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Eduardo G.

Mascheroni

MANUAL DEL MANDATARIO


REGISTRAL DEL AUTOMOTOR
2019

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Dedicatoria:
Como siempre, a Mónica, mi esposa y compañera de vida.
A mis hijos Paula y Eduardo Ignacio.
En memoria de mis padres, Nélida y Alberto.

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INTRODUCCION A LA EDICION AÑO 2018

Nuevamente, ediciones Carcos publica el Manual del Mandatario Registral del automotor, pero esta vez en
un formato que permitirá a los lectores y usuarios, poder recurrir al mismo en forma permanente, ya que al
contar con hojas móviles, las modificaciones que anualmente tiene el sistema registral del automotor, serán
incorporadas , reemplazando las hojas correspondientes, sin necesidad de reeditar el libro o de realizar
suplementos que exigen al lector usuario, recurrir a dos textos simultáneos.
Esperamos que nuestros lectores, aprecien esta innovación que se brinda en su exclusivo beneficio y para
mantener de una manera mas ágil y sencilla, actualizado este ya clásico ensayo sobre el régimen jurídico
registral del automotor, aplicado para mandatarios del automotor, abogados, y otros profesionales y
comerciantes que participan del tráfico negocial y el régimen registral del automotor.
Por ende, la obra queda a v. consideración, renovada , no solo en su formato sino con un texto totalmente
reescrito, donde se enuncian las normas vigentes, y se precisan y sintetizan los conceptos y procedimientos
en la materia, sin olvidar contenidos que aunque, no usuales, resultan de interés. ( destacamos que se
incluyen las normas vigentes al 31 de diciembre de 2017)
Cordialmente, EL AUTOR. (Santa Fe, enero de 2018)

Breve síntesis de introducciones a ediciones anteriores:

Edición 2016:
Ya se cumplen 13 años de la publicación primera de este MANUAL DEL MANDATARIO REGISTRAL
DEL AUTOMOTOR, y el cometido, llevado a cabo gracias a la invalorable contribución de ediciones
CARCOS, se mantiene, esto es , procurar que los aspirantes a la matrícula de mandatario automotor, los ya
egresados de los cursos de capacitación dictados en distintos lugares del país, y quiene ejercen habitual u
ocasionalmente esta noble profesión, cuenten con un ensayo teórico y práctico que contemplen todos
aquellos trámites y diligencias que en representación de los usuarios del tráfico negocial del automotor,
puede realizar el mandatario, ante el sistema de registración de derechos sobre automotores, vigente en
nuestro país hace mas de 50 años.
Y también, resulta de interés, renovar este manual, no solo recopilando las modificaciones normativas o de
procedimiento apreciables hasta finales del año 2015, sino ordenando el texto del mismo, e incorporando en
el cuerpo principal del manual, los suplementos que habíamos adicionado desde el año 2013, y en especial,
aquellas normas y criterios doctrinarios, que introduce el nuevo código civil y comercial, vigente desde
agosto de 2015, y que tienen incidencia en la materia registral del automotor.

INTRODUCCION A LA 3º EDICION

Nuevamente la gentileza e iniciativa de EDICIONES CARCOS y en particular de su titular, el Lic. Carlos


Costa, nos permiten hacer llegar a los aspirantes a mandatarios del régimen del automotor, y a quienes se
desempeñan en tan digna como valiosa profesión , este Manual que intenta situarse en ese universo, como
una herramienta de trabajo para quienes realizan trámites referidos a los bienes automotores, haciendo
conocer las normas que resultan aplicables y su modalidad de aplicación.
En esta oportunidad y luego de mas de tres años de publicada la 2 º edición, introducimos en este material,
las modificaciones mas importantes habidas en el régimen jurídico del automotor , en particular dentro del
Digesto de normas técnico registrales, y en otras normas que hacen al tráfico negocial de automotores,
como por ejemplo el régimen de desarmaderos y las modificaciones producto de la aplicación de la
legislación sobre seguridad vial o de tránsito.
Así el enfoque resulta de carácter multidisciplinario en el ámbito jurídico, con la apreciación de normas
civiles, comerciales, admnistrativas, penales , procesales y tributarias. Hemos tambíen optado por mantener
un capítulo inicial de la obra con una sinopsis del derecho en general, por cuanto consideramos que la
jerarquización de los mandatarios y su rol como auxiliares del Derecho, requieren de dichos conocimientos
básicos y propugnamos que los mismos resulten incorporados en la capacitación que se les brinda para su
matriculación en el registro nacional de mandatarios.

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INTRODUCCIÓN A LA 2º EDICIÓN

Hace casi dos años que se publicó la primera edición de este Manual del Mandatario del régimen autor,
obra pergeñada con la intención de cubrir un espacio necesario para el conocimiento de las normas y
trámites del régimen jurídico del automotor, por parte de sus usuarios por excelencia, los mandatarios o
gestores, en nuestro país y fundamentalmente dirigido a quienes aspiran a integrarse a esa actividad como
medio de vida o herramienta accesoria para otras actividades, oficios o profesiones.
Hoy, nuevamente a solicitud de Ediciones Carcos y dada la buena acogida que tuvo esta publicación en
particular, entre quienes se inscriben en forma cotidiana en cursos de formación de mandatarios, en
distintos puntos de nuestro país , es que ofrecemos, con mal disimulado orgullo, una nueva edición,
actualizada, corregida y aumentada, esperando satisfacer las expectativas de quienes abrazan esta noble
disciplina de intermediar en el tráfico negocial de automotores y que ello contribuya a brindarles mejores y
mas ricos conocimientos.

DE LA PRIMERA EDICION
INTRODUCCIÓN

Existen ya, varias y valiosas obras que aluden al régimen jurídico del automotor en la Argentina y
que comentan el Digesto de normas técnico registrales o bien señalan los principios que animan al citado
régimen, o sus aspectos más importantes como la transferencia o el gravamen prendario, todos ellos,
generalmente dirigidos al profesional del Derecho, al comerciante, al usuario, etc. de trámites relativos a
automotores, pero ninguna tiene el propósito de ésta de permitir el ingreso al complejo régimen jurídico
registral de automotores, de aquellos que desean incorporarse al sistema, como gestores o mandatarios, y
ese y no otro es el fin perseguido por este Manual.
Por ello, el mismo procura constituirse en una herramienta auxiliar para quienes se capaciten
como gestores o mandatarios y pretendan ejercer dicha actividad en la tramitación, en representación de
terceros, de trámites relacionados con automotores y también resultar material de consulta, una vez en
ejercicio de la actividad, a los mandatarios matriculados.
A ese objeto, señalamos como se inserta el régimen legal del automotor en el ordenamiento
jurídico argentino y sus relaciones con el derecho civil, comercial, administrativo y tributario, las normas
nacionales y locales que se aplican, su raigambre constitucional, quienes son los peticionarios de trámites
ante el Registro de la Propiedad automotor, las atribuciones, obligaciones y responsabilidad de éste, la
relación del mandatario con los mismos, y todas las normas contenidas en el citado régimen legal y su
reglamentación, en cuanto a los sujetos registrales, el automotor como objeto de inscripción, las anotaciones
especiales, información registral, etc. detallados en forma minuciosa y sistemática, teniendo en cuenta a
quienes se dirige la obra.
Esperamos, que la presente satisfaga las exigencias e inquietudes de quienes aspiran a ejercer la
gestoría o el mandato, e incluso de aquellos que ya desarrollan la actividad, siempre con relación a la
registración de automotores y los hechos y actos jurídicos conexos, supliendo a la bibliografía dispersa en la
materia y procurando la mejor y más didáctica compresión del Digesto de normas técnico registrales en
forma particular, siendo esta obra, el fruto de la valiosa experiencia tomada del dictado de cursos de
capacitación para gestores y/o mandatarios, en esta materia.

Santa Fe, año 2002.

EL AUTOR.-

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TÍTULO I

EL AUTOMOTOR Y EL DERECHO
Capítulo Uno: El Derecho.
La teoría general del derecho: Concepto del derecho.
1.- Los romanos, principales forjadores del derecho en la antigüedad, llamaban ius a lo que
consideraban lícito, tal como era declarado por las leyes, costumbres o magistrados. Luego se utilizó la
palabra directum o derecho (s. IV d.C.) para indicar el conjunto de normas de la vida humana que
orientaban hacia el camino recto, significado en origen religioso que se extiende a todas las normas que se
imponen sobre la conducta humana y aspiraban a su sentido justo.
También se designa como derecho, en un sentido personal, al conjunto de prerrogativas que tienen
los seres humanos para obrar frente a los demás, dividiéndolo en objetivo, al conjunto de normas
obligatorias que rigen la vida humana, y subjetivo, el conjunto de facultades o atribuciones de la persona,
para obrar en su vida de relación, ante los demás.
2.- Así, se aprecian en el mundo, un conjunto de normas, como las morales, técnicas -conocidas
también como reglas de arte- y las del derecho natural (generalmente normas éticas que hacen a la libertad
del hombre) y positivo (reglas de conducta precisamente establecidas), clasificaciones que hacen al origen y
aplicación de dichas normas, arribándose a una división entre normas morales que persiguen el bien
individual mediante la práctica de las virtudes, las técnicas que son precisamente las llamadas reglas del
arte y aplicadas a cualquiera de sus expresiones y las sociales entre las cuales encontramos a las normas
jurídicas, que ordenan en el sentido del bien común, las relaciones recíprocas entre los hombres.
El derecho absorbe en forma simultánea a los tres tipos de normas precedentemente enunciadas,
ya que existe un elemento moral, que permite distinguir lo justo de lo injusto, lo bueno de lo malo, otro
social, que señala los caracteres del ordenamiento jurídico determinando lo permitido, lo ordenado y lo
prohibido, que varía según circunstancias de tiempo y lugar y las reglas técnicas de las que puede valerse el
hombre como medios para alcanzar los fines permitidos por el derecho.
Estas normas de derecho tienen la característica esencial de su obligatoriedad y del poder de
coacción y coerción que puede ejercer quien las impone (el Estado) a los individuos, a éstos para que las
cumplan, bajo pena de sanción, o sea que el libre albedrío que de por sí entraña el derecho, se ve restringido
por el cumplimiento de las normas contenidas en el orden jurídico.
3.- Entonces, definiendo al derecho, (Mouchet y Zorraquín, Introducción al Derecho, Perrot, 10º
edición) podemos decir que se ubica en el reino de la libertad y tiene por objeto regular la conducta humana
en sociedad, siendo un ordenamiento establecido por la sociedad y destinado a gobernar y dirigir los actos
de los hombres en su relación con los demás.
Es un orden normativo, como dijimos, que no sólo impone deberes sino que establece también
los medios necesarios para que éstos derechos y deberes se cumplan, siendo esta nota de obligatoriedad su
carácter distintivo. En definitiva se trata de un ordenamiento social impuesto para realizar la justicia.
Ordenamiento como acción y efecto de ordenar, implica la idea de una organización y a la vez el
resultado de ese sistema, mas o menos perfecto en el que se organiza el Estado, la sociedad, la
administración pública, la familia, etc. y donde los mandatario del automotor forman parte de él por ser
ciudadanos de un Estado y encontrarse agrupados por el interés común de brindar un servicio dedicado en
este caso a la gestión de trámites relacionados con la registración de automotores ante el registro respectivo
y demás organismos competentes. Este orden reconoce los derechos naturales del hombre y pretende
impedir que éste dañe o perjudique a los demás, a fin de que la libertad de cada uno no ataque la libertad
ajena, conciliando necesidades individuales y ajenas.
Es social, ya que existe en la vida de relación, no solo está orientado a regir la vida de los hombres
en sociedad sino es ésta la que los establece y mantiene, crea un sistema para regir la vida de la comunidad
misma (Nación, Estado, familia, asociaciones, etc.), por ejemplo para regir la actividad de los mandatarios,
que se agrupan entre sí en cámaras, asociaciones o colegios, en estos últimos con el control y policía de la
matrícula para el ejercicio de la actividad por parte de cada uno de ellos, dentro de su ámbito, ya que
conforme a la Disposición DN 469/16, el control matricular de esta profesión en nuestro país, está a cargo
de la Dirección Nacional de Registro de la propiedad automotor y crédito prendario, organismo de

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aplicación creado por el art. 7 de la ley 14467 t.o. por decreto 1114/97 y ratificado en el art. 1893/95 del
CC y C.
Es impuesto, porque como dijimos, tiene carácter obligatorio, el sujeto a quien están dirigidas las
normas de derecho está constreñido a cumplirlas y puede ser compelido a hacerlo si se negare o las
desobedece, existe una sanción por el incumplimiento.
Y para realizar la justicia, significa que el derecho tiene como finalidad suprema el de establecer
un orden justo, no se trata de imponer una voluntad arbitraria sobre otra, sino de hacerlo en función de fines
superiores, como lo es la justicia en el obrar.
4.- En este aspecto, nos interesa también la seguridad jurídica que es el fin ínsito en el régimen
jurídico de automotores y por el cual el mismo fue instituido, ya que la seguridad es un efecto del orden
social, determina en los sujetos la idea de que sus derechos han de encontrar amparo eficaz, de que aún
cuando sean vulnerados, el Estado a través del Poder judicial reestablecerá el orden imperante y de que las
relaciones sociales serán siempre regidas por las normas jurídicas vigentes, esto es en materia de
automotores, el respeto al derecho de dominio que está inscripto de buena fe y que el automotor registrado
,responde a la propiedad del sujeto, que ejerce ese derecho de dominio por la identificación dada por el
Registro del automotor.
5.- Por último, haremos alusión a la división entre derecho público y privado, la que tiene origen
también en el derecho romano, que consideraban como derecho público el referente a la organización de la
cosa pública y como derecho privado el alusivo al interés de los particulares (Ulpiano en Digesto, lib. I, tít:
I, ley 1).
Modernamente, el elemento típico que hace visible esta distinción es la presencia o actuación del
Estado en determinadas relaciones de derecho, las denominadas de derecho público, tratando con los
particulares, ciudadanos o súbditos, en una situación de superioridad (potestad de imperio), como poder
público que usa la coacción y que dispone de un amplio margen de arbitrio y discrecionalidad (que no
supone arbitrariedad) en sus funciones de administración de la cosa pública y de relaciones internacionales
del Estado, o sea que alude a la organización de la cosa pública, en cambio el derecho privado refiere a las
relaciones y a la utilidad de los particulares (hoy regido por el código civil y comercial- ley 26994, que ha
consolidado al régimen jurídico del automotor, ley 14467 t.o., en los arts. 1890, 1892 y 1895 en particular ).

Fuentes del derecho: La ley. La costumbre. Doctrina. Jurisprudencia.

6.- Las fuentes del derecho, o sea de las normas jurídicas, entre ellas del régimen jurídico del
automotor, son los elementos formales o no formales de los cuales surgen las normas, esos modos o formas
están constituidos básicamente por la ley, la costumbre, la jurisprudencia y la doctrina.
Así la ley es la norma jurídica por excelencia ( norma pura vacía de contenido que completa
el legislador, al decir de Hans Kelsen), y las clasificamos en de sentido formal, sancionadas por el
Congreso nacional y luego promulgadas, conforme al procedimiento fijado en la Constitución
nacional o de sentido material, que son dictadas (decretos) por el Poder Ejecutivo en el uso de sus
potestades reglamentarias de las leyes o dentro del marco de atribuciones constitucionales del mismo.
En materia de automotores, tenemos que el régimen jurídico que las rige, está fijado por el Poder
Ejecutivo de facto, en el año 1958 (decreto ley nacional 6582/58) y en uno de los tantos períodos en que se
desnaturalizó el dictado de leyes por el Congreso nacional, lo que observamos con las sucesivas
interrupciones institucionales desde el año 1930 hasta 1983. No obstante el régimen en cuestión, dictado en
un decreto ley nacional, fue posteriormente ratificado por una ley nacional, la nº 14467, atento a su carácter
eminentemente técnico registral y las razones de orden y seguridad jurídica que lo fundaron.
Otras leyes fuente en esta materia, lo son el Código civil y comercial por la regulación de las
personas que pueden ser titulares derechos sobre un automotor, las cosas y de la responsabilidad civil, las
normas sobre sociedades (ley 26994) comerciales, irregulares y las de concursos y quiebras, los códigos
procesales por el procesamiento que realizan los registros de oficios judiciales, provenientes de juicios
sucesorios, divorcios, subastas, etc. y las normas de la ley 22172 sobre comunicaciones judiciales y su
reglamentación, la ley 17801 sobre registración inmobiliaria por conexidad y a las que hacen a la
identificación de las personas, identidad de género, la prenda con registro (ley 12962), a la industria
automotriz y de procedimientos administrativos.
En cuanto a reglamentaciones, se debe estar a la reglamentación directa del régimen del
automotor por el decreto nº 335/88, el digesto de normas técnico registrales y las disposiciones, circulares y
dictámenes de la DNRPA y CP, aunque las dos últimas no tienen carácter normativo estricto.
7.- Sobre la costumbre, esta ha sido definida como un hecho o conjunto de hechos reveladores de
un sentimiento jurídico, y la ley 17711 al reformar el Código civil de Vélez Sarsfield, en el año 1968, le

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introdujo sustanciales modificaciones a la aplicación de la costumbre al reconocerle pleno valor legal a la
misma y de carácter introductorio y supletorio, cuando las leyes refieren a ellas o cuando existe un vacío
legal. (Conf.: Diez, Manual de D. Administrativo, Omeba). Ello es contemplado en el art. 1 del actual CC y
C.
En materia de automotores, la costumbre mas acendrada es la que refiere a las “transferencias” de
un vehículo usado mediante un boleto de compraventa, como instrumento privado previo a la inscripción
registral y la elaboración de la ST 08 que ya veremos en el t. II, capítulo 1 de esta obra, o el otorgamiento
de permisos para circular, que carecen de todo valor legal, pero que socialmente tienen cierto grado de
aceptación, aunque en la actualidad, la imposición y consenso social de la registración de un parque de casi
catorce millones de automotores, las está desplazando en forma decidida.
En tal sentido, el boleto no es reconocido por el art. 1170 del CC y C, indicando que el instrumento
idóneo para transferir es la st 08, y los permisos de circulación válidos han sido fijados por el DNTR, t. II,
cap IX, sec. 3 y la nota DN 61/14, y aluden a la cédula de autorizado a conducir y los permisos otorgados
por el dueño del automotor ante escribano público y registrado en el sistema único de registración de
automotores (SURA).
8.- Respecto a la jurisprudencia, se trata de los llamados precedentes judiciales, o sea los fallos
de la justicia, especialmente de tribunales de apelación, como cámaras o cortes, que sientan una antecedente
de valor a seguir por los tribunales de primera instancia en la interpretación y aplicación del derecho
positivo (leyes y reglamentos) vigentes.
En materia de automotores, y especialmente desde que rige el sistema vigente (año 1958) se han
dictado numerosos y señeros fallos que ratificaron los principios liminares de este sistema, tales como la
consagración del carácter constitutivo de derecho de la inscripción, no reconociendo valor legal y/o jurídico
a los denominados boletos de compraventa, mas que como obligación de entrega de la tenencia del rodado y
de pago del precio del vehículo (ver cap. 1, t. II de esta obra), la prueba de la titularidad de dominio solo a
través de la inscripción registral, la buena fe de lo registrado, la responsabilidad civil del titular registral por
indemnización en casos de responsabilidad civil por culpa o cuasi delito, el valor de la denuncia de venta (
precedentes Morrazo ) ,etc.
9.- La doctrina es la opinión de los autores o especialistas en la materia, que desarrollan el tema
del derecho de automotores, desde la óptica del derecho registral como sub-rama del derecho civil, del
derecho administrativo o por su nexo con el derecho fiscal, que resultan opiniones y criterios que
contribuyen a una mejor aplicación crítica del sistema.

Derecho constitucional: Principios y garantías. La libertad de circular. Autoridades de gobierno:


Nación, Provincias y Municipios. Naturaleza. Funciones. Los poderes del Estado.

10. - Esta rama del derecho, referimos al derecho constitucional, se constituye en la raíz del
derecho público, que agrupa a las normas y regulaciones alusivas a la estructura del Estado, ya se trate del
Nacional o provincial o de los municipios, y además de ello el conocimiento de los principios y garantías
esenciales a la vida y desarrollo personal y social de los sujetos de derecho.
Aquí encontramos en primer lugar al derecho político, que alude al aspecto jurídico del estudio de
la organización y funciones del Estado, y no se confunde con la política que es la ciencia práctica que
determina el modo como el Estado puede alcanzar determinados fines. El Estado es entendido no solo
como un orden jurídico de la vida de un grupo humano sino que en sí mismo también es sujeto de derecho y
sus elementos constitutivos son el pueblo, el territorio y el vínculo jurídico, el primero es el elemento
humano, el segundo el área geográfica donde se ejerce la actividad estatal y el vínculo es aquella relación
que se crea entre los miembros de una comunidad que por mantener coherencia de ideas y unidad grupal, da
lugar a la formación de la soberanía, que es externa en cuanto el Estado no depende del poder de otro
Estado e interna como el imperio sobre su territorio y población.
Sus funciones esenciales son la legislación, la jurisdicción y la administración, y en esas funciones
responden a la división tripartita de poderes u órganos de gobierno, el legislativo, que legisla las normas de
aplicación en el Estado, el Ejecutivo que conduce administrativa y políticamente al Estado y el judicial, que
imparte justicia en cuanto a las normas del ordenamiento jurídico estatal.
11.- Mas específicamente, el derecho constitucional, se ocupa de la estructura jurídica que en el
derecho positivo tienen los Estados y de la regulación que se produce entre el Estado y sus ciudadanos,
adquiriendo singular relevancia, porque su máxima expresión escrita legal, la Constitución nacional, es la
regulación jurídica suprema (en nuestro país así lo expresa el art. 31 de la C.N.).
El análisis que aquí realizamos es somero y solo resulta útil para ubicar al gestor o mandatario, en
su actividad como inmersa dentro del ordenamiento jurídico a partir de la propia Constitución. Este

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derecho, encuentra su origen, para la mayoría de los autores en el s. XIX, y reconoce algunos antecedentes
en el s. XVI en Francia e Inglaterra, que reflejan la necesidad de libertad política, de seguridad jurídica y de
la división de poderes, de modo de evitar la injerencia del poder de gobierno (ejecutivo) sobre los
legisladores y los jueces y la consagración de este movimiento, se observa en 1776 en EE. UU con el
dictado de su propia Constitución y en Francia con la Revolución Francesa (1789) arribando a nuestras
playas con el dictado de la Constitución Argentina de 1853, que aún nos rige con sus ulteriores
modificaciones, la última que data de 1994.
Con ellos se consagra, también el Estado de derecho, o sea el sometimiento del Estado al derecho
y la instauración de la democracia como régimen político y de gobierno.
En cuanto a la constitución es definida por autores de la talla de Jellinek, como un principio
de ordenación de la sociedad, conforme al cual se constituye y desenvuelve su voluntad o regulación
legal última, suprema y fundamental.
Estas se clasifican en políticas y político- sociales, las primeras alusivas a la estructura del Estado y
sus relaciones con los ciudadanos, las segundas además de bases políticas y de gobierno, incluyen otros
preceptos de carácter social, económico y cultural (lo que acontece en nuestra Constitución con la nueva,
luego abrogada, de 1949 y las reformas a la original, en 1957 y 1994). También en flexibles, que permiten
su modificación por el mismo órgano (congreso o parlamento) que dicta las leyes ordinarias y rígidas, que
solo puede ser modificada por el poder constituyente convocado al efecto (nuestro caso).
12.- Respecto a la Constitución nacional argentina, la misma reconoce como fuentes a su propio
texto (inspirado en la ya citada constitución de EE. UU y el libro “Las Bases” de J.B. Alberdi), la
jurisprudencia interpretativa de la misma y la doctrina. Dictada, como dijimos, en 1853, fue reformada
sucesivamente en los años 1860, 1866, 1898, 1957 y 1994 ( en 1949 se dictó una nueva Constitución
derogada de facto en 1956).
La constitución se compone del preámbulo que resume los propósitos de los constituyentes, y dos
partes bien diferenciadas, una dogmática, que refiere a los principios fundamentales y contiene los derechos
y garantías individuales ( igualdad ante la ley, a trabajar, enseñar y aprender, comercio, libertad, defensa,
propiedad, amparo, etc), del art. 1º al 49º, donde encuentra fundamento en el derecho a trabajar y
ejercer industria, comercio y oficio lícito, la actividad del gestor y mandatario, y otra orgánica, que
alude a la organización de los Poderes del Estado nacional, y refiere a las atribuciones de las
Provincias y municipios.
Aquí esta también enunciado el derecho de propiedad (art. 17), que permite su ejercicio
sobre los automotores y la libertad de circular, que posibilita a los ciudadanos el libre desplazamiento
por sus propios medios (lo que incluye a los locomóviles o sea automotores) por todo el territorio
nacional, recordando que el objeto para el cual se construye un automotor es para facilitar el
desplazamiento de personas y bienes.
En el segundo, hay dos títulos, uno alusivo al Gobierno Federal y otra al Gobierno de las
Provincias. El sistema instituido es el republicano, representativo y federal, por el cual el pueblo no delibera
ni gobierna a través de sus representantes, existe un gobierno de corte presidencialista fuerte, que es el
Poder Ejecutivo y encabeza la administración, integrado por el Presidente, el vicepresidente (funcionarios
electivos) y los ministros que son colaboradores del primero, luego el Poder legislativo, dedicado a la
elaboración, estudio y sanción de las leyes, dividido en dos cámaras, una que representa al pueblo, la de
diputados, electos en forma proporcional a la cantidad de habitantes del distrito (Provincia) que los elige,
de renovación bianual, y otra que representa a los Estados Provinciales, que es el Senado, con tres
representantes por cada Provincia.
El Poder Judicial es encabezado y dirigido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación y se
estructura con tribunales federales locales, los de la Ciudad autónoma de Buenos Aires, y los que se crean
en el interior del país.-
Se respeta análoga organización de gobierno en cada Provincia, aunque en algunos casos el poder
legislativo es unicameral (Córdoba, por ejemplo).

Derecho administrativo: Los reglamentos. El procedimiento administrativo. Vistas y traslados.


Legislación nacional y provincial. Remisión al derecho fiscal o tributario.

13. - El derecho administrativo rige la mayor parte de la actividad del Estado y de la relación de
éste con los particulares, y el aumento de sus funciones a partir del s. XVIII, ha determinado una creciente
importancia de esta rama del derecho público, que hace esencialmente a la organización de la
administración del gobierno o del Poder Ejecutivo y de las funciones administrativas del Poder Judicial.

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Es apreciable la intervención estatal en la actividad económica de los particulares, regulándola (por
ejemplo, leyes de defensa de la competencia, el denominado Plan Canje entre los automotores, etc, en
nuestro país) y en la dirección de los procesos económicos y sociales, interesando a derechos esenciales del
individuo y de la comunidad, lo que torna necesario asegurar la legitimidad de obrar de la administración
pública para evitar que incurra en arbitrariedad, regulando estas normas, relaciones de subordinación entre
el Estado y los particulares.
Advertimos que no toda la actividad estatal está regulada por el derecho administrativo, ya que
cuando el Estado, actúa como persona de derecho privado se somete al derecho civil , aunque el CC y C,
actualmente limita esa esfera de responsabilidad (art.1765 , 1970 y ley 26944)
Esta rama del derecho incluso es previa al derecho político y constitucional, ya que las leyes sobre
industria, comercio, enseñanza, seguridad, salud, etc. han estado vigente aún antes que las constituciones
hoy conocidas.
14.- Conceptuándolo (Conf: Bielsa, Rafael, en D. Administrativo, t. I, p. 5), dice que es el
conjunto de normas positivas y de principios de derecho público de aplicación concreta a las
instituciones del Estado y de la comunidad, y al funcionamiento de los servicios públicos – transporte,
seguridad, comunicaciones, salud, etc. - y el consiguiente contralor jurisdiccional de la administración
pública.
15.- Así el contenido del derecho administrativo, comprende a la organización y funciones de la
administración pública, que debe ser considerada como actividad de servicio, específicamente los servicios
públicos que brinda, como atender al ciudadano en aspectos sanitarios, la seguridad, la asistencia pública,
recaudar impuestos, la registración inmobiliaria y de automotores, el registro civil, etc, y actividad
jurisdiccional con la llamada justicia administrativa (por ejemplo, los recursos previstos ante los registros
del automotor, normados en el art.37 del decreto ley nacional 6582/58 y su reglamentario, arts. 16 a 22 del
decreto nº 335/88), los actos administrativos, que emanan del Poder Ejecutivo y los entes que lo integran
(ministerios, entes autárquicos, reparticiones, delegaciones), como por ejemplo contratos administrativos,
ejecución de servicios públicos.
Así en materia de automotores cualquier dispositivo inherente al servicio registral del automotor,
tales instructivos a los registros seccionales, reglamentación del régimen jurídico del automotor,
celebración de convenios con entes cooperadores, determinación de aranceles, etc. y los actos de gobierno o
políticos, que se vinculan en forma directa a la soberanía del Estado, como pueden ser en materia de
automotores, regulaciones políticas del comercio automotor en el Mercosur.
16.-A ello, debemos sumar la función pública, ejercida por quienes integran el Poder ejecutivo (el
Presidente, ministros, secretarios de Estado, directores, jefes, etc. en el caso de automotores los funcionarios
de la DNRPA y CP y los encargados de registros seccionales), el poder de policía (como el control de la
matrícula de profesionales universitarios o de actividades no tituladas universitarias como el gestor), la
administración del dominio público (ej: el recurso minero o gasífero, tierras fiscales) o las limitaciones a la
propiedad privada regidas por el derecho administrativo (leyes de tránsito, ordenanzas sobre edificación).
17.- La diferencia sustancial entre el acto de gobierno y el administrativo, es que el primero
generalmente, aunque no exento de contralor judicial, genera responsabilidad política, el segundo, importa
que se ejerce la potestad en forma distinta, ajustado a un conjunto de normas legales y sujeto a contralor y
responsabilidad jurídica, señalando como característica de esta actividad la discrecionalidad, en la
aplicación de muchas normas jurídicas, lo que importa que la administración atendiendo a razones de
oportunidad o conveniencia, actúa con cierto margen de libertad dentro del ámbito que le es propio.
18.- Como dice Bielsa en la obra ya citada, administrar es algo más que ejecutar pues si ejecutar es
cumplir lo ordenado administrar es concebir y llevar luego a la práctica la concepción o disposición con
criterio de oportunidad, de elección de medios, de economía y de mayor eficiencia.
Sigue señalando este autor que la cuestión de saber donde empieza el dominio del Poder
Constitucional y donde termina es por si mismo una cuestión jurídica y no de apreciación, la extralimitación
en el poder discrecional constituye un acto ilícito y no son meramente las limitaciones externas las que la
autoridad debe respetar sino también que tiene ciertas limitaciones internas, por ejemplo a la autoridad le
está prohibido mandar a capricho dentro de su competencia, al ejercer aquella potestad discrecional no
puede imponer su arbitrio en cada caso particular por que ello supondría un abuso.
19.- Esa discrecionalidad no juega por otra parte cuando las facultades de la administración están
regladas, es decir cuando determinados aspectos del ejercicio de las facultades de los órganos
administrativos se encuentran de ante mano limitados por la ley, como ocurre en el caso de automotores con
las limitaciones funcionales que tiene la Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor y
Créditos Prendarios, dispuestas en el decreto reglamentario N° 335/88, esto configura una suerte de
autolimitación del poder administrador a través del dictado de los llamados reglamentos, que no son otra

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cosa que regulaciones o normas que fijan la conducta a seguir por el poder administrador y las funciones
que éste se atribuye a si mismo.
Ese contralor por otra parte puede hacerse desde dentro de la propia Administración mediante la
organización de la llamada justicia administrativa, con los recursos que ya hemos señalado y que están
establecidos en especial en el decreto 335/88 en cuanto a las decisiones que adopten los registros de
automotores, o fuera del ámbito de la administración, con la intervención ya del Poder Judicial.
20.- Resulta de interés señalar en cuanto al Derecho Administrativo y en referencia directa al
régimen jurídico de automotores, que existen dos particularidades esenciales a este último como lo es
que este régimen esta regulado por normas del Estado Nacional, que es de competencia exclusiva y
excluyente de ese Estado Nacional, ya que los Registros de la Propiedad del Automotor depende de
aquel y que importan una suerte de concesiones que realiza el Poder Ejecutivo, en favor de los
encargados de registro seccionales que revisten la entidad de funcionario público, como ya lo veremos
al tratar este tema mas adelante en la presente obra (ver capítulo tres título I esta obra).
En ese rol, desempeñan un servicio público que es el de brindar la registración de los actos y
hechos jurídicos relacionados con los automotores.
El Estado sigue ejerciendo la policía o el Poder de Policía de este servicio público, lo que se
demuestra con la determinación de las tarifas o aranceles que lo regulan y la vigilancia que tiene sobre
dicho servicio público, a través de la posibilidad de intervenir los registros seccionales de automotores.
El otro aspecto que resulta de interés es la celebración de convenios o contratos administrativos
con terceros para el mejor y más adecuado funcionamiento de este servicio público, como lo son los
convenios que el Ministerio de Justicia de la Nación celebra con los denominados entes cooperadores,
destinados a optimizar la prestación del servicio registral en materia de automotores.
21.- El procedimiento administrativo es un conjunto de reglas o normas que rigen la actividad
estatal o de las reparticiones o entes estatales, tendientes a que el sujeto administrado conozca como debe
desarrollar determinados tipos de actos o hechos ante el Estado y cuales son las exigencias a cumplimentar
para la satisfacción del interés del particular, por parte del Estado.
Así por ejemplo en materia de automotores, existen distintos procedimientos para la inscripción
inicial de un automotor, para la transferencia del automotor, para proceder a la baja del mismo o para
denunciar su venta o su compra, que se encuentran establecidas ya sean en el régimen jurídico del
automotor que es el Decreto Ley Nacional 6582/58 o en las normas del digesto de normas técnico
registrales, que dicta la Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor, este es precisamente el
procedimiento administrativo.
22.- En cuanto a las vistas y traslados, se trata de un derecho o facultad con la cual cuenta el
sujeto administrado, para requerir el examen de actuaciones administrativas que resultan de su interés, se
debe tratar de un sujeto administrado que tenga interés legítimo y participación previa o que requiera al
solicitar la vista o traslado que se le permita para ello el acceso a las mencionadas actuaciones
administrativas, en el caso de la vista se realiza sin la entrega material de dichas actuaciones, vulgarmente
llamado expediente.
En el caso de traslado se realiza con la entrega material de las actuaciones administrativas en forma
total o parcial y por un período de tiempo predeterminado en la reglamentación. Esta modalidad es utilizada
por gestores y mandatarios para observar el procesamiento de los trámites registrales ( usualmente el gestor
puede realizar consultas de legajos, que equivale a una vista y cuando recibe el informe de un trámite
observado, estamos en presencia de un traslado).
23.- La diferencia entre la Legislación Nacional y Provincial, la observamos en que la primera
trata de las normas dictadas por el Poder Legislativo Nacional, esto es por el Congreso de la Nación a través
de leyes, por ejemplo el caso del régimen Jurídico del Automotor que aún tratándose de una ley de facto
(fue ratificada por el Congreso) como ya lo decimos en otra parte de ésta obra (ab initio en este capítulo) ,
se trata de la Ley Nacional que regula el régimen de inscripción de los automotores como bienes muebles
registrables.
Otros casos de leyes nacionales son los distintos códigos como el Civil yComercial, Penal,
Aeronáutico o de Minería, las leyes que establecen el procedimiento judicial ante los Tribunales Federales o
la Ley de Defensa de la competencia.
Además el Estado Nacional a través del Poder Ejecutivo dicta decretos, que generalmente
reglamentan dichas leyes nacionales o que en el marco de atribuciones del Poder Ejecutivo, fijan
dispositivos para la actividad de la administración pública nacional y que pueden afectar o no en forma
directa a los sujetos administrados.
En materia de automotores ésta reglamentación se puede observar ya sea a través de decretos
emanados del Poder Ejecutivo Nacional, como por ejemplo el ya citado N° 335/88 que reglamenta al

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régimen jurídico del automotor, de resoluciones del Ministerio de Justicia de la Nación, como aquella que
incluye a los moto-vehículos en la enunciación del concepto de automotor contenida en el artículo 5º del
decreto Ley Nacional 6582/58 o, y esto en lo más usual, de disposiciones técnico-registrales, emanadas de
la Dirección Nacional del Registro de la Propiedad Automotor y Créditos Prendarios, que establecen los
distintos procedimientos y reglas a seguir por los registros seccionales y por todos aquellos usuarios del
Régimen Jurídico del Automotor, entre los que se incluyen y en cuanto es de su incumbencia, a los gestores
y mandatarios, en el llamado Registro Nacional de Mandatarios en el capítulo XII - título I del digesto.
24.- La legislación provincial, es dictada por el Estado Provincial a través de su órgano
legisferante, que es el Poder Legislativo o Legislatura Provincial, en el ámbito de potestades reservadas por
las provincias, en el marco de los artículos 121 y 125 de la Constitución Nacional, y no delegadas en el
Estado Nacional, o bien reglamentando y adhiriendo a leyes nacionales.
También el Poder Ejecutivo de los Estados provinciales puede dictar decretos, reglamentos,
disposiciones, resoluciones, etc. a través de sus distintos organismos.
En materia de automotores debemos señalar como de importancia las normas tributarias que
rigen para la adquisición y transferencia del derecho de dominio sobre automotores, como el impuesto de
sellos o el impuesto a la radicación o a la patente automotor y la legislación sobre tránsito, que es en
adhesión a la Ley Nacional de Tránsito y la colegiación de gestores y mandatarios como materia regulada
por la legislación provincial, en algunos distritos, aunque la matrícula es nacional.
25.- Esto nos lleva a la remisión al derecho fiscal o tributario, que es el conjunto de normas que
dicta el Estado a través de sus órganos legislativos, para crear imposiciones o tributos que permitan el
sostenimiento de las actividades y funciones esenciales del Estado, es dable destacar que de acuerdo a los
preceptos de las Constituciones Nacionales y Provinciales, no pueden existir un impuesto que no haya sido
creado por ley expresa al efecto, materia en la cual el Poder Ejecutivo sólo puede limitarse a reglamentar e
interpretar la legislación impositiva, teniendo vedada la creación de impuestos.
En lo que interesa a los automotores, los tributos que rigen son algunos de carácter nacional,
como el impuesto a las ganancias y de los bienes personales, a cuyo efecto al adquirir un automotor debe
realizarse una declaración jurada de adquisición de bien registrable a través del llamado CETA o el
Formulario F381 que se presenta ante la Administración Federal de Ingresos Públicos y que permitirá que
esta controle si el sujeto adquirente del vehículo, declara dicha adquisición, oportunamente como gravada
por el mencionado impuesto a las ganancias.
En el orden provincial, observamos los impuestos más importantes, que hacen al derecho de
dominio sobre un vehículo, como es el impuesto a la patente automotor o a la radicación del vehículo, al
igual que el impuesto de sellos que grava el acto jurídico de adquisición del vehículo.
26.- En cuanto al tratamiento de los aranceles que percibe el Registro Seccional de la Propiedad
Automotor por la función que desempeña, aquí no se trata de tributos en el sentido lato del término, ya que
no son imposiciones creadas por Ley Nacional ni tampoco configuran una tasa por el servicio que se presta,
sino que es una contraprestación por la tarea que realiza el organismo de registración y la retribución por la
ejecución de la mencionada tarea.

Derecho Penal

27.- La conducta contraria a derecho origina consecuencias desfavorables para el sujeto llamada
sanciones y entre los tipos de sanciones la pena es aquella que se reserva para determinados hechos
calificados como delitos. Se habla de delitos civiles y penales contemplados respectivamente en el art.
1774/80 del CC y C y en el Penal pero el delito propiamente dicho pertenece al ámbito penal.
La palabra delito tiene en el Derecho Civil una significación diferente de la del Derecho Criminal,
ya que en el Civil designa toda acción ilícita por la cual una persona a sabiendas o intencionalmente (con
dolo) perjudica los derechos de otro, en cambio en el Derecho Penal designa una infracción definida y
castigada por la Ley Criminal.
Los delitos son hechos antijurídicos que el Estado considera que afectan gravemente el orden
comunitario y por ello se previenen y reprimen con una sanción enérgica y peculiar que importa un
sufrimiento para el responsable del daño ya que afectan a su libertad o a su patrimonio.
El Estado ejerce de oficio el poder punitivo sobre el delincuente y aquí no interesa tanto la
actividad de la víctima o de sus derechos habientes, que es secundario, la relación es simplemente entre
Estado y delincuente, en cuanto a la víctima no va mas allá de cierta intervención en el proceso penal
cuando quiere asumir el papel de querellante y del ejercicio de reclamar indemnización de tipo civil y la
única excepción la encontramos en ciertos delitos perseguibles en la instancia privada (por ejemplo, contra
el honor).

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En materia de automotores los delitos más comunes que son los de la adulteración de la
identificación del automotor, la falsificación de los instrumentos públicos relacionados con la creación
o transmisión de derecho de dominio de automotores, el hurto o robo de automotores, etc, son todos
delitos perseguibles de oficio y que están penados por el código penal y que incluso han merecido
sanciones expresas en el régimen jurídico de automotores, como ya lo apreciaremos mas adelante
(capítulo 7- t. II de esta obra) .
En función de lo expuesto se puede señalar que el Derecho Penal es un conjunto de normas
establecidas por el Estado que determinan los delitos, las penas y las medidas de seguridad con que aquellos
son sancionadas y conviene recordar que éste Derecho pertenece al Derecho Público, ya que el Estado es
desde larga data, aproximadamente desde hace diez siglos o más, el único que puede crear normas que
definan delitos y establezcan sanciones para los mismos y aplicar estas últimas.
Una característica fundamental del Derecho Penal es ser un derecho garantizador y por lo tanto
complementario de las demás normas jurídicas dirigido a la defensa de los bienes jurídicos regidos por esas
otras normas, por ejemplo en materia de hurto o robo de automotores, lo que hace es defender el derecho de
propiedad sobre estos últimos, fijado en el régimen jurídico de automotores, de naturaleza civil.
También resulta de interés en materia de automotores el llamado derecho contravencional o
de faltas, que es el que se aplica en la concepción de de infracciones de tránsito (se aplica la ley 24449,
la 26363 y el sistema único de gestión de infracciones de tránsito- SUGITy el registro nacional de
antecedentes de tránsito) o cuando deben aplicarse multas por el incumplimiento a determinadas
normas del régimen jurídico de automotores.
Por ejemplo se aplica una multa cuando no se abona en tiempo y forma el arancel que corresponde
percibir al registro seccional del comerciante habitualista o del adquirente de un vehículo en función de lo
dispuesto en el artículo 9 del decreto Ley Nacional 6582/58.
En este caso se trata de infracciones a disposiciones de orden administrativo dictado tanto por las
autoridades nacionales como locales de un país y pueden estar regidas en leyes nacionales o provinciales.
Mientras el delito consiste en la violación de un derecho protegido por la Ley Penal (por ejemplo
en el robo, la propiedad) las contravenciones consisten en violación de leyes que protegen la prosperidad y
no el derecho, leyes que tienen su fundamento en el sólo principio de utilidad.

Delito contra la administración pública y la fe pública.


27.1.- En el código penal argentino existen distintas normas que resultan de aplicación en materia
de registración de automotores, algunas de ellas incluso mencionadas expresamente en el régimen jurídico
del automotor, en sus artículos finales.
Así tenemos en primer lugar los artículos 172 y 173 del código mencionado que refieren al delito
de estafa y otras defraudaciones señalando que serán reprimidos con prisión de 1 mes a 6 años, el que
defraudare a otro con nombre supuesto, calidad simulada, falso título, influencia, mentira, abuso de
confianza o aparentando bienes, créditos, comisión, empresa o negación o valiéndose de cualquier otro
ardid o engaño.
Este delito se puede presentar en cualquiera de los negocios o actos jurídicos relativos a
automotores y el artículo 173 considera como casos especiales de defraudación entre otros el que
defraudare a otro en la calidad o cantidad de las cosas que le entregue en virtud de un contrato, el que con
perjuicio de otro se negare a restituir o no restituyera a su debido tiempo dinero, efectos o cualquier otra
cosa mueble que le haya dado en depósito, comisión, administración u otro título que produzca obligación
de entregar o devolver, que defraudare haciendo suscribir con engaño un documento, el dueño de una cosa
mueble que la sustrajere de quien la tenga legítimamente en su poder con perjuicio del mismo o de terceros,
el que otorgare en perjuicio de otro un contrato simulado o falsos recibos, el que vendiera o gravare como
bienes libres lo que fueren litigiosos o estuvieran embargados o gravados y el que vendiere, gravare o
arrendare como propios bienes ajenos, el titular fiduciario, el administrador de fondos comunes de inversión
o dador de un contrato de leasing que en beneficio propio o de un tercero dispusiere, gravare o perjudicare
los bienes y de esta manera defraudare los derechos de los co-contratantes.
El fraude, así como la falsificación o adulteración, se configuran en negocios sobre automotores
con documentación falsa o adulterada ( placas, título, cédula, solicitudes tipo, etc) o en la compraventa o
negociación de automotores con datos de identificación falsos o adulterados o robados o hurtados.
27.2.- Otra norma que resulta de aplicación es la que alude al delito de daños, en el
artículo 183 que reprime con prisión de 15 días a 1 año al que destruyere, inutilizare, hiciere desaparecer o
de cualquier modo dañare una cosa mueble o inmueble, total o parcialmente ajeno siempre que el hecho no
constituya otro delito mas severamente penado.

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27.3.- Los delitos de abuso de autoridad y violación de los deberes de funcionario público,
referidos a aquel funcionario publico que dicta resoluciones u orden contraria a las constituciones o leyes
nacionales o provinciales o no ejecutaren las leyes cuyo cumplimiento le incumba, la violación de sellos o
documentos, el que refiere al que violare sellos expuestos por la autoridad para asegurar la conservación de
identidad de una cosa o a quien sustrajere, ocultare, destruyere o inutilizare objetos destinados a servir de
prueba ante autoridad competente, registros o documentos confiados a la custodia de un funcionario o de
otra persona en interés del servicio público (artículo 248 y 254 del Código Penal).
27.4.- Resulta de interés señalar lo establecido en el artículo 247 del código penal, que
reprime con prisión de 15 días a 1 año al que ejerciera actos propios de una profesión para la que se
requiere una habilitación especial sin poseer el título o la autorización correspondiente.
Este caso es aplicable a quien ejerce la profesión de gestor o la actividad del mandatario sin
contar con la habilitación que supone la matriculación como mandatario, en el registro nacional de
mandatarios, dado que sin esa habilitación que entraña a la matriculación como tal, no es factible el
ejercicio de la profesión o actividad del gestor o mandatario.
27.5.- Entre los delitos contra la fe pública tenemos la falsificación de documentos del
artículo 292 y 293 del código penal que reprimen con penas de reclusión o prisión al que hiciere en todo o
en parte un documento falso o adulterare uno verdadero de modo que pueda resultar perjuicio y si el
documento falsificado o adulterado fuere de los destinados a acreditar la identidad de las personas o a la
titularidad del dominio o habilitación para circular de vehículos automotores la pena es mayor y el artículo
293 que reprime con reclusión o prisión de 1 a 6 años al que insertare o hiciere insertar en un instrumento
público declaraciones falsas, concernientes a un hecho que el documento debe probar de modo que puede
resultar perjuicio.
Esto entraña que la falsificación de documentos relacionados con la registración de automotores
merece la pena prevista en las normas que acabamos de mencionar.

Derecho Procesal

28.- Generalmente los preceptos jurídicos son cumplidos en forma espontánea, tantos los que
reconocen los derechos subjetivos, como aquellos que establecen cargas o que contienen prohibiciones para
los miembros de la comunidad jurídica, si así no ocurriera y si en todos los casos fuera necesario recurrir a
la fuerza para hacer efectivo el derecho, prácticamente no fuese posible su vigencia, ésta realización
espontánea del derecho tiene lugar tanto por convicción como por temor.
Pero en los casos en que los individuos no se ajusten en su conducta al derecho este se impone
coactivamente, así el contratante que no satisface lo pactado (por ej. pagar el precio de un automotor que
adquirió puede ser constreñido a ello, el que perturba el derecho ajeno es obligado a cesar en su actividad
(cuando se impide el ejercicio de derecho de dominio de un automotor) y quien lesiona bienes jurídicos de
interés vital para la colectividad debe ser penado (los delitos en general).
La función de hacer cumplir y garantizar el derecho cuando no haya sido aceptado
voluntariamente, está a cargo del Estado por intermedio de sus órganos de justicia, el Estado así dicta el
derecho y lo hace observar.
Esta función de garantía del derecho se realiza con intervención de los órganos del Poder
Judicial, utilizando ciertos medios llamados acciones y observándose tanto por los jueces como por los
particulares ciertas formas en el desarrollo de estas acciones, denominadas como procesos para lo cual se
dictan los llamados Códigos Procesales o de Procedimientos.
El Estado interviene mediante su actividad jurisdiccional, no solo para satisfacer los intereses
individuales sino también para defender su autoridad de Legislador en cuanto al cumplimiento de las leyes
que dictó.
En materia de automotores, tenemos que sí no se realiza la transferencia del automotor en
el plazo prescripto en el artículo 15 del decreto Ley Nacional 6582/58, esto es en diez días hábiles, el
enajenante o transmitente del vehículo, puede solicitar mediante la acción o demanda de
transferencia del automotor, que se cumpla con la citada norma legal.
28.1 - El Derecho Procesal ha sido definido por Alsina (Tratado de Derecho Procesal-tomo
I- pág. 37) como el conjunto de normas que regulan la actividad jurisdiccional del Estado por
aplicación de las Leyes de Fondo y su estudio comprende la organización del Poder Judicial, la
determinación de competencia de las funciones que lo integran y la actuación del juez y la parte en la
sustanciación del proceso.
28. 2- Las tres nociones fundamentales del Derecho Procesal son la jurisdicción, esto es que
ciertos órganos del Estado desarrollan una actividad típica llamada jurisdiccional y que es una potestad de

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dichos órganos, nos referimos a los magistrados que pueden ser Federales o Provinciales, la acción que es la
actividad jurisdiccional entendida como el poder de los particulares para reclamar la intervención de los
órganos de justicia y el proceso que es el trámite o causa que lleva adelante en el marco de una acción
determinada el órgano jurisdiccional con la participación o intervención de los particulares que reclaman
justicia.

Trámites en que interviene el gestor o mandatario. Medidas cautelares.

29.- Las solicitudes de informes del estado de dominio del automotor (aunque a éstos como a la
consulta de legajos puede practicarla por si, sin que medie la autorización o mandato expreso del interesado
legítimo, revistiendo para esto la naturaleza de gestor o mandatario), la presentación y tramitación registral
de oficios y cédulas judiciales en las que se requiere información del estado registral de un automotor, o se
pide su inscripción inicial (bienes subastados) o la inscripción de la transferencia, resultan los trámites más
usuales vinculados al derecho procesal en los que interviene el gestor o mandatario, por designación o
delegación expresa del juzgado actuante o bien por delegación o sustitución del mandato que realiza el
profesional del derecho autorizado o facultado a intervenir (remitimos además al capítulo siete del t. II de
esta obra).
Se trata siempre de mandatos especiales y se limitan a la órbita registral, actuando el gestor o
mandatario como auxiliar de justicia, lo que no obsta a que, si por necesidad del trámite registral (
solicitudes tipo incompletas, rectificación de la documentación emanada de sede judicial, a realizar por
requerimiento y observación del RS) se imponga formular una petición al juzgado actuante, el gestor o
mandatario facultado puede hacerla, aunque es factible que, por disposición de los códigos procesales
aplicables, para ello deba recurrir al concurso del profesional del derecho también interviniente, a fin de que
acompañe tal solicitud.
También esta presencia del gestor o mandatario, se aprecia en la gestión de anotación de medidas
cautelares (con ST02) o sus levantamientos, tales como embargos, inscripciones litigiosas, medidas de no
innovar o inhibiciones, con similares exigencias a las planteadas en los casos anteriores (que medie el
mandato especial o autorización para el diligenciamiento).

Derecho Civil y Comercial

30.- El estudio del Derecho Privado, se realiza esencialmente a través de su rama más importante y
estable que es el Derecho Civil y que regula las relaciones de los particulares entre sí o con el Estado sobre
la base de la coordinación que supone en principio la igualdad y libertad de las personas.
Podemos definir al Derecho Civil como la rama del Derecho que regula la existencia y
relaciones de personas privadas individuales y colectivas como así tomar en cuenta sus diferentes
actividades o profesiones.
Como ya le hemos señalado entendemos que el régimen jurídico de automotores, forma parte
tanto del Derecho Administrativo como del Derecho Civil, del primero por la reglamentación que hace a su
funcionamiento y a la actividad especialmente de los registros seccionales y el segundo porque alude al
régimen que regula el derecho de propiedad sobre los automotores, al extremo que el decreto Ley nacional
6582/58 está entendido como una norma complementaria del Código Civil, al igual que la Ley Nacional
17801, que establece el régimen registral de los bienes inmuebles o el decreto Ley nacional 8204/63 sobre
el registro del estado civil y capacidad de las personas y demás normas que lo modificaran.
31.- En cuanto al Derecho Comercial es la rama del Derecho Privado que regula las relaciones
jurídicas especiales derivadas de los actos de comercio y de las actividades que desarrollan los
comerciantes.
Era una rama autónoma del Derecho Civil, hasta la sanción del código unificador por ley 26994.
Es conveniente para una mejor aproximación al conocimiento del Derecho Comercial señalar cuales son los
actos de comercio o sean aquellas actividades alcanzadas por esta rama del derecho, en tal sentido el
artículo 8º del viejo Código de Comercio declara como actos de comercio en general a toda adquisición a
título oneroso de una cosa mueble o de un derecho sobre ella para lucrar con su enajenación, bien sea en el
mismo estado en que se adquirió o después de darle otra forma de mayor o menor valor, la transmisión de
esa cosa mueble o del derecho sobre ella, toda operación de cambio, banco, corretaje o remate,
negociaciones sobre letras de cambio, cheques o cualquier otro género de papeles endosables o al portador,
las empresas de fábrica, comisiones, mandatos comerciales, depósitos o transportes de mercadería o
personas por agua o por tierra, los seguros, las sociedades anónimas, los fletes, construcción, compra-venta
de buque, las operaciones de los factores, tenedores de libros y empleado de comerciantes, convenciones

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sobre salarios de dependientes y empleados de comercio, cartas de créditos, etc. (hoy todo ello incorporado
en el CC y C, libro primero, t: IV, y libro tercero, t. II y IV).
En cuanto al régimen jurídico del automotor, éste implica un acto de comercio si es
desplegado por comerciantes habitualistas, en caso contrario, se trata de una relación típica del
Derecho Civil o comercial , teniendo en claro, que su regulación se encuentra en el marco del art.
1890 a 1899 del CC y C, lo mismo que la relativa a la adquisición, transmisión, creación o extinción
de bienes inmuebles.
Por otra parte y en cuanto interesa al objeto de este manual, la relación entre mandante y
mandatario también es una regulación típica del Derecho Civily comercial , como lo apreciaremos
oportunamente.

Hecho Jurídico. Acto jurídico.

32.- Conceptualizado por el Código Civil y comercial en el artículo 257, el hecho jurídico son
todos los acontecimientos susceptibles de producir alguna adquisición, modificación, transferencia o
extinción de los derechos, relacionados con el régimen jurídico del automotor. Tenemos como ejemplo de
adquisición de derecho, la transferencia de un automotor, de modificación, el alta de un nuevo motor de un
automotor, como transferencia, precisamente la transmisión del derecho de dominio del automotor que se
realiza con la utilización de la solicitud tipo 08 contrato de transferencia y como ejemplo claro de extinción,
la baja de un vehículo.
El Hecho Jurídico es en esencia todo acontecimiento del mundo exterior que tiene efectos o
consecuencias jurídicas, es un presupuesto necesario para producir efectos en el campo del Derecho o el
conjunto de circunstancias que producidas deben determinar ciertas consecuencias de acuerdo con la Ley,
pueden ser hechos naturales o sea provocados por acontecimientos de la naturaleza como el granizo, hechos
humanos con la intervención de personas físicas como pueden ser un contrato, hechos positivos que
producen una transformación del derecho como la compraventa de un vehículo automotor y negativos que
importa el incumplimiento del Derecho, por ejemplo la falta de pago del precio de adquisición de un
rodado, lícitos conforme a la Ley o ilícitos que son contrarios a la Ley, los cuales a su vez se dividen en
culposos o cuasi-delitos, generalmente atribuibles a una negligencia o impericia y dolosos o delitos,
realizados con intención de hacer daño, aquí nos remitimos a las apreciaciones hechas en cuanto al Derecho
Penal en este mismo capítulo.
33.- En cuanto al acto jurídico este también tiene su conceptualización en el Código Civil y
comercial , a través del artículo 259 que nos dice que son los actos voluntarios lícitos que tengan por fin
inmediato establecer entre las personas relaciones jurídicas, crear, modificar, transferir, conservar o
aniquilar derechos.
En el próximo capítulo, apreciaremos cuales son los Actos Jurídicos de resonancia o importancia
en el registro de automotores y cuales son los Hechos Jurídicos registrables.
Esencialmente el Acto Jurídico es siempre humano ya que la voluntad del sujeto es la que lo
plasma, pudiendo ser unilateral como por ejemplo un testamento o bilateral que es el caso típico del
contrato. Siendo unilateral es producto de la voluntad de una sola persona y siendo bilateral requiere de la
intervención de dos o más personas en forma voluntaria.
A su vez existen otras clasificaciones de los Actos Jurídicos que dada las características de esta
obra no nos detendremos a analizarlas, solo señalaremos de ellas la más importante que las divide en actos
solemnes y no solemnes, los primeros requieren de una forma determinada para su validez como por
ejemplo el matrimonio y todos los actos relacionados con automotores están regulados en el régimen
jurídico respectivo y no solemnes son aquellos que no están sujetos a una forma predeterminada para su
validez, como lo puede ser el propio contrato de mandato según lo analizaremos mas adelante.
Las otras clasificaciones los dividen en patrimoniales y extra patrimoniales, entre vivos o de
ultima voluntad, onerosos o gratuitos, principales o accesorios, etc.

Vicios de la voluntad

34.- Se califica como el vicio de la voluntad aquellas situaciones por las cuales la voluntad
exhibida para celebrar o llevar adelante un hecho o un acto jurídico puede perder validez, por resultar la
misma contraria al derecho. El vicio determina la nulidad del hecho o del acto jurídico,
fundamentalmente de este ultimo y que aquel pierda o carezca de todo valor en el mundo del derecho.
la ratificación de un acto viciado de nulidad hecha por un mandatario, efectuada por el sujeto mandante.

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Entre los vicios de la voluntad de los actos jurídicos encontramos el llamado error de hecho, es
aquella situación por la cual una de las partes es inducida a ejecutar un acto creyendo que esta procediendo
conforme a derecho por ejemplo y en el marco de los automotores, la compra de un vehículo que es robado
o que había sido dado de baja o que se encuentra prendado y el sujeto adquirente lo desconoce, se trata de
un error de hecho en la medida que sea ejecutado por ignorancia o por intimidación.
En cuanto al error de derecho es aquel que se produce porque se entendió con el sujeto
interviniente que estaba efectuando un acto determinado, por ejemplo recibiendo la donación de un
vehículo y en realidad este consistía en una compraventa, el vicio se configura porque el sujeto realizó un
acto distinto de aquel para el cual había prestado su voluntad.
Sin perjuicio de ello debe tenerse en cuenta lo prescripto en los artículos 8 y 265 del CC y C.,
merced a los cuales no se puede alegar el error de derecho o la ignorancia del derecho como justificativo
para deshacer un negocio determinado.
Siguiendo con la temática del error, tenemos el denominado error esencial- artículo 267 del C.C
y C. - que es el relativo a la persona con la que se realiza el acto, siguiendo con el ejemplo de los
automotores se vende un vehículo expresando la propiedad sobre el mismo, pero quien realiza la venta no
es él legitimo propietario, acto que resulta nulo y que puede transformarse en un acto anulable, de ser
ratificada la voluntad de venta por el legítimo propietario.
El error por la naturaleza del acto, es el error sobre todo lo contenido en el acto jurídico, lo
que lo anula, por ej. Si uno de los sujetos cree estar realizando una venta y el otro una donación, siguiendo
el caso explicitado mas arriba.
El vicio más significativo que podemos hallar entre los vicios de la voluntad enunciados en el
Código Civil es el dolo, definido en el artículo 271 del CC y C , como la acción destinada a conseguir la
ejecución de un acto aseverando como verdadero lo que en realidad es falso, utilizando cualquier artificio,
argucia o maquinación para cumplir con ese fin.
El dolo como ya lo hemos señalado en este mismo capítulo es un delito civil que se realiza con la
intención de dañar a otra persona.
En cuanto a casos relacionados con automotores, encontramos la adulteración de la identificación
de vehículo (códigos del motor) o falsifación de solicitudes tipo en cuanto a la firma de las partes
otorgantes, el caso de robo o hurto de automotores, tenemos que el robo es la apropiación de un bien ajeno
ejerciendo violencia sobre el mismo y el hurto es la apropiación de ese mismo bien ajeno sin ejercer
violencia.
Al respecto, para anular un acto jurídico por la existencia del dolo el mismo debe reunir los
siguientes requisitos, debe tratarse de un caso de gravedad, que ocasiona un daño importante, que el dolo
haya sido la causa determinante de la acción del sujeto víctima del obrar delictivo y que no haya existido
dolo de ambas partes.
Otros aspectos entre los cuales se configura también un obrar doloso es cuando se ejerce
violencia entendido como fuerza física sobre una persona para que esta realice un obrar determinado o deje
de hacer algo o la llamada violencia moral que consiste en una amenaza psicológica.
El temor reverencial por su parte se configura cuando un sujeto subordinado a otro por una
relación jurídica determinada, realiza un hecho o acto jurídico en función del temor a las represalias que
puede sufrir de ese superior o de ese sujeto al cual se encuentra subordinado sino hace o ejecuta lo que
aquel le hubiese ordenado aunque se tratare de un obrar ilícito.
La lesión como vicio de la voluntad, está descripta en art. 332 del CC y C que importa una
desigualdad o desequilibrio notorio, producto de circunstancias económicas en una relación contractual.
La simulación por su parte supone el encubrimiento de un acto jurídico que no es sincero o la
realización de un acto válido bajo la apariencia de otro.
Finalmente el fraude es la acción por la cual se perjudica a un sujeto acreedor en forma
intencional empleando un ardid o engaño.

Obligaciones

35.- Estas son vinculaciones jurídicas que apremian o constriñen a un sujeto a cumplir con un
deber de hacer o de no hacer, por una obligación una persona le puede exigir a otra la entrega de alguna
cosa, en cumplimiento de un servicio o una abstención, por ejemplo, en la actuación de los mandatarios,
podemos exigir en el rol de tales la documentación necesaria para cumplir con el mandato o el pago de los
honorarios por la realización del mandato, el cliente a su vez nos puede obligar a cumplir con el mandato
encomendado.

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También se ha definido a la obligación como el poder que tiene un sujeto acreedor de exigir el
cumplimiento de una determinada conducta al sujeto deudor, el primero denominado sujeto activo y el
segundo sujeto pasivo, se encuentra definido en el artículo 724 y siguientes del Código Civil y comercial.
Usualmente la obligación es un crédito, son personales, no existiendo obligación sino hubiera
un sujeto de derecho que intervenga y como obligación personal o creditoria es la facultad que tiene una
persona sujeto activo o acreedor de exigir a otra el cumplimiento de una conducta determinada o prestación,
la que se llama el sujeto pasivo o deudor.
Entre las obligaciones reales están aquellas que se ejercen sobre las cosas, como por ejemplo de
respetar o no turbar el derecho de propiedad sobre un automotor o las que surgen por el ejercicio del
derecho de propiedad del mismo, como pagar tributos que lo afectan.
Entre los modos de exigir que se cumplan las obligaciones se deben emplear todos los medios
legales prescriptos en el Código Civil y comercial para que el deudor cumpla, caso contrario se podrá, a
este, intimarlo por la mora o la renuencia en el cumplimiento del acto y luego proceder a iniciarle una
acción judicial como lo hemos señalado al definir el Derecho Procesal.
Las obligaciones son patrimoniales en general, porque están vinculadas a la adquisición o
administración de bienes y son mensurables en dinero.
Cuando no resulta factible el cumplimiento de una obligación de acuerdo a lo oportunamente
pactado la misma es suplida con la indemnización que supone la reparación por la obligación incumplida, a
través de la entrega de bienes o dinero en forma equitativa y de acuerdo al daño o perjuicio causado por el
incumplimiento.
También cabe exigir ante el incumplimiento obligacional, el pago de las llamadas astreintes
reguladas en el artículo 1713 y conc. del CC y C que consisten en el pago de intereses o multas al que
puede resultar condenado un sujeto que no hubiese cumplido con una obligación determinada y también a
título de indemnización.
Señalamos que la mora en el cumplimiento de una obligación, importa no llevar a cabo aquella
en tiempo y forma y de acuerdo a lo pactado, ésta opera en función de lo prescripto por la Legislación Civil
de fondo en forma automática excepto que se establezca en la relación jurídica que para considerarlo a un
deudor en mora hay que intimarlo previamente.
Generalmente en materia de automotores, en los contratos de transferencia con saldo de precio a
pagar o en los contratos de prenda la mora es de carácter automática.
Es posible excusarse del cumplimiento de las obligaciones en casos de fuerza mayor o el
denominado caso fortuito, por ej. en el ejercicio de contrato de mandato cuando somos víctimas del robo
de la documentación registral que nos fuera entregada por el cliente para cumplir con el mandato.
El obrar en forma negligente no es considerado como caso fortuito y en el supuesto de los
gestores o mandatarios es considerado como impericia, ya que se supone que el gestor o mandatario tiene
la capacidad e idoneidad suficiente para ejercer una conducta determinada, propia de su actividad habitual,
en forma prudente y si así no lo hiciere, está incurriendo en el incumplimiento obligacional.
Cometer un error o incumplir con una obligación por impericia importa que se deba indemnizar
el daño causado por ello.
36.- Respecto a la clasificación de las obligaciones las mismas se establecen en obligaciones de dar cosas
ciertas o inciertas, cosas fungibles o no fungibles según puedan o no ser reemplazadas, de objeto indivisible
o divisibles, solidarias o disyuntas, de hacer o de no hacer, estas son las que mas interesan ya que las
primeras imponen realizar un acto o prestar algún servicio en forma efectiva, cumplir con una conducta
determinada y las de no hacer un deber de omisión.
Finalmente en cuanto a la modalidad de extinción de las obligaciones las mismas se extinguen
generalmente por el pago cuando el sujeto obligado cumple ejecutando la prestación a la que se ha
comprometido o abonando una suma determinada de dinero.
La novación, importa la modificación de la obligación contraída, por otra que la suple como la
consignación, o sea cuando se cumple con una obligación determinada, generalmente depositando una
suma de dinero en sede judicial para responder por aquella.
La transacción se configura cuando el acreedor permite cumplir con una obligación
determinada, ejecutando una obligación de menor cuantía.
La subrogación es reemplazar a un sujeto obligado o cumplir la obligación de otro.
La compensación se expresa cuando la persona del acreedor y deudor se confunden porque
existen créditos y deudas recíprocas entre sí.
La nulidad que es también una modalidad de cumplimiento de la obligación es el procedimiento
administrativo judicial por el cual una obligación es declarada como inexistente.

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La prescripción es un instituto regulado en el Código Civil y comercial (artículo 2532 y
siguientes), importando para este estudio la denominada prescripción liberatoria que es el modo de
extinguir la obligación por el transcurso del tiempo y ante la pérdida del derecho a iniciar la pertinente
acción de reclamo de la misma.
La acción del pago es el acto jurídico por el cual el sujeto deudor obligado entrega en pago de la
cosa o de la prestación debida o como modo de cumplimiento un objeto determinado distinto a aquella
obligación por la cual se comprometió.
Finalmente la cesión de derechos y acciones es el contrato o acto entre vivos por el cual una
persona transfiere a otra bienes, derechos, acciones o créditos, y el titular de los derechos y acciones sobre
la cosa, cede los mismos a un tercero que es su acreedor.
Existen otros medios extintivos de la obligación como la permuta o el concurso civil o quiebra
que no resultan objeto de análisis de este trabajo.

Pacto Comisorio

37.- En los contratos civiles y comerciales es usual observar, una cláusula resolutiva de los mismos
denominada pacto comisorio, que considera implícita la facultad de resolver, las obligaciones emergentes
de los contratos de prestaciones recíprocas, en caso de incumplimiento de uno de los contratantes, quedando
firme las prestaciones cumplidas.
Ante el incumplimiento que le preste, aquél que hubiere cumplido o que puede exigir la prestación,
llamado acreedor, podrá requerir del deudor, que es el incumplidor, que le preste la obligación convenida
en un plazo no inferior a 15 días o el que se hubiese pactado, con los daños y perjuicios derivados de la
demora.
Transcurrido el plazo sin que se cumpla, quedan resueltas las obligaciones emergentes del contrato
con derecho para el acreedor al resarcimiento de los daños y perjuicios, si se demanda el cumplimiento del
contrato puede pedirse la resolución, pero no dicho cumplimiento, si se hubiere demandado la resolución
(art. 1083/89 CC y C ).

Evicción y vicios redhibitorios

38.- Entre las modalidades de cumplimiento obligacional que surgen del Código Civil y
Comercial que resultan de interés de materia de automotores y también en el ejercicio de contrato de
mandato, haremos referencia ahora a la evicción y el vicio redhibitorio.
Aquella persona que en virtud de un contrato, por ejemplo el de transferencia de un automotor,
ha transmitido a otro la propiedad o los derechos que tenía sobre una cosa tiene la obligación de entregarlo
pero además contrae una responsabilidad especial sobre la legitimidad del derecho transmitido,
responsabilidad que se denomina como garantía de evicción (conforme al artículo 1051 y ss del CC y C).
Esta garantía de evicción existe de pleno derecho en cualquier contrato a título oneroso, sin
embargo no se trata de un elemento esencial ya que no tiene un carácter de orden publico y las partes
pueden voluntariamente ampliarla, restringirla o renunciarla.
Existe evicción en definitiva cuando en virtud de una causa anterior o contemporánea - y por una
sentencia judicial- a la adquisición del bien, el adquierente a título oneroso del mismo es privado en todo o
en parte del derecho que adquirió o sufre una turbación de ese derecho en la propiedad, goce o posesión de
la cosa.
Es decir que la existencia de la evicción deben concurrir tres requisitos, que existe una privación
del derecho del adquirente, que la causa sea anterior o contemporánea a la adquisición y que tenga lugar en
virtud de una sentencia judicial.
En el caso de los automotores que nos ocupa, la turbación en el derecho del adquirente, puede
surgir de la existencia de una medida cautelar o inhibitoria que impedía al titular registral, vender o
transferir vehículos, o de un gravamen prendario que aunque no impidiera tal transferencia si supusiera una
modificación sustancial en el objeto tenido en consideración por el adquirente al celebrar el contrato, al
igual que la circunstancia que, quien enajena el bien, no resulta ser el titular registral. Esta causa debe ser
de existencia anterior a la celebración del contrato de transferencia o simultánea con el mismo.
Y el reconocimiento de la evicción opera mediante una sentencia judicial que así lo establece.
La garantía de evicción existe entre enajenante y adquirente y el derecho de invocar la misma, lal
igual que la obligación de responder, se transmite a los herederos de ambos.
Entre los efectos de la garantía de evicción para el vendedor- enajenante- transmitente esta la
obligación de no turbar al adquirente en el derecho, uso y goce de las cosas adquiridas, de salir en su

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defensa en juicio si el adquirente fuera atacado o turbado por un tercero, e indemnizarlo en los perjuicios
que la evicción le causa si el adquirente fuere vencido en dicho juicio.
La responsabilidad derivada de la evicción cesa por distintas causas tanto como el conocimiento
del peligro de la evicción que tuviere el adquirente, la omisión de la citación por evicción cuando se inicia
una acción judicial contra el adquirente y este no recurre al vendedor transmitente para la defensa en juicio,
el omitir defensas o recursos específicos que pudieran contrarrestar el pretendido mejor derecho de un
tercero y el eventual sometimiento del pleito a árbitros, lo que hace cesar la garantía de evicción.
39.- En cuanto al vicio redhibitorio, se entiende, en el caso que trata esta obra, cuando se
adquiere o arrienda un vehículo automotor o se realiza un contrato de leasing en relación al mismo y el
adquirente advierta que lo comprado o arrendado o tomado presenta defectos o vicios que estaban ocultos
cuando realizó la operación.
Este es un problema general en materia de contratos que buscamos apreciar desde la óptica
particular del automotor.
Los vicios redhibitorios para el Código Civil y comercial, amén están contemplados en los arts.
1033, 1035, 1093, 1095 y la ley 24240, son los defectos ocultos de la cosa, cuyo dominio, uso o goce se
transmitió por título oneroso, existente al tiempo de la adquisición que la hagan impropia para su destino si
de tal modo disminuyen el uso de ella que de haberlo conocido el adquirente no la habría adquirido o habría
dado menor valor por ella .
Se trata de una garantía que la ley reconoce a todo adquirente a título oneroso para ponerlo a
cubierto de cualquier contingencia desagradable y otorgarle una mayor seguridad a los negocios jurídicos,
tratándose en el caso de un enajenante de buena fe que conocía el vicio de una responsabilidad contractual
sin culpa, se requiere como ya vimos que el defecto o vicio sea oculto y que la transmisión realizada
hubiese operado a título oneroso.
En esta materia es aplicable, además, la Ley 24240 de defensa al consumidor, como dijimos,
tanto para persona humana o jurídica que adquieren automotores.
No configuran vicios redhibitorios, el error sobre la calidad de la cosa, la falta de identidad de en
la cosa entregada, así por ejemplo, si alguien pretendió adquirir un vehículo sedan cuatro puertas si en
realidad esta comprando una coupe de dos puertas o una rural. En cuanto a la falta de identidad de la cosa se
ha resuelto en jurisprudencia sobre automotores, por ejemplo, que el raspado de un regrabado de los
números del chasis o del motor del automotor constituyen un vicio oculto pero se ha resuelto que obliga al
vendedor a reparar el vicio, ya que se trataría de un vehículo distinto al vendido.
Sin embargo la existencia de la verificación previa y obligatoria a la transferencia subsana sin
lugar a duda esta invocación de vicio redhibitorio, si dicho vicio no fue observado en el proceso de
verificación (ver capítulo 2 del título II de esta obra).
Otra posibilidad en la cual debe cumplirse con la obligación derivada de la existencia de un vicio
redhibitorio es la responsabilidad del fabricante y del vendedor tratándose de un automotor cero kilómetro
en cuanto a la garantía otorgada por posibles vicios del vehículo vendido, durante un periodo
predeterminado, convencionalmente establecido (generalmente la garantía es de un año o hasta determinado
kilometraje en el periodo de un año).
Por ultimo cuando la cosa adquirida a título oneroso presenta vicios ocultos y de una importancia
tal que la transforma en inútil para su destino, la ley civil le otorga al adquirente la posibilidad de interponer
dos acciones diferentes que no son acumulativas, la primera es la acción redhibitoria que tiene por objeto
dejar sin efecto el contrato con devolución de la cosa y del precio y la segunda llamada de quanti-minoris
que permite mantener la vigencia del negocio pero tiene por objeto que el enajenante disminuya
proporcionalmente el precio pagado.
Debemos destacar que los plazos de caducidad para iniciar este tipo de acción son breves ( 6
meses) y generalmente se computa a partir del momento que se celebró el negocio o que el vicio se
patentizó.

DEFENSA DEL CONSUMIDOR.

40.- Es dable apreciar por los mandatarios, que en el ejercicio de su actividad (ver capítulo 7. t. II de esta
obra), deben desempeñarse con lealtad, probidad y buena fe, y que para ello están sometidos en su
profesión a la aplicación de las normas de defensa del consumidor, tanto por potenciales reclamos de sus
clientes, por reclamos que puedan realizar por éstos, o para exigir que se respete su investidura profesional
y evitar la actuación exclusiva de algunos profesionales en desmedro de otros, o que ejecuten trámites
propios del mandato en forma habitual, aquellos que no se encuentren habilitados a tal fin por su inscripción

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en el registro nacional de mandatarios o su colegiación obligatoria donde ésta se exige (hoy en las
provincias de Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe) , lo que resulta demostrativo de su idoneidad
profesional.
Así lo destaca el art. 42 de la Constitución nacional al señalar el derecho de los consumidores y
usuarios de servicios, en lo que nos importa en este caso, a la protección de su seguridad, intereses
económicos, información adecuada y veraz, libertad de elección, trato equitativo y digno.
En este sentido el mandatario debe ofrecer seguridad y protección de los derechos del cliente, y
tiene derecho a exigir que el cliente goce de libertad de elección, que al mandatario se le brinde información
seria, veraz y correcta por parte de los organismos con los que interactúa y un trato equitativo y digno de
parte de éstos.
Resulta para ello de interés que el mandatario tenga adecuado conocimiento de ley nacional de
Defensa del Consumidor 24240, 26361 con las reformar expuestas por la Ley 26369 y en particular la del
Decreto Nº 565/2008 del Poder Ejecutivo Nacional.
En cuanto refiere a la actuación de los mandatarios, la defensa de los intereses de sus clientes y en
particular la defensa del interés del mandatario en cuanto a la actuación de quien no acrediten idoneidad
suficiente para ejercer esta actividad profesional debe tenerse en cuenta las disposiciones generales de la ley
a quienes se consideran proveedores de cosas o servicios, la información que se debe brindar al consumidor
o usuario de estos servicios en cuanto a distinguir entre aquellos mandatarios que se encuentren inscriptos
en el Registro Nacional de Mandatarios y aquellos que no lo esten, en la modalidad de prestación de estos
servicios especialmente en la realización de presupuestos por parte del mandatario y la extensión de
responsabilidad que deviene de la aplicación del contrato de mandato (conforme capítulo VII titulo I de
esta obra), la modalidad del servicio la publicidad de la oferta de servicios del mandatario, las acciones que
pueden tener tanto el mandatario como el cliente ante el incumplimiento de esta normativa que tiene
raigambre constitucional, ya sea ante las autoridades locales o nacionales de aplicación de defensa del
consumidor , generalmente las oficinas de lealtad comercial o Direcciones de comercio de los poderes
públicos nacional o provincial, la posibilidad del arbitraje y la vinculación con las asociaciones de
consumidores.

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Capítulo Dos: El automotor

Las cosas en el derecho civil. Derechos reales

1.- En el estudio que supone para este Manual Mandatario para tramites relativos con
automotores, es importante establecer el concepto de las cosas, toda vez que las mismas son el objeto
exclusivo y necesario de los derechos reales y en muchos casos el objeto de la prestación debida en los
derechos personales e indudablemente que sobre los automotores como bienes muebles registrables
tenemos que existe el ejercicio de un derecho real, por excelencia, el de dominio y que son el objeto de
los contratos relativos especialmente a su transferencia y en el caso de su adquisición inicial.
Sin la existencia actual, cierta y determinada de una cosa y en el caso que nos ocupa del automotor,
no puede hablarse de derechos reales, la cosa es elemento esencial para la existencia del derecho real
además de cómo ya dijimos objeto del derecho personal.
El Código Civil y comercial define en él artículo 16 , mas art. 225 y ss, a las cosas como aquellos
objetos materiales susceptibles de tener un valor, consecuentemente dos son sus características esenciales,
por un lado debe tratarse de un objeto material y por el otro ser apreciable económicamente.
A fin de tener una adecuada terminología en esta materia vamos a distinguir los conceptos de
cosas, bienes y patrimonios, el primero ya lo hemos enunciado, el de bienes refiere a los objetos o
materiales susceptibles de valor e igualmente las cosas y el conjunto de los bienes de una persona
constituyen su patrimonio, de esta manera serán bienes, objetos inmateriales como los créditos o un derecho
intelectual como objetos materiales, a saber inmuebles o automotores.
2.- En la clasificación esencial de las cosas se distingue entre inmuebles y muebles, los primeros
son aquellos que se encuentran adheridos a un espacio físico o reconocido como tal por la Ley
distinguiéndose entre inmuebles por su naturaleza, por su carácter representativo, por accesión física o
moral y cosas muebles son las que pueden transportarse de un lugar a otro sea moviéndose por sí mismas
como el caso de los automotores, sea que solo se muevan por una fuerza externa con excepción a las que
son accesorias a los inmuebles , a su vez como el Código Civil de Vélez no contemplabla la existencia de
registros mobiliarios, la evolución doctrinaria, legal y jurisprudencial realizada especialmente a partir de la
existencia de los semovientes (el ganado) y los locomóviles (los automotores por excelencia) determinó la
necesidad de creación de estos registros y el distingo entre muebles registrables y no registrables.
3.- Se entiende que una cosa mueble será registrable cuando exista una norma legal que
contemple su inscripción inicial o matriculación como así mismo la posterior inscripción de
transmisiones y constituciones de derechos, anotación de medidas cautelares y distintas afectaciones
al dominio.
Así la registración puede tener fines meramente publicitarios y de disponibilidad a terceros o
bien carácter constitutivo del derecho real que lo permite y constituye, como acontece con los
automotores conforme a los artículos 1 y 2 del decreto Ley Nacional 6582/58 que lo crea a este
derecho. Con relación a las cosas muebles no registrables, se aplicaba en general él artículo 2412 del
Código Civil, que permite su apropiación por la mera posesión de las mismas.
Para que se presuma la propiedad sobre las cosas muebles no registrables la misma debe ser
poseída de buena fe y a título oneroso.
Hoy con el CC y C, rigen, los artículos 1890 a 1902 en particular, en relación a los muebles en
general y en cuanto a los automotores se aplica el 1892 que señala; “. La tradición posesoria es modo
suficiente para transmitir o constituir derechos reales que se ejercen por la posesión. No es necesaria,
cuando la cosa es tenida a nombre del propietario, y éste por un acto jurídico pasa el dominio de ella al que
la poseía a su nombre, o cuando el que la poseía a nombre del propietario, principia a poseerla a nombre de
otro. Tampoco es necesaria cuando el poseedor la transfiere a otro reservándose la tenencia y
constituyéndose en poseedor a nombre del adquirente.
La inscripción registral es modo suficiente para transmitir o constituir derechos reales sobre cosas
registrables en los casos legalmente previstos; y sobre cosas no registrables, cuando el tipo del derecho así
lo requiera”
Y en cuanto a la buena fe inscriptoria, el art. 1895: “ . Respecto de las cosas muebles registrables
no existe buena fe sin inscripción a favor de quien la invoca.Tampoco existe buena fe aunque haya
inscripción a favor de quien la invoca, si el respectivo régimen especial prevé la existencia de elementos
identificatorios de la cosa registrable y éstos no son coincidentes.”

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Mas lo sostenido, en el art. 1902: Cuando se trata de cosas registrables, la buena fe requiere el
examen previo de la documentación y constancias registrales, así como el cumplimiento de los actos de
verificación pertinente establecidos en el respectivo régimen especial.
4.- En materia de automotores, antes de la sanción del decreto Ley 6582/58 no existía una
normativa que contemplara un régimen especifico en la materia, fundamentalmente porque estos no existían
cuando se redactó el Código Civil en el año 1869 y cuando se sanciono en el año 1871. De allí la
importancia de los mencionados arts. 1892, 1895 y 1902 del CC y C, implementado desde agosto de 2015.
Pero tampoco resultaba de aplicación la normativa del artículo 2412 del Código Civil dado el valor
económico adquirido por los vehículos y sobre todo la responsabilidad civil derivada de su uso y por el
daño que los mismos podrían causar.
Esta circunstancia fue lo que determinó la necesidad de su identificación, aunque inicialmente los
primeros registros creados a tal efecto en las provincias de Buenos Aires y La Rioja a través de las leyes
4490 del año 1936 y 959 del año 1946, lo hicieron con fines puramente fiscales y administrativos como así
de policía y de regulación del transito.
Estos registros generalmente se asentaron en sede municipal y carecían de una ley sustantiva
Nacional en la que apoyarse y si bien no importaron modificar el régimen previsto para las cosas muebles
en el Código Civil, (por otra parte constitucionalmente ello era imposible), estas normas locales influyeron
de modo de originar posturas jurisprudenciales y doctrinarias, en pro de la admisibilidad del automotor
como un bien mueble registrable.
Así es de destacar el fallo publicado en Jurisprudencia Argentina tomo II – año 1948 – pagina 469
de la Cámara 1º en lo civil y comercial de la ciudad de La Plata que sentencio que tratándose de acreditar la
propiedad de un automóvil no es aplicable el principio centrado por él artículo 2412 del Código Civil pues
su transmisión esta sujeta a registro y nadie es propietario legal sin llenar las formalidades administrativas
necesarias.
Por otra parte la registracion hace a la seguridad jurídica, seguridad que se revela tanto en forma
estática como dinámica, la primera consiste en proteger al titular del derecho inscripto frente a las
turbaciones de terceros a ese derecho y la segunda tiende a proteger a los terceros adquirentes de la cosa y a
los acreedores del titular, de manera tal que quien pretenda adquirir la cosa encuentre en los registros la
información necesaria para asegurarse de que la persona que se presenta como un enajenante se haya
legitimado y de que el bien no esta embargado, prendado o afectado por otros derechos.
En definitiva podemos señalar que los automotores son cosas muebles porque pueden
transportarse de un lugar a otro ya sea moviéndose por sí mismos o que se muevan por una fuerza
externa, son cosas principales que pueden existir para sí mismas y por si mismas y su existencia no
esta determinada por otra cosa de la cual dependan o de la que estén adheridas, no es fungible ya que
cosas fungibles son aquellas en que todo individuo de la especie equivale a otro individuo de la misma
especie y que puedan sustituirse las unas por las otras de la misma calidad y en igual cantidad.
Situación que se revierte, conforme a lo establecido en el código civil y comercial implementado
desde el año 2015.
Esto es, que los automotores, no mencionados expresamente en el código de Vélez, que deja
de regirnos, son receptados en el art. 1890 del nuevo CCC, al mencionarse a las cosas registrables,
enunciando que “Los derechos reales recaen sobre cosas registrables cuando la ley requiere la
inscripción de los títulos en el respectivo registro a los efectos que correspondan. ..” con lo cual
podemos afirmar que esta norma incorpora orgánicamente al Código Civil y comercial, esta especie
de cosas (registrables), a la que pertenece el automotor y demás vehículos regulados por el RJA en su
art. 5.
Luego, en relación a los automotores en cuanto cosa registrable, es destacable el art. 1892 , que
prescribe lo siguiente: “La inscripción registral es modo suficiente para transmitir o constituir
derechos reales sobre cosas registrables en los casos legalmente previstos….”
En este sentido, es dable mencionar que el prestigioso jurista Eduardo Molina Quiroga, en
conferencia pronunciada en la ciudad de Santa Fe en julio de 2014, advertía (y coincidimos) que
dicha redacción es insuficiente, ya que aunque genéricamente pareciera remitir al RJA, no precisa
con claridad meridiana el carácter constitutivo y obligatorio de la inscripción del dominio en materia
de automotores, que se materializa en el registro y que antes de la inscripción, el negocio jurídico no
produce efecto de cambio de titularidad del derecho real, ni entre las partes ni tampoco para los
distintos terceros.
Con esta inscripción culmina el proceso negocial existente (boleto de compraventa) entre las
partes contratantes. La inscripción registral constitutiva sirve de prueba del dominio y hace oponible
la transferencia tanto entre las partes como con relación a los distintos terceros, manifiesta el jurista

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citado y en consonancia con el art 1895 in fine y 1902 in fine, sobre publicidad registral (ya analizado
por nuestra parte en Panorama de febrero 2015 y otros artículos concordantes en particular para la
usucapión), no ha tenido en consideración esta norma general, que es requisito esencial en la
transmisión del dominio de automotores, en el RJA y el digesto de normas técnico registrales así
como el decreto 335/88, que se haya verificado la existencia de los números o códigos identificatorios
de la cosa y su coincidencia con los consignados en los asientos registrales correspondientes (el legajo
B del encargado del registro seccional o un informe o certificado de dominio o el título de propiedad o
cédula de identificacion) .
No obstante, expresado en los mentados arts. 1895 y 1902 en una interpretación contextual,
permite afirmar la convalidación e inserción del sistema registral constitutivo de la propiedad del
automotor, dentro del nuevo CCC.
Lo dicho, nos lleva a afirmar que la Buena fe de la transmisión del derecho real, se convalida
con a inscripcion en favor quien lo invoca, y con la existencia de los elementos identificatorios de la
cosa registrable, como ser la placa de identificación metálica, el grabado de cristales y la verificación
de los códigos identificatorios de chasis y motor (art.1895 prealudido). Si son coincidentes dichos
elementos identificatorios, hay buena fe, caso contrario, no.
Por otra parte, el art. 1895 debe ser tenido en cuenta al aplicar el art. 392 del CCC, sobre los
efectos respecto de terceros en cosas registrables, cuando el acto es nulo (que reemplaza al 1051 del
código de Vélez): “Todos los derechos reales o personales transmitidos a terceros sobre un inmueble o
mueble registrable, por una persona que ha resultado adquirente en virtud de un acto nulo, quedan
sin ningún valor, y pueden ser reclamados directamente del tercero, excepto contra el subadquirente
de derechos reales o personales de buena fe y a título oneroso. Los subadquirentes no pueden
ampararse en su buena fe y título oneroso si el acto se ha realizado sin intervención del titular del
derecho.”
En consecuencia, se puede reclamar el derecho de propiedad sobre un automotor, enajenado
por un acto nulo, a un tercero si éste lo adquirió de mala fe o si lo adquirió de buena fe, pero sin
intervención del titular registral.
Se trata de la oponibilidad de los derechos del subadquirente frente al transmitente
primigenio en virtud de un acto inválido, y de acuerdo con el adagio romano, nadie puede transmitir
un derecho mejor ni más extenso del que posee (art. 392 y 1894 CCC), el derecho basado en un acto
nulo no es transmisible. Pero ocurre que la aplicación a ultranza de este principio conduciría a privar
al tercero que haya obrado de buena fe, por un error invencible, de un derecho adquirido sobre la
base de un título que en apariencia sea válido, lo que resultaría no sólo injusto sino perjudicial para el
tráfico negocial.
Entonces, prevalece la seguridad del derecho: quien es privado del automotor por acto
ilícito, puede recuperarlo de quien lo posea, reivindicándolo. Ahora bien, si se trata de quien adquiere
de buena fe y a título oneroso, sí triunfa la apariencia jurídica y el que de buena fe ha adquirido
onerosamente, fundado en la confianza razonable que objetivamente le suscita una situación aparente
( ej: comercio abierto al público y dedicado al tráfico de objetos análogos), debe ser protegido,
aunque de ello resulte un sacrificio para el interés o para el derecho del otro (el propietario) que ya
no puede reivindicar y tendrá que dirigirse contra el que vendió indebidamente, ejercitando las
acciones civiles o criminales que puedan corresponderle.
Pero, si el transmitente enajena una cosa que no le pertenece, este acto al verdadero dueño le
es inoponible (excepto reiteramos la buena fe y onerosidad del tercero).
También es dable considerar si las medidas cautelares que se traban sobre un
automotor(concretamente el embargo), afectan a terceros adquirentes de buena fe, esto es si el
embargo es o no inoponible a ese tercero adquirente.
En materia de automotores, por el carácter constitutivo de la inscripción registral, ésta es
oponible a la medida cautelar, en cuanto si se pretende que prevalezca el embargo anterior a la
inscripción, el adquirente lo toma a cargo y por la prelación del principio de prioridad el adquirente
que lo toma a cargo, lo asume, pero si el embargo es ulterior a la inscripción, ésta prevalece.
En relación a los distintos principios registrales (especialidad, buena fe, legalidad, prioridad,
etc) ninguno de ellos sufre modificación alguna, atento a que el RJA no es modificado por el nuevo
CCC, como ya dijimos en la serie de artículos y posteos sobre el nuevo régimen legal civil y comercial,
el mismo no altera al RJA, por el contrario lo consolida, como lo afirmamos mas arriba. Pero en
nuestras distintas apreciaciones, hemos observado como si existen distintas normas, que en su
aplicación en trámites registrales del automotor, deben ser tenidas en consideración, por cuanto, no
inciden en el RJA en general, pero si en particular en el trámite que se trate (cesión de factura,

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publicidad del registro de carácter obligatorio ratificando y ampliando el art. 16 RJA, cuando es
exigible el asentimiento conyugal según haya o no régimen de comunidad de bienes, etc. ).
A modo de síntesis, de otras normas que tienen incidencia en la materia registral del
automotor , citaremos:
Art. 1893: conflicto en publicidad posesoria y registral, se prescribe que vence la primera en el
tiempo, pero en relación a los automotores, al quedar vigente en forma plena el RJA, prevalece la
registral por su carácter constitutivo del derecho. Aunque quedará a la interpretación judicial y
doctrinaria, la participación de terceros desinteresados y terceros interesados (adquirentes por
boleto, acreedores prendarios y embargantes, o inhibientes) y la buena o mala fe de los mismos. De
cualquier modo la norma es concluyente al afirmar: “Si el modo consiste en una inscripción
constitutiva, la registración es presupuesto necesario y suficiente para la oponibilidad del derecho
real.”
Arts. 1017 y 1170: queda claro que la inscripción de la propiedad sobre automotores, se sigue
realizando con solicitudes tipo, conforme al art. 13, 14, 15 del RJA y concordantes, y que respecto al
boleto de compraventa, no los consideramos aplicables en automotores, sino exclusivamente para
inmuebles, reiteramos por la prevalencia del RJA y las prescripciones de que la propiedad se
adquiere con la inscripción, excepto el ya comentado en otro posteo que hemos realizado, art. 1899 al
final, sobre la posibilidad de usucapir por el paso del tiempo contando con un boleto de diez años de
antigüedad o mas.
Arts. 756, 1893: aluden a publicidad posesoria, pero en particular sobre inmuebles, nuevamente ,
entendemos que la no modificación del RJA y el sistema registral constitutivo, no los tornan
directamente aplicables.
ARTICULO 2254.- ratifica lo expresado en los arts. 3 y 4 del RJA; y lo transcribimos a tal efecto, ya
que alude expresamente a los automotores: “ Objetos no reivindicables en materia de automotores.
No son reivindicables los automotores inscriptos de buena fe, a menos que sean hurtados o robados.
Tampoco son reivindicables los automotores hurtados o robados inscriptos y poseídos de buena fe
durante dos años, siempre que exista identidad entre el asiento registral y los códigos de
identificación estampados en chasis y motor del vehículo .”, y al final del art. 2255, se expresa que: “
Cuando se trata de un automotor hurtado o robado, la acción puede dirigirse contra quien lo tiene
inscripto a su nombre, quien debe ser resarcido en los términos del régimen especial. “, esto es el
titular dentro de los dos años puede ser requerido en reinvindicación, pero tiene derecho a se
indemnizado, caso contrario aquella no procede.
Y en cuento a la prueba, prevalece la inscripción registral, a cuyo fin se transcribe el art. 2257:
Prueba en la reivindicación de muebles registrables. Respecto de la prueba en la reivindicación de
cosas muebles registrables, robadas o hurtadas, cuando la registración del demandado es de mala fe,
se deben observar las reglas siguientes: a) se presume la mala fe cuando no se verifica la coincidencia
de los elementos identificatorios de la cosa de acuerdo al régimen especial y tampoco se constata la
documentación y estado registral; b) el reivindicante debe probar su derecho con el certificado que
acredita su inscripción en el registro respectivo. El demandado debe justificar de igual manera el
derecho que opone; c) si el derecho invocado por el actor no está inscripto, debe justificar su
existencia y la rectificación, en su caso, de los asientos existentes. Si el derecho del demandado carece
de inscripción, incumbe a éste acreditar el que invoca contra el actor; d) si el actor y el demandado
presentan antecedentes que justifican la inscripción registral, emanados de un autor común, es
preferida aquella que acredita la coincidencia de los elementos identificatorios registrales exigidos
por el régimen especial; e) si el actor y el demandado presentan antecedentes que justifican la
inscripción registral derivados de personas distintas, sin que se pueda decidir a quién corresponde el
derecho controvertido, se presume que pertenece al que lo tiene inscripto.
Art.319: respecto al valor probatorio de los documentos, y en particular en cuanto a los boletos en
materia registral del automotor y atento a la ratificación del RJA, y dado que los mismos se oponen y
exhiben judicialmente, destacamos que debe ser apreciado por el juez ponderando, entre otras
pautas, la congruencia entre lo sucedido y narrado, la precisión y claridad técnica del texto, los usos y
prácticas del tráfico, las relaciones precedentes y la confiabilidad de los soportes utilizados y de los
procedimientos técnicos que se apliquen. Y a partir de esto, no nos cabe duda que esta clase de
instrumentos, aun cuando sus firmas hayan sido certificadas, no es prevaleciente ante el carácter
constitutivo de la inscripción registral del derecho sobre el automotor.
757, inc. a), en caso que si concurren varios acreedores sobre una cosa mueble registrable, tiene
preferencia el que cuenta con la inscripción o emplazamiento registral. Es decir con el automotor
inscripto en su favor, por el deudor que lo hubiere prometido.

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761, sobre entrega de la cosa a quien no es propietario; la prioridad la tiene quien la inscribió sin
perjuicio de la acción del acreedor contra el propietario aparente. Así , la norma expresa: “ Entrega
de la cosa a quien no es propietario. Bienes registrables. Si la cosa es inmueble o mueble registrable,
el acreedor tiene acción real contra terceros que sobre ella aparentemente adquirieron derechos
reales, o que la tengan en su posesión por cualquier contrato hecho con el deudor.”
1166, referido a pactos agregados a la compraventa de cosas registrables; expresa que “ Pactos
agregados a la compraventa de cosas registrables. Los pactos regulados en los artículos precedentes
pueden agregarse a la compraventa de cosas muebles e inmuebles. Si la cosa vendida es registrable,
los pactos de retroventa, de reventa y de preferencia son oponibles a terceros interesados si resultan
de los documentos inscriptos en el registro correspondiente, o si de otro modo el tercero ha tenido
conocimiento efectivo.”, conforme a lo cual, los pactos de retroventa, reventa, y preferencia, respecto
a automotores, son válidos si han sido inscriptos en el registro seccional correspondiente, como
entendemos, estipulaciones a favor de terceros. Esto siempre que el plazo del pacto no exceda de dos
años (art. 1167)
1169, compraventa sujeta a condición resolutoria; es aplicable en automotores, pero la inscripción
registral solo transmite el dominio revocable.
1319 a 1334: refiere al contrato de mandato civil, aplicable a los mandatarios del automotor que se
inscriben en la DNRPACP, conforme al art. 13 del RJA y DNTR- título I, capítulo XII, sección 3, y
regula su marco de actuación legal.
1620, efectos de la cesión; en este aspecto ver la relación con la cesión de factura que hacemos en el
posteo alusivo al tema, sobre el art. 1618 , y en cuanto al que ahora citamos, prescribe que esta cesión
tendrá efectos en cuanto a terceros desde la inscripción registral.
1684, establece que el registro de la propiedad automotor, debe tomar nota de la calidad fiduciaria
del automotor inscripto a nombre del fiduciario.
5. - La fungibilidad de las cosas es una calidad que no solo responde a la naturaleza de las mismas
en cuyo caso las cosas fungibles tendrían permanentemente esta calidad y las no fungibles jamás podrían
adquirirlas, dependen de otros factores, así una cosa en si misma no fungible puede llegar a serlo por
voluntad de los interesados tal ocurriría si se vendieran 100 caballos dentro de un lote de 1000 a elección
del vendedor, este podría reemplazar cualquiera de los animales por otro.
Algunas cosas pierden su fungibilidad al producirse una individualización física y jurídica
con motivo de su compra por el usuario y su inscripción, tal es el caso de los automotores que como
todas las cosas producidas en serie son estándar, es decir que recién salidos de fabrica pueden
remplazarse unos por otros del mismo modelo.
La compraventa de un automotor nuevo celebrado entre futuro propietario y la concesionaria,
normalmente determina la marca, el modelo si se trata de un 0 kilómetro, el año de fabricación, el color, etc,
reuniendo estos requisitos cualquier automotor puede ser objeto de contrato y por lo tanto sustituible, pero
cuando el adquirente recibe el automotor junto con su certificado de fabricación, este queda individualizado
por el numero de ese certificado en el que constan los datos identificatorios (números del motor, del chasis,
etc.) que son los que se utilizaran para su inscripción inicial en el Registro de la Propiedad Automotor de
allí que afirmemos la no fungibilidad de los automotores, moto vehículos, maquinaria agrícola, etc.
Son indivisibles o resulta imposible dividirlos en partes cada una de las cuales forman u todo
homogéneo y son registrables, dado que están sujeto a la inscripción en el registro creado al efecto
(conforme artículo 1, 2, 5, 14 y 15 del decreto Ley nacional 6582/58)
6.- Por ultimo y sin analizar las numerosas teorías que existen en cuanto a la clasificación de las
cosas y a la conceptualizacion del derecho real, nos inclinamos por señalar aquí el concepto brindado por
Marina Mariani de Vidal en su obra Cursos de Derechos Reales tomo I – Zavalia – pagina 35, al señalar
que es la posibilidad de que el titular del derecho ejerce un señorío directo y sin intermediarios sobre las
cosas, teniendo en cuenta el aspecto interno o sea la relación directa e inmediata entre el titular y la cosa. En
cuanto el aspecto externo que nos mostraría ese mismo titular frente a la sociedad que esta obligada a
abstenerse a realizar cualquier acto que inflige una violación de ese señorío, es por ello que se ha afirmado
que el derecho real se ejerce ERGA – OMNES o sea contra todos o ante todos, esto significa que la
comunidad toda está obligada a respetar el derecho real sobre las cosas.
7.- La enumeración o enunciación de los derechos reales no es materia propia de este trabajo, no obstante
debemos señalar que la enunciación que hace el Código Civil y comercial, es de carácter taxativo o de
número cerrado o númerus clausus y en lo que refiere a automotores son de aplicación los derechos de
dominio, condominio, usufructo y prenda esencialmente.

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Seguidamente, realizamos algunas precisiones sobre esta materia en conformidad con la exigencia del
anexo al cap. XII t.I del DNTR, por Disposición DN 469/16.
Así, en el Sistema Legal argentino, el automotor constituye actualmente un elemento que se ha
incorporado a diversos planos de la vida social, más allá de su utilización como medio de transporte.
Es una herramienta de trabajo y un medio para el esparcimiento, pero lo que es más relevante, es su
inserción en el aparato productivo nacional y mundial, como fuente de riqueza, generadora de
puestos de trabajo, relaciones comerciales, etc.
Desde un punto de vista más vinculado al derecho, los automotores son materia de estudio como
objeto de relaciones reales, por integrar prestaciones contractuales, e interesan especialmente por su
potencialidad de generar daños. También constituyen objeto y medio para cometer ilícitos penales,
faltas y contravenciones.
Desde una perspectiva fiscal, son materia imponible en sí mismos, y como elemento de exteriorización
del patrimonio de las personas. Pero por sobre todas las cosas, configuran una clase de bienes
muebles muy particular.
La importancia económica de los automotores, y la complejidad de las relaciones que a su alrededor
se generan, llevaron al Poder Ejecutivo Nacional, en 1958, a dictar el Decreto-Ley 6582/58,
estableciendo un Registro único de la Propiedad del Automotor, con características muy especiales,
como ya expusimos en el texto principal del manual.
Hemos descripto al automotor como una cosa mueble, que está provista de un mecanismo de
autopropulsión, incorporado en su cuerpo o vinculada a éste, que se desplaza fundamentalmente por
tierra, destinada al transporte de personas o cosas. (conf: MolinaQuiroga, Registración de
automotores , ed. 2015, La Ley).
El Decreto-Ley 6582/58, si bien no realiza una definición legal, enumera una serie de vehículos que se
consideran “automotores”, tales como los “automóviles”, “camiones”, “tractores”, inclusive los
llamados “tractores para semirremolque”, las “camionetas rurales”, “jeeps”, “furgones de
reparto”,“ómnibus”, “microómnibus” y sus respectivos “remolques” y “acoplados”.
No es necesario que estos vehículos estén carrozados (art. 5º).
La norma deja abierta la especie “automotor” al atribuir al Poder Ejecutivo Nacional la facultad de
disponer, por vía de reglamentación, la inclusión de otros vehículos en esta categoría.
En tal sentido, la Resolución de la Secretaría de Justicia de la Nación Nº 586/88 incorporó en este
régimen a los “motovehículos”, accediendo al reclamo de las entidades que nuclean a los fabricantes
de motos o motovehículos, que habían manifestado su interésen incorporarse al sistema del
automotor, para tener mayor seguridad jurídica sobre la propiedad del bien, y observando las
recomendaciones que la doctrina nacional venía haciendo en el mismo sentido, dado la
responsabilidad de motocilistas en accidentes de tránsito o su intervención en hechos delictuales.
Como se aprecia en el t. II cap. X del manual principal y en este suplemento en la referencia a dicho
capítulo, se incorporan las “maquinarias agrícolas”, a las maquinarias viales y “todas aquellas que se
autopropulsen”.
En suma, en el actual régimen legal argentino, los automotores son cosas muebles registrables.
En general es bastante conocido el sistema registral inmobiliario, que constituye un medio de
publicidad de los actos de constitución, modificación, transmisión y extinción de derechos reales, de
naturaleza declarativa.
El Registro Nacional de la Propiedad del Automotor es un instituto absolutamente distinto, que ha
incorporado al ordenamiento positivo argentino un sistema especial de inscripción de derechos reales,
sobre cosas muebles, de naturaleza constitutiva. De resultas de este singular sistema, los derechos
reales sobre un automotor nacen con la inscripción registral, lo que convierte a estas cosas en bienes
registrables.
El sistema legal argentino que regula la propiedad del automotor está integrado por un conjunto
complejo de normas de diversa jerarquía.
En primer término corresponde ubicar al Decreto-Ley Nº 6582/58, ratificado por la Ley Nº 14.467,
modificado por las Leyes Nº 22.977 y 24.673 y otros, al que denominamo s “Régimen jurídico del
Automotor”, ya que contiene las regulaciones básicas de este particular ámbito de las relaciones
jurídicas.
En segundo lugar nos encontramos con el denominado “Digesto de Normas Técnico-Registrales”
(DNTRA), cuya última edición fuera aprobada por la Disposición Nº 36/1996 de la Dirección
Nacional de los Registros Nacionales de la Propiedad del Automotor y Créditos Prendarios,
dependiente del (hoy) Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación.

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Su entrada en vigencia fue dispuesta posteriormente por la Disposición DN Nº 410/1996, y ha sufrido
numerosas modificaciones.
Además de estos cuerpos centrales que componen la normativa en materia de automotores, deben
tenerse en cuenta los Decretos del Poder Ejecutivo Nacional, como por ejemplo el Decreto Nº 335/88
reglamentario del “Régimen jurídico del automotor”, las Resoluciones del Ministerio de Justicia y
Derechos Humanos, como por ejemplo la Resolución Nº 684/2000; de la Secretaría de Justicia y
Asuntos Legislativos; de la Subsecretaría de Justicia y Asuntos Registrales y de la autoridad de
aplicación que es la Dirección Nacional de los Registros Nacionales de la Propiedad del Automotor y
Créditos Prendarios.
En esta materia pueden encontrarse regulaciones dictadas por delegación, directa o indirecta (o
mediata). Podemos citar la Resolución del ex Ministerio de Educación y Justicia Nº 947/84, que
delegó en el entonces Secretario de Justicia la facultad conferida por el Decreto Nº 2281/76, para
ampliar la enumeración del articulo 5º ( automotores definido por enunciación) del Decreto-Ley Nº
6582/58, en virtud de la cual, dicho Secretario dictó la Resolución Nº 586/88, incorporando a los
“moto-vehículos” al régimen jurídico del automotor, como ya expusimoS.
Otras normas delegadas son las Resoluciones del Secretario de Justicia estableciendo los aranceles
que deben cobrarse por los servicios registrales del automotor; determinando los emolumentos que
deben percibir los Encargados de los Registros Seccionales; creando nuevos Registros Seccionales y
fijando o modificando su jurisdicción y nombrando a los Encargados Titulares.
El Digesto de Normas Técnico Registrales está organizada en tres volúmenes: I - Parte General; II -
Parte Especial y III - Normas Transitorias y Apéndice, y las Disposiciones de la Dirección Nacional,
supone ejercer también facultades que le han sido delegadas no sólo indirectamente, por la vía el
Decreto reglamentario Nº 335/88 u otros, sino también directamente en la norma básica, es decir el
Régimen Jurídico del Automotor (Decreto- Ley Nº 6582/58). Por ejemplo, el artículo 7º expresamente
dispone que la Dirección Nacional será el “Organismo de aplicación” y tendrá a su cargo el Registro
de la Propiedad del Automotor.
La Dirección Nacional ejerce su potestad reglamentaria, delegada en forma directa o indirecta,
dictando las llamadas “Disposiciones” (que se individualizan como “Disposiciones D.N”, para
indicar que emanan de la Dirección Nacional).
Aunque formalmente no se las diferencie, existen, de acuerdo a su contenido o a la materia que
regulen, dos clases de “Disposiciones D.N.”. Una clase que distinguiremos como “reglamentos
internos” y otra, que consideramos reglamentos externos y preferimos denominar “Disposiciones
Técnico Registrales”.
Los Reglamentos internos son las normas dictadas por la Dirección Nacional que corresponden a la
actividad puramente interna de la administración, relacionadas con el personal de la Dirección
Nacional, con su régimen administrativo, con los entes cooperadores, y con la superintendencia que
ejerce sobre los Registros Seccionales.
En esta materia se incluyen las Disposiciones que ordenan inspecciones e intervenciones en los
Registros Seccionales, o en departamentos de la propia Dirección, la instrucción de sumarios
administrativos; la asignación y desafectación de Encargados Suplentes e Interinos; el otorgamiento
de licencias a los Encargados; la habilitación de locales para el funcionamiento de Registros
Seccionales o Delegaciones, etc.
Estas Disposiciones constituyen “reglamentos internos”, pues no crean ni regulan relaciones
jurídicas entre la Administración y los administrados, y no requieren publicación, sino notificación
a los interesados.
Otras “Disposiciones D.N.”, en cambio, contienen “las normas administrativas
y de procedimiento relativas a los tramites registrales” y fijan “los requisitos de la documentación
que expida el Registro”, tal como autoriza el artículo 2º inc. c), Decreto Nº3 3 5 / 8 8. Deben incluirse
en este grupo a las siguientes disposiciones: Las que “aprueban convenios con autoridades nacionales,
provinciales y municipales respecto a los procedimientos a aplicar para una mejor racionalizaciónde
los tramites registrales” (artículo 2º, inc. h), Decreto Nº 335/88).
Las que exigen que se verifique “que los automotores no hayan sufrido cambios o adulteraciones en
las partes que los conforman como tales”.
Las que exigen también “que las transferencias se inscriban en el Registro dentro del término fijado
por la ley” (artículo 2º, inc. l), Decreto Nº 335/88).
Las que disponen “la exhibición de automotores, su documentación y la presentación de
declaraciones juradas” (artículo 2º, inc. m), Decreto Nº 335/88).

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Estas Disposiciones de la Dirección Nacional son verdaderos “reglamentos externos”, ya que aún
cuando contienen “instrucciones” dirigidas a los Encargados de los Registros Seccionales, es
indudable que también reglamentan la conducta que deben observar los usuarios en los trámites
legislados por el régimen jurídico del automotor.
Sus destinatarios no sólo son los órganos administrativos, sino también los particulares.
Ello implica que es ineludible su publicación,para que sean obligatorios.
Actualmente se publican en el BoletínOficial de la Nación. Por otro lado, aunque restringido al
ámbito de los Registros Seccionales, estas Disposiciones son también consultables en el sitio de la
Dirección Nacional en la red Internet.
Constituyen no sólo la fuente cuantitativamente más importante del Régimen Jurídico del
Automotor, sino que desde el punto de vista cualitativo permiten uniformar en todo el país la
aplicación de las normas del Régimen Jurídico del Automotor y de su decreto reglamentario.
Además, si no se dictaran las Disposiciones Técnico Registrales los particulares desconocerían el
procedimiento para ejercer sus derechos y cumplir sus obligaciones en esta materia y quedarían
librados al criterio arbitrario de cada Encargado de Registro.
Se les asigna, por lo tanto, relevante importancia como fuentes del régimen registral del automotor.
No se concibe el análisis de esta materia sin el conocimiento teórico y práctico de las Disposiciones
Técnico Registrales dictadas por la Dirección Nacional.
Como hemos señalado, la mayoría de estas normas están contenidas en el Digesto.
En cuanto a las Instrucciones de servicio y circulares se han definido diciendo que “son
prescripciones que los superiores dan a los funcionarios colocados bajo su autoridad en lo que
concierne a la interpretación y aplicación de las leyes y reglamentos”. Su fundamento jurídico
“dimana, por una parte del poder discrecional que tiene el superior de dar órdenes al inferior y, por
la otra, del poder de autolimitación que tiene todo órgano en el ámbito de su actividad discrecional”.
En esta materia existen diferencias entre las instrucciones singulares y las circulares.
Las Instrucciones singulares. Son órdenes de servicio y consultas, donde la Dirección Nacional de
los Registros de la Propiedad del Automotor suele impartir, de oficio o en respuesta a una consulta,
instrucciones u órdenes de servicio a un Registro Seccional. Siempre se trata de casos individuales.
La nota respondiendo al pedido de un usuario o la respuesta a la consulta formulada por el
Encargado, emanada usualmente de Departamentos técnicos de la Dirección Nacional, es una
circular, instrucción u orden administrativa dirigida de un órgano a otro , no obliga a los
particulares y sí sólo a los funcionarios públicos, es de destacar que en la medida que dichos
particulares puedan invocar los derechos que de ella emergen, están relacionados con la
administración y en consecuencia el procedimiento no es sino externo .
Y las circulares cursada sólo al Registro Seccional interviniente, impartiéndole instrucciones o
sugerencias bajo la forma de dictámenes u opiniones, para actuar en el caso concreto.
Obligan solamente al Registro Seccional al que van dirigidas y respecto a la solución de la cuestión
planteada.
Cuando la Dirección Nacional entiende que la generalización puede resultar útil a los restantes
Registros Seccionales, acuerda a la instrucción singular carácter vinculante, publicándola en el
Boletín. Así, el criterio administrativo expuesto en la instrucción se toma obligatorio para todos los
Registros Seccionales que deban resolver un caso similar.
C o n f o rme lo establecido en la Circular R.A. 10/84 , las consultas que efectúan los Encargados de
los Registros Seccionales deben ir acompañadas “de la opinión fundada” de los mismos, “ya sea que
se eleven por petición del usuario o por propia iniciativa”.
Las Circulares por su parte, son instrucciones u órdenes de servicio, pero no singulares sino
generales, es decir dirigidas a todos los Registros Seccionales.
Hay Circulares emanadas de la DirecciónNacional (Circulares DN) y Circulares emanadas de
unidades dependientes de la Dirección, como son el Departamento Normativo, el Departamento
Técnico Registral, Rentas, RUDAC, entre otros.

La publicidad registral.
Destacamos que el sistema registral como método de publicidad de los derechos es un modo de
exteriorizar una situación determinada. Si acotamos el análisis al campo jurídico, y en particular a
los derechos reales, observamos que la publicidad inmobiliaria aparece como uno de los sistemas más
difundidos para poner en conocimiento del público el estado jurídico de los bienes inmuebles, o al
menos, posibilitar dicho conocimiento.

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La publicidad es un modo de exteriorización de la situación destinada al conocimiento general, por
oposición al conocimiento o noticia individual que podría surgir de la intervención del afectado, o de
su notificación. También podemos decir que lo público es contrapuesto a lo clandestino u oculto.
Cuando lo que se lleva a conocimiento público es un hecho jurídico, un acto jurídico, o una relación o
situación jurídica, es decir una circunstancia que genera derechos y obligaciones, decimos que la
publicidad es jurídica.
Se han distinguido en doctrina tres aspectos de la publicidad: a) calidad que adquiere lo publicado;
b) acción que se concreta en la toma de razón y c) puesta a disposición por los medios legales de los
hechos jurídicos publicados.
Lo cierto es que desde las legislaciones más antiguas, ha existido una preocupación por instrumentar
mecanismos de publicidad, con relación a las cosas inmuebles, que han transitado desde los actos
rituales, más o menos vinculados con la religión, hasta los llamados sistemas registrales. En el
derecho romano (Justiniano) la publicidad de los derechos reales sobre inmuebles era la “tradición”,
que si bien en nuestro actual sistema ocurre, “cuando una de las partes entregare voluntariamente
una cosa, y la otra voluntariamente la recibiese”, en Roma estaba rodeada de formalidades, con un
origen de ceremonia religiosa.
En el derecho germánico al principio se efectuaba la tradición junto con el convenio de transmisión.
En el medioevo vino la investidura judicial. Estas sentencias (primero litigio real y luego fingido) se
guardaban en registros o libros especiales y por la seriedad y certeza que presentaban, adquirieron la
misma eficacia que el título justificativo o testimonio judicial. Así el “testimonio” pasó de ser
elemento probatorio a ser el elemento esencial o hecho constitutivo de la modificación patrimonial,
aunque luego se retrocedió al recibir la influencia del sistema romanista de la tradición.
En el derecho francés (Código Civil francés) se consagró la tradición como forma de publicidad,
reservando la registración solamente para las donaciones e hipotecas. Esta es la concepción que
incorporó Vélez Sarsfield en el Código Civil argentino, como ilustra la nota al artículo 577. Sin
embargo, en Francia, la inseguridad provocada por la falta de un sistema publicitario más confiable,
obligó ya en 1855, a crear el registro inmobiliario, para hacer oponibles a terceros los actos de
disposición de inmuebles.
La tradición, como modo de publicidad, es equívoca, porque depende de la intención de las partes.
Todos sabemos que en la entrega (tradición) de una cosa pueden estar involucrados diversos
significados (venta, donación, locación, simple tenencia, etc). Se trata de una forma que carece de
permanencia, es fugaz y efímera y también carece de universalidad, e incluso puede estar desprovista
de signos materiales que la exterioricen.
Los registros inmobiliarios aparecen entonces como medios más aptos y eficaces para la publicidad
inmobiliaria.
Estos Registros incluyen las mutaciones en materia de derechos reales, y también situaciones
personales que pueden incidir sobre el estado o disponibilidad jurídica de los inmuebles.
Asimismo, se reconoce que la publicidad constituye un valioso elemento para otorgar seguridad a las
transacciones y ayuda a fomentar el crédito.

Clasificación de los sistemas de registro.


No existe un sistema único de registración, y al solo efecto de ejemplificar, realizaremos una breve
enumeración de las clasificaciones más conocidas.
Por la técnica de conservación de la i n f o rmación, los registros pueden ser clasificados en sistemas
de “trascripción”, en los que se reproduce íntegramente el documento que refiere el acto o contrato, y
los denominados de “inscripción”, en los que solamente se vuelca un resumen o parte de los datos,
que se consideran esenciales (extracto).
La Ley argentina Nº 17.801 que organiza el Registro de la Propiedad Inmueble adopta este tipo de
sistema. El sistema registral de la Propiedad del automotor también observa esta metodología.
(legajo B), aunque la naturaleza de la inscripción es constitutiva del derecho, en inmuebles solo
declarativa.
Otra posible clasificación, entre registros personales y reales, distingue según el tipo de dato que se
considerafundamental para la organización del registro.
Los llamados registros “personales”, que eran la regla antes de la introducción del sistema de “folio
real”, en general asentaban, por orden de presentación, cada una de las operaciones odocumentos
que se les presentaban. Su posterior recuperación se realizaba en base al lugar físico en que se
ubicaba el asiento, comúnmente denominado “tomo y folio”.

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La metodología de registrar en base a las cosas, o “registros reales”, considera como unidad al objeto
(inmueble o automotor), cuyas mutaciones jurídicas debe asentar. La información se estructura en
base a las cosas Inmuebles o automotores), cada una de las cuales recibe una “matrícula” o un
“legajo”, en el que se van asentandotodas las novedades que se produzcan en las relaciones
dominiales, o las anotaciones de carácter personal que tengan incidencia sobre la disponibilidad de
esa cosa.
Vale la pena aclarar que con los avances de la tecnología informática, hoy es muy sencillo recuperar
la información de los registros, tanto si la búsqueda se orienta a la cosa, como hacia las personas
que son titulares de esas cosas.
Existen registros de publicidad completa y otros de publicidad incompleta.
Pero lo que más nos interesa desde el punto de vista de este trabajo, es distinguir entre los sistemas
llamados “declarativos”
y los “constitutivos”. Los registros “declarativos” o publicitarios no inscriben “actos” sino
“documentos”, y fundamentalmente, su función principal es permitir la oponibilidad del acto frente
a terceros, con eficacia jurídica.
Esto significa que el título de dominio o de propiedad en sentido amplio no depende del registro para
su validez.
El título nace cuando se conjugan la causa mediata (título en sentido estricto), es decir el acto
jurídico eficaz para producir esa mutación real, y la causa inmediata (modo) que en las trasmisiones
bilaterales es la tradición.
El llamado “título”, que se inscribe, es en realidad el soporte documental, que integra el título en
tanto forma esencial.
En los sistemas declarativos o publicitarios, el título ha nacido antes de la registración y su
inscripción sólo le agrega la posibilidad de oponer válidamente ese acto frente a terceros, perono lo
constituye al derecho ni lo convalida.
En cambio, en los sistemas de registro “constitutivo”, la inscripción en el mismo es un elemento
esencial para la constitución o nacimiento del derecho.
Antes de la registración no existe derecho real, sino simplemente personal.
Es el caso del sistema argentino en materia de propiedad automotor.
Existen sistemas conocidos como “abstractos o sustantivos”, que conllevan un factor de saneamiento
de títulos y publicidad convalidatoria. La inscripción queda apartada de la causa, del contrato que
dio origen a la transmisión.
Estos sistemas pueden dividirse en sistemas de fe pública registral, que otorgan una fuerza
convalidatoria relativa y de inscripción atributiva convalidatoria, es decir que la inscripción produce
un efecto de fuerza convalidatoria absoluta.
También se conoce el llamado sistema “Torrens”, que podríamos considerar un sistema constitutivo
absoluto.
Hay registros centralizados y descentralizados; facultativos y obligatorios, etc.
El sistema de la Propiedad del Automotor se basa en un Registro centralizado, único, pero
desconcentrado en numerosas “secciones”, de naturaleza constitutiva, con técnica de inscripción y
estructura real y publicidad abierta. (arts.1, 2, 6, 10, 11, 14, 15 RJA).
El Código Civil de Vélez, estableció un sistema para la transmisión entre vivos del dominio y
constitución de los demás derechos reales ejercibles por la posesión, que se conoce como “título y
modo”.
El “título” es el antecedente negocial jurídico apto para transferir el dominio o derecho real (título
de adquisición; justa causa), integrado instrumentalmente (forma esencial o constitutiva) con la
escritura pública (art. 1184 Código Civil).
El “modo”, como anticipamos, generalmente es la tradición (577 y 3265).
La tradición para Vélez Sarsfield cumplía una doble función. Era un modo esencial de constitución
del derecho, pero también un medio de publicidad como condición de oponibilidad a terceros.
Solamente para la hipoteca adoptó el sistema de título, más inscripción registral, pero para los demás
derechos reales juzgó suficiente medio de publicidad la escritura pública y la tradición.
No aceptó la registración por considerar que era inconveniente para el estado de desarrollo del país
(ver nota art. 3198 in fine), pero revela que conocía los distintos sistemas, e incluso parece aconsejar
un sistema de folio real (genealogía, catastro, etc). Daba cuatro razones para justificar su
temperamento: en primer término, que había que analizar la experimentación en otros países; en
segundo lugar, que era necesaria una magistratura especializada para no convalidar títulos viciados.

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También creía que podía convertirse en un entorpecimiento para el desarrollo del crédito
inmobiliario por el costo de implementar un registro y proponía esperar que tuvieran mayor valor los
inmuebles y finalmente denunciaba la falta de recursos humanos idóneos.
También hay una crítica al sistema registral en la nota al artículo 577 del Código Civil, donde afirma
que el dominio es un derecho absoluto, y no puede ser que sólo sea oponible erga omnes a partir de su
inscripción. Desde 1899 hubo proyectos de modificaciones legislativas casi todos basados en la
modalidad constitutiva hasta el Tercer Congreso Nacional de Derecho Civil Córdoba (1961),
antecedente inmediatode la reforma de 1968 al art. 2505 del Código Civil que dio lugar a la ley de
registro inmobiliario declarativo 17801.
En Registración de automotores, hasta el dictado del Decreto-Ley 6582/58, la adquisición o
transmisión del dominio sobre los automotores, como el de las restantes cosas muebles o inmuebles, se
operaba mediante la tradición hecha al adquiriente por el enajenante con título suficiente para
transferir la propiedad. Y con un registración fiscal relativo en entes municipales.
A partir del “régimen jurídico del Automotor”se produjo una importante innovación: la inscripción
registral se convirtió en un elemento constitutivo del derecho de propiedad y no solo una forma
moderna de darle publicidad a esta situación jurídica. En materia de automotores, la primera
diferencia importante con el sistema de publicidad inmobiliaria que hemos reseñado
precedentemente, es que la inscripción en el registro es un requisito esencial para la adquisición del
dominio, o de cualquier otro derecho real sobre un automotor. Se trata de un sistema “constitutivo”
y no “declarativo” o “publicitario” como el de la Ley 17.801.
El modo más común de la adquisición del dominio es la tradición, y en materia de cosas muebles,
como no se exige, “La propiedad de un automotor sólo se acredita con la inscripción en el Registro
del Automotor, esta severa regla que conjuró –en su época– una epidemia de robos nacionales e
internacionales de dichos vehículos, trata de dar seguridad a los terceros; ya sean contratantes con el
propietario, como no contratantes.
La inscripción del automotor no es sólo publicitaria, sino constitutiva; no vale ni siquiera entre las
partes si no se encuentra inscripta en el Registro (art. 1, decreto 6582/58 ratificado por ley 14.467. La
“posesión de buena fe” no alcanza en materia de automotores, aunque estos sean cosas muebles.
El dominio de un automotor nace a partir de la inscripción en el Registro respectivo, y recién a
partir de ese momento se producen los efectos de la transmisión entre las partes.
Contrariamente a lo que cree la mayoría de los usuarios de automotores, el derecho de dominio de
esta categoría de cosas, no nace cuando se produce la tradición, aun cuando se haya pagado el precio
y se ejerzan, de hecho, todos los actos materiales sobre la cosa que pueda llevar a cabo un
propietario.
La naturaleza constitutiva del sistema registral en materia de automotores implica que la inscripción
no sólo hace oponible el domino frente a terceros, como sucede con los inmuebles, sino que, recién a
partir de la registración, es cuando se producen efectos, incluso entre las partes.
El artículo 1º del “régimen jurídico del Automotor” dice: “la transmisión del dominio de los
automotores sólo producirá efectos entre las partes y con relación a terceros, desde la fecha de su
inscripción en el registro Nacional de la Propiedad del Automotor”.
El artículo 2º agrega: “... la inscripción de buena fe de un automotor en el Registro, confiere al titular
de la misma, la propiedad del vehículo y podrá repeler cualquier acción de reivindicación, si el
automotor no hubiese sido hurtado o robado”.
“La inscripción del automotor en el Registro tiene carácter constitutivo, lo que equivale a expresar
que mientras no se efectúa, no se produce la adquisición del dominio, sin que tenga trascendencia
que el comprador haya o no recibido efectivamente la posesión del automóvil”; CApel. Junín, 05-03-
81 Vargas, Omar y otro c. Elena, Alfredo, DJBA, 121-151): “No puede argumentarse que debido al
pago que hiciera el demandado de la totalidad del precio del camión, ha adquirido la propiedad total
de este puesto que, para que se hubiere operado la modificación dominial en su favor, en el supuesto
en que los hechos extintivos a que alude se hubieren concretado, es necesario cumplir aun entre
partes, con el requisito de la inscripción dominial en el Registro de la Propiedad, de lo contrario no
se concreta modificación de derecho real alguno (Disidencia del doctor Venini). Conforme Art. 1
Decreto ley 6582/58 ratificado por Ley 14.467 modificado por Ley 22.977.
La inscripción en el registro es el modo de adquirir el dominio. A semejanza del sistema germánico
de inscripción inmobiliaria, la propiedad del automotor sólo se adquiere cuando se inscribe en el
registro la inscripción inicial o una transferencia de dominio.
En nuestro sistema no se inscriben títulos, sino acuerdos transmisivos. Los títulos los otorga el
Registro. Como afirmamos y nos remitimos en el manual, t.I cap II y t. II cap. I.

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Una característica del sistema registral en materia de automotores, que no siempre es debidamente
advertida, es su naturaleza abstracta. Ello significa que la inscripción en el Registro, ya sea en forma
inicial o cualquier mutación posterior, tienen efectos jurídicos per se, con independencia de la causa o
negocio jurídico que los precedió.
Para decirlo más claramente, una persona no adquiere el derecho real de dominio porque realizó un
contrato de compraventa del automotor, sino porque inscribió la transferencia en el Registro
correspondiente. Es el instrumento denominado “Solicitud-Tipo” el único que valdrá como referencia
para acreditar la existencia del derecho real, con total independencia (abstracción) de los otros
instrumentos, públicos o privados, que sirvan de soporte documental a la compraventa (boletos de
compraventa, los denominados“acuerdos sobre responsabilidad civil”, etc.).
Es decir que existe un negocio jurídico base, que es la causa mediata de la adquisición del dominio del
automotor (compraventa, permuta, donación, sucesión mortis causa, etc.), que produce efectos
jurídicos antes y después de la inscripción registral (por ejemplo, en materia de vicios redhibitorios),
pero la adquisición del derecho real sólo se produce por la inscripción registral, con independencia
de las circunstancias que hayan rodeado al negocio jurídico base. La causa inmediata de mi título
sobre el automotor es la inscripción. Conf: CApel. CC Santa Fe, sala III, 21-03-80 Romero, Oscar
D. c. Darras, Horacio, (Z, 20-225): “Conforme al art. 1 decreto_ley 658258 (Adla, XVIII_A, 1079), y
sus modificaciones, la transmisión del dominio de los automotores deberá formalizarse por
instrumento público o privado y sólo producirá efectos entre las partes y con relación a terceros
desde la fecha de su inscripción en el Registro de Propiedad Automotor, y, la mencionada norma
legal es constitutiva del dominio por cuanto resulta un requisito indispensable, aun entre partes,
para que se opere la transferencia del derecho real, y que se suma a la tradición”. CSJN, 07-01-
2002),”Clama S.A. c/ Buenos Aires, Provincia de y otro s/ cobro de pesos” (El Dial 27-12-2002–“desde
la creación del Registro Nacional de la Propiedad del Automotor se implantó un sistema registral
constitutivo, de manera que antes de la inscripción no se constituye ni transmite el derecho real (art.
1° del decreto-ley 6582/58). El instrumento público o privado sirve de título a la transmisión de la
propiedad y es plenamente válido -aunque no esté inscripto- como contrato que hace nacer entre las
partes derechos personales, pero es insuficiente para transferir el dominio.”
Sin perjuicio de esto, se ha resuelto en algún caso, que “el hecho de la inscripción no implica que los
terceros interesados estén impedidos de invocar el vicio de simulación que afecta al acto causa de la
misma”.
Pero, pese a la larga existencia del sistema instituido en 1958, aún es posible leer autores y alguna
jurisprudencia que siguen aludiendo a la tradición como modo de adquirir el dominio de los
automotores.
Aunque menos común, también se presentan casos en los que se alude a la apropiación,
especificación, transmisión o adjudicación como modos válidos para adquirir el dominio de los
automotores.
Se impuso el carácter constitutivo de la inscripción registral a fin de facilitar la comercialización de
esta clase de bienes con el mínimo de formalismo y el máximo de seguridad. También para detectar e
impedir, en la medida de lo posible, la comisión de ilícitos instituyendo un adecuado sistema de
publicidad registral formal y eligiendo el modo más fehaciente y rápido para constituir y probar el
dominio, que es su inscripción en los Registros creados al efecto.
Es frecuente escuchar críticas al sistema de registración de automotores, quizás sin advertir que la
movilidad de estas cosas y su valor comercial constituyen aspectos que deben ser tenidos muy en
cuenta, para proteger el patrimonio de las personas y la seguridad en las operaciones de tráfico. A
pesar de los requisitos legales, han proliferado modernas formas delictivas, como los llamados
“autos mellizos” o la práctica conocida como “armado fuera de fábrica”, que se realiza con partes de
automotores desarmados. Si el sistema no fuera constitutivo, o como se ha propuesto en alguna
oportunidad, se admitiera que el dominio se puede adquirir por otro modo, como por ejemplo la
aprehensión de cosas muebles sin dueño o abandonadas o la “transformación”, cuando alguien con su
trabajo hace un objeto nuevo con la materia de otro, la situación del parque automotor se
convertiría en ingobernable. Alguna jurisprudencia así lo ha entendido y expresado (SC Mendoza,
Sala I, 02-10-95, Martínez, Jorge C. Altavilla, Alfredo, (La Ley, 1997-D, 823 (39.599-S): “Si bien el
registro del automotor es constitutivo pues el dominio se adquiere por la inscripción, ello no significa
que sea convalidante y subsane los defectos de los que adolece según las leyes.” C3aCivil, Com.,
Minas, Paz y Tributario Mendoza, 29-12-78, Santoni, Carlos F. c. Ledda, Salvador, (SP LA LEY,
988_384 (396_SP): “Si bien la inscripción en el Registro de la Propiedad del Automotor a nombre del
adquirente, basta para tenerlo por titular del dominio, sin necesidad de probar tal tradición, la

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prueba de que se hizo ésta con ánimo de transferir el dominio basta también para que la
transferencia se opere válidamente entre los celebrantes, aunque no se haya realizado la inscripción”.
CFed. Córdoba, sala B, 10-11-95_ Saco, José R. c. Registro Nac. de la Propiedad del Automotor- En
el régimen jurídico del automotor, se inscriben hechos y derechos, no instrumentos, aunque su
exhibición y aún agregación al Legajo, se haya establecido reglamentariamente, por motivos fiscales,
o de auditoría interna. En el sistema de publicidad inmobiliaria, el análisis de legalidad se limita a
las formas extrínsecas del documento que se presenta al registro. En el régimen jurídico del
automotor, a diferencia del inmobiliario, estamos frente a un sistema de naturaleza “abstracta”, es
decir que la inscripción registral constituye el “título”, que nace con la registración, y no antes,
cuando se llevó a cabo el negocio jurídico que le sirve de antecedente mediato.
Para tener una idea más clara de las diferencias entre ambos sistemas, es necesario recordar que los
registradores inmobiliarios llevan a cabo un doble análisis: en primer término verifican las formas
extrínsecas del documento que se presenta, pero además “califican” el título.
En el régimen jurídico del automotor, el registrador es parte del acto abstracto que se produce en su
Registro, momento en el que transmitente y adquirente exteriorizan su consentimiento al suscribir
las solicitudes tipo, y este acto jurídico abstracto, independiente del que pudo haber ocurrido fuera
del Registro (venta, donación, permuta, etc.), es el que da origen al título que expide el Encargado del
Registro del Automotor.
Precisamente por esta razón es que el Registrador del automotor no “califica” el título, porque es él
quien lo expide.
Sin embargo, el registrador en el régimen jurídico del automotor tiene obligaciones muy claras que
derivan del principio de legalidad, tales como verificar el cumplimiento del pago de los distintos
aranceles, la realización de la verificación física cuando correspondiera y el análisis de las
inscripciones especiales.
También integra el principio de legalidad, el examen de la personería invocada tanto en los casos de
personas jurídicas, como de representados, y un heterogéneo y vasto conjunto de actividades, que se
mencionan en los capítulos III, IV, t. I y I , IV y VIII del t . II de esta obra.
Como síntesis, reiteramos que en el régimen jurídico del automotor, el Registro no califica el título,
sino que lo expide.
Al Registro no ingresan los instrumentos que soportan documentalmente el o los negocios jurídicos
que precedieron al procesamiento de la transferencia, y que serían motivo de calificación, si el
régimen fuera causal.
Lo que ingresa al registro son formularios que contienen “Solicitudes tipo”, que constituyen el único
soporte documental admisible para registrar el acto jurídico negocial de transferencia de dominio ,
aún la inscripción inicial, la constitución de prenda –aunque en este único supuesto, sí se agrega el
contrato prendario y la inscripción es por ello declarativa, – y también los supuestos de extinción por
baja, desguace, etc.
Y con el CC y C, implementado desde el 1/8/2015 se ha ratificado el RJA y todos estos principios, a
la luz de los arts. 1890 a 1905 y otros como el art.1170, 2254 o el 1618, por ende ya no cabe duda
alguna sobre la obligatoriedad de la inscripción del derecho de dominio de automotores y su carácter
constitutivo, esto es que el derecho nace en el registro.
A título ilustrativo y aún siendo redundantes en el régimen jurídico del automotor, la registración
no cumple solamente una función publicitaria, o de oponibilidad a terceros de un determinado
negocio jurídico, sino que además, como hemos adelantado, constituye el derecho en sí, que sólo tiene
efectos entre las partes a partir de la inscripción registral.
La llamada “publicidad material” consiste en la posibilidad legal del conocimiento de las situaciones
jurídicas, lo que se concreta mediante la registración.
Se trata de un sistema de publicidad de los derechos reales, recordando que para Vélez Sarsfield, por
ejemplo, la tradición constituía también un sistema publicitario en esta materia. La publicidad
formal se exterioriza en la información acerca de las situaciones jurídicas registradas, lo que es
obligatorio sino no existe la buena fe del adquirente, en la transferencia ante el Registro Nacional de
la Propiedad del Automotor, además de cumplirse con ciertos trámites y presentar la pertinente
documentación, es requisito indispensable la exhibición del rodado para proceder a su verificación,
que consiste en que la planta de grabado, compruebe el número del motor y del chasis; trámite que es
previo a la inscripción en el registro (art. 1902 del hoy CC y C) .

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Legajos
El sistema registral de los automotores ha adoptado la metodología del denominado “legajo real”.
Esto quiere decirque el asiento registral se referencia por la cosa (“el automotor”) y no por las
personas intervinientes (adquirente, titular, etc.). El documento base del sistema registral es un
“Legajo” que se identifica por un conjunto alfanumérico, que es el número de dominio,
correspondientea la cosa automotor.
Al otorgar el “dominio”, o sea el “nombre y el apellido” de un automotor, la inscripción original de
cada unidad se completa mediante la apertura de un doble juego de legajos. El llamado “Legajo B”
es el que permanecerá en el Registro Seccional durante toda la vida del automotor. El llamado
“Legajo A” es una réplica de todas las actuaciones que se registren en el Legajo “B” y que son
remitidas, para su conservación, y como copia de resguardo, a la Dirección Nacional de los Registros
Nacionales de la Propiedad del Automotor. (hoy en forma digital por el SURA).
Con la apertura de un Legajo, en el momento de la registración inicial, nace una “matrícula” que se
identifica mediante la combinación alfanumérica a que aludimos anteriormente, y que es el
“dominio” del vehículo automotor.
El vehículo automotor se convierte en una cosa “no fungible”, cuando completa su identificación
con los tres códigos identificatorios: a) dominio, b) chasis y c) motor. De estos tres elementos, el más
duradero es el dominio, que existe hasta la extinción de la cosa por alguno de los supuestos posibles.
Recordemos que el dominio, como derecho real, en el régimen del Código Civil y comercial, se
extingue en forma absoluta, cuando se extingue para todos, por una causa que atañe a la cosa, como
puede ser destrucción o consumo total cosa, puesta fuera del comercio o abandono.
En materia de automotores hay causales muy específicas de extinción (ver manual, t. II cap VI) ,
pero lo que interesa destacar es que durante toda la existencia del automotor, o sea desde su
inscripción inicial hasta su baja por desarme, siniestro, destrucción total o baja definitiva, podrá
variar su propietario, su radicación, su tipo de carrocería, su uso e incluso podrá cambiarse su motor,
pero el dominio sólo se extingue por la baja registral.
Este sistema real de registración se inicia con la apertura de un Legajo, cuyo primer momento es la
inscripción inicial.
De allí en más se asientan en este Legajo todas las mutaciones o circunstancias que hagan a la vida
del automotor.
El Legajo está compuesto por tres partes: a) la carátula, b) la hoja de ruta, c) las solicitudes-tipo
correspondientes a cada trámite que se registre en la vida del automotor.
La carátula del Legajo es una carpeta de cartulina, de formato uniforme, distribuida por el Ente
Cooperador, en la que se coloca con un sello, el código alfanumérico asignado al dominio de ese
automotor. Además, cada carpeta- carátula tiene un número propio, asignado cuando el Registro
Seccional la adquiere, que es distinto del dominio.
Esta identificación tiene por finalidad garantizar que cada dominio se registra en una misma y única
carpeta. Si se extraviara la carpeta-carátula, debe realizarse una información sumaria (ver
reconstrucción de legajos en este suplemento) para obtener un duplicado. Es una medida de
seguridad interna, de las muchas que en similar sentido ha impuesto este particular sistema de
registración del automotor.
También deben indicarse en la fachada de la carátula, las circunstancias que puedan afectar la libre
disponibilidad del automotor, tales como medidas precautorias, gravámenes reales (prenda),
denuncias de robo y recupero.
Se debe insertar en el frente de la carpeta una leyenda que sirva como advertencia. Es otra de las
medidas de seguridad interna, destinadas a facilitar el conocimiento de estas situaciones, teniendo
en cuenta la gran cantidad de legajos y el número de trámites que se procesan diariamente.
Respecto a la Hoja de registro, remitimos al t I cap. III y IV de este manual. Lo mismo en cuanto
a la solicitud tipo, Título, cédula y placas, Peticionarios, acreditación de personería y certificación
de firmas.

Principios registrales
Refieren a máximas o directivas, generales en que se inspira el ordenamiento jurídico en general y
que tienen la función de servir de base al legislador para estructurar las instituciones, constituyen
medios de interpretación del sistema jurídico, y facilitan el estudio comparativo de los ordenamientos
registrales, por ende , sirve analizarlos para comprender el funcionamiento del sistema de
registración de automotores . (conforme, Cornejo, Javier, La registración de automotores, Carcos,

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2008, Sticconi, Mónica ,Régimen registral , Iuris, 2014, Borella, Alberto Régimen jurídico del
automotor, Rubinzal,2003, Moisset de Espanes , Publicidad en los derechos reales, UNC, 1972)
El primero de ellos es de ROGACION, y supone que toda inscripción o anotación ante el registro
debe ser expresamente peticionada, por parte interesada, utilizando las solicitudes tipo que la
DNRPA establece (art. 13 RJA), encontrándose legitimados para ello, todos los sujetos usuarios
facultados a formular la petición, o cualquier persona (por caso, informe de dominio), con la
excepción de la rectificación de datos, que puede ser gestionada de oficio por el encargado de registro
si del legajo surgen constancias suficientes para ello (t. II, cap.XV, DNTR).
Luego encontramos la ESPECIALIDAD, donde se procura que las cosas que se inscriben
(automotores) y las personas que los inscriben, se encuentren perfectamente individualizados, en el
primer caso por ejemplo, por modelo año, marca, tipo, n° de motor y chasis, matrícula, etc.
En la LEGALIDAD, el registrador debe cumplir con las normas legales que regulan la materia
registral, donde se calificará el cumplimiento de dichas normas de acuerdo al acto, que se inscriba
por ejemplo el acuerdo transmisivo de transferencia debe ajustarse a los arts. 14 y 15 del RJA y la
reglamentación del DNTR, t. II, cap. II, cosa que el encargado controlará.
El TRACTO SUCESIVO, importa que exista un encadenamiento de actos registrales, en que todo
asiento sea precedido de otro en el que conste la titularidad de quien pretenda transferir o modificar
su derecho o gravarlo o extinguirlo, ej. En la transferencia , el transmitente debe ser el titular
registral, la excepción, aunque algunos especialistas no la consideran por cuestiones semánticas, es el
tracto sucesivo abreviado del juicio sucesorio donde de la persona del causante se puede transmitir al
adquirente, sin previa inscripción en favor de los herederos, cuando dicho adquirente fuere un
tercero que hace valer su derecho a adquirir en el sucesorio, por haber recibido el bien del causante o
de los herederos en cesión de derechos.
PRESENTACION SIMULTANEA que se permite de dos o mas trámites, generalmente de
transferencia en un mismo acto, no es el tracto abreviado sino que como excepción quien adquiere en
el primer acto, fictamente es el enajenante del segundo, pero la continuidad del tracto está
garantizada por la presentación el registro de los actos en conjunto, y también admisible en la
presentación de actos distintos pero conexos como transferencia con cambio de radicación o
inscripción de prenda simultánea.
PUBLICIDAD, alude a un principio que hace a la esencia del sistema registral, lo que lo fundamenta,
es material en cuanto el registro toma conocimiento de las situaciones jurídicas que dan lugar a un
asiento registral, y formal en cuanto la sociedad tiene la posibilidad de conocer dicha situación
asentada.
Está reflejada en el art. 10 del Decreto 335/88.
PRIORIDAD. Significa, que los trámites que se presenten ante el registro, deben inscribirse según su
orden de ingreso (primero en el tiempo, primero y mejor en el derecho) , lo que se expresa en el cargo
que formula el registrador, al dar ingreso al trámite, lo que se plasma en el art. 12 del decreto 335/88,
de tal modo que los actos se procesarán en el orden que ingresen, pero si el acto que ingresa a
posteriori no modifica la situación jurídica del automotor , cabe su procesamiento, ejemplo cuando se
ingresa una transferencia y luego una rectificación de datos que afecta al dominio (como corregir la
identificación del automotor en cuanto al código del chasis o motor) , no obsta que la segunda ,
modifique la primera, ya que no obstaculiza a aquella sino que la precisa y mejora.
También se debe tener en cuenta la reserva de prioridad que surge del artículo citado, en cuanto es
una prioridad indirecta, ya que se trata de un acto que tiene prelación sobre otro anterior, el ejemplo
mas claro es el ingreso de una transferencia, o de la anotación de un embargo, pero si existe un
certificado de dominio que bloquea el mismo, la prioridad estará dada por la transferencia ligada a
dicho certificado. Lo mismo acontece si el trámite se encuentra observado, asi el ingreso de un
embargo, queda condicionado en su anotación, a la existencia de una transferencia observada si dicha
observación se subsana en el plazo de 15 días hábiles que prevé el art. 13 a 16 del citado dec. 335/88 y
conforme al art. 16 del RJA en cuanto al certificado de dominio.
Los plazos de bloqueo registral del certificado de dominio y de la observación, se denominan de
reserva de prioridad, si el primero es utilizado en una transferencia y en el segundo caso, aquella se
subsana, la prioridad es de dichos actos sobre otro ulterior que pueda modificarlo, porque el ingreso
previo del certificado o la subsanación de la observación, tienen la prioridad de haber sido
presentados en primer término y en forma consecuentes producir efectos sobre el dominio.
Este lapso de reserva de prioridad incluso puede extenderse en el tiempo si se plante un recurso
registral conforme art, 16 del dec. 335/88, hasta tanto se resuelva el recurso planteado.

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