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Parasitología
Parasitología
Blastocystis hominis
(Blasto: célula en división)
Agente causal de: Blastocistosis.
Antecedentes
Blastocystis hominis fue descrito en 1911 por Alexeieff como un quiste de
Trichomonas, al que le asignó el nombre de Blastocystis enterocola y lo ubicó como una
levadura comensal del tubo digestivo. Un año después, en París, Emile Brumpt observó
Blastocystis en heces humanas y también los incluyó entre las levaduras, pero cambió
su denominación por Blastocystis hominis. Ziert realizó múltiples estudios, llamó la
atención de médicos y biólogos hacia este organismo, y lo reclasificó en 1967 dentro del
reino Protista, subreino Protozoa y phylum Esporozoa basado en la observación de
esquizogonia; posteriormente lo cambió al phylum Sarcomastigophora.
La revisión del Sistema de Seis Reinos, realizada por Cavalier Smith en 1998 con el
empleo de la biología molecular, ubica a B. hominis en el reino Chromista, subreino
Cromobiota, infrareino Heterokonta, phylum Bigyra, subphylum Opalinata y clase
Blastocystea. Esta clasificación coloca a B. hominis como el primer Chromista
parásito del hombre.
Morfología
Es un protozoo polimórfico que durante su ciclo biológico pasa por seis diferentes
estadios: ameboide, avacuolar, vacuolar o de cuerpo central, multivacuolar, granular y
quística, que varían de forma y de tamaño (2 a 200 μm).
Epidemiología
B. hominis es el parásito intestinal más frecuente en las heces humanas, aceptado por el
CDC (Centros para el Control y Prevención de Enfermedades) y la OPS como un
patógeno potencial. Es de distribución cosmopolita, y su incidencia y prevalencia ha
aumentado en los últimos 10 años. Se estima que infecta a más de 1.000 millones de
personas en el mundo y es más alta la prevalencia en las zonas tropicales y subtropicales
de países en desarrollo. La infección humana se asocia con la falta de higiene personal,
un saneamiento deficiente, el contacto con animales y el consumo de alimentos o agua
contaminados.
Mecanismos de transmisión
Las formas parásitas e infectantes son eliminadas en las heces; por lo tanto, se trata de
una transmisión fecal-oral relacionada con malos hábitos higiénicos y contaminación de
agua y alimentos. No se ha determinado cuál es la forma infectante, pero podría
corresponder al quiste o a la forma vacuolar o de cuerpo central.
Ciclo biológico
En general, los autores consideran que la reproducción es por fisión binaria, pero
algunos proponen esquizogonia y plasmotomía. Se reconocen tres fases en el ciclo de
vida: forma ameboidea, que se observa sólo en los medios de cultivo, fase de cuerpo
central o vacuolar, muy abundante en las heces recientes, y quistes.
Manifestaciones clínicas
B. hominis está presente en pacientes con síntomas gastrointestinales y en individuos
sin sintomatología intestinal. Los principales síntomas son:
Diarrea en 50 a 70% de los individuos, que se autolimita en inmunocompetentes
de 3 a 7 días con heces líquidas, con poco volumen y muchos parásitos, y en
inmunocomprometidos (SIDA, diabetes, leucemia) se prolonga de 1 a 6 meses.
Dolor (60 a 80%).
Distensión abdominal (30 a 35%).
Tenesmo (30 a 40%).
Náusea, vómito (10 a 25%).
Meteorismo.
Hay hasta 46% de asociación entre síndrome de colon irritable (SCI) y B. hominis. Esto
ha permitido proponer que debe descartarse blastocistosis en casos de abdomen agudo,
SCI y apendicitis.
Diagnóstico
Criterios de patogenicidad:
1. Número de formas de cuerpo central por campo microscópico.
2. Tamaño de las formas de cuerpo central.
3. Exclusión de otros agentes infecciosos.
4. Respuesta al tratamiento.
Basado en estos criterios, Devera (2000) realizó un estudio en niños y adultos
venezolanos y concluyó que las manifestaciones clínicas son más frecuentes cuando el
parásito es más abundante y de mayor tamaño
Menciona que es difícil cumplir el criterio 3, pues sólo fueron excluidos otros agentes
parasitarios intestinales y se obtuvo una respuesta clínica y parasitológica favorable en
85% de los casos.
En las heces podemos identificar fase ameboidea, de cuerpo central o vacuolar y quiste.
La fase ameboidea es muy lábil y escasa, <1% en las heces recientes; por lo tanto, no es
utilizada como una forma diagnóstica. Algo similar sucede con la fase de quiste, que se
localiza sólo en 4%, pues el tamaño pequeño dificulta la identificación. El 95% de las
formas encontradas en las heces corresponde a la fase vacuolar o de cuerpo central.
Tratamiento
Para algunos médicos, éste sólo se justifica cuando se presentan síntomas
gastrointestinales sugestivos de blastocistosis, otros lo consideran un organismo no
patógeno, y son pocos los que establecen una valoración clínica con la administración
de un fármaco específico.