You are on page 1of 4
GARCILASO DE LA VEGA, El Inca. Historia general del Peri. Cordoba, por la viuda de Andres Barrera, 1617, lib. II, cap. XI CAPITULO XI: Almagro y Alvarado van al Cozco. El principe Manco Inca viene hablar al Gobernador, el cual le hace un gran recibimiento, Habiendo celebrado los espafioles su concordia con regocijo comin de todos ellos, los dos Gobemadores, que son Don Diego de Almagro y Don Pedro de Alvarado (a quien por razén de la confederacién lamaron Gobernador como a Don Francisco Pizarro y a su compafiero Don Diego de Almagro) ordenaron, que el capitén Sebastidin de Belaleizar se volviese al Reino de Quitu a ponerlo en paz y quietud, porque no faltaban capitanejos indios de poca cuenta que andaban -desasosegando la tierra Procuraban los espafioles estorbar cualquier levantamiento que pudiese | haber Despachado esto, proveyeron otras cosas necesarias, como fué un presidio donde se asegurasen los espafioles que de Panama o de Nicaragua fuesen a hallarse en la conquista del Peri, porque, a fama de sus muchas y grandes riquezas, acudian de todas partes, como quiera que pudieran gozarlas, Proveyeron el presidio de armas y bastimento, y dejaron bastante gente para guardarlo. Don Pedro de Alvarado, que conforme a las capitulaciones que se publicaron, habia de volverse a sus navies e ir la costa adelante al mediodia a conguistar nuevos reinos y provineias, dijo que queria ir por tierra a verse con el Gobernador Don Francisco Pizarro, y gozar de ver aque! Reino y sus buenas partes. Esto dijo por disimular las capitulaciones que quedaron en secreto. Con esta ocasién acordaron que Don Diego enviase un ministro suyo, que se decia Diego de Mora, que yo conoci después, a que se entregase en la armada; y Don Pedro envié a Garei Holguin para que se la entregase, y el Diego de Mora la tuiviese por ambas las partes, pues, conforme a la concordia, 10s navios y cuanto habia en ellos eran comunes. Despachadas las provisiones, tomaron tos Gobernadores su camino para ir al Cozc0, donde estaba Don Francisco Pizarro. Dejarlos hemos caminar, por decir lo que sueedié a Don Francisco Pizarro en el Cozco, mientras Don Diego de Almagro anduvo en lo que hemos dicho, porque no volvamos de més lejos a contarlo, sino que se diga cada hecho en su tiempo y lugar. Manco Inca, con los avisos que su hermano Titu Atauchi, y el maese de campo Quizquiz le enviaron, se apercibid, como atras dijimos, para ir a visitar al Gobernador y pedirle la restitucién de su Imperio y el cumplimiento de los demas capitulos que su hermano y todos Jos capitanes principales del Reino habian ordenado. Entré en consejo con los suyos una y dos y mas veces, sobre como irfa, si acompafiado de gente de guerra © de paz. En lo cual estuvieron dudosos los consejeros, que unas veces les parecia mejor lo uno y otras veces Io otro, pero casi siempre se inclinaban a que fuese asegurado con ejército poderoso, conforme al parecer de Quizquiz, porque no le acaeciese lo que a su hermano Atahuallpa; que se debia presumir que los forasteros harian mas virlud por temor de las armas que no, por agradecimiento de los comedimientos, porque los de Atahuallpa antes le.habian daitado que, aprovechado, Estando los del consejo para resolverse en este parecer, hablé el Inca diciendo: “—jHlijos y hermanos mios! Nosotros vamos a pedir justicia a los que tenemos por hijos de nuestro dios Viracocha, los cuales entraron en nuestra tierra publicando que el oficio principal de ellos era administrarla a todo el mundo, Creo que no me la negaran en cosa tan justificaca como nuestra demanda, porque (conforme a la doctrina que nuestfos mayores siempre nos dieron) les conviene cumplir con las obras lo que han prometido por sus palabras, para mostrarse que son verdadcros hijos del Sol. Poco importara que los tengamos por divinos, si ellos lo contradicen con la titania y maldad. Yo quiero fiar mas de nuestra razén y derecho, que no de nuestras armas y potencia. Quiza, pues dicen que son mensajeros del dios Pachacémac, le temerin, pues saben (como enviados por él) que no hay cosa que tanto aborrezca, como que no hagan justicia los que estén puestos por superiores para administratla, y que, en lugar de dar a cada uno Io que es suyo se lo tomen para si. Vamos all armados de justa demanda: esperemos mas en la rectitud de los que tenemos por dioses que no en nuestras diligencias, que si son verdaderos hijos del Sol como lo creemos, harin como Incas: damos han nuestro Imperio, que nuestros padres, los Reyes pasados, nunca quitaron los sefiorios que conquistaron, por mas rebeldes que hubiesen sido sus euracas. Nosotros no Jo hemos sido, antes todo el Imperio se les ha rendido Ianamente.-Por tanto, vamos de paz, que si vamos armados, parecer’ que vamos a hacerles guerra y no a pedirles justicia, y daremos ocasién a que nos la nieguen; que a los poderosos y codieiosos cualquiera les basta para hacer lo que quieren y negar lo que les piden. Fn lugar de armas Hevémosles dadivas de lo que tenemos, que suelen aplacar a los hombres airados Y a nuestros dioses ofendidos. Juntad todo el oro y plata, y piedras preciosas que budigredes: cdcense las aves v animales ay mejores y mds delicadas que poseemos; vamos como mejor pudiéremos que. ya que nos falta nuestra antigua pujanza de Rey, no nos falta cl animo de Inca. Y si todo no bastase para que nos restituyan nuestro. Imperio, entenderemos claramente que se cumple la profecia de nuestro padre Huayna Capac que dejé dicho: habia de enajenarse nuestra monarquia, perecer nuestra republica y destruirse nuestra idolatria. Ya vemos cumplirse parte de esto. Si el Pachacdmac lo tiene asi ordenado, gqué podemos hacer sino obedecerle? Hagamos nosotros lo que'es razén y justicia; hagan ellos lo que quisieren.” Todo esto dijo el Inca con gran majestad, Sus capitanes y curacas se enternecieron de oir sus tiltimas razones, y derramaron muchas légrimas, considerando que se acababan sus Reyes Incas, Pasado el Ilanto, apercibieron los curacas y ministros lo que el Inca les mands, y lo mas, necesario, para que su Rey fuese con alguna majcstad real, ya que no podia con la de sus pasados. Asi fue al Cozco, acompafiado de muchos seftores de vasallos y mucha parentela de ellos, pero de la suya Hevé muy pocos, porque la crueldad de Atahuallpa los habia consumido todos. Hizosele un gran recibimiento, salieton a él todos los espafioles, asi los de a pie como los de a caballo, buen trecho fuera de la ciudad. El Gobemador se aped legando cerca del Inca, el cual hizo lo mismo, que iba en unas andas, no de oro como eran las de sus padres y abuelos, sino de madera, que, aunque los styos le habian aconsejado que fuese como Rey, pues lo era de derecho que Hlevase sus andas de oro y su corona en la cabeza, que era la borla colorada, El Inca no quiso evar ni lo uno ni lo otto, porque dijo que era desacato contra el Gobemador ¥ sus espafioles Hevar puestas las insignias reales yendo a pedir la restitucién del Reino, que era decirles, que aunque ellos no quisiesen habia de ser Inca, pues Hlevaba tomada la posesién del Imperio con la borla colorada. Dijo que Hevaria la amarilla, para que los viracochas (que asi llaman los indios a los espaioles, y asi les llamaré yo también, pues soy indio) entendiesen que era el principe heredero legitimo. El Gobernador hizo su cortesia al Inca a la usanza castellana, y le dijo que fuese muy bienvenido. El Inca respondié que venta a servir y adorar a los que tenia por dioses, enviados por el Sumo Pachacémac. Hablironse pocas palabras, por falta de buenos intérpretes. Luego que el Gobernador hubo hablado al Inca, se apart6, por dar lugar a que los demas espafioles le hablasen, Entonees Ilegaron sus dos hermanos, Juan Pizarro y Gonzalo Pizarro. El] Inca sabiendo que eran hermanos del Apu, que es Capitan General, les abraz6 € hizo mucha cortesia, porque es de saber que antes que el Inca Hlegase a hablar a los ce pnvdieran haber: v: espafioles, habia prevenido que un indio de los que con ellos hubiese andado, que tuviese noticia de los capitanes de guerra y de los demas ministros, estuviesen delante al hablarles y los diese a conocer. Y asi estuvo un indio, criado de los espaitoles, que decia, a uno de los sefiores de vasallos; que estaban cabe e] Rey, el cargo que tenian cada uno de los que Hegaban a hablarle, y el curaca lo decia al Inca para que estuviese advertido. De esta manera hablo a tos capitanes y oficiales de la hacienda imperial con alguna diferencia que a los demés soldados que llegaron en cuadrillas a hablar al Inca: y a todos en comiin les hizo mucha honra y les mostrd mucho amor en el aspecto y en las palabras. Y al cabo dijo a los suyos lo mismo que Atahuallpa cuando vié a Hemando Pizarro, y a Hernando de Soto: “Verdaderos hijos son estos hombres de nuestro dios Viracocha, que asi semejan a su retrato en rostro, barbas y vestido. Merecen que les sirvamos, como nos Io dejé mandado en su testamento nuestro padre Huayna Capac.”

You might also like