STAM else)Disefio de caritula: Miguel Sudrez
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La Editorial Universidad de Antioquia agradece a la Universidad Externado
de Colombia la autorizacién otorgada para esta publicacién
Sanin Cano, Baldomero, 1861-1957.
‘Antologia didactica / Baldomero Sanin Cano; seleccidn y prélogo Carlos
‘Sinchez Lozano. Medellin: Editorial Universidad de Antioquia, 2012.
195 p. 17 x 23,5 em, -- (Coleccién Bicentenario)
Incluye prélogo, notas de pie de pagina y tabla de contenido.
ISBN 978-958-714- 523-6
1, Ensayos colombianos. 2. Literatura ~ Colecciones de escritos
1. Sanchez Lozano, Carlos, prél. Il. Tit. II. Serie
(C0863.6 ed 21 ed.
A1333125
CEP-Banco de la Repttblica-Biblioteca Luis Angel Arangoa gat ‘ esa oge
por crueles desengajios, por profundas enemistades, acaso por
intereses de significado individual inmediato cambian de partido,
una o varias veces, como cambian de pantalones segtin crecen
en tamafio o de casaca a impulso de las exigencias de la moda.
En mi las opiniones politicas fueron una herencia sellada por
el sentimiento en los dias de la adolescencia y confirmadas por el
estudio y la experiencia al llegar a la juventud. Naci en 1861,
mientras repercutia en todos los Ambitos del pais el eco de
las batallas triunfales a que se debié la Constitucién de 1863,
sancionada en Rionegro, el lugar de mi nacimiento. Sin duda,
entre las primeras frases coordinadas que Ilegué a comprender
iluminado por los primeros lampos de la raz6n, se hacia refe-
rencia a la lucha pasada, a los principios que en ella se pusieron1 Fiisioe, de preferencia en
a Mi padre fue liberal consciente y
1 hij ide Miguel Cano, que sell6 con su.vida en la
de 1840 Ia fe en los principios cab coecnenn eee
Herrera en el cementerio de te ate, Mariano Sanin recibié el
encargo de renovar los pertrechos para las fuerzas de los atrin-
cherados en la colina occidental. Agotado el plomo necesario
para los cartuchos fue preciso apelar a los jarros de plomo de los
tinajeros del tiempo, para suplir de balas a los cartuchos que se
consumian sin medida, Cuando no hubo mds vasos de plomo
para alimentar la batalla, los vecinos ofrecieron los de plata que
abundaban en la ciudad. Es fama que en los momentos finales
de la batalla, los soldados de Herrera, sin saberlo, sostenfan el
fuego de la infanterfa con proyectiles de plata.
El dictador Corral, organizador de la guerra y la paz en la pro-
vincia de Antioquia, después de 1810, fue enterrado en Rionegro.
Un caballero de los que estuvieron presentes en la inhumaci6n
del cadaver al pie de los muros de la iglesia parroquial, hacia el
norte, me refiri6, siendo yo nifio, que durante la ceremonia, al
cerrar el atatid del ilustre fundador de la libertad antioquefia,
mi abuelo se desprendié de un anillo de esmeralda y lo arrojé
sobre el cuerpo del admirado jefe. No hay constancia de que s¢
hubiera encontrado el anillo al exhumar los venerables restos.En los seis afios que cursé en la escuela normal de Rionegro, los
profesores, todos liberales, suministraban material intelectual
para reforzar las bases de mis opiniones ya determinadamente
cristalizadas. El estudio de la historia patria y la observacién y la
experiencia en materias politicas durante los afios de mi forma-
cin espiritual, no me dejaron duda sobre la verdad y la eficacia
de los principios de gobierno fundados en la verdad natural, en
los derechos del pueblo a darse su propio gobierno, en la libertad
para todos y en la justicia que nace de la igualdad de derechos
para los asociados.
Estudiando los principios de filosofia positiva de Augusto Com-
te, vino a mis manos, por asociacién de ideas, un libro de Littre
titulado Conservacion, revolucion y positivismo, que porla claridad
de exposicidn, por la franqueza y fuerza de razonamiento, al
mismo tiempo que por la concordancia de algunas partes de su
exposicion con las ideas extraidas por mi de mi propia experien-
cia, ejercio grande influjo sobre el curso de mis ideas politicas.
No he vuelto a leerlo. Sin duda, después de las copiosas lectu-
ras proseguidas desde entonces, hoy no me causarfa la misma
impresién. No puedo ni podria negar, releyéndolo, que ejercié
sobre mi inteligencia de entonces una grande y aun saludablef ibres (y de las mujeres) para
bern mos sobr Jas bases de los sistemas represen.
tati toria me ensefia que los regimenes de fuerza
crean nada, Por él contrario, estin desapareciendo en el escenario
de la historia contemporinea los tradicionales imperios yteinos
fundados en la herencia y en la fuerza. En este instante pasa el
mundo por un estado de inquietud en que no se est4 planteando
querella por la democracia y la libertad (sirvan de ejemplo Tito,
Espafia y algunas otras naciones del Viejo y del Nuevo mundo)
sino por intereses e influencias que desaparecerén al adquirir los
pueblos conciencia de la situacién universal.
Jamas he hecho politica practica. No he solicitado nunca empleos
ni del gobierno ni de los partidos. Ejercf durante dos afios en
institutos ptiblicos tareas de ensefianza. Fui educado para eso,
pero en cuanto pude libertarme de tales funciones, busqué oficio
€n asuntos 0 empresas privadas. Me han llamado a veces mis
conciudadanos a tareas parlamentarias, para las cuales no creo
tener aptitud. Me divierten las discusiones y aun me instruyen
a veces, pero no gusto de tomar parte en ellas. Me confunden
los amafios y me inspiran cuidados los meandros tortuosos de
la dialéctica.
No ambiciono puestos de mando. Considero la politica, en
cuanto a mf se refiere, como una labor de ensefianza y difusién
de conocimientos, no como una profesién. Carezco de toda
capacidad de mando, tal vez por excesivo respeto a la libertad
ajena. Dejo a otros ese encargo y me contento con aplicarmeagosto de 1950,
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