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REVISTA MASONICA DE CHILE. 11 EL TESTAMENTO La recepeién del candidato a iniciarse es efectuada en el Cuarto de Reflexiones, para dar comienzo a su preparacién. Cuando nos encontramos en este recinto, siguiendo los ritos de la Orden, debemos contestar tres preguntas que constituyen nuestro Testa- mento; este Testamento, no es el ordinario que en la vida profana nos pre- paramos para la muerte, es un Testamento simbélico que la Orden Ma- sdnica nos exige como condicién previa para ser admitidos en su seno, y, siendo aeepladas nuestras rexpuests, se nos remita a les demés pruebas je Ia iniciacién. Mirando alrededor donde nos encontramos, todo esté dispuesto seve- ramente, hasta el color negro de sus murallas con su leyendas de adver- tencias, Todo este conjunto nos invita a meditar sobre nuestra propia vida, ,A qué hemos venido a este mundo? ;Cual seré nuestro sino después de esta vida? Es, pues, de que nos encontramos en esto acto, en un examen de nuestra propia conciencia, el aislamiento, los objetos funerarios que nos rodean, han forzado a nuestro pensamiento a que se detenga a meditar sobre el principio y fin de la vida, Analizamos répidamente de cémo hemos vivido hasta ese presente, y reflexionando sobre el pasado, nos damos cuenta de la indiferencia’ que hemos tenido para nuestro préjimo, del egoismo de preocupamos sélo de lo que nos beneficia, y, al convencernos de lo initil que ha sido nuestra vida pasada para con nuestros semejan- tes, nace el deseo de remediar nuestros errores, de ser mas humano y de ofrecerle lo mas puro de nuestros sentimientos, bondad, unién, fraterni- dad, como un desahogo para nuestra alma, Hemos sentido la necesidad de cumplir los deberes sagrados que nos impone la humanidad. ‘Nos hemos reconocido a si mismos, nuestra vida hasta ese momento ha pasado indolente y defectuosa; ahora, debemos darnos a conocer para ser juzgados por los hombres seleccionados por sus virtudes, que forman ta Orden, y de quienes pretendemos compartir con ellos, y ser aceptados en su Tempio; y, al instante al contestar la altima pregunta, nace la duda si serdn lo suficientemente exactas nuestras respuestas para exponer, la sin- ceridad de nuestra alma. En este trance, acabamos de experimentar una transformacién de nuestro aspecto o forma de vivir; se ha producido la cesacién o destruc- cién de nuestro actos vulgares y, viene el renacimiento o transformacién a un ser superior, a un ser moral despojado de toda vanidad y orgullo, consciente de que debemos practicar el bien, sentimos anhelos de digni~ ficamos, olvidar nuestros vicios y ser en adelante util al préjimo. En resumen, el Testamento Masénico, es una concepeion moral para gue el candidato que ambiciona ser Masén, al conocerse a si mismo sus defectos, se despoje de toda vanidad y ambiciones terrenales, y bajo esta recapacilacién, con conciencia de sus actos, pueda convertirse a una vida mejor, en la que se practican los postulados eternos, (honor, moral y sabi- Guria, emblema de los hombres justos y amantes de sus semejantes. Ser un buen Masén, JH Resp. Lo, N.o 85

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