You are on page 1of 7

República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del poder popular para la Educación

Universidad Bolivariana de Venezuela

Valencia – Edo. Carabobo

Derechos Fundamentales

Profesor: Iris Martínez Triunfador: Emmanuel Tortolero

Valencia, Junio, 2023


Derechos fundamentales y el principio de igualdad

¿Qué es el derecho a la igualdad?

Es el derecho de todos los seres humanos a ser iguales en dignidad, a ser tratados con
respeto y consideración y a participar sobre bases iguales en cualquier área de la vida
económica, social, política, cultural o civil. (Fernández, 2017) En la identificación de
las expresiones graves de la discriminación, encontramos dos causas estructurales que
dan origen a ésta: a) por un lado desigualdad económica y pobreza y b) por otro,
factores socioculturales que se traducen en una desigualdad de trato y oportunidades.

Al considerar la primera de las causas, podemos entender a la discriminación como un


concepto sociológico, que se traduce en: Una conducta, culturalmente fundada,
sistemática y socialmente extendida, de desprecio contra una persona o grupo de
personas, sobre la base de un prejuicio negativo o un estigma relacionado con una
desventaja inmerecida, y que tiene por efecto (intencional o no) dañar sus derechos y
libertades fundamentales.

La discriminación tiene como resultado, la negación de derechos y libertades


fundamentales, que imposibilitan la igualdad real de trato y oportunidades y con ello el
pleno goce y ejercicio, precisamente, de esos derechos y libertades, como la salud, el
trabajo, la educación, procuración de justicia, entre otros. El derecho a la no
discriminación es el derecho de toda persona a ser tratada de manera homogénea, sin
exclusión, distinción o restricción arbitrarias, con el fin de que sea capaz de aprovechar
plenamente el resto de sus derechos y libertades fundamentales y el libre acceso a las
oportunidades socialmente disponibles.
¿Por qué derecho a la igualdad y no discriminación?

Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, y con el convencimiento de que un marco


común de normas era necesario para el desarrollo y la convivencia, la comunidad
internacional decidió regular las acciones comunes de los Estados y proteger a las
poblaciones sobre la base de un régimen de derechos. La Declaración Universal de los
Derechos Humanos de 1948, marca el inicio de una larga serie de encuentros y debates
que han llevado a la celebración de un conjunto de acuerdos referentes a la protección
de las poblaciones y al reconocimiento de derechos, fundamentalmente el de igualdad y
no discriminación. El artículo 1° de la Declaración Universal de los Derechos Humanos
de la ONU reconoce que “Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y
derechos”, de igual forma los artículos 23 y 74 de la misma declaración, avalan el
principio de igualdad.

Dentro de este marco, la comunidad internacional ha mostrado un particular interés


en garantizar el derecho a la igualdad y a la no discriminación, cuya primera definición
la encontramos en el Convenio formulado por la Organización Internacional del Trabajo
en el año 1958, el llamado Convenio 111, sobre la Discriminación (Empleo y
Ocupación). La definición allí formulada fue tomada posteriormente en la Convención
relativa a la Lucha contra las Discriminaciones en la esfera de la Enseñanza, del año
1960. Luego fue mejorada en la Convención Internacional sobre la Eliminación de todas
las Formas de Discriminación Racial.

Por otra parte, en la Declaración Americana de Derechos y Deberes del Hombre


(Art. 2); en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos [Arts. 2 (1), 3, 20 (2);
23 (4), 24 (1), 26], en la Convención Americana de Derechos Humanos [Arts. 1 (1) (2),
13 (5), 17 (4) y 24] y en el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales [artículos 2(2), 3,10 (3), ], se introduce de manera expresa el principio de
igualdad, así como la prohibición de discriminación.
Con este mismo espíritu, el principio de igualdad de tratamiento también figura en la
Constitución de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)9 y en la Declaración
de Filadelfia de 1944, que señala: “a) Todos los seres humanos, sin distinción de raza,
credo o sexo tienen derecho a buscar su bienestar material y su desarrollo espiritual en
condiciones de libertad y dignidad, de seguridad económica y en igualdad de
oportunidades”.

Derechos civiles y el principio de corresponsabilidad

El principio de la corresponsabilidad insta a la sociedad civil a formar parte del


establecimiento de nuevos roles, nuevas obligaciones, nuevos derechos y herramientas,
apegados a la legislación venezolana, ya que el ciudadano tiene el derecho a participar
libremente e involucrarse en todos los asuntos públicos del Estado; es decir, formar
parte activa del proceso de democracia participativa, protagónica y de igualdad; y a su
vez, el Estado es el garante y facilitador de la consolidación de los derechos y deberes
de la sociedad civil en los asuntos públicos.

Estos nuevos procesos de consolidación son ejercidos a través de los cinco Poderes
Públicos, cada uno tiene un rol específico dentro de la gestión y Administración
Pública; su regular monitoreo conlleva a la eficacia y eficiencia e impulso social del
país y erradica la corrupción, que es una acción que lleva a la destrucción social.
Nuestro país se rige por un conjunto de leyes emanadas de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, las cuales contemplan los deberes y derechos que
forman parte importante del ciudadano, dichas leyes se rigen por principios que no son
más que normas impuestas por el hombre para impulsarlo a desarrollar un buen
comportamiento social.
El cumplimiento de los principios impulsará a disfrutar de una verdadera y absoluta
paz social. La corrupción es la acción humana que transgrede las normas legales y los
principios éticos. En pocas palabras, la corrupción es el incumplimiento de manera
intencionada de los principios y reglas, esta acción puede encontrase en cualquier
contexto, es por ello, que se establecen ciertas normas y principios dentro de una
sociedad para evitar tales situaciones que afectan negativamente a una población.

Es importante tomar en consideración que una de las ramas del Poder Público, es el
Poder Ciudadano, que se ejerce a través del Consejo Moral Republicano, integrado por
la Defensoría del Pueblo, la Fiscalía General de la República y la Contraloría General
de la República; estos poderes se encargan de supervisar, controlar, defender los
derechos de los ciudadanos y hacer cumplir las leyes, para prevenir, controlar, evitar, y
de ser necesario, sancionar ciertas irregularidades que se suscitan en diferentes entornos
del sector público; pero para llegar a lograr el debido proceso es necesario tomar en
cuenta el principio de corresponsabilidad, que es la función de control compartida entre
el Estado, los integrantes del Sistema Nacional de Control Fiscal y los ciudadanos; este
es un compromiso compartido, que cumple con el nuevo modelo de control
protagónico- participativo establecido en las leyes venezolanas.

Es por ello, que los Órganos de Control Fiscal promueven activamente la


capacitación de los ciudadanos en lo referente al sistema de leyes orgánicas del Poder
Popular y del Control Fiscal, para que estas sean puestas en práctica y permitan al
pueblo soberano empoderarse para ejercer el control social, denunciar y, si es necesario,
sancionar. Sin embargo, estos procesos solo se logran con el apoyo mancomunado de
los organismos del Estado y los ciudadanos, ya que a través de estas solicitudes, se crea
un estado de alerta para que los órganos competentes puedan trabajar en función de lo
expuesto por el pueblo, y alcanzar la transformación ciudadana con valores y principios.
Derechos políticos y el principio de participación

Es el derecho de cada uno de los ciudadanos a participar en la dirección de los


asuntos públicos, votar y ser elegidos en elecciones periódicas, justas y auténticas y
tener acceso a la función pública, en el marco de procesos democráticos basados en el
consentimiento del pueblo que garanticen su goce efectivo junto a la libertad de
expresión, reunión pacífica y asociación, cualquiera sea la forma de constitución o
gobierno que adopte un Estado.

La participación es el derecho a través del cual el poder político puede actuar de


forma democrática, garantizando que la libre expresión de la voluntad de los ciudadanos
sea el límite y origen de la legitimidad de su ejercicio, así como asiento de las
decisiones sobre los asuntos públicos, en virtud de sus funciones y facultades para
cumplirlas. Es la participación el medio para que los ciudadanos y sus organizaciones
puedan expresar su libre voluntad sobre las cuestiones de bien público y aspiren a una
carrera de servicio en el desempeño de funciones en cualquiera de los organismos del
Estado, de acuerdo con el principio de igualdad de condiciones.

El ejercicio efectivo de la participación requiere del respeto a los siguientes principios


democráticos básicos:

 Que la Constitución y las leyes subordinen el poder público a la soberanía


popular.
 Que la voluntad de la mayoría esté limitada por los derechos de las minorías.
 Que los poderes públicos estén separados y gocen de independencia y equilibrio.

 Que los representantes de los órganos ejecutivos y legislativos sean elegidos


libremente de forma periódica, por sufragio universal, directo y secreto.
 Que las decisiones públicas sean descentralizadas y regidas por normas de
máxima publicidad y transparencia.
Para el ejercicio del derecho a la participación es necesario que la organización y el
funcionamiento del Estado sea democrático, lo cual significa lo siguiente:

 Existencia de espacios y mecanismos de participación a los cuales todos los


ciudadanos puedan concurrir libremente, sin restricciones burocráticas ni
discriminación.
 Acceso a decisiones de manera informada y que éstas sean sometidas
regularmente al debate y al escrutinio de los ciudadanos.
 Disponer de procedimientos de examen exhaustivo y oportuno de denuncias,
peticiones, reclamos y quejas de los ciudadanos.
 Respeto a la participación autónoma e independiente, sin presiones ni injerencias
en los procesos donde los ciudadanos deben decidir por ellos mismos.

You might also like