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VIVIANA GASTALDI
From the standpoint of the elements that link fifth-century tragedy with rhetoric and sophistic,
it is possible to analyse the Euripides drama. In this sense, Troades, written around 415 b.C, offer
the possibility to frame their agones inside the structure of dissoi logoi, through which the tragic
characters argues their causes. The aim of this paper is to examine the Helens’ speech and the
strategy of defense she performed in face of her accusers Hecuba and Menelaus, modelled
through the ethos and inuentio.
1
Las citas del texto griego han sido tomadas de la edición oxoniense (1955).
En primer lugar, las pruebas técnicas, propias del arte o éntekhnoi, son de
tres especies: “unas residen en el carácter del que habla ( šn tÔ7 ¥qei toû
légontoj), otras en predisponer al oyente de alguna manera y las últimas, en el
discurso mismo, merced a lo que éste demuestra o parece demostrar”5. En
virtud de esta clasificación, el carácter personal o ethos parecería estar en el
mismo nivel que las otras dos clases de pruebas; sin embargo, continúa
diciendo Aristóteles, “casi es el talante parsonal quien constituye el más firme
medio de persuasión”, pero debe ser “un resultado del discurso y no del juicio
previo sobre el orador”, lo que la hace, en este sentido, susceptible de téchne:
todo consiste en que el orador haga uso de los procedimientos retóricos
oportunos, a partir de los cuales el auditorio quede convencido de que se halla
ante un hombre digno de crédito en virtud”. Toda vez que se admita este punto
de vista, el éthos puede ser considerado como una fuente de enunciados
persuasivos propios, de manera que deviene una clase particular de pístis”6.
En el caso que nos ocupa, esto es el éthos de Helena, se torna sumamente
difícil presentarse ante Hécuba y Menelao como alguien digno de fe: deberá
revertir, modelando su carácter en el discurso mismo, la imagen y la presunción
que de ella tienen sus oponentes, es decir, si ellos – a priori – y basándose en
un hecho real ( su adulterio y su huida con Paris) la juzgan culpable, su discurso
tendrá que ser lo suficientemente convincente para lograr credibilidad y, desde
alli, entonces desviar su culpabilidad y lograr la absolución de su falta. Así pues
y conforme a esta hipótesis, el ethos deviene en este caso particular7, el eje a
través del cual se articula la argumentación.
Este análisis nos coloca ahora frente al problema de la inuentio: “en cuanto
que connota las pruebas propias del arte, significa el acto de la facultad por el
que ésta elabora, de acuerdo con un método, una red o trama de estructuras
5
Rhet. I,2, 1356a2.
6
Cf. para el análisis del ethos y su relación con la auctoritas de la retórica latina, Quintín
Racionero Retórica de Aristóteles, Madrid, 1990, nota 34, p. 176.
7
“En la medida en que el orador es reputado como un hombre irreprochable ( poseedor
de un ethos moralmente bueno), su opinión es tomada con más facilidad en cuenta, supuesto que
no es posible que proceda del propio interés o que encierre cálculo alguno malicioso” (Racionero,
ob. cit, p. 176.) En el caso particular de Helena y dada la complejidad de su situación, su
estrategia discursiva no será reafirmar un ethos bueno, sino mudar la opinión negativa de su
auditorio, lo que hace que, necesariamente, deba intensificar su táctica argumentativa a fin de
lograr una “expresión adecuada” (lexis ethiké).
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8
Las características de la inuentio y las definiciones de las retóricas posteriores están
citadas en Racionero, ob. cit, p. 175 (Nota 32).
9
Cf. la definición de H. Beristain en Diccionario de retórica y poética, México, 19923.
10
Para la noción de “acuerdo” remitimos al estudio de Ch. Perelman y Olbrechts-Tyteca,
Tratado de la argumentación, Madrid, 1989, pp. 120-190. Al respecto, señala el autor «el
desarrollo de la argumentación, así como su punto de partida, implica la aprobación del auditorio.
Dicha conformidad versa ora sobre el contenido de premisas explícitas, ora sobre los enlaces
particulares utilizados, ora sobre la forma de servirse de ellos: de un extremo a otro, el análisis
de la argumentación atañe a lo que se supone admitido por los oyentes. El orador, utilizando las
premisas que serán fundamento de su construcción, cuenta con la adhesión de los oyentes a las
proposiciones de partida ... Los acuerdos que pueden servir de premisa se agrupan en dos
categorías: una relativa a los hechos, las verdades y las presunciones; otra relativa a lo preferible,
que englobaría los valores, las jerarquías y los lugares de lo preferible». Estos lugares constituyen
la tópica para Aristóteles y ésta expresa un “método de selección” de los argumentos pertinentes
a un caso propuesto por medio de reglas lógicas que sirven de instrumentos de control. ( cf.
Racionero, ob. cit, nota 67, p. 190).
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12
Para el significado de los términos que remiten a un tipo de justicia primitiva, ver Glotz,
Solidarité de la famille dans le droit criminel en Gréce, Paris, 1904, p. 61. Remitimos para el
mismo tema a Gernet, Recherches sur le développement de la pensée juridique et morale en
Gréce, Paris, 1917, pp. 324 ss.
13
En la Orestía de Esquilo, Clitemnestra usa un argumento semejante para desviar su
culpabilidad, ante la acusación del Coro, en el asesinato de Agamnenón.. Cf. Ag, 1499-1504.
14
La asociación mítica de Eros ( como poder destructivo en la mujer) y de Afrodita, y su
vinculación con la persuasión está sañalada en Buxton, Persuasion in Greek tragedy, Cambridge,
1982. (Pothos y peitho, personificados, están asociados en contextos literarios como
acompañantes de Afrodita.). Al respecto también es ilustrativa la iconografía: una pequeña ánfora
en el Museo de Berlín (inv. nro. 30036, del sigloV), muestra la imagen de Helena sentada en el
regazo de Afrodita; a la derecha del grupo, Paris, sobre el cual se apoya un pequeño Eros, a la
izquierda Peithó, que tiene en la mano un cofre. En la argumentación sofística, esta asociación
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era un recurso usual para explicar o justificar el adulterio. Así en Nubes, el Razonamiento injusto
hace referencia a una situación semejante: “Si eres sorprendido en adulterio, responderás al
marido que no has cometido ninguna falta. Enseguida, culpa a Zeus: dirás que él también es
vencido por el amor y las mujeres.Y tú, que eres mortal, cómo podrías ser más fuerte que un
dios? ” (1076-1082).
15
El tema de la sexualidad femenina, la sociedad y el adulterio está tratado de manera ex-
haustiva en los estudios de David Cohen.. Citamos como referencia su trabajo: «The social
context of adultery at Athens», en Nomos. Essays in Athenian law, politics and society. Cart-
ledge, Millet y Todd, eds. Cambridge, 1990, pp. 147 ss.
16
Cf. Racionero, ob. cit, p. 179.
17
Un interesante análisis del entimema hace F. Cortés Gabaudán en «Formas y funciones
del entimema en la oratoria ática», Cuadernos de Filología Clásica IV, 1994, pp. 205-225.
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18
Estos versos han sido suprimidos en las ediciones de Diggle y Murray (Oxford) siguiendo
a Wilamowitz.. El texto presenta una laguna, lo que dificulta su interpretación. S. Barlow,
Euripides Trojan women, Warminster, 1986, explica este pasaje justificando por el contexto la
supresión de los versos aludidos. Sin embargo, si estas líneas son consideradas, la argumentación
de Helena se podría comprender con la alusión a dos tipos de bía: una inspirada por Afrodita (v..
962) con refrencia a la persuasión de Paris y la otra, en el sentido de fuerza física o rapto,
realizada por Deífobo (lo que justifica la presencia del harpasas en 959).
19
Para la significación y los términos referidos a esta conducta sexual y su testimonio en
la oratoria ática, remitimos al trabajo de S. Cole. «Greek sanctions against sexual assault» CPh
79, 1984, pp. 97-113.
20
Cf. Cole, ob. cit, nota 44, p. 106.
21
Para varios aspectos de peithó y su relación con eros y bía, ver Buxton, ob. cit, pp. 64-66.
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El término a±sxúnein es usado con frecuencia en los trágicos y en los oradores para
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expresar un acto de adulterio y el deshonor que implica para el hombre. Cf. Cole, ob.cit., p. 98.
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