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Comentario de un Morropano. (No Morropense).

En un rincón de mi escritorio y en medio de este mundo acelerado, donde tanta gente anda
corriendo de un lado para otro sin saber a dónde va, y sin llegar a saber si necesitan ir de prisa
o podrían hacer lo mismo a otro ritmo. Se hace necesario detenerse a respirar y mirar por el
cristal de nuestros recuerdos. Y aprovechar esos instantes para escribir estas cortas líneas,
que tú amigo lector, quizá podrías llamarle análisis o comentario superfluo o quizá en enfoque
holístico; pero lo cierto que estas “fiestas electorales” muchas veces se adentran en nuestra
alma y sacan el ciudadano que está lejos de su tierra. Y duele muchas veces ser solo un ajeno
observador de esa fiesta que se convierte de océanos teñidos de rojo, dejando notar nuestra
débil naturaleza de seres caídos.

La comunidad San Pedro de Morrope; esta institución que juega un rol muy importante en
nuestro distrito; quien forma parte de nuestra vida cotidiana; en ese sentido; convirtiéndola
entonces en un engranaje de socialización fundamental en la sociedad Morropana; cuya
historia se ha visto y se ve empañada interminables actos de corrupción y quizá uno que otros
intermitentes intentos fallidos a dar luces hacia el desarrollo. Todo ello de alguna forma nos
pinta de cuerpo entero, o nos explica en cierta medida su actual estado. Puesto que hoy
muestra una enorme debilidad institucional cuando debería ser el pilar económico de muchas
familias y porque no de nuestro tan alicaído Morrope.

Sin adentrarme en demasiado detalle, (para librar mi alma de monstruos que en su mayoría
vienen vestidos de azul y verde que han devorado y devoran, desde tierras hasta conciencias,
cual fieras salvajes, apoyados por sendos grupos cegados por el fanatismo.) en estas líneas
nacidas de un corazón Morropano (Jamás Morropense) hago remembranza, y énfasis en que
la mayoría de nosotros seguimos siendo mudos testigos de estos acontecimientos que han
ensombrecido y seguirán ensombreciendo a nuestra comunidad.

Desde que tengo uso pleno de mis facultades mentales, van y vienen interminables disputas
por el poder, avizorando obras, pregonando ilusiones y cuantas cosas más (solo en época
electoral). Con dos bandos sectarios bien definidos, que se enmarañan en estrategias de
pacotillas, olvidándose de desarrollar sus propuestas programáticas. Por el contrario sus
débiles acciones incluyen muchas veces “regalitos”, comportándose de esta manera como
proveedores de bienes materiales que muchas veces incluyen miles de hectáreas de tierras
comunales, que han sido y son ofrecidos a “leales” electores. De todas estas acciones y
relaciones clientelares; los Morropanos, somos y seguimos siendo cómplices; de lo que
supone un intercambio entre estos actores con poder y sus seguidores.

En la actualidad el panorama no ha cambiado, los Morropanos no aprendemos lecciones,


quizá cambian los personajes, pero la novela sigue siendo la misma. Presidentes que por darles
cierto beneficio de la duda, tienen “buenas intenciones”, pero que una vez en medio de la
carrera se traicionan unos a otros por unos centavos, y que luego con osadía y con conciencia
cauterizada; su séquito siguen en cargos de mandamases, teniendo como titerillos a los
presidentes de turno.

No alcanzaría una noche entera para describir, las maquinaciones de estos pseudo
morropanos que porque creerse sabios se hacen necios envaneciéndose en sus
razonamientos.
Por ello, a pesar de todo el avance en el mundo; estamos lejos de ser ese pueblo avizorado por
nuestros antepasados que hicieron de Morrope ancestral un pueblo muy importante y
respetado, de aquellos ancestros que hicieron de Morrope unos de los distritos más grandes, y
muestra de ello colinda con casi todos los distritos del departamento de Lambayeque, estamos
tan lejos de aquellos antepasados que recorrían periódicamente sus linderos a “lomo de
bestia”. Estamos realmente ante una deuda impagable; aun así, miremos y abriguemos con
optimismo el futuro, que estas nuevas generaciones que crecen, serán quienes coadyuven a
forjar un Morrope libre de las pasiones políticas, con ciudadanos que digan no la corrupción
desde las urnas, donde nuestros valores en abstracto no tenga candidatos para beneficio
personales. Me voy, me quede corto.

Hasta la próxima su amigo.

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