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En la Lección I Jaques Ranciere cuenta acerca de la vida y obra del pedagogo

Joshep Jacotot. De origen francés y tras la llegada de los Borbones exilió a los
Países Bajos para instalarse en la ciudad de Lovaina (actual territorio de
Bélgica). Pidió a sus estudiantes, desconocedores del idioma que lean un libro,
el Telémaco, con la ayuda de la traducción del mismo buscaría que sus
alumnos de manera autodidacta pudieran aprender por si mismos. De allí la
historia que lo llevó a escribir la sucesión de hechos que hoy nos hacen
estudiar y analizar al texto “El maestro ignorante”. Jacotot pidió a sus alumnos
que puedan interpretar el libro a partir de una especie de suposición o estudio
intuitivo luego debían escribir lo que pensaban acerca de lo que se trataba el
libro enviado. Descubrió así un método tal vez innovador o desconocido, sus
alumnos podían aprender por sí mismos aquello que no se les fue explicado.
Fueron sus alumnos que, movidos por motivación, percepción, duda o
descubrimiento, escribían en francés aquello que creían podría tratarse el texto.
Se apropiaban así de un saber, un saber que fue construido por ellos mismos.
Por ello entraba en duda aquello concebido como el papel del alumno y del
maestro. Introducirá la interrogativa acerca de la necesidad (o no) de la figura
de un maestro para que los alumnos comprendan.

Sin embargo más allá de esta nueva idea acerca del quehacer del maestro
pensaba en la necesidad de establecer un cierto orden de razonamiento. Ponía
de ejemplo el papel de un padre, quien más allá de poner al frente del niño un
libro, este no podría lograr el cometido de que el niño lo entienda. De allí la
labor docente, el arte de la distancia que un maestro si puede lograr ver, entre
el material enseñado y el sujeto a instruir, entre aprender y comprender.

Aún así inserta la idea de que el niño es un entendedor innato (podríamos


decir) ya que antes de tener un maestro explicador el niño aprende y absorbe
de la lengua materna una forma de pensar y de aprender a partir de una
inteligencia que le es propia. La explicación no es necesaria para remediar una
incapacidad de comprensión, al contrario afirma que esa incapacidad es la que
estructura la concepción explicadora del mundo. El explicador es el que
necesita del incapaz y no al revés, es él el que constituye al incapaz como tal.

Por ende establece que explicar alguna cosa a alguien, es en primera


instancia demostrarle que no puede comprenderla por sí mismo. La explicación
a su vez divide el mundo en dos, esto es, en espíritus sabios y espíritus
ignorantes, espíritus maduros e inmaduros, capaces e incapaces. Hasta
entonces, sin su explicación, el niño solo tanteaba lo que conocía. Recién a
partir de ahora, a partir de la explicación del maestro, es que el niño va a
aprender.
La división del mundo en dos también divide la inteligencia en dos: inteligencia
inferior e inteligencia superior. La primera registra al azar las percepciones,
retiene, interpreta y repite empíricamente, en el estrecho círculo de las
costumbres y de las necesidades (inteligencia del niño pequeño y del hombre
del pueblo). La segunda conoce las cosas a través de la razón, procede por
método, de lo simple a lo complejo, de la parte al todo. Esta inteligencia es la
que permite al maestro transmitir sus conocimientos adaptándolos a las
capacidades intelectuales del alumno y la que permite comprobar que el
alumno ha comprendido bien lo que ha aprendido. Para Jacotot este será el
principio del atontamiento. Para él el maestro atontador es aquel que es más
eficaz cuanto es más sabio, más educado y más de buena fe. Cuanto más
sabio es, más evidente le parece la distancia entre su saber y la ignorancia de
los ignorantes. Dirá entonces que es más bien necesario que el alumno
comprenda, y por ello es necesario explicarle cada vez mejor. Jacotot pensaba
que todo razonamiento debe partir de los hechos y debe entonces ceder ante
ellos.

En síntesis, hasta su llegada a los Países Bajos, Jacotot había pensado que su
trabajo, su tarea era solo la de transmitir sus conocimientos. Explicar, para el
francés, no era solamente un procedimiento educativo sino que es algo mucho
más amplio y extendido a todas las prácticas sociales. A partir del hecho de
que sus alumnos aprendieron, sin explicación alguna sobre qué trataba el
Telémaco, comprendió que los alumnos poseían algo que les permitía que
aprendiesen sin necesidad de un maestro explicador. Por ello comenzó, a
modo de experimentación, a enseñar otras materias de las cuales no tenía
conocimiento como ser la pintura y música. Se convertiría así en un maestro
ignorante. Jacotot entendió que a partir de que el maestro retiraba su
inteligencia del acto pedagógico de enseñar, sus alumnos lograban un
aprendizaje superior. Sus estudiantes entonces se convertían en seres
humanos capaces de comprender y entender por si mismos. Plantea así la idea
de igualdad intelectual de todos los hombres.

Finalmente así para Jacotot la educación debía concebirse como principio y no


un medio para la igualdad.

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