You are on page 1of 4

Repaso – tipos de argumentos

1)Determine el marco, tema, problema e hipótesis del siguiente texto.


2) Realice las siguientes actividades en cada uno de los puntos del texto que se encuentra a
continuación.

Punto 1
1)Complete modus ponens a partir de la frase “en donde hay más armas, hay menos
crímenes. Identifique premisas A y B y conclusión.
2) Detecte 2 argumentos persuasivos
3)Detecte los contraargumentos

Punto 2
1)Detecte 2 argumentos persuasivos
2)Cree un argumento persuasivo cuya conclusión sea “es ilógico que las instituciones
regulen la portación de armas

Punto 3
1)Detecte 2 argumentos persuasivos
2) Cree un modus tollens cuya conclusión sea “las armas no inhiben el crimen”

Punto 4
1)Detecte 2 argumentos persuasivos
Cree un silogismo hipotético cuya conclusión sea “si las prohibiciones no sirven, pueden
abolirse”

Cinco argumentos pro armas y 


cómo rebatirlos (texto editado a fines educativos)
Fuente: https://www.animalpolitico.com/el-blog-de-causa-en-comun/cinco-argumentos-
pro-armas-rebatirlos/ 
 
Analizamos cinco de los argumentos a favor del uso de las armas y encontramos sólo
creencias y anécdotas alejados de la evidencia científica que demuestra que las armas
generan violencia. 
Por Causa en Común 
 25 de noviembre, 2016 
Por: Marcela Figueroa 

El pasado miércoles 16 de noviembre, se llevó a cabo un Foro en el Senado de la República


para debatir los pros y contras acerca de la iniciativa de reforma al artículo décimo de la
Constitución que busca permitir la portación de armas en negocios y vehículos con el
objetivo de hacer frente a la inseguridad. 
En el espacio, convocado por el Senador Jorge Luis Preciado del PAN, autor de la iniciativa,
los defensores de la reforma presentaron una serie de argumentos basados en supuestos,
creencias y anécdotas que ignoran por completo la evidencia científica que demuestra que
las armas aumentan los factores de riesgo que generan violencia. 
Es por ello que en este artículo presentamos los cinco argumentos más comunes de
aquellos que defienden la iniciativa y los refutamos, tanto con evidencia científica como
con contraargumentos que cuestionan la lógica detrás de la propuesta. 

1. En los países en donde hay más armas, hay menos crímenes 


Los defensores de la portación de armas como elemento eficaz para combatir a la
delincuencia usualmente ponen de ejemplo el caso de Estados Unidos. De acuerdo a datos
de la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito, en 2013 Estados Unidos
(dato disponible más reciente) tuvo una tasa de homicidios dolosos de 3.9. Hay que decir,
una cifra muy por debajo de las tasas que se registran en prácticamente toda
Latinoamérica. Muchos defensores de las armas, argumentan que esto se debe a que en
Estados Unidos hay altas tasas de posesión de armas (101 por cada 100 habitantes). 
Vamos por partes. En primer lugar, si bien los dos datos son correctos, uno no explica al
otro. Es decir, que haya una baja tasa de homicidios no quiere decir que sea debido al
número de armas. En este caso tendríamos que identificar otras razones para la baja tasa
de homicidios. Entre estas pueden estar, por ejemplo, el nivel de impunidad, de
corrupción en las instituciones de seguridad y procuración de justicia y hasta otros
factores socioeconómicos como el nivel de desempleo y de educación. 
Además, si bien Estados Unidos tiene una tasa de homicidios muy baja comparado con el
resto de América Latina, si se equipara con países de Europa, incluidos países de Europa
del Este que no son tan desarrollados como los de Europa Occidental, Estados Unidos
queda muy por encima en este indicador.
 
 
  
Asimismo, hablar de Estados Unidos, un país de más de 300 millones de habitantes como
uno sólo también es incorrecto. Habría que analizar por ejemplo el nivel de homicidios en
sus grandes ciudades. Por ejemplo, en Washington, la capital, la tasa de homicidios es de
18; en Miami de 17; en Nueva Orleans de 41 cada 100,000 habitantes. Todas estas, cifras
muy parecidas a casi cualquier país de Latinoamérica. 
De la misma manera, no todos los países con bajas tasas de homicidios dolosos tienen
altas tasas de portación de armas. En Holanda, por ejemplo, hay 3.9 armas por cada 100
habitantes y menos de un homicidio por cada 100,000 habitantes. En este país, las
cárceles están cerrando porque no hay quien las ocupe. Japón es otro ejemplo parecido
en donde hay 0.3 homicidios por cada 100,000 habitantes y 0.6 armas por cada 100
habitantes. Otros casos son Reino Unido, Bélgica, Eslovaquia, Dinamarca, España, Irlanda y
Hungría, por mencionar sólo algunos. De acuerdo a la lógica de a más armas menos
delitos, la baja incidencia delictiva en estos países no tendría explicación.

2. Nos queremos armar para defendernos porque las instituciones no funcionan 


De acuerdo a la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública
2015 (ENVIPE), sólo un 10.5% de los delitos se denuncian. La principal razón para no
hacerlo tiene que ver con un alto grado de desconfianza en la autoridad.
La población además, no denuncia porque sabe que nunca va a recuperar sus bienes o que
nunca se va a encontrar al responsable. Eso sin tomar en cuenta el tiempo que tarda
levantar una denuncia y el maltrato al que son sometidas muchas de las víctimas del
crimen. 
¿Cómo pensar en abrir los permisos de portación de armas en un país en estas
condiciones? El Senador Preciado propone que sea una institución del Estado, la
Secretaría de la Defensa Nacional, quien regule los permisos y el uso de las armas bajo
este nuevo esquema. Nos preguntamos, si la justificación de esta iniciativa es que las
instituciones no funcionan, ¿no resulta ilógico que sean esas mismas instituciones las que
se hagan responsables de semejante tarea? ¿cómo confiar en que una institución del
Estado haga bien este encargo tan delicado? 
Se trata por lo tanto de un argumento que se contradice a si mismo. México no es un país
con altos niveles de violencia debido a que no hay armas, sino porque hay otras
condiciones que han hecho que el crimen se extienda a casi todo el territorio nacional. 

3. El delincuente va a pensar dos veces en cometer un crimen sabiendo que la gente


está armada 
Este argumento se basa en la idea de que las armas funcionan como inhibidores del
crimen. Es decir, que al saber que la víctima tiene un arma, el delincuente se va a
arrepentir de cometer el delito debido a que su vida corre peligro. Sin embargo, no toma
en cuenta que esto tal vez tenga el efecto contrario. El delincuente podría ser incluso más
agresivo cuando sabe que su vida está en juego, esto sin contar las pocas probabilidades
que los usuarios tendrán de reaccionar rápidamente para sacar su arma y defenderse del
delito. 
Un ejemplo. En 2014, el FBI dio a conocer un estudio sobre los muy frecuentes tiroteos
que ocurren en Estados Unidos. De 160 hechos contabilizados entre los años de 2000 a
2013, sólo en uno de los casos un civil armado pudo detener al perpetrador del incidente;
en dos de estos fueron policías fuera de servicio; en cuatro guardias armados; y en 21
civiles desarmados. El resto nadie pudo detenerlos. Otro ejemplo. En 2015, un tiroteo se
registró en la Universidad de Oregón, un campus en donde estaba permitido portar armas.
Murieron nueve personas. Es decir, ni la presencia de armas ha inhibido estos hechos, ni
ha logrado detenerlos. 
Las armas no sólo no inhiben el crimen, sino que incluso lo vuelven más letal. En Estados
Unidos, el país con más armas del planeta, dos tercios de los homicidios son por arma
de fuego. Además, diversos estudios han demostrado cómo en ese país, en los estados
con mayor tasa de armas, hay mayores tasas de homicidios y en específico de homicidios
por arma de fuego. No sólo eso, en los lugares con mayor tasa de armas, hay más suicidios
por arma de fuego y más muertes accidentales. 
Un ejemplo sobre el grado de letalidad. En diciembre de 2012, en Chempeng, China, un
hombre entró a una escuela y apuñaló a 22 niños y a un adulto. Ese mismo día un hombre
armado entró a una primaria en Connecticut y disparó a 20 niños. En China, ninguna de las
víctimas murió; en Estados Unidos, murieron todas. 
4. Prohibir las armas no hace que los delincuentes no las consigan para cometer
crímenes 
Son cosas distintas porque la iniciativa busca ampliar la posesión legal de armas que
actualmente existe no desinhibir el mercado negro de ellas. Además, está claro que los
delincuentes no son inhibidos por las leyes. Creer en ello es como afirmar que, como
siempre hay alguien que no respeta el semáforo en rojo, entonces hay que eliminar los
semáforos. Decir esto es lo mismo que afirmar que como el delincuente no obedece las
leyes, mejor hay que abolirlas todas. 
Si bien es cierto que la ley no funciona como inhibidora para algunos, funciona para todos.
El problema, entre muchos otros, es que el grado de impunidad es tan alto que, poco a
poco las leyes van inhibiendo menos. Ese es en realidad el problema que hay que atender.
Armar a los ciudadanos sólo hará que justamente ese nivel de impunidad aumente. 
¿Qué hacer entonces ante el incremento de la inseguridad en el país? 
En definitiva, se tiene que reevaluar la estrategia de seguridad y cambiar aquello que no
ha funcionado. Se tienen también que fortalecer a las instituciones de seguridad y
procuración de justicia y sobre todo se tienen que realizar disgnósticos locales sobre las
problemáticas específicas de cada región para poder diseñar diferentes estrategias
dependiendo el contexto de la zona y los tipos de delitos más frecuentes. 
México es un país muy grande y con condiciones muy diferentes en sus diferentes
regiones. Uno de los errores más graves ha sido el intento de homogeneizar una
estrategia de seguridad que además se ha enfocado en el combate a una sola de las
modalidades del crimen organizado (el narcotráfico). 
Asimismo, se tienen que empezar a atender los factores estructurales que son caldo de
cultivo para el incremento de la criminalidad. En este sentido no sólo son los altos niveles
de impunidad y corrupción en las instituciones, sino la falta de oportunidades laborales y
educativas en el país. Es decir, también hay que trabajar en medidas que disminuyan los
factores de riesgo de poblaciones vulnerables. 
Se tiene también que tomar con seriedad el problema y se deben evitar propuestas que
sólo lleven a debates vacíos, como es el caso de la iniciativa sobre portación de armas del
Senador Jorge Luis Preciado. Una propuesta que en resumen, busca combatir el problema
de inseguridad, creando condiciones para que la violencia aumente. Como ya se dijo, el
problema de la inseguridad en México no es el resultado de una carencia de armas para
defendernos, sino de una serie de vacíos institucionales, de los altos niveles de impunidad,
corrupción e incluso desigualdad. 

You might also like