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Este libro ha sido realizado por la ONG Psicélogos sin Fronteras Madrid. Es el tercer libro de Psicélogos sin Fronteras. Constituye un aporte para una revisién de la psicologia actual, donde se imprime un sesgo epistemolégico e ideoldgico ligado al compromiso social, sin descuidar ni intererir on el rigor cientifico. Es un aporte para las nuevas generaciones de psiedlogos. mnpitadores del libro, José Guillermo Fouce Feméndez y Elio Rodolfo. ‘son Doctores on Peicologia y docentes universitarios, En el caso de Suillermo Fouce Feméndez (Espafia), es Presidente y fundador de gos sin Fronteras Madrid, autor de libros y capitulos cientificos y de scion y Director de Proyectos de intervencidn en Adicciones entre de sus actividades més destacadas. Elio Rodolfo Parisi (Argentina), 4e libros, miembro fundador de PSF San Luis Argentina, Director dei 3to de Investigaci6n "Psicologia Politica® (UNSL), Director de la Revista Sinica de Psicologia Politica (www.psicopol.unsi.edu.ar). También ha (rector de Proyectos de Intervencién Comunitaria’ Lie WIGESOd OGNAM CULO WUWd WIDGTODISd | | PSICOLOGIA P PARA OTRO _ MUNDO POSIBLE Compitadores: José Guillermo Fouce Fernandez Elio Rodolfo Parisi Capitulo 10 LA PSICOLOGIA SOCIAL COMUNITARIA EN LATINOAMERICA REFLEXIONES SOBRE LA PRACTICA EN LA ARGENTINA ACTUAL‘ Leticia Marin? Introduccién La complejidad con que se presentan las realidades socia- les actuales; donde los actores sociales interactiian en escena- rios diversos y cambiantes, genera cierta incertidumbre al momento de pensar nuestras practicas en el campo comunita- rio, A su vez, de manera simultanea, experimentamos el desa- fio que significa, redefinir nuestra identidad profesional al tener que ampliar la mirada, que como psicdlogos tenemos sobre ese dmbito de intervencién. En esa linea de pensamiento se inscriben las presentes re- flexiones, que sin prescindir de elementos histéricos, que fue- ron delineando una manera de hacer Psicologia en América Latina, nos conduce a develar aquellos aprioris conceptuales, enraizados en nuestras formas de concebir la realidad y de producir conocimiento respecto a ella. Luego de una breve presentacién de la Psicologia Social Comunitaria latinoamericana, sus origenes y desarrollo, nos interesa centrarnos en lo que creemos es el mayor desafio que afronta la disciplina actualmente en Argentina, la revision de ciertos supuestos epistemolégicos que obstaculizarian la inser- * Parte del contenido de esta comunicacién reproduce o reelabora ‘ideas contenidas en la conferencia “Otra Psicologia es posible”, que la autora desarroll6 en el Encuentro Internacional de Psicélogos Sin Fronteras, San Luis, Argentina, agosto, 2005. Parcialmente publicada en la Revista electrénica de Psicologia Politica. Afo 4, N° 10, 2006, * brofesora Titular de Psicologia Social. Departamento de Psicologia. Investigadora - Directora de Linea Proyecto de Psicologia Politica. Universidad Nacional de San Luis. Argentina. 229 cién del psicélogo, desde una perspectiva critica como la des. arrollada en otros paises de la region. 1, La construccién de la perspectiva psico-social comunita- ria en América Latina La dependencia epistemolégica y tedrica, de la Psicologia Social y la Sociologia en América Latina, con los paises hege- ménicos de produccién de conocimiento, sea con Estados Uni- dos 0 con paises europeos, fue quebrada por el desarrollo de un pensamiento critico, que a fines de la década del 70 y a lo largo de los afos que siguieron, puso de relieve sobre todo en paises como Puerto Rico, Venezuela, El Salvador, Colombia, Brasil, los condicionantes objetivos productores de subjetividad. Desde esta visién fue posible construir un nuevo sujeto histérico social, enraizado en tramas complejas de relaciones socioculturales y politicas que se hizo necesario develar y con- ceptualizar. De manera asincrénica, dada la heterogeneidad que pre- sentaban los paises y en funcién de condiciones politicas par- ticulares, como las dictaduras en las que estuvieron sumidos algunos de ellos, se produjeron lecturas de realidades especi- ficas, aunque atravesadas por fuerzas socioculturales y politi- cas de los poderes autoritarios locales, subordinados a las pre- siones econémicas de los paises centrales. Fue necesario generar nuevas teorias fundamentadas en los conocimientos que se producian acerca de comunidades locales, que aportaran a la comprensién de los. problemas emergentes. Se produjeron abordajes de investigacion e inter- vencién que sirvieron a las demandas de los sectores mas per- judicados por las politicas derivadas de la historica dependen- cia econémica y politica de los estados latinoamericanos con los organismos financieros internacionales. En ese marco, se configuré una Psicologia Social critica que dejé de lado los principios de neutralidad y asepsia de la academia ortodoxa y salié en busca del hombre comin y al encuentro de su vida cotidiana. 230 De ella se desprende y con el tiem, ae ciptinar, la Psicologia Social Comunitarta. Sana autonomia ds: cios ha estado orientada casi siempre haci social. Este objetivo se ha planteado a partir : ellas participan, facilitando o catalizando el desarrollo de sus capacidades y auspiciando su fortalecimiento para obtener ¥ producir nuevos recursos conducentes a los cambios eseudos y planificados por ellos mismos en su entorno” (Montero, 2003, p143). Tal objetivo supone, que los actores sociales a0. quieran control sobre sus acciones y sean capaces de tomar decisiones en la resolucién de sus propios problemas, asumien- do la responsabilidad por las consecuencias que se deriven de lo. El modelo de Psicologia Comunitaria mas difundido en ta region, en los afios 80, es aquél que toma como eje central el fortalecimiento de una comunidad” y de los individuos que la integran, que trabajando junto a os psicdtogos, asumen el control de sus condiciones de vida. Sobre la base de participar en la evaluacién de sus propias necesidades, establecen prio- ridades y ordenan las decisiones acerca de tna situacion pro- blema que los afecta -que puede se de variada especie pero siempre vinculado a sus condiciones de existencia. ¢ inician un proceso de crecimiento grupal e individual, la (a transformacién _una comunidad es un grupo en constante transformacién y evo- lucién (su tamafo puede variar), que en su interrelacion genera UN Sentido de pertenencia e identidad social, tomando sus integrantes conciencia de si como grupo, y fortaleciéndose como unidad y po- tencialidad social” Maritza Montero (2004, p. 207), En términos ope- Fativos consideramos “comunidad” al barrio, vecindario, asoclacio- es vecinales, comedores comuntarios, agrupaciones emergentes, organizaciones civiles de base, otras formas similares que pudieran Surgir, que no tienen que ver con organismos estatates y gue tienen Un espacio delimitado geogréficamente. No incluye las comunidades Virtuales aunque podamos reconocer su incidencia sobre las comuni- dades geograticas. 231 F Las instituciones piblicas que proveen servicios a la co- munidad, pueden participar de este proceso siempre y cuando ino se apropien de las funciones de conduccién y gestion pro- pias de la comunidad en accién. De tal forma, el énfasis no esta puesto en el mejoramiento de servicios por parte de or- ganizaciones especializadas, sino en la transformacion y forta- lecimiento de grupos humanos que pasan a ser los agentes internos de su propio cambio, con un fuerte compromiso en el logro de sus objetivos, entre los que podria figurar la demanda de mejores servicios a los organismos publicos y privados. Ignacio Martin Baro", desde la Psicologia de la Liberacién, Marizta Montero® e Irma Serrano Garcia desde la Psicologia Social Critica, son desde nuestra perspectiva, pioneros de esa Psicologia que asume el desafio, en aquellos afos, de acercar- se a las necesidades de las mayorias populares, a efectos de ayudarlas a recuperar su memoria historica y su capacidad para controlar sus vidas y su ambiente. El supuesto que da cuerpo tedrico al modelo, es el fortale- cimiento de los individuos para que sean protagonistas de las transformaciones de sus condiciones de vida y del ambiente en que viven. El concepto de fortalecimiento se asemeja mucho al de empowerment concepto introducido por Rappaport (1981), en * Martin Bard, psicélogo social y sacerdote jesuita, comprometido con la liberacién de los sometidos por el régimen somozista en Et Salvador, fue asesinado en ese pais en 1989 junto a otros seis jesui~ tas de la Universidad Centro Americano José Simeén Cafas en San Salvador. Al momento de su muerte, era Vice-Rector y Director del Centro para la Opinién Piblica de esa Universidad. © Maritza Montero, psicologa social venezolana referente ineludible a nivel internacional de los desarrollos de enfoques criticos de la Psicologia Social, la Psicologia Social Comunitaria y la Psicologia Politica, en Latinoamérica. # Irma Serrano Garcia psicéloga portorriquefia que dio impulso a la Psicologia Comunitaria en su pais. Sus trabajos aportaron principios teéricos y metodoldgicos, a la construccion de ta disciplina en Lat noameérica y trascendieron los limites de la regién. 232 términos comparativos es posible apreciar una gran correspon dencia entre ambos procesos (Montero, 2003, pp. 63-67). En la praxis comunitaria latinoamericana, se fue buscando un posicionamiento holistico que tuviera en cuenta las expe- riencias y conceptos que se producian, en distintas geografias. El fortalecimiento, se refiere -dice Maritza Montero (ob.cit.)- a: “..el proceso mediante el cual los miembros de una comu- nidad (individuos interesados y grupos organizados) desarro- lan conjuntamente capacidades y recursos para controlar su situacién de vida, actuando de manera comprometida, cons- ciente y critica, para lograr la transformacién de su entorno segin sus necesidades y aspiraciones, transformdndose al mismo tiempo a si mismos” (p.72). Este concepto cobra sentido, si se toma en consideracién que, paradéjicamente, el fortalecimiento de las institucfones en nuestros paises, ha estado ligado, en un sentido autorita- rio, a la burocratizacién de los servicios esenciales, a la natu- ratizacion de la corrupcién, al fraude de la politica y al amo- rralamiento clientelar, esto es, bajar la cabeza, no hablar y cumplir, segin la voluntad del “politica” que dlstribuye las El modelo del fortalecimiento, fue y es actualmente cues- tionado desde algunas perspectivas que ponen en duda las posibilidades de los grupos, organizaciones o comunidades en general para auto-transformarse. Por otra parte, se produjo una cierta decepcién al com- probarse la eficacia relativa de nuestras herramientas para actuar sobre los distintos niveles: estructural politico, cultu- ral-social, institucional e intrapersonal 0 psicoldgico. El perfil profesional del psicdlogo como agente de cambio, fue modifi- candose a mediada que bajébamos nuestra omnipotencia y nos reubicébamos como facilitadores y acompafiantes de los pro- esos que los propios grupos humanos producen, al enfrentar los desafios que impone, sobrevivir en condiciones adversas a sus intereses y necesidades. Un ejemplo reciente, son las diferentes estrategias de so- bre-vivencia que generaron diferentes sectores, frente a las 233 reglas de juego que impuso el modelo neoliberal en Argentina, que nos lev6 a vivir ta peor crisis econémica y politico institu: clonal (2001-2002), después de la dictadura militar del afo 76, El aumento del desempleo y la precariedad del trabajo dispo: nible; la abrupta caida de la clase media, la profundizacién de la pobreza y la marginalidad, generd un quiebre de todas las instituciones y daiié profundamente los lazos conectivos de la sociedad. Sin embargo, también se produjeron reacciones po- sitivas en diferentes grupos y sectores, que organizaron estra: tegias para hacer frente a la crisis. Algunas fueron respuestas transitorias frente a la emergencia, como la economia de trueque, 0 mini-emprendimientos domésticos 0 comunitarios. Otros con mayor continuidad, como el movimiento piquetero, iniciativas autogestivas de diferente tipo 0 empresas recupe- radas por sus empleados cuando fueron cerradas. (Carpintero, Hernandez, comp. 2002). Estos espacios han sido ambitos de trabajo para psicélogos que debieron repensar sus abordajes, para acompafiar con sus conocimientos y técnicas, la motivacién reivindicativa y de lucha de distintos sectores que vieron avasallados sus dere- chos. 2. Diversidad de perspectivas de la Psicologia Comunitaria en Argentina No es nuestra intencién en este trabajo extendernos en este punto, tampoco podriamos abarcar las diversas modali- dades que ha ido adquiriendo la Psicologia Comunitaria en nuestro pais ya que, una tarea pendiente es realizar una sis- tematizacién de las practicas, experiencias e investigaciones que se han desarrollado, desde enfoques y ambitos diferentes. No obstante, vamos a referimos a algunos aspectos generales del camino seguido por la disciplina en Argentina, para luego intro- ducir aquellos puntos de reflexion que consideramos importantes para orientar nuestras intervencfones con la comunidad. Desde nuestra experiencia académica y profesional en Ar- gentina observamos, que la Psicologia Social Comunitaria es- 234 tuvo postergada dentro del campo mas amplio de la Psicolo- gia. Ello se debid, dicho de manera sucinta, a dos motivos fundamentales, también sefialados por otros’ autores que se han referido al tema (Chinkes, Lapalma, Nicenboim, 2005). Por un lado, aunque con algunas excepciones, et predomi- nio de modelos intra-psiquicos que priorizaron en ta formacién del psicdlogo y en su ejercicio profesional, las miradas indivi- duales y las intervenciones clinicas desde enfoques psicopato- légicos 0 psicoanaliticos. Por otro lado, las condiciones politico-culturales que inci- dieron, no sélo en la vida cotidiana de las personas, sino tam- bién en la produccién teérico practica de la Psicologia Ambos motivos estan imbricados en los condicionantes de ta disciplina. Los quiebre en el sistema democratico por parte de gobiernos militares de facto, impactaron muy fuerte en el modo de pensar y hacer Psicologia en nuestro pais. Sin embargo, la década del 60, a pesar que parte de ella también transcurrié bajo un régimen de dictadura militar, no fue ajena a los cuestionamientos e interpelaciones que en distintas partes del mundo se hicieron a los viejos esquemas, cenquistados, sobre todo, en los centros de produccién de cono: cimientos. Fue posible pensar al sujeto de la Psicologia enrai- zado en un contexto histérico y sobredeterminado por sus con- diciones de existencia, por ejemplo en el pensamiento de Ble- ger y Pichén Riviere, dos referentes ineludibles, que tuvieron mucha incidencia en la formacién de psicdlogos en Argentina. En los afios 70, fueron desarticuladas no sélo las practicas inspiradas en estas concepciones, sino también, las carreras de Psicologia en el pais. La nuestra, me refiero a la carrera de Psicologia en San Luis, fue posible mantenerla, frente a la ignorancia de la autoridad militar, camuflada entre las carre- ras de una Facultad de Ciencias de la Educacién. El psicologismo norteamericano y fundamentalmente el Psicoanalisis ortodoxo, impregnd, como en los primeros afios de Psicologia en el pais, la formacién y la practica de los psi- célogos. En esos afos y hasta la década siguiente, se produjo un importante reduccionismo, tanto a nivel tedrico como 235 practico. La Psicologia se centro en modelos de intervencién clinicas, con finalidades terapéuticas individuales, mientras el modelo que comentaramos anteriormente se extendfa en otros paises y cruzaba las barreras de América Latina, Bajo el dispositivo de control desplegado por la dictadura militar en todos los ambitos de la sociedad, cualquier aborda- je comunitario y hasta grupal fue rotulado de subversivo. Con la restauracién de la democracia, en el afio 83 resur- gieron las concepciones orientadas hacia el sujeto histérica- mente situado. Un sujeto que debié enfrentar las consecuen- cias de la politica de exterminio de personas y de ideas por parte del régimen militar, que debid convivir con miedos y desconfianzas, elaborar duelos, reconstruir al otro en un pro- ceso de recuperacién de si mismo. La realidad socio cultural post-proceso militar en Argenti- nna desafié a algunos psicélogos para la construccion de una Psicologia capaz de interpretar el devenir de una sociedad fragmentada, desconfiada, temerosa y neutralizada politica- mente. Una Psicologia que definiera ideolégicamente sus leal- tades, al servicio de qué intereses producia conocimientos y practicas, posicién que ya se habia gestado antes del proceso Y que para algunos que se ubicaron alli, les significé la expul- si6n de sus lugares de trabajo, el exilio y hasta la muerte. En ese marco y de manera complementaria, fue cobrando entidad propia la Psicologia Politica, desde donde se elabord un nuevo nivel de analisis e interpretacién de tos hechos, el psicosociopolitico. Rodriguez Kauth fue pionero en Argentina y junto con Maritza Montero, Ignacio Martin Baré, y otros auto- res de la regién, publicaron el primer libro de Psicologia Pol tica Latinoamericana, coordinado por Montero (1987). Estos desarrollos fueron un gran aporte al marco interpre- tativo de las problematicas que se abordaban desde la Psico- logia Social Comunitaria, al agudizar la mirada sobre los con- textos politicos y econémicos en los que se forman subjetiv dades. Estas lecturas de la realidad, pusieron en evidencias las nue- vas y viejas contradicciones del sistema politico, la hipocresia de 236 los discursos, las manipulaciones demagégicas, el clientelismo politico, el efecto corrosive de la corrupcién estructural y las consecuencias positivas y negativas de la globalizacién. También fue posible objetivar el accionar del sujeto social emergente de las crisis, como deciamos al comienzo de esta comunicacién, encarnado en grupos y comunidades que apues- tan a mejorar sus condiciones de vidas a pesar de las trampas que les tiende el sistema y los dirigentes politicos. Asi como también de aquéllos que se asumen insignificantes ante el poder de caudillos locales o punteros politicos, que los man- tienen cautivos incondicionalmente a cambio de satisfacer las necesidades basicas propias y de sus familias. En la actualidad, esto es parte del panorama heterogéneo y complejo, que es necesario poner en palabras e incorporar a los marcos teéricos de nuestra disciplina psicosociopolitica. Se trata de comprender y atender las demandas de los histérica- mente excluidos, los desafiliados, en la acepcién de Castel (1999, pp.16-17) que reinscribe los déficit en las trayectorias de los sujetos, de los seudo incluidos, de los afectados por aspectos perversos de la globalizacién, entrampados en el consumo, las adicciones, la violencia y las diversas alternati- vas escapistas de las sociedades actuales, independientemen- te de su grado de desarrollo. En tal sentido, la Psicologia Social Comunitaria, esta pro- duciendo herramientas tedricas y practicas para poder operar sobre los fenémenos de la globalizacién, sin desechar sus be- neficios, como por ejemplo el uso de las tecnologias inform: ticas y comunicacionales, al servicio de las causas de recupe- racién y preservacién de derechos que son sistematicamente violentados en todos los érdenes de la vida social. El sentido liberador de nuestro quehacer, no es en la Ar- gentina actual y seguramente tampoco en los otros paises de América latina, el que propusiera Martin Baré (1987), quien ejercité una Psicologia militante que le costé la vida. Sin em- bargo, los principios que orientaron su practica y su compro- miso, inspiran aun nuestras reflexiones. El contexto de El Sal- vador donde Martin Baré combatié las injusticias sobre los sec- 237 tores mas vulnerables, no es el actual. No obstante, en nuevos escenarios se recrean e innovan las formas de dominacién so. bre los mas débiles de la sociedad. “La vulnerabilidad es ung ‘marejada secular que ha marcado {a condicién popular con et sello de incertidumbre, y casi siempre de (a desdicha” (Cas. tel, ob.cit., p.17) 3, Reflexiones sobre la practica con la comunidad Luego de revisar brevemente la historia de esta joven dis- ciplina, tengo la impresin que nuestra libertad y posibilidad de conocer se han ensanchado notablemente, pero los cami- nos a seguir son multiples y los resultados no tan previsibles. Los nuevos paradigmas de conocimiento, visibilizan nuevas facetas en la configuracién de los problemas y nuestra mirada no es ajena a esa configuracién. Necesitamos ubicar nuestra posicién con relacién a la si tuacionalidad histérica de la comunidad 0 grupo con el que vamos a trabajar. Un conjunto de interrogantes surgen antici pando la delimitacién del problema y ya no tenemos muchas certezas a la hora de emitir nuestras respuestas. Nuevos desafios condicionan nuestra vida cotidiana y también nuestras practicas profesionales, con decisiones que emanan de un no lugar y legitiman un orden mundial. iDénde se decide nuestro presente, se proyecta nuestro futuro, dénde se da sentido a nuestra historia? Desde don- de se pone fin a la historia? iQue papel juega la Psicologia Social Comunitaria frente a los problemas que genera la globalizacién econémico financie- ra, en cuya légica no entra el hombre comiin, al menos el de los paises dependientes o emergentes, como se los denomina eufemisticamente? ‘Aqui y ahora en Latinoamérica, en Argentina, qué matri- ces de pensamiento sirven de soporte a las acciones politicas que estén orientadas a moldear un ser social, al que se le impostan signos de identidad 0 se lo despoja de ella?

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