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sanabajo, objeto de derecho a « situaciones jurfdicas tienen en comin el hecho de no sepa- far ef organismo viviente de su fuerza de trabajo, lo que las has ce inadecuadas para utilizar los esquemas contractuales. Se dibujan asf los corolarios de esta calificacién contrac- tual: conduce, en primer lugar, a considerar ef trabajo como un jen, propio del derecho del patrimonio, A partir de ahi, el tra. pajador no es més que la persona titular de este patrimonio, que decide negociar con este bien, Dicho de otro modo, esta cons- tracci6n reposa sobre una definicién patrimonial del trabajo, de ja cual se deduce una definicién del trabajador. El trabajo se considera en sus dos facetas —como cosa y como persona— ro es la primera la que dicta el perfil de la segunda: la perso- nano es mas que la sombra de la cosa, su sombra en el campo extrapatrimonial. El trabajador o el salario personifican al tra- bajador o al asalariado”. La fuerza de esta concepcion patri- monial de la relaci6n de trabajo viene justamente del hecho de que logra hacer del trabajo un bien negociable (es decir, una mercancfa), al mismo tiempo que confiere al trabajador la cua- lidad de sujeto de derecho (es decir, de hombre libre). O, al me- nos, del hecho de que parece lograrlo, pues un vicio se oculta en esta hermosa construccién. Il. CUERPOS Y BIENES: EL OSCURO OBJETO” * DEL CONTRATO DE TRABAJO” Hay que partir aqui de una pregunta simple, e interrogarse por el estatuto juridico del cuerpo del trabajador en la relacién de trabajo, es decir, por la pregunta que el andlisis contractual conduce justamente a ocultar. En efecto, el universo contrac- Por lo demds, este rasgo no es propio del contrato de trabajo, y es inhe- rente a la operacién de calificacién contractual, que conduce siempre a definir a Jas partes a través de las mercancfas 0 los-servicios cuyo intercambio organi- za el contrato; nos encontramos entonces con personas en el sentido més anti- {uo del término, es decir, como méscaras, como cosas personificadas (cfr. M. Mauss, «Une catégorie de, ’esprit humain: la notion de personne, celle de ‘moi'», Londres, Journal of the Royan Anthropological Institute, 1938, incluido en Sociologie et anthropologie, Paris, PUF, 8.* edicién, 1983, pp. 331-361. Esta parte actualiza el andlisis que ya sostuve en Le juge et le droit du tra- vail, tesis, universidad de Burdeos-I, 1979, 1039 pp. mecanografiadas. Escaneago con vamSca La persona y ta cong , ceptos de acreedor y de deudor, sn cect 018 personas en af msn oe sa ante fugitivo en que prestan el eg) en ‘nuestro derecho le repugna con aii dimensidn biolégica de los sujeing deci ica Oe el cuerpo: &8 el pudor del Cédigo civil en Io gu, serch Yo cone rosos et el matrimonio, y su olvido'e ira al cverPe 4610 Ce entre sus condiciones explicitas de yar Inciferencia rasta con el derecho canénico, tan elo. Hidea™: poder dV 3 copula carnalis®. En cuanto al derecho cueate al hablo eault ha mostrado c6mo se distancis del cuey. penal, Michel Forest penas**, No e8, pues, extraiio que no en la defini” Co civil el cuerpo de los que «arriendan se mencigne ¢? fra, a diferencia del matrimonio, una condi- se eto que legitimard una explotacién sin prece- cin de madurez os menores. La expresiGn «arrendamien. dente deL1 2 respond perfectamente a esta visiGn, lo que fede ree pretest 0 du explica, So tiempo: se alquilan los servicios como se alqui- durante much recise poseyera uno. El legislador impondri la Jara un ine aterial de contrato de trabajo; y lo hard, por vez, soci, ma ley de 18 de julio de 1901. «Los juristas —sus- Primera he se han visto obligados a tomar prestada esta ex- Fin ct Teneuaje menos preciso de los economistas>*. Pero Cio del trabajo no da ninguna definici6n del contrato de trbgjo, como tampoco el Cédigo civil —por lo dems tan pro- Ij en la dfinici6n de los contratos especiales — definia el ® 5. conser, Droit civil, Pris, PUF,t. 2, 104 edicién, 1977, n° 10, PS 4. coun, Le mariage en droit cnonique, Pars, 1891, reimpresién en ‘New York, Burt rani, 1968, 431 pp vid. p. 83 ss. ® M Foucaut, Suneile et pun. Naissance de la prison, Paris, Gali- mar, 1995, 318 * Lacie: de Dor ito, tuo IV, seci6n VIN), citado por G. H.Cuamarsex, op. cit, p.2. ® P. Coon, a dfintion da salariéet le eitée de la dépendance écono- mig», DH, 1932, Ch. p. 301. La erica reproduce lade Planiol, que en vez &scontrto de trabajos hnbiese preferido hablar de «contrato de alquiler det ‘wing (oid Traitéémemire de droit eh, 112 edicin, t. 11, n° 1826). No sto os mis imponanes, como la compraventa (art 1582), el arren- ‘feneme (ar. 1708) o el mandato (an. 1984), sino también el comodo (ar. 1875, el alqiler de animales. simple (a ‘0.a medias ( 1 dai (ar. 1800), simple (art. 1804) 0 a medi rave, abet de derecho tara, oe ch 1s arrendamiento de servicios. Tantosstencios que revel sura del cuerpo del trabajador en el pensamicwie wean ce Para hacer emerger este sitimo, par 1779 del Cédigo civil, que deja escapar, con carter Sac? que el , cosa que in cose ES i precisa que debe hallarse ene} jo 1128 el COE amos en cl segundo nivel: Qué Srmersio. ab GeO ge Ia prestacin del trabajador? For. Gem casi? OE aa de 80 vero, ¥ gue $i I tora fos eo A, qnoce apenas, el derecho postivo i su pda ano a jéico del cucrpo en Ia relaci6n de trabajo no estat jurdico FF turaleza «manual» «intelectual deen, 2 10 os casos, ¥ de forma insoluble, del prestacion. Eo So jienaci6n de Ia energia muscular» hay en todos los mo no existen funciones pura- ego las facultades intelec- seat atm 1 ae ee lees = te rmecimientos que afecten a ésta afectarén a aqué- ag pawoy A, Vi Tra de doi du waa, Pars, Dalla, 2 nT ee fui, Tri de doa iraal Pas, Sey. a RG Carico. no 43,952, eve aie da re inci: ews pre gue una personas comprome Fei anion de ote, ace de form soborinds epand waremencn Ti pr emp OI Cause, pc. 1325p. 156 A, BRN H Gusmoro erin te pa0;P Doan 9 A Vien ep iy 2 18,3 I, Cf 6. Masrry P. Ravan, Droit civil, Paris, Siey,t. 2, vol 1, «Les tigations 1 ef, 1962," 16, p. 150 Sobre esta euestiGn, vd. ya Le jute tle rat de tra, ess, Universidad de Burdeos-I, 1979, p. 70s 4.Cansowen, Droit civil, Pars, PUF,{, 1,11 edicin, 1977, n° 48 _prrabae,obeta de derecho a tin: fa fatiga, la enfermedad, ta juventud o la vejez®. El traba- 9 intelectual» conoce, por lo demés, sus patologias espectfi- das y la fatiga nerviosa esté a punto de convertirse, en nuestras, SSeiedades, en la forma mas frecuente y visible de deterioro fi- Sie0 de los trabajadores”. En el trabajo, el empleado y el obre- fp se hallan sometidos a una cierta disciplina fisica. Esta in- fluencia sobre los cuerpos en el trabajo, que hoy estudia y Hstematiza la ergonomia”, se despliega tanto en el tiempo (or- vepizaci6n del tiempo de trabajo) como en el espacio (defini Bn de los puestos de trabajo y ausencia de libertad para ir y Senic en la empresa). La definicién de los puestos de trabajo se Yetalla en las «posturas>”, que se corresponden tanto a exi- gencias técnicas de productividad o de seguridad, como a exi gencias sociales. Estas iltimas afectan, de forma indiferencia- sen los trabajadores «manuales» e «intelectualesn, desde el momento en que estos se encuentran en contacto con la elien- tela, En los dos casos, el cuerpo se halla sometido a ciertas po- iciones (de pie para los dependientes) 0 actitudes (sonrisa «co- mercial» de los agentes de comercio; aspecto severo de los empleados de una funeraria), y a un cierto estindar en Io que hace a la indumentaria (uniforme del mozo de carga y trae del ‘cuadro al que lleva el equipaje)". Todas estas reglas participan {de una normalizacién del comportamiento fisico de los trabaj dores errla‘empresa, que se expresa, al menos en parte, en el re- ¢glamento de régimen interior de la empresa, porque éste con- 2% Sobre el lugar de esta kima en el derecho social, vid. G. Lyow-Carn, “Ung viilesse sans droite, D., 1991, Che. XXIp. 5} fr, F. GUELAUD ef al, Pour une analyse des conditions da tava ou rier dans Ventreprise, Pati, A. Collin, 1975, 285 pS. Dass Travail salarié Ct tanté des travailleurs, Soc. ev, 1976, pp. 384-110; «Projet, La santé de Thome au travail n° 108, sepdembre-cctubre de 1976: C. Desours, Travail: ture mentale. Essai de psychopathologe du tava. Pris, Cenarion, 1980: C. Desouns etal, Plaisretsuffance dans le raval, Paris. CNRSIAOCTP. 1988, 1 1185 pp. ‘8p. Gnasoieas, Précis d'ergonomie. Organisarion physologique di tra vail, Pari, Dunod, 19693 P. Cezssuas, Lecons d'ergonomie industrielle. Une ‘approche globae, Parts, Cujas, 1973. +5 Ta engonomfa dstingue cinco postuas principals (sentao, de pie, aro- itl, tumbado, en cucills), que se dividenenestoce subgrpos (eft. F. Gur Ug et al. op. cit, p. 2288). we Sobre os Imtes que la urispredencia ha debido razara esta nocmaliza dnd la indumentaria, vi. J. SavATIER, La Hiberté dans le travail, art ita to, p. 56. Escaneaago con CamSca La persona y ta cong Jas aas eglas generales y permanentes re, nip oa pate ta slo, porgue de un lag a dsciplinay Fouen teniendo un carécter imply: as nora tenia el dia en qUe Se violan revean ontadce algunas de 18 prescripion * Ge répimen interior”, Serfa interesante com, reaisissistematico de 10s reglamentog de un anesién normativa de Ta sujecion oe ies Ws tabjadores slarindos se halla una profusidn de n fect, en tales EBLE Jos desplazamientos,fijan log te dete os puts el lg turales, organizan la Vigilancia de Ein de snes dade ogists, ec. NOVer que eldcy hechos Bea se sobre los trabajadores es, ante todo, un do- ino gu descoocet 1 evident La reticenc mente anclada en las ¢ {osa que pueda ser Obj hombre sobre st PrOpi za extrapatrimonial *. ia a admitirlo viene de Ia idea, hoy profunda. on las eonciencias, de que el cuerpo no es ung jeto de comercio, y de que el derecho det fo cuerpo es necesariamente de naturale. Esta calificacién no siempre ha sido ele eee pad sv onset Srnment AS SI CE ee een ce ie rar “ES rn tm | Seer ee emmy wee L123, “Droitetdecion du personnel», Dr. Soc. 1982, pp. 56-69; sobre la nueva ley, « G_Lvow Cary, «Du nouveau su ieréglementintérieur eta discipline dans en: leepsenD, 1983, Chr, p. 7; B, Soest, «Le contenu du pouvoir normatif de Templayeur, Dr. So, 1983, p. 509; la ley de 1982 ha faclitado la lucha con- tm los abusos de exte poder normatvo, al mismo tiempo que ha dado al mismo ut fandamento legal, queda por hacer el estudio sistemstico de su impacto so- ‘re contenido de os eplamento. ® Faciltan hoy esta vigilancia la informatica y la eletrénic, a la que re- ‘cuen cada vez mis las empresas: vid C. Lexow y B. Walton, «informatique, ‘eavaleibentso, Dr. Soc, 1988 213 Vid, R.Nexson, Les droits exrapatrimoniaus, tess, Paris, LGDI, 1939, $546 p:R.Sunt-Atany, eLesdrois de homme sur son propre corps. Etude de tira, objeto de derecho 7 acfica, y 18 relacion del hombre g Talizado como un derecho rea, goog BPO cuerpo se ha fructo”. Si hoy se rechaza, en principio: ace PrPiedad o usu- monial de la relacién det hombre con ef oy oePCION patr- conduce a asimilar el cuerpo a una cosa y sre, Hebe ae de a persona, «cuando es la persons eg? un co8 sina sel propietario desu cuerpo, pues «ze nan, Home nO te sujeto-de derecho que sera, al misses ue ie dees derecho?» Al no poder asimilarse a une ces pee oe un ‘mano se halla —del mismo modo que la ps pear el euerpo hu Comercio, Io que convirte en nulo tao cere del jeto. Bstablecido este principio, como coneilialo eu ice, Jégica consiste en ver en el contrato, ° mis fuexpo humano. As, Carbonier, que sits soe contrato de trabajo en este tipo de acuerdos, observa que ce a de los casos en que debe admitirse la valider™ Porto denn, son ea808 mucho mis numerosos de Io que cabria pense su mimero crece sensiblemente con los progresos de ln nedice nay el desarrollo de la biotecnologia™. Desde esta perspective, seria posible buscar incluso en el derecho del tabsjo relucie, nes aplicables a las nuevas formas de acuerdos que versan sos bre el cuerpo humano™. Pero la doctrina, en su conjunto, rehtisa reconocer al cuer- po humano tal puesto en el contrato de trabajo, y ha preferido rt ani, me Fa dt Too 6, 158 4 A De co, tis, 1960, cit: Donaces, Le corps human ete aro bet XXYVI, 1975, 536 pp. ve ee © Off. Cansossaer, Droit civil 1, 1. ed n2 53, p.231; B, Eoaunas, sEsgisse une thoi du suet: homme et son agen, 1970,Chr.p. 19. ‘R'J. Cannone, op cto. © R Nowon tesiscit p13, 2 J. Cannons, Doi evil op ct, ei, 1977, 12 48.22 2 G4y Bont, Fagus une ire do sta ct 119, Vid, en especial R. Nensox,eiaene dea loi et da méei- ne moder su le droit cin Rev timc 1970, p. 6601. Bactoumy C Laanusse, Produre homme de quel dro, Par, PUR, 1987 FT L'en fant de l’esclave, Parts, Flammarion, 1987; R. Drat y M. Hasicnatne (dir), Bio- ‘ihigueet dro, Pat's, PUF, 1985 301 pp. Cf. M. Hamicnaux, «Le corps objet», en Bioéthique et droit, op. cit. p. 1304147, en especial p. 14 Escaneago con CamSca La persona y ta cong ede la persona en la economfa det 1 pepe cit ae gencralmente reconocen de waa importtzos do est siglo. Segtin hemos 1s desde tos Sor antineric lleva. @ CaO ya tal ob. auriba, Bavdy-LAersalelles™ y, mas tarde, Co. penci ; rerveci6n. Tam sealan que el contrato de trabajo pong amt, gi liny Cait a contratante, y que resulta art cen juego la persone eee ‘pues ello conduce a separar el trabale ig persona del trabajador*, Ripert y pat, 1 afirmasin ms Boulanger Hevan reona ftumana es tanto el objeto de} rela 1 anon" Esta bservcién han contrat com A ormas diversas, OtFOs autores contem. rept despues, Pa? Te iranjeros. Ast, L. Mengoni escribe aes go existe el aba, sino hombres que taba ue cen reali me empresari, el trabajador no compro. jan, En su rela gistinto de Su persona, sino que comprome- mete un element No pone en juego lo que tiene, sino lo que te supersona mistonocimiento de la importancia de la perso~ cor er Gador conduce a menudo a ocultar, 0 @ negar, el na del trabalie ey del cuero humano en a relacién de trabajo, Best eset afrma que el trabajador no abandona su cuer- As) Seat 0 ea, ino ques limita conatr reese oe Ses saree son inalenables»”. Afirmacién que se ilustra eon una ca ests Les evade Rayon Sales sr les questions {iM Desasons, Les or ond Sales, Pati, Rossen, 1914, sociales», en Leu le stoatar encpee fp. 29225: yG, Gurwen ld ddr social, Pat, ‘Sips 197.629 “Gay Coca Civ ret cifras Pars De 2 se ae scree Pt Trl merci de drt ci, Pas, apy bein tn 2948. Roca, Les fore evéarices da droit Pu USD, 1955.0! 10, p. 213 Py A ito cet 2. 130, p.228,G. HL. Cavern op cin ah espa p49 oF Ou Le did ral Pat, A. Cai, 1972, p. 71; J. Rivexo y J. Savarzx, Droit du travail, Paris, PUF, 11.* edicién, ign I Mia, Leconat de van droit alin, CECA, Euolibs, 1966 aye Ol "°F Savane, «La ibené das le avail», Dr. Soc., 1990, pp. 49-58, cit. p. 6 priate objeto de derecho ie de ejemplos que d ” serie de We dem gue existe de regular el ao Petrone yamente Cabajadores (registros, pruchas arn’! 80% ths, derecho de suspension de ig Be fell dar Ia vuelta al argumemtos goa © feo, {90r gu ha sido necearioenmrcane oo INo lo ha sido, precisamente, iin ie pest fhumano? ;La banal obligacién de oy retende reducirse la obligacion det Tinariamente una jurisprudencia oh bas de alcoholemia! F. Chabas eser al contrato de trabajo, que «no hay no cuando quien se compromete, com : woluntad, es decir, su personan® Pero deck goa sere 22 sobre el cuerpo cuando quien se compromete compres cuerpo, carece de rigor desde un punto de visia open nae aque Se admitiese esta evaporacién del cuerpo, uetar por ox, Plicar e6mo la propia persona puede consttuirel objte de na Eontrato, es decir, una cosa que nose halla fuera del somes ‘Se desplaza, pero no se elimina, la contradiccién entre lo patri- rmonial y 10 no patrimonial. GH. Camerlynck reflgja icon: tradieci6n con mayor nitidez: «En realidad indica dicho tor—, el arrendamiento slo puede concebise si su objeto eel ‘cuerpo del trabajador, asi sometido. y no su energias"” Peso, tan s6lo, para concluir que el contrato de abajo no puede ae: lizarse como una forma de arrendamiento, y constuye. pues un contrato sui generis, Lo que es clertamente exacto, pore de_ ja sin respuesta la pregunta de sel cardcter su generis de con- trato de trabajo no procede justamente de que tne por objeto el cuerpo humano. En efecto, decir que es su «energla» supon. defa que ésta puede separarse del propio cuerpo, separacionin- herente@ la noci6n de arrendamiento de servicios que el autor pretende combatir®. - la necesidad eel cuerpo de de alcoholey ia, vee es ia, vistas médi cer 0 de no hacer, ala que ttabajador, no implica Fe Ios registros 0 as prue~ be a su vez, con respecto acto sobre el cuerpo huma- © F.Cuunas, «Le corps hums eles aces juridiques en it raga» en Tox, Capitan, t. XXVI cit, pp. 225-245, cit, p 226 vid, en el mismo sentido, RR, Ness, tess eit, n° 186, p 409 se, para el que la persona fica no es un clemento evencial dl contrato de tba. En Le contrat de travail, op. cit. 1°, p50. sts lines se hallabaneseritas antes do Ta publican de fa tess de Th. ever sobre La force de travail (esis, Montpelicr, 1991, Pa, Lite, 1992: vid. Escaneago con CamSca Lapersona y la cova diss consis en no afrontar a gel? ‘etulado contractual, del que rental em Ct Pa e bao petmanece so- 10 a ho positive, ¥ el postuado del ca- mismo en el oF rpo humano, que ha de respetarse pation maa primitiva, el lugar de jos estos an ha aninomia Ripert, que no se contenta or del trabajo. Riper’ ‘etepén del dereco CO "ye significado, resumi6 perfecta- Seer aspalabres CATES “cirque el abajo es el hombre or “tu, y que no es el objeto po- me ap 8 Sat Cah ton te julia de trabajo sigue siendo un contrato de he ge Scelleironizaba sobre los que pensa~ ja difcultad, bastaba ns Se contato eg cont de en : _ tage snc ede sie as obligaciones del trabajador; es la cosa, misma ra ia materia del contrato. Hablar del carécter personal i relaci6n de trabajo ¢s, & Ja vez, ambiguo, peligroso e in- selec ‘siguo, porgue el carécter personal del compro- ee "paeninaro, en el derecho de obligaciones, el rie sini personae de la relaci6n contractual, y no es es- (Zier el que quiere designarse aqut. Peligroso, porque de- jaentender que el objeto de Ia pestacin es la entera persona, Jeeta a una completa reificacidn, que el andlisis contrac- tua tiene jstamente el mérto de limitar. La idea del «trab tania de este autor Labjet da contrat de tava, Dr. Soc., 1992, 859) Es- te intent bilan de dar un estat juridico ala fuerza de trabajo en tanto que 5 una cosa no oninariae (rc p. 865) sigue siendo una forma elegante de ‘bia Ia dificult, seudlendo una nocién econémica (la fuerza de trabajo) de fad consisencijriia 4°. Rox, Les forces créarces du droit, Pati, LGDJ, 1955, p.276. * G Suse, Le droit owrer, Pats, A. Colin, 2* ediciGn, 1929, p. 111 irae, objete de derecho 8 for libre que animaba los textos revolucionarios rebosaba de fo ie wean cinta de smérito: eliminar la esclavitud y la servidumbre, al reconocer al {fabajador Ia eapacidad juridica para disponer de sus propias fuerzas. Insuficiente, en fin, porque todo contrato comprome- fe la persona de los contratantes, al ser la ley que se dan a sf snismos. Y, en particular, todos los contratos que tienen por {hjeto una actividad humana, implican un fuerte compromiso Ge Ia persona que presta la actividad. Pero, en todos estos con. {fatos —fuera del contrato de trabajo—, no es el propio deu- Jor quien constituye la materia del compromiso. Su objeto es ‘gna eosa o una prestacién previamente definida, mientras que fen el contrato de trabajo esta definicin se hard en la ejecucién ‘misma del contrato, por la puesta en préctica del dominio que ‘dguiere el empresario sobre el cuerpo productive del trabaja- dor. A diferencia de cuanto sucede, por ejemplo, en el contra- to de arrendamiento de obras, el objeto del trabajo asalariado sigue siendo exterior al campo de la relacién sinalagmética, Gque crea el contrato: se paga el trabajo, y no su resultado, ya fe trate de un bien material o de un servicio. El trabajador no adquiere en ningdin momento derecho sobre la cosa producida, ni siquiera cuando el salario se fija por piezas 0 por acto rea do. La cosa no participa nunca del intercambio de presta- ciones*. Mientras que al trabajador independiente se le reco- noce siempre un derecho sobre el objeto de su trabajo, no sucede lo mismo con el trabajador asalariado, para el que exis- te un divorcio total entre, de una parte, el fin, la causa final del trabajo, que es el salario, y de otra parte el objeto de este tra- bajo, que sigue siendo, en todos los supuestos de ejecucién del contrato, 1a cosa del empresario. La raz6n de ello es extrema- damente simple: mientras que la actividad del trabajador inde- pendiente pone en juego su propio patrimonio (y, en especial, © Vid. en conta, la tesis que defendis a principos de siglo E. Chars, -y que recone al tabajador un derecho de propiedad sobre In cosa tabajada, y {analizaba el contrat de trabajo como una venta de esta cosa al empresaro:«Es- Auisse d'une nouvelle théore sur le contrat de travail, Rev. rim. civ. 1904, p. 5313 ss, y «Une application de la nouvelle théore du contrat de travail, Rev. tri, ix, 1905, p. 271 ss. Esta tesis, vivamente critica (vid, en especial F. ‘Gon, eUinethéorie nouvelle sur les appors juridiques issu dy contrat dete vail, Rev. trim. cv, 1902, p. 3335 Planiol y Ripert t. tl, n* 778, p. 21), se bandon répidamente, Escaneago con CamSca da persona yl cova 2 piel) Waar asad pone en juego crpatimenio de pender de manera mts sui xs, habrfa que aprehender sutil el Ast pes, hab ers en Ia economia del contrato de esto de I noe aceto,habria que comenzar pot volver a sy taba. YP na demostado Marcel Mauss a «personay signiieado, Coveeko romano, que tomé prestado un término pronede dl dee amen las méscaras —Ias de los acto. aque designs Pt as méscaras de cera que se pontan en los res, pero sobre reatos_— para caracterizar al sujeto de dere- rostros de Jo que tenfa derecho al nombre y a las imagenes cho, como aavel gE uso actual del término conserva las hue- de sus ances or gets de la mascara, no hay persona", y e} Tas desu orig vceniega de ella. Af, escribe Hauriow que slapesonaift mu siempre es Ta misma mints exis iain 8 deamayo, durante afi, situaionesjurficasinmy- sostiene Sa mienras que el hombre dverme: continga sana tables Weue el hombre pierde Ia raz6n. Sobre esta fisonomia ents a vos, perturbada por todos Tos caprichos y todas ‘AgiemSones, que es Ta figura del hombre, el Derecho ha apli- cane eta reposa sobre esta fieciOn, que otras rechazan’™, G.tvonCane Le dtd ral ton sari, Pa, Sey, 1990, 208 GLa Ca de es verdades que la caida dl marsismo pondneep stave i aa ar meson 8.2 SE eo de Mx Od. Travel slaw earn ea parE, So, 196,12 pp.c0 especial pp 2023, Fr i cin 2 capi 6 aden Ry, Pat, Gar pecan By nm tempo sea por Siar a oats or emp as con nee gels exp ects Se reson soars la conc el lar: po a Peas pea una pon pods plc Go Sere ecnetekpependdeqicntseae © Cir. M, Mauss, «Une catégorie de I"esprit humain: la notion de personne, ees Lond 1938 nen Sociope et ancropolgie op SS 2 ‘«{Quién esté ahf? Una persona, persona», pregunta J. CARBONNIER, «Sur esses onset deo en Arh de pl do Pare uy fy Tgp. 7 9 98 BE mow, eon el mouvement socal por Aurel Dav, op isp ty pein el han: vid R 9 Beat), Prévence du Bow ime, Spo, 99, ein Par Gala, 198, 816 pp en espe 1 majo obit de derecho Seguramente, la pe ° mente, la persona, esta fundar la posibiidad y la valider de nm Pall aqu para prolongacion —el patrimonio— etd apr? & Hao, y su rio. Aqut, sin duda posible: nos enfrentamee (feco8e Sala- ‘cho. Reefprocamente, es una persona, ames Suet de dere- ci fone a siren eo cr ss nio el montante del salario, Hasta aqui todo wane yeatimo- {quémonos tn poco para observar estas rncess em Pe acer. to de la ejecucién del trabajo, Deiras de Ie dat eye mom descubre esta fisonomia agitada y cambiane que ena? siado cansadla, 0 demasiado enferma, para tener e trabajar La deLempresario, no obstake ox ei en la mayorfa de los cass, de una persona juice eee? ork semana eat in et de un mortal, y muere, su heredera mis prsximo compa es far en un moment, sin que tal circunstania alee watt mente ala ejecucién del contrato. Qué abe concliive ty ello? ;Que habria que cambiar los roles para dispones exes scout losers, angen pens om puestos? La idea habriaalegrado a Alphonse Allis, per sor Gesgracia resulta impracticable. Pues el empresario foot ee Io es a menudo— una persona jurdica.¥ las personas jor, dicas, que gozan en principio, en el imbito del derecho de ll. {gaciones, de las mismas prerrogativas que las personas fiseas, fo pueden tener nunca la condicin de asalariads, Pueden di poner de su patrimonio, concluir contratos, prestar servicios, Bociatsee incluso subordinarse a otras persona (Por las tse nicas de los grupos de empresas), pero no pueden ser aslaria- das. Y sino pueden ser asalarindas, se debe a que les falta este «substratum de la persona que es la materia del contrato de trabajo: un cuerpo de came y hueso. La formula de Ripet se. 625,77 ss. 103 ss, 12355, 159 ss, et. Sobre esta necesra distancia cones ecto a nestaseategortas occidentale, vd. os abaos de antopoogi jd xy, en especial, en Franeia los de Notbert Rov (en especial, Antropoo- se juridique, Pats, PUR, 1988, 496 pp y Aux confins du dro, Pats, Ea. Odile Tact, 1991, 318 pp), o.de R, Venous (evista Dror eeu). 7 Sobre el concepto de persona juridic, vid. ls aguas obseraciones d= 6G. Tounwen, «Entreprise corpoats: nev industrial policy and the 'ssenes of the legal person», American Journal of Comparative Law, XXXVI, 1988, 1, P1305 Escaneago con CamSca Lapersona y ta cong uC , ce abajador es, 1 ver, el SUjeto y gp conus anual del comate personne U0 Y OD Caso: en a exactamente de jerada como voluntad, y en tanto que tant que suetOs 6 COTS jertamente, NO COMO UN everP jet. como CUES oracién de fuerzas fisicase intelec. Jere, sino como 8 eT ges como lo son 10s propios taba. a acne ace nex comé, el ras obligado de I ni gpacidades profesionales, es la per. tea dees rpo considerado como dimensign Sone fe, ee humana. El conceptojuridico de cue. tiolica dela persone Concepto lo suficientemente general y humane es Uren ral objeto del contato de trabajo, y stato pare ar abstacia de trabajo sobre la que se ha Sr contato de trabajo. Jo de forma aroximadn puede decise que Ia persona const feria del compromiso del trabajador. a conse miso de a persona puede tener grados, Ex resid comprngve ound impone, or een, « ue ajc yuna fidelidad alos Valores de la em Joseuadros tig al obrero o al empleado™. Pero, en general, prea que no i ge a entra persona es el objeto de Ia re gn. Excepidn fecha dela exigencia de una ejecucién Pci de us obligaciones contactuales, el trabajador es de bus reservar ss ideas opiniones, libre para no desve- sao Pafeprvada o sus compromisos politicos 0 religiosos, li- % secretos de su savvirfaire, libre incluso el tnico pu Ast pues, s6l andar To tes pas Sm que sus sehos ro dfn la eecucion eau tarea, y que ésta se Io permita”. Estas libertades, y en es- 7 videmerente el andlsisjuriico participa aqut dela manera cecidental <ée considera las relciones enue el cuerpo y el espiiu. Esta oposicién entre ‘povke y soma ene pr s( mista un valor normativo, que exige andlisis y ‘inane: vid. al respecto, el gran ibe de G. Broooecx, Das Buch vom es, 1923, Wiesbaden, Limes Verlag: ad francesa, Le livre de ga, Pars, Gallimard, wry 1. Javan, eL'obigtion de loyauté des eadees, Dr 1, 1977p 13 * car A Sumer, «Le props des unites dan entreprises, en Les rans: formations ds det da raval, Manges G, Lyon-Ceen, 1989, pp. 463-484, en ‘sepia 468 ss. Sobre el poder de Ser uno mismo> en ia empresa, vid. irate de derecha s cial In separacin de la vida profe bli del trabajador, son inher Pyhallan justamente amenazadss deca Jyandona éste para seguir la idea do un lage en que se turaleza institucional entre el empresario yl enone fstas libertades son limites a Ia productiden soo A Gemostrado Ia crisis del modelo taylorista (el mower e P do de falta de interés por a persona del weg Sedo lugar, a su vez, ala falta de interés del ober ore bajo), ¥ 14 proliferacion de férmulas al estilo japonée: cnc apuestan por tn fuerte compromiso de la persona en la relacién BF rabajo. Por tanto, el tema de la rehabiltacioa den fn larelacin de trabajo no se halla desprovisto de amkeentr a, y puede servr tanto para limitar como para ampli ane srinio del empresario sobre los trabajadores®, El poner de relieve la importancia del cuerpo humano en la relacion de trabajo no ha sido un producto del pereentones re ridico, sino de la observaci6n de la suerte que corrian, en la prdctica,es0s cuerpos «que desapazecfan» en el andlsis pat ronal. Hay que recordar aqut estos hecho. tal y como figura. than en la implacable constataciOn de los primetos socidionos del trabajo, como Villermé o Guepin™, Para evocar esta situa. tin, he aqui, por ejemplo, un extract del interrogatoro al pa. dre de dos nfias aprendices, levado a cabo por una comisicn de estudio acerca de las condiciones de trabajo en una fabrica de ladrillos de la Inglaterra del siglo XIX": ional y de Ja vida ida priv esl anisscomtacta ltestimonio de RSaowssuu, Lien ou travail Pas Presses dea FNSP, Si eicin, 198,477 pp en expec p. 20 58 Sobre esta dimension de as relaciones labora ene Japa, vid T. Ha sus, Labor Relations in Japan ode, Tokyo, Kodatsa, 1" ei, 1979, e ‘Spegial p. 36-72 Veen, Tablea de ar physique et ment des ourier. ot: A Guinn y B. Bower, Nawes au XK see Stastique oprrapigu, indus tle et morale, Nantes P. Shire, 135,37 pp recicio cre por Ph Le Picton, CRP, Univ. de Nares, 1981, 459 p: eninge vid F Evens, La Situation de a classe laborieneen Angleterre, 1s ei, Lp, 185, o- ho fncesa, Pact, Socials, 1973 T Cft. L.H. Panias (dit.), Histoire générale du travail, Parts, Nvelle Lib. de France, 3 1964, pp 4-4, Las olen de lexbiac vad cabo, por ‘emp, en el Reino Unio en lo aioe 1980 an fvoreco a eapacin dela ploacin del trabajo de tos menores come la Jenuese el ecient informe eC. Pow y A. Sent, The hidden army. Children at workin the 1980, Loo- res 1990, Low pay wnt pombe, "35.29 pp. Escaneago con CamSca te re fey * {A qué hora van as nfl a Ia frig regula ante seis semanas, han ido a las tres, eset: tepninado alas diez de a noche. dey ‘mafiana, y ha J descansos disponfan, para descang, ope flecimveve horas? arg, 1 el desa Un euarto de hora para ibs st un cvarto de hora para beber, dia Tien used grandes dificultades para degpe, Pregunta: tara soshijas? Sf, al principio debfamos zarandearlas Respucsts coués ponesas de pie y vestilas antes de mar® espera, desP Pierre Lacesons nos recuerda que, «en un sentido histérico —pero desco- acd de catia latin no es a cosa que el inperio el tei ci pred veri, Pats aya, 1983p. 170). Ete set tipper semi Bus nL ciation des mows, Frances, Far, Caan Lévy 197, p32 Tambien ignora su alzanee Ferand Bian, cuando dete ia cvoacion,en Grammaire der civilizations, Pat tau amr 1. For conta Froese an Vi. atch ete el Derecho yl eiiiacion en Malaise dan f cliaion, Bea Pa PUR HL id py Oo ms wc fr, sueto de derecho stereo A resas el principio de Ia seguridad de las personas. Est emp seguridad fisica ha sido, y continGa senda: el eerardn iditmo del derecho del trabajo. Tal idea aparece en el origen misgrico de todos los derechos del trabajo europeos*. Con sien {os sistemas ms dominados por el abstencionismo {12 Bstado en las relaciones de trabajo, la parte ireductible de Gn derecho del trabajo impuesto por los poderes puiblicos’. Se un igen el centro mismo de la consiruccién del derecho social oped, tal ¥ como $e observa, por ejemplo, en el Acta Gnica, oP oxtendido a esta cuestién de Ta salud y de la seguridad ghel trabajo, y s6lo a ella, la regla de la decision por mayoria GP fos Estados miembros de 1a Comunidad europea". En fin, de Wea, después de haber ocupado un puesto central en la tat goion de la Organizacién Internacional del Trabajo (OTT), crema inspirando una parte sustancial de los convenios y re- comendaciones que produce dicha organizacin’. En este con- unto. de normas, puede observarse la consagracién intera- sippal de un verdadero derecho fundamental del trabajador: su Geecho a Ia integridad fisica, cuya formulacién més clara es, {fh duda, la del derecho europeo: «El empresario deberd ga Sin cizar la seguridad y la salud de los trabajadores en todos los Tepectos relacionados con el trabajor’. Por lo demas, este de- aero desborda hoy en dia el marco del derecho del trabajo, y U1 Tribunal Constitucional admite, de una forma general, que El imperativo de la proteccién de la salud pablica es un princi 4 Vid, Rew Laissex-faire and State protection of Workers, en B. Her rus (dt), The making of labour law in Europe. A comparatve study of nine ‘oupiries up t0 1945, London and New York, Mansel, 1986, p. 7338, Desde este punto de vista, resulta ejemplarel caso britinio: vid O. Kare reuno, Labour and the Taw, London, Stevens, 2" edici6n, 1977, 296 pp id p. 2s "S-rratado de Roma at. 18A; vid. 1. Vacant, «Travail et santé wn tour nant», en Les transformations du droit du travail, Mélanges G, Lyon-Caen cit. pp. 331-348, Sobre las dsposiciones anteriormente adoptadas en ese terreno, MU I-I. Rroas, MJ loseay y 1-C. Stee, Traité de dot social européen, Pa- ‘x, PUR, 1978, 708 pp. vid. pp. 512-519. 1 Aste Presmblo de la Constitacién dela OTT se refer ala =proeccion de os tabajadores contra las enfermedades generaes 0 profesionalesy los ac- cidentes de trabajos, Y pueden entmerase, en 1983, 60 convenios y 60 r<0- ‘mendaciones dels OTT sobre in higien y la seguridad en el trabajo (vid N. Vat ‘Nos, Droit international du tava, Parts, Dall, «Trait de doit da tava U8, 2" edicign, 1983, 683 pp. en esepeial n° 4745s, p. 362 53). * Dinestiva n2 937391, de 12 de junio de 1989, art. 5. parigrato 1° Escaneago con CamSca 1a m0 justifica restricci cional, que justi iones a oy pio de tle eo ator como el derecho de propiedad gt os . pine’ de empress liertad en general fa amplitud de 188 disposiciong, se obesity ea dt eBid enol abso, Peng ye respor siprimer lugar, ef 148 disposiciones "= Ae, desde UCB. OF I Yas trabajadores contra lay jets rot jadores contra las lesig, asegurat aes Momo las reglas relativas a 1a higiene y a {a yo. 2 nes fi ome Yel trabajo, alos accidentes de trabay dad ala mesic fesionales™. Disposiciones cuyo eargd Sin oferedades gp, 9 MY a menido tno o pe ter alla, Hala ios jurists (jl CSdigo del trabay, co, dessert nico de nuestros cOdigos que se preocupe de debe de inn dels Tetris!" per evan a cabo ung manera tan ta juridicaal cuerpo, 2 SUS TEAMS, au posible de. tei y sv nevi portantes para la vida cotiana de ng de dsposciones 1 ojebe destacarse su cardcter extremady: aber Frangois Ewald ha demostrado, en su tesis, mente ding jencin del Fesgo de accidente de trabajo jugg que toma Mp ala hora de cuestionar Ios principios sobre un pal erga el derecho de la responsabilidad en el Cédigo ves argent yel desarrollo extraordinario de una res. Dee adil «objetiven, es deci, fundada en Ta idea del roto en Ta dela fala, fue también la consecuencia d- $esE0 ft objetvaciOn del cuerpo humano en el contrato de Resign a que en Ia ejecucidn de este contrato el cuer- rant abajador dea de ser la sede de una voluntad individual Foe yaa convertise en una cosa viva que pasa a formar par- ee ba organizacion concebida por otro, deja de considerar- * Cons, Cons, 2d eer de 1999, vd. D. Tanurenu Le vit asa se gels ene acta Dr. So, 1991, p. 3328. WF Yid I-P.AvrowayR- Bron, Hygiinee sécurité dans lenreprise, Pac 1, Dal, 1991, 355 pp. 1 Vid Cin del teabajo, art. L. 231-2 y ef admirable art R. 232-25. ° Vid por ejemplo, ademds dels disposciones ya ctadas sobre las fun- ines igesivas os ans R232 aR 232-5-14 (Grpanos respratorosy oft to), R 2327 aK. 2327-10 (ojos), R 232-8 a R, 232-87 (ofdo), R. 232-6 (eps. R. 232-23. inpieza corporal), R232 (hidatacién), F. Evan, L’Etat Providence, esis (Facultad de Letras), Paris, Grasset 1986, p. 225 6, plirador,sujtn de derecho » se a Ia persona del trabajador como res Seurre a su cuerpo. Al considerar al euecpo Ieee abajo considera del mismo mod los pr sabilidad, que deja de ser una responsabilidad para converts en una responsabilidad derivada de las cosas. Este jemplo t6pico muestra con claridad que la constatscion de cobjetivacion del cuerpo del trabajador en la ejecucidn del com, trato de trabajo, fue condicin necesaria para protege su per ona. Pero el alcance de la idea de seguridad en el trabajo no se limita a las reglas técnicas tendentes a prevenir o a reparar las Iesiones fisicas que puede ocasionar el trabajo, sino que se ex. tiende a todos los aspectos de la existencia biol6gica del tra- bajador. Y, ante todo, a 1o que hoy se llama la cronobiologia, es decir, a los ritmos del ser vivo. Durante milenios, la alter. nancia del dia y de la noche ha impuesto el respeto de la ne- cesaria alternancia del esfuerzo y del reposo". A esta ley s0- lar se uni6 lo dispuesto en Ia ley divina, que prescribia el reposo dominical, prescripcién agravada por la autoridad de la Iglesia, que imponfa el descanso en numerosos dias, para ce- lebrar fiestas religiosas. Desde los comienzos de la era indus- tril, el desarrollo de la iluminacién artificial hizo perder al sol su predominio sobre la organizacién del trabajo de los hom- bres, mientras que el triunfo de las «Luces» legitimaba la su- presin de los descansos que prescribia la Iglesia. El care ter patrimonial que tenfa el trabajo en el Cédigo civil permit en esa misma época, dotar de un significado pleno a esta bertad nueva, al tratar el trabajo como una cosa utilizable en todo momento, Fue el derecho del trabajo el que tom6 el rele- vo de la antigua legislacién solar y religiosa, sustituyéndola parcialmente por una racionalidad biol6gica y médica, Tan sponsable de lo que te " sobre los efectos de i inven de eo sobre estos rmmos maul. vid. J. Gorm, sa emp de trval dans acs RIV stl: tmp {heals temps modere>, en Pour ae ate oven Ae opie PP. 66°. Vid, el calendario revolucionario que, al sustituir la semana por un perio- do de des das en nombre del igor de sistema decal edu tambien = mero de dias de descanso (il P. Coen Le cleric, Pat, PUP, 6° 6, 1986p. 7558). ATEN Vd por ejemplo, la expos de mativos de a pops de detva curopes senna 8 cls aspects de I oganzacin del tempo de taba Escaneaago con CamSca La persona y ta coxa 5 digo del trabajo refleja ts sto Codigo d acilmente PUSS Tones, por ejemplo en Ia elecci¢n sso an vis Poy get dseanso Semana eI ig hel a ci6n det de que subsiste la prohi i i el hee ; del dom ives 8p ecg su mas Tejano orien, es de. de Foe trabajo HOCTUT. Ja jomnada de trabajo de los meno. ie a ition enido, as, por objeto acomodar ci, deco del abe elas exigencinsbiol6gicas que res fea econdmica tl SFE jornada laboral ”. Desde enton- Inet tobe la dfinicign je trabajo ha acogido también ‘ol em : es acd del ee oe evoeln dels tenicag scoreocupaciones ne ado a perder un poco de vis. vida, que Pat pero la misma sigue siendo, en 261 Pi 's disposiciones, como lo de- E de ewtaga de las normas «inderoga examen de dima de trabajo: en esencia, el de- 1 ap jercanso minimo™. muestra el bles» en el rechoaun ——, incipalmente consagrado a de 1990), princi ro: ym, 91317, de 20 de SERIES abundant bibliograffaerzonémica y ei ‘tomo el trabajo nocturmo «pueden tenet ajadorese (xc), ¥ que conviene, pes, ables con las exigencias dela com: a . Te aoe gene L221 lsd a ere hoi ri mre hd aca eA an son dias Festvos “fa Asuncidn, el dia de Todos los Santos y el dia ‘ceasi,e lunes de Pe continda siendo Ia regla (Cédigo del trabajo, acne ‘isa id 8. Hemoon-Monea, a atc lage alexi oa sa : a oe, p 43h: Favennery B, Gras «Ri ea ee don Oe eposGca, Dr. So. 199,36, Fa ner oie OMT, Cig del abajo, ar. L213 98 vd 1 sae a ds femines et ri communautaire», Dr. Soc, 1990, Pig : bal ‘un buen ejemplo de esta biisqueda juridica de un compromiso en- te ls nanan conotsy bili en la reglamentacén del tabs 8 Toso Cig dl eau atc Le 2312-2 y R.212°13), trabajo cuyos efectos orlistat ia engonomia od P-ANDLAvER J, CaRreei. J.C Frcet Bronte dave deme des horaires allem, Pars, Cl Isr 2rp) 2 Vi inites ue in ails L. 2121, prafo segundo, L.212- 44 BT Lede TL B21 313-9, sobre estado actal de 1 opuacin,vd Fave, «La dinée et Faménagement du temps de ti ‘abs ALD, 1987 pp 157-174 pt rabajedor, sujeto de derecho Et rabajador, sue rch 9s El derecho del trabajo tiene también por objeto la conte nish te ee abn te omen fisico que pesan sobre el cumplimiento del tratajoy Al sey cl citerpo el objeto del contro de trabajo, todo lo ane le teeta afecta también de forma necesaria al contrat: In dad. el gone, Ia maternidad, Ia enfermedad, etc. Desde la conclusion del con trato de trabajo, se aliade asi alas condiciones habineles don, Tidez del contrato (el consentimiento, la eapacidad. el objeto y Ia causa) una condicién particular de aptitud fisica pare ok ome, pleo, cuyo respeto debe verficarse después con earictes teu. far", Esta condiciGn cubre de un modo general aconsidemscie. nes relativas, en especial, a la edad, ala resistencia fisice o al estado de salud» (Codigo del trabajo, art. L. 241-10-1), que se precisan en la regulacién de trabajo de las mujeres y de lost. bajadores jévenes™. La nocién de aptitud para el empleo me. recerfa una atencién mayor de la que se le suele dispensar® Evidentemente, se halla ligada de modo muy estrecho ala com dicién de licitud del objeto de la prestacign del trabaja raserIiita, este objeto debe consistren un cuerpo apto para el trabajo, y la incapacidad, al privar al contrato de'un objeto to, conduce 0 a romperlo, oa definir de nuevo los terminos en Condiciones compatibles con el estado fisico del trabajador, Es. ta tltima solucién, a la que incita el Cédigo del trabajo™, per- mite resolver la oposicién que la incapacidad hace surgir entre ¢1 imperativo de la seguridad fisica en el trabajo y el dela se. guridad econémica por medio del trabajo. Es la misma antino mia que permite afrontar la técnica de la suspensidn del con- 2! Codigo del trabajo, art. L. 241-10-1 y R. 241-48, y sobre los efectos de a declaaciGn de incapacidad después de un accidente de trabajo: L. 122-32 Svvid P. Cuauwerre, oLe médecin du travail, employeoret'nspeccar du ta Dr. Soc. 1983, p 184 ss; J, Savas, «Le médecin du traval etl sot du saarié», Dr. Soc., 1987, p. 604-612; 1. Vacans, «Travail et santé: un tour- nant, en Les transformations du droit du travail op. eit, en especial p. 341 Ciigo del trabajo, art. L. 224-1 (mujeres que dana lun), L. 224-2 aL. 224-6 y R. 224-2 a R. 24-23 (actancia), L. 234-2 aL. 234-1 a 254-23 (taba {os prohibidos alas mujeres oa los menores): vid. «Femmes, famille et doit u travails, en Le droit non civil de la famille, Paris, PUP, 1983, pp. 375-100, Vid. en este sentido, Etat de santé et inapttude au regard de empl, ‘Actes du colloque de Bordeaux, Dr. Soc. n® especial, jlio-agosto 1991, pp, 553.614 % Codigo del trabajo, art. L. 122-25-1 (estado de embarazo)y. 241-1041 Escaneago con CamSca 4a persona y ta cong * apacidad fisica pasajera, que re. po. on 40 Hr aarazo™ El Exit de esate inenfemed jo 1s desarolls originales qug - fo” cde a de gue 1a. cont aréntesis la concepci ial ce oe valores extraatimonia retpd ola reproduccién del cuerpo hy. incl ee jon del contato €e trabajo permite aay I Pel trabajador sobre el trabajo come ez ol Wet cn Y dats del juego momenténe. ‘persons SO 8 ST ecanismos cOnUACTUALeS ee yy errampid > gatualeza entre el empresario y el tq. co ams etable y diferente del ater. Talador un vinele Portas pestaciones. Esta técnica de 1a smite O& oteger el cuerpo del trabajador de sospension, UE PETTY ahajo, al mismo tiempo que preserva 3 inherent pleo, es una ifustraci6n particularmente ad de ramica propia de 1a idea de seguridad de} ier i pnt, como sepia ex wrabajador ral is efectos a Ia seguridad por gp imesistiblemente sus ef bajo, extiende odio de abs. 1) La seguridad por medio del trabajo econoer a posicién central del cuerpo humano en sre inde aie Peconduce sé6lo a plantear el problema de los lacin de tae ren en la jecuci6n del trabajo, sino también rege omen a asncn Come ge «ieee sador saga indemne dela relaciOn de trabajo; es prei- sr También, que halle los medios para perpetuar su fuerza de Reuajoces det, os medios para vivir y hacer vivir a los suyos. % yo del trabajo, at. L. 122-26 (descanso por maternidad), L. 122-32- 1 ts fete cient de abso. sospensién dl conta por Leerssen lta rato do una jap. Shots y enue, G.I Cauonex y MA, Moneat-Bovtss, orate allo 251 6 Has, La maladie en dod raval ‘SigPats 11; Dri Soil mero eget, ct uioagosto 1991. Vid. T. Yauacuon, La théorie de la suspension du contrat de travail et ses aplcans raigue danse rot des pays membres de la Communauté ‘Sroptee, Puts LOD, 196 3-M. Bent, La suspension dconrat de "ae Lyn, 199, a Si, 180,294 pp. x raja, sujeto de derecho a ‘Ast, Ia idea de Ia seguridad econémiea por medio d Aa ee a re eee masi el wao bajo. Por la separacién que establece entre el trabajo y la per. ‘ona, el andlisis civilista y contractual de la relaein de trabajo se muestra incapaz, para asegurar esta seguridad econdmica, La Soluntad se considera, desde tal punto de vista, como una vo. Juntad descarnada, cuya existencia es independiente de los in- gresos que puede extraer de su patrimonio y, en especial, del Bipecto esencial de este patrimonio, que seria su fuerza de tra- bajo. Si faltan esta fuerza o el trabajo, el trabajador desapareee simplemente de la escena contractual. Desde este punto de vis- aaria situaci6n juridica del trabajador libre es peor que ta del feclavo, pues el propietario de éste le asegura la fuerza de tra- bajo y la proteccién de su descendencia. Los paridarios de la trata de negros defendieron la idea de que el esclavo era el més feliz de cuantos carecfan de propiedad, y los economistas ibe rales, como por ejemplo Adam Smith y Jean-Baptiste Say, al Consiatar que los esclavos costaban més caros que los trabaja- Gores libres, denunciaron la esclavitud como un sinsentido eco- némico”. Nacido de la necesidad de garantizar la seguridad del trabajador, su seguridad fisica en la empresa, el derecho del tra- bajo debfa tender naturalmente a garantizar la seguridad de los ingresos del trabajador. Como el de la seguridad en el trabajo, este problema puede plantearse en términos de distribucién de riesgos™: ,Quién debe soportar los riesgos, y los costes, del ‘mantenimiento y de la reproduccién de la fuerza de trabajo? La respuesta del derecho civil de contratos (los riesgos pesan ex- ‘lusivamente sobre el trabajador, puesto que la fuerza de traba- jo es una parte de su patrimonio) produjo las monstruosidades y revueltas que ya conocemos. De ahi que fuese necesario atri- buir a otros una parte de tales riesgos. Dicho desplazamiento se ha producido de diversos modos, ya sea en la direccién del em- presario, ya sea en la direccién de la colectividad nacional 0 ® Cfe, Ph. Hesse, «Grands principes et petits itt: Pesclavage d'une abolition a autre», art. cit, pp. 268-269. Esta supuesta felicidad no imgeia ales esclavos huir cuando podfansexpresando asi claramente que preferan los peligys de la iberad a a seguridad dela servidumbe Vid. la formulacign de problema del desernpleo en téminos de wzestion 4e los resgos econdmicos» que lleva eabo Robert Saas en «La fexbiité ‘onomique et la eatégorc ‘chimeurs: quelques enseignements de histoire, ‘en Les sans-emplo et fa loi, Quimper, Caligrammes, 1988, pp. 81-115, Escaneago con CamSca La persona y fa cosa ido siempre al mistno objetivo: ase. pero a respondio se que subsista. Hay aq uy trabajedor 108 Tee Mos ingresos del trabajador, que general d® Bort coridad fisia, y © ha consagrado en rineipio de inetiue en condiciones jurtdieas ms interna de los ingresos del Labajedor se desa- jas. sta nantes por ua part dE 1S ingresos rrllaen dos panos CHT fos ingresos de sustitucion, que per. . oo euando no puede trabajar, ! sdor subsistir cuané ‘mite al trabaja ingresos del trabajo se refiere esencial. a ec ren el regimen jurdico larial, por el que Se ee eran oe ° que garantizan un salarig etl noe Se . Asi O19, el pago a los trabajadores de un salario que exige, desde 1916, ¢ a conveniente, en el tiempo y el pats de asegure un nivel Cripeign que han precisado después diversos aque se trate, rescHDeit firghdos a garantzar nos salaros 3, iternae pracign de Filadelfia (1914) afirma, por su amjnimos”, La. OS de asegurar un salario minimo vital para to. pare, la necesten un empleo y necesitan tal protecci6n, mien dos los que Fe icin universal de los derechos del hombre ras ge a oa el principio de un salario equitativo, que per- (1948) est cia decente, Formulas del mismo tipo figuran rita una exiseea de derechos sociales fundamentales, 1a cual Drevé que mv a las précticas nacionales, «se garantice a los roe ass Se eine para proporcionazles un nivel de vida digno» rue sean, estas férmulas bastan para poner de re- Ho. La idea de un minimo vital que inspiré las primeras leyes =” Vid. G. Lrow-Caen, Le salaire, Paris, Dalloz, Traité de droit du travail, 1a 181.0736 sp. 41056. 2 Senos 26 sev slic iio 129 sobre emeindel ajo agra n 109 sobre el abajo mar Tin lenis qf retention miimos),y m2 131 sobre os pal Sats de dst Vanco, Dra interatonal datraval op, alosssp ante * Carta de los derechos sociales fundamentales, art, 5. Et aajdor, suleta de derechy 5 sobre ! salario no estaba tan alejada de la «ley de bronce de los salarios» que los economistas erefan haber descubierto™, por. que Ia misma leva a garantizar juridicamente la perpetuacion de la fuerza de trabajo a la cual tenderfa, de forma ratural. le ley del mercado, Pero de este minimo vi idea de un salario «digno» 0 «suficienter, e {o de acuerdo con las exigencias biolgicas de la reproduceion de la fuerza de trabajo, sino de acuerdo con las exigenciss tor ciales que resultan del estado general de riqueza de Ia sociedad a Ia que pertenece el trabajador. Esta tensign entre lo que es biol6gica y lo que es socialmente necesario se expres, por ejemplo, en Tas primeras discusiones relativas al montante del salario minimo en Francia, donde se vio a los dos en lo tocante a la determinacién de este minimo: {Habla que cefirse al minimo cal6rico en materia alimentaria? ;Y tuna sola camisa y dos zapatos? «{Minimo-minimo o misimo de decencia?»"’. Bn realidad, una pendiente juridica irresistible eva el derecho del trabajo del minimo vital al minimo de ni- vel de vida, pues la exigencia de un derecho al minimo vital es mucho més antigua, y de alcance mucho més general que los derechos que pueden derivarse de la relacién de trabajo: es el corotario del derecho a la vida, y tiene, pues, vocacién de apli- carse a todos, trabajadores o no. Conocemos la larga historia de esta idea de derecho al minimo vital, y sus ilustraciones mas importantes, como la ley inglesa lamada de Speenhamland™, las mas recientes, como la ley francesa que crea la renta mi. rnima de inserci6n™. El reconocimiento juridico de este derecho I se ha pasado a la s decir, fijado no s6- 2 Seqin esta ley tal y como la expone Rican, los salaios no pueden ex- ceder por mucho tiempo del «precio necesario para permit alos tbajadores Subst bien o mal, y perpetuar su especie sin crecimiento disminucion» (n (On the Principles of Political Economy and Taxation, Ed. P Saffa, Cambridge University Pres, cit p.93, taduccign francesa del eicién de 1821: Principe: de économie poiigue et de impo, Pris, Calman Lévy, 1910. 2 "Viel testimonio de F. Covnac—ex presidente del CNPF- quecitaH. ‘Wenen en Le parti des patrons. Le CNPF (1946-1986), Pais, Sei. 1986, 36 Prag p91. ° ‘Sobre esta ley, 0 més bien este sistema de ayuda (allowance system) que adoptaron en 1795 los jueces de Berkschre, para asegurar una rents minima & los pobres, con independencia de lo que gaara: vid. K. Potash, La grande transformation, op. cit, p. U3 38. MOT debe dente 1986; dE. Ata, Aon ee 0 ciate, Pais, Dallo, 4 edici6n, 1989, p. 677 ss, bajo la direecdn del mismo Escaneaago con CamSca Laperioa ya cosa 2 cen Ia definici6n del salatio i see conecvencas ono dtiniin det salaio inns cos au Poo Ge i a este lig rime abajo? Estas dos cuestiones, que auno bused Wt adopeién del RMT en Francia en sobre ho sucedié también en Inglaterra a Six, con respecto al sistema de Speen. to Mpiemente a vere 1a enka minima de inca que un simple mfaimo vital: un del trabajo al60 Tr Joa presi, en 1950, la crea. ve jo minimo Barantizado (SMIG), ramet eta idea lleva el germen de su propia supe- Pero, a st Ye% 65 A minimo tiende a determinarse no racidn pues ete nivel ee Ia vida en un momento dado, sélo de acuerdo con oto ala evolucidn general de la remune- sino también con FSP“ © jea del salario justo, que defienden racign del wabalo. 1a Wetcomodarse a una situacién en que los fot yo ome a traajadores meno" PieejGn. De ah un nuevo cambio, que hi miento gener} 3 a idea de un minimo garantizado aun 20 pasar en Francis Ory a la sustitucién del SMIG por el imo de eresifimo de crecimiento) en 1970, con el fin de SMIC (salar rer distorsion duradera entre la progresiGn del ) ¥ gta», Juridicamente, esta innovaci6n cas generales 3 36 ra seg 1a cual «el crecimiento anual det se uae Co del salario minimo de crecimiento no puede Po ata milad del poder adquisitivo de los salarios me- Ser inteis de tiempo». Pero, en la préctica, ha conduci- see et mento del slario minimo muy superior 2 Ta del se Se edio™ Se precia aq‘ la dindmica de Ia idea de seguri Feamtand, evan ir sani. etsoc., Paris, Siey, autor, insertion, nde especial dela Rev. de dr Br Sey {95 p. 67-0; Dri ot Le ren mininu dinserion, mimeo ee Gall agosto 199, A. Tver, Rl. Theorie pave, Pars, Cenarion, 1525p nice, Mav, Le een dans la s, PUF, 1989, 128 pp. 1 Codigo dl wali, at. L. 14-6, id. G, Lyon-Caen, «Du SMIG at 'SMIC et au minimum garati, 1970, Ch, p. 33 ¥ Céaigo del uabsjo, aru. 41-5 Roos, «A propor du SMICm Dr. Soc, 1988, pp. 92-296. El rabjador, sueto de derecho Tm por medio del trabajo, sica de supervivencia, econdmica de «partici nacién»” que a partir de un objetivo de garantta fi- hha conducido a un objetivo de garantfa ipaci6n en el desarrollo econémico de la Pese a esta evolucién, la garantta del poder adquisitivo que el derecho del trabajo ofrece asf al trabajador no basta para ga. rantizar la seguridad econémica de éste, pues tal garantia no sirve de nada cuando la fuerza, 0 el trabajo, faltan al trabajador, La consideracién de la persona del trabajador, y de sus necesi- dades, que lleva a asegurarle un salario minim, conduce, por una necesidad que no es menos fuerte, a asegurarle una con nuidad de ingresos. Ha sido considerable el impacto de este principio de continuidad de Ios ingresos del trabajador. Pro- cede de una idea simple, casi de una evidencia: el trabajador debe sobrevivir cuando esté viejo 0 enfermo para seguir traba- Jjando, 0 cuando pierde su empleo. Pero esta idea simple ha al- terado los fundamentos mismos de la concepcién sinalagméti- ‘ca de la relacién de trabajo, y, de forma mas general, del entero sistema juridico «liberal». Por un lado, lleva a cabo una estabi- lizacién de la relaci6n de trabajo, estabilizacién a la que res- ponden mecanismos juridicos tan diversos como el derecho del despido, la suspensiGn del contrato de trabajo 0 st manteni- miento en caso de sucesiOn de empresa, etc. Por otro, leva a organizar una transferencia de los costes de la inactividad del trabajador. Dicha transferencia puede llevarse a cabo, en todo ‘en parte, sobre el trabajador, a través de mecanismos juridi- 0s de tipo indemnizatorio (como las indemnizaciones por des- ppido 0 jubilaci6n) o salarial (como el cardcter mensual de las. remuneraciones). Pero, a menudo, se financia a través de la so- cializacién de los principales riesgos: el desempleo, la enfer- edad y la vejez, Esta socializaci6n, cuyo modelo hist6rico fue cl sistema que impuso Bismarck en Prusia, ha tomado presta- das, a la vez, las viejas técnicas de Ia mutualidad y del seguro, asf como las técnicas fiscales. En principio levada a cabo en el marco de la legislacin obrera, es decir, reservada tan s6l0 a los trabajadores asalaria- dos que tenfan unos ingresos bajs, esta socializacign se ha ex- tendido después a toda ta sociedad. Es bien conocida la histo- ™ Cédligo del wabsjo, art L. 1412 y M4L-4, Escaneago con CamSca 4a perso%0¥ ta on we yy de su consagracisn en , MEL. oferta prof. 21 van der Ven Deve, Klowe, 1972; texto includ en Flexible dro 5 icin, 1983, p18. En una conepcin instrumental dl derecho, se habla, de manera figuras de wfecisperversos» para designar Ia ieritante capocidad del isirumeniojurtic para esapar de las manos de quien lo sosiene (so- tee ete concep id. R.Bovbon Efetspervers et ordre social, Pars, PUP, 1989. 282 pp). sta pervesié es de las que deberfanencitar el esprit dels, trator, let de derecho tos Entre las diferentes manifestaciones de este fenbmeno, hay tuna que se refiere directamente a la cuestin de la idemtidad de fos ind ta de un término mejor, puede califi- carse como incidencia afectiva. Designa el hecho de que las ca. {egorfas jurfdicas mAs abstractas son capaces de suscitar sent imientos en las personas que elasifican y califiean, La razon de esta circunstancia es que estas clasificaciones y calificaciones juridicas no son exteriores a quienes constituyen el objeto de Jas mismas: Jos impregnan, se unen a ellos, participan de la re~ Jacién sensible que mantienen con ellos mismos y con los otros. El agente contractual que se convierte en funcionario, el ‘esposo que se divorcia, o el estudiante que recibe su titulo, en ‘un momento no es el mismo hombre: se ve, y los demés lo ven, diferente; en un instante, pasa de un grupo social (el de los no titulares, los casados, los estudiantes) a otro (el de los funcio- narios, los divorciados, los titulados). Dicho de otro modo, més alld del fin racional que pretenden (funcionamiento de los ser. vicios piiblicos, organizacién de la separacién de los esposos, certificacién de un nivel de conocimiento), las califieaciones juridicas tienen siempre un impacto sobre la identificaciGn y la Socializaci6n de los individuos, impacto que no se busca ni se controla forzosamente. Esta incidencia afectiva reside en el vvinculo invisible que une a los que, sin hallarse ligados por una relaci6n jurfdica formal, se encuentran afectados por una mis- ‘ma calificacién jurfdica. Este vinculo invisible, nacido del sen- timiento de pertenencia a una misma categoria juridica, se identifica absolutamente con el vinculo de fraternidad®. Ea la terminologfa del derecho civil, se trata de un vinculo colateral de segundo grado, es decir, de un vinculo indirecto que posee una ascendencia comtin. Tal identidad de estructura autoriza a ver aqui una fraternidad en Ia ley, es decir, una fraternidad que se entronca con la paternidad mitica que representa la Ley”, la Ley que nos define y que hace de nosotros lo que somos. Al cengendrar las categorias jurfdicas mas racionales un sentimien- to itracional de fraternidad, nunca podri alcanzarse el horizon- te de una racionalizacién total del Derecho que vislumbraba jurists, porque demuestra precisamente que el derecho no puede reduirse a ser lun mero instrumento, 2 Vid. A. Sunor, «La frateité et la lis, Dr. So: 1990, pp. 118-126. ® Chr. P, Luoenont, Le crime du caporal Lorie. Traté sur le Pee, Pris, Fayard, 1989, 187 pp. Escaneaago con CamSca La persona PETE Y La cong 106 yea i ubjetivo de pertenencia o de ey, sy, sentiment 5 \ Be de germinar en el sony, nea de Max Wert comunidad mune clusion 0 Une egorias mas objetivas. so ec mismo oe ste fens de tats sex particularmente visible en las relacioneg se Saosin ae onal, eargado de sit 18 sociales estore io del Antiguo Régimen, contiy a Seino de esiado», ETE TY sino de emples on termine "ajo XIX como sit leo cualify, uilizindos Co os trabajadores que tenfan un estady cao, para diferent jutidia y socialmente a un cuerpo dy es dei gue Portas sin estadOn, es deci, sin calificacign estado, ls ereran a una. comunidad profesional que Icy sin qué Pe? El hombre sin estado es aquel que no ests esta. eB no tiene una condcién profesional estable que fe esi, av esto en el orden social. Ast pues, el reconac- saris go de una cuaiicaién, profesional continuaba rin vel siglo XIX, la clave de béveda de la inserciin so. &§ 7 de los «cuerpos de estad eres, y en el mateo POS de estadon oe es Tas formas mAs solidas de la fraternidad profe- Pot Teeiuso en nuestros dia, el ejemplo més relevante de Sak ‘semimiento es 10 que se llama usualmente el espi. ‘el cual un individuo se siente afectado por sim de cere. Tonal gue corra un miembro cualquiera de coe Fonal gue corta un miembro cualquiera de’ su be sete rcnencia Ete esprit de cvlrpo puede fndarse cn una certficacién académica (se sabe que, en Francia, las re- faciones entre dos ingenieros diferirin profundamente segtin (qe salgan o no de la misma escuela) Puede fundarse también nel tipo de empleo que se ocupe, como sucede en la funcién Segre mcm neues gue constituyendo en nuestros dias un elemento decisivo de la FBentidad personal. *" M, Want, Sociologie du droit, trad. francesa de J. Grosclaude, Pais, PUF, 1986, pp. 34-235, La idea del etemo retoma de la irracionalidad se halla ‘reser, por lo dems, en a propia obra de Max Weber, como To demuestra J. Finuno en «La rationalisation du doit selon Max Weber», Arch. de phil. du dot, 2: «Fores de rational en droite, Pais, Sey, 1978, pp. 69-92, en seg p89, (i. R Gosse, Les Ouvriers de Paris, La Roche-sur-Yon, 1967, p. 112: WH Sew Gent ember olin, op. cit p. 2598. La noblesed’Evat. Grandes écoles et esprit de corps, Pa Ede Minit 189,569 ppt Cranes Coos er xp a Bt irabajador, sujet de derecho io El éxito admirable de esta nocién de identidad, nocién que se invoca hoy de buen grado cuando expresa un sentimiento de pérdida (pérdida de identidad cultural, nacional, regional, et.), obliga a partir de su significacién jurfdica, pues 1a identifica. ‘cin de los hombres es, ante todo, un asunto del Derecho, in ‘luso si las ciencias sociales ignoran este punto”. La idemtfic ceacién de las personas fisicas resulta de un conjunto de criterios que permiten distinguir a cada hombre de sus seme~ janes, al reconocerle una identidad propia’. La identidad es, ante todo, la esultante de los rasgos jurfdicamente pertinentes {que se hallan tanto en el nimero nacional de identificacién que asigna el INSEE, como en el caré nacional de identidad que entrega ¢l Ministerio del Interior, como en Ios asientos relati- vos al estado civil. Todos ellos sittan al individuo en la espe~ cie, mediante el reconocimiento de su sexo; en el tiempo, me- diante su vinculacién a un érbol geneal6gico; en una patria, por el reconocimiento de su nacionalidad, y en el espacio, por la determinacién de su domicilio 0 de su residencia. La atribucién del nombre, en sentido amplio, resume esta identificacién para las necesidades de la vida cotidiana, La profesién sigue siendo uno de los elementos constitti vos de la identidad, como lo acreditan las disposiciones del C6- digo civil que exigen que el registro civil indique los «nombres, apellidos, profesiones y domicilio de todos los que se hallen re- gistrados»“*, El puesto que ocupa cada cual en la divisién del trabajo social constituye uno de los elementos fundamentales de su identificacién jurfdica. La cuestin de la identidad inte- resa, pues, al derecho del trabajo, que regula la situacién pro- fesional de més de ocho de cada diez personas en activo”. Y, Para una visi itedisiplnaia, dela que se excloye el derecho, vid las ‘Actas del seminario dirigido por C. Lev seats, L identi Paris, PUP, 2: edi- dn, 1987, 344 pp. Sobre las razones de este desconocimiento ssterftica por parte de las ciencias sociales de la dimensida jurdiea e institucional de Ia iden- tidad, vid. ls trabajos de P. Lecenoney, en especial, Les enfants du tee. Eu de sur la fontion parentale des Errs, Pasi, yard, 1992. 469 pp. ® (Ct J, Cansosnits, Droit evil. Paris, PUR 1, Les personnes. 17° edi- Cin 1990, 2227 38. 3 + Cidigo civil, at. 34; vd. también ls aniulos 57, 73, 76, 79. % Sobre este movimiento de predominio del trabajo assariado, vid. L. Tuvoser, ‘extension du salarits, Eco. et. Sta, julio de 1977. Sein las es- tadtticas det INSEE, el porcenaje de trabajadores en la poblacin activa, que sera de 37.5 % en 1901, ha erecido de forma regular hasta el comienzo de los, Escaneago con CamSca La persona y ta 9 «eras que se han ocupado de la Cuestig, 1. tos juris ignoran, en general, su dimen on no nd pO sto extienden sus reflexiones mas if vjemplo al derecho de la nacionalidag por clermse los problemas de identidad gio en el derecho del trabajo, Pues aclaran i jas relaciones de trabajo (A), agy fa idualizacién que la cuestiona hoy @” juego en Rolectiva de | dimen aa inv ino 18 win BD A) La identidad colectiva por medio del trabajo n del derecho del fabale & la definicion juriai. identi le parecer muy pobre, en un primer ang. rr Kenia oe un cardcter paraddjico. Procedens ies sc to de trabajo abstracto, que introduce en el ordena. pe os jaridico, el derecho del trabajo funda en dos categorias jardices extremadamente comprensivas —las de asalariado y a resario— la diversidad infinita de las profesiones. Esta ré- Guccién es el resultado directo del andlisis contractual de la re- lacién de trabajo y de la desaparicion de la organizacién cor. porativa del Antiguo Régimen. El contrato de arrendamiento de servicios s6lo definia dos posiciones: la de «conductor» y |g de arrendador, En lugar de entroncarse con el ejercicio de una profesién, de un arte determinado, la identidad tiene su otigen La aportacié ahios ochenta, para estabilizarse, a partir de entonces, en tomno al 84 %. Este por- ccentaje sitia a Francia entre los pafses de Europa con un mayor ntimero de tra- bbajadores por cuenta ajena, detrés de los Pases Bajos, Alemania y Dinamarca (86 %), pero delante de Irlanda (75 %), Espaiia (72%), Italia (71 %) 0 Grecia (51 %), pafses en los que el trabajo independiente ocupa un puesto dos a tres ve- ‘ces més importante que en nuestro pais (Fuentes: Enquéte sur les forces de tra- vail, Résultats 1989, Eurostat, Luxembourg, 1991, tabla 27). Tales estadisticas no distinguen, dentro de trabajo dependiente, el empleo puiblico y el empleo pri- lo * Vid., por ejemplo, J. Carnonnier, op. cit., loc. cit, Fodavta empleado por Poriter, este término viene del latin, que distin- Bula el hecho de tomar (conducere) y de dat en arrendamiento (locare). Podia aplicare tanto mds fécilmente a a relacién de trabajo, cuanto que tiene su Of arb a prices militar de reclutamiento, y después en la captacién por un je- eees des Ista ae ate ol Pago de un precio (vid, E, Brwvenist, Le ¥0- 's indo-européennes, op, cit,,t. 1, p. 155 8s.). Escaneago con CamSca

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