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estos comicios se eligieron al presidente y vicepresidente de la República, diputados al
Parlamento Centroamericano, diputados a la Asamblea Nacional, alcaldes,
representantes de corregimiento y concejales, todos con sus respectivos suplentes.
De principios de marzo a principios de abril más de cuatro mil ciudadanos inscritos para
ejercer el voto adelantado emitieron su sufragio, según el Tribunal Electoral. Esta
modalidad permitió que servidores públicos como bomberos, policías, fiscales del
tribunal electoral y otras personas participen en las elecciones cuando trabajan en
lugares alejados de su mesa de votación asignada. De este modo también pudieron
votar quienes iban a estar fuera del país durante el fin de semana y se registraron a
tiempo.
¿Cuándo y cómo se vota?
Las 6911 mesas de votación estarán abiertas de las siete de la mañana a las cuatro de
la tarde. Las personas que hayan llegado antes del cierre y que estén en fila para
sufragar podrán hacerlo si antes entregaron su cédula al presidente de la mesa de
votación.
La Junta Nacional de Escrutinio informó que a las 4:30 p.m. de este miércoles, con el
95% de las actas escrutadas, Cortizo tenía 624 mil 96 votos, lo que representa el
33.33% de los sufragios. Le separan 47 mil 773 votos de Roux, que recibió el 30.78% ó
576 mil 323 sufragios.
Hay desánimo generalizado por aquello de las promesas incumplidas y por todo lo que
representa el aparato institucional, con el gobierno a la cabeza.
Pero si bien hemos pedido mucho, lo que no debe fenecer es la esperanza de mejorar
el statu quo.
Aunque no se cree mucho en los políticos, por lo menos así se dice, es seguro que la
población asistirá masivamente a las urnas para elegir a sus representantes.
Pero, la finalidad no debe ser solo el "voto castigo", hay que seleccionar la oferta
electoral que dé garantía del Panamá que merece la población.
Hay quienes piensan que la política sigue desprotegida de los valores éticos, aunque
habría que aclarar que no es la política, sino los políticos.
El manejo de la cosa pública, ejercicio este tan esencial para la equidad de los
servicios que debe recibir la población, ha sido usado para el enriquecimiento
desmedido y rapaz.
Lo que ha ocurrido en estos cinco años ha marcado, hacia futuro, nefastos resultados
para la vida democrática, si es que de democracia se puede hablar.
La corrupción deberá ser extirpada y para esto se requiere de una legislación clara,
aunque también de hombres y mujeres comprometidos con la transparencia y con el
buen proceder.
Su compromiso con el nuevo rumbo que mueva al país del borde del precipicio, y que
evite que el régimen institucional siga caminando al despeñadero, ha venido motivando
la esperanza de que no todo está perdido.
He sido testigo de todos los debates presidenciales y ciertamente en cada uno de estos
foros, porque sería una falta de respeto decir que son debates, observo a candidatos
vacíos sin visión de país a largo plazo. En otras palabras, ninguno merece llamarse
estadista. Pero si tuviera que agruparlos dentro de un concepto en común, podría
llamarlos: demagogos politiqueros.
El país va rumbo a un despeñadero con cualquiera de los siete que gane y la única
opción de que eso no pase, es que los ciudadanos ocupemos nuestro rol dentro de la
democracia panameña y cada vez que incumplan sus promesas o nos mientan, salir a
las calles a recordarles que el soberano es el pueblo y que se deben a nosotros.
Tristemente en Panamá, algunos piensan, que la única responsabilidad para cambiar el
país es darle el voto a un individuo cada cinco años y que si no funciona lo castigamos
votando por el contrario en las siguientes elecciones. ¡Sacro santo supremo error!
Desde el fin de la dictadura militar en 1989, hemos tenido con esta, seis elecciones
generales sin sobresaltos y la democracia ha imperado. Ciertamente el ejercicio
electoral ha sido prístino y se ha respetado la opinión de las mayorías, pero los
métodos de los partidos y sobre todo de los diputados para ganar elecciones y
controlar el poder político es un poco cuestionable y es en este punto que me atrevo a
definirlo como una: dictadura perfecta, liderada por los mal llamados “ Padres de la
Patria”.
Hemos tenido diputados que se han mantenido en el poder, por más de 10 años y
donde gracias al clientelismo, planillas subrepticias y negociaciones debajo de la
mesas repiten en cada elección y no le dan oportunidad a las nuevas generaciones.
¿A caso valerse del poder económico que han ganado gracias a tantos años en la
Asamblea para competir en desigualdad de condiciones es democracia? Yo creo que
no. Los diputados son los señores feudales contemporáneos en Panamá y se rehúsan
a rendir cuentas, a dejar el poder por las buenas y encima lanzan a sus esbirros contra
comunicadores sociales que buscan cuestionarlos; tal como le ocurrió al fotógrafo y
comunicador Mauricio Valenzuela.
Lo expuesto en el párrafo anterior es el ejemplo más claro de una actuación dictatorial.
Tan solo miremos al tirano de moda, Nicolás Maduro, quien no quiere soltar el poder,
no rinde cuentas por sus malas actuaciones y manda a sus secuaces para que
castiguen a sus enemigos.
Muchos no van a querer aceptarlo y tratarán de usar discursos bonitos para tapar el sol
con una mano, pero la realidad de Panamá es que vivimos en una “dictadura perfecta”.
Tony Noriega los envidiaría, seguramente.
La gran mayoría de los partidos políticos están controlados por estos tiranos que les
conviene tener sometidas a sus comunidades en pobreza, falta de oportunidades y
malos servicios públicos como salud y educación. ¿La razón? Así se venden como los
salvadores que pueden solucionar los problemas de la comunidad y se garantizan años
en el poder.
La dictadura perfecta panameña es muy diferente a la que planteó el cineasta
mexicano Luis Estrada en su película del mismo nombre y que fue estrenada en el año
2014. Cinta donde a través de la comedia negra se relataba como la política y los
medios de comunicación contribuían a mantener el status quo de la clase política
mexicana. Una dura crítica al gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto.
En Panamá, nuestra dictadura perfecta, no es una ficción o una película que critica la
realidad. En esta tierra es palpable y real. ¿Podrán las elecciones del 5 de mayo del
2019, ponerle fin? Creo que no, ya que los diputados han convertido la democracia en
circo y en tiempos de comicios electorales transforman su discursos vulgares en
eufemismos.