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0.- INTRODUCCIÓN.-
Durante la Restauración española, mientras que Europa estaba en un proceso de colonización, España sufría
la pérdida de los últimos vestigios de su imperio colonial, lo que puso de manifiesto algo evidente: la pérdida
definitiva de su protagonismo en la política mundial. La pérdida de las últimas colonias y la crisis que trajo
consigo tal acontecimiento, supone para muchos historiadores el comienzo de la propia crisis del sistema de la
Restauración. El llamado “desastre del 98” fue un aldabonazo que hizo resquebrajar las bases del sistema y
planteó la necesidad de tomar medidas para regenerar la vida política y social del país.
1.- ANTECEDENTES.-
1.1.- La Guerra de los Diez años o Guerra Larga (1868-1878).- Se inició en 1868 con el «Grito de
Yara», que se alargará debido a los años convulsos de la España del Sexenio revolucionario. En 1878, gracias al
fin de las guerras carlistas, se envía un fuerte contingente a Cuba dirigido por el general Martínez Campos que
doblegue a los insurrectos. Se firmará la Paz de Zanjón, con la deposición de las armas por los cubanos a
cambio de abolir la esclavitud y la promesa de realizar reformas económicas y políticas.
1.2.- La Guerra Chiquita (1879-1880).- El retraso o incumplimiento de los acuerdos hizo que solo un año
después estallara la Guerra Chiquita que, aunque fue una rebelión aplastada por el ejército español al mando del
general Polavieja, ponía de manifiesto que la Paz de Zanjón no hizo más que aplazar el problema.
2.- CAUSAS.-
a) El incumplimiento de España de lo pactado en la Paz de Zanjón de 1878, provocó el malestar de los criollos
ante la situación política, financiera, económica y tributaria de la isla.
b) La madurez del independentismo cubano. Hubo intentos de emancipación durante la dos guerras descritas.
El ministro de Ultramar, Antonio Maura, intentó instaurar en Cuba un régimen autonómico con un estatuto y
parlamento propio en 1893. La petición fue rechazada en Cortes bajo la presión de la burguesía catalana y
valenciana que deseaban mantener el control de la isla y el monopolio comercial. Cuando en 1895 se concedió
una ley autonómica era demasiado tarde: los cubanos no la aceptan y estalló la sublevación.
c) Interés estadounidense por la isla, ayudando a los insurrectos caribeños por el Interés económico: Cuba era
la primera productora del mundo de azúcar. Las compañías azucareras estadounidenses deseaban controlar ese
mercado; Interés geoestratégico: Buscaban dominar el Caribe y Centroamérica.
d) La Restauración implantó una política proteccionista. El arancel Cánovas aumentó las tensiones con Cuba.
España permitía que EEUU comprara el 88% de las exportaciones cubanas (azúcar, café, cacao), pero prohibía
las importaciones extranjeras, asegurando el monopolio comercial de catalanes y valencianos (tejidos, cereal,
vinos), a lo que Cuba se negaba. El presidente norteamericano Mckinley amenazó con cerrar su mercado a
productos cubanos si España no modificaba la política arancelaria. Ello aumentó las tensiones entre EEUU y
Cuba contra España, así como el temor a una nueva insurrección apoyada por EEUU.
Martínez Campos fue sustituido por el general Valeriano Weyler, que empleó métodos contundentes de
desgaste, para acabar con la insurrección, pero tenía la oposición de los campesinos, colaboradores de los
rebeldes, que les daban víveres y les informaban de cualquier movimiento del ejército español, con lo cual
desarticulaban cualquier estrategia militar. Weyler obligó a los campesinos a concentrarse en aldeas cerradas
para aislarlos de las tropas rebeldes (primeros “campos de concentración” de población civil) y poder vencer a
las guerrillas. Una comisión norteamericana protestó por estas medidas. Fueron concentrados más de 700.000
campesinos hasta 1898, con unas graves consecuencias: los campos dejaron de cultivarse y las dificultades para
alimentar a la población y prestar atención médica provocaron una gran mortandad.
La guerra destruyó ingenios (fábricas de azúcar), vías férreas e infraestructuras. La economía cubana se
resintió enormemente, y el ejército español quedó agotado al enfrentarse a un ejército revolucionario capaz de
desorientar por su movilidad. Murieron unos 55.000 soldados y 581 oficiales por las guerrillas y las
enfermedades tropicales. El ejército era mal visto por la prensa norteamericana que reclamaba interesadamente el
final de la “matanza de civiles”. Desaparecido Cánovas, Sagasta decretó medidas para empujar a los separatistas
a pactar una fórmula que mantuviera la soberanía española en la isla y evitase el conflicto con EEUU: concedió
la autonomía a Cuba (1897), aprobó el sufragio universal masculino, estableció la igualdad de derechos entre
insulares y peninsulares, permitió la autonomía arancelaria y sustituyó a Weyler por el general Ramón Blanco,
que inició una política pacifista de conciliación, eliminando las concentraciones de campesinos. Pero las
reformas llegan demasiado tarde, pues los independentistas, con el apoyo estadounidense, armas y dinero, no
aceptaron el fin de las hostilidades.
El final de la guerra comenzó a partir de febrero, cuando los americanos intervienen tras la explosión del
Maine, que costó la vida a casi toda su tripulación (buque de guerra enviado a la Habana con el pretexto de
salvaguardar los intereses y vidas de norteamericanos). EEUU acusó a España de falta de responsabilidad y
vigilancia. No se probó la participación de España en la explosión, pero hubo una fuerte presión política y de la
prensa norteamericana, movida por intereses económicos, para que Mckinley declarase la guerra. EE.UU. envió
a España un ultimátum en el que le exigía la retirada de Cuba. El gobierno de Sagasta negó cualquier
vinculación con el hundimiento del Maine y rechazó el ultimátum. Los dirigentes españoles eran conscientes de
la inferioridad militar española, pero consideraron humillante la aceptación, sin lucha, del ultimátum.
El 25 de abril de 1898 EE.UU. le declara oficialmente la guerra a España en Cuba y Filipinas , con el
pretexto de que ambas debían ser estados independientes. En España se vivieron días de verdadero entusiasmo
patriótico, alentado irresponsablemente por los poderes públicos y por la prensa. Se creía en la posibilidad de
ganar la guerra a Estados Unidos a pesar de su potencial, aunque no estaba preparada para ello. EE.UU.
intervino en Cuba y Filipinas. La guerra fue muy breve y se decidió en el mar. El conflicto fue un paseo militar
para Estados Unidos, que hundió la flota española en (Cavite) y la atracada en el puerto de la Habana y
Santiago de Cuba. La guerra continuó hasta el 13 de agosto, porque EEUU aprovechó la ocasión, para ocupar
Puerto Rico y acabar así con la autonomía de la isla, concedida por España en 1897.
2.- Tampoco hubo crisis económica a pesar de la pérdida de los mercados reservados y los cuantiosos gastos en
guerra. Por el contrario, se redujo la deuda y aumentaron las inversiones gracias al capital repatriado de Cuba.
Precisamente con este capital se fundó el Banco Hispaonoamericano.
3.- La derrota supuso un importante cambio en la mentalidad de los militares , que se inclinaron hacia posturas
más autoritarias e intransigentes frente a la ola de antimilitarismo que siguió al “desastre. El ejército se sintió
humillado y se produce de nuevo la injerencia del ejército en la política.
4.- LA CRISIS DEL 98, moral e ideológica sumió a la sociedad en desencanto y frustración, que destruyó el
mito del imperio español. La prensa extranjera presentó a España como una nación moribunda, con un ejército
ineficaz y un sistema político corrupto. Esa visión cuajó en la opinión pública española creando un debate sobre
las responsabilidades políticas y militares. Políticos, militares e intelectuales tomaron una actitud crítica:
REGENERACIONISMO, movimiento intelectual y político que refleja un deseo reformista ante el desastre
del ´98, critica la Restauración y propugna la modernización de la política. Se recupera el espíritu crítico de los
intelectuales españoles del siglo XVIII con los ilustrados como Jovellanos.
a) En el mundo intelectual: Joaquín Costa, alcanzó gran popularidad con su obra «Oligarquía y caciquismo.
Hizo una crítica al caciquismo, que impidió implantar una verdadera democracia basada en las clases medias y la
modernización económica y social del país. España tenía que modernizarse, potenciar la educación y salir del
atraso económico y cultural; para ello había que olvidar su pasado glorioso.
b) Política. Los gobiernos regeneracionistas Silvela–Polavieja, Maura y Canalejas querían una «revolución
desde arriba» y modernizar el país. El regeneracionismo provocó un fortalecimiento de la oposición frente a
los partidos dinásticos, con nuevos partidos de derecha, nacionalismos, PSOE y el republicanismo.
c) Los militares pensaban que el mal procedía de la corrupción y culpan a los políticos de los problemas de
España. Se formaron su idea de nación. Ven en la dictadura de Primo de Rivera intención regeneradora.
d) En cultura la Generación del 98 (Unamuno, Valle Inclán, Pío Baroja, Azorín). La literatura reflejó las
consecuencias del ´98, llamada “Edad de Plata” por la proliferación de obras. Cultivaron el ensayo, novela,
teatro o poesía, que denuncian el alejamiento entre la política y la vida real del país. Criticaron el atraso de
España y expresaron un gran pesimismo por su decadencia. España debía modernizarse y europeizarse.
7.- CONCLUSIÓN.- La pérdida de las colonias o “Desastre del 98” supone un antes y un después en la
Historia Contemporánea española. Para España supuso la pérdida de los restos de su antiguo Imperio, en una
época de imperialismo, en la que el mundo ha sido repartido entre unas cuantas potencias. España quedó
relegada del contexto imperialista, lo que significaba convertirse en una potencia de segundo orden. La derrota
de 1898 puso de relieve de forma trágica y súbita todas las limitaciones del régimen de la Restauración y su
parálisis a la hora de afrontar los problemas sociales y la modernización del país y, por tanto, no hizo sino poner
de manifiesto los males que ya aquejaban a nuestro país y el despertar de una conciencia de la necesidad de
modernización del mismo. El sistema de la Restauración recibió un duro golpe pero sobrevivió al “desastre”,
aunque entraría en el siglo XX en una larga crisis que culminará en 1923, cuando se implante la dictadura de
Miguel Primo de Rivera.