impor-
tancia. Durante el último cuarto del siglo >.\'1 se construyeron presas y
acueductos en la cadena del Kari-kari, canalizándose el agua recolectada
· -en-comparación con las de otros nativos americanos. Donde era posible, se · ..
trabajaban las salientes en la superficie y éstas podían sei- seguidas hacia·
abajo con aberturas a cielo abierto. Sin embargo, se hacían también túne- ·
r
rr-
en el lecho de la corriente existente. La coDstrucción de las presas co- !e~ con galerías angostas, hasta de 70 metros de largo~. Pa_rece que los q-
menzó en 1573. En algunos casos ya existían los lagoserl"Tós··va1!es gla- hornos también han sido de uso común; las rocas ablandadas, portadoras (
ciados del-n'íaCizo, y las presas servían simplemente para ¿¡umcntar el -del miner~. podían luego ser más fácilmente quitadas con martillos, cin- f
v~u.l!J.~D•.9.f!_agua en reserva. Hacia 1585 existían siete presas·q~ abaste:- celes, cuñas y barretas. Los arqueólogos han descubierto este tipo de he- : f
cían de agua -alasréfiñéríás durante seis o siete meses en los años húme-
dos (mientras que antes de haber sido construidas, la corriente entregab:;
cantidades útiles de agua- sólo durante tres C! cuatro meses) 22 • Otras re·
rramientas en los Andes centrales, fabricadas con una variedad de mate- ' ,
ria!es: piedras, madera dura, astas, bronce y cobren_
· Es absolutamente natural que los mineros indios prefiriesen, donde 17·
' r
presas fueron añadidas durante los ulteriores cuarenta años, y así, hacia 1' 1 fuera posible,· extraer mineral puro. El oro, desde luego, se encuentra· casi ~
1621, habían sido puestas en utilización 32 de ellas, posiblemente el má- siempre en forma metálica, y dada la inmensa riqueza en minerales de Jos. t, •
ximo alcanzado en cualquier fase de la época colonial 23 • El efecto fue el Andes centrales, los mineros tenían poca dificultad en encontrar depó- fi.
abastecimiento de agua almacenada suficiente para hacer funcionar las sitos de plata pura (o <<nativa») en distintas formas: terrones, escamas e -~
refinerías todo el año, en los primeros años del siglo X\'II, contándose con hilos en las vetas o incluso en fino polvo metálico u_ También se extraían r'
lluvias normales. y purificaban minerales que contenían compuestos químicos de plata, y no (f'
Además, el curso original de la corriente a través de Potosí fue modi- eran Jos de menor importancia. Lo mismo ocurría cQn el cobre: al tiem- \(·.
po que alguna cantidad de metal nati~o. también se explotaban co.mpues- ·..
ficado para conducir este mayor flujo de agua. Según William E. Ru-
tos. El último metal utilizado en las épocas prehispánicas, el estaño, se , fi
dolph, se había canalizado una sección del curso de cinco kilómetros de
largo, con muros de piedras unidas con argamasa de barro. El canal tenía
· encontraba solamente en forma de óxido (casiterita). ~
El miry~r~se transE.9Ilaba desde la mina a las purificadoras e~~s 1 .,
ocho metros de ancho 24 • A partir de él emergían los acueductos a las d~~.s?....Q_c~os de caña. En general, Jos mineros incaicos emplazaban (
i
,refinerías individuales y ·el agua, después de pasar sobre las 'ruedas que
movían la maquinaria trituradora del mineral en. un molino, retornaba al
1canal para su empleo en la siguiente a nivel más bajo. .
~ \'éa~e
Ribera.
:\rz.áns. Historia, tomo l. pp. cxxx-cxxxi, para infonn~ción
·
sobre la r· r:
~ Georg Peter~'en G., Minería y metalurgia en el antiguo Perú (Arqueológi- !,
La corriente canalizada y las refinerías (ingenios) a lo largo de ella cas 12. ~1u~eo Nacional de Antropología y Arqueología, Lima, 1970), pp. 67..Q8; (
fonnaban la Ribera de Patos: una lí~ea de actividad industrial que trans- y p. í5. dibujos, en base a la narración de Pedro Sánchcz de la Hoz, de las minas F.
cercanas al ligo Titicaca, visitadas por la expedición española .a comienzos de 1534. (
:7 !bid., pp. 68-70. ,.-
Zl Capoche, Relación, p. 117. 21 lbid., p. 67, cita de Alvaro Alonso Barba, Arte de los metales, en que se (
2l Rudolph, cThe lakes of Potosb, p. 529. ,.. enseña el verdadero beneficio de los oro, y plata por azogue (1: ed., Madrid, ('
24 !bid .• p. 536. 1630; ed. uúlizada aquí en sucesivas referencias, Potosí, 1967), p. 47. · · · . . .<r
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l - 1
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S'. . ·-~ ... ~- ··~" '· ~~-·-
. ·~,·

) ,-.::·-.

) €) Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja 31

) sus plantas purificadoras al lado de corrientes desde donde derivar agua - La mayor parte del mineral fundido por los mineros de plata incaicos ---
para-lavar y concentrar el mineral triturado. Una piedra grande hacía de rendía una mezcla de plomo y plata. Para separar el plomo, la mezcla se
) molino de trituración -una roca curva abajo y plana arrÚ)á~ eri formi colocaba··en :una mufla (perforada, de material refractario) y se calentaba
') _de media luna, en cuya superficie se amarraba una viga éon salientes a en un pequeño horno aparte, redondo, de unos 80 centímetros de· diá·
) cada lado para que dos hombres, ~mpujando hacia abáj6-a!ternativamente, metro. Para airear estas muflas no se empleaba el viento, sino sopletes de
· mecieran la roca_,_que~tri~raba así el material colocado debajo. Los espa-· cobre o de caña l-1,
) ñoles Ilamaban(i;'Uftnbaiete~ a este artificio. No hay pruebas directas de que se utilizaran en Potosí las técnicas
]) Yna vez trituradc;> é! material, podía ser concentrado por flotación en extractivas anteriores a la conq:.:i::a. pero considerando que la minería
la corriente de agua. Para ello, los mineros incas alineaban canales de aquí, en los primeros ·,¡~inticinco años, poco más o menos, estaba en su
} piedra. Las partículas. del metal nativo podían entonces ser ~xtraídas- a . mayor parte en manos de los indios {véase el capítulo 2), podemos asegu·
f) mano mediante el lavado con bandejas o palanganas: El mineral que rar que lo fueron. No hay ninguna duda del empleo de guayras y de los
·-contenía compuestos metálicos exigía, en cambio, ser fundido. Aquí, nu~­ pequeños hornos purificadores. Pedro de Cieza de León, en su visita a
~ . vamente, la tecnología incaica había hecho _notables progresos. Una ma- Potosí en 1549, quedó fuertemente sorprendido por la eficacia de los
.t <: nera había_ sido un simple agujero en el suelo, en eL que se colocaba el guayras, particularmente po.rque los aparatos normales, españoles, para
mineral con el combustible (madera, ichu, vareta o bosta de llama) YJ. fundir no rendían aquí a plena satisfacción.
3 Técnicas más avanzadas empleaban el horno ·a viento 0--.gtiayrq (del que-
'8 chua wayra: aire, viento). Era un horno en la forma típica de cono - Parece por lo que se ve, que el m:!tal de la plata no puede correr con fue·
invertido, muy poco más ancho arriba que en la base (fig. 1). Algunos Iles, nf quedar con la materia del h:ego convertido en plata. En Porco y en
~ tenían sección cuadrada. A juzgar por una ilustración de indios utilizando
otras partes deste reyno donde sacan metal, hazen grandes planchas de plata:
y el metal lo purifican y apartan d:!l escoria con fuego, teniendo para ello
ll guayras, de finales del siglo XVI, la altura sería de unos dos metros y el sus fuelles grandes. En este Potosí. aunque por muchos se ha procurado,
~ diámetro, en la parte superior, de unos 75 centímetros, aunque desde lue- jamás han podido salir con ello: la reziura del metal parece que lo causa,

• 31
a
go versiones anteriores la conquista pudieron haber tenido otros tama-
ños , Los guayras podían hacerse _al menos de tres ·maneras. Algunos
eran piedras rudiinentariaradheridas sin mucha rigidez; así, el viento v'
o algún otro misterio: porque grandes maestros han intentado como digo
de los sacar con fuelles, y no ha pres:ado nada su diligencia. Y al fin como
para todas las cosas pueden hallar los hombres en esta vida remedio, no les

"•
¡)
atravesaba los huecos y aireaba el combustible. t-.-Iás. avanzado fue el
modelo construido con piedras y arcilla, 'con a~ jeras que se dejaban para
permitir el paso del vie11tq. La tercera variedad fue un horno portable de
faltó para sacar esta plata con una in..-énción la mas extraña del mundo, y es,
que antiguamente como los Ingas fueron tan ingeniosos, en algunas partes que
les sacaban plata, debía no querer correr con fuelles como en esta de Potosí:
arcilla y de apariencia general, algo más pequeños que los dos primeros: y para aprovechars~ del metal hazían unas formas de barro, del talle y manera
D 80 que es un albahaquero en España: teniendo por muchas.partes algunos aguje-

••
a 90 centímetros de alto y 40, como máximo, en la sección superior.
ros o respiraderos. En estos tales ponían carbón, y el metal encima: y puestos
También se hacían agujeros en las paredes para que .pasase el aire. -Existen por los cerros o laderas donde el viento tenía más fuerl):a sacaban del plata:
pruebas- de que este tercer tipo portable ·fue una innovación posterior a la la cual apuraban y afinaban después con sus fuelles pequeños, o cañones con

• conquista 32• Todos los guayras, por lo común, se construían o exponían en


lomas, donde el ait:e soplaba con fuerza 33 ,
que sopla'n lS. Desta manera se sacó toda esta multitud de plata que ha sali-
do deste cerro. Y. los Indios se yvan con el metal alas altos dela redonda del

9-·
\9
29 O .bimbalete o bamba/e te. Petersen (Minería, p. 69) sostiene que -el término
maray, a menudo aplicado por escrito~es modernos a este tipo de molino de
trituración, es incorrecto. ·
a sacar plata. Llaman a estas formas Guayras. Y de- noche ay tantas dellas

34 lbid., p. 86. Petersen se 'refiere también aquí al empleo ocasional, por los
refinadores anteriores a la conquista,. de hornos fijos, muchos más grandes que los


.:~ ~
.YJ Petersen, Minería, p. 83. · _ • ' • 1
guayras. ·
lt cEstos indios. están guayrando», en Atlas oj Sea Charts (KJ), Hispanic S~ lS A pesar de la referencia de Cieza de que en algunos lugares los incas em- ·
ciety of America, Nueva York. ·· pleaban fuelles, no hay evidencias de ello. Tampoco se empleaban ni siquiera
~ l1 Capoche (Relación, p. 10) atribuye el diseño del guayra de arcilla a un p~ pequeños fuelles en los hornos purificadores incaicos; aunque Cieza se refiera, tal


.~
blador de Potosí, Juan de Marroqu1.
ll Petersen, M}nerta, pp. 8+85 •.
.. -..:·~ . " .
vez, aquí, a hornos con fuelles operados después de 1545 por mano de obra india
en Potosí. ·
-·: . . .. . .
,.;; {
~~-
32 Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja . 33
r~
por todos los campos y collados que p~n l'E'!linaoas._ Y en tiempos que
haze viento rezio, se saca plata en cantidad: cuando el viento falta, por nin·
del proceso de amalgamación a gran escala en Nueva España, hacia 1555,
f'
guna manera pueden sacar ninguna. De manera que así como el viento es
y la introducción de este proceso en la producción de plata en las regiones
de los Andes, en los primeros años de la década de 1570 40 • Las nuevas r
provechoso para navegar _por el mar, lo es en este lugar para ~acar la plata 36.

_ Exactamente porqué el horno al estilo de Castilla, con fuelles, que


del proceso en México alcanzaron Perú rápidamente: en 1558la admi-
nistración cólónial envió un rillnéro a México para apr_enderlo. Era un.
rp·
portugués llamado Enríque Garcés, que produjo plata con dicho método
r
•,
tanto éxito había tenido en Porto, no iba a funcionar en Potosí, es todavía
en Perú en 1559. Pero la amalgamación no fue acogida; á pesar de poste-
un misterio. Capoche notó la misma dificultad treinta y cuatro años más.
tarde, y la atribuyó alcarácter «SeCO» del mineral de Potosí 17• Algunos
guayras continuaban en uso allí en la época en que escribió su Relación,
riores intentos en Potosí a mediados de los sesenta 41 • EI"motivo -al me-
nos en el caso de Potosí- pudo muy bien haber sido, como lo sugirió r
pero por entonces el método patrón de procesamiento del mineral había
Modesto Bargalló 42, que "con los fáciles beneficios de que disponían los (
dueños de las minas españolas dejando el purificado (en guayras) y 1
pasado a ser la amalgamación. Capoche, en una época indeterminada, extracción en manos de los mineros indígenas, les era indiferente aprende
(
anterior a 1585, había contado exactamente 6.497 guayras funcionando
en Potosí; pero hacia la década de 1580 casi todos ellos habían sido
e invertir en las nuevas técnicas de Méjico, que requerían nuevas especia
lizaciones y gastos sustanciales en las plantas. Es también posible que l :r
.- pr
deshechados y abandonádos 38 • Tiene su importancia que aún se los en-
contrase a veces en funcionamiento cincuenta años después, según el
gran riqueza de los primeros minerales del PotOsí hiciera las amalgamas ·l
excesivamente costosas, dadas las pérdidas de mercurio, sustancia cara, ':1-"·
~.
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padre Alvaro Alonso Barba 39 •


Fue en la década de .1~1-Q que los guayra<, aplicados en cualesquiera
que tendían a ser mayores cuando el pro~eso de amalgamación dé la época i.l
:"':.
1
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,,
de sus formas, dejaron, de hecho, de ser el método principal para separar
se aplicaba a minerales con_alto contenido de plata.
Evidencias circunstanciales para estas suposiciones provienen también
{

r
)a plata del mineral en Potosí. En_esta década la aroalgainació'ri .-el mez·
ciado con mercurio-- del mineral pulverizado se transformó en la tecno-
del hecho de que la amalgamación comenzó a tener lugar en Potosí preci- t
logía dominante del purificado y continuó como tal el res-to ele la época
samente cuando la calidad del mineral extraído decaía sensiblemente, con
el resultado de un desplazamiento fuera de la ciudad de los productores r
colonial y también después, desde luego. El cambio de tecnología trajo indígenas de plata, y una merma en la producción (véase pág. 26, más ('
~o consecuencia muchos otros cambios~ una- gran expansión en- ia
adelante). La primera muestra inequívoca de la llegada de las nuevas
y
esciila extract1va-mlsmá, un"-aümeni6""Cie 1as r;ormas de las especializa-
técnicas a Potosí es de enero de 1572, en la forma de contratos para la
(
ciones de los trabajadores nativos en cáda fase de la producción de plata, (
uri crecimiento rápido de la fuerza de trabajo nativa y la exclusión pro-
gresiva de esa fuerza de trabajo de Jos beneficios de la producción, a "<l Actualmente existe una considerable bibliografía sobre los distintos procesos (
de amalgamación desarrollados en la América colonial hispánica. Una explicación r·
pesar del ·gran aumento productivo~ Estos serán los témas de los próximos básica continúa-siendo la Tercera parte (pp. 107-2000) de Modesto Bargalló en La .e
capítulos. Por ahora seguimos con el proceso mismo de la producción. minería y la metalurgia en la América española durante la época colonial (Ciudad ('
\
Una de las cuestiones más enigmáticas en la historia de la minería hispano- de Méjico, 1955). Hay más detalles disponibles en las explicaciones primarias re-
americana es el motivo de la· demora, unos quince años, entre el desarrollo colectadas por Bargalló en La amalgamación de los minerales de plata en Hispano- (
américa colonial (Ciudad de Méjico, 1969). Para el desarrollo inicial de la amal- /

gamación a escala industrial en Méjico -puede demostrarse que se trata de la (


36 Pedro de Cieza de León, La crónica del Perú, nuevamente escrita por ... , proeza más. notable de la tecnología jamás lograda en Jberoamérica-, véase Alan F
vecino de Sevilla (B!blioteca de Autores Españoles, tomo XXVI, Historiadores pri· Probert, •B2rtolomé de Medina: the patio process and the sixteemh century silver (
· mitivos de Indias, 11, Madrid, 1947}, p. 449, c. cix. ;.--
crisis•, en fournal of the West, 8: 1 (1969), pp. 90-124. La principal obra andina
37 Relación, p. 78. Esta acotación significaba por lo común que a un mineral
le faltaba una sustancia natural para estimular la fusión. Pero, dado que Capoche.
en otro lugar (p. 110), anota el empleo de soroche (quechua: sorojchi, galena ar·
sobre amalgamación en el período deScrito en este .libro es el Arte de los metales,
de Alonso Barba, libro segundo. -
~~ Guillermo. Lohmann Vilena; •Enrique Garcés, descubridor del mercurio en
(

( -
~-

gentífera), una pl¡Ha rica en plomo, como tal sustancia en la fundici6n en guayra, el Perú, poeta y arbitrista», en Studia (Lisboa), núms. 27-28 (1969), pp. 7-62. (
no está claro por qué el problema de la csequedad:., al fundirse con fuelles, no También Peter Bakewell, •Technological· change in Potosí: the silver boom of
podía ser resuelto de la misma manera. the. 1570s:., en fahrbuch für Geschichte von Staat, Witschaft und Gesellschaft La- (
31 !bid., p. 111. teinamerikas, Band 14 (1977), pp. 60-77; y Bargalló, La amalgamación, pp. 162-63.
39 Arte de los metales, p. 133.
(
u La amalgamación, p. 172.
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) 34 Pe ter Bakewell ·
Mineros de la Montaña Roja
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construcción de refinerías ' • En febrero de ese año, el virrey Toledo
]) Q;denó, desde el Cuzco, que Pedro Hernández de Velasco, el hombre de por agua eran de construcción mucho más costosa que los dos tipos pri-
) quien se pensaba tradicionalmente que había adaptado lá técnica'' de Ía meros, pero con uri empleo mucho más eficaz, tanto del trabajo como
.: del· capital'~; · ·· ,;.:, ·· · ·
amalgama mejicana a las condiciones de los Andes, recibiera un salario
) de 400 pesos ensayados (744 pesos corrientes) al año como «maestro ma- .El típico molino refin'ador empujado por agua (ingenio de agua)· del
) yor de mercuriO>> (maestro mayor de azogues) en Potosí. Hernández no Potosí era una estructura considerable (Fig .. 2). Un muro rectangular,
fue, claramente, el único en experimentar con amalgamas en la ciudad, quizá de cincuenta· metros de lado, rodeaba las áreas de trabajo al aire
) libre, los cobertizos de almacenamiento, los tanques de piedra para la
pero su participación en llevar la tecnología f•_¡e asimismo clara y sus-
) tancial. · amalgamación, el' molino mismo de trituración y la rueda .hidráulica.
~La mayor _ventaja de la amalgamación sobre el fundido era permitir Incluía también una pequeña capi!la. La maquinaria tenía una· gran masa:
) por ejemplo, la rueda hidráulica normal eni de un diámetro de. unos

,.
}
un proceso que aprovechaba de grandes cantidades de minerales,. desde
el punto de vista de la fundición, de medio o bajo grado. Incluso si los
/minerales de Potosí hubieran sido tratables en fundición de hornos más
: .......grandes qu~ los guayras, el coste. de la extracción de.:plata, a partir de hs
8 metros, y hacia el comienzo del siglo XVll la suela de hierro de los
martinetes del molino pesaba cada una m4s de 45 kilos, habiéndose du-
plicado prácticamente el peso normal de las suelas, desde 15 7 5 -ll. Con
~ · grandes cantidades de un mineral moderado del cerro, habría sido p'rohi- frecuencia se construían dos conjuntos de molinos (cabezales del inge-
} bitivo, dada la falta de combustible en la vecindad. En realidad, la crucial nio) en una pieza· común, una a cada lado de la rueda. Cada cabezal
superioridad de la amalgamación se comprueba en el hecho de que fue contenía usualmente de seis a ocho martinetes, lo que no era un diseño

' ~
precisamente la ganga de los veinticinco años previos de extracción, des-
cartada como muy pobre para la fundición, la materia prima de los
original de Potosí; tampoco, por cierto, lo .era ninguna de las maqui·
narias trituradoras para minería construidas allí en el siglo XVI. Agrícola,

, ) primeros molinos de amalgamación. -


La exigencia de contar con P.~~s.J?!!,t:i.fica~.Q.I'~~C?~p_l_~jas, para la
época y el lugar, constituyó la principal des::;E_!.~a-de' la amalgamación.
Para hacer máximo el rendimiento de losprocesos de purificación me-
en el Libro VIII del De Re Metallica, nos ofrece una ilustración clara
de un molino a «doble cabezal», junto con dibujos de otros tipos de
aparatos utilizados por los refinadores de Potosí~.
El número de molinos de las refinerías en Potosí y alrededores per-
JJ mi:meció alto durante el período que considera este libro. En 1603, por
diante el contacto óptimo entre el mercurio y las partículas de mineral,
}) ejemplo, un año de alta producción de plata, aunque no tan alta c~mo
se requería que éste estuviera finaimente triturado, y para ello eran esen·
en la Década de '1590, había 48 ingenios a lo largo de la Ribera de
D ciales molinos mecánicos de martinetes. En el comienzo los refinadores
Pofósí47 y 17 más en los valles de Tarapaya, en las cercanías norte y
de Potosí crearon' molinos operados por energía· humana, progresaron
D rápidamente luego haci<f máquinas más grandes empujadas por mulas oeste • Siete años. más tarde, cuando el número de ingenios no iba
ya a cambiar sustancialmente, había 140 cabezales en servicio entre
~ o caballos, y, al fin, pero siempre con rapidez, a otras empujadas por rue·
Potosí y Tarapaya .w. Algunos ingenios, en consecuencia, tenían más de
das hidráulicas verticales que aprovechaban el agua de las corrientes,
j) ' . . ·.
como ya se ha bosquejado antes. Hacia 1576, sólo cuatro años después
!) ..- de que fueran construidas las primeras refinerías, 108 molinos operaban .w Para ,una discusión más detallada de los comienzos de la amalgamación en
Potosí, véase íbid. ·
' en Potosí: 22 con energía humana, 22 con energía animal, 15 con ener;·
1t gía hidráulica y 49 con una fuente de energfa no identificada. Treinta 4S Las dimensiones de la rueda son de la CMP EN 8, cuadernos 11·16, 18 pássim ·
(JHR); el peso de los martinetes, de la CMP EN 8, cuaderno 19, Potosí,- 11 de
~~ y nueve más estaban siendo construidos: 5 con energfa humaná, 15 con octubre de 1577 (JHR), y de CMP EN 44, f. 109v., Potosí, 11 de junio de 1612. ··
$ energía animal, 18 con energía hidráulica y 1 con energía sin··identificar. ~ Georgius ·Agrícola, De Re Metallica, traducido de la primera edición latina

·•
~
Aparentemente, fue el beneficio. a partir de la· purificación de la ganga
-en esencial, minerai libre; dado qUe el· coste de extráéci6n había· sido
ya pagado en la fase del proceso cori guayra- lo que dio el capital para
la inversión en molinos cada vez más grandes. Los molinos empujados
de 1556... , por Herbert Clark Hoover y Lou Henry Hoover (Nueva York, 1950).
p. 286, y Book: VIII pássim. . · . . .
.f7 Don Pedro de Lodeña, corregidor de Potosi, a la corona, Potosí, j de .abril
de 1603, en AGI Charcas 46 OHR).
'" Potosí, 1610. dn!onnaci6n ·de servicios que la Villa Imperial de Potosí ha
.

fJ hecho a su magestad, recibida por el Licenciado Alonso Maldonado de Torres... »;


testimonio de Juan Vélez, Potosí, de 15 de enero de 1610. Véase ANB Minas,
~ 4l BakeweU, cTechnological change•, ·P· 6f~ .-_, r"' •' '•'
.tomo 3, ítem 17 (Minas, catálogo núm. S59a).
®
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~~·..
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36 Pcter Bakcwcll Mineros de la Montaña Roja
37
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\
dos cabezales, lo que sugiere que algunos tenían más de dos ruedas, dado
que sobre un eje sólo pueden marchar dos cabezales. En 1624, aproxi- energía hidráulica. A medida que el agua corría a través de las tinas
y que las paletas rotaban, decantaba la pesada amalgama de mercurio y
f
madamente, 124 cabezales permanecían en servicio en Potosí y Tara-
plata mientras el resto qel mineral triturado se desprendía con el lavado. f'
-paya, con 944 martinetes: en promedio, unos 7,5 cada uno. Los cabe-
zales se distribuían entre 85 propietarios". Hacia 1654 el número de
cabezales en operaCión, a lo largo de la Ribera, había disminuido a 64,
Se empleabán en . serie vanas . tinás, y piletas de decantado para hacer
máxima la recuperación de la amalgama. Una vez separada la amalgama, e("
r
y en Tarapaya a 4 so. se exprimía en un tubo pesado de paño para liberar el mercurio, y la "
El material que caía bajo los martinetes del molino .est.aba ya con- sustancia remanente (pella), que consistía en un 80 por 100 de mercurio· f
centrado hasta un cierto grado en la boca de la miña: obviamente, el
material inútil había sido separado con martillos. Después de, la tritura·
y 20 por 100 de plata, se moldeaba en piezas cónicas (piñas) de unos 45.•
kilos de peso, que se calentaban entre ocho y diez horas bajo caperuzas

de arcilla para que el mercurio destilara (en parte se recuperaba por con- f
ci6n, el material pulverizado (harina) se tamizaba, normalmente empujado
contra un tamiz inclinado y luego echado a palas en los tanques de puri· densación en la superficie interior de la caperuza) 54¡ La plata pura que- r
ficado (cajones), cada uno de los cuales contenía 50 quintales de harina
(más de dos toneladas y media). En el cajón se añadían varias sustancias
daba en masas en forma de panal una vez que el mercurio había sido
separado. Tal era de manera gros.era y simplificada el proceso de amalga- r
al mineral: agua suficiente para darle consistencia de agitación, sal mación mediante el cual Potosí producía su plata en los tiempos colo- / (
(5 quintales por cajón) y una lluvia de mercurio (entre 3 y 5 kilos por niales. ·No se llevaron a cabo modificaciones importantes del método
más allá de éstas durante el primer siglo de la minería. \
r-
¡quintal de mineral, según su contenido de plata: los minerales más pobres
:necesitaban menos que los más ricos) 51 • Además de estos «ingredientes» Ninguna innovación introducida por los españoles. en cuanto a téc- r
:básicos de la 4<SOpa» de amalgama, a menudo se agregaba, después de Jos nicas de extracción del mineral había sido tan significativa como la amal-
gamación en el purificado. Pero algunos cambios se hicieron en las prác-
'
r-
l.íltimos años de la Década de 1580, hierro en polvo y sulfato de cobre
(magistral), que mediante ensayos empíricos habían demostrado mejorar ticas nativas mineras, que· contribuyeron en realidad al crecimiento de r
la velocidad y eficacia del proceso ·del mercurio 52 • Potosí como productor de Rlata. Uno fue el empleo de puntas aceradas
en las herramientas para cortar el mineral, que reemplazaron a los imple- r
r
: Hasta aproximadamente fines del siglo XVI, la amalgamación se realizó
mentos nativos, a lo sumo recubiertos en la punta con bronce o cobre !5. \
mediante sobrecalentamiento .. Los cajones se cohstruían sobre bóvedas
en las qu~ se hac?aTi:iego. De esta manera, según Capoche, el mercurio Otro fue el de las obras a gran escala en las minas. Las minas incas tenían (
extraía la plata del mineral en unos cinco o seis días; en cambio,. sin a veces, si llegaban, iO metros de iargo. Hacia 1573, sin duda bajo el ~

estímulo del aumento de la· demanda de mineral desde Jos molinos de, \
calor, la absorción de la plata tomaba unos veinticinco días 53 • En· el ....
siglo XVII parece haber cesado el empleo del calor,· quizá por el coste del amalgamas recién construidos, las minas en el cerro llegaron, en pro- (
combustible. medio, a unos 200 metros de profundidad. Para llegar a tales profundi-·
,e
Una vez que, a juicio del capataz del ingenio, estaban totalmente com- dades se habían puesto en uso largas y, a tódas luces, muy precarias _.,-
escaleras56 de madera y cuerdas de cuero e, incluso entretejidos rápidos de ¡
binados el mercurio y la plata presente en el mineral, se extraía el conte-
nido del cajón y se lavaba. Para este propósito se empleaban tinas con cuerdas • La profundidad y extensión crecientes de las minas, sin em- 1'-
l,
una paleta rotativa girada _por Jos indios en algunos casos y, e!J otros, por ,.
54 Los detalles de esta descripción son de Capoche, Relación, pp. 124-25. (
~
49 CMP CR 201, ff. 269·79v. Repartimiento general de mitayos por Don Diego 55 En relación con esto, vale la pena anotar la ausencia de antecedentes explo- (
de Portugal, presidente de la Audiencia de La Plata, Potosí, 15 de noviembre sivos. Incluso en Europa, los explosivos no comenzaron a emplearse ·hasta las ..,
de 1624. primeras décadas del siglo XVII. El primer signo en el área de Potosí (aunque no (
50 cResumen de visita de minas e ingenios hecha por el corregidor don Fran- en Potosí mismo) apareee en los años 1670. Peter Bakewell, Antonio López de -<"

cisco Sarmiento [de Mendoza] ,., Potosí, 4 de julio de 1654, en AGI Charcas 266, Ouiroga (industrial minero del Potosi colonial), Universidad Boliviana «Tomás (
ítem 19d. ·. ,. Frías» (Potosí, 1973), p. 22.
56
Nicolás del Benjno, «Relación muy particular del Cerro y minas de Potosí ( ""
51 Capoche, Relación, p. 123. Estas cantidades no deben ser consideradas nece-
sariamente válidas para tiempos distintos a Jos de Capoche. y de su calidad y labores, por ... , dirigida a Don Francisco de Toledo, virrey del (
S2 Bargalló, La aTTUllgamación, pp. 229, 247ff. Perú, en 1573,., en Relaciones geográficas de Indias-Perú, tomo 1, pp. 362-71 (Bi- _.,.
SJ Relación, p. 123. · blioteca pe Autores Españoles, tomo CLXXXIII, Madrid, 1965), aquí pp. 368-69.

) Benino ;a la profundidad com~n de las minas en el cerro, de 100.200 estad-os; un


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Peter »akewell Mineros de la Montaña Roja 39
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-~. bargo, habían conducido ya a otra innovación, probablemente la más materias primas que se hicieron necesarias para la extracción y el puri-
J notable de todas las que llevaron a ·cabo los españoles: en las cuestiones
-propiamente extractivas del mineral. Se' trata del ~q d~ galerías (soca~
ficado_,,:; ..;;.:-> -·: ... -'-
Se ha dicho ya lo suficiente sobre el combustible. Mayores proble~as,
~ vones): galerías casi horizontales construidas desde fuera para interceptar en cuanto a mercancía, planteaban los grandes troncos para construir la
~ con 'tos Trabajos a los niveles más bajos~. con el propósito de permitir maquinaria de las refinerías. _La pieza de mayor tamaño exigida era el
eje de transmisión del molino a martinetes: una viga por lo común entre
} una extracción más fácil del mineral y facilitar también el drenaje y algu·
5,5 y 7 metros de largo y unos 50 centímetros cuadrados de· sección.
na circulación de aire. La localización del mineral de Potosí en una
~ marcada pendiente de una colina· cónica hizo simple y atractivo el em- Se trataba realmente de la pieza aislada más costosa de la planta de la
refinería 60 • Al. parecer, .no se podían construir ejes suficientemente resis-
~ pleo de los socavones; y cerca de la cima, donde yacían las 'concentra-
ciones más densas del mineral, la distancia desde la superficie a las vetas tentes a partir de porciones separadas. Era necesario un tronco único y
~­ era desde luego corta. No sorprende así encontrar que el primer socavón, libre de resquebrajaduras, y 'árboles grandes de donde sacar tales piezas
de madera no crecían cerca de Potosí. Las fuentes en uso para estos
~ iniciado tan al comienzo, en 1556, era obra del minero florentino Nicolás
ejes, en los últimos años del siglo xvr y primeros del XVII, estaban muy
del Benino, dirigido a la Veta Rica, uno de los principales objetivos que
~ atrajeron a los primeros mineros. Completar el túnel llevó más tiemp9 alejadas, en los valles templados de las pendientes más orientales de los
J) que el previsto por Benino. Sólo después de veintinueve años de trabajo, Andes. El lugar más cercano utilizado era el valle del Pilcomayo (por lo
con intermitencias, se llegó finalmente a término en abril de 1585. La ines- menos a 30 kilómetros de Potosí), y la más lejana el valle del Mizque (a
~ perada dureza de la roca fue la razón, tanto para Benino como para Ca- una distancia de 200 kilómetros). Los ejes eran cortados en el Jugar
~ peche, que provocó la demora en el avance. Quizá también lo fueran y arrastrados por indios o animales hasta Potosí.
Otra materia prima esencial eran las pieles, que en parte, al menos,
~ las dimensiones ambiciosas del socavón: 2,4 metros cuadrados de sec-
ción. La longitud final fu e de 21 O metros (250 varas) •
57 se hallaban en lugares distantes. El cuero tenía diversos usos en la produc-
~ Hacia 1585, según Capoche, estaban por completarse siete socavones
34
ción de plata: para bolsos de transporte de mineral, para los peldaños de
las escaleras y como material de refuerzo y protección en la maquinaria.
~ más en el cerro, con una longitud total de 560 metros (670 varas) • El em-
Es muy probable que las pieles de llama sirvieran para estos usos en Poto-
pleo de socavones se conservó como modelo de la minería en Potosí y en
~ su área, aunque es difícil concebir que esfuerzo~ posteriores hayan ren-
sí, dada su existencia en la localidad y por ser el más barato de los grandes
animales domésticos accesibles, aunque se llevaba también ganado, y en ~ ~­

" ~
~
dido las extracciones por medio de los primeros túneles cortos hechos
dentro de un mineral de alto grado, densamente empaquetado, pegado
a la cima del cerro.
Tanto la extracción como el purificado pusieron en comunicación
gran cantidad, de lo _que es actualmente norte y centro de Argentina, que '
abastecía tanto de carne como de cuero. Otra importación valiosa del sur
eran las mulas que en los alrededores de Córdoba, más que en cualquier
otra región, se criaban especialmente para el mercado de los Andes 61 •
® lugares distantes, en relación con la materia prima. El papel de Potosí,
como mercado y estímulo económico de una enorme área central y me-
{ , De las materias primas minerales necesarias para la producción de
~ ridional de Sudamérica, ha quedado bien establecido y comíenza a cono-
\Plata·, la ~ás importante era el hierro. Todo el hierro empleado en Potosí
era de origen español. Sus usos eran dos: en la maquinaria, como ·clavos,
~ 'cerse con algún detalle SY. Aunque no es propósito de este libro profun-
dizar en tal conocimiento, será útil, para una explicación más acabada,
bandas, cojinetes, juntas, suelas de martinetes y bloque de morteros; y
~ aunque breve~ de la producción de plata, enumerar los tipos y fuentes de
para las amalgamas, en forma triturada, como reactivo. A pesar de la
distancia y la inseguridad ocasional de la línea de aprovisionamiento,
~ parece que la carencia de hierro .nunca fue una traba para la pr~ducción
estado era aproximadam~nte la altura. de un liombr~. tomada aqu! entre 1,50 y
~ 1,80 metros. · .- ·· ··' ... -..
~
60 En los últimos años de la década de 1580, por ejemplo, tales ejes costaban
S7 La información sobre los socavones es dé !bid., pp. 369-70, ·y de Capoche,
entre 800 y 1.000 pesos ensayados, mientras que la rueda hidráulica- grande que
~ Relación, p. 106.
34 Relación, p. 107.
59 Véase Carlos Sempat Assadourian,· El $istema de la economla colonial. Mer- · ~
movían se venc!Ia sólo por 200-250 pesos ensayados.
61 Carlos Sempat A$sadourian,- e Potosí y el crecimiento económico ·de Córdoba

~ ~~~~-interno, regiones y espacio económico, Instituto~~·-Es~~iosPeruanos, Uro~~ .1


. en los siglos XVI y XVII•, en Homenaie al Doctor Ceferino Garzón Maceda, Univer·
¡idad Nacional de Córdoba, 1973. ·

~
.. ~
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\..
L ...............
~

40 Pcter Bakcwell Mineros de la Montaña Roja


~.,
~, 41 r-~~.~
""'"'-··-de plata, en la parte de la historia de Potosí estudiada aquí. Otro reac- plo, él comienzo ·de los trabaJos; en 15S6, de los socavones de Benino.
0')
·fl)
\
tf en la amalgamación era el...cokte, probablemente en forma de sul- La _producción .parece, en general_, haberse estabilizado .entre 1555 y 155§..
fato. s contratos para la provisión, en los primeros años del siglo XVII,
muestran e se encontraba bastante cerca de Potosí, en Yura (70 kiló-
pero después cae de forma aguda.
El amenazador colapso fue más que evitado, y l_a segunda fase de t')
metros al suro~~e) y en Chulchucani (20 kilómetros al noroeste).
El reactivo esbq_cial en la amalgamación era désde luego el mercurio
\ producción: comienza cori dos profundas innovaciones, en los· primeros
\ ~ños de la década de "1570. La amalgamación, primeramente, había sido
ro
~-~­
,'r._~.;;
mismo. La fuente Pt,imaria de mercurio para Potosí, como para otras , ya bosquejada. La segunda, el sistema de mano de obra desplazada.. de
minas de plata de loS\Andes centrales, era Huancavelica, en las monta- ~\?;
\ la mita, es tratada con detalle en capítulos posteriores. La amalgamación { .
ñas, 220 kilómetros al §ydoeste de Lima. Los detalles .del abastecimiento \ fue posiblemente la más eficaz de las dos. Sin una técnica eficaz de puri- f>.t;
de mercurio a Potosí des& Huancavelica ocuparían un volumen íntegro; \ ficación del mineral bruto, tal como la ofrecía el proceso de la amalga- ( "

para nuestros propósitos ~ sufiCiente decir que Potosí, en este primer ¡ma, la aplicación incluso de gran cantidad de mano de obra barata a la
r·~:.
\
siglo, no parece haber suf;!Qo nunca una. carenCia importante oe mer- extra.cción habría producic!o muy leves ganancias, aunque no fuera por ~
t·'•
i (
curio, o tan severa como para\,JJaberse dificultado sustancialmente la pro-
ducción de plata. Ello se debi\ en parte, en el período aproximado de [
e:
1620 a 1660, a que se habían exportado a Perú cantidades considerables (í.f
de mercurio desde Almadén, en 'España, y desde Idrija, en Sloyenia. !

.
~,.,
"o-t¡:,/
Estas provisiones extra equilibraron la tendencia descendente en la pró- • Prindp&lc:t uc!':tami~ntC'! c!c- domin.ción español•

ducción de Huancavelica 62 •
(l"'-t .. • Comu:lic!.ad~ :-.a:iv&$
t-
<

-
· l. A~namie:'UO\ cincr~
H~nc • .,...l,{. , . 0-i' - - - Fromc:n, Ncicr..Ji~ moc:ic!'l\&.S
La producción de plata en Potosí y en su distrito siguió la curva de p.
""'-~·
la figura 2 H. Para Jos objetivos de este estudio no es necesario elaborar ·-.
/ • (uu-o . '"..l.('1 (
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una explicación de los cambios en la producción, pero algún comentario .
K1lón:x::U"'S
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'\ será necesario sobre las principales tendencias. El gráfico muestra tres •r,-..... •....,.. )
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tendencias claras. Primero, el período de baja, y en general decreciente :w~~~
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.

producción, entre 1550 y los primeros años de la década de 1570. Esto ""-~o .! (
PERt: ~
corresponde a la primera etapa de ·fundición del mineral procesado: ~ft'lr>O

(
.<·
,. C'o,e.··· .. ". ... 'J
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la producción de plata, en gran medida en manos de los nativos que em- . ~r.~..,. .·•
pleaban guayras. No hay datos disponibles de la producción en los últi- ·"- ,.. ... • uru \
("r'

r.r

~!"~~~~{}'.~~~~:·~:: .l;t:~-~; ~7"3:~


mos años de la década de 1540, por lo q~e es imposible decir si la cifra ··~.-.:-; ~; . . .

para 1550 representa un pico en relación a las décadas anteriores. Posi- \


¡1i'
blemente sea así, dado que habían sido necesarios varios años para que (
la producción ascienda desde cero, en 1545. La amplia tendencia decre- S:
ciente de los próximos veinte años, más o menos, refleja la: -di-s-m.inu:cioñ
i.
~
del inicialmente rico· mineral de la superficie y· la necesidad creciente de (
.,. ,.:-;- ·~ .0.
comenzar con las perforaciones propiamente dichas: lo indica, por ejem- "1..
""
,
' , :.~.~ •<·.'.:.
fO"'"L .._t.-,
BOL,! VI:\ (
~~ a
(
Véa~e P. ). Bakeweli, Si/ver miníng and society in colonial Mexico: Zacate-
·'-LT,.~/'--,1' -
62
tr:·
cas, 1545-1700 (Cambridge [UK), 1971), pp. 161-64; Guillermo Lohmann Villena,
,·-
/~ Chooo"L

•• .c. ~- -;" 1..


Las minas de Huancavelica en los siglos XVI y XVII (Se\·illa, 1~49); Gwendolyn ~
\ !>,o"""~~-....;_t-...u / .•
B. Cobb, Potosí and Huancavelica: economic bases of Perrí (disertación del docto- CHILE \ '-"'·""'(' _¡·......_ ___ " ." . \..
(!':
rado en filosofía, Universidad de California, Berkeley, 1947). ' . -. 1
63 Para las fuentes de cifras de producción, véase Peter J. Bakewell, cRegistered ~._...-<: ARGE.YTl!>:A \- l
r
silver production in the Potosí district, 1550-1735•, en. fahrbuch jür Gescichte von (
Staat, Wirtschaft und Gesellschaft l.Ateinamerikas, 12. (1~75), pp. 67-103. k
<..
l'i"
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(
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) • ~-- -~. - .... -; • -' ~ ' ,,">.- • ' •

'" 43
) 42 Pcter Bakewell Mineros de !á Montaña Roja

). -~.
Registro de la producción anual de plata en el área
)
de Potosí, 1550-171 O . :· .
J
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j 100 ~\ARKS 1
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.11

!.-«Estos indios wán guayrando». La ilustración, probablemente. e~ ué


~ .¡o 1 J 1
FIGl:RA
fines del siglo XV J.' y mues:ra a dos nativos utilizando los guayras. (The Hispanic
~ JO
\.1 Society of America,' Atlas o/ Sea Charts [KJ}.)

J) ZtJ
\;1\~ \. 11

V
~ 1~ ptra r_azón que _la escasez de combustible para la fund!ción, y en conse-
1
~cuenc¡a, potenctalmente, sus altos costes.
~ l;..l~ 15:.0 ¡~;¡~ ¡;.r,.J ¡:o-,; 15.~0 1575 15.;'0 15-dS 1~ 15~5 ¡,..)) ll:ltJ5 1610 1615 16~0 tr,:~ tó'JO 1/ El gran .??ltq en la producción de plata entre 1575 y los primeros
~ {años de la década siguiente fue el resultado añadido de la disponibilidad
¡ de aquella ganga .en abandono que habíamos mencionado. Un abasteci-
~ 1
;¡ miento abundante de este mineral facilitó, sin duda, el progreso, en rela-
JD 11'0 ;j ción a los pequeños molinos de los comienzos, movidos por energía hu-
¡; '10
Il mana y animal, con purificadores más caros, pero mucho más eficaces,

~
empujados por á~a. La combinación de mineral barato, mano de obra 1
lY 80
barata y una·n.ueva y eficaz tecnología hicieron del período 1573-1582 {
)Ñ ;u ~ una decas mirabilis para .el Potosí. Antes no se había visto nunca tal }
1~ {\
A
~
60
eclosión de la producción y de la prosperidad;· . ·. · . ·
;o ""'l ~ 1 11 . A este surgimiento de diez años le llevó ciento veinte años aquietarse:
~ .¡()
""'" 1' \.1\ j\ 1 a la larga, al giro descendente que configura la tercera gran tendencia
}) JO IV \ !¡n r- ~ V ,.... '1 de la producción de plata, que desciende, hacia 1710~20, a los niveles de
1~ 1 los primeros años de los 70. El año de mayor producción fue 1592, ~on
":1 \._ .,....
~ :ro ""' \\ 220 toneladas de plata. De allí: en adelante la tendencia fue un continuo
~ 10
~ descenso, con interrupciones ocasionales y cortos resurgimientos. La princi-
pal depresión: parece haberse debido simplemente a la contracción del mi-
$ W51~1~1~W51~1~1~~~1~l~l~I~I~J~VWVUtrn neral en et'cerro de Potosí: con mayor exactitud, a la contracción del
4l mineral fácilmente accesible, concentrado hacia la cima del cerro. Se hi-
~ Para las fuentes, véase. Pe ter Bakewell, cRegistered Sil ver Production the Potosí In . cieron desde luego nuevos hallazgos importantes en las laderas menores
J)
District, 1550-1110», c:n }ahrbuch für Geschite von Staal, Wirtscliaft , und Gesell-
schaft La_tei~~~kas, 12 (1075).
l de la montaña, en. el siglo XVII, pero ·no tan compactos· y, en consecuen-
.A//1."'_/
1
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fP /1, r •. ¡ . ,.,¡ f,
~.J /·.

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t. - í ; , , ., ,
r 44 Petcr Bllkewc:ll Mineros de la Montaña Roja

cerca de Cochabamba, que había sido explotado en 1555 64 • Q.txs:>s-diver-


45

~;'&)
\
I;W

(
.

\' sos hallazgos se hicieron en el siglo XVI, principalmente en la provincia (


de~·los··-upes~·-ai"súroeste de Potosí. Pero muchos otros descubr~-tos ).tJ
\
ocúrrieron en· el siglo xvu, reflejo indudable de la contracción _pr.ogr.esiva !;,¡;:;
del. cerro. Algunos de los depósitos más durables, explotados en la pri- (
mera mitad dd siglo, fueron (las fechas son la mención más antigua en- (
~
·0 Contrada en los manuscritos): Sicasica (1600), Tupiza (1602), Garcimen- ~
1\
\.j
doza (1603), Esmoraca (1606), Tatasi (1612), Chocaya (1633), San Ante- ·
nip del Nuevo Mundo (1648) y San Antonio de Padua (1652). Onno,
-- ~
. .
cuya mi;!)~J;"(a_sustancil1L comenzó en 1606, fue más productivo qu~_cual- -~
quiera de los otros:_ tan prodúcti\·o~- en-realid·a·d, que en 1607 se estable-
.. ció allí. ún oficial· del téso~o especial' (ca] a real) pa~a. recolec'úir derechos ( •'
\t,
sobre la plata producida. En consecuencia, dado que su producción. de t-¡t
('~
plata no está reflejada en los registros del tesoro de Potosí, Oruro no ~~
p~rtenece al distrito de Potosí, aunque geográficamente se extiende entre (

Potosí y alguno de los Jugares nombrados. Sin embargo, incluso sin Oruro, \,>.\,
los distritos mineros aportaron grandes complementos a la producción de ~
Potosí en ciertos períodos del siglo XVII. ]\;o se han encontrado balances \:1/
separados de sus pagos de derechos (y en consecuencia de registros de su '( .
producción) para el período anterior a 1660. Pero en ese año y en Jos ~!5
( '
siguientes aportaron 3 7,1 por 100 y 39,1 por 100, respectivamente, del
\'~:
total de la producción registrada en el distrito; y en el período completo
fJGl.RA 2.-Vista sin títulos de un ingenio con r~eda I::Jru:.,:!:uJ puru p:.mj:o;r ~~
de 1660 a 1690 alcanzaron, en promedio, el 25.3 por 100 de esa produc- ( ' \"
mineral de plata, con el cerro rico de Potosi al jo1:do. Son claramenie visibles dos ción t 5• Dado que esta plata pro\'enía en gran medida de depósitos del <f
iargas veras de mineral cerca de la cima del cerro, ;·crias cnzr.:JC!as a las n:inas de- di5trito encontrados en la primera mitad del siglo, parece probable que {
bajo de la cima, y rebaños de llamas bajando el n:ineral desde las minas (o e.'1 !U también entonces la producción en el distrito fuera sustancial.· Habría, en t~
camino para recoger nuevas cargas). Se muestra claramente ·en el ingenio el esque- \
ma de acueducto, rueda y molino de martinetes. ,\.ózense las le¡:as en forma de S. consecuencia, una gran cantidad más detrás de la riqueza de Potosí, v.:
levantando los martinetes. Los mamones de mineral est'án a la espera de pasar a la aparte de la del cerro. (·
~
amalgama; a la izquierda." los cajones que contienen el material para la amalgama- La investigación de las fechas sugiere algunos otros motivos, aparte • ( .
ción. En el centro del patio, con la tina de la~·ado de la amalgama procesc.da, se
¡·en piletas dispersas de lama· (residuo de la c.mc.lgama lavada). Al pie del cerro y
de la contracción del mineral (y de los costes extra consiguientes para ·.~·
(
echando humo, los hornos pc.ra el· tostado de lama, para recuperar el mercurio.
exp'Joraciones nuevas y de una extracción más difícil), para explicar el e;-
(lluHración anónima y ~in fecha, conservada por The Hispanic Society of America, giro descendente de la· producción de plata, pasados los primeros años (
en el Arias of Sea Charts [K3]. La escritura sobre el dibujo respalda con fuerza de la década de 1590. ]\;o hubo cambios durante el siglo XVII en la tasa t:'.
·la época de fines del siglo ,xvJ.) (
de un quinto de los derechos, y no parece que hayan surgido otros costes. {;;
t En realidad, la tendencia general de Jos precios de los ítems que pue- (
(,'

(."'
1 den ser rastreados, fue el descenso, a partir de los primeros años de 1600
cia, tan baratos de trabajar como Jo había 5ido el gDJpO de vetas por
.1 (véase, por ejemplo, los ítems en el Apéndice 2). El precio del mercurio 6
debajo de la cima. Sin embargo, más ricos que estos del cerro fueron
varios descubrimientos en otras áreas -del distrito de Potosí, algunos aleja-
/ descendió ciertamente, si bien, como ya se ha expresado, su abastecí-
[. (
\«·
dos de la ciudad. La primera de estas minas del distrito fue Porco, desde (;.
luego anterior al mismo Potosí. El primer depósito de mineral nuevo "' ANB, colección Rück, núm. 6, Alegaciones, tomo 8, f. 28: registro de una (
a ser trabajado, después del descubrimiento de Potosí, fu e Berenguela, veta en Berenguela, por Juan de la Fuente, 4 de diciembre de 1555. (,'

~
6S Bakewell, cRegistered silver production», tabla 3, pp. 99-100.

t
!.'.
~·¡
(
>
)
"
) f .;; Peter Bakewell
2. ··. Indios varas; jndio·s -:ventureros
J diento en el siglo XVII no da signos de haber ofrecido· dificultades a las {
' refinerías. De manera similar, la afluencia de mano de obra parece haber
~
sido siempre suficiente, en el sentido más crudo de que había siempre .
J a mano suficientes trabajadores, ya para desplazar, ya para Contratar, !
") con destino a las obras necesarias. Una afluencia mayor, o más fiable, de t: ~ ·~ . ·(. _. ir ··:,: · ..~· ;·, ..·.. .~ . . .
/ ) desplazados, habría, sin dúda, disminuido el coste total del trabajo y ten-
. dido así a fomentar la producción de plata. Pero no parece posible soste- En habiendo metal en alguna veta' acuden tantos indios cuantos pueden
, ner que Potosí sufriera en ningún caso de una escasez absoluta de mano i . cavar en la mina ...
1 ) de obra, especializada o no.· · 1 (Juan de Matienzo, Gobierno del Perú [1567], c. XL)
/
) Después de este esbozo simple del entorno y del sistema de produc-
ción en el que se trabajaba, volcaremos ahora nuestra atención sobre los '·'>
1/
) trabajadores mismos.
)
) . 6 A\( E. w E L_L
1
') L ( (_ . 'ESCD ~A- e_ 1
')
v El nombre de Potosí está por lo general, como ningún otro en la his-
toria eolonial de la América española, asociado con el trabajo forzado.
') La leyenda negra pende pesadamente sobre la historia' d~ la ciudad.
) -f:.La mita de Potosí -masas de trabajadores indígenas reclutados para servir
) . ·en sus minas y refinerías- fue mayor que las que se asignaron a cual-
quier otro lugar aislado del imperio. Las Condiciones de trabajo en las
). minas de Potosí, desde la época de los sombríos dibujos del siglo XVI, de
l Theodor de Bry, han sido consideradas por los historiadores y propagan-
distas tan miserables como llenas de riesgo. Expandida casi de igual ma-

"
)
'}
nera existe la idea. ,de que toda la culpa descansa, multiplicada, en los
hombros de ese irascible e impaciente hombre bull-dog, don Francisco
__ge Toledo, _quinto virrey del Perú (1569-80). Si bien no puede negarse
que dichas generalizaciones persistentes son de alguna manera ciertas,
l
) ..
r
la realidad fue más matizada de lo que parece, como se verá en las pági-
nas que siguen. El interrogante central que discurre en ellas concierne
a la coacción -¿pero es que no fueron coaccionados los trabajadores de
l las minas de Potosí? Por supuesto que lo fueron- y en mayor medida,
) al más escurridizo tema del grado de coacción al que estaban sometidos.·
Este tema plantea muchas otras cuestiones que requieren consideración.
l ¿Cómo surgió la coacción? ¿En qué medida pasaban los indios de Jos
) trabajos forzados al trabajo voluntario, y con qué motivos? Dichas cues-
l tiones y otras son las que se propone examinar este libro.
La hístoria del trabajo en Potosí, en sus primeros años, puede ser

~\
vista, en el mejor de los casos, eonfusamente. La documentaci6I1, como
J ' 47
1 ~
1
. ' ''
'·.
.~~
~
4s/
.® Peter Bakewell Mineros de la .Montaña Roja . 4~
..,
(

@ ~ra de esperar, es escasa. Y la falta de estudios secundarios concluyentes


1'
(
de que se garantizaran las encomiendas de hatunrunas, "p-ªrece _que los
@ . sobre el tra?~jo en las pr!~eras colonias de Perú, en su conj~nto, apor_ta conquis~adores h3\;li¡;¡n. comenza~::l .agrul'aE. yanaco na? co_m()_ ¡::~rs2D~.lY~0. (
1~ sólo impreclSlones. Las dtftcultades surgen en cuanto se comtenza a dts- servicio, quizá sacándolos de los séquitos de los señores del lnca derrota- (
@"; cutir sobre un grupo de trabajadores de la mayor importancia en los do,qÚizá _mediante una más ~iirecta atracción o captura. El proceso per-
@) primeros días de Potosí: los yanaconas.
manece indefi~·ido. En 1539; ~ÓIÓ siete años des'pués de la caída de Ata-
(

" El concepto de yanaconaje (para emplear el término castellanizado) hualpa, el obispo de Cuzco caracterizó a los yanaconas como sirvientes (

® pertenece desde luego a los tiempos incaicos y pre-incaicos. No corres- de los españoles; v en 1541, el emperador Carlos V decretó su libertad
@ ponde aquí una discusión exhaustiva sobre su significad~ antes de la y constató sus vín~ulos con los esp~ñoles =. "l9.sep l\1 Barnaclas considera
(
@ conquista, pero un~ cualidad esencial del yanac~na en los tiempos pre- que la libe~~9_y_ ~l_estar. ce re~ de_lo? españoles fueron precisamente !os~1· (
hispánicos no necesita ser acentuada, ya que paso a la era colomal y fue rasgos distintivos de ·ros yanaconas en los primeros años de la colonia~ . (
~ central en la situación de los indios a qúienes los españoles llamaban Tal parece ser una opinión mejor aceptada que la propuesta por otro : · · /r
® yanaconas. Esta cualidad era el estar aparte del gran cuerpo social, com- estudiante de los primeros sistemas de trabajo de Perú,-'Marie Helmer, -~
.a. puesto prin~ipal.mente _por la gente común o hatunrunas.H~~s_yana~on~s quien, en base a una cédula de 1533, considera que los yarÍawnas fueron, / (
~ . enm una mmona conftgurada por personas que no pertenectan a nmgun en esencia, esclavos de los españoles' 3• Es verdad que por esta cédula, r
® qy:Jy_;_ grupo familiar constituyente del núcleo fundacional· básic¿ de la dada en Zaragoza el 8 de marzo de 1533, se permitía la compra, la venta ·
~ estructura social; tampoco formaban ningún ayllu propio. En este ~entido y el uso de yanaconas como si fueran bienes: pero la corona comprendié ' (
podría decirse que «flotaban libres» en una sociedad cuyos otros miem- con claridad, hacia fines de la década de lj30, quizá como resultado
@ bros tenían un lugar rígidamente dcfinidot"Pero !_os yanaco~~s. incaicos .--;+
e estaban u_nidpJ, como personal de servicio, a las figuras dominantes de la().-
· de las informaciones recibidas sobre el status nativo de los yanaconas,
quizá en vista de su útil y rápida asociación con los españoles, que se
~ so_ciedad: por ejemplo,_ a los nobles, jefes. militares, curacas locales o al ) había errado, y definió así claramente, en !54!, la libertad de los yana- (
o:ey¡ m:smo Sapa Inca. Mucnos yanaconas servtan en las huértas o como pas- J 1--conas • t'Los vana~o..D_?s__ esta_2~nHHt~~bién exentos _p~.::_ _
4
_l_os españoles del
@ ton~s; otros eran artesanos; aun otros, atendían el templo e incluso tenían tsibuto __ pplic_a_cJ()___ ~ J.?s hatunrunas: posiblemente los espai1olcs seguían
@}}) re:ponsabi!idades ~dn:i_nistrativas. Investigaci?nes. recie~tes. han· ácen~~ado aquí antecedentes incas, dado· qué- en tiempos anteriores a la conquista
(
sobre todo la vanablitdad de su rango soctal, que dtféna de _regwn a los yanaconas tampoco rendían tributos~ Pero además de esta excepción
~ región, ·y de acuerdo con· el nivel de sus amos. Un estudiante del yana-
(
y la posesión de la libertad, el status jurídico de los yanaconas en los
@ conaje inca llega a sostener que se trataba de una condición intermedia (
primeros míos de la colonia es todavía confuso. Necesitamos definir, en
~ entre el status común y la nobleza, una condición de alto prestigio, donde
la medida de io posible, la situación legal de los vínculos entre ellos y sus
'(¡¡JI la gente era admitida por una inteligencia y habilidad poco comunes 1 .
.amos. 'James Lokhart se ~~y];zo amo-sirviente como «semi-legal»,
~ : · 'La relativa naturaleza de «flotaot~s _l_ibres» del status de los yana-
y agreg;que- dura~te la rebelión de Gonzalo Pizarra, hacia 1545, «las
@ canas fue lo que les hizo peculiarmente receptivos ante los conquista- (
. ', dores españoles. De todos los grupos en la sociedad nativa de los Andes, autoridades rebeldes garantizaron a algunos españoles títulos legales para
(
@.'P el suyo fe alineó con los españoles más rápida y completamente, después poseer tales indios»' 5 • Pero ello fue una excepción.
® de abandonar a sus derrotados amos locales por los vencedores~ Aun antes •(
1
0 1
2
real
Del Arzobispo Valverde a la corona, Cuzco, 20 de marzo de 1539, y cédula
de Carlos V al Licenciado Cristóbal Vaca de Castro, Fuenzalida, 26 de octu-
(
Sócrates Villar Córdoba, La institución del yanacona en el Incanato (Lima,
® 1966), pp. 20-21; 37-38, 57 y 62, citado por Barnaclas, Charcas, pp. 285-86, notas
bre de 1541, conteniendo las palabras < ••• anaconas (sic) los cuales son libres y (
a 249-52. Mucho se ha escrito sobre este co;;trovertido tópico de los yanaconas.
V
que ellos por ser aficionados a los españoles de su voluntad muchas veces viven
con ellos y los sirven ... », ambas citas de Barnadas, Charcas, p. 286, notas 255 y 256.
&
La discusión aquí se apoya en gran medida en Barnaclas, Charcas, p. 284, ff. donde 3 Helmer, «Notes sur les esclaves indiens au Pérou (X\'1° siecle)» en Travaux
lo& se pueden encontrar referencias a otros importantes trabajos y manuscritos. Véase
de ! institut d'Etudes Latino-Américaines de /'Université de Strasbourg (TILAS),
también José Matos Mar. Yanaconaje y reforma agraria en el Perú. El caso del
® Valle de Chancay (Lima, 1976), pp. 21-23, y Nathan Wachtel, La vision des vaincus.
vol. S (abril de 1965), p. 286.
4 Barnaclas, Charcas, p. 286. .
1.0. Les indiens du Pérou devanl la Conque/e espagnole, 1530-1570 (Paris, 1971),
~ página 219. 5 James Lockhart, Spanish Peru, 1532-1560. A colonial society (Madison, 1968), (
. p. 219. {

(
(
)
)
!a' Montaña Roja ~-'
) 50 Peter Bakewell · Mineros ·de ..... :_ 51

) ~'En 1545, durante la insurrección, se descubre el mineral de plata ci_e como «yanaconas en encomienda» 10 • A fines de la década de 1548, por
) - Potosí~ Parece que Jos primeros trabajadores fueron en gran medida' yaná~ ejemplo, entregó a un tal padre Alonso .Márquez, de Potosí, veinle indios

~
cenas, enviados y conservados allí por sus amos españoles."'Según un que habían sido yanaconas de seis hombr<>...s acusados de desleaitad, o al
informe de no mucho después del suceso, más de siete mil yanaconas se mencis de ~eal\ild poco: activa á:_la · eorona durante la insurrección. El cer-
1 hallaban trabajando en las minas o en la fundición de mineral de platá tificado dice:
1 -~ en P'otosí ~ Un buen número servía probablemente a Gonzalo Pizarra,
y la mayoría de Jos restantes a sus aliados, d~~o que Potosí estaba muy Por cuanto vos el Padre Alonso Márque:z habéis servido a su magestad,

1~
·adentro del territorio rebelde. "Estos yanaconas tenían la obligación de teniendo fe y fidelidad que buen vasallo a su rey debe, contra los de Gonzalo
producir medio kilo de plata por semana para sus amos\ 7 • Lo_<j~u_ef\na.­ Pizarra y los de su rebelión, por ende por la presente vos encomiendo veinte
yanaconas en el asiento de Potosí en los yanaconas y muchachos y piezas
seQ...d.e..J:n.ás_q~~d¡:¡_p_~~ITI~· El resultado fue que aun después de pagar
1 los precios inflados de los alimentos, que se habían hecho normales rápi-
de Francisco Hernández y Gonzalo Fernández Colmenero y Enrique Srmd~
(flamenco) y Juan de Alcoba y Montero, carpintero, en los de Francisco
) damente en Potosí, ellos_ hacían f_9rtunas menores, de hasta 3.000 caSte- Blanco Dezmero y en los del padre Bartolomé Sánchez, difunto, ?ersonas
llanos (equivalentes' a unos 5--:o:óo pesc)s "corrientes), y nadie_les perswi-
~
., diriaa dejarlas. 1\iucho_s_~ es~os_ primeros ·yanaconas _vinieron probable-
que ~n las alteraciones pasadas de Gonzalo Pizarra ... estuvieron & la mira
y no sirvieron a su magestad, Jos cuales os encomiendo ... para que os sirváis

,.,
m~L desde las mrñás dé-plata· de. Parco, qué Gónzalo y Her- de ellos como de personas libres que puedan irse a sus labranzas o lierras
1 .nando Pizarra, con sus socios,· habían comenzado a trabajar en 1538 '.
b~p- or__ tanto, __ _¡:~tre~~prime~<:'~- ya!laéonas de Po_ tosí es muY. __ posib~e que
· {algunos hubicr~n trabajado en Parco para loslncas 9• -- ·- •
--
cuand9-9.!:1i_sieran ... 11 ·

El punto que no encaja en este certificado está en la líncs ÍÍnéd, que .


1 ~• ....
'

Con la derrota y muerte·- de Gonzalo Pizarra en abril de 1548 y la declara que los indios cedidos a Márquez tienc~1_]J.~~r_~ad. d~ In().Yirr!i_•::.!~~_q-~
· restitución de la orden reai a Perú en la pe.rsona de Pedro de la Gasea: ;~ hasta un grado que no sólo contradice, desdelucgo, cualquier sugere:n:;iu
) ":/. ~'":e:::
:a organización de la fuerza de trabajo en Potosí se hizo más compleja. 1 de esclavitud, sino que exced!Da.Jibcrtad a menudo asociada r.:·:m la enco-

1"
r
1 :Debemos admitir que algo de esta ·complejidad sea quizá aparente' resul- mienda (y ciertamente, la libertad poseída en el funcionamiento norma!
ado, como si dijéramos,· de una extensión de jacto más que de jÚre dé! de los indios encomienda en Potosí, como veremos en scgúida). Esta
ignificado de «yanacona».) . . · ' anomalía. surge sin c!~cl_ª__p_or la imp_!'~isión __del ~ta~~g_Q.io dt;__ ks yana-
1 Gasea, naturalmente, quitó a Jos rebddes de Pizarra los indios que canas, que_ cic:_~rientaba antes·a· Ías autoridades como ahora a los histo-
~ les servían y recompensó a los leales cediéndoles algunos de los mismos riadores 12 • • · ·-· -- ,/

indios. Estas transferencias incluían tanto hatunrunas en· encomiendas


1 como yanaconas. Pero la redistribución de Gasea de yanaconas no con- lO Su motivo pudo haber sido no estar inclinado, por cuestiones po!fticl!S o
~
-, sistió en cederles sin o'bligaciones, sino -y" aquí comienza la confusión.:_
: . .

6 Relación de las cosas del Perú (anónimo, pero atribuido al Licenciado Juan
~ .
legales; a perpetuar Jos·'vínculos en gran medida personales entre yanaconas y es-
pañoles. La noción de indios en «servicio personal,. contrariaba ·en la épo::n e\
contenido de la ley; y el estrecho y permanente vínculo entre el yanacona y su
~ Polo de Ondegardo) en Crónicas del Perú (ed. Juan Pérez de Tudela, Biblioteca amo debe haber parecido, en especial a conse.:uencia del episodio protagonizado
de Autores Españoles, tomos ·1~4-68, Madrid, 1963-68), tomo 5, p. 297. por Pizarro, políticamente indeseable; mucho mejor era garantizar los indio; en
7 !bid. p. 297. encomienda, lo que podía ser revocado.
1 . ,

s Barnaclas, Charcas, p. 36. · 11 ANB EP Soto 1549 (Minas, catálogo N.o lb), cédula de Gasea, 20 d:: diciem-

1 9 Esta continuidad no es exclusiva de los yanaconas. Los indios de Chucuito, bre de 1548.

1 en 1567, declararon que en Jos tiempos pre-hispánicos eran enviados a Porco por
el ·Inca para extraer plata como tributo (y tamhlén a Chuquiabo para producir
12 Otro punto interesante en el certificado es el empleo de la palabr::. pieza.
James Lock.hart, en comunicación directa al autor, destaca que el término era em-
1 oro). En Jos últimos siete u ocho años habían estado yendo regularmente a Potosí
a ganar el dinero al contado que necesitaban para pagar el tributo al rey de España.
pleado a menudo en el Perú de Jos comienzos para indicar un indio ligado a un
español: aparent~¡nente, en consecuencia, como sinónimo de yanacona. Su conno-
) Algunos viejos sin duda trabajaban en la extracción ·¿e plata en ambos sitios. tación general en la América colonial era, desde luego, esclavo (generalmente ne-
gro). Varios manuscritos notariales de 1548-49 se refieren a piezas que trabajdn
~
El pueblo Chucuito estuvo bajo la administración directa de la corona; y asf,
estrictamente hablando, no eran de encomienda ni yanaconas. Véase Visita hecha en las minas de Potosí; y hay también referencias a esclavos. Véase, e. g., ANB EP
1 a la provincia de Chucuito por Garci Díez de San Miguel en el año 1567 (transcrito
por Waldemar Espinoza Sor_iaro, Lima, 1964), pp. 92, ~9 y 106.
Soto 1549, ff. 32v.-33v., .Y ff. 116v.-117. Tomadas en conjunto, estas mue.stras
indican que esclavos .. de algún tipo trabajaban en Potosí por estas fechas tem-
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Peter Bakewell Mineros de )a Mo~taña Roja .. 53 (
~ 52
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~ En 1550, la corona, atenta a las libertades ya declaradas a favor de el factor de la oficina de la hacienda real ée Lima, Illán Suárez de Car- (

~ los yánaconas mediante cédula de 1541,- ordenó a Gasea cesar la distri- vajal (el mismo cuya muerte en 1544, a :::~anos de Blasco Núñez Vela, 1
~
bución de yanaconas en encomienda. La panicular base legal dada por tuvo mucho que ver con el estaliido de !2 ~ebelión de Pizarro), permitió (

esta orden no fue, sin embargo, el decreto de 1541, sino )a cláusula 22 a los Pizarr~ .utilizar indios de encomier.ia en sus minas de plata, y (
de las nuevas Leyes de 1542, que declaraban que nadie debía usar a los sancionó tainbf¿n la extraccióri"ae· "oro, en g~nerál aptá para tales indios 15 •
indios contra su voluntad, como naborías o tapias~· Eran estos un tipo Las ordenanzas minera's del licenciado Cristóbal Vaca de Castro, gober- (
de trabajadores en las sociedades del Caribe y América Central, antes de nador de Perú de 1541 a 1545, no alteró estas reglas 16 • Los pizarristas, (
la conquista, que tenían fuertes similitudes con los yanaconas en varios naturalmente, utilizaron indios de encomienda en las minas durante los
aspectos. Como medida. de la familiaridad creciente de la administración años de la rebelión; y en diciembr-e de 15.;8 Gasea permitió a los leales, (
interna con la sociedad nativa de los Andes se creó en 1550 una corres- a quienes les había garantizado indios, ~c:e les empleaseri en Potosí 17.• (
pondencia entre yanaconas y sus análogos del norte, cuando en las Nuevas El resultado fue, como el mismo Gasea lo describió en julio del año (
@ Leyes, ocho años antes, los yanaconas no habían sido especííicamente siguiente, el envio, por parte de los encon:enderos de todo Perú, de sus
@ mencionados. Imposible que Gasea, nada familiarizado con la coloniza" indios a la ciudad: desde La Paz, Arequipa, Cuzco, Huamanga, Lima,
'' ción de América Central y el Caribe, se hubiera dado cuenta de dicha Huánuco, Trujillo e incluso Chachapoyas., según la creciente distancia (
@ correspondencia, y, por tanto, no vería ningún obstácufo en la cláusula 22 desde Potosí. (Cuzco se encuentra a unos 950 kilómetros al norte-oeste;
@ de las Nuevas Leyes a la distribución de yanaconas e.n encomienda. Chachapoyas, a 2.000 kilómetros en línea recta.) (
• . 1 Por otra parte, pudo haber ocurrido precisamente que GE.~_a_,_s_I!f_r~_!!:. .. Pero en 1549 Gasea se vio obligado a matizar su aprobación a la (
a urgentes demancJ_a~mano__cj_e__ ob_!'a de presuntos mineros de
1
® ¡,tado actitud extractiva de los indios de encomienda, en respuesta, probable-
@ij/; Potosí, pasadas las guerras, no tuviera ~ás elección ~~. asignar Y~0a­ mente, a las reglas de la corona del 9 de kbrero de ese año, que prohi-
(

@ ~~ ~O.~~s a aquellos que habían servido a la causa real. En realidad parece bían tal empleo de los trabajadores nativos 13 • Si esta orden intentó tam- (
·· que los años inmediatos de la posguerra, 1548 y 1549, fueron los de ías bién incluir a los yanaconas, no está claro; no se les menciona especí- "(
® primeras grandes oleadas a Potosí 14 ; y sólo queda la posibilidad de qué ficamente, pero podrían ser incluidos en la letra. En cualquier caso,
@ con la creciente demanda de trabajadores que siguió, lo~-:t_~n~~or::~~-.Per- Gasea prefirió ocuparse sólo de la cuestión de los encomendados, e inter- (
. die~e_:¡ algunas de S_t:~ }il?.~r-~a9~?- pr~_v!as. "A despecho de esto y pos!ble- pretó además que el emperador quería que estos indios no trabajasen en
rñenteeñ-párte-·como un resultado de las ordenanzas de la corona de las minas en contra. de su voluntad, condición expresada en la legisla-
(
1550, los yanaconas, en las décadas siguientes, conservaron al parecer . ción anterior, aunque no en la orden del 9 de febrero de 1549. De acuer-
una posición en Potosí, preferible en muchos aspectos a la de los regu- do con ello, Gasea publicó una cédula y pro~isión en Lima, el 24 de julio
1e lares hatunrun.as, indios de encomienda que también trabajaban allí.' de 1549, dirigida al corregidor de La Plata y Potosí, licenciado Juan Polo
(
(
~ Una consecuencia, en realidad, de las oleadas a Potosí de 1548-49 de Ondegardo, ordenándole identificar los indios de encomienda en Po-
fue que los indios de encomienda regulares, que pagaban tributo~. apare- tosí, decirles que eran libres, y enviarles a sus tierras si lo deseaban.
® cieron en escena y en gran número~ A pesar de la oposición general de En enero de 1550, Polo llevó adelante el encargo, cuyo registro sobrevivió
~
x::v la legislación más antigua a, poner indios de encomienda en las minas, afortunadamente en su mayor parte, y ofrecer la primera información
~ existían en Perú precedentes legales para hacerlo. En 1539, por ejemplo, sobre las· tareas de los indios en Potosí de la que uno puede extraer gene-
ralizaciones sobre las condiciones del trabajo 19 • (
~ i.
)'.
pranas, pero no está claro si eran indios o negros. Había negros, desde Juego. 15 Ibid., p. 263, n. 169. (
® Por ejemplo, Juan Albenos, un propietario de minas. se quejaba en 1jj 1 de que . 16 Marie Helmer, «Notas sobre la encomien& peruana en el siglo XVI» (Rf!vista,
61\ yanaconas, negros y otros le habían robado mucho oro. Véase ANB EP Soto 1551, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Instituto de Historia del Derecho Argen-
\iY
L 39-39v. (Minas, catálogo N. 0 22a). ' . .. tino y Americano, Universidad Nacional, Buenos Aires, tomo 10 [1965], pp. 124-43),
~
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13
«Ninguna persona se pueda servir de los iridios por vía de naborl~- ¿i tapia, p. 127.
ni otro modo alguno, contra su voluntad». Para esta orden, una cédula de Valla- 11 Ibid. p. 127. (
~
'el dolid del 3 de marzo de 1550, véase ANB, Reales Cédulas N.o 3 (Minas, catálogo 18 Recopilación, 6, 9, 22, dada en Valladolid.
t;:2\ N.o 21). 19 AGI Justicia 667, N.o 1, ramo 2, comenz.ando con la cédula y provisión de t
~ 14
Barnaclas, Charcas, p. 264. Gasea, Lima, 24 de julio de 1549. Marie Helm>!r ofrece un sumario excelente de
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! 54 Pow B•kowoQ Mineros de. la Montaña Roja ... 55

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- Polo llamó a su presencia y a la de varios dignatarios españoles, que se comía mejor en Potc:>sí que en sus tierras. Los del grupo Guaqui,
les y eclesiásticos, a Jos in. dios de. vei~tidós. encom. iendas. ~e las provin. c§s. por ejemplo, dijeron que en Potosí tenían quinua, chuño, maíz, papas,
de La Paz, La Plata y Cuzco. Estos trabaJaban al serv1c1o de 130 enco- carne y pescado, «Y todo lo q·ue quisieran", incluida la coca; mientras
;
menderos Al. El cura:a, o algún otro jefe, habló en nompre del .grup~ que en sus.ti~rr~s (G1:1aqui se_e,l_lc.uentra en la punta su~ del lago Titicaca)
' que representaba, pero los patunrunas le acompañaron en; ia ;;,a~·oría el maíz'rio cfééía y hasta las papás er'ii.ri destruidas. algunos años por las
~ de los casos. Desgraciadamente~, sólo en algunas instancias el núrpero 9~ heladas 22 • Esta abundancia de provi~iones, confirmada por manifestació=
r indios en Potosí era de una ·encomienda particular establecida. Helrner ries de otros grupos -algunos de ellos mencionan también la vestimenta-
' calcula con estos datos 'que el número total de trabajadores de e¿co~·ienda son claras muestras de que Pot~a se habia convertido en un gran_ ª-txac-
., en la ciudad era, para 1~. ép~ca; de· u11os. cinco ~il. Las resp~~~t~s ?~I 5 tivo comerciªl, reduciendo _la_ producCión .. de. las region~~alrede•.
~ curaca muestran que los md10s de las romas· teman a sus farn1l!as con J. ·_dores.-Asimisrno, la mayoría de los grupos sostuvo que el clima de Potosí
)V ellos; así, el número total ·de .indios llevados a ~otosí mediante enco/Ilien- · les sentaba bien, y que lo preferían en gran medida al calor que se sufría
'J> da podría estar entre 20.000 Y. 25.000. ~entando sólo Jos indios: ~n cons~ .. · · en los depósitos subterráneos de Carabaya y Simaco, donde eran enviados
~ cuencia, Potosí se había transforrnádo en un ~ugar populoso e11 los cinco. a extraer oro. Esto es bastante aceptable, dado que con una única excep-
primeros años desde su. asentamiento. ción, los indios interrogados po~¿~~JiRlanQ..Q_de ~~---ªH~s
., • Solarnent'e en pocos casos )os indios se quejaban de Potosí. Ninguno vall~_s del Perú. La excepción era el grupo Quechua, que corno se ha
., de los dieciséis grupos de la provincia de La Paz expresaron desc~·n- observado, declaró expresamente una preíerencia por la extracción de
·~ tento. Cinco de Jos veintitrés' llegados de la jurisdicción de Cuzco se que- oro. Una de las objeciones de la corona al envío de indios eri encomienda
!"' jaron. Despt.:::s de tres años en Potosí, Jos indios de Musca, en la provin- a Potosí era el clima; al que no estaban habituados. En conjunto, esto
, cia de Ayrnaraes, dijeron esta~ agotados y que se irían pron_to. Los indi~·s . no era así, corno lo atestiguan las investigaciones de Polo, aunque Potosí
jl} de Calla, cer:a de Cuzco, después de un aí'io en Potosí, dijeron lo mismo: 1 b, era algo más alto y más frío que Jos lugares afines a la mayoría de los
Los de As2ngaro expresaron que la, mina que ellos trabajaban había indios del norte-:-~! emperador le preocupaba igualmente la salud de los
, cesado de dar mucha plata, por lo qúe se cncontr::tban necesitados. Otró nativos en Potosí, de los que se había informado que sufrían el supuesto
., grupo de varias comunidades· (Quispicanche, Quispallata, Acos, Acopia, cambio de clima, y también las condiciones de la minería. La mayor
~ Cangalla, Llampa) en encomienda del capitán Juan de Saavedra, un ve~ parte de los grupos, sin embargo, aseguraba gozar de mejor salud en
?' cino de Cuzco, dijeron que temían a· su amo,· que había estado con ellos Potosí que en sus tierras. Esto no suena improbable, si en realidad podían
· "' en Potosí, que algunos se habían escapado y que querían regresar ya comprar comida más abundante y variada que en sus encomiendas.
, a su tierra; Finalmente, Jos quechu~s, del norte de Cuzco, dijeron q~~ Sus mujeres daban a luz muchos niños, decían, y los niños crecían sanos
estaban mas acostumbrados a las romas· de oro que a las de plata, que y fuertes u. :
, no sabían cómo extraer, y que .sus tierras, con depósitos de oro, eran más El cuadro color de rosa pintado por los indios en encomienda sobre
,., cálidas que Potosí.. Polo d~jo a. todo~ .estos grupos que se marcharí~n su vida en Potosí tiene, desde luego, que ser visto con cierto escepticismo.
a pronto. El manuscnto no dice SI lo hiCieron 21 • . . El registro de la investigación de. Polo, de hecho, es un documento que
f"" -).Prácticamente todos estos trabajadores de encomienda, sin embargo, plantea un embrollado problema de interpretación 24. Para comenzar, los
,., expresaron su satisfacción por estar en Potosí. Algunos dijeron incluso
rl indios hacían sus declaraciones a través de un intérprete español, y frente

,'
' que no se irían si se les ordenaba hacerlo. Muchos grupos ·declararon a un grupo de notables españoles, encabezados por el corregidor, Polo.
El mismo Polo era propietario de minas, de allí su interés especial en
este documento, y del ramo 1 relacionado, desapasionado en comparación con algu-
nos de sus últimos escritos sobre la mano de obra en Potosí, en «La encomiendá que la encuesta produjera resultados favorables para Potosí. Al fondo, las
a Potosí d'apres un document inédit», Procecdings oj the XXXth International
Congress of Americanists (Cambridge, England, 1950), pp. 235-38. ELprimer.-ramo 22
Ibid., f. 7v.

''
es el informe de una encuesta similar llevada ·a cabo en Potosí en mavo de 1550 23
E. g., íbid., f. 4 -los indios del capitán Alonso de Mendoza, vecino de
por el siguiente corregidor de La Plata, licenciado Esquive!. La discusió~ que si~e
~
La Paz: «... el año pasado se ha muerto mucha cantidad de indios en su tierra,
está en gran parte basada en la investigación de Polo. · · Y aquí se han muerto pocos de los que vinieron de allá ... y que los niños se crían
20
Helrner, «La encomienda,., pp. 235-36. . bien aquí, y paren las mujeres como en su tierr;! y mejor ... »
21
Para estos grupos, véase AGI Justicia 667, N.o 1, ramo 2, ff. 21, 24, 26v. y 27. 24 Véase la consideración de Barnaclas, Charcas, pp. 266-72.

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ID 56 Peter Bakewell Mineros de la. Montaña Roja 57 (
lj) (
figuras siniestras de los encomenderos: no literalmente, ya· que no hay de lo posible que los indios de encomienda encontrasen aprovechable
~ mención de su presencia en la interrogación, y las respuestas de los indios (la actividad minera de Potosí. En aquellos primeros años abundaba el (
~ sugieren que los en::cmenderos no iban no-rmalmente a Potosí y que
'éJ 0) mineral rico, en absoluto profundo, y por consiguiente fácil y barato de (

~
preferían confiar los trabajadores a los agentes. Pero el lógico fastidio t>¡ extraer. Los in~ios utilizabáÍ1 sus simples guayras para fundirlo, y proba- (
de los encomenderos por cualquier interrupción de los trabajos en las ( blemente con poca dificultad producían ~~de la que exigía el
§) minas, habría pesado en el ánimo de los hombres. Una de las preguntas encomendero como tributo. Así, en balance, puede que estas expresiones (
~ de Polo íue si los indios habían sido ..intimidados para contestar como lo de satisfacción de los indios \COn Potosí sean en parte genuinas y en (
't/:il
hacían y ellos lo negaron. Pero por otra parie, en 1550, un escritor cleri- parte resultado de respuestas dadas a Poio, respuestas como las que él
~ cal de Potosí, el fraile lascasiano Domingo de Santo Tomás (futuro obis- quería escuchar. Otras respuestas que dieron, sin embargo, muestran (
~ po de Charcas entre 1562 y 1570), alegó ante el Consejo de lndias, en sin equívocos que la satisfacción con Potosí, en cuanto a la abundancia {
~ aparente reíerencia a la investigación de Polo, que los españoles dictaron de comida y vestido que su plata extra podía comprar, no era para ellos (
;;;v
las respuestas de los· indios, quienes se. encontraban tan desanimados (pu- el atractivo prinCipal del lugar. La raíz de la atracción era que la minería('

~
silánimes) gue hablaban a medida que se les dictaba. Además, afirmó les permitía pagar el tributo exigido por sus encomenderos y que este \j
Santo Tomás, carecían del concepto__de libertad y, por_tantó, informarles tributo era muy difícil de extraer en todas panes. Un estribillo que corre
qt]e-Cran ___~!ibre_?->> detr.:?.~jar o no en las min;:¡_s no ..t.C"nía se.ruido_p_nr.a. a lo largo de todas las respuestas parece no dejar dudas sobre el agobio
(1!) ell_~· Se trata seguramente de una-exageración, dado que las respuestas existente: los rebaños de llamas de los indios y las reservas de alimento (
® de los indios a las preguntas de Polo parecen mostrar que comprendieron habían sido destruidos por las incursiones y capturas de pizarristas y
Q¡,!
su sentido perfectamente al informárseles de que eran libres de mar- leales en la reciente guerra civil. Pocas fuentes ck tributos quedaban en ¡r_,{
~ charse 25 • las comunidades nativas. Los indios se sentían, en consecuencia, contentos
r® No obstante, dadas las circunstancias de la investigación de Polo, al ser enviados a Potosí para producir plata. St!. _acépt_ación_ de _e~t~sJeseo / (
@ sería de poco juicio para un historiador aceptar la evidencia de los es sor_p..rcndente~ Nuda sugiere en sus réplicas que el desarraigo d~·-siís' (
indios a primera vista. Una razón más para el escepticismo es que ticr;;s y el verse enviados a enormes distancias u cavnr por plata, no sea
® la mayoría de las respuestas las daban los curacas, y siempre surgirán l sino lógico, razonable y hasta gratificantc. A juzgar por este documento, (
® dudas, incluso en aquella época temprana, sobre la fidelidad de los curaj O\ 1 los condicionamientos tan antiguos de las poblaciones andinas respecto a (

~ cas a Jos intereses de su pueblo. En este caso, ellos cargaban con buena 1; ¡· los pagos tributarios bajo Jos Incas, y quizá de manera especial el prece-
(


parte de la responsabilidad de que sus indios produjeran plata para los dente de la mita incaica, que desplazaba a la gente durante un tiempo,
encomenderos. Por su propio beneficio tenían naturalmente que incli- ~ fa~ilitó mucho la exacción del tributo por los españoles. Muy pocos grupos (
~ nar su entusiasmo por Potosí. Santo Tomás lo plantea en el informe men- t se quejaron, es verdad, de que sus encomenderos les exigieran excesiva (
1
cionado y probablemente con razón 26 • Por el otro lado, está muy cerca plata, y en estos casos Polo ordenó reducciones. Pero no hubo quejas en
® 25 absoluto sobre el principio tributario 21 • (
AGI Lima, 313, Fray Domingo de santo Tomás al Consejo, Lima, 1 de julio
él de 1550, f. 4v. Esta es la carta citada a menudo que comienza con la dramática Tomádas en conjunto, las respuestas a las preguntas de Polo sugieren (
que los indios de encomienda fueron en realidad forzados al trabajo de
® formulación de que Potosí era un pozo infernal. donde mucha gente entraba
cada año, csacrificada por la codicia de los españoles a su Dios,.. La narración de las minas, pero que la coacción era muchísimo más compleja de lo que
(
~
21 santo Tomás sobre Potosí en sus cartas tiende a tales hipérboles. Describe a los (
indios hambrientos, incapaces de afrontar los altos costes de Jos alimentos de
@ Potosí, escarbando «Como gallinas» los granos de maíz caídos de los pesebres, aun- 21 La cantidad de tributo exigido semanalmente de cada trabajador era varia- (
~ que confiesa que conoce todo esto por testigos, no por observación personal. Agra- ble. La mayoría informa que paga dos pesos (de oro en plata), equivalente a cerca
t!l (
dezco a Elinore Burkett por llamar mi atención sobre los manuscritos con esta de tres de los últimos pesos corrientes patrones. Otros, Jos menos, informan exi-
carta. · · · ·· · ' · · · ·· · · · gencias más altas,:en un caso (Sicasica), hasta medio kilo de plata o casi 15 pesos
.:J 26
Después de solicitar de los indios la serie de cuestiones de nonna, en cada corrientes. Esta tasa tan alta se aplicaba únicamente, dijeron Jos jefes de Sicasica,
@) caso Polo les dijo que eran libres de abandonar Potosí cuando Jo desearan. El cu- a los indios que trabajaban en la mina que su amo había comprado para ellos; (
raca de Calamarca «contestó .llorando que no quiere ir a su tierra sino cuando otros del grupo pagaban sólo dos pesos de oro en plata. El significado preciso de
®. viniere la otra mita porque él quiere estar aquí en este asiento para buscar alguna esto no está claro. En general, Polo ordenó reducciones de las tasas altas, hasta (
P ata para su amo y para sí»; AGI Justicia 667, N.~ 1, ramo 2.
1
~
1,5 pesos de oro en plata, o unos 2,25 pesos corrientes.
~ (
~ (
..______.... (
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)

58
Peter Bakewell . Minero~
,._.
de la Montaña Roja
~. . • .._ ~--(·- .. ... ' ··-- ·-,. "< ,.,. ·• (V
',' - pensaban Gasea Y la corona. 'No fue una simple cuestión de ind~gar sobte
les infelices envíos de nativos, hechos por los encomenderos,· a lugares
distantes, ya que los na~ivos parecían suficientem'ente dispuestos a ir; )·
formidad sobre estas cuestiones aún n~ ~tab~- desarrollada. Los enco-
roenderos enviaban cada uno, en promedio, unos cuarenta hombres a ~as
minas. El período de permanencia en Potosí era normalmente de van~s

', habían expresado al rne~os alguna satisf~cción con su su~rtéen PotosL


Había algo más, que las circunstancias generales de los iñdios 'eran c:Oac~
ti vas: su consuetudinaria acep~ación de la noción del tributo 'tv inere~
meses parl;l cada grupo, aunque algunos ya llevaban allí de~de hacw ·
tres arios. T.o~·Th'Ciios adeptos a.''1i miriería; )' que en 'coi:lsecuencta 'se que-
daban quizá para sacarle más provecho, parecían haber permanecido

'
~
~
~er recordado ~ue l~s Incas ~xigían el trib~to al trabajo), la :1oción· espa~
nola (compartida, desde luego; por la corona) de que los hatunrunas
ten!an q~e .re.ndir tributos, el :ansia de atésoramiento, ta.nto de los e~
panoles rnd1Vldua~ente co~o del estado español, y la destrucción de
allí indefinidamente, mientras que los menos especializados o menos entu-
siastas eran hombres de paso 29 .
Resumiendo: hacia 1550 ope.raban en P?tosí dos tipos fundamen.tales)~·
de indios: Y?-_na~ona y_d~ _encom1end_a. La ~ea _en_tre los dos no esta. tan

,
1)

~
~tras formas de nque~ ~auva por las luchas intestinas entre los espa-

ella mcluso tan le¡os co.rno a Potost. · · -..·: .· . . ·.


·
clara como sería de desear, en parte porra pracuca .de Gasea, de fmes
n~les. Todo :~o cons!l.tUla una !.Qrce majeure que esta gente· .de enco- ~ ftx,-t<! de la década de 1540, de asignar yaconas ~n encomtend~. No obstante,
mtenda de b:::>O parec¡a habe_r encontradp. ta.n apl.~stante .y· envolvente
que ~penas pensa~a q~e valdna la _Pena resrstrr, de¡andose arrastrar po~
5uf!ÚtZ[IJt1.la di~tinción es i_nnegab.le; y deno~a .el COID.lenzo. de un·. srsteroa du~l de
traba¡o en Potosr, ~ue ma ~ persr.sttr de una f.orma u otra.~ traves de .i
toda la época colomal. La d1ferenc1a en los matrces de coacc10n marcaba
i:i-

~ Una ulterior revelación de la encuesta de Polo e~ige ser mencionada~ esta dualidad.' En los primeros años d¡scutidos· aquí, los yanaconas su-
Las respuestas muestran que')os encpmenderos estaban enviando sus hÓm- ' frieron menos coa~ción que los~s\ No estaban obligados ·a un ~i-
~ ?re~ a P~tosí en tandas, Y que estas tand;:¡s__ eranJlél_~das mita por los

,•
b-uto regular ·para sus amos. Es claro que trabajaban_ para provecho de 1.
md~~s. IDlsmos. Er~, desde l.uego,( el término quechUa para 1-a- rotació~ éstos, pero las evidcrycias (admitidas desde años ¿ostcnores) rr.uestran que
~ peno~tca de traba¡o,. requenda a los súbditos del Inca en los .tiempos 1 sacaban también ellos considerable provecho.' En segu?do lugar, pert~-
ant~nores a la conqu¡sta. La palabra significa tiempo 0 turno\Barnadas necían a una comu~idad nativa, de modo que en Potost no estaban baJO
sostiene que no hay una verdadera continuidad entre las mitas· incai~ el control de ninguna figura nativa autoritaria (que, en el caso de los
~ Y ~s?añ~la, dado ~u~ en ~iempos del Inca la mano de ob~á peri(>dica ¡ indios de encomienda, podía usar a los trab,ajadores en su ~:opio ~ene-
(mlf.ayu¡, castella~¡zado mztayo) servía y producía para un sistema e~· ficio tanto como en el del encomendero~. 'Tercero (y tambrcn aqu¡ :as . .
.. ¡
1,
~ ~
nómrco una socieda~ de la que ella formaba parte, mientras_ qu~U?.aÍQ. evidencias son de algo más tarde, de los anos ~560),
los yanaconas teman~~
.• ; :

, l~s ~s~~noles. sre.a~a nquez.a._yara-uE::~istema-exter:iOl=-a-ella.:.'_ ~o~si.derable p_a~!. ~esplaza:se l.rbre~ente; h~ Y*.


1

Existe una 1 una práctica de ell?s se .


~ dtsti~.clO~ pslc.o~ogrca ~ ~ut~a ec~nó_m1ca. Pero el hecho de que los mi~ 1
registrado que de¡ aban Potost, ~uando
les msatisfac¡an las ganancra,s en ~a~ ~··
··
mos md10s utth~aran I.del"!ttc? te:mmo para el sistema rotativo españ~l minas, para trabaja~ en el culnvo de los Yalles de los al:ededores. Los ~n-
que el que. t~man para el mcarco, seguramente sugiere que ellos, ai dios de encomienda 1 por su parte, estaban claramente ba¡o m~yores restnc- ·
~ menos, pe:crbran una continuidad práctica e institucional entre los dos: j ci~nes.
Eran empujados arrtba y .abajo, en _grupos, entre sus tierras y ?oto-
pare~:
,_
,
aF' y Igua!r:nente muy probable, como ya se ha sugerido, que esta sí, a la orden de sus amos. Es cterto, segun la encuesta de Polo de 1550,
percepciO.n factl.tta~a el funckmamiento de un reclutamiento español. )f. que esta no era una carga tan grande, por las' razones expuestas. Pero no
~a Illlta de md10s de encomienda de 1550 presagia claramente lo que es menos cierta una diferencia cualitativa entre los envíos más o menos
podn~ ser llama~a mita «clásica», organizada por el virrey Toledo para \ regulares de grupos de indios encomienda a Potosí por sus amos, baj? el
Patos¡ _en los pnmeros años de la década de 1570. ·Ambas arrastrar~n control de un curaca 0 de otra autoridad nativa, y las tareas en las romas
~ c~mumdades muy alejadas del norte de Potosí, au!_lque el área derecluta- de los yanaconas, con sus vínculos de servicio personal con un amo.
~ mtento de Toledo no fue más allá del norte de Cuzco. La mita de Toledo Pareée también probable que el entusiasmo por Potosí expresado por los
~ f~~ mucho más extensa, sin embargo, en número, y regulaba mucho más
ngtda~ente en cuanto al número ·de hombres -a ser sacad;:;··d~·-ca.da
indios de encomienda en 1550 surgiera, en parte, debido a la temprana
ro ..
~ comumdad y al tiempo que debía · E 1550 d d 1
n servir. n ' es e uego, la uru~
·
1 . 29 El grupo de Oruro, por ejemplo, declaró que su reemplazo vendría en dos
,m
)81 1ll Charcas, p. 262. . ,. · meses, pero «los que hubiere buenos indios quedarán aquí de aquéllos que saben
~ PvGJ, s~"'· ~ú .s;~ 1~ ~~ f"C!Il.\.c;dn dcs &culf1.d e 1! s:.v. ~§{~d~ ~~U.vt¡a,~ sacar plata, y los otros se irán.;.:.. AGI Justicia 667, N.o 1, ramo 2, f. 25v.

k1rv& A.JO ri,.¡pl,(;. r-Ur~'J.Iu,·JA-d¡ ,_,~.){:)fu~I..(¡;_.H


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t4l\tto t: 1 A.,tJ~ d& fkut:tJo Q .~ tS <:>L,.¡,c,~ ··r..; ~~" e'} •• ,
(
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@ 61
Mineros .de _la Montaña Roja (
0 60 Peter Bakewell
y fuera identificado por su curaca ~ encome~-deró. Con un Potosí atrac- (
® riqueza de las minas. Es muy posible que una buena proporción de tra-
tivo para muchos españoles ávidos cada año, no faltaban señores necesi- (
e baiadores comunes se beneficiara de sus tareas en aquellos primeros
añ~s. Pasadas las décadas de 1550 y 1560, sin embargo, las minas se
tados de servicio; y en cuanto a los indios, había una buena y obvia (
razón para el cambio: evitar_el tributo. "(qs_ya_naconas no pagaron tributo!
® hicieron más profundas y el mineral más pobre, y estos :trabajadores
hasta qtie el vÍrrey
Toíedo, cdmo· reacción precisamente a su prolifera· (
® habrí:m visto sus ganancias muy reducidas. ·
ción y a la pérdida resultante de los ingresos por tributos de la corona, (
($ La información específica sobre los trabajos en .Potosí durante las dos
les obligó a pagarlo en 1572 ~
32

¡
.;. décadas posteriores a 1550 es apenas má·s abundante que la de los años (
La atracción económica de Potosí para los indios, como también la
~
@
anteriores. No parecen haberse producido otras encuestas del tipo de la
de Polo. El desarrollo de la organización del trabajo puede ser seguido
L1]
demandade trabajo de la ·creciente población española, puede haber con- (
)·. tribuido al incremento del número de yanaconas en la ciudad. Un indio\ (
únicamente mediante reierencias, a veces oblicuas, de informes adminis-
venido inicialmente como parte de un grupo de trabajo de encomienda, ha-!
@ trativos, y a través de la leg-islación. Es posible, sin embargo, que la inicial
bie_?~O- ~dquirido alguna capacidad en la extracción o ei purificado (como 1 (
0 organización dual de encomendados y yanaconas persistiera a pesar de la
la encuesta de Polo de 1550 indicaba que ocurría con algunos), podía muy,
@ _prohibición regia del trabajo forzado en las minas de los indios de enco-
bi~escoger que~larse
__ _en Potosí para emplear esa capacidad en tareas[
. míen da, ya citada, y de otras agregadas_ después. Estas prohibiciones,
~e provecho corno yanacona. Es posible encontrar pru~bas de esta clase: (
® naturalmente, provocaron protestas inmediatas y vcheméntes-en los enea-
de huidas de las encomiendas, que naturalmente fastidiaban a Jos enco- (
~ ,menderos, y a pesa! de las q~e]as y las derr:a~das, las prácti.cas existentes menderos. Pero con el paso del tiempo, cada vez más escasos propietarios
continuaron. En b64, por eJemplo,.Jos oftcwles de la hactenda real de (
de minas eran encomenderos; así, las quejas de estos últimos pesaron
® · Potosí informaron que los encomenderos seguían enviando indios hacia aún menos frente al deseo de contar con mano de obra de los primeros,
e® las minas desde Huamanga, Cuzco, Arequipa y La Paz JV. Y constante-
y en la opinión de'la administración colonia!, frente a la plata producida (
mente se menciona a los vanaconas durante las dos décadas. De hecho, con el trabajo de los yanaconas lJ ...Finalmente, el aumento de yanaconas ._,.\
@ parece probable que crecía. el número de yanaconas y así la preponderan-
se debe, en parte, a la culturización que irradiaba el mismo Potosí. A me- '(
~ cía de los encomendados, existente hacia 1550, fuera invertida durante las /(
dida que la ciudad crecía, se transformaba en un poderoso motor de his-
@ -siguientes dos décadas. No hay información numérica que apoye esta
panización. Los yanaconas, dado .su estrecho contactócon los amos espa- ..
sugerencia, pero sí documentación descriptiva que señala a ello. El creci- (
e1t:
mi~nto del número de yanaconas, al que los escritores hacen re-ferencia
ñoles, eran indios hispanizados. Cuanto mayor era su presencia en Potosí,
un mayor número de indios que llegaban tenía la posibilidad de «conver- (
~ para- ios años 1560, sería en parte reflejo de una menor ·rigidez en el sig-
tirse» al status de yanacona~ Algunos de estos puntos están ilustrados en (
-nificado del término/Con el correr de los años, numerosos indios que no
@b habían sido yanaconas antes de la conquista, fueron asignados al servicio
una lastimera petición, dirigida en 1575 al virrey Toledo por un adminis-
(
1 trador indio de la mita. La aplicabilidad de estas observaciones al período
@) de los españoles que, genera!izadamente, les llamaban yanaconas. En la '1 anterior a Toledo está clara. El oficial don Juan Calque pedía n9rm.a~ a
década de 1560, yanacona parece haber perdido todas sus connotaciones .) .L.-. : . ;.-~,;.c. e·t ...... (~ ...":.·:#'. {' J.;v'~ i·r~ ~~t··r;.·.
® incaicas, excepto la de servidumbre~ En 1578, el tesorero de Potosí, Diego /~ ... · · ..v-.~ .. L • . • • ~ .. (

8 Bravo, declaró simplemente que yanaconas eran los empleados domés- 32_ AGI Lima 28B, tomo 2, f. 332. Toledo .n la corona, Cuzco, 24 de septiembre
de 1572, «Hacienda», parágrafo 19. Para una di~usión general de la transformación
(

~ ticos de los españoles .1\. Consecuencia importante de la creciente impre- de hatunrunas en yanaconas, y del notable crecimiento de la proporción de yana· (
cisiórl del término fue que un indio, que por alguna razón desease escapar canas en la población nativa, véase Nathan Wachtel, Sociedad e ideología. Ensayoi
0 de stl encomienda, podía simplemente asignarse él mismo a un señor de historia y antropología andinas (Lima, 1973), pp. 148-57. (
e español, comenzar a llamarse él mismo yanacona del español, e inmedia-
tament~ colocarse a resguardo, a menos que le faltase la suerte necesaria
33 Mal trato de los curacas, altos tributos y la insistencia española de sacac
(sonsacar) indios de las encomiendas, junto a la veleidad de los indios («...es un:
(
gente muy fácil y se hace y muda muy de ligero ... ») eran las causas, dadas en 156
,. e .
:e- - .· -, ....... .
,...... .. , ~ • .·.(.[r ": 1 ••• ,.' ~· ---' • •
•• '· 1 •••
por la Audiencia de La Plata, de la transformación de hatunrunas en yanaconas
(

(
(« se huyen de sus repartimientos y se van españoles (sic) a les servir, y se vuel-
AGI Charcas 35, manuscritos 12, oficiales reales ~1 Consejo de Indias. Potosí,
le 6 de marzo 30
de 1564.
ven yanaconas ... ). De la Audiencia a la corona. La Plata, 6 de febrero de 1563, en
Roberto Levillier, La Audiencia de Charcas (tres tomos, Madrid, 1918-22, tomo 1, (
Diego Bravo a la corona, Potosí, 1 de enero de 1578, f. 2v., AGI Charcas 35,
!0 31
manuscritos 28. página 89).

·~ (

(
L
,,, )

~ 62
Peter Bak¡;well Mineros de la Montaña Roja
~ ·~·...-e•

,,
.; . ¡. ·-•' '• " ' -.; : - . •.,
Toledo para que cuaiquier indio que viniese a Potosí a comerciar, sé asó- _grosedad que vuestra' excelencia habrá oído de~ir_que estuvo este pueblo "•.
ciara sólo con gente de su propio distrito y ciudad, «porque en irse con antes que hubiese benefició de azogues ... l5 ·· ·
~ extranjeros, se envuelven con indias ajenas y a esta causa ... no se querían Y
volver a sus tierras y mujeres y andabari hechos holgazanes, emborracháci~ Esta narración fue escrita en 1581, algunos años después que las
dose y se hacen_yanaco11as_p9~ _v}vir en toda libertad ... » .14:<::· · ,. . -:- · .: • · . prácticas dest;:ritas llegaron a su fin, y puede tratarse de una simplifica-.

, 1)

~
1 Se nota con claridad un aspecto de la hispanización de los yanaconas,
en las décadas de 1550 y 1560, en el modo qe participar e~ la extr¡Ícción
y el purificado. C~_!pO fuerza de trabajo básica, eran desde luegp el riúcle9
de la producción de plata. Pero sU importancia fue más allá. Fuesen· los·
ción. P-ero su' slistanCia está conflrtn:ida ·por Capóche 36 • Según él, la can-¡
tidad. de mineral rico o cacilla que' se esperaba del indio vara difería, ·
como sería _de esperar, de mina a mina; y el precio pagado por el indio
vara en la compra al dueño de la mina variaba también, de acuerdo con
la calidad precisa de mineral. Capoche informa que los dueños suminis-
_,_/S

primeros empresarios en minas de Potosí/Varias narraciones indican oué


~- los españoles, dura~te 1-~s pÚ~~~~s ~eim(~inco años de la producción ·de / traban las barretas, pero qu~ el indio vara tenía que encargarse de pun-
plata en Potosí participaron en p~qlleña medida en la extracción y p~O­ tearlas y endurecerlas. Sin duda ocurrían otras variaciones en las condicio-
~ nes precisas del intercambio. Pero Capoche no dice nada que contradiga
cesado del mineral. Simplemente, muchos ·eXhibían títulós · de posesión
~ y se proveían de indios capaces de aprender los trabajos, para prÓducir . la noción de que, en esencia, se trataba de un arriendo de la mina, o de
~· plata con ellos. La m-~yoría de estos hombres capacitados, si no tpdos, 7f - una parte de ella, para el indio vara, que a cambio, por la explotación del) J ¡.,.
eran claramente yanacona. Aquellos que realmente operaban ~!1 las i:ninas mineral, daba al dueño la cacilla rica (o más exactamente, dinero que; .. 17:..-
~
eran conocidos ~omo i_ndi~s__y_a.IE.~. porque el dueño de la mina: les ~si'g·l¡ Z..f pagaba al dueño cuando revendía la cacilla). Bajo este sistema, observa .
~ naba una cierta ·lórigitúd de su posesión -un cierto número de varas:- ¡ Capoche 1_ los indios poseían la riqueza del Peru 37 • • '

~ para trabajar. El carácter fundamental de la transacción era el ari·iendo ¡'-'Par~_fe_pro_b.~bl~_qt_l~-l~-~~;._:oría ~~Js:>s. indios varas fueran yanaconas,
de parte de una mina por el dueño al indio vara, como lo muestra la si- · ya que los yanaconas poseían tanto la técnica calificada como la libertad
~ guiente narración de un observador de primera mano. necesaria para un.!!- empresa minera eficaz. Los más antiguos de ellos fue-
~ ron-:::Eroo_;iliif"m~pj_e¡ mineros experimentados en tiempos de los Incas;

,~

'111
Estos indios llamados varas llevaban sus barretas y candelas y hacían
las escaleras y reparos. de las minas ·y alquilaban indios que las labra'sen,
todo a su costa, sin que el dueño de ellas gastase un real; y cuando este vara
topaba en metal rico para guaira, que otro nombre se llama metal de cacilla,
pero corno Jos yanaconas se volvían cada vez más comunes en Potosí y
como crecía la escala de la extracción, otros que habían dominado ln.s
técnicas apropiadas entraban en la jerarquía de los varas'>3• Su status
de yanacona está indirecta, pero firmemente, coniirmado por Capoche,
su amo tomaba la yema y lo mejor del- metal, y lo vendía al mism9 indio vara cuando los describe como «indios ventureros» 39 • El adjetivo no es fácil
'ID que Jo había sacado o a otro, y al indio vara le daba el metal que salía
alrededor de lo rico, que .llaman metal llampo, y con estos llampos, que eran
1
de traducir económicamente: quizá el equivalente más cercano sea autó-

~ muchos, y con lo que ganaba en el metal rico o en su fundición, parece que nomo. La irnplicació_n fue la existencia de indios que se desplazaban libre-
1
fi\) se satisfacía de su trabajo y de la costa que había hecho; y de aquí vino
· 3S Fragmento de una ·carta escrita por don Diego Cabeza de Vaca, teniente de
este metal rico /a/ llamarse metal de cacilla, porque «es cacillaJt eri lengúa
fJ de indio dice cosa dada graciosamente o de balde; y como estos iRdios varas
corregidor de Potosí, al virrey, fechada en Potosi el 8 de abril de 1581 (BNE manus-

~ pagaban a su amo aquella plata que se les vendía, el metal rico que sacaban,
sin haber él costeado nada, le llamaron metal de caci!Ia, como cosa que la
( crito 3040, f. 49v.). (Se han añadido algunas puntuaciones a este fragmento.) Las
observaciones de Cabeza de Vaca se apoyan en las del tesorero regio Diego Bravo
en carta a la corona desde Potosí del 1 de enero de 1579 (AGI Charcas, 35, manus-
Ji daban de gracia, pues luego este metal más pobre llamado Hampas y el mis~o
rico, unos indios lo beneficiaban en sus guairas o fundiciones; otros y la
crito 28, f. 2v.); en un informe del licenciado Castro a la corona, desde. Lima, del
11 mayor parte lo traían a vender al gato [mercado del mineral] y de aquí lo
18 de enero de 1568 (en Roberto Levillier, Gobernantes del Perú, 14 tomos, Madrid,
1921-26, tomo 3, pp. 288-89) y en la cláusula 10 del código de La Plata, del 7 de
~- compraban sólo los indios fundidores o guairadores que lo beneficiaban en la febrero de 1574, del virrey Toledo, «De los desmontes, trabajo y paga de los indios•
(Levillier, Gobernantes, tomo 8, p. 235).
~ 34
:·:'
:· ....

BNP manuscrito B511, f. 359v., provisión de T~ledo, Potosi, el 12 de febre-


36 Relación, pp. 108-9.
37 « •.. los indios poseían la riqueza del reino ... -., Relación, p. 109.
~ ro de 1575. El castellano de Colque, o la traducción al castellano de esta requisi- 38 Véase copias de provisiones, f. 3, en AGI Charcas 16, manuscrito 29, citado
toria dada en el manuscrito, es desmañado, en especial en el giro de los tiempos
~ en el trozo citado. Toledo emitió realmente la orden que Colque le solicitaba.·
en Barnaclas, Charcas, p. 287, núm. 262.
39 Relación, p. 108.

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~ 64 Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja 65


(

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mente, aceptando trabajo cuando y donde ellos querían, rasgos típicos el sistema de lnaios ~aras debe haber perdido ~ti pr¿poriderancia. Los due- ('

de los yanaconas bajo los espai1oles. ños, sostiene, trabajaron las minas a sus propias expensas, utilizando (
~ Un aspecto central de las operaciones mineras· por indios varas, aun- mano de obra india contratada (cuya fuente no está identificada) o tra-
(
~ que no iluminado totalmente por las fuente<i contemporáneas, fue que bajadores que les distribuían las autoridades de Potosí (una cuestión que
contrataban trabajadores indios. Algunos de estos puedén háber ·sido · examinaremos· en is'eguida) ~ 3 /Máyon!s pruebas de un declive en la acti~ (
?) hombres de encomienda. Un informe de 1563 de la Audiencia & La Plata viciad de los indios varas emergen de un iniorme de la Audiencia de (
~ sugi-ere que los indios de encomienda se contrataban ellos mismos, o eran La Plata de 1563, que declara que los mineros yanaconas estaban aban-
contratados por sus curacas, para las tareas de las minas 40 • Es ·muy posi- donando Potosí (y Parco) para ir a trabajar para los españoles en huertas (
~ ble que otros fueran yanaconas no suficientemente capacitados o entre- proveedoras de alimentos. de las ciudades mineras . .,En este éxodo iban (
~ nados para convertirse en indios varas. Y, ·finalmente, hay referencias muchos que habían echado raíces firmes en Potosí: «.:. tenían allí sus
(
.~
¡¡;¡¡ hacia 1570 de grandes grupos de indios en Potosí, aparentemente no con- casas y asuntos, con sus mujeres e. hijos» 41 • /La audiencia, después de
siderados por los españoles ni yanaconas ni hombres de encomienda. Por mucho debatir los problemas que resultaban de la transformación de (
~ ejemplo, tan pronto como"en 1571, el cabildo de Potosí emitió un edicto· hatunrunas en yanaconas, ·y del abandono de los yanaconas de las minas,
(
~ prohibiendo que se quitase de la ciudad; contra su voluntad, a los yana~ ordenó simplemente que los: yanaconas mineros ·y agricultores debían
canas comprometidos en lás minas y <<demás indios de diversas partes que COñTlt~fár __qqnde .. eStiíbriñ("Síñ'· "haccrniñgún intentó, como querían los
~
hayan estado seis años en dichas minas, aunque pongan otros- en su Cü"r3Cas y encomenderos, para enviarles de vuelta a las encomiendas como
~ lugar>>~'.' Sería instructivo conocer los orígenes de 'esta gente. Parece hatu~runas), y que los actuales hatunrunas no abandonasen sus encomien-
~
:¡¡¡¡1- )robablc que se trataba de indios de encomienda que habían permanecido das 45 • Es muy dudoso que esta orden tuviera algún efecto. En la misma
~
:n Potosí después de finalizar el término de sus servicios. Toledo descu- carta, subraya también la audiencia que muchos indios venían ahora
~
::Jrió una ciena cantidad de gente así en la ciudad, en 1572, como después como yanaconas a Potosí, no a trabajar las minas, sino a «miles de otros (
~ \'eremos. Es muy probable que habiendo permanecido lo suficiente allí, tipos de asunWs» que encontraban aprovechables. La audiencia no lo
hubieran cesado su asociación con sus encomiendas y llegado a ser consi- especifica, pero estás ocupaciones. eran posiblemente transporte, venta (
~
derados yanaconas. Cualquiera sea el status, la preocupación del cabildo de alimentos y vestidos, corte de madera para combustible, preparación (
® para que no se les quite indica que poseían especia.Jizaciones útiles para del carbón y otras similares.'Óe nuevo aparece el sentimiento de que la
~ la minería; y pueden ser considerados, en consecuencia, como una posible
'-9 minería no era tan atractiva para los yanaconas (y en consecuencia para
fuente de contratación por los indios varas. los indios vara) como lo había sido, y de q1,1~ los dueños de minas comen-
i)
..-:A.unque el hecho de que los yanaconas actuasen como indios varas zaban a alejarse hacia otros tipos de trabajo. Una solución era contratar (
~ da la impresión, desde luego, que f\leron los principales impulsores y aquellos trabajadores ya aludidos, pero pagar salarios debió ser una carga

~
(
explotadores de las minas en los primeros veinticinco años de la historia desagradable para muchos dueños.
de Potosí, sería una exageración negar toda actividad a los dueños de las '<,Probablemente, por tanto, no habría habido ninguna coincidencia enJ
minas~ Sólo será necesario recordar los esfuerzos de varios espaí1oles para la aparición, también en los primeros años de la década de 1560, de t~
abrir socavones en el cerro, desde mediados de 1550 en adelante, para y
sugerencias opiniones de la administración colonial, sobre la organiza
desaprobar tal aseveración ~ 2 • Y Capoche, después de describir los queha- ción oficial de algún tipo de trabajo forzado .indígena en las minas. Para
ceres de los indios varas, continúa diciendo que no todos los dueños esta época, debe subrayarse, el gobierno colonial no había intentado crear
podían aprovecharse de estos mineros, dado que a ellos les atraían minas ningún sistema de trabajo para Potosí. Había intentado simplemente con-
de riqueza reconocida. Con el tiempo, la riqueza de las primeras extrac- r trolar cualquier ordenamiento que surgiese, y particularmente aplicar
í
ciones descendieron, y otras minas menos dotaáas iban abriéndose a los \. (aunque sin gran efecto) las directivas de la corona de que los indios no
que llegaban a Potosí; así que poco a' poco, si Capoche no se equh:oca, ¡'.
¡
debían ser puestos en las minas contra su voluntad. Pero en los primeros
(
40Levillier, Charcas, tomo 1, p. 89. 43
Capoche, Relación, p. 109.
!t (
~ 1 ANB Minas, catálogo N.o 122, acuerdo del cabildo, Potosí, 16 de marzo .¡
44 De la Audiencia a la corona, La Plata, 6 de febrero de 1563 (Levillícr, Char-
de 1571.
-~
~
cas, tomo 1, p. 90).
<W 42 Véase la Introducción. 45 Ibid.
(
GJ
~
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1
1

1
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t) 1
66 Peter Bakevtell Min~:os de la ~ontaña· Rojá·. ......_·,- . ,
67 .
.

lw años de la década de 1560, como resultado de causas diversas --el. de- que ellos sufrían en otras partes; que habían llegado a Potosí por su
.
!
clive en la producción. e! e Potosí, exigencias de la corona de un incr~­
1 .

•t) propia voluntad y establecido allí para gozar de los beneficios que obte- . i i.

1~ mento mayor del ingreso proveniente de Perú 46 , amenazas de inestabili-


dad de la mano de obra ante el alejamiento de los yanaconas, y posible-
nían de la extracción; que comían, bebían y vestían bastante mejor que
- en sus tierras¡ que, ,tenían un municipio en la base de¡ cerro, compuesto ¡
1 ,.,
mente la elevación de lcis costes en Jos éontratqs de los trabajádores cíe las por casas muy buenas («casas muy buenas de sus viviendas»), desde las
·~
minas-, parece que. ¡¡lgl.!i:10s. oficiales en Perú (debe ser. subrayacjo:
', no en España) comenzaron a contemplar la necesidad de .inter-uná
que subían a las minas muy fácilmente 48 • De nuevo aparecen claros los
ecos de la encuesta de Polo, y de nuevo puede haber algo de cierto en
,.'1
\) vención administrativa m.ás activa.· en las· ordenanzas del trabajo d~ '¡a
1 iJ minería en Potosí. En cormadicción directa, en realidad, con efcontenido
de las primeras directi\;as de la. cor~~~. las opiniones comenzaban ahora
los puntos planteados por el cuestionario, aunque la verdad, probable-
mente, habrá sido menos completa hacia 1565 que en 1550.
; · A veces se presentaba un argumento, junto con tales afirmaciones,
.t
~ a girar alrededor de lá preferencia de un sistema de trabajo in,dígena for~ ·sob~e la prosperidad de los indios en Potosí. Se decía que los indios eran
íB mal y compulsivo. La génesis ~e la mita de Toledo, una década inás tarde, exc~sivarriente estúpidos para entender las ventajas del trabajo en las mi-
se encuentra particularme11te en estos argumentos y propósitos.'. nas.y, por tanto, debían ser forzados a llevarlo a cabo. Los que sostenían
)t
,
71.
~
La corona, por su parte; no tomó ningurja .iniciativa .en la cuestión.
De hecho; mostró siempre urí fm!rte'rechazo a reconocer· que cualquier
circunstancia era válida· para justificar un • esquema oficial que foriara
a los indios a las mina~. El mismo Toledo no recibió nunca aprobaciÓn
regia o incluso confirmación de su organización de la mita; ·por m!JY
esta opinión la planteaban con toda seriedad, sin apreciar, aparentemente,
la contradicción entre ella y las narraciones color de rosa sobre la vida de
los· trabajadores. Si el trabajo en las minas implicaba salud, riqueza y
muchos hijos a los trabajadores, ¿no se habría necesitado, seguramente,
muy poca persuasión, no ya imposición, para arrastrar incluso hombres

'
sólidamente que argumentara que era esencial para la producción ·de !a estúpidos a Potosí? Un ej\!mplo de esta idea viene dado por la Audiencia
plata, sobre la que recolectaba sus impuestos !a corona con tanta avidez.(. de La Plata en 1563, que declaraba, en prime~ lugar, que los indios eran
~ Era como si la corona no fuera a estar nunca dispuesta a aceptar la re~ «incapaces y carentes de un perfecto entendimiento»; agregaba luego que
~~ ponsabilidad moral del'.trabajo forzádo. en l~s minas.• Siendo así, no es ~ran. débiles, y concluía que debían ser forzados a trabajar en Potosí
porque su situación era mejor allí que en cualquier otro Jugar del Perú 49 •

,
de sorprenderse que los oficiales en Perú, que comenzaron a contemplar
~ tales ordenamientos en los tempranos sesenta, establecieran primeroargÜ-· En relación a estos argumentos, basados en los beneficios para los
J mentos destinados a hacer que el trábajo pareciera ventajoso ante los indí:
genas. En febrero de 1563, la Audiencia de La Plata aseguraba al rey 'que
indios en la minería, algÚnos defensores del trabajo forzado fueron más
lejos, y añadieron razonamientos de mayor peso. relativos a exigencias eco-
en las ciudades mineras de Charcas (Potosí y Porco) los indios gozaban nqmicas. Lo eipone claramente el virrey conc!_~--~.E..l':U.~va (1558-64) en

" de buena salud y par)an muchos. hijos: «... todos finalmente andan 1563. Dice que el rey había ordenadoel trabajo en las minas, pero los

'
luc.ios·, gordos y bien tratados ... » 47 Son obvios los ecos de la encuesta de esp~ñoÍes no querían trabajarlas dado que « ... antes morirán de hambre
Polo en 1550; y posiblemente tuvieran alguna justificación, aunque en
1,~ qtie ninguno tome una azada en la mano ... » !'IJ. Tampoco podían emplear-
1563 apenas podría Potosí estar p·roduciendo excedentes aprovechables se negros porque se morían en las montañas heladas que cobijaban las

'
por los indios, como había ocurrido trece años antes. Por estos años apa- minas. (Estas dos declaraciones eran simplificaciones dramatizadas, pero -:

~ recieron otras declaraciones .oficiales sobre el bienestar de los indios en


- 48 Charcas AGI 32, manuscrito 12, ff. 24-27, «Sobre que los indios que viven
las minas. Algunos de los puntos sacados usualmente a debate, se encuen-
~ en la villa para el beneficio y labor de las minas, Yi\·en sanos», Potosí, 18 de sep-
tran en un cuestionario preparado en 1565 por un regidor de Potosí,
~ tiembre de 1565.

,"
,:-g Antonio de Mesa. La encuesta estaba dirigida a los españoles,· a quienes 49 La Audiencia a la corona, La Plata, 6 de febrero de 1563 (Lcvillier, Charcas, .,
se les pedía que confirmasen que los trabajadores nativos gozaban de tomo 1, p. 91).
buena salud en Potosí y que se habían erradica~? diversas enfermedades 50 AGI Lima ·28A, manuscrito 39, Lima, 31 de agosto de 1563, del virrey conde
de Nieva al licenciado Valderrama, «del Consejo de su magestad». El argumento ¡._
de la necesidad económica del trabajo de los indios en la minería, desde luego,

.''l "' 46
47
Barnaclas, Charcas, pp. 253-54.
De la Audiencia a la corona, La Plata, 6 de febrero de 1563 (Levillier, Char-
cas, tomo 1, p. 90) .
es repetido a menudo y no sólo en Perú, sino en otras regiones mineras del imperio.
Para más ejemplos en Perú, en los años de la década de 1560, véase Barnaclas,
Charcas, p. 280.
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68 Pcter Bakewcll Mineros de . la .Montaña Roja . e.wt/CVI ...Srot ...ffvC.4!'tfrÉ.V0-9. llé -r· !Z- . ._ ¡169
·· ··· · • •· ePf'Z¡....t/2. v =J...~suvo¡lf)J0c ~r (1
servían al propósito del virrey. Para la cuestión de los negros en Potosí, pueblo producían el resto de los tributos correspondientes: 1.000 piezas ( 1
vbse el Apéndice l.) Así, considerando que «si no hay minas. no hay de tejidos de lana.) Es particularmente significativo, en este ordenamiento (
para el desarrollo de una mita oficial a Potosí,. que Chucuito fuera una
Perú». los indios debían ser forzados a trabajar en las minas, pero no
bajo una imposición severa, y tampoco, Nieva se apresuraba a. agregar, sin provincia regia, más bajo control'dir~cto de oficiales de la corona que de
'¡ ( 1
buenos tratos o pagas. Pero la experiencia mostraba que no trabajarían los encomenderós- priv.ados. En un séntido real. en consecúencia, el des- ( 1

~ voluntariamente al ser ociosos por naturaleza; en consecuencia la obli- pacho regt1lar de un grupo grande anual de traba.iadores a Potosí, consti- (
gación era inevitable 5¡. tuía una mita oficialmente aprobada, por lo menos a nivel local 54. Hacia .
~ fines de la década de 1560, o principios de la de 1570, los traslados oficia-
(
Una propuesta oficial para forzú a los indios al trabajo en las minas
~
;f¡p surgió de la Audiencia de La Plata, a comienzos de 1564, con una suge- les de indios a Potosí se extendieron quizá más allá del área de Chucuito, (
~ rencia a la corona de que la escasez dé trabajadores para las minas en tanto para el norte cbmo para el sur 55 • · i(
Potosí, podría ser compensada llevando indios de las provincias de Cuzco En los primeros años de la década de 157 O era clara la existencia de
~ y Chucuito. (Como se verá en seguida, Chucuito ya enviaba contingentés algunas distinciones en la distribución regular de las tareas mineras en: f(
a anuales para trabajar las minas de Potosí.) La Audiencia no decía cómo el mismo Potosí. Por ejemplo, una orden emitida a fines de 1571 por el\

f'
.¡¡]/

~ podría ser organizado tal desplazamiento. El rey quedaba al margen, sin visitador de la Audiencia de La Plata, Lopc García de Castro, se refiere l
'€V
cm bargo, como lo indica un añadido de la carta 52 • '·;.. • a los indios que ernn asignados (diputados) para trabajar en el cerro,
® El primer indicio de una remesa de mano de obra oficial, en b escala y también a los indios distribuidos (repartidos) entre dueños españoles de c.
~ que más tarde iba a caracterizar la mita de Toledo, provino del procura- minas. La aparición del término repartir _:_verbo comúnmente utilizado .·
@¡ dor o representante oficial de Potosí, Alonso de Herrera, hacia 1565 s1• en la América hispánica, en el siglo XVI, para describir una distribucióry' f...
Proponía que unos cuatro o cinco mil indios fueran sacados de ciudades obligatoria y oficial de trabajadores nativos entre distintas obras de utilir

~/
entre Quito y Potosí y enviados a trabajar a Potosí, donde debían quedar
permanentemente. Para estimular esta permanencia, Herrera proponía que
dad pública- sugiere en sí misma que, para la época, existía una distri-
bución bastante institucionalizada entre patronos de trabajadores indios, al f
fueran acompañados por sus mujeres. Los indios saldrían de las ·encomien- menos en Potosí. Lo que sorprende en particular en la orden de Gnrcia de
@ das y devolverían contribuciones en efectivo para posibilitar los tributos Castro no es simp!emente su reconocimiento de la existencia de In distri-· {:·
{
® de .las comunidades. Este esquema cayó, al parecer, en oídos sordos. Pero buCfóñ-cleníiiño de obra, sino también, en realidad, su deseo de hacerla
J.;
es de notar el largo aliento géográfico de esta ·concepción. Ni el mismo _______
más . El mayor peso recaía en los oficial~s de la hacienda de Potosí,
eficaz. (
® Toledo fue más al norte de Cuzco al asignar indios para Potosí. Herrera ¡,
@ proponía hacer dos veces esa distancia.
~ Con el surgir de tales propósitos, aunque sin provocar respuestas del
gobierno local, iban teniendo Jugar movimientos prácticos con el fin de
54 La información resumida nquf es de In Visita hecha a la provincia de Chu-
cuito ... 1567, pp. 19, 32 y 46. Labores no mineras llevadas n cabo en Potosf por
las gentes de Chucuito incluían CI transporte de madera para fuego y carbón, la
1
e abastecer de mano de obra a Potosí, que también presagiaban lo que Tole- · venta de carne, construcción de murallas y casas, hacer velas y chicha. Aunque los
envíos anuales de contingentes desde Chucuito sólo pueden ser de los últimos
-
l
@ do haría más tarde. Lo más sorprendente fue el· despacho anual a Potosí, años de la década de 1550, las gentes de Chucuito habían estado presentes en
&:-, )

desde la provincia de Chucuito, de quinientos indios para las minas y
®_ otras tareas. Esta costum~re había comenzado, según un curaca, a fines
Potosí, al menos intermitentemente, desde el mismo comienzo. Un juicio de 1548
muestra que Chucuito había enviado en 1545 un contingente de trabajadores. a
~~
® de la década de 1550 y constituía un medio por el que la provincia pagaba Potosí bajo el control de la corona («en cabeza de su magestad» ), a trabajar bajo
la direcCión de un tal Francisco de Zúñiga, una mina que Zúñiga había reclamado
),
sus tributos. Los quinientos hombres ganaban con normalidad, en Potosí, (
® lo suficiente para cubrir aproximadamente los 30.000 pe'sos (18.000 pesos
para la corona, y a construir edificios para la hacienda real (casas reales). BNP )1
A547, <<Proceso hecho a pedimento de la Hacienda Real contra Francisco de Zú- •j
® ensayados) del tributo anual de Chucuito. (Los que se quedaban en el ñiga sobre las casas», Potosí, 26 de abril de 1548, ff. 2 y 16v. ~
l.
55 BNE manuscrito 3040, ff. 46-50v., Potosí, 8 de abril de 1581, don Diego
~ 51
Nieva a Valderrama, como también en nota SO, arriba. Cabeza de Vaca al <<excelentísimo señor» (¿virrey don !\lartín Enríquez de Alman-
i
't~
'§) 52
De la Audiencia a la corona, La Plata, 9 de febrero de 1564 (Levillier, Charcas, sa?). Cabeza de Vaca escribe sobre los indios del distrito ·de Cuzco, el Callao, l{
tomo 1, p. 130). Chuquiabo, y de todos los pueblos de Chacas, que dicen vivir en Potosí. El con- t(~
@ 53
AGI Charcas 32, manuscrito 11, Alonso de Herrera a «mi poderoso señor», texto implica que era por una orden oficial más que por mandato de los encomen- ·'r;¡¡
(ij sin fecha, ¿1565? deros, pero la expresión no está totalmente clara. 1
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; • 70 Peter Bakewell 71
. Mineros de la .Montaña.
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Roja
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dor de Pot~sí distribuyó indios entre los minerm para extraer mineral.
l
los altos burócratas regios que residían permanentemente allí, quienes
~
debían vigilar que los ir1dios trabajasen en el cerro, especialmente aque- Mucho le quedaba por hacer al virrey, desde luego. Cambió la mita por un· t
:b llos «diputados» para tales trabajos; específicamente, los oficiales de~ían' sistema totalmente oficial, que funcionaba bajo suF<Crvisión de los adminis-
~ intentar eliminar el aicoholismo, que García de Castro veía como el mayor tradores centrales. La carga del trabajo mediante b mita vino a ser· distri- ,.'
buida, más o mencis equitativamente,·eritrClas com~nidades nativas. En su ·
\
obstáculo para el traoajo (un ceo temprano de lo que iría a ser un lugar
·~ común) 56 • No hay demostración más llana eje que al nivel de la audien- forma final, la organización de la mita de Toledo '::¡uscaba normalizar mu-
(j \
cia local, si no al de una más aJta, en Perú, se daba ahora apr()pación ofi- cho de lo que antes era, sin duda, variable: dt:ración de la estadía en
~ cial, o al menos semiofieial, a una dis_tribución forzada de los indios que
se encontraban ya en Potosí, para el trabajo en las minas. Una pieza más
Potosí, pagas y condiciones de trabajo. Pero, er. el balance, la mita de
Toledo tendría que ser vista como la culminación formal de muchas prác-
del mecanismo de rrabajq de Toledo tomaba fórmas, aunque con contor- ticas y concepciones pre-existentes, no como una c:-eación nueva. :.,

nos aún imprecisos. Por último, el énfasis de las páginas previas. centrado en la génesis
1-as formulaciones de García de Castro hacen aparecer a Jos curacás a del sistema de Toledo, no debiera oscurecer la existencia en Potosí, tam-
cargo de la distribución de la mano de obra. Pero una decisión del cabildo bién c!esde los primeros años, de una tradición de trabajadores más libres. ·;
de Potosí, poco meses después, mayo de 1572, establece claramente que
por algún tiempo el CO~~egidor de la ciudad asignaría. indios tantO a. l<J.S
Su presencia es, con toda claridad, resultado de una demanda de trabajo
especializado. Desde el comienzo, la posesión de habilidades para la ex- f'·:-l..
y.t

minas de Potosí como de Porco. Los indios residentes· en Potosí, sin em~ trácci_ón y el purificado dieron una mayor libertad a los indios, ta~ como
~0 bargo, habían recibido ppco antes un respaldo de la Audiencia de La Pliua mayores recompensas materiales de lo que había disponible en Potosí
~
':~
en su decisión, que prohibía al corregidor actuar así hasta que el virrey para él común de los trabajadores. f>reccdiendo a Jos primeros mitayos ..
) :;.

:
Toledo, comprometido iodavía en la supresión de Túpac Amaru I, entrase de encomienda, y después trabajando con ellos, estaban los .yanaconas,
~ en escena. La prohibición, naturalmente, n19lestú al cabildo, cuyos intere- ho!Ubres que en algunos casos poseían probablemente una experiencia mi-
ses en las minas eran rriuy fuertes. Se adoptó una resolución- para apelar nera en Porco anterior a la conquista, y que eran más libres que los enco- ··;;1

contra ella, en especial por la necesidad urgentl: de mano de obra ante el mendados, aunque los detalles de sus empleos son desconocidos. 'Estos ya-
reciente desarrollo habido con !u introducción de la nmalgamáción, técni-
:~
nacerías fueron los primeros indios varas a quienes los dueños espai1oles
· .
ca innovadora que volvía a dar beneficios en las minas abandonadas"· · de minas dejaron una mano libre, aparentemente, para la explotación de l
$ Y así, es evidente que cuando llegó Toledo, en diciembre de 1572, se los minerales, al punto de que contrataban y sup-~rvisaban a otros trabaja·'·
· dores indígcnas~Queda mucho por conocer, sin embargo, acerca de los in·..
;.'~
hallaban ya en emplazados precedentes sólido's para la mita, de cuya ente-
ra creación se le tiene usualmente por responsable. El envío de trabaja- dios varas .. Como yartaconas debían, presumiblemente, obediencia a los'
_. dores nativos desde regiones muy distantes del norte, para ser distribuidos
en tareas en Potosí, está fechado con anterioridad, en los últimos años de
amos españoles, pero, por otra parte, su independencia de funcionamiento ,l ¡
~la calidad de «venturero>~ subrayada por Capcx:he- indica que esta obe-
\
la década de 1540, cuando Jos encomenderos enviaban contingentes de diencia pudo haber sido tenue. Es razonable suponer que algunos trabaja-

"
.$)
'~
'~
sus hombres para trabajar por plazos específicos, aunque variables. En su .
organización, aunque no en su naturaleza económica, esta temprana rota-
ción de mano de obra continuaba la mita incaica, y así lo percibieron los
indios. Hacia 1560, si bien los encomenderos seguían er:viando sus grupos
privados a Potosí, había aparecido también una rotación en las· tareas de
sen en minas que pertenecían a sus amos, mientras otros, quizá, minas
de otros españoles, pagando parte del beneficio a sus amos. Una cosa
parece perfectamente clara: el número de indios varas C:reció en tanto
la producción de plata, con las técnicas de fundición con guayras, perma- 1
neció dando beneficios amplios. Cuando ya no fue así, como resultado \
\~

$\ los indios bajo la administración directa de la corona, cuando quinientos de la reducción del mineral rico, comenzaron a alejarse de Potosí hacia.
hombres de Chucuito se desplazaban anualmente a Potosí para la minería las huertas cercanas. La evidencia señala que sus pariidas se hicieron sufí- 1
lb Y otras tareas. Y hacia los primeros años de la década de 1570, el corregi- cientemente frecu{ntes como para hacerse notorias hacia 1560. Algunos, !
~ ~ - "'\

CMP CR 30, f. 72, •La orden qu~ se ha de tenér en hacer t~abajar a los
56
. . desde luego, permanecieron en Potosí a lo largo de la década siguiente,: Í'

.U '1
$ indios en el cerro». Cláusula 13 de «Instrucción para los oficiales reales», La Plata, Y aun después, probablemente transformados en el núcleo de la fuerza de¡
trabajo. de la~ (hombres contratados), grupo que continuó la líneá ·
24 de noviembre de 157L
" ANB Mina, catálogo N.0 129, acuerdo del cabildo, Potosí, 5 de mayo de 1572. de trabajo voluntario en las minas después de las reformas de Toledo. i\ ·
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Y estaban los caminos cubiertos que parecía gu~ se mudaba el reino.
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(Capoche, Relación, p. 135, sobre el primer afluente de la mita
~ de Toledo hacia Potosí.) ( 1
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Don Francisco' de Toledo fue enviado a Perú en 1569 como quinto
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virrey, encargado, bajo las instrucciones dd 30 de noviembre de 1568,
¡) de inculcar el gobierno regio en este distante, enorme, diverso y hasta (
) ahora a menudo ingobcrnado virreinato. Debía ocuparse, entre otras cues- 1(
~
tiones principales, de la rectitud de la iglesia y el gobierno civil, de la
evangelización de la población nativa, del som~timicnto de Jos JCbcldcs f
~
~
(sean españoles o indios) y de la regulación del tesoro. La reforma y el
control eran irrealizables sin un conocimiento adecuado de lo que había
en ese virreinato. Toledo, en consecuencia, iba a llevar a cabo, personal-
·r
~ mente, una inspección general (visita general) de su territorio; la llevó
) realmente a cabo y en grado sobresaliente, inspeccionando, como pocos,
~
el corazón del Perú colonial en Jos Andes centrales, donde yacían las prin-
cipales ciudades y fuentes de riqueza entre octubre de 1570 y noviembre
de 1575. Fue el único virrey de Perú que hizo un viaje así; los cinco años i
~
que le llevó fueron, de hecho, tanto como el período de gobierno de algu-
nos de sus sucesores. Y si bien es dudoso que Toledo impusiera, o incluso
que pudiera haber impuesto, en Perú la eficacia del control real que
Felipe II buscaba, no obstante su conocimiento de primera mano de la tie- )1
rra, la cantidad de regulaciones que emitió mientras iba de aquí para allá .)t
Y la arrogancia con que trató a todas las autoridades preexistentes, desde

los cabildos hasta las Audiencias, se combinan para grabar su memoria
en la mente colectiva de la administración colonial; y así los virreyes pos- t~
teriores buscaron, por lo común, a lo largo de sus mandatos, precedentes
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en Toledo antes de pronunciarse sobre tal o cual problema.
~.;.
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73 );
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74 Peter Bakewell

Entre Jos cambios asociados al nombre de Toledo, la mita de Potosí


se destacó por tradición, sin tenerse en ~uenta del todo que mucho de la ,
Mine·
Toledo estaba perplejo. E~ una cana de comienzos de 1570, escrit~
unos dos meses después de su llegada a Lima, intentó empujar al rey a t
"1'
1>
''i)
organización ya existía. (Tampoco se recuerda que en diversas zonas de la
América española, la déc¡:¡d? de 1570 fue testigo de un notable giro en las
ordenanzas sobre la mano"'de obra, hacia sistemas de reclutamiento: por
ejemplo, la regulación del, virrey Enríquez del repartimiento en Nueva
alguna resolución, estableciendo la lógica básica. como él lo veía, de la .
existencia de Perú como territorio españoL La minería era la ocupación
clave. Sin la plata que salía de ella, Jos españoles no permanecerían allí;
por tanto, no habría evangelización de los indio:;. Y el rey, desde luego,
) España). La mita de Por.osí hizo· caer además sobre Toledo mt)chas críti~ recibía un quinto de la producción de la plata en ·derechos y aún más,
~ ticas de quienes se habían pt.~;esto del lado de los indios, tanto c~ntempo­ a través de los derechos sobre el comercio que generaba la minería. Varias
ráneos, principalmente clérigos·. y más tarde historiadores, para .no men- órdenes reales. prohibían el empleo, contra su voluntad, de los indios en la
~
,," cionar a los polemistas. '{si bien la mita es, en realidad, una bu~na causa
para los violentos ataques morales, no· se trata de que la totalidad de ese
ataque caiga justamente sobre Toledo, como lo demostrará un breve bos~
quejo de su enfoque inicial de la ·cuestión del trabajo en las minas. ·
La Corona no estaba a4n totalmente convencida, para la época en que
minería, pero era extremadamente difícil encontrar indios para trabajar
en l~s minas voluntariamente. El rey tenía g_~e-~sc()g~~: _.<?.~orzaba. a .los
indios ·a las minas o no habia plata. Toledose apresuró a argumentar que
el trabajo Joriiido~ sí cri:te1cgido, podía ser moderado con regulaciones que
ofrecieran paga suficiente, ropas y alimentos, )· buen trato. Los trabaja-
i}'!

~ • Toledo abandonó España. de que Cl tr¡¡bajo forzado de los indios en las dore~i"no iban a ser desplazados de una zona climática a otra. Finalmente, ·..·
minas fuera necesario o justificable ~n Perú. En consecuencia, !as órdenes en lo que parece un claro caso de ruego especial, prometió al rey que el

' a Toledo en esta cuestión fueron imprecisas. En instrucciones de los últi- permiso para el trabajo forzado en las minas no seria considerado como
~ mos días de septiembre de 1568, por ejemplo, el rey dejó la cuestión en su una li'cencia general, sino empleado selectivamente en lugares donde no
:.l

!\) mayor parte en el aire. Prim~ro, Felipe reiteró observaciones del virrey 2 ,.

1'
existía otra opción ,
conde de Nieva de 1563: .los .españoles se. negaban a trabajar en las miáas . El rey no sentó, sin embargo, ninguna decisión sobre el problema.
y los esclavos negros no se acostumbraban al frío de Jos territorios de las De hecho, según las últimas declaraciones de Toledo, no lo había aún
~ minas. «Y así -escribió el.rey- es forzoso qu.e se ocupen [los indios] afrontado en los años. últimos de su virreinato. Así, Toledo eomenz6 por
como quiera que esté ordenado que no se les haga fuerza ni compulsión
1
avanzar una tentativa a cuenta propia en el sentido de conducir el trabajo
~1 fori?do en las minas, con el propósito inicial de que una vez llegada la
deben ser por todos los m~dios jus.tos y razonables atraídos, para que en las
~ dichas minas haya continuc:J el número necesario a la labor de ellas, y para aprobación del rey, todo estaría iisto en Perú. En octubre de 1570 con-
rt¡ este efecto parece que se debe procurar con gran cuidado que en Jos sitios vocó en Lima una reunión a la que asistieron el arzobispo, licenciado
', Castro (anterior gobernador de Perú), los oidores. el fiscal y los alcaldes
y estancias más cercanas a las mi¡-Jas hayan y se hagan gruesas poblaciones

"e'
(,:f.1:!.
.'t:l
de indios donde con más facilidad y comidad [sic], y aun con más segu-
ridad de su salud, excusando la mudanza de tierras y climas, podráfl los
dichos indios entender en la labor de las dichas minas y ocuparse en
esto» 1• Pieza maestra de ambivalencia de un rey. La primera parte im-
de la audiencia, y los dirigentes dominicanos, agustinianos y jesuitas
de la colonia. Dirigió al conjunto un largo discurso para asegurarse
apoyo éon el fin de llevar el trabajo indio a las minas. Su argumento: en
resumen, fue la necesidad de fondo, sostener la defensa deFel!Pe·-c:rc-1a -re
eñerNueVOMündo. .y· en-

''
el\iicjo Mundo, el lugar providencial, puesto
plica que a pesar del principio de que los indios no deberían ser forzados
por Dios, del oro y la plata en el Perú para atraer a los españoles, el retro-
a las minas, las circunstancias en Perú podrían obligar a Toledo a utilizar
ceso de la evangelización de los nativos que podría resultar si los espa·
~ algo muy cercano a la compulsión: la clave, aunque vaga, era la palabra

~ «atraídos». ¿Pero habrían aceptado en realidad los indios tales gigantes ¡' ñoles no fueran así atraídos, la pérdida de la inclinación de los blancos y
la falta de costumbre de los negros en el trabajo minero, el principio legal
! desplazamientos
. voluntariamente? Incluso . suponiendo que Toledo podía 1 de que la gente podría ser forzada a trabajar por el bien público (porque

,"'
«atraer» a los indios a las nuevas ciuda~es, ¿cómo podía luego ~<atraerles>> ¡ esto podía aplicarse a los indios y no a los españoles, no se aventuró a ex-
l
dentro de las minas? · . .· . . . ' .
¡

plicarlo), y el antecedente del trabajo forzado en las minas bajo los Incas;

1 Toledo al rey, Lima, 8 de febrero de 1560 (Levillier, Gobernantes, tomo 3,


BNE manuscrito 30-W, ff. 23-25, «Carta del rey nuestro señor a don Francisco t
".,
2
de Toledo en materia de minas,., ~ página 328).
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...,.,.
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~~
-~ 76 Peter Bake~·ell Mineros de la· Montaña Roja 77
1
~ todo ello probó ser persuasivo. Los dignatarios estuvieron de ac~erdo, sin Los tópicos de la mano de obra reclutada y la amalgamación están en
~ desavenencias registradas, en que los indios fueran forzados a los trabajos · realidad tratados por Toledo en detalle, y estrechamente relacionadas en
· de las minas de riqueza reconocida, sin peligro para la conciencia del rey dos cartas que escribió al rey desde Cuzco, el 1 de marzo de 1572. En una
¡® 3
o del virrey • Toledo delegó entonces' en el arzobispo, don fr. Jerónimo expone una mayor justificación para el reclutamiento~ Sus razonamientos
® de Loaisa, y el doctor Gregario González ?e Cuenca (uno de los oido-
l@) ~e
res) jun_to a las cabezas de.l~s
.las tres órdenes, la _redacción ·ordenanzas
son mucho menos sólidos _que los ofreCidos en la reunión de notables en.
Lima, en octubre de 1570, y una medida quizá de su frustración ante
, del gobierno sobre el traoaJO forzado en las mmas, lo que hicieron, presen-
~ tanda treinta y cinco cláusulas· ante el· mis:Ji1o ·grupo seis dí_as d~spués.
el :silencio del rey. Aparece el lugar común de la ociosidad innata de los
nativos en sus primeras referencias a la mano de obra, pero ahora deco-.
® Las ordenanzas fueron aprobadas 4• Sepal~ban el interés especial en las rado con algunos ornamentos extrañamente discordantes. Los indios no
1 cuestiones del bienestar cie los indios, donde se presagian regulaciones pos- trabaj~ríar]_V0.~ntariamente, escribía, « ... por s.er como son desu--ñat~~a­
~ teriores del mismo Toledo;· pero no hay pruebas de que se lás in\·ocase Ieza-e inclinación holgazanes, y por su bajeza y poca honra y codicia que
¡@} demasiado, sin duda precisamente porque fueron reemplazada~ ~in dilación tienen .. ~ y no tener inclinación a adquirir hacienda ni a dejar herederos
~ por reglas mucho más amplias que Toledo· comenzó a poner en marcha ~qs hijos» 7 • Esta curiosa mezcla de crítica carece ciertamente de alguna
}· dos años después. . · .,
precisión, dado que, como Toledo conocía muy bien, muchos indios habían
,et: 'Así, todo estaba listo en Perú. l-as principales figuras religiosas y ad-
.o·'
~ -ministrativas
trabajado voluntariamente por «codicia» en Potosí, pero dejaron de ha-
habían aprobado el reclutamiento de la mano de·obra para
l ~las
minas. Pero aún no había consentimiento del rey; y sin ello Toledo
cerlo precisamente porque sus beneficios no estaban a la altura de SUS'

§f!l> parecía incapaz de movers~


más allá,al menos enviando indios a Potosí .,
expectativas. Era justamente a aquellos trabajadores guiados por el bene-
ficio a los que Toledo quería reemplazar con reclutados. El problema pudo
~):'Y a otras minas de metales preciosos. En los primeros meses de 1571 ; se~ cualquiera menos la. falta de codicia: más bien, un exceso de ella.
@3 comenzó, ~e \:crdad, a asignar 2.500 trabajadores a las minas de mercurio
1
j . En la otra carta de la misma fecha, antes de un extenso informe al rey
\ · de_ la provmcta de Guamanga 5• , - _ ¡
~r,- · · ~n el mercurio p~edc. estar 1~ clave de la re~olución de Tol~do, toma-
sobre el progreso de los experimentos en el procesado mediante mercurio,
i Toledo anunciaba que había resuelto forzar a los indios a trabajar en las
~ da, fmalmente, a comtenzosde l:J72, para orgamzar el reclutamJCnto para ¡ minas bajo el trato y los salarios regulados mediante ordenanzas 8 • La reso-
~ Potosí. En un cierto grado, fue, quizá, la propia impaciencia lo que le con- / ., ¡ lución y ordenanzas a las que se refiere parecen ser las de Lima, de octu-
}1l>' dujo a actuar entonces. Pero puccie aceptarse la idea de qu~- ~J?'ito 9_e la , ) bre de 1570. Para decidir cuántos indios se necesitaban, había ordenado
@,•introducció_n_ v rápida expansión dclpu'rrflca~~ ª~Já-plata mediante me.r- · !
:~ _<:_u_~!_?.__est~~l~~!am"Ii~n
a Alonso Muñoz, «el minero a quien su Majestad me envió», que inventa-
__P_?:aei-osarñcñTe_s_u decisión. El procesamiento j riase todas las minas hasta entonces localizadas en Perú; por cierto que
! con mercurio estaba en claro desárróllo-et1157ryera la solución obvia t
~
este informe fue enviadp al rey junto con la carta. {l
a la caída de la producción de plata en Potosí, provocada por el deterioro } Utilizando presumiblemente la información recopilada por Muñoz para
®1.Üe la Calidad del mineral, dado que permitÍa aprOVechar minera! IDUY .~
~~~obre ~
6 estimar el número requerido, Toledo comenzó por asignar trabajadores
para ser fundido • Quizá Toledo fue lo suficientemente perspicaz a Potosí en octubre de 1572. Fue el 5 de ese mes cuando dejó Cuzco para
l~ para ver que esta conquista tecnológica podía ser explotada plenamente f partir rumbo al sur, hacia Potosí, adonde llegó el 23 de diciembre. En el
~ sólo si se contaba con mano de obra abundante. ~ viaje ordenó que una proporción de las poblaciones tributarias (varones
J 1
~ 3
AGI Patronato 238, ramo 1, Lima, 7 de octubre de 1570, sin título, f. 5: Í entre 18 y 50 años), de las encomiendas que atravesaba, fuera a Potosí',
'@ «... las minas de que se tu\·iese noticia y experiencia que había en ellas riqueza, { aunque limitó este reclutamiento a aquellas encomiendas que habitual- ·
': · · se debían labrar, y que su excelencia podrían sin cargar la consciencia de su magestad f mente enviaban indios a las minas. No salieron a la luz, hasta ahora, las~
~ ni suya, y por las causas que estaban referidas, compeler y apremiar a los naturales 1: listas de los lugares asignados por Toledo. La proporción que iba de las
) a la labor de ellas ... :. . . · ·. · ··' · > ; ·· ·: . ~
~ 54 Ibid. ff. 5v.-8. - . ~ encomiendas, entre Cuzco y Chucuito, era el 7 por 100 de la población
~ Toledo al rey, Cuzco, 25 de marzo de 1571, en Silvio Zavala, El sen•icio per- ¡_
__ . ....-.~e :: 1J r j r!l~ 1

p. sonal de los indios en el Perú, tomo 1 (extractos del siglo XVI) (Ciudad de México,
@ 1978), p. 70.
¡·:.
' 7 Toledo al rey, Cuzco, 1 de marzo de 1572 (Levillier, Gobernantes, tomo 4,
6 p. 108) (JHR).
Bakewell, cTechnological change in Potosí», pássim. ·
)
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AGI Lima 28B, tomo 4, ff. 245v.-50, «hacienda:., Cuzco, 1 de marzo de 1572 .

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Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja 79
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'IJ tributaria, contada por los inspectores de Toledo; pero a este porcentaje i¡ '.
tica normal hacer precisas distribucionés (repaníi:nientos) de trabajadores
hay que añadir algunos indios de aquellas misinas áreas ya en Potosí, lo J
~.;: ¡ que elevaba el número considerablemente, como se verá. De la encomien- para los operadores de las minas y las refinerías, según su com?etencia,
sus necesidades de mano de obra y sus informes sobre el trato de los t.
da regia de Chucuito ordenó despachar 500 hombres a Potosí, para jun-
indios. Tales repartimientos están registrados en documentos que muestran (
s. tarse con 500 que ya estaban allí. Del distrito de La Paz envió L300 hom-

~ bres adicionales a Potosí (y 500 a las minas de Machaca, en el distrito de


el número preciso de hombres ásignados a ;cada operador y a sus lugares
de origen. Pero no había aparecido nada de este tipo hacia 1573. Toledo
(
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'
ti:\) Berenguela). También reclutó hombres de la provincia de Charcas. Aun- da algunos números aproximados, declarando qt!e, orientado por las nece-
(

® que no dijo cuántos eran éstos, sus descripciones sugieren la proporción sidades de mano de obra, había asignado a las minas 1.430 hombres y ,. !
(
. de 8 a 9 por 100 de los tributarios. Por cieno que, en sus asignaciones
a las refinerías 2.308. Añadido a esto, 1.000 más entre aquellos dedicados f
@posteriores en áreas cercanas a Potosí, se emplazó una remesa, sin duda-;> (
a la construcción de nuevas refinerías, para las obras de construcción.
®levemente mayor en base a que jornadas más largas merecían cierto respiro
@·en las cantidades 9 • · Así, el total distribuido en 1573 fue de 4.738, o sea, cerca de la mitad de ''
·'-\, El contingente total de trabajadores extra ordenados para Potosí en
lamaño-cfeobra total si incluimos Jos 900 yanaconas 11 • ... (

Toledo intentó que la otra mitad de los 9.500 permanecieran al mar-


®aquellos dos meses, o aproximadamente a fines de 1572, fue cerca de f
gen del trabajo (de huelga), pero no inactivos, sino dedicados a tareas de
@il.Q_O. Toledo se encontró con un número poco mayor allí: Primero hubo
provecho, tales como el transporte, la venta de las mercancías que habían
4.200 hombres de las encomiendas entre Cuzco y Potosí, que vivían en la
traído con ellos, y en especial el purificado de plata por cuenta propia,
®ciudad de manera permanente y enviaban el pago de sus tributos de vuelta <
~a sus tierras, o que rotaban en la mita anual. Luego permanecían unos 900 tanto mediante fundición en guayras como por amalgamación. Las pagas;
que Toledo estableció para los trabajadores trasladados en 1573 debían (
~yanaconas, y, finalmente, Toledo encontró un número no declarado de ser pagadas en mineral. para capacitar y cstimuiar a producir plata a aque-'
indios de Cuzco, que no eran de encomienda ni yanaconas, a quienes
~denominó «incas». Añadiendo sus nuevas remesas a los trabajadores ya
Ilos que estaban de huelga. Lo que no está claro es la frecuencia con que '
se alternaban las dos mitades o el tiempo que duraba su período de tru- .
~en Potosí, Toledo anunció un total mayor de 9.300, algo menos que la bajo. Tampoco está especificada la duración de su permanencia en Potosí; (
~suma de las categorías indi~iduales ya entregadas. Una buena cifra redonda
f·•
r
l.
~aceptable para esta gran mita es 9.500 10• ~
presumiblemente era un año, dado que hacia la década de 1570 tal parece (
~ Los hombres de las nuevas ~as ~omenzaron a llegar a Potosí en t
¡
haber sido el período durante el cual los indios de encomienda servían su ·
mita en Potosí. Tampoco queda bien definido, finalmente, el papel pre-
®!os primeros meses de 1573. Toledo ofrece pocos detalles sobre esta t ciso de las autoridades nativas a quienes Toledo había ordenado venir con
' Organización inicial de la gran cantidad de mano de obra que estaba repo-
~
~niendo.
1 Algunos de sus escritos sugieren que ignoraba el status especial ~
1
cada remesa desde las encomiendas.
El virrey dejó Potosí en abril o mayo de 1573, rumbo a La Plata, .,
® e los yanaconas y que les arrojó también en la masa general de los tra- t
{ donde permaneció casi un año antes de desatar sus saqueos punitivos, tan
sr.. ajadores, pero hay también otras evidencias en contra de esto. No se han \.
irreflexivos como desafOrtunados, contra los Chiriguanos. Atravesó de
\&E11contrado aún informes detallados de su asignación de indios a los pro- t nuevo Potosí, a comienzos de 1575, en su camino de vuelta a la costa y a
@d\lctores de plata en 1573. En los años posteriores -1575 y 1578 en el (
Lima, y encontró que la industria de la minería había crecido con rapidez. ·
~ so de Toledo, y fechas siguientes en el de otros virreyes- se hizo prác-
Q)
9
1 ~
Con ello había crecido la demanda de mano de obra. Pero el verdadero
número de indios llegados a Potosí en las remesas de 1573 fue unos 2.000
(
¡ menos del esperado, y las razones no están explicadas. Hay causas posi-
~propias
La información sobre el primer envío de Toledo es tomada de dos de sus
descripciones: Toledo al rey, «Gobierno», Potosf, 20 de marzo de 1573,
l!i'::\f. 22v. (AGI Lima 29, tomo 1), y el preámbulo (ff. 435v.-42 v.) al «Repartimiento
t. bles: el rechazo de los encomenderos a dejar salir a sus hombres y un
declive en _la población nativa desde el comienzo de las asignaciones.
(
\l'í::Jgeneral que. el excelentísimo señor don Francisco de Toledo, visorrey de estos reinos, ~ z
~hizo de los indios que han de venir a la labor· y beneficio de las minas y azogues l La consecuencia fue que se obligó a algunos curacas indios a entregar
'' de la Villa Imperial de Potosí:., Arequipa, 10 de octubre de 1575 (BNP manuscrito
~"3511, ff. 435v.-70v.). ~: más hombres de los que Toledo había impuesto: en ocasiones, más de
¡ los que contenían las encomiendas en cuestión. Particularmente, ello ocu- (
~
10 (.

~general»,
Las cifras de este párrafo son de BNP manuscrito B511, «Repartimiento
ff. 437v.-38. ~ (
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1
11 !bid. ff. 438v.-39.
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Pe ter Bakewe_~. -·: Mineros. de la :Montaña Roja . ... ~ ..


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·so 1
(
® :rió con grupos que se mostraron notablemente capacitados y manejables.
La distribución (repartimiento) de 1575 muestra que Toledo asignó 3.615
indios entre 234 productores de plata individuales: dueños o socios de (
® ·.a demanda de mano de obra había conducido también a sacar hombres
minas y refinerías, o constr~ctores o proyectistas en la construcción de
@ ...::de sus períodos de descanso y a que los jefes indios fueran severamente refinerías .. Además, la corona, que para esta época operaba en tres minas
astigados por no entregar más manos. A los indios se les ,había pagado y dos refinerías, recibió 128 indios para trabajar en ellas, y a los merce-
(
1
@ e,on plata de bajo grado en lugar de mineral. El corregidor de Potosí y los darios de Potosí se les garantizaron 8 hombres para una mina de su pro- ~
~ hombres a su servicio habían cobijado esto y, por tanto, iban a ser casti- _ piedad. Estas distribuciones sumaban 3.751. De esta cantidad se entre-
.-®-gados. Pero claramente la única solución adecuada al problema era incre- (
garon 601 para la construcción de refinerías. Así, el total a ser empleado
._. . mentar la entrega de mano de obra, y es lo que Toledo procedió a hacer
en la producción corriente de plata fue 3.150 (aunque Tokdo, en su 1
® con un nuevo reclutamiento de la población india y una distribución de los preámbulo al repartimiento, da la cifra de 3.113: 2.498 para las refinerías
@ trabajadores entre los. productores de plata que declararon cuántos tenía y 615 para las minas). La asignación a las minas fue recortada en gran me-
@} que re_cibir exactamen~e cada ~río. El plan fue puesto.en práctica desde dida de los 1.430 entregados en 1573. Toledo dio como razones la nece- (
·· AreqUipa el 10 de ocruore de b75 12 •
sidad de diversificar mayor mano de obra para la construcción de refi- {
® Bajo estas nuevas entregas, el 17 por 100 de tributarios del distrito nerías y el empleo ilícito en otros trabajos de muchos indios previamente
...-@ de ~a P.lata, el16 porlOO de! distrito de La_~az y el15po: 1p0 de Cuzco t asignados a las minas 15 • El doctor Vázq uez, médico en el hospital indio,
(
debtan tr anualmente a Potosi (con la excepc10n de las pr()vmcws de Canas
® y Canches, en Cuzco. que debían enviar sólo el 13 por 100, pdvilegi~cuya ¡ recibió 60 hombres, en lugar de un ingreso al contado, y a la ciudad de
Potosí se le asignaron 50 sin declarar los fines. Así, el total de la mita
{

® ~n_o__l¡~ si_do _e.xnlic:¡:¡d_aLToledo agregó la distinción de que los Uros t


ordinaria fue de 3.861, o sea, casi exactamente u o tercio de la mita gruesa,
@ que se iban a encontrar en estos_ ~res distritos, debían_ ser enviados en 11.494. .'-:: -~ ..... .-_. __ :_:·. ,_: ;;, -

Nuevamente no aparece una declar:a~iÓ~ ~~plícit~ de que la remesa
' · número doble al de los otros indios --esto es, 30 a 34 por 100 de tributa-
(
~ rios-, dado que se les consideraba primitivos y, por tanto, muy poco úti- ~
~· deba permanecer un año en Potosí, aunque es razonable suponer que así
® les. Los nuevos porcentajes se muestran notablemente más altos que el 1
l• fue. Tampo_co_b?Y ~n_a_ regulación específica sobre_ la frecuencia de la rota-
(
7-9 por 100 de 1573, pero las cifras no son desde luego directamente com- ;-
¡ ci6n__e_ÚY.oJQsÍ. Una orden sobre las--pagas sugiere, sin embargo, que el
®) parables, dado que las proporciones de 1573 se referían sólo a Jos traba-
l'í'
modelo normal era una semana de trabajo seguida de dos semanas de
; ® jadores recientemente trasladados, y no incluían a los indios que ya estaban huelga 16 • Toledo entregó también en 1575. un bosquejo general, al menos
(
; @ en Potosí, poco más nu~erosos que los de las remesas. En realidad el nú- de las jerarquías de supervisión que las autoridades indias ejercían sobre
('
. mero absoluto de trabaJadores entregados en_1575 no fue mucho mayor i las remesas en Potosi' Se asignó u.!:l_grupo dominante de seis jefes princi-
®
® que el de 1573: 11.494, frente a unos _220Ó u. Es curioso que el mismo
Toledo, al describir el reclutamiento de 1575, dé el total de 9.313 y un
i~ P!!Jes -curacas por derecho-pr-opio de féis -g-ñijios--ae Jos distirú-os pi.íri'tos ,,
( )
l. defárea-oereclütamiento- con autoridad administrativa (gobierno y su- ~
, aumento sobre 1573 de 928 14 • No podemos saber si se trata de estima- r. /
perintendencia) sobre el resto de los curacas e indios en la mita. A los seis
a ® ciones previas a contar con todas las cifras o simplemente de una mala t se les dio el título de capitanes. Al comienzo su tarea fue, como podría
~ ~ aritmética. Por último, quizá todavía hubiera algunos cientos de yanaconas
~ ~ e~ las minas.:n 1575, aparte de la mita, perosi fue así, Toledo no hace
1
®
nmguna a!us10n a ellos.
En lugar de separar la mita en dos, una mitad para el trabajo y otra en
lf
esperarse, asegurar que apareciera el número correspondiente de traba-
jadores; pero luego, en general, supervisar la administración de las reme-
sas en Potosí, vigilar los intereses de los trabajadores y recolectar, de los
indios con oficio de menor jerarquía, los tributos correspondientes en
(

l
~ descanso, como antes, Toledo hizo ahora una división en tres, con dos t
tercios de huelga en todo momento. El tercio en el trabajo vino a cono-
" cerse como la mita ordinaria, opuesta a la mita gruesa, término que signi- 15 !bid. f. 442-42v.
16 Ibid. f. 468v., Toledo, Arequipa, 10 de octubre de 1575: a los indios en las (
~ ficaba el número total de trabajadores asignados a Potosí para todo el año. · minas se les debía pagar todos los domingos; pero a los de las refinerías, que por
~- (
~ estos primeros tiempos estaban· principalmente en Jos valles más bajos, fuera. de
'<Ifill Potosí, se les debía pagar mensualmente porque no era razonable hacerles ir a la
11 ' u Ibid. ff. 435-70v. ·(
:_¡@} ciudad cada semana para recibir sus pagas. (Las pagas eran distribuidas en el mis-
., IJ Ibid. ff. 443-59 .
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:;§ ~
1
~ Ibid. f. 441 v. 1 mo Potosí porque Toledo había declarado que debían ser supervisadas por oficiales.)
.(

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82 Peter Bakewell Mineros 'de la Montaña Roja -.
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~ Potosí a los indios ordinarios 17 • Pero aunque Toledo declaró que hapía los españoles sobrecargados de ella! Matienzo negó haber añadido real-
~ nombrado seis capítan~s, sólo cinco aparecen en su descripción. Don J~~n mente algún indio a la remesa, aunque admitió trasladarlos para la huelga ~
W Calque, cacique principal de los Quillacas y Asanaques, debía contrular con el fin de cumplimentar las asignaciones de Toledo; y había hecho
~ los hombres de la provincia de Urcosuyo, del distrito de lii ciudad qe aparentemente algunos cambios en.:éstas aunque no, aseguraba él, sin la
~ La Plata: la parte meridional y occidental del distrito 18 • Don M:artín. Oc~a~ aprobación tanto de los indios como de los españoles~.
I'W ne, cacique de los Paria,. supervisaría aquellos de la provincia de Om¡¡- A pesar de todas sus críticas por la distribución incrementada de Ma-
y
-~ súyo, del distrito de La Plata: . secci~n orie~tal septentrionat. -Dpn pi~gci tienzo, Toledo no tenía más elección que seguir el ejemplo. La remesa de
® Sorope, cacique y principal ~e la enc~rpie11da c!e Caquiavire, :sería capi~~n 1578 infló el número de los indios mita asignados a Potosí, de 11.494 a
,tm del distrito de la ciudad de La Paz. Don Berl1ardino Cari, cuya ·posición i 4.181. Las tasas del reclutamiento en las tres provincias principales fue-
1'"7 personal no está declar~~a, sería capitán: e! e los hombres de ~o que ~e ron: 17 por 100 de Charcas, 16 por 100 de La Paz y 15 por 100 del
~ describe sin precisión co~o la provincia de Urcusuyo (término que bien Collao (abrazando la misma área descrita en el repartimiento de 1575
~ puede ser tomado romo refer~ncia al área r1orte y oeste del lago Titicaca). cÓmo distrito de la ciudad de Cuzco). Para Charcas y La Paz, y para
1"9 Y, finalmente, don Juan Calpa, cacique de J:latunqolla, sería capitán de los mucho del Callao, la lista de 1578, de tributarios y reclutados correspon-
~- indios del Callao, en ~1 distr~to de la ciudad de Cuzco, la parte Ínás seP. dientes a las encomiendas, es muy similar a la de 1575. Evidentemente
~ • tentrional del área de la mita. Estos jefes eran elegidos por su capacidad no- se hizo ninguna nueva cuenta general de tributarios, aunque se apli-
~ intelectual (ra:.ón y entendimiento) y su a_utoridad. Calque parece hab~r
1
f é~ron algunos ajustes por encima y por debajo de las encomiendas indi-
~ llegado a ser el portavoz de los capitanes. 1 viduales. Unas 18 encomiendas en las listas de 1575 del distrito de Cuzco
f!J , ;.'. Menos de tres años después del repartimiento de 1575, Toledo halló 1 no reaparecen en 1578. Todas, excepto cinco de éstas, habían sido pobla-
-~ · necesario disponer otro, su tercero y último. Está fechado en J.ima, el ¡ ciones muy pequeñas que posiblemen~e desaparecieron en el ínterin o -se
1._·, -6 de agosto de 1578 19 • Sus razones para esta revisión eran similares ! combinaron con algunas encomiendas vecinas en el proceso de reducción
1
~~.-.'a aquellas adelantadas en 1575 e incluían la expansión de la minería en i que se estaba implementando por estos años : • En un sólo caso hizo
,~; Potosí, el ~flujo de ?.uc\:os ~~aductores co~ necesidad ~e I?ano de obra, 1 Toledo un cambio drástico respecto al reclutamiento previo: Chucuito
. ..t.®~. y desautonzaba la ~istnbucJOn .del cor~cgidor d~ los mdios de huelga, ¡ tenía que entregar ahora exactamente el doble del reclutamiento de 1575:
)'V por la que los trabajadores servwn la mitad del tiempo y no una tercera ~ 2.202 en lugar de 1.101; En envío de la provincia de Canas, en Cuzco, se
f!iJ parte. Encima de todo- esto, el licenciado Juan de Matienz2t_ ahora presi- <..- ~- e~evó en cerca de un tercio, de 406 a 6 19. En cuanto al resto del incre-
@) dente de la Audiencia en La Plata, había hecho, sin permiso de Toledo, ~ mento de 1578, Toledo atrajo indios que apenas habían sido tocados por
~- · un nuevo repartimiento (parcial) por su cuenta, a finales de 1577 o comien~ ! las mitas anteriores: la «provincia de los Condes de la ciudad del Cuzco y L
¡ij zos de 1578. Toledo lo objetó, sin duda en base a la insubordin-ación, per9 1 Are.quipa»; que envió 4.95 reclutados en lugar de los 63 anteriores, y de
,@ también porque Matienzo había asignado «para sus propios fines y consi- r la misma provincia de ·Arequipa, de donde no habían venido indios ante- 1
,® deraciones privadas», como Toledo lo expuso sombr~amente, 3.000 indips<.- ~
Jvzy extra. Toledo pensaba que esto era una carga exces1va para ellos, expre- l. ~ ANB Minas, catálogo N.0 175, acuerdo de la audiencia, La Plata, 23 de junio
®
1 sando que no todos los indios en Potosí tenían que satisfacer. al pueblo Í de 1578. Los oidores de La Plata contradicen aquí la afirmación de Matienzo de no
11>. de Potosí. ¡Infeliz virrey, perplejo ante los indios carentes de avidez y f l}aber. hecho más ajustes al esquema de 1575. Era, dijeron, una asignación nueva,
)~ - ! Y de la que se quejaban mucho los indios. Cuando oyeron de los procedimientos
~ 17lb id. ff. 459v .-60.
1
~
de Matienzo en Potosí, los oidores le enviaron directivas para que los ordenamientos
de Toledo fueran respetados. Pero él arrebató estas instrucciones al mensajero y
~,@ u Para el significado de Urcosuyo (y Omasuyo) véase Catherine J. Julien, Inca f es posible que las destruyera. Esto pareec ser un caso clásico de una audiencia
administra/ion in the Titicaca basin as reflected at the provincial capital oj Hatun~ f· que aprovecha la oportunidad para disparar sobre su presidente. Ambas alegaciones
)~ qolla (disertación para doctorado, e~ filoso~ia; Universid~d de California, B!!rkeley,
1978), P· 11 ff. . .
in deben ser consideradas con reservas. Para la objeción de Toledo a las actividades
de Matienzo, véase Toledo al rey, Lima, 19 de abril de 1579, en Leviiiier, Gober-
~ 19 «El repartimiento general que su excelencia hizo de los indios que se han t nantes, tomo 6, p. 132.
~ de ocupar en la labor de las minas y beneficios de los ingenios y lamas y relaves, ~ 21 Las cuatro encomiendas mayores del distrito del Cuzco sin reaparecer en la
con las ordenanzas que en ello se han de guardar. Fecho en la Ciudad de los Reyes ~, lista de 1578 fueron: Quispallata (302 tributarios), Chicacupa (310), Hatuncana
}® por el año de 1578.» (BNP manuscrito B511, ff. 666v.-85). . t (922), Caporaque (187) y Omachire (180).
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84 Peter Bakewell Mineros de _la Montaña Roja (
conocerían unos a otros y quizá juntos trabaja':Jan con mayor eficacia, evi- ~(
riormente, se sacaron ahora 795. 22 • Pequeños ajustes locales añaden 2.687
tándose groseras divergencias de hábitos, diak~tos o lenguaje, que podrían t
al balance del incremento general. Un punto final, aunque de menor inte- '(
surgir entre grupos provenientes de extremos opuestos del área de reserva
rés, en la remesa de 1578, es que Jos Uros fueron ahora aliviados del doble (
reclutamiento impuesto sobre ellos en 1575. La razón había_ sido una su- de la mita. - ". -.. , -
La lograda y constante expansión de la cita -un hecho administra-
puesta incapacidad para trabajar. Pero esto, felizmente para ellos, había ~
tivo notable, tanto dentro como fuera de PJtosí, aun considerando los·
mostrado ser un juicio falso, al menos en opinión de Toledo, que anotó (
numerosos antecedentes- podría sugerir que 'I_ole_do. venciera sus escrú-
en 1578 que « ... en el trabajo comúnmente son para más que los ayma-
pulos primeros sobre la moralidad del trabajJ forzado en las minas: no
raes»·lesto es, el resto de la remesa), y, consecuentemente, su contribución
fue así. sin embargo. Sus cartas al rey sobre el tema en los últimos años
cayó al 17 por 100 desde Paria, y fue sólo el 11 por 100 de los otros
23 de la década de 1570 eran una mezcla de exasperación y quejas: argu- 1
Uros en encomiendas, desde las provincias de La Paz y Charcas • Esta
mentos de que Perú no sería nada sin la plata y que no podía haber plata
'"~.:..... opinión favorable sobre los Uros no iba a ser, sin embargo, un lugar
sin el trabajo de los indios; orgullo de sus propios logros en la afluencia {
~·... común en Charcas. :
Una vez más, dos tercios de la remesa total de 14.181 debían estar r de mano de obra; condena de las insaciable; exigencias de indios de los
dueños de las minas; e~cmc::>_ desasosiego sobre el hecho de forzar a los <
de huelga en todo momento. El tercio para trabajo fue distribuido entre 1
indios a las minas, y quejas porque el rey no había confirmado o recha-
··;:..; diferentes actividades productivas como sigue (las asi"gnaciones de 1575 1 zado todavía el acto éfeToledó -dé -crear üná-mitá oficial:··-·----- -- --- --- (
se dan entre paréntesis): a las minas, 1.118 (615); a las refinerías, 3.055 .---- ~ --- ------·----- -- ..... ~---------- -·-- ··-· ·-
·~ (2.498), y al reprocesado de Jos restos para la amalgamación (beneficio de [ '
No quiero dc::ir en ésta lo que va en sustentar este negocio [de la mine-
~ lamas y relaves), 228 (O) 24 • Toledo pensaba que valía la pena separar r_
ría] pues ha cerca de cinco años que tengo cs.::rito y voy escribiendo que si
··,¡,¡ especialmente los indios para este rcproccsamicnto, porque se recuperaban l no se responde a haber enviado estos indios a las minas. los quitaría yo de.
cantidades útiles de mercurio. Además, 200 hombres iban a ser reserva i ellas, trayendo esta carga tan pesada en mis hombros porque no diese al (
$•~··
de brazos para contratar cada mes. Se ordenó n Jos capitanes de las mitas ! través todo lo de este reino, como en efecto ;;rea vuestra magestad que Jo
(
pl: colocar un grupo así en la plaza central el primer lunes de cada mes. f hubiera hecho así en las contrataciones y derecho como en . los quintos,
Cualquier patrono que necesitaba trabajo extra para .la producción de 1 donde emana la groscdad para todos. EspcninJo cada día besar los pies de
plata o para alguna otra tarea, podía contratarla allí por treinta días, ni ( vuestra magestad Jo he suspendido [el despla:un:liento de los indios] 2b,
más, ni menos, y las pagas debían ser al menos las de los trabajadores de ~
la mita regular. No está claro si estos hombres irían a formar parte de la i Sin duda el estupor de Toledo, en relación al silencio del rey sobre ('

mita ordinaria o si iban a ser sacados de la huelga. Pronto vinieron a ser t la cuestión de los indios, fue exacerbado por la desconsideración de la
\ ,,
conocidos, por razones obvias, como indios meses 25 • Si se les incluye en la ~ corona ante otra de sus peticiones, claramente destacada al final de esta •1.

mita ordinaria, las asignaciones de Toledo de 1578 vienen a ser de 4.601 ! cita. Había estado pidiendo por años el relevo de sus obligaciones y que
6 32.4 por 100 del total de la remesa de 14.181: levemente por debajo de
.
rl se le permitiera volver a casa, pero en vano. Esta queja añadida, quizá,
•''
un tercto. ~ aumenta el efecto de sus observaciones sobre la mita, pero no parece
-~~~ "' Una modificación final en el esquema de 1578, de poca importancia, t, haber buenas razones para dudar de que su incertidumbre tenía profun-
iJ:,''
pero que vale la pena mencionar porque sugiere mayores cuidados en la
-
f•· das raíces. Parece además una grosera descortesía del rey, en realidad
organización y en la voluntad para responder a las lecciones de la expe- r una grave dejadez frente a sus deberes, de parte de Felipe, el haber per-
\
;,>, riencia, fue asignar a los patronos individuales, en la medida que fuera .f mitido que toda la responsabilidad de la mita cayera sobre Toledo. Las ins-
posible, indios de una encomienda única. En realidad lo había hecho ¡: trucciones iniciales eran vagas. A Toledo se le encargó realizar con éxito
~
Matienzo en su redistribución y fue el único aspecto que contó con la t los trabajos de la minería, pero era perfectamente obvio para el rey que
.~ aprobación de Toledo. Debe haber implicado ventajas. Los hombres ·se - ¡_ tal fin le obligaba a violar una larga serie de edictos que se oporúan al
·~
¡\:~S 22
«Repartimiento general• de 1578, BNP manuscrito B511, f. 674-74v.
u Toledo al rey, Callao, 18 de febrero de 15i9 (Levillier, Gobernantes, tomo 6, t
·~
23
lb id. f. 668v. ·
24 p. 99). En un tono similar, véase Toledo al rey, Callao, 19 de abril de 1579 (ibid., (
lbid. ff. 678 y 681.
tl.l1>. 25 p. 134). .
'<!» Ibid. f. 683. .
(
®
·,; (
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"'l:1J
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) Mineros de la Montaña Roja
87 ' ~ '
Peter Bakewell
1> 86
españoles. ¿No les capacitaría su obvia aptitud en cuestiones metalúr- '¡
1 trabajo forzado en las minas. Tal cambio de dirección era propiamerlte gicas para adaptarse rápida y eficazmente a la nueva técnica? La res- t
1) una cuestión de los que toman decisiones en la política central. Los
vi- . puesta, en puros términos técnicos, fue que sí. Hacia marzo de 1573,
rreyes, y no se trata de cuánta discreción sobre las cuestiones locales les instruidos por, órcienes de Toledo, por Pedro Fernández de Velasco, se
) estaba permitida, no tendrían que haberse visto llevados á ióinar decisiO- fueron establecie~do maestros i~dios de ~maÍgamación en ~entras públicos,
1} nes aisladamente. Menos excusable aún fue el silencio de la co~ona des- con prácticas en cada parroquia india, donde los nuevos trabajadores que\
pués de 1573. Toledo. d~.?.<!.U~~ol)c_es, tuvo que cargar con la ~espo11sa­ · llegaban diariamente bajo la primera remesa de Toledo tenían que apren-•\
l
,)
bilidad ,. el oprOOiOdé la mita. Es verdád ·que fue súpr1-mer-·insrigador.
l No· obst~nte, su responsabilidad debie~~ aliviarse en algún· g·raqo por -el
hecho de que una buena parte de la organizaciqn ya estaba bastante exte~­
dida, y en mucho mayor gnldo trasladando la c~rga sobre aquellos a quie-
der a refinar mineral de plata con mercurio. Con el proceso de mercurio '
mÚy en la cabeza Toledo ordenó en 1573 que las pagas de los desplazados
fueran hechas en mineral 2S.
. Los indios, sin embargo, no aprovecharon la amalgamación como~\
¡

nes realmente corresponqia: el rey y el Consejo de Indias. · Toledo esperaba, si aprovecharon algo. El tuvo probablemente razón en \!

~ Al comienzo de su organización de la inita, en 1572 y 1573, Toledo su ·evaluación de sus capacidades técnicas •. pero lo. que.. no _previó, y quizá ._ ... ·
había hallado alp:ún alivio para sus escrúpulos morales en Já esperanza, nadie pudo haber previsto, excepto aquellos que habían sido testigos de . \
1> • en realidad la expectativa; de que los indios que estab~ enviando a Poto~í la introducción primera en Méjico, fuej!l_escala __ de_ .~nve_r~Qfl~S--~~g!~~
,-<-;;
~ se beneficiarían por estar allí. Esta esperanza descansaba-en su insisteñcia; por la amalgamación y que los indios no podían tener ninguna oportuni- . ' .·
~ des-d~ -~~ ¿o.l11ie-;zo, para que la mano de ohra ·desplazada tuviese su tie!lÍ~ ~ad de abordar (si, en realidad; hubiera tenido alguna noción de inversión J1
)j) po de huelga, y también en su fastidio cuando los indios de huelga eran de capital). Como se ha señalado, los guayras eran estructuras de arcilla o \
sacados para tareas extra. Se intentaba que este tiempo aparte fuera no piedra baratas, simples. Para fundir eficazmente con ellos, era suficiente
, sólo para descansar, aunque era por cierto. parte de este propósito, sino despedazar el mineral a martillazos o con el quimba/cte. La amalgamación, ·
i} también para permitir otras tareas diversas de los indios, en el activo por su parte, de ser practicada a escala económica, requería un trituraJo
centro de actividades y floreciente mercado que era ya Potosí en Jos pri- mecánico con molinos. A medida que avanzaba con rapidez la tecnología
't meros años de In década de 1570, que les proporcionaran ganancias sus- del preparado del mineral en Potosí, durante los primeros años de la dé-
l} tanciales. Su mayor esperanza erac¡ue Jos indios resumieran la amplia cada de 1570, desde los pequeños ingenios a energía humana hasta las
~ participación en el purificado de la plata que habían tenido en el primer máquinas más grandes, movidas con energía animal, y luego a los enormes
JJI cuarto de siglo de Potosí. P.QL.Qrdcn ck....I.olc_cjQ_s~ contarQ!Ll9~ ~ayras del molinos de agua, los potenciales amalgamadores de Toledo iban quedando
;'D ~o.L g_~u.es.ultaron...6.Q9..QJQ§_dejados allí, por lo que los indios debieron atrás. En realidad, no hay evidencias de que hayan intentado competir en
.., fundir minerales con alto contenido de plomo durante la estación de este extraordinario proceso de formación de capital fijo. La visión de
4til. vientos del invierno. Esta era, sin embargo, una medida complementaria. 'Toledo, de mitayos libérados construyendo su riqueza con la;.;;;"á-ig;mas,
~ . ífoledo era más consciente que nadie de que la razón por la que tantos desvañeci6se rápidamente. Quizá sea !á-explicación de su creciente tenden-
· ~ i An~io~ hubie~en -~-~a¡_:d?_~ad_:>... ?ot~~í era justamente la__crec!ente escasez de a
cia, mitad .y fines de la década de 1570, a las pagas al contado para lm
4!\1. ¡/mmerales_~ufic~entemente neos para hacer_ aprovecñable_ el fundido co~ trabajadores de la mita. Hacia 1)78, de hecho, había prohibido pagas que
Jiil' f guayras. Todav1a se encontraron algunos mmerales de cahdad adecuada y no fueran al c;ontado: la más segura esperanza que tenían los hombres de
~ estaba bien conservar los medios probados de purificación, especialmente 1 recibir buenas pagas era especificar los niveles en plata fina. Tal vez, taro
';i si ello podía beneficiar a los indios n. Pero el verdadero provecho de los
nativos, como lo vio Toledo, vendría de adoptar el nuevo proceso con roer-
. , curio. Era una suposición razonable. Los indios se habían mostrado antes
l bién, el reconocimiento de la incapacidad de los indios para aprovecharse..
. J
«.:. les hago hacer en cada parroquia una casa pública con indios maestros
28
~ capacitados para la purificación: en conjunto, más capacitad?s ~~ue los de los que ya han aprendido en la casa de Pero Femández de Velasco, que fue

~ Capoche (Relación, p. 111)) registra que hacia 1585-la mayoría de los guayras
7:1
\ que yo envié aquí a alumbrar este beneficio a todos ... ,.. Toledo anota que los indiO S
estaban comenzando a comprender el beneficio (ganancia) que podían obtener e()¡.¡
~ que permanecían alrededor de Potosí estaban abandonados y sin emplear. Da el nú- el proceso de la amalgamación, al purificar los minerales de baja calidad (metal(!$
p;i' mero máximo de guayras que hubo siempre, 6.497: esta cifra, a despecho de su sos- de llamperías) con el que había ordenado que se hicieran las pagas. Toledo al rey,
1) pechosa exactitud, sugiere que Toledo exageraba al reclamar que había conservadas, .«hacienda,., Potosí, 20 de marzo de 1573, parágrafo 21 (AGI Lima 29, tomo 1).
~
únicamente en el cerro,
. 6.600.
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89 .1

88 Peter Bakewell Mineros de la .Montaña ,Roja


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seaban beneficiarse de él, el viejo sistema de traoajo en las minas de los .
de"la amalgamación se agregaba a l,a culpa que Toledo sentía por el tra-
bajo en remesas, y, hasta un cierto grado, sería causa de la vehemencia
indio~ varas. Ordenó (y así fue repetido en su serie de regulaciones cen- l -,
(
trales de febrero de 1574) que los dueños de las minas asignaran un
de sus protestas de Jos últimos años de la década de 1570, ante la falta
cuarto de cada mipa_ ~ los indios;·que, en realidad, podían elegir el cuarto (t
de sanción de la mita por parte del rey. (En tanto cuestión práctica, sin em- ~
de su preferencia. Al final de cada semána· pódríim comprar de vuelta
bargo, debe decirse que sus ordenamientos para preparar mitayos en las 1 "'
al dueño un tercio del mineral rico (cacilla, aunque Toledo no empleó la
técnicas de las amalgamas debió haber estimulado en general la produc- ~'
palabra) extraído por ellos de su cuarto de la mina, y este tercio sería (
ción de plata en Potosí, al hacer disponible un equipo de refinadores que w
purificado en su provecho, de llevarse a cabo ias intenciones de Toledo.
los dueños de Jos ingenios podían incorporar.) ,..---,
En caso de desacuerdo sobre el precio, sería adjudicado por uno de los
e
Finalmente, Toledo se preocupó mucho de las pagas .que sus despla-
dos inspectores (veedores). Si, no obstante, los trabajadores preferían no
1.~
zados debían recibir. Dio por sentado, como desde luego también lo hizo r.:
seguir este procedimiento, se les daría, como equivalente por una semana <
j) el rey, que si se iban a hacer remesas, tendría que haber pagas adecua-
de trabajo, 11 tomines en mineral, lo que tambi¿n sería evaluado por un };:
das. Sus primeras órdenes de pagas no han aparecido. La cláusula 7 de
veedor 31 . Es obvio que estos ordenamientos fueron un fastidio excesivo,
las regulaciones sobre la mano de obra desplazada que ordenó documentar (
f..
aunque sólo porque la cantidad a adjudicar que requería de veedores \
en Lima, en octubre de 1570, est?J>Iecía_quc los indios deben recibir pagas
~
adecuadas en plata y alimentóS,- pero no especifiCaba el monto del saliirro: estaba más allá de la capacidad de dos hombres. No hay evidencias de que
la quasi rentabilidad de la porción de una mina para los trabajadores
(
i)- Más bien -«ra disposición de c~da provincia» debía administrar el porcen- 1 ~
indígenas en el viejo modelo, fuera perpetuada mediante los ordenamientos 1
' f;.
taje 29 • Esta misma cláusula establecía tamJ;>ién el principio -de que debía
de Toledo. Capoche no hace, hacia 1585, referencia a ello. Lo; que está ( .
~1 pagarse a Jos indios por sus jornadas hacia y desde las minas: por muchas
claro, sin embargo, es que los indios utilizaban su conocimiento inigua- ( f,
décadas, un punto contencioso entre la gente de oficio y los patrones.
lado del trabajo individual para hacer beneficios por encima de sus pagas.
Toledo debió, sin embargo, duran¡e el. curso del año siguiente, más o me-
A comienzos de 1575, el cabildo de Potosí, en otra de sus peticiones a (f .
nos, haber dado algunos porcentajes definitivos para Potosí, porque
tJ) en abril de 1572 el cabildo de la ciudad, dominado naturalmente por mi-
Toledo para recortar pagas, se quejaba de que Jos indios tomaban de las \ ...t
minas sacos llenos del mejor mineral para fundirlo, a menudo antes de
neros, comenzó lo que iba a ser una larga serie de protestas contra los \
( \
;
que el dueño o supervisor de la mina supiera del hallazgo de tal mi-
niveles establecidos por el virrey, que consideraba excesivos 30 • Toledo ( ¡
neral32. Este era un problema de todos los dueños de minas en la Amé-
permitió apelar a Potosí, pero sólo ante el rey, pensando quizá que úni-
camente el rey tenía autoridad para reglar la cuestión, y con esperanza,
rica española, y nunca resuelto. En la mayoría de los casos, la extracción ( 1
ilícita de pequeñas cantidades de mineral rico llegó a ser inevitable. Vinie-
quizá, de que la apelación obligase a Felipe a concentrar ideas en todo
ron a ser considerados un complemento de las pagas estatutarias (y posi-
.' ( i
el asunto del trabajo forzado en las minas. España estaba asimismo coíwe- t
nientemente distante y una respuesta tardaría en llegar. (No hay pruebas blemente, a menudo, un complemento más apreciado que la paga). 1
1
Hacia comienzos de 1574, al emitir su amplio código minero, Toledo ( t
de que llegase alguna.) ~lientras tantp, Toledo podía continuar insistiendo 1
había aceptado claramente que las pagas al contado prevalecerían. Varias
en lo que él creía que era una paga adecuada. 1 razones pueden sugerirse para este cambio de opinión: la negligencia, o ( ~
Los primeros porcentajes conocidos de pagas que Toledo estableció
·~ específicamente para Potosí son de abril de 1573. El porcentaje básico l' más bien incapacidad de los indios para adoptar la ami!lgamación; la (t
it>. para los trabajadores de las minas era de 11 tomines a la semana, esto es, ( ~
,v 1,375 pesos ensayados, o cerca de 2,25 pesos corrientes. Los -trabajadores, 31 Toledo, «Instrucción y ordenanzas hechas para los vedares de las minas e 1( ~
~ sin embargo, no los recibían al contado, sino, como se ha señalado, en \ ingenios», Potosí, 18 de abril de 1573 (BNP manuscrito B511, f. 153v.-60), cláusula
3 (ff. 154v.-55); y cláusula 10, de título «De Jos desmontes, trabajo y paga de los 1
.c. mineral, para poder aprovecharse del purificado. Parece que en 1573
F
~---
intentó alcanzar este objetivo conservando, pata aquellos indios qtiC de-
29 AGI Patronato 238, ramo 1, ordenanzas sin título, Lima, 13 de octubre de
indios», de sus ordenanzas de la minería, La Plata, 7 de febrero de 1574 (Levillier,
Gobernantes, tomo 8, p. 235).
32 «Auto que el señor don Francisco de Toledo hizo del salario y jornal que
han de dar a los indios que trabajan en las minas y beneficio de los azogues e
tt ¡
1570, f. 6.
·~ 30 ANB Minas, catálogo N.0 127, acuerdo del cabildo de Potosí, 20 de abril de ingenios que se reparten en la plaza de Potosí para el servicio de eila», Potosí, { 1
V 1572: 8 de enero de 1575 (BNP manuscrito BS11, ff. 35, 5-57).
1 . (! '
1;


¡( ¡
1 - 1
1 - 1

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)
)
\
90

- inadaptabilidad de los pagos en mineral; la elevación de la calidad general


de la plata a medida que la amalgamación se hacía más corriente en Potosí,
Peter Bakewell
·'
4. Mingas

, y la inminente actualización de pequeñas monedas de buena calidad, a ser


1 emitidas por la casa de moneda que Toledo estaba haciendo ~nstruir en
""' la ciudad. Las últimas dos moderniza~iones reducían el riesgo ·de engaño ... el señor don Francisco de Toledo. que todo ló previno ...
1\ a los indios con el pago al contado. Así, la cláusula 9 del título del código (Don Juan de Carvajal y Sande, 1633) *
1 relacionada con las pagas·, declaraba que aquellos mitayos que elegía~ no
"' trabajar el cuarto de una mina podían ser pagados, ya sea al Contado oep
~ mineral. a una tasa de 3,~ reales diarios (de nuevo; unos 2,25 pesos corrien-
' tes por una semana o cinco días) 33 • Dicha tasa para los trabajadores de las
1\ minas fue confirmada pór regulaciones que acompañaban el repartimiento
de !575, en las que Toledo declaraba tambiéri las pagas que otros trabaja-
~ dores debían recibir: _3~po.Ld.úLP-ª.ra..indios...i:¡ue.....transp_q_rt~_!J~n mi-
J)
¡·· neral desde las minas a )as refinerías (sin duda;· algunos utilizaban llamiii;
l • pero otros segÜían cargando ellos:ei mineral); y 2.75 reales diarios. para
los que trabajaban en las refinerías.>~. Toledo confirmó sus tasas de 157 5

t
~
)
al publicar su nuevo repartimi~iiio, en agosto de 1578, pero con la impor-
tante condición de que las pagas se hicieran ahora únicamente con mO-
nedas .15. Como se indicó antes, ello destaca claramente su renuncia a las i Toledo expandió, normalizó y dio forma oficial a un sistema de tra-
. bajo basado en el reclutamiento que venía ya desarrollándose en un grado
considerable, en respuesta a la demanda de trabajadores de las minas.
esperanzas iniciales de que los indios de las remesas continuaran siendo
~1 importantes y semiindepcndientes refinadores del mineral. A pesar de sus Sostuvo haber triplicado la fuerza de trabajo di~poniblc para los mineros
~ mejores intenciones, la lógica de las cconomíasdc escala había desarrO- de Potosí durante su administración 1 , incrementando en parte el área
1
llado la refinería en las manos de aquellos que poseían y comprendían el sometida a los reclutamientos, y en parte aplicando i:nás o menos iguales
~)
capital, y había arrojado· a miles de nuevos desplazados al papel de traba~ cuotas de mano de obra a las ciudades y territorios donde los trabajadores
~
) jadores manuales, complementarios accesorios de la maquinaria en expan~ anteriormente habían sido enviados de una manera mucho menos masiva.
_, ·~ sión de los ingenios, que se extendía a todo lo largo de la Ribera. -~ Reemplazó la organización, en gran medida privada, de las mitas ante-
riores a 1570, por otra regulada mediante varias ordenanzas, y estableció
¿4 OQ,<C/.c_;~ ~ó :w~~~(~,..JV', B- (~ (~C'.t>i y>v7i-<Á~ f/-CLJ..r;p~ r(lDkt(p}g el principio de que el gobierno colonial era responsable del funciona-
~ L'.:A"" eu ltt.,l\<? tU le...~ 0
S'"i:A- v l.( 1\./-0 frP(t9 ¡?lti-e.;_; á-:::- ((l. ~u;-
miento adecuado de estas remesas oficiales, incluso sin que su aprobación
~
5C'drS~~(+..-Ar:>?_f',,otr--- Lv(.)..P poraCo r~ t regia estuviera aún garantizada.

1) s~ 1~;-- é/s ~ e~
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rY«
G-
r Una medida de la organización de Toledo de las energías y capaci-
dades la da, quizá, el.hecho de que la administración española sólo hiciera
intentos mínimos, ya sea internamente o en Perú, para cambiar la organi-
~o Y' 1? ..s 1{ ) . 7 zación de su mita durante el resto del período considerado aquí. La mita
~j e yt:;S 191;:; 1/) a;;c-r¡J1o .5Ydp()(.

' .

' \ • Don Juan de Carvajal y Sandet consejero de las Indias y visitador de Potosí,
en el preámbulo a su repartimiento de la mita, Potosí, 3 de septiembre de 1633:
¡-, referencia específica a la regulación de Toledo sobre la venta de mano de obra de
1 la mita indígena. Carvajal no era, además, hombre de extender un respeto indebido
0
a sus predecesores. (AGI Lima 45, tomo 1, N. 1, f. 12v.)
1 JJ Levillier, Gobernantes, tomo 8, pp. 236-37 . 1 Toledo a la corona, Callao, 18 de febrero de 1579 (Levillier, Gobernantes,

} .l4 BNP manuscrito B511, f. 466v.


BNP manuscrito B511, f. 682. 1 tomo 6, p. 91).

_j
JS
91
1 t1
)

92 Peter na.:.c:well Minero~· d¿ hÍ Mci;1taüa !Zo¡a

de Toledo permaneció oficialmente como la fuente de mano de obra más


una orden muy bien conocida de Felipe Ill. del 24 d~
.noviembre de
'(
1601. En tanto monarca llegado muy recientemente al trono, Felipe pudo
importante para la minería en Potosí. No se hizo ningún esfuerzo para
haber sido particularmente consciente del deber de la corona de proteger
;(
crear algún otro sistema, aunque de hecho las últimas décadas del siglo XVI
a los nativos de América. Su orden a Ve lasco de 1601 expresaba un deseo (
vieron el crecimiento espontáneo de una variedad de sistemas de trabajo,
de aliviar las dificultades (molestia) de los indios y llevarles libertad y,
pago, contratado, de nuevo en respuesta a la demanda, juntamente con la
mita y, en un cierto grado, reemplazándola. "· ···
evangelización, :.a.~_n_que
esto debía hacerse en nombre de lo que contt/
/

nuaba siendo importante: « ... se ·acúda al santo -(sic] labor y acrecenta:' (

miento de la tierra y beneficio de las minaslt ~. Los reclutamientos de los


Una razón central para la estabilidad de Jos ordenamientos de Toledo
(
fue que la cuestión fundamental que él había señalado de manera tan
indios, para los trabajos de minería,.debían proseguir_?ólqun.año o más,
precisa -¿debe preierirse el bienestar de los indios a la producción de
plata, o no?- continuaba desorientando, tanto a la corona como a sus
durante el cual los mineros se pro\'eerían ellos mismos. de esclavos. ~egros ~ r
o algún otro tipo de trabajador. Si un año se mostraba insuficiente para .eÍ (
oficiales de la colonia; y la consecuencia última de está desorientación
-c·ámbio: el virrey podría, después de consultzr con el arzobispo de Lima y
fue la inacción, o algo muy parecido.• de tal modo que la opción de To- {
otros jefes seculares y religiosos, garantizar una prórroga de otro más S. 1
ledo por la plata írente a los indios no fue nunca, en la práctica, seria-
Velasco respondió en mayo de 1603 con un claro rechazo a aceptar (
mente cuestionada =.
las órdenes del rey. Los puntas que tocaba eran poco originales, pero no (
Esto no quiere decir, sin embargo, que la mita no estuviera sujeta a
menos expresivos, porque los mineros eran demasiado pobres para com-
un intenso y, en ocasiones, agotador debate, durante la década posterior a
prar las cantidades requeridas de negros, que en todo caso no se adap-
su creación por Toledo. El gobierno central, virreyes, autoridades eclesiás-
taban a las altitudes de las áreas mineras; y los indios eran mucho más
'
)
ticas y corregidores de Potosí, todos, en uno u otro momento, dieron
especialísima atención al sistema de trabajo por remesas para Potosí. Lo
retorcido de estas deliberaciones, apenas menos tortuosas que las mismas
aptos (ágiles) que los negros para producir plata. A despecho de la fir-
meza de la refutación, Velasco, no obstante, también en 1603, se adecuó
.:
~ a la voluntad del rey buscando opiniones. en base a las órdenes de 1601, (
ni nas del cerro, fue detalladamente descrito por Jcffrey A. Colc 3 •

~
de seis importantes autoridades eclcsiásti:as de Perú; y en octubre de
Hay dos virreyes que merecen ser particulurmente mencionados por
ese año (el mes que se retiró de su virreinato). siguiendo en parte las
a atención que prestaron a la mita. El primero, don Luis de Vclasco (el (
recomendaciones de estos consejeros, emitió una serie de reformas regula-
nás joven: 1595-1603), además de emitir, en 1599, una serie-de-orde-
doras de la mita, la más importante relacionada con los procedimientos
nanzas para la mita, impulsó en 1603 un debate ~<:Jnsic)crabl~_~q_bre la 6
para reunir a los mitayos y repartirlos en Potosí • Estas medidas tuvieron
cuestión del trabajo por remesas para la mirú!ría;I.o hizo en respuesta a
al menos, una significación potencial, y reflejan la preocupación honesta
de Velasco por la mita, pero constituían una conclusión triviul de lo que
2
En 1589, ocho años después que Toledo abandonara Perú, la corona esta-
pareció ser un intento del rey para prescindir de toda mita en la minería:
bleció finalmente lo que él había esperado tanto tiempo, y en vano. Al escribir al
virrey conde de Villar (1584-88), Felipe ll declara que a pesar de las órdenes único intento, además, hecho durante el período examinado en este libro.
anteriores en contrario, los indios en Perú podrían ser obligados a trabajar en las El segundo virrey, en el período pre\·io a 1650, en dar una notable y • r
minas en contra de su voluntad, siempre que no les faltase enseñanza religiosa, estrecha atención a la mita, fue el conde.~.~ C..~i_l!Eb~r:-
(1629-39). Estuvo:.:~,¡_;_:,
justicia, alimento, buenas pagas y asistencia hospitalaria. Las ordenanzas sobre la molesto, de manera particular, por la-ñiitá asignada a la mina de mercurio {
mano de obra de Toledo para Huancavelica y Potosí debían servir de modelos para
las ordenaciones que Villar podría emprender, enviando indios a las recientes y de Huancavelica: indudablemente, la extracción minera más odiosa. y ¡
numerosas minas descubiertas, registradas por él: estos descubrimientos fueron, de
hecho, los motivos para que el rey diera su aprobación a la imposición forzosa. 4 BNE manuscrito 19, 282, H. 128-30, real cédula a Velasco, Valladolid, 24 de
Toledo estaba reivindicado: sus regulaciones sobre el trabajo forzado eran acep-
tadas e incluso tenidas por modélicas. La aprobación llegó demasiado tarde, sin noviembre de 1601.
embargo, para producirle alguna satisfacción o alivio: había muerto en abril de
5 La misma orden se envió simultáneamente a Nueva España. Para el texto com- \
pleto, véase Richard Konetzke (ed.), Colección de documentos para la historia de la
1582. Para las órdenes de Felipe li a Villar, véase AGI Patronato 238.1.8, de la
formación social de Hispanoamérica, 1493-JSIO (3 tomos en S, Madrid, 1953-62),
corona al virrey, 10 de junio de 1589; también Recopilación 6.15.1. ::.
(
3 The Potosí mita under Hapsburg administra/ion. The seventeenth century tomo 2, parte 1, pp.-71-85.
6 Cole, The Potosí mita, pp. 111-12. Véase también pp. 105·13, para una expo-
(disertación para el doctorado en filosofía, Universidad de Massachusetts, Amherst, (
1981). sición más precisa de la reacción de Velasco a la orden de 1601.
(
\,

·-"-~
L
)

~ · Bakewell Mineros de .la Montaña Roja

;l peligrosa de todas. dado que las obras estaban cercanas al demiml::ia-


produJ~ riing~~o ·~i~r~nte su 'mandato. Y por ciert9, no se verificó nin-
gún nuevo repartimiento hasta 1689, cuando el virrey duque de la Palata
l miento, y a menudo llenas de humos tóxicos, ·y el producto, el merc~rio,· es
en sí un potente veneno~ ,Chinchón desaprobó también abiertame~te la
envió órdenes para un nueva distribución a Potosí. La chapucería buro-

''-,
crática, la politiquería y las dudas de ciertos virreyes sobre la moralidad
mita de Potosí. Un resulraqo aeésta ·oposició-n fue el rechazode- un.plañ
de la mita, escondidas detrás de esta enorme demora, caen muy lejos del
alcance cronológico de este libro, )· ~n todo ~aso han sido seguidas en
·aaélañ.iadÓ.por los c:ogÜeros para extender el· período normal de trabajo
de la mita, de una sema~a a do~ Ii-léses: E( objetivo era aumentar el rendi- 1 9
i detalle por Cale •
miento, dado que se perderíél 'ménos tiempo con esta distribución' de los A pesar de los mejores y clarament~ _sinceros esfuerzos de reforma
1 trabajadores en minas )· 'refiner~as. Chinch~n reconocía la gimanda pcllen- de Velasco y Chinchón, la forma de la mita continuó largamente como
1 cial, pero preveía numérosas'consecuencias adversas, inaceptablés para los Toledo la había creado. Las sugerencias más osadas de estos virreyes
v
~
trabajadores: perderían l¡¡ 'oportunjdad d(! ·p~esentar quejas coim'a cu~a~
cas y patronos, el aoasteCimicrito. de agua y alimentos a los trabajadores
significaron muy poco frente al íuncionamiento práctico de las remesas.
Una acción verdaderamente drástica era casi inimaginable. La opinión
1 de las minas se complicaría; la evan.gelizaciól\ sería más difícil, y 4C·X las universal era que la suspensión en las minas de la mano de obra en re-
l cortas comodidades de. que' los miserables gozan criando algunas gallirias
y animales domésticos 'no_ la~' tendrÍan porque se les imposibilitá;a el Ínod'o
mesas causaría, en el mejor de los casos, una aguda caída de la produc-
'~ ción de plata. Igualmente, se consideraba que tal caída no podría ser
'y de su venta» 7 • Posteriormente, en su administración, Chinchón esc~ibió soportada por el estado. En realidad, los administradores creían su deber
~· que había intentado <Ís(!gl.!ra.rsiemprc que lÓs mit.ayos fueran·a PotosÍ~~ estimular la producción de plata allí donde pudieran; y la eficacia de
las cantidades establecidas mediante los reclutamientos, pero que había
l encontrado que era una ·tarea ardua porque la mita «.;. se funda en uriá
un virrey o de algún oficial menor, en un área que incluía la plata, se
juzgaba en parte por la cantidad de metal previsto durante el plazo de su

' rigurosa servidumbre de tal horror y aborrecimiento de lq~_indios ... » '· -~·
La hostilidad de Chinchóñ-naciá. la' mita encontró su· expresión más
mandato. Puéde añadirse -y la cuestión no es trivial- que actitudes y

'l,,
opiniones como las de Ve\asco y Chinchón constituían algún tipo de
prúctica en su intento de realizar una nueva y más justa distribución. de
~ trabajadores entre Jos mineros y refinadores de Potosí. Confió la tarea a
barreras a un mayor deterioro en las cantidades de las remesas indias.
El quehacer diario de estas remesas no es fácilmente percibido. Muy

"
don ) uan de Carvajal y S ande, que h'ilbía llegado a Perú en 1633 como rápido se hizo una rutina y, por tanto, no quedaba registrado, aunque la
visitador regio de las Audiencias de Lima y La Plata. Chinchón instruyó evidencia disponible indica con certeza que la rutina tuvo sus orígenes en
a Carvajal para que aplicase, como orientación básica' en la redistribución
las regulaciones de Toledo, en la década de 1570.
de tnbajadores entre los productores de plata, el criterio del mái o buen Un aspecto en el que ello se ve con claridad es el del área que abas-

,,'' empleo que se hubiera hecho. de los mitayos anteriormente. No era


principio nuevo, pues había sido en realidad establecido por Toledo eri
la década de 1570 (capítulo 3); ·pero Carvajal lo aplicó frente a los pro-:
ductores con un rigor poco común, dejá.rido en la práctica 29 refinerías
up tecía la mita. Este área no se expandió entre el repartimiento de 1578, de
Toledo, y la mitad del siglo XVII. El repartimiento de don Juan de Carvajal
y Sande, el último antes de 1650, muestra una asignación de los indios a


Potosí desde las mismas áreas que las escogidas por Toledo en 1578. La
sin mitayos. Las vehementes protestas de los· dueños alcanzaron a Chin~ (mica excepción es que no aparecen los hombres de Arequipa a quienes

1'
1 )

~-'
¿hón de ~uelta en Lima, y siguieron su curso correspondie~te li~sta ,:el
Consejo de Indias. La discusión todavía seguía en el aire al finalizar el pe~
Toledo agregó en ese año. Sus faenas en la mita fueron, en realidad, cor-
tas. Arequipa fue eximida de enviar mitayos a Potosí por el virrey .En-

l.
~íodo de Chinchón en 1639 y la adjudicación .quedó para su sucesor, el
: ríque:l (1580-83), después del terribe terremoto que sacudió el sur de
(~ narqués de Mancera (1639-48). El Consejo había sugerido un rep'arti-
Perú en 1582
10

1 niento totalmente nuevo para reemplazar al de Carvajal, pero las qudas
le Mancera, y sus precauciones para ordenarlo, resultaron en que no se 9 Cole, The Potosi mita, p. 189, ff. y capítulos V-VII passim.
lO Capoche, Relación, pp. 136-39; sobre Arequipa, p. 145. Para una comparación
de las fuentes geográficas de la mita de 1578 y 1633, se ha utilizado una copia del
7 Chinchón al rey, cGobierno y hacienda N.0 33», Lima, 6 de Ju~i~ de 1932 repartimiento de !643, de Carvajal y Sande: cApuntamiento general hecho por el
<\GI Lima 43, tomo 3). . señor don Dionisia Pérez Manrique, presidente de la Real Audiencia de La Plata,
a Chinchón al rey, cGobierno N.o 23», Lima, 14 de octubre de 1638 (AGI Li- de los indicios efectivos que acuden. a la mita del Cerro Rico de Potosí por el
la 49).

~
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96 Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja 97

1 La responsabilidad del reclutamiento de mitayos en las áreas contri- no volver a sus tierras después de sus plazos, sino de buscar refugio en
buyentes, y su envío a Potosí, yacía fundamentalmente en los oficiales lugares apartados. Con este propósito, requirió que todos aquellos que
>
españoles del distrito: los corregidores de indios. Hacia finales de la iban a Potosí debían ser reunidos _en un sitio y cuidadosamente contados. ;r l
~ época de Toledo, po~s mitayosJueron a Potosí desde las encomiendas, Esta cuenta (padrón) debía especificar los nombres; el ayllu, la parciali- ,tl
~ consecuencia de la política bien conocida de la corona española de me- dad (el clan) y el pueblo de .cada mitayo. Debía establecer _cuántas mu- ¡;¡
diados dei siglo xvr, de reemplazar la encomienda por el corregimierno, jeres y niños, y llamas de transporte, tomaba cada nombre. El padrón era (
~
encomenderos por corregidores, que eran oficiales del distrito directa- Juego enviado al corregidor de Potosí, quien debla controlar que todo~ r·f
~ mente en las funciones regias 11 • En la· cuestión particular de la mita, pa- aquellos enviados llegaban realmente, y que los que habran llegado regre- v. ¡;~
\;'
~ rece que este cambio haya significado mucha diferenci-a. Los corregidores, saban. Estaban eximidos del servicio de la mita (y esto era una práctica \
normal~ los. curacas y princip~les, y los que reaiizaban algunas funciones 1 'J
t
como empleados asalariados de la corona, tendrían que haber hecho sus (
~ envíos de las cantidades requeridas de mitayos a Potosí, desde sus juris- en las Iglesias (cantores, sacnstanes, tesoreros y maestros); tampoco po- , .. /- f·
) dicciones, claramente con mayor asiduidad, que los encomenderos, que dían ir a Potosí con la mita las mujeres indias solteras o quienquiera no ·J ¡ (
{:
f) eran ciudadanos privados dependientes para su sustento de aquellos mis- obligado a tributo 12 • · ·
mos trabajadores. Pero Jos corregidores fueron tan a menudo acusados, Para llevar a cabo estos procedimientos, el gobernador de Chucuito ( l
1 en su momento, de retener indios para su empleo personal, que es proba- en 1600, don Luis de Guzmán, reunió a su gente entre· fines de julio y
( ~
i) ble que el sistema de corregimiento· haya rendido unas entregas de la mita principios de agosto en la punta meridional de la provincia: las planicies
no mejores que las que habrían hecho los encomenderos si hubieran per- donde el río Desaguadero se aleja del lago Titicaca. El río, actualmente (
~ manecido ellos a cargo dé los indios. la frontera entre Perú y Bolivia en esta zona, era también una importante { ¡
~ Alguna noción de los procedimientos y de la atmósfera del recluta- marca natural que separaba las dos povincias, Chucuito y Pacajes. El :..__
( ¡
miento de los indios para Potosí, surge de una descripción de la remesa área plana y húmeda atravesada por el río es aún un importante lugar de
~
del contingente de Chucuito, de 1600, que bien puede ser una cuestión reunión. Ofrece actualmente un espacio para un mercado de un contra- (
rP m~ís formal que la que podría encontrarse en otras partes, al haber esta- bando regular y muy bien abastecido; un lugar ideal para juntar a los
~ do la provincia de Chucuito excepcionalmente poblada, y adminis- mitayos. Guzmán, o, mejor, su ayudante de gobernación, Lope_de Burzeña
trada por un gobierno regio totalmente configurado, no por un simple (Guzmán debía permanecer en 1~ ciudad de Chucuito para recibir a su
j corregidor. Más aún, el virrey Velasco había emitido órdenes especiales sucesor), reunió a la gente en la orilla oeste del río, sin permitirles cruzar
(
~ en 1596, destinadas a restringir la práctica de los mitayos de Chucuito de el puente. Las figuras que activaban la operación eran principales elegidos
para ir a Potosí desd~ cada uno de los clanes de las siete ciudades de la
~
'.\ repartimiento hecho por el señor don Juan de Carvajal y Sande ... :o. Potosí, 7 de provincia: el propio Chucuito, y Acora, Cepita, Llavi, Juli, Pomata y Yun-
y noviembre de 1643 (AGNA, sala 13, cuerpo 23, manuscritos 10-12).
11 Este proceso, importante cuestión que escapa sin embargo al alcance de este 12 Esta prohibición última estaba dirigida principalmente a los varones menores
~ libro, fue puesto en marcha por el gobernador Lopc García de Castro en 1565, de dieciocho años y mayores de cincuenta. Las muchachas solteras podían acom-
~ y llevado adelante por Toledo en la década de 1570, quien emitió, en 1574, regu- pañar a sus padres. Véase ANB, colección Rück, itero 2, ff. 135-39 (Minas, catálogo
laciones para los corregidores de indios. Véase Guillermo Lohmann Villena, El corre- N.o 468); provisión del virrey Velasco, Lima, 1 de noviembre de 1596. Aparte de <
~ gidor de indios en el Perú bajo los Austrias (Madrid, 1957), libro primero (pp. 3·93). la excepción garantizada a los hombres con tareas en la iglesia, parece que los
Según esta exposición, el propósito principal del cambio era introducir a los indios artesanos indios se aplicaban informalmente otra. Esto fue objeto de una nueva pro- (
) más rápidamente en el estilo de la administración política de España, con el fin visión de Velasco, de 1603, que notaba que el número de artesanos indios había
(
~ de un eventual auto-gobierno indígena; evangelizarles de manera más eficaz, supri-
mir los robos entre ellos y controlar cualquier amenaza de rebelión contra los espa-
crecido más allá de las necesidades de Jos pueblos, precisamente porque el status
de oficial había sido pensado para conferir inmunidad frente a la mita. Velasco -
~ ñoles;. y reprimir la extorsión de los curacas, a sus propios pueblos. Lohmann, lige- ordenó que en pueblos con menos de 200 habitantes, la excepción debía exten-
(
ramente, apunta a la idea de que la creación del sistema de corregimiento pudo (
} haber sido un ataque consciente al poder de ·los· encomenderos; aunque posible-·
derse sólo a un sastre, a un zapatero, a un teñidor de lanas y a un fabricante de
sillas. Otros oficiales, previamente eximidos o no, debían ir a la mita. ANB colección l
(
~
mente lo fuera, justamente, como el establecimiento de corregidores en Nueva Espa- Rück; itero 2, f. 168, provisión de Velasco, Lima, 5 de diciembre de 1603. Una ley 1
ña lo había sido allí treinta años antes o más. Véase Robert G. Keith, Conquest and posterior, dada a comienzos del reinado de Carlos II. eximía específicamente a todos (
~ agrarian change: the emergence of the hacienda system on the Peruvian coast
(Cambridge, Mass., 1976, pp. 53-54).
los artesanos indios del servicio de la mita (Recopilación, 6.5, 6.5.11, don Carlos
Segundo y la R(eina) G(obernante), sin fecha. (
C'
~
(

(
1 J

1 1 98 Peter Bakewell Mineros de_la Montaña Roja . 99

l~ guyo. No se ha establecido cómo se seleccionaban estos principales para la Aunque la organización de este despacho de mitayos pudo haber sido,
)

.,'
tarea u. - · por las razones ya mencionadas, más formal que las usuales, puede así
Parece que reunir y contar a los mitayos tomaba bastante más de- tres y todo servir de guía para los procedimientos correspondientes en otras
semanas. La primera orden de Guzmán para reunir a la gente fu~ dada . partes 15 • La ~omplejidad de esta operación es clara: reunir la gente par-
el 21 de junio de 1600. La mita no fue despachada por B~~eñ<f ha~i.a . ' cialidad por~ parci~lidad, .con sú' ·e:6ngregación .· cÜrrio' punto. central de
y
-, el 14 de agosto. En realidad, la tarea de ccmtar~':!.~realizada por un. t!ll
don Pedro Cutipa, que venía aparentemente de -"LlaV-i-,- y que había siqo~
reunión; contar los hombres y animales: y solicitar desde Potosí las listas·
de los ya reunidos allí, otra vez parcialidad por parcialidad. Capoche se

'.,
presumiblemente por el gobernador, propuesto para capitán de toda la refiere al empleo del-quipu por los jefes indios para llevar la cuenta de los
mita de la provincia. Fue· a.sistido por otros cuatro indios de oficio, dos mitayos 16 , pero el documento de Chucuito de 1600, unos quince años
de los cuales debían retorn~r de Potosí en· dos meses, trayendo Íos docu- después, implica claramente una lista escrita (memoria), como lo hace
~) mentos que confirmaban que la cuota completa de mitayos había sido Canete en su Guía de la Provincia de Potosí 17 • La parte central y activa

.,"
.
entregada allí. Los otros dos iban a permanecer en Potosí como ayudantes
(segundas personas) d~ C~tipa.. · . ··
La cantidad de mitayos r!!almente despachada el 14 de agosto de ~600,
desde la provincia de Chucuito, fue de 1.749; agreg-ados a· éstos, ·sin eqr :
dej-ada a los jefes indios, tanto a los principales como a las segundas per-
sonas, queda muy clara en este documento de 1600; los oficiales espa-
ñoles parecen haber tenido un papel en gran medida de supervisión .
' · · Chucuito estaba entre las más distantes provincias que abastecían la
l bargo, el contingente de la provincia incluía 399 que ya estaban en JI~ ! mita, unos 500 kilómetros desde Potosí en linea recta. Cañete establece
1 tosí. Las listas de éstos fueron enviadas de vuelta n Chucuito por lo-s jefes \ la distancia en unas 130 leguas de camino (desde el Desaguadero). Había .

~ indios a cargo del contingente previo. El número total fue, ~n consecl!en- t cuatro ciudades todavíá más distantes, que servían de puntos de reunión
¡ para los mitayos: Tinta y Pomacanche, a 180 leguas; Azúngaro n 170, y

,''
cia, 2.148: una cifra notable, cercana n In cuota de 2.200 asignados para
Chucuito en esta época. No hay indicación de cuántos años habían pasado r L)ampa a 160 18 • Ha quedado muy poca información directa del tiempo que
desde que estos mitayos sirvieran por última vez. Por norma: desde luego, 1 a
ll~vaba los mitayos llegar a Potosí desde sus diversos puntos de partida.
cada uno servía, en sie~e años, uno. Vista, sin embargo, la disminución de , Un informe de 1620 compilado por el virrey príncipe de Esquilache
la población y In emigración que afectaba a Chucuito, juntamente cün · (1614-21), sobre la cuestión de la paga de los mitayos por el tiempo em-
. .

',
1
otras áreas que abastecían la mita hacia 160q (tema que discutiremos un
poco más adelante), es probable que los jefes de las ciudades alistasen a
varios que habrían servido mucho más recientemente. Muy poco por enc_i-
1_
t
~
pleado en los viajes, adelanta que se puede suponer un avance de tres
leguas por día, distancia originalmente indicada por el presidente de la
Audiencia de La Plata 19
• De cualquier modo, los mitayos de la región más , '
1

~' roa de los tres cuartos de los mitayos estaban casados (1.629, o el 75,8
por 100). Del resto, 418 (19,5 por 100) no estaban casados, y 101 (4,7
por 100) eran viudos. Si contamos por cada hombre casado una mujer
y dos niños (una pura «estimación grosera»), la· cuota total de la población,

1
·
i:emota. (Tinta), habrían debido viajar unos sesenta días, y el tiempo/- j
promedio de viaje habría sido más de un mes •
.
20
/ ¡~.'
/li' -~ (
15 El virrey Velasco, en realidad, escogió la organización de la mita de Chucuito , .• .J'-

'
por un favoritismo especial, al comparar, ventajosamente, las listas de trabajadores :J ·
excluidos los curacas y otros jefes, sería del orden de 7.000 14 ._Cada par- h~chas en este caso con aquellas entregadas por los distritos. Ordenó a Jos corregi-
~ cialidad de las siete ciudades (16 en total, dado que Juli tenia cuatro) dores de distrito que se asegurasen que todos los hombres que se despachaban fue-
ran contados (padrón) y enviados bajo el mando de un capitán, quien era el res-
envió dos o tres jefes; así, el número total de indios supervisores era

,'' de unos 30 6 40. Los mitayos llevaron con ellos no menos de 11.703
llamas, unas cinco por hombre, cada una con su carga de comida para
:onsumo del viaje. Las llamas de los curacas ascendían a 435, o, en
ponsabfe del retorno de tod_os los enviados. Véase ANB colección Rück, item 2,
ff. 182-3 (Minas, catálogo N.o 453), provisión de Velasco a los corregidores de los
repartimientos abastecedores de mitayos, Lima, 30 de junio de 1601.
¡r

,'
16 Relación, p. 139.
promedio, entre 9 y 14 cada uno, cargadas de igual manera. . 17 Citado por Alberto Crespo Rodas, «El reclutamiento y los viajes en la "mita"
del Cerro de Potosí» (CIM, torno 1, pp. 467-82), p. 474.
l;
'- u Véase CMP CR 72, ff. 1-90, padrón de la rclta de-Chucuito, 16bQ, ~~~n¡and~ 13 Cañete, Guía, parte 1, capítulo 6, parágrafo 6.
;on la ciudad de Chucuito, 21 de julio de 1600. l9 AGI Charcas 20, «Copia de una carta que el virrey príncipe de Esquilache {
•ji) H Este total está confirmado por una declaración de Alonso Mesías en su me- escribió a su Magestad el 29 de abril de 1620», f. 2v.
noria al virrey Velasco, «Sobre las cédulas del servicio personal de los indios~ 2ll Un comentario de Alonso Mesíás sugiere que una marcha diaria de tres

~ :DII, tomo 6, pp. 118-65, sin fecha, pero claramente entre 1601 y 1603), p. 140. leguas era más de lo que podía esperarse. Según él, la mita desde Chucuito nece- l
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101
Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja
(
La cuestión de si se debía pagar a los mitayos por el tiempo que les
llevaba ir a Potosí y volver, surgió muy al comienzo. En 1563 la corona
de la mita de los presidentes y oidores ·de La Plata; y de hecho, a ellos
se les ordenaba, en ocasiones, tomar parte en la organización de la mano
-(';
-~
emitió una orden concluyente de que se debía pagar a los indios por sus de obra desplazada, como el caso, por ejemplo, de don Diego de Por- (
viajes corno mano de obra desplazada 21 • No obstante, nada sugiere que tugal, presidente de la Audiencia, a quien el virrey marqués de Guadal- (''
los mitayos recibieron en Potosí tales pagas hacia finales clel"'siglo XVI; , cázar ( 1620-28) dio instrucciones para hacer un nuevo repartimiento '
y resulta claro que nada se hizo durante prácticamente toda la mitad general en 1625. 26 • Se observaba en general. sin embargo, la norma de (
. .,'
del XVII. En 1618 el virrey Esquilache, en respuesta a las órdenes regias, que la mita era cuestión de gobierno y, en consecuencia, reservada al co- (.
dijo a los patronos que recibían mitayos en Potosí, que debían pagar los rregidor, a pesar de las protestas de la Audiencia.
costes del viaje (leguaje) a una tasa de 2 reales diarios por persona y por Con raras excepciones, aunque así parece en base a pruebas dispo-
jornada, desde y hacia la ciudad 22 • Esto chocó con mucha oposición, (!
nibles, los corregidores no se mostraban en general activos de una ma-
como era de esperar, y hacia 1627 nada se había hecho aún. La éorona
• ordenó de nuevo su cumplimiento 13 , y en 1634 el virrey Chinchón informó
nera destacada, ya sea en procurar o distribuir a los mitayos o en otros
) aspectos de la regulación de la mita, sino que delegaron estas tareas en ;!
con cierto júbilo que su visitador en Potosí, don Juan de Carvajal, había los subordinados. Los corregidores de distrito eran las figuras cruciales
)
logrado realmente convencer a los patronos para que pagasen el leguaje 2-1. fuera de Potosí, dado que era suya la respon....-.abilidad de juntar a los mi- 1~· ~~· · ·-
) Pero es dudoso que la innovación persistiera, especialmente .en vista de la tayos y despacharles. La. !.~~lización práctica de estas tareas, corno seña- :·,. •.: ¡
~
dura hostilidad de los patronos hacia el visitador.
Una vez llegados a Potosí, la autoridad suprema sobre los mitayos
!amos, era delegada en gran medidaenfas aÜtorídades indias locales. Sin .
--·· ......... ···-·-
embargO, estas debían responder-ame·--er corr.:gidor de Potosí en cuestio-
./
,>.'-· ·1

> era el corregidor de la ciudad. En realidad, el corregidor tenía amplios nes de la mita, quien tenía poder para presionarles si no conseguían entre-
~ poderes ejecutivos sobre la mita en toda el área que proveía los hombres gar sus hombres. En 1597, por ejemplo-:-·u~-;-orden del virrey Velasco
reclutados. Esto molesta a los presidentes y oidores en La Plata, que se autorizó a los corregidores de Potosí a enviar agentes, para reunir a los
~ consideraban los más altos representantes regios en Charcas, y estaban mitayos que faltaban, con cargo a los corregidores de las responsabili-
¡
~ por cierto en su jurisdicción. Pero el control sobre la mita se impuso ¡
i
dades por estas faltas n. A juzgar por otros documentos se hacía esto
antes de que se la definiera como una cuestión administrativa (de gobier- 1
) f nndor de Perú. La misma orden negaba incluso n las audiencias de Churcus y Quito
no), y sólo pocas veces ejerció la Audiencia, en el período que aquí consi- la facultad de escuchar apelaciones sobre decisiones administrativas. Tules apelacio-
) deramos, el gobierno en Charcas. Era el virrey quien tenía directamente nes debían presentarse ante la Audiencia de Lima únicamente. Véase ANJJ Minas,
(
) la autoridad ejecutiva sobre la provincia y, en consecuencia, el control catálogo N.o 620. La rcglnmcntnción de 1567 estú citada en una provisión del virrey
Guadalcázar en Lima, el 31 de enero de 1625. El sobicrno debía ser ejercido por
~
último sobre la mita: un control delegado por él en los corregidores de
25
Potosí • EUo no evitaba, de vez en cuando, la interferencia en asuntos
1
f.
audiencias sólo en caso de muerte del virrey, según cédula rc::1l del 19 de m:~rzo
de 1550, dirigida a Nueva España y Perú. En Perú. únicamente In Audicnci:~ de
~ Lima debía tener un gobierno, según una carta regia al virrey Villar del 19 de octu-
~
sitaba dos meses para llegar a Potosí, porque el avance general se frenaba por los
niños, a quienes se les bacía caminar desde los cinco años. Si, como declara Cañete,
f bre de 1586. (Para las órdenes de 1550 y 1586, véase ANB colección Rüek, tomo 3,
ff. 68v.-9, cédula real a b Audiencia de La Plata, dada en El Pardo. el 20 de noviem-
el Desaguadero está a 130 leguas de Potosi, la tasa de avance era, según Mesías,
~ muy poco más de dos leguas diarias. Véase su «Sobre las cédulas del servicio per-
bre de 1606, repitiendo que el gobierno de Charcas recaía, en ausencia del virrey,
1 en la Audiencia de Lima.) A pesar de tales órdenes. la Audiencia de La Plata asumió (
~ sonal de los indios:o, p. 140.
por corto tiempo el gobierno, luego de la muerte del virrey Enríquez en 1583, y del

~
21 Recopilación, 6.12.13, emitida por Felipe II a Monzón de Aragón el 2 de
diciembre de 1563, y repetida, con particular referencia a las mitas de las minas,
t virrey Monterrey en 1606, y recibió sus reprimendas por ello. Un ejemplo de que
en 1594, 1595, 1597, 1618 y 1627 (Recopilación, 6.15.3). f la mita era materia de gobierno viene dado por la cláusula 25 de las ordenanzas (
} 22 AG I Lima 39, tomo S, Esquila che a la corona, «Gobierno N.o 5», parágrafo 8,
del virrey Velasco, .que acompañaba su repartimiento de la mita, dada en Lima
el 31 de agosto de 1599 (en AGI Charcas 134). Para la delegación de la autoridad (
Lima, 29 de abril de 1620.
23 en los corregidores, véase, e. g., virrey Velasco a la Audiencia de La Plata, Callao,
ANB Minas, tomo 143 (Minas, catálogo'N." 655), real cédula al virrey Guadal- 30 de junio de 1605, que declara también que en la mayoría de los casos el virrey, (
cázar, Madrid, 13 de junio de 1627. · ·•· · ·
no la audiencia, debía escuchar las apelaciones sobre las decisiones de la mita hechas
4
2 AGI Lima 45, tomo 1, Chinchón a la corona, «Gobierno N.o 2:o, Lima, 9
de abril de 1634.
25 Una cédula real de Madrid, 15 de febrero de 1567, confería poder administra-
1
l
por los corregidores. Véase ANB Minas, catálogo N.0 491.
26 Portugal a la corona, La Plata, 25 de marzo de 1625, ·en AGI Charcas 20.
t
(
ZT AGI Charcas 266, manuscritos 24F., 24f., 24f., prqvisión de Velasco, Lima,
tivo para las provincias de Perú únicamente al licenciado Castro, entonces gober- 2 de febrero de 1597. (
(

<
(
·~
i
1
1 102 PcLer Bakewell Mineros,.de.la Montaña Roja
., 103
\
)" a menudo, aunque el coste pasaba, en última instancia, a los corregidores Por otra parte, los informes muestran que los jefes de la mita defen- ... ~

) del distrito y a los oíiciales indios locales, agregado a sus ya pesadas dían a veces-'a sus indios. y_ con éxito. En 1601, po_r.. ejemplo, el capitán
cargas financieras. de-los mitayos de Chucuito, don Carlos Visa, al menos durante un tiem-
l El papel de los jeíes indios locales en la mita, tanto. fuera .como ' po, bloqueó. la asignación de 56. d~ sus .homb:-es . a.las minas de Porco,
) dentro de Potosí, era claramente crucial. Los !'lanuscritos que han servido desde Potosí. Simplemente se negó a entregar estos trabajadores, y cuando
de fuente para este estudio no dan, sin embargo, una visión completa el asunto fue llevado ante la Aujiencia de La Piata, hizo un hábil empleo
..,.
'}
de sus funciones. El caso de la mita de Chucuito de 1600, ya descrita
con algún detalle; muestra claramente la importancia de los jefes de las
de la categorización de la mita como cuestión Ú:! gobierno, al negar juris-
dicción a la Audiencia en el caso. La Audien:ia se vio obligada a pedir
-, comunidades nativas en el reclutamiento de mitayos y sus familiares, y ep
el hecho de escoltarles a Potosí. Una vez allí, los mitayos caían bajo la
al virrey Velasco que se ocupara del asunto, lo que éste hizo apropiada-
mente, ordenando al corregidor de Potosí que forzara a Visa a entregar
~ supervisión de una cantidad de capitanes indígenas. Seis de éstos había11 los hombres. Los resultados no se conocen x_ Otros casos similares po-
~ sido nombrados por Toledo en 1573, con poderes administrativos sobre drían ser. citados. La impresión dada por las evidencias, sin embargo,
los mitayos. Para la época en que escribió Capoche, una décacja después, es que las depredaciones de los oficiales de los indios entre su gente,
~ 1
!
el número había crccidoa 11 te! virrey Enriquez agregó uno, y !a Audien- contrapesaban la defensa que hacían de los mitayos.
~ i
,
cia dt; La Plata, cuatro), casi todos ellos hombres importantes, jefes de _:-;-Un mitayo que llegaba a Potosí encontraba que su trabajo ya estaba
1
1) grandes grupos culturales que. los español~s identificaban . como na- 1
l asignado a un patrono de la mina o de la refinería. Los virreyes hacían
1
ciones 24 • los repartimientos periódicos de trabajadores. llegados de los distintos
·

La evidencia del trato de estos jefes hacia los mitayos a su cargo es i¡


!
distritos de la mita, siguiendo los procedimientos dictados por Toledo.
~on sus tres rei)artimientos (de 1573, 1575 y 1578), Toledo fue un reor-

', ~
~
'muy diversa. Por una parte, era perfectamente obvio que los jefes, con
el objeto de mantener las cantidades de mitayos que se esperaba de ellos,
bajo cuotas usualmente anticuadas;·. abysar¡¡n ___g_e su gente.: Tan prontc:>
como de la década de 1590 hay infórme de queJ~s-ca-cl"q4es..lrc~
i
,f'
ganizador más prolífico que los virreyes posteriores. En realidad, con el
repartimiento adicional de luan de Maticnzo de 1577, la década de los
setenta vio cuatro distribuciones en Potosí. Los rápidos cambios en las ,

., cuc:_ta.s ~e__mitay~~--qu_~ __n_o__ .P_'?~~?~ .. s~tisfacer debi9~- a_ la_ despoblac_i_9rui~

y
sús 2rovincias, estaban sustituYendo trabajadores con pagos al contado;
-daci~-cili~-sus prcipios -- re"éu~os--;~ ~xtinguían rápidam~~te-.-- qultii&an
prácticas extractivas y de purificación, junto con la tendencia de Tole?
do a legislar, fueron sin duda responsables de estas revisiones múltiples.
(
;\~

.,"
Los informes de los manuscritos muestran que los sucesivos rcpartimicn-; ,
fondos a los indios de sus jurisdicciones. Otra práctica de lps jefes de tos st: hicieron aproximadamente con intervalos de .ciLe_?.;_~_~os: 1582 (vi- \-
la mita para conseguir dinero era abastecer de trabajadores~ (indios de rrey Enríquez), 1591 (virrey Cañete), 1599 (Yirrey Velasco), 1609 (virrey /
ruego), ante las demandas del corregidor y otros altos oficiales de Potos,í, Moniesclaros), 1618 (virrey Esqui!ache), 1624 (don Diego de Portugal, ,..: '

"~
~
a cambio de buenos (aunque no especificados) pagos al contado y pre-
sumibles favores políticos 29 •

28 Relación, pp. 136-39'-...


·

. \
presiden.te de. La Plata) y, finalmente, en el período previo a 1650, lal,·-_,
distribución de 1633 de don Juan de Carvajal y Sande, visitador 'de Potosí'-"'
por designación del virrey Chinchón.
· El propósito de estas reasignaciones periódicas de los indios fue ase-
~
,
29 AGI Indiferente General 1.239, dos manuscritos sin fecha, con seguridad gurar qUe, en la medida de lo posible, mineros y refinadores en actividad
de la década de 1590: · e Lo que resulta de los pareceres de Luis Osorio de Quiñones recibieran la mano de obra necesaria, y que los trabajadores no acudieran
:t y Sancho de Valen,zuela sobre la reducción de indios de Potosí...», y Luis Osorio a ·aquellos que no tenían intención de utilizarles para la producción de
de Quiñones a un «muy poderoso señor» sin identificar. Alonso Mesías escribe de
un curaca, que confesó en 1601 a un jesuita de Potosí, que para entregar pagos
plata. Era una cuestión de conciencia política, aunque la política estaba
~ al contado en 'Jugar de los trabajadores que le correspondían, ha_bía __Y.~Il~~o su lejos de ser realizada consistentemente 31 • Había una queja continua de
~ } . m~ a~ -~~s_lla~a~ y. :vestidos •. ha. bía _¡;:_edido_.d!n.e__r~~esta?? ?.: !e~ol~ctal}?c.i!~".n:a·dó-
fiJ' , á~s'::s __ !_l!_dic:>s _y, finalmeJ:!te;~_daA~-- en prenj!!_j «empeñe») t,~na_ hiJa a Ull:._~p~_ñ§l, 30 ANB colección Rück, tomo 2, fL 79-80 (Minas, catálogo N.0 455), provisión
~ / a ~-a~~io .de s~~é_nt~_Y__ cu~t~ pes?s. Habiendo agotado todas las posibilid~de~ para de Velasco, Lima, 24 de noviembre de 1601.
· olitener' dmero, y sm medws para afrontar las demandas de las semanas siguientes, 31 Véase CMP CR 229, «Libro de acuerdo de real hacienda», ff. 83v.-4v., exlwr-
~ ' no vio otra solución que ahorcarse. cSobre las cédulas del · servicio personal de tatorio de oficiales regios de Potosí, 16 d-e julio de 1632. También, AGI Lima 34,
~ los indios», pp. 159-60. tomo 6, virrey Velasco a la corona, Lima, 10 de octubre de 1603, parágrafo 2,
~ ·-
!.5)
,........_
\
1
(
Petcr Bakcwell Mineros de la M (
104
esperanza, pero, por lo menos, al hacer esta dedaración. Carvajal nos da (
·los administradores de todos los niveles, en relación a que quienes re- una pequeña clave sobre la mecánica de la dis<ribución semanal de mita-
i cibían mirayos los aiquilaban a otros productores, y que las minas y yos en Potosí: un proceso que1 justamente JXlr haber llegado a entre- \'
plantas de purificación eran vendidas, no tanto por su valor propio, sino lazarse tan profundamente en la estructura de la vida de la ciudad, apa- {
por el valor de los mira);¿;¿·· asignados a ellas. Esta compraventa' de mano t
de obra de la mira, aunque molestaba a los gobernadores españoles (por-
rece reflejado al desnudo en los documentos existentes.
Tampoco estát1 __~laras las lín_e'!~- gene_rales d:l__ ~_égim~n de._tra)Jajo_bajo rf
que les sonaba a esclavitud), era una consecuencia natural de las impre- la mita. Toledo, en sÜsrepartimienros últimos, dividió la mita gruesa
decibles íortunas en la minería. Si una veta quedaba súbitamente yerma, ~nía a Potosí cada año en tres mitas ordinarias iguales, para que /
y, en consecuencia, no llegaba mineral a la purificadora, la fuente obvia ningún indio traoajase en la mita más de cuatro meses al año. Esta divi- i.
de ingresos que le quedaba al dueño era la mano de obra de su mira. sión en tres partes persistió, pero la dificultad es conocer exactamente
{
¡;;
Los mitayos recién llegados a Potosí eran destinados con mayor pro- cómo' el trabajador individual encajaba en ella. Algunas fuentes, inclúido ,·,~.
babilidad a trabajar entre foráneos. Muy poco esfuerzo se hacía para Capoche 34 , parecen claras en indicar que el mirayo trabajaba de manera· (
mantener juntos a hombres de un ~ismo origen. Matienzo intentó hacerlo
en 1577 y también Carvajal y Sande en 1633. Este fue en realidad más
continua durante cuatro meses (excepto los íines de semana) y estaba ,¡i.
i

el resto del año libre de servicio. Esto, sin embargo, parecería un régi- ¡·,
: lejos y puso su mejor empeño en distribuir a indios ·pe una misma
\comunidad entre el menor número posible de patronos. Aparte de las
men de trabajo excesivamente duro, incluso insoportable; además, otras u .';;

simplificaciones en . problemas de lenguaje; que podían lograrse mante-


fuentes. indican muy sólidamente que el individuo trabajaba en un e'Sque-
ma de una semana sí, dos semanas no 35 • Probablemente la práctica haya
r
-~~
niéndolos agrupados, Matienzo esperaba que los indios trabajasen mejor sido algo intermedio:-t:os 'jcfesde-·r¡¡-mita india en Potosí estaban obli- .(
bajo un solo amo, y que este amo, al contar con una fuente de trabajo :,-.,
gados a presentar cada semana a las minas y refinerías un número esta- .(
compuesta en su mayor parte por hombres de un mismo Jugar, mejorase ::).;.
blecido de hombres, especificado en el repartimiento normal. En la prác- f
·sus actitudes hacia ellos 31 • Carvajal, por su parte, esperaba que mantener
tica, probablemente sacasen para sus cuota.~ a rodas los trabajadores que
l

a los trabajadores unidos simplificara reunir a Jos mitayos cada semana


para el trabajo, ya que los hombres de un mismo pueblo vivían, según
podían encontrar, sin dar mucha importancia a las precisiones de la
rotación. Debe haber sido muy difícil conservar la rotación a medida ¡ b
f
él, en las mismas parroquias y zonas de la ranchería. Un amo estaría, por que dismJ::u~-~J...Jl_(uner.o..A_~_!!1itay_g.s~~as_íL.Los- {;¡ú~:füs, .. indivi-düálmente, f':

~1
lo tanto, en condiciones de manejar el conjunto de la fuerza de trabajo se habrían encontrado con que trabajaban, en promedio, más de cuatro
con un mínimo esfuerzo y «... sin valerse del pernicioso y reprobado meses al año (con períodos, quizá, de dos o tres semanas sucesivas, y un
abuso del empleo de sacadores ... » 13 • No sabemos si se verificó dicha alivio ocasional de una semana) desde bastante antes de 1600.
) : Añadido a la presión externa de las obras de extracción y purificado,
~ explicando cómo los virreyes organizaban normalmente la distribución de Jos mi- que actuaba sobre los mitayos por la declinación de su número, surgieron
):
; tayos. Como el virrey creyó necesario un nuevo repartimiento, ordenó al corregidor, pronto obligaciones de servir en otras tareas durante sus períodos de {

~
¡
alcalde mayor de minas y veedores del cerro, que examinaran las minas y las purifi- descanso (de huelga). Toledo, en 1578, ordenó a los capitanes de la mita '

~ caderas, y particularmente, que evaluasen su productividad; se envió entonces un suministrar de la mita ordinaria 200 indios meses (capítulo 3, anterior).

[~
. informe al virrey, quien, después de consultar con personas experimentadas, asignó
~ ndios en función de ella. El propio repartimiento general de Velasco, de la mita Para la época de Capoche, estos 200 estaban siendo sacados del contin-
9 le Potosí, fechada en Lima, 31 de agosto de 1599, correspondía a estos principios. gente de descanso, como lo eran otros 2.000 para· tareas asignadas. Capo-
36
. Para ello, véase AGI Charcas 34.) Se asignaban mitayos a las refinerías y a las che enuncia estas asignaciones como sigue :
~~.. 1inas según la aplicación de los dueños. Comentarios tales como «suele traer labor:. 1 (
~ y «trae siempre gruesa y buena labor:., están frecuentemente ligados a los n.o.mbres
~- de los que -recibían a Jos mitayos en este repartimiento. Se encuentran comen1arios ,1 ~~-
"' similares en el repartimiento de don Diego de Portugal, en Potosí, 15 de noviembre
34
lS
Relación, pp. 135, 144.
Por ejemplo, AGI Charcas 134, item n.O 5 en pliego de los manuscritos «sin 1
~ de 1624. (Véase CMP CR 201, ff. 269-79v.) Recopilación, 6.15.16 ordena asimismo fecha»: una exposición anónima, no fechada (aunque claramente posterior a 1607),
¡) la asignación eficaz y justa de los indios en los repartimientos de Potosí. _ del sistema de mita, defiende, principalmente, que Jos mitayos sean eximidos de 1.1
32 AGI Lima 45, tomo 1, núm. 1, f. 9-9v., preámbulo de Carvajal y Sande a su
L} repartimiento, Potosí, 3 de septiembre de 1633. pagar tributos.
36 Relación, p. 142. Comentario de Capoche sobre cada grupo aquí resumido.
13 Ibid.
~
~ l ~
J
)
i
106
) Pctcr Bakcwcll i Mineros de la.. . Montaña .. Roja
\

. \ 107 '
-,
- . .-.
~- _}
') 150 indios de pla:a: n quedar disponibles endu lunes en lu plaZll purn 1

servir como domésticos en l¡1s casas de la gente que los requiera, en casa Aparte de una reducción de 200 en la camid~d' de hombres asignados
de los regidores y en monasterios y hospitales. a Parco, y la eliminación de concesiones espcdales, las cifras son muy
~
1
1>
80 indios para los trajines: para ayudar al transporte de los alimentos
que entraban a Potosí.
70 indios para las salinas: para las minas de sal de Yocalla.
¡ cercanas a las de Capoche. El mismo manuscrito estima la mita ordinaria
en 4.467para 1.603, de tal manera que el número de indios reclutados de
una sola vei"erá:"aproximadamcrite, 6.000: de nuevo casi la mitad de la
} 100 indios para los reparos de las lagunas: para el mantenimiento de las 1
mita gruesa.
presas durante la estación seca de invierno. !
l)' 1
Confirmaciones posteriores de que los mitayos trabajaban en Potosí
60 indios: Al Dr. Franco, por concesión de Toledo, como estipendios para . j
.,
~ Franco. médico y cirujano designado por· él para atender a los indios enfermos
en el hospital y en sus parro.gl!ias. · ·. · · ·
1
la mitad de su tiempo, y no el tercio nominal, provienen, en 1608, de
Felipe de Godoy, anterior tesorero de la casa de la moneda de. Potosí.
Godoy da por sentado que el año de trabajo normal de la mita era por

.,
/300 indios: para trabajar er¡ el reciente descubrimiento de plata de Guari-
}) guari, como remesa de la Audiencia de La }llata. (Capoche anota que éstos 1 entonces de seis meses (y de paso queda igualmente claro el esquema de
fueron más tarde retirados.) · · · · trabajo de una semana sí y una libre) 39 • ·
141 indios: para acomp~ñar al factor Juan Lozano Machuca y a sus solda~ ·.·La mayoría de Jos mitayos vivían en los prin~ipal~.r.rios i!!dios,
l' • dos como hombres de carga en su campaña contra los Chiriguanós~ . ' _· por lo común conocidos simplemente como la ráñchería, extendida entre
100 indios: para sen·ir a distintas personas, por concesión de la Audiencia la Ribera y el pie del cerro. Parecería, por unaPlañtzigeneral de Potosí,
~ de La Plata. (Capoche no especifica propósitos particulares.) · ·.
de las postrimerías del siglo XVI o comienzos del XVII, que otras ran-
í) !.000 indios: para trabajar erÍ las minas de Porco. Dos tercios para tra-
c~erías circundaban el centro español de la ciudad. Pero el término ran-
bajar a un tiempo y el resto de huelga. · ·
~ cj:g_ía, a falta de otra clasificación, significó la comunidad nativa sur
de la Ribera. Según la Planta general, la ranchería consistía en diez parro-
11 La descripción de Capoche indica con claridad que los ajustes en
quias -:-de este a oeste, San Cristóbal, La Concepción, San Pablo, San
estas asignaciones se hacían a menuqo con los que estaban de huelga 37 •
~ Sebastián, San Francisco de los naturales, San Pedro, Nuestra Señora de
Todavía más clara, sin embargo, es la consecuencia de las asignaciones: Copacabana, Santiago,_ .Santa Bárbara y San Benito-, cuyas iglesias .aún
~ que la fracción de la mita gruesa permanentemente empleada en el reclu-
hoy sobreviven en mayor o menor grado, y algunas de las cuales son, indu-
3) tamiento creció, a causa de ellas, a casi la_ mitad. Todavía peor, para los dablemente, restos de las ocho añadid~L2_Dr .Toleslo a las sei~ que existían
J) trabajadores, fue que este trabajo extra, por Jo visto, no se pagaba. Al en 1573 40 • · · ·• · ·· •
. . , ,,...,...,...C.C..L----•-1
menos Capoche no hace referencias de pagas por él. · . Toledo intentó imponer a la ranchería un plan cuadriculado, pero ·.
ó

ID Un manuscrito de 1603 corrobora las cifras de Capoche, de los indios el esquema se fue perdiendo con el crecimiento de la población. Arzáns
D sacados de la huelga, y ofrece las siguientes asignaciones 38 : supone, por algunos vecinos españoles que registra, que la ranchería tenía
$ un sitio má.s adecuadó que la sección española de la ciudad, porque no


Indios de plaza . . . . . . .. . .. . . .. .. . 150 sufría el. exce_sq de sus gentes, que hacían del suelo del norte de la Ribera
Indios de mesas [sic] ... ... ... ... 200
A Porco ... ... ... ... ... ... ... ... 800 una base inestable para la construcción. La ranchería tenía suficiente
~ Para las salinas (Yocalla) ... ... ... 75 agua subterránea, sin embargo, para abastecer una «multitud de pozos».
Para los trajines (transporte) ... ... 100 Según Arzáns; « ... viven en cada casa ... 20 ó 30 indios en unos apo-
9 Para el aderezo de lagunas ... ... ... 100 (no para un año completo) sentos tari pequeños que apenas caben tan Solamente una cama, un fogón, r
~ Para el hospital y el doctor . .. .. . ... 60
Y hasta 8 ó 10 (sic) cántaros de aquel su brebaje (chicha), que tienen el
.@) TOTAL .. • ••. ••• ••• ... ... 1.485 mejor . lugar én aquella estrechez» ~ 1 • Actualmente
·-· .. no
. hay
-- _____datos en C!l.anto......_...
.,¿ _____ ~-

.® 39 BBSloane, manuscritos 3.055, item 4 (ff. 2&-73), «Phelipe de Godoy a lama=-

¡e
' /!!)
37 Relación, p. 144.
38 AUS, tomo 330/122, ff. 235v.-37, «1603. Relación de los indios que se ocupan
en la labor del Cerro de Potosí y en los ingenios y beneficios de metales, así de la
mita como mingados», anónimo. ·' ·
gestad de Phelipe 3.0 en respuesta de una carta que por su orden le escribió Juan
Ruiz de Velasco ... », La Plata, 14 de febrero de 1608. Véase especialmente f. 47.
40 Capoche, Relación, p. 169. Capoche no establece exactamente cuáles eran las
parroquias añadidas por Toledo.

IC
41
Historia, tomo 1, pp. 42-3.

\
t
108 :._ .. \
... ¿~
Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja 109
,,... ·'' 'Í'
a la propiedad de estas casas: si eran de los españoles o de jefes indios, (
mita se les pudiesen dar caballos o mulas, control<irían los excesos de su
y alquiladas por los mitayos, o si eran de las comunidades indias que en:
viaban trabajadores a Potosí, o incluso en algunos casos posibles, si de
gente con mayor eficacia y contribuirían también a reunir mejor a los · ¿:
Jos mitayos mismos. Ei coste de la vivienda de los mitayos, en consecuen-
trabajadores el lunes. Pero, se quejaba, los capitanes eran los primeros
en emborracharse 46 • -·
/ 1:
cia. es también desconocido, y constituye un importante ele¡:nento, perdi-. Los -mitayos,- áe- hecho, pasabari buena parte de sus domingos espe- (
do para cualquier cálculo sobre el valor de sus ingresos.
rando Ia __ p~ga: de nuevo una ·ruente--de--que)as ·ocasióriales de los-espa.:
'1
¡'
(
Hasta 1600, o muy poco después, era costumbre de los patronos espa- ñOles más conscientes, que desaprobaban que a los indios se les robase . i
ñoles de los mitayos acercarse los lunes a la mañana a la ranchería-y ·a- (
otros barrios indios para-juntar a- IÜStraba}acro-res-aslgñ"íiCios~- No -es per-
así su día de descanso. Existía una regla generalizada, en realidad, desde
) (!' '!
comienzos del siglo XVII, de que a todos los trabajadores indios, fueran
ceptible e! mecanismo preciso de esta actividad. Parece probable que los 1.
~
mitayos o voluntarios, se les pagase el sábado a la tarde para que dispusie- ,' 1

capitanes de la mita delegaban el juntar los hombres en indios de menor ( .


ran del domingo en libertad, con el fin de descansar y dedicarse al culto 47 • ~- :
jerarquía: curacas de la ciudad o jefes del ayllu. Pero este sistema fue
)
abandonado después, quizá en· razón de «los problemas y tiranías» im-
i Pero para la época, Potosí ya se había deslizado irrevocablemente
{
'
:¡ 1
1
1
¡ a la semana de trabajo de martes a sábado, sin tiempo remanente para (
puestos sobre los indios por los españoles, como lo menciona un testigo 42 •
)
1
las pagas del sábado a la tarde. Incluso, algunas autoridades pensaban
El procedimiento se reemplazó por Otro en el que los mitayos eran reuni- 1 (':' 1
l que esperar por las pagas el domingo reducía al menos las oportunidades . ,.¡
dos en un lugar único entre la ciud1-1d y el cerro, presumiblemente por 1

~ ! de los indios de beber chicha. ~-


sus propios jefes, y luego distribuidos entre los patronos. Pero con el tiem- ,~-1

1 Los porcentajes diarios de paga de la mita, establecidos por Toledo ('


> po se construyó un cercado para este propósito, dado que en J 625 se •..
_¡ en 1574-75, prevalecieron durante los veinte años siguientes, hasta que el
~ hace referencia obvia a la reconstrucción de una cerca sobre Guaina
¡ virrey Vclasco Jos elevó ligeramente como sigue 48 : -· __ .r. /: ;.,

v---
Potosí (la colina más pequeña, inmediatamente al norte del cerro, que 1 ). 't '·¡. . -
~ sobresalía sobre la ranchería), donde los oficiales españoles se ocupaban
(

~ evidentemente de ase!!urar una distribución precisa de los trabajadores 0 . 1


¡ Trabajadores
Car¡!adores de
minera! (desde Trabajadores
f~'
Toledo, en sus ordenanzas de 1574, estableció una jornada de trabajo
~ej~j_ías de las minas el cerro a las de las refinerfas i"':
) semanal de para !os mitayos 44 • Sin embargo, hacia comienzos del
refinerías) ~~i
siglo x:vzz, si no antes, fue reducida a cinco días, puesto que el lunes (
f
) se ibo en iunt" y distribuir a los mitoyos, y entregorles a las minas y refi. Toledo . . . . 3,5 reales por día 3,0 reales por día 2,75 reales por día (
) -nerías, y el trabajo no comenzaba así hasta el martes, continuando hasta Velasco ... . 4,0 reales por día 3,5 reales por día 3,0 reales por día j(
(
1 el sábado a la tarde. Esta reunión semanal era obviamente un asunto
~
fff;
prolongado y nada trarrquilo. Existen referencias ocasionales sobre la in- (
- dignación de los españoles, en relación con las parrandas dominicales de La revisión de Yelasco fue la última en el período que duró hasta 'f'
1650. (
los indios, continuadas a veces hasta el lunes e incluso el martes, lo que
~
t
45 Dos cuestiones obvias surgen en relación con las pagas: ¿pagaban (
debía retrasar los negocios • Capoche sugería que si los capitanes de la
realmente, y si era así, cuál era su valor? Ambas son difíciles de contes- i
~
41
AGI Charcas 51, Carlos Corso de Leca, «En cumplimiento de lo que vuestra
1 tar con certeza, por falta de información apropiada. Durante la busca
(
e~celcncia me, manda haga relación tocante al
;f
(
.

~
mita ... ~. Potosi, 1 de marzo de 1617, párrafo 2.
43
AGI Lima 40, parágrafo
virrey Guadalcázar
repartimiento de los indios de

a la corona, «Gobierno N.o 2:., Lima, 31


de datos para este libro, no aparecieron libros de cuentas de lás minas
r 11
de octubre de 1625, 7. , 46 Relación, p. 141.
~
44
< ... que trabajen toda la semana excepto las fiestas ... :.: cláusula 3 del- título
47 Recopilación, 6.15.9, fechado en 1601, y repetido en 1608.
«De los desmontes, trabajo y paga de los indios•, en sus ordenanzas de las minas. 48 Para los porcentajes de Velasco, véase AGI Lima, 39, tomo S, virrey Esqui-
La 45Plata, 7 de febrero de 1574 (Levillier, Gobernantes, tomo 8, p. 231). lache a la corona, <<Gobierno N.o 5», Lima, 29 de abril de 1620, párrafo 3. La fecha :1
AGI Lima 35, tomo 2, virrey Montesclaros a la corona, «Minas•, Callao, 28 de la revisión de Velasco sobre las pagas no está clara en este documento. Velasco 1!
W de marzo de 1609, parágrafo 12; o AGI Charcas 415, tomo 2, ff. 205-6, cédula asumió la administración en 1595, y los nuevos porcentajes estaban en vigor hacia
real a Montesclaros, Aranjuez, 20 de abril de 1608. agosto de 1600. (Véase AGI Charcas 80, manuscrito sin título, encabezado «Char-
I
¡
cas 1600», f. 30v.) CTHR).
¡;
'1
(
)
,
1!0 Mineros d
f)'· Alimentos adquiribles _/, :., '
Paga
(er. kilos, redondeado)
~ del siglo XVI. Pero alguno de estos libros que sobreviven, referentes a por una en ur:.:r semana de siete días
~- a
1630, dan con fuerza entender que las tasas establecidas eran realmente
Mitayo
semana
de cinco
pagadas: aunque, desde luego, dichas cuentas se refieren a una propor- Chuño Charqui
días
!Jl ción mínima de las minas y refinerías de Potosí 49 • No obstante, hay razo- (reales)
Patatas Oca Maí:
nes para argumentar que, si se hacían las pagas correspondientes a 1630,
~ 3i 20 15 11
época de un declive general .en la minería, es probable que haya sido tam- 37
~ Trabajador en la mina
20 ~-,
-., 18 13 10
bi6n así a fines del siglo XVI y comienzos del XVII, épocas, en compara- Cargador ......... ·..... . 17,5 .J- .J-

~ ción, de prosperidad. Otso signo p~~0X.~. es_!~ falta de quejas de Jos Trabajador en la purifica-
15 28 28 15 11 9
indios respecto a la falta de pagos. Los oficiales pr-otectores de los indios ción ................. .
~ no eran inactivos,'y presentaban otras quejas sobre la minería ante la
~ justicia. Nuevamente las críticas jesuitas a la mina, si bien aprovechaban En la tabla siguiente, las cantidades de alimentos que se pueden adqui-
~ ardorosamente la gran· variedad de 'los abusos contra los trabajadores;
no hacen referencia a íalta de pagos 50 • FinallT!ente, existe la evidenéia de
rir con la paga semanal se muestran en· equivalentes diarios de kilocalo-
rías: es decir, que gastando su ganancia completa en comida, un mitayo
~:~~ .~a._b_:~
-~
f'.::>' testigos. Toledo mismo escribió, en sus últimos despachos desde Peril,' en _comprado. cada día _estas cantidades de_ kilocalorías, ya .. sea
~ el convencimiento de que las pagas ordenadas por él llegaban a los tnl~ en patatas, maíz o charqui .. No hace falta, desde Juego, acentuar la falta
bajadores. Existe también un cuestionario de 1577 bastante extraño -ex- cÍe- .p.recisión de las cifras 53 • Son válidas, además, sólo para los primeros
f~· traño porque no está claro su propósito--, con respuestas en las que
xvu.
~ varios vecinos de Potosi confirman tanto los montos de las pagas esta- años del siglo
Kilocalorías adquiribles diariamente
)® blecidas por Toledo, como que ·dichas pagas eran realmente desembol- con la paga de la mita
sadas 51 •
{JJP Sobre el valor de las pagas, la evidencia es igualmente escasa. Difícil- Maíz C!tarqui
Patatas
)@ mente los precios serían los adecuaqos para las necesidades primarias de
los indios, cuyos coste~ serían la medida más segura del valor de sus 3.300
>e ganancias. Una Descripción de Potosí de 1603 ofrece algunas cifras re- Trabajador en la mina . .. . . . . . , .. . . ..
5.200
4.500
2.800
2.400 2.900
2.500
)@ Cargador ... · . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. 2.100


dondas de Jos precios de maíz, patatas, chuno, oca y charqui (tasajo).
A juzgar por esta cifras, las cantidades de los diferentes alimentos que r Trabajador en In purificación . . . . . . . ..
3.900

CLXXXlll, Madrid, 1965), pp. 381-82, da estos precios por fanega, en pesos
las tres categorías de mitayos podían comprar cada . semana, en casó
l!IJ ganar la escala establecida por Yclasco y de gastar todo el ingreso de la
ensayados: chuño, 6; maíz, 5; patatas y oca, 3. Se aprecia que el charqui cuesta
1,5 pesos la arroba. Estos precios no pueden ser confirmados por ninguna otra
¡@ mita en un único alimente:>, habrían sido como sigue 52 : fuente primaria contemporánea, pero informes de comienzos del siglo XVII dan
i
precios de las llamas, vino y coca que coinciden estrechamente con los dados en la ..
¡~ ANB Minas, tomo 9 (~1inas, catálogo n.O 720), «1630-1638. Cuaderno 1 de los
49 «Descripción» para aquellos items, lo que sugiere que quien escribió la «Descrip- •1
!1
~ autos seguidos por don Rodrigo de Mendoza y Manrique, administrador y arren- ción» estableció los precios de su tiempo con alguna precisión. Alonso Mesías, en
) datario que fue de las minas y los ingenios del general don Pedro Seres de Ulloa su «Sobre las cédulas del servicio personal de los indios», p. 149, indica que el
) @1P en el cerro y la ribera de Potosf, con doña Francisca Campuzano, viuda y here- precio del charqui es de 3 pesos corrientes la arroba, o cerca de 1,2 veces el precio
~ dera de aquél...», contiene libros de cuentas de un ingenio y de un pequeño dado en la •<Descripción». Los cálculos en esta tabla están hechos en base a la
) ~ número de minas del cerro. Estas cuentas son, con toda claridad, diarios originales suposición (de fuentes contemporáneas) de que una arroba pesa unos 12 kilos,
@ llevados por el administrador. No hay razón para suponer que fueran falsificados. y que 1 peso ensayado valía unos 425 maravedíes, y un peso corriente, 272 marave-
) 50 Antonio de Ayáns, c:Breve relación de los agravios que reciben los indios que dís. También se supone que una fanega equivale a 2,5 fanegas de Estados Unidos
) @ hay desde cerca del Cuzco hasta Potosí. .. », 1596; y «Pareceres de los padres de la (Stephen Naft, en Conversion equivalents in international trade, Filadelfia, sin
Compañía de Jesús de Potosí•, 1610; ambos en Rubén Vargas Ugarte (ed.), Parece- fecha, p .336, da la fanega moderna en Chile y Perú, respectivamente, como iguales
)®: res jurídicos en asuntos de Indias (Lima, 1951), pp: 35-88 y 116-31, respectivam::nte. a 2,575 y 2,36 fanegas de Estados Unidos, aunque sin dar el valor para Bolivia); que
~1 Sl AGI Charcas 40, manuscrito 77, Potosí, 30 de diciembre de 1577, información los pesos de 1 fanega de Estados Unidos, de patatas y maíz, respectivamente, son
) ~, de Juan Calvete (JHR). · · ·· unos 30 y 28 kilos (ibid., p. 193); y que (por analogía con las cifras de Naft) 1 fa-
®
i S2 «Descripción de la yilJa y minas de Potosí. Año de 1603», en Marcos Jimé- nega de oca y de chuño pesan, respectivamente, poco menos de 30 y 25 kilos.
2_ nez de l.a Espada (ed.), Relaciones geográficas de Indias-Perú, tomo 1 (BAE, tomo
~ .
)
)~
)_®
_.....
(
(
113
Mineros de la Montaña Roja (
112 Petcr Bakcwell
una estimación de 1608, de (
Resulta claro, suponiendo que las pagas de la mita fueran realmente Ello queda suficientemente claro por
mitayo en Potosí durante sus '(
entregadas con regularidad y que los precios de los alimentos fueran los re- Felipe de Godoy, sobre los gastos de un
\
gistrados por las escasas fuentes, que el mitayo, individualmente, tenía algu- seis meses de trabajo obligatorio~: (,.
na oportunidad de asegurarse, a través de sus ganancias, el número de Pesos (
calorías necesarias para llevar adelante su trabajo. (Para un trabajador corrientes
adulto puede considerarse suficiente unas tres o cuatro mil kilocalorías (
16,00
por día.).:.: Con la familia en Potosí, sin embargo, el trabajador o la fami- Tributo (tasa), a 32 pesos por año .......................... . (
l. 1.50
lia debe haber sufrido carencias de alimentación, si se cuenta únicamente Granos, a 0,5 reales por semana ............................. .
• el ingreso de la paga de la mita. Pocas referencias hay, y de pasada, sobre
i 2.
3.
Hospital .................................................... ..
0,40 (
,\!

) 1 Diez fanegas de maíz y chuño (combinado), comprados ni detalle, ;¡


el trabajo de las mujeres y niños en tareas relacionadas con la produc- ' 4.
i a 12 pesos la fanega ........ ; ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 120,00 l·t;
~ ción de plata. Capoche, por ejemplo, menciona que las mujeres y los niños Carne, pescado, leila ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 25,00 i(
5.
) tamizaban mineral triturado en las purificadoras; y la «Descripción» de 1 Chile, sal. otras comidas extra (chucherías) ... ... ... ... ... ... ... 6,00 \\
6.
t Vestidos: para reemplazar los que se destruyen en los trabajos V
~
160.3 relata que también buscaban, en la superficie, trozos de mineral 7.
de extracción ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 5,00 rl...
abandonado (ocupación descrita medi~nte el verbo pallar) 55 • Con toda i(
Velas, a expensas del trabajador ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... 26,00
~ 8. l.
probabilidad. sin embargo, mujeres y niños tendrían qúe trabajar exten-

~
sivamente en tareas no mineras, con el objeto de comprar el alimento
1
ToTAL ... .. : .............. .
..................... 200,10 k
¡l.
que la paga del hombre no llegaba a cubrir. Si se toman en cuenta los y!;
~
~
costes extra de vivienda, ropa, tributos y otras exacciones (para no men-
cionar la jornada desde y ha~ta Potosí), queda suficientemente claro que
Por el trabajo de 26 semanas, a 2,5 pesos (tasa máxima dada a los / '(
obreros de las minas), el mitayo recibía 65 pesos. En consecuencia, tenía
"'{
'J,
1 un mitayo no tenía más elección, en Potosí, que buscar trabajo durante
! los seis meses en que estaba libre de la mita. que encontrar, según los cálculos de sus costes hechos por Godoy, 135,1 J,¡ ~·

53 Las cifras están redondeadas n la centésima. Dan las cantidades de alimento
pesos por sí mismo: ya sea llevando esta cantidad con él a Potosí al
contado o en mercancías, o ganándolo durante sus meses de huelga. No ~3
~ que se pueden comprar con las pagas scm:molcs de unn semana de trabajo de cinco parece que las cifras de Godoy estuviesen infladas. Los precios de los (
t
días, gastadas en unos siete días. Los valores de las calorías de los tres alimentos
~ dados están tomados de la Tabla 1 de Cathcrine F. Adams, Nutritil'e value of
alimentos son algo más altos que los de la «Descripción» de 1603, pero 't
American foods in common units (Hundbook de Agricultura n. 0 456, Agricultura] debe ser por tratarse de compras al detalle. En su momento discutiremos
~ Rescarch ScrYice, Departamento de Agricultura de Estados Unidos, Washington D.C. los costes de granos y hospital. Y desde luego que estas estimaciones de (
i.

~ 1975). Esta fuente no nos ofrece los valores para la oca y el chuño. Los valores .(.".
Godoy son para los gastos de un trabajador individual. Parece claro, nue- ·'
por kilo de patatas, maíz y charqui son, respectivamente, 987, 948 y 2.002 kiloca- {
vamente, que la paga de la mita, al menos en los primeros años del si-
~ Jorías. Se supone que el maíz a la venta en Potosí era grano puro, y que los pesos
(
¡
citados no incJuycn, por tanto, el mnrlo. Adams estima el valor en calorías del glo XVII, estaba lejos de cubrir la manutención de una familia.
~ :t}·

l
cereal en base al marlo, constituyendo éste el 45 por 100 del peso, en 522 por kilo. Las cargas sobre el mitayo se hacían más pesadas, por la constante
Aquí la suposición es que el marlo en Potosí, en la época en cuestión, hacia una
~ proporción mayor del peso total (digamos, el 50 por 100), por lo que el valor en
disminución de las cantidades de hombres desplazados que realmente apa-
recen en Potosí par(\ el trabajo: Aunque las cuentas de las remesas, en
!) =
calorías utilizado aquí, para maíz puro, es 50/55 X 522 X 2 kilocalorias ( 949).
el mejor de los casos, son imprecisas y generalmente sospechosas por ~1
54 Esta estimación está basada en cálculos hechos por Sherburne F. Cook y
·t¡
9 estar hechas, o mejor estimadas, por gente con intereses para probar o
~~
Woodrow Borah, de la venta diaria en calorías de una huerta azteca típica o carga-
dor en el Méjico precolonial. Su estimación de 2.785 para un día de trabajo ha sido desaprobar, poca duda queda de que el llamado entero de la mita, o nú-
~ incrementada aquí, dado que parece probable que el régimen de trabajo de los
fj mitayos haya sido más pesado que el del trabajador azteca considerado por .Cook
mero total de indios que aparecen para el servicio de un año, declinaba
~~
y Borah. Véase su ensayo «lndian food produétion arid consumption in· Central
constantemente desde las épocas en que Toledo dio forma a su tercera (
;1
~ Mexico befare and after. the Conquest (1500-1650)», capítulo 2 de Essays in popu- mita, la más numerosa, en 1579. Juan Ortiz de Zárate, corregidor de
~
'dJ
lation history. Mexico and California. Volume Three (Berkeley, 1979), p. 157. Las
.anatomías probables de Jos mitayos de los Andes centrales y de los mejicanos con-
Potosí entre 1592 y 1594, aseguraba que en 1592-93 más de cinco. sextos ~.
¡) siderados por Cook y Borah resultan comparables (50 a 55 kilos) (ibid., Tabla 2.1).
55 Relación, p. 122; e Descripción•, p. 377.
56 «Phelipe de Godoy a la magestad de Phelipe 3." ... •, f. 46v.
L
(
~ ?f
~
.,,
)...

114 Peter Bakewell Minerós de)!


. ~·< •

~ de los mitayos supuestamente en la ciudad, estaban realmente allí, a~nque


en 1594 el licenciado Juan Díaz de Lopidana, un oidor de la Audiencia
recibidos en Potosí. Hay varias y claras razones que expiican este decli-
ve, aunque es difícil fijar su importancia relati\'a. " . · , · \.,, L · · '.
1> de La Plata, enviado para corirrolar la mita de Zárate, sostenía que ape- Debemos dejar claro desde el comienzo una cuestión central. La caída
~ nas la mitad (6.900 de 13.400) estaba presente 57 • Ambas· estimacione~ en las cantidadeswde m~tayos en Potosí fue sólo en pequeña medida
resultado. de las réducciones en io~ reéit.itamieritoii establecidos para las
~ parecen exageradas: Jade Zárate, excesivameqte alta en vista.4e la reciente
epidemia de viruela, de la que él mismo había declarado que había redu- comunidades indígenas. Con pocas exc~pciones. las cantidades exigidas ·
~
p cido el entero; y la de Lopidana, muy por debajo, a la luz de los últimós anualmente de la población nativa permanecieron en gran medida como
Toledo las había estipulado. Su mita gruesa de 1578 comprendía 14.181
1V informes. Por ejemplo, eri 1622, Alonso Martínez de Pastáuia; un ·ofi-
cial visitador de Potosí, calculaba ·que el entero era cerca de un tercio trabajadores. La del virrey Cañete, en 1591, especificaba 13.302, como
~ por debajo del nivel establecido 58 : La disminución bien puede haberse Ia.del virrey Velasco de 1599. En 1609, el virrey Montesclaros asignó una
19 acelerado después. En 1633, por ejemplo, la provincia de Pacajes éÍ-a mita gruesa de 12.720;. el virrey Esquilache, en 1619, una de 12.882; .
en .1624, don Diego de Portugal (presidente de la Audiencia de La Plata,
conocida por estar enviando a Potosí únicamente 500 de los 1.300 Il1i:
~ rayos que anualmente le corresponc1ían 59 • y en 1649, el corregidor 'de actuando bajo órdenes del virrey Guadalcázar), una de 12.795; y en ·
~. Potosí estimaba que la mita ordinaria era sólo de. 2.800, lq que da; a 1633, don }uim de Carvajal y Sande, en nombre del virrey Chinchón, una·
,$• entender una mita gruesa de unos 8.500: · ~ifra muy por dtbajo d~ los de 12.354. Hubo, en consecuencia, una reducción oficial de únicamente
12.500, o algo así, que debían estar presentes ese año. El nún1ero de tra- 1.827 erÍ la mita gruesa, un 13 por 100, entre 1578 y 1633 (y sin ningún
® bajadores de la mita real era todavía más pequeño, dado que la cifra de recorte posterior, antes.de 1650) •
61

@ 2.800 incluía también <<indios en la plata»: hombres cuya presenci¡¡ ~e Por lo tanto, la severa caída en la cantidad de mitayos presentes para


@
reemplazab•: con dinerq al contado, ya sea por el curaca o por los trab.a:
jadores mismos, para permitirle al patr()no ~ontratar otros en su lug!\r.
(Esta práctica y sus posibles ramificaciones serán discutidas más ade-
trabajár en Potosí fue en gran medida resultado de que las cuotas no
eran cumplimentadas. Una clara razón para ello fue la disminución de la
pobl~ción en las áreas pe la mita, áunque ,este hecho no será reconocido
por los administradores· españoles hasta los primeros años del siglo xvn.
~ lante.) En realidad, en Í 650 el virre/envió al rey otro informe del corre-
gidor de Potosí, que afirmaba que sólo 800 mitayos habíán aparecido. en El virrey marqués de Montesclaros ( 1606-1614 ), por ejemplo, percibió, en
:@ 1610, que en algunos lugares los nativos habían disminuido tanto (aca·
persona (entregados efectivos) para la mita, mientras que otros 800 habían
8 sido <<entregados" en dinero. Si esto era realmente así, no sólo fracásaba bados) que era imposible para ellos enviar contingentes completos a Poto-
sí 62 • Diez años después, el príncipe de Esquilache informaba que la dis-
~ la mita en llevar a Potosí los cuatro quintos del número de trabajadores
minución había persistido de tal modo que de varias comunidades de
que tenía que entregar, sino que también h·abía producido un tremérido
~ descenso en las cantidades, entre 1649 y 1650 60 • los alrededores· de Potqsí -Puna, Chaquí, San Lucas, Tocobamba, Oto-
~ Si bien un colapso de esta escala en tan escasos meses es difícil de bamba, Tinguipaya, Yura, Vicisa, Caiza y Toropalca, ninguna de las cua,
aceptar, no puede uno resistirse a la conclusión de que un declive·agudo ·les estaba a i:nás de doce leguas de la ciudad- no habían venido mitas,

.
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•l!
l¡¡?
i
y general había ocurrido a mitad del. siglo XVII en el número de m.ltayos

SI Juan Ortiz de Zárate a ?, Potosí, agosto-septiembre de 1593 (sin ed.), en AGI


Charcas 17; vecinos de Potosí a la corona, sin fecha (pero claramente de 1594),
y tampoco durante todos los años pasados 63 • Chinchón estaba seguro, en
1635, de que quienes sostenían que no habían ocurrido pérdidas en las
cantidades de indios (como lo hizo don Juan de Lizarazu, presidente en
La Plata, en 1636), estaban equivocados: cla [opinión] más piadosa,
.~ párrafo 2, en AG 1 Charcas 32, manuscrito 32. responsable y segura es que su deterioro ha sido grande y la. experiencia .
l~
58 Pastrana a la corona, Potosí, 22 de marzo de 1622, f. 2v., en AGI Charcas 36.
59 ANB Minas. catálogo N.o 683, «1633. Don Gabriel Fernández Guarachi, indio,
61 AGI Charcas 266, manuscrito 3, f. 16, auto de don Juan de Carvajal y Sande,
capitán general enterador de la mita en 1634, sobre los trabajos que don Antonio
Mogollón eje Rivera, corregidor de La Paz, le opone en el cumplimiento de su Potosí, 15 de mayo de 1634 .. Carvajal da, en· cada caso, la mita ordinaria. La mita
comisión•, f. 15 (carta de Fernández Guarachi a la Aúdiencia la La Plata, Pacajes, gruesa se obtiene multiplicando simplemente por tres.
8 de noviembre de 1633). 62 AG 1 Charcas 54, Montesclaros a la corona, <H. Minas de plata y oro», Callao,
60 Don Juan Velarde Reviño, a la corona, Potosí, 31 de julio de 1649, en AGI 22 de marzo de 1610, parágrafo 4. 0
63 AGI Charcas 54, Esquilache a la corona, <Gobierno N. 4», Lima, 24 de
Charcas 21; conde de Salvatierra a la corona, «N.0 53, gobierno secular», Lima,
20 de marzo de 1650, en AGI Lima, 54, tomo 3. abril de 1620.
.... ,,. -~· .- ~-..- r-'{·:.... 7·= , : -~ -:. ...,

117 (
ll -·'-¡' Mineros de la Montaña Roja .
(
1
lo muestra así en las re-inspecciones y re-evaluaciones hechas» 64 • Un es- anteriormente identificadas por Henry Dobyns como ocurridas en Perú
68
(
critor anónimo sobre la mita aseguraba, en los úlimos años de la década 1 en el mismo período •
de 1630, que algunas comunidades tenían que enviar la mitad de sus (
tributarios anualmente a Potosí, tan aguda era la pérdida de gente 65 • Lugar .. Enfermedades (
Período
La investigación moderna sobre la demografía en el período muestra 1
¡ Viruela, sarampión 1 (
que estas observaciones estaban bien fundadas, aunque fueran tardías. 1S72-73 Perú
' Perú (en especial, Potosí) Pestilencia 2 no identifi- (
Las cantidades de indios disminuyeron, de hecho, desde la época del censo 1584 cada
general de Toledci, en los primeros años de la década de 1570, o más Perú, Quito, Santa Fe Viruela, sarampión (
bien continuaron el descenso comenzado antes o con la conquista. En el 158S (D)
Potosí .Gripe :.1
1S89 (D) Viruela, sarampión, grip~?, (
área del actual Potosí, de donde provenía la mayor parte de la mita de 1S90.93 (D) Potosí, Charcas, todo el
Potosí, el descenso entre 1570 y 1620 rondaba el SOpor 100 60 • El declive Perú
Enfermedades contagiosas •
{
persistió hasta entrados los primeros años del siglo xvm, aunque proba- 161S Charcas
(no identificadas) (
blemente a una tasa progresiva más lenta 67 • Una variedad de causas som- Quito, Lima, Sierras cen- Sarampión y alfombrilla 5
1618·19 (D) (
brías, todas muy familiares al historiador de las col()nias españolas de tra les, Potosí 1'
América, condujeron a este desastre·. Las epidemias ·en. Europa, Asia y Perú Sarampión ('
1628 (D)
Sarampión
Af rica acabaron con gentes de todas las-ed~des. La guerra cobró sus víc- 1634-35 (D) Perú
('
timas en las primeras décadas posteriores a la conquista: ya sea de espa-
~ ñoles contra indios o de indios contra indios (a través del empleo de los 68 El sufijo «D» en la fecha indica una epid=ia mencionada por Hcnry F.
(
1
~ españoles de auxiliares nativos), o menos directamente, en los conflictos Dobyns en «An outline of Andean epidemic history to 1720", Bulletin o/ thc history (
entre españoles (como en las luchas de los monárquicos pizarristas en of medicine, 37: 6 (noviembre-diciembre de 1963), pp. 493-S1S. Otras fuentes e in- i
~ Perú y Charcas, que quizá no llegó al exterminio completo de muchos formación aparecen bajo notas numeradas, como sigue: (
l. AGI Lima 270, tomo 1, f. 418, don Fran::lSco Manrique de Lara a Juan
~ indios, pero que, como se ha visto, al irrumpir en la vida cotidiana,
de Ovando, Lima, 8 de abril de 1S73.
(
produjo sufrimientos y mortalidad, en especial por el pillaje de alimentos 2. CMP CR 7, C: 102, acuerdo de In real hacienda, Potosí, S de septiembre de
(
y animales). El desorden general de la economía, de la sociedad y de las 1S84. Esto puede ser una temprana mención a In epidemia de 1S8S, destacada por
ideologías puede ciertamente, a largo plazo, haber sido una amenaza tan Dobyns. (
3. Los comienzos de la década de 1S90 fueron épocas de plagas particularmente
seria para la población nativa como las enfermedades: las enfermedades agudas, con diversas onda:; de enfermedades que se abatían sobre el virreinato.
matan a las personas, y el desorden impide el nacimiento de niños que Para la incidencia de estas en Potosí y en Charcas. véase AG 1 Charcas 32, manus-
reemplacen a los eliminados por la enfermedad. crito 17, del cabildo a In corona, Potosí, 2 de marzo de 1S90 (estableciendo que In
mortalidad no fue alta en .Potosí); AGl Charcas 17. pássim (peticiones de los curn-
Potosí, y la región desde la cual se recolectaba la mita, sufrieron cierta- cas de Presto, Tarabuco, Chayanta, Visisa, Chaqui, Tncobamba, Tinguipayn, Poto-
mente las enfermedades. Si bien no hay informes oficiales sobre éstas, los
manuscritos consultados para este 'libro revelan diversos brotes en Potosí,
bamba, Sipesipe, que indican todas la extensión y la gravedad del sarampión y la
viruela, con una alta mortalidad, en Charcas); AGl Charcas 3S, manuscrito 79, .(
! (

Diego Bravo, contador de Potos{, a la corona, Potosí; 18 de marzo de 1S93 (relata


en sus alrededores y en amplias áreas del virreinato de Perú, entre 1560 que durante su reciente servicio como corregidor de Porco, vio morir· indios al
y 1650. Estas están relacionadas en la lista siguiente con serias epidemias, ·(
costado de los caminos mientras entraba con sus trenes de llamas; y estima la mor-
talidad debida a la viruela en un 2S por 100, aproximadamente, de la población ' (
de Perú).
64 AGI Lima 4S, Chinchón a la corona, «Gobierno y hacienda N.0 46», párrafo 7, 4. ANB Audiencia de Charcas, libros de acuerdos, tomo 3, f. 118, parecer de la (
Lima, 1 de mayo de 163S. Audiencia, La Plata, 8 de julio de 1627 (sic). Esto pudo ser un ataque de difteria,
65. AGI Charcas 134, manuscrito S, en -pliego de manuscritos sin fecha._ -: · comenzado en Cuzco y desplazado hacia el sur, mencionado por Dobyns (p. S09). (
66 Noble David Cook, Demographic collapse: Jndian-Perú, 1520-1620 (Cambridge, S. Esto comenzó en Quito en 1618, descendió a lo largo de la costa hasta (
Inglaterra, 1981), p. 118 (para las cifras del sumario) y pp. 247-SS (para un resumen Lima y penetró luego en las montañas, matando muchos criollos, pero aún más ,._
de las causas del declive). · indios, según el virrey, que dio instrucciones a los médicos de preparar recetas (
fi1 Nicolás Sánchez Albornoz, La población de América Latina. Desde los tiem- de remedios simples, luego impresas y enviadas a todos los corregidores y curas de
pos pre-colombinos al año 20C!D (Madrid, 1973), p. 113. las parroquias de la sierra este y sur de Lima (AGI Lima 38, tomo 4, Esquilache (
(
(
L
.,
'l
118 Petcr Bakewcll Mine~os de la Montaña Roja·,.
119

,
r.:
!/
dientes. Así, el movimiento anual de la población que resultaba de la·
1 Estos males redujeron la fuerza de trabajo de Potosí, como )q not~r()n
mita pudo haber alcanzado en algunos años la cantidad de 25.000, a lo
los observadores de la época;· pero lo que no notaron los mineros y aq~
que debe agregarse un número sustancial de trabajadores en la minería
ministradores fue la seria posibilidad de que el mismo Potosí agravas~ , y otras ocupacio~~?· que no perte~ecían a la mita . Algunos de éstos llega-
~ los efectos perniciosos de las epidemias y contribuyera a Sl! frecu¡;n¡:ia.
ban y se iban, pero otros permanécían en Potosí. . . .

"
·Concentrando la población en lo.que, para la época y lugar, era ·a iran El desplazamiento permanente de gente, fomentado por Potosí, en rea-
escala, Potosí obviamente exponía grandes cantidades de personas ~ las
)) infecciones, mucho más de lo que habría ocurrido si no existier¡1. Añadido
lidad, constituía un 'serio efecto añadido que la ciudad provocaba sobre
la población nativa que venía a· parar a su ámbito. El desplazamiento

,, t~inaba formas diversas. La ciudad misma actuaba como un poderoso imán


a esto, el constante ir y venir de persomis con ·actividades diversas· -mjta·
yos, comerciantes, transportadores y pástores. que servían a este enorme
~ mercado-- aceleraba indudablemente la proliferación de las enferme·
sobte la población. Esto puede parecer extraño dado que la mita podía
ser cualquier 'cosa menos atractiva, pero muchos elegían, evidentemente,
dades a todo el país. · · . ,. . .
permanecer allí después de su año de servicio. La perspectiva desagrada-

.," .
Si Potosí exacerbaba los efectos de las enfe~r11edades introducidas, fue bÚ! de las jan-ladas de vuelta a casa ten muchos casos muy largas), el duro
también una causa primera de la desintegraciói1 de la vida nativa. Los trahajo. necesario para restaurar las .viviendas y volver a la producción
y
grandes desplazamientos de gente hacia la -ciudad .desde !a ciudad, ya las ·parcelas dejadas de lado, las simples pérdidas después de los gastos
en los primeros días, no podían sino producir bruscas interrupciÓnes: en de )as jornadas a Potosí y de haber pasado un año allí, en contraste con
') los ciclos agrícolas. Algunos de los mitajos de encomiend~. encue.stados las ~traciivas pagas a conseguir como contratados en las minas o en alguna
por el licenciado Polo ·en 1550, dijeron que sus tierr~s serían cultivadas otra tarea: todo se. combinaba para que Potosí atrajera algunos mitayos

"
~
~
por los parientes, que mantendrían también sus viviendas mientras ellos
estuviesen fuera, pero parece muy poco . prÓbablc que pudiwi' ocur~ir
así después de la expansión de la mita en los tiempos de Toledo, y en es,
pecial cuando las comunidades se vieron obligadas a enviar proporciones
al final de sus turnos. No se llevaron a cabo cuentas oficiales de la pobla-
ción india de Potosí durante Jos primeros cien años, pero las estimado·
nes hechas indican con fuerza que la población nativa permanente dejaba
atrás con mucho la de Jos mitayos. En un informe de comienzos del si-

,
-~ cada vez mayores de sus miembros ~ Potosí con el . objeto de cumpl.i· glo ·xvu, un vecino de la. ciudad, Alonso Mesías, cifra la población mascu-
~
mentar cuotas fijas de mano de obra. Probablemente el grado de desinte· lina indígena entre 50.000 y 80.000, aunque acentúa la imprecisión de
gración añadido por Potosí a la desorganización provocada por la cOn- las estimaciones 111 • Tomando la cifra menor, Mesías la divide como sigue:
quista no está en general válidamente estimado, pero el simple hecho mitayos, 12.600; con oficios (oficiales) y sirvientes de los españoles,
~ de que únicamente con la mita se desviaba anualmente, según ·las orde~ 10.000; hombres contratados en la extracción y el purificado, 8.000; en
1~ nanzas de Toledo, entre un sexto y un quintó de lo~ tributarios, p~o~e­
1 .,

, nientes de enormes sectores de las tierras altas de los Andes central~s;


sirve como indicador de la desintegración. Dado que los mitayos llevaban
sus mujeres con ellos a Potosí, por lo menos algunos (como lo mue¿tra ·el
despacho de la mita desde Chucuito en 1600), y también, presumible-
IR Alonso Mesías al virrey Velusco, sin fecha, pero claramente poco después de
1601 (Dll, torrio 6, p. 145-47). Los totales de Mesías están confirmados en la «Des-
cripción" de Potosí de 1603 (BAE, torno CLXXXlY, pp. 372-85), donde, después
de estimar el número total de indios empleados en la minería y las tareas relacio-

'
nadas en 30.000, .el autor agrega: «Y están avecindados (los 30.000) en sus casas,
mente, algunos niños, no será una exageración indicar que la mita arra'S.. mujereS e hijos a vueltas, con más. de otros ·30.000 indios que hay en esta villa
~ traba a Potosí, junto con los mitayos, un número igual de personas depen- ocupados en diversos oficios y entretenimientos, todos necesarios y forzosos, en
14 pan:oquias que de ellos hay en ésta villa». A comienzos de 1603, el corregidor
? a la corona, «Gobierno N.0 22», parágrafo 1, Lima, 27 de marzo de 1619). La inci·
de Potosí informó al rey que la ciudad era un e lugar muy grande», normalmente

1'
con más de 40.000 indios (¿varones solamente o la población total nativa?) y más
ciencia de la enfermedad en Potosí fue alta entre mayo y agosto de 1619. Dieciséis de 3.000 varones españoles, ocupantes de más de 1500 casas. (Don Pedro de Lo-
hospitales precarios fueron emplazados en las rancherías indígenas, atendidos por deña a la corona, Potosí, 9 de abril de 1603, en AGI Charcas 46.) (JHR) Como
el corregidor, los consejeros.de la cjudad y gente.privada, con el resultado, según corroboración de estOS datos de comienzos del siglo XVII, será útil anotar que en
~
) el corregidor, que pocos eran los indios que morían. Especialmente desagradables 1576 la población nativa de Potosí se estimaba sobre unos 30.000, que ocupaban
eran los gusanos que consumían los intestinos cy otras partes» y que acompañaban unas. 12.000 viviendas, junto con más de 1.600 españoles varones (y otras naciones).

,''
la enfermedad, aunque era combatida con éxito con enemas. Véase AGI Charcas, (Don Lope Díez de Armendáriz, presidente de la Audiencia de La Plata, al rey.
52, don Francisco Sarmiento de Sotomayor a «vuestra señoría», Potosí, 25 de marzo La Plata, 25 de septiembre de 1576, en Levillíer, Charcas, tomo I, p. 368.)
de 1620, y también a la corona, Potosí, 17 de marzo de 1621.
~
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~ - 121 (
120 Peter Bakewell - Mineros de la Montaña" Roja (
~ - desmembramiento: tiene más el aspecto de una emigración voluntaria. (
tránsito, 8.000 a 10.000; y otros 10.000, hasta el total de 50.000, asig-
Y señala la existencia de la competencia por mano de obra entre Potosí (
nados· sin ocupación panicular. Si únicamente los 30.600 mitayos, con-
y otros centros productivos, C5lmpetcncia que con toda claridad es la
tratados, con oficios y sirvientes, tuvieran en promedio sólo una persona (
segunda cáusá pi:iñtipal, junto éOri el decli\'e de la población, del des-
dependiente, la ciíra total de población nativa en Potosí hilbna. sido de
~ censo del entero de la mita. En realidad, parte de lo que era visto como (
unos 80.000. En comparación, vale la pena destacar que N. David Cook
declive de la población bien pudo haber sido la emigración, dado que se
~ estimó en 1.600 la población tributaria (esto es, masculina adulta) de las (
hacía muy difícil seguir el rastro de los indios una vez que dejaban las
regiones de las sierras centrales y meridionales de Perú, en 118.413 70 •
~ Si bien Potosí arrastraba indios desde Charcas tanto como desde las comunidades de sus tierras. (
La competencia por la mano de obra entre patronos no fue, desde
~ regiones de Perú, estas cifras confirman sin duda que ejercía una fuerte (
luego, extraña a los mineros en Potosí, ni siquiera en los primeros días.
atracción sobre los indios. Aquí surge una cierta ironía. Los mineros
~ Antes de Toledo, los indios varas se volcaban a las tareas agrícolas cuan- · (
se lamentaban del bajo entero de la mita: no se daban cuenta, o fingían
do sus ganancias en las minas disminuían. Pero en épocas posteriores a
~ no darse cuenta, que muchos de los mitayos que faltaban estaban en (
Toledo, la primera rivalidad seria vino de otro centro minero, Oruro,
~ realidad en Potosí, pero como carpinteros, sastres o sirvientes domésticos, (
donde se había iniciado una prolongada expansión económica en 1606-7.
y en tareas similares. . ·
~ Potosí no fue siempre tan atractiva, sin embargo, éomo para retener
Óruro no recibió asignaciones directas de mitayos, y bajo la prohibición (
de 1609 en relación al trabajo forzado, no recibió nunca ninguna pos- ( '
~ a todos aquellos que elegían no regresar a sus tierras. Algunos intentaban
teriormente, excepto durante parte de la década de 1610-20, cuando una
evitar todo contacto posterior con el lugar, refugiándose en lugares apar-
~ transferencia de 550 mitayos, desde los centros mineros empobrecidos (
tados. Es de nuevo imposible decir cuántos harían esto, aunque, si su
~ de las vecindades, fue puesta por poco tiempo en servicio y rápidamente (
número correspondiera al volumen de quejas sobre la cuestión a fines
cancelada por la corona. La mano de obra en Oruro, en consecuencia,
~ de siglo XVI, fueron muchos. Los documentos de la época sobre el tra-
fue casi en su totalidad contratada. En 1615 se decía que había de cuatro
(
bajo en las minas están salpicados con declaraciones (o con mayor preci-
~ sión, el cliché) de que los guaicos y quebradas (hondonadas y gargantas)
a seis mil indios viviendo allí. que se contrataban ellos mismos para los (
trabajos en la mina, y este número, se informó, subió a diez mil hacia
~ de los alrededores de la ciudad, por cierto muy abundantes, se atiborra-
1617-18 71 • Algunos, quizá la mayoría, eran hombres que de otra manera
(
ban de mitayos recalcitrantes, cuyos escondrijos eran conocidos con exac-
~ habrían ido a parar a Potosí. Tan pronto como en abril de 1607 el corre- (
titud únicamente por sus .curacas. Los curacas (de nuevo en la opinión
~ popular) se aprovechaban de ello mediante la extorsión, amenazando con
gidor de Potosí afirmó que más de mil de los más hábiles cortadores (
(barreteros) de mineral, todos trabajadores con pagas, se habían ido para
) devolverles a la mita si no pagaban por permanecer escondidos.
Oruro. Esto significaba un severo golpe para Potosí, porque estos trabaja-
(
Si bien algunos indios elegían sin duda esta forma de huida, no pare-
~ ce probable que estuviera tan extendida como otro tipo de desvío de la
dores conocían mejor que nadie cómo encontrar el mineral bueno en el (
cerro. Pero así de fuerte era esta atracción ejercida por Oruro sobre los
~ población, que claramente había llegado a ser común a comienzos del /
mitayos de Potosí. Oruro se encuentra directamente sobre la ruta prin-
!!) siglo XVII. Tal fue el desplazamiento de los nativos, no a lugares remotos
desconocidos para los españoles, sino más bien todo lo contrario: lugares
cipal (camino real) que la mayoría de los mitayos seguían para llegar a <
~ donde los patronos españoles les tenían a mano para unas tareas tan
Potosí, de modo que resultaba lógica la fascinación ejercida sobre ellos. (
En el mismo informe de 1607, el corregidor se quejaba de que los mitayos
D necesarias, desde luego, que llegaban a proteger a los indios de las exi-
se detenían en Oruro y se escondían por allí, apareciendo después para ' ~
gencias de la mita. No es una simple cuestión de gente que se desplaza
t bajo la influencia de Potosí. Un deseo de evitar la mita inclinaba induda-
conseguir trabajos con buenas pagas en las minas, que tenían, además, la
atracción de ser más nuevas y menos profundas que las de Potosí, y,
~ blemente a los hombres a abandonar sus comt1nidades, pero también, les (
;) alejaba la atracción del trabajo en tareas por las que recibían pagas de- (
centes. Tal movimiento de gente es, en consecuencia, superior a un mero 71 AGI Charcas 36, don Esteban de Lartáun (tesorero de Potosí) a la corona, Po-
~ tosí, 15 de febrero de l651; AGl Charcas 415, tomo lll, ff. 20-21, cédula real (

.~
a Esquilache, Madrid, 16 de abril de 1618, citando a Joseph Natero, vecino de (
.;')\ 71l Demographic collapse, p. 118. Garcimendoza .
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). 123
Mineros de la Mo11taña Roja
122 Peter Bakewel! · ~~· .. ·... ,. ·. ~ ~. ~: -~ ·.• .. ~~·
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pleo incrementado de esclavos negros en la agricultura, como resultado de


por tanto, más fáciles de trabajar 72 • Oruro continuó absorbiendo mano esta petición.) El desplazamiento de mitayos bacía la agricultura continuó

''
de obra, tanto contratada como de ]a mita, lejos de Potosí, aunque· su sin disminuir. En 1624, el gobernador de Chuc1.1ito intentó recuperar los
atracción, indudabh:mente, fue desvaneciéndose después de Ja década mitayos ausentes que correspondían a esta provincia, y que se habían ido
de 1620, cuando su producción de plata comenzó a caer. ~or otra pane,

,'
j:P al' vallé dé Cothabamba y a<ofi-65- de las· cetcánías. Estos lugares 'eran,
la prospección había· revelado luego numerosos pequeños:· depósitos d;'! como ellos lo destacaron, templados' y con fértiles enclaves agrícolas
plata, pero a menudo mu); ricos; en varias partes de Charcas; y éstos, establecidos en las laderas orientales de los Andes, aunque extendidos
también, atrajeron mano de Óbra desde Potosí 73 • cerca de los bordes del altiplano io. Un agente enviado por el gobernador,
Hacia la época ·del declive de Oruro, también la agricultura había Juan de Castillo, encontró que los indios chucuitos se habían habituado
~
y planteado nuevamente su desafío. Los signos aparecieron en las prime- a bajar a los valles a recoger alimentos, en especial maíz, que a menudo

"
ras dos d¿cadas del siglo xv'¡¡. En 1611 el corregidor de Potosi, habiendo Uevaban sus familias con ellos sin el conocimiento de sus curacas y, una
encontrado muy alto el absentismo de la mita, envió a los oficiales a las vez allí, alquilaban tierras a los españoles y se establecían en ellas, con el
~ chacras periféricas, con órdenes de traer a todos los indios que se encon- resultado de que había ciudades indias en Chucuito con sólo 200 vivien-
~ trasen por allí. Cada hombre debía ser identificado (seguramente un das habitadas, de un total de 2.000. Según estimaciones de Castillo, 2.000
~ propósito imposible), y aquéllos encontrados, desertores del servicio de indios chucuitos vivían. en Jos valles (del contexto, esta cifra parece refe-
1:! mita, debían ser retenidos en la ciudad. El esquema iw fue nunca rirse sólo a los hombres); pero él pudo recuperar sólo 72 de ellos, en
1'· implementado porque el cabildo de Potosi; sostenido por la Audiencia de razón de la oposición levantada por cJ corregidor dl! Cochabambu, don
13) La Plata, lo objetó: no en base a una interferencia indebida con los Diego de Zárate, que había invocado la autoridad dd cabildo, del procu-
indios de las chacras, desde luego; sino más bien por temor a que la agri-
11 cultura resultar¡¡ dañada 7'. Lo significativo sobre e] episodio para nues-
rador municipal y del protector de los indios. para evitar el alejamiento
de los trabajadores agrícolas. Aceptando una cierta exagL:ración en las
~ tros propósitos, en todo caso, es que Jos mitayos estaban trabajando en cifras, esta descripción muestra todavía claramente que la emigración a
~
., la agricultura cuando debían estar en la minería.
Aunque hacia 161 1 el cabildo de Potosí no estaba aparentemente muy
preocupado por este desplazamiento de mitayos hacia la agricultura, cam-
los valles orientales pudo significar un grave deterioro de la mita. Casti-
llo recomendó obligar a los corregidores de distrito a levantar censos de
los indios en su áreas; para que aquellos de Chucuito que debían servir
~ bió de actitud cinco años después: En 1616 sacó buen partido de la nece- la mita pudieran ser encontrados y enviados a Potosí. No parece haberse
1) sidad de recuperar estos trabajadores para las minas, al tiempo que solici- hecho nada de ello, sin embargo, en el período anterior a 1650.
taba al rey que le permitiese mayores importaciones .de esclavos negros Se ha registrado una situación similar, según un documento de 1633-
1i. a través de Buenos Aires: esclavos que podrían ocupar el lugar de Jos 1634, én Pacajes, provincia extendida desde la punta sur del lago Titica-
~ indios en la agricultura 75 • (No ha aparecido ninguna indicación del eni- ca hacia el súr y el este, casi hasta Oruro. El oficial nativo responsable
de despachar mitayos desde Pacajes, don ·Gabriel Fernández Guarachi,
~ n AGI Charcas 47, don Pedro de Lodeña a la corona, Potosí, 13 de abril afirmaba; en 1634, haber podido juntar sólo 500, de los 1.300 correspon-
de 1607. ,
~ 7J AGl Lima 41, virrey Guadalcázar a la corona, «Gobierno N.0 6•, Lima, 8 dientes: y la razón principal de la dificultad, pensaba él, era que una
D de marzo de 1627. · ·
74 AGl Charcas 19. Audiencia a la corona, «N. 0 15», La Plata, 1 de marzo
cierta cantidad de su gente se había trasladado a La Paz, donde traba-
jaba par á los vecinos de la ciudad 77 • Aquí ocurrió, entre Jos oficiales de
D de 1612. La Audiencia juzgó también que el corregidor, don Rafael Ortiz de Soto-
mayor, al enviar fuera a los agentes, se había excedido en sus poderes sobre la
~ mita, los cuales, según sus títulos de oficio, le permitían obligar solamente a corre- de las restricciones regias a las importaciones a través de Buenos Aires, por el
gidores de distrito, y a curacas, a entregar las cuotas correspondientes a sus juris-
1b gobernador, Hernán Darías de Saavedra.


dicciones. Esto era una lectura estrecha de los atributos del corregidor, probable- 76 AUS, tomo 330/122, ff. 193-94, Tuan de Castillo al «excelentísimo señor»
mente debido a las permanentes molestias de la ¡¡udiencia al ser 9ejadas, por i:l {¿virrey Guadalcáz;r?), Potosí, 23 de enero de 1625. Los valles en cuestión, además
corregidor, al margen, en cuestiones de la mita.·· .- ·· · del mismo Cochabamba, no están especificados, pero incluyen, probablemente al
~ 7S AGI Charcas 32, manuscrito 80, del cabildo a la corona, Potosí, 30 de no-
menos, los de Mizque y Aiquile.
viembre de 1616. Los mitayos se habían retirado a pequeñas huertas, a tierras de 77 ANB Minas, catálogo n. 0 683, cl633. Don Gabriel Fernández Guarachi ... ,
D pastos y cosechas («chacras, tierras de sembraduras y estancias de ganado»), mien- capitán general entcrador de la mita en 1634 ... », en especial ff. 1-5v., 15-5v.
i) tras el flujo anterior de negros había disminuido, debido a la aplicación rigurosa
-~·

D
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125
Mineros de la Montafi; Roja (
124 Peter Bakewelr·
(
y desplazamientos de la población nativa-, no se encontró para ellas
la mita y el gobierno local, un conflicto aún más serio que el episodio de ninguna solución; y de hecho muy pocos intentos sostenidos se hicieron .(
~ Cochabamba. Fernández Guarachi fue acompañado a La Paz por un agente
para la realización, siquiera, de una P<?lítica que condujese a una solución.
de la Audiencia de La Plata, quien debía agregar peso oficial al esfuerzo (
~ por recuperar los indios perdidos. El agente llegó a encerrar un.
número
Las perdidas· reales de población .:....odistintas deJas pérdidas aparentes
provocadas por la emigración- estaban, en cualquier caso, más allá de la (
D considerable de estos indios en la cárcel de la ciudad, pero el corregidor capacidad del gobierno para remediarlas. Las ponderaciones oficiales, (
f.b los liberó de nuevo, desafiando así la autoridad de la Audiencia, y aparen- como tuvieron lugar, fueron, en consecuencia. dirigidas a poner a disposi-
temente con éxito, ya que los indios no fueron retenidos. Estos, por cierto, (
~ aprendieron la lección y se escondieron con más cuidado que ames. Ya
ción de la mita todos aquellos indios que de alguna manera se habían
escapado de ella. Un primer paso racional habría sido, claramente, un (
D habían tomado la precaución de cambiarse Jos nombres y de mentir sobre censo. Pero se tenía la impresión, aparentemente, de que no era posible (
los nombres de sus padres y comunidades de origen. Fernández Guarachi
~ no tenia dudas de que fue la necesidad de mano de obra en La Paz Jo que
ni deseable, hasta que toda la gente que había abandonado sus comuni-
(
dades retornase a ellas. En este aspecto, los ejemplos de Toledo fueron
~ condujo al corregidor a desafiar a la Audiencia. Primero, los vecinos inten- mUy bien recordados por sus sucesores. Uno de los logros más notorios
~ taron burlar a Jos de la Audiencia, Juego amenazaron y golpearon a los -todavía no estudiado suficientemente- había sido concentrar la po-
que testificaban sobre Jos orígenes de los indios. En~ un momento, el .
~ agente intentó llevar algunos indios, que había identificado como mitayos,
blación nativa en algunas pocas, y en muchos casos, nuevas comunidades.
Pero esta gente había encontrado después una serie de buenas razones (
~ de la cárcel hasta su residencia en La Paz. El corregidor aprovechó la oca- para abandonar sus ciudades; y parecía muy problemático, por no decir
sión para asaltar a Jos guardias del agente y liberarlos~
~ imposible, volverlos a llevar adcnde el gobierno pensaba que pertenecían.
Una causa posterior de la disminución de la entrega para la mita La implementación de una «reducción general», como se llamó al proceso (
~ fue el empleo ilícito de Jos indios, en la misma área de. la mita, por sus de movilizar a la gente de vuelta a sus tierras anteriores. se dificultó, en (
9 propios curacas, por los curas de las parroquias y por los españoles corre- gran parte, por el desarrollo de nuevos intereses económicos en el trabajo (
gidores de Jos distritos nativos. Se han registrado muchas quejas de estos
~ casos, tanto de Jos indios como de aquellos que querían verles en Potosí;
de estos indios, como lo muestran los casos de La Paz y Cochabamba,
ya descritos. Se habían hecho numerosos esfuerzos para la reducción, y no
D pero una vez más, la pérdida precisa de la mano de obra de la mita no menos en las décadas posteriores a Toledo. Uno de los mús promete- (
puede ser estimada. Algunos pocos ejemplos de estas prácticas serán sufi-
i cientes. A fines de la década de 1620, los curacas de Pacajcs alquilaban
dores fue el del virrey Esquilache, después de consultas con los conseje-
(
::n.. ros superiores y con las Audiencias de Lima, Quito y La Plata, sobre el
~ sus indios a los transportistas, presumiblemente para conducir mulas o los ·problema de la despoblación de las comunidades indias: resolvió que (
9 trenes de llamas, y se quedaban con las ganancias. En la provincia de el mejor camino a seguir sería ordenar a los corregidores de los distritos
·e
Paucarcolla se informó que el corregidor estaba haciendo pequeñas reme-
~ sas de mano de obra para los mineros locales 78 • Había informes de nume-
indígenas que hicieran regresar a todos los inmigrantes en aquellos dis-
(
tritos a sus lugares de origen. Cuando Esquilache informó de su esquema
~ rosos indios de Chucuito, a mitad de la década de 1620, que vivían en al rey, en septiembre de 1517, ya llevaba funcionando un añoso. Clara- (
caseríos aislados (estancias), cuyos emplazamientos eran conocidos sólo
~ mente, tenía una ventaja sobre otros posibles planes de ataque, al no exigir
(
por sus curacas. Si estos lugares habían sido creados por los curacas o por nuevos oficiales y, en consecuencia, nueYos gastos, lo que era siempre
~.····
~ indios comunes, no está claro; pero en cualquier caso los curacas explota-
; un obstáculo, pues los corregidores ya estaban en los sitios. Pero por otro ' (
D
1
ban la situación para exigir de esta gente pagos bastante excesivos, ma- lado, tenían intereses muy establecidos, que podrían inhibirles de pres-
yores que los tributos normales, a cambio de seguir exentos de la mita
~
¡ y otras obligaciones no declaradas 79 •
cindir de la fuerza de trabajo nativo en sus áreas, y carecían de autori-
-~ : dad para asegurar el retorno de los indios a las regiones distantes. El es-
'& Aunque las dos causas, principales y relacionadas, del descenso. en las.
¡
(
entregas de la mita fueron reconocidas por his autoridades --declinación so AGI Lima 38, con «Duplicado. Gobierno N.O 47,., Lima, 16 de septiembre
~ de 1617. Para.una información general de los esfuerzos de Toledo ante la concen- (
:~ AGI Charcas 20, licenciado don Gabriel Gómez de Sanabria a la corona,
78 tración de la población nativa y los antecedentes de ella, véase Alejandro Málaga
La Plata, 18 de enero de 1629. Medina, «Las reducciones en el Perú (1532-1600)», en Historia y Cultura, n.O 8 (Lima, (
-~ 79 AUS, tomo 330/122, ff. 193-94, Juan de Castillo al «excelentísimo señor»,
Potosí, 23 de enero de 1625. ' 1974), pp. 141-72. (
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1 .,.., 1

___.......--- 127
!26 Pc:tcr Bakc:wcll Mineros de. _1~. Mont;¡~a ~pjn
Existía otro esquema menos ambicioso para compensar el descenso
quema de Esquilache no tuvo éxito a largo plazo. En 1633, el virrey
de la mita en Potosí, aunque se mostró impracticable como fue formal-
Chinchón, con órdenes pe~ rey para considerar la cuestión de fa reducción,
mente propuesto. Para colmo, había existido sin que la administración
informó que todos los pro)•ectos previos se habían reducido a la nada y
notara.el hecho. quran,te largotie!DP9· El plan formal era concentrar indios
en una -gran 'düd.ad, nueva, c~r'ca'dé Potosí, de ia qÜe uno podría ex'traer
que estaba reuniendo opiniones, de las Audiencias y otros~~. sobre el
asumo. Tampoco salió nada nuevo de aquí y el tema parece haber sido
mano de obra de modo fácil y contin'uo. Este proyecto tenía una largá
dejado de lado hasta d¡:spués d~ la mitad del siglo 82 • · · •
historia. Felipe ll, en 1568, en sus primeras instrucciones a Toledo sobre
Una cuestión general. interesante
. . .. - «r~ducir»
surge de este problema de - . . la minería, sugirió la creación de taies ciudades como una solución general
a los indios. ¿Cómo se las arregló Toledo para llevar a cabo tina tarea
iil problema de la afluencia de mano de obra para la minería. (Véase el
que ningún otro virrey pudo repetir en los. siguientes ochenta años? :En
~apítulo 3, anterior.) Felipe lll hizo suyo el esquema, en la cláusula 20
realidad fue una tarea !Tiayor; dado que Toledo realizó no sólo una reduc-
de la cédula real sobre el trabajo forzado, del 24 de noviembre de 1601,
ción general, sino también un censo de los indios. Las respuestas pueden
ser múltiples. En prifi1er lugar, los· ¡'ndios eran más numerosos eh los
y de nuevo en una orden específica dirigida a Potosí, del 26 de mayo de
1609. El Consejo de Indias recordó esta orden a Esquilaehe más tarde,
tiempos de Toledo, Esto, para(iójicamente, facilitaba la tarea, dado qUe
en 1618, con indicaciones para completarla M. En esa época no existía
había, correspondientem~pte, menor número de exigencias sobre uno cual-.
ninguna ciudad satélite en las afueras de Potosí, ni tampoco existió des-
quiera de ellos por pane de los colonizadores· (quienes; a su vei eran más
pués .. Las dificultades fueron destacadas en 1620 por Alonso Martínez
escasos). y, en consecuencia, para jos indioshabía una.'meno~ probabilidad
de Pastrana, visitador de la hacienda real de Potosí. El problema cen-
entonces de tener que ser defendidos por sus: patronos de las interferen~
tral, indicaba él, 'era de espacio y de recursos. Convencer a una gran
l cias gubernamentales. De modo similar, una carga de trabajo: no muy
grande significaba que los indios tenían menos trabajos de los cuales esca-
cantidad de indios para que se desplacen a las cercanías de Potosí, im-
plicaba atraerles con la entrega de tierras y de agua, pero todos los

l
r~
!~r
par y, en consecuencia, menos motivos para esconderse 'de las· autori-
dades 0 . También Toledo estuvo en Perú más tiempo que sus. sucesores
y así, naturalmente, consiguió más; Pero aceptando todo esto, todavía
terrenos disponibles en veinte leguas a la redonda ya estaban ocupados
por españoles, que habían pagado mucho por ellos y los habían cultivado
para abastecer de alimentos a Potosí. Sería un gasto enorme para la corcr

';
queda algo a ser explicado por la inactividad de las administraciónes
na, declaraba Pastrana, adquirir títulos suficientes sobre estas tierras, con
posteriores. En parte, ella puede achacarse a la creciente complejidad el fin de. asentar una población india de suficiente tamañÓ como para
y torpeza del gobierno de la colonia. Los conflictos jurisdicc.ionales se
asegurar el abastecimiento de mano de obra, en la escala de la mita,
multiplicaban; los intereses locales de jos oficiales crecían a m~dida que

.: se entrelazaban estrechamente con la sociedad colonial, y mayor número


de nativos ocupaban puestos administrativos y utilizaban su influen~
para Potosí 85 • Pastrána no acentuó el punto, pero lo que el esquema en
realidad proponía era reemplazar, con una fuente única de mano de obra,
!as docenas de comun~dades desparramadas en muchos miles de kiló-


·.~
·'ill
.~1
cía para bloquear los cambios indeseables. Claro que, finalmente, el prcr
fundo empuje de Toledo no puede ser ignorado. El fue un fenómeno irre;
petible que se entenderá mejor, quizá •. si se ve como el impulsor final,
en el Perú, de la energía de los conquistadores; un Francisco Pizarra de la
metros cuadrados sobre el área de la mita: una propuesta extremada-
mente improbable •
86

Por otra parte, como Esquilache lo destacó ante el rey, aun antes de
haber recibido el recordatorio del Consejo de septiembre de 1619, de
burocracia. . ·
,® 84 AGI Charcas· 54, «Papeles tocantes a la mita de Potosí:., el Consejo a Esqui-
;j 81 AGI Lima 44, tomo 4, Chinchón a la corona, «Gobierno N.o 9:., Lima, 10
de mavo de 1633. lache, ¿!O de septiembre? de 1618.
as AGI Charcas 36, Alonso Martínez de Pastrana a la corona, Potosí, 24 de
-~ 82 Se hizo finalmente un censo de todo Perú, Charcas y Quito, aunque sin
reducciones previas, a instigación del virrey La Palata, entre 1683 y 1688. Véase Cole, 86 En 1625 el dqctor Juan de Solórzano Perei~a. entonces oidor en la Audiencia
marzo de 1620, parágrafo 9.
:~ The Potosí mita, pp. 39+-99, y· Nicolás Sánchez Albornoz, Indios y tributos en el de Lima, interpuso· objeciones similares y algunas otras: quiebra de la economía
~
Alto Perú (Instituto de Estudios Peruanos, Lima, 1980), capítulo 3. · de las regiones de donde se sacaba a los indios, evangelización inadecuada en
8J Quizá sea esto lo que el virrey Guadalcázar quíso decir cuando escribió
·Potosí, peligros al movilizar a la gente hacia los climas fríos de Potosí:Véase BB ma-
i~ que la reducción se había hecho más difícil por el crecimiento de la astucia («ma-
licia») de los indios, desde las épocas de Toledo; citado por Chinchón en cGobierno
nuscritos adicionales 13.974, ff. 155-56, Solórzano a don Suero de Quiñones, Lima,

.·~
1 de marzo de 1625. Quiñones refuta las puntualizaciones de Solórzano.
1
N.o 9 a la corona», parágrafo 3, Lima, 10 de mayo de 1633 (AGI Lima 44, tomo 4).
)

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128 Peter Bakewell Mineros de la Monta,ña Roja
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para permitir la purificación en una escala moderada (un mediano bene-
~ hecho ya existía una c-iudad indígena grande para abastecer a Potosí de
fuerza de trabajo"': la gran ranchería, extendida no en algún valle de las fiCio). Quienes querían hacer rendir más a sus plantas, debían contratar
~ cercanías, sino pegada como carne y uña al centro de la población espa- ~~~ 90 • Al final de la Relación, Capoche dedica una sección-a -los i:riin::- (
~ ñola, entre la Ribera y el cerro mismo. (Véase la discusión sobre el pro- gas, y en ella .subraya yarios puntos expresivos sobre esta categoría de
yecto urbano de Potosí en la Introducción.) Después que Toledo diera trabajador 91 • Su~;' observaciones prl.rieip.a!es ron lás ·que siguen. . (
~ Los mingas eran muy buscados para la purificación como asimismo
a la ranchería· su forma inicial, ésta había crecido, hacia las décadas fina-
f) les del siglo XVI y los primeros años der x\'Ü,- no -como reacción a ningún par<!_J'aextraccioii.. Los ingenios necesitabán contratar tantos hombres
~ decreto, sino porfüérzas econó~fcas~- La mayor parte de su expansión como mitayos tenían. Para las tareas de purificado, se contrataba a los
fue una consecuencia del movimiento hacia Potosí de los indios que mingas, entre hombres que estaban de huelga en la mita. Se les reunía en (
~ veían aquí la oportunida-d de encontrar trabajo pagado en la minería y en varías E}az_a~ __de_l_l!_ciud(:ld y allí esperaban ellos ser contrat~-dos. S~ rendi- (
~ otras -ocupáC!ones-:-Eie Tu·e-el'lugar ·-que hacia- 1600 cobiió__<l muchos dé niféñto no impresionaba a Capoche. Exj_gi_~_p-ªg<:_> __ªdelantadoy__ al_c~mJado,
y tenían por costumbre tomar su dinero y marchar, para volver a co~tra­
(
las decenas de miles de residentes nativos permanentes en la ciudad.
~
Depanícliiár iñterés es q.ue la Ranchería resultó un hogar para los tarse con otro patrono. Trabajaban solamente desde las diez de la mañana
~ mingas, los trabajadores contratados en la minería y el p-urificado~ que hasta las cuatro de la tarde, incluso menos: « ... muchas veces, como tie-
(
~ entraron en escena en cantidades crecientes a fines del· siglo >......;'!. No hay nen el dinero en su poder, entran por una puerta y salen por otra sin
tanta información disponible sobre los mingas como sería de_ desea~ ninguna vergüenza» 92 • Eran flojos para trabajar y_s~___¡:_esistían._a_ir al
~ la--qüe existe revela que constituyeron una paric -efe gra~importancia en molino porq_I,I_L~ra. muy_ pes¡¡_qo,_ pero síñ-ap'ii~a-;;~ tampoco con energía,
~ la fuerza de trabajo de la minería, y que en realidad bien pudieron haber ñisrq-ülérá al proceso de amalgamación{Puestos a agitar la amalgama, (
desempeñado un papel económico en Potosí, más allá del trabajo propia- dice Capoche, lo hacen tan descorazonadoramente que la plata es separada
~ con mucha lentitud y grandes pérdidas de tiempo, combustible y mer- (
mente dicho.
~ La historia del ~o indígen;~atado 'en Potosí llega, hacia atrás, curio. Por último, s~.n_ la plata una vez refinada. ,-..,.1:
(
~ l. los tempranos años antenores·a:Tolcdo:-Los indios varas, como se ha Al evaluar estas observaciones, vale la pena acentuar que Capoche
icscrito en un capítulo anterior, empleaban entonces otros nativos para escribe, en conjunto, en una vena notablemente proindia. En esta misma ·e
~ ¡uc trabajasen para ellos, y así actuaron los españoles propietarios de minas sección, como en otras partes de la Relación, critica con desprecio el tra- (
~ .1acia el fin del período anterior a Toledo. En la década de 1570 el registro bajo forzado de los indios y aspira a que la mita sea reemplazada por el
(
de mano de obra contratada parece haberse perdido en el marasmo ·de trabajo voluntario; aunque quienes se ofrecieran para ello tendrían que,
~
información sobre la organización de la mita, aunque, claramente, algunos trabajar mejor que Jos mingas actuales. En realidad, Capoche no consigue'' (
~ y;maconas, que permanecían en la ciudad, continuaban alquilándose ellos explicar por qué los mismos ipdios que trabajan tan bien en las remesas, (
~ mismos, y otros indios seguían llegando a Potosí para hacerlo. Muchas se vuelven tan ociosos como mingas: « ... parecen de otra nación y lo que rt·· -
de las ordenanzas mineras de Toledo se refieren a esta gente 88 • Pero será tieneñ de corregidos-siendo de· cédufa~ tienen de malos y perversos cuando (
~ Capoche quien, en 1585, ofrezca la primera prueba sustancial de los años se alquihin ... » 93 • Posiblemene una explii:ación parcial estaría en algún (
~ posteriores a Toledo sobre la mano de obra contratada y, por cierto, el resto de la vieja disciplina inca, aún ligada a la mita, y ausente del modelo
(
g) primer modelo del término7lñéfio";;-[nga- 89 ! Relata Capoche que el virrey de trabajo individual practicado por los españoles.
Enríquez, al hacer su repartimiento de Í~ mita en los primeros años de la A diferencia de los mingas contratados para las refinerías, los em- (
~ década de 1580, asignó mitayos a los ingenios sólo en número suficiente pleado's en la- extracción no se contrataban en puntos de reunión de la ciu-
~
'(
~
dad, sino directamente en sus viviendas de la ranchería. Capoche no da
AGI Lima 38, tomo 3, ff. 157-58v., Esquilache a la corona, «Gobierno N.0 4», ninguna explicación de esta difere;_~¡~-;-qüiZria razón ira, simplemente, (
~ rl
Lima, 20 de abril de 1618, parágrafo 1. . ' . _ • . (
88 Véase, por ejemplo, las ordenanzas 5, 6, 7 y 9 del título <<De los desmontes,
~ (
trabajo y paga de los indios" (Levillier, Gobernantes, tomo 8, pp. 232-33, y 236-37). 90 Ibid,. p. 118.
~ 89 Relación, p. 109. La palabra deriva del quichua mink'ay, que en el fondo sig- 91 !bid., pp. 173-"
(
nifica realizar una tarea recíproca, trabajar a cambio de una cantidad equivalente 92 !bid., p. 173.
~ de trabajo. 93 !bid., p. 174. (
(
~

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1
1) ' .
)1 Peter Bakewell

Mineros u~ '" .. ·-··-- ---,-- 131
~\ '>.:::F:i: ;1 .. ·• ~,.
·.l.·f>:.·.-~.-,~. :._ .. ._._. . _.... <. • • • • ~ ........ __ ._. •

que la ranchería estaba a los p1es del cerro, mientras que las refinerla~ lugar; o u~ 'Curaca podü.¡__s;Q_Q_!_rat?_f_ tli)_!.Dinga_p~ra reemplazar un.. mitayo
~ estaban en la dirección opuesta, hacia el norte, cruzando el centro de la
' que por alguna razón no podía ser entregado; o también el mitayo o cura-
ciudad. Hubiera sido. una pérdida de tiempo traer los mingas :para la
·~ ca podía pagar a un patrono la cantidad necesaria para contratar un reem-
'· extracción a la ciudad, sólo para enviarles de vuelta a las minas a través plazante para el mitayo que faltaba. La última práctica era conocida como
~ de la ranchería. Capoche cita la falta de acuerdo de l()s p-ropietarios- qe «entn!gasten plata>> (eriterdr'·en 'plata), o más 'cü1icamente, ·dar' «Índios en
() las minas con las exigencias de los mingas de que se les 'permita miperal, el bolsilio» -Ünd{os de faltriquera) .'Con ia declinación de la minería- en el
añadido a sus pagas al contadó, pero él mismo piensa que esto era bastante siglo XVII, se -fúehacü!ñdo--crecientemente habitual el que los patronos
l
r razonable. Sostiene que, sin_l~~~9n:!P_ep_sq_e~tra>_los hombres no gar~arí~n que recibían indios de faltriquera optasen por no emplear este dinero para
~· más que si trabajaran en alguna cocina. La~ pagas al contado de los min~ contratar un minga; simplemente se Jo guardaban, porque era de mayor
~ gas eran más altas que las de Jos mitayos: por trabajar en la mina, 4 rea- provecho que gastarlo en trabajar una mina exhausta con mano de obra
1 les por día, más mineral, frente a 3~5 reajes de Jos mitayos; y en el puri- contratada. La práctica de los indios de faltriquera fue luego reconocida
~
-,
' ficado, 4,25 reales por día, más la coca en algunos casos,· frente a 2,75
de los mitayos. · · · · ·
, En la explicación de Capoche emergen diversas características del tra-
por los administradores moralmente conscientes, como un abuso, y se
hicieron esfuerzos para remediarla aunque con pocos efectos. (Este abuso
es discutido con mayor detalle en el capítulo próximo.) Cuando el minga 1
~
·b::jo contratado en la industria de Potosí, características no sólo de su servía como_ ~ustituto, los elementos de contratación y libertad de-opción
~ época, sino también de años posteriores. Primero, Jos trabajádores se ofre~ segÜían presentes,· pero la fuerza de trabajo total, obviamente, no se
cían libremente para Ci trabajo de la mina y el purificado, podrían erícur·
~ incrementaba. El _funcionamiento preciso de este segundo tipo de organi-
garse de otras tareas: pérp en apariencia elegían la extracció~ el p.l:!li- zación de los mingas es-
algo--complejo, pero vale la pena rastrearlo por-
"'
~
ficad~_ por las recompensas mayores que__ éstas ofrecían; s~ actitud de
aesdén, al menos hacia las tareas de la purificación, es un' argumento
que presenta importantes ramificaciones económicas para el conjunto de.· ./ ,
la industria de la plata. ,;-- / .;c,,..-'•-~,.v·-P.-~ 1'1"v:'
añadido en contra de la compulsión, si es que hacía falta alguno. Segun- El ming~-- como sustituto había ya aparecido en la escena de Potosí
~
:lo, los _mingns_estabnn mejor recompensados que los mitayos. aunque las en laslpocas de Capochc ~.·aunque, al parecer, todavía no era habitual.
~ 1esigualdades en la-s ganancias de los dos tipos de _trabajadores que n1ues· Los curacas encontraban ya dificultades pará cumplimentar las demandas
.ra Capoche eran muy pequeñas, comparadas con las que llq:!aron a ser

·"""
de la mita ordinaria, sea por la declinación de la población, por la dl:·
una década o dos más tarde. Tercero, y este es el punto general que surge serción de Jos reclutados, o porque se les obligaba a entregar mitayo!
con mayor fuerza, había una gran exigencia de mingas: una exigencia a gente con influencias para trabajos que no eran de la mita. De modc
que, desde luego, explica las mayores pagas y la tolerancia ante Jos rendi- similar es posible que los mitayos simplemente quisieran evitar los reclu·
mientos pobres. Esta exigencia provenía de la simple incapacidad de la tamientos o prefiri.esen algún otro trabajo. La consecuencia podía prede-

,"
mita para abastecer con hombres suficientes una rápida expansión de la in- cirse: contratar uñ)ustituto de la huelga o de la población nativa perma-
~ dustria. Viene también, aunque apenas lo vislumbra Capoche, dé la nente de Potosí. Un aspecto sorprendente de la transacción era el coste.
superior habilidad de los mingas. Debió haber sido así en su época, hasta El minga sustituto exigía, naturalmente·, una recompensa mayor que la
el grado en que lo fue--en general más tarde: los cortadores dé mineral paga de 'f; -mita, y de hecho recibía, según Capoche, incluso más que la
~ y los purificadores especializados eran mingas. Los empleos puramente paga de un minga extra por día: 24 reales (3 pesos) a la semana, frente a
~

,
físicos se dejaban para los mitayos. · - 20 reales (6 21,25 reales en la purificación). Y estos 24 reales eran sólo
Al acentuar que los mingas se contrataban porque la mita no abaste-
~ los que recibía del curaca del mitayo que lo contrataba; además recogía
cía de suficientes brazos -para la producción de plata, en la escala ~esea­
una paga normal de la mita, 13,75 a 17,5 reales por una semana de cinco
da por los propietarios de minas y refinerías, Capoche transmite la segu-
ridad de que Jos mingas, en su época, eran trabajadores extra, hombres días. Así, la paga total al contado del sustituto, a mitad de la década de
~! 1580 era, en promedio, unos 40 reales (5 pesos) a la semana, y, con toda
empleados que se "i""gregaban a los mitayos. La palabra minga'vinb tam-
) bién a tener, si~_ embargo, un segundo signifiéado, sustanéíafffiente dife- probabilidad, estos sustitutos de las minas recogían también mineral.
~1 rente: ~ri_ h.~~-~j~~~¡:~~?ntraúidoy_~!~i~~_!!tui~_a_yE·__!E_i_tay?i Un trabajador
de la mita, deseoso de evitar el servicio, podía contratar un minga en su

,
!bid., pp. 174-75 .
1 11
94

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~- 133 (
132 ~kewell Mineros de la Montaña Roja
(
r Estas tarifas aumentaron, en general, junto con la producción de plata allí w. Pero, en conjunto, las pagas del brazo extra minga parecen haberse
y los precios en los años finales del siglo. Hacia 1600 las tarifas de los mantenido notablemente constantes después de la primera década del
~ siglo XVII. Y las pruebas que existen indican que con la tasa del susti- [
cortadores (barreteros) de mineral eran: brazos extra, 56 a 72 reales
~ (7 a 9 pesosfPQrfasemana de cinco días, en función de su habilidad; tuto ocurría igual: empl~ár un sustituto costaba al mitayo (o al curaca, (

o al patrono) entre 56 y 60 ~eales por semana •


\
100
~ sustitutos, la misma cantidad, pagada por quien les contrataba, y 20 .,
reale-5"(2,5 pesos) adicionales por paga regul~r de la mita (el virrey Velas- Con la información sobre las pagas desplegada, la consecuencia eco- 1
~ nómica del sistema minga se hace Yisible. La práctica del minga sustituto
co, para esta época, había elevado la tarifa de la mita de 3,5 a 4 reales
~ por día). Los mingas barreteros de ambos tipos recibían una recompensa tenía el efecto· claro de una transferencia considerable de riqueza, desde
extra en mineral, que de acuerdo con un observador, podía valer tanto la población nativa a los operadores españoles de las minas y molinos.
~ Supongamos que el coste de un brazo extra minga representaba, en· pro-
como la paga 95 • Los barreteros trabajaban normalmente desde el lunes a
~ la noche hasta el atardecer del sábado, pero si completaban el viernes medio, el valor de su trabajo para el patrono a su nivel mínimo, dado que
la tasa pagada era una tasa de mercado libre determinada por la oferta
~ la cantidad de trabajo que se esperaba de ellos, podían abandonar la mina.
Los mingas que no eran barreteros recibían una tarifa menor, 8 reales y la demanda. También, que el valor del trabajo del minga sustituto era
~ ( 1 peso) por día (ios sustitutos presumiblemente recibía~ también la paga el mismo que el del brazo extra. Entonces, si al patrono se le entregaba un
~ de la mita). Pero al parecer, los de los ingenios al menos-hacían, correspon- minga sustituto sin ningún otro coste para él que la paga de la mita (como •'
ocurría cuando un mitayo o curaca contrataba un reemplazante), recibía,
~ dientemente, menos trabajo, ya que, habiendo comenzado a la mañana tem-
dependiendo del período en cuestión, un valor en trabajo entre 7 y 9
prano, dejaban las herramientas a las dos de la tarde%.
~ La «Descripción» de Potosí de 1603 confirma estrechamente estas pesos a la semana, aproximadamente a un coste de 2,5 pesos. (En esta (
afirmación, el valor del mineral concedido al minga, si era barretero,
~ pagas de los mingas, pues da una tasa en la minería de 72 reales a la ,'

semana y una tasa promedio en la purificación de 7 reales por día 6 35 a la no está incluido, y puede haber sido considerable. Por otra parte. no era
~ semana 97 • Los años finales del siglo fueron, con toda probabilidad, aque- un coste que el propietario de la mina sacaba de su bolsillo.) Existe in-
~ llos de pagas más altas para los mingas. Con la declinación subsecuente cluso alguna evidencia de que. hacia la mitad del siglo XVII, los patronos
recibían sustitutos mingas sin desembolsos al contado en absoluto, como
~ en la producción de plata, junto con Jos precios, y probablemente tam-
se sugiere en la «respuesta del licenciado Robles de Salcedo»; ya citada
bi ~n de Jos beneficios, las tasas tenderían a disminuir. En_I_6_15 .se....regi~tra_
~ 1<: paga de_un brazo extra minga en la minería a 56 reales; a 60 en 1630 como fuente de las tarifas de mingas (nota •n, anterior) (complejo docu-
~ y entre.. 50 y 60 en 1637 95 • La leve variación en estas cifras es. sin duda, mento de 1639 que registra una disputa entre Robles, un oidor de La Pla-
~ el resultado de diferencias en las condiciones de trabajo y en la habilidad ta y el gremio minero de Potosí, precisamente sobre la moralidad de las·
--··· - -·. 1'
!JI prácticas del indio de faltriquera y de los sustitutos mingas). El mismo\ •
de los hombres inYo!ucrados. Por cierto que, en 1639, algunos propietarios
¡) de minas reclamaron porque había tareas en el cerro que los mingas no gremio estableció con toda claridad para esta época que el patrono no
~ realizaban por menos de 9,5 pesos (76 reales) a la semana, porque el m
pagara ya la tasa de la mita al minga sustituto. ~1 minga,_ á·;,- bie-n:--recibía'
mineral que se les permitía como paga complementaria era muy pobre U.nicame_ñ.te)os_"fpe-sos qÜ~-~n.ffiitáyo-·o cü~~~á pagaba al-con-tratarle. Así,
~ el patrono tenía trabajo libre minga (aparte del valor del mineral tomado
~ 95 Testimonio de Alonso Romero, residente de Potosí, 29 de agosto de 1600:
por los mingas de las minas). Cuando Robles objetó esto, los mineros
f. 33v., de un expediente sin título de 100 ff., sobre el servicio de la mita que se respondieron con la justificación de que la práctica incrementaba la pro-
~ exigía de los indios de Chucuito, encabezado «Charcas 1600» (en AGI Charcas 80). ducción de plata y, por tanto, los derechos reales. No podemos juzgar ·\
~ Los porcentajes de pagas citados son de esta misma fuente (JHR).
96 lbid., ff. 41-43, testimonio del hermano Diego de Morales, SJ., Potosí, 30
sobre la importacia de estas prácticas. Posiblemente no se extendían al
§> de agosto de 1600. purificado, donde estaban empleados la mayoría de los mingas, y donde
97 «Descripción», pp. 377 y 384. ''-' ' · ··
~
98 AGI Charcas 36, don Esteban de Lartáun (tesorero de Potosí) a la corona, W AGI Charcas 21, «Respuesta del licenciado Robles de Salcedo .. : a un ex-
1:1
Potosí, 15 de febrero de 1615, f. 3v. Para 1630, AGI Escribanía 865A, f. 1034Y. hortatorio que el gremio de los azogueros ... le hicieron ... ,., Potosí, 28 de octubre
ZI} Para 1637, AGI Charcas 56, protector de los naturales de Chucuito a la corona de 1639, parágrafo 8. (
lOO AGI Charcas 36, oficiales regios a la corona. Potosí. 20 de marzo de 1620,
~ (sin fecha precisa, pero de 1637); asimismo, en el mismo manuscrito, la declaración
f. 2; AGI Charcas 21, «Respuesta del licenciado Robles de_ Salcedo ... », parágrafo 8.. (
d~ los oficiales regios, Potosí, 3 de enero de 1637.
'~ {
'~ (
1 - 1

l
).
,
) Pctcr Bakcwell . Min__~:_~os,.de._la. Montaña,_Roja ... ~~ :.-- ·---~.
135

no había recompensas extra comparables al mineral en el trabajo de y los de las minas variarían entre 600 y 1.000 103 , con le¡ que el número
1
extracción. No obstante,· la evidencia disponible confirma úniCamente rotal en la producción directa de plata se establece grc¡scramente entre
J el argumento de que los patronos. se beneficiaban generosamente dCl sis- 4.500 y 5.000: las cifras ofrecen la sorprendente confirmación de la esti-
-~
tema del minga sustituto. - -- - ··· · ·· --- - · · maci9n_pril11,Crfl de 1603, si tomamos en cuenta su posib!t exageración.
\ -- sü"bé'ñéficio preci~~~ desde luego, podría calcularse ~i- iá'- proporción "sólo una cuenta distinta de mingas ha visto la luz par<J el período ante-
~
1 entre brazos extra y sustitutos mingas fuera conocida; pe~Ó no lo es"v rior a 1650: la «Respuesta del licenciado Robles de S<Jlcedo», de 1639.
) ta¡npoco la conocían los contemporáneos. En realidad, el número. tot;l Este manuscrito contiene la afirmación de que la producción de plata nor-
\ ' de mingas era una cuestión discutible, aunque puede encontrarse algu~a malmente empleaba 1.600 mingas para el trabajo de l<J minería y 1.850
~-
orientación útil. La más temprana es un documento anónimo de 1603. en la purificación, esto es, un total de 3.450. Se agre~~a el número de
-~ redactado con el fin de mostrar las dificultades para establ~cer cerca .d-e trabajadores efectivos en la mita ordinaria, 2.800. Así, el porcentaje de
\

Potosí una ciudad nativa efe suficien'te tamaño como para- abastécer a la mingas en la fuerza de trabajo total de 6.250 sería 55 por lOO, justamente
~
industria de la plata de todos los trabajadores necesarios. Sus estimaciO- el indicado en 1603. Laproporción real de mingas, sin emnargo, pudo muy
-$)
' nes del número de trab~jadores, timto mingas· como mitayos, pueden resul- bien haber sido más alta, dado que los productores probablemente segui-
-D tar, en consecuencia, e:Xageradas 101 • El redactor. asume; por ejemplo, que la rían la costumbre de su época, de contar entre los efectivos no sólo a los
mita ordinaria, de 4.467 hombres, era entregada completamente, lo que trabajadores en carne y hueso, sino también a los auscntcB, por quienes la
~
es, por cierto, una opinión muy· optimistá. Calcula el número· de mingás sustit_ución se había hecho en dinero.
-~ . De estas estimaciones del número de mingas, aun sicndo escasas, uno
1 en las refinerías en 5.220, lo que es un puro cálculo, más que una cuenta
~ real, ya que llega a esta cifra multiplicando el número promedio de traba- puede hacer cálculos sugestivos sobre el valor de la práctica de la sustitu-
1
jadores en un ingenio por el número de ingenios en fu-ncionamiento (asu- ción de mingas para mineros y refinadores. Aunque el número relativo de
--~ sustitutos y· brazos extra no puede ser conocido, parece intrínsecamente
miendo que no había mitayos en la purificación, lo que probablemente ·era
~ cierto para su propósito). Establece que cada uno de los 72 ingenios de probable que los sustitutos hayan sido, para empezar, minoría, aunque se
volverían cada vez más usuales a medida que pasaba el .tiempo. Capoche,
-~ energía hidráulica de Potosí y de ias zonas de Tabacoñuño y Tarapaya
(corriente arriba y corriente abajo; respectivamente, de la Ribera) emplea- como previamente se. vio, da a entender que los brazos extra predomina-
~ ban, en promedio, 70 mingas. Así, el total era de 5.040; Luego venían seis ban hacia la mitad de la década de 1580, como sería de esperar: era una
~-. ingenios con energía animal en Potosí, con 30 mingas ·cada uno, en total época de crecimiento general de la producción de plata, probable extensión
180. En consecuencia, ~n total de =i.220 mingas trabajaban en la purifi- de los beneficios y desde luego alta demanda de trabajo. En el siglo XVII,
9' por el contrario, la tendencia de la producción fue descendente; con la ren·
1 cación. En la extracción, el redactor identifica algunos mingas~ pero no ~a
-~ tabilidad agregada es,probable que ocurriera lo mismo, y la industria de
ninguna estimación de su número. Se podría pensar en 200 ó ~OO. Si acep-
Potosí, en general, sécontrajo. En aquellas circunstancias es improbable
6 tamos estas estimaciones, los mingas directamente comprometidos eq la
que los patronos estuvieran interesados en emplear costosos brazos extra
:~
producción de plata hacían cerca del 55 por 100 de la fuerza de trabajo eri
mingas, como lo habían estado en la década de 1580, y así más mingas de
1
la minería y la purificación (unos 5.500, de un total de 'cerca de 9,950) 102 •

,~ Otra fuente, independiente, 'de 1603, ofrece también un número aproxi~


mado de mingas: la ya citada «Descripción de la villa y minas de Potosí»,
de dicho año. Aquí se estiman los mingas en la purificación, en 4.000,
los registrados serían probablemente sustitutos. Un argumento adicional
para esta sugerencia es que los mingas sustitutos, al parecer, recibía por
lo común mayores pagas que Jos brazos extra: la tasa de contratación de
j los mingas más la paga normal de la mita. Así, los indios que querían

~
emplearse fuera de las tareas de purificado o de extracción, preferían natu-
IOt AUS, tomo 330/122, ff. 236v.-37, «1603. Relación de los indios ... » ralmente ser sustitutos. Supongamos, entonces, que de los 3.450 mingas
;9 102 La e Relación» de 1603 registra, de hecho, unos 3.000 mingas más qu(! estos._ registrados en activo en 1639, simplemente la mitad, o sea 1.725, eran susti-

Pero no se hallan incluidos aquí porque no estaban -directamente empleados en la tutos, y que cada uno de ellos recibía siete pesos de un mitayo o curaca
9 producción de plata, aunque aparecen ciertamente en tareás relacionadas, tales como por el trabajo de una semana (o de un patrono que pagaba con- dinero pro-
--~ el procesamiento de la ganga para recuperar mercurio (1.000 mingas), la extracción
y transporte de sal (300), llevar mineral cerro abajo (250), manufactura y tran~
~ porte de carbón (300), fabricación de velas (200), etc. IOJ «Descripción», pp. 377 y 384.

-~ . ~ .. •'r.~· .~ .. - <~ :
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136

veniente de un indio de faltriquera). El coste anual total de este trabajo,


que el patrono se ahorraba de pagar, sería de 627.900 pesos. Esta suma
Peter Bakewell Min~~os de la I'viontaña- Roja

presente el provecho propio 1c..;. ¿De dónde, a su vez, provenía el dinero


que los jefes tomaban de su propia gent:!? Fuentes importantes pudieron
137 (
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D no era ninguna proporción despreciable de la producción de plata regis- muy bien haber sido la venta de bienes (vestidos y alimentos) en los asen- (
~ trada en el distnto de Potosí, a fines de la década de 1630, La producción tamientOs espafioles, entre lós 'éuales Po~osí sobresalía con holgura como
anual promedio durante los tres años, 1638-40, fue cerca de 4.809.000 mercado, o pagas hechas en tales asentamientos. También era Potosí un 1'
~ pesos. El valor estimado aquí del trabajo de los mingas sustitutos resulta centro de empleo. Los mitayos, en tiempo cie huelga, trabajaban en diversas •!
~ un 13 por 100 de esta cantidad. Una comparación más signiíicativa ron· tareas, incluidas las de mingas en la extracción y el purificado. Así, pudo (
daría entre Ja· estimaci'ón de coste del sustituto minga y la producción de ser muy bien que las ganancias de los mingas circulasen desde las manos
~
plata en el mismo Potosí, dado que es allí donde trabajaban estos mingas. de los jefes nativos, de vuelta a la contratación de más mingas. Las ganan-
~ No se puede precisar con certeza, de la producción total del distrito, cuánto cias de Jos mitayos por trabajos al mar§:en de la mita iban, desde luego,
~ venía de Potosí hacia 1640, porque no se hacían cuentas separadas. Lina incluso más directa y rápidamente, a la contratación de mingas, cuando
(
estimación contemporánea era que, a lo sumo, de Potosí salía la mitad de la los mitayos daban por sus propios reemplazos o pagaban al contado al
~ producción del distrito 1()l. Esto parece, por varias razones plausibles, Una patrono por Jos indios de faltriquera, y así éste podía emplear sustitutos, •'
,.

~ subestimación de la contribución de Potosí. Vista la alta producción de Y una interesante transferencia agregada de dinero es sugerida por sí mis-
~ plata de Chocaya en la segUIÍda mitad de la década de 1630 w;. seria ma en esta vinculación. Si Jos indios en Potosí para el servicio de la mita
razonable suponer que las minas fuera de Potosí rendían un tercio del trabajaban en sus períodos de huelga en alguna ocupación no relacionada
~ total del distrito. Si era así, el valor de los sustitutos. mingas se eleva a con la minería, y utilizaban entonces sus ganancias para emplear mingas
~ cerca del 20 por 100 de la producción de plata, sólo de Potosí. Las suposi- de reemplazo durante sus turnos de mita, tenía lugar un flujo de dinero
(
ciones hechas para llegar a esta cifra son diversas y no dcmostrabks, pero al sector de la minería desde el sector no minero de la economía de Potosí.
~ conservadoras. Com::> mínimo, debe decirse que la práctica del sustituto Flujo de singular interés, porque parece haber sido un modelo general de 1,\

~ minga ahorraba a las productores de plata una proporciÓn muy considera- la minería hispano-americana que el grueso de los beneficios de la minería
~
~ ble de sus costes de mano de obra o, dicho de otra manera, les capacita- terminen, no en las manos de los mineros, sino en las de los hombres
¡'
ba para producir en minás y molinos que de otra manera no habrían resul- intermedios, tales como Jos abastecedores de bienes y de crédito y de los \

~ tudo económicos. Y si el argumento previo es correcto, los ahorros se ha- mercaderes de la plata, que compruban plata pura a los productores para
~ ríon mayores, de una manera muy conveniente, en tanto las minas se volve- acuñar moneda.
rían más pobres. Hay también evidencias sugerentes de que la riqueza acumulada por ••
~ .(
Ahora surge la cuestión: ¿de dónde sacab<m dinero los índiqs para los mitayos, antes de su período de servicios de reclutamiento, se destinaba
D comprometer a los su~~ o erii!:cg.º_r~lñéfios_~.4_~j~l_t_r!ql!e.r_~? Las fuentes- a la compra de sustit.utos. Una queja de los indios de Chucuito, en 1600, (
~ niam.isc.ritas""ñ6--iipói[an respuestas directas, pero podemos imaginar varias era que cada año los mitayos enviados a Potosí dejaban sus tierras con
fDcilmente aceptables)' con interesantes corolarios. Los curacas que busca- grandes rebaños de llamas y cantidades de alimentos y vestidos, pero regre-
~ ban reemplazar las ausencias entre los mitayos que debían abastecer uti- saban (si es que regresaban) doce meses después con nada, salvo lo pues- (
~ lizaban, sin duda, su autoridad política en sus comunidades, con el fin de to 107 • Exactamente qué y cuánto había vendido en Potosí la gente de Chu- (

asegurarse el dinero para contratar mingas. Uno de los tópicOs en la his- cuito, no puede decirse, pero no hay duda de que la provincia, un área '
~ toria de los indios, en el área de la mita de Potosí, es la explotación por sus renombrada por la cría de la llama, enviaba grandes rebaños de animales
~ propios jefes: explotación, al menos parcialmente, que resulta de la presión con la hornada anual de mitayos. Las cuentas hechas del despacho del (
j~ sobre los jefes para que abastecieran cantidades fijas en tributos y mano de contingente de la mita de la provincia al puente del Desaguadero, en
(
.al obra de sus comunidades, generalmente ,exiguas; aunque también estaba
·., ... !·' ' ... ·,.'
' - ~ ' - ' 106 Cf. Karen Spalding, «Social climbers: changing patterns of mobility among (
Parágrafo 3 de la «Respuesta del licenciado Robles de Salcedo ... :.
~ l()l
lOS Se encontrarán muchas referencias a Chocaya en la correspondencia de los
the Indias of colonial Peru» (RHAH, 50:4 [ 1970]. pp. 645-64), pp. 58-60. ·
107 AGI Charcas 80, «Charcas, 1600», f. 37v., cuestión 7 del «Pedimento», de (
'
·~ oficiales de Charcas de los últimos años de la década de 1630. Véase, por ejemplo, . Alonso de Zamudio, protector general de los naturales en Potosí, en nombre de
don Juan de Lizarazu (presidente de la Audiencia de La Plata) a la corona, «con- ~
don Carlos Visa, cacique principal de Acora, Potosí, 28 de agosto de 1600. Véase

~ :n
sulta», Potosí, 1 de marzo de. 1637, AGI Charcas 20.
.. ,:,' ,.·
también f. 48. !..
'®) (
)!

·~
1 - 1

~ 139
138 Peter Bakewell Mjner~s de la Montaña Roja
·~ . ' ':-~ ...• ••..• .•. ,..: ••~- ·: -.. ~"""-1-.: ·...... ·~ .....
. ¡' •. ·:. _, __....
.·~ . ., . ..
cion~s indias de mÚy al comienzo de .s.igl~ xvÍI · (pp. 111-12), escribe de
.... .:o¡ . ., -~
1

~ agosto de 1600 (véase la descripción anterior en este capítulo), enseñan


8.000 hombres que vivían permanentemente en Potosí, al margen de la mita
que Jos 1.749 hombres realmente enviados a Potosí llevaban con ellos no
~ menos de 11.708 Jiamas, todas con cargas de comida para alimentar a Jos
·gruesa, que se alquilaban ellos mismos para la extracción y el purificado.
~ La cifrabie1;1 puede resultar muy alta o incluir a muchos que hacían tra-
p mitayos y a sus familias en el viaje. Los curacas y los principales se agr\'!~
b~jot'réláeionados con la· ¡)tódutción de plata¡ pero no, como se afirmó,
1
~ gaban 475 bestias. Cualquier alimento remanente del viajé'··éi-a ..presumi~
>~ directamente en la minería y el purificado. En 1615, el tesorero regio de
blemente consumido en Potosí o vendido allí. La venta de llamas, a los pre-
~ cios que prevalecían é'n Potosí, de unos seis pesos por cabeza·: únic~me~ie
Potosí menciona en una carta al rey que el número de residentes nativos
permanentes de Potosí, que recibían pagas por trabajos en las minas, era0
~ habrían significado, aproximadamente, 72.000 pesos, el vi:tlor de 8.00Q más de 2.000. Aquí la referencia parece s.er sólo de trabajo en las minas ll •
semanas hombre de t~abajo minga si, como la gente de Chucuito lo áfir~
~ maba, los ingresos de tales -ventas habían 'sido para coinratar mingas.
En conjunto, parece aceptable pensar que Jos residentes mingas for-
maban una porción creciente de la fuerza minga total. Para empezar, dis-
'1> No parece probable que todas las llamas se vendieran con este ·prop¿.: minuyó con el tiempo el número de mitayos que llegaba!} a Potosí, y los
'D sito; algo seguramente debió disponerse para los tributos al contado~ pal-a períodos en que estaban de huelga para el trabajo minga_ también se hi-
alimentos. No obstante, una parte de la i-iqúeza acumulad? de Chucuito
~ se destinaba a llenar los claros de las filas de la mita, y así se transferüi
cieron más cortos, a medida que crecían las cantidades extnisacadas de la
huelga. Segundo, los mingas estaban sólidamente asociados a una habilidad
~· desde los indios a los patronos de las minas. Para óiros.grupos de mitá superior muy evidente en los comentarios del siglo XVII y en el hecho de
llegados ·a Potosí, no hay evid~ncia de primera mano ·de este proceso, pe~o
® ciertamente traían tales animales, comida y bienes vendibles, al tener 'en
que eran utilizados para tareas especiales. mientras que los mitayos tendían
~ a verse relegados a los esfuerzos físicos. todo lo cual argumenta 111
en favor
Potosí una ayuda para su sustento y para pagar por el reemplazo de tra~
del crecimiento de la fuerza de trabajo pagada, que era residente •
~ bajadores durante las tareas de la mit~_ 108 • , Además de aquellos mitayos que trabajaban como mingas en la produc-
Queda una pregunta final sobre los _m_i_n-ga_s__i¿En q~é medida provenían
® de una población nativa residente de Posot!:Y en qué medida de la parte
ción de plata durante la huelga, hay iniormación de otros que lo hacían
también durante el período de su asignación a la mita. Alonso Martínez
t> de la mita gruesa que estaba de huelga? En las páginas previas han sido de Pastrana, siendo oficial visitador en Potosí en 1622, atribuía la mayor
~ mencionados ambos orígenes, y en realidad ambos pesaron. De nuevo son 112
parte de la declinación de la mita a esta práctica • Dado que no había
~
números y proporciones que impiden afirmaciones precisas. Capoche sugie· ninguna ventaja en cuanto a pagas que un mitayo pudiera acumular ha-
:i) re que la' mayoría de los mingas en esta época se contrataba de la huelga,
~.
ciendo esto, pues habría tenido que pagar a otro minga como su sustituto
y repetidas afirmaciones a estos efectos pueden ser encontradas con poste- durante su período de trabajo como mitayo, y el coste de emplear éste
rioridad 109 • Por otra parte, Alonso Mesías,. en sus e~timaciones ~e pobla:
:Q
;;w habría sido tantq,,~como el que ganaría él mismo como minga en ese mismo
¡~ período, la razón ·para eludir el servicio de la mita se encuentra presumi-
105 Alonso Mesías. en su «Memorial» de comienzos de 'siglo XVII al virrey Ve-
lasco, p. 148, estimaba que los mitayos que llegaban introducían en Potosí cada uo AGI Charcas 36, don Esteban de Lartñun a la corona, Potosí, 15 de febrero
® año entre 40.000 y 50.000 llamas destinadas al consumo de carne, junto con, entre de 1615, f. 7. Lartaun sostenía la necesidad de enraizar más indios en Potosí y en
90.000 y 100.000 cargas (aproximadamente, 3.450 a 3.85P toneladas) de maíz y
® «comida» (posiblemente en especial chuño). Según otra fuente, Canas, Canches y
otras ciudades mineras, así podían acostumbrarse y llegar a aceptar el trabajo en
la. mina. El lo veía como un proceso a largo plazo. Los niños crecerían «hechos los
~ otras comunidades consumieron en 161 O todas los provisiones con que hábían sentidos al golpe de la barreta•, y gravitarian de manera natural en la minería.
abandonado sus tierras, ya en el viaje a Potosí o durante su año allí. Véase Manuel Dado que Potosí ya contaba con una considerable y permanente población nativa
~ Ballesteros-Gaibrois, cNotas sobre el trabajo minero en los Andes, con especial hacia 1615, esto estaba sin duda ya ocurriendo, y en realidad se transformó en un
referencia a Potosí (s. XVI y ss.)» (CJM, tomo 1, pp. 529-57), p. 534. Para Chucuito,
.~ véase CMP CR 72, padrón de los mitayos de Chucuito, ff. 1-91 v., Ciudad de Chu-
modelo normal en las últimas épocas, persistiendo actualmente.
...
~~
·~
cuito, 21 de julio de 1600 y años posteriores. Finalmente, John V. Murra, en
111 Por ejemplo las cuentas de un ingenio. desde junio de 1632 hasta junio de
1633, indican el empleo regular en él de sólo un mitayo. Véase ANB Minas, catá-
' «Aymara lords and theirEuropean agents at Potosí» (Nova America !. Turín, 1978, logo n.o 720, «1630-1638. Cuaderno 1 de los autos seguidos por don Rodrigo de
1$ pp. 231-243), hace referencia a dos jefes nativos de finales del siglo XVI y comien- Mendoza y Manrique, administrador y arrendatario que fue de las minas y los
zos del >.."VII, uno de ellos capitán de la mita, quien, claramente. hizo considerables
~~ beneficios vendiendo en Potosí Jo producido por sus extensas tierra personales.
ingenios del general don Pedro So res de Ulloa ... », cuentas del ingenio de doña
Franciscá Campuzano, ff. 41-93 .
1~ 1!9 Por ejemplo, virrey Esquilache a la corona, «Gobierno N. 0 14,., Lima, 20
112 AGI Charcas 36, Pastrana a la corona, Potosí, 22 de marzo de 1622, f. 2v.
de abril de 1618, parágrafo 3, en AGI Lima 38, tomo 3, ff. 157-58v.
1~ ....,_· ' .. •.:
f4!U
11!!!>
·'-
(
1

(
~ 141
Mineros de la Montaña Roja (
~ 140 Peter Bakewell
otra carga se extendía sobre los mitayos, en forma del dinero que debían (
~ blemente en lo siguiente: mejor trato de los patronos y veedores como
producir para comprarse ellos mismos al margen del trabajo de recluta- (
minga que como mitayo; mejores condiciones de trabajo o tareas más lige-

'
~
~
ras (por ejemplo, tareas de purificación en lugar de tener que arrastrar
mineral en una mina), y mejores oportunidades de recompensa, en forma
de permisos de mineral de las· minas.
miento. La carga inicial caía sobre los curacas, pero éstos siempre que
podían la pasaban a los. hombros de las comunidades que controlaban.
De esta manera, los pueblos indios en el área de la mita se encontraban
abasteciendo no solamente de trabajadores para el reclutamiento, sino tam-
(
(

El desarrollo de una fuerza minga permanente, añadido a la elección (


~ bién de apreciables sumas de dinero. Estas sumas preveían a los produc-
de trabajo minga por parte de Jos mitayos en Potosí, algunos permanente- (
tores de plata de lo que en efecto era trabajo libre, o casi libre; y no
~ mente y otros durante su período de huelga, constituyen sólidas razones
únicamente eso:>, sino trabajo libre que rendía a ser más especializado y, (
~ para creer que el trabajo minga era asumido principalmente de manera
en consecuencia, más valioso que el de los mitayos. En el sistema minga (
voluntaria. Si todos los mingas hubiesen venido de la huelga de la mita
~ ordinaria, y si no hubiese habido otro trabajo disponible en Potosí para Jos
encajaban muy bien aquellos metidos en ese tipo de trabajo, y sus patronos.
A ambos beneficiaba este sistema: pero a expensas, como siempre, de. las
1) mitayos en 5us periodos de descanso, podría argumentarse entonces que el
comunidades que aportaban los mitayos. !
trabajo de los mingas era, al menos informalmente, obligatorio: que los
~
mitayos libres de servicio no tenían más opción que trab'a:jar en la produc-
~ ción de plata para ganar el dinero necesario para sostenerse ellos y sus
m> familias y para pagar sus tributos, dinero que a mita sola ciertamente no
llegaba a suplir. Pero como había muchas otras tareas para hacer en Po-
~ tosí, evidente y suficientemente aprovechables para sostener a las fami- (
~ lias, dado que miles vivían de ellas, In conclusión debe ser entonces que ·'
\'

w Jos muchos indios que en cualquier momento se encontraban en las refi-


nerías y en las profundidades de lns minas, y que no estaban bajo la com- (
~
:w pulsión de la mita, habían escogido este trabajo por su propia voluntad. (
~ Ello significa, en consecuencia -a juzgar por la información disponi-
ble-, que en los comienzos del siglo XYil cerca de la mitad de la fuerza
~ de trabajo india, directamente comprometida en la producción de plata (
~ en Potosí, era voluntaria.
La afirmación, clara y significativamente, cambia la opinión dominante
~­ sobre el sistema de trabajo en las minas de Potosí: que la producción de
~ plata descansaba por entero en una forma peculiarmente viciosa de trabajo
9 reclutado, la mita. Por otro lado, las prácticas condensadas en esta afirma-
(
ción distan mucho de ser simples. Los indios elegían transformarse en min-
~ gas por razones diversas: podían evitar un regreso costoso y agotador a sus
i) comunidades después de un término de la mita; podían eludir las futuras
'~1
exacciones de curas y curacas; en especial podían asegurarse una pag~ "~
~ (
~
sustancial en el trabajo minga. (Felipe de Godoy, en 1608, calculaba que
'i::l un mitayo necesitaba 200 pesos para sostenerse durante seis meses de (
9 trabajo en Potosí, pero que ganaba sólo 65 [véase p. 105, anterior]. Un
(
brazo extra minga durante este período, trabajando como barretero, podía
~ ganar en seis meses, según las tasas de pago dadas antes, 234 pesos, además (
~ del mineral.) El sistema voluntario minga escondía, sin embargo, una
fj) sustancial transferencia de valor desde las comunidades indias a los pro-
ductores de plata. En realidad, a través de la práctica del sustituto minga,
)
(
'~
\ 1 ,...., 1

-,1..
5. El trabajo.·en Potosí
1
-~ Especialización, condiciones, asistencia
1
])
l
1!)
«Es un retrato del infierno entrar den:ro, porque ver .tantas cuevas y. tan
'l hondas, y tantas luces por tan diversas partes, y oir tantos golpes de los que
están barreteando, es cosa que pierde el hombre el tino y aun el sentido.»
~
")) (Fray Diego de Ocaña, 1600, sqbre el cerro de Potosí) •

,.
~

,"
1)

A medida que la escala y la compiejidad h~cnica de la producción de


10 plata se incrementaban en Potosí, también lo hacían la especialización y la.
~ diversificación del trabajo. Al comienzo, cuando las técnicas utilizadas eran
~ predominantemente nativas, Jos tipos y especializaciones de los trabaja-
dores eran probablemente muy similares a los de las épocas anteriores a la
~ conquista. UnicaÍnente un especialista aparece, de hecho y con claridad,

,,.,
1) en aquellas temp'ranas décadas: el guayrador, que operaba el horno a
viento. No está precisado si los mismos homhres operaban también el ~i_m­
'l balete, bajo el cual se trituraba el mineral antes de pasarlo a la fundición.
IgÚalmente, en la minería misma, n.2__hay indi~ios de división entre corta-
.J!.~E~~ y,transporü!dores de mineral. La línica· espéciallzaéióri que puede-ser
bien precisada en'" la extracción de mineral es la de los indios varas, los
~ mineros nativos a quienes los propietarios españoles de las minas arren-
~
'! daban, eri efecto, parte de las obras. Estos hombres actuaban. claramente
como supervisores y es posible también que como verdaderos mineros. Por
~ 1
debajo de ellos, y contratados por ellos, trabajaban otros indios, con proba-
1~ "¡.... bilidad Y..~n.aconas en su mayoría.
Estos trabajadores de las minas seguramente fueron e~ipa_dos pronto,
!~ o se equiparon ellos mismos, con picos y barras de hierro español, en Jugar
''l
1
de sus implementos nativos. Peroaünque así aümentaba-·s-u-·rendimiento
l'l no se habría modificado la organización del trabajo existente. Posiblemente

,..,15> •. Un viaje fascinante por la América hispana del siglo XVI (ed. Fr. Arturo Al-
varez, Madrid, 1969), p. 187.
)) 143
. :\..,
____\
1 (
~ 145
(
Peter Bakewell Mineros. de la M01;taña Roja
~ (
verja en la entrada) 3 • Pero la connotación de supervisor de la palabra
J los primeros nativos que se especializaron en alguna técnica española
estaba ya bien establecida en la época del escrito de Capoche. Toledo, por (
fueron aquellos que aprendieron a utilizar los hornos a viento, del tipo
~ castellano, en Porco. Intentar precisar la fecha en que tales hornos comen-
ejemplo, la empleó así en una de sus ordenanzas de minería en 1574,
4 (
once años antes de la composición de la Relación • Como tal, por ejem-
~ zaron a operar, en realidad es hacer conjeturas, aunque algunos parecen
plo, en un c"ásó·aparece un apir'epongo: jeíe de un grupo de apires; y las (
haber sido construidos hacia 1549 1 •
~ ordenanzas vinieron a establecer que por veinte indios en una mina debía (
Fue desde luego la llegada de la amalgamación, proceso foráneo, com-
~ haber un pongo 5 • Está claro que estas di\'ersas especialidades permanecían
plejo y de varios pasos, lo que trajo la división extensiva y la especializa- (
generalmente bien diferenciadas. aunque a veces, como es lógico, se pro-
~ ción del trabajo indio en el Potosí industrial. Tal desarróllo fue-·activa-
dudan ciertos solapamientos. Un manuscrito de 1634 revela, por ejemplo, (
mcme acelerado por los esfuerzos del virrey Toledo para educar a los
~ que en las minas de un tal Francisco Gómez Silvestre, en Esmoraca, los

,,
indios en Potosí en las técnicas de las amalgamas. Con este propósito, (
barreteros y los apires se pasaban los sábados clasificando mineral en la
~ como ya lo destacamos antes, emplazó una escuela en cada parroquia 6
(
de la ciudad, donde los indios que ya habían aprendido el método gracias superficie, o sea, convertidos temporalmente en pallires •
En las purificadoras de amalgamas se desarrolló una especialización
a Pedro Fernández de Velasco, lo trasmitían a otros 2 • Los esfuerzos de
Toledo en esta dirección fueron, hay que admitirlo, de poco efecto. (Véase
del trabajo al menos igual a la de la propia extracción. Los indios mor- (
teros echaban el mineral para la trituración entre los martinetes del molino
~ el anterior capítulo 3.) Así, hubo pocos, si es que alguno, amalgamadores
y el recipiente del mortero. Paleaban también el mineral triturado sobre
indígenas independientes. Pero a medida que la extracción de mineral
~ crecía, para alimentar las refinerías con las amalgamas, fueron .surgiendo
tamices inclinados y pasaban de vuelta al molino el material no suficiente- (
mente fino para atravesar el tamiz. Capoche describe que se contrataba
~ las especializaciones y consiguientemente subespecializaciones de los tra-
también a mujeres indias y jóvent:s para tamizar mineral en los ingenios ¡'
bajadores.
~ ,. Diversos manuscritos de la década de 1630 muestran esta diferencia- .
con tamices a mano, aunque, pienso, sin gran efecto'. La mezcla con mer- (
!) ~ión en un estado avanzado. El mineral era cortado por los barreteros (de ·-...!...J curio y otros reactivos del mineral triturado está hecha por el beneficiado;
(''
o purificador. Su puesto era el de mayor responsabilidad en todo el inge-
~ b~r~cta, barra), y se transport~ba- desde 1~ boca de.los--ii.í~el;;-¿~¡;~ las .,
nio y el encargado era normalmente un español o un mestizo, aunque los (
espaldas de los apires (del quichua apay: transportar), quienes lo amonto-
~ naban en las platáforrnas niveladas, o cancha, a la salida de las mirias.
manuscritos indican un caso, por lo menos, de un indio beneficiador en el (
distrito de Potosí 8 • El mineral se mezclaba luego con las distintas sus tan-
~ Allí, antes de llevarse en llamas a una purificadora, era seleccionado y des-
cartado el material que restaba por los pallir_l!s (del quichua pallay: juntar),
~ (
que podían ser mujeres. Numerosos sÍ{jJJ.!!.P.iffzes (término quechua vulgar . · l 3 « ... Son los porteros de las minas ... » Relación, p. 151. 0

~ que significa, aproximadamente, «los que van limpiando por detrás») man-- 4 « ... el indio que tiene la mina a cargo. que llaman pongo ... » en N. 11 de las (
«Ordenanzas del virrey don Francisco de Toledo acerca de los descubrimientos, •
~ tenían despejado el paso de los apires en las obras de la mina; su trabajo registros y estacas de las minas ... :., en Levillier, Gobernantes, tomo 8, p. 237. (
era juntar y apartar escombros; y si la mina exigía soportes internos, inevi~ 5 Esta declaración última· y los tipos de trabajadores aquf descritos vienen
~ tablemente de piedra trabajada, ya que los grandes maderos eran muy dados en ANB Minas, tomo 15, itero (Minas, catálogo n.o 953), como parte de
~ caros en Potosí, éstos eran preparados por pirquires (del quechua pirqai: un pleito entre doña Francisca Campuzano y don Rodrigo de Mendoza y Manrique.
(
El pleito se prolongó varias décadas, pero las pruebas traídas a colación . aqui
construir muros). Los distintos trabajos especializados eran dirigidos por
~ se refieren a los primeros años de la década de 1630. (
un cierto número de indios supervisores o pongas: El origen de este tér- 0
6 Véase f. 28 de ANB Minas, tomo 131, itero 3 (Minas, catálogo N. 691), «1634.
~ mino, en quechua, es punku: puerta; y CapoQhe define a los pongos como Visita que el licenciado don Mesía de Arriola ... tomó del ingenio nombrado San ,(
~ porteros de las minas (algunas de ellas llegaban a tener realmente una Francisco ... :t ·
7 Relación, p. 122, « ... y por la falta que hay de indios se mingan las mujeres (
g) ,, y muchachos, y les dan a dos reales (diariamente) y no ciernen casi nadait. (
" a En 1634, en el ingenio Nuestra Señora de Guadalupe, en la provincia de
1 Cieza de León escribe sobre el fundido de la prata en torco, en esé ·~o; '«con
~ fuego, teniendo (los refinadores) para ello sus fuelles grandes». Crónica, capítu-
Chichas, el beneficiador era un indio de Porco llamado Pedro Hachata. Véase ANB (
1:lt. Minas, tomo 131, itero 2 (Minas, catálogo N.o 690a): 1634. Visita que el licenciado
,:;; lo CIX, p. 449. (
2 AGI Lima 29, tomo 1, Potosí, 20 de marzo de 1573, Toledo a la corona, «Ha- don Martín de Arriola ... tomó del ingenio nombrado Nuestra Señora de Guada-
~ cienda». lupe ... », f. 31v.
~ (

~ (
1 - 1
1
~ Mineros,.de
147
-~ 146 Peter Bakewell . . . -·la.. Moi}!Bña
. '"': . Roja
.. .....
-· '· '· . ·.·. ~· ·,.

'~ cias restantes, empleadas en el proceso de purificado por los repasires (de ción del mineral a ser fundido. Deben haber desarrollado una vista capaz

~
1

repasar: volver a pasar y en consecuencia profundizar la mezcla). Estos de entresacar con alto rendimiento; y algo del mineral escogido, o traído
1

~ ~
1
'

hombres, posiblemente, utilizaban paletas para la tarea, pero en realidad
era bastante común que agitaran el material de la amalgama chapotea11do
con Jos pies descalzos 9 • Una vez completada la amalgamación, los lavado-
res o tinado res supervisaban el separado en las tinas del material· de dese-
cho. El paso del mineral y otras sustancias por el molino era llevado. a
del cerro, circulaba eri el mercado nativo de mineral de Potosí, antes del
proc~s_amie!1~9-=,"u.n comercioqu~ Íl!e: _al, menos en parte, manejado por las
mujeres 12 • Diversas explicaciones, probablemente relacionadas, de la entra-
da de las mujeres en el comercio del ~ineral, y más interesante en la prác-
tica tradicional de purificación con guayras, vienen con facilidad a la men-
~ cabo porservires (de servir). Entre el personal indio aún más especiali- te. Una explicación aproximada podría ser el efecto general de una trascul-
turación de la minería, como modo de vida aceptado, que en Potosí parece
~ zado, un ingenio podía contar con un leiiatero para recoger combustible
(leña, madera para fuego); un carbonero para hacer carbón y un hornero, haberse ejercido sobre su población. De manera más particular, la absor-
.'\) ción de varones disponibles para mano de obra, debido a la expansión
-, a veces llamado quemador, para supervisar el tostado del mineral sulfatado
de la industria de Potosí tras el surco de la amalgamación, puede haber

.,.'
antes de la amalgamación y la producción der magistral mediante el tueste
de las piritas en un horno. Un ingenio apartado en la provin~ia de Chichas dejado a las mujeres como única mano de obra potencial para las opera-
)
poseía incluso un especialist~ en preparar caperuzas de arcilla, para separar ciones con guayras. Tercero, como individuos, las mujeres claramente bus-
el mercurio después de la amalgamación 10 • '; · · · .· . caban complementar las pagas de sus jefes de familia, y un medio posible
de hacerlo era fundiendo en guayras.

'
Una variedad del trabajo de purificación, que originalmente había sido
dominio de los hombres, parece haber pasado a manos de mujeres en las En general, y con la obvia excepción de las mujeres trabajadoras, la
~
,.
··~
últimas décadas del siglo XVI. Tal es
la operación con guayras .. Las mu- mano de obra especializada en .las minas y refinerías era realizada por
~ (
jeres no solamente entresacaban trozos útiles de mineral despreciado de mingas, y las cargas dejadas para los mitayos. El desarrollo de una exten-
la ganga descartada en el cerro, sino también los fundían en guayras. sa jerarquía de especialistas tanto empujaba como se veía facilitado por
'7p A este entresacado ellas añadían, en la fundición, fragmentos de mineral el incremento del número de mingas en Potosí y en su área. Las posibili-

-,
~ de alto grado, traído de las minas por los barreteros. Una temprana descrip-
ción del siglo XVII relata que estos cortadores de mineral trepaban las
dades económicas disponibles a partir de la división del trabajo inclinaban
a los patronos a buscar especialistas, y los trabajadores que poseían alguna

.,
~1
bocas de las minas los miércoles (después de dos días de trabajo bajo
tierra)' recibían comida llevada hasta el cerro por sus familiares como ali-
mento para el resto de la semana, y entregaban a las mujeres pequeñas pie-
zas de mineral particularmente rico extraído de excavaciones recientes. Esta
aptitud podían desarrollarla con mayor facilidad si se empleaban perma-
nentemente como mingas, más que esporádicamente como mitayos. Al mis-
mo tiempo, la tradición de la existencia de una mano de obra permanente
y local de Potosí desde el comienzo, fomentó el crecimiento de una fuerza
l> práctica era tan común y tan aceptada como parte de la conducta de los de trabajo especializaga y capacitada.
'l barreteros, que los dueños de las minas y los supervisores no tenían más Surge de mo~o natural, de la discusión sobre la especialización del tra-
opción que tolerarlas 11 • Las mujeres, por su parte, parecían haberse vuelto bajÓ, la cuestión de las condiciones de trabajo y el trato a los trabajadores,

'
-~
expertas, no sólo en la purificación con guayras, sino también en la selec- tanto mitayos como mingas.
Haber forzado a los nativos de América a las minas, bajo condiciones

' 9 «... en tiempos de frío y aguas hay cajones que requieren muchas doblas
de extrema dureza y peligrosidad, es uno de los cargos morales más graves
1 13
(mezclas rcpe:idas) hasta que el pie de los indios los calienta ... »: ANB Minas, levantados contra la conductá de España en el imperio de América • Este
¡~
tomo 15, item 1 (Minas, catálogo N.0 953, f. 537, parágrafo 35), primeros años de la tipo de crítica, si bien indudablemente apoyada en los hechos, como en
-~ década de 1630. Véase también Capoche, Relación, p. 123.
ID Un fabricante de «Caperuzas de barro para desazogar piñas». Véase ANB
-:~ Minas, tomo 131, item 2 (Minas, catálogo N.o 690a), f. 61. Este mismo manus- ~2 lbid., p. 202. Véase también, para el comercio de los indios, Capoche, Rela-
crito hace referencia a algunas de las otras especializaciones de la p1Jrificación deS-. ción, p. 150. Para la discusión del debate del siglo XVI en Potosí sobre la licitud

'
critas aquí; y los otros datos han sido sacados de ANB Minas, tomo '131, item 3 (moral y legal) del comercio de mineral de los indios, consúltese Josep. M. Barnaclas,
(Minas, catálogo N." 691), un manuscrito que se refiere a los comienzos de la déca- «Una polémica colonial: Potosí, 1579-1584», jahrbuch jür Geschichte von Staat,
·~ da de 1630; y de AGI Charcas 21, «Respuesta del licenciado Robles de Salcedo ... ,., Wirtschaft und Gesellschaft Lateinqmerikas, Band 10 (1973-), pp. 16-69.
13 Por ejemplo, Stanley y Barbara Stein, The colonial heritage of Latin America
que comienza con Potosí, 28 de octubre de 1639.

i
11 Ocaña, Un viaje fascinante, pp. 202-3. (Nueva York, 1970), p. 79.
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148
Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja 149
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~ seguida veremos, tiene no obstnnte algo de reacción refleja. La minería ( :
poder vencer lugares escarpados o trepar por las escaleras 15 • También
~ y el castigo han llegado a entrc::luzarse con naturalidad en el pensamien:o (
de muchos, y para casi todos Lt noción de la minería es aborrecible, aSo- Capoche narra un incidente, de los primeros años de la década de 1580,
~ de un indio cargador, que huyendo de vuelta a la mina para evitar la estaca (
ciada, como si dijéramos, a la oscuridad, la humedad, la falta de aire y
~ con la cual el.~upervisor amenazaba pegarle, «asustado, se cayó y se hizo
una sensación de estar en una rrnmpa bajo masas de rocas amenazantes, (
mil pedazos» 16 • Capoche es un testigo imparcial, con notoria simpatía
~ y quizá aún más temores elemCJifales. Pocos visitadores ocasionales, incluso
hacia los trabajadores nativos en Potosí, pero también orgulloso de la gran r
\
de una mina moderna y muy bien acondicionada, se'rían capaces de retor-
9 nar al exterior sin estas apren~iones confirmadas; así, la impresión que
empresa que había sido construida con tanta rapidez allí por el ingenio (
) y esfuerzo españoles. El incidente que describe depió ocurrir indudable--
generalmente se tiene de las condiciones en las minas de la España colo- (
mente, y los golpes y látigos contra los trabajadores nativos de las minas,
nial, comprensiblemente, es de irremediable desolación. Este tipo de vi\'en-
~ en especial los mitayos, eran probablemente una práctica bastante común. (
cias sobre la minería se ha sostenido en su mayor parte en la escasez de in-
~ formación sobre el tema. Aparte: de unas pocas descripciones de escritores
El mismo nos ofrece la mejor y única explicación de las condiciones (
bajo tierra. Los apires ascendían con sus cargas, desde la boca del túnel,
de Jos últimos años del siglo x VI 11, en México, hay poco que encontrar (
sobre las condiciones de la miJ•cría en la colonia. Afortunadamente para en largas escaleras; Usualmente, éstas consistían en tres sogas gruesas de
cuero trenzado como guías verticales, entre las que se colocaban trave- l
el historiador, sin embargo, el océano de manuscritOs relativos al Potosí
colonial arrojan de vez en cuaJJdo datos sobre la cuestión. saños, por lo común de madera en tiempos de Capoche. En efecto, cada
escalera era doble, con la guía vertical del centro compartida. La longitud \
Que las condiciones del tr11bujo subterráneo, especialmente para los (
mitayos, llegaban a ser atroce~. está más allá de toda duda. El protector podría ser unos quince metros ( 10 estados), y se disponían generalmente
oficial del pueblo de Chucuito escribió hacia 1635 que los mitayos de allí en series, con una plataforma de madera (barbacoa) por rellano entre una (
eran forzados al trabajo subterráneo durante veintitrés semanas al año, y otra. Dado que en la época de Capoche algunas minas llegaban a medir
verticalmente unos 300 metros desde su entrada a las obras más bajas 17 , (
sin descanso. noche y día, « •.. IIJJdundo debajo ele la tierra sin luz, doscien-
tos y trescientos estados, arrastrnndo por Jos socavones y puentes, barre- sería necesaria una larga serie de este tipo de escaleras. Los sacos para el (
teando con unas barretas de treinta libras a fuerza de sangre y sudor, y Jos mineral, utilizados en la década de 1580, eran simples mantas de lana,
(
apires, que son Jos que cargan y sacan los metales fuera de la mina, vie- anudadas al pecho de tal modo que la carga, como lo permitía su volumen,
1
nen arrastrando como culebras, cargados con los metales, y cuando han se llevaba a la espalda. Los apires, según Capoche, trepaban las escaleras (

en grupos de tres, con una vela en la mano el que iba delante. (Narraciones (
de pasar por partes estrechas, se ntan los costales a Jos :pies llenos de meta- ¡ '
posteriores cuentan que la vela podía estar sujeta al dedo meñique o a la
les, haciendo fuerza más que humana con el cuerpo, así arrastrando las (
frente, para dejar libres las manos al trepar.) Los cargadores llegaban natu-
pasan, y si no es con toda puntualidad, los mineros con un rebenque les
dan muchos azotes y coces ... » 14_ ralmente sin aliento 'y sudando a la salida de la mina, «Y el refrigerio (sic) • (
! ~ que suelen hallar para consuelo de su fatiga es decirle que es un perro y
Es evidente la hipérbole y In especial súplica que tiñe esta explica- (
darle una vuelta sobre que tras poco metal o que se tarda mucho o que
ción. Nadie podría .trabajar inddinidamente sin descanso, como el escritor es tierra lo que saca, o sido muy lentos, o que han subido tierra , o que lo (
claramente lo establece. Sin embargo, se trata de una representación pre- ha hurtado» 18 • (
cisa de lo que podían ser las condiciones subterráneas, en el peor de los \ Una visita actual a las obras coloniales en el cerro confirma la atmós-
casos o cercano a lo peor, para el trabajador de la mita. Un documento de fera de dureza y peligro que transmiten las palabras de Capoche. Las gale- (
la década de 1590 confirma '1\te algunos operadores de la mita tenían (
por costumbre dar latigazos a bs indios alegando un rendimiento inade- 15 AGI Charcas 17, petición, c. 1594, de doña Ana de Avendaño y Zúñiga, y (
cuad~, y que los apires se ataban a veces su saco de mineral a un pie para otros, en «Provisión del marqués de Cañete; .. para que el licenciado Lopidana vol-
viese a algunas personas de Potosí los indios que les habían quitado ... », Callao, 13 (
de diciembre de 1594.
16
Relación, p. 109. (
H AGI Charcas 56, protector nn6nimo de los naturales de Chucuito a favor
17 AGI Charcas 35, N.0 66, oficiales regios de Potosí a la corona, Potosí, 11
de los curacas e indios naturales de In provincia, sin fecha, pero visto en el Consejo (
de Indias el 24 de abril de 1638. de febrero de 1585.
18 Relación, p. 109.
~

1 !51
Mineros ·de la .Montaña Roja ,_ . ..
"
~¡'
150

rías se abren de pronto en enormes cavernas, donde una gran masa de


Peter Bakewell . ··~ . . .

los consume y acaba y ellos tienen la vida aguada con el temor de la


-

1) muerte ... » 22 • Atribuía esta alta mortalidad a la temeridad de los indios


mineral ha sido excavada. Los túneles de acceso en la parte superior del
' dentro· de las minas: por naturaleza eran cobardes, pero en las minas co-
cerro. donde se llevó a cabo la mayoría de los primeros trabajos, tienen· el
1 ancho justo para permitir el paso de un hombre: apenas·medio metro 19 ~
rrían.riesgos que el más valiente.}:lubiese evitado. Los dos ejemplos R_ue da
Capoche para demostrar su aseveraci(m indicán·, sin émtiargo, que. era la
l El cerro, sin embargo, ofrecía a los trabajadores dos ventajas qué lo hacían;
en general, menos desagradable que muchas otras minas qe la· ~spaña
presión de los propietarios españoles de las minas, tanto como la temeridad

''
de los trabajadores, lo que llevaba a las catástrofes. En una ocasión, vein-
colonial. Su área superior, al hallarse por encima de la capá de agua;
l se inundaba poco. Las inundaciones eran un problema, especial~ente en . tiocho indios perecieron, y en otra cinco, después de infructuosos ,intentos
el siglo XVII, y después, cuando las minas más altas llegaron a ser extrema~ de rescate 23 •
i El orden de las cifras de mortalidad dado por Capoche, y por otros,
damente profundas, y cuando comenzó a atac.arse las vetas por los· flancos

'
~
·~
bajos~. En segundo lugar! laporfirita de las rocas ígneas del cerro,' d.onde
se forman las vetas, es una sustanc.ia compacta. Los. derrumbes en las
obras de la mina eran, en consecuencia •. mt:nos. frecuentes de lo-que p~
aunque .se trate de un número escaso de muertes en las minas, según las
fueq.tes de los manuscritos y la ausencia en la correspondencia oficial de
comentarios sobre muertes en las obras, tomado en conjunto, transmite
la impresión de que los accidentes en las minas, aunque frecuentes, y un
drían haber sido. A estas dos ventajas riatu.rales·, relatiyas al peligroy·a i~
~1 incomodidad debe añadirse una téc'ni.ca hecha por el h_o.mbre: d corte de
origen de temor constante de los indios, no eran tan destructivos como
indicaría el orden del lenguaje gráfico de la Relación. Los oficiales -vi-
.,
'
los socavones. (Véase la Introducción.) Imposible decir ·en qué proporciÓn
rreyes, visitadores, miembros d(: la Audiencia de La Plata, oficiales de la
de las minas del cerro se los aprovechaba; probablemente no m'uy grande;
hacienda real de Potosí- estaban constantemente preocupados por todo
aunque eran parte de las obras principales en las vetas más importantes;
lo que pudiera amenazar la producción de plata, incluida la afluencia de
~ Pero al menos una porción de la fuerza de trabajo indígena se ahorraba l mano de obra. Esta afluencia de mano de obra era, probablemente, en la
o'
)
mucho de los ascensos difíciles, del retorcerse a través de los pasos en zig:
zag y de la escasez de aire respirab~e, gracias a la existencia de los soca~
realidad, su preocupación mayor. Pero en sus informes aluden ellos rara-
1

'
mente a muertos o a heridos en las minas, como una amenaza a dicha
1 vones.
afluencia. No se trata probablemente de que estuviesen ocultando una
·~ La pregunta central sobre las condiciones de trabajo en las minas es
} fuente bien conocida de abuso y peligro para los indios, dado que la exis-
~
la referente al peligro preciso ligado al trabajo y la mortalidad resultante
tencia de otros tipos de malos tratos era informada sin hesitaciones: por

~
de este peligro. Tal pregunta, probablemente, no sea nurica contestada con
ejemplo, la sobrecarga de trabajo de los mitayos. Así, tomadas en con-
seguridad por la falta de información estadística necesaria. Según el infor-
junio, las pruebas disponibles indican que las muertes por accidente en las
me de Capoche, en el hospital morían por año unos cincuenta o más indios

'
minas no se producían en una escala masiva. Una cifra de algunos cientos
como resultado de las heridas, tanto en la extracdón como en el purifi-
·~ al afio suena más probable que una de miles: desde luego que esto es
1 cado: aquellos, decía. a quienes « ... esta fiera bestia [la industria extnic-
malo, pero no tanto como para plantear una amenaza por sí misma, ya sea
1 ,:,
tiva] se traga vivos» ~ 1 • La cifra no incluye, evidentemente, los' que moríari
a la ;fuerza de trabajo de Potosí o a la población total de la que Potosí
directamente como resultado de los accidentes en las minas o en las purifi-
·~
' ) cadoras. Los accidentes en las minas -caídas y el quedar encerrados por depéndí~. · , ·
1 ·~ el derrumbamiento de las obras- eran con toda seguridad muy frecuentes.
A los que morían dentro de las minas o directamente como resultado
·~ de heridas ,sufridas en las obras, debe agregarse un número desconocido

;
Capoche, él mismo un minero, llamaba al cerro verdugo: « ... se colegirá.,.
cuán riguroso verdugo ha sido este cerro para esta nación, pues cada día 22 Relación, p. 158. Las cantidades y observaciones de Capoche están estrecha-
mente confirmadas por el comentario de Antonio de Ayáns, SJ, en 1596: en pro-
medio, uno de cada dos indios que trabajan en las minas mueren por semana, en el
19 Rivas y Carrasco, Geología, tomo 2, p. 77. O caña apunta gráficamente que
cerro, debido a caídas o heridas causadas por las rocas que caen, mientras siete
en las minas los trabajadores se entrecruzan, «pasan como culebras cuando van

·~
u ocho sufren accidentes poco menos que fatales. Hay que agregar grupos de
mudando el cuero». Un viaje fascinante, p. 136. -- , treinta o cuarenta que frecuentemente (muchas veces) mueren por derrumbamientos.
20 ANB Minas, catálogo N. 0 953, f. 604v., referido a algunos barreteros de la
Además de estas fatalidades, ocurren otras en el cerro de las que simplemente
década de 1630 en la veta Centeno, de pie en el agua, picando por mineral sacado nunca llega a saberse nada. «Breve relación de los agravios ... Jt, p. 38, parágrafo 7.

j a mano debajo del nivel del agua.


21 Relación, p. 159.
~";.
23 Relación, pp. 158-59. .

1
(

!53
'(
152 Mineros ci.e la t-1ontaña. Roja , .
Peter Bakewell . (
del título «De los desmontes, trabajo y paga de los indios» establece que (
}) que sucumbía bajo enfermedades producidas por las condiciones adversas grupos de trabajadores de 20 ó más indios en el cerro debían ser acom-
de trabajo, en las distintas fases de la producción de plata. Muy poca infor- (
~ mación precisa hay disponible sobre las enfermedades especííicas que sU-
pañados por un supervisor indio; pero esto era para asegurar 24
que traba-
jasen dur() ITiás _que para m_antenerles apartados del peligro • (
~ frian los trabajadores de las minas y las purificadoras; pero no es ningún Lás normás de seguridad·' ptidieron haoer sido' escasas. Estas pocas,
riesgo sugerir la conjetura de que se trataba probablemente, en esencia, (
~ sin embargo, eran observadas en su letra y en su espíritu. De nuevo se
c:c afecciones respiratorias, consecuencia del aire contaminado, o de pasar elude la posibilidad de un conocimiento preciso: no se puede decir qué (
~ de las altas temperaturas interiores en las obras al aire helado exterior proporción de infracciones a la seguridad eran descubiertas y perseguidas (
~ de la cima del cerro. Las enfermedades resultantes de la minería probable- por el alcalde mayor de minas y los veedores, pero hubo ciertamente algu-
mente prevalecían menos que las causadas por las condiciones de la puri- (
~ ficación: en particular, el pólvo que se levantaba cuando el mineral era
nas. Por ejemplo, en un derrumbamiento, narrado por Capoche, que con-
dujo a la muerte de 28 indios, un veedor había declarado que la mina (
~ triturado bajo los martinetes de los molinos. La silicosis es una dolencia era insegura y había prohibido que se trabajase en ella. El propietario
pulmonar común a los mineros del Potosí moderno, provocada por las (
~ ignoró la orden y en consecuencia fue multado con 12.500 pesos,25 de los
,.
grandes cantidades de polvo· que levantaban las barrenas neumáticas. Pero cuales una parte se distribuyó entre las viudas de los fallecidos • Esto
~ la técnica colonial para cortar el mineral, con barras y picos, produciría '
no fue un caso aislado de castigo, aunque la multa pudo haber sido más (
~ más bien poco polvo. Las explosiones, introducidas e·h la segunda mitad alta que lo usual. Una serie de narraciones escuetas de instancias, en la
del siglo XVII, habrían elevado, en verdad, la probabilidad de los riesgos (
~ del polvo.
década de 1590, de muertos, heridos o de malos tratos a los indios en las
minas, confirma que el procesamiento y castigo de los infractores se perse- (
~ Las normas de seguridad en las minas eran escas:-~s. Las autoridades guía usualmente, aunque a veces no se consumaba 2h. Esta serie da cuenta •(
;) e~an en realidad conscientes de los peligros y de sus obligaciones de prote- de veintiuna de tales instancias. La categoría más común, con ocho inci-
ger a los indios frente a ellos, pero aparentemente confiaban en el propio dentes. era la de malos tratos (golpes, látigo o patadas) a los indios por los (
§) interés de los dueños en la supervivencia de la fuerza de trabajo para salva- supervisores de las minas (mineros), incluso al punto de causarles la {

fb guardar las vidas y los miembros de los hombres. Ni en las ordenanias muerte. El segundo lugar de frecuencias (seis casos) lo ocupaba el núme-
\
,.
mineras de 1561 para Potosí, un conjunto de normas nuevas y tempranas,
~ ro de heridas o muertes de Jos indios por derrumbamiento de las obras. (

ni en la serie de Toledo de 1574, todas basadas en el código de 1561 y que Después, con dos casos cada uno, venía la caída por las escaleras, acci-
~ (
fJ se transformaron en base .de la mayoría de lns normas subsiguientes hasta dentes no especificados en la mina y malos tratos en un ingenio. Final- (

~ finales del siglo xvm, se da mucha importancia a la seguridad. Sólo dos mente, el caso de un indio que por haber sido forzado a cargar un sólido \.
cláusulas, las número 20 y 21 del título 2, de un total de 94 dadas en 1561, y macizo martinete ..9e madera (un mazo de soto) hasta un ingenio, se cayó • (
~
1
y las tres constitutivas del título <~De las labores y reparos de las minas rompiéndose una pierna, con la consecuencia final de su muerte. Tal vez (
~ y ruinas que suceden en ellas», en un total de 90 dadas por Toledo, hacen 1 no hayan sido estos todos los incidentes de heridas o muertes acaecidos
~ referencia específica a la seguridad. Las tres reglas sobre seguridad de ' a los indios, en el curso de la producción de plata a lo largo de los diversos
-~Toledo, que repite y elabora puntos de 1561, son las siguientes. La pri-
(
~ mera prohíbe la extracción a cielo abierto, en razón de los peligros de 24 Las ordenanzas de 1561 están impresas en la edición de Guillermo Lohmann
1) derrumbamiento, y ordena que los soportes (puentes) de roca natural sean Villena, de Juan de Matienzo, Gobierno del Perú (1567) (París y Lima, 1967), {
~ dejados para que apuntalen las obras bajo tierra. La segunda prohíbe pp. 139-56. Para las ordenanzas de La Plata, de Toledo, del 7 de febrero de 1574, (
quitar o debilitar estos soportes. Y la tercera ordena que las escaleras véase Levillier, Gobernantes, tomo 8, pp. 143-240.
(
~ sean suficientemente fuertes y de dimensiones específicas: no más de 25 25 Relación, p. 158. 0
26 ANB Minas, tomo 125, itero 13 (Minas, catálogo N. 859): «1652-1656. Com-
~ m~tros de largo, (15 brazas) y con una sepa~ac!ón entre travesa~os ~e no petencia de jurisdicción suscitada entre don Francisco Sarmiento de Mendoza y el (
mas de 40 cent1metros (un codo). El cumphm1ento por los duenos de la capitán Pedro de Montalvo, corregidor y ~lcalde mayor de minas de Potosí...». (
·~ A pesar de la fecha ·inicial del título, mucho· de este manuscrito se refiere a casos
mina de estas órdenes sería controlado periódicamente por un inspector,
1
de la década de 1590, aducidos como evidencia en una disputa sobre si el corregi- (
~ ya sea el alcalde mayor de minas o el veedor. Hacia fines del siglo XVI esta-
dor o el alcalde mayor de minas tenían jurisdicción de primer¡¡ instancia, en caso
1
ban presentes de manera regular tres veedores en el cerro. Otra norma
~ reguladora de Toledo afectaba la seguridad en las minas. La ordenanza 6
de heridas de los indios que trabajaban en las minas.
(
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1
155
1 154 Peter Bakewell Min~ros cie)a .. M,?~t~f1a.. _R:oi~ ,>

~.
.\ años cubiertos por el documento, pero, posiblemente, las proporciones
y momificado gracias a la extremadamente baja hum.edad de la región.
1 Un examen de doce momias revela, en los pulmones, un contenido de par-
entre los diferentes tipos de incidentes serían las típicas. Los· acusados
tículas de plata, hierro y cobre, y también sílice; de las doce, no menos

3'
eran multados, en promedio, con unos 200 pesos por cada muen~. y, se les
de gi~z- par~C:Íl1n haber mu.ef!q_de n¡;:umonía, y tres muestran. signos de
i hacía pagar generalmente las misas por los difuntos. Las _multas por herí-.
das eran en promedio de unos 120 pesos, aunque muy vai-iabÚs·, e~~~e los
tubercdosis>: L~ silicosis puede co~ducír a ámbas e~f~rmedades. Las dolen-
cias pulmonares fueron probablemente causa del ensanchamiento del 29cora-
10 y los 350 pesos. Parte de la inulta, quizá la mit~d, se -p~gaba ·~¡
zón, también encontrado en algunas de es ras momias de trabajadores •
~ hombre accidentado en compensación. Los acusados eran a menudo encar~
Otras fases del proceso de purificación presentaban riesgos ulteriores.
celados por un tiempo breve y se les .desterraba del cerrp o qei propio

-~
''
1
Potosí. En once casos, sin embargo .(siete de muerte y cuatro de heridas),
el procesamiento no fu~ concluido porque s~ qeclaró que el acusa~o había
desaparecido. Así, en casi la mitad de los casos, no hubo castigos.
En general, por tanto, las pruebas indican que a pesar de la ~sca~ez de
normas formales de seguridad para la minería, tenían lugar alg~nas jnspec~
El peligro de envenenamiento con plomo, por los vapores que resultan
de la preparación de la pasta de plomo para fundir la plata, o en la recu-
peración del plomo después del fundido, es reconocido en las ordenanzas
de la minería de Toledo de 1574 30 • Para recuperar el plomo se debía tra-
bajar en recinto cerrado, con chimeneas de unos 7 metros de alto (4 esta-
dos). Un veneno más agudo que el plomo es, sin embargo, el mercurio,

'
ciones oficiales de las obras, y ·los dueños y supervisores d~ las minas en-
elemento de mayor abundancia en Potosí, una vez llegada la amalgama-
-~ • centrados culpables de Óperar en minas inseguras y 'de ma)tr~tar a los
'¡ ción, como él plomo lo había sido anteriormente. De nuevo aquí, el peli-
indios eran registrados oficialmente, ~~ando no castigados ligerame~te. ·,
l La serie de casos rcsu.midos hasta aquí incluye dos instancias de malos
gro fue reconocido .-en las normas de Toledo, o al menos en parte. Los
hornos utilizados pára separar en forma de vapor el mercurio de la amal-
"4 tratos en las purificadoras, pero ninguna de accidentes· allí. Esta ausencia
1 gama final, debían estar apartados de la propia refinería y equipados con
es quizá algo más que una cuestión casual. Los trabajos en los ingenios se
."'
' hacían a menudo bajo el frío y la humed<rd -el libro de cuentas de un
chimeneas de unos 5 metros de altura (3 estados), «de tal modo que los
31
indios no reciban el humo de ninguna manera» • Algunos problemas
1 ingenio registra la contratución de indios paru romper el hielo, que impedía
girar la rueda hidráulica en las mañanas de invierno v-:-. pero estaba, in-
tempranos ocurrieron evidentemente a raíz de esto. Toledo reconoció,
i1 frente a un alegato de Jos últimos años de la década de 1570, que el pro-
trínsecamente, más libre de accidentes que la extracción. Capochc, a decir
'") verdad, ofrece un caso de la caída de la pared de una purificadora que
ceso del mercurio estaba matando indios y que algunos, inicialmente, se
1
habían visto afectados («se azogaron») en Potosí, pero que, al investi-
"'.
)
mató a cuatro indios, pero esto fue claramente un acci9ente singular.
garlo, había descubierto únicamente siete u ocho casos, y que la mayoría
Por otra parte, el ingenio tenía peligros más encubiertos a largo plazo
l y a menudo de enfermedades fatales, provocadas por el polvo que se levan-
de ellos habían ocurrido por robar mineral y purificarlo en sus viviendas:
¡la implicación de _?lgún tipo de retribución natural queda muy clara!
l taba durante el triturado del mineral. En la época estaba reconocido que
el trabajo de los indios morteros, que atendían los molinos de martinete, er'l
~
a todas luces desagradable y peligroso u, pero que partículas de polvo 29 Marvin J. A!lison, «Peleopathology in Perú• en Natural History, 88:2 (1979),
~ podían provocar tanto un daño directo en los pulmones como una predis- pp. 74-82. Este artículo muestra también, del examen de otras momias, que la
~ posición a otras enfermedades respiratorias, no había sido apreciado. La tuberculosis existía en Perú en las épocas pre-europeas. Poca duda hay, sin em-
) bargo; de que su incidencia entre los mineros se incrementase debido a la silicosis.
progresión desde la silicosis (daño en los pulmones por partículas de sílice)
ll hasta otras infecciones fatales, ha quedado demostrada mediante el examen
La enfermedad, por esta razón, persiste como uno de Jos más serios azotes de los
mineros actuales en Potosí y otras zonas de Bolivia. En su discusión, Allison no dife-

'
-~1
de los restos de trabajadores de las minas coloniales de Perú. Estos restos
-de una encomienda cerca de Arequipa, que abarcaba parte del sur de
Perú y norte de Chile, y que poseía sus propias minas- se han conservado
rencia entre mineros, estrictamente hablando, y purificadores. Por razones dadas
antes, es probable que los purificadores fueran las principales víctimas de la sili·
cosis en Jos tiempos coloniales. Asimismo, es imposible decir qué proporción de cada

~
clase de trabajador sufría de enfermedades pulmonares. Allison identifica sus «mi-
.·,···f . ..;·· ' ' · .. neros" justamente por la presencia de partículas minerales en los pulmones; otros
1 que no muestran estos signos pueden también haber sido mineros o purificadores.
1 I1 ANB Minas, tomo 9 (Minas, catálogo N.o 720): libro de cuentas del ingenio 30 Ordenanza 8 del título «De Jos desmontes, trabajo y paga de los indios", en
1

~ de doña Francisca Campuzano, f. 46, datos para 26-31 de julio de 1632.


Levillier, Gobernantes, tomo 8, p. 234.
2B Capoche, Relación, p. 159, «... asistir al mortero, que es lo de más trabajo
1 1
por el polvo que reciben en los ojos y boca, basta para hacerles mucho daño•. 31 !bid. .

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157
156 Peter Bakewell Mineros de, la Montaña Roja ..,·
(
buenas costumbres.) Ya han sido mencionados algunos, como los ataques (
~-
Hoy en día, escribió Toledo, « ... si algún indio muere [en Potosí] muere
físicos y verbales a los trabajadores por patronos y supervisores insatis- '(
como en sus tierras"~.
fechos. Pero los trabajadores nativos, en especial los mitayos, sufrían cons-
Esta manera de hacer a un lado el problema parece haberse vuelto
tantemente mayqres abu.Sos qÚe ·éstos: 1;:1 ~CQ.rpjJQ.era...prob_qblemente, (
normal, una vez que la amalgamación se estableció con firmeza y se hiZo
familiar. Los observadores de la colonia no lo comentan y tampoco exis·- lyobrecar:¡a de trabajo. · -- (
Toledo estableció normas detalladas, en 1574, en relación a las horas
ten posteriores normas de seguridad para la manipulación del mercurio. (
de trabajo de los indios, tanto mitayos como mingas. El trabajo debía
Es inconcebible, sin embargo; que no continuara en alguna medida el
comenzar hora y media después del amanecer y cesar con la puesta del (
envenenamiento por vapor de mercurio, dado que la amalgama de piará
sol, con una hora al mediodía reservada para descanso y comida. En
y mercurio sólo podía ser separada mediante el calor; y era también i.ma (

,
~ pr{!ctica normalizada calentar la ganga proveniente del proceso de lavado
para recuperar el mercurio por volatilización. Además, al agitar los in~
dios con sus pies la mezcla inicial del mineral, mercurio, sal, eté., para
razón del frío del invierno, los indios ocupados en el lavado del mineral
debían trabajar sólo desde las 10 de la mañana hasta las 4 de la tarde en
mayo, junio, julio y agosto •
33
·
(


)
acelerar la amalgamación, el mercurio se ponía en contacto directo con la
piel y era en consecuencia absorbido por el cuerpo. Pero este peligro
Puede que estas reglas hayan sido letra muerta desde el día en que
fueron emitidas. Varias fuentes aclaran que el trabajo en los ingenios era
(
continuado, al menos durante la estación húmeda, cuando había que apro- (
) particular no ~stá registrado en absoluto en los escritos}contemporáneos, 14
vechar cada hora de un flujo de agua adecuado • Al comienzo se desarro- (
Posiblemente los efectos del envenenamiento por mercurio -caída de la
llaron, desde Juego, turnos de trabajo de algún tipo aunque su organiza-
> dentadura, temblores y parálisis- no aparecían de modo tan rápido o (
ción es imprecisa. Ciertas evidencias de la década de 1630 indican que al
~ dramático como para llamar la atención.
menos en algunas tareas del purificado (tueste del magistral y pulveriza- r
Con la evidencia a mano. es imposible llegar a conclusiones definiti- 35
~ vas, satisfactorias, sobre las condiciones de trabajo en Potosí, y particu-
ción con hierro) se aplicaban tumos diarios y nocturnos de doce horas ;
(

~
y existe obviamente una alta posibilidad de que los trabajadores de otras
larmente en relación al grado de peligro y a la posibilidad de muerte con (
que se enfrentaban los indios ocupados en la producción de plata. De las refinerías se organizaran de la misma manera.
En realidad, en la minería, los turnos diurnos y nocturnos parecen
condiciones de trabajo sólo puede decirse que eran malas, pero que en
haberse desarrollado desde el comienzo. Capoche menciona al pasar, en
otras minas de las colonias americanas de España (Huancavelica, por (
la narración del derrumbamiento de la mina cuyo dueño ignoró la orden
ejemplo) eran claramente peores. Los mitayos estaban en peor situación
de seguridad del veedor, que allí habían trabajado 56 indios, divididos (
que los mingas. Las normas sobre las condiciones de trabajo eran míni-
en turnos diurnos y nocturnos iguales 36 • Es claro entonces que en diez
mas, pero precisamente en razón de su escaso número, algo nos sorprende (
años de existencia de las normas de Toledo sobre las horas de trabajo,
el grado en el que se aplicaban y en el que los infractores eran castigados. (
fue ignorada In prohibición del trabajo nocturno implícita en ellas.
El gobierno de la colonia intentó resguardar a los indios de los riesgos
Los turnos de doce horas en la minería habrían sido quizá tolerados (
y, muy probablemente, este intento tuvo algún efecto en la reducción de
por los indios, aunque fuese un esfuerzo tremendamente duro, si hubieran
accidentes y muertes. Consideradas en un sentido, todas las muertes de (
podido estar seguros de tener las otras doce horas para descansar. Muchos,
los trabajadores en la producción de plata, en especial entre los mitayos
reclutados, son condenables; pero la mortalidad no parece haber sido (
Ordenanzas 2 y 3 en el título cDe los desmontes, trabajo y paga de los indios,.,
lJ
tan alta en Potosí como a veces se ha pensado y ciertamente no alcanzó de las ordenanzas de la minería de Toledo, La Plata, 7 de febrero de 1574: Levillier, (
un nivel que podría llamarse de «Leyenda negra». Gobernantes, tomo 8, p. 231. (
Más puerle decirse de los abusos de los trabajadores indios por parte Véase, por ejemplo, AGI Indiferente General 857, .:Copia de los ingenios del
l4

de los patronos españoles .(«Abuso» sigqifica aquí un trato prohibido asiento de Potosí, visitado por Francisco Miguel de Orruño, veedor del cerro», sin (
por la ley, o considerado por las autoridades. coloniales contrario a: las·; fecha, ca. 1576,- pássim.
35 Véase, E. G., ff. 51 y 53 del libro de cuentas del ingenio para 1632-33, en (
0
ANB Minas, tomo 9 (Minas, catálogo N. 720). (
36 Relación, p. 158: «Y fue el caso que en la veta rica, traía un español en com-
32 Parágrafo 14 de una carta sin fecha, probablemente de Lima, 1578-79, «Lo que pañía de otro cincuenta y seis indios; con los veinte y ocho trabajaba de día, y (
por don Francisco de Toledo ... se responde a los capítulos de los inquisidores de
~ este Reino le dieron ... », en AGI en Lima 30, tomo 4, f. 213. con los otros tantos, de noche».
(
:(' .·...

~ (
1 - 1 ,
t. 158 Pc,:ter Bake.well
'.· ..
Mineros de la Montaña Roja
.._. .:·· .. ·. ,_, ..e:'.·'>· r-·.· . . ..
mayor d~ m1i-ui~~ Como tal, tenía .la,.,;e-spon~abÚidad del bienestar de los
159

~
muy probablemente, no podían descansar, sin embargo, en razón de la
indios en las .minas, una obligación que al parecer tomaba con suficiente
costumbre que rápidamef!te se extendió entre los propietarios y' super-
seriedad. Encontró que los mineros estaban intentando, muy consciente-
¡~ visores, de exigir una cierta cantidad, más que un período; de trabajo de
mente, equilibrar el.contenido de plata del mineral extraído con los costes
los hombres, lo que iba directame~te: en contra de otras ordenanzas' de
' de la'· produtdón· de ·plata qu~: ·res¡,lltaba. Bueria 'parte de los costes de

1;
1 ,,

Toledo de 1574: la q~e prohibía a mineros y refinadores- e:¡di!r.elt¡aS~jo


extracción no eran en absoluto fijos;'por ejemplo, los costes de escaleras,
PQ.! piez~ a los indios empleados por ellos 37 • No obstq~te, el trqbajo herramientas y pagas de los supervisores, y los costes de la purificación
por piezas apareció pronto en· esc'epa. Pud~ no haber sido ·exigido a ·los
estaban fuera del control del minero, dado que su dominio era estricta-
barreteros, que, por ser típicamente mingas, estaban en conjunto. en. me~
mente la extracción. Así, los medios obvios de economía disponible al

l1
jor posición que los 'mitayos para' resistir una exigencia así;. pero segu-
ramente fue exigido a' los a pires, que eran· casi todos mitayos~. ~e suponÍa
que debían transportar a la superfiCie. una cierta cantidad de rninqal en
minero eran presionar a los apires para extraer más mineral por la paga
que recibían. Corso encontró que los ..illllres, que trabajaban con toda la

'~ .
contimddad que podían durante cinco-oías y noches, eran en el mejor
una semana de trabajo. La cantidad exigida variaba con la profundidad de los casos valorados con cinco tumos de cinco días de mineral extraído,
de las minas y otras condiciones, pero sin. d~da se establecía pO~ s'u y~lo~ 39
y a veces con tan poco como el valor de un turno de dos días •
más alto; y si un a pire llevaba menos, podfa esperar. un ·rápidÓ y 'severq Sc:>bre la cuestión de las cuotas hay detalles _posteriores, de 1630. En...,_ ~-- ;.-.
castigo. En 1594, por ejemplo, un apire de nombre Alonso Yana se qúejó una mina del cerro, la Veta de los Ciegos, los apjres_eran obligados no)'~'"'
.

(t.···
r.:
de que el minero supervisor le había dado latigazos, por haber llévadq
un montón muy escaso durante la semana: y esto ocurría un viernes dés~
sólo a extraer mineral recién cortado, sino ta~bién
a juntar fragmentos · \u--
previamente separados, pero en abandono en el interior (brozas). De estos ("-,._"' .)
l~
pués de la caída del sol, oficialmente al firi de la· semana de trabajo. tenían, a cambio de una paga por doce horas, que extraer unos 120 kilos ¡r-.:-~r­
Alonso decidió volver y cortar él mismo mineral, . pero évidentem~nte
~
por día; y del mineral nuevo tenían que subir, por día, lo suficiente para
socavó t:n apoyo, dado que se produjo un derrumbamiento, con él resul- rendir 120 kilos de mineral clasificado y limpio (metal limpio), listo para

~t~·.
fi{
tado de que se rompió un brazo. Otra vez, en 1596, un mayordomo de la
mina acusó a dos apires de no haber formado todos los montones que
se les exigía («los montones que les había dado de tarea»); y 'los· castigó
ser enviado a la purificación..,_ .
No han salido datos a la luz sobre las cuotas de trabajo en las puri-
ficadoras, y es posible que no hayan sido impuestas allí, dado que la puri-
e) con cincuenta latigazos a.cada unÓ; y como ellos se quejaron, contó como ficación era en gran medida realizada por trabajadores mingas.
\$ trabajo de uno o dos días lo que estaban haciendo dÚrante toda la sema:-
na («lO que habían trabajado en una semana, se lo contaba por uno O 4os
Los mitayos de las minas sufrieron, primero, la imposición de las

~
~· días») 31 •
cuotas; pero la evidencia actual indica que pudieron haber sufrido más
por el progresivo incremento de las cuotas, en tanto la calidad promedio
\: La disposición de cuotas para material extraído continuó, y muy pro- del mineral declina~a gradualmente. Aunque las pagas establecidas con-
!,; bablemente se ampliaron éstas con el paso del tiempo. Era sólo una ron- • '':""·.i

secuencia natural de la disminución del rendimiento de los minerales, q'ue


('~ afectaba con generalidad a Potosí. Una declaración nítida· de la· pre~ 39 AGI Charcas, 51, «Información nueva de servicios de Carlos Corso de Leca»,
La Plata; ¿noviembre? de 1611, sin numeración (JHR). La explicación de Corso
~ sión económica que conducía al incremento de la carga del trabajo,al
menos sobre los apires, llegó en 1611, de Carlos Corso de Leca, un mine-
de los esfuerzos de los mineros para equilibrar la producción con los costes, y la
t® ro de gran experiencia y refinador en Potosí, y en esa época alcalde
resultante sobrecarga de los apires. es totalmente confirmada por Felipe de Godoy.
anterior. tesorero de la caja de Potosí. en Í608. Véase BL Sloane, manuscrito 3.055,

l l7 Ordenanza 7 del .título e De los desmontes, trabajo y paga de los indios»:


cY porque algunas personas acostumbran dar tareas a los dichos inclios, tomando
«Felipe :de Godoy a la magestad de Felipe 3.0 en respuesta de una carta ... », La Plata,
14 de febrero de 1608. 0
<40 ANB Minas, tomo 15, item 1 (Minas, catálogo N. 953), f. 548, parágrafo 2.

1~·~
La cantidad exigida, tanto en broza como en metal limpio, se expresa en 1,5 cargas,
esto por medio para acrecentarles el trabajo: ordeno y mando que ninguna perso- y la carga en cuestión en unas 7 arrobas, a 113 kilos por arroba. En otra sección
na limite a los dichos indios alquilados lo que en un día han de trabajai;'sino"qÜe . (f. 871) del mismo manuscrito se establece que los indios que trabajaban en el
hagan lo que pudieran ... » ·- socavón Sojo debían Ilegar a extraer 240 kilos (3 cargas de 7 arrobas) de mineral
Ji Casos escuchados por el alcalde mayor de minas, Potosí, 9 de diciembre en veinticuatro horas, aunque aquí parece que se les estuviera pagando por dos
de 1594, y 20 de diciembre de 1596, ff. 48v. y 54, respectivamente, en ANB Minas,
turnos de doce horas.
~ tomo 125, item 13 (Minas, catálogo N. 0 859).
·~
r
~
(

160 Peter Bakewell Mineros de la Mo\')taña, Roja 161 (


(
¡-
tinuaban siendo entregadas, parecía que el trabajador, en efecto, recibía a las libertades fundamentales que el Estado había de~larado inherentes
C3da vez menos por cada unidad de esfuerzo realizada. Este abuso era (
a los nativos americanos bajo las reglas españolas.
exacerbado por la exigencia de los propietarios de que los mitayos apor- Es suficientemente claro que la mita misma, como mano de obra re- (
tasen su propio equipo básico: velas v algo en qué cargar el-mineral. clutada_, infrin~ía tales liberta~es. Pero el Estado podía aducir, si bien no (
Las regulaciones ordenaban comp;ar tales implcme'ñtOs'a los propietarios, muy cómodO; razones de bien ptlbÜco en justificación de los reclutamien-
y al principio algunos lo hacían. Una vez más, sin embargo, las presiones tos. No estaba dispuesto, sin embargo, a dejar que los ciudadanos priva- (
económicas causadas por la disminución del rendimiento ·del mineral dos extendiesen las infracciones. en especial cuando al hacerlo sacaban (
trasladaban crecientes cargas sobre los mitayos. Un informe de 1613 provecho de lo que el Estado consideraba una generosidad de su parte
asegura que los indios tenían que gastar más de 100.000 pesos al año en hacia ellos. La mita era, de hecho, una suerte de convenio para la mutua j (
velas, aunque los propietarios proveyeran algunas. Hay unos libros de ventaja del Estado y del productor de plata; como una consecuencia, (
cuentas de dos minas, en 1632-33, sin embargo, que no contienen ninguna el Estado recibía riqueza producida mediante el esfuerzo de mineros y (
entrada por velas (aunque incluyen cosas tales como barretas y acero, refinadores, con la ayuda de los mitayos; y por estos esfuerzos los pro-
también las pagas, lo que indica que están completos) 41 • El alto coste de ductores se quedaban con todos los beneficios hechos, después de pagar (
la provisión de velas para los mitayos viene indicado por el infame de sus impuestos y costes. Había, así, motivos obvios para que el Estado i (
1613, donde se estima que en promedio éada uno gastaba 4 reales a ·la tomara medidas de excepción con los mineros y refinadores que no llega-
semana, para compensar las faltas de entrega de los propietarios. Era ban a aplicar los mitayos a la producción de plata, y vendían en su lugar ~/
obviamente una iajada considerable de la paga semanal del mitayo, de 20 la mano de obra 'de estos trabajadores a otro. Esto constituía una tranS;- 0 · (
reales. El escrito argumenta claramente a favor de los trabajadores, y gresión al acuerdo tácito. \._ "1 ~ "' \; (
puede. por tanto, exagerar algo el gasto en velas; pero aun así, el coste No es nada difícil ver porqué comenzó la venta de la mano de obraQ.."' '
parece haber sido considerable, en especial a partir de que los propieta- de la mita. Una vez introducida la amalgamación, y con el desarrollo re- " (
rios cesaran todos de entregar las velas. Los gastos de los mitayos en sultante de la minería, la demanda de mano de obra elevó el coste de ' (
recipientes para el mineral -usualmente mantas de lana__; no son cono- brazos libres por encima del de los mitayos, lo que coincidía con las 1
(
cidos, pero deben haber sido considerables, ya que los tejidos no pueden intenciones de Toledo y de otros; abaratar artificialmente la mano de i
durar mucho cuando son arrastrados y golpeados, llenos de roca dura, obra de la mita para hacer máxima la producción de plata. Pero había (
r: lo largo de los túneles. siempre mineros y refinadores que por ociosidad, falta de capitales o de (
La ampliación del trabajo por piezas, aunque estaba prohibido por la buenos minerales, preferían vender el trabajo de sus mitayos a emplearlo
(
ley y significaba una sobrecarga considerable para la fuerza de trabajo
de la mita, parece haber sido apreciado .raramente por los oficiales, y
ellos mismos.
El propio Toledó ofreció algunas pruebas tempranas de la- venta de . (

aun co~ menor asiduidad, condenado. Había otro abuso sobre los mita- mano de obra de la'· mita. Escribiendo a fines de la década de 1570,
(
yos, sin embargo, aunque. posiblemente menos penoso para los trabaja- admitió que bajo su organización de la mita, algunos productores en Potosí
habían transferido a otros el empleo de sus mitayos por una ganancia, (
dores, que atraía constante atención, e intentos para repararlo, por parte
aunque, se apresuraba a decir, los indios no habían sufrido, dado que (
de las autoridades. Se trata j_e_l~_:v_e:nta y arrieflgQ__ d.clos trabajadores.
recibieron la paga estabÍecida. Compañías fraudulentas se habían esta-
de J?.. ID,it?_JlO_r: __ el patrpno, a quien eran asignados, a algún otro minero (
blecido para esconder tales transferencias y el fraude continuó utilizán-
o refinador. De estas prácticas el mitayo sufría ciertamente en el aspecto dose en las décadas siguientes: los receptores de mitayos formaban una (
económico y a menudo físico, pero la razón principal para preocupar al sociedad, por ejemplo, con el dueño de una mina que carecía de mano
gobierno (y a un número sorprendente de ciudadanos, debe ser dicho (
de obra; se fijaban unos artículos ante notaría declarando que los prime-
para su mérito) era que este -
tipo de enajenación .aparecía como
.
un,;"·ataque
",.
ros contribuían .con trabajadores como inversión a la sociedad, mientras (
que el segundo contribuía con las minas; por lo común, acordaban ambos (
41 AGI Charcas 19, don Hierónimo Maldonado de Buendía a la corona, La Plata,
aplicar su trabajo personal y compartir los beneficios. Pero en realidad
quien contribuía con los mitayos no hacía más que, simplemente, tomar (

~
1 de marzo de 1613, f. L ANB Minas, tomo 9 (Minas, catálogo N.0 720), da cuentas
de la mina Los Ciegos y de otra en la veta Centeno. un pago al contado del minero. Claramente, tales acuerdos restringían (
(
~ (
~
";. ' 162 Peter Bakewell ..Mine.ros de. J.a .Montaña Roja 163
l
y el concepto de compañía y éstas fueron consideradas fraudulentas, no sólo derado parasitario. «Por lo común, aquellos que los vendían eran diso-.
por Toledo, sino por. muchos otros administradores que· le siguieron. lutos y vagabundos, que sirven sólo para elevar los precios en la ciu-
')
Toledo informó, de hecho, que había prohibido tales compañías y, en dad y para ir por ahí apostando, a veces, incluso a los indios que se les
"} general, que había prohibido la venta de indios en c;ua.lq~ier:.forma; . había, asignado»~. -· . .
) además, los mitayos asignados a una refinería O mina I:JQ iqan a ser · . Ccm.la 'caída de la calidad de.los minerales, y la nivelación de ·la pro-
incluidos en ninguna venta de propiedad, sino a ser considerados, en · ducción de Potosí, y luego con el comienzo de su descenso, más y más
l> tales casos no asignados (vacos) 42 • · · • · productores que en la época de Capoche habrían competido con él en

"
Las prohibiciones de Toledo podían hacer poco, sin ~mbargo, contra considerar parásitos a los vendedores de indios, se encontraban recurrien-
las fuerzas del mercad() de trabajo; y las ventas continuaron, como Jo do al mismo procedimiento. Un informe de la década de 1590 sostiene
'~ muestra la feroz condena· de estas prácticas que hace .Ca.poche 43 • Sus que más de 1.300 mitayos estaban siendo vendidos semanalmente en
'l objeciones son las J+lismas que levantaron otros y posteriores ·comenta- Potosí «como carneros de carga ... >}". Un método usual de venta era

.,
}

').
dores. Unas están fundamentadas en la ley, otras en la 'moralidad.· Las
primeras sostienen qÚe con su venta se priva a los indios de su líber-·
tad y soberanía (liber~ad y seiiorío). Se' les intercambia como dinero
o como una mercancía cualquiera: « ... el pobre del. indio es una móne-
el arrendamiento fraudulento de las refinerías. Un oidor de La Plata, en
1606, describe esta práctica al rey. Los dueños arrendaban su ingenio,
junto con su asignación de mitayos, a alguien sin intención de utilizarlo
para producir plata, pero que deseaba simplemente tener acceso a los
l) da con la cual se halla todo lo que es necesario, como con oro y pl~~a, hombres, ya sea para utilizarles en otra parte o vender su trabajo en 150
y muy mejor» 44 • ~Iejor les va a los esclavos de Guinea, porque son ven- 6 200 pesos por·hombre y por año o~.~. Tales arriendos habían sido prohi-
)Y didos sólo una vez. En realidad, dice Capoche, la venta de indios les bidos por varios virreyes; pero el virrey Velasco dejó una escapatoria,
somete a esclavitud (csc/avonía). Segundo, la venta de mitay.Ós les priva al permitirlos en el caso de propietarios de refinerías deudores de la
l de la debida recompensa por su trabajo. La tasa de pago de la mita de corona. El propósito de esta decisión era que parte de la renta fuera para
1) ida era de 2,75 reales por día, pero el vendedor cargaba 8 reales por día pagar la deuda, pero desató consecuencias indeseables, según señalara la
l y por indio, ganando así más de 5 reales sin hacer absolutamente nada 45 • Audiencia de La Plata en 1608 49 • Los dueños de ingenios se endeudaban
Esta consecuencia estaba clara y firmemente incorporada al sistema de la a propósito con la corona para poder arrendar sus :refinerías, y bajo la
1)
mita. Los únicos medios de bloquearla habrían sido elevar el precio cubierta de los arriendos, vender la mano de obra de sus indios. Era sim-
~
i de la mano de obra de la mita hasta' igualar el de los mingas en el ple convertirse en un deudo~ de la corona: el mercurio podía venderse
mercado libre de trabajo; y ningún minero, Capoche desde luego que no,
'l con facilidad con créditos del tesoro. La deuda por el mercurio se incre-

.,.,
')
.
habría defendido esto. Tampoco, en realidad, ningún administrador~ por
muy consciente que hubiera sido de sus responsabilidades hacia los indios,
habría presionado por tal cambio, dado que el valor de la mimo de obra
barata para estimular la producción de plata estaba bien realizado. No
mentó, en consecuencia, hasta 2.340.000 pesos ( 1.500.000 pesos ensa-
yados). Lo que se.. había intentado como un medio para reducir el endeu-
damiento con la.~corona, de hecho, Jo incrementaba. Un propietario de
ingenio que vendía la mano de obra de sus mitayos preveía, decía la
obstante, Capoche, como muchos después de él, era consciente de que se Audiencia, cargar unos 235 pesos (150 ensayados) por hombre y por
~. burlaba a los indios con las recompensas por sus esfuerzos. Igualmente
año. Así, si poseía cien trabajadores, podía reunir con seguridad más de
eran burlados, desde luego, cuando les utilizaba el minero al que habían

.,,.,
20.000 pesos anualmente, cantidad que bien podía llegar a superar lo
sido oficialmente asignados. Pero un productor de plata activo era consi-
1

l
"

derado por otros administradores y mineros activos como merecedor del


que se pudiese sacar empleando él mismo a los trabajadores. (En reali-
trabajo barato del indio, mientras que el vendedor de mitayos era consi-
46 Relación, p. 169.
.u AGI Lima 30, N.0 4, ¿Lima?, ¿1578-79?:. «Lo que por don Fr;mci~co
de .f7AGI Indiferente General 1239, Luis Osorio de Quiñones al «muy poderoso
v Toledo... se responde a los capítulos que los inquisidores de este Reino le.dieron... »,
f. 204, parágrafo 34.
señor», Madrid, sin fecha, pero claramente de la década de 1590.
48 AGI Charcas 18, licenciado Ruiz Bejarano a la corona, La Plata, 1 de marzo
11 4J Relación, pp. 167-69. de 1606, «N.0 95» (en el verso).
49 BAN Minas, tomo 123, item 3 (catálogo de Minas, N.0 522). Audiencia a la
44 Relación, p. 168.
) 45 Relación, p. 168. corona, La Plata, 13 de marzo de 1608.
') ·.·

1)
\
(

164 (
Peter Bakewell Mineros de ·la Montaña Roja 165
t • (
dad, asignaciones de cien mitayos a un único ingenio eran raras; el pro- inclusión de mitayos en los arriendos, con el argumento de que los mis-
medio rondaría la mitad.) (
mos indios no eran ni podían, en realidad, ser vendidos, dado que eran
A pesar de esta clara demostración del principio de que la acción libres. Unicamente se transfería el uso de su trabajo 53 • Otro gobernador (
gubernamental podi_a llegar a producir el efecto opuesto al que se busca-' flexible, ,eJ., mismo Tolédo; había dado ya este argumento muchos años (
~ ba, continuó el arriendo de los ingenios por aquellos que debían a la antes, refutando las acusaciones de que había creado un sistema
(
~ corona. En realidad, hacia 1620, y probablemente antes, el mismo tesoro en el que los hombres libres eran vendidos 54 • Pero la reacción prác-
estu\'O dejando los ingenios deudores de mercurio al margen de los arrien- tica de hombres más simples, como Capoche, estaba más cerca de la rea- (
> dos, e incluyendo a los mitayos en los contratos. Varios curacas y capitanes lidad. La venta del trabajo mitayo, en las circunstancias de Potosí, equi- (
~ de la mita escribieron una amarga queja al rey sobre esto,' diciendo que valía al menos a una venta temporaria del hombre mismo, lo que en sí
ellos v su gente sufrían malos tratos de los rentistas: « ... Este es el nom- era ilegal, si el concepto de libertad de los indios significaba algo; y el (
~
bre q.ue nos dan, diciendo "trabaja perros, que buena plata mi costais beneficio sin esfuerzo, hecho por los patronos que alquilaban sus hom" (
~ que he metido en la real caja por vuestro amo" ... 50 bres, era inmoral.
(
~ Añadido a este estimulo oficial directo a la venta de mano de obra Un abuso colateral de los mitayos, y que recibía la condena moral de
india la enorme ineficacia en la administración, e incluso la connivencia algunos administrativos, era el de los indios de faltriquera. El término (
~ en el' tema. tendían a emplear las ventas. Muchos inforfues muestran que ya fue mencionado en relación con la mano de obra minga, como signi-
~ los curacas vendían los i'ndios que supuestamente debían reunir y enviar ficado de la aceptación de dinero por un patrono, en lugar de los mitayos
en remesa a Potosí para el servicio de la mita. Los indios así vendidos (
~ que se le asignaban. Un mitayo podía, él mismo, decidir pagar al patrono
er<m conocidos como indios de ruego 51 • dinero al contado en reemplazo por su trabajo, o probablemente, lo que (
~ La venta fue est~demás, por la ineficaz asignación de la mita era más común, el curaca o capitán a cargo del abastecimiento de mi-
(
~ misma. A pesar de la política 'en contrario, la inercia y el favoritismo tayos de alguna ciudad o distrito, daba el dinero que reemplazaba al
conducían a veces a que los mitayos fueran asignados a minas e ingenios trabajador no entregado en persona: sea porque la población en cues- (
)
deficientes o que ya no funcionaban en absoluto. Los dueños aprove- tión no rendía ya las cantidades requeridas o porque los mismos indios (
~ ch;lhnn entonce~ ln oportunidnd pnrn sncnr todo el provecho posible de Jn habían dado a su curaca el dinero para pagar su compra fuera de la mita.
~ mano de obra asignada. Un caso bien documentado de favoritismo es
Ln fru¡;e «indio!! de fnltric¡uern» pnrecc ser del siglo XVII¡ y posible· (
mente la práctica no fuera común con anterioridad. Hay signos de su (
~ la asignación de 151 indios, que hizo el segundo virrey marqués de Ca-
existencia, sin embargo, en la década de 1590. Por ejemplo, las ordenan-
ñete (1588-95) a su cuñado, don Beltrán de Castro, dueño sólo de un (
~ zas de la minería del virrey Velasco, de 1599, la prohibían 55 • Es difícil

,
ingenio en Potosí. El virrey Velasco, virrey siguiente, lo descubrió mien-
estimar la amplitud de la práctica en la década de 1600 1 pero pudo haber • (
~ tras ocupaba la residencia de Cañete, y redujo la asignación a treinta. sido grande. Don Juan de Lizarazu calculaba en 1635 que no menos de (
Entre tanto, Castro había estado vendiendo el trabajo de sus mitayos 52 • la mitad de los mitayos correspondienics a Potosí estaban siendo «entre-
Y así continuó todo. En 1635, y de nuevo en 1638, el presidente de gados en dinero» 56 • Otro oficial, el licenciado Bias Robles de Salcedo,
~ (
la Audiencia de La Plata, don Juan de Lizarazu, intentó justificar la un oidor de La Plata, aseguró cuatro años más tarde que únicamente un
~ (
~ so AGI Charcas 5, «los caciques indios» a la corona, Potosí, 25 de marzo de 53 AGI Lima 45, Lizarazu a la corona, Potosi, 28 de febrero de 1635, N.O 86, pa- · ~
~ 1620, f. lv. rágrafo 16; y AGI Charcas 266, ítem 12, Lizarazu al virrey Chinchón, Potosí, 12 (
51 Por ejemplo, AGI Indiferente General 1239, Luis Osorio de Quiñones al
de junio de 1639.
~ «muy poderoso señor», Madrid, sin fecha, pe~o ~laramente en la décaA¡¡ ~~, 1590. 54 La misma fuente de la nota 42, anterior. (
52 AGI Lima 34, tomo 4, virrey Velasco a la corona, Callao, 28 de abril de 1601: 55 AGI Charcas 134, cláusula 9 de las ordenanzas que acompañan al «Repartí·
~ Para una negligente distribución de los mitayos a quienes no operan en las minas o miento general del señor don Luis de Velasco ... de los indios que repartió para (
ingenios, véase AGI Charcas 32, manuscrito 36, cabildo de Potosí a la corona, Po-
~ tosí, 3 de marzo de 1956; y AGI Charcas 51 (Carlos Corso de Leca), «En cumpli-
las minas e ingenios», Lima, 31 de agosto de 1599. En lugar de una sustitución en
dinero, los indios o curacas debían entregar otro trabajador. (
~ miento de lo que vuestra excelencia me manda haga relación tocante al repartimien- 56 AGI Lima 45, Lizarazu a la corona, N.0 6, Potosí, 28 de febrero de 1635, (
to de los indios de la mita:.. », Potosí, 1 de marzo de 1617, parágrafo 4 (JHR). parágrafo 14, « ... sobre el uso de los indios del cerro•. ·
)
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-,) 166 Peter Bakewell Mineros de la.· Montaña Roja· .. · 167

tercio de la mita se presentaba personalmente, lo que implicaba que


..'
en el que el sistema de la mita había vuelto rígida la oferta. Las asigna-
1
el resro se vendía fuera, o era ven~ido fuera 57 • · ciones de la mita se reformaron aproximadamente cada diez años entre
) Lizarazu, Robles de Salcedo y otros oficiales objetaron la práctica 1582 y 163.3. Con tal tasa de ajustes no podía distribuir mano de obra
' ) de los indios de faltriquc:~a con funda!l1entos morales y prácticos. La .crí- a. ~iner~s, y, rdinadores el)Jas ca_ntidad!!s justas que ambos necesitaban,
tica moral era la misma 'que· la dirigida a l(ls ventas del ~-~~óajo indio;. simplemente porque la minería era un negocio en sí volátil. Un propie-
\ que los patronos recibía!! algo por nada, a ~xpensas de los ipdios. I'v1ine~ tario cuya mina producía pobremente un mes, podía al mes siguiente
\
), ros y refinadores afinn~ban ·que eÓn· el dinero que recibían·. ·a ca~bi9 hallar de repente un buen acumulamiento de mineral y necesitar de pronto
\) de los mitayos que faltapan,: c911trata_ban mingas. Pero, desde luego; ellos más trabajadores para la extracción y el purificado; y luego, al otro
) podían contratar únic¡¡mente a la tasa .de !o?. mingas y así exigüin)os mes, encontrarse de vuelta en dificultades. Era clarp que en tales casos
) pagos para los mitayos que faliiiban en est~- e~cala: de 7 a 9 pesos' por' el sistema de la mita, con sus asignaciones fijas, obstaculizaba la pro-
\
\ semana (después de 160,0). Up ~itayq, en COI!Sécuencia, tenía que hacer ~ucción~ Las ventas. de trabajo mitayo eran, en consecuencia, económi-
un pago muy pesado par;¡. evitar el trapajo de una semana, por !!1 cual él camente útiles, al. permitir a aquellos que realmente necesitaban brazos,
) habría recibido 2,5 pesos. Esta discr'~pancia era considerada· injusta: por conseguirlos en cualquier momento. La práctica de indios de faÜriquera
')•
) aquellos como Lizarazu, aunque sus. objeciones eran más ·suaves si' el ~enía el mismo efecto, ya que los mitayos que compraban su exención
) productor de plata emp)~abá el dinero, que' recibía al contado, para con~ del trabajo reclutado podían, y lo hacían, contratarse en otro lado como
1 tratar un minga por una semana, como algun()S claramente hicier'op. L<l mingas. En realidad, es muy probable que fuese únicamente por trabajar
~
)
severa censura moral ¡jc los administradores estaba, más bién; dirigida tomo mingas, con' pagas altas, por lo que muchos indios pudieron com-
a aquellos productores que si.mplemente se embolsaban el dinero.' Y la crí: prarse para salir del trabajo de la mita.
J
) tica práctica de los ofici¡~les venía también de esta falta .de contrataciones, Al considerar los flujos de dinero a que daban lugar tanto los siste-
} ya que su consecuencia era la dismi~ución de la fuerza de trabajo total mas de venta como de faltriquera, surge otra interesante y quizá venta-
~
¡ aplicada a la producción de plata, y era así previsible una menor produc- josa posibilidad p~ra las productores de plata. Supongamos, como se acaba
) ción. · · . de indicar, que el mitayo utilizaba dinero ganado como minga para esca-
1
' Desde el punto de vista económico esta segunda crítica, práctica, era par de un turno del servicio de la mita: el dinero pasaba entonces, a tra-
~
)• un sinsentido. Presumiblemente algunos de Jos patronos que, como si dijé- vés de sus manos, del productor que lo había contratadq como minga a

\
1
ramos, «Se ponen sus indios en los bolsillos» en lugar de contratar min~ las del patrono de la mita. Supongamos, nuevamente, que el primer pa-
t'1 gas, hacían esto porque, inclUso con el trabajo libre de los mingas, no trono contrataba mingas por tener una mina y una refinería prósperas
): podían producir plata con beneficio, porque los minerales disponibles (y así encontraba ventajoso utilizar mano de obra, por cara que fuese),
1 para ellos eran de calidiid insuficiente. Sin duda algunos patronos eran mientras' el segungo patrono prefería «indios en el bolsillo», porque sus

'
-~

1
1
ociosos simplemente, pero otros tomaban «indios de faltriquera» porque
su producción de plata ya no era compensada. Los administradores, por
muy interesados en que Potosí continuara Ilenando !os cofres del rey;
operaciones en las rninás se habían estancado y no rendían beneficios.
E.i sistema de faltriquera aparece entonces corno un mecanismo para pasar
fondos desde la parte próspera de la industria a aqueila en dificultades.
\1
! no podían pretender, razonablemente, que los mineros produjeran con Esto podría muy bien parecer indeseable. En la mayor parte de las situa-

'
\
1

)
pérdidas. . ·
Es, en realidad, sostenible que tanto la práctica de indios de faltri-
quera como la de venta de indios, previamente discutida, eran, en térmi-
. ¡

1
ciones industriales, sería considerado estúpido para el éxito sostener los
fi:acas6s. Pero hay que tener en cuenta de nuevo lo volátil o imprede-

1,'
1
1 cible. de la minería. El éxito de la empresa este año, puede: ser el fracaso
nos estrictamente económicos, ventajosas para la industria de Potosí. ! del próximo. En tal situación podría ser útil un rnecamsmo mediante
Ambas pueden ser consideradas mecanismos desarrollados para hacer el cual el productor que pasa por un período malo tenga alguna fuente
frente a los rápidos cambios en la demanda de trabajo, en un mercado
'
)
) de ingresos: ingreso que, de hecho, vendría originalmente de sus iguales
de más éxito (aunque con toda probabilidad, sólo temporalmente de más

~ 57 AGI Charcas 21, «Respuesta del licenciado Robles de Salcedo ... :o, Potosí, 28 éxito). La práctica de faltriquera pudo así haber funcionado corno un
1
de octubre de 1639, varios folios. sistema de seguros en pequeño. La venta de trabajo mitayo habría tenido
} ;;.,.

)
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r-!). t'".·'

169 (
168 Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja,
(
beneficios incidentales del trabajo de minga. (Cualquier trabajador, des- (
el mismo efecto, aunque aquí el dinero pasaba directamente del compra-
pués de 1600, que por su buena fortuna se encontrase haciendo la mita
dor al vendedor del trabajo, sin el intermediario indio 58 •
sólo una semana de ca~a tres, podía, desde luego, optar por un trabajo (
Todo esto no es sugerir que entre los vendedores de mitayos y los
que recibían indios de faltriquera no circularan los parásitos, quienes pennanente.~e minga; de la misma manera que quien era mitayo la mitad (
simplemente se aprovechaban con dinero al contado de su posición privi- del tiempo, y gozar de ventajas similares.) · (
Si la práctica de indios de faltriquera no fue tan dura para los tra-
legiada como productores de plata. Es claro que estos hombres se encon-
bajadores nativos como algunos comentaristas contemporáneos lo sugi- (
traban. Pero el comercio ton los indios bien pudo haber tenido conno-
rieron, vale la pena notar también que aparecen pocos signos en Potosí (
taciones económicas, que escapaban a aquellos administradores coloniales
de otro abuso con los indios, considerado a menudo característico de la
que los condenaban tan rotundamente.
~ América colonial española: lit retención c!_~l_.tra~aj9__ _pQr__deudas. Por (
El indio cuyo trabajo era vendido por su patrono, no podía menos .. ¡
cierto, la única evidencia de esta práctica en Potosí que surge de fuentes {
• que -süírir con el acuerdo. Según los informes, recibía la misma cantidad
que habría ganado como trabajador mitayo con el patrono al que había
consultadas para este libro, se refiere, no a la minería o al purificado, sino
~ (
al horneado de pan. En 1602, el corregidor de Potosí encontró que el
) sido asignado, pero generalmente bajo un
trato mucho más duro. El indio
corregidor de la provincia de Lipes, aparentemente actuando en compli- (
que pagaba para escapar a su turno de l~do haber
Cidad con los panaderos de Potosí, estaba enviando indios desde su ju- (
• obtenido alguna ganancia. Evitando el servicio de la mita, evitaba tam-
bién la tarea más pesada de la mina, cargar mineral bajo tierra. En lugar
risdicción a la ciudad, donde, según el corregidor de Potosí, « ... con mali-
~ 59
cia les van dando plata para tenerlos empeñados toda la vida» • El había (
de ello podía contratarse en otra parte como minga, y. si poseía alguna
) Üréieñ.ado·que se permitiera a los indiós- abarielonadas tahonas los domin- r.
'
especialidad, trabajar como barretero, incrementando así sus oportuni-
gos, para ir a misa, y otros días para ejercitar sus miserables constitucio-
~ dades de reunir buen mineral por sí mismo; o podía elegir alguna tarea
nes ..Pero como por alguna razón no explicada se encontró que los indios
(
en la purificación, donde, según se informa, eran menos las horas de tra-
~ bajo y el trabajo más liviano que bajo tierra. Es fácil imaginar, de hecho,
de Lipes eran particularmente aptos para la panadería, ni el corregidor de (
\

) Potosí fue capaz de ordenar su liberación de lo que él mismo había (


que una vez que un hombre adquiría alguna especialidad, podía, de ma-
denominado su esclavitud; habría sido mejor, sin embargo, que los pana-
nera permanente, escapar al servicio de la mita a través del sistema de
~ deros comprasen esclavos negros.
fa] tri quera. Podía trabajar permanentemente como minga, y utilizar parte
~ de sus pagas como tal para evitar eL turno de una semana de cada tres
Lo interesante acerca de este caso es que el corregidor de Potosí no
; citaba ninguna legislación prohibitiva de la retención del trabajo por (
(o de cada dos, después de 1600) que hubiera servido como mitayo.
deudas, o limitativa, del número de pagas al mes que podían ser adelan-
Si el coste para un mitayo, al comprarse él mismo para evitar la semana
~ de trabajo de la mita, fuera igual a la paga como minga (7 a 9 pesos en los
tadas. Las regulaciones de estos adelantos existieron ciertamente en Nue- •
-~ va España desde comienzos del siglo XVII. Si el corregidor no fue capaz
primeros años del siglo XVII y la paga de la mita por una semana de
de citar alguna regulación de este tipo, desde luego pudo ser simplemente
trabajo en la mina fuera 2,5 pesos, entonces un minga que trabajaba
~ por su· ignorancia, pero también porque tales regulaciones no existieran.
durante dos semanas ganaría entre 14 y 18 pesos, y comprándose él mis-
~ mo para evitar la semana de trabajo de la mita desembolsaría, de éstos,
En realidad, la investigación no echó ninguna luz para Potosí en su primer (
siglo. Y es posible que la razón para la falta de tales regulaciones haya (
~ entre 7 y 9, quedándose con el resto de 7 a 9 pesos. Trabajando una
sido que la retención por deudas no fuera usual en la ciudad. En las
semana como minga y una como mitayo, habría ganado ,en total entre
~ 9,5 y 11,5 pesos. Equilibrar y quizá contrapesar la ventaja en dinero con minas alejadas del distrito, las deudas bien pudieron haber sido utilizadas (
~ la restricción de su mita, sin embargo, hacía el trabajo más fácil, con los para mantener un dominio sobre los trabajadores, aunque sólo se ha en- (
-'
contrado una prueba de ello, referida a un ingenio y a una mina de Chi-
~ 58 Si, como lo indican algunas evidencias, los' indlos que se vendíai:{ al' rrlatgf:ri chas, en los· primeros años de la década de 1630. Un cura de varios
(

P> de los trabajos de la mita no utilizaban para ello el dinero ganado como mingas, centros mineros del sur de Charcas, un tal doctor Lorenzo de Mendoza, (
sino pagas de algún otro trabajo que habían tomado pn:viamente en o alrededor de
D Potosí, podrá argumentarse que la comunidad estaba contribuyendo en gran me-
59 ANB Cartas 786, don Pedro Córdoba de Mejía a la Audiencia de La Plata,
(
dida al sostenimiento de propietarios de minas y refinerías que se encontraban
'~ en dificultades. >- _ - Potosí, 4 de octubre de 1602, parágrafo l. (
(
g)
\ (
J ..... J

)
170
> Peter li&l.c:well ~ineros de·";a~·M·;ni~·ñ;· Roja 171
regresó a España y presentó querella contra varios propietarios de n1inas,
) acusándoles de malos tratos con los indios trabajadores. No pod~mo~ nores, inservibles como garantía; y era culpable de privar a los traba-

) saber si había alguna a~imosidad personal detrás de sus cargos, p-:ro sí jadores de su libertad mediante amenazas y malos tratos.
que fueron desde luego presentados con veh\!mencia. Entre Otrc:)s al,usos; ·,.. Sin los hallazgos adversos de Arriola, este caso no sería una prueba
)
Mendoza describía un caso típico de peonaje.· por deudas. ~leg;¡b;, que cbricluyentc de peonaje por· 'deudas: las declaraciones de los indios con-
} a Jos trabajadores inc!.io~ se les obligaba· a compr?r..~omida y o~r~s <~níc~­ trapesaban los cargos originales. Pero Arriola, a despecho del testimonio
los de sus patronos, y a un p~ecio dob.le dei común; que._ no~~- les p~·ñlli~ de los indios y probablemente utilizando también otras evidencias (hay
· tüi p~gar
-con dinero, sino sólo" éon-·frabajo,7's~ veían -así reducido::. a 'un
) una mención de un interrogatorio a españoles de la localidad), describe
) perpetuo cautiverio; que las deudas. se transferían juntamente CJ,Jr1 lÓs en sú veredicto una situación que conlleva alguna indicación de la exis-
) indios al venderse los ingenios; que, en •¡a r~alidad_. el mo~tQ c.l~ las tencia del peonaje por deudas. No sorprende mucho que tal situación
deudas se exageraba en tales casos, y que el ren~imiento del trab~jo de lqs haya existido en las minas del distrito, pero no en el mismo Potosí. El ais-
) indios se infravaloraba de tal modo que el .n1,1evo pago de la deuda se lamiento haría que los vestidos y otros materiales llegasen con dificultad,
) hacía más difícil. (Debe decirse que todos )os trabajadores en cu~:;tión facilitando el monopolio de los artículos por los propietarios de minas
• eran mingas. Las minas de Chichas no fueron abaste~idas -~!:! ·triJb~jb y refinerías. Por el contrario, Potosí era el sitio de un gran mercado .
) de mita.)
60
· ,· · · · • . :. ·• • · En Potosí, además, había autoridades legales tanto como jefes indios,
Un oidor de La Plata, don Martín de Arriola, fue enviado a invc:•.tig~r a quienes los nativos agredidos podían recurrir y en quienes a veces
-.. estos cargos y otros casos de exagerada crueldad de la querella del <Udór encontraban una, respuesta. El doctor Mendoza, origen de los cargos en
)
Mendoza. El manuscrito, que sobrevive, i~fo~ma de sÚ actividad sola- contra de Espinosa, y otros, reconocían esto, y más, cuando decían que
-) únicamente en las provincias de Chichas y Lipes carecían los indios de
mente en un ingenio, propiedad del capitán Pedro de Espinosa y Ludueña.
.... Arriola interrogó a 16 indios que trabajaban en las minas y en ·la~ puri- deknsores locale_s españoles (protecwrcs); y que allí carecían también
ficadoras, que en general negaron las acusaciones presentadas por Men~ '• de sus propios curacas, dado que todos venían, individualmente o en
'
\ doza. Aseguraron que se les pagaba parte al contado y parte eq mercan- pequeños números, de otras áreas. Finalmente, en las pequeñas ciudades
.....
cía que ellos mismc)s.-solic.itaban, dado que- de .. otra manera era difícil mineras o en ingenios aislados del distrito, era posible reconocer e indi-
'
encontrar artículos en una región t~n aislada, y no se quejaro'n de lo~ vidualizar a los indios. En la populosa Potosí lo era mucho menos; y si
1 ";
precios de las mercancías; algunos declararon que debíim dinero al pro- no podían ser fácilmente identificados, mucho más difícil se hacía per-

~\i
pietario y otros dijeron que .no debían nada. El propietario les permítía seguirles por. deudas y arrastrarles de vuelta a trabajar por el1as.
dejar el ingenio.con sus rri~jeres, para visitar sus pueblos, y volvían por s~ Contra el mal trato y abuso de los mitayos descrito hasta aquí se desa-
propia cuenta. En general, negaron ser maltratados. · rrolló una preocupación por el bienestar de los indios, verificada de varias
Es imposible saber, desde luego, hasta dónde los indios pudierútlser maneras. Si fue.;como consecuencia de un deseo interesado de las auto-
' 1 coaccionados para contestar de esta manera favorable. Evidenterocnte
el oidor investigador, Arriola, pensó que lo habían sido, ·dado que encon-
ridades para· preservar una fuerza de trabajo disponible más que una
preocupación altruista por el bienestar de los nativos, apenas vale la pena
tró al propietario, Espinosa, culpable en varios puntos: sobrecarga exce-
')""' ¡ siva de los precios, que debía vender al coste; en la compra de un inge-
nio había recibido indios adeudados con el propietario anterior, y les
discutirlo en base a la evidencia existente en Potosí. Sin duda ambos
motivos Úistían, en proporciones diferentes, en épocas diferentes y en
había obligado a trabajar para él por esas deudas, lo cual era ilegal (pre- personas diferentes.
'
)
)
sumiblemente lo ilegal era la transferencia de los indios junto con el in-
genio); había, ilegalmente, forzado a los indios a garantizar que otros
· Una manifestación de .la preocupación oficial por el bienestar de los
indios ya ha sido señalada: normas de seguridad para las minas y los
.... indios no escaparan, siendo los indios, en razón de~ su status legal de me, ingerlios en un número limitado. Otras regulaciones para el buen trato
) de los trabajadores, en diversos aspectos, fueron dadas por Toledo, y des-
) 60 pués de él por los administradores subsiguientes a varios niveles. El tipo
)
Para este caso, véase ANB Minas, tomo 131, itero 2 (Minas, catálogo N.o 690a),
«1634. Visita general que el licenciado don Martín de Arriola ... tomó del ir.;¡enio
y jerarquización de estas órdenes, existentes hacia fines del siglo xvr, •e
muéstra con claridad en una descripción de Capoche, en su Relación,

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nombrado Nuestra Señora de Guadalupe, provincia de los Chichas ... », f. 207ff.
·~ - ..
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de los deberes del protector español, nombrado oficialmente, hacia los
.· .-·
(

... ¡-~ (
172 Mineros de la·'Monuiña Roja· . ; ... (
Peter Balr.otwell . . . .

61 do hasta el final del período considerado aquí, aunque Cnpoche se .re-- (


fiera a la reciente llegada de una cédula regia, que ordenaba la uboli~¡,\:~
indios en Potosí • Según esta d1scripción, las regulaciones fueron las
del cargo. El pensaba que ello no era deseable, como tambkn la AuJ¡,·!~
siguientes. El protector debía vigilnr que se pagase a los indios las tasas (
establecidas, al contado, y per::;vnalmente (en su mano). Los curacas (
cia de La Plata,· con el· resultado .de la· revocación por la corona de :;t:
y capitanes de la mita no debían recibir las pagas de sus hombres para
orden de abolición, en 1588 lil. (
El protector, entre otras obligaciones va mencionadas. represent:l~~
distribuirlas \Se impiica clarameJ,fe que podían quedárselas). · El pro:
tector debía reforzar las limitat:Jones establecidas sobre las horas de (
a los indios ante la ley u organizaba su ;epresentación. La mayon:l 1,i:1
trabajo: debía ordenar el alejanJJcntci de los indios de las minas pe- (
los casos se presentaban ante los jueces especialmente nombrados l': r'
atender los juicios relacionados con los indios. Según una dcclarn•i,'~'
ligrosas, y de aquéllas arrendada~. dado que éstas eran las peor conser-
(
vadas y, en consecuencia, las de: mayor peligro; debía asegurar que
de Ramírez de Quiñones, de 1575 tnota 62, anterior). Tokdo fue el pn· 111
los indios fueran empleados únit:11mente en tareas de la minería y no
mero en instalar tales jueces, aunque Capoche sugiere con fucrz:1 '1 -'
diversificados en otras actividade~; evitar que fueran asignados a la mita
fue el virrey siguiente, Enríquez, quien inició el oficio en Potosí M, E:;¡X'-
cíficamente, los casos de minería que involucraban a los indios fm'~'-'n
-~-
durante el período de descanso y vigilar que fueran declarados no asig-
nados si se vendía el ingenio en el que estaban previamente asignados (
probablemente atendidos, en general, por el alcalde mayor de min:IS.
(esto para adelantarse a la venta de los propios indios); ::debí á hacer rea- quien, según Capoche, de un modo no muv claro manejaba los asunh'!' (
lidad que a los indios empleados en el transporte de coca y otros bienes,
indios « ... que tan bien conoce de los neg~cios
de indios con títuk' de
se les pagase por el tiempo que habían servido y no por la distancia juez de naturales ... » 65 , aunque este alcalde podía también llevar cn:;~o.'S (
:;i,: que habían cubierto (otro ataque Jd trabajo por piezas). No menos debía
prote¡zer a los mitayos de los abu::;c,s de sus propios jefes: Capoche da a ante el mismo juez. .
La alcaLc!.i.f!...Tr_lGY.C!!_dc minases otro de los oficios primeros. Tal ofi,:il'.
1 (
entender tales hechos. como la sinltllnción de pagas, que critica en el mis- o algo mÜy parecido, existió bajo el Yirrcinato de Toledo y fue instit11 ,\l'
mo pasaje, o el hábito de los cumc.:os de· vender trabajo mitayo a espa-
posiblemente por él. En 1578, por ejemplo, un tal Juan de 1\cngoeclw:l.sc
describió a sí mismo como alcalde de minas y vccdor ele los. i~J~<' ''.s
111
. ·-. ñolcs con influencia, que condenu en otra parte. Finalmente, el protector (
''~ debe representar a cualquier indio que 'sufra estas u otras injusticias, de Potosí 66 • El alcalde mayor de minas actuaba como un juez CIVIl Y en-
rc~l' 'n-
1
'f)'
presentando sus casos ante la justkia correspondiente.
minal de primc·ra instancia en casos de minerías, y tenía también {
Claramente lejos se estuvo dt: poner en vigor todas estas reglas de
sabilidades en el reforzamiento de las regulaciones que goh¡;rnnb:H\ lns \
bienestar, que subyacen en la definición de Capoche, de las responsabili-
minas y refinerías. Una obligación especial, que hace nccesnrio in~·l:lir' (
este cargo en una descripción de oficios relacionados con los sen·,,·~l!S
dades del protector. Persistió la vc11tn de trabajo de los indios, como taro-.
bién la prolongación ilegal de lo~ días de trabajo, para dar sólo dos 1111
; ejemplos. Pero la existencia del protector parece haber limitado la in- sociales, fue la investigación de accidentes y la prosecución de cu:tll\ :r
/ fracción de las reglas. Y, en realidad, la creación del oficio mismo de pro- negligencia que los causare. Esta. obligación fue establccitlu en lns tll·,k'- (
67
tector junto con otros oficios progrnmados, para salvaguarda de los inte- nanzas primeras del virrey Velasco en 1599 •
reses de los indios, es una segundn manifestación importante (después
de la emisión de las reglas de seguridad) del deseo de la administración En abril de 1575, Toledo había instituido en Lima su primer defensor gcnC'nll _de
de proteger a Jos mitayos de Potosí. El oficio de protector fue creado por los indios, un oficial central para vigilar el bienestar del conjunto de los ln,ltos
'~' 'kdo
1 (
® Toledo en algún momento antes de mayo--de- 1575;-segiln d ·infórme de de Perú. Véase el preámbulo a las c:Ordenanzas del virrey don Francisco de (
!!) unoídor de La Plata en ese mes. Al mismo tiempo, el virrey nombraba relativas al defensor general de Jos naturales», Arequipa, 10 de septiembre do !57S,
inspectores de minas y jueces especiales para atender Jos casos que invo- en Leviiiier, Gobernantes, tomo 8, pp. 281-98. 158 8 (
·~ 62 lil La .corona a la Audiencia de La· Plata, San Lorenzo, 11 de moyo do ·
lucraban a los indios • A partir de uhí, el'protectorado continuó. existjen-
- ' '. . . ' "· ~ _· .:' ,. ... . '. . . ANB cédula real 208 (Minas, catálogo N.0 271). (
! 6! p. 188. 64 Relación, p. 146. (
6S Relación, p. 146.
62 « ... jueces particulares y defenson:~ para su tratamiento y veedores para que
~ no sean defraudados en sus jornales ... »: Pedro Ramírez de Quiñones a la corona,
66 AGI Charcas 31, manuscrito 31, Potosí, 2 de marzo de 1578.
1 (
AGI Charcas 134, ordenanza 14, .que acompaña al «Repartimiento ¡¡enero » .
~ La Plata, 6 de mayo de 1575, en Levilllcr, Charcas, tomo 1, p:
323. Ramírez no
61
del virrey Velasco, Lima, 31 deagosto de 1599. {
u tilLa el término protector, sino defen~or, que_ parece haber sido .1lll sinónimo~ (
~
-~ (
1 - 1

i ' )
174
Pe ter. BakeV(ell Mineros. de, la Montaña Roja 175
') ;u
El último en esta lista de oficios, cuyo propósito era, en parte menos,
·.-:.·· . ...: :;~:,.··:~,.· ' \ ...

'¡ . . . . ,·
salvaguardar los intereses y las vidas de los indios yue trabajaban en las
. . curacas para conseguir el dinero 72 • Hacia la década de 1620 se recolectaba
semanalmente la mitad de un real (17 _maravedíes) por indio en gra-
~) · minas y en la puriíica:::.ión; fue el de los ve~dor~~ o mspectores de Íninas nos, cifra algo menor que los 25 maravedíes que se habrían acumulado
\ en el cerro. Estos homores eran el brazo eJecut1v9 del alcalde mayor de a-la tasa original_de 5 maravedíes por día, en una semana de cinco días;
1 minas, con poder para reforzar las reglas de seguriuad. La é~n~erÍ.ienéili y él tóial recolectado ariualni'ehte era de unos 12.000 pesos. A partir de
) del nombramiento de un v~edor su~rayadéi
fue la~
ep ordenapias Illi~er¡¡~ esta suma fueron establecidos los salarios de los oficiales ya descritos,
~ de 15ól para Porco y P()tosíM, p~ro, de nu¡:v(), ~o e~ sino hasta lgs tiem~ y algunos otros. El alcalde mayor de minas recibía 2.345 pesos al año
pos de Toledo en que el '()ficio pue~e- ser C9P 'claridad considerado en
' existencia l:'i. Hacia el iin desi~!o habícl'dos ve"ecjpres, y hacia 1611; t~¡;:s~~
-) Sus obligaciones, según un título ~e~ nomb~a~ienu., para ~1 oqci~ en
(1.500 ensayados); el protector, 1.876 (1.200 ensayados); cada uno de los
tres veedores, 1.563 (1.000 ensayados); el corregidor de Potosí, 938 pesos ·
(600 ensayados) como suplemento a su salario normal, recompensa· por
11 1597, eran vigilar que todos los indios de la rp.Ha, u~ignados a úna mina su visita al cerro dos veces por semana y su supervisión general de la
i ) panicular, fueran realme~te a. tr:abajar ep .el~a,. guurdando la~ horas de
~ trabajo establecidas; que:se ~espetara su imerrupci6¡¡ para alinu~rzÓ;
entrega de la mita (obligaciones que los diferentes corregidores se toma-
e! ban con seriedad. variable); cada uno de los seis capitanes de la mita
~ que oyer~n misa en los di_as d~ culto; qu~ se ~_es pag:1ra en m9n,e~as -~- l~s de las provincias indias, 313 pesos (200 ensayados); varios alguaciles,
11 :a~as dcsign.adas; q~e e11 ge~_er~l e~tuviera~ p~en lra~ados,.·y qu~ las que cuidaban la entrada a los socavones y que ayudaban a recolectar los
¡ romas estuvieran bajo m~ntenumento, en especial ~:us soportes y esC?~ granos, un total de 156 pesos ( 100 ensayados); el ·capellán de la prisión,
..,-~ l eras 71 . • ,
. - . , .~.
Si esta gama de oficios evidencia una preocupación loable de l~s
por decir misa a los indios allí, 78 pesos (50 ensayados), y, finalmente,
7,. el contador de granos, 1.250 pesos (800 ensayados) por su tarea. Al mis-
J autoridades por asistir a los indios, debe des:acarse que los indios paga-
~ ban por la protección. Ninguno ~e los salarios vino de los fo~dos del
mo tiempo se había pagado al sacristán de la iglesia principal, de una
sola vez, 234 pesos (150 ensayados), por tocar la campana durante un
~ tesoro. Toledo, al fijar las tasa~ de las pagas de los mitayos, en la década año al amanecer, como señal del comienzo del trabajo diario; pero esto
~ de 1570, declaró también que debúi· depositarse diariamente un gran() no se hizo más, dado que los mitayos del cerro permanecían allí de martes
l (unos 5 maravedíes) por ~itayo, en un fondo ~speciuJ (/a caja de granos) a sábado, y los trabajadores en la purificación eran mingas, cuyas horas
1) para pagar los salarios de los oficiales del servicio. No está claro en
~ absoluto si Toledo intentó cjeducir el grano de la paga de los traba{adores,
de trabajo eran flexibles. El total de salarios correspondientes, en reali-
dad, del ingreso.por granos, era 13.207 pesos (8.450 ensayados) o unos
J o si se debía suponer que el patrono lo pagase añadido ·a la paga. Est~
1 punto fue en realidad II1UY debatido· entre los .administradores de 1~ 1.200 pesos más de lo que se había recolectado. Por tanto, los salarios no
se pagaban en su totalidad 73 • .
) colonia en la década de 1620. Cualquiera haya sido la prácticá inicial; . Mucho de la oposición al pago de granos había surgido hacia comien-
" no sorprende que con el paso del tiempo los indios se encontrasen pa- . zos del siglo XVII, no sólo por parte de los indios, sino también de los
· gando el grano de sus pagas regulares. Un grupo de jefes de la mita, en administradores.· El presidente Portugal, de La Plata, criticó particular-
) 1620, protestó al rey, exclamando que se les obligabu a pagar a sus pro- \ mente la recaudación 74 ; y,.finalrnente, en 1618, el Consejo de Indias.
) pios verdugos: era quizá una referencia a los esfuerzos· que los protec~ concluyó que era injusta y debía cesar 75 • La cuestión surgió entonces de
'1!1 tares hacían para recolectar los granos, incluso llevundo a prisión a los manera inmediata: ¿cómo se pagarán ahora los oficios que eran pagados
68 72 AGI Charcas 52, «los caciques indios» a la corona, Potosí, 25 de marzo de
) Título 2, cláusula 21, véase Matienzo, Gobierno, p. 141.
1620, f. 2v.
~1 tB Ramírez de Quiñones se refiere a ello en su carta a la corona del 6 de mayo
73 Los salarios, y la historia de los granos, dados aquí, están tomados de AGI
de 1575. Véase nota 62, anterior.
Lirria 39, tomo S, Esquilache a la corona, «Gobierno N.0 5», Lima, 29 de abril de
) 70 AGI Charcas 35, manuscrito 1, «Relac:;ión del oficio de contador c:le la caja
. 1620.
) de los granos en Potosí», anónimo, sin fecha preCisa, pero d~ 1596; y AGI Lima 39,
74 Véase, e. g., parágrafo 6 de su carta a la corona, desde Potosí, 12 de marzo
«Cuenta de los granos ... », 10 de marzo de 1611, acompañando la. carta de don Die-
~ go de Portugal a la corona, Potosí, 12 de marzo de 1611. de 1611, en AGI Lima 39; y parágrafo 2 de su carta a la corona desde Potosí,
2 de abril de 1613, en AGI Lima 39.
. '! n ANB CPLA, tomo 8, f. 138v. (Minás, catálogo N.o 434), título del virrey
7S AGI Charcas 19, la corona a Esquilache, cédula real, Madrid, 10 de diciembre
) ) Velasco a Juan de Arce de Collantes, Lima, 21 de noviembre de 1597. -
de 1618.
J
)
.....
.. , ..._.,
. 176 Peter Bakewell Mineros de la .Montaña
.. -:, :··,.
Roja . •.
177 (
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(
con los granos? El Consejo reC{Jmendó simplemente emplear los «medios dores (veinticuatros) de Potosí, fueron encontrados responsables y se les
(
y cláusulas que resulten más a(;(;nsejables»: quizá sugería que el ingreso confinó en el cerro y en su· ingenio;;. En este mismo incidente puede
de alguna encomiencia vacante pudiera aplicarse para estos gastos. En la verse a los tres veedores en acción para: organizar los escuadrones de (
meciida de lo posibk, los productores de plata no serían recargados con rescate. de .los indios y hacer .llamar. a los capataces de las minas vecinas (
costes extra.· Estas directivas etéreas dejaban a las autoridades de Pení por e(~ic~fdl Ínayor. El cás~ ·hac~ la lectura pavorosa. Por temor a pos-
"(
en un estado de perp!ejidad. Nt, había ningún ingreso disponible de enco- teriores derrumbamiento, el cadáver de un indio encontrado enterrado
miendas que no hubiera sido cunvenientemente asignado, y era muy poco hasta el pecho, en la profundidad de la mina, fue, después de mucha dis- (
responsable por parte del Comejo pensar que podría haber. El resultado cusión, abandonado allí; y un intento de extraer otro cadáver en una
(
fue que no se hizo nada durante más de una década. Los mitayos conti"- posición menos peligrosa tuvo éxito, si esa es la palabra, sólo después
nuaron pagando granos hasta 1632, cuandoel virrey Chinchón, un hom- de habérsele cortado una de las piernas. (
bre sinceramente preocupado por las injusticias con Jos nativos, durante El mismo manuscrito contiene descripciones breves de casos ante- (
su mandato, actuando en colaboración con don Juan de Carvajal y riores, en los cuales el alcalde mayor de minas tuvo su participación. Estos
casos le muestran iniciando procesos a los propietarios ,de las minas y a (
Sande, su visitador ante la Audiencia de La Plata, decidió que hasta que
surgieran otras fuentes, no había más opción que transferir los costes sala- los supervisores, por diversos agravios a los indios; y demuestran que el (
71
riales a Jos productores de plata y al tesoro. El alcalde ,mayor de minas protector (o defensor) representaba a los indios ante el alcalde mayor •
(
debía cobrar del tesoro. El ofici0 de contador de granos 'debía cesar, dado Uno de los más duros alcaldes mayores de minas fue Carlos Corso
que no habría más granos para contar. El complemento del salario del de Leca, un innovador del purificado de fines del siglo xv¡, y probable- (
corregidor debía ser cancelado. Un quinto de los otros salarios (princi- mente miembro dirigente de la comunidad minera a comienzos del XVII. (
palmente el del protector y los tres veedores) debía venir de los fondos En 1607 la corona le nombró alcalde mayor. En 161 1 declaró, en la
descripción de sus servicios, que había reducido en gran medida el mal- (
generales del tesoro, y el equilibrio de una recaudación de 10 reales sobre
cada barra de plata de 30 kilos llevada a las purificadoras para su ensayo trato a los mitayos, ·simplemente eliminando Jos latigazos; había reducido (
y valoración impositiva (la recaudación variaría proporcionalmente al el tiempo extra en que se forzaba a los mitayos a trabajar los domingos
(
peso de la barra) 76 • --lfii:ry fiestas, para poder cumplir con sus cuotas de mineral; había visitado
Es difícil decir si los mitayos recibieron algún valor por el dinero todas las obrás y ordenado reparar y ampliar las galerías estrechas, y se (
durante las cinco décadas y media en que tuvieron que pagar granos. había asegurado de que a los mitayos se les pagase con mayor regulari- (
Por una parte, están los jefes de la mita lamentándose de tener que sos- dad. Todo esto debe quizá tomarse con algo de escepticismo, dado que
se trata de las palabras del propio Corso. Su táctica más original para (
tener a sus «Verdugos" (nota 72, anterior); por la otra, los informes de,
proteger los intereses de Jos indios es descrita, sin embargo, por él mis- • (
~ al menos, algunas instancias en que los oficiales cumplieron con su tra-
bajo. Qué proporción de las instancias totales representaron· éstas es, mo y por un testigo. Envió seis indios al cerro, vestidos como mitayos,
~ desde luego, la pregunta crucial y sin respuesta. Una descripción intere- con cada uno de los nuevos grupos semanales de trabajadores, como
(
::'!!.
l . (
',¡)1 sante de 1656 relata cómo el alcalde mayor de minas fue convocado, espías para observar el trato dado a los reclutados y ello condujo a pro-
cesos. Por otra parte, dice Corso, una vez que los mitayos se percataron
~ antes de las nueve de la mañana de un sábado, a una mina en la que
de que tenían en él un aliado, comenzaron a retardar el trabajo, « ... como ·
(
algunos indios habían quedado atrapados por una caída, y reaccionó exac-
~ tamente de acuerdo con la ordenanza 14 de 1599, de Velasco: hizo una los indios son de mala inclinación y cada día crece en ellos la malicia, (

~ investigación inmediata de lo que había ocurrido, encontrando quién car- van aflojando en el trabajo,., Así, tuvo también que castigar a los (
79
gaba la culpa e iniciando el proceso. En realidad, el mismo día, 14 de ociosos (
~

mayo de 1656, el" propietario de la mina, y no menos uno de los regi-
:"\ TT ANB Minas, tomo 125, itero 13 (Minas catálogo N. 0 859), «1652-1656. Compe- (
~ :· ~ :, ,~ r .
tencia de jurisdicción suscitada entre don Francisco Sarmiento de Mendoza y el (
~ 76 AGI Charcas 20, un pequeño expediente sin título sobre los salarios de los capitán Pedro de Montalvo ... :t, f. 7-7v.
veedores y del alcalde mayor de minas, con las decisiones de un acuerdo general 78 ANB Minas; catálogo N.o 859, ff. 46-62. (Véase nota previa para el título.) (
~ de hacienda, convenido por Chinchón, Lima, 17 de diciembre de 1631, y un auto
0
79 AGI Charcas 49, Carlos Corso de Leca a la corona, N. 249, Potosí, 22 de
marzo de 1612, parágrafo 1 (JHR). Véase también AGI Charcas 51, «<nformación (
~ de Carvajal y Sande, Potosí, 24 de mayo de 1632.

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1 - 1

)
178 Peter Bakewell 179
Mineros ,deJa Mpntaña Roja ·
)
Podrían ser citados otros ejemplos de actividades, sin efectos conclu~ iglesia principal y frente a la Plaza de la Fruta. En 1573 Toledo mejoró
yentes, de estos distintos oficiales de los servicios sociales, pero será más
., provechoso volver ahora a la instancia final de la preocup'ación de !ÜS
la estructura inicial, agregando mayores habitaciones y un enorme cemen-
terio para los indios que morían durante el tratamiento as. ·
españoles por las condjciones de vida y de trabajo de los indios ~ des~ · - -El. cpns~jo.,.de la ciudad _dirigió el hospital probablemente. desde sus
cribir aquí: el hospital. · · -· ::·.'· · · ·· · ··
comierizos hasta cerca de i 620. En J589 se describe, a sí mismo, com.o el
El Real Hospital de la Veracruz fue propablemente la única institu- patrón, y designa administrador a un tal padre Antonio de Escobar, cuya
ción realmente signiíicativa para el bienestar de los indios. en Poi~sí. tarea era decir misa, confesar a los enfermos y ayudarles a «bien morir>~ óo.
Se fundó hacia 1555 ~. Desde el comienzo 'pa~ece haber sids> un~ instit4- La plantilla médica estaba también nombrada por el consejo: en 1603 el
ción secular. Toledo, en un informe de 1573. sobre cuestiones religiosas hospital tenía un médico, un cirujano, un barbero, una enfermera y pro-
) en Potosí, no menciona la participación en los, asuntos hospjt!llarios,·p~sa­ bablemente un farmacéutico a cargo de la botica r.. La responsabilidad
) dos o presentes, de ning~na de las tres órdcpes (frariciscános, doni.ii:licos del funcionamiento del hospital pasó del cabildo a la hermandad con la
y mercedarios) residen¡es allí por entonces 81 a~:~nque alguno~ frailes á~ te~

, Constitución de ésta, poco antes de 1620. Tal vez la orden del rey en 1617,
J

) riores, al menos, trataban a los indios en sus parroquias, pero aparenté- aunque de hecho había surgido espontáneamente una hermandad antes
mente no en el hospitál 11 • · · · · · - ·•
de que llegase la orden regia, sobre el modelo de aquellas que servían
El aspecto médico de la historia del hospital n~ se muestra en los en los hospitales de Lima, Santa Ana y San Andrés 38 • Los hermanos, en
')
registros consultados para este libro. Sólo se dispone de cifras groseras número de 24, se ~escriben a sí mismos como «personas de fortuna

'
)
de pacientes y no más que para dos años: 150 en 1593, y más de 100 diez
años después u. Inevitablemente los accidentes de las minas -miembros
fracturados o rotos, ra~guños o desgarramientos de tejidos....:... habrían si.do
privada» empujados por la caridad y el deseo de servir al rey y a Dios,
y como tales básicamente aptos para asumir el control del hospital. Ade-
más visitaban a los pacientes y contribuían con dinero. Hicieron una
) comunes, y las amputaciones, reducción de fracturas y pérdidas de san- donación inicial de unos 6.300 pesos, gastados en reparaciones de la
) gre, ocupación, la mayor parte del tiempo de los cirujanos~. El. «fármaco estructura 89 •
normal era el azúcar en el tratamiento de enfermedades infecciosas como
p La herman.dad puso mucho énfasis en la restauración del edificio.
la viruela. (La gente de las áreas· rurales alrededor de Potosí aun hoy·la Queda por verse si su generosidad inicial continuó con el tiempo. En el
1 consume principalmente como medicina.) Poco más se dice en los in- pasado los fondos habían sido a veces ·una fuente de dificultades. En las
) formes sobre la estructura, los fondos y la organización de la institución. primeras dos décadas de vida del hospital, el principal soporte· parece
La Planta general de Potosí de finales del siglo xvr, sitúa al hospital haber provenido de la caridad, quizá con contribuciones mínimas del
) en el centro de la ciudad, hacia el este, al otro lado de la calle de la tesoro. Según un informe de 1561, el virrey Cañete había ordenado la
1 concesión de unos 4 70 pesos (300 ensayados), a ser entregados anual-
nueva de servicios de Carlos Corso de Leca:., La Plata, ¿noviembre? de 1611 mente de los ingreSos regios 90 • Pero, como siempre, fue Toledo quien
-,"'
/ (JHR). . .
10 An.áns, Historia, tomo 1, p. 150, da el año 1555. Un memorial del cabildo de creara ordenamientos más permanentes, disponiendo que cada mitayo
Potosí, que alude a una provisión del virrey Velasco, El Cercado, 6 de mayo de
) .1599 (ANB Rück, manuscritos N." 2, provisiones de Velasco, f. 49), prefiere 1556.
11 AGI Lima 29, tomo 1, Toledo al rey, Potosí, 20 de marzo de 1573, «Eclesiás-
as An.áns, Historia, tomo 1, p. 150.
ANB Minas, catálogo N.o 29-tb; Potosí, Libros de acuerdos, tomo 5, f. 405 v.,
1 tica•, f. 102v. ·
86
acuerdo .del 15 de noviembre de 1589.
a:z Por ejemplo, el tesoro da cuenta de un registro de pagos de fondos regios a
) S7 «Descripción de ... Potosí..., 1503:., p. 378.
los dominicos en Potosí, por la compra de remedios para los indios de Chucuito, 88 AGI Charcas 55, once hermanos a la corona, Potosí, 25 de abril de 1520.
¡') a cargo de ellos, que padecían viruela. AGI Contaduría 1801, data de 1551, pliego 25. 89 AGI Charcas 55, cabildo y hermandad del hospital regio de la Veracruz al
1 e Cabildo de Potosí a la corona, 25 de febrero de 1593, citado por Gunnar Men- rey, Potosí, siri fecha (claramente, de la década de 1620). En justificación del título
) doza en An.áns, Historia, tomo 1, p. 220, nota 2; también, «Descripción de ... Po- regio del hospital, ciertamente en utilización corriente por esa época, la hermandad
tosí... 1503:., p. 378. · sostenía que la plata producida por los indios se transformaba en patrimonio regio
) ~ Unas cuentas del tesoro, de 1561, muestran un desembolso de la corona de (dudoso punto, aparte del quinto), y en consecuencia, los indios heridos en las minas
") 4 pesos para un bisturí y 3,5 pesos para una jeringa, aunque no queda claro si y tratados en el hospital podían decir que habían padecido al servicio del rey.
para el hospital o alguna orden religiosa. AGI Contaduría 1801, data de 1551, 90 AGI contaduría 1801, data de 1551, pliego 34. No se da la fecha de la orden
) pliego 28.
de Cañete.
)
)
·;
(
"~­ (
180 Peter Bakewell 181
Mineros de la Montaña Roja
~ (
f contribuyera con unos 7 reales (medio peso ensayado) de sus propias dios, y fue ciertamente considerado como un hospital indio por los virre-

,
(
pagas. Para, la época de Capoche esta recaudación se traducía en unos yes, desde Toledo en adelante, entraban allí gentes de todas las clases,
~ 10.300 pesos' a~uales para el hospital 91 , o sea, lo que habría sido casi de porque durante varias décadas fue el único hospital de la ciudad. En (
esperar cuando las mitas todavía llegaban en cantidades cercanas a las 1610, sin embargo, se creó otra institu::ión, el Hospital de San Juan de
96
establecidas por Toledo. En 1603 el ingreso llegó a 30.000 pesos anuales, Dios, que pudo haber atendido a españoies y a otros que no eran indios •
~ (
cifra notable considerando que por entonces ya habían declinado las re- En balance, parece seguro que el hcspital realizaba algunos servicios
~ mesas de la mita;:_ La fuente de esta riqueza (más allá de las contribu- útiles a la comunidad de los indios que trabajaban en la minería y en el (

~ ciones de los mitayos) es desconocida, aunque en realidad el hospital purificado, pero al mismo tiempo se quedaba considerablemente corto (
recibía una asignación anual de unos sesenta indios provenientes de la respecto a lo que debía, o podría haber hecho. El mismo veredicto insa-
~ mita, y cuyo trabajo vendía con una posible ganancia de 9 a 12.000 pesos tisfactorio, e inevitablemente impreciso, se aplica al conjunto de la ma-
(
'~ anuales 93 • quinaria de protección de la vida e intereses de los indios en Potosí. (
Al mismo tie-mpo que el Consejo de Indias ponía fin a los granos, Las ordenanzas de servicios y seguridad fueron escasas y estuvieron lejos
~ de tener amplitud; pero aceptada su ineficacia, es algo sorprendente en-
(
el rey, en 1618, cancelaba los pagos de los mitayos al hospital. De hecho,
t) sin embargo, los mitayos continuaron haciendo sus pagos por algunos contrar que se aplicaran de alguna manera, y lo fueron al menos en cier- (

~ aúos -al menos hasta 1627-, pero hacia 1632 se 1es alivió de estos tos momentos. Puede decirse con certeza que sin la legislación protec- (
¡¡.. gastos 94 • Después el hospital, aparentemente, dependió de las donaciones tora existente, y sin la jerarquía de oficiales que de tiempo en ·tiempo
!1 (
que en 1629 llegaban a más de 34.000 pesos; y también gozó, por regalo la ponían en vigor, los indios que trabajaban en la producción de plata
~ de la corona, del ingreso de un corral de comedias en Potosí, por mucho en Potosí habrían empeorado más de lo que estaban. Puede con confianza (
que pudiera parecer 95 • añadirse que las condiciones de trabajo para todas las clases de traba-
~ (
·
El fin de la:; contribuciones de los mitayos al hospital, hacia comien- jadores, tanto como las pagas, estuvieron lejos de ser iguales. La especia-
~ zos de la década de 1630, alejó una fuente justificada de quejas, dado su lización del trabajo, desarrollada como reacción a la escala y compleji- (

~ fondo: los espailoles eran trataúos allí sin cargos y, en consecuencia, dad de la producción de plata introducidas por la amalgamación, implicó, (
en alguna medida, a expensas de los indios. Aunque el Hospital Real como era lógico, que aquellos con mayores especializaciones (hablando
~ de Veracruz había sido aparentemente fundado para cuidado de los in- con amplitud, los mingas empleados en el corte y purificado del mineral)
-(
~ tuvieran mejores condiciones y tratos que Jos mitayos aplicados a cargar
91 Relación, p. 146. mineral y otras tareas sin especialización. Al mismo tiempo, no obstante, el
~ 92 «Descripción de ... Potosí..., 1603», p. 378.
(
93 Cuarenta y ocho mitayos habían sido originalmente asignados por Toledo,
tamaño mismo de Potosí pudo haber significado algún refugio, dada la
~ en 1575, como subsidio de personal al médico que él había nombrado para el hos- cantidad, para todos los indios que trabajaban en la industria de la plata. •
(

~ pital, doctor Vázquez. Véase BNP, manuscrito B511, ff. 435-470v., «Repartimiento El posible anonimato entre la masa parece, en cierta medida, haber pro- (
general que el excelentísimo señor don Francisco de Toledo ... hizo de los indios tegido a los trabajadores de verse retenidos por deudas: una práctica
~ que han de venir a la labor y beneficio de las minas de la villa imperial de Potosí•, con mayor probabilidad en las minas del distrito, por su aislamiento y
(
Arequipa, 10 de octubre de 1575. Iban n trabajar en el ingenio de Vázquez. Más
~ tarde, Toledo incrementó el número hasta sesenta. El virrey conde de Villar escasa población. (
!) (1584-88) asignó estos mitayos, sin embargo, al hospital, y entregó un pago al con- (
tado, por su designación como médico, al doctor Castillo. El salario en 1596, según
~ se informa, era de unos 2.800 pesos (1.800 ensayados). Véase, para estos sucesos, ·(
ANB Rück, manuscritos, N.• 2, provisiones de Velasco, 1596-1605, f. 37, provisión,
~ Lima, 1 de diciembre ae 1596; y AGI Charcas 32, manuscrito 42, «Lo que informó (
el marqués de Cañete sobre el negocio del -hospital de Potosí•, Valladolid, 18 de
~ septiembre de 1603.
(
~ 94 AGI Charcas 20, auto de don Juan de Carvajal y Sande, Potosí, 24 de mayo (
de 1632, en un expediente sin título (véase nota 76).
~ 95 AGl Lima 41,.tomo 3, virrey Guadalcázar a la corona, Lima, 8 de marzo de (
1627, «Gobierno N.0 4•; y AGI Charcas 55, don Pedro de Andrade y Sotomnyor 96La fundación del hospital San Juan es asentada por Gunnnr Mendoza en
1 a la corona, Potosí, 18 de enero de 1692, f. 2. Arzáns, Historia, tomo 2, p. 142, nota 2.
(

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C)

Apéndice .1 . ,· ~

Esclavitud ·

~)

\1
) ,.
)

')
l
~
..,_ Si en las páginas precedentes no se han hecho referencias al trabajo
1 de los esclavos (esto es, esclavos como bienes), la razón es que las fuentes ......
) primarias fundamentales de este libro dan apenas esbozos de este tipo .:~
.de trabajo er;t la producción de plata de Pot_osí.
) La-esclavitud ,india parece haber sido escasamente conocida en Potosí.
) Juan de l\:latienzo da el primer indicio de que los Chiriguanos -el pue-
(\
blo de las laderas de las montañas y de las sierras bajas más allá de
}
La Plata- pudieron haber sido esclavizados, dado que habían sido gue-
) rreros 1• Esta sugerencia recibió la aprcbación de la corona en 159ó 2 ,
) pero parece no haber tenido nunca la consecuencia de algún esclavo Chi-
riguano presente en Potosí, en la minería u otra ocupación. .
) Eixten referencias ocasionaies de la presencia en Potosí, o en sus
) alrededores, de indios esclavizados de otras regiones. Toledo emitió un.
auto en 1573, por ejemplo, que establecía que los colonizadores de Tucu-
) mán y de Santa Cruz de la Sierra debían devolver o enviar los sirvientes
) indios a las montañas, y emplearles en tareas agrícolas y otras tareas
(aunque no, aparentemente, en la minería). Algunos fueron vendidos a
) chacareros y nunca volvieron a sus tierras. Toledo consideró que esto
) infringía las regulaciones que prohibían los servicios personales de los
)
) 1 Matienzo a la corona, La Plata, 20 de octubre de 1561, en Levillier, Charcas,
tomo 1, p. 55.
_) 2 ANB Cartas N. 0 601, la corona a la Audiencia de La Plata, San Lorenzo, 17
de septiembre 1596.
j
195
))
J)
~{Y...~~~-?t'~:~~~~~~~~·~·?'J"":"~';':'.....':" ·: ~·•f"=.,:. ~-~•o;,¡-. ~-:"•i-0":" ',. ,~ ..,~-.,~:r::'~ ~ ...-.-M~......_-...----·~--------.--•-.....,.-
...... ....

)
(
(
19ó Peter Bakeweil Mineros de la Montaña Roja 197 (
3
i;¡dios, si no directamente la esclavitud • A pesar de sus intentos para na sobre la cuestión, don Rafael Ortiz de Sotomayor, corregidor de Potosí,
t:-cner las cosas en orden, los indios de Tucumáa continuaron sufriendo escribió en 1610 que aunque Potosí era demasiado frío para. el trabajo (
el mismo trato en !586 ".Pero, debe repetirse, no hay pruebas hasta hoy de los negros en la mina, quizá fueran útiles en los trabajos de puri-
e:1 día sugerentes de que tales esclavos, o quasi esclavos, tuvieran alguna (
ficación, a pesar de que «trabajar rodeados de tierra y agua les produce
p2~ticipación en la producción de plata. 8
miedo» • De hecho, otro iníorme de Jos mismos años dice que los negros (
Finalmente, podemos registrar una venta en Potosí de esclavos indios habían sido ya probados en las purificadoras, particularmente para tra-
ce Chile, en 1635 '. No es posible establecer si las cuatro personas ven- (
bajar con los cajones donde se hacían las amalgamas, pero se les encon-
Jiüas -de ed:~des de dieciocho, diecinueve, veinte y treinta y cuatro años, tró ineptos (por razones no explicadas) y fueron retirados. Otro proble- (
y todos aparentemente varones- eran Araucanos, cuya esclavitud estaba ma con el trabajo de los esclavos negros en la producción de plata fue (
?crmitida ~n el siglo XVII 6 ; tampoco lo es el propósito para el que fueron gue los indios les tenían miedo: más del que tenían a los españoles 9 •
comprados. La investig:~ción de la fecha ha revelado que no hay más ejem- Quiz:í los indios no fueron íos únicos que tuviesen miedo. Una sensación (
plos de venta de indios chilenos en Potosí en el primer siglo, aunque otros de recelo recorre muchas de estas objeciones oficiales al incremento del (
casos no pueden ser excluidos. núme::-o de negros en Potosí: son «gente tan libre y de mada incli-
En cuanto al trabajo de los esclavos negros en Potosí, las fuentes con- nacióm> 10 • (
sultadas para este libro no ofrecen nada con qué contradecirlas, o que (
7
o:og;eguen algo sustancial a las conclusiones extraídas por Inge Wolff •
Escas son, en pocas palabras: la excesiva altitud de Potosí limitaba la (
capacidad de los negros para trabajos físicos p·~sados; según informes '.··
contemporáneos, haber sometido a los negros a tales trabajos en las minas
de Potosí les condujo a una muerte rápida; en vista de estos problemas, (
los mineros encontraron que no valía la pena invertir en mano de obra (
cSl:iava negra Jos muchos cientos de pesos que costaba un esclavo. Según
(
\Volff, unos 5.000 negros vivían en Potosi a comienzos del siglo XVII.
:\luchos eran esclavos domésticos de comerciante:, oficiales y productores (
de plata. Otros varios eran artesanos, y varias docenas de esclavos negros
(
estaban empleados en la acuñación de moneda. Algunos de Jos 5.000
fueron, sin duda, liberados, dado que en especial, se les encontró, libres, (
·~n las chacras agrícolas alrededor de Potosi. · (
Debe agregarse un pequeño detalle a estos hallazgos. Mucho de la
discusión, que tiene su origen en el gobierno local, en relación al deseo (
de reemplazar el trabajo forzado de los indios por el de los esclavos ne-
gros, ocurrió en la primera década del siglo XVII. Al contestar a la coro-
(
J AGI Charcas 16, manuscrito 57, auto de Toledo, La Plata, 2 de nov:embre
(
de 1573.
4 AG l Charcas 42, manuscrito 1, gobernador Juan Ramírez de Ve lasco a la
(_
corona, Santiago del Estero, 10 de diciembre de 1586.
s CMP EN 89, ff. 208/v.-90, Potosí, 26 de septiembre de 1635, «venta de indios (
esclavos,.. 8
AGI Charcas 49, Ortiz de Sotomayor a la corona, Potosí, 16 de febrero 1610,
6 Atnold T. Bauer, Chilean rural society 'jrom the Spanish conquest to 1930 con real cédula al corregidor de Potosí, Lerma, 26 de julio 1608 (JHR).
(
(CJmbridge, Inglaterra, 1975), p. 7. · · 9
AGI Charcas 35, manuscrito 109, oficiales regios de Potosí a la corona, Potosí,
7 -:cNegersklaverei und Negerh:mdel in Hochperu, 1545-16-10. fahróuch für
(
18 de febrero de 1610, parágrafo l.
Gcschichre van Staat, Wirrschait und Gese/lschaít Lateinamerikas, Band 1 (1964), 10
pp. 157-86 (y especialmente 160-69).
AG l Charcas 19, don Diego de Portugal (presidente de la Audiencia de la l
Plata) a la corona, Potosí, 15 de febrero de 16 H.
(
(
(
-,

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,, Apéndice· 2

'1
)

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~
' 1

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1
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~ SELECCIO!'i DE PRECIOS EN POTOSI, 1587-1649
(PESOS CORRIENTES DE 272 MARAVEDIES)
L..
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lTE:,¡

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1

.·Vio Coca (cesto) Llarr:as


l,/ in o peruano
(batija)
-
,., J

1
!587
1589
11,43 [4]
10,86 [32]
10,52 [13]
8,65 [21]
12,73
15,10
[3]
[11]
1394 - 8,10 [15] 12,37 [3]

'y ) 1599
1604
1609
-
9,64
7,00
[5]
[1]
-
6,05
8,84
[19]
[7]
12,00 [1]

16,78 [11]

'
161"4 8,12 [ 4] 6,95 [8]
i620-21 (enero-julio) 6,84 [3] 5,71 [10] 12,36 [17]
"} 1625 7,16 [9] 7,49 [14] 14,07 [13]
i630 6,21 [18] 5,08 [11] 11,91 [5]
) i635-36 (enero-mayo) 4,77 [7] 4,59 [20] 13,00 [ 1]
-
;> !640
1645 -
4,85
4,51
[3]
[4]
1 1649 5,51 [4] 4,06 [5] 15,00 [1]

;-..¡OTA: Las cifras entre corchetes que siguen a cada precio indican el número de
1"' ventas a partir de las cuales se calcula el precio. El <<guión» significa
que no hay registros de venta de ese ítem en las fuentes consultadas, para
y
1 " }

el año considerado. ·
FuENTES: Contratos de ventas registradas en los libros notariales de Potosí p·ara
1

v los años de las columnas. Todas son de CMP, Escrituras Notariales.


199
)
y ··~ "

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Glosario
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(
(

a pire Trabajador, usualmente mitayo, empleado para cargar mi- (


.....
neral u otro material en una mina. Del quechua: apay
(
(transportar, cargar).
(
ayllu Qoechua: el grupo cumunitario básico en la sociedad na-
tiva de los Andes Centrales, con posesión de títulos sobre (
b tierra, con equipos de trabajo organizados solidariamente
y con varias otras funciones colectivas. La palabra que- (
chua significa, fundamentalmente, vinculaciones de linaje (
o cie parentesco.
(
~ azoguero En Charcas, el propietario de una refinería o ingenio para
(
la piara. La mayoría de los azogueros eran también pro-
a\
;¡ pietarios de minas. (
~ barretero Trabajador "de las minas cuya tarea princip<ll era cortar el (
mineral con mariillos, cuñas y barras (barretas).
~ (
lvlolino de martinetes en una purificadora de plata. En una
~ cabeza
de ingenio purificadora por agua, la rueda hidráulica puede hacer gi- ' (
~ rar una o dos cabezas, según que el eje se extienda a un
(
lado o a ambos lados de la rueda.
~
Consejo de la ciudad, compuesto por concejales (llamados (
cabildo
~ los veinticuatros en Potosí), ~agistrados (alcaldes ordina- (
~ rios) y una variedad de otros oficiales.
(
~ casilla Mineral rico en plata, adaptable al fundido con guayra
(q.v.) en las primeras décadas de la existencia de Potosí. (
~
201
~ (
~
i (
~
...------r

') 202 Peter Bakcwell l-rlincros de la Montaña Roja 203


.,
) cajón Recipiente para purificar la plata por medio de la amalga- entero La entrega de la mita gruesa o mita ordinaria (q.v.), es
'\ ;nación. El cajón era una división del buitrón, piedra con- decir, el número de trabajadores realmente abastecido por
)
tent:dora r.:ctangular, construida sobre una bóveda. El bui- el reclutamiento para la producción de plata de Potosí,
\
) :rón podía estar dividido con tablas en doce o más cajo- anualmente, o para cada una de las mitas ordinarias en las
'\ nes. En Potosí un ,..::~jón tenía capacidad para 50 quintales que la gruesa se dividía una vez que los hombres estaba;-¡
) en Potosí. Las cifras citadas en las fuentes contemporáneas
(unos 2.300 kilosl de: mineral triturado. En el siglo xn, los
\ procesos de purificación en cajones se aceleraban a menudo para el entero pueden resultar, sin embargo, desorientado-
)
~ mediante la aplicación de calor, desde la bóveda, por de- ras, porque a menudo incluyen trabajadores enterados en
·) bajo del buitrón. plata, es decir, hombres en lugar de los cuales los curacas
'\ u otros trabajadores hacían pagos en dinero a los pat:ronos.
\ chacra Huata pequeña, de propiedad privada. Del quechua: chaj-
\ m, trabaja·r o sembrar la tierra. estado Medida lir:_eal de dos varas (q.v.): 1,67 metros.
1

charqui Tasajo.

'
gremio (De azogueros). El cuerpo formal, colectivo, de los propie-
chicha Bebida fermentada, preparada a partir del maíz. Su prepa- tarios de las minas y refinerías en Potosí. El gremio s~
1 ración incluye la masticación del grano por las mujeres vie- constituyó legalmente en 1611. (Véase Arzáns, Historia,
tomo 1, p. ló7, n. 0 4.)
~ jas. La ac.:ión de las enzimas salivares acelera indudable-
mente la conversión de la fécula en azúcar. Tiene un gusto
guayra Pequeño horno, de diseño nativo andino, para purificar
~ al que hay que acostumbrarse.
el mineral metálico. Del quechua: huayra (aire, viento), ya

"J
chuño [ndudablemente. la primera forma de papa seca congelada. que el tiro para el horno no provenía de fuelles, sino del
\ Los pueblos nativos andinos desarroliaron un proceso para aire a que quedaba expuesto.
) preservar la papa (propiamente nativa de los Andes). su-
mergiéndola alternativamente en agua corriente y exponién- hatunruna Quechua: fatunruna, el hombre común en los tiempos an-
dola al aire de la ncche y el día. El resultado es una sustan- teriores a la conquista.

'
}
'\)
1

cura ca
cia gris con text'-i:-a d.; masilla; es otro gusto al que hay
que acostumbrarse (véase chicha).
Importante jefe de distrito en la estructura en décimos del
gobierno incaico. Los curacas conservaban la autoridad, y
indio de
faltriquera
indio vara
Un «indio de bolsillo», es decir, el pago recibido por un
patrono en sustitución de un trabajador reclutado.
En Potosí, en los tiempos anteriores a Toledo, un trabaja-
.... en ocasiones, en realidad, la incrementaron después do:' la
dor nativo de las minas, que, en esencia, alquilaba un cierto
1 sector (número de varas) de una mina a su propietario
conquista espaii.ola ..Eran llamados a menudo cacique:; por
} los espnñoles, influenciados por la práctica en M¿jico y el
español. Los indios varas parecen haber sido casi indeper.-
dientes; a pequeña escala, empresarios mineros y refin<e-
) Caribe.
dores estuvieron en actividad durante un cuarto de siglo,
~ de huelga Término aplicado a la parte de la mita gruesa (q.v.) que en más o r.1cnos. después del descubrimiento de minerales en
J
cualquier momento de la mano de obra reclutada, no esta- el cerro rico de Potosí.

'',
ba aplicada a la producción de plata.
ingenio Término normalizado de un molino de purificación en
encomienda Mecanismo organizativo fundamental de los inicios del im- Charcas, correspondiente a la hacienda de minas de Nuev:1
. perio español en América. La corona, o un agente de ella, España .
asignaba el tributo (en géneros o trabajo) de una o más ~

comunidades nativas a entregar 'a un colonizador. A cam- le guaje Pago a los mitayos por el tiempo gastado en viajar a/y des-

'J
')
bio, el colonizador (encomendero) daría a la gente nativa
asignada (encomendados) protección física, evangelización
e jnstrucción en las costumbres y prácticas españolas. El ob-
jetivo era estimular un asentamiento español disperso, la
llampo/
de Potosí.
Plata de calidad pobre que rodea la cacilla (q.v.) en la

llamperia veta.
) actividad económica. la conversión y trasculturación en la
población conquistada, y su defensa. mara y Véase quimbalete.
)
)
,/
)
1
\
\
'

204 Peter Bakewell Mineros de la Montaña Roja 205 (

minero El supervisor o mayordomo (pero nunca el propietario) de abajo alternativamente por dos hombres, uno a cada extre- (
~ una mina. mo, y al mecerse, la roca (maray) aplasta el mineral colo- (
í) cado d_::bajo.
minga Trabajador contratado y con paga. La palabra y los térmi- (
~ nos derivados mingar y mingado (contratado), provienen quintal Unidad de peso, equivalente a unos 46 kilos.
del quechua: mink'ay (contratar un trabajo recíproco). {
~ quipu Sistema de cuentas andino, compuesto por cuerdas colo-
mita gruesa ?\'ú:nero total de trabajadores forzados conducidos a Po- readas y con nudos, que registra información numérica, (
~ tosi anualmente mediante el sistema de reclutamiento idea- y en general sirve como instrumento nemotécnico. (
~ do por el virrey Toledo. Del quechua: mit'a \turno de algu-
ranchería Barrio de viviendas nativas de Potosí. La ranchería prin-
na tarea) y del castellano: grueso (grande). (
}) cipal se extendía entre el centro de la ciudad y el pie del
mita ordinaria La porción (nominalmente. un tercio) de la mita gruesa cerro. (
~ (q.\'.) que en todo momento se encontraba separada para
(
las ta~as extractivas y de purificación en Potosí. repartimiento En el contexto de Potosí y la mita, la asignación periódica,
m.
;g por el virrey o alguna otra autoridad oficial, de las remesas
El que trabajaba en una mita (q.v.). Del quechua: mit'ayu¡.
~ mitayo de trabajadores para los patronos de las minas y refinerías.
En el período discutido en este libro, los repartimientos en (
pallar Escoger, entre el mineral descartado, pieiás abandonadas

'
~
9
de material que contiene metal. El trabajador que realiza la
tarea es un palliri. Ambos términos derivan del quechua:
pallay (juntar, recoger).
Potosí eran revisados a intervalos aproximados de diez
años. En Nueva España, repartimiento .era el término gene-
ral para el sistema de trabajo reclutado dirigido por el Esta-
do, contrapartida del sistema de la mita de Jos Andes cen-
(

...

,
~

j)
pella En el proceso de amalgnmación Jcl purificado de la plata,
la nmalgama de pinta y mercurio que permanece después
que la <<SOpa» ae minera], mercurio, sal, agua y a veces
otros ·.<ingrediente~», ha sido j;:¡vada.
socavón
trales.
Del ca~tellano: socavar. Galería subterránea horizontal,
·iniciada generalmente en la ladera del cerro.
(
(
(
vara- Medida lineal de 0,833 metros. (
peso T -:r:nino dado a v;:¡rias unidades monetarias de cuentas e
~ intercambio en el imperio español. En este .libro, los pre- vccdor Inspector d-: minas a sueldo, oficialmente designado. (
t cios y pagas han sido convertidos a pesos de plata co-
rriente, de 272 maravedíes. Era la unidad patrón en las veinticuatros Véase cabildo. (
D transacciones corrientes: una moneda de plata que pesaba yana cona En los tiempos anteriores a la conquista, una persona no (
p una onza (unos 30 gramos), subdividida en 8 reaies de 34
maravedíes. Corresponde al peso de oro común de Nueva
perteneciente a ningún ayl/u (q.v.), pero ligada a alguna
figura destacada de la sociedad nativa, que trabajaba en (
~ España, y al peso de a ocho [reales]. La unidad ¡::atrón de cualquiera de las diversas tareas. El status era hereditario.
cuentas para la hacienda real de Potosí era el peso ensa- (
~ yado, cuyo valor variaba entre los 42j y 4j0 maravedíes.
Después de la conquista, muchos yanaconas supervivientes
transfirieron su fidelidad y servicios a los españoles. Pero (
~ piña Pieza de plata purificada que queda después que se ha vo- hacia la mitad del siglo xvr, el término tenía la c:<nnotación
de un vínculo personal y estrecho con un español, y el (
latilizado el mercurio de la pella (q.v.).
estar libre de obligaciones de tributos del reclutamiento
pongoJ Indio supervisor de algún grupo de tareas. El término pro- para el trabajo.
viene del quechua: punku (puerta), a través de la noción (
de portero, guardián.
(
quimbalete Mecanismo primitivo, de diseño andino, para triturár el'
mineral. Consiste en una roca mediana con perfil de media (
luna y la superficie superior plana, donde se encaja una (
¡~ viga, cuyos extremos, que sobresalen, son empujados hacia
1 (
il? (
!1)
f~ (
T

Fuentes primarias
1
~

\
-)
'\

'>
'\
\
'\
)
"%
)

'\

..)
\

• )
Durante la preparación de este libro se consultaron manuscritos en los
siguientes archivos: Archivo General de Indias (AGi), Archivo de !a Uni-
'~.o:

' ). versidad de Sevilla (AUS), Biblioteca Nacional de España (BNE), Biblioteca


Nacional de Perú (BNP). Archi·•o de la Casa Nacional de la l'vloncci::l en Pe-
'· tosí (C.'!P), Archivo Nacional de Bolivia, Sucre (ANB), Archivo General de
') la Nación Argentina (AGNA) y división de manuscritos de la Bibiioteca Bri-
tánica (BB) (antiguamente Museo Británico). La siguiente es una lista de Jos
1
) volúmen_.s o paquetes de les que se ha extraído información para este trabajo.
.... Los título; de los documentos individuales hi!n sido dados en las notas de pie
de página .
.,.)
Archivo General de Indias (AGI): Charcas 16, 17, 18, 19, 20, 21. 3.1, 32,
' ) 34, 35, 36, 40, 42, 46, 47, 49, 51, 52, 54, 55, 56, SO, 134,266, 415; Conta-

,
~
duría 1.801; Escribanía (de CámarR) S65A; Indiferente General 85 7,
1.239; Justicia 667; Lima 28A, 2SB, 29, 30, 34, 35, 38, 39, 40, 41, 44,
1) 45, 54, 270, 313; Patronato 238.
Archivo de la Universidad Sevilla (A.US): Vol. 330/122.
} Biblioteca Nacional de España: 1!anuscrito 3.040.

~ Biblioteca Nacional de Perú (BNP): Manuscrito B511.


~ Casa Nacional de la !vfoneda de Potosí (ClvfP): Cajas Reales (CR) 7, 30, 72,
)
201, 229; Escrituras Notariales (EN), 8, 44, 89.
1
"\ Archivo Nacional de Boíivia (ANB): Audiencia de Charcas, Libros de

-,)) Acuerdos 3; Cabildo de Potosí: Libros de Acuerdos (CPLA) 5, 8; Escritu-


ras Públicas (EP) AguiJa 1599, Soto 1549, 1551, Reinoso 1539, Rojas

) 207

1 ~
208 Peter Bakewe!l Bibliografía escogida
1550; Minas 3, 9, 15, 123, 125, 131, 143; Reales Cédulas 3; colección
Rück 2, 3, 6.
I~ Archivo General de la Nación Argeniina (AGNA): Sala 13, cuerpo 23, ma-
. 71-
nuscrito 10-2 .

'r~,,-
BiiJiioteca Británica (BB): !vlanuscritos adicionales 13, 94 7; Sloane, manus-
critos 3.055.
t;' (
(
(
(

(
~ (
~
(Obras citadas en notas o consultadas de manera sustancial en la preparación {
del texto.)
~ (
(
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209 (
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~
1 (
i""<.,¡/
.(
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;,,.;
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,@)· (
·~ (
Indice de nombres y de temas

~)

)
)
-)
)
'"')

'
")
"')
abusos (contra mi:ayos): por jefes nati·
vos, !02, 120-21, 123-25, 137, 172; por
cedimiento, 35-37; ventajas técnicas de
la, 33-34
.•.
¡·

!•
mineros y refinadores españ:Jles, 156· apires, 144, 148-49, 158-59
y 170. Véase ta:néién, sobrecarga de tra- apirepongos, 145
bajo, trabaje por piezas, ver.;a Arequipa, 53, 83, 95

'
')
j
acuñación, en Poto.sí, !3ó, 137. 140, 141
Agrícola, Georgius, 35
agricultura, 20, 22. 23; competmcia con
Arriola. don Martín de: y el peonaje por
deudas en los Chichas, 170-71
Arzáns y Orsúa y Vela, Bartolomé: des-

,
') la minería por la mano de cbra, 121·
124; alcalde mayor de minas, 152, 175;
obligaciones, 1.52; que actúa¡¡ en favor
de los trabajadores; 175-i8; q:.~e juzgan
cripción de la ranchería, 107; exalta-
ción de Potosí, 20
Asángaro, 54
asistencia de Jos trabajadores indios. 136,
') casos de mineria, 172-73. Yiase tam- 1.37, 140, 141: juicios sobre, 70, 103
') bién Corso .de Le:a, Carlos Audiencia de La Plata: fundación, 25;
alguaciles, 175 y gobierno de Charcas, 100 n 25
)) alimentos: adquiribles con la paga de la Ayáns, Antonio de, S. J.: sobre las he-
mita, 120, 121, 122 ridas y la mortaiidad, 151 n 22
') Allison, Marvin J.: sobre las eclermeda- Ayllu, 48, 192
de$ de las minas, 155 n 29
'l Almadén: fuente de mercurio, ~O
Alonso Barba, Alvaro: sobre los guay· Bargalló, Modesto: sobre la amalgama-
~ ras, 32 ción, 33
)) amalgamación: costes de capitil, 87, 88; Barnaclas, Josep M., 49, 58
como innovación en Potosí, 43, 76; barreteros, 121; pagas, 132, 144
') escuelas de, 87, 144; efectos socioeco· beneficiadqres, 14 5

» nómicos, 32, 33, 185; y espeólización


del trabajo, 144; introducción en Perú,
32-33; materias primas, necesarias para
Benino, Nicolás del, 37 n 56, 38
Berenguela, 44
bien público, como justificación de la
') la, 36; por indios de huelga. 86; pro- mita, 160
') 215

~
)
217
21ó Indice de nombres y de tema.; Indice de nombres y de temas

Chucuito. 50 n 9, 68, 70, 103, 124; mita 52-60, 65, 78, 184; contratados por in- Guaqui, 55
bcracheras (de los indios), 62
dios varas, 65; libertad de los,· 56; Guariguari, 106
Brading, David, ·y Harry Cross, 184 de 1600, 97-99; reclmamientos: incai-
pago de tributos por los, 57 guayras, 30-32, 43, 55, 56, 86-88; mane-
Bravo, Diego. 60 co a Porco, 50 n 9; los primeros a Po-
energía hidráulica, 22, 28; del Kari-kari, jados por mujeres, 145-46
;:¡,;¡zas, 159 tosí, 69, 70. Riqueza de, transferida a
22. 28 - ~~:uaridores, 62, 143
~oi;'·
Bc:r;:~f:a, Lope de, 97 Potosí, 137-38: trabajadores: en Co-
enfermedades, 115-17, 182; ocupaciona- ·guerras civiles, 57
chabamba. 123-24; maltratados, 148-
les, en la purificación, 156-58 gustos, a los que hay que acostumbrar-
149; no mineros en Potosí. 69 n 54;
cacilla, 62 reclutados por el Virrey Toledo para Enríquez de Almansa, Virrey don Mar- se, 20, 201-02
tín de, 95, 128, !88 Guzmán, don Luis de, 98
cabeza de ingenio, 35 Potosí, 77-78, 82
CJ!:leza de Vaca. don Diego. 63 n 35 Chulchucani: fuente d~ cobre. 40 entero de la mita, 112-13; en gran me-
c;:jón, 36 chuño, 110 dida en dinero, 165 harina. 36
Calla. 54 Cieza de León, Pedro de: ilustración de envenenamiento por mercurio y plo- (
hatunruna, 48
C3CJÓi:, 144 PotosC 26; sobre los guayras, 31-32 mo, Helmer, Marie, 49 (
:tot~·
Cafie:e y Domíngucz, Pedro Vicente, 99 cobre: abastecimiento de. 38-39 epidemias. V écse enfermedades hermandad, del hospital, 179-80
CJntt:marca, 24 coca, 172; precios, 199- Esmoraca. 45, 145 Hernández de Velasco, Pedro, 34, 87 (
{{,;•
Capochc, Luis: actitud hacia los indios. Cochabamba: atracción de ~ano de escaleras, 153, !55; regulaciones sobre herramientas, !43-44
149; atáque a las ventas de trabajo obra, 123-24 las, 153-54 Herrera, Alonso de: propuesta para el
indio. 1ó2, 163; sobre: el clima, 19-20; Cok. j effrey A., 92, 95 especialización del trabajo, 143-47 trabajo reclutado, 68-69
~- ~1 régimen de trabajo de la mita, 104- Calque. don Juan, 61 Espinosa y Ludueña, Capitán Pedro de, hierro, abastecimiento de,
106; la fundición, 31, 32, S6n2i; la compañías (fraudulentas): para ia venta 170 hispanización de los indios, en Huaman-
r.ii~ Esquilache, Virrey Príncipe de, !00; re-
::10rtalidad en la producción de plata, de trabajo indio, 162, 163-64 ga y Potosí, 190-91
130-5!; las borracheras Jc los indios. competencia, entre la mita y otros tipos ducción intentada, 125 horas de trabajo, 156-58
~'!; .......
109; las condiciones de trabajo, 148, de empleo. \-' éase trabajo horneros, 146
i-!9; los indios varas, 63, 65; los min- Condes: mita a Potosí, 83 hospital. \ 1 éase Real Hospital de San (
gas, 128-31, 134, 135, 138; los protec- condiciones de trabajo, 147-57; 168 familias. Véase trabajo Juan de Dios, 180-81
~..¡:~ Cook, N. David, 120 Felipe !1, y la mita, 74, 85. 92 n (
tores, 115; les socavones, 37, 38 Huacacchi, 19 n •
ca;citunc:; (de la mita). 81, 102. Véase concejo de [a <:iudad de Potosí: y hos- Felipe Ill. orden de !601, 93-94 Huamanga, 53, 76, 189; el trabajo en, (
'~t •amhirin jr:fes nativos pital, 179 Fernández Cuarachi, don Gabriel. 123 comparado con el trabajo en Pot_osí,
Carab3ya, 55 Cordillera de los Fraiies, 22 Franco, Dr., 106 190-91
CJrboncros, 146 Córdoba, 39 fundición, 43; incaica, 30; en Porco y Huancavelica: mita en, 93; fuente de
C:rvajal y Sande, don Juan: y los gra- corregidor de Potosí: autoridad sobre Potosi, 31-32, 144 mercurio, 40
.J,.>f-ii
r.os, 176; reformas de la mita, 94, 95, la mita, 100-02 Huánuco, 53
corregidores de indios: objeto de los. (
r-:~. 100, 103. 104; sobre el Virrey Toledo, huelga, 79, 80, 84, 86, 129; el trabajo
91 n • 96 n 11; reunión para ia mita, 95-96 ganado: abastecimiento de, 39 de los mitayos durante la, 105, 106, (
;....~-· Cayara. 23 Corso <k Leca, Carlos: como alcalde ma- Garcés, Enrique, 33 137
censo (general): planificación, 124, 125 yor de minas. 177-74: sobre el trabajo García de Castro, Lope: sobre el traba- (
~·"" CP.rro rico: condiciones de trabajo, 149- por piezas. 159 jo en Potosí, 69
curacas. Véase jefes nativos Garcimendoza, 45 ichu, 22
150; cvntracción del mineral, 43; des-
Gasea, Pedro de la: y el trabajo de en- Idrija, fuente de mercurio, 40
cubrimiento, 24-25; geología, 23-24; Cuzco. 53
comienda, 53; y los yanaconas, 50-53 Inca, técnicas mineras, 29; técnicas de
inundaciones, 149-50 purificación, 29-30; herramientas, 29
Chachapoyas, 53 gato, 62
Díaz de Lopid2.na, Licenciado Juan, 114 Indios, alegatos de deficiencias mentales
Charcas: gobierno, véase Audiencia de Gibson, Charles, 189
dit:ta: de trabajadores en Potosi, 55, 110- y morales, 66, 67, 70, 77; fu·!nte de
La Plata; región, 25 gobierno: de Charcas, 100 n 25; y la mita,
rl. 112 riqueza, 136-39; libertad de los, 162. (
charqui, 111-12 100-01
dinero, flujos de: en la minería, 152, 153 Véase también, borracheras, mita, tra-
chicha, 107 Godoy, Felipe de: sobre: el régimen de
!~r: división del trabajo, 143-47 bajo (minería)
chichas, los: peonaje por deudas, en, 169- la mita, 107; los gastos de los mitayos,
Do~yns, Henry F., 117, 117n indios de faltriquera, 131-32, 165-Q9; im-
~ 171 - 113, 140
González de Cuenca, Dr. Gregario, 76 plicaciones económicas de los, 167-68;
Chinchón, Virrey Conde de: y la mita,
encomendero, 59 permiten la movilidad de la mano de
''l;ij 93-94: y los -gr::mos, 176 granos, 174-76
encomienda, indios en: beneficios de los. Guadalc:izar, Virrey Marqués de, 101 obra, !66-68; objeciones moraies, 165-
cniriguanos, 79
~ Chocaya, 45, 136 49, 56; como trabajadores en Potosí, Guaina Potosí, 108. 166


~
:"SS
)
219
¡
) 218 lndice de nombres y de temas Indice de nombres y de temas
)
) indios de plaza, 106 madera, para: combustible, 39; maqui- cantidades, 199; como: cuestión de Ocaña, Fr. Diego de: sobre las condi- 1
\ indios de ruego, 102, 164 naria, 39 gobierno, 99-101; convenio entre el es- ciones en la minería, 143, 150 n 19
} indios meses, 84, 105 magistral, 36 tado y el minero, 161; estimulo a la Ortiz de Zárate, Juan, 113

"
'1
)
indios varas, 62-66, 71, 143, 184: ante-
ceden:es de los mingas, 128; en decli-
nación, ti5-66
maíz, 110-12
mara y, 30 n 29
Martínez de Patrana, Alonso, 139; opues-
producción de plata, 40. Criticas de la.
92-95; descenso del tamaño, 113-26;
Oro, extracción: incaica, 29; posterior
a la conquista, 54-55
Oruro, 59 n 29; como centro productor
) entero. 113- 14; enviada c!csde Chucuito 1
) indios ventureros, 63-64 to a una nueva ciudad india cerca de en 1600;-97-99: excepciones de la. 97; de plata. 45-~6: competencia por la 1
) ingenios, su desarrollo en Potosi, 34-36, Potosi, 11-1; sobre el entero, 127 jefes nativos en la. 81-82, 98, 101-02, mano de obra con Potosí, 121-22; pa- ¡
1 41; arriendos, 16.3-64; canúdad de, 134- materia prima, para: la amalgamación, 108-09; justificada como bien públi- gas por el trabajo en, 121-22 !

-)
1
135
impuestos. Véase quinto
36; la producción de plata, 38-39
!\·!ataca, 25
co, 161; pagas en la. 77, 79. 83, 113,
115-25; persistencia de la organización
;~
!-
)
Matienzo, Juan de, 19 n *; sobre la es- de Toledo de la, 91-95; proporción de Pacajes, 124: mitayos en Potosí, 114; f:
'l
"\
)
jeíes indios: abusos contra los mitayos,
102; 120-21, 123-24, 137, 172: autorí-
clavitud de los indios, 195; su repar-
timiento, 82, 84, 104
Mendoza L., Gunnar, 24
la población en la, 77, S0-81, 83:. re-
formas de don J~an de Carvajal y
Sande, 94-95: régimen de trabajo de
trabajadores en La Paz, 123
pagas, 79, 106-13, 162, 168; de los min'
gas, 130-33: en alimentos de primera
¡:

dad sobre la mita, 102, !07-08; repre- Mcndoza, Dr. Lorenzo de, y el peonaje necesidad, 110-12: entrega ·de las, 109-
~
la, 96-109; reunida por los corregido-
sentantes de los mitayo;, 55, 103, 171. por deudas, 169-70 res de indios, 96-97; reunión en la 110: hechas en mineral, 86; reglas del·
.),
1i8; salarios sacados de los granos, mercaderes de plata. 137 fuente de 1:~. 95-99, 101-02; su: orga- Virrey Toledo sobre las, 88-91: revi- ~ '
) ¡:
175 merceáarias, 81 nización por el Virrey Toledo, 73-90. siones del Virrey Velasco, 110 '•

" ) mercurio: deuda, 163; abastecimiento,


40; envenenami~.:nto, 155; precio, 45;
184: funcionamiento práctico. 94-110;
viaje hasta Potosí de J. a, 99; y: el Vi-
Palata, Virrey Duque de la, 95
pallires, 144
1'1:
:!

~
" ) Kari-bri, macizo, y energía hidráulica,
22. 28
recuperación, 84
i'v!P.sa, Antonio de, 66
rrey don Luis de Velasco, 92-93. 96.
10i; el Virrey Conde de Chinchón,
panaderías, 169
'parroquias, de !a ranchería, 107
li
•r

~ kehui:ia, 23 Mesías, Alonso, sobre: la cantidad de 94-95. Véase también abusos, huelga, patatas, 110-12 !iL~
'J Kublcr, George, 183 trabajadores voluntarios, 138: la po- repartimiento, trabajo Paucarcolla, 124 !ir... t;.
blación india de Potosi, 119 mita gn1esa, mita ordinaria. Véase mita: pella, 37 n,:,
~ minas: normas de seguriJJd, 152-54; régimen de tr"bajo peonaje por deudas, 163, 169, 170, 171 :,-
"')
La Paz, 53, 12-1
La Plata. Audiencia de la, 25; orígenes,
profundidad, 37
minería: flujo de dinero a 1~. 136-38,
Mizquc, fuente de madera, 39 pieles, 39 1:.}_
mortalidad: en las minas. 150-52: jui- pi-:za. 51 n \2
..,. ~-
-:> 167; condiciones de irabajo, 1-+7-57; cios por, 156-57 Pilcomayo: iuente de madera, 39 J
) ;a!igazos a los trabajadores. 149, 153 técnicas españolas, 36. 39; incaicas, morteros, 145 piña, 37 l
...... lavado de mineral, 145 29-30 mulas, abastecimiento, 39 pirquires, 144 l1
,., )
) L;vadores, 14-ó
!eguaje, 82
mingas, 127-41: como: brazos extras,
130-31; sustitutos de mitayos, 130-3-l-;
mujeres. trabajo de las, 112. 145, 146-47
Musca, 54
Pizarra, Franc~sco,
Pizarra, Gonzalo, 25, 50
25 1

!eñe ros, 146 trabajadon:s voluntarios, 140, 1ó8-69, Pizarm. He:-nando, 25


' ) libertad de los indios, 162-63-
Li!n~. 53
185, !90. Contratados, 128-29; hispani-
zados, 192-93. Sus: cantidades en Po- naborías, 52. 186-87
Pizarro, Pedro, 24
Planta general, 27, 107, 178
1 Lipes. los: peonaje por deucas a Jos in-
dios de, 169; producción de plata, 45
tosí, 134-35, 138; características, 128-
129; connotaciones para la historia de
negra, mano de obra, 51 n :2. 63, 122:
esclavitud de !a, 196-97
plata: mineral de, 24, 38-46; produ-:ción
de: alta. en Jos distritos mineros, 44-
1 Lizarazu, don Juan de, sobre: los indios Potosí, 140-41; habilidades, 139; oríge- Nuevas Leyes de 1542, 52 46, 136; en manos de los indios, 61-
Nueva España: trabajo en las minas por
~
de faltriquera, 165-66; la venta de nes, 138-39: pagas, 130, 131-33, 168. 66, 86-87; estimulada por la amalga-
mano de obra india, 165 Transferencia d<: riqueza a través de regiones, 186, ::structura del trabajo mación y la mita, 41; tendencia~ de
~.:n las minas, .:emparada con la de
~ llamas, 23, 98, 137; precios, 199
llampo, 62
los, 133-37, 191; y: la coacción, 193;
la diversificación del trabajo, 147 Potosi, 185-88
la. 40-46
Polo de Ondezardo, Licenciado Juan:
l Loaisa, don Fr. Jerónimo de, 76
l.. okhart, James, 49, 51 n 12, 138 n 9
mita: afectada por la competencia por
la mano de obra, 121-24; antecedentes
Nieva, Virrey Conde de: sobre el traba-
jo de las minas, ói
encuesta entr; Jos indios de encomien-
da en Potosí (1550), 53-59
~ Lohmann Villena, Guillermo, 96 n 11 de la mita del Virrey Toledo, 66-70, niños. Véase trabajo poblnción, del área de la mita, 102; de-
nutrición. Véase alimentos
~
184; aprobada por la corona, 92 n 2; clinación, 113-18; cambios, 118-21.
área de abastecimiento, 95, 99; auto- \'éase también Potosí
) :V!achaca, 78
:V!:IcLeod, Murcio J., 189
ridad del corregidor de Potosí, 100- obrajes, 189 Porco: fuente de trabajadores para Po-
tosi, 29; iundiciones en, 31-32; ocupa-
101; bajo los encomenderos, 58-59; oca, 110
1
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·----/~~-r.
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(
Indice de nor.:bres y de te:n2..S 22! •¡;,
220 Indice de ncrnbres y d~ remas 1 (
i
1 ..•. 90; la moralidad de la mita, i{-75, 84- Uros, SO, 84 q
ción española, -2~25. 45; tr:~bajos in: léó; sobre los incics de faltriquera, i 89; la ve::;ra de rnano de obra nativa, (
caicos, ~.:..25 ló6 ¡ Vac:J d:: Castre, Licenciado Cristóbal, 53 :r
ló1-ó2. 16-l-ES, 195-96. Y el hospitz!,
Po;::ug~!~ ~~n ~!~? d~.
1
1O1; opuesto a Rucciph, \Viiliam E.. ::s : (
178-i?: la ranc::e:ia. 123 Vázquez, Dr., 81
!uS ~ .. -t"iv~. 1, __,O ' :\
Tor;;ave, 19 veedo~es de las minas, 88-89, 152; crea-
Potosi 1dist~itoJ: ::::r.tros mir.eros en. -i3- ·'1 (
' trabajo (en la rnin~ri3l: abastecimiento ción del oficio, y obligaciones, 1i-1 el
46; pecn:~je ;Jr d:::_:¿:;s en, 168-71: Saavedr3. Capitán Juan de. 54"
suiiciente, !50; compe:en.:ia c:m otros \·eias, compra~ por Jos mitzyos, 175 · (
prod'-!t:::ión de ;?ia:a en, 43 - sacos, 1~9-50
-- --ti¡¡os- de-trabaje. 1.21-24; ccr.diciones Vei:Jsco, Virrey don Luis de (el más jo- :¡
Potosi (ciuC;lci): s:r:cultura, 20, 23: arro- seguridad, normas, 153-55; aplicación de ven): y la deuda por mercurio, 163; (
!:Js, 15.!..55 de, HS-57, 16:1; d~rn:mda d:::. 130; die-·
ye. 25. 27-23; c:i::;a. 19, 21-22, 55: cre- . y la mira, 92-93, 97, 101, 103; sobre ;j
sal. 105-C6 t:J, 5~55. 110-12: di·.-isión de!. 1-13-47;
cirnie~to ur:,ar~. ~5. 2S: ~fe:ros de !a (
t::!s~uir:.rr:1cié~4 :~2; g.:cgr:tiia físic:1,
,2:: oie~d.:1s cíe 15~8-+9 .:1. 52: ?!anta
salarios: de: oíiciaies. sacados de los gra-
nos. 175. v¿ase ran:ai¿n pag:~s
en Potosi, comparado ~en la estructu-
ra dd t;a!J:Jjo en :\ue\·a E~paña, 18ó-
la paga de la mita, 110 . .
ve:-tta de m:lno de obra nativa, 103, 161- '.,
(
!S3: espe::ializa:io. i30, 139; f:Jmilias 165; y ih:jos de dinero, 168; criticada, ;¡
genttr.Il, 27. w:-:. ;:¡obiación india. 137. San Antonio del ~uevo ivlundc, -15
123. 161~2
13~·4-0; r:!c~;nc:- cie la riqueza india. San Antonio de Padua. -1-5 en Potosi. 98, 119; gastos o:::!Stonados (

!ji-39; :r:ÚJajo ;:ago. no rec:~lcado, en, Sanco Tomás, Domingo de, 56 en, por los rni::~yos, 113: ¡;¡e~cados v' eta Rica, 38 '1
de, en la temprana· Arn¿rica esp:~ñola, Villarr.anriq;¡e, Virrey Marqués de, 188 (
183..34-: vege~acjn, 22. V' das e también servires, 146
Sicasic:~. -l-5
189-90; movilidad de!, ió7-éi!; muje- \'illarr.arín, Juan y Judith, 183 '1
cer.o rice, repc~sas, Ribera. prcduc· (
r~s y ni:'ics ~n el, l 1~. 1-\5, 146-ti; vino. precies. 199
cién de pl2.ra '"' silicosis, !53, 154, 155 ' 1
Simaco, 55 orden ce !601, 92-93; oréenanz:ls de Visa. don Ca;-ios, 103
(
;:~e:ios. -15; de !a roca, llamas. vino, !99 volun:a:-io, trabajo (en la extracción y
siquepichcs, 1-+4 15i0, i6, 83; pago en gr:!ncs. 17~i5; .. ·:1.
;:r;;re:::;::res d::: ir.C:os, 171: oblig:~ciones ~1 pt:rifie:!é.J) en Po[OSÍ, resumen so-
sobrec:Jrga. d<: los tr~oajadores indios. pago en: Or:1r:·, 45. i~l; e::: ia . -\m¿- (
y l!ii\:J.cia. : 72·:3 bre, 13~5. Véase también mingas
(··~
!57 rica española, en general. 191; no re-
¡;u:!r.tes (sopo:-te~i. prohibición de cor·
socavones, 37-38, 64, !50-51 sai:ado, en Potosi, 113. 'v' Jase tamóidn
r~do:5. 153
mingas. Por piez:!S: abuso de los pa- W:~lle~stein. Inm:~nuel, 183 {']
;:urific='ción (refi:::Jl, incaic:1. 29-32. !52· ·stem. S¡eve f., 189, · 191-92
tronos, 118-19; pro~:bido por d Vi- Wied:~<:r, Donaid L., !8-1-
ij3; .:nter:ned.::d ocupacional en la, Suárez de Carvajal, lllán, 53 ;¡
rrey Toledo, H. Residencia en Potosi. Wolff, Jnge, 196
I j-t-jé. 1/ dese :.;.lr.bié.tt ama!gJm:1cié-:1. (
105, i26-29; scn:d:d e:. P:::csí. 163,
fun¿ido
lil-72; sistema C:.1ai en Potosí, 59-óO, Yana, Alor-.so, 158 it
·~~\!::lu~s: ex~:-:1c:::c:r Ce oro. 34 Tabaccñuño, :34 K
70.. 71, 184; scb:e l:t re~r.ión en Lima yanaconaje. Vi!:Se yanaconas
r;~imi::c:f.?:e. 30, s-; tapias, 5::
áe 1570. i3; tur:1cs C:!, volunrario, 130, ;:anacor.as: .J.S-52, 60, 62. 184; antece- -~P-
q:.:intv. -l-5-té Tar:~paya, 23, 35, 13-1- . ¡
1~0. 183-85. V"éast! :a::-:óii:-: abuses, de::::tes de los mingas, 128: antes de la
q~ipr..:. 99 T:Jtasi, -1-5 . ¡
¡ asistencia, de tos r.egr::"· e~pe::ializa­ conquist:J, 4&-49; contrastados con los (
tinadores. 146
ción, mingas, rr:ita, mort.aH¿.!j, pagas, pr:~e;os :ni:ayos, 59; cerno mineros 1
Toledo, Virrey 'don Fra.'1cisco de: ante· ' (
Toledo inici:lies, 50, 62-6é, i' 1: en encomien-
rcr.cheria. 104, !?S-29, 130; Iupr y pa- cedenres de su mita. 5ó--70: argumen- d:J, 50-Si: !as c::ntid:~des en Potosí,
. ,-1
tos para el trabajo forz:1do en la mi- transie:e:1c::1 de r:quez:l, 13:!·31 (
rroqui::s. 1C~)! triburos, 57 6~2. i9; :ii:ertad de, 49, 52, 59, 51.
ne:ia. 75-76; c;-e:¡ el oficio de protec- 62; pag:lcio:-::s de tributos, ó 1; sirvie:... (!
Re.:Jl Hos¡;-iral de o<l Ver:Jc;uz. 178. 180. Tr-Ijillo, 53
~or de ind!os. 1i.3: instr...:ccic~es re~i·
IS! tuber::uiosis, 15~55 tes di: !es =~-pañoles, 49, éO, 61
bidas: como vir.ey, 73; sobre el tra-
reducdón gene:aL V Jase censo túneles. cGnstn..tc:::ón ée, 28--29 yaret;;, 23 ·(
bajo en las rninas. 7~i5. lmroducción
reiine:ias. Véase t!:genios Yocaila, lOó ~-:.~¡
de la amalg:~mación, y el. 33-34: mita Té?ac Ar:taru 1, 70 . -(
r~~artimiento: de ::-Jbajadores.de la mit.1, Tu¡¡iza, 45 Yura: fuer:te ¿e cobre, 4D.
de: 1572, 77-SO; 1575. 79-82: 1578, 82- _::J
i3, SO, 3:1. 16-l-; datos del, de virreyes 35. ~lorm:Js de seg-.!:-idad, !,52; orga- (
~, or:-os. I03~0-l; !;'1 ~ueva España. 187; niz:~ción de: las esc:.:elas de amalga-
propésiros. 103-i.~ mación, 87; la mita. 73-::?0. 135. Persis- (_
re;asires, 146 tencia de 13 org~!lización de su mita,
•~presas. 23, 105, !06 91-::?ó: pianifi~:1ción uroana de Potosi,
R:Oe:a, 28-29, 1.3~ 27 ~~3, :27-23: reciuc:ión gene:-2-l. .124-
~>.t ri::;ueu. desviad.a h::cia P~tosi. !3i-39, " 127; soOre: el car:ict~: de les indios.
;,.,.·
14 j-1j: fue:1res Ce los indios, L3ó-39; ió-73: ei :::nvene:-tarnie:Ho con mercu-
"' !r::r.sfere:-:c:as ~- 132~37 rio, 155; ra iü!po::ancia de la mineria,
l:' Rvblc::; de Saic~Ca. Licenciaáo, 133, 135: - 75: [:Js pagas par;:¡ ios mitayos. 86. 37-

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