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BRYCE LYON/ ANDRE GUILLOU FRANCESCO GABRIELI/HEIKO STEUER CARLOMAGNO Y MAHOMA JRencuentroy AL ediciones: Titulo original Carlomagno e Mahometto © 1987 Editoriale Jaca Book S.p.a., Milin © 1987 Ediciones Encuentro, S.A. Traduccién Silvia Ripoll/Rosalia Cornejo Revision Felipe Hernandez Para cualquier informacion sobre las obras publicadas 0 en programa y pata propuestas de nuevas publicaciones, dirigirse a: Redaccidn de Ediciones Encuentro Cedaceros, 3, 28 28014 Madrid - Tels. 232 26 06 y 232 26 07 Bryce Lyon EI debate histdérico sobre el final del Mundo Antiguo y los comienzos de la Edad Media En los anales de Ia historiografia occidental algunos problemas historicos furidamentales han sido durante largos perfodos de tiempo ignorados 0 no sefialados. Con frecuencia, una vez que los problemas han sido sefialados por los historiadores y se han convertido en objeto de amplias investigaciones e interpretaciones, se ha dado «solvencia> a las mismas y la «solucién» 0 «soluciones» han sido aceptadas en lo sucesivo como dogma histérico. Este es el caso de uno de los problemas histéricos mas desafiantes ¢ inasequibles: la decadencia y caida del Imperio Romano 0, como algunos historiadores prefieren llamar a este fendmeno, el final del mundo antiguo y el comienzo de la Edad Media. Ciertos problemas histéricos han sido objeto de diversas investigaciones y teorfas, aunque pocos han atraido la atencidn de tantos historiadores célebres y de talento, Algunos de estos problemas siguen siendo tan engafiosos y de tan dificil solucién que, por el mismo motivo, son el centro de atencién de muchos debates y controversias historicas. En él formidable género de escritos histéricos que puede ser denominado «la historiografia de la decadencian, este problema ha desplazado a todos los demas y ha intrigado a los historiadores de la civilizacién occidental desde el Renacimiento hasta nuestros dias. Desde la ventajosa posicién del historiador de finales del siglo XX, es obvio que, en diversos momentos, partes esenciales del edificio imperial romano — politica, economia, sociedad, intelec- tualidad y arte— empezaron a debilitarse desde el siglo II d.C. en que el Imperio Romano se enfrentd con serias dificultades. Es sorprendente que hasta el Renacimiento los eruditos no percibieran que ahi habja un problema hist6rico importante para explicar la desintegracién del Imperio Romano. A pesat de la importancia dada a la decadencia politica por fil6sofos ¢ histo dores clasicos tales como Platén, Aristételes, Tucidides, Polibio y Técito, parece ser que ningiin individuo de los que vivieron durante la decadencia imperial tuvo conciencia de que la larga vida ul del Imperio Romano estaba llegando a su fin, Reconocidos filbsofos estoicos, Séneca por ejem- plo, percibieron que Roma estaba envejeciendo y posiblemente muriendo, pero la decadencia de Roma no se convirtié en un tema de discusién hasta el nacimiento del cristianismo. Durante los siglos IV y V, cuando los pueblos germanos empujaban cada vez con mayor fuerza hacia el coraz6n del Imperio, llegando incluso a ocupar la Ciudad Eterna en el afio 410, los Padres del cristianismo proclamaron que, de acuerdo con el Libro del Apocalipsis, el Imperio Romano seria destruido y que después del milenio, en el Dia del Juicio Final, Roma seria castigada por su larga historia de pecado. San Jerénimo, acusando a Roma de ser un centro de prostitucién, manifesté que el imperio tenia que ser destruido porque sus arrogantes gobernantes «lo crefan eterno». ¢Pero cuando seria destruido el imperio y se manifestarian sus Ultimos estertores? A pesat de culpar al cristianismo de los miltiples disturbios ocurridos en Roma, los pensadores paganos nunca imaginaron una época sin Roma y sin su Imperio. Esta idea no era diferente entre cristianos tales como San Agustin u Orosio, que veian en la esclavizacién de Roma por la religion y la filosoffa paganas la razén de sus desgracias. San Agustin, en su Civitar Dei, dice de forma clara que el Imperio era temporal y que la ciudad terrena seria al final reemplazada por la ecerna Ciudad de Dios, pero nunca consideré que el Imperio estuviese llegando a su fin, De hecho, alegd que el Imperio debia ser conservado hasta la llegada de la Ciudad de Dios, porque gracias a ella se mantenia y se daba vigor a la verdadera fe mediante la cual todos los hombres serian salvados. ‘Tanto paganos como cristianos vieron los siglos IV y V como una época de profunda confusién, pero no como un tiempo en que el imperio estuviera llegando a su fin y acabando su larga vida Bajo la influencia de San Agustin los escritores medievales argumentaban que el pagano Imperio Romano se hizo cristiano, y aunque esta transicién ocurriese mucho antes de Carlo- magno, la coronacién de éste como emperador de los romanos por el papa Ledn II, el dia de Navidad del ao 800 en Ia basilica de San Pedro de Roma, simbolizaba la transformacion del Imperio Romano en Sacto Imperio Romano. Durante la Edad Media esta ficcién fue mantenida como el acontecimiento que mared la trunslatio imperii ud Prancos 0 ad Textonicos, Incluso a principios del siglo XIV, cuando Dante escribié su De Monarchia, prevalecia la creencia de que, a pesar de seguir en decadencia, el Imperio Romano, ahora Cristiano, seguia existiendo. No fue antes del movimiento del Renacimiento italiano en el siglo XIV cuando la Europa occidental desperté en verdad ante las magnificas obras culturales de griegos y romanos, Los llamados humanistas empezaron a ver la época en que vivian como algo diferente a los siglos precedentes, interpretando aquéllos como algo muy distinto que denominaron mundo antiguo, Surge entonces el deseo de entender por qué la brillante civilizacién chisica, tan admirada e imitada por los hombres del Renacimiento, se marchitd y dio lugar a mil afios de oscuridad gética. Con estos humanistas, por tanto, el fin del mundo antiguo y el inicio de la Edad Media se convirtié en un problema histérico, un acontecimiento del pasado que era necesario explicar. Viviendo en la muy politizada atmésfera de la Tealia de las ciuuda participando en sus asuntos, es natural que la mayorfa de los humanistas buscaran explicaciones politicas y militares a la caida de Roma. Petrarca, Giovanni Villani, Leonardo Bruni, Flavio Biondo y Maquiavelo se contaban entre los més notables. Explicaban cl triunfo de los bétbaros sobre el Imperio por el deterioro de las virtudes civicas y del fervor militar. También utilizaban la politica y las guerras italianas del tiempo en que vivian para explicar la caida de Roma, alegando que fue una combinacién de desastres politicos y militares lo que provoed el hundimiento del estado romano en el siglo V. Los humanistas italianos interesados por la cultura y el arte clisicos afianzaron esta interpretacién atribuyendo la destruccién de éstas a los barbaros. Biondo sefialaba les-estado y con frecuencia 12 una degeneracién de las letras latinas después de Cicerén, mientras Giorgio Vassari en su obra Vidas de los mds eminentes pintores, escultores y arquitectos convirtié el reinado del emperador Constantino (306-337) en la frontera entre el bello arte del mundo antiguo y el arte lagubre que le siguié. Afirmaba que, después de un despertar artistico a finales del siglo XIII con Cimabue y Giotto, los artistas de su tiempo liberaron sus mentes del pesado arte gético, empezando a distinguir lo que era bueno y malo en arte ¢ imitando las formas de la antigiicdad. Estos puntos de vista de los humanistas italianos fueron posterior mente adoptados por los humanistas del norte de Europa, como por ejemplo Erasmo. Sin embargo, los humanistas ‘germanos, atin reconociendo que la ocupacién germana de la parte occidental del Imperio preci- pité la catistrofe, no admitian que todo lo que sucedié fuese malo y subrayaron el nuevo vigor y espiritu inyectados por las eribus germanas a la Europa occidental. Con la legada de la Reforma, los historiadores protestantes coincidirdn con los humanistas en que el mundo antiguo acabé en el siglo V, pero ofrecfan una nueva explicacién que derivaba mis de causas divinas que de causas humanas, Su cesis era que la verdadera doctrina evangélica de la primitiva Iglesia cristiana habia sido deformada por la Iglesia catdlica romana que gané poder con la adopcién del cristianismo por Constantino y sus sucesores en el siglo IV y con el aumento del poder del papado y sus malignas influencias en la religidn cristiana, En el perfodo de ciempo que va desde el siglo V al XVI el cristianismo occidental estuvo envuelto en la oscuridad. Durante esos mil afios el clero y los escolisticos catdlicos conspiraron pa primitivo, sembrando falsas doctrinas ignoranci fianza fue reestablecida sélo con la Reforma. En el siglo XVII, el siglo de las luces, tanto historiadores como fildsofos aceptaron por lo general lo que habian dicho los historiadores humanistas y los protestantes acerca del hundi- miento del mundo clisico. Ensalzaron los brillantes logros culturales del mundo antiguo y criticaron ferozmente la barbaric y la supersticién medievales que destruyeron aquellas conquis- tas. Al igual que los historiadores protestantes, censuraron la Iglesia medieval, que para ellos era el arquetipo de la irracionalidad, ignorancia y supersticién. Coincidian con Voltaire en que durante la Edad Media «barbaric, superstic tun consenso histérico que determinaba que la barbarie, la ignorancia y la supersticién, nucridas por la cristiandad, destruyeron la civilizacién greco-romana, tesis que dominaria en la clisica obra de Edward Gibbon History of the Decline and Fail of the Roman Empire, que fue el primer estudio cientifico consagrado a éste intrincado problema, Hay que subrayar que Gibbon acepté en gran parte los argumentos de los historiadores renacentistas y protestantes, Dentro del espiritu de esta tradicién historiografica fue parco en su critica a la corrupcién moral romana, la debilidad de los proyectos, el abandono de las responsabi- lidades civiles y el haberse alejado de las cualidades que caracterizaron a la Republica y al Imperio hasta el 180 de nuestra era, Después de Marco Aurelio, el ditimo de los grandes emperadores, el afeminamiento, la supersticidn, la religiosidad, la corcupcidn y la degradacién, ascendieron como una poderosa riada sumergiendo la grandeza de Roma. Gibbon, al igual que los historiadores anteriores, vio los siglos IV y V como el limite entre lo antiguo y lo medieval. Con la destitucién del desgraciado nifio emperador Rémulo Augusto por el Jefe germano Odoacro el afio 476, finalizaba el Imperio cn Occidente que sucumbia rapidamente a la barbarizacibn. Tan sélo en su interpretacidn del reinado de Constantino diferfa Gibbon de los historiadores que le precedieron. Vio el siglo TV como vefa el suyo: una época en la que la civilizacién cambia de rumbo. Asimismo vio el reinado de Constantino como un microcosmes dentro de la decadencia y caida de Roma que a destruir las ensefianzas clasieas y el cristianismo la fe primitiva venacid y la verdadera ense~ 1 ¢ ignorancia cubrian la faz de la tierra». Nacla asi 1B anunciaban el fin del mundo clasico y la Hegada de una larga y oscura noche de ignorancia y supersticién que era la Edad Media, Retraté de forma magistral el reinado de Constantino como tun peldafio en la degeneracidn y decadencia, en el que un hombre ambicioso, inteligente, despia- dado y cinico, utiliza la religién cristiana para realizar sus propésitos politicos. Por primera vez aparece la interpretacién de que Constantino, viendo en el cristianismo la religién del futuro, tuna religidn que expresaba las tendencias colectivas de la época, la adopté tinicamente para afianzar su poder y para unificar el Imperio. Observando que el paganismo estaba en decadencia, por todas partes, favorecié al cristianismo porque fomentaba la obediencia, Pensando que la religidn cristiana serfa un buen seguro para sus numerosos crimenes y pecados, se hizo bautizar poco antes de morit. Cinico y calculador hasta el fin, Constantino nunca crey6, s6lo utiliz6 el ctistianismo para sus fines. Pero sus ticticas facilitaron a la cristiandad, el principal enemigo del Imperio, su destruccidn. La obra de Gibbon, brillante sintesis escrita en una esquisita prosa, se convirtié en un monumento de la historiografia que dominé la literatura histérica del siglo XIX. Lo notable en la interpretacién de Gibbon es el hecho de que muy poco de la misma fuese alterado o discutido en el siglo XIX, ese siglo del historicismo que dio lugar a tan nuevas tendencias y adelantos de la investigacién histriea procedentes de mevas metodologias y de movimientos evropeos como el cralismo. La dinica dimensién nueva fue aftadida por los medievalistas con la rehabilitacion de la Edad Media a principios del siglo XIX. Asi emergié finalmente una verdadera apreciacién de la belleza, la arquitectura y el arte medievales, de las fiteracuras vernéculas y de las instituciones, tradiciones e individualidades asociadas con los origenes de los principales estados nacionales. Pero, estos mismos medievalistas, a pesar de subrayar las innegables contribuciones de la Edad Media a la cultura y la sociedad de la Europa occidental, hicieron poco por alterar la interpretacién defendida por Gibbon sobre el final del mundo antiguo y los inicios de la Edad Media. La mayoria estaban de acuerdo con los historiado- res clisicos en que el siglo V marcaba el final del mundo antiguo, iniciando sus historias de la Edad Media con un resumen del siglo V segtin la historiografia tradicional y con una narracién descriptiva de cémo los germanos destruyeron el Imperio. Que el noventa por ciento de los escritos histéricos dedicados al problema que aqui se discute procedia de las plumas de historiadores clisicos no es una exageracién. Con la ayuda de las, nuevas evidencias proporcionadas por Ia arqueologia, la papirologia, Ia numismitica y otros sofisticados y rigurosos métodos para cl anélisis del arte y el estudio de los textos, en el perfodo que va de mediados del siglo XIX al final de la 1 Guerca Mundial, se empezaron a clarificar, modificar y moderar ligeramente las ideas de Gibbon. El siglo V se convirtié entonces en una especie de tierra de nadic o barrera entre la historia antigua y la medieval, que pocos medievalis- tas 0 clasicistas estaban dispuestos a penetrar o franquear. A excepcidn de algunos pocos que estuvieron interesados en saber eémo la literatura y el pensamiento clisicos pasaron a manos de la Iglesia, ningéin clasicista pensd en extender sus estudios sobre el mundo antiguo mis alli del reinado de Constantino, llegando como maximo hasta la muerte de Teodosio I en el afio 395, 1 liltimo emperador que goberné sobre las partes oriental y occidental del Imperio. 2Cuiiles fueron los resultados de las amplias investigaciones realizadas en el period poste- rior a Gibbon? Obviamente posibilitaron una explicacién mas equilibrada y objetiva del papel del cristianismo en el Bajo Imperio. Al mismo tiempo hicieron notar que la ocupacién germana de Occidente fue menos nociva de lo que tradicionalmente se habia pensado y que la misma no hubiese ocurrido si la parte occidental del Imperio no hubiese estado previamente debilitada por smo, el nacionalismo y el lil 4 Ja desintegracidn interna, Pero, gcudl era la rafz de estos disturbios internos? Los historiadores de la politica argumentaron que cl fracaso para proveer de forma ordenada la sucesibn imperial provocd la anarquia y el colapso del gobierno, que el control de los emperadores por las legiones Ievd a la guerra civil y a la impotencia imperial al mismo tiempo que la confianza imperial en los militares llevd al despotismo que destruyé la libertad y la libre iniciativa. Segin los historiadores militares, la reduccidn de la fuerza numérica del ejército facilitaba a los germanos el atravesar las defensas fronterizas y Ia inclusién de soldados no romanos (muchos de ellos germanos) en las, legiones atenud su eficacia militar. Los historiadores de la economia, reconociendo que la deca~ dencia econémica del Imperio estaba ligada a la decadencia politica y cultural, no podian estar de acuerdo en las razones que se daban para las enfermedades econémicas que fueron una plaga del Imperio en los siglos III y IV. Algunos de ellos pusieron de manifiesto que el desfavorable balance econdmico en el comercio entre Oriente y Occidente llevé a éste tiltimo al colapso. Hubo una hemortagia de oro hacia Oriente que transformé al Occidente en una economia agraria? Otros pensaron que el Occidente cayd econdmicamente en el subdesarrollo, especialmente en el comercio y la industria, y que el regionalismo econdmico y la autosuficiencia basada en una economia agraria llevaron a la decadencia. Como sefialaron algunos historiadores, es cierto que la salud imperial dependia mucho de la viralidad de las ciudades y que con su decadencia todo lo demas también se deterioraba. Pero, zpor qué decayeron las ciudades? Su dependencia de la industria y del comercio es obvia. ¢Estaba acaso su vitalidad generada por las clases medias con sus conocimientos politicos, econémicos y cultura- les? Qué causas llevan a una clase a la decadencia? Algunos historiadores perisaban que la clase media romana estaba acorralada por los incultos proletarios, campesinos y soldados que no estaban capacitados para las iniciativas politicas y militares. Historiadores que atribuyen habili- dades peculiares a decerminadas razas sostenian que todo fue bien mientras gobernaron y lucha- ron los romanos solos, pero que esta superioridad politica y militar se perdié cuando empezaron os matrimonios con gentes del Mediterréneo oriental, desapareciendo asi el linaje romano puro. Fanaticos racistas escribieron incluso que los romanos fueron absorbidos por gentes orientales inferiores que, a pesar de su éxito cultural, eran deficientes en sus habilidades politicas y milita- res, Otros vieron lo que llamaron el «suicidio de la raza» en las antiguas familias aristocraticas que practicaban un estricto control de la natalidad o se negaban a tener hijos. Si la edu limitada a las clases superiores, como pudieron las incultas masas asumit el mando con la desaparicién de los privilegiados? ;Fue el progresivo malestar que se cernié sobre la aristocracia y las clases medias lo que hizo que sus miembros perdiesen las ambiciones y el mando y se convirtiesen en seres débiles y decadentes, corrompidos por el dinero, el ocio y el vicio? Qué habia detris de ese malestar que fue lo suficientemente amplio como para ser signifi Algunos investigadores intentaron relacionar la decadencia de Occidente con ciertos fend- menos fisicos. La.erosién del suelo en torno al Mediterrineo fue propuesta como la principal causa de la disminucién de la produccién agricola con el consecuente y catastrdfico descenso demogrifivo. La inapropiada rocacién de los cultivos y el abono insuficiente son alegados como la causa del empobrecimiento del suelo. Hay gedgrafos fisicos que creen que durante los siglos Il y IV la cuenca del Mediterrineo experimenté un periodo de clima eflido y seco fuera de lo normal que cuvo un efecto devastador sobre la vegetacidn y la vida humana. También son sugeridas como causas del descenso de la poblacién las plagas y las enfermedades. Esti demostrado que la peste bubdnica era endémica y que en muchas regiones del Mediterraneo era comin la malaria. También se ha utilizado el argumento de que las clases mas acaudaladas utilizaban cafterias de icidn estaba tivo? 15 plomo para Hevar el agua a sus villas y que cocinaban con utensilios de plomo, sufriendo envenenamiento por plomo. Incluso se ha sugerido que la difusién de la homosexualidad entre la atistocracia privé a esta clase esencial de 1a necesaria descendencia. Los historiadores del pensamiento sefialaron una decadencia general en la cultura. La creati- vidad y el esfuerzo individual fueron suplantados por los restimenes, los comentarios y las copias. Los hombres parecian incapaces de realizar ningiin esfuerzo para avanzar y parecian contentos utilizando lo que se habia realizado antes en literatura, historia, filosofia, ciencia, medicina y otros campos. La habilidad artistica era poco frecuente, como evidencia el mismo arco triunfal de Constantino que incorpord esculturas de arcos similares anteriores. Los. bajorrelieves realizados para este arco por artistas contemporineos no pueden ser comparados con lo que se habia hecho tan s6lo un siglo antes. Las técnicas necesarias para los oficios se hicieron raras © desaparecieron, Decian que lo que se construyé en esa época estaba hecho sin gusto, como si los hombres hubieran perdido el sentido de lo bello. A pesar de haber dicho todo esto, los historia- dores de la cultura no pudieron explicar el porqué de esta bancarrota. Escritores, pensadores y artistas debieron perder su fuerza y su espiritu para crear. Pero, zpor qué? Es posible que esta esterilidad cultural estuviese vinculada a la inestabilidad politica, a la empobrecida economia y a los cambios religiosos. Padres de la Iglesia como San Jerénimo, San Ambrosio y San Agustin, que obviamente apreciaban a los clésicos paganos, también los utilizaron para sus propésitos de servir y explicar la verdad cristiana, Algunos autores pensaron asimismo que existia un corte psicoldgico en el pensamiento cultural y religioso colectivo. gDénde se pucde hallar, sin embargo, tuna prueba segura para tal proposicién? A pesar de que se hicieron bien conocidas tentativas para explicar la decadencia insistiendo en que las civilizaciones o los estados atraviesan ciclos, la verdad es que no existe ninguna evidencia importante de la existencia de ciclos histéricos, al igual que tampoco la hay para la opinién que ve a historia como una seriacién de civilizaciones, reproduciendo cada una el crecimiento y la decadencia de un organismo vivo conforme a las leyes biolégicas. No existe una morfologfa de la historia, Ciertas teorfas que son bisicamence misticas y religiosas tienen escasa acogida en la historiografia moderna. Esta fue la cosecha de un siglo de investigaciones sobre este intrincado problema. La interpretacidn de Gibbon no sufrié modificaciones esenciales, excepto en el devalle de las explica iones y en un estudio mis sofisticado de las fuentes. Se aplicaron criterios de moderna historia social y econémica, una actitud més benévola y objetiva hacia la Iglesia medieval y una mayor apreciacidn de los hechos artisticos y culturales, pero poco mis fue revisado o aftadido. En realidad si Gibbon viviese habrfa descubierto que las explicaciones sociales y econémicas daban. soporte a sus conclusiones de que el Imperio en Occidente finalizaba en el siglo LV. También es posible que no hubiese estado contento con las estimaciones de los modernos investigadores sobre el cristianismo, pero pronto se habria dado cuenta de que éstas no alteraban demasiado su interpretacién, Habiendo acusado a la religién cristiana de incubar una psicologia de docilidad, retiro, contemplacién, discordia teoldgica y total devocidn a un soberano spiritual, habria com- prendido que la erudicién moderna también creia que el cristianismo habfa sido responsable de una actitud colectiva diferente de la propia de la civilizacién greco-romana, una psicologia que cred una nueva moralidad, un nuevo individualismo, un nuevo concepto de las relaciones con el universo, una nueva explicacidn de la existencia del hombre y de su destino después de la muerte y una nueva actitud hacia la naturaleza y un peculiar objetivo del estudio. Todas estas eransforma- ciones mentales, emocionales y espirituales, revolucionaron la historia de Occidente entre los siglos IV y V, anunciando la Edad Media y una nueva civilizacién occidental. 16 asta principios de los afios veinte del presente siglo, ningin historiador clisico © medieval desafié la explicacién humanista-ilustrada-gibboniana o puso en duda que el mundo antiguo acabase en los siglos IV o V. Pero este consenso de los eruditos fue roto por una nueva interpretacidn. El medievalista belga Henri Pirenne (1862-1935) propuso una teoria sobre el fin del mundo antiguo y el inicio de ka Edad Media que constituia un cambio respecto a las creencias tradicionales y proporcionaba el armaz6n conceptual para todas las subsiguientes discusiones del problema Habiendo alcanzado reputacién internacional debido su famosa teoria del origen de la ciudad medieval, su interesante argumento sobre las etapas sociales del capitalismo, su volumi- nosa Histoire de Belgique, sus demés publicaciones de historia social y econémica de la Edad Media y sus diversas ediciones de documentos medievales claves, Pirenne no habia estado interesado anteriormente en la Alta Edad Media, La guerra lo cambié todo. La ocupacién de Bélgica por las tropas alemanas representé en la vida de Pirenne un deamético corte que llevé el dolor a su familia, supuso la interrupcidn de su vida académica y el cierre de la universidad de Gante en la que ensefiaba, y le convirtié eventualmente en un oscuro prisionero en Alemania, Como cabeza del profesorado de su facultad que se oponia a la politica de las autoridades de ocupacidn que querfan germanizar el curriculum de la universidad, Pirenne fue arrestado junto con otro colega el 18 de marzo de 1916 y deportado a Alemania donde permanecié hasta el final de la guerra, en noviembre de 1918. Primero estuvo confinado en dos campos de concentracién donde conocié a muchos prisioneros de guerra rusos, quienes le intrigaron tanto por su mental dad y sus costumbres que aprendié ruso y leyd 4vidamente su historia. Luego fue enviado a un pequefio pueblo de Turingia en el que permanecié hasta el final de la guerra, terriblemente slo y como dinico extranjero. Fue en este momento cuando decidié escribir una historia de Europa, tanto para aliviar su monétono aislamiento como para preservar sus facultades intelectuales de la desincegracién, Esta fue la obra péstuma que se publics en 1936 bajo el ieulo Histoire de l'Europe des invasions an XVI sidcle. Lo que en definitiva destaca en esta historia es el contacto de Pirenne con los rusos, su lengua y su historia, que le suscitaron un profundo interés. por Bizancio y el Mediterrineo oriental. Es obvio que Pirenne revis6 sus conceptos sobre la Alta Edad Media. Lo que esencialmente tomé forma en su mente fue un mundo antiguo que se mantuyo durante varios siglos en decadencia pero que no fue destruido por los germanos, ‘excepto en lo que s¢ refiere al final de la existencia politica del [mperio en Occidente. Percibié que los germanos no llegaron al Imperio como enemigos sino como hombres que deseaban formar parte y disfrutar de una cultura superior, preservando todo lo que les fue posible. A pesar de su incapacidad para conservar mucho, adoptaron y continuaron, dentro de sus limitaciones, la cultura y las instituciones romanas, prolongando de esta forma y durante algiin tiempo los componentes esenciales de la civilizacién antigua. Llegé a la conclusién de que los germanos «no odiaban a Roma y... que no maltrataron a la poblaciém, y que sus

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