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TEMA:
CURSO:
INTEGRANTES:
ARIAS TRUJILLO JHORDY WILLIAMS
CLIDE PERCY MALPARTIDA Y SOLANO
AMASIFUEN DEL CASTILLO XIOMARA MISHEL
NOVOA SINARAHUA, CLAUDIA CRISTINA
RIVERA MOROCHO ALEXYS
DOCENTE:
Docente Tutor: Dr. WALTER RAMOS HERRERA
PUCALLPA– 2022
EL DERECHO DEL DEBIDO PROCESO
El término Debido Proceso fue utilizado en el estatuto 28 del Rey Eduardo III, que declaraba
“Ningún hombre, cualquiera que sea su estado o condición debe ser sustraído de su hogar, ni
tomado ni puesto en prisión, ni acusado de dársela muerte sin que se le dé una respuesta por
el debido proceso”. Cuando se suprimió el antiguo sistema procedimiento arbitrario del rey
y se dio inicio a un procedimiento que escuchaba a las partes y admitía el desahogo de las
pruebas. En esa época y en este contexto Inglaterra implementó la institución del debido
proceso., el debido proceso se consideraba una ley que se escucha antes de condenar, que
procede después de haber investigado el hecho y que se juzga solo después de un proceso
judicial.
La frase debido proceso legal, en EE.UU. es una variación del concepto encontrado en la
carta magna de Inglaterra. La V y de la XIV enmienda de la constitución estadounidense
establece los derechos de todo ciudadano a tener un proceso judicial. Si bien es cierto que
Inglaterra conceptualizó el debido proceso, pero en América sufrió innovaciones positivas
con la evolución del concepto. Como resultado de ellos, los jueces tienen que preservar las
garantías del proceso y ser razonables en las decisiones que adopten.
II.-Concepto
El debido proceso es el derecho fundamental que tienen todas las personas (naturales y
jurídicas) a participar en procedimientos dirigidos por unos sujetos con unas determinadas
condiciones y cuyo desarrollo en su forma, en su decisión y en la contradicción de los
intervinientes deberá sujetarse a los lineamientos establecidos en las normas jurídicas. Es un
derecho fundamental que reclama de procedimientos pluralistas y ampliamente
participativos, en los que se asegure la igualdad y un debate que permita la defensa de todos
sus participantes. Dichos procedimientos, en los que sólo podrá decidirse de fondo de
conformidad con el derecho sustancial preexistente, deberán ser desarrollados de
conformidad con las formas preestablecidas en el ordenamiento y estar dirigidos por terceros
supra ordenados, exclusivos, naturales, imparciales e independientes. Lo cual se comprende
en dos grandes garantías: la legalidad del juez y la legalidad de la audiencia. De esta forma,
el debido proceso integra los siguientes aspectos:
2. 1 Legalidad del juez: El debido proceso reclama de la observancia de varios principios
procesales relacionados con el sujeto director del proceso jurisdiccional. Se hace referencia
a los principios de: exclusividad y obligatoriedad de las decisiones judiciales deja por fuera
la atribución de funciones jurisdiccionales a órganos diversos al jurisdiccional); juez
competente de acuerdo a factores preestablecidos por la ley, de orden material, territorial y
funcional básicamente: juez tropos o director del proceso que rechaza la presencia de jueces
espectadores); y, finalmente, independencia e imparcialidad del juzgador.
La legalidad del juez se vincula con la idea de un juez con jurisdicción, cuya aptitud para
participar en el proceso se determina con los distintos factores de competencia. “El principio
del juez legal, su designación previa, es una de las normas básicas de un procedimiento
judicial digno del hombre Se hace justicia al caso, cuando los ordenamientos procesales han
sido fijados previamente y previamente han sido instituidas las personas”13.
2.1.2. Juez natural. Este principio procesal se ha entendido como el derecho a un juez
preconstituido por la ley procesal para el conocimiento de determinado asunto. El maestro
Luigi Ferrajoli15 concibe el juez natural como una garantía por la que se protege el régimen
de competencias, entendiendo por competencia la medida de la jurisdicción” de que cada
juez es titular.
2.1.3. Principio de autoridad del juez (juez director del proceso). Desde ese principio se
rechaza la idea de un juez mero espectador que no intervenga activamente en el proceso Se
postula la presencia de un juez que ordene, de un juez que impulse, de un juez que sanee y
de un juez que cumpla con la inmediación procesal sin que se desconozcan las posibilidades
de participación de los demás sujetos procesales. El proceso es un instrumento público que
debe estar dirigido por un sujeto que tiene unos poderes concretos en lo referente al
cumplimiento de los requisitos formales, a la obtención de la prueba y finalmente, en lo que
corresponde a la vigilancia de la ética propia del proceso.
2.1.4. Imparcialidad del juzgador. Se concibe como uno de los principios fundamentales
para la obtención del derecho justo. Este principio exige que el tercero director y
supraordenado juez o equivalente jurisdiccional participe de los intereses comunes de los
sujetos procesales, lo que se asegura por medio de la objetividad correspondiente a esta
participación recíproca. Pero debe precisarse que en la sentencia se denota cierta parcialidad
si se tienen en cuenta las consideraciones valorativas provenientes del sujeto director.
2.1.5. Independencia judicial. Significa que las instrucciones emitidas por el titular de la
función jurisdiccional se vinculan exclusivamente ton el ordenamiento jurídico, y no en los
criterios de grupos de presión, o en las pautas dadas por los poderes económicos, ni en los
conceptos proferidos por los demás órganos del poder público o jueces superiores. Dicho
principio se garantiza con los sistemas de nombramiento, permanencia y remoción; asegura,
desde un autogobierno no dependiente de otros entes estatales que la potestad jurisdiccional
se ejerza sin presiones de ninguna índole.
• Desde el punto de vista exterior la independencia de la función judicial ejercida por jueces
singulares y colectivos, se afirma con la no intromisión de poderes externos a ella, los que
no pueden interferir en la actividad decisoria (p. ej. los jueces no deben atender en sus
decisiones las instrucciones emanadas del poder ejecutivo, ni tampoco órdenes o consejos
generados desde el órgano legislativo).
2.2.2. La legalidad de las formas o el principio del formalismo. La ley procesal traza el
derrotero de los actos procesales en atención a su fin, no dependiente del mero capricho de
los sujetos partícipes. Este principio no reivindica el procedimentalismo y el ritualismo
exagerado, sino la observancia de la forma fundamental, aunque elástica y no rígida, como
garantía medio para obtención de una decisión correcta. Exige oír a las personas bajo la
condición de la observancia de la plenitud de las formas propias de cada juicio, sin abusar de
las mismas. Son las formas referentes de seguridad jurídica y de libertad que se imponen en
el proceso como límites frente al poder. Reducir la importancia de la forma puede lesionar el
derecho de defensa.
III.- Características:
a) El derecho a la jurisdicción, que a su vez implica los derechos al libre e igualitario acceso
ante los jueces y autoridades administrativas, a obtener decisiones motivadas, a impugnar las
decisiones ante autoridades de jerarquía superior, y al cumplimiento de lo decidido en el
fallo.
b) El derecho al juez natural, identificado este con el funcionario que tiene la capacidad o
aptitud legal para ejercer jurisdicción en determinado proceso o actuación de acuerdo con la
naturaleza de los hechos, la calidad de las personas y la división del trabajo establecida por
la Constitución y la ley.
e) El derecho a la independencia del juez, que solo tiene efectivo reconocimiento cuando los
servidores públicos a los cuales confía la Constitución la tarea de administrar justicia, ejercen
funciones separadas de aquellas atribuidas al ejecutivo y al legislativo.
f) El derecho a la independencia e imparcialidad del juez o funcionario, quienes siempre
deberán decidir con fundamento en los hechos, de acuerdo con los imperativos del orden
jurídico, sin designios anticipados ni prevenciones, presiones o influencias ilícitas¨.
El debido proceso, no sólo requiere de una dimensión formal para obtener soluciones
materialmente justas, pues ello, no será suficiente. Por eso la dimensión sustantiva, también
llamada sustancial es aquella que exige que todos los actos de poder, ya sean normas
jurídicas, actos administrativos o resoluciones judiciales, sean justas, esto es, que sean
razonables y respetuosos de los derechos fundamentales, de los valores supremos y demás
bienes jurídicos constitucionalmente protegidos 24 Por consiguiente, «el debido proceso
sustantivo se traduce en una exigencia de razonabilidad»25 , de todo acto de poder, y busca
la prescripción de la arbitrariedad y lo absurdo. En este sentido, el debido proceso sustantivo
como exigencia o principio de razonabilidad y proporcionalidad, se comporta como un patrón
de justicia para determinar lo axiológico y constitucionalmente válido de todo acto de poder.
La declaración universal de los derechos humanos de las Naciones Unidas recoge, en varios
artículos, el reconocimiento al debido proceso. En su artículo noveno se reconoce que nadie
podrá ser arbitrariamente detenido, preso ni desterrado. En el décimo se establece que toda
persona tiene el derecho de sr oída en plena igualdad, públicamente y con justicia por un
tribunal. El artículo noveno establece el derecho del detenido a ser informado del hecho que
se le acusa. El artículo decimo establece la separación de los procesados y los condenados;
así como de los menores y adultos; además puntualiza que el objetivo del régimen
penitenciario será la reforma y la readaptación social de los penados.
Las innovaciones que en materia del debido proceso establece el pacto son: Indemnizar a la
persona que haya sufrido una pena a causa de una sentencia que se haya revocado
posteriormente o por el hecho de que se compruebe un error judicial; no juzgar ni sancionar
a nadie por un delito por el cual haya sido condenado o absuelto, y establecer que en el
procedimiento aplicable a los menores de edad estimulara su readaptación social y la facultad
de recurrir el fallo condenatorio.
Garantías del procesado: Acceso a una justicia gratuita; derecho a ser oído; presunción de
inocencia (a no tener una condena anticipada: excepción a la aplicación de prisión
preventiva).
El debido Proceso Legal no solo es considerado como un derecho constitucional sino como
derecho fundamental; vale decir, unos de los derechos humanos exigibles al Estado moderno
de derecho. Mediante el debido proceso se garantiza que las reglas de organización judicial,
competencia, trámite de los juicios y ejecución de las decisiones de justicia, se lleven a cabo
respetando las garantías constitucionales y legales vigentes (Bernales Ballesteros, Enrique:
“La constitución de 1993” Análisis comparado, Konrad-Adenauer- Stifung Primera edición,
1996, Lima-Perú, Pág. 556).
Aníbal Quiroga define al debido proceso legal como la institución del Derecho
Constitucional Procesal que “identifica los principios y presupuestos procesales mínimos que
debe reunir todo proceso judicial jurisdiccional para asegurar al justiciable la certeza, justicia
y legitimidad de resultado” (citado por Enrique Bernales Ballesteros, Óp. Cit., Pág. 555).
El Debido Proceso es un derecho fundamental natural o humano, que tiene toda persona que
le faculta exigir del estado un juzgamiento imparcial y justo, ante un juez responsable,
competente e independiente; pues el estado no solo está obligado a proveer la prestación
jurisdiccional (cuando se ejercitan los derechos de acción y contradicción) sino a proveerla
bajo garantías mínimas que le aseguren tal juzgamiento imparcial y justo; por consiguiente,
es un derechos esencial que tiene no solamente un contenido procesal y constitucional, sino
también un contenido humano de acceder libre y permanente a un sistema judicial imparcial.
Una de las facetas del debido proceso es la de tener la oportunidad probatoria, pues si se
considera que los medios probatorios producen convicción judicial y por consiguiente
determinan el contenido de la sentencia (como anota COUTURE), es indudablemente que
privar de la oportunidad probatoria es afectar el derecho al debido proceso. El código
Procesal civil ofrece la oportunidad probatoria para las partes en los actos postulatorios del
proceso, esto es al presentar la demanda, su contestación (arts. 424, inc.10, 425 inc. 5 y6 y
422, inc. 5) o cuando se alegan hechos nuevos y en otros casos como los previstos en los
artículos 429 y 440).
El juez no solo debe atender las demandas con celeridad, sino, sobre todo debe suplir las
deficiencias formales en las que incurran las partes, sin perjuicio de disponer la subsanación
de las mismas en un plazo razonable en los casos que no sea posible suplencia de oficio,
conforme lo prevé el numeral 4) del artículo 2° del Texto Único Ordenado de la ley N° 27584,
Ley que regula el proceso contencioso administrativo, además de brindar a las partes una
respuesta razonada, motivada, y coherente con la materia de litis, en aras de garantizar la
observancia irrestricta del debido proceso.
Conclusión