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ni FAMILIAS DE CLASE BAJA, MUJERES Y EL DERECHO: ARGENTINA, SIGLO XIX" Donna J. Guy" he Durante el per ial, oS monarcas espafoles se apoyaron en Ta legisiacion familiar a efectos de regular los meca- nismos d6 herencia, mantener el orden domestics y pre- venir el mestizaje. El advenimiento de la Independencia alterar el sistema legal pero, aunque 6! nuevo estado mantuvo la primacia masculina a la cabeza dé la {amilia, el De tal modo, en medio de los reajustes fevolucionarios, las guerras civiles, la modificacién de los modelos economi- cos y las nuevas influencias culturales, a obligatoriedad de la en- sefanza pub ica , las disputas civico-religiosas sobre el. on , @l_registro civil del.nacimiento... las personas y la separacion legal ejemplifican la in- |} trusion ae de las auloridades seculares.er!_areas_an- teriormente supervisada la familia, tiempo después | | que 6! estado comenzara a alirmar r Su influencia por so- | | bre ella aunque bajo otros indicadores. | aj Al mismo tiempo, 6! Estado reforzaba legalmente la primacia de maridos y padres por medio de los articula- dos de los Cédigos Civil y Comercial. Si bien el Estado tenia una intervencién restringida en problemas especifi- * El presente arliculo tue publicado con anterioridad en el Journal of Family History (Fall, 1985): 318-331, revista que ha autorizado la presente reimpresién en castellano. Tal como entonces, la autora agradece a Gary Hearn, Susan Deeds, Ursula Lamb, Robert imer y Elizabeth Kuznesof por sus comentarios previos a esta publicacién. ** Brofesora del Departamento de Historia y Directora del Latin American Area Center en la University of Arizona (Tuc: son) 43 camente familiares, Qigua Etaeiee eer . Tal preeminen cia dependia de las caracteristicas especificas del jefe de familia, valorizandose su pertenencia al sexo masculi nd, la raza blanca, la condicién de empleado y “respeta bis" En_caso de que el jefe de familia cumpliera con es fos requisitos, se hacia acreedor al ejercicio de autoridad ilimitada Gentro-del Ambito de su hogar, imponiéndose entre parientes 0 ajenos a la familia que compartian el mismo techo. Si, por el contrario, al jefe de familia no era varén, blanco, o empleado, e! Estado podia y, en nume- fosos casos, ejercia el derecho de forzar a los miembros desempleados de la familia a trabajar o a ingresar en Ciertas instituciones. En tales casos, el Estado argentino no reconocia a las grupos asi constituidos como familia. i las cosas, la interferencia del Estado en la vida fami- iar argentina durante el sigld_X|X)respondia, en suma, a mes"de clase, orden publico y requerimientos la- . De fal modo, la interaccién entre los ciudadanos el Estado sobre el control de la vida familiar se convier- © @f Una interesante perspectiva para abordar el estu- amilia de clase baja. propdsifo de este arliculo es examinar el concepto legal de patria potestad o los derechos ejercidos por el jefe de familia sobre los restantes miembros del grupo familiar. La @EIEEIED ha sido visualizada tradicio- nalmente como un ten- ~ diente a ' | cpa 4 padres 0 esposos, alin cuando la legislacion civil apunta- ta a reemplazar el Derecho Imperial o Candnico (Rodri- | guez Molas, 1984). Sin embargo, el andlisis de! concep- ) to patria potestad revela importantes cambios que se co- » tesponden con el desarrollo econémico operado duran- - te el periodo post-independiente. : Enraizada en la legislacién colonial, la patria potestad _ fue modificada en 1862 y 1871 cuando se redactaron los r) Cédigos Comercial y Civil, respectivamente, a fin de be- | neficiar al Estado tanto como a los varones y jefes de fa- _milia. Los citados Cédigos apuntaban a un aspecto fun- _ damental de la relacién familiar; e| modo en que el Esta- doy el jefe de familia condicionaban el derecho a traba- os jar de la mujer de clase baja Ci GUmerestsseia , bajo ciertas circunstancias, permitia a las autoridades locales —en lugar del jefe de la familia— re- gimentar el trabajo tanto de mujeres solteras como casa- das de clase baja. Este aspecto de la patria potestad re- cibira particular atencién por cuanto la pertenencia a de- terminada clase social y regién afecté su aplicacién. ntrol ejercido sobre el trabajo familiar indica los ites reales de la autonomia familiar en un medio poli- Nomicamente en evolucién: En tanto las autori- dades locales y nacionales pudieran disponer de la fuer- Za de trabajo masculina y femenina, tales recursos labo- tales diferian de una regidn a otra, Esas variaciones de- ben tenerse en cuenta al analizar factores mas especifi- cos tales como raza y etnicidad, diferencias urbanas y turales, patrones migratorios y condiciones econdémicas ales. En consecuencia, las tensiones entre la fami- is y el Estado pueden abordarse desde una multiplici- perspectivas. Los origenes de la patria potestad Aun antes del descubrimiento del Nuevo Mundo, la patria potestad habia sufrido ciertas transformaciones. En la temprana legislacion romana, el derecho de los pa- dres jamas caducaba, a pesar del matrimonio de sus hi- jos. En la tradicién germanica, la autoridad paterna finali- zaba una vez que sus descendientes alcanzaban la ma- yoria de edad o contraian matrimonio Ga ley considera- ba a las mujeres casadas —trecuentemente— como ni- fas perennes. Antes del matrimonio, la mujer necesitaba _ del permiso de su padre tanto para casarse como para trabajar y, una vez casada, era el qarido quien determi- naba su ocupacidn o se la impedia/E! Derecho Canoni- co reforzaba, casi por entero, el control paterno ya regi- mentado por la legislaci6n civil, a pesar de que el Conci- _ lio de Trento (siglo XVI) habia establecido la validez del matrimonio entre catdlicos solo por mutuo consentimien- - to, No obstante ello, la Iglesia hizo poca y nada por im- pedir la coercién paterna sobre el particular, a menos que los involucrados recurriesen a la justicia. En Cédi- 45 gos Civiles mas tardios se observan ciertas nes. Por ejemplo, la mujer viuda tenia nike Noonad te eleccién sobre un potencial futuro esposo, al tlempe " podia decidir sopre su condicién laboral cuando tanolae asumir el privilegio de convertirse en cabeza do familia Sin embargo, perdia tales privilegios una vez que voivia a contraer matrimonio (Martin, 1983: 108-11). La aplicacion del concepto Ibérico de patria potestad basado en los corpus visigdtico, romano y candnico, dis- taba de ser uniforme alin en la peninsula. E! mismo te- hia variantes regionales.y dependia de Ia jurisdiccion eclesiastica, real o noble a que estuviera sometido un determinado territorio. Los privilegios locales y disposi- ciones reales no delegaban la autoridad en el jefe de fa- milia de manera uniforme. En forma gradual, los reyes de “yaa compilaron sus leyes en el Fuero Juzgo, las Siete Partidas y las Leyes de Toro en un intento de ho- mogeneizar la aplicacion de la ley. Sin embargo, las cos- _ tumbres regionales y locales continuaron prevaleciendo or encima de la voluntad unificadora. Ina vez que el imperio espanol se extendi6 al Nuevo ‘hacia fines de! siglo XVI, los codigos reales su- icaciones a fin de adaptarlos a las nuevas Finalmente, los multiples decretos y ceéedu- y las colonias fueron compila- diante una variada gama de castigos que incluian hasta la negacion de la legitima herencia (Levene, 1946:2:274- 78). Excepcionalmente, la autoridad parental excedia los limites consagrados por el Estado. Bajo tales circunstan- cias, si se llevaba un caso a la Corte, los jueces solian reafirmar la autoridad imperial. En la Argentina colonial, fal como en otras partes de Latinoamérica, la patria po- testad paterna caducaba con el matrimonio de su hija o bien con su mayoria de edad. Sin embargo, ello no inte- rrumpia el ejercicio del poder del progenitor, el cual siempre podia manifestarse tanto como para limitar las actividades de una hija como para peticionar a la Corte la prolongacidn de la patria potestad. Sirva como ejem- _ plo el caso de Xavier Gonzalez quien, en Buenos Aires en 1788, solicito se prohibiera a’su hija —dos veces viu- da— actuar como bailarina de teatro. El juez de la causa sentencié a favor de la hija de Gonzalez, argumentando que la patria potestad de éste habia caducado con ante- rioridad y que por tanto su hija podia abrazar la ocupa- cién que deseara (Levene, 1946, 3:26-30). El deseo de circunscribir la ley familiar a las necesi- - dades del Estado y los jefes de familia se confirmé me- diante una proclama del virrey de Buenos Aires en 1803, quien haciéndose eco de |a reaccidn real, deciaré ilegal —mas alla de toda condicién social— e| matrimonio de toda mujer menor de 25 afos de edad y de todo vardn : menor de 23, efectuado sin el consentimiento paterna. El rey modilicé este decreto a posteriori y lo extendid a to- do aquel de cualquier edad y condicion que intentara _ contraer matrimonio con quien no perteneciera a la raza blanca (Levene, 1946, 2:279-280).* De tal manera y en __ la mayoria de los casos, la legislacion colonial espafola _ autorizaba al jete de familia a tomar decisiones indepen- _ dientes de la voluntad de sus hijos, lo cual reforzaba la _ politi¢a social tradicionalmente sostenida por los monar- _ tas espafoles, ¢ Ntraposicion al caso de un hombre blanco como nzalez, los derechos parentales de indios, esclavos egros y mestizos estaban limitados de distintas mane- islacién colonial Primero, en los afios inme- 47 alac i Onqu sta as mu eres de i i i 5 a nsabido permiso par. ; al igual que los Rikue Shore signadas por las autoridades © lan desempehar tareas lo los deseos de sus pari coloniales dejando de la- ui, 1967:223). Las bo masculinos (Ots Capde- @ tareas domésticas a eiskoricicfin hare en el ejercicio ) Aunque la corona habia rohibido Saal esas actividades, eran obligad eden oe ahead niunlon J * gadas a realizarlas por sus dos y padres (Ots Capdequi, 1941:98-99). En ot términos, bajo el imperio de Ia ley espafola la orci cién y las obligaciones que la patria potestad otorgaba a los hombres blancos sobre sus familias no siempre po- dian aplicarse a los jefes de familia de color. : En Buenos aires, donde el numero de indios sujeto a la conquista y al trabajo forzado habia sido escaso, las debieron recurrir a la fuerza de trabajo provista por holes y portugueses, esclaves negros y¥ bres y las mujeres de color fueron for- a menudo expuestos al abuso mascu- miliares o conocidos. En ese $0 a las denuncias pre- s acciones le- ‘or o curador migrantes espa estizos. Los pol ados al trabajo y sus empleadores, far aspecio, las cortes no dieron cur sentadas por las mujeres, a menos que la ales fueran iniciadas en su favor por un tut de sexo masculine ( 40-41) ' En el Rio de la Plata |, 8@ desarrallaron diferentes forma 48 y durante | s tradi ; s cuales persistieron hasta mediados del si- ctw a la culminaci6n del siglo XVIII, la ciudad de Buenos Aires se localizaba en la periferia de! dominio colonial espafiol en la regién. Tanto la mayoria de la po- blacién como la actividad econdémica se circunscribian a los actuales noroeste y centro argentinos, hasta la crea- cidn del Virreynato del Rio de la Plata en 1776. En am- bas regiones, los indios y, en menor cuantia, esclavos, desarro!laban el conjunto de las actividades econdmicas, mientras que el gobierno colonial determinaba —aunque indirectamente— las prestaciones laborales que debian efectuar tanto pobres como castas. Una de las formas fundamentales de tributo requerido a los indios en Hispano América era la fabricacién de lienzo de algodén. “Aproximadamente entre 1753 y 1800, los indios de Tucuman fueron forzados a traba- jar... [Ellos] sembraban y trabajaban las chacras, cuida- ban ganado vacuno 0 tejian ropa, frazadas, cobertores y ropa de algodén que sus encomenderos transportaban al Perd para su venta”. (Cushner, 1983:85: Garzén Ma- ceda, 1968:50-51). Aunque el tributo alcanzaba a la po- blacién masculina, las mujeres eran quienes hilaban y lejian, siendo ademas ellas quienes se desempefaban como pence en la casa del encomendero. En con- Secuencia, las mujeres eran forzadas a trabajar para la élites espafolas y en el caso sapling del wants = gentino, ome actividades artesanales concentradas en manos femeninas que contrastaban con el ‘wabajo aresanal disponible para las mujeres en Gunes Aires. La persistencia de diferentes tradiciones laborales inas en la Argentina colonial se manifestaba en al ‘siglo XIX, luego de que Buenos Aires se convirtiera en Centro de oticios y comercio (Guy, 1981:70). la Independencia finiq Ss primeros gobiernos Nacionales_argentinos comenza- fon a adaptar una telacion simbidtica con la familia, a través de los varones que éjercian. su jetatura, Al consi- derar a los jefes de familia capacitados,para ejercer sus derechos, se los convertia en dirigéntes incuestionables dela misma, sitUacién que varié Una vez que el Estado adquirio poder suficiente como para desafiarlos on al gigicicio de sus atribuciones. p_0S gobernantes argentinos en vez de basarse en las Pautas dé raza'y, clase utilizaron el status ecandmico pa- ta determinar el poder en el seno familiar, de manera tal quéTa Vagancia y ta fatta'de empleo se Consideraban de- fan al Pobre ejercer su derecho de patria , 1974:110). Aquellos jefes de familia que permanecian desempleados o eran lo suficientemente pobres como para mantenerse a si mismos y a sus fami- lias eran embarcados hacia zonas de frontera, donde se convertian en peones o conscriptos militaresaunque dejaba la responsabilidad de la cues- tién laboral, parcialmente, en manos del Estado y de la familia. Los Cédigos Civil y Comercial Argentinos “En 1862, y ain antes de que la Argentina promulgara un Codigo Civil que reemplazara a la legisiacion colonial, 54 su Cédigo Comercial ya habia sido sancionado. EI mis- mo, autorizaba tanto a mujeres como a varones de 18 afios a desarrollar actividades comerciales, siempre y cuando contaran con explicita autorizacién paterna. En @l caso de una mujer comerciante casada, su derecho a | contratar se mantenia inalterable hasta que su esposo determinara lo opuesto.al informar a sus asociados y clientes, por medio de una declaracién escrita_elevada ante el registro comercial y los diarios localessSi una mujer comenzaba a hacer negocios una vez casada, se suponia que su marido habia autorizado tal proceder. De igual modo, una negativa por escrito de parte del marido podia llegar a impedir a una mujer al acto de trabajar (Republica Argentina, 1903, cap. 2:9-18). La Unica prue- ba escrita del consentimiento del esposo era su propia firma en cada uno de los contratos. En varias instancias, esta ley trataba a la mujer en forma mucho mas equitativa que el ultimo Céddigo Civil. Previo permiso paterno, declaraba la mayoria de edad de los hijos 7 afios antes que el derecho colonial y 4 anos antes que el Cddigo Civil posterior. Los maridos debian tomar serios recaudos a fin de mantener a sus esposas al margen de los negocios. Ello y las citadas di- ferencias, retlejan la realidad de la Argentina, una nacién extremadamente dependiente del comercio con Europa y los paises vecinos para complementar y regular sus actividades agricola-ganaderas. % En forma contraria, el Codigo Civil Argentino restrin- gia los derechos legales de la mujer casada de forma mas amplia. Redactado en 1865, aunque puesto en vi- -gencia después de 1871, fue disefado para proveér un cuerpo legal nacional consistente. El nuevo Codigo ha- ‘bia sido redactado sobre la base del Napolednico de me 1804, los de Chile y Espana y prometia eliminar las fre- decisiones arbitrarias de los jueces locales, Da- i @l corpus era parte del proceso legislativo co- _ menzado con |a promulgacién de la Constitucién de 1853, disefiada por cierlos hombres que abogaban por _ @l avance femenino, se podria haber esperado que el -concepto de patria potestad hubiera sido reconsiderado. _ Sin embargo, e! nuevo Cédigo afirmaba el caracter cor- porativo de la familia y hacia aun mas dificultoso para la _ mujer el liberarse de su familia o de la supervisién gu- 3 bernamental. | tal modo, la mujer permanecia bajo la tutela de su re hasta que alcanzara los 22 afos de edad o se ca- se>Mientras permaneciera casada, no podia involu- ‘arse en asuntos comerciales o legales sin el consenti- lento de su esposo. Si buscaba empleo, lo hacia con el reso consentimiento de su guardian y, en el caso de ajar, depositaba su salario en manos de su esposo 0 for. términos de la estructura familiar, una mujer casa- ja estaba impedida de ejercer autoridad paterna sobre us hijos a menos que fuese viuda. Tampoco podia nstituirse en tutora salvo que fuera viuda o abuela. Y s i se volvia a casar, perdia sus derechos a la patria po- stad adquirida. En caso de que estuviera legalmente parada, podia recuperar la mayoria de sus derechos iles sino habia sido acusada de adulterio. Sin embar- , una vez separados, ni ella ni el cényuge recupera- in la aptitud nupcial, es decir no podian volver a casar- . Durante su vida de casada, la mujer estaba sujeta al “a arido, quien a la vez determinaba su ocupacién y sitio a encia (Republica Argentina, 1874:25,33,43-47). nicamente, las mujeres poseian mayor proteccion frente al abuso de sus guardianes cuando hijas que cuando esposas. Se suponia que los padres las alimen- - laban y vestian, y si las castigaban excesivamente se _ las sometia al control de la autoridad gubernamental . Asimismo, los padres podian perder su patria potestad si abandonaban o aconsejaban inmoralmente a sus hijos. : Durante el siglo XIX, las limitaciones sobre la patria _ potestad a fin de proteger hijos y esposas rara vez se Pusieron en practica, aunque ciertas provisiones habilita- fon a los magistrados argentinos a ejercer la defensa de — menores. Esas reformas, sin embargo, tardaron afios en cumplirse y, en el entre tiempo, los jefes de familia si- guieron manteniendo mas poderes que obligaciones. Dado que las primeras leyes de trabajo femenino es- taban dirigidas a penalizar a las mujeres acusadas de _ Yagancia u otros delitos, el futuro de esta clase de legis- 56 y _ lacién dependia sobre quien tenia el derecho de definir a una ofensa como criminalXGonforme al Cadigo Civil, “lo que no esta dicho explicita 6 implicitamente en ningdn articulo de este Codigo, no puede tener fuerza de ley en derecho civil”. Esta provisién era citada por las provin- cias a fin de justificar la promulgacién de nuevas leyes de conchabo, alguna de las cuales contradecia el princi- pio de patria potestad salvo que los nifos fuesen decla- tados discolos 0 incorregibles por sus padres.’ De tal forma, el Cédigo Civil, como emparche de la legislacién que le precediera, ofrecia a la familia control ilimitado en la mayoria de los casos, en tanto e| Estado no fuera par- te interesada. Por ejemplo, ain cuando iniciar a un hijo o a la esposa en la prostitucién podia considerarse un deli- to incurso en “consejo inmoral", el Estado no reacciond hasta que la explotacién no fue explicitamente declarada ilegal por ley nacional, en 1913." Poco después de haberse promulgado el nuevo Cédi- go Civil en 1871, varias provincias del interior adoptaron _ nuevas leyes de conchabo. La provincia de Tucuman promulgé el suyo en 1877 y lo modificé en 1888. Esas leyes tenian por objeto forzar tanto a hombres como a mujeres a registrarse para trabajar, aunque en ambos casos se habian hecho provisiones especiales relativas a los menores. En la ley de 1877, por ejemplo, los po- bres subempleados 0 desempleados fueron deciarados vagos, quedando la policia a cargo de hallarles ocupa- cién. En el caso de ser menores, salvo que sus padres los hubieran deciarado incorregibles, estaban exentos de obligaciones, pero los padres eran exhortados a hallarles trabajo antes de que el estado los reconociese desobe- dientes o vagos (Provincia de Tucuman, Compilacién if ; 1877 369-70). La modificacién de 1888 contenia seme- a jantes provisiones Para entonces, alin cuando se regis- taba alas mujeres con menor frecuencia que a los hom- bres, miles de elias eran forzadas a hacerlo ante la polli- cia hasta que la ley fue ravocada en 1896, Provincias ta- les como Santiago del Estero y Cardoba también pro- mulgaron leyes de conchabo, aunque en ambos casos _ fueron aplicados a las mujeres an contados casos en _ comparaci6n con Tucuman, donde la industria azucarera 57 crecia y creaba la necesidad de personal doméstico ~ (Guy, 1978:137-38); 1981:74). Nuevamente Buenos Aires se destacd de sus pares del interior debido a la ausencia de especiales leyes de cornchabo incluyendo mujeres. Sus cédigos rurales se ocupaban de controlar a los vagos mientras ignoraban, por innecesaria, la presencia laboral femenina en el campo. En las areas urbanas la elevada tasa dé desem- pleo femenino y las limitadas oportunidades laborales re- solvian el problema de las domésticas sin la utilizacién de la coercidn policial. Asimismo, las tendencias locales que distinguian a Buenos Aires del resto del pais soca- varon los escasos mecanismos destinados a proteger a las mujeres pobres de la arbitraria autoridad ejercida por \a familia. Por ejemplo, en la década de 1880, y como re- sultado de la falta de oportunidades laborales en Buenos Aires, muchas mujeres pobres fueron forzadas a conver- lirse en prostitutas para complementar o proveer a los ingresos familiares. La prostitucién era un negocio lucrativo para algunas mujeres debido a la elevada proporcién de hombres que habitaba la ciudad. La ‘masiva inmigracién europea ha- bia comenzado en la misma década del 80 y para 1895 habia en la ciudad de Buenos Aires tres veces mas ex- tranjeros que hombres adultos nativos y una cifra de 242.408 hombres y 193.499 mujeres. Dado que en esta zona nunca se habia tratado de limitar la prostitucién de- bido a la concentracién femenina en el servicio domésti- co, la prostitucién no fue declarada ilegal. En 1875, la Municipalidad de !a Ciudad de Buenos Aires la convirtid en un negocio legal para cualquier mujer de 18 afos, con o sin permiso paterno. Aunque la edad se elevara a los 22 afios (edad de mayoria legal), desde 1875 hasta ja década de 1930 la prostitucién era considerada delito cuando la mujer que la ejercia no estaba inscrita en el registro del Dispensario de Salubridad.'* Numerosos jeles de familia, entre inmigrantes y nati- vos, forzaban a sus esposas e hijas a la prostitucion, a menudo bajo la amenaza de castigos corporales si se negaban, Abundan los casos que documentan el rol de las familias en la prostitucién, sin embargo ain después 58 de que el Cédigo Civil se pusiera en vigencia, ningun ca- so da cuenta de la revocacion de la patria potestad a pa- Gres abusivos. La memoria anual de la Policia de 1884 informaba sobre el caso de una mujer que habia llevado a varias de sus hijas a una casa en que se ejercia la prostitucién y habia esperado con su_hija menor hasta que las demas terminaran con su trabajo. Aunque la ma- dre en cuestion fue arrestada, el juez la dejé en libertad. Al afio siguiente, dos policias publicaron un informe so- bre la prostitucién en Buenos Aires exponiendo que jdé- venes europeas habian sido literalmente vendidas por Sus padres y embarcadas para prostituirse en los burde- les de Buenos Aires.- El mismo alegato fue repetido en 1908 en otro estudio que identificaba a los maridos co- mo importantes instigadores de la prostitucién femeni- na." En cuanto Buenos Aires legalizé la prostitucién, otras ciudades del interior hicieron lo propio, alin cuando sus autoridades habian prohibido, con anterioridad, legal y explicitamente la prostitucién femenina. Aunque Ia inclu- sidn de medidas para prevenir el contagio de enferme- dades venéreas se usé para justificar la necesidad esta-_ tal de reglamentar la prostitucién, otros factores deben tenerse en cuenta, Por ejemplo, la aguda decadencia de la tasa de empleo masculino y femenino en al interior re- fleja la agudeza del boom econdmico experimentado ex- ~ clusivamente por la ciudad de Buenos Aires. Al mismo tiempo, el mayor promedio poblacional femenino en cier- tas provincias hizo dificultoso a las autoridades publicas el hallar empleos convenientes para mujeres humildes. De todos modos; en la década de 1890, las municipali- dades del interior abordaban la prostitucién del mismo “modo que lo hacia Buenos Aires, con lo cual permitian que los padres y maridos hicieran, también alli, ostenta- cién del nuevo Cddigo Civil. Ay Con al tiempo, la demanda de trabajo femenino finali- z6 en el interior cuando la mercaderla importada suplan- t6 a las artesanlas locales, a la vez que generd el de- sempleo de hombres, mujeres y nifos. Hacia fines de si- glo, las argentinas no se involucraban a menudo en la produccién artesanal tradicional. Entre 1869 y 1914, y 59 time” sate e eS, el niime. e", habia disminuido entre se eye “ful” ume. : 4%. La se habia converti : ido en una invisi Wh, bajo tales circunstancia x invisible fuente de trabaj puleres Se tornaron troleract leyes de conchabo pa uci6n autorizada era m4 @s mientras he ra mas atracti Sue la. prosti Al tiem ractiva (Guy, 1981; : Pe ae ee a jas oportunidades ne tans con ; : oe i z ath nuevas industrias, ee See ie ne y del vestido requerian del trabae * zapatos, fds- que mal pago. De tal forma, el desarr Serene: raria ciertas modificaci ‘ arrollo industrial gene- d icaciones al Cédigo Civil, inch derecho general de las mujeres casadas a ee jo libremente. sadas 2 buscar traba- Dichas moditicaci Sak oo no fueron hechas ley hasta se- Bs 6, en que se promulgé la Ley N? 11.357 etre es 21-24), Entre tanto, el gobierno argentino : the permitiendo a los jefes de familia controlar el rabajo femenino a menos que fueran lo suficientemente pobres como para hacerlo. Entre 1871 y 1934, el problema del trabajo femenino se convirtié en un tema critico. Aunque las mujeres tra- bajaran en la casa 0 en la prostitucion autorizada, el go- bierno intervenia rara vez. En 1914, la mitad de las mu- jeres empleadas en la industria desempefiaba tareas on su casa y generalmente se les pagaba por unidad produ- cida. Como sus pares involucradas en el servicio domés- tico, las que trabajaban en Sus casas 0 fuera de Ia ciu- descanso dominical, dad de Buenos Aires, carecian de descar horas de trabajo limitadas y otros privilegios especiales de los que gozaban las mujeres empleadas en fabricas de Buenos Aires entre 1905 y 1907 (Guy, 198 10S) Pero para aquellas mujeres que trabajaban en om a cas, la situacién no era mucho melo” Aun cuan : . Congreso Argentino habia debatido largamente, Bee sidad de reglamentar elt y rabajo femenine ee fos, la redaccién de las leyes era | janta y su P cién escasa. Si fin de defender su ira de sus maridos y padres co 60 fes. Ello puede comprobarse en 1904, cuando 21 traba- jadoras textiles que permanecian en huelga fueron obii- gadas por sus padres, quienes necesitaban sus salarios, a retornar al trabajo (La Vanguardia, 16 de enero 1904:2). Pero mientras los trabajadores comprobaban cuan facil podia coecionarse a las asalariadas uno de los primeros grupos sindicales, la Unién General de Tra- bajadores, en vez de ayudar a sus compaferas trabaja- doras, tan s6lo proponia la prohibicién del trabajo de mu- jeres y nifos (La Vanguardia, 13 de diciembre 1906:1). Conclusiones vidente que los jefes de familia de la élite en la jentina postindependiente retuvieron un numero tradi- ional de derechos legales que regulaban la actividad onomica y social dé sus esposas, hijos y empleados. mésticos. El Estado habia permitido la expansién de privilegios durante los anos d stabilidad civil. El reménito de la autoridad de los jefes de familia resulté in el decrecimiento de la autonom/a de los restantes de la familia. marcado contraste, Has lemmas. condiciones. Sea micas y politicas que llevaban al incremento del poder los jefes de familia de la élite causaban la pérdida del recho a controlar el trabajo familiar a los jefes de fami-_ Umildes, Una vez que el Estado comenzé a regular itar y mujeres para el servicio pUblico o doméstico. A pesar de que el nivel de interferencia estatal vari conforme a la regién y a las tradiciones laborales , la to- talidad de los jetes de familia pobres de la Argentina que no colocaban laboralmente a sus hijos, hijas o esposas podian esperar alguna critica proveniente de las autori- dades publicas. La promulgacién de los Codigos Civil y Comercial no alteré de plano el impacto regional de la distribucion la- boral familiar, dado que permitid a las provincias definir las ordenanzas de trabajo inherentes. La funcidn de los nuevos corpus {ue uniformizar el limite que podia alcan- zar la autoridad de los jefes de familia en relacién a sus esposas e hijos y permitir a las mujeres ejercer la patria 61 potestad bajo ciertas condiciones. Los Cédigos también clarificaron que los derechos de patria potestad emana- dos del Estado también podian modificarse. sar de que el gobierno nacional argentino no pro- lg6 la leyes de matrimonio civil hasta 1888 y de cons- pcidn militar hasta 1901, habia intervenido amplia- nte en cuestiones familiares relacionadas con el tra- jo. El tratamiento del trabajo femenino habia pasado 1 dos diferentes tradiciones regionales, A fines.del-si.__ X.esas tradiciones laborales.s@_manifestaron cuan- . el Estado dejo sentado que no interferiria con el tra- jo femenino doméstico, mientras. que aumentaba la vi- —_ ancia del trabajo femenino fuera de ese ambito, ex- pto cuando estaba sujeto a regulaciones familiares. @ este modo, la prostitucion inducida por ja familia po- ' sido ilegalizada. Sin embargo se /a toleraba. imente, en los primeros afios del presente siglo, judas voces se alzaron en el Congreso Argentino a fin @ regular el trabajo industrial de mujeres y nifos. La le- islacién amparandolo se sancionéd en 1907, pero solo on aplicacion a las empresas de la Capital Federal. ientras tanto, cada provincia era libre de legalizar la rostitucién e ignorar o regular el trabajo de las mujeres mildes a través de leyes de conchabo o vagancia. Pa- 'S y maridos podian forzar a trabajar a sus dependien- res, incluso en tareas inmorales, Solo cuando fe moditico el Cédigo Civil, en 1926 y 1934, e! Estado pudo obligar a quienes ejercian la patria potestad a con- sentir que sus esposas a hijas dispusieran de sus sala- tlos y eligieran su trabajo. Sin embargo, y atin después je 1934 no habia garantia de que un padre o marido icumpliera esas leyes salvo que fuera llevado a la Corte sbora, 1958:149-57). Finalmente, en diciembre de ; el Estado legisié sonre la prostitucién declarando el! control oficial de la prostitucién ilegal en toda la Na- cién. ente que la patria potestad fue el mecanismo legal y ‘ocial utilizado por los jefes de familia para conservar la utoridad sobre los miembros de la misma. La patria po- se utiliz6 tanto en forma legal como ilegal para 62 Bes ~~ : ocupaciones para esposas e hijos, o para mante- ra los miembros de la familia fuera de la fuerza de isponible. El examen del material de archivo de- muestra, sin embargo, que la mujer, tanto camo e! ham- bre, utilizaba su autoridad parental en forma perversa para disponer del trabajo ilegal de sus hijos. A fin de controlar la provisién de trabajo, el Estado ar- gentino establecié disposiciones limitando el uso de la patria potestad, aunque tales restricciones fueron afecta- das por factores tales como clase y regién. Los derechos al ejercicio de la patria potestad por parte de convictos fueron absolutamente denegados y, dependiendo de la regidn, el Estado también desalenté el ejercicio de la prostitucién o simplemente /a ignoré. Al mismo tiempo, aquellos que ejercian la patria potestad tenian mas po- der real de intervenir en cuestiones familiares que el per- mitido por los Cédigos Civiles. Es necesaria una mayor investigacién en los archivos judiciales argentinos para sustentar los hallazgos de es- te ensayo respecto de la aplicacién y variacién del régi- men de patria potestad conforme a circunstancias loca- les tocantes a clase, orden piblico y demanda laboral. mia de la familia de clase baja fue mas clara- @ afectada por tales circunstancias de lo que tue familia perteneciente a la élite, la cual mantuvo una uacién de soberania casi inexpugnable en e! ambito ian también estudiarse ‘otros paises latinoame- nicanos a fin de determinar si la Argentina es un caso ti- pico © excepcional dentro de la historia de la familia en @/ continente. Por tales razones, el analisis regional com- _binado con la utilizacién de fuentes municipales, provin- Gales y nacionales deberia revelar las dinamicas de la interrelacién estado-familia durante el siglo XIX. De esta manera, apareceran nuevas lendencias para proceder al eeiucio de la familia lalinoamericana como asi tambien seria factible abordar tales como el de patria potestad en un contenio Nistérico que considere varianies tales como genera, raza y ase NOTAS _' Traer {1980:22-47) re: r (1980: sume i - : ne Dillard (1984) aa Tar gansnicn helen aap rae on la sociedad urbana castellana oneatie ens slant ese ec os egisiacion familiar hispana en el Nuevo Mun. “Asimismo, por esta ley la - " ley la mayoria de edad ici el hijo en yoria de edad se anticipaba si padres. cuestion lo era de madre viuda o huérfano de ambos ' Archivo Histérico de Cérdaba (Gobi 302, 396, 400): Provinci (Gobierno, 1859, 3:285, 297, CS7O 140. Pata a AE Ay “Universidad Nacional de Cuyo (1 : Matthew Lesher esta informacion’ Pa pe Peete *Podria consultarse al respecto los registros de la Defenso- ria de Menores de la provincia de Buenos Aires. Los mismos se tet depositados en el Archivo de la Nacidn y comienzan en * Algunas domésticag eran encarceladas. Ejemplos de ello pueden hallarse en el Archivo Histrico de la Provincia de Tucu- man, Comprobantes de Contadurla (julio 1870, 176:311, 628). Cada fugada debia servir 30 dias en la carcel. La provincia de Tucuman licaba, en forma regular, estadisticas de fuga, tan- to de hombres coma de mujeres (Guy, 1978: 140, 145n) ” Para Salta durante los afios 80 ver Sola (1889:413) *Maria Eugenia Fernandez, Juez Pea, Escribano Godoy, Legajo, 2, Lewa F, N* 28, Archivo General de la Nacién Argenti- na duzgado de la 1 Instancia, 1823). Agradezco a Hugo Vaini- kolf por su gentil atencién en sefalarme este documento Carta de Peru Diaz al Jefe de Policia, Buenos Aires, julio 16, 1850, Archivo General de la Nacién Argentina (Policia, co- rrespondencia particular, 1850): Ley del 7 de mayo, 1875. Actas Municipal de*Buenos Aires (1875: 2: -37). Pe eEsar D Nes $e citaban en el caso de la ley de trabajo Esas provisiones : = e Prucumdn, 1877 Cédigo Policial (Provincia de Tucu- man, ilacion, 1877: 369-70) "El Congreso Argentino promuigé la ley conta la explota- cién en 1919 a fin de ‘eliminar la trata de blancas en la Argenti- na, Entre los castigos que se imponian figuraba la pérdida de la patria potestad si la persona involucr en el crimen ara of progenitor (Republica Argentina, Camara de Diputados, 13) : 3:32 1-34); véase tambien Boletin Abolicionista, Diciembre 1 98-99) Oo ae celica Argentina (1898, 2:22) Estas estadisticas $9 re fieren a rasidentes por sobre los 14 ahos de edad. La ley 1875 puede hallarse en Buenos Aires (1875, 316 33 188s; 20 Republica Ar nang, Pola eo be ata ASS ina 1885 6-9); TOE . = a ey eles de fartila en la prostitueién de judia en Buenos Aires, voase: Bristow (1982 121-22 alec eri ; £ F & ‘ 64

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