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4 Manual Procesal Casarino IV
4 Manual Procesal Casarino IV
ACTUALIZACIÓN
INTRODUCCIÓN
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b) Según su objeto o finalidad, los procedimientos se clasifican en
de conocimiento, de ejecución y de conservación. Los de
conocimiento, llamados también indistintamente declarativos o de
cognición, tienden a obtener la condena del demandado, la mera
declaración de un derecho, o un efecto constitutivo mediante la
dictación de la sentencia respectiva. Los de ejecución persiguen el
cumplimiento forzado de una obligación, que consta en una
sentencia previa dictada dentro de un procedimiento de cognición, o
en otro título al cual la ley también le atribuye mérito ejecutivo. Los
conservatorios o precautorios tienden a asegurar el resultado de una
acción ejercitada en un procedimiento de conocimiento o ejecutivo
anterior o coetáneo.
c) Según su forma o tramitación, se clasifican en ordinarios,
especiales y sumarios. Procedimientos ordinarios son aquellos que,
en su tramitación, se ajustan a las normas generales del proceso.
Procedimientos especiales son aquellos que, en su tramitación, se
ajustan a las normas especiales del proceso. Y procedimientos
sumarios son aquellos cuya tramitación está fundada exclusiva-
mente en razones de rapidez o celeridad. Los procedimientos
ordinarios y sumarios, a su vez, se agrupan en procedimientos
comunes o de aplicación general, o sea, rigen en la generalidad de
los casos; y como contrapuestos a los procedimientos de aplicación
especial, o sea, a los casos específicamente señalados en la ley.
d) Según su contenido, se clasifican en singulares y universales.
Procedimientos singulares son aquellos en que tienen interés una o
más personas determinadas sobre derechos también determinados.
Procedimientos universales son aquellos en que la materia sobre la
cual versan es una universalidad, como el patrimonio de una
persona viva, o la herencia de un difunto. Ejemplos típicos de
procedimientos universales son los de quiebra y los de partición de
bienes.
e) Según la cuantía, pueden ser de mayor cuantía, de menor cuantía
y de mínima cuantía. Procedimientos de mayor cuantía son aquellos
en que el monto de la cosa litigiosa excede de trescientos setenta y
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siete mil doscientos cuarenta y un pesos, ($377.241)* o ella no es
susceptible de determinada apreciación pecuniaria. Procedimientos
de menor cuantía son aquellos en que el monto de la cosa litigiosa
excede de dieciocho mil ochocientos cincuenta y seis pesos ($
18.856).* Procedimientos de mínima cuantía son aquellos en que la
cosa litigiosa no excede de dieciocho mil ochocientos cincuenta y
seis pesos ($ 18.856).*
f) Según su ritualidad, se clasifican en verbales y escritos.
Procedimientos verbales son aquellos en cuya tramitación predo-
minan las actuaciones de palabra o de viva voz. Procedimientos
escritos son aquellos en cuya tramitación predominan las actua-
ciones literales o por escrito. En el hecho, no existen procedimientos
exclusivamente verbales o escritos, por cuanto en los primeros hay
determinadas actuaciones escritas, y en los segundos, también se
cumplen determinadas actuaciones verbales. Por consiguiente, la
preponderancia en las actuaciones es lo que, a la postre, viene a
caracterizar el procedimiento en verbal o escrito.
Los procedimientos orales tienen la ventaja de proporcionarle una
mayor rapidez al proceso; de asegurar, en toda su amplitud, el
principio de la publicidad en sus actuaciones; de obligar a los
magistrados que en ellos deben intervenir a imponerse
personalmente del asunto sobre el cual van, en definitiva, a
sentenciar; de producir un mayor contacto entre el juez y las partes,
y entre éstas y los testigos, todo dentro de un ambiente de
espontaneidad; y, en fin, de ser más económicos.
Sin embargo, presentan la desventaja de ser más superficial y
precipitada la resolución de los jueces; de prestarse a eventuales
sorpresas, errores u omisiones; de influir, aun de buena fe,
decididamente en la conciencia del magistrado, cuando se despliega
* Las cantidades que se indican fueron fijadas por el número segundo del Auto Acordado de la Corte
Suprema de 16 de enero de 1997, publicado en el Diario Oficial de fecha 31 de enero de 1997.
Actualizado Depto. Procesal U. de Chile.
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una hábil y eficaz oratoria por parte del abogado defensor; y, por
último, de adolecer, por su propia naturaleza y desarrollo técnico, de
una mayor vaguedad.
Por todas estas razones es que la doctrina y la mayoría de las
legislaciones se inclinan a adoptar el procedimiento escrito en los
procesos civiles, y el procedimiento oral lo reservan exclusivamente
para los procesos penales.
C. Clasificación de los procedimientos judiciales según la ley
procesal civil chilena. Después de expresar el artículo 1 - del
Código de Procedimiento Civil que sus disposiciones rigen el pro-
cedimiento de las contiendas civiles entre partes y de los actos de
jurisdicción no contenciosa, cuyo conocimiento corresponda a los
Tribunales de Justicia; agrega el artículo 2° de ese mismo cuerpo de
leyes, que "el procedimiento es ordinario o extraordinario. Es
ordinario el que se somete a la tramitación común ordenada por la
ley, y extraordinario el que se rige por las disposiciones especiales
que para determinados casos ella establece".
En consecuencia, nuestra ley procesal civil clasifica los pro-
cedimientos, según su forma o tramitación, en ordinarios y
extraordinarios, siendo ordinario el que se somete a la tramitación
común ordenada por la ley, y extraordinario el que se rige por
disposiciones especiales establecidas por ella para determinados
casos; desconoce la clasificación de los mismos, según su objeto o
finalidad, puesto que hay procedimientos de cognición
contemplados, tanto en el libro II cuanto en el libro III del Código
del ramo, y a pesar de haber ubicado el cumplimiento de las
sentencias en el primero de dichos libros, y los procedimientos
ejecutivos en el segundo de los antes nombrados, prescinde de la
clasificación de los procedimientos en escritos y verbales, no
obstante asignarle esta última característica a los procedimientos de
mínima cuantía y al sumario; y en cuanto a los procedimientos
comunes o de aplicación general, los distribuye arbitrariamente
entremezclados con los de aplicación especial.
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En resumen, para el derecho procesal civil positivo chileno, el
procedimiento ordinario es sinónimo del juicio ordinario de mayor
cuantía, y el procedimiento extraordinario es aquel al cual se ajustan
todos los demás juicios. La clasificación fundamental de los
procedimientos es, pues, esencialmente formalista, y la adopción de
las demás clasificaciones, de importancia práctica indiscutida, ha
sido la obra incesante de la doctrina y la jurisprudencia.
No obstante, si tratáramos de desentrañar las características
generales del procedimiento judicial chileno, tanto del ordinario
cuanto del extraordinario, podríamos afirmar que es escrito y de
doble grado: escrito, por cuanto en sus actuaciones predomina la
escritura; y de doble grado, porque las resoluciones que se van
pronunciando, a través de su desarrollo, son, por regla general,
susceptibles de apelación, esto es, de ser revisadas por un tribunal
superior a petición de parte agraviada.
Sección Primera
EL JUICIO ORDINARIO DE MAYOR CUANTÍA
Capítulo Primero GENERALIDADES
* La cantidad que se indica fue fijada por el número segundo del Auto Acordado de la Corte Suprema
de 16 de eneio de 1997, publicado en el Diario Oficial de fecha 31 de enero de 1997. Actualizado
Depto D Procesal U. de Chile
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cargo de perito, la petición al tribunal a fin de que cite a las partes
para oír sentencia, la interposición del recurso de apelación en el
acto de la notificación, etc.; y, en segunda, la vista de la causa,
comprendiéndose en ella la relación y los alegatos de los abogados.
d) Es un procedimiento declarativo en sentido lato, o de cognición,
ya que por medio de él no se persigue el cumplimiento forzado o
compulsivo de una obligación, sino la declaración o el
reconocimiento de un derecho desconocido o menoscabado. En el
hecho, mediante sus sentencias, se persigue la condena del
demandado a una determinada prestación, la mera declaración de un
derecho controvertido o la producción de efectos jurídicos
constitutivos.
e) Consiste en un procedimiento común o de aplicación general, sin
otras limitaciones que la cuantía o la existencia de procedimientos
especiales en razón de la naturaleza de la acción. En otros términos,
el juicio ordinario de mayor cuantía es la forma normal de
tramitación de los juicios; y la excepción, los juicios o
procedimientos especiales, cuya tramitación, a la inversa, es distinta
de la primeramente nombrada y bastante variada. De ahí que el
artículo 3o del Código de Procedimiento Civil disponga que "se
aplicará el procedimiento ordinario en todas las gestiones, trámites y
actuaciones que no estén sometidos a una regla especial diversa,
cualquiera que sea su naturaleza". Cada vez, pues, que estemos en
presencia de una acción judicial, cuya cuantía exceda de trescientos
setenta y siete mil doscientos cuarenta y un pesos,* o sea de cuantía
indeterminada, y en razón de su naturaleza no tenga señalada en la
ley una tramitación especial, debemos saber de antemano que tendrá
que ser ventilada en conformidad a las reglas del juicio ordinario de
mayor cuantía.
* La cantidad que se índica fue fijada por el número segundo del Auto Acoidado de la Corte Suprema
de 16 de enero de 1997 publicado en el Diario Oficial de fecha 31 de enero de 1997. Actualizado
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f) Por último, es un procedimiento supletorio en relación a los
mismos procedimientos extraordinarios o especiales, a virtud de lo
que prescribe el artículo 3o del Código de Procedimiento Civil antes
transcrito. Esto significa que el legislador, al estructurar los
procedimientos extraordinarios, no consigna en forma exhaustiva
todas las actuaciones que los constituyen; de suerte que, en
presencia de cualquier vacío, se recurre indefectiblemente a las
normas respectivas del juicio ordinario de mayor cuantía. Ejemplo,
nada dice la ley, dentro de los juicios especiales, acerca de las
medidas precautorias o de los medios probatorios: en su silencio, se
aplican las normas contenidas sobre estas materias en el juicio
ordinario de mayor cuantía.
En resumen, las características de ser un procedimiento común o de
aplicación general, y de ser supletorio de los procedimientos
especiales, por sí solas, demuestran la importancia innegable que el
juicio ordinario de mayor cuantía reviste dentro de los
procedimientos judiciales chilenos.
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A esta altura del juicio, el juez debe examinar personalmente el
proceso y estudiar si las partes, en los escritos fundamentales, se han
contradicho en hechos substanciales y pertinentes. En caso
afirmativo, recibirá la causa a prueba por el término legal y fijará
los hechos controvertidos, a cuyo tenor deberá rendirse la prueba.
Esta resolución se notifica por cédula. El término probatorio
ordinario es de veinte días, dentro del cual deben producirse la
prueba testimonial y las demás pruebas, sin perjuicio de que estas
últimas puedan también rendirse en las otras oportunidades
señaladas por la ley. Vencido el término probatorio, las partes tienen
un plazo común de diez días para formular las observaciones que el
examen de las pruebas le sugiera; y vencido también este último tér-
mino, de oficio o a petición de parte, el tribunal citará para oír
sentencia, se hayan o no formulado las referidas observaciones.
A contar de la notificación de esta última resolución, el tribunal
tiene un plazo de sesenta días para dictar sentencia definitiva; la
cual, una vez notificada a las partes, será susceptible de los recursos
legales que procedan, a saber, el de apelación y el de casación en la
forma.
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Por fin, pueden suscitarse cuestiones accesorias que requieren
especial pronunciamiento del tribunal, o sea, incidentes, los cuales
sabemos que se tramitarán en la misma pieza de autos o en cuaderno
separado, según si revisten o no el carácter de previo y especial
pronunciamiento.
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medidas están destinadas a preparar la demanda, a procurarse de
antemano ciertos medios de prueba que pueden desaparecer, o a
asegurar el resultado de la acción que se va a deducir; y que, desde el
punto de vista de su tramitación, las medidas prejudiciales
constituyen incidentes especiales dentro del pleito.
La iniciación del juicio, pues, mediante una medida prejudicial, no
libera en manera alguna al actor de la obligación de presentar
demanda; la novedad procesal, en este caso, radica exclusivamente
en que el juicio se ha iniciado mediante medida prejudicial, y que
ésta, cronológicamente, precede a la demanda.
Ahora bien, la ley no define la demanda; pero es evidente que este
término se reserva para designar el acto inicial de la relación
procesal, o sea, la primera presentación que hace el actor y que
resume sus pretensiones. Se la define como aquel acto procesal del
actor mediante el cual ejercita una acción tendiente a la declaración,
en sentido amplio, por parte del tribunal, de un derecho que le ha
sido desconocido o menoscabado. La demanda es, entonces, la
forma o manera de ejercitar la acción enjuicio; y ésta, la de reclamar
judicialmente un derecho controvertido.
327. Forma y contenido de la demanda. Desde el momento en que
la demanda, como acto inicial del juicio, es un verdadero escrito,
debe ajustarse a determinadas formalidades en su otorgamiento y
presentación, para que así produzca los efectos legales deseados por
el actor.
Estas formalidades son dobles; a saber, las generales de todo escrito
y las especiales propias del escrito de demanda.
Las formalidades generales de todo escritoy aplicables, por con-
siguiente, al escrito de demanda, en síntesis, son: la demanda deberá
presentarse en papel proceso;* por conducto del Secretario
respectivo y encabezada con una suma que indique su contenido (art.
30 C.P.C.);** y acompañada, en papel simple, de tantas copias
cuantas sean las partes a quienes haya de ser notificada (art. 31, inc.
Io, C.P.C); y, por último, en atención a que la demanda es la primera
presentación que hace el actor, deberá contener la constitución de un
procurador o mandatario judicial habilitado y la designación
* Actualmente, y con la entrada en vigencia del Decreto Ley N" 3.475 de 29 de agosto de 1980,
publicado en el Diario Oficial de 4 de septiembre del mismo año, quedó sin efecto la obligación de
usar papel sellado en los juicios y gestiones judiciales, toda vez que el artículo 32 de dicho Decreto
Ley derogó el Decreto Ley N° 619 de 1974, que la consagraba. Actualizado Depto. D. Procesal U. de
Chile.
**Ver Auto Acordado de la C. de Apelaciones de Stgo., de 19 de diciembre de 1988, publicado en el
D.O. de 21 de enero de 1989 y acuerdo de la C. de Apelaciones de Valpo., publicado en el D.O. de 7 de
diciembre de 1995.
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La exposición clara de los fundamentos de derecho en que se apoya
la demanda, en cambio, tiene por objeto facilitar la calificación
jurídica de la relación de derecho substancial o material
controvertida. Esta exigencia se cumple expresando únicamente el
actor las razones de orden jurídico que, a su juicio, justifican la
declaración del derecho substancial reclamado. No necesita
individualizar la acción por su nombre técnico ni indicar los
preceptos legales aplicables; pues esta labor la efectuará el tribunal
al momento de pronunciar sentencia, aunque para la regularidad y
marcha del proceso es conveniente hacerlo.
5 o La enunciación precisa y clara, consignada en la conclusión de
las peticiones que se sometan al fallo del tribunal.
Es la parte petitoria de la demanda. Debe expresarse con la
suficiente claridad y precisión, y dentro del escrito de demanda tiene
una ubicación determinada, esto es, en la parte final del mismo.
Estas peticiones del actor, unidas a las que plantea el demandado en
su escrito de contestación, constituyen la cuestión controvertida del
pleito y, en consecuencia, determinan su propia competencia. La
sentencia definitiva, pues, deberá pronunciarse sobre las peticiones
de las partes, y únicamente sobre ellas, a menos que se trate de un
caso en que el tribunal pueda actuar de oficio, so pena de que en la
dictación de la sentencia se incurra en vicios de forma que autoricen
anularla por medio de los recursos procesales correspondientes. En
el orden de importancia, esta exigencia legal reviste el máximo de
interés, puesto que el actor, al formular sus peticiones al tribunal,
concreta perentoriamente sus pretensiones ante este último y frente
al demandado.
328. De los documentos acompañados a la demanda. Dispone el
artículo 255 del Código de Procedimiento Civil que "Los
documentos acompañados a la demanda deberán impugnarse dentro
del término de emplazamiento, cualquiera sea su naturaleza".
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ses antes de su vigencia, en los oficios de todos los secretarios de
Cortes y Juzgados de Letras (art. 259, inc. 2o, C.P.C.).
Puede suceder que los demandados sean varios, esto es, dos o más.
En tal caso, sea que obren separada o conjuntamente, el término
para contestar la demanda correrá para todos a la vez, y se contará
hasta que expire el último término parcial que corresponda a los
notificados (art. 260 C.P.C.). Ejemplo: el juicio se ha iniciado en
Valparaíso en contra de dos demandados, y éstos han sido
notificados también en Valparaíso; pero en fechas diferentes,
pongamos por caso, el día 2 del mes en curso al demandado A, y el
día 5 de igual mes al demandado B. Tanto para el primer demandado
como para el segundo, el plazo para contestar la demanda, sea que
obren conjunta o separadamente, vence el día 20 de dicho mes.
Todo lo anterior nos permite señalar las características generales
que presenta el plazo que tiene el demandado para contestar la
demanda enjuicio ordinario de mayor cuantía:
a) Es un plazo de días y, por consiguiente, se entiende suspendido
durante los feriados (art. 66 C.P.C.);
b) Es un plazo legal y, por consiguiente, a diferencia de los plazos
judiciales, no puede ser prorrogado (art. 67 C.P.C.);
c) Es un plazo variable, puesto que, como hemos visto an-
teriormente, difiere en su duración, según sea el lugar en que es
notificado el demandado;
d) Es un plazo fatal por cuanto el solo hecho de su vencimiento
implica extinción del derecho de contestar la demanda.* (artículo
64),** (artículo 78 C.P.C.).
e) Si fueren varios los demandados, es individual para, su ini-
ciación, y común para su extinción o vencimiento (art. 260 C.P.C.).
* Artículo 64 C.P.C. sustituido por el que aparece en el texto, por el
artículo 1° N° 4, de la Ley N° 18.882, de fecha 20 de diciembre de
1989.
** Artículo 78 C.P.C, sustituido por el que aparece en el texto, por el
artículo Io N° 9, de la Ley N° 18.705, de 24 de mayo de 1988.
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No olvidemos tampoco que el emplazamiento del demandado
reviste excepcional importancia dentro del proceso, puesto que da
nacimiento a la relación procesal, esto es, al conjunto de vínculos
jurídicos entre las partes y el tribunal y entre las partes entre sí y que,
por tal razón, la ley lo ha elevado a la categoría de trámite o
diligencia esencial (art. 795, N° Io, C.P.C.). Por ello su omisión
autoriza interponer en contra de la sentencia definitiva pronunciada
en condiciones tan irregulares recurso de casación en la forma,
tendiente a anularla y a reponer el proceso al estado de cumplirse
con el emplazamiento del demandado (art. 768, N° 9o, C.P.C.).
Se entiende que ha habido omisión del emplazamiento del
demandado cuando no se le ha notificado la demanda; cuando,
habiéndosele notificado, tal notificación ha sido practicada en forma
ilegal; o bien, cuando, habiéndose notificado legal-mente la
demanda, se ha dado por evacuado el trámite de contestación a la
demanda por parte del demandado, sin estar aún vencido el término
que la ley le ha concedido para cumplir con tal trámite.
331. Modificación de la demanda. Puede que el demandante,
después de presentada la demanda al tribunal, desee introducir
algunas modificaciones. ¿Está facultado por la ley para adoptar
actitud semejante? Para contestar esta interrogante, a nuestro juirio,
es preciso colocarse en diversas situaciones:
a) Antes de notificada la demanda al reo, podrá el actor retirarla sin
trámite alguno, y se considerará como no presentada (art. 148, parte
Ia, C.P.C.). Retirada, pues, materialmente la demanda, hará con ella
el demandante lo que le plazca y podrá, incluso, presentar una nueva,
enteramente diversa de la
anterior;
b) Una vez notificada la demanda a cualquiera de los demandados
y antes de la contestación, podrá el demandante hacer en ella las
ampliaciones o rectificaciones que estime convenientes (art. 261,
inc. Io, C.P.C.). Obsérvese que no se trata de simple retiro de la
demanda como en el caso anterior, sino de
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modificaciones que será necesario presentar por escrito y pedir se
tenga como complemento o modificación de la demanda primitiva.
Es tal la importancia de estas modificaciones que para los efectos de
su notificación se considerarán como una demanda nueva, y sólo
desde la fecha en que esta diligencia se practique correrá el término
para contestar la demanda primitiva (art. 261, inc. 2o, C.P.C.);
c) Contestada que sea la demanda, en el escrito de réplica podrá el
actor ampliar, adiciona^, o modificar las acciones que haya
formulado en la demanda, pero sin que pueda alterar las que sean
objeto principal del pleito (art. 312 C.P.C.); y
d) Después de notificada la demanda, podrá el demandante, en
cualquier estado del juicio, desistirse de ella ante el tribunal que
conozca del asunto, y esta petición se someterá a los trámites
establecidos para los incidentes (art. 148, parte 2a, C.P.C.). Esta
última actitud del demandante, de excepcional importancia, tiene el
efecto de extinguir las acciones que se hicieron valer en la demanda,
y mal podría deducirlas nuevamente, aun cuando fueran ampliadas o
rectificadas.
332. Actitudes del demandado una vez notificado de la de-
manda. Notificado que sea legalmente el demandado del escrito de
demanda, puede adoptar, a nuestro juicio, tres actitudes diferentes:
aceptar lisa y llanamente la demanda, o no contradecir en forma
substancial y pertinente los hechos que le sirven de fundamento; no
hacer nada, esto es, asumiendo una actitud de completa pasividad e
indiferencia; y, por último, que será el caso de más ordinaria
ocurrencia, defenderse.
Ahora bien, cada una de estas diversas actitudes del demandado
frente a la demanda que se ha interpuesto en su contra, tiene una
decisiva influencia en el curso posterior que debe seguir el juicio.
En efecto:
a) Si el demandado acepta llanamente las peticiones del deman-
dante o si en sus escritos no contradice en materia sustancial y
pertinente los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará
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citar a las partes para oír sentencia definitiva, una vez evacuado el
traslado de la réplica (art. 313, inc. Io, C.P.C.).
Aceptar la demanda implica reconocer la exactitud de los hechos y
de los fundamentos de derecho en que se apoya. Dada la
excepcional gravedad que este acto procesal tiene para el
demandado, la ley exige que si la aceptación de la demanda se
efectúa por medio de mandatario éste debe estar premunido de
facultad especial (art. 7o, inc. 2°, C.P.C.).
Puede también que el demandado reconozca los hechos y
desconozca, en cambio, los fundamentos de derecho en que se
apoya la demanda. Se trata de una situación, como se ve, diversa de
la anterior en que hay pleno acatamiento del demandado frente a los
hechos y al derecho invocados por el demandante. En el fondo, en
este segundo caso, el demandado reconoce los hechos, pero les
niega las consecuencias jurídicas que les asigna el actor.
Sin embargo, en ambos casos, sea que estemos en presencia de un
allanamiento total de la demanda, o de la falta de contradicción en
materia substancial y pertinente en cuanto a los hechos, la suerte que
sigue la tramitación del juicio es la misma, o sea, el tribunal
mandará citar a las partes para oír sentencia definitiva una vez
evacuado el traslado de la réplica.
En otros términos, contestada que sea la demanda, se dará traslado
al demandante para que replique; evacuada la réplica o en rebeldía
del demandante, se dará, en seguida, traslado al demandado para
que duplique; y, una vez evacuada la duplica o en rebeldía del
demandado, se dará, en seguida, traslado al demandado para que
duplique; y, una vez evacuada la duplica o en rebeldía del
demandado, el tribunal citará a las partes para oír sentencia. En
consecuencia, en estos casos se prescinde, entera y solamente, de los
trámites de la prueba;
b) Si el demandado no contesta la demanda en el plazo que la ley le
ha señalado para estos efectos -quince días, o dieciocho días, o
dieciocho días más el aumento- y el demandante desea que
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los autos sigan su curso progresivo, simplemente evacúa su trámite
de réplica.*
Se trata de un término fatal, como tuvimos oportunidad de señalar.*
Este silencio del demandado produce en doctrina la llamada
contestación ficta de la demanda, la cual, en el hecho, se traduce en
su negación; por cuanto en derecho procesal quien calla nada
reconoce ni otorga, a menos que exista una disposición legal
expresa que consagre una sanción semejante.
Declarada la rebeldía de la contestación a la demanda de oficio o a
petición de parte, el tribunal proveerá traslado al demandante para
replicar; evacuada la réplica se dará, en seguida, traslado al
demandado para duplicar; y luego, evacuada la duplica el tribunal
examinará los autos para ver si debe recibir o no la causa a prueba, y
ésta seguirá así su curso normal.
La rebeldía de la contestación a la demanda, lo mismo que las demás
rebeldías en la primera instancia, no tienen otro alcance que dar por
evacuado ficticiamente el trámite de que se trata, a objeto de que los
autos puedan continuar en su curso progresivo, siendo esta situación
neutra, ya que declarada o no la rebeldía, igual se sigue el curso
progresivo de los autos bastando evacuar la parte diligente el trámite
que le corresponde, pudiendo por consiguiente la parte rebelde ha-
cerse presente en cualquier momento posterior, siempre y cuando,
naturalmente, respete todo lo obrado; a menos que estuviéramos en
presencia de un caso de fuerza mayor, o de falta real de notificación,
que da origen a la nulidad procesal y que estudiaremos en momento
oportuno.
El efecto de la rebeldía en la segunda instancia. Aquí su tras-
cendencia es mayor, pues al litigante rebelde no se le toma más en
consideración; y si, posteriormente, desea comparecer,
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Mano Casanno Viterbo
tendrá que hacerlo por medio de procurador del número o de
abogado habilitado.
c) Si el demandado se defiende, será necesario ver previamente en
qué forma lo hace, para saber la tramitación que seguirá el juicio. Se
comprende que esta última actitud del demandado es en la práctica,
la de más ordinaria ocurrencia.
La defensa del demandado se manifestará por oponer a la demanda
excepciones dilatorias, como previas a la contestación, o,
simplemente, contestándola. En la contestación a la demanda, el
demandado opondrá excepciones perentorias, alegaciones o
defensas, e incluso todavía puede reconvenir.
A continuación estudiaremos, en detalle, cada una de estas actitudes
defensivas del demandado, por su especial importancia y
trascendencia en la marcha del pleito.
Capítulo Tercero LAS EXCEPCIONES DILATORIAS
SUMARIO: I. Generalidades; II. Análisis particular de las
excepciones dilatorias; III. Procedimiento; IV. Las excepciones
mixtas o anómalas.
I. GENERALIDADES
333. Concepto. El término excepción tiene un doble significado:
uno, sinónimo de toda defensa que opone el demandado a las
peticiones del actor para enervarlas; y otro, equivalente también a la
defensa del primero de los nombrados, pero fundada en la
defectuosa manera de haberse ejercitado la acción. La primera clase
de defensa que puede esgrimir el demandado mira al fondo de la
acción deducida; recibe el nombre técnico de excepción perentoria;
y se halla, por consiguiente, contemplada en las leyes de fondo o
sustantivas. La segunda clase de defensa de que puede valerse el
demandado mira a la forma del procedimiento; se llama excepción
dilatoria; y, en consecuencia, su reglamentación la encontramos en
las leyes procesales.
Para nuestro derecho positivo, son excepciones dilatorias aquellas
que tienen por objeto corregir vicios de procedimiento sin afectar al
fondo de la acción deducida (art 303, N° 6o, C.P.C.).
Su misión es, pues, precisa y determinada, y del más alto significado:
corregir defectos de procedimiento, procurar que la relación
procesal se forme válidamente, o sea, exenta de todo vicio que más
tarde pudiera servir para anularla. Como se comprende, el
demandado al formular una excepción dilatoria se abstendrá de
contestar la demanda, no entrará al fondo de la causa y, en
consecuencia, deberá oponerla en forma previa a la cuestión
principal, la que quedará intertanto suspendida. En
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el hecho, las excepciones dilatorias para que puedan cumplir
adecuadamente su finalidad correctiva del procedimiento, retardan
la entrada al juicio; y de ahí que, en la práctica, a veces son
utilizadas como medio de obtener su consecuencia y no el objetivo
antes señalado.
334. ¿Cuáles son? El artículo 303 del Código de Procedimiento
Civil contesta nuestra pregunta y, al efecto, prescribe: "Sólo son
admisibles como excepciones dilatorias: Ia La incompetencia del
tribunal ante quien se haya presentado la demanda; 2a La falta de
capacidad del demandante, o de personería o representación legal
del que comparece en su nombre; 3a La litispendencia; 4a La
ineptitud del libelo por razón de falta de algún requisito legal en el
modo de proponer la demanda; 5a El beneficio de excusión; y 6a En
general, las que se refieran a la corrección del procedimiento sin
afectar al fondo de la acción deducida".
En consecuencia, nuestra ley reconoce dos grupos de excepciones
dilatorias: el primero, constituido por las cinco primeras
excepciones dilatorias taxativamente enumeradas; y el segundo, por
aquellas que, participando de las características señaladas en el
número sexto, pueden ser encasilladas en dicho número.
Es por ello que se afirma con fundamento que la enumeración de las
excepciones dilatorias, contenida en el artículo 303 ya transcrito, no
es taxativa.
Empero la clasificación de las excepciones dilatorias en los dos
grupos antes señalados no tiene importancia alguna, pues todas ellas
están sometidas a una misma reglamentación. Solamente que las del
primer grupo presentan la ventaja de que, estando contempladas
expresamente en la ley, con el carácter de dilatorias, no darán
margen a dificultades, en la práctica, al esgrimirlas como tales; en
cambio, las pertenecientes al segundo grupo, al ser opuestas, podrán
originar una cuestión previa destinada a constatar si tienen las
características señaladas en el número 6o del artículo 303 del Código
de
Procedimiento Civil y, por consiguiente, si son o no legalmen-te
excepciones dilatorias.
II. ANÁLISIS PARTICULAR DE LAS EXCEPCIONES DILATORIAS
335. Incompetencia del tribunal. Se halla establecida en los si-
guientes términos: "Sólo son admisibles como excepciones
dilatorias: Ia La incompetencia del tribunal ante quien se haya
presentado la demanda..." (art. 303, N° Io, C.P.C.).
Recordemos que la incompetencia del tribunal puede ser de dos
clases: absoluta y relativa; y que las cuestiones de competencia
pueden promoverse por declinatoria y por inhibitoria.
Desde el momento en que la ley no distingue, creemos que la
excepción dilatoria de incompetencia del tribunal ante quien se haya
presentado la demanda podrá fundarse, ya en la incompetencia
absoluta, ya en la incompetencia relativa del mismo; y que si la
cuestión de competencia se promueve por vía declinatoria, o por vía
inhibitoria, en ambos casos presentará el carácter de excepción
dilatoria.
Tiene importancia distinguir según si la excepción dilatoria de
incompetencia del tribunal ante quien se haya presentado la
demanda se funda en la incompetencia absoluta o relativa del mismo,
pues, en el primer caso, si no se formula la correspondiente
excepción dilatoria en la oportunidad legal debida, siempre puede
formularse en el curso del juicio como incidente de nulidad de todo
lo obrado (arts. 10 C.O.T. y 84, inc. 2o, C.P.C.); y, en cambio, en el
segundo caso, la falta de reclamo de la incompetencia relativa del
tribunal, en la oportunidad legal debida, produce la prórroga tácita
de la competencia (art. 187 C.O.T.).
También es del caso llamar la atención acerca de que la excepción
dilatoria de incompetencia del tribunal ante quien se haya
presentado la demanda, no cabe confundirla con la excepción de
falta de jurisdicción del mismo, pues esta última
42
Mario Casanno Viterbo
no tiende a corregir vicios de procedimiento, sino que afecta al
fondo de la acción deducida; en otros términos, esta última
excepción tiende a enervar la acción deducida y, por consiguiente,
es perentoria y debe ser opuesta al contestarse la demanda.
336. Incapacidad, falta de personería o de representación legal.
Esta excepción dilatoria se encuentra establecida en los siguientes
términos: "Sólo son admisibles como excepciones dilatorias:... 2a La
falta de capacidad del demandante, o de personería o representación
legal del que comparece en su nombre..." (art. 303, N° 2o, C.P.C.).
La lectura de este precepto demuestra, a la simple vista, que él
contempla tres situaciones diversas: falta de capacidad del
demandante; falta de personería del que comparece en su nombre; y
falta de representación legal del que comparece en su nombre. La
capacidad del actor, al igual que la personería o representación legal
del que comparece en su nombre, es requisito indispensable para
accionar válidamente, o sea, para que la relación procesal nazca
exenta de todo vicio y la sentencia que se pronuncie produzca los
efectos que le son propios entre las partes litigantes.
El problema de determinar si el demandante es o no capaz, si el
mandatario del actor tiene o no facultad de actuar en su nombre, y si
el representante legal del mismo es en verdad tal representante, debe
ser resuelto a la luz de las disposiciones legales de fondo o
substantivas por cuanto el Código de Procedimiento Civil no
contiene normas al respecto.
Ejemplo de falta de capacidad del actor: deduce demanda una
persona de 18 años de edad; ejemplo de falta de personería del que
comparece a nombre del actor: deduce la demanda a nombre de este
último un mandatario o apoderado que no tiene facultades judiciales;
y ejemplo de falta de representación legal del que comparece a
nombre del actor: deduce la demanda a nombre de este último, que
es persona
43
demente sujeta a interdicción, un individuo que se dice curador sin
serlo en realidad.
Y si el demandado es persona incapaz o se ha notificado la demanda
a persona que no es su mandatario o representante legal, ¿qué
actitud podría asumir?
En verdad que no puede oponer la excepción dilatoria que estamos
comentando, porque ella se refiere exclusivamente al actor; pero
pensamos que no habría inconveniente legal para corregir este
procedimiento vicioso, mediante la excepción 6a del artículo 303 del
Código de Procedimiento Civil, fundada en la incapacidad del
demandado o en la falta de personería o representación legal de la
persona que se pretende que comparezca en su nombre, según el
caso.
Naturalmente que esta excepción dilatoria la deducirá el demandado
a su propio nombre o a través de su representante legal, según sea el
fundamento en que se la apoye.
Tampoco divisamos inconveniente alguno para que el pseu-do
mandatario o el pseudo representante legal se apersone al juicio y
solicite, por vía incidental, la declaración de ineficacia de la
notificación de la demanda que se le ha practicado, por habérsele
atribuido una personería o representación que, en realidad, no tiene.
337. Iitispendenda. Se halla establecida en la siguiente forma:
"Sólo son admisibles como excepciones dilatorias:... 3a La
litispendencia..." (art. 303, N° 3o, C.P.C.).
Se dice que hay litispendencia cuando entre las mismas partes existe
otro juicio diverso pero sobre la misma materia. Esta definición de
la litispendencia demuestra que sus requisitos o elementos
constitutivos son tres; a saber: existencia de un juicio anterior;
seguido entre las mismas partes; y siempre que verse sobre la misma
materia.
Ahora bien, el juicio anterior podrá estar radicado ante el mismo
tribunal que está conociendo del nuevo juicio en que se planteará la
correspondiente excepción de litispendencia, o bien, ante tribunal
diverso; y se entiende que existe tal jui-
ManoCasarinoVnerbo 1 Manua! de Derecho Procesal
45
44
ti
ció, desde el momento en que el demandado ha sido notificado de la
demanda, pues desde ese instante ha nacido la
relación procesal.
Debe estarse siguiendo el anterior pleito entre las mismas partes, o
sea, debe existir identidad legal entre las partes del primer pleito y
del segundo, no importando el papel procesal que ellas desempeñan
en uno y otro pleito. Se podrá así ser demandante en el primer juicio
y demandado en el segundo
o viceversa.
Por último, ambos juicios deben versar sobre la misma materia, esto
es, tanto la cosa pedida cuanto la causa de pedir, hechas valer en un
pleito, deben ser idénticas a las reclamadas en el otro pleito.
El fundamento de esta excepción dilatoria es obvio: evitar que las
partes litigantes pretendan subsanar los posibles errores cometidos
en un juicio, renovando este mismo juicio mediante una nueva
demanda. Por tal razón acogida la excepción dilatoria de
liüspendencia, produce el efecto de paralizar el nuevo pleito,
intertanto se falle el primero por sentencia ejecutoriada; a objeto de
que la parte favorecida con la excepción de cosa juzgada, que pueda
emanar de esta sentencia, la oponga como excepción perentoria en
el segundo pleito, que estaba paralizado, y cuya tramitación ha
debido reiniciarse a virtud de la terminación del primero.
338. Ineptitud del libelo. Está consagrada en los siguientes
términos: "Sólo son admisibles como excepciones dilatorias:... 4a La
ineptitud del libelo por razón de falta de algún requisito legal en el
modo de proponer la demanda..."
(art. 303,No4°,C.P.C).
Libelo es sinónimo de demanda y, desde el momento en que esta
excepción dilatoria se funda en la falta de requisitos legales de
aquélla, es del caso relacionar este precepto con el artículo 254 del
Código de Procedimiento Civil, ya estudiado, que establece los
requisitos de forma específicos que debe contener el escrito de
demanda.
Por consiguiente, el libelo es inepto cuando le falta alguno de los
requisitos de forma específicos señalados por la ley como
obligatorios del escrito de demanda. La jurisprudencia, precisando
el concepto anterior, agrega que el libelo es inepto cuando la falta de
algún requisito legal lo hace vago, ininteligible o susceptible de ser
aplicado a diversos casos o situaciones. Recordemos que si al
escrito de demanda le falta alguno de los tres primeros requisitos
señalados en el artículo 254, el juez puede de oficio no darle curso,
expresando el defecto de que adolece (art. 256 C.P.C.). La
excepción dilatoria de ineptitud del libelo entrará enjuego, pues,
cuando a la demanda le falta cualquiera de los requisitos señalados
en el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil; o bien,
cualquiera de los tres primeros señalados en tal precepto, y el juez
no haga uso de su facultad de oficio de no admitir a tramitación la
demanda, expresando el defecto de que adolece para que pueda ser
subsanado.
339. Beneficio de excusión. Está indicado como excepción
dilatoria en la siguiente forma: "Sólo son admisibles como ex-
cepciones dilatorias... 5a El beneficio de excusión..." (art. 303,
N°5°, C.P.C.).
Se entiende por beneficio de excusión el derecho de que goza el
fiador que ha sido demandado para exigir que antes de proceder
contra él se persiga la deuda en los bienes del deudor principal, y en
las hipotecas o prendas prestadas por éste para la seguridad de la
misma deuda (art. 2357 C.C.).
Como se comprende, esta excepción dilatoria se hará valer por el
fiador en pleito que le siga el acreedor, y su finalidad u objetivo es
paralizarlo, intertanto el acreedor no agote los medios judiciales en
contra del deudor principal, y en las hipotecas o prendas que éste
hubiere prestado para caucionar
la deuda misma.
Si con estas nuevas acciones interpuestas por el acreedor, no obtiene
el pago de su crédito, no habrá más camino que reiniciar el juicio
que había seguido primitivamente en con-
47
46
tra del fiador, el cual se hallaba paralizado, a virtud del beneficio de
excusión hecho valer en forma de excepción dilatoria.
III. PROCEDIMIENTO
340. Manera y oportunidad de oponer excepciones dilatorias.
La manera de hacer valer las excepciones dilatorias es oponiéndolas
todas en un mismo escrito (art. 305, inc. Io, parte Ia, C.P.C.).
Ejemplo: el tribunal ante quien se presentó la demanda es in-
competente, el mandatario del demandante carece de suficiente
personería, y la demanda no contiene la exposición clara de los
hechos en que se funda. Tengo, por consiguiente, tres excepciones
dilatorias que hacer valer en contra del demandante y las tres debo
oponerlas en un solo y mismo escrito. La razón de esta disposición
es lógica y manifiesta. Si así no fuere, el demandado, de mala fe,
para alargar el juicio, iría formulando las excepciones dilatorias, que
son previas al fondo del mismo, una en pos de las otras, con la
consiguiente
pérdida de tiempo.
En cuanto a la opuitunidad para oponer las excepciones dilatorias,
ello debe hacerse "dentro del término de emplazamiento fijado por
los artículos 258 a 260" (art. 305, inc. Io, parte 2a,
C.P.C.).
Se trata como se ve, del término para contestar la demanda, el cual,
para los efectos de oponer las excepciones dilatorias, reviste el
carácter de fatal, dada la redacción "dentro del" que emplea la
disposición legal antes citada. La regla general anterior presenta dos
excepciones: a) Si las excepciones no se han opuesto todas en un
mismo escrito y dentro del término de emplazamiento ya indicado,
"se podrán oponer en el progreso del juicio sólo por vía de alegación
o defensa, y se estará a lo dispuesto en los artículos 85 y 86" (art.
305, inc. 2°, C.P.C.).
¿Qué significado o alcance tiene este precepto? En otros
términos dispone que si las excepciones dilatorias no han sido
opuestas como tales en la forma y oportunidad que la ley señala,
pueden formularse con el mismo carácter de dilatorias al contestar la
demanda o en el curso posterior del juicio, incluso, estando las
partes citadas para oír sentencia. Sin embargo, habrá que estarse a lo
prevenido en los artículos 85 y 86, o sea, que, en principio, estas
dilatorias informales y extemporáneas tendrán que ser rechazadas, a
menos que se funden en un vicio que anule el proceso, o en una
circunstancia esencial para la ritualidad o la marcha
del mismo.
Ejemplo: la demanda no se ajusta a los requisitos de forma
señalados en el artículo 254 del Código de Procedimiento Civil, y en
vez de oponer la excepción dilatoria de ineptitud del libelo dentro
del plazo para contestarla, me limito a evacuar este trámite,
defendiéndome sobre el fondo de la acción deducida, y luego, al
presentar el escrito de duplica, hago notar el defecto de forma de que
adolece la demanda. Esta excepción dilatoria deberá rechazarse, en
definitiva, porque debí oponerla tan pronto el hecho en que se funda,
esto es, la ineptitud del libelo, llegó a mi conocimiento, y antes de
hacer cualquiera gestión principal en el pleito. En cambio, la
demanda ha sido interpuesta por un incapaz, y en vez de oponer la
excepción dilatoria pertinente en el plazo para contestar la demanda,
me limito a defenderme sobre el fondo y, estando el proceso en
estado de prueba, formulo la correspondiente incidencia sobre falta
de capacidad del demandante. Esta excepción dilatoria,
aparentemente extemporánea, deberá ser acogida en definitiva, pues
se funda en un vicio que anula el proceso (arts. 84 y 85 C.P.C.); y
b) Las excepciones dilatorias de incompetencia del tribunal y de
litispendencia "podrán oponerse en segunda instancia en forma de
incidente" (art. 305, inc. 2o, C.P.C.).
341. Tramitación, fallo y recursos. Las excepciones dilatorias se
tramitarán como incidentes (art. 307, inc. Io, C.P.C.).
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49
procedencia del recurso de apelación, al prescribir que "la
resolución que deseche este incidente será apelable sólo en el efecto
devolutivo", con lo cual, a contrario sensu, la que lo acoja será
apelable en ambos efectos (art. 307, inc. 2e, C.P.C.).
342. Curso posterior del juicio. Desechadas las excepciones
dilatorias o subsanadas por el demandante los defectos de que
adolezca la demanda, tendrá diez días el demandado para
contestarla, cualquiera que sea el lugar en donde le haya sido
notificada (art. 308 C.P.C.).
La ley se pone así en los dos casos que pueden presentarse con el
fallo de las excepciones dilatorias. Si se deniegan, quiere decir que
el procedimiento estaba correcto y debe seguir adelante en su
tramitación; a la inversa, si se aceptan, quiere decir que el
procedimiento era defectuoso y debe ser subsanado para que pueda
continuarse válidamente.
Este nuevo plazo que tiene el demandado para contestar la demanda
es siempre fatal, o sea, si no evacúa el trámite en el plazo señalado
sigue el curso progresivo de los autos con el litigante o parte
diligente y no sufre variación alguna, a diferencia del primitivo,
cualquiera que sea el lugar en que haya sido notificada la demanda.
Y ¿desde cuándo se cuenta} Si la excepción ha sido rechazada,
desde la notificación de la resolución que así lo ha resuelto; puesto
que, en el evento de ser apelada, como lo hemos ya visto, dicha
apelación se concede en el solo efecto devolutivo. Por el contrario,
si la excepción dilatoria es acogida, el demandante tendrá que
subsanar los defectos en que dicha resolución se funda; y, desde este
momento, comenzará a correr el plazo de diez días que tiene el
demandado para contestar la demanda. En la práctica, en este último
caso, para evitar toda duda al respecto, el demandante pide al
tribunal que se declare que ha subsanado el vicio o defecto de que se
trata, y a contar de la notificación de la resolución que así lo declare,
comenzará a correr el ya citado plazo de diez días.
50
55
perentorias, sino que, además, por su parte, deduce una nueva
demanda en contra del actor. Esta clasificación tiene importancia
para los efectos de la tramitación posterior que sigue el juicio, pues
la reconvención se sustancia junto con la demanda principal y da
origen a un trámite más, cual es la duplica en la reconvención; y
c) Por último, según la actitud que adopte el demandado frente al
objetivo del escrito de contestación de la demanda, ésta puede
clasificarse en contestación de la demanda destinada a aceptar
llanamente las peticiones del demandante y en contestación de la
demanda destinada a defenderse, oponiendo las correspondientes
excepciones perentorias. Esta clasificación tiene importancia para
los efectos de la recepción de la causa a prueba, pues, en el primer
caso, no será necesario cumplir con este trámite.
346. Forma y contenido de la contestación de la demanda. Desde
el momento en que la contestación de la demanda, lo mismo que
esta última, es un verdadero escrito, se halla sujeta a un doble grupo
de formalidades legales: las generales a todo escrito y las especiales
del escrito de contestación de la demanda.
Las formalidades generales de todo escrito y, por consiguiente,
aplicables al escrito de contestación de la demanda, en síntesis, son:
la contestación de la demanda deberá presentarse en papel proceso;*
por conducto del secretario respectivo, encabezada con una suma
que indique su contenido (art. 30 C.P.C.); y acompañada, en papel
simple, de tantas copias cuan-
* Actualmente, y con la entrada en vigencia del Decreto Ley N°
3.475 de 29 de agosto de 1980, publicado en el Diario Oficial de 4
de septiembre de 1980, quedó sin efecto la obligación de usar papel
sellado en los juicios y gestiones judiciales, toda vez que el artículo
32 de dicho Decreto Ley derogó el Decreto Ley N° 619 de 1974, que
la consagraba. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
56
Mano Casanno Viterbo
tas sean las partes a quienes haya de ser notificada (art. 31, inc. Io,
C.P.C.); y, por último, en atención a que la contestación de la
demanda es, por regla general, la primera presentación que hace el
demandado, deberá contener la constitución de un procurador o
mandatario judicial habilitado y la designación de abogado
patrocinante, también habilitado, salvo las excepciones legales (arts.
Io y 2o Ley 18.120 de 30 de abril de 1982, publicada en el Diario
Oficial de 18 de mayo del mismo año).*
En cambio, las formalidades especiales del escrito de contestación
de la demanda las señala el artículo 309 del Código de
Procedimiento Civil, al prescribir que él debe contener:
1° La designación del tribunal ante quien se presente:
Este requisito se cumple a continuación de la suma, expresando
solamente la jerarquía del tribunal y, todavía, ello mediante
abreviaturas. Ejemplos: se pondrá S.J.L., tratándose de jueces
letrados; I.C., tratándose de Cortes de Apelaciones; y Excma. Corte,
si queremos referirnos a la Corte Suprema.
2o El nombre, domicilio y profesión u oficio del demandado.
Debe contener, en consecuencia, una perfecta individualización del
demandado, lo que tendrá suma importancia para los efectos de
saber quiénes son las partes litigantes, dónde debe notificárseles y a
quiénes va a afectar la sentencia que, en definitiva, se dicte.
Nada expresa la ley en cuanto a la individualización del
representante convencional o legal del demandado; pero estimamos
que también es indispensable señalarlas para mantener el debate
judicial dentro de la lealtad y seguridad debidas
3o Las excepciones que se oponen a la demanda y la exposición
clara de los hechos y fundamentos de derecho en que se apoyan.
Debemos hacer, en estos momentos, comentarios simila-
* Actualizado Depto Procesal U. de Chile
57
res a los que efectuamos al analizar el requisito formal equivalente
que debe contener el escrito de demanda.
Este requisito dice relación con la sustancia o médula del juicio
mismo. Al igual que las pretensiones del actor, las del demandado se
fundan en determinados hechos, a los cuales les aplica las
disposiciones legales que cree pertinentes; de tal manera que lo
menos que puede exigir el legislador respecto de los hechos y
fundamentos de derecho en que se apoya el escrito de contestación
de la demanda, es que se expongan con la suficiente claridad.
Ahora bien, la defensa del demandado se concreta a las excepciones
que tenga que oponer a la demanda contraria; de suerte que también
lo menos que debe contener el escrito de contestación de la demanda
son dichas excepciones. Es obvio que se trata de las excepciones
perentorias, o sea, de aquellas que miran al fondo del juicio y no a la
corrección del procedimiento.
En atención a que nuestro Código de Procedimiento Civil utiliza
indistintamente los términos "excepción", "alegación" o "defensa",
estimamos que el escrito de contestación de la demanda también
deberá contener a estas últimas, pues ellas deben entenderse
involucradas en la expresión "excepciones" que emplea el precepto
legal que estamos analizando.
Sin embargo, en doctrina, los términos "excepción", "alegación" o
"defensa" son distintos.
En efecto, la excepción reconoce la existencia del derecho
reclamado, y sólo pretende que ha caducado, por un hecho
independiente de su existencia y constitución; sostiene, por
consiguiente, la falta de acción, fundándose en situaciones de hecho
que el juez ignora hasta esos momentos, o sea, ataca la vida misma
del derecho reclamado; y, en último término, el peso de la prueba de
la excepción recaerá solamente sobre el demandado.
La alegación o defensa, en cambio, es la total negación del derecho
reclamado, desconociéndolo en su nacimiento mis-ffio y fundado en
los requisitos de derecho invocados por el
58
61
En cuanto a la resolución que debe recaer en el escrito de
contestación de la demanda, no puede ser otra que traslado al actor
por el término de seis días (art. 311, parte Ia, C.P.C.). Este plazo es
fatal, y está destinado a que dentro de él el demandante evacué el
trámite de réplica, al cual nos referiremos más adelante, (art. 64
C.P.C).*
349. Oportunidad para oponer excepciones perentorias.
Las excepciones perentorias deben oponerse en la contestación de la
demanda, puesto que, como lo hemos oportunamente señalado, éste
es el objetivo fundamental de dicho escrito.
Sin embargo, el legislador permite que determinadas excepciones
perentorias, en razón de su especial naturaleza jurídica, puedan
oponerse antes de contestar la demanda, y aun durante todo el curso
del juicio.
Son excepciones perentorias que pueden oponerse antes de
contestar la demanda aquellas que pueden deducirse y tramitarse
como las dilatorias, y son las siguientes: cosa juzgada y la de
transacción; pero si son de lato conocimiento, se mandará contestar
la demanda, y se reservarán para fallarlas en la sentencia definitiva
(art. 304 C.P.C.).** En cambio, son excepciones perentorias que
pueden oponerse con posterioridad a la presentación del escrito de
contestación de la demanda, y en cualquier estado de la causa, las
siguientes: prescripción, cosa juzgada, transacción y pago efectivo
de la deuda, cuando ésta se funde en un antecedente escrito (art. 310,
inc. Io, C.P.C).
Ahora bien, para que estas últimas excepciones perentorias sean
admitidas a tramitación, se requiere: a) que se aleguen por escrito; y
b) antes de la citación para sentencia en prime-
* Artículo modificado, como aparece en el texto, por el artículo Io
N° 4, de la Ley N° 18.882, de fecha 20 de diciembre de 1989.
** Artículo sustituido, por el que aparece en el texto, por el NQ 1 del
art. 5o de la Ley N° 18.680, de fecha 11 de enero de 1988.
Actualizado Depto D. ProcesalU.de Chile.
ra instancia, o de la vista de la causa en la segunda (art 310, inc.
1°,C.P.C).
La tramitación que sufran será diversa según sea la oportunidad en
que se hagan valer. Así, si se formulan en primera instancia antes de
recibida la causa a prueba, quiere decir que se tramitarán como
incidentes y la prueba se rendirá juntamente con la de la causa
principal; y si se formulan en primera instancia, pero después de
recibida la causa a prueba, también se tramitarán como incidentes,
que pueden recibirse a prueba, si el tribunal lo estima necesario. En
ambos casos el fallo se reservará para definitiva. Si, en cambio, se
deducen en la segunda instancia, también se tramitarán como
incidentes, que pueden recibirse a prueba si el tribunal lo estima
necesario, y su fallo también se dejará para definitiva, pero con la
particularidad de que es pronunciado en única instancia por el
tribunal de alzada (art. 310, incs. 2o y 3o, C.P.C).
II. LA RÉPLICA Y LA DUPLICA
350. Concepto. En el juicio ordinario de mayor cuantía, el período
de discusión no queda agotado con la presentación de los escritos de
demanda y de contestación que, respectivamente, han evacuado
demandante y demandado. Existe, con posterioridad, una nueva
intervención de ambas partes litigantes, que recibe el nombre de
escritos de réplica y duplica.
Se define la réplica diciendo que es el escrito en que el demandante,
junto con tratar de destruir las excepciones, alegaciones o defensas
hechas valer por el demandado, reafirma la posición de sus acciones;
y la duplica, a la inversa, diciendo que es el escrito en que el
demandado, junto con reafirmar, una vez más, la posición de sus
excepciones, alegaciones o defensas, trata de destruir las acciones
deducidas por el actor.
Su forma, en consecuencia, es escrita, pues así se deduce del
principio o característica dominante dentro de la clase de
62
Mano Casanno Viterbo
63
los juicios ordinarios de mayor cuantía, y de la expresión "en los
escritos de réplica y duplica" que emplea el artículo 312 del Código
de Procedimiento Civil; pero, en todo caso, a diferencia de los
escritos de demanda y contestación, no necesitan contener mención
especial alguna.
No se trata de trámites esenciales, esto es, por cuya omisión pudiera
invalidarse el proceso, ya que las partes son dueñas de evacuarlos o
no; y si no lo hacen en el término legal-fatal a petición de la
contrapaite o de oficio, el tribunal proveerá lo que convenga para la
prosecución del juicio, sin necesidad de certificado previo (art. 64
C.P.C.). Ejemplo: vencido el término para contestar la demanda, el
demandado replica sin necesidad de acusar rebeldía. El tribunal
tiene por contestada la demanda en rebeldía y por evacuado el
trámite de réplica, dando traslado para duplicar al demandado. El
demandado duplica fuera de plazo. El tribunal, no ha lugar poi
extemporáneo, autos, para recibir la causa a prueba o citar a las
partes a oír sentencia.
351. Ampliación, adición o modificación de las acciones y
excepciones. A pesar de lo dicho, el legislador reconoce a las partes
un derecho que pueden hacer valer en los escritos de réplica y
duplica, cuya importancia no podemos desconocer Se halla
consagrado en los siguientes términos: "En los escritos de réplica y
duplica podrán las partes ampliar, adicionar o modificar las acciones
y excepciones que hayan formulado en la demanda y contestación,
pero sin que puedan alterar las que sean objeto principal del pleito"
(art. 312 C.P.C.).
El tenor literal de la disposición legal antes citada permite afirmar
que consagra una facultad en favor de las partes, y que si dicha
facultad se ejerce, está sujeta a una doble limitación, a saber: la
actividad de parte debe consistir únicamente en pretender ampliar,
adicionar o modificar las acciones o las excepciones, según el caso,
y esta actividad no puede afectar a las acciones o a las excepciones
que sean objeto principal del pleito.
En consecuencia, la aplicación de este precepto requiere, además,
que en los escritos de demanda o de contestación se contengan
acciones o excepciones principales y otras que no revistan este
carácter, pudiendo ampliarse, adicionarse o modificarse únicamente
estas últimas.
Y ¿qué entendemos por acciones o excepciones que no sean objeto
principal del pleito? A nuestro juicio, son aquellas que se han
formulado con el carácter de subsidiarias a una principal, por ser
incompatibles con ésta, o bien, como con-secuenciales de una
principal.
Ejemplos: en una demanda se hace valer la acción de cumplimiento
de un contrato y, en subsidio, la de resolución del mismo. No habría
inconveniente para que el actor en su escrito de réplica ampliara,
adicionara o modificara la acción de resolución. En otra demanda se
hace valer la acción de cobro de un mutuo y, consecuencialmente, la
acción de cobro de intereses. No habría inconveniente para que el
actor en su escrito de réplica ampliara, adicionara o modificara la
acción de cobro de intereses.
352. Tramitación. El artículo 311 del Código de Procedimiento
Civil reza: "De la contestación se comunicará traslado al actor por el
término de seis días, y de la réplica al demandado por igual
término".
En otras palabras, presentado el escrito de contestación de la
demanda, o en rebeldía del demandado, se confiere traslado por seis
días al demandante para que presente su escrito de réplica; y
presentando el escrito de réplica por el actor, o en su rebeldía, el
demandado presentará su escrito de duplica.
Estos plazos son independientes, o sea, se concede un término de
seis días a cada litigante para que presenten por su parte sus
respectivos escritos; y son fatales, esto es, el derecho para presentar
el escrito de réplica o de duplica, según el caso, se extingue por el
solo hecho del vencimiento del respectivo plazo.
64
Mano Casanno Viterbo
65
Una vez evacuado el trámite de duplica por el demandado, o
vencido el término para evacuarlo, el proceso queda en condiciones
de ser estudiado por el juez, a fin de resolver si debe recibirlo a
prueba o, por el contrario, citar a las partes para oír sentencia; pero,
antes de pasar a esta nueva etapa, debemos estudiar una variante que
puede presentar en su tramitación el juicio ordinario de mayor
cuantía, y que es la reconvención.
III LA RECONVENCIÓN
353. Concepto. Dijimos que el demandado, una vez notificado de la
demanda, puede adoptar diversas actitudes, entre otras, defenderse;
y que esta defensa puede consistir en oponer excepciones dilatorias,
contestar oponiendo excepciones perentorias y defensas e, incluso,
reconvenir.
Esta última situación se presenta cuando el demandado tiene, a su
vez, una o más acciones que hacer valer en contra del demandante,
de suerte que el demandante primitivo se transforma en demandado,
y el demandado pasa a asumir también el papel de actor. Se trata, en
consecuencia, de una contrademanda del demandado frente al
demandante, y que la deduce ¡ utilizando el procedimiento judicial
que se había originado por j iniciativa de este último.
Se define la reconvención diciendo que es la acción dedu- \ cida por
el demandado en contra del actor, al contestar la¡ demanda, en el
juicio que éste ha provocado; y su fundamento ] no es otro que la
economía procesal, pues así como la ley per-¡ mite que el
demandante deduzca en su demanda diversas acciones sin conexión
entre sí, salvo si fueren incompatibles, para evitar la multiplicidad
de juicios, también permite que ¡ el demandado haga valer las
acciones que tenga en contra del actor, a fin de reunir las diversas
litis en un solo proceso.
Sin embargo, es necesario dejar en claro que las dos accio-|
nes -la que se ejercita en la demanda primitiva y la que se ejercita en
la demanda reconvencional- no requieren tener relación o conexión
jurídica alguna. Para nuestra legislación procesal, a diferencia de
algunas extranjeras, la acción principal y la reconvencional pueden
ser perfectamente independientes y ajena la una de la otra,
emanando cada una de ellas de sus diversos y respectivos títulos.
La institución de la reconvención presenta ventajas para la sociedad,
los litigantes y los propios tribunales de justicia. Para la sociedad,
porque disminuye el número de litigios, evita que se dupliquen los
procedimientos y previene contra su multiplicidad; para los
litigantes, porque reduce los gastos en que deben incurrir y les
disminuye las molestias e incomodidades que todo pleito origina; y,
en fin, para los propios tribunales, porque les economiza tiempo,
facilita la tramitación de los procesos y permite que diversos juicios
puedan fallarse y terminarse por medio de un solo juzgador.
354. Sujetos de la reconvención. La reconvención es una facultad
que la ley confiere a todo demandado enjuicio (art 314 C PC). Se
trata de una facultad y no de un deber, pues su titular, o sea el
demandado, si quiere deduce reconvención, y si no lo desea, le
quedan a salvo sus derechos para hacerlos valer en proceso
separado.
El demandado, si es plenamente capaz, deducirá la reconvención
personalmente, y si es incapaz, lo hará en su nombre el
correspondiente representante legal. El mandatario judicial del
demandado puede también deducir reconvención en su nombre sin
necesidad de facultad especial, puesto que el poder para litigar
autoriza al procurador para tomar parte en el juicio del mismo modo
que podría hacerlo el mandante (art. 7o C.P.C).
La reconvención, a su vez, debe ser dirigida en contra de la persona
que desempeñe el papel de demandante en el juicio primitivo, quien
pasa a ser parte demandada frente a la reconvención (art 314 C.P.C);
y podrá serle notificada y contestada por su mandatario judicial, aun
cuando no tenga facultad es-
66
67
pecial, por la misma razón dada anteriormente. El demandante
reconvenido, por su parte, a pesar de ser demandado en la re-
convención, no podría reconvenir, pues entonces el juicio se
alargaría sin visos de poder regularizarlo.
355. Condiciones de procedencia de la reconvención. Son
dos las condiciones o los requisitos para que la reconvención sea
legalmente admitida:
a) Que el tribunal ante el cual se reconviene tenga competencia para
conocer de la reconvención estimada como demanda, o cuando sea
admisible la prórroga de jurisdicción, a pesar de que por su cuantía
la reconvención deba ventilarse ante un juez inferior (art. 315, inc. Io,
C.P.C.); y
b) Que tanto la acción principal cuanto la acción reconvencional, en
razón de sus respectivas naturalezas, estén sometidas a un mismo
procedimiento, esto es, al del juicio ordinario de mayor cuantía.
La competencia del tribunal que está conociendo de la demanda
principal debe ser absoluta y relativa. Otro tanto debe acontecer con
la reconvención, estimada para estos efectos como una verdadera e
independiente demanda. En otras palabras, la competencia del
tribunal para conocer de la reconvención debe fundarse en los
factores fuero, materia, cuantía y territorio.
Por lo que respecta al factor cuantía, existe una pequeña
modificación, pues hemos visto que la ley amplía la competencia
del tribunal que está conociendo de la demanda principal para
conocer de la reconvención, aun cuando por su valor debiera
ventilarse ante un juez inferior. En cuanto al factor territorio,
también debe ser determinante de la competencia del tribunal que
está conociendo de la demanda principal, a fin de saber si puede
conocer de la acción reconvencional. Si no lo es, puede llegar a serlo,
siempre que concurran los requisitos necesarios para que opere la
prórroga de competencia, a saber, asunto contencioso civil,
voluntad expresa o tácita de las partes litigantes y ambos tribunales
ordinarios.
La identidad de procedimientos entre la demanda principal y la
reconvención es un requisito obvio, desde el momento en que ambas
deben tramitarse y fallarse conjuntamente (art. 316, inc. Io, C.P.C.).
Sin embargo, no divisamos inconveniente para que pueda
reconvenirse, aun cuando esta acción, en principio, deba ventilarse
de acuerdo a un procedimiento especial, siempre y cuando el
demandado renuncie a este procedimiento y acepte que su acción
reconvencional se sustancie y falle en conformidad a los trámites del
procedimiento ordinario.
356. Tramitación. Desde luego, en cuanto a su oportunidad, la
reconvención debe hacerla valer el demandado en el escrito de
contestación de la demanda (art. 314, parte Ia, C.P.C.). Aun cuando
el plazo para contestar todavía no hubiere vencido, el solo hecho que
el demandado presente su escrito de contestación de la demanda
extingue su derecho para poder reconvenir posteriormente. No
existen fórmulas al respecto, de suerte que la reconvención podrá
contenerse en el escrito de contestación de la demanda como
petición principal o accesoria. En la práctica se emplea este último
medio.
Si la reconvención es una nueva demanda deducida por el
demandado en contra del actor, es lógico que se ajuste a los
requisitos formales que debe contener toda demanda y que se hallan
señalados, como ya hemos visto, en el artículo 254 del Código de
Procedimiento Civil; que puedan acompañarse junto con ella los
documentos en que se funde y que pueda ser ampliada o rectificada
por su titular antes de ser contestada (art. 314, parte Ia, C.P.C.).
La reconvención se notifica por el estado diario, puesto que no hay
disposición especial sobre el particular; y contra ella hay lugar a las
excepciones dilatorias enumeradas en el artículo 303, las cuales se
propondrán dentro del término de seis días y en la forma expresada
en el artículo 305 (art 317 C.P.C.).
Por último, la reconvención se substancia y falla conjuntamente con
la demanda principal (art. 316, inc. Io, parte Ia, C.P.C.); salvo dos
excepciones.
68
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da una excepción dilatoria, el actor reconvencional deberá
subsanarla en diez días so pena de tenerse por no presentada la
reconvención de ipso iure.
* Artículo 317, inciso 2°, agregado por el art. Io, N° 46 de la Leyi N°
18.705, de fecha 24 de mayo de 1988. Actualizado Depto. D.
Procesal U. de Chile.
Capítulo Quinto LA PRUEBA EN GENERAL
SUMARIO I Generalidades, II Recepción de la causa a prueba, III
Del termino probatorio
I. GENERALIDADES
357. Concepto. En sentido general y lógico, probar es demostrar la
verdad de una proposición; pero, en el lenguaje jurídico, que es el
que nos interesa en estos momentos, la palabra prueba tiene una
significación más restringida: es la demostración, por los medios
que la ley establece, de la verdad de un hecho que ha sido
controvertido y que es fundamento del derecho que se pretende.
Este último concepto corresponde al de la prueba judicial, que es la
única que pueden recibir los tribunales; y se traduce, en la práctica,
en una labor de confrontación de parte del juez de la verdad de las
aseveraciones de los litigantes en relación con los medios de prueba
suministrados para acreditarla. Es por eso que también se define la
prueba como un medio de controlar las proposiciones que los
litigantes formulan en juicio.
Sin embargo, el término prueba, siempre dentro de! concepto
jurídico, tiene otras acepciones. Así, designa la tarea de la
producción de los elementos de convicción, mediante los cuales las
partes pretenden establecei la verdad de las alegaciones, o sea, la
carga o el peso de la prueba; ejemplo, cuando se dice que el peso de
la prueba recae sobre el actor. Otras veces, denomina a los
elementos mismos de la convicción que se pretende producir en el
juez; como cuando se dice la prueba testimonial, la prueba
instrumental, etc. También se emplea
72
73
359. Elementos de la prueba. La teoría general de la prueba
considera que son elementos de ella: el objeto sobre el cual debe
recaer; los sujetos o las personas que deben proporcionarla; los
medios de que se vale el sujeto para probar; y, por último, su
eficacia, esto es, lo que la prueba vale en definitiva.
a) El objeto de la prueba equivale a la materia sobre la cual ella debe
recaer. Desde el momento en que en todo juicio la controversia
recae sobre una regla jurídica, un hecho material y un acto jurídico,
es necesario analizar, pues, sobre cuál de estas materias debe versar
la prueba.
La controversia sobre una regla jurídica no necesita de prueba, pues
las cuestiones de derecho no requieren de demostración material,
sino intelectual, a base de razonamientos o argumentaciones. La ley
se presume conocida de todos y, con mayor razón, de parte del juez
ante quien se la hace valer.
Por excepción, la prueba del derecho es indispensable, cuando se
invoca en juicio el derecho extranjero, o bien, la costumbre. En el
primer caso, la prueba se suministra mediante un informe pericial
(art. 411, N° 2o, C.P.C.); y en el segundo, acreditando los hechos
constitutivos de la costumbre, y si ésta es comercial, al tenor de lo
que prescribe el artículo 5° del Código del ramo.
Los hechos materiales y los actos jurídicos, en cambio, requieren de
prueba, si es que deseamos ver prosperar el derecho cuya
declaración pretendemos en base a tales hechos o actos. Ejemplos
de hechos materiales: la construcción de un edificio, el traslado de
una mercadería, la destrucción de un objeto, etc. Ejemplos de actos
jurídicos: la celebración de un contrato, el otorgamiento de un
testamento, etc.
Los hechos materiales y los actos jurídicos se acreditan en juicio por
todos los medios de prueba que la ley contempla, a menos que exija
para determinados actos jurídicos a la vez determinadas pruebas;
como ser, en relación a su cuantía, excluye la prueba testimonial, y
tratándose de actos solemnes, la única prueba eficaz es,
demostrando el cumplimiento de la respecti-
74
Maño Casarino Viterbo
va formalidad, por ejemplo, el otorgamiento de una escritura
pública.
Dentro de la prueba de los hechos materiales, presenta interés la que
recae sobre proposiciones negativas y hechos notorios. En principio,
una proposición de carácter negativo no necesita de prueba por la
imposibilidad material que existe para suministrar una prueba
semejante. Ejemplo: ¿debe Ud. cien pesos a Juan? Nada le debo.
Pero si dicha proposición negativa puede resolverse en una
afirmativa, es evidente que no habrá dificultad en exigir y rendir la
prueba necesaria para acreditarla. Ejemplo: el demandado sostiene
que no tiene domicilio en Valparaíso. Nada le impide que rinda
prueba, acreditando domicilio en otra ciudad de la República.
En cuanto a los hechos notorios, que son aquellos que tienen una
existencia pública, general y evidente, se ha entendido en doctrina
que tampoco requieren de prueba. Ante nuestro derecho, el
problema no aparece tan simple, pues el relevo de prueba en esta
clase de hechos sólo aparece consagrado respecto de las cuestiones
accesorias o incidentales que pueden suscitarse en los pleitos; de lo
que cabe colegir que en la cuestión principal la prueba de los hechos
notorios debe ajustarse a las reglas generales (art. 89 C.P.C.).
b) El segundo elemento de la prueba dice relación con los sujetos, o
sea, con las personas a quienes incumbe proporcionarla. Se traduce
en la interrogante clásica ¿quién debe probar?, ¿a quién incumbe el
peso de la prueba?
El artículo 1698 del Código Civil responde a esta interrogante en los
siguientes términos: "Incumbe probar las obligaciones o su
extinción, al que alega aquéllas o ésta"; y, a pesar de que este
precepto legal está ubicado entre las obligaciones, o sea, entre los
derechos personales, dada su trascendencia, se estima que es de
aplicación general a toda clase de derechos.
En consecuencia, todo aquel que entabla una acción judicial deberá
probarla, y todo aquel que pretende excepcionarse de dicha acción,
deberá probar la correspondiente excepción.
75
Sin embargo, hoy día, en doctrina, se sostiene que el peso de la
prueba está más bien condicionado a la naturaleza de las
proposiciones o afirmaciones que hacen las partes que al papel de
demandante o demandado que desempeñan en la causa y, por
consiguiente, que incumbe probar a aquel que, en el curso del juicio,
avance una proposición contraria al estado normal de las cosas, o
que tienda a modificar o destruir una situación adquirida.
c) Por último, son también elementos de la prueba los medios de que
se valen los sujetos para demostrar la verdad de sus afirmaciones y
el valor que, en definitiva, tengan tales medios, esto es, su eficacia
probatoria. Los medios probatorios, por su importancia, los
estudiaremos a continuación, y por separado; y su eficacia, al tratar
de cada medio probatorio en particular.
360. Los medios de prueba. Se entiende por medio de prueba el
instrumento, la cosa o la circunstancia en los cuales el juez
encuentra los motivos de su convicción frente a las proposiciones de
las partes.
Dentro de nuestro derecho positivo, la ley se ha encargado de
enumerar, en forma taxativa, los medios probatorios con el objeto de
evitar que esta importante materia quede entregada al arbitrio del
juzgador.
Sobre el particular, el artículo 1698, inciso 2o, del Código Civil
dispone: "Las pruebas consisten en instrumentos públicos o
privados, testigos, presunciones, confesión de parte, juramento
deferido* e inspección personal del juez".
El artículo 341 del Código de Procedimiento Civil, por su parte,
prescribe: "Los medios de prueba de que puede hacerse uso en juicio
son: Instrumentos; Testigos; Confesión de
* El juramento deferido fue suprimido en virtud de los artículos 4° y
5o de la Ley N° 7.760, de 5 de febrero de 1944.
76
77
parte; Inspección personal del tribunal; Informes de peritos; y
Presunciones".
Como puede observarse, este último Código suprimió el juramento
deferido, agregó el informe de peritos y alteró un tanto ¡ el orden en
que figuran los medios de prueba en el Código Ci-j vil; pero sin que
ello tenga importancia alguna en cuanto a suj admisibilidad y fuerza
probatoria, pues se trata de simples enu-1 meraciones y no de
señalar un orden de preferencia.
En todo caso, se estima que estas enumeraciones son taxa-1 tivas, o
sea, que no existen otros medios probatorios parai demostrar la
verdad o falsedad de un hecho enjuicio que los i antes señalados.
Sin embargo, hay otros medios probatorios dispersos en j la ley
(ejemplos: los certificados expedidos en el proceso un ministro de fe
a virtud de orden de tribunal competent (art. 427, inc. Io, C.P.C.); la
sentencia judicial respecto de le hechos declarados como verdaderos
en otro juicio entre la mismas partes (art. 427, inc. 2o, C.P.C.); y los
libros de los merciantes cuyo valor probatorio lo regula el Código
del ramo; j o bien, que el progreso de las ciencias ha hecho aparecer
pos-í; teriormente (ejemplos: la fotografía, la radiografía, la cinta
magnetofónica, etc.), a los cuales la jurisprudencia ha debido
reconocerles eficacia legal, encasillándolos, eso sí, dentro de los
medios probatorios clásicos o ya existentes.
361. Clasificación de los medios probatorios. Los medios
probatorios que hemos enumerado admiten diversas clasificaciones.
Así, se dice que hay medios probatorios preconstituidos y
circunstanciales; directos e indirectos; y que hacen plena prueba y
que hacen semiplena prueba.
a) Medios probatorios preconstituidos son aquellos que las partes
crean al momento de la celebración de un negocio jurídico con el
objeto de proporcionarse, de antemano, un elemento de convicción
para el eventual caso de una contienda judicial posterior. Ejemplo:
una escritura pública, un instrumento privado, etc.
Medios probatorios circunstanciales son aquellos mediante los
cuales se puede reconstruir un hecho, después de producido.
Ejemplo: la declaración testimonial, la confesión de la parte, el
informe de peritos, etc.
b) Medios probatorios directos son aquellos que permiten al juez
formarse su convicción por la observación personal y directa del
hecho cuestionado. Ejemplo: la inspección personal del tribunal.
Medios probatorios indirectos, a la inversa, son aquellos que
permiten formar la convicción del juez sobre el hecho cuestionado a
través de la percepción o conocimiento de terceros. Ejemplo: la
prueba testimonial, la prueba pericial, etc.
c) Medios probatorios que hacen plena prueba son aquellos que
por sí solos acreditan la efectividad del hecho cuestionado; esto es,
sin necesidad de ir unidos o condicionados a otras circunstancias.
Ejemplo: la confesión que recae sobre hechos personales del
confesante.
Medios probatorios que hacen semiplena prueba son aquellos que
por sí solos no bastan para dar por establecido un hecho y que
requieren de la concurrencia de otro medio probatorio para que así
la prueba sea completada. Ejemplo: el informe pericial.
362. Sistemas probatorios. En doctrina, se distinguen diversos
métodos acerca de la valorización de la prueba, o sea, diversos
sistemas para apreciar la eficacia probatoria de los medios de
prueba.
La principal clasificación de los sistemas probatorios es el de la
prueba legaly el de la prueba libre o moral. El segundo sistema se
caracteriza, porque el legislador no fija los medios probatorios, las
partes acreditarán los hechos en la forma que mejor les acomode y el
juez en su sentencia, por consiguiente, no está atado a regla alguna
en cuanto a la valorización o Ponderación de la prueba.
El primer sistema, contrario al anterior, se caracteriza porgue el
legislador enumera taxativamente los medios probatorios
78
Mano Casanno Viterbo
79
que las partes pueden utilizar enjuicio y señala, al mismo tiempo, al
juez la eficacia probatoria que cada medio probatorio posee en
particular.
Un sistema intermedio entre los anteriores, el cual se ha abierto
camino en la doctrina y en la legislación, es el de la sana crítica, que
se caracteriza, porque entrega siempre al legislador la función de
enumerar los medios probatorios; pero, en cambio, faculta al juez
para valorar tales medios probatorios de acuerdo a la lógica, al buen
sentido y a las normas de la experiencia. Se trata de colocar el tema
de la prueba dentro de un concepto intelectual y de restarle todo
carácter de función mecánica para llegar, a la postre, a un mejor
descubrimiento de la verdad.
363. Apreciación comparativa de los medios de prueba.
Hemos dicho que el legislador se limita a enumerar los medios de
prueba de que podemos valemos enjuicio, sin señalar orden de
preferencia entre ellos; y luego, que atribuye a cada medio
probatorio en particular la eficacia o valor que en su entender
merecen.
Pero puede suceder que el juez, al tener que valorar en la sentencia
el mérito probatorio o eficacia de las diversas pruebas rendidas por
las partes, se encuentre con dos o más pruebas sobre un mismo
hecho, de carácter contradictorio entre sí. ¿Cómo resuelve el
conflicto? ¿A cuál de ellas le atribuye mayor eficacia probatoria?
La solución la encuentra en las reglas sobre apreciación
comparativa de los medios probatorios, las cuales pueden for-
mularse en la siguiente forma:
a) En primer lugar habrá que estarse a lo que establezcan sobre el
particular las disposiciones legales especiales. En efecto, es
frecuente encontrarse con preceptos que disponen que tal o cual acto
jurídico deberá probarse en tal o cual forma; de manera que, a virtud
del principio de que la regla especial prevalece sobre la general, no
habrá duda que, en este caso, será necesario atenerse a la regla
probatoria especial ya señalada.
Ejemplo: el contrato de compraventa de bienes raíces se forma y
prueba por escritura pública. Si en un juicio se rinden pruebas
instrumentales (escritura pública) y testimonial o pericial
contradictorias para acreditar el contenido del contrato, habrá que
estarse exclusivamente a lo que rece la escritura pública;
b) En segundo término, las presunciones de derecho priman sobre
cualquier otro medio probatorio. Son aquellas que no admiten
prueba en contrario, a diferencia de las legales y judiciales, que
permiten ser destruidas, probando lo contrario del hecho presumido.
Es evidente que se trata de la más fuerte de las pruebas. Ejemplo:
artículos 8o y 76 del Código Civil;
c) En tercer término, entre dos o más pruebas contradictorias, y a
falta de ley que resuelva el conflicto, los tribunales preferirán la que
crean más conforme con la verdad (art. 428 C.P.C.). Se deja así
amplio margen al criterio racional del juez en la elección de la
prueba que estime ser de mayor eficacia; y
d) Por último, si la contradicción existe entre una escritura pública y
la declaración testimonial en orden a la falta de validez de la primera
de las nombradas, entra en juego la siguiente regla legal: "Para que
pueda invalidarse con prueba testimonial una escritura pública, se
requiere la concurrencia de cinco testigos que reúnan las
condiciones expresadas en la regla segunda del artículo 384, que
acrediten que la parte que se dice haber asistido personalmente al
otorgamiento, o el escribano, o alguno de los testigos instrumentales,
ha fallecido con anterioridad o ha permanecido fuera del lugar en el
día del otorgamiento y en los sesenta días subsiguientes.
Esta prueba, sin embargo, queda sujeta a la calificación del tribunal,
quien la apreciará según las reglas de la sana crítica.
La disposición de este artículo sólo se aplicará cuando se trate de
impugnar la autenticidad de la escritura misma, pero no las
declaraciones consignadas en una escritura pública auténtica" (art.
429C.P.C).
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ción en el fondo, por infracción a las leyes reguladoras de la prueba,
el tribuna supremo tiene que dar por establecidos nuevos hechos,
haciendo adecuada aplicación de estas leyes, con lo cual tendrá que
variar forzosamente la conclusión o parte resolutiva, que deberá
contener la nueva sentencia o de reemplazo.
II. RECEPCIÓN DE LA CAUSA A PRUEBA
365. Diversas actitudes del tribunal. El artículo 318 del Código de
Procedimiento Civil dispone: "Concluidos los trámites que deben
preceder a la prueba, ya se proceda con la contestación expresa del
demandado o en su rebeldía, el tribunal examinará por sí mismo los
autos y si estima que hay o puede haber controversia sobre algún
hecho substancial y pertinente en el juicio, recibirá la causa a prueba
y fijará en la misma resolución los hechos substanciales
controvertidos sobre los cuales deberá recaer.
Sólo podrán fijarse como puntos de pruebas los hechos
substanciales controvertidos en los escritos anteriores a la re-
solución que ordena recibirla".
Por su parte, el artículo 313 del mismo Código ya había prescrito:
"Si el demandado acepta llanamente las peticiones del demandante,
o si en sus escritos no contradice en materia substancial y pertinente
los hechos sobre que versa el juicio, el tribunal mandará citar a las
partes para oír sentencia definitiva, una vez evacuado el traslado de
la réplica.
Igual citación se dispondrá cuando las partes pidan que se falle el
pleito sin más trámite".
En consecuencia, concluidos los trámites que deben preceder a la
prueba, esto es, una vez evacuados los escritos de contestación de la
demanda, de réplica y de duplica y de los correspondientes a la
reconvención, en caso de que ésta se hubiere deducido, sea que
todos estos trámites se hayan eva-
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83
Todavía más, la controversia ha debido suscitarse en los escritos
anteriores a la dictación de la resolución que ordena recibir la causa
a prueba; pues, si con posterioridad a ella, ocurre algún hecho
substancial relacionado con el juicio, y que necesita de prueba, tiene
lugar en cambio el fenómeno procesal llamado de la ampliación de
la prueba.
366. La resolución que recibe la causa a prueba. Debe ser
pronunciada por el tribunal después de haber examinado por sí
mismo los autos y de haber llegado a la conclusión de que hay o
puede haber controversia sobre algún hecho substancial y pertinente
en el juicio.
Esta resolución debe contener dos requisitos o menciones esenciales;
a saber, la orden de recibir el juicio a prueba y la fijación o
determinación de los hechos substanciales, pertinentes y con-
trovertidos sobre los cuales deberá aquélla recaer (art. 318, inc. Io,
C.P.C.).
En la práctica se acostumbra agregarle dos menciones de carácter
accidental, y que son: la expresión de que la causa se recibe a
prueba por el término legal y el señalamiento de audiencias
destinadas a recibir la prueba testimonial que pueden ofrecer las
partes. Como se comprende, estas dos últimas menciones no son
exigidas por la ley y, en consecuencia, su omisión carece de toda
trascendencia.
Ejemplo de redacción de una resolución que reciba la causa a
prueba:
"Valparaíso, siete de septiembre de mil novecientos noventa y seis.
Vistos: se recibe la causa a prueba por el término legal de veinte días
y se fijan como hechos substanciales y pertinentes sobre los cuales
deberá recaer:
...La prueba testimonial se recibirá los cuatro últimos días del
probatorio, a las 15 horas, y si fuere sábado al día siguiente hábil.
Firman el Juez y el Secretario".
Aun cuando la resolución indicada comúnmente se la conoce con el
nombre de auto de prueba, está muy lejos de tener esta calificación
jurídica. En efecto, según jurisprudencia rei-
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85
Ambos recursos tienen, además, reglas particularísimas que los
hacen diferenciarse de las normas generales que regulan los
recursos de reposición y apelación (art. 319 C.P.C).
En efecto, ésta es una reposición especial, porque: Io procede en
contra de una sentencia interlocutoria, como es la resolución que
recibe la causa a prueba, en circunstancias que sólo los autos y
decretos son susceptibles de esta clase de recursos (art. 181 C.P.C);
2o el plazo para interponerla es dentro de tercero día, en
circunstancias que la reposición sin nuevos antecedentes tiene un
plazo de cinco días para poder ser deducida (art. 181 C.P.C); y 3o el
tribunal puede resolverla de plano, o bien, darle tramitación de
incidente, en circunstancias que la reposición debe ser siempre
resuelta de plano, por lo menos, cuando no se invocan nuevos
antecedentes (art 181, inc. 2o, C.P.C.).
La apelación, a su vez, también tiene reglas especiales, porque: Io
sólo puede interponerse en el carácter de subsidiaria de la reposición
pedida con fundamentos de hecho y de derecho y se formulen
peticiones concretas y para el caso de que ésta no sea acogida; 2o
debe ser interpuesta dentro de tercero día, en circunstancias que el
plazo general para apelar es de cinco días (art. 189 C.P.C); y 3o se
concede sólo en el efecto devolutivo, siendo la regla general que la
apelación se conceda en ambos efectos (art. 195 C.P.C).
Ahora bien, ¿qué puede ocurrir a virtud de la interposición de estos
recursos? A nuestro juicio, dos situaciones diversas.
Primera situación: el tribunal accede a la reposición solicitada, o
sea, acepta modificar los hechos controvertidos fijados, eliminar
alguno o algunos de ellos, o bien, agregar otros. En tal caso, como se
comprende, no necesita pronunciarse, además, sobre la apelación
subsidiaria por innecesario. Pero la otra parte litigante, que estaba
conforme con la primitiva resolución que recibió la causa a prueba,
puede apelar de la resolución que viene a modificarla, o sea, de la
que acogió la reposición contraria, apelación que deberá serle
concedida
86
sólo en el efecto devolutivo (art. 326, inc. Io, parte final, C.P.C.).
Como se ve, los recursos de apelación que pueden deducir las partes
litigantes, en contra de la resolución que recibe la causa a prueba o
que la modifica, no suspenden la tramitación del juicio, por cuanto,
en ambos casos, son concedidos sólo en el efecto devolutivo.
Segunda situación: el tribunal "a quo" no accede a la reposición
solicitada, o sea, no acepta modificar los hechos controvertidos,
eliminar algunos o agregar otros. En tal caso, deberá pronunciarse
sobre la apelación subsidiaria, la que concederá sólo en el efecto
devolutivo. El tribunal "ad quem", por su parte, podrá confirmar o
revocar la resolución apelada. Si confirma, no hay inconveniente
alguno, ya que, una vez de-vueita las compulsas, se agregarán a los
autos, y éstos seguirán su marcha normal, pero, a la inversa, si
revoca, se presenta el inconveniente que el término probatorio
puede estar vencido, en circunstancias que se necesita rendir prueba
al tenor de los hechos controvertidos fijados por el tribunal superior.
La solución, en este caso, está en la concesión de un término
especial de prueba por el número de días que fije prudencial-mente
el tribunal "a quo", y que no podrá exceder de ocho (art. 339, inc. 4o,
C.P.C.).
b) La resolución en que explícita o implícitamente se niegue el
trámite de recepción de la causa a prueba es apelable (art. 326, inc.
Io, parte Ia, C.P.C.).
Explícitamente se niega lugar a este trámite, cuando el tribunal
provee derechamente una solicitud en que se pide se dé lugar a la
recepción de la causa a prueba con un "no ha lugar"; e
implícitamente, cuando en igual situación, se provee "cítase a las
partes oír sentencia".
La regla anterior tiene una excepción, o sea, no es apelable la
resolución que niega lugar al trámite de recepción de la causa a
prueba cuando las mismas partes han pedido que se falle el pleito sin
más trámite (art. 326, inc. Io, parte Ia, C.P.C.).
Esta apelación, a falta de regla especial, debe ser concedida en
ambos efectos (art. 195 C.P.C.).
87
c) Por último, la resolución que recibe la causa a prueba y Jija los
hechos substanciales y pertinentes controvertidos, en
circunstancias de que este trámite era legalmente improcedente, ¿es
susceptible de algún recurso?
Nótese que este caso es diverso del planteado anteriormente en la
letra a). Aquí el agravio consiste en haber recibido a prueba la causa
sin que ello hubiera sido necesario y el o los recursos debieran
tender a dejar sin efecto esta resolución y a que se decrete, en
cambio, la citación de las partes para oír sentencia.
A nuestro entender, esta resolución no es susceptible de reposición,
por tratarse de una sentencia interlocutoria (art. 181 C.P.C.); y
tampoco de apelación, por tratarse de una resolución que dispone la
práctica de diligencias probatorias (art. 326, inc. 2o, parte Ia,
C.P.C.).
368. Ampliación de la prueba. Aluden a esta institución los
artículos 321 y 322 del Código de Procedimiento Civil.
Tienen lugar en dos casos determinados; a saber: cuando dentro del
término probatorio ocurre algún hecho substancial-mente
relacionado con el asunto que se ventila; o bien, cuando se trata de
hechos verificados y no alegados antes de recibirse la causa a prueba
y el que los aduce jura que sólo entonces han llegado a su
conocimiento (art. 321, C.P.C.).
Se pretende así ampliar los hechos substanciales y pertinentes
controvertidos, señalados en la resolución que recibe la causa a
prueba como objeto de ella, con nuevos hechos, no importando que
las partes ya hubieren preparado la prueba testimonial mediante la
presentación de la minuta de puntos de prueba y la lista de testigos
(art. 321, inc. Io, parte Ia, C.P.C.).
La petición de ampliación de la prueba se tramita en conformidad a
las reglas generales de los incidentes, pero en ramo separado y sin
suspender el término probatorio (art. 322, inc. 2o, C.P.C.).
Sin embargo, la otra parte, al responder el traslado recaído en la
solicitud de ampliación, puede también alegar hechos
88
89
III. DEL TÉRMINO PROBATORIO
370. Concepto. Una vez notificada la resolución que recibe la causa
a prueba, el juicio pasa a la segunda etapa o fase, llamada período de
prueba, y, dentro de él, sobresale el llamado término probatorio.
Ahora bien, se entiende por término probatorio aquel espacio de
tiempo señalado en el juicio ordinario de mayor cuantía y que está
destinado a que las partes suministren las pruebas al tenor de los
hechos substanciales y pertinentes controvertidos, y, en especial, la
prueba testimonial.
Hay juicios en que el término probatorio es más restringido. Tal
acontece en el juicio ejecutivo y en el juicio ordinario de menor
cuantía. En otros juicios, por ejemplo, en la generalidad de los
especiales, el término probatorio se reduce a una audiencia o
comparendo, el cual está también destinado a escuchar la
contestación del demandado.
En doctrina, el término probatorio se utiliza para que dentro de él las
partes rindan todas las pruebas que crean necesario allegar para el
mejor éxito de sus derechos; pero, en nuestra legislación, el término
probatorio es únicamente fatal para la recepción de la prueba
testimonial. Los demás medios probatorios pueden rendirse en las
oportunidades en que para cada uno de ellos señalaremos.
371. Características del término probatorio. Es, desde luego, un
término legal, por cuanto la propia ley se encarga de señalar su
duración; pero también puede ser judicial, ya que el juez está
facultado para señalar términos especiales de prueba; e incluso,
puede ser convencional, pues, por acuerdo unánime de las partes, se
puede reducir su duración (art 328, inc. 2o, C.P.C.).
En segundo lugar, es un término común, o sea, comienza a correr
desde la última notificación a las partes (art. 327 C.P.C.). Y ¿cuál es
esta última notificación? No puede ser otra que la señalada en el
artículo 320, si se desea darle a este pre-
90
Mano Casanno Viterbo
cepto una aplicación armónica en relación con el artículo 327, o sea,
la de la resolución que recibe la causa a prueba en caso de que no
haya sido objeto de recursos, o bien, en caso de que lo hubiere sido,
la de la resolución que se pronuncia sobre la última solicitud de
reposición.
En tercer lugar, es un término fatal (artículos 64, inc. Io, 328, inc. Io,
329, 340, inc. Io C.P.C.).
Por último, es un término que no se suspende en caso alguno; salvo
que todas las partes lo pidan (art. 339, inc. Io, parte Ia, C.P.C.).
372. Clases de términos probatorios. Nuestra ley procesal civil
reconoce tres clases de términos probatorios:
Io El término probatorio ordinario (art. 328 C.P.C.);
2o El término probatorio extraordinario (arts. 329 al 338 C.P.C.);y
3o El término probatorio especial (arts. 339 y 340 C.P.C.).
A continuación, estudiaremos cada uno de estos términos
probatorios en particular.
373. El término probatorio ordinario. Constituye la regla general y
su duración, por expresa disposición de la ley, es de veinte días, a
menos que, por acuerdo unánime de las partes, se reduzca este plazo
(art. 328 C.P.C.).
Este plazo, por ser de días y estar señalado en el Código de
Procedimiento Civil, se suspende durante los feriados (art. 66
C.P.C.); se comienza a contar desde la última notificación por
cédula de la resolución que recibió la causa a prueba, o desde la
notificación por el estado de la resolución que se pronuncia sobre la
última solicitud de reposición de la resolución anterior (art. 320, inc.
Io, C.P.C.); y se extingue al vigésimo día hábil (artículos 328 inc. Io,
340 inc. Io C.P.C.).
Normalmente está destinado a rendir prueba dentro del territorio
jurisdiccional del Tribunal en que se sigue el juicio (art. 328, inc. Io,
C.P.C.); pero también se puede durante el transcurso de este término
rendir prueba en cualquier parte
91
de la República y fuera de ella (art. 334 C.P.C.). Claro es que, en la
práctica, este término ordinario es insuficiente para rendir pruebas
en otro territorio jurisdiccional o fuera de la República en que se
sigue el juicio, y de allí la existencia de los términos de prueba
extraordinario y especiales.
374. El término probatorio extraordinario. Se define como aquel
plazo destinado a rendir prueba en otro territorio jurisdiccional
diverso al que se sigue el juicio o fuera del territorio de la República.
La definición anterior permite apreciar que el término probatorio
extraordinario es de dos clases, a saber: destinado a rendir prueba en
otro territorio jurisdiccional y a rendir prueba fuera de la República.
Tiene importancia esta clasificación del término extraordinario de
prueba, pues difieren en cuanto a los requisitos de procedencia, a la
caución que debe otorgarse y a la tramitación que debe sufrir la
solicitud respectiva.
El término extraordinario de prueba está constituido por el término
ordinario de prueba, el cual sabemos que es de veinte días, ampliado
con un número de días igual al que concede el artículo 259 para
aumentar el término de emplazamiento (art. 329 C.P.C.); y este
aumento extraordinario comienza a correr, una vez que se ha
extinguido el término ordinario, sin interrupción, y sólo durará para
cada localidad el número de días fijado en la tabla respectiva (art.
333 C.P.C.).
Es obvio que, una vez vencido el término probatorio ordinario, sólo
podrá rendirse prueba en aquellos lugares para los cuales se haya
otorgado aumento extraordinario del término (art. 335 C.P.C.).
Ahora bien, ¿cómo se pide la concesión del término extraordinario
de prueba? El aumento extraordinario para rendir prueba deberá
solicitarse antes de vencido el término ordinario, determinando el
lugar en que dicha prueba debe rendirse (art. 332 C.P.C.).
Pero no basta pedir el aumento extraordinario de prueba en la
oportunidad legal antes indicada; es preciso, además, que
92
93
b) El tribunal, en presencia de una petición de aumento
extraordinario de término para rendir prueba, tendrá que distinguir
según si el aumento es para rendir prueba en otro territorio
jurisdiccional o fuera de la República. En el primer caso otorgará el
aumento con previa citación y, en el segundo, con audiencia de la
parte contraria (art. 336, inc. Io, C.P.C.).
En otras palabras, esto significa que, concedido aumento
extraordinario de término para rendir prueba en otro territorio
jurisdiccional, no puede rendirse legalmente la prueba mientras no
venza el plazo de citación; y que la parte contraria, dentro de este
término, puede oponerse, lo cual originará, naturalmente, un
incidente (art. 69, inc. Io, C.P.C.). La concesión de aumento
extraordinario de término para rendir prueba fuera de la República,
en cambio, no se concede desde luego sino que es preciso oír
previamente a la parte contraria, a la cual se le conferirá traslado por
tres días de esta petición, y con lo que ésta exponga o en su rebeldía
el tribunal resolverá el incidente respectivo;
c) Estos incidentes a que dé origen la concesión de aumento
extraordinario de término para rendir prueba, sea fuera del territorio
jurisdiccional del Tribunal, sea fuera de la República, se tramitarán
en pieza separada, esto es, fuera de los autos principales, y no
suspenderán el término probatorio; pero, con todo, no se contarán en
el aumento extraordinario los días transcurridos mientras dure el
incidente sobre concesión del mismo (art. 336, incs. 2o y 3o, C.P.C.);
y
d) Por último, la parte que haya obtenido aumento extraordinario
del término para rendir prueba en otro territorio jurisdiccional y no
la rinda, o sólo rinda una impertinente, será
enero de 1982, publicado en el Diario Oficial de 13 de febrero
siguiente, que fija la tabla de conversión de sueldos vitales a
ingresos mínimos en cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 8o
de la Ley N° 18.018, de 14 de agosto de 1981. Actualizado Depto. D.
Procesal U. de Chile.
94
Mano Casarino Viterbo
95
obligada a pagar a la otra parte los gastos que ésta haya hecho para
presenciar las diligencias pedidas, sea personalmente, sea por medio
de mandatario. Esta condenación se impondrá en la sentencia
definitiva y podrá el tribunal exonerar de ella a la parte que acredite
no haberla rendido por motivos justificados (art. 337C.P.C).
En cambio, la parte que haya obtenido aumento extraordinario del
término para rendir prueba fuera de la República y no la rinda, o
sólo rinda una impertinente, fuera de incurrir en la misma sanción
anterior, y en las condiciones ya señaladas, perderá además la
consignación que hizo en arcas fiscales para que pudiere dársele
curso a su solicitud, si resulta establecida en el proceso alguna de las
circunstancias siguien- j
tes: ]
Ia Que no se ha hecho diligencia alguna para rendir la]
prueba pedida; <
2a Que los testigos señalados, en el caso del artículo 331, i
no tenían conocimiento de los hechos, ni se han hallado enl
situación de conocerlos; y i
3a Que los testigos o documentos no han existido nunca
en el país en que se ha pedido que se practiquen las diligen^
cias probatorias (art. 338, inc. 2o, C.P.C.). ',
375. El término probatorio especial. Esta última clase de término
probatorio tiene como fuente u origen una resolución judicial y es,
además, supletorio de los anteriores.
Su fundamento radica en el hecho de que el término probatorio
ordinario no se suspende en caso alguno, salvo que todas las partes
lo pidan (art. 339, inc. Io, parte Ia, C.P.C.), ni siquiera con motivo del
incidente de ampliación de la prueba (art. 322, inc. 2o, C.P.C.) y del
incidente de aumento extraordinario (art. 336, inc. 2o, C.P.C);
debiendo, por lo demás, todos los incidentes que se formulen
durante dicho término o que se relacionen con la prueba tramitarse
en cuaderno separado (art. 339, inc. Io, parte final, C.P.C). Mientras
tanto puede ocurrir algún accidente o entorpecimiento que impida
rendir la prueba, por razones ajenas a la parte, y no es justo, por
consiguiente, dejarla sin oportunidad legal de rendirla. Este
inconveniente se salva mediante la petición y concesión de un
término probatorio especial.
El término especial de prueba, ahora bien, se concede en los
siguientes casos:
a) Si durante el término probatorio ocurren entorpecimientos que
imposibiliten la recepción de la prueba, sea absolutamente, sea
respecto de algún lugar determinado, podrá otorgarse por el tribunal
un nuevo término especial por el número de días que haya durado el
entorpecimiento y para rendir prueba sólo en el lugar a que dicho
entorpecimiento se refiera (art. 339, inc. 2o,
C.P.C.).
Ejemplo de entorpecimiento absoluto: la recusación del
juez.
Ejemplo de entorpecimiento relativo: un terremoto o un temporal
que impida las comunicaciones con un lugar determinado.
Para poder tener derecho a solicitar este término especial de prueba
es necesario que la parte reclame del obstáculo que impide la prueba
en el momento de presentarse o dentro de los tres días siguientes (art.
339, inc. 3o, C.P.C);
b) Deberá concederse un término especial de prueba por el número
de días que fije prudencialmente el tribunal, y que no podrá exceder
de ocho, cuando tenga que rendiise nueva prueba, de acuerdo con la
resolución que dicte el tribunal de alzada, acogiendo la apelación
subsidiaria a que se refiere el artículo 319 (art. 339, inciso final,
C.P.C).
Sin embargo, a diferencia del caso anterior, para hacer uso de este
derecho no se requiere de reclamación previa; y, en todo caso, la
prueba ya producida, y que no esté afectada por la resolución del
tribunal de alzada, tendrá pleno valor (art. 339, inciso final, C.P.C);
c) Si la prueba testimonial se ha comenzado a rendir en tiempo hábil
y no se concluye en él por impedimento cuya remoción no haya
dependido de la parte interesada, podrán practicarse
I
96
dentro de un breve término que el tribunal señalará, por una sola vez,
para este objeto (art. 340, inc. 2o, C.P.C.). Ejemplo: se rinde prueba
testimonial el último día del probatorio y sólo alcanzan a declarar
cuatro testigos de los seis presentados por vencimiento de la hora de
audiencia.
Para poder tener derecho a solicitar este término especial, también
es previo reclamar el entorpecimiento dentro del pro- j batorio o de
los tres días siguientes a su vencimiento (art 340, j inc. 2o, C.P.C.).
Llamamos también la atención acerca de que la ley permite al
tribunal conceder término especial de prueba, en razón de esta
causal, por una sola vez;
d) Si el motivo del entorpecimiento producido para la recepción de
la prueba es la inasistencia del juez de la causa, deberá el secretario,
a petición verbal de cualquiera de las partes, certificar el hecho en el
proceso y con el mérito de este certificado fijará el tribunal nuevo
día para la recepción de la prueba (art. 340, inc. 3o, C.P.C.).
En este caso, a diferencia del anterior, no es necesario reclamo
previo y no hay limitación en cuanto a las veces que pueda
concederse este nuevo término por la razón ya apuntada,
procediendo, incluso, el tribunal de oficio; y
e) Siempre que el legislador así lo establezca. Ejemplos: arts. 159,
inc. 3o, 376, 402, incs. 2o y 3o, del C.P.C., etc.
Capítulo Sexto LA PRUEBA INSTRUMENTAL
SUMARIO: I. Generalidades; II. Los instrumentos públicos; III.
Los instrumentos privados.
I. GENERALIDADES
376. Concepto. La prueba instrumental, como su nombre lo indica,
es aquella que se produce por medio de instrumentos. Se le llama
también prueba documental o literal.
Instrumento, a su vez, es sinónimo de documento, y se define como
todo escrito en que se consigna un hecho. Nuestras leyes sustantivas
y procesales emplean indistintamente dichos términos para referirse
a esta clase de prueba.
Este medio probatorio pertenece a los preconstituidos, o sea, a
aquellos que crean las partes, al momento de la celebración de un
negocio jurídico, con el objeto de proporcionarse de antemano un
elemento de convicción para el evento de una contienda judicial
posterior.
Su utilidad es indiscutible; ha sido adoptado por los pueblos desde
hace siglos, y goza del favor del legislador por la seguridad que
representa en la vida de los negocios, frente a los errores o a la
corrupción que pueden originarse con los demás medios
probatorios.
377. Clasificación de los instrumentos. Admiten diversas
clasificaciones según sean los puntos de vista desde los cuales se las
formulen.
Así, según la función que desempeñan, los instrumentos se dividen
en por vía de prueba y por vía de solemnidad. Los primeros sirven
para acreditar o probar un hecho y se les conoce
98
99
con el nombre de instrumentos ad probationem; los segundos, en
cambio, están destinados a observar una solemnidad o formalidad
legal que proporciona eficacia al acto o contrato de que dejan
constancia y que sirve también para acreditarlo, por lo cual se les
llama instrumentos ad solemnitatem.
En atención a su autenticidad, los instrumentos se dividen en
públicos y privados (art. 1698, inc. 2o, C.C.). Instrumento público o
auténtico es el autorizado con las solemnidades legales por el
competente funcionario (art. 1699, inc. Io, C.C.). Ins-¡ truniento
privado, en cambio, es aquel que deja constancia de i un hecho sin
solemnidad legal alguna. Esta clasificación de los j instrumentos
reviste especial importancia en atención al diver- i so mérito o valor
probatorio que presenta una y otra clase de i documentos.
Los instrumentos pueden también clasificarse en destinados a
fundar el derecho o, simplemente, a probarlo. Esta clasificación la
utilizamos al referirnos a los documentos con que el actor debe
aparejar su demanda.
Ahora bien, la definición legal del instrumento público o auténtico
antes señalada permite apreciar que son dos los elementos o
requisitos que deben concurrir para que un instrumento revista este
carácter: que sea autorizado por el competente funcionario y que sea
otorgado con las solemnidades legales.
El funcionario que interviene en la autorización de un instrumento
público es diverso según sea la naturaleza de éste. Así, en las
sentencias será el juez, cuya firma es también autorizada por el
secretario; en las escrituras públicas intervendrá un notario; en las
partidas de estado civil actuará el oficial de registro civil, etc. El
funcionario deberá ser competente, entendiéndose por tal aquel que
actúa facultado expresamente por la ley para este efecto, dentro del
marco de sus atribuciones o deberes y en el territorio jurisdiccional
asignado. Ejemplo: un notario es incompetente para asentar una
partida de estado civil, y un oficial de registro civil de Valparaíso
también lo será para intervenir en la celebración de un matrimonio
en Santiago.
Las solemnidades legales no podríamos enumerarlas de antemano,
pues varían según la naturaleza del instrumento público. No se
otorgan de igual manera un decreto supremo, una escritura pública,
una partida de estado civil, que una boleta o un acta de exámenes.
Habrá que atenerse estrictamente a las formalidades que la ley
señala para cada caso en particular.
Una especie de instrumento público es la escritura pública. Es aquel
instrumento público o auténtico otorgado ante escribano e
incorporado en un protocolo o registro público (art. 1699, inc. 2o,
C.C.). Más preciso todavía: escritura pública es el instrumento
público o auténtico otorgado con las solemnidades legales que
señala el Código Orgánico de Tribunales, por el competente notario,
e incorporado en su protocolo o registro público (art. 403 C.O.T.).
Las solemnidades legales que deben observarse en el otorgamiento
de las escrituras públicas fueron objeto de estudio en el tomo II (pág.
178).
Cuando un documento es agregado al final del registro de un notario,
a pedido de quien lo solicita, recibe el nombre de documento
protocolizado (art. 415, inc. Io, C.O.T.);* y dicha protocolización le
otorga calidad de públicos o auténticos a aquellos que la ley
enumera taxativamente (art. 420 C.O.T.).**
Y si un documento privado es autorizado por un notario, ¿conserva
este carácter, o adquiere el de público o auténtico? A nuestro juicio,
el documento sigue siendo privado, esto es, no se eleva a la
categoría de instrumento público, pues la presencia de aquel
ministro de fe no constituye otra cosa que dotar al documento de un
testigo abonado y veraz, sin perjuicio de que este instrumento, por
expresa disposición de la ley, en cier-
* Ver N° 454 del Tomo II de este Manual. Actualizado Depto. D.
Procesal U. de Chile.
** Ver N° 459 del Tomo II de este Manual. Actualizado Depto. D.
Procesal U. de Chile.
100
101
tos casos adquiera mérito ejecutivo, lo que desplaza el problema
planteado a otro terreno.*
378. Iniciativa en la prueba documental. Por regla general, cada
parte litigante es la llamada a presentar enjuicio los instrumentos
que tenga en su poder como medio probatorio de sus respectivos
derechos. Esta iniciativa recibe el nombre de voluntaria, los
documentos son presentados por medio de una solicitud escrita y
son agregados materialmente al proceso.
Pero hay veces que los instrumentos no se encuentran en poder de la
parte que desea utilizarlos como medios de prueba, sino en manos
de la contraparte o de un tercero, ¿cómo hacerlos valer? La ley
establece un procedimiento especial, que recibe el nombre de
exhibición de instrumentos, y cuya reglamentación la hallamos en el
artículo 349 del Código de Procedimiento Civil.
La exhibición se decreta a petición de parte, y el tribunal para
ordenarla debe constatar la concurrencia de dos requisitos: Io que
los documentos tengan relación directa con la cuestión debatida, y
2o que los documentos no revistan el carácter de secretos o
confidenciales. Ambos requisitos son cuestiones de hecho, que
apreciará prudencialmente el tribunal (art. 349, inc. Io, C.P.C.).
Los documentos cuya exhibición se solicita podrán existir en poder
de la otra parte o de un tercero (art. 349, inc. Io, C.P.C.).'
Naturalmente que si se niega por la contraparte o por el ter- \ cero la
existencia de estos documentos en su poder, se habrá \ suscitado Un
incidente previo, que será necesario resolver a la | luz de las pruebas
que sobre el particular se suministren.
Los gastos que la exhibición haga necesarios serán de cuen- ] ta del
que la solicite, sin perjuicio de lo que se resuelva sobre, pago de
costas (art. 349, inc. 2o, C.P.C.).
Ahora bien, la exhibición consiste en mostrar el documento al
tribunal y agregar copia autorizada de él a los autos; pero cuando
aquélla deba hacerse por un tercero, podrá éste exigir que en su
propia casa u oficina se saque testimonio de los instrumentos por un
ministro de fe (art. 349, inc. final, C.P.C). Como se ve, en todo caso,
el documento cuya exhibición se pretende no es agregado
materialmente al proceso sino que una copia autorizada del mismo.
Si se rehusa la exhibición sin justa causa, las sanciones serán
diversas según se trate de la contraparte o de un tercero. Si la
contraparte es la desobediente incurre en doble sanción, a saber: Ia
podrán imponérsele multas que no excedan de dos sueldos vitales,*
o arrestos hasta de dos meses, determinados prudencialmente por el
tribunal, sin perjuicio de repetir la orden y el apercibimiento (art.
349, inc. 3o, C.P.C, en relación con el art. 274), y 2a. perderá el
derecho de hacer valer los documentos cuya exhibición se le ha
ordenado, sin perjuicio de decretarse allanamiento del local donde
se halle el documento cuya exhibición se pida, y si se trata de libros
mercantiles, de ser juzgado por los asientos de los libros de su
colitigante que estuvieren arreglados, sin admitírsele prueba en
contrario (art. 349, inc. 3o, C.P.C, en relación con arts. 276 y 277 del
mismo Código y 33 C. Com.). Si el desobediente es un tercero, sólo
podrá apremiársele con multas o arrestos en la forma ya señalada
(arts. 349, inc. 3o, y 274 C.P.C).
Por último, la iniciativa de la prueba instrumental puede
corresponderle al propio juez cuando, puesto el proceso en es-
* Ver N° 447 del Tomo II de este Manual. Actualizado Depto. D.
Proce-| salU.de Chile.
* Modificado en la forma que aparece en el texto por el artículo 2°,
letra 1) del Decreto Ley N° 1.417, de 9 de abril de 1976, publicado
en el Diario Oficial de 29 del mismo mes. Ver el Decreto Supremo
de Justicia N° 51, de 17 de enero de 1982, publicado en el Diario
Oficial de 13 de febrero siguiente, que fija la tabla de conversión de
sueldos vitales a ingresos mínimos en cumplimiento a lo dispuesto
por el artículo 8o de la Ley N° 18.018 de 14 de agosto de 1981.
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
102
103
2a Que la parte acompañe el instrumento, pero sin traducción al-
guna. En este caso el tribunal de oficio mandará traducir el
documento por el perito que designe, a costa del que lo presentó, sin
perjuicio de lo que se resuelva sobre costas en la sentencia (art. 347,
inc. Io, C.P.C.).
En resumen, la agregación de un documento en parte de prueba en
juicio extendido en idioma extranjero implica el cumplimiento de
una formalidad extra, cual es su traducción, para colocar así al juez
en condiciones de apreciar su contenido, la que es efectuada de
conformidad a lo expresado en los dos casos antes señalados.
II. LOS INSTRUMENTOS PÚBLICOS
381. Concepto de los instrumentos públicos enjuicio. Hemos
dicho que instrumento público o auténtico es el autorizado con las
solemnidades legales por el competente funcionario; pero como, por
regla general, esta clase de instrumentos, por su excepcional
importancia, se otorgan en una matriz y en seguida se da copia de
ellos y, además, cuando es necesario utilizarlos en juicio hay que
acompañarlos materialmente, la ley procesal se ha visto en la
necesidad de precisar concretamente qué instrumentos se
consideran públicos o auténticos ante los tribunales.
En efecto, se consideran como instrumentos públicos en juicio los
documentos originales o las copias dadas en determinadas
condiciones, siempre que en su otorgamiento se hayan cumplido las
disposiciones legales que les confieren este carácter (art. 342
C.P.C.).
En primer término, decimos que se consideran instrumentos
públicos enjuicio los documentos originales (art. 342, N° Io, C.P.C.).
Ahora bien, el instrumento público puede haberse otorgado en una
matriz o protocolo o sin ella. En el primer caso, la matriz o el
protocolo será el instrumento original;
r
104
109
La verdad es que no existe una disposición legal expresa que
consagre la anterior manera de proceder; pero ella se deduce de lo
preceptuado en los artículos 795, N° 5o, y 800, N° 2o, del Código de
Procedimiento Civil, los cuales, en síntesis, prescriben que son
trámites o diligencias esenciales en la primera y en la segunda
instancia en los juicios de menor cuantía, mayor cuantía y especiales,
"la agregación de los instrumentos presentados oportunamente por
las partes y con citación o bajo el apercibimiento legal que
corresponda respecto de aquélla contra la cual se presentan".
Esta expresión "citación" habrá que entenderla en el sentido que la
emplea el artículo 69 del mismo Código, o sea, que la parte en
contra de la cual se presenta el instrumento público tiene un plazo
fatal de tres días para impugnarlo.
Ahora bien, desde el momento en que la citación del instrumento
acompañado en parte de prueba es trámite o diligencia esencial,
quiere decir que su omisión permite deducir recurso de casación en
la forma en contra de la sentencia que se dice en estas condiciones,
esto es, ponderando el mérito probatorio del instrumento sin haberle
dado oportunidad a la parte contraria de impugnarlo, y a fin de
obtener que dicha sentencia sea declarada nula.
A la inversa, si el documento ha sido acompañado con citación de la
parte en contra de la cual se presenta, y la sentencia no analiza el
mérito probatorio de dicho instrumento, quiere decir que ella
también será nula; pero, en este caso, por no haber sido extendida en
conformidad a la ley, más concretamente por no contener la
exposición de los hechos en que se funda, o sea, la ponderación o
análisis de todos los medios probatorios suministrados por las
partes.
384. Valor probatorio del instrumento público. Queremos
significar con ello el grado o medida de verdad que se desprende de
un instrumento público, cuando ha sido acompañado en parte de
prueba enjuicio.
110
Mano Casarino Viterbo
Los principios legales informativos sobre esta materia se hallan
consagrados en los artículos 1700, inc. Ia, y 1706 del Código Civil.
El primero dice: "El instrumento público hace plena fe en cuanto al
hecho de haberse otorgado y su fecha, pero no en cuanto a la verdad
de las declaraciones que en él hayan hecho los interesados. En esta
parte no hace plena fe sino contra los declarantes". El segundo
expresa: "El instrumento público o privado hace fe entre las partes
aun en lo meramente enunciativo, con tal que tenga relación directa
con lo dispositivo del acto o contrato".
La lectura de estos preceptos legales permite apreciar que el
problema del valor probatorio de los instrumentos públicos debe
analizarse a la luz de los siguientes hechos o circunstancias que
median en su otorgamiento, a saber: a) el hecho de haberse
realmente otorgado; b) la fecha del instrumento; c) el hecho de
haber efectuado los interesados las declaraciones que en él se
consignan; y d) la eficacia de dichas declaraciones.
En primer término, en cuanto al hecho de haberse otorgado el
instrumento público, es evidente que no puede ser discutido, ni por
los otorgantes o interesados, ni por los terceros. Así reza
textualmente el artículo 1700 del Código Civil, y ésa es, por lo
demás, la misión del funcionario llamado por la ley a intervenir en el
otorgamiento de un instrumento público, o sea dar fe del
otorgamiento del documento mismo. El funcionario representa en
esos momentos al Estado, y constata de manera auténtica lo que sus
propios sentidos están apreciando, esto es, el hecho del
otorgamiento del instrumento público de que se trata.
En segundo término, otro tanto podemos decir acerca de la fecha del
instrumento público, por cuanto también es misión del funcionario
que interviene en el otorgamiento del instrumento constatar y
autenticar su fecha. Es otra circunstancia que puede apreciársela de
visu, y, por consiguiente, que produce igual mérito probatorio, tanto
respecto de los otorgantes cuanto de terceros.
¡Vlanual de Derecho Procesal
111
En tercer término, no menor es el valor probatorio del instrumento
público en cuanto al hecho de que las partes hicieron las
declaraciones que en el instrumento público mismo se consignan.
Este mérito probatorio también reza respecto de los otorgantes e
interesados y de los terceros. Es otro hecho que no puede escapar a
los sentidos del funcionario público que interviene en el
otorgamiento del instrumento y que, por consiguiente, puede y debe
ser objeto de su autenticación. Ejemplo: el notario da fe que Juan
manifestó que vendía y que Pedro expresó que compraba, y que el
primero declaró haber recibido del segundo la suma de mil pesos a
título de precio de esta compraventa.
Por último, quedaría por analizar la eficacia de las declaraciones o
estipulaciones estampadas en un instrumento público. De
conformidad a los principios generales del derecho, los actos o
contratos sólo obligan a las personas que han intervenido en su
otorgamiento o celebración; a contrario sensu, no obligan de manera
alguna a los terceros ajenos a ellos. Pero este problema, como se
comprende, dice relación más bien con los efectos de los actos
jurídicos que con el de su prueba. El artículo 1700 del Código Civil,
pues, al decir que en cuanto a la verdad de las declaraciones
contenidas en un instrumento público éstos sólo hacen fe respecto
de los declarantes, está reglando el efecto del acto o contrato
contenido en dicho instrumento y no su mérito probatorio.
En resumen, el instrumento público hace plena prueba, tanto
respecto de los declarantes cuanto de los terceros, en lo que respecta
a su fecha, al hecho de haberse realmente otorgado, y al hecho de
haberse efectuado por los interesados las declaraciones que en ellos
se consignan. Estas últimas, en cambio, sólo afectan, esto es,
solamente obligan a los declarantes o a quienes sus derechos
representan.
385. Impugnación de los instrumentos públicos. Se ha dicho, y
con razón, que los instrumentos públicos pierden su eficacia
probatoria por medio de la impugnación. Entiéndese
112
113
b) La falsedad del instrumento público es sinónima de falta de
autenticidad del mismo; y un instrumento público no es auténtico
cuando no ha sido realmente otorgado y autorizado por las personas
y de la manera que en él se expresan.
Ejemplos: en un certificado de gravámenes se ha falsificado la firma
del respectivo Conservador; en una escritura pública se ha
falsificado la firma de Juan, haciéndolo comparecer a su
otorgamiento sin haber concurrido a ello; en una escritura pública se
hace figurar a uno de los comparecientes como donando en
circunstancias de que él vendía, etc.
Ahora bien, pueden impugnar el instrumento público por falta de
autenticidad tanto las partes como los terceros; y para acreditar su
fundamento podrán valerse de todos los medios probatorios, sin
limitación alguna, pues se trata de acreditar hechos materiales y no
la existencia o modificación de actos jurídicos.
Confirma lo anterior el artículo 355 del Código de Procedimiento
Civil, al disponer: "En el incidente sobre autenticidad de un
instrumento o sobre suplantaciones hechas en él, se admitirán como
medios probatorios tanto el cotejo de que tratan los cinco artículos
precedentes como los que las leyes autoricen para la prueba del
fraude.
En la apreciación de los diversos medios de prueba opuestos al
mérito de un instrumento el tribunal se sujetará a las reglas
generales establecidas en el presente título, y con especialidad a las
consignadas en el Párrafo 8o".
En otras palabras, cada medio probatorio destinado a demostrar la
falta de autenticidad del instrumento público tendrá el valor que la
ley asigna a cada uno de ellos en particular; y, en caso de
contradicción, y a falta de ley que resuelva el conflicto, los
tribunales preferirán el que crean más conforme con la verdad (art.
428 C.P.C.).
Pero si la impugnación versa sobre una escritura pública, y su falta
de autenticidad se desea probar por medio de prueba testimonial, se
requiere la concurrencia de cinco testigos,
reúnan las condiciones expresadas en la regla segunda del
114
artículo 384, que acrediten que la parte que se dice haber asistido
personalmente al otorgamiento, o el escribano, o alguno de los
tasugos instrumentales, ha fallecido con anterioridad o ha
permanecido fuera del lugar en el día del otorgamiento y en los
sesenta días subsiguientes (art. 429, inc. Io, C.P.C.).
Sin embargo, esta prueba queda sujeta a la calificación del tribunal»
quien la apreciará según las reglas de la sana crítica; y su ot»jeuvo
preciso debe tender exclusivamente a acreditar la falt» de
autenticidad de la escritura misma, pero no la de las declaraciones
consignadas en una escritura pública auténtica (aít. 429, incs. 2o y 3o,
C.P.C.); y
c) La insinceridad, por último, del instrumento público es la falt2- de
verdad de las declaraciones que en él se contienen. Esta situación es
enteramente diversa de las anteriores. El instrumento es válido, o
sea, ha sido otorgado ante funcionario competente y con
observancia de las formalidades legales; es, además, auténtico, o sea,
ha sido realmente otorgado y autorizado por las personas y de la
manera que en él se expresan; pero, en cambio, las partes han faltado
a la verdad en lo que se respecta a las declaraciones que en ese
instrumento se consignan. Ejemplo: en una escritura pública Juan
declara haber recibido de Pedro la suma de mil pesos a título de
mutuo, y ese hecho, en verdad, no es efectivo.
Cabe, ahora, preguntarse: ¿puede impugnarse un instrumento
público por falta de verdad de las declaraciones en él contenidas?
Jlespecto de los terceros, la interrogante no presenta dificultad y su
respuesta debe ser afirmativa. Todavía más, estos terceros podrán
valerse de todos los medios probatorios que la ley franquea para
acreditar la inexactitud o falta de verdad de un hecho, incluso de la
prueba testimonial.
Diversa, en cambio, es la posición de las partes que han intervenido
en el otorgamiento del instrumento público, en e\ cual han estampado
determinadas declaraciones, las que, posteriormente, pretenden
destruir como inexactas, insinceras, faltas de verdad.
115
En materia comeráal encontramos un esbozo de este derecho que
tendrían las partes para impugnar la verdad de las declaraciones
contenidas en un instrumento público al permitir a los juzgados de
comercio, atendidas las circunstancias de la causa, que reciban
prueba testimonial, aun cuando altere o adicione el contenido de una
escritura pública (art. 129 C. Com.).
En materia penal tampoco se ve el inconveniente legal para que esta
impugnación sea admitida, desde el momento en que se trata de una
simulación, y para acreditarla el tribunal y las partes podrán valerse
de cualquier medio probatorio, pues no hay limitación legal al
respecto.
El problema se complica en materia civil, y la doctrina y ju-
risprudencia nacionales se hallan divididas sobre el particular.
Una teoría sostiene que el instrumento público hace plena fe en
cuanto a la verdad de las declaraciones que en él hayan hecho los
interesados (art. 1700 C.C.) y que, por consiguiente, los declarantes
no pueden posteriormente pretender impugnar el instrumento en
cuanto a la verdad de esas declaraciones.
Una segunda teoría, que cuenta con algunos fallos del tribunal
supremo, argumenta, en cambio, que tal prueba es admisible, pues la
ley no prohibe que una prueba plena, como es la emanada de un
instrumento público, pueda ser destruida por otra plena prueba,
como sería la que fluye de una confesión judicial.
386. Formas de impugnar los instrumentos públicos. Todo
instrumento público lleva en sí el sello de su autenticidad y, por
consiguiente, la parte que se sirve de él enjuicio se limitará a
acompañarlo como medio probatorio de la manera y en la
oportunidad que ya conocemos. Será, en cambio, la contraparte la
llamada a impugnarlo, sosteniendo su nulidad, o su falta de
autenticidad, o su falsedad en las declaraciones, para restarle así
todo mérito o valor probatorio.
Ahora bien, esta manera de impugnar un instrumento público en
juicio puede revestir dos formas: por vía principal y Por vía
incidental.
116
a) Se impugna un instrumento público por vía principal cuando el
objeto del pleito versa sobre la validez o nulidad del dicho
instrumento, sobre la autenticidad o falsedad del mismo, o sobre la
verdad o inexactitud de las declaraciones que en él se contienen. El
juicio podrá ser de naturaleza civil o penal, y estas peticiones se
formularán como acción o como excepción, y será la sentencia
definitiva la llamada a resolver tales cuestiones; y
b) Por el contrario, se impugna un instrumento público por vía
incidental cuando, acompañado en parte de prueba dentro de un
juicio, la contraparte en el término de citación le resta mérito
probatorio, fundada en alguno de los capítulos de impugnación ya
señalados. En consecuencia, se habrá suscitado un incidente dentro
del pleito, el cual será fallado en un auto o en una sentencia
interlocutoria, que declarará si el referido instrumento tiene o no el
mérito probatorio que pretende la parte que lo ha presentado.
III. LOS INSTRUMENTOS PRIVADOS
387. Concepto. Instrumento privado es todo escrito que da
constancia de un hecho y que ha sido otorgado sin formalidad o
solemnidad alguna.
Lo importante en esta clase de instrumentos es que dejen testimonio
de un hecho. La ley no sujeta a los instrumentos privados a
formalidad alguna; pueden o no estar firmados por las partes; y
pueden, incluso, hasta omitir el lugar y la fecha en que han sido
otorgados. Es también indiferente que emanen de las propias partes
litigantes o de terceros, y el medio que ha servido para su confección,
esto es, manuscritos, mecanografiados, impresos, etc.
Ejemplo: una carta, un recibo de dinero, un recorte de diario, etc.
117
388. Reconocimiento de los instrumentos privados. A diferencia
de los instrumentos públicos, los privados, por el hecho de ser tales,
no llevan en sí ningún sello de autenticidad. No demuestran primae
facie si en realidad han sido otorgados por las personas a quienes se
les atribuyen, ni tampoco tienen fecha cierta de otorgamiento.
Para obviar estos inconvenientes el legislador acepta que un
instrumento privado se le tenga por auténtico, siempre que haya sido
reconocido, y le asigna fecha cierta en los casos en que él mismo
taxativamente enumera.
Y ¿cuándo los instrumentos privados se tienen por reconocidos?
a) Cuando así lo ha declarado en el juicio la persona a cuyo nom-
bre aparece otorgado el instrumento o la parte contra quien se hace
wzfer(art. 346, N°l°, C.P.C.).
Se trata, como se ve, de un reconocimiento expreso. Puede
producirse este reconocimiento en cualquier estado del juicio y en
cualquier trámite, diligencia o actuación. La persona a cuyo nombre
aparece otorgado el instrumento, podrá ser la parte misma o un
tercero, y la parte en contra de la cual se hace valer podrá haberlo
escrito y firmado, o no;
b) Cuando igual declaración se ha hecho en un instrumento público
o en otro juicio diverso (art. 346, N° 2o, C.P.C.).
Es otra forma de reconocimiento expreso, pero extrajudi-cial. El
reconocimiento puede haberse efectuado por la persona a cuyo
nombre aparece otorgado el instrumento privado o la parte contra
quien se hace valer, y puede haberse efectuado, ya en un
instrumento público, ya en un juicio diverso;
c) Cuando, puestos en conocimiento de la parte contraria, no se
alega su falsedad o falta de integridad dentro de los seis días
siguientes a su presentación, debiendo el tribunal, para este efecto,
apercibir a aquella parte con el reconocimiento tácito del
instrumento si nada expone dentro de dicho plazo (art. 346, N° 3o,
C.P.C.).
Aquí estamos en presencia de un reconocimiento tácito, a diferencia
de los anteriores. La jurisprudencia entiende que, en este caso, el
instrumento privado debe emanar exclusiva-
118
119
389. Manera de acompañar los instrumentos privados en juicio.
En cierto sentido las explicaciones anteriores, acerca del
reconocimiento de los instrumentos privados, nos facilitan la
respuesta de esta interrogante.
En efecto, si el instrumento privado emana de la parte en contra de
la cual se hace valer, sea porque lo haya firmado, sea porque lo haya
escrito, debe ser acompañado con citación y bajo apercibimiento de
tenerlo por reconocido si no se alega su falsedad o falta de
integridad dentro de dicho plazo que, como se verá, es de seis días.
Este trámite, lo mismo que en el caso de los instrumentos públicos,
es esencial, tanto en la primera cuanto en la segunda instancia, en
los juicios de menor cuantía, mayor cuantía, y especiales (arts. 795,
N° 5o, y 800, N° 2o, C.P.C.). Por regla general, la expresión citación
implica que una determinada diligencia no puede llevarse a efecto
sino pasados tres días después de la notificación de la parte contraria,
la cual tendrá derecho a oponerse o deducir observaciones dentro de
dicho plazo, suspendiéndose en tal caso la diligencia hasta que se
resuelva el incidente (art. 69, inc. Io, C.P.C.). Aplicada esta
expresión a la manera de acompañar un instrumento, significará que
la parte en contra de la cual se hace valer tiene derecho a impugnarlo
dentro del término legal; pero, en el caso de los instrumentos
privados de que se trata, este término es de seis días (art. 346, N° 3o,
C.P.C.).
Por el contrario, si el instrumento privado emana de una tercera
persona, si bien debe acompañarse con citación, puesto que este
trámite o diligencia es esencial para toda clase de instrumentos sin
distinción alguna (arts. 795, N° 5o, 800, N° 2o, C.P.C.), el plazo para
impugnarlo es el general de toda citación, o sea, de tres días fatales.
En este caso, no es posible acompañar el instrumento bajo
apercibimiento de tenerlo por reconocido si no se objeta su falsedad
o falta de integridad dentro de sexto día, ya que el documento no
emana de la persona en contra de la cual se hace valer y, por
consiguiente, no está en condiciones de pronunciarse sobre su
autenticidad e integridad. La manera, pues, de obtener este
reconocimiento no
120
puede ser otra que presentar a ese tercero como testigo dentro del
juicio, a objeto de que deponga sobre la autenticidad e integridad del
instrumento. En consecuencia, a la postre, un instrumento privado
emanado de tercero que se acompaña en parte de prueba enjuicio es
sencillamente una declaración testimonial anticipada y
extrajudicial.
390. Valor probatorio del instrumento privado. Lo mismo que
tratándose de los instrumentos públicos, queremos significar el
grado o medida de verdad que se desprende de un insüumento
privado cuando ha sido acompañado enjuicio, en parte de prueba.
Este documento privado, como se comprende, puede encontrarse en
dos situaciones, esto es, que se tenga por reconocido o que no se
tenga por reconocido (art. 346 C.P.C.).
El instrumento privado que se tiene por reconocido es aquel cuyo
reconocimiento puede ser expreso, tácito o judicial. De conformidad
al artículo 1702 del Código Civil "el instrumento privado,
reconocido por la parte a quien se opone, o que se ha mandado tener
por reconocido en los casos y con los requisitos prevenidos por la
ley, tiene el valor de escritura pública respecto de los que aparecen o
se reputan haberlo subscrito, y de las personas a quienes se han
transferido las obligaciones y derechos de éstos".*
En consecuencia, esta clase de instrumentos, respecto de las partes y
de sus sucesores, hacen plena fe en cuanto al hecho de haberse
otorgado, a su fecha, naturalmente si la tuvieren, y en cuanto a la
verdad de las declaraciones que en ellos se contengan (art. 1700, inc.
Io, C.C.).
Puede tener interés respecto de terceros, la fecha de un instrumento
privado. En este caso, dicha fecha se cuenta desde
* Véase el artículo 68 de la Ley N° 14.171, de 26 de octubre de 1980,
que atribuye valor de escritura pública a ciertos documentos
privados protocolizados. Actualizado Depto. D. Procesal U. de
Chile.
j^anual de Derecho Procesal
121
el fallecimiento de alguno de los que lo han firmado, o desde el día
en que ha sido copiado en un registro público, o en que conste
haberse presentado en juicio, o en que haya tomado razón de él o le
haya inventariado un funcionario competente en el carácter de tal, o
desde que haya sido protocolizado (arts. 1703 C.C. y 419 C.O.T.).
En cambio, el instrumento privado que no ha sido reconocido,
carece de valor probatorio; y el tribunal, al ponderarlo en la
sentencia definitiva, tendrá que restarle todo mérito, lo mismo que si
no se hubiere presentado.
391. Impugnación de los instrumentos privados y, en especial,
del cotejo de letras. Hemos visto que, cuando los instrumentos
privados son puestos en conocimiento de la parte contraria enjuicio,
ésta puede alegar su falsedad o falta de integridad. En tal caso, se
habrá planteado un incidente sobre autenticidad o suplantaciones
hechas en el referido instrumento, que el tribunal deberá resolver a
la luz de las pruebas que sobre estos particulares se rindan.
Al efecto, en el incidente sobre autenticidad de un instrumento o
sobre suplantaciones hechas en él, se admitirán como medios
probatorios, tanto el cotejo de que tratan los artículos 350 al 354 del
Código de Procedimiento Civil, como los que las leyes autoricen
para la prueba del fraude; y en la apreciación de los diversos medios
de prueba opuestos al mérito de un instrumento, el tribunal se
sujetará a las reglas generales establecidas en el título XI y, en
especial, a las consignadas en el párrafo 8o del referido Código (art.
355 C.P.C.).
La operación antes aludida se la llama cotejo de letras, para
diferenciarla del cotejo de instrumentos, al cual nos referimos
tratándose de los instrumentos públicos; y puede definirse, como
aquella diligencia judicial destinada a comprobar si la letra del
documento privado que se pone en duda es la misma que la
estampada en un documento indubitado, esto es, cuya autenticidad
no se discute.
En consecuencia, la parte que pide el cotejo debe desig-
122
131
será indigno de fe; y uno por lesiones, en cambio, puede ser digno de
crédito.
9o Los que hagan profesión de testificar enjuicio.
A estos individuos se les llama jureros, y poco importa para
considerarlos inhábiles, que esta indigna actividad la ejerzan por
paga u otra clase de remuneración, o bien, por ninguna.
400. Inhabilidades relativas. Son aquellas en que el impedimento
para declarar que afecta a una persona sólo dice relación con
determinados juicios; se fundan en la falta de imparcialidad del
testigo por las especiales circunstancias o vínculos que lo unen a la
parte que lo presenta como tal; y las enumera, también
taxativamente, el artículo 358 del Código de Procedimiento Civil,
en la siguiente forma:
Io El cónyuge y los parientes legítimos hasta el cuarto grado de
consanguinidad y segundo de afinidad de la parte que los presenta
como testigos.
Se trata de vínculos familiares tan estrechos que, evidentemente,
hacen perder al testigo la imparcialidad necesaria para declarar; y de
allí que el legislador presuma que faltarán a la verdad, con tal de no
perjudicar a la parte que los presenta.
2o Los ascendientes, descendientes y hermanos ilegítimos, cuando
haya reconocimiento del parentesco que produzca efectos civiles
respecto de la parte que solicite su declaración.
Se entiende, por consiguiente, también incluido en este número, el
parentesco proveniente de la filiación natural, que es de mayor
fuerza que el simplemente ilegítimo.
3o Los pupilos por sus guardadores y viceversa.
Se considera que los vínculos existentes entre el guardador y su
pupilo son tan estrechos como los vínculos de orden familiar.
4o Los criados domésticos o dependientes de la parte que los pre-
sente.
Se entenderá por dependiente para los efectos de este articulo, el que
preste habitualmente servicios retribuidos al que lo haya presentado
por testigo, aunque no viva en su casa.
132
Mario Casarino Viterh
133
La legislación del trabajo llama ahora a los criados domésticos,
trabajadores de casa particular,* y a los dependientes,
trabajadores.**
5 o Los trabajadores y labradores dependientes de la persona que
exige su testimonio.
También la legislación del trabajo llama obreros a los trabajadores;
y los labradores son los obreros agrícolas.
6o Los que ajuicio del tribunal carezcan de la imparcialidad ne-
cesaria para declarar por tener en el pleito interés directo o
indirecto.
Esta causal de inhabilidad, esencialmente relativa, queda entregada
al sano criterio del tribunal.
7o Los que tengan íntima amistad con la persona que los presenta o
enemistad respecto de la persona contra quien declaren. La amistad
o enemistad deberán ser manifestadas por hechos graves que el
tribunal calificará según las circunstancias.
Esta tacha tendrá, pues, que fundarse circunstanciadamente, a
objeto de colocar al tribunal en condiciones legales adecuadas para
juzgarla.
Por último, las inhabilidades relativas antes mencionadas no podrán
hacerse valer cuando la parte a cuyo favor se hallan establecidas,
presente como testigos a las mismas personas a quienes podrían
aplicarse dichas tachas (art. 358, inc. final, C.P.C.). Estamos en
presencia de una verdadera compensación de tachas. Ejemplo: el
demandante presenta como testigo a un íntimo amigo, en
circunstancia que esta persona también es íntima amiga del
demandado; no podría este último tachar al testigo presentado por el
primero.
* Modificación introducida por el artículo 127 del Decreto Ley N°
2.200, de Io de mayo de 1978, publicado en el Diario Oficial de 15
de junio del mismo año. Actualizado Depto. D. Procesal U. de
Chile.
** Modificación introducida por el Decreto Ley N° 2.200, de Io de
mayo de 1978, publicado en el Diario Oficial de 15 de junio del
mismo año. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
401. Obligaciones que pesan sobre los testigos. Toda persona,
cualquiera que sea su estado o profesión, está obligada a declarar y a
concurrir a la audiencia, que el tribunal señale con este objeto (art.
359, inc. Io, C.P.C.).
A su vez, el falso testimonio en causa civil será castigado con
presidio menor en su grado medio y multa de once a veinte sueldos
vitales* y si el valor de la demanda no excediere de cuatro sueldos
vitales, las penas serán presidio menor en su grado mínimo y multa
de seis a diez sueldos vitales* (art. 209
C.P.C.).
En consecuencia, de conformidad a los preceptos legales
antes indicados y al orden lógico de los conceptos, sobre los testigos
pesa una triple obligación; a saber: de concurrir a declarar, de
declarar y de decir la verdad.
Estas obligaciones constituyen verdaderas cargas o deberes cívicos
y han sido establecidas por razones de conveniencia pública y
común.
A continuación examinaremos cada una de estas obligaciones en
particular.
a) La obligación de concurrir a declarar implica para el testigo el
deber de asistir en persona a la audiencia que el tribunal señale con
este objeto. Esta asistencia podrá efectuarse, ya por el conocimiento
extraoficial que tenga el testigo de que ha sido presentado como tal,
ya por conocimiento oficial, esto es, mediante citación legalmente
practicada. Más adelante veremos en qué consiste esta citación, la
forma de practicarla y las sanciones en que puede incurrir el testigo
en el caso que la desobedezca.
* Ver el Decreto Supremo de Justicia N° 51, de 17 de enero de 1982,
publicado en el Diario Oficial de 13 de febrero siguiente, que fija la
tabla de conversión de sueldos vitales a ingresos mínimos en
cumplimiento a lo dispuesto por el artículo 8o de la Ley N° 18.018,
de 14 de agosto de 1981. Actualizado Depto. D. Procesal U. de
Chile.
134
Mario Casaríno Viterbo
La parte litigante que presenta a un testigo, y que exige su
comparecencia a declarar, ha de tener buen cuidado de que esta
declaración sea útil; pues, cuando se exija la comparecencia de un
testigo, a sabiendas de que es inútil su declaración, podrá imponer el
tribunal a la parte que la haya exigido una multa de un décimo a
medio sueldo vital* (art. 359, inc. 2o, C.P.C.).
Sin embargo, hay personas que no están obligadas a concurrir a la
audiencia que el tribunal señale para que presten declaración, no
obstante que sobre ellas siempre pesan las obligaciones de declarar
y de decir la verdad. Estas personas son:
Io El Presidente de la República, los Ministros de Estado, los
Senadores y Diputados, los Subsecretarios; los Intendentes
Regionales, los Gobernadores y los Alcaldes, dentro del territorio de
su jurisdicción; los jefes superiores de Servicios, los miembros de la
Corte Suprema o de alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales de
estos Tribunales, los Jueces Letrados, los Oficiales Generales en
servicio activo o en retiro, los Oficiales Superiores y los Oficiales
Jefes; el Arzobispo y los Obispos, los Vicarios Generales, los
Provisores, los Vicarios y Provicarios Capitulares; y los Párrocos,
dentro del territorio de la Parroquia a su cargo;
2o Las personas que gozan en el país de inmunidades diplomáticas;
3o Los religiosos, incluso los novicios;
4o Las mujeres, siempre que por su estado o posición puedan
concurrir sin grave molestia; y
* Modificado en la forma que aparece en el texto por el artículo 2o,
letra m), del Decreto Ley N° 1.417, de 9 de abril de 1976, publicado
en el Diario Oficial de 29 del mismo mes. Ver el Decreto Supremo
de Justicia N° 51, de 17 de enero de 1082, publicado en el Diario
Oficial de 13 de febrero siguiente, que fija la tabla de conversión de
sueldos vitales a ingresos mínimos en cumplimiento a lo dispuesto
por el artículo 8o de la Ley N° 18.018, de 14 de agosto de 1981.
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
135
5o Los que por enfermedad u otro impedimento, calificado por el
tribunal, se hallen en la imposibilidad de hacerlo (art. 361 C.P.C.).*
Ahora bien, ¿cómo prestan declaración estas personas, puesto que
sobre ellas siempre pesan las obligaciones de declarar y de decir la
verdad? Es necesario distinguir según sea la clase de personas
exceptuadas de la obligación de concurrir a la audiencia judicial.
Así, el Presidente de la República y demás personas constituidas en
dignidad, o sea, las señaladas en el número Io del artículo 361,
prestan su declaración por medio de informes y expresarán que lo
hacen en virtud del juramento que la ley exige a los testigos. Pero
los miembros y fiscales de las Cortes y los jueces letrados que
ejerzan sus funciones en el asiento de éstas no declararán sin previo
permiso de la Corte Suprema, tratándose de algún miembro o fiscal
de este tribunal, o de la respectiva Corte de Apelaciones en los
demás casos. Este permiso se concederá siempre que no parezca al
tribunal que sólo se trata de establecer, respecto del juez o fiscal
presentado como testigo, una causa de recusación (art. 362, inc. Io,
C.P.C).
Las personas comprendidas en el número 2o del artículo 361, o sea,
las que gozan en el país de inmunidades diplomáticas, también
declararán por medio de informe y con el juramento antes expresado,
si se prestan voluntariamente a declarar, pero no se podrán excusar
los chilenos que ejerzan
* Sustituido en la forma que aparece en el texto por el artículo único
del Decreto Ley N° 3.434, de 17 de junio de 1980, publicado en el
Diario Oficial de Io del mes siguiente.
El artículo 2o del Decreto Ley N° 3.631, de 20 de febrero de 1981,
publicado en el Diario Oficial de 28 del mismo mes, dispone:
"Declárase, interpretando el artículo 361 del Código de
Procedimiento Civil, modificado por el Decreto Ley N° 3.434, de
1980, que en las expresiones 'Jefes Superiores de Servicios,
empleados en dicho precepto, están comprendidos los Rectores de
Universidades'". Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
136
1
en el país funciones diplomáticas, por encargo de un gobierno
extranjero (art. 362, inc. 2o, C.P.C.).
En consecuencia, respecto de las personas que gozan en el país de
inmunidades diplomáticas, será preciso distinguir si son extranjeras
o chilenas. Las primeras, no solamente están exentas de la
obligación de concurrir a la audiencia de prueba, sino que aun
pueden excusarse de cumplir con la obligación de prestar
declaración; las segundas, en cambio, deben prestar declaración, si
bien siempre lo hacen mediante informe y bajo la fe del juramento.
El Derecho Internacional Público será el llamado a precisar las
personas que gozan de tales inmunidades diplomáticas, sin que
pueda determinarse de antemano este concepto, pues los tratados
internacionales amplían o restringen estas inmunidades, según el
caso.
Por último, tratándose de las personas comprendidas en los números
3o, 4o y 5o del artículo 361, son examinadas en su morada y en la
forma establecida en los artículos 365 al 368, esto es, lo mismo que
cualquier otro testigo (art. 362, inc. 3o, C.P.C.).
b) La obligación de declarar implica el deber que pesa sobre todo
testigo de responder a las preguntas que se le hagan en la audiencia
de prueba respectiva y previa observancia de las formalidades
legales. Si el testigo ignora el hecho acerca del cual se le interroga,
bastará con que exprese esta circunstancia, y se entenderá que ha
cumplido con la obligación antes señalada.
Sin embargo, hay personas que no están obligadas a declarar, no
obstante que sobre ellas pesa la obligación de concurrir a la
audiencia de prueba respectiva. Estas personas son:
Io Los eclesiásticos, abogados, escribanos, procuradores, médicos y
matronas, sobre hechos que se les hayan comunicado
confidencialmente con ocasión de su estado, profesión u oficio (art.
360, N° Io, C.P.C.).
Este precepto contempla el llamado "secreto profesional". Su
infracción, fuera de las sanciones de orden religioso, ético o gremial
que pueden recaer sobre el infractor, también lo
137
hace incurrir en responsabilidad penal. En efecto, los que ejerciendo
alguna de las profesiones que requieren título, revelen los secretos
que por razón de ella se les hubieren confiado, incurrirán en las
penas de reclusión menor en sus grados mínimo a medio y multa de
seis a diez sueldos vitales* (art. 247,
C.P-)-
2o Las personas expresadas en los números Io, 2o y 3o del
artículo 358, o sea, el cónyuge y los parientes legítimos hasta el
cuarto grado de consanguinidad y segundo de afinidad con la parte
que los presente como testigos; los ascendientes, descendientes y
hermanos ilegítimos, cuando haya reconocimiento del parentesco
que produzca efectos civiles respecto de la parte que solicita su
declaración; y los pupilos por sus guardadores y viceversa (art. 360,
N° 2o, C.P.C.).
La razón de ser de este precepto es evitar a dichas personas la
incómoda situación moral en que pueden hallarse al declarar bajo
juramento y verse, por tanto, en la necesidad de decir la verdad,
perjudicando así los intereses de sus propios familiares.
3o Los que son interrogados acerca de hechos que afecten al honor
del testigo o de las personas mencionadas en el número anterior, o
que importen un delito de que pueda ser criminalmente responsable
el declarante o cualquiera de las personas referidas.
* El artículo 29 de la Ley N° 17.374, de 10 de diciembre de 1970,
que aprueba la Ley Orgánica del Instituto Nacional de Estadísticas,
dice: "El Instituto Nacional de Estadísticas, los organismos fiscales,
semifiscales y Empresas del Estado, y cada uno de sus respectivos
funcionarios, no podrán divulgar los hechos que se refieren a
personas o entidades determinadas de que hayan tomado
conocimiento en el desempeño de sus actividades.
El estricto mantenimiento de estas reservas constituye el 'Secreto
Estadístico'. Su infracción por cualquier persona sujeta a esta
obligación, hará incurrir en el delito previsto y penado por el
artículo 247, del Código Penal, debiendo en todo caso aplicarse
pena corporal". Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
138
139
III. FORMA DE PRODUCIR LA PRUEBA TESTIMONIAL
403. Presentación de minuta de puntos de prueba y nómina de
los testigos. La parte litigante que desee rendir prueba testimonial
en juicio, dentro de los cinco días siguientes a la última notificación
de la resolución que recibió la causa a prueba, cuando no se haya
pedido reposición de dicha resolución, y en el caso contrario, dentro
de los cinco días siguientes a la notificación por el estado de la
resolución que se pronuncie sobre la última solicitud de reposición,
deberá:
a) Presentar una minuta de los puntos sobre que piense rendir
prueba de testigos, enumerados y especificados con claridad y
precisión; y
b) Acompañar también una nómina de los testigos de que piensa
valerse, con expresión del nombre y apellido, domicilio y profesión
u oficio, debiendo contener la indicación del domicilio los datos
necesarios, ajuicio del juzgado, para establecer la identificación del
testigo (art. 320 C.P.C.).
El cumplimiento de esas dos obligaciones está destinado a preparar
la prueba testimonial, permitiendo al contendor constatar si
concurren o no las inhabilidades que pudiera hacer valer y formular
las tachas que le sean aplicables.
La minuta de puntos de prueba consiste en un conjunto de preguntas,
debidamente enumeradas y especificadas, las cuales deben
redactarse en forma tal, que constituyan un desarrollo de los hechos
substanciales y pertinentes controvertidos señalados por el tribunal.
Su finalidad es la de facilitar el examen posterior de los testigos, a
cuyo tenor deben ser interrogados.
Se ha resuelto por nuestros tribunales que la omisión de la
presentación de la minuta de puntos de prueba implica la renuncia
de la parte litigante a una facilidad que le otorga la ley, establecida
en su propio beneficio; y que, por consiguiente, en tal caso, sus
testigos pueden ser interrogados al tenor
140
de los hechos substanciales y pertinentes controvertidos señalados
por el tribunal en la resolución que recibió a prueba la causa.
La nómina de testigos, en cambio, como su nombre lo indica, es una
lista que contiene el nombre y apellido, el domicilio y la profesión u
oficio de las personas cuya deposición se desea. La ley no limita el
número de testigos que puede contener esta nómina, siendo
conveniente hacer figurar en ella el mayor número posible, por las
inhabilidades que pueden afectar a los testigos, o por cualquiera otra
razón de fuerza mayor, que impida su declaración posterior.
Si no se presenta la nómina de testigos, la sanción no puede ser otra
que la de vernos privados del derecho a rendir prueba testimonial,
pues sólo se examinarán los testigos que figuren en dicha nómina
(art. 372, inc. 2o, C.P.C.).
Podrá, con todo, el tribunal admitir otros testigos en casos muy
calificados, y jurando la parte que no tuvo conocimiento de ellos al
tiempo de formar la nómina aludida (art. 372, inc. 2o, parte final
C.P.C.).
Estas dos obligaciones deben cumplirse dentro de un mismo término
de cinco días, que es de carácter fatal, por la expresión "dentro de"
que emplea el legislador. La manera de computarlo dependerá de la
circunstancia de si la resolución que recibe la causa a prueba es o no
objeto de recursos de reposición: en el primer caso, el plazo se
cuenta desde la notificación por el estado de la resolución que se
pronuncie sobre la última solicitud de reposición; y en el segundo,
desde la última notificación por cédula de la resolución que recibió
la causa a prueba.
404. Tribunal ante el cual se rinde la prueba testimonial.
En principio, la prueba testimonial se rinde ante el mismo tribunal
que conoce del pleito; pero si han de declarar testigos que residan
fuera del territorio jurisdiccional en que se sigue el juicio, se
practicará su examen por el tribunal que corres-
Derecho Procesal
141
ponda, a quien se remitirá copia de los puntos de prueba fijados*
(artículo 371, inc. Io, C.P.C).
Por consiguiente, la residencia del testigo viene a determinar el
tribunal llamado a intervenir en la práctica de este medio probatorio.
Si el testigo reside fuera del territorio jurisdiccional** en que se
sigue el juicio, no hay más camino que valerse de la jurisdicción
delegada, esto es, el tribunal de la residencia del testigo intervendrá
en la respectiva diligencia por encargo o delegación del que está
conociendo del juicio.
La comunicación que será necesario enviar al tribunal de la
residencia del testigo, deberá contenerlos puntos de prueba fijados
por el tribunal; como igualmente la personería de los encargados de
representar a las partes en esta diligencia de prueba (art. 371 C.P.C).
En la práctica, dicha comunicación o exhorto contiene, además, la
minuta de puntos de prueba, y la lista de testigos presentada por las
partes y las correspondientes notificaciones de la resolución que
recibió la causa a prueba, todo ello para su mejor cumplimiento.
405. Fijación de audiencias de prueba. En su oportunidad
manifestamos que el término de prueba estaba destinado par-
ticularmente a la recepción de la prueba testimonial; pero, como éste
tiene una duración ordinaria de veinte días, será necesario que el
tribunal designe dentro de este plazo qué días estarán destinados a la
recepción de la prueba testimonial ofrecida.
A este respecto, el tribunal, atendido el número de testigos y el de
los puntos de prueba, señalará una o más audiencias para el examen
de los que se encuentren en el departamen-
* Inciso modificado, como aparece en el texto, por el N° 7 del
artículo quinto de la Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989. **
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
142
to* (art. 369, inc. Io, C.P.C.). Estas audiencias se señalan fijando el
día y la hora correspondiente, y dicha labor la podrá cumplir el
tribunal, ya en la misma resolución que recibe la causa a prueba, ya
en una resolución posterior, a solicitud de parte interesada.
En cuanto al tribunal exhortado, o sea, en caso de residir los testigos
en un territorio jurisdiccional diferente a aquel en que se sigue el
juicio, señalará estas audiencias de prueba al ordenar el
cumplimiento de dicho exhorto, o bien a solicitud posterior del
encargado respectivo.
Cualquiera que sea el tribunal de que se trate, lo cierto es que al
señalar las audiencias de prueba deberá procurar, en cuanto sea
posible, que todos los testigos de cada parte sean examinados en la
misma audiencia. De ahí que, en la práctica, generalmente se fija
una o más audiencias para el demandante, y una o más para el
demandado.
406. Citación de los testigos. Una vez fijadas las correspondientes
audiencias de prueba, será necesario ponerlas en conocimiento de
los testigos para que cumplan con sus obligaciones, en especial, con
la de comparecer a declarar. Este conocimiento puede dárseles a los
testigos, ora extraoficial-mente, ora en forma judicial. La manera de
poner en conocimiento de un testigo el señalamiento de la respectiva
audiencia de prueba, a objeto de que concurra a ella a prestar la
correspondiente declaración, es mediante su citación.
Citar, por consiguiente, a un testigo, es poner en su conocimiento
que ha sido presentado en juicio en tal carácter y el señalamiento de
la audiencia de prueba a la cual debe concurrir a declarar. Esta
citación la practica el ministro de fe, o sea, el receptor, previa
petición de parte interesada y resolución del tribunal que así lo
ordene (art. 380, inc. Io, parte Ia, C.P.C.).
* Hoy habrá que entender la palabra "departamento" como sinónima
de "territorio jurisdiccional" del tribunal que conoce del juicio.
{
143
Esta citación reviste la forma de una notificación personal o por
cédula, por tratarse de terceros extraños al juicio; y debe contener la
indicación del juicio en que debe prestarse y la declaración y el día y
la hora de la comparecencia (arts. 56 y 380, inc. 1°,C.P.C).
Ahora bien, el testigo que legalmente citado no comparezca podrá
ser compelido por medio de la fuerza ante el tribunal que haya
expedido la citación, a menos que compruebe que ha estado en
imposibilidad de concurrir (art. 380, inc. 2o, C.P.C.); todo lo cual se
entiende sin perjuicio de la responsabilidad penal que pueda afectar
al testigo rebelde (art. 380, inc. 4o, C.P.C.). Se trata de una falta,
sancionada, al igual que el caso del testigo que se niega a prestar
declaración sin justa causa, en el artículo 494, N° 12, del Código
Penal: Título I De las Faltas.
407. Examen de los testigos. Las reglas que señalaremos a
continuación, acerca del examen de los testigos, se aplican tanto a
los que declaran ante el mismo tribunal que está conociendo del
juicio, cuanto a los que deponen ante el tribunal de su residencia o a
los que declaran en su morada por hallarse considerados en alguno
de los tres últimos números del artículo 361 del Código de
Procedimiento Civil (arts. 362, inc. final, y 371, inc. 2o, C.P.C.).
Estas reglas se pueden sintetizar en la forma siguiente:
a) Antes de examinar a cada testigo se le hará prestar juramento al
tenor de la fórmula siguiente: "¿Juráis por Dios decir verdad acerca
de lo que se os va a preguntar?" El interrogado responderá: "Sí juro",
conforme a lo dispuesto en el artículo 62 (art. 363 C.P.C.).
El juramento es una formalidad esencial de la prueba testimonial, de
suerte que su omisión está sancionada con la nulidad de la diligencia
misma. En la práctica, los jueces toman el juramento a los testigos
en conjunto.
b) Los testigos de cada parte serán examinados separada y
sucesivamente, principiando por los del demandante, sin que
puedan unos presenciar las declaraciones de los otros.
144
Mano Casanno Viterb
Derecho Procesal
145
El tribunal adoptará las medidas conducentes para evitar que los
testigos que vayan declarando puedan comunicarse con los que no
hayan prestado declaración (art. 364 C.P.C.).
En la práctica, la manera de evitar esta comunicación es dejando a
los testigos que ya han declarado dentro de la sala respectiva en que
se está prestando declaración.
c) Los testigos serán interrogados personalmente por el juez, y si el
tribunal es colegiado, por uno de sus ministros a presencia de las
partes y de sus abogados, si concurren al acto.
I^as preguntas versarán sobre los datos necesarios para establecer si
existen causas que inhabiliten al testigo para declarar y sobre los
puntos de prueba que se hayan fijado. Podrá también el tribunal
exigir que los testigos rectifiquen, esclarezcan o precisen las
aseveraciones hechas (art. 365 C.P.C).
d) Cada parte tendrá derecho para dirigir, por conducto del juez, las
interrogaciones que estime conducentes, con el objeto de establecer
las causales de inhabilidad legal que puedan oponerse a los testigos
y de que éstos rectifiquen, esclarezcan o precisen los hechos sobre
los cuales se invoca su testimonio.
En caso de desacuerdo entre las partes sobre la conducencia de las
preguntas, resolverá el tribunal y su fallo será apelable sólo en lo
devolutivo (art. 366 C.P.C.).
e) Los testigos deben responder de una manera clara y precisa a las
preguntas que se les hagan, expresando la causa por qué afirman los
hechos aseverados, y no se les permitirá llevar escrita su declaración
(art. 367 C.P.C).
f) La declaración constituye un solo acto que no puede in-
terrumpirse sino por causas graves y urgentes, y procurará también
el tribunal, en cuanto sea posible, que todos los testigos de cada
parte sean examinados en la misma audiencia (arts. 368 y 369, inc.
2o, C.P.C).
g) Serán admitidos a declarar solamente hasta seis testigos, por cada
parte, sobre cada uno de los hechos que deban acreditarse (art. 372,
inc. 1°, C.P.C).
Este precepto ofrece la duda acerca de si se refiere a los hechos
señalados por el tribunal o a los que señalan las par-
tes en sus minutas de puntos de prueba respectiva. Nos indinamos
por esa última opinión, pues, en caso contrario, lo habría dicho
expresamente el legislador.
h) Si algún testigo no entiende o no habla castellano, será
examinado por medio de intérprete (art 382 C.P.C.).
408. Acta de la prueba testimonial. Una vez que presta de-
claración el testigo, su deposición se consigna por escrito, o sea, en
un acta que deja constancia fehaciente de la diligencia que se ha
llevado a cabo.
Al consignarse las declaraciones por escrito, deben conservarse en
cuanto sea posible las expresiones de que se haya valido el testigo,
reducidas al menor número de palabras.
Después de leídas por el receptor en alta voz y ratificadas por el
testigo, serán firmadas por el juez, el declarante, si sabe, y las partes,
si también saben y se hallan presentes, autorizándolas un receptor,
que servirá también como actuario en las incidencias que ocurran
durante la audiencia de prueba (art. 370 C.P.C).
Esta disposición hace aplicación de la regla general consignada en el
artículo 61 del Código de Procedimiento Civil, en cuanto exige que
de toda actuación deberá dejarse testimonio escrito en el proceso
con las formalidades que allí mismo se señalan; y revela, al mismo
tiempo, que el actuario en la prueba testimonial, a diferencia de las
demás actuaciones en que interviene el secretario, es el receptor, de
suerte que su autorización o firma es también esencial para la
validez de la respectiva diligencia.
409. Recapitulación. En resumen, la forma de producir la prueba
testimonial enjuicio es un tanto compleja e implica el cumplimiento
de diversas formalidades anteriores a la declaración, en el momento
de prestar la declaración misma y posteriores a ella.
Las formalidades anteriores a la declaración testimonial son:
presentación de minuta de puntos de prueba y de nómina o
146
150
157
nion
elementos necesarios para que este medio probatorio produzca los
efectos legales que le son propios, son los siguientes: a) que verse
sobre hechos pertenecientes al juicio mismo; b) que el confesante
tenga capacidad suficiente para obligarse; c) que no exista
disposición legal que prohiba este medio probatorio o le asigne un
efecto diverso al deseado; y d) que la voluntad del confesante esté
exenta de todo vicio.
A continuación analizaremos cada uno de estos requisitos, en el
mismo orden ya indicado.
a) Que verse sobre hechos pertenecientes al juicio misma así reza
textualmente el artículo 385, al señalar la obligación que pesa sobre
todo litigante de declarar, bajo juramento, contestada que sea la
demanda, sobre hechos pertenecientes al mismo juicio.
Desde el momento en que la confesión de parte es un medio
probatorio, debe versar, naturalmente, sobre hechos; pues el
derecho sabemos que, por regla general, no requiere de prueba.
Estos hechos deben pertenecer al juicio mismo; de suerte que bien
podemos decir que deben corresponder a los hechos sustanciales y
pertinentes que dentro de él han sido debatidos, y, todavía más,
deben ser controvertidos, pues si así no fueren carecería de todo
objeto esta clase de prueba.
Los hechos objeto de la confesión, en principio, deben ser
personales del confesante; pero nuestro derecho permite que la
confesión recaiga también sobre hechos no personales. En todo caso,
estos hechos deben serle perjudiciales al confesante, y aquí radica
precisamente la razón o fundamento psicológico de la confesión,
puesto que el hombre, por su propia naturaleza, trata de hacer que
desaparezcan los hechos que le son desfavorables.
b) Que el confesante tenga capacidad suficiente para obligarse. este
requisito de validez de la confesión es del más alto interés y ha sido
bastante discutido. Generalmente se confunde al tratar de este
requisito, la capacidad para obligarse por medio de la confesión con
la obligación de prestarla. Si el litigante a quien se le exige
confesión es plenamente capaz,
158
no hay problema, puesto que todo litigante está obligado a prestar
confesión, y ésta tendrá el mérito probatorio que la ley le asigna, o
sea, el de plena prueba. La dificultad se presenta cuando la
confesión debe prestarse a través o por intermedio de representante
legal o convencional. ¿Puede excusarse el representante legal o el
mandatario de prestar confesión, so pretexto de que este acto excede
de los límites de su representación?
La doctrina se ha uniformado en el sentido de que toda persona que
comparezca enjuicio, a su propio nombre o como representante
legal de otra, está obligada a prestar confesión; pero que este medio
de prueba surtirá efecto, siempre y cuando el hecho confesado no se
traduzca en la prueba de obligaciones que no han podido ser
válidamente contraídas por el respectivo representante legal o
mandatario, sea porque exceden de la órbita de la representación,
sea porque requieren del cumplimiento previo de determinadas
formalidades legales, como ser una autorización judicial.
Ejemplo: en un juicio que se sigue en contra de una Municipalidad
se exige confesión judicial del respectivo Tesorero Comunal para
que reconozca cómo es efectivo que dicha corporación adeuda
determinada suma de dinero. El Tesorero Comunal no podría
excusarse de la obligación de prestar confesión, porque es el
representante legal de la entidad demandada; pero esa confesión,
aun cuando fuere asertiva, carecería de valor legal, puesto que las
Municipalidades solamente se obligan en la forma que su ley
orgánica determina, y entre ellas no figura, por cierto, la confesión
de dicho funcionario.
c) Que no exista disposición legal que prohiba este medio proba-
torio o le asigne un efecto diverso al deseado: la confesión de parte,
por regla general, es admisible para probar toda clase de hechos,
salvo los casos legalmente exceptuados. Así se desprende de lo que
prescribe el artículo 1713 del Código Civil, al señalar el mérito
probatorio de la confesión que alguno hiciere en juicio, exceptuando
los casos que las leyes indiquen, y de la
159
frase con que se encabeza el artículo 385 del Código de Pro-
cedimiento Civil: "Fuera de los casos expresamente previstos por la
ley, todo litigante está obligado a declarar bajo juramento...".
Estos casos de inadmisibüidad de la confesión están contemplados
en las leyes, a veces por vía de prohibición, y a veces asignándole un
efecto diverso de aquel que, en conformidad a las reglas generales,
le corresponde.
Ejemplos de prohibiciones: arts. 157, 188, inc. 3o, 1701, 1713, 1739,
inc. 2o, 2485, etc., del Código Civil.
Ejemplos de efectos diversos a los deseados: arts. 1132 y 1133 del
Código Civil, 398 del Código de Procedimiento Civil, etc.
d) Que la voluntad del confesante esté exenta de todo vicia significa
que el litigante, al prestar confesión, debe hacerlo libre de toda
coacción física, con pleno conocimiento de los hechos, y sin
maquinaciones de la parte contraria destinadas a arrancar una
confesión en forma fraudulenta.
En síntesis, la voluntad del confesante podrá estar viciada por fuerza,
error o dolo. El error está contemplado expresamente en la ley
procesal civil, al permitirle al confesante que retracte su confesión,
fundado en error de hecho y justificando esta circunstancia (art. 402,
inc. 2o, C.P.C.); y en cuanto a la fuerza y el dolo, los aceptamos
entre los vicios de la voluntad del confesante, siempre que se
configuren dentro de la teoría general de aquélla como requisito
generador de los actos procesales.
423. Clasificación de la confesión. Es el medio probatorio que
admite mayor número de clasificaciones, pues son muy variados los
puntos de vista desde los cuales pueden éstas efectuarse.
Así:
a) Según el lugar en que se presta, la confesión se clasifica en
judicial y extrajudicial. Confesión judicial es aquella que se presta
dentro del juicio en el cual se la invoca. Confesión extraju-
160
161
talidad, tanto en los aspectos favorables cuanto en los desfavorables
para el confesante.
g) Según la iniciativa para obtener su producción, la confesión se
clasifica en a petición de parte y de oficio o como medida para mejor
resolver. La confesión a iniciativa departe es aquella que se produce
por actuación de cualquiera de los litigantes. La confesión de oficio,
o como medida para mejor resolver, en cambio, como el nombre lo
indica, es aquella que se decreta por el tribunal una vez puesto el
proceso en estado de sentencia.
h) Según su finalidad, por último, la confesión se clasifica en
medida prejudicial, medio probatorio y gestión preparatoria de la
vía ejecutiva. La confesión medida prejudicial es aquella destinada
a preparar la entrada al juicio y que puede pedir el futuro
demandante del futuro demandado acerca de algún hecho relativo a
su capacidad para parecer en juicio, o a su personería o al nombre y
domicilio de sus representantes; como igualmente aquélla destinada
a procurarnos un medio de prueba que puede desaparecer, y que
puede pedir tanto el futuro demandante como el futuro demandado,
si hay motivo fundado para temer que el contendor se ausente en
breve término del país, y para que absuelva posiciones sobre hechos
calificados de conducentes por el tribunal. La confesión medio
probatorio es aquella que se suministra en juicio para acreditar
algún hecho controvertido perteneciente al mismo. Y la confesión
gestión preparatoria de la vía ejecutiva, como el nombre lo indica,
en cambio, es aquella que tiene como misión procurarnos un título
ejecutivo con el cual se pueda accionar posteriormente y por esta
vía.
II. LA CONFESIÓN JUDICIAL
424. Concepto y clases. La confesión judicial, como ya lo ex-
presamos, es aquella que se presta dentro del juicio en el cual se la
invoca.
Puede haberse prestado en el juicio voluntaria o espontáneamente, o
bien, de manera provocada. Se ha prestado voluntariamente por la
parte, cuando en cualquiera de sus escritos o comparecencias
verbales reconoce un hecho de los controvertidos en el juicio que
produce consecuencias jurídicas en su contra. Esta confesión
judicial voluntaria o espontánea no se halla reglada especialmente
en la ley, pero su existencia se deduce de lo prescrito en el artículo
313 del Código de Procedimiento Civil; y en cuanto a sus requisitos
de validez y efectos, estimamos que se rige por los mismos
principios de la confesión judicial provocada.
Ahora bien, la confesión judicial provocada se obtiene mediante el
mecanismo o procedimiento llamado "absolución de posiciones"; y,
según sea la actitud que adopte la parte que debe prestar la confesión,
ésta puede llegar a ser expresa o tácita. En todo caso será escrita, y
en atención a su contenido podrá ser simple, calificada o compleja,
lo que permitirá también deducir si se está en presencia de una
confesión divisible o indivisible, en relación a sus efectos o mérito
probatorio.
Además, la confesión judicial provocada puede haberse producido,
ya a iniciativa de parte, ya de oficio por el tribunal, como medio
probatorio o como medida para mejor resolver dentro del pleito;
pero la parte interesada puede también valerse de ella con el objeto
de preparar la entrada al juicio, en forma de medida prejudicial, o
bien, para procurarse un título ejecutivo que le permita
posteriormente accionar por esta clase de vía procesal.
De todos estos aspectos que puede presentar la confesión judicial,
nos interesa mayormente la provocada, a petición departe, como
medio probatorio y que se obtiene a través del procedimiento de
absolución de posiciones. Es la confesión de parte a que se refieren
los artículos 385 y siguientes del Código de Procedimiento Civil; y
llamada por la leyenda que encabeza el párrafo cuarto del título XI
del libro II del mismo Código, "De la confesión enjuicio".
425. Tribunal competente. Se trata de determinar qué tribunal es el
indicado por la ley para intervenir válidamente en el procedimiento
que motiva en el juicio la diligencia conocida con la expresión de
"absolución de posiciones".
A este respecto, es necesario distinguir según si el litigante citado a
prestar confesión reside o no en el lugar en que se sigue el juicio; y
todavía, en este último caso, si la residencia la tiene en la República
o en el extranjero.
a) Si el litigante que debe prestar confesión reside en el lugar en que
se sigue el juicio, será tribunal competente para intervenir en la
diligencia respectiva, de acuerdo a las reglas generales, el mismo
que conoce del pleito. Confirma, además, la conclusión anterior, lo
preceptuado en el artículo 388, al expresar que "si el tribunal no
comete al secretario o a otro ministro de fe la diligencia, mandará
citar para día y hora determinados al litigante que ha de prestar
confesión..."; en el artículo 389, al disponer que cuando haya de
prestar confesión alguna de las personas exceptuadas de la
obligación de comparecer "el juez se trasladará a casa de ella con el
objeto de recibir la declaración..."; y en el artículo 397, al ordenar
perentoriamente que "la comparecencia se verificará ante el tribunal
de la causa si la parte se encuentra en el lugar del jui-
cio...'
b) Si el litigante que debe prestar confesión reside fuera del lugar
en que se sigue el juicio, pero dentro del territorio de la República,
será tribunal competente para intervenir en la diligencia respectiva
el de la residencia del confesante. Así se desprende de lo
preceptuado en el artículo 388, al expresar que "si el litigante se
encuentra fuera del territorio del tribunal que conoce de la causa,
será tomada su declaración por el tribunal competente. .."; en el
artículo 389, al disponer que "si la persona que haya de prestar
declaración en la forma prevenida en este artículo, se encuentra
fuera del territorio del tribunal que conoce de la causa, encargará
éste la diligencia al juez competente de la residencia actual del
litigante..."; y en el artículo 397, al ordenar que si la parte no se
encuentra en el lugar del juicio, la comparecencia se verificará "ante
el juez competente del territorio jurisdiccional en que resida...".*
c) Por último, si el litigante que debe prestar confesión ha salido del
territorio de la República, la comparecencia se verificará ante el
respectivo agente diplomático o consular chileno (art. 397, inc. 2o,
parte final, C.P.C.).
Por cierto que, en estos últimos casos, la confesión conserva
siempre su carácter de judicial, a pesar de que no se preste ante el
juez que conoce del juicio; pues el juez de la residencia del
confesante, lo mismo que el respectivo agente diplomático o
consular chileno, actúan por vía de jurisdicción delegada del
primero.
426. Funcionario competente. Se trata, ahora, de determinar, una
vez precisado el tribunal competente, qué funcionario actúa
válidamente en su nombre en la diligencia de absolución de
posiciones respectiva. Aquí también hay que hacer varios distingos.
a) Si la comparecencia ha de verificarse ante el tribunal que conoce
del juicio, o bien, ante el tribunal de la residencia del confesante, en
principio, la diligencia se practica ante el mismo juez; a menos que
la cometa expresamente al secretario o a otro ministro de fe, y sin
perjuicio del derecho de cualquiera de las partes para pedir que la
confesión sea tomada por el mismo juez (art. 388 C.P.C.).
b) Si la comparecencia, en cambio, ha de verificarse ante el tribunal
que conoce del juicio, o bien, ante el tribunal de la residencia del
confesante, pero se trata de personas que están exentas de la
obligación de comparecer, la diligencia se practica en casa de estas
últimas, en presencia del juez; a menos que la cometa expresamente
en el secretario, y sin perjuicio del derecho.
c) Si la comparecencia ha de verificarse ante un tribunal colegiado,
la diligencia de confesión podrá practicarse ante uno solo de sus
miembros comisionado al efecto (art. 325, inc. 3o, art. 389 C.P.C.), o
bien, ante el secretario o ante otro ministro de fe, también
comisionados al efecto; a menos que cualquiera de las partes pida
que la confesión sea recibida por el mismo tribunal (art. 388, incs. Io
y 2o, C.P.C.).
d) Si la comparecencia, por último, ha de verificarse ante un
tribunal colegiado y se trata de personas exentas de la obligación de
comparecer, se comisionará para esta diligencia a alguno de los
ministros del mismo o al secretario; a menos que la parte que ha
solicitado la confesión pida que se preste ante el tribunal (art. 389,
incs. 2o y 5o, C.P.C.).
En resumen, si la confesión ha de prestarse ante un tribunal
unipersonal o colegiado, o ante uno de los miembros de este último,
interviene en la diligencia, fuera de la persona del juez o del
ministro, un receptor, en calidad de actuario, en vez del secretario,
por ser función de los receptores actuar en las diligencias de
absolución de posiciones (art. 390, inc. 2o, C.O.T.); en cambio, si la
diligencia se comete en el secretario o en otro ministro de fe,
ejemplo, receptor, notario, etc., éstos actúan por sí solos, pues es
absurdo y redundante que se les exija que lo hagan asesorados por
otro ministro de fe.
Nótese también que cualquiera de las partes, o sea, la que pide la
confesión o la que debe prestarla, puede solicitar que en la diligencia
actúe el tribunal mismo, sin cometer la diligencia a otro funcionario,
cuando ella debe efectuarse mediante concurrencia del confesante
en persona al tribunal; en cambio, cuando se trata de litigantes que
están exentos de la obligación de comparecer y, en consecuencia, la.
diligencia deba efectuarse en su casa, solamente puede pedir que
ella no se cometa al secretario la parte que ha solicitado la
diligencia.
427. Oportunidad y veces en que puede exigirse confesión
enjuicio. En principio, la prueba confesional debiera rendirse una
vez recibido el juicio a prueba. Sin embargo, la ley permite que la
confesión se exija, contestada que sea la demanda (art. 385, inc. Io,
C.P.C.).
Se practicará esta diligencia en cualquier estado del juicio y sin
suspender por ella el procedimiento, hasta el vencimiento del
término probatorio en primera instancia y hasta antes de la vista de
la causa en segunda (art. 385, inc. 2o, C.P.C.). Desde el momento en
que ella no suspende el procedimiento, quiere decir que no obstante
de hallarse pendiente la diligencia, el tribunal deberá citar a las
partes para oír sentencia, puesto el proceso en estado, prescindiendo
de ese medio probatorio aún no producido.
Ahora bien, las partes sólo podrán exigir la confesión hasta dos
veces en primera instancia y una vez en segunda; pero, si se alegan
hechos nuevos durante el juicio, podrá exigirse una vez más (art.
385, inc. 2o, C.P.C.).* En resumen, puede llegar a exigirse confesión
hasta por tres veces en la primera instancia y hasta por dos veces en
la segunda, pero hasta el vencimiento del término probatorio en
primera instancia y hasta antes de la vista de la causa en
segunda.).**
428. Iniciativa en la prueba confesional. Desde el momento en
que todo litigante está obligado a declarar bajo juramento,
contestada que sea la demanda, sobre hechos pertenecientes al
mismo juicio, cuando lo exija el contendor o lo decrete el tribunal en
conformidad al artículo 159 (art. 385, inc. Io, C.P.C), quiere decir
que la iniciativa de la confesión enjuicio le corresponde a las partes
o al tribunal.
* Los incisos 2o y 3° del art. 385 C.P.C. fueron sustituidos por el
actual inciso 2° de acuerdo a lo dispuesto por el art. Io, N° 49 de la
Ley N° 18.705, de 24 de mayo de 1988.
Cualquiera de las partes podrá exigir confesión de la contraria, sea
que en el juicio desempeñe el papel de demandante o de demandado,
y sea que en el juicio actúe como parte directa o como parte
indirecta o tercero; no hay, en realidad, limitaciones al respecto.
El tribunal tendrá la iniciativa en la prueba confesional en forma de
medida para mejor resolver. Al efecto, prescribe el artículo 159, N°
2o, del Código de Procedimiento Civil, que "puesto el proceso en
estado de sentencia, podrán los tribunales, para mejor resolver,
ordenar de oficio, pero dando de ello conocimiento a las partes,
alguna o algunas de las siguientes medidas... 2a La confesión
judicial de cualquiera de las partes sobre hechos que consideren de
influencia en la cuestión y que no resulten probados".
De ahí que se sostenga que el solo hecho de que el tribunal decrete la
confesión judicial como medida para mejor resolver constituye un
verdadero prejuzgamiento de su parte en orden a que determinados
hechos no aparecen probados en el proceso, puesto que este
requisito es indispensable para ordenar la práctica de semejante
medida.
429. Personas que deben prestar confesión. Dispone el inciso
primero del artículo 385 del Código de Procedimiento Civil que
"fuera de los casos expresamente previstos por la ley, todo litigante
está obligado a declarar bajo juramento, contestada que sea la
demanda, sobre hechos pertenecientes al mismo juicio...". Por su
parte, el artículo 1713 del Código Civil comienza diciendo que "la
confesión que alguno hiciere enjuicio por sí, por medio de
apoderado especial, o de su representante legal, y relativa a un
hecho personal de la misma parte, producirá...".
Por consiguiente, de los preceptos legales anteriores se desprende,
con entera claridad, que están obligadas a prestar confesión enjuicio
las siguientes personas: el litigante mismo, su representante legal, o
su apoderado especial.
Se entiende que el litigante mismo estará obligado a prestar
confesión, siempre y cuando tenga la capacidad legal necesaria para
comparecer enjuicio a su propio nombre. Pero no importa que el
litigante haya comparecido al juicio por medio de apoderado, sea
común o especial, pues siempre tendrá que comparecer a confesar si
la otra parte litigante se lo exige, ya que el procurador, sin distinguir
la clase que sea, es obligado a hacer comparecer a su mandante para
absolver posiciones en el término razonable que el tribunal designe
y bajo apercibimiento legal (art. 397, inc. Io, C.P.C.).
Por el contrario, si el litigante no tiene capacidad legal necesaria
para comparecer a su propio nombre en el juicio, deberá haberlo
hecho por medio de su respectivo representante legal En este caso,
la confesión judicial se presta por este representante legal a nombre
del representado; y si dicho representante legal ha comparecido por
medio de mandatario o procurador, también pesará sobre éste la
obligación de hacerlo comparecer a absolver posiciones en el
término razonable que el tribunal designe y bajo apercibimiento
legal (art. 397, inc. Io, C.P.C.).
Empero, no hay inconveniente para que la confesión se preste por
medio de mandatario o apoderado especial, entendiéndose por tal
aquel a quien se le ha conferido expresamente la facultad de
absolver posiciones. Esta confesión producirá los mismos efectos
que si hubiere sido prestada por el propio mandante. Sin embargo,
queremos dejar en claro que lo anterior es sin perjuicio del derecho
de la contraparte para exigir que la confesión sea prestada por el
mismo litigante, pues la obligación que pesa sobre todo litigante, y
señalada en el artículo 385 del Código de Procedimiento Civil, es de
carácter absoluto. En otros términos, esta confesión no puede ser
eludida por el mandante, so pretexto que su mandatario tiene
facultad especial para absolver posiciones, vale decir, para prestar
confesión.
Excepcionalmente, aun cuando el mandatario no tenga facultad o
poder para absolver posiciones, podrá exigírsele que preste
confesión; pero tratándose nada más que de hechos personales de él
mismo en el juicio (art. 396 C.P.C.).
430. Personas que están exentas de la obligación de comparecer
ante el tribunal a confesar. Hemos visto que sobre todo litigante
pesa la obligación de prestar confesión judicial, si así se lo exige su
contraparte. Pero no sobre todo litigante pesa la obligación de
comparecer ante el tribunal a prestar dicha confesión.
En efecto, existe un grupo de personas, que por razones de dignidad
del cargo que desempeñan o de orden físico, a las cuales el
legislador las libera de la obligación de comparecer ante el tribunal a
prestar confesión, pero sobre las que siempre pesa la obligación de
prestar esta confesión.
Y ¿cómo prestan, entonces, confesión esta clase de personas?
Simplemente, trasladándose el juez a casa de ellas, con el objeto de
recibir la declaración o comisionando para este fin al secretario (art.
389, inc. 2o, C.P.C.).
Ahora bien, están exentas de comparecer ante el tribunal a prestar
confesión judicial las siguientes personas:
Io El Presidente de la República, los Ministros de Estado, los
Senadores y Diputados, los Intendentes, dentro de la región* en que
ejercen sus funciones; los miembros de la Corte Suprema o de
alguna Corte de Apelaciones, los Fiscales de estos últimos
tribunales; el Arzobispo, los Obispos, los Vicarios Generales, los
Provisores y los Vicarios y Provicarios Capitulares (art. 389 inc. Io,
C.P.C.);*
2o Los que por enfermedad o por cualquier otro impedimento
calificado por el tribunal se hallen en imposibilidad de comparecer a
la audiencia en que hayan de prestar declaración; y
3o Las mujeres, en caso que el tribunal estime prudente eximirlas de
esta asistencia (art. 389, inc. Io, C.P.C).
* Modificado, como aparece en el texto, por el N° 8 del art. 5o de la
Ley N° 18.776, de 18 de enero de 1989. Actualizado Depto. D.
Procesal U. de Chile.
170
171
cibimientos señalados en el artículo 394 del Código de Proce-
dimiento Civil (art. 393 C.P.C.).
Imaginémonos, ahora, que el litigante citado comparece a prestar
confesión, sea a la primera citación, sea a la segunda. La primera
formalidad que cumple el tribunal es la de tomarle juramento al
confesante de decir verdad en conformidad al artículo 363 (art. 390
C.P.C.); o sea, se actúa como si se tratara de un testigo.
En seguida, el tribunal procede a abrir el sobre cerrado que contiene
el pliego de posiciones y comienza a formular al ab-solvente las
preguntas en el orden en que en dicho pliego se contienen. La
declaración deberá prestarse inmediatamente, de palabra y en
términos claros y precisos, y si el confesante es sordomudo, podrá
escribir su confesión delante del tribunal o ministro de fe encargado
de recibirla (art. 391, inc. Io,
C.P.C.).
Si se trata de hechos personales, deberá prestarse la confesión,
afirmándolos o negándolos, pero el tribunal podrá, sin embargo,
admitir la excusa de olvido de los hechos, en casos calificados,
cuando ella se funde en circunstancias verosímiles y notoriamente
aceptables. En todo caso, podrá el confesante añadir las
circunstancias necesarias para la recta y cabal inteligencia de lo
declarado (art. 391, incs. 2o y 3o,
C.P.C.).
Puede suceder también que el confesante no esté en condiciones de
afirmar o negar categóricamente un hecho sin consultar previamente
sus documentos. En tal caso, puede solicitar un plazo razonable al
tribunal para responder, quien también podrá otorgárselo, siempre
que haya fundamento plausible para pedirlo, y lo estime
indispensable, o consienta en ello el contendor. La resolución del
tribunal que conceda plazo será inapelable (art. 394, inc. 3°, C.P.C.).
El litigante que ha exigido la confesión de su contraparte, puede
presenciar la declaración de ésta y hacer al tribunal las
observaciones que estime conducentes para aclarar, explicar o
ampliar las preguntas que han de dirigírsele; y puede tam-
172
Mario Casarino Víterbo
bien antes que termine la diligencia y después de prestada la
declaración, pedir que se repita si hay en las respuestas dadas algún
punto oscuro o dudoso que aclarar (art. 392 C.P.C.).
Por último, lo dicho en el artículo 370 es aplicable a la declaración
de los litigantes (art. 395 C.P.C.); o sea, ésta se consigna por escrito,
conservándose en cuanto sea posible las expresiones de que se haya
valido el confesante, reducidas al menor número de palabras, y
después de leída por el receptor en alta voz y ratificada por el
confesante, será firmada por el juez, el confesante, si sabe, y las
partes, si también saben y se hallan presente, autorizándola un
receptor, que servirá también como actuario en las incidencias que
ocurran en la audiencia respectiva.
432. Sanciones en que incurre el confesante rebelde. Entendemos
por confesante rebelde tanto aquel litigante que no comparece a
prestar confesión al segundo llamado que se le hace, cuanto aquel
que compareciendo se niega a declarar o da respuestas evasivas.
Las sanciones legales para ambos casos son idénticas; pero difieren,
fundamentalmente, según sea la forma o manera como aparecen
expresados los hechos sobre los cuales debe versar la confesión en
el pliego de posiciones respectivo.
En efecto, si los hechos aparecen categóricamente afirmados, o sea,
expresados en forma asertiva, a petición de parte, se dará por
confeso al litigante rebelde (art. 394, inc. Io, C.P.C.).
A la inversa, si los hechos no están categóricamente afirmados, o
sea, si se han expresado en forma interrogativa, podrán los
tribunales imponer al litigante rebelde una multa que no baje de
medio sueldo vital* ni exceda de un sueldo vital,* o arres-
* Modificado en la forma que aparece en el texto por el artículo 2°,
letra n), del Decreto Ley N° 1.417, de 9 de abril de 1976, publicado
en el Diario Oficial de 29 del mismo mes. Ver Decreto Supremo de
Justicia N° 51, de 17 de enero de 1982, publicado en el Diario
Oficial de 13 de febrero siguien-
173
tos hasta por treinta días sin perjuicio de exigirle la declaración, y si
la otra parte la solicita, podrá también suspenderse el
pronunciamiento de la sentencia hasta que la confesión se preste (art.
394, inc. 2o, C.P.C.).
Ahora bien, la circunstancia de que el litigante no comparezca al
segundo llamado o de que compareciendo dé respuestas evasivas,
no produce por sí sola y de pleno derecho la confesión tácita de los
hechos expresados en forma asertiva. Será necesario, en
consecuencia, petición de parte en orden a que se declare que el
litigante rebelde ha incurrido en la sanción respectiva y resolución
ejecutoriada del tribunal que así lo establezca. Desde este último
momento, pues, se habrá producido la confesión tácita del litigante
con todos los efectos legales propios e iguales al de la confesión
expresa (art. 400 C.P.C.).
433. Problemas varios: a) (Puede el abogado patrocinante del
confesante asistir a la audiencia en que la confesión deba
prestarse?
La jurisprudencia es contradictoria al respecto. Según algunos fallos,
se estima que la confesión es un acto enteramente personal del
litigante y que, en consecuencia, al abogado le está vedado asistir a
la audiencia en que dicha confesión se presta. Según otros, y nos
parece que ésta sea la buena doctrina, la presencia del abogado del
absolvente está justificada por tratarse de un acto de defensa de sus
derechos y en una actuación de tanta trascendencia como es la
confesión enjuicio, a lo que cabe añadir que la ley no lo ha
prohibido.
b) (Puede el tribunal adoptar medidas de resguardo y, en caso
afirmativo, qué clase de medidas, cuando hay pluralidad de
confesantes}
El problema que se plantea es de ordinaria ocurrencia, y tendrá lugar
cuando en el juicio intervengan dos o más de-
te, que fija la tabla de conversión de sueldos vitales a ingresos
mínimos en cumplimiento a lo dispuesto por pl artículo 8° de la Ley
N° 18.018 de 14 de agosto de 1981. Actualizado Depto. D. Procesal
U. de Chile.
174
175
diverso de aquel que conoce del pleito y en el cual se la invoca como
medio probatorio. Presenta, pues, la confesión extrajudicial una
doble gradación; y de ahí que algunos la sub-clasifiquen en absoluta
y relativa. Confesión extrajudicial absoluta, en consecuencia, será
aquella que se presta fuera de juicio; y confesión extrajudicial
relativa, en cambio, será aquella que se presta enjuicio, pero diverso
de aquel en que se la invoca. No obstante, esta subclasificación
carece de interés práctico para nosotros, pues, frente a nuestro
derecho procesal, ambas confesiones extrajudiciales tienen el
mismo mérito probatorio.
Mayor importancia, en cambio, presenta la subclasificación de la
confesión extrajudicial en verbal y escrita. Confesión extrajudicial
verbal es aquella que se presta de viva voz y en presencia de testigos.
Confesión extrajudicial escrita, a la inversa, es aquella que se presta
por medio de un documento, ya público, ya privado. En la confesión
extrajudicial escrita reviste especial interés la que se presta dentro
de juicio y, lo mismo que la confesión judicial, podrá ser, por lo
tanto, voluntaria o provocada, y expresa o tácita.
Desde el momento en que la confesión extrajudicial no se presta
dentro del juicio en que se la invoca como medio probatorio, será
necesario acreditarla. En consecuencia, si ha sido verbal, será
necesario hacer declarar a los testigos ante quienes se prestó, y si es
escrita, será indispensable acompañar el documento público o
privado en que ella consta. Todavía más: si ha sido prestada dentro
de juicio, bastará con solicitar que se tenga a la vista el proceso en el
cual consta, o bien, pedir copia autorizada de lo pertinente y
agregarla en parte de prueba dentro del juicio en el que se la invoca.
IV. VALOR PROBATORIO DE LA CONFESIÓN
435. Distingo previo. Para determinar el valor probatorio de la
confesión, o sea, su fuerza y eficacia demostrativa de los he-
176
Mano Casarino Viterbo
chos que han sido controvertidos en el juicio, se hace necesario
distinguir previamente si se está en presencia de una confesión
extrajudicial o judicial, pues este valor probatorio es diverso según
se trate de una u otra clase de confesión.
Regla el valor probatorio de la confesión extrajudicial el artículo
398 del Código de Procedimiento Civil; en cambio, determinan el
valor probatorio de la confesión judicial los artículos 1713 del
Código Civil y 399 del Código de Procedimiento Civil.
A continuación examinaremos el valor probatorio de cada una de
estas dos clases de confesión.
436. Valor probatorio de la confesión extrajudicial. Hemos
expresado que se preocupa de esta materia el artículo 398 del
Código de Procedimiento Civil. Su lectura nos permite apreciar que
no existe sobre el particular una regla de carácter absoluto y general;
muy por el contrario, el legislador ha establecido una verdadera
gradación. Así, debemos distinguir:
a) Si la confesión extrajudicial es puramente verbal: sólo se tomará
en cuenta en los casos en que sería admisible la prueba de testigos
(art. 398, inc. Ia, C.P.C.). Ejemplo: dos testigos declaran que el
demandado confesó ante ellos que adeudaba al demandante la suma
de mil pesos que éste le cobra. Esa confesión extrajudicial es
inadmisible, por cuanto se trata de una obligación que, en atención a
su monto, ha debido probarse por escrito. Si en el ejemplo anterior
la obligación de que se trata fuera inferior a dos unidades
tributarias,* se habría permitido probarla mediante la confesión
extrajudicial prestada por el demandado ante esos dos testigos, pues,
en este caso, es admisible la prueba testimonial.
* Modificado en la forma que aparece en el texto, por el artículo 66
del Decreto Ley Ns 1.123, publicado en el Diario Oficial de 4 de
agosto de 1975. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
177
b) St la confesión extrajudicial no se prestó a presencia de la parte
que la invoca, ni ante juez incompetente, aun cuando ejerza
jurisdicción, ni en otro juicio diverso, es sólo base de una presun-
ción judicial (art. 398, inc. Io, C.P.C.). En otras palabras, esta
confesión extrajudicial, aisladamente considerada, carece de mérito
probatorio; para que tenga algún valor tendrá que ir unida a otros
hechos o circunstancias que, de acuerdo a la ley, constituyen
también base de presunción judicial, para que así, mediante la suma
de estas bases, se logre llegar a establecer una presunción judicial. Y
vamos a verlo más adelante que una presunción judicial puede
constituir plena prueba cuando, ajuicio del tribunal, tenga caracteres
de gravedad y precisión suficientes para formar su convencimiento
(art. 426, inc. 2o, C.P.C.).
c) S¿ la confesión extrajudicial se prestó a presencia de la parte
que la invoca, o ante juez incompetente pero que ejerza jurisdicción,
o en otro juicio diverso, se estimará siempre como presunción grave
para acreditar los hechos confesados (art. 398, inc. 2o, parte Ia,
C.P.C.). Y si fuera de ser grave esta presunción es, además, precisa,
puede constituir plena prueba, de acuerdo al artículo 426, inc. 2o, ya
citado.
d) Por último, si la confesión se ha prestado en juicio diverso, pero
seguido entre las mismas partes que actualmente litigan, podrá
dársele el mérito de prueba completa, habiendo motivos poderosos
para estimarlo así (art. 398, inc. 2o, parte final, C.P.C.).
En resumen, la gradación del valor probatorio de la confesión
extrajudicial se inicia constituyendo base de una presunción judicial,
en seguida se la reconoce como presunción grave, para continuar in
crescendo y llegar a atribuírsele el mérito de prueba completa, sin
perjuicio de regularse la confesión extrajudicial enteramente verbal,
a la luz de los preceptos que determinan el mérito probatorio de la
prueba de testigos.
437. Valor probatorio de la confesión judicial. Hay dos preceptos
legales que entran aquí enjuego; a saber, los artículos 1713 del
Código Civil y 399 del Código de Procedimiento Civil.
178
Dispone el inciso primero del artículo 1713 del Código Civil que "la
confesión que alguno hiciere en juicio por sí, o por medio de
apoderado especial, o de su representante legal, y relativa a un
hecho personal de la misma parte, producirá plena fe contra ella,
aunque no haya un principio de prueba, por escrito; salvo los casos
comprendidos en el artículo 1701, inciso Io, y los demás que las
leyes exceptúen".
El artículo 399 del Código de Procedimiento Civil, por su parte,
expresa: "Los tribunales apreciarán la fuerza probatoria de la
confesión judicial en conformidad a lo que establece el artículo
1713 del Código Civil y demás disposiciones legales. Si los hechos
confesados no son personales del confesante o de la persona a quien
representa, producirá también prueba la confesión".
En consecuencia, la confesión puede recaer sobre hechos personales
de la parte que presta confesión, como igualmente sobre hechos no
personales de la misma; y puede la confesión haber sido prestada en
juicio por sí, o por medio de apoderado especial, o de representante
legal.
La confesión de hechos personales, prestada por sí, o por medio de
apoderado especial, o de representante legal, producirá plena prueba;
en otras palabras, constituirá prueba completa del hecho sobre el
cual recae. Estamos, pues, en presencia de la prueba máxima, y de
ahí el aforismo "a confesión de parte,
relevo de prueba".
Refuerza la conclusión anterior lo preceptuado en el inciso primero
del artículo 402 del Código de Procedimiento Civil: "No se recibirá
prueba alguna contra los hechos personales claramente confesados
por los litigantes en el juicio"; y si en el hecho esta prueba se ha
producido, pongamos por caso, se acompaña un instrumento
público otorgado por el confesante que contraría lo aseverado por
éste, el tribunal tendrá que asignarle mayor mérito a la confesión,
porque una ley expresa resolvió el conflicto de pruebas
contradictorias en favor de la confesión, en este caso, el artículo 402,
inc. Io, del Código de Procedimiento Civil (art. 428 C.P.C.).
179
Otro tanto cabe decir de los hechos no personales del confesante
cuando han sido reconocidos enjuicio por sí o por medio de
apoderado o representante, o sea, también producirá plena prueba
esta confesión (art. 399, inc. 2o, C.P.C.). En esta parte, la ley
procesal civil vino a suplir un vacío del Código Civil, pues éste
contemplaba exclusivamente el mérito probatorio de la confesión
enjuicio en función de hechos personales de la parte y no de los
ajenos a ella.
Pero, a diferencia de lo que acontece con la confesión que recae
sobre hechos personales del confesante, que no admite prueba
alguna tendiente a destruir tales hechos, la confesión que versa
sobre hechos no personales del confesante puede ser destruida por
otros medios probatorios. Esta conclusión se desprende, a contrario
sensu, de lo prescrito en el inciso Io del artículo 402 del Código de
Procedimiento Civil.
No está de más recordar que la confesión prestada por medio de
apoderado especial o de representante legal, sea respecto de hechos
personales o no personales de aquél en cuyo nombre se presta, no
producirá efecto respecto de éste; en otros términos, no será válida
si excede de los límites del mandato o representación legal
respectivos; como tampoco será válida, en caso que mediante ella se
pretendiere suplir la falta de instrumento público cuando la ley lo
exige como solemnidad del acto o contrato que se trata de probar, o
en caso de que la ley rechace expresamente la confesión como
medio probatorio o le asigne un efecto diferente (arts. 1713, inc. Io,
C.C. y 399,
inc. Io, C.P.C.).
Por último, la confesión tácita o presunta, que establece el artículo
394, producirá los mismos efectos que la confesión expresa (art. 400
C.P.C.); de suerte que es exacto cuando se afirma que en nuestro
derecho, hecho confesado, espontáneo o forzadamente, expresa o
tácitamente, es hecho probado.
X80 Mario Casarino
Viterh
V. EFECTOS LEGALES DE LA. CONFESIÓN Y SUS LIMITACIONES
438. ¿Cuáles son? Una vez prestada la confesión, judicial o
ex-trajudicialmente, voluntaria o forzadamente, expresa o
tácitamente, tiene el mérito probatorio que hemos señalado, esto es,
en síntesis, produce plena prueba en contra del confesante y
respecto del hecho sobre el cual recae; y la ley le asigna además dos
efectos de capital importancia, a saber, su indivisibilidad y su
irrevocabilidad.
Que la confesión es indivisible significa que debe ser aceptada en su
integridad, o sea, tanto en aquella parte que perjudica al confesante
cuanto en la que lo beneficia; y que es irrevocable, que una vez
prestada, no puede ser dejada sin efecto por el confesante, sea por
una nueva confesión, sea por otros medios probatorios destinados a
destruirla.
Ambos efectos de la confesión, su indivisibilidad y su irre-
vocabilidad, son de una importancia manifiesta; y, lo mismo que
todos los principios fundamentales, reconocen sus excepciones o
limitaciones. Veamos, pues, cuáles son ellas.
439. El principio de la indivisibilidad de la confesión en
doctrina. Hemos dicho anteriormente que hecho confesado es
hecho probado; por consiguiente, cualquier agregado que hiciera el
confesante al hecho que ha reconocido, en estricta lógica, no debiera
influir en lo más mínimo en lo que a este hecho respecta. Pero, en
verdad, bien mirada la confesión, tenemos que constituye un solo
todo, algo inseparable, aunque se componga o conste de diversos
elementos, de suerte que debemos aceptarla no sólo en lo
desfavorable para el confesante, sino también en lo que le sea
favorable o beneficioso. Así, cuando el confesante declara que
recibió mil pesos, a título de donación y no de mutuo, debemos
aceptar los hechos tal como los expresa; y cuando declara que
recibió mil pesos a título de mutuo, pero que los pagó, también
debemos aceptar los hechos en toda su integridad y consecuencias.
181
Sin embargo, la doctrina estima que tampoco debe aceptarse este
principio -llamado de la indivisibilidad de la confesión- en toda su
amplitud y rigorismo; pues ello también puede llevarnos a
situaciones de injusticia y, a veces, a desnaturalizar este importante
medio probatorio, y acepta entonces que se reconozcan casos en los
cuales la confesión es posible dividirla en perjuicio, en contra del
confesante. El principio de la indivisibilidad de la confesión, cede,
pues, el campo al principio contrario, al de su divisibilidad, pero
sujeto a ciertas restricciones, y con caracteres de institución de
excepción.
En efecto, acepta que la confesión pueda dividirse cuando consta de
dos o más hechos diversos enteramente desligados entre sí; o bien,
cuando comprendiendo varios hechos ligados entre sí o que se
modifiquen los unos a los otros, la parte que ha exigido la confesión,
pueda acreditar con algún medio legal de prueba la falsedad de las
circunstancias que, ajuicio del confesante, vienen a alterar o a
modificar el hecho confesado. En resumen, la confesión puede
dividirse, en el primer caso, de pleno derecho; y, en el segundo,
siempre y cuando se rinda por el contendor la prueba antes señalada
de la falsedad del hecho que altera o modifica el ya confesado.
Y para facilitar la aplicación práctica de los principios anteriores
sobre la indivisibilidad y la divisibilidad de la confesión, los autores
han elaborado una clasificación de este medio probatorio,
distinguiendo al respecto, la confesión en: pura y simple, calificada
y completa.
Confesión pura y simple es aquella en que el confesante afirma o
niega categóricamente el hecho controvertido, sin hacerle
agregaciones o modificaciones de ninguna especie. Ejemplo: "diga
cómo es efectivo que recibió mil pesos de manos del demandante" y
contesta "sí, es efectivo"; o bien, se le pregunta "diga cómo es
efectivo que recibió de manos del demandante mil pesos a título de
mutuo" y contesta "sí, es efectivo". Esta confesión se caracteriza,
pues, por estar constituida por un hecho exento de agregados o
modificaciones; de ahí también su nombre, de pura y simple.
182
Mano Casanno Viterbof
Confestón calificada es aquella en que el confesante reco-1 noce
categóricamente el hecho controvertido, pero le agrega' algún hecho
o circunstancia que viene a alterar su naturaleza jurídica. Ejemplo:
"diga cómo es efectivo que recibió de manos del demandante mil
pesos a título de mutuo", y contesta "es efectivo, pero los recibí a
título de donación". Esta confesión se caracteriza por la presencia de
un hecho sobre el cual están en entero acuerdo, tanto confesante,
cuanto su contendor; pero discrepan, en cambio, y
fundamentalmente, sobre su naturaleza jurídica.
Confestón compleja, por último, es aquella en que el confesante
reconoce el hecho material acerca del cual se le interroga; pero le
agrega otro u otros hechos enteramente desligados del primero, o
bien, ligados o modificatorios del mismo. Ejemplo: "diga cómo es
efectivo que recibió de manos del demandante mil pesos, a título de
mutuo", y contesta "sí, es efectivo, pero nada le debo, por cuanto él,
a su vez, recibió de mí igual suma y por idéntico título, de suerte que
ambas obligaciones se han compensado"; o bien, contesta "sí, es
efectivo, pero los pagué".
Esta confesión, como se ve, presenta dos aspectos, y es por esto
también que se la subclasifica en confesión compleja de primero y
segundo grado. La confesión compleja de primer grado es aquella
en que el confesante reconoce el hecho material acerca del cual se le
interroga, pero le agrega otro u otros hechos enteramente desligados
del primero. En el ejemplo propuesto sería el caso de la
compensación alegada por el confesante, pues el hecho de la
existencia de la segunda obligación, por igual título, entre
confesante y contendor es un hecho enteramente desligado de la
primera obligación; ésta puede nacer y subsistir, exista o no la
segunda obligación. La confesión compleja de segundo grado, en
cambio, es aquella en que el confesante reconoce el hecho material
acerca del cual se le interroga, pero le agrega otro hecho o hechos
ligados o modificatorios con o del anterior. En el ejemplo propuesto,
sería el caso del pago alegado por el confesante, pues él está
183
ligado con la existencia de la obligación de que se trata, y de ser
efectivo, vendría nada menos que a extinguirla.
En resumen, aplicado el principio de la divisibilidad de la confesión,
a la luz de esta clasificación, tenemos que: la confesión pura y
simple es indivisible, por su propia naturaleza; la confesión
calificada, también al igual que la anterior, o sea, por su propia
naturaleza, es indivisible; y, por último, la confesión compleja de
primer grado, será divisible sin necesidad de prueba alguna, y, en
cambio, la confesión compleja de segundo grado, será en principio
indivisible, a menos que el contendor del confesante pruebe por los
medios legales la falsedad del hecho o hechos que vienen a
modificar o alterar el hecho principal confesado.
440. El principio de la indivisibilidad de la confesión ante
nuestra legislación. Conocidos los principios doctrinarios que
informan el problema de la indivisibilidad o divisibilidad de la
confesión y la clasificación que de ella se hace para facilitar su
aplicación práctica, es del caso preguntarse, ¿en qué forma nuestra
legislación positiva soluciona este problema?; en otros términos,
¿en qué casos, de acuerdo a nuestra legislación procesal civil, la
confesión como medio probatorio es indivisible, y en qué casos es
divisible?
Desde luego, debemos dejar establecido que nuestra legislación, a
diferencia de la mayoría de las extranjeras, entrega la solución de
este problema a la ley procesal y no a la ley substantiva o de fondo; y
que aquélla no contempla en ninguno de sus preceptos la
clasificación doctrinaria de la confesión, en pura y simple,
calificada y compleja.
En efecto, soluciona esta importante materia el artículo 401 del
Código de Procedimiento Civil, cuando dice:
"En general el mérito de la confesión no puede dividirse en perjuicio
del confesante.
Podrá, sin embargo, dividirse:
Io Siempre que comprenda hechos diversos enteramente desligados
entre sí; y
184
185
La interpretación anterior del problema de la divisibilidad o
indivisibilidad de la confesión se ajusta al claro tenor literal de la ley
y a la doctrina de los principales autores; y es por eso que ha sido
también aceptada por la jurisprudencia uniforme de nuestros
tribunales.
441. Solución histórico-legal. Sin embargo, la historia fidedigna
del establecimiento de la ley permitiría llegar a una conclusión
diversa de la anterior, doctrina que estamos lejos de aceptar, y a la
cual solamente aludimos por vía de una mejor ilustración.
En efecto, en la sesión 21 de la Comisión Mixta de Senadores y
Diputados, al tratar del artículo 391 del Proyecto, hoy artículo 401,
se lee textualmente: "El señor Bañados cree que sería útil
determinar prácticamente el alcance de las excepciones que
contienen los números Io y 2o respecto de la regla general que
consigna el inciso Io. El señor Richard recuerda el caso en que con
más frecuencia podrán aplicarse estas disposiciones. Se demanda
una especie retenida por un tercero y se exige la confesión del
demandado: éste declara que tiene la cosa en su poder, porque la
compró a su contendor y la pagó en el acto de la compra. Ajuicio del
señor Urrutia y la Comisión, esta confesión sería indivisible; pero
dejaría de serlo si se hubiera declarado que el pago lo había hecho
mucho tiempo después de la compra, ya que el pago sería en esta
situación un hecho diverso de la venta. Agregó el señor Urrutia que,
con arreglo al número 2o, en el primero de los casos propuestos, el
demandante podría comprobar con los testigos del contrato que el
pago no se hizo en el momento en que fue celebrado. En esta
inteligencia se aprobó el artículo".
En consecuencia, ajuicio de la referida Comisión Informante,
confesión compleja es aquella por medio de la cual se reconoce el
hecho material objeto de la confesión, pero se le hace un agregado
cuyo fundamento de hecho puede ser o no coetáneo con el hecho
material primitivo. A su vez, la confesión compleja será de primer
grado cuando el hecho agregado
186
187
Lo dispuesto en el inciso precedente se aplicará también al caso en
que los hechos confesados no sean personales del confesante".
Distingue así claramente nuestro legislador según si la confesión
versa sobre hechos personales del confesante o sobre hechos no
personales del mismo.
En el primer caso, esto es, cuando la confesión versa sobre hechos
personales claramente reconocidos en el juicio, no se recibe prueba
alguna contra tales hechos; en otras palabras, el principio de la
irrevocabüidad de la confesión es manifiesto, salvo el caso de que el
confesante haya padecido error de hecho.
En efecto, si el confesante, al prestar su confesión, ha padecido
error de hecho, tiene abierto el camino para justificar esta
circunstancia; pero no basta esto: deberá, además, probar que el
hecho erróneamente confesado es falso. Se trata, por consiguiente,
de una doble prueba: una, de carácter subjetivo, relativa al error de
hecho que ha padecido el confesante; y la otra, de carácter objetivo,
tendiente a demostrar la falsedad del hecho erróneamente
confesado.
El confesante que desea, pues, revocar su confesión por haber sido
prestada padeciendo un error de hecho, deberá ofrecer justificar esta
circunstancia, al igual que la falsedad del hecho confesado; y
utilizará para ello el término probatorio ordinario de la causa, a
menos que hubiere éste expirado, en cuyo evento solicitará un
término especial para dichas pruebas y el tribunal lo concederá
siempre que lo estime necesario.
En el segundo caso, o sea, cuando la confesión versa sobre hechos
no personales del confesante, puede éste revocar su confesión sea
que haya padecido o no error de hecho al prestarla.
Alude a la primera situación el inciso Io del artículo 402, al prohibir
rendir prueba contra los hechos personales claramente confesados
por los litigantes en el juicio; de donde se deduce, a contrario sensu,
que tratándose de hechos no personales, la tal prohibición no rige en
absoluto; y contempla,
188
191
los males se las considere. . ,
en atnción a la manera deletrearla, se dengue la insptcior; personal
del tribunal en judicial y «£J^£ dicial es aquella que se practica
previo decreto del juezy con conocimiento de las partes.
Extrajudraal es ^ ha practicado en forma privada, de propia ^oa
nTuSS^Z caStpec^n persona,Ide, se clasifica en exigida por la ley,
decreta de ofe.o
cial y en medio probatorio propiamente tal. en.
I a insoección personal del tribunal es exigida expresamen te en
deXcasos^,/ fiador. Ejemplos: en la,—£ obra ruinosa (arts. 571 y
siguientes CP.C), enJo
tro juicio la sentencia que se dicte en estas condiciones será nula, y
la nulidad la obtendremos mediante el recurso de casación en la
forma fundado en la omisión de un trámite o diligencia esencial (art.
768, N° 9o, C.P.C.); ya que ninguna otra diligencia podrá tener
mejor este carácter, que aquella cuya práctica es exigida
expresamente por el legislador.
También la inspección personal del tribunal puede ser decretada de
oficio, puesto el proceso en estado de sentencia, para mejor resolver,
pero dando de ello conocimiento a las partes, y con el exclusivo fin
de examinar o inspeccionar el objeto de la cuestión (art. 159, N° 3o,
C.P.C.); siendo inapelable la resolución que se dicte sobre el
particular (art. 159, inciso final, C.P.C.).
Por fin, la inspección personal del tribunal podrá ser decretada a
petición de parte, y puede revestir dos formas: la de una medida
prejudicial (arts. 281 y 288 C.P.C.), tendiente a preparar la entrada
al juicio; o la de medio probatorio propiamente tal (art. 341 C.P.C.).
Esta última es la que nos interesa por el momento, y a ella le
dedicaremos nuestra atención.
445. Requisitos de procedencia. Son varios los requisitos
señalados por la ley para que este medio probatorio pueda ordenarse
y llevarse a efecto válidamente. Estos son:
a) Que se trate por medio de la inspección personal de probar he-
chos o circunstancias materiales controvertidos en el pleito (art.
408 C.P.C.). Así se desprende de la teoría general de la prueba, de
acuerdo a la cual los hechos controvertidos son sólo objeto de
prueba, el derecho únicamente se invoca, y los hechos consentidos
se dan por aceptados.
Ejemplos: Se discute si una ventana proporciona vista o
exclusivamente luz; acerca de la altura o calidad de una muralla;
sobre el rumbo o anchura de un camino; si un determinado vehículo
produce o no ruidos molestos; si una máquina o una fábrica produce
o no malos olores; si una persona está o no con sus facultades
mentales perturbadas o si ha perdido o no un miembro importante,
etc.
192
Por consiguiente, es del caso también señalar que la clase de objeto
materia del reconocimiento o inspección judicial no tiene
importancia alguna: podrá ser un inmueble, caso de ordinaria
ocurrencia; un mueble, ejemplo, un automóvil, un cuadro, etc.; e
incluso, una persona, ejemplo, en los juicios de interdicción por
demencia, en que el tribunal se cerciora de las condiciones mentales
del demandado por su propia y personal observación.
b) Que el tribunal estime necesaria la inspección personal solici-
tada (art. 403, inc. Io, C.P.C.). Queda, en consecuencia, a la
prudencia del magistrado determinar si este medio probatorio es o
no conveniente para el mejor éxito de la instrucción. En otras
legislaciones se sigue un método más riguroso, pues se exige que la
diligencia sea indispensable, con lo cual se coarta la libre
apreciación del juez acerca de su conducencia y
bondad.
c) Que el tribunal así lo decrete (art. 403, inc. Io, C.P.C.). La
petición de parte, en orden a que se decrete la práctica de este medio
probatorio, pasará previamente por el tamiz o control del juez, quien,
si estima necesaria la diligencia, expresará su voluntad en sentido
afirmativo en una resolución judicial, que concordará con la del
solicitante.
d) Que la parte que haya solicitado la inspección, antes de
proce-derse a ella, deposite en manos del secretario del tribunal la
suma que éste estime necesaria para costear los gastos que se
causen (art. 406, parte Ia, C.P.C.). Ejemplo: gastos de movilización,
de alimentación, etc. Cuando la inspección sea decretada de oficio u
ordenada por la ley, el depósito se hará por mitad entre demandante
y demandado (art. 406, parte final, C.P.C.).
II. PROCEDIMIENTO
446. Tribunal que la ordena. En principio, la inspección personal
del tribunal la ordena el juez que está conociendo en
193
única o primera instancia del juicio en que se pretende hacerla
valer.
Sin embargo, no hay inconveniente legal alguno para que este
medio probatorio sea también decretado en la segunda instancia.
Así se desprende, por lo demás, de lo preceptuado en los artículos
207 y 405, inciso 2o, del Código de Procedimiento Civil, pero para
ello es indispensable que la diligencia no se haya practicado en la
primera instancia; y, en caso de ser decretada en segunda, si el
tribunal es colegiado, podrá comisionar a uno o más de sus
miembros para que la lleve a cabo.
447. Tribunal que la practica. Decretada la inspección personal
del tribunal, es del caso preguntarse ¿qué tribunal la lleva
a efecto?
Para contestar la interrogante será necesario determinar
previamente el lugar en donde se encuentra el objeto que va a ser
materia de la inspección o reconocimiento.
Si este objeto se encuentra dentro del territorio jurisdiccional del
tribunal en que se está siguiendo el juicio, es evidente que el tribunal
que conoce de este último será el llamado a practicar la diligencia. A
la inversa, si el objeto materia de la inspección se halla fuera del
territorio jurisdiccional del tribunal en que se sigue el juicio, habrá
dos caminos a seguir: uno, recurrir a la jurisdicción delegada, o sea,
enviar un exhorto al tribunal en donde se encuentre dicho objeto
para que practique su inspección o reconocimiento por encargo del
que conoce de juicio; el otro, practicar la inspección o reconoci-
miento el mismo tribunal que está conociendo del juicio (art. 403,
inc. 2o, C.P.C.).
En este último caso, estamos en presencia de un ejemplo típico de
excepción al principio de la territorialidad, señalada en el artículo 7o,
inciso Io, del Código Orgánico de Tribunales.
448. Tramitación. La parte que tiene interés en valerse del medio
probatorio llamado inspección personal del tribunal, presentará
solicitud escrita pidiendo que se decrete la diligen-
194
... _ Mario Casanno Viterbo
cía. A diferencia de lo que acontece con otros medios de prueba, el
legislador no ha señalado la oportunidad para que esta diligencia
probatoria se lleve a efecto. En consecuencia, estimamos que la
inspección o reconocimiento judicial podrá efectuarse en cualquier
estado del juicio; entendiendo por tal, desde la notificación de la
demanda hasta la notificación de la resolución que cita a las partes
para oír sentencia.
El tribunal examinará la solicitud en referencia y si estima necesaria
la inspección o reconocimiento que se pretende, designará día y
hora para practicarla, con la debida anticipación, a fin de que
puedan concurrir las partes con sus abogados (art. 403, inc. le,
C.P.C.). Esta resolución se notifica por el estado, aun cuando a
primera vista pareciera que es de aquellos que ordenan la
comparecencia de las partes y que debiera, por lo tanto, notificarse
por cédula.
Llegados el día y hora antes señalados, se lleva a efecto la
inspección con la concurrencia de las partes que asistan, o sólo por
el tribunal en ausencia de aquéllas (art. 405, inc. 1°, C.P.C.). De
manera que aun la inasistencia de ambas partes litigantes no frustra
la diligencia de inspección, la cual siempre se lleva a efecto.
De la diligencia de inspección se levantará acta, en la cual se
expresarán las circunstancias o hechos materiales que el tribunal
observe, sin que puedan dichas observaciones reputarse como una
opinión anticipada sobre los puntos que se debaten, pudiendo
también las partes pedir, durante la diligencia, que se consignen en
el acta las circunstancias materiales que consideren pertinentes (art.
407 C.P.C.).
449. Concurrencia con otros medios probatorios. La inspección
personal del tribunal, por su propia naturaleza, se presta para
combinarla con otros medios probatorios; como ser, con la prueba
testimonial y con la prueba pericial. Nuestra legislación, a
diferencia de lo que acontece en algunas legislaciones procesales
extranjeras, sólo permite la concurrencia de la prueba pericial con
la inspección o reconocimiento judicial.
195
En efecto, pueden las partes pedir que en el acto del reconocimiento
se oigan informes de peritos, y lo decretará el tribunal si, a su juicio,
esta medida es necesaria para el éxito de la inspección y ha sido
solicitada con la anticipación conveniente (art. 404, parte Ia, C.P.C).
La designación de los peritos se hará en conformidad a las reglas del
párrafo 6o, Título XI, del Libro II, del Código de Procedimiento
Civil (art. 404, parte final, C.P.C).
Es evidente que los peritos designados tienen derecho a asistir a la
diligencia de inspección, pero su inasistencia tampoco impide que
ella legalmente se lleve a efecto (art. 405, inc. Io, C.P.C).
III. VALOR PROBATORIO
450. ¿Cuál es? La inspección personal constituye prueba plena en
cuanto a las circunstancias o hechos materiales que el tribunal
establezca en el acta como resultado de su propia observación (art.
408 C.P.C).
Por consiguiente, para que este medio probatorio produzca plena
prueba se requiere la concurrencia de tres requisitos: que se trate de
circunstancias o hechos materiales; que estas circunstancias o
hechos materiales hayan sido observados por el propio tribunal, y
que esas circunstancias o hechos materiales se establezcan en el acta
como resultado de dicha observación.
Es necesario dejar en claro que la circunstancia o hecho material
observado por el tribunal ha podido serlo por su propia iniciativa o
por sugerencia de la parte, en uso del derecho que le confiere el
artículo 407, inc. 2o, de manera que, consignada en el acta esa
circunstancia o hecho material, en ambos casos produce plena
prueba, sin que tenga importancia la iniciativa en lo que respecta a
su constatación.
Capítulo Décimo LA PRUEBA PERICIAL
SUMARIO I Generalidades, II Procedimiento, III Valor probatorio
I. GENERALIDADES
451. Concepto. La prueba pericial es aquella que se produce en
virtud de la agregación a los autos de lo que se llama informe de
peritos o, simplemente, peritaje.
En consecuencia, el informe de peritos consiste en la presentación al
juicio de un dictamen u opinión sobre hechos controvertidos en él,
para cuya adecuada apreciación se requieren conocimientos
especiales de alguna ciencia o arte.
La persona que evacúa este dictamen recibe el nombre de perito. De
ahí que se defina al perito como toda persona que tiene
conocimientos especiales sobre una materia determinada y apta, en
consecuencia, para dar su opinión autorizada sobre un hecho o
circunstancia contenido en el dominio de su competencia.
Si bien el perito es un tercero extraño al juicio, al igual que el testigo,
o sea, diverso de las partes litigantes, también presenta notables
diferencias con este último. En efecto, puede ser testigo cualquiera
persona, salvo aquellas que la ley declara inhábiles, en cambio,
solamente puede ser perito aquella persona que posea especiales
conocimientos o preparación técnica ielacionados con el hecho que
se debate; el testigo toma conocimiento de los hechos con
anterioridad a la iniciación del juicio mismo; en cambio, el perito,
aprecia estos hechos y emite su opinión autorizada o técnica, una
vez que el pleito ya se ha iniciado; el testigo, antes de prestar
declaración, jura decii
€
198
la verdad, en cambio, el perito, una vez que acepta el cargo, jura
desempeñarlo con fidelidad, etc.
El informe pericial, como medio probatorio se justifica, porque el
juez no siempre está en condiciones de apreciar un hecho, por muy
vasta que sea su cultura general, para lo cual se necesitan especiales
conocimientos técnicos, que escapan a su versación jurídica. Este
conocimiento o apreciación se lo proporciona un tercero, como es el
perito, en términos tales que sean comprensibles y al alcance de
cualquier persona.
La importancia del informe de peritos trasciende de los límites
propios de los medios probatorios, pues las reglas procesales que lo
regulan también se aplican al nombramiento de los jueces arbitros y,
en particular, a la designación de los partidores de bienes (arte. 232
C.O.T. y 646 C.P.C.).
452. Procedencia del informe pericial. La ley, en ciertos casos,
obliga al juez a decretar un informe pericial; y en otros, se lo
aconseja. En el primero se habla de informe pericial obligatorio; en
el segundo, de informe pericial facultativo.
Procede decretar informe de peritos, con caracteres obligatorios,
cuando la ley así lo dispone. El legislador para expresar su voluntad
en orden a que debe oírse informe de peritos, puede valerse de dos
fórmulas: una, empleando términos que así lo ordenen; y otra,
utilizando términos que indiquen la necesidad de consultar
opiniones periciales (art. 409 C.P.C).
También hay veces en que la ley ordena que se resuelva un asunto
en juicio práctico o previo informe de peritos. En estos eventos se
entienden cumplidas las referidas disposiciones legales, agregando
el reconocimiento y dictamen pericial en conformidad a las reglas
de este párrafo, al procedimiento que corresponde usar, según la
naturaleza de la acción deducida (art. 410 C.P.C).
Ejemplos: artículos 848, 855,1335,1943,1997,1998, 2002, 2006 y
2012 del Código de Procedimiento Civil, etc.
En cambio, el informe pericial será facultativo para el tribunal
cuando verse: Io sobre puntos de hecho para cuya
199
apreciación se necesiten conocimientos especiales de alguna ciencia
o arte; y 2o sobre puntos de derecho referentes a alguna legislación
extranjera (art. 411, inc. Io, C.P.C).
En estos dos últimos casos, por consiguiente, queda entregado al
criterio del magistrado decretar o no la práctica de un
informe pericial.
Por excepción, vemos que el derecho puede ser objeto de prueba,
pero siempre y cuando se trate de acreditar algún punto de derecho
referente a legislación extranjera.
No hay que olvidar tampoco que si se trata de un punto de derecho
que diga relación con la legislación de algún Estado signatario del
Código de Derecho Internacional Privado de Bustamante, la prueba
pericial se rendirá al tenor de los artículos 408 al 411 del
mencionado Código.
453. Clases de informe de peritos. El informe de peritos admite
diversas clasificaciones:
Así, según su procedencia, ya lo vimos anteriormente, se habla de
informe pericial obligatorio y de informe pericial facultativo.
Obligatorio seiá aquel que se decreta cuando la ley así lo dispone,
sea que se valga de estas expresiones o de otras que indiquen la
necesidad de consultar opiniones periciales; o bien, cuando la ley
oidena que se resuelva un asunto enjuicio práctico o previo informe
de peritos. Se trata, en consecuencia, de los casos contemplados en
los artículos 409 y 410 del Código de Procedimiento Civil.
Facultativo, en cambio, será aquel cuya procedencia queda
entregada al buen criterio del magistrado, y mediante el cual se
pretende acreditar hechos para cuya apreciación se necesiten
conocimientos especiales de alguna ciencia o arte, o puntos de
derecho referentes a alguna legislación extranjera. Alude, por tanto,
a esta clase de informe pericial el artículo 411, inciso Io, del referido
Código.
Y ¿en qué sanción se incurre en caso que se deniegue la práctica de
un informe de peritos, sea éste obligatorio o facultativo? A nuestro
juicio, es previo distinguir la clase de informe pericial omitido.
200
201
454. Oportunidad para decretarlo. Desde el momento en que se
trata de determinar la oportunidad en que puede decretarse el
informe de peritos como medio probatorio, es del caso aplicar el
artículo 412 del Código de Procedimiento Civil, que dice: "El
reconocimiento de peritos podrá decretarse en cualquier estado del
juicio, pero las partes sólo podrán solicitarlo dentro del término
probatorio.
Decretado el informe de peritos, no se suspenderá por ello el
procedimiento".*
La frase "en cualquier estado del juicio" habrá que entenderla desde
la notificación de la demanda hasta antes del vencimiento del
término probatorio.* Si se ordena la práctica de reconocimiento
pericial fuera de estas oportunidades, se estará en presencia de otra
figura procesal probatoria; como ser una medida prejudicial o una
medida para mejor resolver.
455. Requisitos para ser perito. Si el perito, en su labor de
apreciación de determinados hechos controvertidos en el juicio,
actúa como un verdadero delegado del juez y en razón de sus
especiales conocimientos científicos o técnicos, la ley desea que
este cargo recaiga en personas imparciales y poseedoras en realidad
de la ciencia o arte de que se trata.
De ahí que exija para ser perito:
a) Tener habilidad suficiente para declarar como testigo en el juicio;
en otros términos, estar exento de las causales de inhabilidad para
deponer como testigo en el juicio que enumeran los artículos 357 y
358 del Código de Procedimiento Civil (art. 413, N° Io, C.P.C).
b) Tener título profesional expedido por autoridad competente, si la
ciencia o arte cuyo conocimiento se requiera está reglamentada por
la ley y hay en el territorio jurisdiccional*
* Artículo sustituido por el que aparece en el texto, por el art. Io, N°
50, de la Ley N° 18.705, de 24 de Mayo de 1988.
202
dos o más personas tituladas que puedan desempeñar el cargo (art
413, N° 2o, C.P.C.). Este requisito, pues, es doblemente condicional:
la actividad científica o artística debe estar reglamentada por la ley,
y debe haber un número suficiente de titulados en ella. Si estas
condiciones no se cumplen, el requisito en cuestión no entra en
juego, y el nombramiento de perito puede recaer en cualquier
persona. Ejemplo: hay que nombrar un perito calígrafo y esta
actividad no está reglamentada por la ley, el nombramiento puede
recaer en cualquiera persona; se trata de nombrar un arquitecto, pero
en el territorio jurisdiccional** no hay personas con ese título
universitario, se nombrará en tal caso a un constructor, etc.
c) Estar exento de causas legales que pudieren justificar la in-
habilidad del perito por implicancia o recusación análogas a las que
pueden afectar a los jueces (art. 113, inc. 2o, C.P.C.).
Sin embargo, sobre todos estos requisitos prima la voluntad
soberana de las partes. Estas pueden convenir en que, para ser
perito, no se necesita cumplir con los requisitos anteriores o, por el
contrario, ser aun más exigentes (art. 413, parte Ia, C.P.C.).
II. PROCEDIMIENTO
456. Nombramiento de los peritos. Cualquiera que sea la clase del
informe pericial de que se trate, esto es, forzoso o facultativo, de
oficio o a petición de parte, el hecho es que, junto con decretarlo el
tribunal, deberá citar a las partes a una audiencia con el objeto de
proceder a la designación de los peritos (art. 414, C.P.C.).
* Artículo 413, N° 2, C PC Número modificado, como aparece en el
texto, por el N° 10 del art 5o de la Ley N° 18 776, de 18 de enero de
1989. ** Actualizado Depto. D. Procesal U de Chile.
203
Esta resolución deberá notificarse por cédula, por ser de aquellas
que ordenan la comparecencia personal de las partes (art. 48, inc. Io,
C.P.C.); y contendrá, naturalmente, el día y la hora en que dicha
audiencia ha de llevarse a efecto.
La audiencia se realiza con la parte que asista, en otras palabras, en
rebeldía de la inasistente; y tiene objetivos precisos y determinados,
y de la más alta importancia, a saber: designar la persona o personas
de los peritos, fijar el número de peritos que deban nombrarse, la
calidad, aptitudes o títulos que deban tener, y, en fin, el punto o
puntos materia del informe (art. 414C.P.C).
La primera misión del tribunal es lograr el común acuerdo de las
partes frente al cuádruple objetivo o finalidad de la audiencia a que
han sido citadas, o sea sobre el nombre de los peritos, su número,
calidades, aptitudes o títulos que deben poseer, y punto o puntos
materia del informe.
Si este acuerdo no se produce, o sólo es parcial, en definitiva
resuelve el tribunal. Será este último, en consecuencia, quien
designe el perito, determine su número, señale las calidades,
aptitudes o títulos que deba poseer, y precise el punto o puntos
materia del informe, sobre todo lo cual tendrá amplias atribuciones;
pero velando siempre porque la designación recaiga en persona que
reúna los requisitos legales y, además, no sea de las dos primeras
personas que hayan sido propuestas por cada parte (art. 414, inc. 2o,
C.P.C.).
Y no habrá acuerdo entre las partes, sea porque en el hecho no se ha
producido, sea porque a la audiencia respectiva no han concurrido
todas ellas; de manera que, en cualquiera de estos dos eventos, en
definitiva resuelve el tribunal sobre los pormenores ya señalados
(art. 415 C.P.C.).
La ley se pone también en el caso de que, no habiendo acuerdo sobre
el número de peritos, las calidades, aptitudes o títulos que deban
poseer, el punto o puntos materia del informe, el tribunal en
definitiva resuelva sobre estos particulares, y la resolución
respectiva sea objeto de apelación. La interposición de este recurso
no impedirá que se proceda a la
204
designación del o de los peritos por el tribunal, y sólo después de h
llevará adelante el recurso (art. 414, inc 3 ,
nombramiento del perito y
del correspondiente informe pericial
En efecto, si el perito ha sido nomtadop Q
dicho nombramiento se pondrá en «J^S^ ¿ ésta la ^X^™^^ generes
des
Sa^c^ parte, una, dentro de tercero día d dd ted
des: una, dentro de alguna incapacidad tegd
una causal
glamentada por la ley y en la locjUd*^ d ^
c
que los afecta alguna causa de »^ ^. la oíra> no decir Mecidas para los
jueces y aplicable**!%£>£^^^ aCep-nada, no formular oposición, en
cuyo casóse ^
tado el nombramiento, sin mas tramite ^art. p
CP
S seguida, cuatera <l« « del perito, sea que haya
n
^ «na, rechazar el cargo pues*.quesu obligatorio; y la ^aceptarlo en
cuyo cas
í^^^P5naIJS?^wS
Q pC } en el acto de
la
205
tos, y se dejará testimonio de ella en los autos (art. 417, inc. 2o,
C.P.C.).
Una vez que el perito acepta el cargo y presta el juramento de rigor
queda, pues, legalmente investido para desempeñar la misión que se
le ha confiado, o sea, la de informar al tribunal al tenor del punto o
puntos que oportunamente se le señalaron.
458. Del reconocimiento. Pero, en la mayoría de los casos, para
poder emitir una opinión pericial se hace necesario previamente
examinar una cosa u objeto, en otros términos, se hace indispensable
reconocerlo. Este examen previo se llama operación de
reconocimiento o, simplemente, reconocimiento. Ejemplo: se
nombra a un perito para que dictamine sobre la calidad o
condiciones de un edificio; para opinar, será previo visitar y
examinar tal edificio.
Por eso se define el reconocimiento como aquel conjunto de
operaciones por medio de las cuales el perito procede a estudiar el
caso sometido a su apreciación, y que le permiten formular una
opinión motivada.
El reconocimiento es una actuación que está sujeta al control de las
partes y, por lo tanto, la ley exige al perito encargado de practicarlo
que las cite previamente, para que concurran si quieren (art. 417, inc.
3o, C.P.C.). En la práctica, el perito presenta un escrito, señalando
día, hora y lugar en que se efectuará el reconocimiento, y pide que
estos pormenores sean puestos en conocimiento de las partes. La
resolución que así lo ordena se notifica por el estado, por cuanto la
comparecencia de las partes, como se ha visto, es esencialmente
facultativa.
Cuando sean varios los peritos procederán unidos a practicar el
reconocimiento, salvo que el tribunal los autorice para obrar de otra
manera (art. 418 C.P.C.).
Las partes que concurran a la operación de reconocimiento tienen un
doble derecho y pesa sobre ellas también una doble prohibición:
podrán hacer en el acto del reconocimiento las observaciones que
estimen oportunas, y pedir que se hagan
206
constar los hechos y circunstancias que juzguen pertinentes; pero no
tomarán parte en las deliberaciones de los peritos, ni estarán en ellas
presentes (art. 419. inc. Io, C.P.C.).
De todo lo obrado se levantará acta, en la cual se consignarán los
acuerdos celebrados por los peritos (art. 419, inc. 3o, C.P.C).
459. Presentación del informe pericial. Una vez cumplida la
operación de reconocimiento, de acuerdo a las formalidades legales
antes señaladas, los peritos están en condiciones de poder emitir su
informe o parecer técnico.
Se define el infonne pericial como aquel acto por el cual el perito
pone en conocimiento del juez la labor realizada y las conclusiones
científicas o artísticas a que ha llegado, según el caso, después de la
operación de reconocimiento.
En principio, los peritos no tienen plazo para presentar sus informes;
pero la ley faculta a los tribunales para señalar, en cada caso, el
término dentro del cual deben evacuar su encargo. Todavía más,
pueden los tribunales, en caso de desobediencia, aplicar tres clases
variadas de sanciones: apremiarlos con multas, prescindir del
informe, o decretar el nombramiento de nuevos peritos, según los
casos (art. 420 C.P.C).
Si son varios los peritos, podrán emitir sus informes conjunta o
separadamente (art. 423 C.P.C.).
Materialmente, los informes se presentan por escrito, aun cuando la
ley no lo expresa, dado que la regla general, en negocios civiles, es
que sus actuaciones sean escritas; se acompañan del acta levantada
con ocasión de la operación de reconocimiento, si ésta ha sido
necesaria, y además de otros documentos, si así lo estima
conveniente el perito para una mejor ilustración del tribunal; y se
agregan a los autos, sin mayores formalidades ni trámites, puesto
que la ley nada estatuye sobre el particular, sin perjuicio del derecho
de las partes para impugnarlos o formular observaciones sobre su
mérito probatorio durante el curso del juicio.
207
460. Opiniones periciales discordantes. Cuando los peritos
discordaren en sus dictámenes, podrá el tribunal disponer que se
nombre un nuevo perito, si lo estima necesario para la mejor
ilustración de las cuestiones que debe resolver.
El nuevo perito será nombrado y desempeñará su cargo en
conformidad a las reglas precedentes, ya estudiadas.
Si no resulta acuerdo del nuevo perito con los anteriores, el tribunal
apreciará libremente las opiniones de todos ellos, tomando en
cuenta los demás antecedentes del juicio (arts. 421 y 422 C.P.C).
461. Gastos y honorarios periciales. La práctica de este medio
probatorio ocasiona, generalmente, gastos y, siempre, honorarios.
Los gastos se originan por la diligencia misma; ejemplo, confección
de planos, análisis químicos, etc., o bien, por la comparecencia de la
otra parte al lugar donde debe practicarse; ejemplo, gastos de
locomoción, de alojamiento, etc.; y los honorarios correspondan a
la remuneración que hay que pagar a los peritos por su labor
desarrollada.
Ahora bien, estos gastos y honorarios serán de cargo de la parte que
haya solicitado este medio probatorio; salvo que el tribunal estime
necesaria la medida para el esclarecimiento de la cuestión, en cuyo
caso se subentiende que los gastos y honorarios son soportados por
mitades, y todo ello sin perjuicio de lo que en definitiva se resuelva
sobre pago de costas (art. 411, inc. 2o, C.P.C).
Todavía más, el tribunal, de oficio o a petición de parte, podrá
ordenar que previamente se consigne una cantidad prudencial para
responder a los gastos y honorarios referidos (art. 411, inc. 3o,
C.P.C).
A su vez, la resolución por la cual se fije el monto de la
consignación será notificada por cédula al que solicitó el informe de
peritos; y si dicha parte deja transcurrir diez días, contados desde la
fecha de la notificación, sin efectuar la con-
208 Mario Casarino Vnerbo
signación, se la tendrá por desistida de la diligencia pericial
solicitada sin más trámite (art. 411, inc. 3o, C.P.C.).
El cobro de estos gastos, lo mismo que el de los honorarios de los
peritos, se tramitará por vía incidental, por ser cuestión accesoria al
juicio mismo; y en cuaderno separado, de acuerdo a lo preceptuado
en el artículo 424 del Código de Procedimiento Civil, puesto que así
se tramitan los incidentes a que dé lugar el nombramiento de los
peritos y el desempeño de sus funciones.
III. VALOR PROBATORIO
462. ¿Cuál es? Los tribunales apreciarán la fuerza probatoria del
dictamen de peritos en conformidad a las reglas de la sana
crítica (art. 425 C.P.C.).
Entendemos por reglas de la sana crítica el conjunto de normas
lógicas y de sentido común que el juez debe emplear para valorizar
o ponderar este medio probatorio. Se trata de un criterio normativo
no jurídico, que sirve al juez en posición de hombre normal, o sea,
en actitud prudente y objetiva, para emitir una apreciación acerca
del dictamen que le ha presentado un científico o técnico.
En resumen, el valor probatorio del informe pericial no se halla
regulado por la ley, ni tampoco queda entregado al libre arbitrio del
juez: nos encontramos más bien frente a una tercera posición,
equidistante de las dos anteriores.
Capítulo Undécimo LA PRUEBA POR PRESUNCIONES
SUMARIO: I. Generalidades; II. Las presunciones legales; III. Las
presunciones judiciales.
I. GENERALIDADES
463. Concepto. Los hechos controvertidos en juicio se acreditan por
medios inmediatos o directos, como ser la inspección personal del
tribunal; o por medios mediatos o indirectos, como ser la
declaración de un tercero, que podrá ser un testigo o un perito, la
confesión de una parte litigante, o bien, la actividad lógica del
legislador o del propio juez.
Esta actividad lógica, frente a los hechos controvertidos del juicio,
es un medio probatorio que recibe el nombre de prueba por
presunciones o simplemente presunciones. Se trata de un medio de
prueba circunstancial, indirecto y que produce plena o semiplena
prueba, según el caso.
Se dejinetei prueba por presunciones como aquella que emplea
ciertos antecedentes o circunstancias conocidos para inferir de ellos,
sea por obra del legislador o del juez, un hecho desconocido y
controvertido en el pleito.
Consta, por consiguiente, este último y no menos importante medio
probatorio, de diversos elementos que lo integran, a saber: los
antecedentes o circunstancias conocidos, que reciben el nombre de
indicios o bases, en atención a que sobre ellos se construye la o las
presunciones; la operación o raciocinio lógico del legislador o juez
que, partiendo del indicio o base anterior, llega al establecimiento
del hecho desconocido y controvertido que se trata de probar; y, en
fin, el hecho desconocido y controvertido mismo, el cual, una
210
vez operada la presunción, deja de ser tal para convertirse
en su objeto.
En resumen, las presunciones constituyen un verdadero silogismo,
desde el punto de vista lógico, pues vemos en ellas una premisa
menor, representada por los antecedentes o circunstancias
conocidas; una premisa mayor, constituida por la operación de
raciocinio efectuada, ya por el legislador, ya por el juez; y una
conclusión que es, sencillamente, el establecimiento o demostración
de los hechos desconocidos que se tratan de probar.
464. Clasificación. El artículo 1712 del Código Civil dispone: "Las
presunciones son legales o judiciales. Las legales se reglan por el
artículo 47. Las que deduce el juez deberán ser graves, precisas y
concordantes".
El artículo 47 del mismo Código, a su vez, estatuye: "Se dice
presumirse el hecho que se deduce de ciertos antecedentes o
circunstancias conocidas.
Si estos antecedentes o circunstancias que dan motivo a la
presunción son determinados por la ley, la presunción se
llama legal.
Se permitirá probar la no existencia del hecho que legal-mente se
presume, aunque sean ciertos los antecedentes o circunstancias de
que lo infiere la ley; a menos que la ley misma rechace
expresamente esta prueba, supuestos los antecedentes o
circunstancias.
Si una cosa, según la expresión de la ley, se presume de derecho, se
entiende que es inadmisible la prueba contraria, supuestos los
antecedentes o circunstancias".
En consecuencia, para nuestro legislador las presunciones se
clasifican en legales y judiciales, y las primeras, a su vez, se
subclasifican en legales propiamente dichas y de derecho.
A continuación analizaremos cada una de estas clases de
presunciones.
211
II. LAS PRESUNCIONES LEGALES
465. Concepto. Son presunciones legales aquellas en que la ley es la
que, de ciertos antecedentes o circunstancias conocidas, infiere o
deduce un hecho desconocido.
Por consiguiente, los elementos constitutivos de esta clase de
presunciones corren de cargo exclusivo del legislador, quien se
encarga de precisar los antecedentes o circunstancias conocidas que
servirán de base a la presunción; como igualmente, de señalar la
conclusión o hecho presumido.
Ahora bien, si el legislador permite que este hecho presumido por él
mismo pueda ser destruido por otros medios probatorios, se dice que
la presunción legal es propiamente dicha; y, a la inversa, si este
hecho presumido no admite prueba en contrario, estamos en
presencia de una presunción de derecho.
Ejemplo de una presunción legal propiamente dicha: El poseedor es
reputado dueño, mientras otra persona no justifica serlo (art. 700,
inc. 2o, C.C.).
Ejemplo de una presunción legal de derecho: Se presume de derecho
que la concepción ha precedido al nacimiento no menos que ciento
ochenta días cabales, y no más de trescientos, contados hacia atrás,
desde la medianoche en que principie el día del nacimiento (art. 76,
inc. 2o, C.C.).
Las presunciones legales propiamente dichas y las presunciones
legales de derecho, en consecuencia, como su mismo nombre lo
indica, ambas deben su creación a la ley; pero difieren,
fundamentalmente, en que mientras las primeras permiten ser
destruidas mediante prueba en contrario, las segundas no lo
admiten.
Las presunciones legales de derecho, en consecuencia, más que
medios probatorios, son disposiciones tendientes a liberar a las
partes del peso de la prueba de hechos que, por su propia naturaleza,
escapan al sentido humano y son difíciles de acreditar; y las
presunciones legales propiamente dichas, por su parte, también más
que medios probatorios, son normas legales des-
212
tinadas a alterar las reglas del peso de la prueba u "onus pro-
bandi".
Si la parte interesada en acreditar la presunción legal no prueba los
antecedentes o circunstancias conocidas que le sirven de base, la
presunción queda eliminada; si logra producir esta prueba de los
antecedentes o circunstancias conocidas, y la presunción
consecuencial es de derecho, produce plena prue-bay no puede ser
desvirtuada en contrario; y, en fin, si logra producir la prueba de los
antecedentes o circunstancias conocidas, y la presunción es legal
propiamente dicha, habrá también probado el hecho que constituye
su objeto, pero la parte contraria podrá acreditar su falsedad aun
cuando sean ciertos los antecedentes o circunstancias antes
expresados.
III. LAS PRESUNCIONES JUDICIALES
466. Concepto. Son presunciones judiciales aquellas en que el juez
es el que, de ciertos antecedentes o circunstancias conocidas, infiere
o deduce un hecho desconocido en el proceso. Se les llama también,
aun cuando a nuestro juicio menos acertadamente, prueba de
indicios, de conjetura, de circunstancias, de artificio, etc.
Es interesante señalar que, tratándose de presunciones judiciales,
sus elementos son obra exclusiva del juez. En efecto, los
antecedentes o circunstancias conocidas -que en su oportunidad
llamamos indicios o bases— son elegidos libremente por el
juzgador; la operación mental o de raciocinio también es ejecutada
por el juez, de acuerdo al método lógico que corresponda; y, por
último, el establecimiento o demostración del hecho desconocido y
controvertido en el pleito también será su propia obra, labor que
cumplirá en la sentencia misma.
Ahora bien, los antecedentes o circunstancias conocidas deberán ser
probados en el juicio por las partes litigantes, valiéndose de los
medios probatorios legalmente conducentes,
213
salvo tratándose de presunciones, pues es inaceptable la prueba de
presunciones por presunciones; y el método lógico seguido por el
juez para inferir los hechos desconocidos de los antecedentes o
circunstancias conocidas, podrá ser ya el deductivo, ya el inductivo,
porque las expresiones del legislador sobre el particular han sido
empleadas en sentido común u ordinario, antes que filosófico.
La naturaleza "sui generis" que presentan las presunciones
judiciales como medio probatorio impide que tengan un verdadero
procedimiento o serie de trámites destinados a realizarlas o una
oportunidad legal para producirlas. La verdad es que la parte
litigante interesada en ellas se limita a probar los antecedentes o
circunstancias conocidas que le sirven de base, de acuerdo a las
normas legales generales que informan la prueba; y, en seguida, se
encarga de hacerlas valer o alegarlas, siendo el juez, en definitiva,
quien en su sentencia las acepta o las rechaza como tales.
467. Su admisibilidad. Hemos dicho que la parte litigante
interesada prueba los hechos o circunstancias conocidos, de donde
el juez va a inferir el hecho desconocido y controvertido.
Se habrá así probado este hecho desconocido y controvertido
mediante la prueba circunstancial e indirecta de las presunciones;
pero cabe preguntar ¿qué clase de hechos pueden probarse mediante
presuncionesjudiciales? Esto nos lleva al problema de la
admisibilidad de las presunciones judiciales como medio de prueba.
En principio, las presunciones judiciales sirven para probar toda
clase de hechos, sean jurídicos o materiales; salvo tratándose de
actos o contratos solemnes, en los cuales la solemnidad exigida por
el legislador es el otorgamiento de un instrumento público, pues éste
no puede ser suplido por ninguna otra prueba (art. 1701, inc. ls,
C.C.).
¿Y si se trata de probar una obligación que ha debido constar por
escrito, o sea, un acto o contrato que contenga la
214
215
rias, para el Código de Procedimiento Civil una sola presunción es
bastante, siempre que tenga gravedad y precisión suficientes a fin de
formar convencimiento en el juez.
Graves, o sea, que el hecho conocido del cual se infiere el hecho
desconocido haga llegar hasta este último sin esfuerzo, en forma
casi obligada; precisas, o sea, que las presunciones no sean vagas,
difusas, susceptibles de aplicarse a diversas circunstancias; y
concordantes, o sea, que haya armonía entre ellas, que no sean
capaces de destruirse unas a otras.
La apreciación de la gravedad y precisión suficientes, y de su
concordancia, si son varias, es un problema que queda a la libre
determinación del juez; y, por consiguiente, cae de lleno dentro del
terreno de los hechos de la causa y vedado, en consecuencia, de
poder ser revisado por el tribunal de casación, el cual solamente está
llamado a conocer de infracciones legales y no de los hechos del
pleito.
469. Bases de presunciones judiciales. Dispone el artículo 427 del
Código de Procedimiento Civil: "Sin perjuicio de las demás
circunstancias que, en concepto del tribunal o por disposición de la
ley, deban estimarse como base de una presunción, se reputarán
verdaderos los hechos certificados en el proceso por un ministro de
fe, a virtud de orden de tribunal competente; salvo prueba en
contrario.
Igual presunción existirá a favor de los hechos declarados
verdaderos en otro juicio entre las mismas partes".
Crea así la legislación procesal civil dos nuevas presunciones
legales propiamente dichas, a saber: los hechos certificados en el
proceso por un ministro de fe, a virtud de orden de tribunal
competente, y los hechos declarados verdaderos en otro juicio entre
las mismas partes; pues ambos hechos se reputarán verdaderos,
salvo prueba en contrario.
Y reconoce, al mismo tiempo, que las circunstancias o antecedentes
conocidos que sirven de base o indicio a la presunción judicial
pueden tener su origen en el mismo juez, caso de ordinaria
ocurrencia; o bien, en disposiciones de la
216
223
Si en la práctica de alguna de estas medidas aparece de manifiesto la
necesidad de esclarecer nuevos hechos indispensables para dictar
sentencia, podrá el tribunal abrir un término especial de prueba, no
superior a ocho días, que será improrrogable y limitado a los puntos
que el mismo tribunal designe. En este evento, se aplicará lo
establecido en el inciso segundo del art. 90. Vencido el término de
prueba, el tribunal dictará sentencia sin más trámite (art. 159, inc. 39,
C.P.C.).*
Las providencias que se expidan en conformidad al artículo 159 del
Código de Procedimiento Civil serán inapelables; salvo las que
decretan el informe de peritos y las que abran el término especial de
prueba que establece el inciso precedente. En estos casos procederá
la apelación en el solo efecto devolutivo (art. 159, inc. final,
C.P.C.).**
i 473. Agregación de la prueba rendida fuera del tribunal.
Hemos visto que, si se desea rendir prueba testimonial fuera de^
lugar en que se sigue el juicio, o sea, en otro territorioju-risdiccional
o fuera de la República, la parte interesada tiene derecho a solicitar
la concesión de un término extraordinario de prWba (art. 329
C.P.C).
Normalmente esta prueba, una vez rendida, tan pronto llega al
tribunal de origen el exhorto respectivo, se agrega a los autos y pasa
a formar parte de ellos^de suerte que el tribunal al dictar sentencia
deberá hacer-^u correspondiente análisis o ponderación. ~
Pero si tal prueba no hubiere sido devuelta al tribunal de origen, esa
circunstancia no será motivo para suspender el curso del juicio; o
sea, vencido el probatorio comenzará a correr el término para
formular observaciones a la prueba y, a su vez,
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
** Artículo sustituido, por el que aparece en el texto, por el art. I9,
Nfi 21, de la Ley NQ 18.705, de 24 de mayo de 1988. Actualizado
Depto. D. Procesal U. de Chile.
224
231
ai-confiar el ejercicio de la jurisdicción a los órganos judiciales.
x
478. ¿Cuáles son los recursos procesales? En nuestro derecho
positivolos recursos procesales son numerosos, están reglados en
diversos cuerpos legales y su denominación depende del objetivo
que mediante ellos se persigue.
En efecto, ellos son:
a) El de inexplicabilidad o inconstitucionalidad, que tiene por
objeto conseguir de la Corte Suprema la declaración de que un
determinado precepto legal es inconstitucional y que, por
consiguiente, no debe ser aplicado por el tribunal que está
conociendo/de un asunto judicial y en el cual dicho precepto fue
invocado (art. 80, C.P. del E.);*
b) Ei de queja, que tiene por objeto reprimir las faltas o abusos que
cometan los jueces en el ejercicio de sus funciones; y, en especial,
dejar sin efecto o modificar las resoluciones judiciales motivadas
por faltas o abusos aun susceptibles de ser corregidos por otros
medios (art. 536 C.O.T.);
c) El de reposición o reconsideración, que tiene por objeto
conseguir del mismo juez que dictó una resolución judicial que la
modifique o la deje sin efecto (art. 181 C.P.C.);
d) El de aclaración, agregación o rectificación, que tiene por
objeto aclarar los puntos oscuros o dudosos, salvar las omisiones o
rectificar los errores de copia, de referencia o de cálculos numéricos
que aparezcan de manifiesto en la misma sentencia (art. 182C.P.C);
e) El de apelación, que tiene por objeto obtener del tribunal
superior respectivo que enmiende, con arreglo a derecho, la
resolución del inferior (art. 186 C.P.C.);
f) El de hecho, que tiene por objeto corregir los agravios que un
tribunal pueda inferir a las partes al pronunciarse so-
1
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
232
Mario Casarino Vrterbo
bre la solicitud en que se interpone un recurso de apelación (arta.
196y 203 C.P.C.);
g) El de casación, que es de dos clases, de forma y de fondo; y que
tiene por objeto obtener la invalidación o anulación de una sentencia
en los casos expresamente señalados por la
ley(art. 765C.P.C);
h) El de revisión, que tiene por objeto obtener la invalidación de una
sentencia firme por parte de la Corte Suprema en los casos
expresamente señalados por la ley (art 810 C.P.C.);
i) El de amparo, que tiene por objeto poner término a las
detenciones o prisiones arbitrarias (arts. 21 C.P. del E. y 306
C.P.P.);y*
j) El de protección, que tiene por objeto obtener la adopción de
inmediato de las providencias que se juzguen necesarias para
restablecer el imperio del derecho y asegurar la debida protección
del recurrente, cuando éste, por causa de actos u omisiones
arbitrarias o ilegales, sufra privación, perturbación o amenaza en el
legítimo ejercicio de determinados derechos o garantías
constitucionales (art. 20 C.P. del E.).*
Se ha creído también por algunos ver otro recurso procesal, llamado
de reclamación, en los artículos 551, inciso 4o, del Código Orgánico
de Tribunales, y 665 del Código de Procedimiento Civil; pero no
hay tal, pues en ninguno de los casos antes señalados se impugna
una resolución judicial. En efecto, en el primer caso se ataca una
medida judicial de carácter económico y en el segundo una mera
proposición de regulación de honorarios.
479. Características principales de los recursos. Un somero análisis
de la anterior enumeración de los recursos procesales que nuestra
legislación consagra, nos permite señalar que ellos presentan las
siguientes características generales:
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
233
a) Por regla general, se interponen ante el mismo tribunal que dictó
la: resolución recurrida; por excepción, se entablan ante el tribunal
que va a conocer de ellos; caso de los recursos de
inconstitucionalidad, de queja, de hecho, de amparo y de
protección,*
b) Por regla general, se interponen para que conozca de ellos el
tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico de aquel que
dictó la resolución recurrida; por excepción, el conocimiento y fallo
de los recursos corresponde al mismo tribunal que dictó la
resolución recurrida; caso de los recursos de reposición, y de
aclaración, agregación o rectificación;
c) Por regla general, se interponen en contra de resoluciones que no
tienen el carácter de fij/mes o ejecutoriadas, a fin de invalidarlas o
anularlas; por excepción, el recurso de revisión se entabla para
invalidar una sentencia firme o ejecutoriada;
y
d) Por regla general, se interponen dentro de un término fatal, cuyo
vencimiento extingue el derecho a deducirlo, por el solo ministerio
de la ley; por excepción, hay recursos que, por su propia naturaleza,
no tienen plazo, como los recursos de inconstitucionalidad y de
amparo.
480. Clasificación de los recursos. La clasificación más general y
comúnmente admitida es la que divide los recursos en ordinarios y
extraordinarios, atendiendo a la generalidad o no de su procedencia.
En efecto, son recursos ordinarios, o de derecho común, como
también se les llama, aquellos que la ley admite por regla general y
en contra de toda clase de resoluciones judiciales; y son recursos
extraordinarios aquellos que la ley admite de manera excepcional y
en contra de determinadas resoluciones judiciales, por causales que
ella misma también establece.
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
234
239
limitaciones propias de la naturaleza o de la cuantía del negocio
judicial en que incide;
b) Es un recurso por vía de reforma, o sea, es conocido por el
tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico de aquel que
pronunció la resolución recurrida;
c) Es un recurso que se interpone ante el mismo tribunal que dictó
la resolución recurrida y para ante el inmediatamente superior en
grado jerárquico;
d) Es una segunda instancia, o sea, permite al tribunal superior
conocer de todas las cuestiones de hecho y de derecho que se hayan
ventilado en la primera instancia; salvo que el recurrente, de propia
iniciativa, restrinja las atribuciones del tribunal superior, al fundar
su recurso;
c) Es un jecurso que, por el hecho de ser ordinario, carece de
causales taxativamente enumeradas en la ley, teniendo como
fundamento o causal genérica el agravio o perjuicio del litigante en
virtud de infracciones a la ley; y
f) Es un recurso subsidiario cuando va unido a otros recursos; como
ser, a los de reposición y de casación en la forma, respectivamente.
\
484. Personas que intervienen en la apelación. El litigante que
interpone el recurso de apelación recibe el nombre de apelante, y
aquel frente al cual se apela se le llama apelado, cualquiera que sea
el papel que ellos desempeñen dentro del proceso.
No deben, pues, confundirse los términos demandante y demandado
con apelante y apelado. Los primeros dicen relación con el ejercicio
de la acción en primera instancia; los segundos, en cambio, con el
ejercicio de la acción en segunda instancia, puesto que toda
apelación, en el fondo, implica ejercicio de una acción.
Naturalmente que, en el hecho, pueden coincidir ambos términos en
una misma persona o litigante; ejemplo: el demandante, cuya
demanda ha sido rechazada, apela; en ese litigante se reúnen las
calidades de demandante y apelante. Pero hay
240
241
ma auto la resolución que recae en un incidente no comprendido en
el caso de las interlocutorias; y que es decreto el que, sin fallar sobre
incidentes o trámites que sirvan de base para el pronunciamiento de
una sentencia, tiene sólo por objeto determinar o arreglar la
sustanciación del proceso (art. 158, incs. 4°y5°, C.P.C.).
Ejemplo de un decreto que altera la sustanciación regular del juicior
interpongo una demanda enjuicio ordinario de mayor cuantía, y el
tribunal provee citando a comparendo, en vez de conferir traslado.
Ejemplo de un decreto que ordena un trámite no establecido
expresamente en la ley: en un juicio ordinario de mayor cuantía,
evacuado el trámite de duplica, el tribunal confiere nuevo traslado al
demandante para que se haga cargo de este último escrito.
Ahora bien, la apelación que se deduzca en contra de los autos y
decretos, en los casos en que ella es procedente, presenta una
particularidad muy especial. Debe interponerse con el carácter de
subsidiaria de la solicitud de reposición, y para el caso que ésta sea
denegada. En otros términos, el legislador desea que si el tribunal se
ha equivocado, dictando un auto o decreto que altera la
sustanciación regular del juicio o que ordena trámites no
establecidos expresamente por la ley, sea él mismo quien subsane el
error, reponiendo la resolución respectiva y evitando así la
concesión y tramitación de una apelación inoficiosa.
486. Resoluciones judiciales inapelables. A contrario sensu de lo
expuesto en el párrafo precedente, tenemos que no son susceptibles
de apelación las siguientes resoluciones judiciales:
a) Las sentencias definitivas, las sentencias interlocutorias y los
autos o decretos, aun cuando alteren la sustanciación regular del
juicio u ordenen trámites no establecidos expresamente en la ley,
todas ellas de única instancia, en razón de que la única instancia pri-
va a la sentencia que dicte el tribunal de ser objeto de recurso de
apelación (art. 188 C.O.T.).
B- mn
a x 2n -• 2 e* P*
244
Tampoco este sistema infiere perjuicio a la parte recurrente, en el
sentido de poder resistirse el tribunal a quo a que su resolución sea
revisada por el tribunal superior, negando lugar a la concesión del
recurso de apelación; porque también el legislador ha puesto otro
recurso en manos de la parte que se siente perjudicada por semejante
resolución, o sea, el de hecho, que estudiaremos oportunamente.
Por último, el conocimiento del recurso de apelación por parte del
tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico, es una
consecuencia legítima y natural de la organización judicial, a base
de jerarquía o gradación de inferior a superior, la cual entrega la
primera instancia de determinados negocios judiciales al tribunal
inferior, y la segunda, al tribunal inmediato y superior en grado
jerárquico.
489. Plazo para apelar. El artículo 189 del Código de Procedimiento
Civil señala que : "La apelación deberá interponerse en el término
fatal de cinco días, contados desde la notificación de la parte que
entabla el recurso, pero tratándose de apelación de sentencia
definitiva se aumentará el plazo a 10
días".
En doctrina el término para apelar no debe ser ni muy largo ni muy
corto; ni muy largo, porque deja inciertos los derechos reconocidos
por la sentencia por mucho tiempo; y ni muy corto, porque un plazo
breve impide a las partes analizar la sentencia y estudiar si conviene
recurrir de apelación
o no.
El legislador nacional, en nuestra opinión, empleó una/ór-mula
acertada: cinco días fatales, a contar desde la notificación de la parte
que entabla el recurso (art. 189, inc. Io, C.P.C.), para toda resolución
que no sea sentencia definitiva, pues tratándose de ésta, el plazo será
de 10 días (art. 189 inc. 2o, C.P.C.).* Sin perjuicio de esta regla
general, hay plazos espe-
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
245
cíales para interponer recurso de apelación. Ejemplos: los con-
templados en los artículos 319, 664 y 666 del Código de
Procedimiento Civil.
Ahora bien, el término para apelar en nuestra legislación positiva
presenta las siguientes características:
a) Se trata de un plazo fatal, pues si dentro de este plazo no se
deduce el recurso de apelación, el derecho a ejercitarlo se extingue
al vencimiento del mismo;
b) Es un plazo individual, o sea, se comienza a contar desde la
notificación de la resolución recurrida a la parte que interpone el
correspondiente recurso de apelación (arts. 65 y
189C.P.C);
c) Es un término de días; luego, se entiende suspendido durante los
feriados, salvo que el tribunal, por motivos justificados, haya
dispuesto expresamente lo contrario (art. 66
C.P.C.);
d) Es un término legal; en consecuencia, no admite prórroga,
porque solamente los términos señalados por el tribunal gozan de
esta franquicia y siempre que concurran determinados requisitos
legales (art. 67 C.P.C.); y
e) Es un plazo que no admite suspensión, ni por la solicitud de
reposición a que se refiere el artículo 181, ni por la solicitud de
aclaración, agregación o rectificación de la sentencia definitiva o
interlocutoria mencionada en el artículo 182 (art. 190 C.P.C).
490 Formas de apelar. El recurso de apelación se interpone por
escrito, por ser ésta la forma general de nuestros procedimientos, y
por las exigencias establecidas en el art. 189, inc. Io, C.P.C.*
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
246
Mano Casanno Viterbo
247
Sin embargo, la apelación verbal tampoco está excluida de nuestro
derecho. Así, el art. 189, inc. 3o, preceptúa que en los
procedimientos o actuaciones para los cuales la ley establezca la
oralidad, se podrá apelar en forma verbal siempre que someramente
se señalen los fundamentos de hecho y de derecho del recurso y se
formulen peticiones concretas, de todo lo cual deberá dejarse
constancia en el acta respectiva. Por ejemplo, en el procedimiento
sumario (art. 682 C.P.C.).*
El escrito de apelación deberá contener los fundamentos de hecho y
de derecho en que se apoya y las peticiones concretas que se
formulan (art. 189, inc. Io, C.P.C); pero en aquellos casos en que la
apelación se interponga con el carácter de subsidiaria de la solicitud
de reposición, no será necesario fundamentarla ni formular
peticiones concretas, siempre que el recurso de reposición cumpla
con ambas exigencias (art. 189, inc. 3o, C.P.C.).*
491. Resoluciones que pueden recaer, una vez interpuesta la
apelación. Una vez interpuesto el recurso de apelación, el tribunal "a
quo" tendrá que pronunciarse sobre él, dictando una resolución
concediéndolo o denegándolo, o sea admitiéndolo o no a
tramitación.
Dictará la primera resolución siempre y cuando la apelación se haya
deducido en tiempo y en forma, esto es, dentro del plazo señalado
por la ley y debiendo ser fundada, conteniendo peticiones concretas
(art. 189 C.P.C), y en contra de resoluciones judiciales susceptibles
de tal recurso; en caso contrario dictará la segunda resolución,
denegando el recurso.
Estas resoluciones deberá dictarlas de plano, o sea, con el solo
mérito del escrito de apelación, sin necesidad de oír a la parte
contraria; y, como toda resolución judicial, para que produzcan
efectos deberán ser notificadas en la forma dispuesta
249
concedida sólo en el efecto devolutivo; y al juez, en cambio, le
corresponde indicar en forma concreta los efectos del recurso de
apelación, al momento de pronunciarse sobre su concesión o
admisibilidad. \
^^
493. El efecto devolutivo. Hemos dicho que, a virtud del efecto
devolutivo, se otorga al tribunal superior competencia suficiente
para que pueda rever el fallo apelado y enmendarlo en conformidad
a derecho, siendo este efecto de la esencia del recurso de apelación.
Cabe, ahora, preguntarse: ¿esta competencia es amplia, absoluta, o
tiene, por el contrario, sus limitaciones? Esta interrogante nos
plantea el problema de la extensión del efecto devolutivo en función
del recurso de apelación, el cual debe / ser analizado desde un triple
punto de vista, a saber: respecto de las cuestiones controvertidas y
falladas en la primera instancia, de los puntos comprendidos en la
apelación y de las partes litigantes a quienes aprovecha el recurso.
Respecto de las cuestiones controvertidas y falladas en la primera
instancia, a virtud del efecto devolutivo que va envuelto en el
recurso de apelación, el tribunal superior sólo tiene competencia
para conocer de esas mismas cuestiones; pues, al igual que el
tribunal inferior, la sentencia que dicte deberá ser pronunciada
conforme el mérito del proceso, sin poder extenderse a puntos que
no hayan sido expresamente sometidos ajuicio por las partes (art.
160 C.P.C).
La razón no es otra que la cuestión controvertida queda fijada en la
primera instancia, no pudiendo las partes en la segunda instancia
alterar aquélla, deduciendo nuevas acciones u oponiendo nuevas
excepciones; salvo tratándose de aquellas excepciones que, por
disposición especialísima del legislador, pueden hacerse valer en la
alzada (art. 310 C.P.C), para ser resueltas en única instancia.
Por excepción, el tribunal "ad quem" puede pronunciar su fallo
sobre cuestiones, que si bien fueron controvertidas en primera
instancia, no fueron falladas por ser incompatibles con
250 Mano Casanno Viterbo
las ya acogidas, sin nuevo pronunciamiento del tribunal inferior;
como igualmente respecto de aquellas declaraciones que por ley son
obligatorias a los jueces, aun cuando el fallo apelado no las
contenga (arts. 208 y 209 C.P.C.).
Respecto de los puntos comprendidos en la apelación, también a
virtud del efecto devolutivo, el tribunal superior queda investido de
amplias atribuciones para enmendar todo el fallo apelado; pero
siendo el recurso de apelación un derecho que mira al solo interés
del apelante, no hay inconveniente legal para que éste pueda
restringir sus pretensiones.
En otras palabras, la ley presume que si un litigante apela de una
determinada resolución judicial, sin limitai la extensión del recurso,
es porque le agravia toda ella y que, por consiguiente, su recurso
faculta al tribunal superior para que revise todos los puntos que ella
comprenda.
Ahora bien, la parte no apelada de una resolución judicial se la llama
parte consentida; y, para saber cuál es la extensión que el recurrente
le ha dado a su apelación, habrá que remitirse al escrito de apelación
mismo o a un escrito de téngase presente, que puede haberse
presentado posteriormente, o, en último término, a lo que manifieste
el abogado
defensor en su alegato.
Por último, cuando en el juicio existe un solo demandante y un solo
demandado, la apelación deducida por cualquiera de ellos no puede
beneficiar al otro litigante. Ejemplo: A demanda a B, cobrándole $
100.000; el tribunal manda pagar $ 20.000 y apela B; el tribunal de
alzada no podría mandar pagar los $ 100.000 reclamados o una
cantidad superior a $ 20.000, por cuanto la apelación de B no puede
beneficiar a A, quien se contentó con la sentencia.
Y todavía, si en el juicio hay vanos demandantes o vanos de-
mandados y uno de ellos apela, ese recurso no puede beneficiar a los
demás demandantes o demandados, según el caso; pues, para ellos,
el recurso es "res inter allios actae", y se han conformado con la
sentencia, al no impugnarla mediante el correspondiente recurso de
apelación.
i
251
La jurisprudencia ha declarado que el recurso de apelación es
esencialmente personal, a menos que se esté en presencia de un
juicio en el cual se discuta acerca de obligaciones solidarias o
indivisibles.
494. Casos en que se concede apelación sólo en el efecto
devolutivo. El artículo 194 del Código de Procedimiento Civil
señala estos casos en la forma siguiente:
"Sin perjuicio de las excepciones expresamente establecidas en la
ley, se concederá apelación sólo en el efecto devolutivo:
Io De las resoluciones dictadas contra el demandado en los juicios
ejecutivos y sumarios;
2o De los autos, decretos y sentencias interlocutorias;
3o De las resoluciones pronunciadas en el incidente sobre ejecución
de una sentencia firme, definitiva o interlocutoria;
4o De las resoluciones que ordenen alzar medidas precau-, tonas; y
\
5o De todas las demás resoluciones que por disposición de la ley
sólo admitan apelación en el efeetó^devolutivo".
Para que tenga aplicación, pues, el número i "antes indicado, se
necesita la concurrencia copulativa de dos requisitos: que la
resolución sea apelada por el demandado y que se trate de juicios
ejecutivos o sumarios. La jurisprudencia ha entendido por estos
últimos no solamente aquellos que se tramitan de acuerdo al
procedimiento sumario señalado en los artículos 680 y siguientes,
sino además aquellos que, por su estructura, presentan el carácter de
tales; por ejemplo, los juicios posesorios, los juicios especiales del
contrato de arrendamiento, etc.
El número 3° tiende a evitar la prolongación de los juicios y, a
diferencia del número Io, con el cual presenta gran analogía, no hace
distingo en cuanto a la parte apelante, o sea, si es el ejecutante o el
ejecutado.
El número 4° fue agregado por la Ley N° 7.760, y mediante él se
persigue evitar situaciones de injusticias con aquellos demandados
en contra de los cuales se decretan medidas precautorias
252
Mario CasarinoViterbo
desde luego y en s^da son alzadas a ^¿^^ pruebas oportunamente
acompañadas^ res ^ sólo
ordena, al ser apelda por el demandante tendrá q ^
en el efecto devolutivo, o sea, se cumple y se alza la cretada sin
mayor estudio. Pvnresa disposi-
Por último hay varios casos en que, P0**1*1**? se ción de la ley, a ¿
cuales alude el «^^Sos 100, concede sólo en d efecto
devoluüv^Ejemplos- *™cu ¿el 307, 319, 366, 375, 414, 523, 550,
606, 614, 691, 8/áy Código de Procedimiento Civil
253
495. Caráota de la jurisdicción del tribunal i^ cedida apelación
en lo devolutivo. Dispone al efect artículo 192 del código de
^f^^^Suuvo seguirá el la apelación proceda ^^^^^1 tribunal inferior
conociendo de la causa iw» ^ incluso la ejecución de la sentencia
definitiva .
En otras p^bras, concedida ^^ devolutivo, en torma automática P"»j£
j sobre un mismo negocio judicial dos mbuna,tS"usa hasta tribunal a quo
^continuará conociendo &¿*£L defini. su terminación, incluso de la
ejecución de Renten uva; y otro, llagado tribunal ad quem, que
entrara del respecüvo recurso de apelación. imposible, ya
Desde un punto de vista material este» «na F que los autos £n uno
solo; pero dlegdad.> > P-°^ Q ^ inconveniente, ha establecido el
S1
^™a/deeterminadas piezas tocopias, o se^, de copias autorizadas de
determ J ^
de lis autos orinales, de suerte que * t"^^opiaS remiten, ya lo* ¿tos
originales, ya las co según el caso, como lo veremos mas ff
Ahora bie^, esta facultad ^^f^lcluso p inferior para continuar
conociendo deW ¿
dictar sentenc ia definitiva y decretar su ejecución, pr características:
condic na
es facultativa y es *° ;. rp{rado a ia volun Facultatiu^ en el sentido
que queda entregado a
tad de la parte apelada instar o no por la prosecución del juicio,
puesto que sabemos que los tribunales sólo actúan a requerimiento
de parte interesada; y condicional, en el sentido que todo lo obrado
ante el juez inferior queda entregado a lo que, en definitiva, resuelva
el superior: si la resolución es confirmada, lo obrado con
posterioridad adquirirá el carácter de definitivo, y, a la inversa, si
dicha resolución es revocada, lo obrado con posterioridad quedará
sin efecto ni valor alguno.
Por consiguiente, y en resumen, la parte apelada instará para que se
continúe el juicio adelante, sólo y cuando tenga la certeza de que su
derecho, en función a la resolución apelada en lo devolutivo, es
claro y no exista posibilidad de revocatoria, pues lo contrario sería
incurrir en esfuerzos y gastos inútiles.
Con la modificación al artículo 192 del Código de Procedimiento
Civil por la Ley Ne 18.705, de 24 de mayo de 1988, la que introdujo
un inciso, el 3a, al citado artículo, más la modificación del actual
inciso 22 por la Ley Ne 18.882, de diciembre de 1989, concedida la
apelación en el solo efecto devolutivo el tribunal de alzada a
petición del apelante y mediante resolución fundada, podrá dictar
orden.de no innovar, suspenderlos^ efectos de la resolución
recurrida o paralizar su cumplimien- ^ to, según sea el caso.
ELifibunal podrá restringir estos efectos también por resolución
fundada.
De conformidad al inciso 3° del artículo 192, las peticiones de orden
de no innovar serán distribuidas por el Presidente de la Corte,
mediante sorteo, entre las salas en que esté dividida y se resolverán
en cuenta. Decretada una orden de no innovar, quedará radicado el
conocimiento de la apelación respectiva en la sala que la concedió y
el recurso gozará de preferencia para figurar en tabla y en su vista y
fallo.*
496. El efecto suspensivo. Hemos expresado que el efecto
suspensivo tiene la virtud de paralizar la jurisdicción del
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
254
tribunal inferior y que es solamente de la naturaleza del recurso de
apelación.
Una razón de lógica fundamental demuestra la necesidad del efecto
suspensivo en la apelación: si este recurso se funda en los errores o
injusticias cometidos en la resolución impugnada, todo aconseja
suspender su ejecución mientras el tribunal superior no la revea por
vía de alzada.
El inciso Io del artículo 191 del Código de Procedimiento Civil
reconoce expresamente la virtud del efecto suspensivo en la
apelación, al disponer: "Cuando la apelación comprenda los efectos
suspensivo y devolutivo a la vez, se suspenderá la jurisdicción del
tribunal inferior para seguir conociendo de la
causa".
En consecuencia, todo cuanto se pretenda actuar ante un juez
inferior, después de concedida apelación en ambos efectos, será
ñuto por carecer dicho juez de competencia necesaria, ya que la ley
expresamente, como se ha visto, lo ha privado
de ella.
Sin embargo, esta pérdida de competencia de parte del juez inferior
no es absoluta. La misma ley se encarga de consagrar una excepción,
al disponer que dicho juez podrá entender en todos los asuntos en
que, por su expresa disposición, conserve jurisdicción,
especialmente en las gestiones a que dé origen la interposición del
recurso hasta que se eleven los autos al tribunal superior, y en las
que se hagan para declarar desierta o prescrita la apelación antes de
la remisión del expediente (art. 191, inc. 2o, C.P.C.).
A este precepto legal, por ser excepcional, habrá que darle una
interpretación restringida y, por consiguiente, cualquiera otra
gestión que no esté contemplada expresamente en su texto, habrá
que considerarla como entre aquellas que escapan a la competencia
del juez inferior.
Y si los autos están compuestos de diversos cuadernos, lt apelación,
concedida en ambos efectos en uno de ellos, ¿suspende li
jurisdicción del juez inferior en los otros?
A nuestro juicio no la suspende, por la sencilla razón dé
255
que si se aceptara la tesis opuesta significaría eliminar de una
plumada la institución de los cuadernos separados, cuya finalidad
específica es precisamente procurar la sustanciación regular de los
procesos, sin que los recursos deducidos en un cuaderno puedan
entorpecer la marcha de los otros.
IV. TRAMITACIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN
497. Remisión de los autos originales o de las compulsas, según
el caso, al tribunal superior. Concedida la apelación, deberá
elevarse el proceso al tribunal superior, a objeto de que conozca de
ella, remitiéndole los autos originales o las compulsas o fotocopias,
según el caso.
Se entiende por compulsas las copias autorizadas de las piezas que
rolan en los autos originales y que permiten al tribunal inferior que
continúe conociendo de la causa hasta la ejecución de la sentencia
definitiva, o bien, al tribunal superior que conozca y falle el
respectivo recurso de apelación. Hoy tras la modificación del art.
197 del C.P.C., por la Ley N° 18.705 de 24 mayo de 1988, el
legislador exige que se utilice la fotocopia y solo cuando exista
imposibilidad material de obtenerlas en el lugar de asiento del
tribunal, se utilizará la compulsa, debiendo dejarse constancia en el
expediente, por el secretario del tribunal de ese hecho.*
Las compulsas o fotocopias, en consecuencia, se confeccionan
cuando se ha concedido apelación sólo en el efecto devolutivo; pues
cuando comprende ambos efectos, el suspensivo y el devolutivo a la
vez, existe solamente un expediente, o sea, los autos originales en
los cuales el tribunal superior tramita y falla el correspondiente
recurso de apelación.
" Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
256
Mario CasarinoViterbo
257
De ahí que
í que cuando el tribunal inferior concedeA*
5í
estime necesarias
: Actualizado Depto
D. ProcesalU.de Chile.
259
consiguiente, a dictar la primera resolución en este sentido, la cual
será "autos en relación".
Nótese, en consecuencia, que cuando el tribunal superior coincide
con el inferior, en el sentido de que la apelación es admisible, no
dicta una resolución, haciendo declaración expresa sobre el
particular, sino que ella va implícita en el pronunciamiento del
decreto que ordena traer los autos en relación.
500. Primera resolución destinada a tramitar el recurso. Ima-
ginemos que el tribunal superior, después de examinar la
admisibilidad o inadmisibilidad del recurso, llega a la conclusión de
que es admisible, o sea, que la resolución recurrida, por su
naturaleza, es susceptible de apelación y que el recurso ha sido
interpuesto dentro del término fatal de cinco o diez días, según el
caso, a contar desde la notificación de la parte recurrente.
Debe, pues, de inmediato dictar la primera resolución tendiente a
tramitar el recurso, la cual ordenará traer los autos
en relación.
Esta resolución se dicta sin necesidad de esperar la comparecencia
de las partes.
501. Comparecencia de las partes. Hasta aquí hemos visto las
actitudes que adopta el tribunal superior tan pronto ingresa a su
secretaría un proceso en grado de apelación; pero no olvidemos que
el recurso ha sido interpuesto por un litigante frente a su contraparte,
de manera que sobre ellos pesará la obligación de proseguir su
tramitación.
Esta obligación se materializa en lo que, de acuerdo a los usos
forenses, se denomina hacerse parte; y su infracción, al igual que la
de toda obligación, trae consigo su correspondiente sanción.
Desde el mismo momento en que las partes son notificadas de la
resolución que concede un recurso de apelación, quedan legalmente
emplazadas y sujetas a la obligación de com-
260
261
c) Es un término que se cuenta desde el ingreso de los autos a la
secretaría del tribunal de segunda instancia (art. 200, inc. Io, C.P.C.).
Las partes comparecerán personalmente o por medio de abogado
habilitado o de procurador del número (art. 398, inc. Io, C.O.T.);
pero el apelado rebelde sólo podrá hacerlo por medio de abogado
habilitado o de procurador del número (arts. 398, inc. 2o, C.O.T. y
202, inc. 2o, C.P.C).
La forma de hacerlo será presentando escrito y manifestando su
voluntad en orden a hacerse parte; o bien, notificándose en
secretaría de la resolución que ordena traer los autos en relación.
502. Sanción por la incomparecencia de las partes. Hemos
expresado que la comparecencia a proseguir el recurso de apelación
ante el tribunal de segunda instancia es una verdadera obligación y
que, como tal, su infracción lleva consigo la correspondiente
sanción.
Esta sanción difiere según sea el apelante o el apelado, el que no se
ha hecho parte en la oportunidad legal debida.
En efecto, si no compance el apelante oportunamente, el apelado
pedirá que se declare desiértala, apelación (art 201, inc. 2o, C.P.C).
Del fallo que se dicte, podrá pedirse reposición dentro de tercero día,
cuando se funde en un error de hecho (art. 201, inc. 3o, C.P.C.).
La resolución que declare la deserción por la no comparecencia del
apelante producirá sus efectos respecto de éste desde que se dicte y
sin necesidad de notificación (art. 201, inc. 2o, C.P.C). En
consecuencia, la deserción de la apelación por incomparecencia del
apelante, presenta una excepción a las disposiciones comunes
aplicables a todo procedimiento, cual es que se trata de una
resolución que produce todos sus efectos sin necesidad de ser
notificada (art. 38 C.P.C).
En cambio, si no comparece el apelado se seguirá el recurso en su
rebeldía por el solo ministerio de la ley y no será necesa-
262
265
parte. Dicha sentencia, en consecuencia, constará de diversas partes,
favorables unas al demandante y otras al demandado. Este agravio o
perjuicio del apelado viene a darle interés en la adhesión a la
apelación, lo mismo que el agravio o perjuicio del apelante le
confiere interés en su recurso de apelación.
Que exista una apelación contraria pendiente, se deduce de lo
preceptuado en el artículo 217, inc. 2S, al decir: "No será, sin
embargo, admisible desde el momento en que el apelante haya
presentado escrito para desistirse de la apelación".
Y, para evitar toda duda al respecto, el inciso 3a de ese mismo
artículo expresa: "En las solicitudes de adhesión y desistimiento se
anotará por el secretario del tribunal la hora en que se entreguen".
Luego, la sola presentación del escrito de desistimiento de la
apelación, obsta a que el apelado pueda legalmente adherirse a esa
apelación que ya está muerta, sin necesidad siquiera de que dicho
escrito haya sido proveído.
Con mayor razón impedirán la procedencia de la adhesión a la
apelación los demás medios que ponen fin a la apelación, como son
la deserción, la prescripción y el fallo de la apelación.
Problema que ha preocupado, en cambio, a la jurisprudencia, es si la
adhesión a la apelación es una apelación accesoria o, por el contrario,
tiene vida propia. En otras palabras, se ha discutido ante los
tribunales la siguiente interrogante: ¿qué suerte corre la adhesión a
la apelación, una vez interpuesta en tiempo y forma, en caso que
esta última termine por desistimiento, deserción o prescripción?
Nos inclinamos a pensar que la adhesión a la apelación tiene vida
propia, frente a las exigencias del inciso 2° del artículo 217, y a las
medidas de resguardo señaladas en el inciso 3S de ese mismo
artículo.
506. Oportunidad para adherirse a la apelación. La ley
ofrece al apelado dos oportunidades para adherirse a la apelación
contraria: en primera y en segunda instancia.
266
a) La adhesión a la apelación podrá efectuarse en primera instancia,
antes de elevarse los autos al superior, en solicitud escrita (art. 217,
inc. Io, C.P.C.).
En esta etapa del proceso, pues, la adhesión a la apelación tiene
lugar cualquiera que sea la naturaleza procesal de la resolución
impugnada; lo único que exige la ley es que se plantee en solicitud
escrita, con lo cual descarta la forma verbal, a diferencia de la
apelación propiamente dicha. El escrito, debe cumplir con los
requisitos establecidos para la apelación en el art. 189 (art. 217, inc.
Io, C.P.C.).
b) En segunda instancia la adhesión a la apelación podrá efectuarse
sólo en el plazo que disponen las partes para comparecer ante el
tribunal de alzada por medio de un escrito con las mismas
formalidades exigidas en el art. 189 del C.P.C.
(art. 217, inc. Io).*
En todo caso, en la segunda instancia, lo mismo que lo hizo en la
primera, el legislador exige forma escrita para adherirse a la
apelación, con lo cual descarta, una vez más, la verbal, admisible
solamente en la apelación.
507. Tramitación de la adhesión a la apelación. Producida la
adhesión a la apelación en la primera instancia, el escrito respectivo
será proveído "téngasele por adherido"; y, por consiguiente, tanto la
apelación principal, cuanto la adhesión a ella, sufrirán una misma
tramitación.
En consecuencia, elevados los autos al tribunal superior, deberán
hacerse parte en la oportunidad legal debida, tanto el apelante
primitivo, cuanto el adherente a esta apelación, so pena de declarar
desiertos los respectivos recursos.
Es preciso tener también presente que se aplicará a la adhesión a la
apelación lo establecido en los artículos 200, 201 y 211 (art. 217, inc.
Io, C.P.C).
267
izado Depto.D. Procesad de Onle.
VI. PRUEBAS, INCIDENTES Y NOTIFICACIONES
EN LA ALZADA
508. Pruebas en la segunda instancia. Sobre el particular dispone
el artículo 207 del Código de Procedimiento Civil: "En segunda
instancia, salvo lo dispuesto en el inciso final del art. 310 y en los
arts. 348 y 385, no se admitirá prueba alguna. No obstante y sin
perjuicio de las demás facultades concedidas por el artículo 159, el
tribunal podrá, como medida para mejor resolver, disponer la
recepción de prueba testimonial sobre hechos que no figuren en la
prueba rendida en autos, siempre que la testimonial no se haya
podido rendir en primera instancia y que tales hechos sean
considerados por el tribunal como estrictamente necesarios para la
acertada resolución del juicio. En este caso el tribunal deberá
señalar determinadamente los hechos sobre que deba recaer y abrir
un término especial de prueba por el número de días que fije
prudencialmente y que no podrá exceder de 8 días. La lista de
testigos deberá presentarse dentro del segundo día de notificada por
el estado la resolución respectiva".
El actual art. 207 del C.P.C. sienta la idea que la producción de
pruebas en la segunda instancia es algo excepcional. En efecto, en el
inciso Io establece que no es admisible la prueba en segunda
instancia, salvo los casos contemplados en los arts. 348 y 385 del
C.P.C, en los cuales encontramos reglas especiales sobre la
oportunidad para rendir prueba documental y confesional en
segunda instancia. En consecuencia, las únicas pruebas a iniciativa
de parte admitidas en segunda instancia, son la instrumental y la
confesional. En lo demás reconoce este precepto la facultad que
tiene el tribunal de segunda instancia de decretar medidas para
mejor resolver, puesto el proceso en estado de sentencia, con lo cual
no introduce ninguna novedad, ya que el artículo 159, al establecer
esta clase de medidas, no distingue entre el tribunal de primera y el
de segunda instancia.
268 Mano Casanno Viterbo
En cuanto se refiere a la prueba testimonial, también es facultativo
para el tribunal de segunda instancia decretarla; siempre que
concurran los siguientes tres requisitos: Io que dicha prueba
testimonial no se haya podido rendir en la primera instancia; 2o que
recaiga sobre hechos que no figuren en la prueba rendida, o sea,
debe tratarse de hechos nuevos alegados en el proceso; y 3o que esta
prueba testimonial sea estrictamente necesaria en concepto del
tribunal para la acertada resolución del juicio.*
509. Incidentes en la segunda instancia. Así como en la primera
instancia se suscitan cuestiones accesorias que requieren especial
pronunciamiento del tribunal, las cuales se conocen con el nombre
de incidentes, también pueden promoverse esas cuestiones estando
el proceso en la segunda instancia.
Cabe, por consiguiente, preguntarse: ¿quién resuelve estos
incidentes?; y ¿en qué forma?
Las resoluciones que recaigan en los incidentes que se promuevan
en segunda instancia, se dictarán solo por el tribunal de alzada y no
serán apelables (art. 210 C.P.C.).
En cuanto a la forma o manera de resolverlos tenemos que, por
regla general, se fallan de plano, esto es, sin oír a la otra parte, a
menos que el tribunal estime conveniente tramitarlos como
incidentes, o sea, oyendo a la parte contraria (art. 220, parte Ia,
C.P.C).
En este último caso, con la respuesta de la parte contraria o sin ella,
todavía el tribunal de alzada tiene dos actitudes que asumir: puede
fallar el incidente en cuenta; o bien, puede ordenar que se traigan los
autos en relación para resolver (art. 220,
parte final, C.P.C).
Resolverá en cuenta el incidente, cuando lo hace con el solo mérito
de las informaciones proporcionadas por el Secre-
269
to. D. Procesal U. de Chile.
tario o el Relator, según el caso; y lo resolverá, en cambio, pre-
vias las formalidades de la vista de la causa, cuando ordena
traer los autos en relación.
Ejemplos de incidentes en la segunda instancia: se pide la
nulidad de una notificación, se impugna la autenticidad de un
documento, se solicita el abandono de la instancia, etc.
510. Notificaciones en la segunda instancia. La notificación de
las resoluciones que se dicten por el tribunal de alzada se
practicará en la forma que establece el artículo 50, con ex-
cepción de la primera, que debe ser personal, y de lo dispuesto
en los artículos 201 y 202. Podrá, sin embargo, el tribunal or-
denar que se haga por otros de los medios establecidos en la ley,
cuando lo estime conveniente (art. 221 C.P.C).
En consecuencia, la regla general sobre la forma o manera de
notificar las resoluciones que se pronuncien en la segunda
instancia es por el estado diario; y la excepción, personalmente
cuando se trate de la primera resolución que se pronuncia en la
alzada. Ejemplo: la resolución que ordena traer los autos en
relación.
También hacen excepción a la regla general de notificación por
el estado diario, los casos contemplados en los artículos 201 y
202, o sea, el de la resolución que declara la deserción del
recurso de apelación por la no comparecencia del apelante, que
producirá efectos respecto de éste por el solo hecho de dictarse,
y el de las resoluciones que se dicten en el curso de la segunda
instancia que producen efectos respecto del apelado rebelde
desde que se pronuncien.
Sin embargo, las reglas anteriores pueden experimentar una
modificación si el tribunal dispone otra forma de notificación
cuando así lo estime conveniente. Ejemplo: se dicta una
resolución que debe ser notificada por el estado diario, pero el
tribunal de alzada ordena que se notifique por cédula.
No nos olvidemos, por último, que los Secretarios deben anotar
en el estado diario el hecho de haberse dictado sentencia
definitiva, el día de su dictación y el envío de aviso a las
w
270 Mano Casanno Viterbo
partes, pero que estas diligencias no importan notificación ni se
aplican a las resoluciones que recaigan en los negocios judiciales no
contenciosos (art. 162, inc. final, C.P.C.).
Por consiguiente, la sentencia definitiva de segunda instancia se
notifica por el estado diario, de acuerdo a la regla general antes
indicada; pero antes de practicarse esta notificación se incluye en el
estado diario, con los pormenores ya expresados, sin que ello
importe notificación en el sentido legal.
VII. EXTINCIÓN DEL RECURSO DE APELACIÓN
511. Mediante el fallo de segunda instancia. La manera normal y
corriente como puede terminar o extinguirse el recurso de apelación
es mediante la dictación del fallo de segunda instancia. Este fallo
podrá ser, ya lo expresamos anteriormente, confirmatorio,
revocatorio o modificatorio; y tendrá que dictarse ajustándolo a los
requisitos formales también antes indicados. Participará de la
naturaleza procesal de la resolución recurrida, y se notificará por el
estado diario.
Si este fallo de segunda instancia no es impugnado por vía de
casación, se devuelven los autos al tribunal inferior, para la
ejecución o cumplimiento de lo resuelto, con lo cual habrá
terminado el aspecto declarativo de la controversia, y pasará a la
etapa ejecutiva o de apremio.
A la inversa, si el fallo de segunda instancia es impugnado por
medio de recurso de casación, los resultados finales del juicio sólo
se vendrán a conocer una vez resuelto este recurso.
Pero también hay medios anormales o indirectos de extinción o
terminación del recurso de apelación, y que son: el desistimiento, la
deserción yla prescripción, los cuales, en atención a su importancia,
pasamos a estudiar a continuación.
512. El desistimiento. Desistirse del recurso de apelación es
manifestar expresamente voluntad en orden a que no se de-
Manual de Derecho Procesa]
271
sea continuar en la tramitación de un recurso de apelación ya
interpuesto.
Nuestra legislación procesal no contiene una reglamentación
adecuada de esta institución: sólo se refiere a ella en forma
incidental a propósito de la adhesión a la apelación y de las causales
de casación de forma (ver artículos 217, incs. 2o y 3o, y 768, N°8°,
C.P.C.).
No cabe confundir el desistimiento de la apelación con la renuncia
de la misma. Mientras en la primera, el litigante manifiesta su
voluntad en orden a no continuar con el recurso que ya interpuso y
que le fue concedido; en la segunda, el recurso aún no se ha
interpuesto y, sin embargo, el litigante expresa voluntad en el
sentido que no lo interpondrá.
Interesa distinguir claramente una y otra institución, por cuanto el
procurador, para desistirse del recurso de apelación basta que esté
premunido de las facultades ordinarias del mandato judicial y, en
cambio, para renunciar a dicho recurso, necesita la facultad especial
(art. 6o C.P.C.).
El desistimiento podrá formularse tanto en la primera como en la
segunda instancia: dependerá de la situación material en que se
encuentren los autos. No requiere de formalidades especiales; y el
tribunal, al pronunciarse sobre él, lo aceptará de plano, esto es, sin
darle tramitación incidental por cuanto mira exclusivamente al solo
interés del apelante.
La oportunidad para desistirse será siempre que exista un recurso de
apelación legalmente vigente. Así, si el recurso terminó por la
dictación del fallo, o bien, por la declaración de deserción o
prescripción del mismo, no cabe hablar de desistimiento.
Sus efectos son de importancia, puesto que la sentencia impugnada
adquiere de inmediato el carácter de firme o ejecutoriada, si el
proceso se halla en la primera instancia, o una vez notificado el
respectivo cúmplase si se encontraba en la segunda instancia y
fueron devueltos los autos al tribunal inferior.
Naturalmente que si hay varios apelantes y uno solo se desiste, o si
el apelado se ha adherido a la apelación, los autos deben
272
continuar en su tramitación respecto de los recursos no afectados
por el desistimiento.
513. La deserción. Es la segunda forma anormal de poner término
al recurso de apelación. Se la define, como aquel modo de terminar
un recurso de apelación, a virtud del incumplimiento por parte del
apelante de determinadas gestiones, lo que produce, según la ley, tal
efecto.
En el fondo, pues, la deserción del recurso de apelación es una
verdadera sanción impuesta por el legislador al apelante negligente
en el cumplimiento de determinadas obligaciones o cargas
procesales, y cuya actitud revela falta de interés en continuar en la
tramitación del respectivo recurso.
Las causales de deserción del recurso de apelación son las
siguientes:
a) Por no depositar el apelante en secretaría dineros para sacar
fotocopias o compulsas, dentro del plazo de cinco días, a contar
desde la concesión del recurso de apelación sólo en el efecto
devolutivo (art. 197, inc. 2o, C.P.C.);*
b) Por no comparecer el apelante al tribunal superior a proseguir el
recurso en el término legal (art. 201, inc. Io,
C.P.C).
La primera causal opera cuando el proceso se encuentra en poder del
juez a quo, y la deserción es declarada sin mas trámite, a petición
naturalmente del apelado. La ley emplea la expresión "desistido";
pero, en verdad, se trata de un real caso de deserción, pues, si así no
fuere, tendríamos que estimar que estamos frente a un desistimiento
tácito.
La causal restante es propia de la segunda instancia, o sea, se
producen ante el tribunal ad quem, y también se decretan a petición
del apelado y de acuerdo al procedimiento que oportunamente
estudiamos (ver número 502 del presente tomo).
273
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
Sus efectos son semejantes al del desistimiento, puesto que,
declarada la deserción, si el proceso se halla en la primera instancia,
la resolución-apelada adquiere de inmediato el carácter de firme o
ejecutoriada; y si se encuentra en segunda, se devolverá al tribunal
inferior y, una vez notificado el decreto que ordena cumplirla,
adquirirá ese mismo carácter.
514. La prescripción. También es un medio de terminar anormal o
indirectamente una apelación. Se la define, como aquel modo de
poner término a un recurso de apelación por haber dejado las partes
transcurrir cierto tiempo sin hacer gestión alguna para llevarlo a
efecto y dejarlo en estado de fallo.
Para que opere la prescripción de la apelación, de conformidad a lo
preceptuado en el artículo 211 del Código de Procedimiento Civil,
es preciso la concurrencia de tres requisitos:
a) que las partes no hayan hecho gestión alguna para que el recurso
se lleve a efecto y quede en estado de fallarse por el superior;
b) que esa inactividad de las partes haya durado determinado
espacio de tiempo; y
c) que la prescripción de la apelación sea alegada por cualquiera de
las partes.
La pasividad de las partes, en consecuencia, debe decir relación con
gestiones útiles, esto es, tendientes a tramitar el recurso y a dejarlo
en estado de fallo por el superior; las cuales, a su vez, deban ser
cumplidas por las partes y no por el propio tribunal. Ejemplo: Se
dicta el decreto autos en relación y dicha resolución no es notificada,
etc. En estos casos, concurriendo los demás requisitos legales,
procede la prescripción de la apelación. A la inversa, ella no
procederá, si, dictado el decreto de autos, legalmente notificado a
las partes, nada hace el tribunal por colocar la causa en tabla, pues
semejante gestión es privativa de éste.
El espacio de tiempo de pasividad de las partes, como requisito
constitutivo de la prescripción de la apelación, es diferente
274
283
el primer caso, lo será el apelado; en el segundo, lo será el apelante;
y, en el tercero, volverá a ser agraviado el apelado.
La parte agraviada con semejantes actitudes del tribunal inferior
tiene en sus manos dos caminos a seguir, para obtener la reparación
del perjuicio causado: primero, pedir reposición al tribunal inferior
para que deniegue la apelación concedida, o bien, amplíe o limite
sus efectos, según el caso; y segundo, recurrir de hecho ante el
tribunal superior con idénticos objetivos (art. 196, incs. Io y 2o,
C.P.C.).
Para recurrir de hecho, la ley no le ha señalado plazo; de manera
que estimamos que será oportuno siempre que el respectivo recurso
de apelación no se haya extinguido por el fallo de segunda instancia
o por los medios anormales, como son el desistimiento, la deserción
la prescripción del mismo; en otros términos, siempre que haya
posibilidad y utilidad de reparar los agravios causados por el
tribunal inferior al pronunciarse sobre la admisibilidad de un
recurso de apelación.
523. Tramitación. Interpuesto el falso recurso de hecho, el tribunal
superior le dará la tramitación señalada en el artículo 220 del
Código de Procedimiento Civil, puesto que se habrá suscitado una
cuestión accesoria en el curso de una apelación, o sea, lo resolverá
de plano, o como incidente; y, en este último caso, lo podrá fallar en
cuenta o previa vista de la causa, según lo estime por conveniente.
Es preciso señalar que, en el falso recurso de hecho, el tribunal
superior no pedirá informe al tribunal inferior, ni menos exigirá la
remisión de los autos, puesto que siempre obrarán en su poder el
expediente original o las fotocopias o compulsas, según el caso.
524. Fallo. Una vez resuelto el falso recurso de hecho, las decla-
raciones que se contengan en dicho fallo pronunciado por el tribunal
superior, se comunicarán al inferior para que se abstenga, o siga
conociendo del negocio, según los casos (art. 196, inc. 3o, C.P.C.).
284
285
riSsj^ríel inferior ede «
el primero de los nonios £Ten TT ^ hech° ante de aquélla; y
S> soster
»endo la ^procedencia
aquélla; y
^procedencia
n.
del recurso de
Capítulo Cuarto EL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA
SUMARIO: I. Generalidades; II. Resoluciones judiciales
susceptibles del recurso de casación en la forma; III. Causales que
justifican el recurso de casación en la forma; IV. Limitaciones del
recurso de casación en la forma; V. Interposición del recurso de
casación en la forma; VI. Efectos del recurso de casación en la
forma; VII. Tramitación del recurso de casación en la forma; VIII.
Extinción del recurso de casación en la forma; IX. La casación en la
forma y los juicios o reclamaciones regidos por leyes especiales; X.
La casación en la forma y la apelación; XI La casación en la forma
de oficio.
I. GENERALIDADES
526. Concepto. La noción etimológica de la palabra "casación" la
encontramos en el verbo latino "cassare", que significa "quebrar",
"anular", "destruir", etc.; y en sentido figurado, equivale a "derogar",
"abrogar", "deshacer", etc. En un sentido restringido, y de acuerdo a
los usos forenses, "casar" significa "anular", "invalidar", "dejar sin
efecto", etc.
Nuestro Código de Procedimiento Civil establece que el recurso de
casación se concede para invalidar una sentencia en los casos
expresamente señalados en la ley, y que es de dos especies: de
casación en el fondo y de casación en la forma, siendo en el fondo en
el caso del artículo 767 y en la forma en los casos del artículo 768
(arts. 764 y 765 C.P.C.).
Nos interesa, por el momento, el recurso de casación en la forma, el
cual difiere del de casación en el fondo, fundamentalmente, en
cuanto a su procedencia, causales y tramitación.
Ahora bien, la ley no ha definido el recurso de casación en la forma:
se ha limitado a señalar su objeto; pero del contexto y aplicación
práctica de sus disposiciones por parte de los tribunales podemos
formular la siguiente definición:
"La casación en la forma es un recurso extraordinario que la ley
concede a la parte agraviada en contra de determinadas resoluciones
judiciales, para obtener su anulación, cuando han
»—i o. o
>a*
■ss
O <o
o —v
V
DC
Q-n
a
o
290
293
uso general de las mismas palabras; pero cuando el legislador las
haya definido expresamente para ciertas materias, se les dará en
éstas su significado legal".
Luego, para que estemos en presencia de una sentencia definitiva se
requiere: a) que ponga fin a la instancia; y b) que resuelva la
cuestión o asunto que ha sido objeto del juicio; pero la sentencia
definitiva puede también haber sido dictada en única, piimera o
segunda instancia, y, todavía más, en juicios ordinarios de mayor,
menor y mínima cuantía, en juicios ejecutivos y en juicios
especiales.
Ahora bien, en atención a que el legislador tampoco ha distinguido
en cuanto a la instancia en que puede haber sido pronunciada la
sentencia definitiva, ni menos la naturaleza o clase del juicio en que
ha sido dictada, hay que convenir también en que el recurso de
casación en la forma procede en contia de toda clase de sentencias
definitivas, sean de única, primera o segunda instancia, sean
pronunciadas en juicio ordinario, ejecutivo o especial.
La interpretación legal anterior se halla abonada por los preceptos
contenidos en el Código Orgánico de Tribunales, que señalan
competencia a todos los tribunales paia conocer del recurso de
casación en la forma; y en el Código de Pioce-dimiento Civil, al
indicai los trámites o diligencias esenciales en los diversos juicios,
según su naturaleza, y cuya omisión hace procedente el recurso de
casación en la forma.
Además, la sentencia que falla un recurso de casación en la foima,
sea acogiéndolo o desechándolo, no obstante su parecido formal con
las sentencias definitivas, no es susceptible de casación; y de ahí el
conocido aforismo "no hay casación de casación".
532. Segundo caso: las sentencias interlocutorias cuando ponen
término al juicio o hacen imposible su continuación.
El mismo inciso Io del artículo 766 del Código de Procedimiento
Civil agrega: "El recurso de casación en la forma se
294
ManoCasannoViterbo
295
concede [...] contra las interlocutorias cuando ponen término al
juicio o hacen imposible su continuación".
Los requisitos, en consecuencia, que deben concurrir para que en
este segundo caso la resolución judicial respectiva sea susceptible
de ser impugnada mediante recurso de casación
en la forma son:
Io que se trate de una sentencia interlocutoria;
2° que dicha sentencia interlocutoria ponga término al juicio; o
3o que dicha sentencia interlocutoria haga imposible su
continuación.
En atención a que el legislador ha definido expresamente esta clase
de resoluciones judiciales, entendemos, en este caso, que sentencia
interlocutoria es la que falla un incidente del juicio, estableciendo
derechos permanentes a favor de las partes, o resuelve sobre algún
trámite que debe servir de base al pronunciamiento de una sentencia
definitiva o interlocutoria
(art. 158, inc. 3°,C.P.C).
Y como las sentencias interlocutorias, a su vez, pueden ser de única,
primera o segunda instancia, sin que el legislador haya hecho
distingo alguno al respecto, tenemos también que concluir que se ha
referido indistintamente a cualquiera de esas tres clases de
sentencias interlocutorias.
Pero no basta que se trate de una sentencia interlocutoria de única,
primera o segunda instancia para impugnarla por vía de casación en
la forma: es preciso, además, que ponga término al juicio o haga
imposible su continuación. Estos últimos requisitos constituyen un
problema de hecho, que será necesario analizar y establecer
previamente, a fin de determinar sobre la procedencia del referido
recurso en cada caso en particular.
Ejemplos: la resolución que declara abandonado el procedimiento;*
la que acepta el desistimiento de la demanda; la
N° 16 1988
" Modificado, en la foima que apaiece en el texto, poi el aitículo Io, i,
de la Ley N° 18.705, publicada en el Diauo Oficial el 24 de nía)o de
que declara la incompetencia del tribunal; la que pronuncia el
tribunal de alzada, confirmando las anteriores, etc.
En la práctica se ha discutido la procedencia del recurso de casación
en la forma, respecto de aquellas sentencias interlocutorias que
fallan un incidente de sustitución de procedimiento. La
jurisprudencia se ha uniformado en el sentido de que si la resolución
mantiene el procedimiento primitivo iniciado, no es susceptible de
casación en la forma; y, a la inversa, si lo sustituye, procede dicho
recurso. Se agrega que, en el primer caso, la sentencia abre o
mantiene el procedimiento y, en el segundo, en cambio, lo cierra, al
impedir continuar en él.
Ejemplo del primer caso: inicio un juicio de acuerdo al
procedimiento especial y el demandado pide que se sustituya dicho
procedimiento por el ordinario. El juez niega lugar a dicho incidente
y la Corte confirma esa resolución. No puede deducirse en su contra
recurso de casación en la forma, porque abre o mantiene el
procedimiento.
Ejemplo del segundo caso: inicio un juicio de acuerdo al
procedimiento especial y el demandado pide que se sustituya dicho
procedimiento por el ordinario. El juez accede a dicho incidente y la
Corte confirma. Puedo recurrir de casación en la forma en contra de
esa resolución, porque cierra o impide continuar en el
procedimiento especial primitivamente utilizado.
533. Tercer caso: las sentencias interlocutorias a que se refiere
el artículo 766, inciso 2o, parte final. Dispone ese precepto: 'Y
excepcionalmente, contra las sentencias interlocutorias dictadas en
segunda instancia, sin previo emplazamiento de la parte agraviada,
o sin señalar día para la vista de la causa".*
* Modificado por la Ley N° 19.374, publicada en el Diario Oficial el
18 de febrero de 1995. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
296
299
fuera del 89'^' /
el
' /^nórmente señalado, los artículos 1 % y 800 del Codig° de
Procedimiento "^Sv^ nos Permite apreciar que las caus !? s^^ican Ia
procedencia del recurso de ifi de la siguiente man
nórmente s 170,766, 788,
vos % y 800 del Codig° de Procedimiento Civil,
la f "^Sv^ nos Permite apreciar que las causales o moti-co "!?
s ican a
^^ I procedencia del recurso de casación en eüdc^ Pueden
clasificar de la siguiente manera: a) vicios j.% h la dictación de la
sentencia misma, y b) vicios ^H ^ que inciden, en la tramitación del
juicio.
primer grupo de vicios los ocho primeros nu- ^rtículo 768, en
relación con el artículo 170, a su jHversos números; y se refiere, en
cambio, al segun- t\ e vici°s el número noveno del artículo 768, en
^los artículos 766' 788> 789- 795- 796 Y 80°- v^so nacer notar que la causal 5a
del artículo 768, por >Adacción, no es posible aplicarla a las
sentencias in ^^5 1ue Ponen término al juicio o hacen imposible
v^\ción; y que la causal 9a de ese mismo artículo, fren- tencias
interlocutonas pronunciadas en la segunda ^ueda circunscrita a los
trámites o diligencias consi- !^mo esenciales, exclusivamente, en el
artículo 766. \inuación analizaremos cada una de estas causales N
autorizan el recurso de casación en la forma.
i pronu
meros ^ en reí "
su r terl °^>1 U!"
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mstand
leeal
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bue. t >N¿
il Cl !>,>,_____
sra causal. En haber sido la sentencia pronunciada ai incompetente
o integrado en contravención a lo dis-/^(art. 768,N°1°,C.P.C.).
s en presencia del primer vicio cometido en la dic-na de la sentencia
que se trata de casar; y la mera leí texto legal que la consagra
permite apreciar que, I, contempla dos situaciones diversas: ue la
sentencia haya sido pronunciada por un tribu-
mpe tente; y
>ue la sentencia haya sido pronunciada por un tribu-^rado en
contravención a lo dispuesto por la ley. Primer caso alude a la
incompetencia del tribunal que \o en la dictación de la sentencia
respectiva. Sabemos conformidad a los preceptos del Código
Orgánico deg
Tribunales, la competencia de que puede hallarse investido un
tribunal es de dos clases: absoluta y relativa, y que las normas que
las consagran toman en consideración diversos factores o puntos de
referencia, a saber: el fuero, la materia, la cuantía y el territorio.
También estamos en conocimiento de que, en conformidad a las
normas del Código de Procedimiento Civil, la manera de reclamar
de la violación de las normas de competencia absoluta es oponiendo
la excepción dilatoria de incompetencia del tribunal ante el cual se
hubiere presentado la demanda, o bien formulando, en cualquier
estado del juicio, el correspondiente incidente de nulidad de todo lo
obrado; y la forma de reclamar de la violación de las normas de
competencia relativa no es otra que oponiendo la correspondiente
excepción dilatoria de incompetencia del tribunal ante el cual se
hubiere presentado la demanda, so pena de producir la prórroga de
competencia.
En consecuencia, como la ley no distingue, la incompetencia del
tribunal que pronunció la sentencia puede ser absoluta o relativa; y
la manera de reclamar de ella, fuera de las anteriores, es
interponiendo el correspondiente recurso de casación en la forma,
fundado en la causal legal que analizamos.
El segundo caso alude a sentencias pronunciadas por tribunales
integrados en contravención a la ley. Como la integración es una
institución propia de los tribunales colegiados, quiere decir que la
causal en estudio sólo tendrá aplicación tratándose de sentencias
dictadas por esta clase de jueces.
El Código Orgánico de Tribunales es el llamado, como sabemos, a
señalar las normas de integración de los tribunales colegiados. Las
partes controlarán el cumplimiento de estas normas, imponiéndose
de las correspondientes actas de instalación, a cargo de los
presidentes de los respectivos tribunales (arts. 90, N° 2o, y 105, N° Io,
C.O.T.); y, además, por el conocimiento que proporcionan
verbalmente a las partes o a sus abogados el relator o el secretario
cuando la integración se
I
soo
309
sentencia que se trata de casar. Toda contradicción en los con-
siderandos, o entre éstos y la parte resolutiva, escapa a la causal de
forma en estudio.
542. Octava causal. En haber sido dada en apelación legalmente
declarada desierta, prescrita o desistida (art. 768, N° 8o, C.P.C.).
Nos encontramos en presencia de las tres formas anormales en que
puede terminar un recurso de apelación: deserción, prescripción y
desistimiento, las cuales hemos oportunamente estudiado (NOÍ 514
al 516).
Imaginemos, ahora, que a pesar de haberse declarado desierta,
prescrita o desistida una apelación, el tribunal de alzada insiste en
conocer del correspondiente recurso, y lo resuelve confirmando,
modificando o revocando el fallo de primera instancia.
Es evidente que el fallo de segunda instancia pronunciado en estas
condiciones anormales es nulo, puesto que el tribunal que lo
pronunció carecía de competencia para conocer de un recurso de
apelación que ya estaba legalmente terminado; y la manera de
obtener esta nulidad es invocando la causal en estudio como
fundamento del correspondiente recurso de casación en la forma.
543. Novena causal. En haberse faltado a algún trámite o dili-
gencia declarados esenciales por la ley o a cualquier otro requisito
por cuyo defecto las leyes prevengan expresamente que hay nulidad
(art. 768, N°9°, C.P.C.).
Mientras las ocho causales o vicios de forma antes analizados dicen
relación con los que pueden cometerse en la dictación de la
sentencia que se trata de anular, la presente causal contempla la
situación de vicios o defectos de forma cometidos o que inciden en
el procedimiento mismo.
El artículo 768, N° 9o, como ya tuvimos oportunidad de expresarlo,
contempla una regla de carácter general, que recibe adecuada
reglamentación en los artículos 766, 788, 789, 795, 796 y 800,
encargados de señalar los trámites o diligen-
310
315
En cambio, se recibirá la causa a prueba cuando el tribunal estime
que hay o pueda haber controversias sobre algún hecho sustancial y
pertinente en el juicio (art. 318, inc. Io, C.P.C.). Privar, pues, a las
partes del derecho a rendir prueba sobre los hechos sustanciales y
pertinentes del juicio sobre los cuales se ha controvertido, implica
colocarlas en la indefensión; y, por tal razón, el legislador ha
elevado el trámite de la recepción de la causa a prueba, cuando
proceda en conformidad a la ley, a la categoría de esencial, y su falta,
como constitutiva de causal o vicio de casación en la forma.
D. La práctica de diligencias probatorias cuya omisión podría
producir indefensión (art. 795, N° 4o, C.P.C.).
En general, las partes litigantes son las llamadas a suministrar
dentro del pleito las pruebas necesarias para acreditar los hechos que
sirven de fundamento a su derecho; y el tribunal, el encargado de
resolver si tales medios probatorios son o no admisibles.
Por consiguiente, esta causal exige la concurrencia de dos requisitos
o condiciones: Io que se haya omitido la práctica de una determinada
diligencia probatoria; y 2o que esa omisión pueda haber producido la
indefensión de la parte que propuso tal medio probatorio.
El primer requisito se demuestra con el solo examen de los autos, en
el cual constará el ofrecimiento de la prueba y su rechazo de parte
del tribunal; en cambio, el segundo es de carácter intelectual, y
queda entregado al criterio del tribunal, llamado a conocer del
correspondiente recurso de casación en la forma, determinar si la
práctica de la diligencia probatoria omitida ha tenido o no la virtud
de producir la indefensión de la parte que lo ha deducido.
En resumen, la omisión en la práctica de un determinado medio
probatorio no constituye por sí sola causal de casación en la forma;
es preciso, además, que esa omisión haya podido producir la
indefensión de la parte. Así, si he ofrecido prueba testimonial y el
tribunal la rechaza, pero a pesar de tal prueba siempre la demanda
debía ser denegada, no concurre la causal o vicio de forma
analizado.
316
327
La frase "no obstante lo dispuesto en este artículo" quiere significar
que, a pesar de que la causal legal en que se funda el recurso de
casación en la forma esté acreditada en autos, o sea, que dicho
recurso deba ser acogido, el tribunal "podrá" desestimarlo siempre
que concurra cualquiera de estas dos circunstancias:
Ia Si de los antecedentes aparece de manifiesto que el recurrente no
ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo; o
2a Cuando el vicio no ha influido en lo dispositivo del mismo.
Ejemplo de la primera circunstancia: se dicta sentencia de primera
instancia con el vicio de ultra petita. La parte agraviada recurre de
casación en la forma y apela. El tribunal, no obstante haber
comprobado la efectividad de la causal alegada como fundamento
de la casación, puede desestimar este recurso y subsanar el vicio de
forma por la vía de apelación.
Ejemplo de la segunda circunstancia: se dicta sentencia de primera
instancia sin ajustarse a lo prescrito en el artículo 170; como ser, sin
contener la enunciación de las leyes con arreglo a las cuales se
pronunció. Después se recurre de casación en la forma en contra de
esta sentencia y la Corte desestima el recurso, porque no obstante
ser efectiva la falta de enunciación de las leyes con arreglo a las
cuales debió pronunciarse la sentencia recurrida, estima que esta
falta no influye, en absoluto, en la parte resolutiva.
Como se comprende, esta limitación del recurso de casación en la
forma es una facultad esencialmente privativa del tribunal llamado a
conocer de él, y lo transforma, en realidad, en un recurso de equidad,
no obstante sus características de ser extraordinario y de derecho
estricto; y difiere de la falta de preparación, pues mientras ésta
impide que el recurso sea admitido a tramitación, aquélla conduce a
que sea desestimado en definitiva.
328
Mano Casanno Viterbo
550. Falta de pronunciamiento sobre alguna acción o excepción
hecha valer oportunamente en el juicio. Alude a esta tercera
limitación del recurso de casación en la forma el inciso final del
artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, de la siguiente
manera: "El tribunal podrá limitarse, asimismo, a ordenar al de la
causa que complete la sentencia cuando el vicio en que se funda el
recurso sea la falta de pronunciamiento sobre alguna acción o
excepción que se haya hecho valer oportunamente en el juicio".
La disposición antes transcrita, en consecuencia, contempla el caso
de un recurso de casación en la forma deducido en contra de una
sentencia por haber sido pronunciada con omisión de la decisión del
asunto controvertido, y en que, no obstante ser efectivo el vicio que
se le achaca, el tribunal ad quem puede optar por dos caminos, a su
entera y completa voluntad:
a) acoger el recurso y anular, por consiguiente, la sentencia
recurrida; o
b) limitarse a ordenar al tribunal a quo que complete su sentencia,
pronunciándose, además, sobre la acción o excepción hecha valer
oportunamente en el pleito y que fue omitida.
Si opta por este último camino, naturalmente que no habrá un
pronunciamiento de fondo sobre el recurso de casación en la forma
interpuesto, o sea, no podrá sostenerse que ha sido acogido o
rechazado; pero, en cambio, el recurrente habrá obtenido, por una
vía indirecta, que se subsane el grave defecto de forma que contenía
la sentencia recurrida, cual es la falta de decisión del asunto
controvertido.
En todo caso debemos advertir que el tribunal ad quem podrá hacer
uso de esta limitación, fundada en razones evidentes de economía
procesal, sólo y cuando la sentencia recurrida haya omitido el fallo
de alguna acción o excepción hecha valer oportunamente en el
juicio; mas no cuando lo omitido sean también las consideraciones
de hecho o de derecho que han debido servir de fundamento a dichas
acciones o excepciones, pues, en tal caso, nos encontraríamos en
pre-
329
sencia de otro vicio o defecto de forma de la sentencia recurrida, que
no admite la limitación indicada.
En resumen, y como se ha visto, la primera limitación del recurso de
casación en la forma, o sea, la falta de preparación previa del mismo,
conduce a no ser admitido a tramitación; la segunda, o sea, la falta
de perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo o de
influencia del vicio en lo dispositivo del mismo, conduce a su
rechazo; y, por último, la tercera, o sea, la falta de pronunciamiento
sobre alguna acción o excepción hecha valer oportunamente en el
juicio, se traduce en la orden al juez inferior de completar su fallo,
omitiéndose pronunciamiento sobre el recurso de casación en la
forma, que había sido legal y oportunamente interpuesto.
V. INTERPOSICIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA
551. ¿Ante quién y para ante quién se interpone? Contesta esta
interrogante, y en sus dos aspectos, el artículo 771 del Código de
Procedimiento Civil, cuando dice: "El recurso debe interponerse por
la parte agraviada ante el tribunal que haya pronunciado la sentencia
que se trata de invalidar y para ante aquel a quien corresponde
conocer de él conforme a la ley".
La ley procesal civil, como se comprende, no es la encargada de
señalar los tribunales a los cuales se entrega el conocimiento de los
recursos de casación en la forma; misión que cumple, en cambio, el
Código Orgánico de Tribunales, de acuerdo al mismo principio que
informa la apelación, esto es, entregando el conocimiento del
referido recurso al tribunal inmediatamente superior en grado
jerárquico del que pronunció la sentencia recurrida.
En efecto, las Cortes de Apelaciones conocen de los recursos de
casación en la forma deducidos en contra de los fallos pronunciados
por los jueces de letras y un ministro de Corte de Apelaciones como
tribunal de excepción (art. 63, N° 2o,
i
S30 Mario Casarino
VUerbo
C.O.T.);* y la Corte Suprema, de los recursos de casación en la
forma en contra de los fallos pronunciados por las Cortes de
Apelaciones (art. 98, N° 2o, C.O.T.).
Por consiguiente, y en resumen, la casación en la forma, en cuanto a
su interposición, sigue la regla general de los recursos; esto es, se
interpone ante el tribunal que ha pronunciado la sentencia
impugnada y para ante el tribunal inmediatamente superior en grado
jerárquico.
552. ¿Quién puede interponer el recurso? El mismo artículo 771
del Código de Procedimiento Civil se encarga también de contestar
esta interrogante: el recurso debe interponerse "por la parte
agraviada".
La ley no ha definido lo que entiende por parte agraviada; pero su
tenor literal permite sostener que este concepto consta de dos
elementos o requisitos: ser parte en el juicio en que se ha
pronunciado la sentencia recurrida y ser, además, parte
agraviada.
Son partes en el juicio tanto las partes directas, como son
demandante y demandado, cuanto las partes indirectas, o sea, los
terceros. Todos ellos podrán, por consiguiente, deducir el recurso de
casación en la forma, como ha podido legalmente también hacerlo
respecto de los demás recursos, puesto que su interposición es uno
de los derechos fundamentales que confiere en pleito la calidad de
parte.
Pero no basta ser parte; es preciso, además, ser parte agraviada. Y
¿qué entendemos por tal? En principio, es aquella cuyas
pretensiones no han sido acogidas ejvtodos sus aspectos por la
sentencia. Sin embargo, en materia de casación en la forma el
agravio debe ser doble: a) causado por la sentencia recurrida; y b)
causado por el vicio que sirve de fundamento al respectivo recurso.
331
* Actualiza*
do Depto. Derecho Procesal U. de Chile.
Veamos unos ejemplos para esclarecer el concepto:
La sentencia acoge la demanda, y el demandado recurre de casación
en la forma fundado en la omisión del trámite o diligencia esencial
de la recepción de la causa a prueba. Aquí el demandado es parte
agraviada en un doble aspecto: en cuanto a la sentencia, puesto que
acoge la demanda rechazando sus excepciones o defensas; y,
además, en cuanto al vicio, puesto que la falta de recepción de la
causa a prueba le impidió probar los fundamentos de hecho de sus
excepciones o defensas.
La sentencia niega lugar a la demanda, y el demandante recurre de
casación en la forma fundado en la omisión del trámite o diligencia
esencial del emplazamiento de la parte demandada. Aquí el
demandante no es parte agraviada en el doble concepto que hemos
señalado: es efectivo que la sentencia recurrida lo agravia, desde el
momento en que se ha rechazado su demanda; pero no es agraviado
por el vicio en que funda su recurso, puesto que la falta de
emplazamiento del demandado sólo ha podido perjudicar a este
último y no al demandante.
Además, la circunstancia de que el vicio en que se funda el recurso
cauce agravios a ambas partes, no será obstáculo, como se
comprende, para que cualquiera de ellas pueda deducir recurso de
casación en la forma, siempre y cuando sea también agraviada por la
sentencia.
Ejemplo: el fallo niega lugar a la demanda y el demandante recurre
de casación en la forma, fundado en la omisión del trámite o
diligencia esencial de la citación a las partes para oír sentencia. Aquí
el demandante es parte agraviada, por cuanto la sentencia lo
perjudica al rechazar su demanda, y, además, porque la citación para
oír sentencia omitida lo ha perjudicado, omisión que también ha
podido agraviar al demandado.
553. Forma de interponer el recurso. Tras la modificación que
sufrió el artículo 770 del C.P.C., por la Ley N° 18.705 de 24 de
mayo de 1988, la interposición del recurso que nos ocu-
332
Mano Casanno Viterbo
se
alteró sustancialmente. En efecto, el trámite:
de
para la interposición del recurso de apelación, el que malmente de
10 días (artículo 189, inosMl^
El plazo para interponer el recurso de casación en la tor ma presenta
las siguientes características:
Io Es un plazo fatal (artículo 64 C.F.C.); , ,
2° Es un tlazo «diwdtiai. en razón de que esta es la re|I* general y no
Liste norma especial que establezcalo ,onttano 3° Es un plazo de
días y por consiguiente para computar lo se descuentan los feriados;
^nmrrngable v
4o Es un plazo legal y, en consecuencia, improrrogable y
i^osición del recurso de casación en la forma itTslr fZJo, y debe
cumplir con ci«£^ « señalados expresamente por el leglslador en el
articulo 772 in
C1SO
J ^í^^^; Armiñadamente el vicio
f SrSd^ar egresa y determinadamente la ley que concede el recurso
para la causal que se invoca; y
C. El recurso debe ser patrocinado por abogado habilita do que no
sea procurador del número.
do Depto. D. Procesal U. de Chile.
333
Ejemplo: se mencionará en este escrito que la sentencia recurrida
adolece del vicio o defecto de haber sido pronunciada ultra petita y
que concede el recurso por la causal antes indicada, el artículo 768,
N° 4o, del Código de Procedimiento Civil; se mencionará en este
escrito que la sentencia recurrida adolece del vicio o defecto de
haber sido pronunciada con omisión del requisito de la decisión del
asunto controvertido y que concede el recurso por la causal antes
indicada, el artículo 768, N° 5o, del Código de Procedimiento Civil,
en relación con el artículo 170, N° 6o, del mismo Código; se
mencionará en este escrito que la sentencia recurrida adolece del
vicio o defecto de haberse faltado en la primera instancia al trámite
o diligencia esencial de la recepción de la causa a prueba y que
concede el recurso por la causal antes indicada, el artículo 768, N°
9o, del Código de Procedimiento Civil, en relación con el artículo
795, N° 2o, del mismo Código, etc.
De acuerdo con lo dispuesto por el art. 771 del C.P.C., el recurso
debe interponerse por la parte agraviada ante el tribunal que haya
pronunciado la sentencia que se trata de invalidar y para ante aquel a
quien corresponda conocer de él conforme a la ley.
La importancia de la fundamentación del escrito por el que se
interpone el recurso es manifiesta pues determina nada menos que la
jurisdicción del tribunal ad quem; no pudiendo este último, al dictar
sentencia de casación, extenderla a vicios o defectos de forma que
no se hallen contemplados expresamente en dicho escrito, ni hacerse
en el recurso variación de ningún género una vez interpuesto (art.
774 C.P.C.).*
En resumen, la presentación del escrito por el que se interpone el
recurso limita la actividad de la parte y del tribunal ad quem: de la
primera, por cuanto interpuesto el recurso no
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
3S4
puede hacer en él variación de ningún género y del segundo, porque,
aun cuando en el progreso del recurso descubra alguna nueva causal
en que hubiere podido fundarse, la sentencia recaerá únicamente
sobre las alegadas en tiempo y forma.
554. Resoluciones que pueden recaer en el escrito de in-
terposición del recurso.* El tribunal a quo examinará si el recurso
cumple con los requisitos establecidos en el artículo 776 inciso Io, es
decir si se ha interpuesto en tiempo, y si fue patrocinado por
abogado habilitado. De no cumplir con cualquiera de dichos
requisitos, el tribunal lo declarará inadmisible sin más trámite
(artículo 778, inciso Io). Tratándose de tribunales colegiados, dicho
examen se efectuará en cuenta (artículo 776, inciso Io, parte final).
Se trata pues de un análisis formal donde el tribunal a quo concederá
el recurso o lo declarará inadmisible, dependiendo si se cumplen o
no los requisitos antes señalados:
1. Si el recurso es declarado inadmisible, la parte que lo dedujo
podrá interponer recurso de reposición, el que deberá fundarse en
error de hecho y deducirse dentro del plazo de tercero día. La
resolución que resuelva la reposición será inapelable (artículo 778,
inciso 2o).**
2. Si el recurso se concede, se dará cumplimiento a lo prevenido en
el artículo 197, para los efectos del cumplimiento de la sentencia y
ordenará elevar los autos originales al tribunal superior para que
conozca del recurso y devolver las 'fotoscopias o compulsas
respectivas al tribunal que deba cono-
* Artículo N° 780 modificado como aparece en el texto P°' el de la
Ley N° 18.705, de 24 de mayo de 1988. Actuahzado Depto. D.
U dC
' ** Ley N° 19.374. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
336
337
VI. EFECTOS DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA
556. Concepto y evolución histórica legislativa. Entendemos por
efectos del recurso de casación en la forma la suerte que corre la
sentencia recurrida, en cuanto a su ejecución o cumplimiento
pendiente el fallo de aquel recurso.
Esta materia, de innegable importancia práctica, ha experimentado
radicales modificaciones desde su establecimiento en el Código de
Procedimiento Civil primitivo, a raíz de las variadas reformas
legales de que fue objeto posteriormente.
En efecto, el artículo 947 del Código de Procedimiento Civil
primitivo disponía: "El recurso de casación suspende la ejecución de
la sentencia, excepto en los casos siguientes...". Después dicho
precepto, a virtud de las reformas introducidas por la Ley N° 3.390,
quedó redactado como sigue: "El recurso de casación en la forma
suspende la ejecución de la sentencia, excepto en los casos
siguientes... El recurso de casación en el fondo no suspende la
ejecución de la sentencia sino en los casos..." Por último, este
precepto, en razón de las modificaciones introducidas por la Ley N°
11.183, ha quedado en la siguiente forma: "El recurso de casación
no suspende la ejecución de la sentencia, salvo cuando..."
Por consiguiente, y en resumen, en un comienzo el recurso de
casación suspendía el cumplimiento de la sentencia; en seguida se
hizo un distingo entre el recurso de casación en la forma y el de
fondo, suspendiendo la ejecución o cumplimiento de la sentencia
solamente el primero de los nombrados; y, por fin, actualmente,
ambos recursos, por regla general, no suspenden la ejecución de la
sentencia recurrida.
Las reformas introducidas a esta materia sobre los efectos del
recurso de casación han perseguido, pues, evitar que este recurso se
transforme en una tercera instancia, o sea, un medio destinado a
dilatar la ejecución de lo resuelto por los jueces de fondo.
557. Solución legal actual. Nos la da el artículo 773,* incisos Io y
2o, del Código de Procedimiento Civil, al decir: "El recurso de
casación no suspende la ejecución de la sentencia, salvo cuando su
cumplimiento haga imposible llevar a efecto la que se dicte si se
acoge el recurso, como sería si se tratare de una sentencia que
declare la nulidad de un matrimonio o permita el de un menor.
La parte vencida podrá exigir que no se lleve a efecto la sentencia
mientras la parte vencedora no rinda fianza de resultas a satisfacción
del tribunal que haya dictado la sentencia recurrida, salvo que el
recurso se interponga por el demandado contra la sentencia
definitiva pronunciada en el juicio ejecutivo, en los juicios
posesorios, en los de desahucio y en los de alimentos".
Desde el instante en que el precepto legal en cuestión no distingue
entre el recurso de casación en la forma y en el fondo, quiere decir
que ambos recursos no suspenden la ejecución de la sentencia; y que,
en consecuencia, la regla general es que el recurso de casación en la
forma -que es el que nos interesa por el momento— no suspende la
ejecución de la sentencia recurrida.
La regla general anterior, a su vez, presenta dos excepciones, es
decir, dos casos en que el recurso de casación en la forma suspende
el cumplimiento de la sentencia recurrida. Ellos son los siguientes:
1 ° Cuando el cumplimiento de la sentencia recurrida haga impo-
sible llevar a efecto la que se dicte si se acoge el recurso, como sería
si se tratare de una sentencia que declare la nulidad de un
matrimonio o permita el de un menor (art. 773,** inc. Io, C.P.C.).
La excepción es obvia y los ejemplos proporcionados por el
legislador son lo suficientemente elocuentes para ilustrar el texto
legal.
* Modificado, como aparece en el texto, por la Ley N° 19.374. **
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
338
341
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
b) Que encuentre mérito para considerarlo admisible e interpuesto
dentro de plazo, en cuyo caso se limitará a tramitar el
correspondiente recurso de casación en la forma, ordenando traerlo
en relación (arts. 798, inc. final, y 806, parte Ia, C.P.C).
Estas resoluciones, como es natural, se dictan sin esperar la
comparecencia previa de las partes.
560. Comparecencia de las partes. Una vez que el tribunal ad
quem dicta el decreto de autos en relación, las partes están en
condiciones de comparecer ante él a proseguir el correspondiente
recurso de casación en la forma.
Sobre el particular, el artículo 779 del Código de Procedimiento
Civil hace aplicable al recurso de casación en la forma lo dispuesto
en los artículos 200, 201, 211, y el 201 sólo en cuanto a la
comparecencia del recurrente dentro del plazo;* de suerte que el
recurrente deberá comparecer a proseguir el recurso en el término
legal, so pena de que el tribunal, a petición del recurrido, lo declare
desierto, y este último también deberá comparecer en igual término,
bajo apercibimiento de proceder en su nebeldíapor el solo
ministerio de la ley.
Todo cuanto hemos dicho respecto de estas materias, en relación
con el recurso de apelación, será aplicable también al recurso de
casación en la forma, dándolo por expresamente reproducido (N°
501).
Hay solamente una salvedad cuando el tribunal ad quem es la Corte
Suprema, pues ante este alto tribunal no puede comparecerse a
proseguir el recurso de casación en la forma sino por intermedio de
abogado habilitado o de procurador del número (arts. 398, inc. Io,
C.O.T. y 803, inc. Io, C.P.C).
561. Designación de abogado patrocinante. La parte recurrente de
casación en la forma podrá designar hasta antes de
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
342
Mano Casanno Viterbo
la vista del recurso un abogado para que lo defienda ante: el tribunal
ad quem que podrá ser o no el mismo que patrocino el recurso* (art
803, inc. Io, C.P.C.)- .
Se trata de una nueva designación de abogado patrocinan e pues no
hay que olvidar que el escrito de ^^P081"0" ^el re-L, de casación en la
forma debe también llevar la firma de abogado patrocinante que no
sea procurador del numero. Como se ve es una formalidad
enteramente inútil, que ha debido ser eliminada en algunas de las
diversas Y vanadas reformas legales experimentadas por la
institución de la casación.
562. Escrito con observaciones para el fallo del recurso.
La tramitación de un recurso de casación en la forma, como se ha
visto, no puede ser más simple, pues se reduce a la dic-tación del
decreto "autos en relación", previo el examen acerca de su
admisibilidad, y a la comparecencia de las partes a tin
dC P
NoSefnecesaria la presentación de ningún escrito, salvo el de
carácter esencialmente facultativo contemplado en el inciso final del
artículo 783 del Código de Procedimiento Civil que dice: "Las
partes podrán, hasta el momento de verse d recurso, consignar en
escrito firmado por un abogado, que no sea procurador del número,
las observaciones que estimen convenientes para el fallo del
recurso".
La utilidad de este escrito es manifiesta, y en la practica puede,
incluso, llegar a sustituir a las alegaciones orales.
563. Vista del recurso. En la vista de la causa se observarán las
reglas establecidas para las apelaciones. De manera que por lo que
ya tenemos estudiado, podemos afirmar que, una vez notificadas las
partes legalmente del decreto autos en re-
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
343
lación", la causa queda en estado de tabla; y que se verá el recurso el
día señalado en ella, previa relación, y, en seguida, de alegatos de
los abogados, de las partes, si lo creyeren conveniente (art. 783, inc.
Io, C.P.C. y N° 505).
En todo caso la duración de las alegaciones de cada abogado se
limitará a una hora en los recursos de casación en la forma,
pudiendo el tribunal, sin embargo, por unanimidad, prorrogar por
igual tiempo dicha duración (art. 783, incs. 2o y 3o, C.P.C.).
564. La prueba y el recurso de casación en la forma. Hay
veces que la causal que sirve de fundamento al recurso consta de los
mismos autos; de suerte que, en este caso, no necesita de prueba.
Pero, en otras, la causal es controvertida y, por lo tanto, se hace
necesaria su prueba si se desea que el recurso pueda prosperar y ser
acogido en definitiva.
De ahí que el legislador haya prescrito que cuando la causa alegada
necesite de prueba el tribunal abrirá, para rendirla, un término
prudencial que no exceda de treinta días (arts. 799 y 807, inc. 2o,
C.P.C).
La prueba, en consecuencia, se rendirá ante el tribunal ad quem y, a
falta de disposiciones especiales, de conformidad a las reglas
generales sobre prueba incidental.
El tribunal ad quem decretará la prueba a solicitud de parte
interesada y fijará la duración de este término probatorio, el cual, en
realidad, es especial, no pudiendo exceder de treinta días.
Esta prueba será, además, necesario rendirla oportunamente, esto es,
desde el ingreso de los autos al tribunal superior y hasta la vista de la
causa misma.
565. Disposiciones especiales en juicios de mínima cuantía y de
menor cuantía. El recurso de casación en la forma se sujeta, en
primer término, a las disposiciones contenidas en el Párrafo Io del
Título XIX del Libro III del Código de Procedimiento Civil y,
además, a las disposiciones especiales de los
344
Párrafos 2o, 3o y 4o de ese título, según sea la naturaleza del juicio en
que se haya pronunciado la sentencia recurrida
(art. 784C.P.C).
Entre estas disposiciones especiales sobresalen las contenidas en el
Párrafo 2o, sobre el recurso de casación en la forma en contra de las
sentencias pronunciadas en juicios de mínima cuantía, o sea, en
aquellos cuya cuantía no excede de dieciocho mil ochocientos
cincuenta y seis pesos* y que por su naturaleza no tengan señalado
en la ley procedimiento especial.
En síntesis, estas disposiciones reglan los trámites o diligencias
esenciales en los juicios de mínima cuantía, la forma de interponer
el recurso de casación, su tramitación y la manera de proceder en
caso que la causal respectiva necesite de pruebas, disposiciones que,
por su importancia, las estudiaremos al tratar de esta clase de juicios
en particular.
Por lo que respecta a las disposiciones especiales del recurso de
casación en la forma, deducido en contra de las sentencias
pronunciadas en primera instancia en los juicios de menor cuantía, o
sea, en aquellos cuya cuantía exceda de dieciocho mil ochocientos
cincuenta y seis pesos,* y no pase de trescientos setenta y siete mil
doscientos cuarenta y un pesos,* y que por su naturaleza no tengan
señalado en la ley un procedimiento especial, no hay otras que las
referentes a la duración de los alegatos, que no podrán exceder de
quince minutos, salvo que el tribunal acuerde prorrogar este tiempo
hasta el doble; al destino, por lo menos, de un día de cada semana a
la vista preferente de estos recursos; y al plazo de quince días dentro
del cual debe dictarse la sentencia contado desde el término de la
vista de la causa (arts. 699, inc. 2o, 701, 702 y 797, inc. 2o, C.P.C.).
* Las cantidades que se indican fvieron fijadas por el número
segundo del Auto Acordado de la Corte Suprema de 6 de marzo de
1996, publicado en el Diario Oficial, de 18 de marzo de 1996.
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
845
VIII. EXTINCIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA
566. Mediante el fallo de casación. La manera normal y corriente
de poner término al recurso de casación en la forma es mediante la
dictación del fallo.
Este fallo lo llamamos de casación, por cuanto no es posible
encasillarlo dentro de ninguna de las clasificaciones que de las
resoluciones judiciales hace el artículo 158 del Código de
Procedimiento Civil.
Se procede a su dictación por el tribunal ad quem, tan pronto
termina la vista de la causa, a menos que quede en acuerdo; y en ella
es necesario observar las reglas sobre los acuerdos de los tribunales
colegiados, que nos proporcionan los artículos 72 y siguientes del
Código Orgánico de Tribunales.
No hay normas especiales sobre los requisitos deforma a que deben
ajustarse estos fallos; sin embargo, en la práctica, se observa que
constan, como las sentencias definitivas, de tres partes
fundamentales: expositiva, considerativa y resolutiva.
En la parte expositiva se deja constancia de antecedentes del recurso,
en la considerativa se contienen las razones de hecho y de derecho
que sirven de fundamento al fallo y en la resolutiva se declara si se
acoge o no el recurso y, en consecuencia, si la sentencia recurrida es
o no nula.
Si el recurso de casación en la forma ha sido interpuesto en contra de
sentencias pronunciadas en segunda instancia, el tribunal deberá
fallarlo en el término de veinte días contados desde aquel en que
terminó la vista (art. 806, parte 2a, C.P.C.). No existe disposición
semejante, en cambio, tratándose del recurso de casación en la
forma deducido en contra de sentencias pronunciadas en primera
instancia en juicios de mayor cuantía o en juicios especiales.
Ahora bien, el fallo de casación podrá acoger o rechazar el
correspondiente recurso que se ha interpuesto; y el tribunal ad quem,
para pronunciar sentencia en uno u otro sentido, tendrá que analizar
si concurren o no las siguientes circunstancias.
346
Ia Si los hechos en que se funda la causal constan de autos o, por el
contrario, si han sido acreditados por medio de la prueba que se haya
rendido sobre el particular;
2a Si dichos hechos, en verdad, constituyen la causal alegada; y
3a Si la causal en que se funda el recurso es de aquellas
contempladas expresamente por la ley.
Pero el análisis anterior todavía no basta: el tribunal ad quem debe,
además, tener presente los preceptos legales que limitan la
procedencia del recurso de casación en la forma, o sea, debe analizar
también si de los antecedentes aparece de manifiesto que el
recurrente ha sufrido un perjuicio reparable sólo con la invalidación
del fallo y si el vicio ha influido en lo dispositivo de la sentencia
recurrida, pues, en caso contrario, está facultado para desestimar el
recurso (art. 768, inc. 3o, C.P.C.); como igualmente, si el recurrente
ha reclamado de la falta ejerciendo, oportunamente y en todos sus
grados, los recursos establecidos por la ley en su caso, pues si así no
fuere deberá declararlo inadmisible (arts. 763, inc. Io, 780, inciso Io,
C.P.C.). Aun más: si el vicio en que se funda el recurso es la omisión
en el pronunciamiento de una acción o excepción hecha valer
oportunamente en el juicio, puede también el tribunal ad quem
limitarse a ordenar al tribunal a quo que complete su sentencia (art.
768, inc. 4o, C.P.C.).
La sentencia que acoge el recurso de casación en la forma anula la
sentencia recurrida. Conforme con la modificación introducida por
el artículo 2o del Decreto Ley N° 1.682 de 4 de enero de 1977,
publicado en el Diario Oficial de 25 del mismo mes y año, le
corresponde al tribunal ad quem, además de la obligación de
declarar nula la sentencia impugnada, otra obligación que se
encuentra relacionada con la causal invocada, obligación que será
distinta, y que es alternativa, toda vez que puede decir relación con
un vicio cometido en la dicta-ción de la sentencia o con un vicio
relativo al procedimiento. En efecto, si la causal invocada dice
relación con un vicio relativo al procedimiento, causales Ia, 2a, 3a, 8a,
9a del artículo 768
547
del Código de Procedimiento Civil, el tribunal ad quem, al casar la
sentencia y declarada nula, debe determinar en su sentencia el
estado en que quede dproceso. Acto seguido debe remitir los autos
al tribunal que corresponda para que siga tramitando d proceso
desde el momento inmediatamente anterior a aquel en que se
cometió el vicio y dicte una nueva sentencia que resuelva d juicio
(art. 786, inc. Io, C.P.C.). El tribunal competente para seguir
conociendo del juicio y al que debe remitirse el proceso es aquel a
quien tocaría conocer del negocio en caso de recusación del juez o
jueces que pronunciaron la sentencia casada (art. 786, inc. 2o,
C.P.C.). Esto significa que el juez que dictó la sentencia que ha sido
casada queda inhabilitado para seguir conociendo del asunto por el
solo hecho de acogerse la casación, sin que sea necesario
declaración expresa al respecto.
Por otra parte, si la causal invocada dice relación con un vicio
cometido en la dictación misma de la sentencia, causales 4a, 5a, 6a y
7a del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, y el tribunal
ad quem acoge el recurso de casación en la forma y declara la
nulidad de la sentencia impugnada, éste debe dictar la sentencia que
corresponda con arreglo a la ley. Esta sentencia debe dictarse por el
tribunal ad quem, acto continuo, y sin nueva vista de la causa, pero
separadamente de aquella resolución que acogió el recurso de
casación en la forma (art. 768, inc. 3o, C.P.C.).*
En el caso anteriormente señalado, el tribunal ad quem que acoge un
recurso de casación en la forma fundado en una causal que dice
relación con un vicio cometido en la dictación de la sentencia, dicta
la llamada "sentencia de reemplazo", sentencia que siempre debe
dictar el tribunal ad quem que acoge un recurso de casación en el
fondo, como se verá más adelante.**
* Este inciso fue agregado por el artículo 2o del Decreto Ley N° 1
682 de 4 de enero de 1977, publicado en el Diario Oficial de 25 del
mismo'mes y ano. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
** Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
348
En cambio, la sentencia que rechace el recurso de casación en la
forma se limitará a hacer esta declaración, pues la validez de la
sentencia recurrida queda implícitamente reconocida con semejante
declaración. Sea que se acoja o se rechace el recurso de casación en
la forma, lo cierto es que, una vez notificado el fallo de casación y
registrado debidamente, se devuelven los autos al tribunal a quo
para su debido cumplimiento, el cual le colocará el correspondiente
"cúmplase".
567. El desistimiento. Desistirse de un recurso de casación en la
forma es manifestar expresamente voluntad en orden a no desear
continuar en su tramitación una vez interpuesto.
Nuestra legislación procesal no contiene una reglamentación
adecuada de esta institución; pero, en todo caso, no cabe confundirla
con la renuncia a este mismo recurso. En la primera el recurso se
interpuso y fue concedido, y la parte recurrente manifiesta
expresamente su voluntad en orden a no continuarlo; en la segunda,
en cambio, el recurso aún no se ha interpuesto y, sin embargo, el
litigante expresa su voluntad en el sentido de que no lo interpondrá.
Interesa distinguir si se está en presencia de un desistimiento del
recurso de casación o de una renuncia, para el caso que se efectúen
por medio de procurador, pues sabemos que éste necesita de poder
especial para renunciar a los recursos (art. 7o C.P.C.) y no así para
desistirse.
El desistimiento podrá plantearse ante el tribunal a quo o ante el
tribunal ad quem, según sea la ubicación material del proceso; y, en
uno y otro caso, el tribunal se pronunciará sobre el desistimiento de
plano, pues la ley no ha previsto tramitación especial alguna al
respecto.
568. La deserción. Lo mismo que el desistimiento, la deserción del
recurso de casación en la forma es una manera anormal de poner
término a dicho recurso.
Recordemos lo que dijimos respecto de la deserción de la apelación;
y, aplicando ese mismo concepto, podremos definir
349
la deserción del recurso de casación en la forma, expresando que es
una sanción impuesta por el legislador a la parte recurrente por el
incumplimiento de determinadas gestiones tendientes a tramitarlo.
Así, tiene lugar la deserción del recurso de casación en la forma en
los siguientes casos:
Io Cuando el recurrente, una vez concedido el recurso de casación en
la forma, dentro del plazo fatal de cinco días no deposita dinero
suficiente en secretaría del tribunal que ajuicio del secretario sea
suficiente para cubrir el valor de las fotocopias o las compulsas a
que se refiere el inc. 2o del art. 776 del C.P.C* (art. 197, inc. 2o,
C.P.C);
2o Cuando el recurrente no franquea la remisión del proceso en el
plazo que le señale el tribunal y bajo apercibimiento legal (art. 777*
C.P.C). Esta disposición señala como sanción la de declararse no
interpuesto el recurso, lo cual, en el hecho, viene siendo igual a la
deserción; y
3o Cuando el recurrente no comparece a proseguir el recurso ante el
tribunal ad quem en el término legal (arts. 201 y 779* C.P.C).
Los dos primeros casos de deserción se producirán ante el tribunal a
quo, quien resolverá con el solo mérito de los antecedentes, y el
tercero ante el tribunal ad quem, quien decidirá con el solo mérito
del certificado del secretario, resolución que se entenderá
legalmente notificada al recurrente por el hecho de haberse dictado,
pudiendo pedirse reposición de ella dentro de tercero día, siempre
que se funde en error de hecho (arts. 201 y 779* C.P.C).
569. La prescripción. Ningún precepto encontramos sobre el
particular, a diferencia de lo que acontece con el recurso de
apelación.
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
350
353
352
X. LA CASACIÓN EN LA FORMA Y LA APELACIÓN
572. Su interposición conjunta. Hemos dicho que la casación en la
forma es un recurso extraordinario y que su objeto es invalidar
determinadas sentencias en los casos expresamente señalados por la
ley; y que la apelación, en cambio, es un recurso ordinario y que su
objeto es obtener del tribunal superior respectivo que enmiende, con
arreglo a derecho, la resolución
del inferior.
Pues bien, a pesar de la diversidad de caracteres y de objetivos entre
ambos recursos, lo cierto es que los dos están entregados al
conocimiento del tribunal inmediatamente superior en grado
jerárquico de aquel que pronunció la resolución recurrida, y que hay
veces en que proceden conjuntamente en contra de una misma
resolución.
Estas resoluciones, susceptibles de casación en la forma y de
apelación al mismo tiempo, son las sentencias de primera instancia
que pueden haber sido pronunciadas en los juicios ordinarios de
mínima, de menor y de mayor cuantía, o bien,
en juicios especiales.
La ley procesal civil contempla, naturalmente, esta posibilidad y, al
efecto, formula diversas reglas sobre la interposición de ambos
recursos -casación en la forma y apelación- en contra de una misma
sentencia. Dichas reglas son:
a) El recurso de casación en la forma contra la sentencia de pri-
mera instancia deberá interponerse dentro del plazo concedido
para deducir el recurso de apelación, y si también se deduce este
último recurso, conjuntamente con él* (art. 770, inciso 2o).
Como se ve, en este caso el plazo de presentación es el mismo que el
destinado a deducir el recurso de apelación, o sea, de diez días; a
menos que también se deduzca este último,
pues, en tal caso, habrá que recurrir de casación en la forma y de
apelación en un mismo escrito. Ejemplo: apelo dentro de tercero día
en contra de una sentencia de primera instancia y al cuarto día de
notificada la sentencia deseo recurrir de casación en la forma; no
podría hacerlo, pues la ley exige que ambos recursos se interpongan
en un mismo escrito.
b) Se omitirán las fotocopias o compulsas prescritas en el inciso 2o
del artículo 776* cuando contra la misma sentencia se hubiere
interpuesto y concedido apelación en ambos efectos (art. 776,* inc.
3o, C.P.C.).
La disposición legal en referencia es de utilidad manifiesta, porque
si la sentencia recurrida ha sido apelada en ambos efectos, quiere
decir que no podrá cumplirse, a pesar que la casación en la forma no
suspende su ejecución; de suerte que las compulsas, en este caso, se
hacen totalmente innecesarias.
c) El recurso de casación en la forma contra la sentencia de pri-
mera instancia se verá juntamente con la apelación. Deberá
dictarse una sola sentencia para fallar la apelación y desechar la
casación en la forma. Cuando se dé lugar a este último recurso, se
tendrá como no interpuesto el recurso de apelación (art. 798, incs.
Io y 2o, C.P.C.).
También este precepto es de gran utilidad. Demuestra, desde luego,
el carácter subsidiario que presenta la apelación frente al recurso de
casación en la forma, que reviste el papel de principal; y desde el
momento en que uno se interpone para el evento de que el otro sea
rechazado, es lógico que ambos recursos se vean conjuntamente.
La vista conjunta de estos recursos supone que han sido
debidamente tramitados.
No hay que olvidar que las partes deben comparecer a proseguir
estos recursos, por lo cual la comparecencia del recurrente en el
término legal impedirá que puedan acusarle deserción de ambos
recursos; y la falta de comparecencia del recurrido, en el término
legal, producirá su rebeldía por el solo ministerio de la ley, también
en ambos recursos.
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* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
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361
a) Es un recurso extraordinario, o sea, sólo procede en contra de
determinadas resoluciones judiciales y por causal también
expresamente contemplada en la ley (art. 767* C.P.C.);
b) Es un recurso que se interpone ante el tribunal que dictó la
resolución que se trata de invalidar o casar y para ante el tribunal
inmediatamente superior en grado jerárquico (art. 771 C.P.C.).
c) Es un recurso de derecho estricto, esto es, en su interposición
deben observarse necesariamente determinadas formalidades le-
gales, so pena de ser declarado inadmisible, hallándose limitada la
competencia del tribunal ad quem por la causal o causales invocadas
como fundamento del respectivo recurso (arts. 772 y 774 C.P.C.);
d) Es un recurso establecido en beneficio de las partes litigantes
agraviadas, puesto que solamente éstas pueden interponerlo (art.
771 C.P.C.); pero cuyos fundamentos, como hemos tenido
oportunidad de verlo, persiguen fines del más alto interés público;
e) Es un recurso que, por regla general, se deduce en contra de
sentencias inapelables pronunciadas por las Cortes de Apelaciones;
de suerte que bien puede afirmarse que es el último recurso dentro
del juicio y deducido en contra de la última sentencia; y
f) Es un recurso esencialmente de derecho, vale decir, que no
constituye una instancia judicial, puesto que en ésta el tribunal
superior revisa las cuestiones de hecho y de derecho; en cambio,
mediante el recurso de casación en el fondo sólo se analiza la
correcta aplicación de la ley, de suerte que si la sentencia impugnada
contiene infracciones legales se la anula y se dicta una nueva,
haciendo una correcta aplicación de las disposiciones legales
infringidas, respetando, en todo caso,
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
362
365
Debe tratarse de sentencias definitivas o interlocutorias de aquellas
que ponen término al juicio o hacen imposible su continuación,
inapelables, esto es, no susceptibles de recurso de apelación; en
otros términos, son únicamente sentencias pronunciadas por vía de
apelación o de segunda instancia.
Empero, lo anterior no basta. Es preciso, además, que la sentencia
haya sido pronunciada por alguna Corte de Apelaciones, o bien, por
un tribunal arbitral de segunda instancia, constituido por arbitros
de derecho, en negocios de la competencia de dichas Cortes.
III. CAUSAL QUE JUSTIFICA EL RECURSO
DE CASACIÓN EN EL FONDO
583. Concepto. A diferencia de lo que acontece en el recurso de
casación en la forma, en que las causales o motivos que lo justifican
son variados y se hallan expresa y taxativamente contemplados en la
ley, en el recurso de casación en el fondo la causal o motivo que lo
justifica es una sola: la infracción de la ley con influencia sustancial
en lo dispositivo de la sentencia.
En efecto, el artículo 767 parte final del C.P.C. dispone, luego de
referirse a las resoluciones susceptibles de recurso de casación en el
fondo, que dicha resolución se haya pronunciado con infracción de
ley y esta infracción haya influido substancialmente en lo
dispositivo de la sentencia.*
Por consiguiente, son dos los requisitos o condiciones que
constituyen la causal de casación en el fondo en estudio:
Io que la sentencia recurrida haya sido pronunciada con infracción
de ley; y
* Modificado, como aparece en el texto, por la Ley N° 19.374.
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
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375
en los distintos proyectos, equivalentes a los actuales artículos 767 y
768 del Código de Procedimiento Civil, en las cuales, en definitiva,
se suprimió todo vestigio de la distinción entre leyes sustantivas y
adjetivas o civiles y procesales.
En consecuencia, para nuestro legislador la infracción de cualquiera
ley, sea sustantiva o adjetiva, autoriza la interposición de un recurso
de casación en el fondo, pero siempre y cuando dicha infracción
haya influido sustancialmente en lo dispositivo de la sentencia
recurrida.
Si alguna clasificación pudiera, pues, hacerse de las leyes
infringidas, en relación con el recurso de casación en el fondo, sería,
en todo caso, en leyes "decisoria litis" y leyes "ordenatoria litis": las
primeras influyen sustancialmente en lo decisivo o resuelto en la
sentencia; las segundas, en cambio, sólo tienen como misión
determinar la tramitación del proceso.
Pero hay veces que, no obstante hallarnos en presencia de una ley
decisoria litis infringida, estamos impedidos de recurrir de casación
en el fondo, por la sencilla razón de que dicha infracción, ajuicio del
legislador, configura una causal o motivo de casación en la forma.
La infracción de ley con influencia sustancial en lo dispositivo del
fallo es, pues, causal genérica de procedencia del recurso de
casación en el fondo, señalada en el artículo 767 del Código de
Procedimiento Civil, y tiene como primera limitación las causales o
motivos de casación en la forma indicadas en la disposición que le
sigue.
En resumen, si se ha infringido la ley, y esta infracción es causal
constitutiva de recurso de casación en la forma, no podríamos
invocar esta misma infracción como causal de recurso de casación
en el fondo: la casación de forma es de carácter previo y excepcional
frente a la casación de fondo y constituye, como se comprende, su
primera y principal limitación en la esfera o campo de acción de este
último recurso.
589. Segunda limitación: los hechos del juicio. En su oportunidad
expresamos que el fundamento del recurso de
376
377
casación en el fondo no es otro que obtener la correcta y uniforme
aplicación de la ley, como manera de lograr también que sea una
realidad la igualdad de ella consagrada en los textos
constitucionales.
Es por eso que este recurso tiene lugar contra sentencia pronunciada
con infracción de ley, siempre que esta infracción haya influido
substancialmente en lo dispositivo del fallo. Por consiguiente, la
interposición de un recurso de casación en el fondo plantea ante el
tribunal de casación una cuestión de derecho, excluidas las
cuestiones de hecho, que ya han sido resueltas por los jueces
sentenciadores con facultades
soberanas.
La segunda limitación del recurso de casación en el fondo la
hallamos, pues, en los hechos del juicio, los cuales deben ser
aceptados y reproducidos por tribunal de casación en la misma
forma como vienen en el fallo recurrido.
Corrobora esta clara distinción efectuada por nuestro legislador,
entre cuestiones de hecho y de derecho, lo dispuesto en los artículos
785 y 807, inciso Io, del Código de Procedimiento Civil.
El primero de estos preceptos expresa: "Cuando la Corte Suprema
invalide una sentencia por casación en el fondo, dictará acto
continuo y sin nueva vista, pero separadamente, sobre la cuestión
materia del juicio que haya sido objeto del recurso, la sentencia que
crea conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han
dado por establecidos en el fallo recurrido, reproduciendo los
fundamentos de derecho de la resolución casada que no se refieran a
los puntos que hayan sido materia del recurso y la parte del fallo no
afectada por
éste.
En los casos en que desechare el recurso de casación en el fondo por
defectos en su formalización, podrá invalidar de oficio la sentencia
recurrida si se hubiere dictado con infracción de ley y esta
infracción haya influido sustancialmente en lo dispositivo de la
sentencia. La Corte deberá hacer constar en el fallo de casación esta
circunstancia y los motivos que la
determinan, y dictará sentencia de reemplazo con arreglo a lo que
dispone el inciso precedente".*
Y el segundo de ellos agrega: "En el recurso de casación en el fondo
no se podrán admitir ni decretar de oficio para mejor proveer
pruebas de ninguna clase que tiendan a establecer o esclarecer los
hechos controvertidos en el juicio en que haya recaído la sentencia
recurrida".
La casación en el fondo, pues, de acuerdo con los preceptos legales
antes transcritos, está muy lejos de constituir una tercera instancia:
su misión queda circunscrita, repetimos, exclusivamente a las
cuestiones de derecho planteadas en el juicio, debiendo aceptar las
cuesüones de hecho en la forma como vienen resueltas en el fallo
recurrido.
Sin embargo, la labor de distinguir dentro del juicio cuáles de las
cuestiones planteadas son de derecho y cuáles de hecho, en la
mayoría de los casos es de difícil realización.
Hay consenso, en todo caso, para estimar que los hechos del juicio
son aquellos acontecimientos de orden material que lo constituyen,
o sea, sin cuya existencia aquél no puede concebirse. En
consecuencia, todo otro acontecimiento discutido en el juicio
constituiría una cuestión o punto de derecho.
Pero el juez, en presencia de un juicio, no se limita a constatar la
existencia o veracidad de los hechos materiales, sino que, además,
debe entrar a calificar jurídicamente estos hechos y a determinar sus
consecuencias de idéntica índole. Ejemplo: A demanda a B para que
sea condenado a restituirle la suma de cien mil pesos que dice
haberle entregado a título de mutuo. El juez debe establecer, por los
medios de prueba que le hayan proporcionado las partes, si es
efectivo o no que se celebró un contrato; en seguida debe determinar
la naturaleza jurídica de este contrato frente a las normas legales que
los
* Este inciso fue agregado por el artículo 2° del Decreto Ley N°
1.682, de 4 de enero de 1977, publicado en el Diario Oficial de 25
del mismo mes. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
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382
Cabe recordar que el art. 774 dispone que interpuesto el recurso no
puede hacerse en él variación de ningún género.* 594.
Resoluciones que pueden recaer en el escrito de interposición
del recurso. El tribunal a quo examinará si el recurso cumple con
los requisitos establecidos en el art. 776 inciso Io, es decir, si se ha
interpuesto en tiempo y si ha sido patrocinado por abogado
habilitado. De no cumplir con cualquiera de dichos requisitos, y al
igual como lo dijimos al tratar del recurso de casación en la forma,
el tribunal lo declarará inadmisible sin más trámite (art. 778 inc. Io).
El análisis es meramente formal, por lo cual el tribunal a quo
concederá el recurso o lo declarará inadmisible, dependiendo de si
cumple o no con los requisitos antes señalados. Puede ocurrir que:
1) El recurso sea declarado inadmisible, frente a lo cual la parte que
lo dedujo podría interponer recurso de reposición fundado en error
de hecho y dentro de 3o día (art. 778, inc. 2o,
C.P.Q.y
2) El recurso sea concedido, con lo que se dará cumplimiento a lo
previsto en el art. 197 para los efectos del cumplimiento de la
sentencia, ordenando devolver los autos originales al tribunal
superior para que conozca del recurso y devolver las fotocopias o
compulsas al tribunal que deba conocer del cumplimiento del fallo
(art. 776).*
595. Impugnación de la resolución que declara admisible o
inadmisible el recurso de casación en el fondo. El tribunal a
quo?A pronunciar estas resoluciones puede cometer errores. De ahí
que el legislador, para subsanarlos, haya puesto en manos de los
litigantes el recurso de reposición** en contra de ellas.
383
En efecto, después de expresar que la resolución que concede el
recurso de casación en el fondo o la que lo declara inadmisible
deben ser fundadas, agrega que sólo procederá en su contra el
recurso de reposición* (arts. 778, inc. final, y 780, inc. final, C.P.C.).
De esta manera la ley, sin entrar a pronunciarse sobre la naturaleza
procesal de estas resoluciones, se limitó a indicar sus requisitos de
forma y los recursos de que podían ser objeto; reposición, como
hemos dicho, que deberá fundarse en un error de hecho y deducirse
en un plazo de tercero día, a lo cual cabe agregar que la reducción
que resuelva la reposición será inapelable (art. 778, inc. final).
596. Efectos de la concesión del recurso. El recurso de casación
en el fondo, una vez concedido, lo mismo que el de casación en la
forma, no suspende la ejecución de la sentencia recurrida (art. 773,
inc. Io, parte Ia, C.P.C.).
Esta es la regla general y, como toda norma de esta naturaleza,
presenta sus excepciones. En efecto, el recurso de casación en el
fondo suspende el cumplimiento de la sentencia recurrida:
Io Cuando el cumplimiento de esta sentencia haga imposible llevar a
efecto la que dicte si se acoge el recurso, como sería si se tratare de
una sentencia que declare la nulidad de un matrimonio o permita el
de un menor (art. 773, inc. Io, C.P.C.);y
2o Cuando la parte vencida exija que no se lleve a efecto la sentencia
recurrida mientras la parte vencedora no rinda fianza de resultas a
satisfacción del tribunal que la haya dictado y mientras esa fianza no
se rinda (art. 773, inc. 2o, parte Ia, C.P.C.).
Sin embargo, este último derecho no podrá ser impetrado por el
demandado cuando el recurso de casación en el fondo haya
' Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
384
impugnado una sentencia definitiva pronunciada en el juicio
ejecutivo, en los juicios posesorios, en los de desahucio y en los de
alimentos (art. 773, inc. 2o, parte final, C.P.C.).
Esta segunda excepción, como se comprende, es condicional y
transitoria: condicional, porque tendrá lugar siempre y cuando la
parte vencida haga uso de este derecho que le confiere la ley; y
transitoria, porque el impedimento para poder cumplir la sentencia
desaparecerá tan pronto el vencedor constituya la fianza de resultas
a satisfacción del tribunal.
Ahora bien, este derecho a exigir fianza de resultas lo hará valer la
parte vencida en el plazo concedido por la ley para interponer el
recurso y en solicitud separada que se agregará al cuaderno de
fotocopias o compulsas que deberá remitirse al tribunal que deba
conocer del cumplimiento del fallo.* El tribunal se pronunciará de
plano y en única instancia a su respecto, fijando el monto de la
caución antes de remitir el cuaderno respectivo a dicho tribunal* (art.
773, inc. 3o, parte
final, C.P.C.).
El mismo tribunal conocerá también en única instancia en todo lo
relativo al otorgamiento y subsistencia de la caución (art. 773, inc.
4°,C.P.C.).
VI. TRAMITACIÓN DEL RECURSO DE CASACIÓN EN EL FONDO
597. Remisión de los autos al tribunal superior e ingreso de los
mismos. Hemos dicho que, junto con conceder el recurso de
casación en el fondo, el tribunal dispone que se dejen compulsas
para la ejecución de la sentencia y que al día siguiente hábil de
cumplida esta orden se eleven los autos originales al tribunal
superior (art. 776, inc. 2o, C.P.C.).
. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
385
Una vez llegados los autos originales al tribunal superior, el
secretario cumple con dos importantes formalidades: anota la
llegada del proceso en el libro de ingreso con los pormenores
necesarios para su debida individualización y, en seguida, anota en
el proceso mismo la fecha de su llegada (arts. 200, inc.
r,y779C.P.C).
598. Declaración previa de admisibilidad o inadmisibilidad del
recurso de casación en el fondo. Una vez que el Secretario del
tribunal ad quem ha estampado en el proceso la constancia o
certificado de la fecha de ingreso, este último examina en cuenta si
la sentencia objeto del recurso es de aquéllas contra las cuales lo
concede la ley y si éste reúne los requisitos que se establecen en los
incisos primero de los arts. 772 y 776, es decir: Io si se expresa en
qué consisten el o los errores de derecho de que adolece la sentencia
recurrida; 2o si señala de que en nada eso o esos errores de derecho
influyen sus-tancialmente en lo dispositivo del fallo; 3o si se
interpuso en tiempo y; 4o si ha sido patrocinado por abogado
habilitado (art. 782,* inc. Io, C.P.C.).
En consecuencia, la concesión del recurso de casación en el fondo
está sujeta a un doble control: primero, al del tribunal a quo, cuando
examina y provee el escrito de interposición del respectivo recurso;
y segundo, al del tribunal ad quem, cuando da cumplimiento a lo
preceptuado en el artículo 782*, inciso Io, ya citado.
Ahora bien, este examen previo puede hacer llegar al tribunal ad
quem a dos conclusiones:
a) Que encuentre mérito para considerar inadmisible o
extemporáneo el recurso de casación en el fondo, en cuyo caso
* Modificación introducida por la Ley N° 19.374 de 18 de febrero
de 1995. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
S86
lo declarará sin lugar* desde luego o por resolución fundada
mandará traer los autos en relación sobre este punto (art. 782, inc.
final, y art. 781, inc. 3°, C.P.C.);* o
b) Que encuentre mérito para considerarlo admisible o interpuesto
dentro del plazo, en cuyo caso se limitará a tramitar el
correspondiente recurso de casación en el fondo, ordenando traerlo
en relación (art. 782, inc. final, y art. 781,
inc. 3o, C.P.C.).*
Estas resoluciones, como se comprende, se dictan sin necesidad de
esperar la comparecencia de las partes.
No obstante ser la sentencia objeto del recurso de aquellas contra las
cuales lo concede la ley, y reunir éste los requisitos establecidos en
los incisos primero de los artículos 772 y 776, la misma sala podrá
recbazarlo de inmediato si, en opinión unánime de sus integrantes,
adolece de manifiesta falta de fundamento.
La resolución que rechace el recurso deberá ser a lo menos
someramente fundada y será susceptible del recurso de reposición
que establece el inciso final del art. 781 (art. 782,
incs. 2o y 3o, C.P.C.)
Esta facultad para el tribunal fue establecida por la ley N° 19.374 de
18 de febrero de 1995, la que modificó el articulado del título XIX
del C.P.C. e introdujo esta norma en el art. 782 de dicho cuerpo
legal.*
599. Comparecencia de las partes. Una vez que el tribunal ad
quem ha dictado el decreto de autos en relación, las partes están en
condiciones de comparecer ante él a proseguir el correspondiente
recurso.
Sobre el particular, el artículo 779* del Código de Procedimiento
Civil hace aplicable al recurso de casación en el fondo lo dispuesto
en los artículos 200,202 y 211 solo en cuan-
* Modificación introducida por la Ley N° 19.374, de 18 de febrero
de 1995. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
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to a la comparecencia del recurrente dentro del plazo del mismo
Código.* De suerte que el recurrente deberá comparecer a proseguir
el recurso en el término legal, so pena de que el tribunal de oficia**
o a petición del recurrido, lo declare desierto; y este último también
deberá comparecer, en igual término, bajo apercibimiento de
proceder en su rebeldía por el solo ministerio de la ley.
Todo cuanto hemos dicho respecto de estas materias, en relación
con el recurso de apelación, será a la vez aplicable al recurso de
casación en el fondo, dándolo por expresamente reproducido
(N°501).
Es interesante señalar que las partes no podrán comparecer a seguir
el recurso sino por medio de abogado habilitado o de procurador
del número; pues, en este caso, el tribunal ad quem siempre lo será
la Corte Suprema ( arts. 398, inc. Io, C.O.T. y 803, inc. Io, C.P.C).
600. Designación de abogado patrocinante. La parte recurrente
de casación en el fondo, hasta antes de la vista del recurso, podrá
designar un abogado para que lo defienda ante el tribunal ad quem,
que podrá ser o no el mismo que patrocinó el recurso (art. 803, inc. Io,
C.P.C.).*
601. Escrito con observaciones para el fallo del recurso.
La tramitación de un recurso de casación en el fondo, como se ha
visto, no puede ser más simple: se reduce a la dictación del decreto
de autos en relación, previo el examen acerca de la admisibilidad del
mismo, y a la comparecencia de las partes a fin de proseguirlo.
* Modificación introducida por la Ley N° 19.374 de 18 de febrero
de 1995. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
** Modificación introducida por la Ley N° 19.225, ait. Io, de 22 de
junio de 1993. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
388
391
que las sentencias definitivas, o sea, parte expositiva, considerativa
y resolutiva.
En la parte expositiva se deja constancia de los antecedentes del
recurso; en la considerativa se contienen los razonamientos
tendientes a demostrar si ha habido o no infracciones legales, la
manera como esas infracciones se han producido y en qué forma han
influido en lo dispositivo de la sentencia recurrida; y, por último, en
la dispositiva se declara si el recurso es o no acogido y, en
consecuencia, si la sentencia recurrida es o no nula.
La sentencia de casación en el fondo deberá dictarse dentro de los
cuarenta días siguientes a aquel en que haya terminado la vista (art.
805, inc. final, C.P.C.).
Ahora bien, el fallo de casación en el fondo podrá acoger o rechazar
el correspondiente recurso que se ha interpuesto; y el tribunal ad
quem, para pronunciar sentencia en uno u otro sentido, tendrá que
analizar el contenido del escrito de interposición del recurso en
función con el mérito de autos y ver si concurren o no las siguientes
circunstancias:
Ia Si en la sentencia recurrida se han cometido las infracciones
legales que se le suponen;
2a La manera en que tales infracciones legales se han producido; y
3a Si dichas infracciones legales influyen sustancialmente en lo
dispositivo de la sentencia recurrida.
La jurisdicción del tribunal ad quem, en consecuencia, se halla
limitada por el correspondiente escrito de interposición* del recurso
de casación en el fondo, pues solamente puede considerar las
infracciones legales que en dicho escrito se hayan hecho valer, aun
cuando en la tramitación del recurso aparecieren nuevas
infracciones legales o se pretendiere ha-
* Modificado por Ley N° 18.705 de 24 de mayo de 1988.
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
392
cer valer nuevas causales o motivos para fundamentarlo
(art. 774C.P.C.).*
Respecto de la facultad que tiene el tribunal supremo de casar en el
fondo de oficio la sentencia recurrida, el Decreto Ley N° 1.682 de 4
de enero de 1977, publicado en el Diario Oficial de 25 del mismo
mes y año, introduce una importante modificación en la materia. En
efecto, si el tribunal supremo rechaza el recurso de casación en el
fondo por defectos en su formalización, el inciso 2o del artículo 785
del Código de Procedimiento Civil, agregado por la disposición
citada, le otorga a éste la facultad de invalidar de oficio la sentencia
objeto del recurso siempre que concurran las circunstancias que
constituyen la causal del recurso en estudio, es decir, si la sentencia
se ha pronunciado con infracción de ley y esta infracción ha influido
sustancialmente en lo dispositivo del fallo. Si el tribunal hace uso de
la facultad señalada, deberá dejar constancia en el fallo de casación
que dicte de la circunstancia anterior y los motivos que la
determinen, dictando la sentencia de reemplazo correspondiente.**
En resumen, la sentencia de casación en el fondo puede ser de dos
clases: la que rechaza el recurso y la que lo acoge.
Si la sentencia de casación en el fondo rechaza el recurso, se
devolverán los autos al tribunal de alzada sin más trámite, quien le
pondrá el correspondiente cúmplase; y éste, a su vez, remitirá los
autos al tribunal de primera instancia, a fin de que también le
coloque el cúmplase, y se hagan ante él las gestiones necesarias para
la ejecución del fallo ya ejecutoriado si no
estuviere cumplido.
Esta actitud es sin perjuicio de la facultad que tiene el tribunal ad
quem que rechaza un recurso de casación en el fondo por defectos
de formalización, de anular de oficio la sentencia objeto del
recurso,
* Modificado por la Ley N° 19.374 de 18 de febrero de 1995
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
** Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
393
conforme con la modificación introducida por el artículo 2o del
Decreto Ley N° 1.682 de 4 de enero de 1977, publicado en el Diario
Oficial de 25 del mismo mes y año, dictando la sentencia de
reemplazo que corresponda según se ha visto anteriormente.* Si la
sentencia de casación en el fondo acoge el correspondiente recurso,
vale decir, anula la sentencia recurrida, será necesario dictar,
además, una nueva sentencia, que falle en definitiva el pleito, a la
que se le da el nombre de sentencia de reemplazo.*
607. La sentencia de reemplazo. Es aquella que pronuncia el
tribunal supremo cuando acoge el recurso de casación en el fondo o
cuando anula de oficio la sentencia impugnada al rechazar un
recurso de casación en el fondo por defectos de formalización y
cuya misión es ocupar el mismo lugar y función de la sentencia
recurrida que se acaba de anular.*
En consecuencia, si ésta es la misión de la sentencia de reemplazo,
quiere decir que participará de la misma naturaleza procesal de la
sentencia recurrida, o sea, podrá ser una sentencia definitiva
inapelable, o una sentencia
interlocutoria inapelable que ponga término al juicio o haga
imposible su continuación; como igualmente, que tendrá que
ajustarse a los mismos requisitos deforma de aquéllas.
La sentencia de reemplazo, sin embargo, se dicta por la Corte
Suprema cuando ésta invalida una sentencia por casación de fondo,
acto continuo y sin nueva vista, pero separadamente del fallo de
casación (art. 785, inc. Io, parte Ia, C.P.C.).*
En otras palabras, cuando la Corte Suprema conoce de un recurso de
casación en el fondo y acuerda acogerlo, o sea, invalidar la sentencia
recurrida, o bien casar de oficio la sentencia impugnada al rechazar
un recurso de casación en el fondo por defectos de formalización,
dicta un extenso fa-
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
394
lio, que consta de dos partes: la primera, que constituye el fallo de
casación en el fondo propiamente tal; y la segunda, que es la
sentencia que viene a sustituir a la anulada, llamada por eso
sentencia de reemplazo.*
Pero a pesar que la sentencia de reemplazo se ajusta a los requisitos
de forma de la sentencia anulada, la Corte Suprema en su
pronunciamiento ha de tener muy presentes las
siguientes circunstancias:
Ia Si el recurso de casación en el fondo afecta a toda la sentencia
recurrida o solamente a una parte; y
2a En qué forma la sentencia recurrida ha dado por establecidos los
hechos del juicio.
De acuerdo a estas circunstancias podemos afirmar que la sentencia
de reemplazo se pronuncia mediante dos reproducciones y dos
conformidades, o sea: reproduciendo los fundamentos de derecho
de la resolución casada que no se refieran a los puntos que hayan
sido materia del recurso y la parte del fallo no afectada por éste, y
conforme a la ley y al mérito de los hechos tales como se han dado
por establecidos en el fallo recurrido (art. 785, inc. Io, parte final,
C.P.C.).*
En seguida, se devolverán los autos al tribunal de alzada, quien
pondrá el "cúmplase" a la sentencia de reemplazo y, a su vez, los
remitirá al de primera instancia para su ejecución, también previa
dictación y notificación del correspondiente "cúmplase", si ella es
necesaria.
608. El desistimiento, la deserción y la prescripción. El recurso
de casación en el fondo puede también terminar de manera anormal
por el desistimiento y la. deserción. No termina, en cambio, por la
prescripción, por no existir disposiciones legales al respecto. Todo
cuanto hemos dicho sobre el desistimiento, la deserción y la
prescripción del recurso de casación en la for-
Manual de Derecho Procesa]
395
ma, se hace aplicable al de fondo, y lo damos por expresamente
reproducido (NQI 570, 571 y 572).
VIII. LA CASACIÓN EN LA FORMA Y LA CASACIÓN
EN EL FONDO
609. Su interposición conjunta. Hay veces que en contra de un
mismo fallo se interponen conjuntamente los recursos de casación
en la forma y en el fondo, siendo, por tanto, las consecuencias de
orden legal las siguientes:
Si contra una misma sentencia se interponen recursos de casación en
la forma y en el fondo, se tramitarán y verán conjuntamente y se
resolverán en un mismo fallo; pero si se acoge el de forma, se tendrá
por no interpuesto el de fondo (art 808 C.P.C.).*
Esta última disposición es de una gran importancia práctica, pues
tiende a darle una mayor celeridad a la vista y fallo de los recursos
de casación y, por consiguiente, a la terminación de los pleitos.
610. Sus diferencias más esenciales. A pesar que los recursos de
casación en la forma y en el fondo tienden a invalidar una sentencia
en los casos expresamente señalados por la ley, se advierten entre
ellos notables diferencias, las cuales podemos sintetizarlas como
sigue:
a) En cuanto a su fundamento: el recurso de casación en la forma
vela por la observancia de los trámites esenciales del procedimiento
y, en particular, de las leyes que regulan los requisitos externos de
las sentencias; el recurso de casación en el fondo, en cambio, vela
por la correcta y uniforme aplica-
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
• Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
397
396
ción de las leyes decisoria litis como manera de obtener una perfecta
igualdad entre los justiciables;
b) En cuanto a su conocimiento, el recurso de casación en la forma
es de la competencia del tribunal inmediatamente superior en grado
jerárquico de aquel que pronunció la sentencia recurrida; el recurso
de casación en el fondo, en cambio, es de la competencia exclusiva
de la Corte Suprema;
c) En cuanto a las sentencias judiciales susceptibles de tales re-
cursos: el recurso de casación en la forma procede en contra de las
sentencias definitivas de única, primera o segunda instancia, de las
interlocutorias de única, primera o segunda instancia, que ponen
término al juicio o hacen imposible su prosecución, y de las
interlocutorias pronunciadas en la segunda instancia cuando se
dicten sin previo emplazamiento de la parte agraviada, o sin señalar
día para la vida de la causa; el recurso de casación en el fondo, en
cambio, procede en contra de las sentencias definitivas o de las
sentencias interlocutorias que ponen término al juicio o hacen
imposible su prosecución, inapelables, pronunciadas por Cortes de
Apelaciones o por tribunales arbitrales de derecho de segunda
instancia conociendo de negocios propios de la competencia
de aquéllas;*
d) En cuanto a sus causales, el recurso de casación en la forma tiene
lugar cuando se ha incurrido en un vicio o defecto de procedimiento
de aquellos señalados en el artículo 768 del Código de
Procedimiento Civil; el recurso de casación en el fondo, en cambio,
tiene lugar contra sentencia pronunciada con infracción de ley,
siempre que esa infracción haya influido sustancialmente en lo
dispositivo de la sentencia;
e) En cuanto a su tramitación: el recurso de casación en la forma,
por regla general, no requiere de la comparecencia por medio de
abogado habilitado o de procurador del número,
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
de la designación de abogado patrocinante ante el tribunal ad quem
y de la presentación de informes en derecho; el recurso de casación
en el fondo, en cambio, exige la comparecencia por medio de
abogado habilitado o de procurador del número, la designación de
abogado patrocinante ante el tribunal ad quem, y las partes están
facultadas para presentar informes en derecho;
f) En cuanto a la duración de las alegaciones: en el recurso de
casación en la forma la duración de las alegaciones de cada abogado
se limitará a una hora; y en los recursos de casación en el fondo, en
cambio, ella se limitará a dos horas, pudiendo en ambos casos el
tribunal, por unanimidad, prorrogar por igual tiempo su duración;
g) En cuanto al plazo para dictar falla en el recurso de casación en
la forma la sentencia de casación deberá dictarse dentro del plazo de
veinte días contados desde aquel en que terminó la vista; en el
recurso de casación en el fondo, en cambio, este plazo es de
cuarenta días;
h) En cuanto a la competencia para dictar la sentencia de reem-
plazo: en el recurso de casación en la forma para determinar cuál es
el tribunal que va a dictar la sentencia de reemplazo, es necesario
hacer una distinción: a) si el tribunal ad quem acoge el recurso de
casación en la forma y se ha invocado una causal que dice relación
con un vicio cometido en el procedimiento, causales Ia, 2a, 3a, 8a y 9a
del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, debe anular la
sentencia recurrida y además determinar en su sentencia el estado en
que quede el proceso, el que debe seguirse tramitando desde el
momento inmediatamente anterior a aquel en que se cometió el
vicio. Acto seguido, el tribunal ad quem debe remitir los autos al tri-
bunal que corresponda para que dicte una nueva sentencia que
resuelva el juicio (art. 786, inc. Io, C.P.C.); y b) si el tribunal ad
quem acoge el recurso de casación en la forma y se ha invocado una
causal que dice relación con un vicio cometido en la dictación
misma de la sentencia, causales 4a, 5a, 6a y 7a del artículo 768 del
Código de Procedimiento Civil, debe anu-
398
401
Finalmente es necesario recordar que el fallo anteriormente
señalado lo dicta también la Corte Suprema cuando acoge un
recurso de casación en el fondo por haber infracción de ley y haber
ésta influido sustancialmente en lo dispositivo del fallo.*
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
Capítulo Sexto EL RECURSO DE REVISIÓN
SUMARIO: I. Generalidades; II. Resoluciones judiciales
susceptibles del recurso de revisión; III. Causales que justifican el
recuno de revisión; IV. Interposición del recurso de revisión; V.
Tramitación y fallo del recurso de revisión.
I. GENERALIDADES
614. Concepto. La ley procesal civil dedica los artículos 810 al 816
al recurso de revisión, pero no señaló su objeto ni lo definió.
Se contenta, en cambio, con señalar sus causales y efectos, para el
caso de ser acogido. De estos preceptos legales podemos deducir la
siguiente definición: el recurso de revisión es un medio de
impugnación extraordinario que la ley concede por las causales y en
contra de las resoluciones judiciales firmes que ella misma señala,
ganadas injustamente, con el objeto de anularlas en todo o en parte.
Difiere, pues, de la apelación en cuanto a su objeto, puesto que ésta
persigue la enmienda de una resolución judicial, y la revisión, en
cambio, la anulación o invalidación de la resolución recurrida; y se
asemeja a la casación, en cuanto a que ambos recursos persiguen la
anulación de la resolución recurrida, si bien las causales en que ellos
se fundan son enteramente diversas.
Pero la característica mas sobresaliente del recurso de revisión la
hallamos en que procede en contra de las sentencias firmes; a
diferencia de todos los demás recursos, sean ordinarios o
extraordinarios, que atacan solamente a las resoluciones que aún no
han pasado en autoridad de cosa juzgada.
615. Fundamento del recurso. No puede ser más simple mismo
que su reglamentación. Recordemos que toda °°"
sen-
404
tencia judicial firme o ejecutoriada produce, entre otros efectos, el
de la cosa juzgada, en su doble aspecto de acción y de excepción:
acción para exigir su cumplimiento y excepción para impedir que se
vuelva a discutir idéntica cuestión controvertida entre las mismas
partes.
La sentencia firme o ejecutoriada, o pasada en autoridad de cosa
juzgada, como también se la llama, es tenida como la expresión de
la verdad más pura, tanto de parte de los tribunales como de los
litigantes, cualesquiera que sean los errores de hecho o de derecho
que contenga. Sin embargo, esta ficción de verdad no puede
mantenerse cuando con posterioridad a la dictación de la sentencia
aparece un hecho o circunstancia que por sí sola demuestra su
injusticia.
Una sentencia injusta, por consiguiente, debe anularse, y el medio
para obtener esta finalidad es, precisamente, el recurso de revisión.
A la postre, pues, este recurso vela por la integridad de la cosa
juzgada, aun cuando, en apariencia, tienda a destruirla.
616. Características del recurso de revisión. Sus características
más esenciales son las siguientes:
a) Es un recurso extraordinario, o sea, sólo procede en contra de
determinadas resoluciones judiciales y por causales también
expresamente señaladas en la ley (art. 810 C.P.C.);
b) Es un recurso que se interpone ante y para ante la Corte Suprema,
con lo cual se altera la regla general de que los recursos se
interponen ante el tribunal que pronunció la resolución recurrida y
para ante el tribunal inmediatamente superior en grado jerárquico
(arts. 98, N° 4o, C.O.T., y 810
C.P.C.);
c) Es un recurso que procede en contra de sentencias firmes cuando
han sido ganadas injustamente, lo cual se probará en el curso de su
tramitación (art. 810 C.P.C.); y
d) Es un recurso de mero derecho, o sea, no constituye una instancia
judicial, puesto que el tribunal ad quem, en vez de conocer y fallar
las cuestiones de hecho y de derecho ventila-
405
das en el juicio, se limita a constatar si existe o no la causal que le
sirve de fundamento.
617. Antecedentes históricos del mismo. En las antiguas
legislaciones romana y francesa no encontramos el recurso de
revisión con las características que hemos señalado, confundiéndose
más bien sus causales con las de la casación.
En las Leyes de Partidas se reglamenta un recurso parecido a
nuestra actual revisión, aunque el tribunal llamado a conocer de él
era el mismo que dictó la sentencia recurrida; el plazo para
interponerlo tenía una duración de veinte años, y se tramitaba de
conformidad a las normas del juicio ordinario.
En nuestro país su antecedente legislativo inmediato lo constituye el
Decreto Ley de 1° de marzo de 1837, sobre nulidad procesal,
elaborado por don Mariano Egaña y conocido junto a otras leyes
semejantes con la denominación de Leyes Marianas. En dicho
cuerpo legal se establecen diversas causales parecidas a nuestra
actual revisión, y la sanción que ellas traen consigo es también la
nulidad o invalidación del fallo dictado en tales condiciones.
La redacción del Título XX del Libro III del Código de
Procedimiento Civil fue obra exclusiva de don Manuel Egidio
Ballesteros, a quien se la encomendara, en una de sus sesiones, la
Comisión Mixta Revisora del Proyecto de Código de Procedimiento
Civil, después de haberse discutido extensamente la conveniencia o
inconveniencia de mantener como causales de nulidad las antes
indicadas.
La historia fidedigna del establecimiento de la ley demuestra, pues,
que la institución del recurso de revisión fue aceptada tomando en
consideración que ella no constituye una tercera instancia ni está
destinada a alargar los juicios, y que si, por excepción, puede llegar
a anular una sentencia firme, es justamente para mantener la pureza
de la cosa juzgada.
406
407
II. RESOLUCIONES JUDICIALES SUSCEPTIBLES
DEL RECURSO DE REVISIÓN
618. Resoluciones judiciales susceptibles de tal recurso. £1 ar-
tículo 810 del Código de Procedimiento Civil comienza diciendo
que la "Corte Suprema de Justicia podrá rever una sentencia firme
en los casos siguientes:...". Luego, la resolución judicial susceptible
de este excepcional recurso debe reunir dos requisitos: ser sentencia
y estar firme o ejecutoriada.
Ahora bien, las sentencias en nuestro derecho pueden revestir dos
formas, o sea, pueden ser definitivas o interlocutorias (art. 158
C.P.C.), cuyas respectivas definiciones hemos formulado en
diversas oportunidades. Desde el momento en que la ley no
distingue, quiere decir que se refiere a ambas clases de sentencias.
Es preciso agregar que debe tratarse de sentencias definitivas o
interlocutorias pronunciadas ante cualquier tribunal y en cualquiera
instancia, no importando la cuantía o el monto del juicio en que
hayan recaído.
Pero no basta que se trate de una sentencia. Es necesario, además,
que la sentencia esté firme o ejecutoriada; entendiendo por tal, de
conformidad a lo preceptuado en el artículo 174 del Código de
Procedimiento Civil, aquella en contra de la cual no procede recurso
alguno, y, en caso contrario, aquellas en que ha sido notificado el
decreto que la manda cumplir, o en que han transcurrido todos los
plazos que la ley concede para interponer recursos sin que se hayan
hecho valer por las partes, certificándose esta última circunstancia
por el secretario, si se tratare de una sentencia definitiva.
619. Sentencias firmes en contra de las cuales no procede la
revisión. Hay casos en que, no obstante hallarnos en presencia de
una sentencia firme, es imposible deducir legal-mente en su contra
recurso de revisión. Se trata del caso de excepción contemplado en
el inciso final del artículo 810 del Código de Procedimiento Civil,
que dice: "El recurso de revisión no procede respecto de las
sentencias pronunciadas por
la Corte Suprema, conociendo en los recursos de casación o de
revisión".
De acuerdo, pues, al claro tenor literal de la ley, la revisión no
procede en contra del fallo pronunciado por la Corte Suprema
conociendo de un recurso de revisión, sea acogiéndolo o
rechazándolo. Esta regla legal se traduce en el aforismo jurídico que
dice que "no hay revisión de revisión".
Tampoco procederá la revisión en contra de las sentencias
pronunciadas por la Corte Suprema, conociendo de un recurso de
casación en el fondo, sea acogiéndolo o rechazándolo; y, en
atención a que, como ya sabemos, cuando esta clase de recursos son
acogidos, la Corte Suprema dicta dos sentencias, la de casación y la
de remplazo, quiere decir que la improcedencia de la revisión debe
afectar a ambas clases de fallos.
Además, tampoco procederá la revisión en contra de la sentencia
pronunciada por la Corte Suprema, conociendo de un recurso de
casación en la forma, sea acogiéndolo o rechazándolo. A la inversa,
si la sentencia de casación en la forma es del conocimiento de otra
clase de tribunal (por ejemplo, de una Corte de Apelaciones o de un
juez de letras por no ser de aquellas pronunciadas por el Tribunal
Supremo), será susceptible de revisión.
La jurisprudencia agrega que tampoco procede el recurso de
revisión en contra de los fallos pronunciados por la Corte Suprema,
conociendo de un recurso de queja, porque donde hay la misma
razón debe existir idéntica disposición.
En resumen, las excepciones antes señaladas reafirman la seriedad y
estabilidad del principio de la cosa juzgada emanado de las
sentencias judiciales firmes o ejecutoriadas.
III. CAUSALES QUE JUSTIFICAN EL RECURSO DE REVISIÓN
620. Primera causal. Si se ha fundado en documentos declarados
falsos por sentencia ejecutoria, dictada con posterioridad a la
sentencia que se trata de rever (art. 810, N° 1 °, C.P.C.).
408
409
Son tres, por consiguiente, los requisitos que vienen a constituir la
primera causal del recurso de revisión en estudio: Io que la sentencia
que se impugna se haya fundado en documentos; 2o que dichos
documentos hayan sido declarados falsos por sentencia ejecutoria; y
3o que la sentencia que declaró falsos estos documentos haya sido
pronunciada con posterioridad a la sentencia que se trata de rever.
La sentencia recurrida de revisión ha debido, pues, fundarse en
documentos. No basta que los tales documentos hayan sido
acompañados por las partes, o bien, que el tribunal se haya limitado
a ordenar agregarlos: es preciso que el tribunal haya ponderado los
documentos en su sentencia, sirviéndoles a ella de fundamento. Pero
no es necesario que estos documentos hayan sido el único y
necesario fundamento de la sentencia, ya que la ley no lo exige: será
el tribunal llamado a conocer de la revisión quien juzgará la
influencia de los tales documentos en la sentencia que se trata de
anular.
En seguida se requiere que los documentos en que se ha fundado la
sentencia recurrida hayan sido declarados falsos por sentencia
ejecutoria. Nos encontramos entonces en presencia de dos
sentencias firmes o ejecutoriadas: la primera, o sea, aquella que se
ha impugnado por medio del recurso de revisión; y la segunda, esto
es, aquella que ha declarado falsos los documentos en que se fundó
la primera. La naturaleza del juicio en que deberá pronunciarse la
segunda sentencia podrá ser civil o penal, sin que ello tenga
influencia en los resultados de la revisión: lo único que interesa,
para los fines del recurso, es que esta sentencia se encuentre firme y
que haya declarado la falsedad de los referidos documentos.
Por último, el fallo que declara la falsedad de los documentos en que
se fundó la sentencia que se trata de rever debe ser posterior a ésta,
pues si fuere anterior debió ser invocada por la parte a quien
beneficiaba en el juicio respectivo. Su silencio lo sanciona la ley
procesal con la pérdida del derecho a interponer recurso de revisión
fundado en una causal evidentemente extemporánea.
621. Segunda causal. Si pronunciada en virtud de pruebas de
testigos, han sido éstos condenados por falso testimonio, dado
especialmente en las declaraciones que sirvieron de único
fundamento a la sentencia (art. 810, N° 2o, C.P.C.).
También son tres los requisitos que constituyen esta segunda causal
de revisión: Io que la sentencia que se impugna haya sido
pronunciada teniendo como único fundamento la prueba de testigos;
2o que dichos testigos hayan sido condenados por falso testimonio
por sentencia ejecutoriada, y 3o que los testigos hayan sido
condenados precisamente por las declaraciones que sirvieron de
único fundamento a la sentencia impugnada de revisión.
A diferencia de la causal anterior, aquí se necesita que la prueba
testimonial haya sido el único fundamento de la sentencia que se
trata de rever, de suerte que si la sentencia se apoya en otros medios
probatorios, la causal en estudio es improcedente.
La sentencia condenatoria de los testigos por falso testimonio
deberá estar ejecutoriada y su exhibición será la prueba precisa y
directa de esta segunda causal de revisión. También, a diferencia de
la causal anterior, esta sentencia condenatoria podrá haberse
pronunciado antes o después de dictada la sentencia impugnada de
revisión.
Por último, la condenada de los testigos ha tenido que ser motivada
precisamente por las declaraciones que prestaron dentro del juicio
cuya sentencia se pretende rever. No basta, pues, cualquiera
condena por falso testimonio para encasillarla en la causal en
estudio.
622. Tercera causal. Si la sentencia firme se ha ganado injus-
tamente en virtud de cohecho, violencia u otra maquinación
fraudulenta, cuya existencia haya sido declarada por sentencia de
término (art. 810, N° 3o, C.P.C.).
Tres circunstancias constituyen esta tercera causal: Io que la
sentencia que se impugna se haya obtenido por medio de cohecho,
violencia u otra maquinación fraudulenta; 2o que el
§§3§8
ÜTI8-
fo
s.
ao
cr o
3" O "O
E.
412
413
solución tendrá que ser la misma dada para los demás recursos, esto
es, que podrá interponer el recurso de revisión la parte agraviada,
entendiendo por tal aquella persona que figuró como parte dentro
del juicio en que se pronunció la sentencia recurrida de revisión, y
siempre y cuando esta sentencia le cause agravios o perjuicios.
626. Forma de interponer el recurso de revisión. Con
la derogación del art. 812 por la Ley N° 19.374, de 18 de febrero de
1995, se suprimió la única norma de la cual se podía deducir que el
recurso debía ser interpuesto por escrito. No obstante ello y en base
a que la idea del legislador fue suprimir la consignación y no la
forma de interponer el recurso, podemor colegir que éste deberá
hacerse por escrito.*
Tampoco señala el legislador los requisitos o menciones esenciales
que deba contener este escrito; pero pensamos que, en todo caso,
deberá mencionar, expresa y determinadamente, la causal que le
sirve de fundamento e individualizar de manera adecuada la
sentencia firme que se trata de rever, acompañando copia autorizada
de ella.
627. Plazo para interponer el recurso de revisión. El recurso de
revisión sólo podrá interponerse dentro de un año, contado desde la
fecha de la última notificación de la sentencia objeto del recurso (art.
811, inc. Io, C.P.C.).
Se trata, por consiguiente, de un plazo: Io fatal, por la expresión
"dentro de" empleada por el legislador al establecerlo; 2o común,
porque se cuenta para todos los litigantes desde la última
notificación; 3o legal, porque está contemplado por la misma ley; 4o
improrrogable, en atención a que los plazos legales tienen esta
característica, a menos que la ley disponga
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
expresamente lo contrario, lo que no se ha hecho con este plazo para
interponer revisión; y 5o de año, de suerte que para computarlo no se
descuentan los feriados (art. 66 C.P.C.).
En cuanto al momento desde el cual se cuenta este plazo de un año,
la redacción defectuosa del precepto legal en estudio ha dado origen
a ciertas dificultades. En efecto, recordemos que este recurso
procede en contra de las sentencias firmes, entendiéndose que una
resolución judicial ha adquirido este carácter, desde que se haya
notificado a las partes, si no procede recurso alguno en su contra; y,
en caso contrario, desde que se notifique el decreto que la manda
cumplir, una vez que terminen los recursos deducidos, o desde que
transcurran todos los plazos que la ley concede para la interposición
de dichos recursos, sin que se hayan hecho valer por las partes.
Por consiguiente, si la sentencia no es susceptible de recurso alguno
no habrá dificultad para computar el plazo de un año, puesto que
habrá que hacerlo desde la fecha de la última notificación de la
sentencia objeto del recurso de revisión; pero si esta sentencia es
objeto de algún otro recurso, sea que se haya deducido o no,
¿también habrá que computar el plazo de un año desde la fecha de la
última notificación?
Evidentemente que no, pues si así fuere quiere decir que se estaría
interponiendo recurso de revisión en contra de una sentencia que
todavía no habría adquirido el carácter de firme o ejecutoriada. Lo
anterior debe llevarnos a la conclusión de que una aplicación
armónica de los artículos 174 y 811 del Código de Procedimiento
Civil exige considerar que el plazo de un año, establecido en este
último precepto, se cuenta desde que la sentencia objeto del recurso
de revisión ha adquirido el carácter de firme; vale decir, desde la
notificación del cúmplase en caso de haberse deducido recursos o
desde el vencimiento del plazo para interponerlos en caso que los
tales recursos no se hubieren deducido.
Recordemos también que las tres primeras causales del recurso de
revisión exigen, entre otros requisitos, la dictación
fc
414
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de una sentencia firme sobre falsedad de documentos, perjurio de
los testigos o cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta; y
que los juicios penales destinados a constatar estos delitos pueden
demorar: ¿qué suerte corre, en estos casos, el recurso de revisión
que ha debido ser interpuesto dentro del plazo de un año contado
desde que la sentencia objeto de él haya quedado firme o
ejecutoriada?
La solución la da el legislador en los siguientes términos: "Sin
embargo, si al terminar el año no se ha aún fallado el juicio dirigido
a comprobar la falsedad de los documentos, el perjurio de los
testigos o el cohecho, violencia u otra maquinación fraudulenta a
que se refiere el artículo anterior, bastará que el recurso se
interponga dentro de aquel plazo, haciéndose presente en él esta
circunstancia, y debiendo proseguirse inmediatamente después de
obtenerse sentencia firme en dicho juicio" (art. 811, inc. 3o, C.P.C.).
628. Efectos del recurso de revisión. Existe sobre ello una regla
general y una excepción. En efecto, por regla general el recurso de
revisión no suspende la ejecución de la sentencia impugnada (art.
814, inc. Io, C.P.C.).
Podrá, sin embargo, el tribunal, en vista de las circunstancias, a
petición del recurrente y oído el ministerio público, ordenar que se
suspenda la ejecución de la sentencia, siempre que aquél dé fianza
bastante para satisfacer el valor de lo litigado y los perjuicios que se
causen con la inejecución de la sentencia, para el caso de que el
recurso sea desestimado
(art. 814, inc. 2°,C.P.C).
En consecuencia, por excepción el recurso de revisión suspende la
ejecución de la sentencia impugnada que concurran los siguientes
requisitos: Io que lo pida el recurrente; 2o que se oiga al ministerio
público; 3o que las circunstancias así lo aconsejen; y 4o que el
recurrente rinda fianza bastante para satisfacer los perjuicios que
pudiere causar a su contendor con la inejecución de la sentencia,
para el caso de que el recurso sea rechazado.
415
La suspensión de la sentencia impugnada, por consiguiente, queda
entregada al buen criterio del tribunal llamado a conocer del
respectivo recurso de revisión, ya que este derecho se lo ha
conferido el legislador en forma facultativa por la expresión "podrá"
que empleó al establecerlo.
V. TRAMITACIÓN Y FALLO DEL RECURSO DE REVISIÓN
629. Su tramitación. Una vez interpuesto el recurso de revisión, el
primer examen que debe efectuar el tribunal llamado a conocer de él
es si ha sido interpuesto en tiempo o no.
Si se ha presentado fuera de plazo, se rechazará el recurso de plano,
o sea, sencillamente no se admite a tramitación (art. 811, inc. 2o,
C.P.C).
En caso contrario, esto es, si el recurso de revisión fue interpuesto
dentro de término, el tribunal llamado a conocer de él lo admite a
tramitación, lo que se traduce en la dicta-ción de la primera
resolución, que ordenará que se traigan a la vista todos los
antecedentes del juicio en que recayó la sentencia impugnada y
citará a las personas a quienes afecte dicha sentencia para que
comparezcan en el término de emplazamiento a hacer valer su
derecho (art. 813, inc. Io, C.P.C.).
Esta primera resolución, pues, consta de dos partes: la primera, que
ordena traer a la vista todos los antecedentes del juicio en que
recayó la sentencia impugnada; y la segunda, que cita a todas las
personas a quienes dicha sentencia afecte, a fin de que comparezcan
a hacer valer su derecho.
Como se trata de una primera resolución dictada en una gestión
judicial, será necesario notificarla personalmente (art. 40 C.P.C), y
el o los notificados tendrán un plazo para comparecer igual al
señalado para contestar la demanda en el juicio ordinario (arts. 258 y
259 C.P.C); comparecencia que, en todo caso, deberá efectuarse por
medio de abogado habilitado o de
416
procurador del número (art. 398, inc. Io, C.O.T., y art. 2o, Ley
N° 18.120).*
Los trámites posteriores al vencimiento de este término se seguirán
conforme a a lo establecido para la sustanciación de los incidentes,
oyéndose al ministerio público antes de la vista de la causa (art. 813,
inc. 2o, C.P.C.).
En otras palabras, con lo expuesto por el recurrido o sin ello, el
tribunal que está conociendo del recurso de revisión lo recibirá a
prueba por el término de ocho días, en caso necesario. Vencido este
término, ordenará que pasen los antecedentes en vista al Fiscal; y,
evacuado el informe, proveerá "en relación", con lo cual el recurso
queda en estado de verse, de acuerdo con las normas generales sobre
vista de la causa ante los tribunales colegiados.
Se recordará que del recurso de revisión conoce la Corte Suprema
por intermedio de la sala que se halle de turno para el conocimiento
de esta clase de materias (arts. 98, N° 4o, y 99 C.O.T.).
630. Su fallo. Podrá ser de dos clases: acogiendo el recurso de
revisión o bien rechazándolo.
a) Se dictará sentencia acogiendo el recurso de revisión cuando el
recurrente logre, con arreglo a la ley, comprobar la efectividad de
los hechos en que se funda (art. 815, inc. Io,
C.P.C.).
Esta sentencia deberá contener diversas declaraciones, a saber: Ia
Que el tribunal estima procedente el recurso, o sea, que
lo acoge;
2a Que se anula en todo o parte la sentencia impugnada;
3a Si debe o no seguirse nuevo juicio; y 4a Si debe seguirse nuevo
juicio deberá, además, determinar el estado en que queda el proceso,
el cual se remitirá para
417
su conocimiento al tribunal de que procede (art. 815, incs. Io
y2°,C.P.C.).
Las declaraciones anteriores, fuera de su importancia intrínseca,
revisten especial trascendencia, pues servirán de base en el nuevo
juicio, en el cual no podrán ya ser discutidas (art. 815, inc. 3o,
C.P.C.).
Ejemplo: Se acoge un recurso de revisión fundado en que la
sentencia impugnada se basó en documentos declarados falsos por
sentencia ejecutoriada dictada con posterioridad a aquélla, y se
declara que debe procederse a dictar nueva sentencia por el tribunal
que corresponda; en esta nueva sentencia no podrán considerarse
más los ya referidos documentos.
Se acoge un recurso de revisión fundado en que la sentencia
impugnada fue pronunciada contra otra pasada en autoridad de cosa
juzgada, la cual no fue oportunamente alegada en el juicio en que se
pronunció la primera de estas sentencias, y se declara que no es
necesario seguir nuevo juicio, pues éste se encuentra fallado a virtud
de la primera sentencia.
b) Se dictará, en cambio, sentencia rechazando el recurso de
revisión cuando el recurrente no logre, con arreglo a la ley,
comprobar la efectividad de los hechos en que se funda (a contrarío
sensu, art. 815, inc. Io, C.P.C.).
En este último caso, fuera de la declaración anterior, se condenará
en las costas del juicio (debió decir del recurso) al que lo haya
promovido y se ordenará que sean devueltos al tribunal que
corresponda los autos mandados traer a la vista (art. 816C.P.C).
. D. Procesal U. de Chile.
Capítulo Séptimo EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD
SUMARIO: I. Generalidades; II. Requisitos de procedencia del
recurso de inaplicabilidad; III. Interposición del recurso de
inaplicabilidad; IV. Tramitación del recurso de inaplicabilidad; V.
Fallo del recurso de inaplicabilidad; VI. La inaplicabilidad de
oficio.
I. GENERALIDADES
631. Concepto. El recurso de inaplicabilidad es el medio que
consagra la Constitución Política del Estado para que la Corte
Suprema determine que todo precepto legal contrario a ella sea
declarado inaplicable, declaración que puede hacer de oficio o a
petición de parte en las materias de que esté conociendo o cuando se
le solicite la declaración de inaplicabilidad de la ley en recurso
interpuesto en cualquier gestión que se siga ante otro tribunal.*
Su objeto, en consecuencia, es obtener que un determinado precepto
legal, por estimársele inconstitucional, sea declarado inaplicable
dentro de la gestión en que dicho recurso incide;* y, por
consiguiente, su importancia no puede ser más manifiesta.
Se discute acerca de la verdadera denominación que debe dársele a
este recurso, o sea, si se llama recurso de inaplicabilidad o, por el
contrario, de inconstitucionalidad. La primera expresión, en verdad,
proporciona una idea más exacta en cuanto a la finalidad que se
persigue mediante este recurso, y la segunda, en cambio, dice
relación con su fundamento.
Pensamos que, en nuestro derecho, la denominación más exacta es
la de recurso de inaplicabilidad, puesto que éste es su
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
420
423
Estimamos que un mejor estudio de la institución hace llegar a la
conclusión de que el encasillamiento de la inaplicabüidad dentro del
régimen jurídico de los recursos no es exacta.
En efecto, recordemos que los recursos son medios que la ley
concede para impugnar una resolución judicial, a fin de obtener su
modificación, revocación o invalidación. Aquí, en cambio, no se
persigue impugnar resolución alguna; lo que se pretende conseguir
es que un determinado precepto legal, porque se le estima
inconstitucional, se le declare inaplicable en el juicio de que se trata.
A nuestro juicio, la declaración de la inaplicabüidad de
determinados preceptos legales, por estimárseles contrarios a la
Constitución Política del Estado, es más bien una cuestión
prejudicial de carácter constitucional y no un recurso.
Empero, de nuestra Carta Fundamental, de algunas leyes de la
República y del Auto Acordado de 22 de marzo de 1932 se
desprende que no puede sostenerse en nuestro derecho positivo la
conclusión anterior, la cual sólo revestirá, entonces, el carácter de
doctrina.
635. Antecedentes históricos del recurso de inaplicabilidad.
Este recurso debe su creación al derecho moderno, porque por
muchos esfuerzos que se gasten no se hallan vestigios de él en la
legislación griega ni en la romana. Tal vez podría encontrarse un
pequeño esbozo acerca de la declaración de inconstitucio-nalidad de
las leyes entre las variadas atribuciones que poseía el Areópago o
conjunto de ancianos notables y vitalicios.
En realidad, en los Estados Unidos de Norteamérica es donde este
recurso se presenta con caracteres definidos, siendo su fuente legal
inmediata el artículo 30 de la Constitución Política de 1787, que
dice: "El Poder Judicial se extenderá a todos los casos, ya de justicia,
ya de equidad, previstos en esta Constitución, en las leyes de los
Estados Unidos y en los tratados hechos o que se hicieren bajo su
autoridad". Un caso se presentará, pues, cuando se discuta la
constitucionalidad de una ley o de un tratado ante los tribunales de
justicia.
424
425
Pero la Ley de Organización y Atribuciones de los Tribunales de
1789, de ese mismo país, fue más explícita al respecto, cuando
estableció "Que corresponde al Poder Judicial conocer de la validez
de una ley o de la autoridad ejercida bajo el poder del Estado por
creerlo contrario a la Constitución, a los Tratados o a las Leyes de
los Estados Unidos...".
La jurisprudencia se encargó después de perfeccionar este recurso, y,
en líneas muy generales, podemos decir que: a) su conocimiento es
de la competencia exclusiva de la Corte Suprema; y b) la
declaración de inconstitucionalidad sólo produce efecto entre las
partes y en el juicio para el cual fue
solicitada.
En Chile la Constitución Política de 1833 no contuvo precepto
alguno que facultara al Poder Judicial para pronunciarse acerca de la
constitucionalidad o inconstitucionalidad de las leyes. De ahí que la
Corte Suprema siempre estimó que carecía de atribuciones para
hacer declaraciones semejantes; pues, de hacerlo, invadía las
atribuciones de los demás Poderes Públicos. A pesar de ello la Corte
Suprema en una ocasión dejó de aplicar los incisos 2o y 3o del
artículo 25 de la Ley de Organización y Atribuciones de los
Tribunales, en atención a que, en su elaboración, no se habían
observado las normas constitucionales respectivas, o sea, por
tratarse de una inconstitucionalidad formal. También algunas Cortes
de Apelaciones prescindieron de la aplicación de determinados
preceptos legales, cuando éstos aparecían en contradicción con lo
dispuesto en la Constitución Política del Estado, la cual, ajuicio de
ellas, debía constituir la
ley suprema.
Fue, pues, la Constitución Política de 1925 la que en el inciso 2o del
artículo 86 puso término a esta situación incierta que existía sobre la
suerte que debían correr las leyes inconstitucionales frente a los
tribunales de justicia, al crear el correspondiente recurso de
inaplicabilidad y facultar al Tribunal Supremo para que en los casos
particulares de que conociera dejara de aplicar aquellas leyes que, a
su juicio, fueren inconstitucionales.
Finalmente la Constitución Política de 1980 consagra en el articulo
80 el recurso de inaplicabilidad en los términos que se pasaran a
analizar a continuación.*
II. REQUISITOS DE PROCEDENCIA DEL RECURSO
DE INAPUCABIUDAD
636. ¿Cuáles son? De acuerdo al claro tenor literal del artículo 80
de la Constitución Política del Estado, los requisitos para que
proceda el recurso de inaplicabilidad son:
a) Que exista una gestión pendiente que se siga ante otro tribunal o
ante la propia Corte Suprema de Justicia; y
b) Que en dicha gestión se pretenda aplicar un precepto legal
cualquiera, contrario a la Constitución.
Por la expresión "gestión" el constituyente de 1980 amplió la
extensión de la norma de la Constitución de 1925 que usaba la
expresión juicio, con lo cual procede, actualmente, el recurso de
inaplicabilidad en el caso de una queja o en casos de jurisdicción
voluntaria.*
Ahora bien, esta gestión* debe hallarse pendiente para que pueda
deducirse válidamente un recurso de inaplicabilidad; y lo estará
siempre que se hubiere iniciado en la forma antes expresada y no
hubiere terminado a virtud de sentencia firme o ejecutoriada. No
importa, pues, la instancia en que se encuentre la gestión,* ni menos
si está recurrido de casación, o de queja, o está siendo revisado por
vía de consulta: sólo lo que interesa es que se halle pendiente, esto
es, no terminada, ya sea que se encuentre pendiente ante otro
tribunal (caso del recurso de inaplicabilidad) o bien ante la propia
Corte Suprema (caso de la petición de inaplicabilidad).*
' Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
426
Tampoco importa determinar la jerarquía, clase o categoría del
tribunal ante el cual esté pendiente la gestión,* ni menos su
naturaleza; pues podrá ser tanto un tribunal ordinario, cuanto un
arbitral o especial.
En seguida, es preciso que en la gestión de que se trate se pretenda
aplicar cualquier precepto legal contrario a la Constitución. En
relación con este requisito los constitucionalistas analizan los
siguientes puntos:
1) Concepto de precepto legal;
2) Contradicción entre el precepto legal y la Constitución;
3) Que el precepto legal contrario a la Constitución se pretenda
aplicar a la gestión pendiente; y
4) Formas en que un precepto legal puede ser contrario
a la Constitución.*
Y cabe ahora preguntarse: ¿de cuántas maneras un precepto legal
puede ser contrario a la Constitución?
La doctrina distingue entre la inconstitucionalidad de fondo y la de
forma, la que pasamos a analizar.
637. Inconstitucionalidad de fondo. Se entiende que un precepto
legal es inconstitucional en cuanto al fondo cuando es contrario a la
letra o al espíritu de cualquiera disposición de carácter
constitucional.
Se trata, por consiguiente, de una ley que en su elaboración se ha
ajustado estrictamente a la Constitución Política del Estado, pero
que en cuanto a su contenido atenta en contra de cualquiera de los
preceptos constitucionales.
Ahora bien, hay algunos de estos preceptos que tienen como misión
crear y organizar los poderes públicos, y otros destinados a
enumerar y reconocer determinados derechos, los cuales reciben el
nombre de garantías individuales.
Desde el momento en que el artículo 80 de la Constitución Política*
no hace distingo en cuanto a los preceptos
427
legales contrarios a ella, quiere decir que podrán ser declarados
inaplicables, tanto los que atentan en contra de las normas
constitucionales sobre creación u organización de los poderes
públicos, cuanto los que amagan las garantías individuales.
638. Inconstitucionalidad de forma. Se entiende, en cambio, que
un precepto legal es inconstitucional en cuanto a la forma cuando en
su elaboración no se han respetado las disposiciones contenidas en
la Constitución sobre la formación de las leyes. Ejemplos: se
aprueba un proyecto de ley en la Cámara de Diputados y se omite la
aprobación del Senado y, sin embargo, el Ejecutivo procede a
promulgarlo como ley de la República.
Se ha pretendido por algunos que los preceptos legales que en su
gestación contienen claros vicios formales no constituyen
verdaderas leyes y que, por consiguiente, escapan al campo de
actuación del recurso de inaplicabilidad, debiendo los tribunales
limitarse a precindir de ellos.
Sin embargo, el artículo 80 de la Constitución Política* no hace
distingo alguno acerca de la manera como un precepto legal puede
ser contrario a ella; de modo que no habrá razón para no incluir la
inconstitucionalidad formal entre los fundamentos del recurso de
inaplicabilidad. A mayor abundamiento, la Carta Fundamental
tiende a garantizar tanto el contenido de las leyes cuanto su correcta
generación, de suerte que todo lo que persiga el mantenimiento del
orden constitucional debe ser admitido, para que así las normas
jurídicas vuelvan a su cauce normal.
III. INTERPOSICIÓN DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD
639. ¿Ante quién y para ante quién se interpone? Al legislador que
desea establecer el recurso de inaplicabilidad se le plantean
' Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
* Actualizado Depto D Procesal U. de Chile.
428 Mario Casanno Viterbo
dos importantes problemas relacionados con la anterior interrogante:
a) ¿debe entregar su conocimiento a cualquier poder público o
solamente al judicial?; y b) en el supuesto de entregarlo al judicial,
¿debe ser entregado a cualquier tribunal o solamente al tribunal
supremo?
Nuestros constituyentes del año 1925 optaron por entregar el
conocimiento y fallo de este recurso al Poder Judicial, y dentro de él,
con competencia exclusiva, a la Corte Suprema. La Constitución
Política de 1980, al igual que el texto de 1925, inicia el artículo 80
indicando en forma expresa que es la Corte Suprema el tribunal que
tiene competencia exclusiva para conocer del recurso de
inaplicabilidad, reafirmando que el conocimiento y fallo de este
recurso le corresponde al Poder Judicial.* Justificando este sistema,
don Eliodoro Yáñez expresó: "El día que se entregue esta facultad a
los jueces o Cortes de Apelaciones, se produciría una grave
perturbación en la Administración de Justicia".
En consecuencia, el recurso de inaplicabilidad se interpone ante la
Corte Suprema y para ante este mismo tribunal. La Corte Suprema
conocerá del recurso, por expresa disposición de la ley, en Pleno (art.
96, N° Io, C.O.T.).
Cabe señalar que en la Comisión de Estudios de la Nueva
Constitución se planteó, específicamente, el problema de si la Corte
Suprema podía o no conocer en sala una inaplicabilidad planteada
de oficio o a petición de parte. Al respecto se desestimó la
posibilidad de que la Corte Suprema conociera de esta materia en
sala, toda vez que era presupuesto básico para que se diera esta
forma de conocimiento que la declaración de inaplicabilidad tuviera
en ciertos casos efectos generales, posición que como vimos
anteriormente no logró prosperar.*
640. ¿Quién puede interponerlo? La Constitución Política se
pieocupó exclusivamente de sentar las líneas fundamenta-
429
D Procesal U de Chile
les del recurso, de suerte que no señaló normas sobre este particular.
Tampoco el legislador ha tratado de subsanar este vacío dictando
una ley especial al respecto.
Por consiguiente, sólo cabe recurrir a la aplicación de los principios
generales y recordar que en todos los recursos su interposición corre
a cargo de la parte agraviada.
Interpondrá, pues, el recurso de inaplicabilidad todo aquel que
figure como parte en el juicio de que se trate y que experimente un
perjuicio con la aplicación de la ley inconstitucional en el
planteamiento de su acción, según el caso.
El recurrente tendrá, en consecuencia, que preocuparse de
demostrar que el precepto legal cuya aplicación no desea que se
haga en el juicio es inconstitucional, sea en el fondo o en la forma, y
que esa posible aplicación influirá en la aceptación o rechazo de sus
derechos que ha hecho valer judicialmente.
A su vez, el recurso de inaplicabilidad podrá ser deducido por la
parte, o por su apoderado en el juicio en que incide, puesto que éste
actúa del mismo modo en que podría hacerlo el poderdante. Eso sí
que tendrá que preocuparse de acreditar su personería, ya que no
existe vinculación material alguna entre el juicio y el recurso que se
pretende deducir.
641. Forma de interponer el recurso. Se interpondrá por escrito,
de acuerdo a los principios generales sobre la forma de nuestras
actuaciones judiciales y, en especial, a lo que prescribe el Auto
Acordado de 1932.
Dicho escrito, tanto en su presentación cuanto en su contenido, se
ajustará también a las normas generales que ya conocemos, a falta
de disposiciones legales especiales en contrario. Sin embargo, la
práctica exige que debe mencionar expresa y determinadamente:
a) El juicio en que recae el recurso indicando el tribunal, número de
orden, materia sobre que versa, partes litigantes y estado en que se
encuentra;
b) Nombre, domicilio y profesión u oficio de las partes litigantes;
430
431
que dicha suspensión puede decretarla la Corte Suprema de oficio.
El hecho de que la suspensión del procedimiento sea facultativa para
el Tribunal Supremo tiene como fundamento la idea del legislador
de evitar la paralización de la gestión en que incide, toda vez que de
no ser así se transformaría nada más que en una herramienta para
que los peticionarios paralizaran la gestión sobre la que recae.*
IV. TRAMITACIÓN DEL RECURSO DE INAPLJCABILIDAD**
644. Primera resolución. Interpuesto el recurso, en la forma que
hemos señalado anteriormente, la Corte Suprema procede a
pronunciar la primera resolución, que no es otra que un simple
"traslado".
Traslado significa poner el recurso de inaplicabilidad en
conocimiento de las demás partes litigantes en el juicio, las cuales,
para los efectos del recurso, desempeñarán el papel de partes
recurridas, con el objeto de que expresen lo que estimen
conveniente a su derecho.
Este traslado es por seis días, plazo que presenta las siguientes
características:
a) es común, o sea, si hay dos o más partes recurridas, corre desde la
última notificación;
b) es susceptible de aumento, de conformidad a los plazos
contenidos en la tabla a que alude el artículo 259 del Código de
Procedimiento Civil; y
c) sin ser fatal, su solo vencimiento permite continuar en la
tramitación del recurso, no siendo necesario acusar la corres-
* Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
** El recurso de inaplicabilidad se encuentra reglamentado en el
Auto Acordado de fecha 22 de marzo de 1932, expedido por la
Corte Suprema. Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
432 Mario Casan no Viterbo
pondiente rebeldía y a pesar de no haberse evacuado el trámite de
responde.
Como toda primera resolución pronunciada dentro de un recurso,
que no es conocido por el tribunal ante el cual se sigue el juicio,
deberá notificarse personalmente al litigante a quien haya de afectar
en sus resultados.
¿A quién se notifica? ¿A la parte o a su apoderado? En estricto
derecho debe notificarse al apoderado, desde el momento en que se
trata de una resolución recaída en la tramitación de un recurso
deducido en juicio. Pero en atención a la naturaleza sui generis de
este recurso, o sea, a la falta de vinculación material entre éste y la
gestión* misma, se acostumbra notificar la primera resolución que
recae en el recurso de inaplicabilidad a la parte litigante en persona,
prescindiendo del apoderado que en él haya constituido.
645. Curso posterior del recurso. Una vez evacuado el traslado,
vale decir, el escrito de responde que deberá presentar la parte
litigante recurrida, se ordena pasar los antecedentes al Fiscal para
que dictamine.
Igual orden se dictará en caso que el escrito de responde no haya
sido presentado dentro de término, pues el Auto Acordado de 1932
dispone que "transcurrido el plazo antedicho, con o sin respuesta de
los interesados, se pasarán los antecedentes para que dictamine el
señor Fiscal".
Evacuado el trámite del Fiscal, se proveerá autos en relación; y
notificada legalmente esta resolución, los autos quedan en estado de
tabla, para su vista y fallo, como los demás asuntos de que conoce el
tribunal en pleno.
433
V. FALLO DEL RECURSO DE INAPLICABILIDAD
646. Fallo que acoge el recurso. La Corte Suprema acogerá el
recurso si coincide con el recurrente en la apreciación de que el
precepto legal que se pretende aplicar en la gestión* actualmente
pendiente es inconstitucional, haciendo declaración expresa en este
sentido.
Este fallo se pronuncia en única instancia, por cuanto ya no es
susceptible de ninguna otra clase de recursos; y sus efectos, como se
comprende, se producen exclusivamente dentro de la gestión* para
el cual fue interpuesto, empleando los términos constitucionales
"para ese caso".
Será necesario, por consiguiente, ponerlo en conocimiento del
tribunal que está conociendo de la gestión,* oficiándole al efecto, a
objeto de que se abstenga de aplicar el precepto legal que ha sido
declarado contrario a la Constitución.
Sin embargo, ese tribunal conserva siempre plenas atribuciones en
orden a la sustanciación, fallo y ejecución del pleito con una sola y
excepcional limitación: no podrá utilizar en aquél el precepto legal
que la Corte Suprema declaró inaplicable o inconstitucional.
Y si, en el hecho, aplica este precepto legal, ¿qué medios tiene el
litigante agraviado para obtener la reparación de esta injusticia? A
nuestro juicio, no le queda otro camino que deducir los recursos
ordinarios y extraordinarios que procedan, a fin de que el tribunal
superior enmiende el error o la falta del inferior, esto es, prescinda
de la aplicación del precepto legal declarado inaplicable; todo ello
sin perjuicio de la responsabilidad penal del juez por haber fallado
contra ley expresa (arts. 223 y siguiente C. Penal).
Depto. D. Procesal U. de Chile.
1
Actualizado Depto. D. Procesal U. de Chile.
434
439
651. La nulidad procesal como sanción de los actos procesales
irregulares. Hemos dicho que el juicio consta de diversos actos
procesales desarrollados en un orden armónico y preestablecido en
la ley. Pues bien, el elemento más simple del juicio es el acto
procesal aislado; por ejemplo, la notificación de la demanda, la
declaración de un testigo, la sentencia, etc.
Pero estos actos procesales no se llevan a efecto de conformidad al
mero capricho de las partes o del juez; por el contrario, su ejecución
se ajusta a claros requisitos o condiciones de orden legal, los que a
veces son generales para toda clase de actos procesales, y otras,
especiales, para determinada clase de ellos.
Ahora bien, establecido que los actos procesales deben ajustarse a
determinados requisitos o condiciones legales, cabe preguntarse:
¿qué sanción tienen estos actos procesales ejecutados con omisión
de tales requisitos o condiciones legales?
Desde un punto sustantivo o material, la sanción no puede ser otra
que la nulidad del acto, puesto que sabemos que es nulo todo acto o
contrato a que falta alguno de los requisitos que la ley prescribe para
el valor del mismo acto o contrato, según su especie y la calidad o
estado de las partes; nulidad que todavía puede ser de dos clases,
absolutao relativa (art. 1681 C.C.).
En derecho procesal, la sanción a aplicar también tendrá que ser la
nulidad del acto, ya que por nulidad se entiende el hecho de privar
de todo efecto jurídico al referido acto como si jamás hubiere
existido; pero buen cuidado hemos de tener en precisar que se trata
de una nulidad procesal y no civil, las cuales no es posible
confundir.
Razones de orden doctrinario y legal, en todo caso, abonan y
justifican la existencia de la nulidad procesal.
652. Fundamentos doctrinarios de la nulidad procesal. Los
actos humanos producen efectos jurídicos por sí solos; es la ley la
que viene a atribuirles determinados efectos siempre y cuando en su
ejecución se ajusten a ella.
La ley, en consecuencia, se encarga de señalar para cada acto en
particular los elementos o condiciones de existencia
Mario CasarinoViterbo
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440
0
e igualmente los necesarios para su validez, otorgándoles la
correspondiente protección jurídica solamente a aquellos actos que
se ciñan a ella.
Por el contrario, los actos ejecutados con prescindencia de los
preceptos legales carecen de protección jurídica, se les desconoce
eficacia legal y terminan por considerárseles como jamás ejecutados,
o sea, nulos.
Si esta sanción, llamada nulidad, opera de manera indiscutible en
materia civil, no se ve la razón por la cual tampoco deba aplicarse en
materia procesal, tal vez más formalista que la ley sustantiva al
señalar los requisitos o condiciones esenciales de los actos que
reglamenta.
A mayor abundamiento, la ley procesal es fundamentalmente
imperativa, de suerte que su infracción llevará siempre implícita la
sanción de nulidad para el acto realizado sin sujeción a los requisitos
o condiciones que ella señala o exige.
653. Fundamentos de derecho positivo de la nulidad procesal. Si
se examina cualquier ordenamiento legal encargado de regular el
proceso, se observará, fácilmente, que todos sus preceptos están
elaborados en forma tal que la inobservancia de la ley debe estar
sancionada con la nulidad de los actos procesales ejecutados en
condiciones irregulares.
Cierto es que no existe en la mayoría de los Códigos de
Procedimiento Civil; por ejemplo, en el nuestro, una disposición
legal que, con caracteres de precisión y generalidad, establezca la
nulidad como sanción para los actos procesales irregulares, al igual
que acontece con el Código Civil (art. 1681); pero no podemos
desconocer que esta sanción de la nulidad fluye, de una manera
natural, de diversos preceptos contenidos en el primero de los
Códigos antes nombrados. Así, por vía de ejemplo, señalamos los
artículos 55, 69, 80, 84, 85, 86, 182,234, 433, 768, N° 9o, etc.; y
estamos ciertos que nadie podrá pensar que se trata de casos aislados
de nulidad procesal sino, por el contrario, de manifestaciones
evidentes de un principio general, según el cual todo acto procesal
que
en su ejecución no se ajuste a los requisitos o condiciones legales,
deberá considerársele privado de toda eficacia jurídica, o sea, nulo.
Pudo haberse contemplado una fórmula de carácter general; pero su
falta, repetimos, no autoriza para pensar que nuestro legislador ha
descartado la nulidad procesal como sanción de los actos procesales
irregulares.
654. Efectos de la nulidad procesal. Los efectos de la nulidad
procesal son especialísimos por la naturaleza también especial de
los actos a quienes ella afecta: junto con hacer desaparecer el acto
procesal cuya nulidad se ha declarado, echa por tierra todos aquellos
demás actos procesales posteriores y consecuenciales del acto nulo.
Ejemplo: se anula la notificación de la resolución que recibió la
causa a prueba y, por consiguiente, tampoco es válida la prueba que
ha podido rendirse con posterioridad.
En realidad no existe fórmula de carácter general que establezca un
principio semejante, pero se llega a su aplicación teniendo en
consideración que los actos procesales no son algo aislado, sino el
uno consecuencia y, a su vez, antecedente del
otro.
Hay veces que los actos procesales producen un doble efecto: uno,
de carácter estrictamente procesal; y otro, de carácter sustantivo o
material. Ahora bien, si se anula dicho acto, no solamente
desaparece para los efectos procesales, sino, además, para los de
orden sustantivo o material, porque éstos son consecuencia de
aquéllos. Ejemplo: se anula la notificación de una demanda; no
solamente falta el emplazamiento del demandado, sino que, además,
esta notificación no ha tenido la virtud de interrumpir la
prescripción.
442
II. FORMAS EN QUE PUEDE HACERSE VALER Y DECLARARSE
LA NULIDAD PROCESAL
655. Premisa fundamental. Nos corresponde, ahora, estudiar los
medios que franquea la ley para reclamar y obtener la declaración de
nulidad de los actos procesales; pero antes es previo establecer dos
reglas fundamentales sobre la materia, de carácter general, que son:
a) La nulidad de los actos procesales sólo puede obtenerse dentro
del mismo juicio del cual ellos forman parte y por medio de los
recursos que la ley se encarga de establecer; y
b) Estos recursos que la ley concede para invalidar los actos
procesales sólo proceden mientras está pendiente el juicio del cual
éstos forman parte, o sea, antes que la sentencia definitiva que le
ponga término adquiera el carácter de firme o ejecutoriada y goce,
en consecuencia, de la autoridad de la
cosa juzgada.
Se entiende que los principios anteriores, por ser reglas generales,
sufren excepciones, las cuales veremos oportunamente.
656. ¿Cuáles son estos medios legales? La doctrina los clasifica en
medios directos e indirectos. Medios directos son aquellos que
atacan derechamente el acto procesal que se pretende invalidar.
Ellos son: la declaración de nulidad de oficio, el incidente de
nulidad y el recurso de casación en la forma. Medios indirectos son
aquellos que persiguen la nulidad del acto procesal como
consecuencia de otra declaración. Ellos son la apelación, la
reposición y la queja.
A continuación estudiaremos cada uno de estos medios
directos en particular.
657. La declaración de nulidad de oficio. Es aquella declaración que
hace el juez de propia iniciativa, anulando todo lo obrado, cuando
estima que la relación procesal se halla viciada.
443
Sus fundamentos legales son los artículos 83, 84, 85 y 86 del Código
de Procedimiento Civil.
Esta declaración de nulidad la puede hacer el tribunal durante todo
el curso del juicio, pero constreñido por dos grandes limitaciones, a
saber: siempre que no se haya notificado la sentencia a alguna de las
partes (art. 182, inc. Io, C.P.C.) y siempre que no hubiere vencido la
oportunidad que las mismas partes litigantes tenían para reclamar de
dicha nulidad procesal.
La primera limitación es una consecuencia del principio del
desasimiento, o sea, que pronunciada una sentencia definitiva o
interlocutoria y notificada a alguna de las partes, no podrá el
tribunal que la dictó alterarla o modificarla en manera alguna; y la
segunda, desde el momento en que si las partes afectadas no han
reclamado del vicio se produce una verdadera renuncia a impetrar la
nulidad y, por consiguiente, el acto irregular queda saneado.
Ahora bien, para que el tribunal pueda declarar de oficio la nulidad
de todo lo obrado es indispensable que el hecho o circunstancia que
le sirve de fundamento conste del mismo proceso, pues las
resoluciones deben pronunciarse conforme al mérito de éste y no
por el conocimiento personal que tenga el magistrado (art. 160
C.P.C).
Y al declarar la nulidad de oficio de todo lo obrado, el tribunal no
debe contentarse con hacer desaparecer las actuaciones viciadas,
sino que también debe adoptar las medidas que sean necesarias para
que dichas actuaciones se realicen válidamente. Todavía más: podrá
asimismo tomar las medidas que tiendan a evitar la nulidad de
futuros actos del procedimiento.
Son casos frecuentes de nulidad procesal de oficio aquellos que
declara el magistrado cuando: el juicio se está desarrollando ante un
tribunal absolutamente incompetente; el demandado no ha sido
legalmente emplazado; las partes litigantes son incapaces para
comparecer en juicio por sí mismas; hay vicios que permitan casar
en la forma, etc.
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446
449
Esta acción ordinaria de nulidad de los actos procesales era admitida
en la legislación española antigua; pero hoy frente a nuestro actual
derecho positivo ella es inadmisible. Así quedó claramente
establecido en la historia fidedigna del establecimiento de nuestra
ley procesal civil; a lo que cabe añadir que las prescripciones del
Título XX del Libro IX del Código Civil son propias de los actos o
contratos, y que la autoridad de la cosajuzgada es el manto protector
de cualquier posible vicio o defecto de carácter formal.
En todo caso, el problema antes planteado presenta especial
importancia cuando se trata de invalidar actos de doble carácter, o
sea, civiles y procesales a la vez; por ejemplo, cuando se trata de
anular una compraventa celebrada por intermedio del ministerio de
la justicia.
La jurisprudencia de nuestros tribunales ha sostenido que, en tales
casos, la fuente u origen de la nulidad que se pretende seiá la que
dará la pauta en cuanto al camino a seguir. Así, en el ejemplo
propuesto, si se omitió la solemnidad de la escritura pública, el
consentimiento de las partes estaba viciado, etc., se tratará de una
nulidad civil y podrá hacerse valer por medio de la acción ordinaria
de nulidad; y, a la inversa, si se omitieron formalidades de
publicidad, de tasación, etc., se estará en presencia de una nulidad
procesal, la cual sabemos que se hace valer por los medios o
recursos que la ley procesal franquea y siempre que el juicio se halle
pendiente, o sea, que la sentencia no haya pasado en autoridad de
cosajuzgada.
ÍNDICE DE MATERIAS
Actualización
Segunda Parte
LOS PROCESOS DECLARATIVOS Y EJECUTIVOS
COMUNES O LOS PROCEDIMIENTOS CONTENCIOSOS
DE APLICACIÓN GENERAL
Introdutcwn
A. Juicio, proceso y procedimiento ...................... 11
B Clasificación de los procedimientos ]udiciales ........... 11
C Clasificación de los procedimientos judiciales según la ley
procesal civil chilena............................. 14
Sección Primera EL JUICIO ORDINARIO DE MAYOR
CUANTÍA
Capítulo Primero GENERALIDADES
323. Características e importancia del juicio ordinario de mayor
cuantía.......................................
324. Esquema deljuicio ordinario de mayor cuantía..........
325 Períodos o fases del juicio ordinario de mayor cuantía ....
19 21 23
índice de materias
índice de materias
453
452
Capítulo Segundo LA DEMANDA
326. 327. 328.
Concepto
■ los documentos;
329. Resolución que recae en el escruu T-i -—«ío^mipnto del
demandado
escrito de demanda
330. 331. 332.
ució q plazamiento del
ficado de la demanda
Capítulo Tercero LAS EXCEPCIONES DILATORIAS
I. Generalidades
333. Concepto . .
334. ¿Cuáles son?
II. Análisis particular de las excepciones dilatorias
Incompetencia del tribunal ............
Incapacidad, falta de personería o de representación legal
335. Incompetencia del tribunal
336.
337 Litispendencia......
338 Ineptitud del libelo . . 339. Beneficio de excusión
III. Procedimiento
oportunidad de oponer excepciones dilatorias
340 Manera y .
34l' Tramitación, fallo y recursos
342. Curso posterior del juicio .
IV. Excepciones mixtas
o anómalas
343. Su régimen legal
25
26
29
30
21
34
35
39 40
41 42 43 44 45
46 48 49
51
Capítulo Cuarto
LA CONTESTACIÓN, LA REPLICA Y LA DUPLICA, Y LA
RECONVENCIÓN
I. La contestación de la demanda
344. Concepto ......................................... 53
345. Clases de contestación de la demanda ................. 54
346. Forma y contenido de la contestación de la demanda..... 55
347. De los documentos en que se funda la contestación ...... 58
348. Plazo para presentar la contestación de la demanda y reso-
lución que en ella debe recaer........................ 59
349. Oportunidad para oponer excepciones perentorias ...... 60
II. La réplica y la duplica
350. Concepto ......................................... 61
351. Ampliación, adición o modificación de las acciones y
excepciones ............................................ 62
352. Tramitación ....................................... 63
III. La reconvención
353. Concepto ......................................... 64
354. Sujetos de la reconvención........................... 65
355. Condiciones de procedencia de la leconvención......... 66
356. Tramitación ....................................... 67
Capítulo Quinto * LA PRUEBA EN GENERAL
I. Generalidades
357. Concepto ......................................... 71
358. Naturaleza de las normas legales sobre la prueba ........ 72
359. Elementos de la prueba ............................. 73
454
360. 361. 362. 363. 364.
365. 366. 367. 368. 369.
370. 371. 372. 373. 374. 375.
índice de materias
Los medios de prueba............................... 75
Clasificación de los medios probatorios ................ 76
Sistemas probatorios................................ 77
Apreciación comparativa de los medios de prueba ....... 78
Reglas reguladoras de la prueba ...................... 80
II. Recepción de la causa a prueba
Diversas actitudes del tribunal ........................ 81
La resolución que recibe la causa a prueba ............. 83
Recursos con motivo de la recepción de la causa a prueba . 84
Ampliación de la prueba ........................... 87
Práctica de diligencias probatorias .................... 88
III. Del término probatorio
Concepto ......................................... 89
Características del término probatorio ................. 89
Clases de términos probatorios ....................... 90
El término probatorio ordinario ...................... 90
El término probatorio extraordinario .................. 91
El término probatorio especial ....................... 94
Capítulo Sexto LA PRUEBA INSTRUMENTAL
I. Generalidades
376. Concepto ......................................... 97
377. Clasificación de los instrumentos..................... 97
378. Iniciativa en la prueba documental .................... 100
379. Oportunidad en que debe rendirse la prueba instrumental
102
380. De los instrumentos extendidos en lengua extranjera..... 102
II. Los instrumentos públicos 381. Concepto de los instrumentos
públicos enjuicio
103
índice de materia
455
382. Instrumentos públicos otorgados en el extranjero........ 105
383. Manera de acompañar los instrumentos públicos en juicio .
108
384. Valor probatorio del instrumento público .............. 109
385. Impugnación de los instrumentos públicos ............. 111
386. Formas de impugnar los instrumentos públicos.......... 115
III. Los instrumentos privados
387. Concepto ......................................... 116
388. Reconocimiento de los instrumentos privados........... 117
389. Manera de acompañar los instrumentos privados enjuicio .
119
390. Valor probatorio del instrumento privado .............. 120
391. Impugnación de los instrumentos privados y, en especial,
del cotejo de letras ................................. 121
Capítulo Séptimo LA PRUEBA TESTIMONIAL
I. Generalidades
392. Concepto ......................................... 123
393. Procedencia de la prueba testimonial .................. 123
394. Iniciativa en la prueba testimonial..................... 125
395. Oportunidad para rendirla........................... 125
II. Los testigos
396. Definición ........................................ 126
397. Clasificación de los testigos .......................... 127
398. Habilidad para ser testigo............................ 128
399. Inhabilidades absolutas.............................. 129
400. Inhabilidades relativas .............................. 131
401. Obligaciones que pesan sobre los testigos............... 133
402. Derecho de los testigos.............................. 138
III. Forma de producir la prueba testimonial
403. Presentación de minuta de puntos de prueba y nómina de los
testigos ................................
139
456
404. Tribunal anta el cual se rinde la prueba
405 Fijación de audiendas de prueba.....
406 Citación de los tesügos .............
Examen de los testigos . . • ■........
Acta de la prueba testimonial.....•• •
Recapitulación.................
407. 408. 409.
índice de materias
testimonial ...... 1
................'. 142
........... . 143
............. . 145
............. . 145
índice de materias
457
IV. Las tachas
410. Concepto .......................
411. Oportunidad para oponer tachas ......
412. Forma o manera de hacer valer las tachas
-:-:;.„ ,-U !„ tachas
413. Efectos de la oposu-iuu «- .____
414. Tramitación, prueba y fallo de las tachas........
V. Valor probatorio de la prueba testimonial
146 146 147 148 148
150 151 151 152 154
415. Distingos previos .................
416. Testimonios de oídas........................
417. Testimonios presenciales ....................
418. Testimonios contradictorios..................
419. Testimonio de los menores de catorce años . . . .
Capítulo Octavo LA. PRUEBA CONFESIONAL
I. Generalidades
420. Concepto ......................................... 155
421. Sus características.................................. 155
422. Requisitos de validez de la confesión................... 156
423. Clasificación de la confesión ......................... 159
II. La confesión judicial
161
425. Tribunal competente ............................... 163
426. Funcionario competente ............................ 164
427. Oportunidad y veces en que puede exigirse confesión en
juicio............................................. 166
428. Iniciativa en la prueba confesional .................... 166
429. Personas que deben prestar confesión ................. 167
430. Personas que están exentas de la obligación de comparecer
ante el tribunal a confesar ........................... 169
431. Forma de proceder ................................. 170
432. Sanciones en que incurre el confesante rebelde ......... 172
433. Problemas varios ................................... 173
III. La confesión extrajudicial 434.
Concepto ......................................... 174
IV. Valor probatorio de la confesión
435. Distingo previo .................................... 175
436. Valor probatorio de la confesión extrajudicial ........... 176
437. Valor probatorio de la confesión judicial ............... 177
V. Efectos legales de la confesión y sus limitaciones
438. ¿Cuáles son?....................................... 180
439. El principio de la indivisibilidad de la confesión en doctrina
180
440. El principio de la indivisibilidad de la confesión ante nuestra
legislación ..................................... 183
441. Solución histórico-legal ............................. 185
442. El principio de la irrevocabilidad de la confesión y sus ex-
cepciones ......................................... 186
424. Concepto y clases
458 índice de materias
Capítulo Noveno INSPECCIÓN PERSONAL DEL
TRIBUNAL
I. Generalidades
443. Concepto ......................................... 189
444. Clasificación....................................... 190
445. Requisitos de procedencia ........................... 191
II. Procedimiento
446. Tribunal que la ordena .............................. 192
447. Tribunal que la practica ............................. 193
448. Tramitación ....................................... 193
449. Concurrencia con otros medios probatorios ............
194
III. Valor probatorio
450. ¿Cuál es?.......................................... 195
Capítulo Décimo LA PRUEBA PERICIAL
I. Generalidades
451. Concepto ......................................... 197
452. Procedencia del informe pericial...................... 198
453. Clases de informe de peritos ......................... 199
454. Oportunidad para decretarlo......................... 201
455. Requisitos para ser perito............................ 201
II. Procedimiento
456. Nombramiento de los peritos......................... 202
457. Formalidades posteriores ............................ 204
índice de materias 459
458. Del reconocimiento ................................ 205
459. Presentación del informe pericial ..................... 206
460. Opiniones periciales discordantes..................... 207
461. Gastos y honorarios periciales ........................ 207
III. Valor probatorio
462. ¿Cuál es?.......................................... 208
Capítulo Undécimo LA PRUEBA POR PRESUNCIONES
I. Generalidades
463. Concepto . .
464. Clasificación
II. Las presunciones legales
465. Concepto
III. Las presunciones judiciales
209 210
211
466. Concepto ......................................... 212
467. Su admisibilidad ................................... 213
468. Requisitos de las presunciones judiciales ............... 214
469. Bases de presunciones judiciales ...................... 215
Capítulo Duodécimo TRAMITES POSTERIORES A LA PRUEBA
470. Escritos de observaciones a la prueba .................. 217
471. Citación para oír sentencia........................... 218
472. Medidas para mejor resolver ......................... 220
índice de materias
460
- *■ la orueba rendida fuera del tribunal ......
473 Agregación de la prueoa ..............
474. La sentencia defimüva —^ .ón de la rimera instancia 475"
£^cirrrdrm™orcuantía ..................
223 224
225
LOS REC
Sección Segunda 1URSOS Y LA NULIDAD PROCESAL
Capítulo Primero GENERALIDADES
6 Definiciones................
7 Fundamentos de los recursos ^ ■■■■
47Q _____
480' aasificación de los recursos ...
48L Tramitación de los recursos ..........
Capítulo Segundo EL RECURSO DE APELACIÓN
I. Generalidades
482. 483.
II. Interposición del recurso de apelación
229 230 231 232 233 234
237 238 -239 240 241
242 243
489. Plazo para apelar......
índice de materias 461
490. Formas de apelar................................... 245
491. Resoluciones que pueden recaer, una vez interpuesta la ape-
lación ............................................ 246
III. Efectos del recurso de apelación
492. Concepto ......................................... 247
493. El efecto devolutivo................................. 249
494. Casos en que se concede apelación sólo en el efecto devo-
lutivo ............................................ 251
495. Carácter de la jurisdicción del tribunal inferior, concedida
apelación en lo devolutivo ........................... 252
496. El efecto suspensivo ................................ 254
IV. Tramitación del recurso de apelación
497. Remisión de los autos originales o de las compulsas, según
el caso, al tribunal superior .......................... 255
498. Recepción de los autos por el tribunal superior.......... 257
499. Declaración previa de admisibilidad o inadmisibilidad del
recurso ........................................... 258
500. Primera resolución destinada a tramitar el recurso ....... 259
501. Comparecencia de las partes ......................... 259
502. Sanción por la incomparecencia de las partes ........... 261
503. Curso posterior de la apelación hasta su fallo............ 262
V. De la adhesión a la apelación
504. Concepto ......................................... 263
505. Requisitos de procedencia de la adhesión a la apelación . .
264
506. Oportunidad para adherirse a la apelación ............. 265
507. Tramitación de la adhesión a la apelación .............. 266
VI. Pruebas, incidentes y notificaciones en la aliada
508. Pruebas en la segunda instancia....................... 267
509. Incidentes en la segunda instancia .................... 268
510. Notificaciones en la segunda instancia ................. 269
índice de materias
índice de materias
463
462
511. 512. 513. 514.
VII. Extinción del recurso de apelación
Mediante el fallo de segunda instancia .......
El desistimiento..........................
La deserción ............................
La prescripción ..........................
270 270 272 273
Capítulo Tercero EL RECURSO DE HECHO
I. Generalidades
515. Concepto .................................
516. Causales de procedencia del recurso de hecho .
517. Clases de recurso de hecho .................
II. El recurso de hecho propiamente dicho
518. Concepto .........-■
519. Plazo para interponerlo
520. Tramitación .........
521. Fallo ...............
. El falso recurso de hecho
522. Concepto ..................
523. Tramitación .........................
524. Fallo ...............................
525. Control de las apelaciones improcedentes
277 278 278
279 279 280 281
282 283 283 284
Capítulo Cuarto EL RECURSO DE CASACIÓN EN LA FORMA
I. Generalidades
526. Concepto ......................................... 287
527. Fundamentos del recurso de casación en la forma ....... 288
528. Características del recurso de casación en la forma....... 289
529. Antecedentes históricos del recurso de casación en la for-
ma ............................................... 290
II. Resoluciones judiciales susceptibles del recurso de casación en
la forma
530. ¿Cuáles son?....................................... 291
531. Primer caso: las sentencias definitivas .................. 292
532. Segundo caso: las sentencias interlocutorias cuando ponen
término al juicio o hacen imposible su continuación ..... 293
533. Tercer caso: las sentencias interlocutorias a que se refiere el
artículo 766 ....................................... 295
III. Causales que justifican el recurso de casación en la forma
534. Su clasificación .................................... 297
535. Primera causal..................................... 298
536. Segunda causal .................................... 300
537. Tercera causal ..................................... 302
538. Cuarta causal ...................................... 303
539. Quinta causal...................................... 305
540. Sexta causal ....................................... 307
541. Séptima causal..................................... 308
542. Octava causal ...................................... 309
543. Novena causal ..................................... 309
544. Trámites o diligencias esenciales en la única o en la primera
instancia en los juicios de menor o de mayor cuantía y
en los juicios especiales.............................. 311
464 índice de materias
545. Trámites o diligencias esenciales en la segunda instancia de
los juicios de menor o de mayor cuantía y en los juicios es-
peciales ........................................... 317
IV. Limitaciones del recurso de casación en la forma
546. Concepto ......................................... 321
547. Preparación del recurso de casación en la forma......... 322
548. Casos en que no se exige preparación previa del recurso de
casación en la forma ................................ 324
549. Falta de perjuicio reparable sólo con la invalidación del fallo o
de influencia del vicio en lo dispositivo del mismo . . 326
550. Falta de pronunciamiento sobre alguna acción o excepción
hecha valer oportunamente en el juicio ................ 328
V. Interposición del recurso de casación en la forma
551. /Ante quién y para ante quién se interpone? ............ 329
552. ¿Quién puede interponer el recurso? .................. 330
553. Forma de interponer el recurso....................... 331
554. Resoluciones que pueden recaer en el escrito de interposición
del recurso.................................... 334
555. Impugnación de la resolución que declara admisible o inad-
misible el recurso de casación en la forma .............. 335
VI. Efectos del recurso de casación en la forma
556. Concepto y evolución histórica legislativa............... 336
557. Solución legal actual................................ 337
VII. Tramitación del recurso de casación en la forma
558. Remisión de los autos al tribunal superior e ingreso de los
mismos........................................... 339
559. Declaración previa de admisibilidad o inadmisibilidad del
recurso de casación en la forma....................... 340
560. Comparecencia de las partes ......................... 341
índice de materias 463
561. Designación de abogado patrocinante ................. 341
562. Escrito con observaciones para el fallo del recurso ....... 342
563. Vista del recurso ................................... 342
564. La prueba y el recurso de casación en la forma .......... 343
565. Disposiciones especiales en juicios de mínima cuantía y de
menor cuantía..................................... 343
VIII. Extinción del recurso de casación en la forma
566. Mediante el fallo de casación ......................... 345
567. El desistimiento.................................... 348
568. La deserción ...................................... 348
569. La prescripción .................................... 349
IX. La casación en la forma y los juicios o reclamaciones regidos
por leyes especiales
570. Procedencia del recurso de casación en la forma en juicios
o reclamaciones regidos por leyes especiales ............ 350
571. Causales de casación en la forma en los juicios o reclama-
ciones regidos por leyes especiales .................... 351
X. La casación en la forma y la apelación
572. Su interposición conjunta ........................... 352
XI. La casación en la forma de oficio
573. Concepto ......................................... 354
574. Casos en que procede............................... 355
575. Tramitación y efectos ............................... 356
576. El fallo en la casación en la forma de oficio ............. 357
466
índice de materias
Capítulo Quinto EL RECURSO DE CASACIÓN EN EL
FONDO
I. Generalidades
577. Concepto ......................................... 359
578. Fundamento del recurso ............................ 360
579. Características del recurso de casación en el fondo.......
360
580. Antecedentes históricos del recurso de casación en el
fondo 362
II. Resoluciones judiciales susceptibles del recurso de casación en
el fondo
581. ¿Cuáles son?....................................... 363
582. Análisis de los requisitos anteriores .................... 364
III. Causal que justifica el recurso de casación en el fondo
583. Concepto ......................................... 365
584. Formas o maneras de infringir la ley................... 366
585. Significado o alcance de la palabra "ley"................ 367
586. Influencia de la infracción legal en lo dispositivo de la sen-
tencia ............................................ 372
IV. Limitaciones del recurso de casación en el fondo
587. Concepto ......................................... 373
588. Primera limitación: las causales del recurso de casación
en
la forma .......................................... 374
589. Segunda limitación: los hechos del juicio............... 375
590. Excepción a la limitación anterior: infracción de las leyes
reguladoras de la prueba ............................ 378
V. Interposición del recurso de casación en el fondo
591. ¿Ante quién y para ante quién se interpone? ............
380
índice de materias 467
592. ¿Quién puede interponer el recurso? .................. 380
593. Forma de interponer el recurso....................... 381
594. Resoluciones que pueden recaer en el escrito de interposición
del recurso.................................... 382
595. Impugnación de la resolución que declara admisible o
inadmisible el recurso de casación en el fondo .......... 382
596. Efectos de la concesión del recurso.................... 383
VI. Tramitación del recurso de casación en el fondo
597. Remisión de los autos al tribunal superior e ingreso de los
mismos........................................... 384
598. Declaración previa de admisibilidad o inadmisibilidad del
recurso de casación en el fondo....................... 385
599. Comparecencia de las partes ......................... 386
600. Designación de abogado patrocinante ................. 387
601. Escrito con observaciones para el fallo del recurso .......
387
602. Los informes en derecho ............................ 388
603. Conocimiento y resolución del recurso de casación en el
fondo por el pleno del tribunal ....................... 388
604. Vista del recurso ................................... 389
605. La prueba y el recurso de casación en el fondo .......... 390
VII. Extinción del recurso de casación en el fondo
606. Mediante el fallo de casación ......................... 390
607. La sentencia de reemplazo........................... 393
608. El desistimiento, la deserción y la prescripción .......... 394
VIII. La casación en la forma y la casación en el fondo
609. Su interposición conjunta ........................... 395
610. Sus diferencias más esenciales ........................ 395
IX. La casación en el fondo de oficio
611. Concepto ......................................... 398
612. Casos en que procede............................... 400
613. El fallo en la casación en el fondo de oficio ............. 400
468
índice de materias
Capítulo Sexto EL RECURSO DE REVISIÓN
614. 615. 616. 617.
I. Generalidades
Concepto ......................................... 403
Fundamento del recurso ............................ 403
Características del recurso de revisión.................. 404
Antecedentes históricos del mismo .................... 405
618. 619.
620. 621. 622. 623.
624. 625. 626. 627. 628.
629. 630.
II. Resolucionesjudiciales susceptibles del recurso de revisión
Resolucionesjudiciales susceptibles de tal recurso........ 406
Sentencias firmes en contra de las cuales no procede la re-
visión ............................................ 406
III. Causales que justifican el recurso de revisión
Primera causal..................................... 407
Segunda causal .................................... 409
Tercera causal .............,....................... 409
Cuarta causal...................................... 410
IV. Interposición del recurso de revisión
¿Ante quién y para ante quién se interpone? ............ 411
¿Quién puede interponerlo? ......................... 411
Forma de interponer el recurso de revisión ............. 412
Plazo para interponer el recurso de revisión ............ 412
Efectos del recurso de revisión........................ 414
V. Tramitación y fallo del recurso de revisión
Su tramitación..................................... 415
Su fallo........................................... 416
índice de materias
469
Capítulo Séptimo EL RECURSO DE INAPLICABILIDAD
I. Generalidades
631. Concepto ......................................... 419
632. Fuentes legales .................................... 420
633. Características del recurso de inaplicabilidad............ 421
634. Su verdadera naturaleza jurídica ...................... 422
635. Antecedentes históricos del recurso de inaplicabilidad ....
423
II. Requisitos de procedencia del recurso de inaplicabilidad
636. ¿Cuáles son?....................................... 425
637. Inconstitucionalidad de fondo........................ 426
638. Inconstitucionalidad de forma........................ 427
III. Interposición del recurso de inaplicabilidad
639. ¿Ante quién y para ante quién se interpone? ............ 427
640. ¿Quién puede interponerlo? ......................... 428
641. Forma de interponer el recurso....................... 429
642. Oportunidad para interponerlo....................... 430
643. Efectos ........................................... 430
IV. Tramitación del recurso de inaplicabilidad
644. Primera resolución ................................. 431
645. Curso posterior del recurso .......................... 432
V. Fallo del recurso de inaplicabilidad
646. Fallo que acoge el recurso ........................... 433
647. Fallo que niega lugar al recurso....................... 434
VI. La inaplicabilidad de oficio
648. Concepto ......................................... 434
470
índice de materias
Capítulo Octavo LA NULIDAD PROCESAL
I. Generalidades
649. Juicio, causa o pleito ................................ 437
650. Los actos procesales ................................ 438
651. La nulidad procesal como sanción de los actos procesales
irregulares ........................................ 439
652. Fundamentos doctrinarios de la nulidad procesal ........ 439
653. Fundamentos de derecho positivo de la nulidad procesal . .
440
654. Efectos de la nulidad procesal ........................ 441
II. Formas en que puede hacerse valer y declararse la nulidad
procesal
655. Premisa fundamental ............................... 442
656. ;Cuáles son estos medios legales? ..................... 442
657. La declaración de nulidad de oficio ................... 442
658. El incidente de nulidad ............................. 444
659. El recurso de casación en la forma .................... 446
III. La nulidad civil y la nulidad procesal
660. Sus diferencias..................................... 447
661. La acción ordinaria de nulidad ....................... 448