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CAPITULO 1 INTRODUCCION REFLEXIONES SOBRE DERECHO Y PODER uM I Este libro tiene ‘su origen en una serie de conferencias dictadas por Otto Kahn-Freund (su autor originario) en la Fundacién Hamlyn en 1972. En cuanto conferenciante de la Fundacién Hamlyn, a Kahn-Freund se le encomendé la tarea de explicar una rama del Derecho del Reino Unido compardndola con las institu- ciones y principios correspondientes de otras naciones. Es lo que este libro trata de hacer, destacando al propio tiempo, cuando pro- ceda, cualquier tipo de apoyo que la legislaci6n y los tribunales ha- yan podido prestar al desarrollo de las relaciones laborales en este pais, especialmente a través de una'politica de autocontrol, que, en determinados momentos, ha constituido un'signo de distintivo de nuestro Derecho con mucha més propiedad que en ninguna otra na- cin. No obstante, cualquiera que contemple la historia y la estruc- tura del Derecho del Trabajo se dara cuenta de la/tensi6n existente entre las demandas sociales que entrafia la relacidn de trabajo y el espiritu y posibilidades del common law] La formacién de un siste- ma disciplinado de relaciones laborales que (si se compara con otros pafses) atin conserva hoy un razonable grado de eficacia, fue uno de los grandes logros de la civilizacién britanica. Este sistema de re- laciones laborales descansa sobre un equilibrio entre las fuerzas co- lectivas de los empresarios y de las organizaciones sindicales. A su mantenimiento se ha dirigido la politica legislativa durante los ulti- mos cien afios aproximadamente. El bienestar de la nacin ha de- pendido de su continuidad y de su reforzamiento. Sentimiento que se espera sea compartido por todos los partidos politicos represen- tados en el Parlamento. Sin embargo, el common law es ajeno a Escaneago con vamSca ay : ly a aaprig entre fuerzas colectivas, RE libri al Vas. Reta; : Mth su debilidad al propio tempi a ce ag ui 0s ul ’ ria 00 18 TE a9 va mas all oceact civiles ine 28 meee cree idO8Y Pgs de tos Proce ingleses "ip, centre 1M aracterisll op esté rel resentado ante los tribunay de * caractertsticas personales do 8. Bau, que ancl sélo las explica el hecho incuestig’ ie s ‘ es lo qu lestionayy oo ; juice ‘4 tribunales al a de las Tela - quel® aorta haya sido minima. eed tuna serie qe 5° Jectivas de trabay ncia el Parlamento tenido que inten jones de vital Mf equilibtio que habia resultado alterado ett ara rest bs capaces de ejercer la mas nociva influencig S le. cisiones es ital y trabajo- Por todo ello, este libro no ow By re jones ent ae relent al common la | Derecho del Trabajo es importante acepr lel common law, eS igualmente importante Ge 5 limitaciones que el Derecho en Seneral tiene en este area, como en cualquier otra. oi ordenamiento que regula ls relaciones laborales constituye una de las ramas mds Importantes tel Derecho; es la base juridica sobre la que la gran mayorta de ynas obtienen su medio de vida. sin dominar sus principios, na. re deberia ser calificado de jurista, ni en el campo profesional gj de dRerreno académico. Pero el Derecho s6lo puede contribu de forma modesta al desarrollo del nivel de vida de los individuos. En algunas materias su contribuciGn es crucial. El campo de la Seguri- dad e Higiene en el trabajo es un ejemplo obvio, pero incluso aqui hay que hacer notar sus limitaciones. Por el contrario, la determi- naci6n, nominal o teal, del nivel de salarios y de las condiciones de trabajo, que son los temas basicos, s6lo marginalmente pueden ser influenciados por las normas y las instituciones juridicas,y esta ob- viedad es tan vilida en una sociedad comunista como en una soci dad capitalsta. La legislaci6n sobre salarios minimos no debe set eeirp? ues puede hacer y ha hecho mucho en este pay scala social, Tapeh eee los uiltimos peldatios ae Jativas que establecen u rc} ; rian menospreciarse las medidas ae bajadores frente a un aittiogs arantizado para proteger i f _tuaciones del mercado 0 nso de sus ingresos ape na ir s a situaciones ji is Pe influer i nes imprevistas. Nes nas margnales del Derecho en el brenestar de ls individu® si i : su marginalidad se aprecia con toda nitidez en épocas de recesio® Si para entender el tas imitaciones 4 prender las propi Escaneago con CamSca Reflexiones sobre derecho y poder a ccondmica. Este bienestar dey pende, en pri i 7 Sviied del trabaloaie, primer término, de la pro We, a su vez, es en gran medida el resultado del desarrollo tecnolégico, En Segundo lugar depende de las fuer- zas del mercado de trabajo, Sobre las que el Derecho tiene tan slo una influencia minima. Depende, por diltimo, del grado de efecti- vidad de la organizacién sindical de los trabajadores, tema en el que la contribu i6n del ordenamiento jurfdico es igualmente mo- desta. Si la funcién del jurista y la del legislador es importante, mu- cho més lo es la actuacién del ingeniero y a de cientifico, o 1a de experto en organizacién industrial. El Derecho es una fuerza de im- portancia secundaria en las relaciones humanas y, especialmente, ) cn las relaciones laborales, EI arigen de este libro en las conferencias de la(Fundaci6n Hamlyn/afecta también a su contenido y método de aproximacién. Este no es un manual de Derecho del Trabajo y, por ello, muchas materias importantes —tales como la organizacién del mercado de trabajo o los problemas de formacién profesional y aprendizaje— no son objeto de estudio. [Es éste un libro sobre relaciones colecti- vas de trabajo y sus normas reguladoras, mas que un libro sobre de- recho individual del trabajo. Las materias que se han seleccionado como centrales son las relativas a las fuentes de donde emanan las normas reguladoras de las relaciones laborales, diferentes cuestio- nes de hecho y de derecho referidas a los convenios y acuerdos co- lectivos y algunas de las normas juridicas aplicables a los sindica- tos,-a los conflictos-entre éstos y sus afiliados, o a los surgidos en- tre los sindicatos y los representantes de los empresarios. De forma inevitable las Leyes sobre Sindicatos y Relaciones de Trabajo de 1971, 1974, 1975, 1976, 1980 y 1982 deben ocupar un lugar central en este estudio de Derecho del Trabajo, pero no vamos a analizar- las en detalle, salvo cuando sea imprescindible. Por el contrario, nos centraremos en los principios basicos subyacentes en la legisla- cién laboral, y lo haremos a la luz de la historia y la estructura de las relaciones laborales y del Derecho del Trabajo en este pais. No faltan estudios doctrinales sobre las nuevas leyes y sobre Derecho del Trabajo en general. La finalidad de los estudios auspiciados por la Fundacién Hamlyn, que fueron el punto de arranque de cuanto sigue, era plantear una visién panordmica de los problemas y esto €s lo que este libro trata de hacer. Escaneago con CamSca a I ica de regulacion del pog, : eto ese TEE ho del Trabajo come, cr Detees vida PAPA dentamicnto juidico, BI po lS pa fi ores de cane Ja conducta de otros— se Sian “ae as ‘sit ' ieda le ant enc ose No pues Eualmente dre ipordinacidn de algun tides eM PtO8 ag send algunt Sci, sin personas investidas de fa fy tm Sn mando Y bs ‘fe tomar decisiones. La potestad de determin, iy de litar normas ye establecer normas y de tomar decisiones sa tinea politic nto es uh poder social. Sus fundamentos son ee rar su cumplimicl el prestigio personal, la tradicign, 1, ¢™ : la riqueza, © F Raa > la fuer. dole dap oes otras, la simple inercia. Las leyes Pueden, en oe a se apoyath, restringirlo e, incluso, crearlo, pero las : sioncs. ; it ley la principal fuente de poder en la sociedad. YES no son la Trabajo esté en gran medida conectado con este ésico fenémeno del poder social. Dg —lo que es Importante— se conecta con dicho poder con independencia de la Participacién que el propio Derecho haya tenido en su establecimiento. Es este un punto cuya importancia hay que acentuar de manera especial, Es. tamos hablando de mando y obediencia, de potestad normativa, de toma de decisiones y de subordinacién. Como fenémenos sociales, el poder de mandar y la sujeci6n a dicho poder son idénticos, tanto si el poder se ejerce por una persona investida de una funci6n «pi- blica», cual es un funcionario de la Corona o una Autoridad local, como si se ejerce por una persona «privada», como, por ejemplo, un empresario, un directivo sindical o un propietario que regule la conducta de sus arrendatarios 0 inquilinos. La subordinacién al po- der y la naturaleza de la obediencia’no difiere por el mero hecho de distinguir entre relaciones «sociales» 0 «privadas» y «legales» 0 eee, Es un grave error establecer una contraposicién entre eae ve Pasay contemplando la una en términos de coat eas wrk pa ese error es fatal. Es el producto . lad como conglomerado de individuos 600 : ee ‘auales, del miope olvido o de la negativa deliberaés Slo de lg in nniPal caracteistica de todas las sociedades, ¥"™? Ube srs, Cual es la desigual distribucién de! poder lidad de la subordig,gs’ °° #!8una medida, debe hacerlo— Ia 1° 4 subordinacién tras fa pantalla conceptual de Jos conta El Derecho del Escaneaago con CamSca Refleriones sobre derecho y poder ” tos, que considera coneluidos entre i en parte la propensién de fos juristas que encierra el reparto det guales. Quizds esto justifique JOS jurists a tratar de ignorar la realidad poder en la Sociedad El objetivo principal del Derecho del 1 ferent ariel el pone Presarios («managementy) y el Fstoetrminon (management laos oes eared abou). y «wor- er» indistintamente para designar a quiénes trabajan mediante un contrato laboral, con independencia de la naturaleza de su trabajo y del lugar que ocupan en la escala jerdrquica de la correspondiente empresa o servicio pablico. En tal sentido ambos términos son sinénimos y tienen el mismo significado que la expresi6n «servant» uti- Jizada por el common law. Existen muchas (y divergentes) definiciones legales de «workman», Para una definici6n legal de «employee» y «worker» cfr. la Trade Union and Labour Relations Act 1974, articulo 30.1; 1a Employment Protection Act 1975, articulo 126,1; el tiltimo de los términos citados implica un status, es decir, la situa- ci6n de la persona que trabaja 0 normalmente lo hace o trata de hacerlo mediante contrato de trabajo, o contrato de prestacién de servicios, o es empleada por 0 para tun departamento de la Administracién. Escaneago con VamSca ‘Woda, ' oy £ cabe pensar, Por ejemplo, on 4, . por ej nd oF i i 5 "i supueste eriencia, un cientifico de Primer icing pro rango Y £18 ON Tete cualificado, a quien ontea ae a ee iad; por decito en un, ager, ind de sustituit sat relacionados con los que Alan Ta, 56 0 restos rela A 05 fiom pre de ae de funciones de alta independengi . a de, jctentadores roles) °. Para nuestros Propésitos tal cc, n iscretion : les : ! a por ello, ee gn 6] Presente Context 5 eos 600 aii vidualmente considerado in Normalmente ie trabajador i diciones que el empresario le ofrece, Del lado dele aceptar las aaa suma, el poder es un poder colectivo, El empr tbo simente considerado representa una acumyy re " ; aCi6n sitio india ales y humanos; en este sentido, sociolgg; <0" de recursos mate! x" sicamente la empresa es en si misma un «poder Colectivoy, Si un hablando, bajadores (Ilmese sindicato 0 de cualquier Otra for. ene empresario, estamos entonces ante una ne Saar ycatidades colectiyas siondp ambas, o Pudiendo al me. an detentadoras de poder. Pero la relaci6n entre un empre. sario y un trabajador aislado es tipicamente una relacién entre un detentador de poder y quien no detenta poder alguno (@ bearer of power and one who is not a bearer of power). Se origina como un acto de sumisién que en su dinémica Produce una situacién subor. dinada, por més que la sumisién y subordinacién puedan ser disi- muladas por esa indispensable ficci6n juridica conocida Por «con- trato de trabajo». El propésito fundamental del Derecho del Tra- bajo siempre ha sido, y nos atrevemos a decir que siempie lo ser, consituir un contrapeso que equilibre la desigualdad de poder ne- gociador que es necesariamente inherente a la relaci6n de trabajo. La mayor parte de la que llamamos legislacién protectora (protec- ¢s decir, legislacion sobre empleo de mujeres, ni- minas, fabricas y oficinas; so- Hemos dicho que to, herent ala relacion de open antecede es ate ajo. Los ital no pue —_ Tecursos del capital no pi * Alan Fox, op, PP. 57 §5,, on'ecns JOM Cont i 5 14), '+ en especial inp, g1. "Work, Power and Trust Relations» (1974) Escaneago con CamSca jones sobre derecho y pod Reflex ¥ poder 3 gor utilizados por nadie (ya se trate de u i - blica) sin ejercer un poder de mando ee Sea Ease e afirmacién obvia o, al menos, deberfa serlo, En cualquier caso, no se conoce ningtin sistema juridico que haya intentado sustituir las relaciones subordinadas por relaciones de coordinacién. Excepcién hecha de las empresas unipersonales, los fines econdmicos no pue- den lograrse sin un orden jerdrquico dentro de fa unidad producti- va. No puede haber relacién de trabajo sin un poder de mandar y un deber de obedecer, es decir, sin este elemento de subordinacién en el que los juristas correctamente ven la nota fundamental del ‘contrato de trabajo». Sin embargo, el poder de mandar y el deber de obedecer pueden ser regulados. Un elemento de coordinacién puede ser introducido en la relacién de trabajo. Coordinacién y su- bordinacién son principios graduables, pero, por fuerte que sea el elemento coordinacién, siempre existird y deberé existir un residuo del poder de mando. Asi, «cudindo» y «dénde» se realiza el trabajo deben en principio decidirse por el empresario, pero las leyes pue- den limitar el poder directivo en lo que se refiere al tiempo de tra- bajo, prohibiendo el trabajo nocturno o en domingos, y en lo que respecta al lugar, tratando de evitar el hacinamiento de los traba- jadores y otras condiciones insalubres de trabajo. Més atin, las le- yes pueden crear mecanismos que aseguren la efectividad de esas normas y pueden proteger al trabajador que reclama su cumplimien- to. De esta forma las leyes limitan la esfera del deber de obedien- cia del trabajador y extienden la de su libertad. Esta fue, sin duda alguna, la funci6n originaria del Derecho del Trabajo y durante mu- cho tiempo su funcién mas importante. Pero el més elemental co- nocimiento de la historia de las relaciones laborales en este pais y fuera de él Ileva a la conclusién de que las leyes, por si mismas, no son muy eficaces en estas materias. Durante siglos, el Parlamento intentd, primero en un mimero creciente de sectores y luego con ca- racter general, evitar la competencia desleal, proteger la econo monetaria mediante la prohibicién del pago de salarios en especie, asf como acabar con invenciones empresariales, como el «tommy shop», que trataban de impedir a los trabajadores el ejercicio de cualquier tipo de opcién de las que la Sociedad otorga a los consu- midores °, Pero, a pesar de que la Truck Act de 1831 impuso a quie- ida a los trabajadores de la lana, promulgada en 1464, Todas esas normas se enumeran en la ley de 1831 (1&2 Will.4.c.36), que las derog6, Vid. el Informe del Comité sobre Truck Acts (Informe Karmel) 1961, pa- ragrafo 4. Escaneago con CamSca @ Intro, Ie 1 les ”, el deb oy adores manuales *, cher de jeabsan traba) legal y prohibis tajantem,e°8° de nes emp veda de curso legal 4 Men; eof ng fries en oi pruchas clarfsimas de que éstas “tom, * exis shop. © ‘como Ia imposicién de multas de habe.’ Précgc? prohibids. tale: sta bien entrada la segunda mitag ga” Ont, ren evstiendo ast que el Parlamento contribuyg 4 me rene" te golvié completamente el Probiema, aj O°" lag, tuacidin, PEM Tama de InspecciGn dirigido a Barantizar gf en 1867 am Saladin social ®, Cuando las Organizacig, rent de ey fuerza o su debilidad dependen en Sind, cals son Ebi vy ntrolables por el Derecho las leyee tt Me. ida de el por bien intencionadas que sean bieg a das del Parl escasa influencia para modificar iy Telacion oe trabajadores y empresarios. Las leyes cumplen pe a ites funciones en las relaciones de trabajo, pero son funciones ‘ndariae si se comparan con el impacto del mercado de traba (oferta y demanda) y, lo que es mas importante, con la creacign es. ponténea de un poder social por parte de los trabajadores, que gn va de contrapeso al de los empresarios. Incluso los mas eficaces Ins. pectores pueden hacer poco si los trabajadores NO se atreven a de. uncial las infacriones de la legslacién que aquellos tienea’; mision de hacer cumplir. Las Truck Acts y otras leyes Protectoras comenzaron a ser efectivamente aplicadas cuando ja Organizacién sindical dio a ls trabajadores la fuerza necesaria para exigir el cum, Plimiento de los standards legales y la legislacién moderna confi, ma este hecho. En ella se faculta a los sindicatos legalmente reco. nocidos " a designar entre los trabajadores de una empresa unos ftepresentantes de seguridad» (safety representatives), quienes de- ben cooperar con el empresario en el establecimiento de medidas de higiene y seguridad en el trabajo, controlar la eficacia de las mis mas y, si es necesario, exigir la designacién de un comité perma- mente de seguridad !2, Lag leyes, por supuesto, generan sus propias Concretamente quienes trabz i sfc sn el primitive artelo 19 dels Truck dey Iga een € 105 oficos especiticados en ep fc h 7 » Posteri iti 1 articulo 2 de Truch Amendment het ney sterlormente sustituido por el f Muck Act Fa Aa 1831, articulo 2, Mi i. la «Transactions and Regul ‘ations of Coal, ete. Mi ners of Great Britains ofthe National Associations of Coa, et= MF (641926), p31 morgen (186), ctada por Webb, eindustial Demoz#? Track. ‘Amendr Kar Ime, parépafo 8, "41887 (Ley Bradlaugh), articulo 13.2. Vid. Informe 1, Vid. infra, Cap, 4, Mealth and Safety ax Work Acy 1974, ariculo 2, apartados 4, 6 y 7. EL apa tscaneaao cor CamSca efesiones sobre derecho y poder ‘3 sanciones administrativas, penales y civiles, cuyo impacto no debe menospreciarse, pero en lo que respecta a las relaciones laborales, Jas normas legales carecen a menudo de eficacia, si no se encuen- tran ademas reforzadas por sanciones sociales, es decir, por el po- der equilibrador de los sindicatos y demas organizaciones de traba. jadores expresado a través de la consulta y negociacién con el em- resario, Y, en tiltimo término, si ésta falla, mediante el cese con- certado del trabajo. Las leyes tratan de limitar el poder de mando de los empresarios. Su éxito en este punto depende del grado de organizacion de los trabajadores. Las leyes tratan igualmente de li- mitar el poder de los sindicatos. Hasta qué punto pueden conse- guirlo, depende de la actitud de los empresarios. Hemos dicho antes que es dificil ubicar la sede del poder del lado de los trabajadores. El poder de contrapeso de éstos no equi- vale a poder sindical; pero, incluso si asf fuera, el problema seria mucho mas complejo. ,Quién posce el poder normativo y el poder de decision dentro del movimiento sindical y dentro de un deter- minado sindicato? El problema es estrictamente andlogo al que se suscita del lado de los empresarios. Aqui, en el lado sindical, tam- bién tenemos ineludiblemente una relacién de subordinacién, de mando y obediencia. ;Hasta qué punto, entonces, la subordinacion del individuo al poder normativo y decisor del sindicato queda mi- tigada por su participacién en la creacién de esas normas y en la toma de esas decisiones? ;Cudnto hay de realidad en el derecho de- mocritico de los sindicados de participar en tales procesos? Y —cuestiGn diferente, pero conexa— {d6nde se toman las decisio- nes; a escala central, regional o por ramas locales? O, fuera de es- tas ramas locales, en el centro de trabajo, por los representantes sindicales 0 por la «democracia directa» del «grupo de trabajado- res» con ayuda del representante sindical, 0 quiz4 en oposicién al mismo? ", Un sindicato, al igual que una sociedad mercantil, o un do 5 fue derogado por la Employment Protection Act 1975, articulo 116 y Apéndi- 15, para otorgar exclusivamente a los sindicatos reconocidos la facultad de desig- nar a Jos representantes de seguridad e impedir la posibilidad de que fueran elegi- os por los trabajadores. Sobre la evolucién anterior, vid. R. Howells yD. Lewis, «Worker Participation in Safety» (1974) 3 1.L.J.87, * Cir. las pruebas aportadas por Clegg, loc. cit., pp. 41 y ss., asi como por Bo- tastom, Clegg y Rimmer, «Workplace and Union» (Warwick Studies in Industrial Relations, 1975), estudio de una serie de casos sobre la relacién entre dirigentes sin- dicales de las Centrales y de sus ramas con las organizaciones de trabajadores de los centros de trabajo. Escaneago con CamSca % " gubernamental, oun Ayuntamients bag, ido tecnico. a una ent; ty 1 oe decit muy Poco en tanto no sel may un poder individuos) poseen ese poder en ¢ tenet aug’ decir. arentido, no deberfamos hablar del poder 4a de Eneste § a», sinto del poder de los funcionatios, dg i‘ say In eC oem de! Parlamento. Por la misma tién ing de los rncia que las leyes ejercen en las relaciones labo, andy la ia sino se tiene en cuenta la estructura intern le incom povnet iil £5 Cn, gi tre los sindicatos Y el T.UC., ent = os sinicate Y sus m4, tes y las secciones sindicales y, oe odo, entre lo sn ng sus afliados. Aqui Tas normas juridicas pueden tambien gat) ss 1 papel de fuerza que contrarreste la subordinacign ga viduo frente al detentador de un poder social. La necesda ‘ fender al trabajador frente asu despido injustificado por g| . te, sario debe contemplarse conjuntamente con la necesidad ee . gerle contra su expulsién arbitraria del sindicato ', Me. Como poder de contrapeso frente a los empresarios, los sing, catos son mucho mas eficaces que Jo hayan sido las leyes o que jy, tnds puedan selo. Esto no s6lo es cierto por lo que concerns i pais, sino que es extensible a aquellos en os que las leyes han je. fado en el desarrollo de las relaciones laborales un papel mye que el que han desempefiado en Inglaterra; asi en pafses del Cor tinente, tales como Francia 0 Alemania; en Australia y Nueva Ze landa; en Estados Unidos y en Canada. En todas partes la eficacia de leyes depende de los sindicatosm# cho més que éstos dependen de la eficacia de aquéllas. Sin enter £0, la eficacia de los sindicatos depende en cierta medida de fe" za, que ni ellos ni las normas juridicas pueden controlar. Sis? frontan las estadisticas de desempleo y las estadisticas de afiliacioe sindical, puede establecerse, al menos en ciertas 6pocas, UN? Jaci6n entre ellas, Con frecuencia la afiliacién sindical decrect PF ralelamente a Ja disminucién del empleo !°, Nada ha contribu ™ Esta fue la 3, Cat toe yt 1 Pskeon adopts por la Comisin Donovan (Ce = '* Chr, «Trade Unionism» —d noms i ft ism» —declaraci Tr ion Congress 2 gd sin iones d 8 in Donovan—, parirafo 364 «El tocrgr ge ee oma deteritoo escaneaaoon CamSca efleriones sobre derecho y poder 7 tanto al fortalecimiento del movimie talecimiento frente al empresariado, como el mantenimicnto duran- te un cierto ntimero de afios consccut alto nivel de empleo. Un alto niv mente a los sindicatos, pero puede (aunque no siempre) debilitar- los internamente. En momento de alto hivel de empleo, la ubica- cign del poder normativo y decisor se desplazé en muchos scetones (cl del automsvil es un ejemplo esfera de las administraciones sindicate amorfos y a menudo effmeros, de tr: tro de trabajo; grupos que sélo en legados sindicales, en cuanto representantes del sindicato en el res- pectivo centro '®. Tanto del lado de los trabajadores como de los empresarios hemos asistido a una descentralizacién del poder; a un desplazamiento del mismo desde el centro a la periferia. Esta trans- formacién de la estructura de Poder en las relaciones laborales cons- tituy6 en ciertos momentos uno de los factores decisivos para el de- sarrollo de la legislacién, Dicha transformacién fue el resultado de la evolucién del mercado de trabajo, que redujo la efectividad de la fijaci6n centralizada de salarios y la autoridad de los sindicatos sobre sus afiliados. El deslizamiento salarial (wage drift) y la huel- ga salvaje fueron hermanos siameses. Todos éstos puede que fue- tan fenémenos efimeros, pero la actuacién de los sindicatos por me- dio de sus delegados en el centro de trabajo —y, en ocasiones, en la empresa— permanecera probablemente como uno de los rasgos fundamentales de las relaciones laborales en este pais y actualmen- te asi lo reconoce la legislaci6n, protegiendo a los trabajadores fren- te al despido u otras medidas disciplinarias por causa de dichas ac- tividades, asi como garantizéndoles las facilidades y el tiempo libre necesarios para su ejercicio "7, ‘Nto sindical, esto es, a su for- s a la de grupos espontaneos, ‘abajadores dentro de cada cen. Ocasiones eran dirigidos por de- Asi, pues, la nota caracteristica de la relacién de trabajo es que el trabajador individual se encuentra subordinado al poder del em- \ Aivel de afiliacién sindical es el grado de desarrollo de la economia»; y G.S. Bain, “The Labour Force», en British Social Trends since 1900, edicién a cargo de A.H. Hasley y otros (Londres, Macmillan, 1972); G.S, Bain y F. Elsheikh, «Union Growth and the Business Cycle» (1976). ‘© Esta fue una de las importantes aportaciones del Informe Donovan (Cmnd. 3623), Cap, 3, en especial pardgrafos 96 y ss., llegando a la conclusién de ue (parégrafo 107) «no cabe duda de que ello depende en buena medida de la op- i6n de los empresarios», Para una evolucién reciente, vid. W. Brown (editor), «The Changing Contours of British Industrial Relations» (1981) Capitulos 2 y 4. "Vid. Cap. 7. Escaneago con LamSca Ite Odie i tn e der es al propio tiempo un poder om _., pero dicho Por ones laborales. La ordenacig, "ting, presario. Paras rgaizacin racién de estos procesoe itd feo te de a combina norma dictene® 4 sub? aot erabaio © prdinacion est WP acordadas enire a unitate a Ginn Y CO esa ee epociacig Sus gee ete POF HT gindicatos, mediante 1a neBociacion colectiya S con 108 een cl marco de la empresa. En algunos 7." cinciones. cit cli Ia 1 cialment extranjeros, © yresent una rep ceeiend Tem stro de trabajo centr ador, encarnado Paige, tacién estatutaria de los trabajaags® han presa de esta forma emerge rane qd en cl poder normativo y decisor en factor regu! de trabajadores» (works Te u Srgano de delega dos, ecomité interno» (internal conuni (ee) que, sien ‘Gas (delegates) 0 ralmente, por lo comun lo hace de forma bitat io. nes acta uniatern T mpresario. Nada similar existe en este part” o conjunc nos lo lamenten 18; pero, por supuesto, aqui i peed di aan, muchas d las funciones atribuidas a te depos 62 creacion legal son desempefiadas por los delegados sin. dicales (shop stewards), esto es, representantes del sindicato elegi. dos por sus afiliados en el centro de trabajo y reconocidos por dj. cho sindicato mediante el otorgamiento de las oportunas credencia. les, Para nosotros la nota dominante de las relaciones laborales debe consistir en la(conciliacién del poder normativo y decisor del em. vesario con la negociaci6n colectiva.\Esta es la realidad de las co- sas, realidad que el lenguaje juridico“oculta. En éste el poder nor- mativo y decisor que unilateralmente posee el empresario, se pre- sentan como basados en un «contrato» *°, es decir, en la libre vo- cen cl Continente europeo, |; ™ Ct, el simposio sobre «La représentation des travalleurs sur le plan de l'en- reprise dans le droit des pays membres de la C.E.C.A.», Luxemburgo, 1959. Mas actualizados: «Workers'Participation and Collective Bargaining in Europe», C.LR. Study nim. 4, HMSO, 1974; «Employee Participation and Union Structure», Bulle- tin of The Eur. Comm,, Suppl. 8/75 («Libro Verde» de las Comisiones); Batstone & Davies, «Industrial Democracy, European Experience», HMSO, 1976; Blanpa! Gils Influence of Labour on Management Decision Making» (1975), 3 LJ. P- Cite The Evolution of Industrial Democracy in the Countries of the Europe 7 Pa (1976) 14 Brit, J, of Ind, Rel., p. 274. te, Code a oak aa Partir de la Ley de 27 de diciembre de 1968 (actus nepal ATE TOs) secon nals Teconocimiento legal junto con los délégués du pers nel (ibid., articulos re oadgane See) $.), que son elegidos por la totalidad de los trabaja0” ‘0 O en una relacion poral, Employment Ht pe” Lmployment Provction (Consolidation) Act 1978, apéndice 13, Pa imilable al mis interrupci6n fem mo en los supuestos de ee tscaneaago cor’CamSca pefleriones sobre derecho y poder 9 quntad del empresario y del trabajador, El problema central de smo conciliar el(poder unilateral fiel empresario con el poder coor- dinado de trabajadores y empresarios se muestra desde el punto de yista jurfdico como un problema de relacién entre el convenio co- Jectivo y cl contrato de trabajo suscrito entre el trabajador indivi- dual y su empresario. De hecho, el trabajador no participa en la ela- poracidn de las normas que regulan su trabajo en mayor medida que lo hace el ciudadano, en cuanto tal ciudadano, en la elabora- cién de las leyes que debe obedecer. Tampoco el término «demo- cracia» significa que los destinatarios de las normas tengan una par- ticipacion activa en su claboracién; y esto es aplicable tanto a la de- mocracia politica como a la «industrial». En ambas esferas —la po- iitica y la industrial— democracia significa que los que obedecen las normas tienen un derecho (y un deber moral) de-clegir a quienes les representen en la elaboracién de las mismas. En este pais, en el que, como acabamos de decir, no existen comités de empresas u or- ganismos similares de creacién legal, los sindicatos, y s6lo ellos, son los que desempefian con relacién al trabajador la funcién democra- tica que desempeiia el Parlamento con relaci6n al ciudadano. Los cuidadanos tienen el derecho legalmente conferido y el deber mo- ral de votar. Los trabajadores tienen el derecho legalmente confe- rido y el deber moral de afiliarse al sindicato representativo. Puede reconocérseles legalmente la libertad de no afiliarse a un sindicato, de la misma manera que los ciudadanos son libres de no votar. Pero, moralmente, los trabajadores no tienen mayor derecho a abstener- se de la sindicacién que el que tienen los ciudadanos de abstenerse de votar. La igualdad entre la «libertad de no sindicarse» (freedom not fo associate) y la «libertad de sindicacién» (freedom to associa- te) es una falacia. Volveremos sobre el tema en un capitulo poste- rior. No hay nada més confuso en la esfera de las relaciones labora- Jes que la ambigiiedad del término «libertad». Al restringir el po- der directivo empresarial sobre el trabajador individualizado, las le- yes establecen limites al deber de éste de obedecer las reglas dic- tadas por el empresario. De este modo, la legislacién laboral a pla la esfera de libertad de los trabajadores frente al poder de reccién de los empresarios, 0, si se prefiere, su libertad de antepo- ner sus propios intereses y los de sus. familias a los intereses de su empresario. Paradéjicamente, sin embargo, tal legislaci6n liberado- ra es contemplada por los juristas como una restricci6n de la liber- tad, de la «libertad de contrato» (freedom of contract), que en este Escaneago con vamSca Mtoe ‘ih vn __ que el Derecho utiliza para XPresar | | gérmino der del empresario; 0 como ates 8 sy, ns), 0 los términos Utilizado, Necig, 1 la Iegislacion promulgada , CN Mog No puede condenarse esta Pata |, ji res. trabajado! ag relaci Tad ecesita contemplar las rk Sara de Subordinacis # cord nacion, Cst0 CS, presentar un acto gg sum. ec i. a terminos vaseara de UM «contrato», Fite det a través de a s conjuran la pesadilla del «trabajo for... 0 as wan deberia subestimarse el auténticg ay es . abou ale la Segunda Guerra Mundial, aa aot el «control laboral> icirectin Of labour) 21° yor parte de las lbertaes le oe contratantes Para terminados los contratos de trabajo, al exigir Para s la autorizacin de un representante del Ministe. todas aquellas actividades consideradas «esencig, ‘os 22, se mantuvo, sin embargo, esta ficcién de} Jibre» intencién de las partes; y lo cierto es que del trabajador que era adscrito a un empleo concreto o del empre- Serio que, en contra de su voluntad, se vefa forzado a mantener 4 un determinado trabajador, bien pudiera haberse_ dicho lo mismo gue dijeron los romanos, aunque en un sentido diferente: «quam. quam coactus Voluit». E incluso hoy, la libertad del empresario de legira sus trabajadores se ve seriamente coartada en el trabajo por- tuario como via necesaria para impedir la eventualidad del trabajo (in the interest of the edecasualisatiom» of labour). Sin embargo, in- cluso en tal caso, la relacién aparece basada en un contrato con- cluido libremente, confirmandose asf la tradicién de que el Dere- cho proscribe el trabajo forzoso 4, Es ésta una aproximacién ne- to eS ‘ al dor nt 1 taba rory resirictiol \ nl ; jae” es para design jas leyes autor abolicron 1a mal iniciar y dar por ambas actuaciones rio de Trabajo en les» a efectos bélic econtrato», de la « ® Defence Regulation S8A, escasamente utilizad ica. Vie 1 Defer y la en la prdctica. Vid. el Infor- Coa mas ae ‘and National Service correspondiente a los afios 1939-46, 2 Yasteto con las Esenal Work Orders, 1 Ape eimé de-Empleo de Trabajadores Portuarios correspondiente & 1967 en el A, ment) Order ON Shah ek Workers (Regulation of Employment) (Amend rama, de acuerdo con la Donny 1252), en vias de ser sustituido por un nuevo Pro- vi el Apéndice 3 lock Work Regulation Act 1976, articulos 4 y 5; vid. tam El eb suscepible de ejecutdy ae Sad segtin el cual el eontrato de trabajo 90 8 G. G4, pone de relieve lo fine ot Lumley v. Wagner (1852), 1 de GM. & seutiend sos imerdcos (jinn Ais elo puede hacerse de manera indiet reitel, «The Law (ons), Para un andilisis del citado principio, Vit: OF Come (36. p18 Actuate se enevE2 Escaneaago con CamSca pepesiones sobre derecho y poder ry cesaria al problema de la libertad, pero basada en la utilizaci6n de jos términos como simbolos que expresan una cierta politica, una aspiracién o una tradicién, pero no como simbolos que denotan una realidad. El peligro comienza si la «libertad de contrato» se confi- gura como un hecho social en vez de como un mero simbolo ver- pal. En cuanto hecho social, lo que las leyes llaman «libertad de con-2” trator, en muchas esferas de lavida (no s6lo en las relaciones labo- rales) puede que no sea otra cosa que la libertad de autolimitar la propia libertad od inciar a ella, A la inversa,(restringir la li- hertad de contrato de una personajpucde ser necesario para prote- ger su libertad, esto es, para proteger a dicha persona frente a la opresion que, de otro modo, podria verse compelida a imponerse a sf misma mediante un acto de su voluntad, que aunque para la ley ¢s libre, socialmente no lo es, Confundir el aparato conceptual del Derecho con la imagen real de la Sociedad puede producir una visi6n distorsionada de la relacién de trabajo. Y ello, a su vez, puede con- ducir a una acritica e indiscriminada aplicacién a la misma de nor- mas establecidas para relaciones de auténtica coordinacién (en las que las partes poseen una «paridad de armas»), como son la mayor rte de los contratos mercantiles; lo que, de hecho, ha ocurrido en la historia del Derecho del Trabajo inglés. El ejemplo més claro fue la imputaci6n al trabajador de una fintencién» de « cier~ tos riesgos de lesiGn, especialmente los derivados de la negligencia de sus compafieros de trabajo, la conocida doctrina del «conimon— “employment, hoy abolida por la ley *8. Y no es este el tifico ejem-— plo?*-Con frecuencia los tribunales han tenido que enfrentarse con dificiles problemas, conectados con las limitaciones del poder de mando y decisién de los empresarios, problemas tales como/qué riesgos personales puede exigirse a un trabajador que asuma~’ y gulado en el articulo 16 de la Trade Union and Labour Relations Act 1974, a cuyo amparo puede haber una ejecucién forzosa indirecta mediante interdicto. Al citado principio no le afecta la decisién adoptada por la Court of Appeal en el caso Hill v. Parsons {1972}, Ch.305, referido a una situacién que su Presidente, Lord Den- ning, describié como una «excepcién» (Cfr. Freedland, «The Contract of Employ- ‘ment (1976), pp. 277-278, 298-299). Tampoco se ve afectado por la potestad judicial de ordenar la readmisin o la nueva contrataciGn del trabajador despedido, de acuer- do-con el articulo 69 de la Employment Protection (Consolidation) Act 1978. 25 Derogada en lo que concierne a dafios corporales: Law Reform (Personal In- juries) Act 1948, artfculo 1. ® Posiblemente el mejor ejemplo de este mundo sofiado de «intenciones impli- citas» lo constituye el caso Lister v. Romford Ice and Storage Co. Lid. (1957), AC. 555, 7” Por ej., Bouzourou v. Ottoman Bank [1930], A.C. 277; Ottoman Bank v. Cha- —_ Escaneaago con CamSca nny : Me inar el empresario cl tig h de Ata Al resolver tales casos a ig mis” nos de las «prerre.” (8 ty Fj 0 ado 108 rims em pero lo que cone rat 1 y ero} , . rt ¢ en eral Pl respeto.a 188 Cxigeng, a nile ivertad yla dignida del indivigy, © Q ia Herta Ge Ia «interpretaciény qa * py, raz. : oso dist 1E i 10 al ‘nga i partes» JE” la batao. legis) " fiero de waemos Ver sin embargo, que e] gisteMe 7 galari0S Ps presatios eral de nal cestruct Una; cin iat él poder de impone, ler ng tura salarial», commiens log tr, Za a a ra de cardcter «indisponible» lime La Jegislacion p ide las partes- Ningtin trabajador incluidg lay, sand de 000 Ho vge una ley de jornada maxima puede vd a aplicat «ar durante una jornada super. campo 40 APC ose a trabajar © UPetior re comprome rma. O; POT decirlo de otra manera: aungy establecida e” vntinda libre para incumplir su promesa, Ello ils mbigiedad del término «libre» en este contexto, ¢: ca ae} bs increment dela libertad del trabaj jador tiene de le embargo, © a io significa otra cosa, sino que el empreg, cae legalmente el cumplimiento | de la prestacién Pio 7 de obligar a su cumplimiento mediante lage. re de psionies Sociales de las que dispone, 0, mejor dicho, poi hacerlo si a fa sancion puramente negativa consistente en la nu dad de la promesa ilegalmente prestada, no se hubiesen afiadiéo rio no pod metida. Pero éste pue Tran, bid 17; Palace Shipping Co. v. Caine [1907], A.C. 386; Robson v. is (1936), 2 AU E.R. 612. ™ En relacion oon las normas reguladoras de los despidos por causasteenolg- cas o econémicas se estén produciendo diferentes supuestos en los que el akant del poder empresarial para fijar el tipo de trabajo y el lugar de ejecucién del misao debe ser exableio por os tribunales. Cr, Grunfeld, «The Law of Reduntt (2 18), pain, Son epecimente importantes los casos ae hacen referer ade el empresa pra traslada a sus trabajadores a otro Iugar del ps lan Ge abe to dol empresaio sobre la totalidad de la vida dl (1968), 1 WLR 1916 ee en los casos O'Brien v. Associated Fire A lat i 1.8% er tarde v, Boulton & Paul (Stee! co : side Bridge and Engine rastarse con la recaida en el caso Stevensrh Vid., por ej, Sui n a {197} 1 AIL E.R, 296. Los casos 500 IMENT Fram Gerrard |1914), 1.C.R, Ee, {1973}, LC.R. 560 (N-1-R.C): MN 'ILR.C,); U.K, Atomic Energy Authorid don [1974], LCR. 128 Asiociated Tagg i NER im me Tunneling C lid. Tirta v. Lee [1975], LCR. 10% ‘al Py Act 1970, arcu 3° R: 477. Escaneago don CamSca etexiones sobre derecho y poder 8 otra clase de sanciones de cardcter positivo, tales como la actuacién jaspoctor# y las multas; ¢ incluso éstas son, a menudo, ineficaces, como ya hemos dicho, en la medida en que los trabajaodres no se encuentren auténticamente organizados, Il Para concluir estas observaciones preliminares debemos resaltar ain otro punto basico. Cualquier acercamiento a las relaciones en- tre empresarios y trabajadores Tesultaria infructuoso si la divergen- cia entre sus réspectivos-intercses-no-es-abiertamentte-reconocida y atsinltda’??. Esto es cierto en cualquier tipo de sociedad imagina- ble y, Por Supuesto, en una sociedad comunista tanto como en una capitalista. Siempre tiene que haber quienes traten de incrementar ja tasa de Consumo y quienes traten de incrementar la tasa de in- versién. La distribucién del producto soci al pntre-consumo-€:inver- sign. solo puede determinarse mediante un constante e inacabado didlogo de poderes, con independencia de que éste tenga lugar en la mesa de negociaciones, en el Parlamento, o en la jnterioridad (més 0 menos oscura) de los despachos ministeriales/ El resultado de este didlogo puéde-inatérializdrsé de formas muy diversas, ya sea en una inconexa serie de eynyénios, dificilmente comprensibles para los no iniciados en los arcanos de cada industria 0 sector, en dispo- siciones fragmentarias de una determinada norma sobre politica de rentas, en las orientaciones establecidas en un «pacta-sacial» *! 0 en un detallado y completo ptartstfacional-/En nuestro siglo, nadie ha hecho mayores esfuerzos para sustituir las luchas encarnizadas por el diélogo legalmente organizado, yue el desaparecido Juez Hig- pri indador del sistéima australiano de arbitraje y ® Alan Fox, «Industrial Sociology and Industrial Relations» (1966) (Royal Com- ‘mission Research Paper, niim. 3). El autor distingue entre un marco «pluralista» y ‘un marco «unitario» de referencia. Posteriormente somete el marco pluralista a una severa critica: «Beyond Contract: Work, Power and Trust Relations» (1974), Cap. 6, Pp. 248 y ss. Ello fue, a su vez, objeto de una contra critica ampliamente convin- cente, debida a Clegg, «Pluralism in Industrial Relations» (1975), 13 Brit. J. of Ind. Rel 309, * Es decir, un compromiso politico y no, por supuesto, un «contrato» en senti- do juridico. Cf. infra, p. 115. ” HLB. Higgins, «A New Province for Law and Order» (1922), p. 1; la expre- Si6n «guerra» significa conflicto de intereses, no huelga laboral. Escaneaago con CamSca Miro, i io guerra entre los arti, “ ‘en dijo Ub es sag ue 6 coma siompresf{the A" beeen tl tO gi jos carne? js always with us), esto €5, | ne y os ad the WAR un incremento de la inversign lie ie. Ny limitada, conciben ¢| big de la presente) y log que ito del nivel de vida ac muy expensas el incremen| estar abo. medida interesa al Derecho’ en rc ° de las Br costenitn! lia uy amp! : a ee slo que o en gran medida preocupa a la Politics fanile gs tambie? ede leer 1as paginas de cualquier Historia bas hems, ia pl artir de 4917 sin darse cuenta de cugn cier. sta? met in SO pais comunist@? es esto i « mbargo, un interés compartid, entre. empresarios fe, sin em que sus necesrios @ inevitables-conificts sean, trabajadores! ‘édicamente mediante rocedimientos razonablemey seqlaos permite iientos que io excluyen el TeCUSO Je ee aiquera de los resortes por medio de los que cada una ‘tremo ae contendientes tiene que afirmar su poder en caso ne- de las Pi “Tales procedimientos —Y éste es un punto importante—

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