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Las elecciones generales en Panamá de 2019 se realizaron el 5 de mayo de 2019.

6 En
estos comicios se eligieron al presidente y vicepresidente de la República, diputados al
Parlamento Centroamericano, diputados a la Asamblea Nacional, alcaldes,
representantes de corregimiento y concejales, todos con sus respectivos suplentes.

Siete partidos políticos legalmente constituidos por el Tribunal Electoral de Panamá


participaron en las elecciones: Partido Revolucionario Democrático (PRD), Partido
Popular (PP), Movimiento Liberal Republicano Nacionalista (MOLIRENA), Partido
Panameñista, Cambio Democrático (CD), Frente Amplio por la Democracia (FAD) y
Partido Alianza. Adicionalmente, participaron candidatos de libre postulación por todos
los cargos de elección popular.

Panamá, la economía con mayor crecimiento de Centroamérica y una de las más


dinámicas del mundo, es un país de cuatro millones de habitantes; hay más de 2,7
millones de electores registrados y habilitados.

La campaña ha estado dominada por las acusaciones de corrupción derivadas tanto


del escándalo de los Papeles de Panamá como de las coimas pagadas por la
constructora brasileña Odebrecht. Este último caso es “particularmente relevante en
Panamá”, dijo Michael Shifter, presidente del Diálogo Interamericano, a The Associated
Press. “Muchos panameños están hartos de la clase política y han quedado
decepcionados por los gobiernos posteriores”, indicó.

El expresidente Ricardo Martinelli, quien gobernó de 2009 a 2014, enfrenta distintos


cargos de corrupción y espionaje después de que fue detenido en Estados Unidos, y
extraditado en 2018. El Tribunal Electoral determinó en abril que Martinelli no podía
participar en estas elecciones ni para la alcaldía de Ciudad de Panamá ni para el
congreso, como pretendía. El actual presidente, Varela, tampoco tiene permitido
postularse para la reelección en un mandato consecutivo.

¿Quiénes son los candidatos a la presidencia?


Los panameños podrán elegir en las urnas entre siete candidatos registrados: Marco
Ameglio, José Blandón, Laurentino “Nito” Cortizo, Ana Matilde Gómez, Ricardo
Lombana, Saúl Méndez Rodríguez y Rómulo Roux. Los tres con mejores posibilidades,
según los sondeos, fueron: Lombana, Roux y Cortizo.
¿Quiénes pueden votar?
La autoridad electoral indica que hay más de 2,7 millones de personas registradas en el
padrón para esta elección, incluidos los panameños que residen en el extranjero, los
cuales pueden participar en los comicios desde 2009.

De principios de marzo a principios de abril más de cuatro mil ciudadanos inscritos para
ejercer el voto adelantado emitieron su sufragio, según el Tribunal Electoral. Esta
modalidad permitió que servidores públicos como bomberos, policías, fiscales del
tribunal electoral y otras personas participen en las elecciones cuando trabajan en
lugares alejados de su mesa de votación asignada. De este modo también pudieron
votar quienes iban a estar fuera del país durante el fin de semana y se registraron a
tiempo.
¿Cuándo y cómo se vota?
Las 6911 mesas de votación estarán abiertas de las siete de la mañana a las cuatro de
la tarde. Las personas que hayan llegado antes del cierre y que estén en fila para
sufragar podrán hacerlo si antes entregaron su cédula al presidente de la mesa de
votación.

Los panameños residentes en el extranjero ya votaron de manera electrónica para la


presidencia. El Tribunal Electoral anunció que de ese modo votaron 1294 residentes en
el exterior y que sus votos serán contados a partir de las 16:00.

Rómulo Roux, excandidato presidencial y presidente del opositor Cambio Democrático


(CD), anunció que un equipo "de militantes y simpatizantes" de su partido trabaja "sin
descansar, noche y día", en una exhaustiva revisión de las actas "en la búsqueda de
posibles inconsistencias".
Cortizo visita el TE, agradece a Roux y habla de su agenda
"Hemos recibido denuncias de la ciudadanía, provenientes de todos los rincones de
Panamá. Han llegado a estas oficinas testimonios y pruebas fehacientes que nos
permiten concluir que en estas elecciones existieron importantes irregularidades e
inconsistencias", señaló Roux en una conferencia de prensa celebrada este miércoles 8
de mayo, tres días después de las elecciones que ganó el perredista Laurentino
Cortizo.

No obstante, advirtió: "Lo último que yo quiero es impugnar esta elección


[presidencial]... Pero tengo la responsabilidad de verificar y confirmar que las actas, los
resultados, reflejen la voluntad popular y la votación real". Sí reconoció que ya trabajan
en la impugnación de la asignación de varias curules a través del sistema de cociente,
medio cociente y residuo.
"Ahora mismo se están asignando curules bajo presión, aplicando normas que nosotros
vamos a impugnar", agregó.
Roux remarcó su deseo de revisar las actas físicas, "para conocer el número exacto de
votos que recibimos cada uno de los candidatos que participamos en la contiende",
solicitud que no ha sido atendida hasta ahora por el Tribunal Electoral (TE).

La Junta Nacional de Escrutinio informó que a las 4:30 p.m. de este miércoles, con el
95% de las actas escrutadas, Cortizo tenía 624 mil 96 votos, lo que representa el
33.33% de los sufragios. Le separan 47 mil 773 votos de Roux, que recibió el 30.78% ó
576 mil 323 sufragios.
Hay desánimo generalizado por aquello de las promesas incumplidas y por todo lo que
representa el aparato institucional, con el gobierno a la cabeza.

Peor aún y para desmedro de la vida democrática, la creencia de la gente en las


colectividades políticas sufre deterioro, lo que es perjudicial para el buen
funcionamiento de la administración pública.

Pero si bien hemos pedido mucho, lo que no debe fenecer es la esperanza de mejorar
el statu quo.

Aunque no se cree mucho en los políticos, por lo menos así se dice, es seguro que la
población asistirá masivamente a las urnas para elegir a sus representantes.

Son 2 millones 754 los votantes.

Es la oportunidad para ejercer la actitud sancionadora contra quienes, en la actualidad,


ostentan el poder, pero también contra los que, en los cinco años anteriores, llenaron
sus bolsillos y mochilas de los dineros del erario público.

Pero, la finalidad no debe ser solo el "voto castigo", hay que seleccionar la oferta
electoral que dé garantía del Panamá que merece la población.
Hay quienes piensan que la política sigue desprotegida de los valores éticos, aunque
habría que aclarar que no es la política, sino los políticos.

Aunque es más justo decir: algunos políticos.

El manejo de la cosa pública, ejercicio este tan esencial para la equidad de los
servicios que debe recibir la población, ha sido usado para el enriquecimiento
desmedido y rapaz.

Y cuando no es la corrupción, es el manejo desacertado y el método sesgado y


oportunista para desarrollar los programas sociales.

En Colón hay sobrados ejemplos sobre esto.

Lo que ha ocurrido en estos cinco años ha marcado, hacia futuro, nefastos resultados
para la vida democrática, si es que de democracia se puede hablar.

De ahí lo perentorio de un administrador que paute con la honestidad y el buen


proceder y así devolver a la población la confianza perdida.

Se requiere cambios de fondo (en la Constitución, por ejemplo) y poner de lado la


incapacidad gubernamental.

La corrupción deberá ser extirpada y para esto se requiere de una legislación clara,
aunque también de hombres y mujeres comprometidos con la transparencia y con el
buen proceder.

En el actual escenario la desconfianza ha ido aumentando como sunami enfurecido.


Los esfuerzos del oficialismo para demostrar que sí se avanzó en la agenda de país, no
encuentran terreno firme.

La gente sencillamente no cree.


Esto debe ser considerado por la oposición, como el PRD, en su misión de darle otro
rumbo al país.

Sobre todo que se trabaje en la institucionalidad y en el fortalecimiento del desarrollo


nacional.

Es esta la visión que hemos escuchado del candidato Laurentino Cortizo.

Su compromiso con el nuevo rumbo que mueva al país del borde del precipicio, y que
evite que el régimen institucional siga caminando al despeñadero, ha venido motivando
la esperanza de que no todo está perdido.

Que sí estaremos perdidos si se repite la lamentable historia de los últimos años.

Diputado del Parlacen

He sido testigo de todos los debates presidenciales y ciertamente en cada uno de estos
foros, porque sería una falta de respeto decir que son debates, observo a candidatos
vacíos sin visión de país a largo plazo. En otras palabras, ninguno merece llamarse
estadista. Pero si tuviera que agruparlos dentro de un concepto en común, podría
llamarlos: demagogos politiqueros.
El país va rumbo a un despeñadero con cualquiera de los siete que gane y la única
opción de que eso no pase, es que los ciudadanos ocupemos nuestro rol dentro de la
democracia panameña y cada vez que incumplan sus promesas o nos mientan, salir a
las calles a recordarles que el soberano es el pueblo y que se deben a nosotros.
Tristemente en Panamá, algunos piensan, que la única responsabilidad para cambiar el
país es darle el voto a un individuo cada cinco años y que si no funciona lo castigamos
votando por el contrario en las siguientes elecciones. ¡Sacro santo supremo error!
Desde el fin de la dictadura militar en 1989, hemos tenido con esta, seis elecciones
generales sin sobresaltos y la democracia ha imperado. Ciertamente el ejercicio
electoral ha sido prístino y se ha respetado la opinión de las mayorías, pero los
métodos de los partidos y sobre todo de los diputados para ganar elecciones y
controlar el poder político es un poco cuestionable y es en este punto que me atrevo a
definirlo como una: dictadura perfecta, liderada por los mal llamados “ Padres de la
Patria”.
Hemos tenido diputados que se han mantenido en el poder, por más de 10 años y
donde gracias al clientelismo, planillas subrepticias y negociaciones debajo de la
mesas repiten en cada elección y no le dan oportunidad a las nuevas generaciones.
¿A caso valerse del poder económico que han ganado gracias a tantos años en la
Asamblea para competir en desigualdad de condiciones es democracia? Yo creo que
no. Los diputados son los señores feudales contemporáneos en Panamá y se rehúsan
a rendir cuentas, a dejar el poder por las buenas y encima lanzan a sus esbirros contra
comunicadores sociales que buscan cuestionarlos; tal como le ocurrió al fotógrafo y
comunicador Mauricio Valenzuela.
Lo expuesto en el párrafo anterior es el ejemplo más claro de una actuación dictatorial.
Tan solo miremos al tirano de moda, Nicolás Maduro, quien no quiere soltar el poder,
no rinde cuentas por sus malas actuaciones y manda a sus secuaces para que
castiguen a sus enemigos.
Muchos no van a querer aceptarlo y tratarán de usar discursos bonitos para tapar el sol
con una mano, pero la realidad de Panamá es que vivimos en una “dictadura perfecta”.
Tony Noriega los envidiaría, seguramente.
La gran mayoría de los partidos políticos están controlados por estos tiranos que les
conviene tener sometidas a sus comunidades en pobreza, falta de oportunidades y
malos servicios públicos como salud y educación. ¿La razón? Así se venden como los
salvadores que pueden solucionar los problemas de la comunidad y se garantizan años
en el poder.
La dictadura perfecta panameña es muy diferente a la que planteó el cineasta
mexicano Luis Estrada en su película del mismo nombre y que fue estrenada en el año
2014. Cinta donde a través de la comedia negra se relataba como la política y los
medios de comunicación contribuían a mantener el status quo de la clase política
mexicana. Una dura crítica al gobierno del expresidente Enrique Peña Nieto.
En Panamá, nuestra dictadura perfecta, no es una ficción o una película que critica la
realidad. En esta tierra es palpable y real. ¿Podrán las elecciones del 5 de mayo del
2019, ponerle fin? Creo que no, ya que los diputados han convertido la democracia en
circo y en tiempos de comicios electorales transforman su discursos vulgares en
eufemismos.

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