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El valor de la mujer no es un valor basado en sus posesiones, sino uno que

surge de su interior, de un corazón lleno del amor de Dios que busca


bendecir a los demás a través de su comportamiento y con sus palabras,
como mujeres cristianas, la Biblia debe ser nuestra guía en todo momento,
pues estudiar la Palabra de Dios nos ayuda a entender mejor el corazón del
Padre y su amor para con cada una de nosotras. Permitamos que la
Escritura nos dirija siempre, aun en medio de toda circunstancia.
Administremos con sabiduría todo lo que tenemos, invirtamos nuestro
tiempo y sus recursos para obtener mayor beneficio. «Engañosa es la
gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, esa será
alabada». Proverbios 31:30
Eclesiastés 9:9

Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida de tu vanidad que te
son dados debajo del sol, todos los días de tu vanidad; porque esta es tu parte en la
vida, y en tu trabajo con que te afanas debajo del sol.

¡Padre bueno y fiel a ti sea la gloria y la honra! Gracias, Señor, porque


fuimos creadas a tu imagen y semejanza y en este día especial dedicado a
todas las mujeres te pido que bendigas la vida de cada esposa, madre,
hermana e hija, que tu gracia y favor resplandezca sobre cada unas de
ellas, que la presencia de tu Espíritu santo sea derramada sobre sus vidas y
las de su familia. Tu palabra dice: «Muchas mujeres hicieron el bien; mas tú
sobrepasas a todas». Enséñalas a ser mujeres sabias, prudentes que
edifiquen su casa sobre la roca y con tu sabiduría ellas puedan tomar
decisiones correctas. Señor Jesús, dales la fortaleza y la valentía para
poder enfrentar cualquier prueba y circunstancia. Te pido que las guardes
de toda artimaña y acechanzas del enemigo. En el nombre de Jesús.
¡Amén!

Este corto versículo del Génesis nos enseña varias cosas,


comenzando con esto: Dios es quien diseña. Por lo tanto, el buen
funcionamiento de los roles se dará cuando vivamos el diseño
que Él nos dio. Dios creó tanto al hombre como a la mujer a Su
imagen y semejanza. Esto implica que ambos son de igual
importancia para Dios. Ningún género es más importante para
Dios. Dios le dio al hombre y a la mujer roles diferentes, y
ninguno de esos roles es menos importante o denigrante que el
otro. Cuando los roles funcionan bien, el hombre y la mujer se
complementan hasta el punto de llegar a reflejar la perfecta
imagen de Dios.

La realidad hoy en día, y tristemente hasta en el mundo


cristiano, es que la mujer se ha sublevado al rol que Dios le
otorgó y está luchando por vivir un diseño que Dios no le dio.
Esta sublevación, en especial en el mundo cristiano, puede
deberse a varias cosas:

 Ignorar los roles bíblicos de la mujer.


 Entender mal el concepto de ayuda idónea y la sumisión. Es
fácil percibirlos como como opresivos e injustos.
 Un corazón que no quiere someterse al diseño del creador.

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