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Psicologia social desde Centroamérica (II) eee Donaclo R94. 8-g- 01 O-vee % Ignacio Martin-Baré Sistema, grupo y poder Psicologia Social desde Centroamérica II UCA Editores San Salvador, El Salvador, C.A. 1989 Coleccién Textos Universitarios Volumen 10 Primera edicién, 1989 © Uca Editores Universidad Centroamericana José Simeén Cafias ‘Apartado postal 01-575, San Salvador, El Salvador, C.A. ISBN 84-8405-138-2 © Derechos reservados. Hecho el depdsito que manda la ley. Impreso en El Salvador por Talleres Graficos UCA, 1989, Donaso Rey (8/09 OL cn 302 bictaca Coral UES Ueki aovesa Gem weep (MMINMIINIM MINIM INVENTARIO: ro20d264 —[NVENTARIO=10031748 Prologo Este es el segundo volumen de una “psicologfa social desde Centroamé- rica." Cinco afios lo separan del primer volumen, pero mantiene su misma erspectiva y, sobre todo, sus mismos objetivos. Se trata, ante todo, de un esfuerzo por elaborar una psicologia social que junte el rigor cient‘fico con el compromiso social, que saque provecho de todo el acerbo de conocimientos elaborados en otros lugares y desde otras inquietudes, pero los replantee crfticamente a la luz de los problemas propios de los pueblos centroamericanos en estas décadas finales del siglo XX, Por eso es un trabajo en didlogo con la corriente dominante de psico- logfa social, que es de corte y factura norteamericanas. Tiene, sin duda, esa psicologfa social mucho de bueno, producto de casi un siglo de trabajo, y ojald este reconocimiento no se le escape al lector; pero tiene también no poco de malo, no tanto por lo que es en sf cuanto por lo que se pretende que sea, es decir, conocimientos universalmente vélidos y significativos, cuando con frecuencia no son mas que reflexiones muy provincianas, concebidas con esquemas estrechos, y sélo parcialmente verificadas en condiciones al mismo tiempo locales y abstractas. Lamentablemente, la crisis que en este sentido afecté a la psicologia social norteamericana alre- dedor del comienzo de la década de los setenta no Hev6 a un salto cuali- tativo de la corriente dominante que, tras un breve momento de vacilaciGn, hha continuado con las mismas o similares précticas, actualmente bajo la hegemonfa modal de los planteamientos "cognitivos." En este didlogo con la psicologfa social norteamericana se intenta hacer presente a un nuevo interlocutor, permanemtemente silenciado y demasia- do a menudo ignorado: el pueblo sencillo, las mayorfas populares centro- americanas, Nos hemes esforzado por cuestionar a la psicologta desde los problemas que més afectan a estos pueblos, empezando por el de la explo- taci6n y miseria, y terminando por el de la guerra que hoy asola SS Centroamérica en forma més 0 menos larvada. Es desde esa perspectiva hist6rica desde la que se formulan los principales reparos a muchos de los modelos comunmente aceptados en el émbito académico y se hacen plan- teamientos altemativos. Porque una preocupacién constante de esta obra lo €8 no s6lo seftalar posibles fallos y deficiencias, sino claborar altemativas que, sin lanzar por la borda todo lo hecho, planteen modelos y desarrollo diferentes, mas adecuados a la historia que viven los pueblos centroame- ricanos, Serfa presuntuoso ademés de ingenuo pretender que estos dos volime- nes constituyen una nueva psicologfa social; ni lo son ni intentan serio, Pero tampoco son un texto més al estilo de los que, més por competencia comercial que por necesidad cientffica, afio con afio lanzan al mercado las editoriales norteamericanas. Se trata de un texto que intenta desbrozar un sendero muy enmarafiado por presupuestos neopositivistas y por exigen- ccias implicitas de quienes tienen el poder, para que por é1 puedan transitar también los dolores y deseos, las penas y esperanzas de nuestros pueblos. Dicho en otros términos, nuestro intento reside en rescatar y desarrollar to- do aquello que en la psicologia social pueda contribuir a los procesos de liberaci6n hist6rica de los pueblos centroamericanos. Quiz4 se trate de una pretensién demasiado ut6pica. Ciertamente, no se presupone que el aporte de la psicologfa social a estos procesos vaya a ser grande o crucial; lo que si se presupone es que algo puede aportar, y lo que cuenta es saber qué y como puede hacerlo. Por ello, hemos hablado de la necesidad de realizar tuna psicologta de la liberacién (Martin-Bar6, 1986c) que, inspiréndose en una de las corrientes més originales de 1a praxis popular latinoamericana contempordnea, contribuya al camino hist6rico que hoy tratan de recorret Jos pueblos de nuestro continente. La respuesta que hemos recibido a la publicacién de "Accién e ideolo- gfa" ha sido més que estimulante. Sabemos que en no pocas universidades Jatinoamericanas el libro ha circulado en fotocopias, y que ha estimulado a otros a replantearse su propio quehacer psicosocial. Pero lo que més nos ha animado es descubrir que "Acci6n e ideologfa" representaba en realidad un fruto mas —uno entre otros— de una postura y un esfuerzo que, desde Jos lugares més distantes y sin un conocimiento mutuo o un acuerdo pre- vio, no pocos psicélogos sociales latinoamericanos estaban realizando. Hemos ido encontrando, asf, que en México y en Venezuela, en Puerto Rico y en Brasil, en Costa Rica y en Chile, otros psicélogos sociales se habfan lanzado a una tarea semejante, ligados a los particulares problemas de sus propios pueblos. Hoy existe entre nosotros un mayor y mejor cono- he *® cimiento mutuos, aunque todavfa no una suficiente interaccién; pero hay ‘ya proyectos comunes en marcha, que esperamos sean semilla de una Colaboracién mAs estrecha al servicio de las causas populares. Si hubiera de confesarme ante el lector, le dirfa que he puesto punto final a este segundo volumen con la premura de quien ve que una prenda se envejece sin haberla siquiera estrenado: el libro sale asf mayor, pero no maduro. El capftulo primero de este libro 1o escribf en 1984, mientras que el tiltimo ha sido terminado cuatro afios més tarde, en 1988. Eso no quiere decir, ni mucho menos, que durante estos afios haya podido ir puliendo lo escrito; por el contrario, més bien significa que los tiempos que he lo- grado liberar aquf y allé para esa tarea han sido escasos y cortos, y que vefa con impotencia cémo los manuscritos se empolvaban sin poderlos revisar 0 completar. No dudo, por eso, que habré ciertas incoherencias en €l ritmo y aun entre ciertos planteamientos de los cinco capttulos, asf como de estos capftulos con los de "Acci6n ¢ ideologfa." No sélo se puede rastrear el paso del tiempo en las referencias bibliogréficas, sino también en los ejemplos y las referencias histéricas. Ciertamente, algo han evolucionado mis intereses y mis enfoques. Asf, lo que comencé pensando en la familia lo terminé visto desde el sindicato, y 1o que surgié referido a Ja universidad fue culminado mirando al ejército y a las comunidades eclesiales de base. En los momentos actuales pienso que la psicologfa social debe con- ducir a una psicologfa politica como su fruto mas propio. Sé que algunos ccolegas nortamericanos y europeos nos alertan sobre el peligro de mezclar ciencia con activismo, y de confundir la teorfa con reivindicaciones polf- ticas. Es posible que en ocasiones caigamos en ese error. Pero tanto se puede errar por carta de més como por carta de menos, y a mf me resulta preferible fracasar en el intento comprometido por hacer historia como parte de un pueblo, que en el esfuerzo pseudoaséptico por mantenerse al margen de ella. La precaucién, perfectamente valida, no debe evar a la inaccién, asf como el rigor cientffico no tiene por qué confundirse con Ia ccarencia de opciones. Ojala que este segundo volumen de una psicologfa social vivida, pen- sada y hasta sufrida desde las circunstancias muy concretas de lucha y esperanza del pueblo salvadorefio ayude a otros a unir sus esfuerzos a esta lucha, abriendo su quehacer cientffico y profesional a la esperanza hist6- rica de nuestros pueblos. San Salvador, 3 de noviembre de 1988. | Indice Prélogo Indice Capitulo primero: Un desorden ordenado 1, La sociedad como sistema 1.1. El enfoque funcionalista (@) La adaptacién (b) El logro de objetivos.... (© Laintegracion (@) El mantenimiento de esquem: 1.2, El enfoque conflictivo 1.2.1, Relaciones sociales 1.2.2. Estructuracién soci 1.2.3. Procesos de cambio 1.3, La acci6n sistémica : 2, La construccién social de la realidad .. 2.1. Introducci6n .. 2.2. La produccién del orden social. 2.2.1. Los experimentos de Sherif 2.2.2. La génesis de un orden social (@) Externalizacién. (b) Objetivacién ..... (© Intemalizacién 2.2.3, Dindmica de la formacién del orden social 2.3. Marginaci6n y dependencia 2.3.1. El modelo de la desintegracién psicosocial 2.3.2. El modelo de la dependencia 3. La reproduccién del orden social . 3.1. La mutina y sus reglas . 3.2. La cultura de la pobreza... Resumen .. Capitulo segundo: El poder social 1, La realidad del poder 2. Lanaturaleza del poder 2.1. Elementos del poder.. 2.2. Dos paradigmas te6ricos sobre el pode Tipos de poder 2.3.1. Una tipologia del poder segtin los recurso: 2.3.2. Una tipologia del poder segiin sus efectos ... 2.3.3. Una tipologia del poder segiin la relacién 3. La accién del poder: la dominacién social .. 3.1. Naturaleza del conformismo Modelos del conformismo 3.2.1. El conformismo como rasgo de la personalidad .. 3.2.2. El conformismo como producto de Ia presién grupal El conformismo como desempefio de un rol social.... El conformismo como un acto rutinario y trivial de obediencia 3.3. Conformismo, fatalismo y dominacién social 4, El rechazo del poder social... 4.1, Inconformismo, delincuencia y desviacién Enfoques te6ricos .. La desviacién social como psicopatologia La desviaci6n social como producto de la tensién ‘grupal o 4.2.3, La desviaci6n social como exigencia cultural . La desviacién social como pérdida de control .. 4.2.5, Una reflexi6n critica «ren 4.3. El poder para desviarse socialmente. 5. El poder corrompe .. 5.1. La voluntad de poder 5.1.1. La bisqueda de poder como tendencia neurstica 5.1.2. La busqueda de poder como tendencia normal necesaria 5.2. Bl ejercicio del poder Resumen .... [ 112 114 116 124 124 136 143 150 156 164 164 167 167 169 m 172 172 174 17 178 178 180 182 185 Capitulo tercero: El grupo humano 1. El significado de grupo 2, Enfoques psicosociales sobre el grupo . 2.1. Seis criterios para definir un grupo. 2.2. Teorfa grupal de Freud: solidaridad mecdnica .. 2.3. Teorfa grupal de Lewin: solidaridad orgdnica 2.4, Reflexign critica sobre las teorfas grupales .. 3. Una teorfa dialéctica sobre el grupo humano.. 3.1. La identidad grupal.. La formalizacién organizativa..... Las relaciones con otros grupos La conciencia de pertenencia a un grupo El poder grupal La actividad grupal 4. Tipologtas grupales Resumen ... Capitulo cuarto: La dindmica del grupo primario 1, La oélula social. Mayo del 68 . La dindmica de grupos El grupo primatio .. . La familia 2, La formacién del grupo primario ... 2.1. El surgimiento del grupo primario 2.1.1. Creacién deliberada de grupos (a) El grupo de trabajo... (b) El grupo de entrenamiento (T-group) .. 2.1.2. Surgimiento esponténeo de grupos. (@) AtTaCCION wenn (b) Semejanza.. (© Ansiedad (@) Complementariedad 2.1.3, Formacién del grupo primario. 2.2. La cohesién del grupo primari 2.2.1. Diversidad de factores vinculantes 2.2.2. Los ritos de iniciacién grupal .. 2.2.3. El desarollo de la complementariedad 3. Funcionamiento de un grupo primario 189 189 3.1. La distribucién de papeles en el grupo primario ...... 270 3.2. La toma de decisiones grupales ....... 28 3.2.1. El cambio arriesgado v- 281 3.2.2. La decisi6n en camarilla pissnnencls. BT 4. Entrenamiento, encuentro y conscientizacién 296 4.1, El entrenamiento de los grupos primario. 298 | 4.2. La conscientizacién del grupo primario. Resumen Capitulo quinto: El grupo funcional sone 309 309 Principales caractertsticas de los grupos funcionale: 310 Tipos de grupos funcionales .. 2. La identidad de los grupos funcionales .. 2.1. El cardcter de los grupos funcionales 21. Estructura interna de los grupos funcionales La referencia intergrupal «...» (@) El rol asignado. (b) El rol asumido 2.1.3. La tarea funcional 2.2. Los gremios ocupacionales .. 3. El poder de los grupos funcionales.. 3.1, Rafces del poder de los grupos funcionales . 3.2, Ejercicio del poder de los grupos funcionales 3.2.1. El liderazgo de los grupos funcionales.... 3.2.2. El paro y la huelga 4, La actividad de los grupos funcionales........ 4.1. La tarea de los grupos funcionales.... 4.2. La forma de actuar del grupo funcional...... 4.3. El impacto psicosocial de la actividad grupal .. 4.3.1. El impacto sobre la sociedad .. 4.3.2. El impacto sobre los miembros del el grupo funcional... 383, Resumen .. E 1. La divisi6n social del trabajo Referencias biliogréficas . e de autores ... Un desorden ordenado 1, La sociedad como sistema "Ley y orden" ha sido la consigna enarbolada por los movimientos més conservadores del mundo contemporéneo, el ideal tras el cual se han escudado los intereses sociales dominantes en cada situacién para defenderse contra las exigencias de cambio. Richard Nixon justificaba hechos como los de Watergate por la necesidad de mantener la ley y el ‘orden norteamericanos contra la "conspiraci6n izquierdista," mientras Ronald Reagan ha pretendido justificar su agresién contra los pueblos centroamericanos —incluido el terrorismo de minar puertos y de entrenar Para el asesinato sistemético en Nicaragua— con el pretexto geopolitico de que el drea es parte de "su" traspatio y de que ah necesitaba preservar el orden y la ley del capitalismo estadounidense, Nada de extrafiar entonces que, cobijados por el paraguas ideol6gico de la contrainsurgencia, los escuadrones de la muerte” se lanzaran a las calles en Brasil y Argentina, Chile y Guatemala, tratando de contener la "conspiracién comunista” y de defender una ley y un orden social traducidos como "propiedad privada, patria y familia.” No hace falta profundizar mucho para descubrir por qué la defensa de la ley y el orden constituye un ideal conservador; 10 que en cada caso se pretende defender es una ley y un orden social concretos, aquella orga- nizaci6n social reflejada y consagrada por una legislacién, que viabiliza los intereses sociales dominantes en cada circunstancia hist6rica. Por ello, quienes defienden la ley y el orden son los mantenedores del sistema establecido, los beneficiarios principales del lamado status quo, aquellos que sacan més provecho personal y de clase de Ia situacién tal como se encuentra en un momerto hist6rico determinado. Sin embargo, toda sociedad en cuanto tal tiene un orden, y ello tanto si ese ordenamiento es fruto de una dominacién de clases (sea de la burguesfa 13 ae ci6n social es definida desde el poder y responde sobre todo a los intereses sociales de los sectores dominantes. 19. Para unos la voluntad de poder es una tendencia neurética, que busca compensaciones psicosociales; para otros es una tendencia normal, ne- cesaria para que las personas afirmen su propia individualidad. Asf, ‘mientras unos piensan que es el poder el que desencadena la violencia, otros consideran que es la impotencia la fuente principal de violencia social, . 20. El ejercicio del poder tiende acorromper a los que To detentan. Su do- minio les lleva a devaluar a quienes dominan, y a atribuir a lo que ellos mismos son lo que es producido en realidad por lo que tienen. Esta creciente distorsiGn les convence de su superioridad natural y se ‘vuelve justificadora del dominio y la opresién que ejercen, 188 El grupo Humano 1. El significado de grupo La vida cotidiana presenta una gran diversidad de formas como se re- lacionan las personas a las que aplicamos el mismo témino de grupo. Gru- Po es una familia y el conjunto de nuestros amigos, grupo son los alumnos de una escuela, los bafiistas en una playa, los soldados de un bata- én y los miembros de una determindada clase social. Todas estas en- tidades humanas tienen en comin el que involueran a varias personas; pero, fuera de la pluralidad de individuos, es diffcil encontrar algiin ele. mento comin a todas ellas. Grupo es, por tanto, un término muy abstrac- to que remite a realidades diferentes. Mds atin, el hecho de que se aplique el mismo término de grupo a situaciones humanas aparentemente seme- Jantes, pero en el fondo muy distintas, nos alerta sobre el peligro de caer en un puro moninalismo, es decir, en creer que el hecho de aplicar un tér- mino 0 nombre ya convierte en real lo nombrado. De ahf la necesidad de lograr una precisién conceptual mayor si pretendemos que el término "grupo" sea mds que un simple nombre y exprese un cardcter propio de los fenémenos psicosociales. Veamos algunos ejemplos: * Padre, madre y dos hijos adolecentes cenan en silencio, sin hablarse més palabras que las estrictamente necesarias para pasarse 1a comida. Ciertamente, forman un grupo familiar en cl acto de cenar juntos. Comparémoslo con otras cuatro personas, en todo equivalentes, que coinciden en la mesa de una cafeterfa en la que sirven comidas répidas; las cuatro comen sin dirigirse més palabras que las necesarias para asarse la sal, la salsa de tomate o las servilletas. ;Se trata también en este caso de un grupo? * Los alumnos de un curso de bachillerato ven en su aula de clase una Pelicula sobre la que tienen que hacer un trabajo escolar. A unas ‘cuadras de distancia, un centenar de espectadores ve la misma pelicula 189 i i tido en en un cine piblico. {Puede hablarse de grupo en el mismo sent ambos eer {Forman los espectadores del cine piblico un verdadero ‘grupo? de soldados * Por la calle pasa temprano en la mafiana un batallén desfilando y cantando, Horas més tarde, por la misma calle circula Le gran cantidad de transetintes. No parece’ haber mucha duda sobre que los soldados formen un grupo. Pero, jse trata también de un grupo en el caso de los transetintes? + * Se habla de los grupos profesionales de una ciudad o pafs, como los médicos 0 los ingenicros, a pesar de que lo mas seguro es que muchos de ellos ni se conozcan ni se relacionen entre sf, Se alude también al grupo de quienes constituyen una determinada clase social, por ‘ejemplo, el proletariado, aunque es posible que ni siquiera los propios interesados sepan que forman parte de esa clase, es decir, que no tengan conciencia de ello. Los ejemplos podrian multiplicarse. Pero el hecho es que, desde los ‘grupos més pequefios hasta los grupos més amplios, la realidad del grupo como tal es menos evidente de lo que suele asumir el sentido comin, No tenemos inconveniente en calificar a la familia, los alumnos de ta clase 0 cl batallén de soldados como grupos reales; pero sentimos més dudas a la hora de atribuir el mismo cardcter a los clientes de la cafeterfa, los espec tadores del cine 0 los transetintes urbanos. De ahf que la utilizacién in discriminada del término grupo para realidades tan distintas pueda servir de filtro ideol6gico que asimile unilateral o distorsionadamente ta diversidad de naturaleza y sentido de los grupos que existen en cada circunstancia his tGrica y que tienen un sigrificado social real, Algo asf ocurre, por ejem plo, cuando en El Salvador las grandes corporaciones empresariales in ccluyen entre las "empresas privadas” tanto a las grandes industrias y comer cios, con més de 300 trabajadores, como al taller de costura donde trabajan tres 0 cuatro mujeres, como si se tratara de un solo grupo con los mismos caracteres ¢ intereses sociales. El diccionario de 1a Real Academia (1970, pag. 679) define el término ‘grupo como aquella "pluralidad de seres 0 cosas que forman un conjunto, ‘material o mentalmente considerado.” Grupo es, por tanto, un conjunto «e varios seres, la unidad de Ta pluralidad. Al parecer, el término se origina cn €l italiano groppo 0 gruppo, que era un vocablo técnico para designar |i presencia de varios individuos en una obra de pinturao escultura formanlo tun solo sujeto temético, El término se introduce en castellano hacia 174 para designar la reunién de varias personas (ver Corominas, 1967). 190 Que un grupo debe estar constitufdo por una pluralidad de individuos es luna condicién esencial que nadie cuestiona, aunque haya algunas discre- Pancias respecto a los limites numéricos tanto por abajo como por arriba, Asf, por ejemplo, no se suele pensar en un grupo cuando se trata de dos Personas: si se habla de un "grupo familiar," se piensa en padres e hijos y quizés en otros parientes; en cambio, si se trata Gnicamente de los cén- yages, se suele hablar de "un matrimonio" mds que de un "grupo fami- liar." Ahora bien, en principio y tal como lo indica la definicién del dic- ionario, se podrfa considerar como grupo casi cualquier pluralidad de in- dividuos, desde una pareja 0 grupo de dos hasta la totalidad de 1a humani- dad, “el grupo humano;" todo depende de la perspectiva adoptada, es decir, del criterio unificador empleado. De acuerdo con la definicidn ofrecida, ese ctiterio puede ser tanto una consideracién material como mental, algo que esté en la misma realidad, como algo que esté solo en nuestra cabeza, En otras palabras, tan calificables como grupo serfan aquellos que se en- ‘cuentran unidos en el espacio y en el tiempo (varios sujetos que se encuen- tran en una misma habitaci6n, por ejemplo), como aquellos que simple- mente son unidos por una consideracién mental (por ejemplo, los médicos de El Salvador) Este planteamiento puede ser valido desde un punto de vista lingiifs- tico, pero no lo es desde un punto de vista psicosocial. Entre "un grupo fa- miliar,” “el grupo de médicos de El Salvador" y "el grupo humano” hay diferencias tan abismales, que reducirlas al mismo denominador de grupo s6lo puede inducir a confusién, Robert Merton establece una primera distincién entre grupo, colectividad y categorfa social que puede ayudamos a iluminar este punto. Para Merton (1980, pag. 366), un grupo s6lo lo constituye "un numero de personas que interactian entre sf de acuerdo con esquemas establecidos.” Asf, pues, ademas de la pluralidad de individuos, Merton establece dos condiciones necesarias para que se dé la unidad que determina que esos individuos formen un grupo: que interacnien entre sf y {que lo hagan de acuerdo con unos esquemas establecidos o normas. Estas dos caracterfsticas le permiten diferenciar a los grupos de las colectividades y de las categorfas sociales. Constituyen una colectividad aquellas per- Sonas que comparten valores y actiian de acuerdo a unas normas esta- blecidas, pero que no interactian entre sf. Por ello, todos los grupos son olectividades, pero no todas las colectividades forman grupos. Todos los miembros de un ejército, por ejemplo, pueden formar una colectividad, ya que puede suponerse que comparten los mismos valores y actian’ de acuerdo a unos esquemas determinados; sin embargo, como no todos ellos 191 ‘tian enre sf, no pueden ser considerados como un grupo de hecho, Final- mente, as cxlogarta sociales, segiin Merton (1980, pag. 381), son aque- los agregados de status sociales, cuyos ocupantes no estén en interacci aunque tienen caracteristicas sociales semejantes —por ejemplo, la edad, el sexo, el estado civil—, no estén necesariamente orientados por unas nor- ‘mas comunes y peculiares (ver Cuadro 8). {Cuadro 8 Conjuntos Humanos segtin Merton Normas comunes Interaccién No Si No Categoria Colectividad social Si 2 Grupo Fuente: Menon (1980)- distincién de Merton, que retoman otros psicdlogos sociales como Hollander 97, etablece que no cualquier unidad de una pluralidad debe ser considerada como un grupo, sino s6lo aque! tipo de unidad que se da ‘cuando los individuos interactian entre s{ y comparten unos esquemas 0 normas de interacci6n. Lo valioso de este planteamiento estriba precisa: mente en su formalidad, es decir, en el hecho de buscar una especificidad a Ja unidad grupal y, por tanto, en precisar que no cualquier tipo de unidad centre varias personas puede ser considerado como un grupo humano desde Ia perspectiva psicosocial. Sin embargo, los criterios concretos mencio nados por Merton son quizés menos claros de lo que pudiera parecer a primera vista. ,Qué significa interaccién? {Supone la interaccién un contacto fisico 0 puede hablarse de interaccién siempre que se produzca una relaci6n o un influjo directo entre las acciones de varios individuos, estén 0 no en contacto fisico? {Hay interaccién, por ejemplo, entre el director de una empresa y aquellos trabajadores con los que él no despacha directamente, pero cuya actividad decide con sus planes y érdenes? No se trata de debatir aqut si la interaccién es o no una condicién necesaria para Ja existencia psicosocial de un grupo: lo que se afirma es que la inte 192 raccién misma necesita ser definida si se quiere precisar qué tipo de relaciones entre las personas generan la realidad de un grupo humano, Més cuestionable resulta todavia el otro criterio mencionado por Merton: la comunidad de esquemas de comportamiento. Afirmar que s6l0 existe un grupo cuando se da una comunidad de normas presupone que la realidad comportamental del grupo es unimodal y funcionalmente consis- tente, supuesto quizds aceptable en grupos pequefios, pero muy discutible ara grupos més amplios 0 para grupos complejos. Con todo, el que una delimitacién conceptual de lo que es 0 no es un grupo nos parezca més 0 ‘menos adecuada, no quita la necesidad de especificar alguna delimitacién de tal modo que se precise qué aspectos unificadores dan origen a la realidad ‘grupal y cudles no. EI problema fundamental sobre 1a naturaleza de los grupos reside, pues, enlos criterios de unidad, es decir, en definir aquel cardcter integrador de una pluralidad de individuos que los analistas tradicionales denominaban ‘mente grupal. Son muchos los criterios propuestos para establecer la naturaleza del grupo humano. A fin de dilucidar cu4l de esos criterios es més adecuado habré que ponderar no s6lo su capacidad para dar cuenta dela multiplicidad de grapos que hist6ricamente aparecen en cada sociedad, sino su valor para distinguir entre ellos y para discemir aquellos que de hecho son mds importantes y significativos. Puesto que todos estamos involucrados en una diversidad de grupos donde radican y desembocan nuestros intereses, el andlisis sobre la natu- raleza de los grupos humanos necesita una particular transparencia ideo 6gica, que no se cifra tanto en pretender abstraemos de nuestra ubicacién hist6rica, cuanto en asumirla conscientemente y dar raz6n de ella. Segin Didier Anzicu (1978), la imagen del grupo despierta en las personas tanto la esperanza de satisfacer sus deseos como la angustia que surge de la con- frontacién con los otros. Por ello, como acota Armando Bauleo (1983, pag. 17), “el grupo es la construccién ideol6gica por excelencia, a través de la cual se pueden poner de manifiesto los diferentes mecanismos en juego de una ideologia.” En un pafs como El Salvador, donde la con- frontacién social ha agudizado esa vivencia del grupo como objeto al mismo tiempo de expectativas y de angustia, el término "organizarse” en grupo ha legado a significar la incorporacién de las personas a las orga- hizaciones populares o revolucionarias: "estar organizado," ser "un organi- ado," se refiere a formar parte de algtin grupo insurgente. - = 193 BILIOTECA CENTRAL | 2. Enfoques psicosociales sobre el grupo 2.1. Seis criterios para definir un grupo Las principales caracterizaciones de los grupos en psicologia social pueden sintetizarse, segin Marvin E. Shaw (1980), en seis enfoques. Cada uno de los modelos enfatiza un criterio para la existencia de un grupo, aunque con frecuencia se afiaden otras condiciones necesarias. Los seis criterior privilegiados por estos modelos son: (a) la percepcién de los miembros; (b) una motivacién compatible; (c) metas comunes; (4) una organizaci6n; (e) la interdependeweia; y (f) la interaccién. (@) Para algunos psiclogos, la realidad de un grupo requiere que los individuos tengan alguna conciencia sobre los vinculos que les unen entre sf. S6lo cuando los individuos se perciben a sf mismos como relacionados ‘con otros pueden actuar en funci6n de esa relacién, es decir, como miem- ‘bros de un grupo y no como simples individuos. Cuando las personas son conscientes de la relacién (y actin en consecuencia) el grupo empieza a tener realidad psicosocial. M. Smith y Robert R. Bales serfan representantes caractertsticos de este enfoque. Seguin Smith, un grupo social es "una unidad consistente en un cierto ndmero de organismos separados (agentes) que tienen una per- cepcién colectiva de su unidad y que poseen capacidad para actuar y/o acidan efectivamente de un modo unitario frente a su medio ambiente’ (Shaw, 1980, pég. 21). Como puede verse, Smith postula dos condi ciones necesarias para la existencia de un grupo: la percepcién de la unidad y 1a acci6n unitaria, Sin embargo, la percepcién serfa la condicién pri ‘mordial para el surgimiento de un grupo, ya que estarfa a la base de la accién en cuanto unitaria y darfa origen al grupo, incluso aunque slo hubiera la capacidad para una accién de ese tipo. (©) Un grupo humano existe, afirman otros cientificos sociales, en 1 medida en que responde a las necesidades de los individuos que lo conforman. La condicién esencial para la existencia de un grupo radica en las necesidades y morivaciones de las personas que les llevan a buscar su satisfaccién a través de la relacién con otras personas. Bemard M. Bass (1960, pég. 39), por ejemplo, afirma que un grupo es aquel "conjunto de individuos cuya existencia como conjunto es gratificadora para los in dividuos.” De ahf que el grupo familiar tienda a desintegrarse tan pronto como sus miembros encuentran que ya no responde a sus necesidades: lo padres se divorciarén, los hijos seguirén su propio camino. Asf, pues, esic 194 enfoque enfatiza las motivaciones de los individuos; son esas moti- vaciones las que levarfan a buscar relaciones con otros y las que, en caso de no ser satisfechas, les impulsarfan a romper las relaciones de conjunto. (©) Para ciertos analistas, el elemento que unifica a una pluralidad de individuos en un grupo es tener un objetivo comiin. La diferencia con el modelo anterior es quizés pequefia, pero importante: en un caso, no se tra- ta de que todos los individuos se unan por las mismas motivaciones, sino de que las motivaciones propias de cada individuo sean satisfechas por el grupo, aunque sean distintas. Padre, madre ¢ hijos pueden tener distintas ‘motivaciones para mantener el grupo familiar, pero los tres permanecerén ‘como grupo en tanto esas motivaciones sean satisfechas. Por el contratio, Jo que el presente enfoque asume es que la realidad grupal surge de 1a bisqueda de un objetivo comin, de una misma meta, por parte de varios individuos. T. M. Mills (1967, p4g. 2), por ejemplo, define a los grupos Pequefios como "unidades compuestas por dos o més personas que entran en contacto para lograr un objetivo y que consideran que dicho contacto es significativo.” Varios trabajadores se unen a fin de confrontar a los pro- Pictarios de la empresa en que trabajan y asf lograr una serie de rei- vindicaciones laborales. Lo que les une en un sindicato es el objetivo co- miin de conseguir un aumento salarial 0 mejores prestaciones, meta que requiere precisamente la fuerza de la unidad grupal. (@) Un buen niimero de psicdlogos y sociélogos mantiene que el ele- mento unificador que genera la realidad del grupo no hay que buscarlo tanto en las caracterfsticas de los individuos —percepcién, motivaciones, ‘objetivos— cuanto en la estructuracién organizada de sus relaciones mu- tuas. El elemento unitario no estarfa por consiguiente en alguna carac- terfstica comiin a todos los individuos, sino en un ordenamiento peculiar y més 0 menos estable de los vinculos entre ellos, Sherif y Sherif (1975, Pég. 118), por ejemplo, definen al grupo como “una unidad social que consta de una cierta cantidad de individuos que tienen unos con ottos relaciones de rol y de status, que se han estabilizado en cierto grado en ese momento, y que poseen un conjunto propio de valores 0 normas que regulan su comportamiento, al menos en asuntos que tienen conse- cuencias para el grupo.” La naturaleza del grupo no estarfa en las partes (los individuos) sino en en el todo (el grupo como tal). El grupo familiar existird en la medida en que alguien sea esposo, alguien madre y alguien hijo, o cualquier otra combinaci6n que denote la existencia de unos roles definidos y mutuamente referidos y unas normas que regulen las relaciones ‘entre los miembros de la familia. 195 (©) Segiin muchos, la realidad del grupo surge por la interdependencia de varios individuos. Este enfoque subraya todavia més el hecho de que para que exista un grupo no tiene que darse alguna caracteristica comuin a todos los miembros; la comunalidad estarfa en la vinculacién de los individuos entre sf que les hace dependientes unos de otros. Los miembros de un equipo pueden tener distintas motivaciones para jugar ¢ incluso per- seguir distintos objetivos; pero es claro que dependen unos de otros, ya que si falta alguno el equipo queda incompleto y lo que hace cada uno de ellos afecta a todos los demds. Dorwin Cartwright y Alvin Zander (1971, 4g. 60), que desarrollan el planteamiento seminal de Lewin, definen al ‘grupo como “un conjunto de individuos cuyas relaciones mutuas les hacen interdedependientes en algtin grado significativo.” El cardcter definitorio de Jos grupos serfa la interdependencia de sus miembros, lo cual permitirfa distinguir tipos de grupos segiin la naturaleza y la extensi6n de esa depen. dencia mutua. ( Finalmente, muchos autores consideran que el cardcter esencial para la constitucién de un grupo es la interaccién de varios individuos: hay gru- po cuando las acciones de las personas estén mutuamente referidas, de tal manera que la accién de uno esté esencialmente vinculada a la accién de los otros y viceversa. H. Bonner (1959, pag. 4) define al grupo como “un conjunto de personas en interaccién recfproca;” "es este proceso de inte raccién lo que distingue a un grupo de un agregado.” Como puede verse. Bonner sigue el planteamiento de Merton, quien propugna que la inte acei6n y las normas constituyen los dos elementos necesarios para que exista un grupo. La interacci6n es una forma de interdependencia y, por lo tanto, asumirla como criterio para la existencia de un grupo supone una visi6n més restringida de lo que se puede considerar como grupo. Segdin Shaw (1980, pags. 24-25), todos los enfoques son vélidos en la ‘medida en que seftalan algtin aspecto de la realidad grupal. Asf, por ejem. plo, las motivaciones de los individuos pueden explicar por qué surge un ‘grupo, mientras que las percepciones de los miembros pueden dar raz6n de algunos de los comportamientos grupales. Las motivaciones de un grupo de trabajadores confrontados a una situacién de crisis econémica pueden ex. plicar la formaci6n de un sindicato incluso frente a graves presiones am. bientales. De manera semejante, la percepcién que tengan de sf mismos Jos miembros de una determinada secta teligiosa puede hacer més compren sibles algunos de sus comportamientos. "Pero ninguno de estos aspectos es necesario, ni tampoco suficiente, para definir qué es un grupo" (Shaw 1980, pag. 25). Para Shaw, lo esencial de un grupo es Ja interaccién ¢ 196 influjo mutuos; un grupo lo constituirfan "dos o més personas que interac- tan mutuamente de modo tal que cada persona influye en todas las demas y es influfda por ellas.” Un andlisis de los seis modelos sobre 1a realidad del grupo nos permite establecer una diferenciacién bésica entre ellos: por un lado estén aquellos ‘modelos que postulan como clemento unificador la existencia de un cardc- ter comiin a todos los individuos que entran como miembros del grupo; Por otro, aquellos modelos que seftalan como elemento unificante algiin ti: po de vinculo entre las partes 0 miembros del grupo. Reencontramos, asf, las dos formas de solidaridad social sefialadas por Durkheim (1893/1967): la mécanica, fundada en la comunidad de elementos (las personas piensan, sienten 0 actian de la misma manera), y la orgénica, basada en la depen- dencia funcional entre los miembros de una sociedad. Los tres primeros ‘modelos corresponden a un tipo de solidaridad mecénica: el grupo lo for- ‘marfan la unidad de percepcién, de satisfaccién motivacional 0 de obje- tivos. Los tres tltimos modelos corresponden mas bien a formas de so- lidaridad orgénica: el grupo dependerfa de una organizacién funcional, dela imerdependencia o de la interaccién de sus miembros (ver Cuadro 9). Cuadro 9 Seis modelos sobre la naturaleza de la unidad grupal Modelos de “solidaridad mecénica:” 1, Percibirse como miembros. 2. Satisfaccién de motivaciones. 3. Un objetivo comin, Modelos de "solidaridad orgénica:" 4. Una organizacién funcional. 5. La interdependencia de los miembros. 6. La interaccién, Examinaremos dos teorfas grupales representativas de cada uno de estos dos tipos de enfoques: Ia teorfa psicoanalitica de Sigmud Freud como mo- elo de “solidaridad mecénica,” y la teorfa del campo de Kurt Lewin como ejempo de "solidaridad orgénica.” 197 2.2, Teoria grupal de Freud: solidaridad mecénica La teorfa de Freud sobre el grupo, relativamente poco usada por los psi- célogos sociales, est4 expuesta en dos obras: "Tétem y tabii” (1913/1967) y "Psicologia de las masas" (1921/1972). Desde el marco conceptual del psicoandlisis, el grupo tiene que ser analizado con categorfas psicol6gicas, ya que, como dice el mismo Freud a proposito del marxismo, "tampoco la sociologfa, que trata de la conducta del hombre en la sociedad, puede ser otra cosa que psicologfa aplicada” (Freud, 1932/1968, pag. 964). Por ello, aunque en su andlisis mds detallado sobre el grupo Freud parte de los planteamientos de Le Bon (1895/1972) acerca de la conducta de las masas, termina reflexionando sobre la configuracién del yo individual; de ahf el titulo completo de su obra: "Psicologia de las masas y andlisis del yo." En dltima instancia, Freud considera que la realidad del grupo debe remi tirse a lo que para 61 constituye el eje articulador de la configuracién humana, el conflicto edfpico. Segiin Freud, la existencia de los grupos tiene que examinarse a la luz de dos preguntas: (a) ,qué es lo que vincula a los diversos miembros con el jefe 0 cabeza del grupo?: y (b) {qué eslo que vincula a los miembros de ‘un grupo entre sf? La respuesta de Freud es la misma para ambas pre ‘guntas: se trata de vinculos amorosos, vinculos en verdad aunque los que ligan a los individuos con el jefe son primarios mientras que los que ligan a los miembros entre sf son derivados 0 secundarios. Por 0, la principal distincién que realiza Freud es entre grupos con jefes y grupos sin ellos; estos tltimos constituirfan una cierta aberracién, E] jefe es a los miembros de un grupo lo que el padre es a los hijos de una familia. El deseo infantil por lograr para sf a la madre tropieza con la ley del padre, que impone su derecho exclusivo sobre 1a madre e impide asf la satisfacci6n directa de las pulsiones libidinosas del nifio. Confron tado con este conficto edfpico, el nifio se identifica con el padre ¢ intro: yecta su imagen como parte de su propio yo: el padre se convierte en cl ‘modelo interno, el “ideal del yo" que el nifio trata de imitar para lograr el objeto anhelado. Esta identificacién cor el padre establece un fuerte vin culo afectivo entre ambos, vinculo no exento de ambivalencia, es decir, de una mezcla de amor y odio. Lo que ocurre entre los miembros de un grupo y el jefe constituye una repetici6n psicosocial del conficto edipico. Todo jefe representa una figura patema, con la cual se identifican todos y cada uno de los miembros de un grupo, creando asf entre ellos un vinculo libidinoso. Esto ocurre, por 198, ejemplo, en la iglesia catdlica y en el ejército, dos grupos “antificiales’ que Freud toma como ejemplos, donde se produce la misma ilusiGn colec- tiva: "Ia ilusi6n de la presencia visible o invisible de un jefe (Cristo, en la iglesia catlica, y el general en jefe, en el ejército), que ama con igual amor a todos los miembros de la colectividad” (Freud, 1921/1972, pag. 32; ver Texto 18). Por tanto, el elemento principal para la existencia de un grupo es la identificacién de sus miembros con un jefe o Ifder, al cual introyectan como ideal de su yo aceptando de este modo sus exigencias como si surgieran de ellos mismos. La identificacion primaria con e1 jefe del grupo sirve de base para la identificacién de los miembros del grupo entre sf. La comunidad de lazos con el jefe genera una comunidad afectiva. De este modo, la rivalidad y los celos que deberfan existir entre los miembros de un grupo al aspirar todos al mismo objeto se transforman, mediante una caracterfstica formacién reactiva, en amor y vinculos fratemos. De ahf brotarfa, segin Freud, la exigencia de justicia ¢ igualdad: "ya que uno mismo no puede ser el prefe- ido, por lo menos que nadie lo sea” (Freud, 1921/1972, pag. 57). Pero ast como la identificacién con el jefe es de orden primario, la identificacién con los otros miembros es de orden secundario, dependiente de la existen- cia de un “ideal del yo" comtin. Un grupo es, por consiguiente, “una reu- nién de individuos que han reemplazado su ideal del 'yo' por un mismo objeto, a consecuencia de lo cual se ha establecido entre ellos una general y recfproca identificacién del 'yo" (Freud, 1921/1972, pag. 53). Cabe preguntarse por qué las personas, una vez resuelto su Edipo fa- miliar, necesitan buscar otras imagenes patemas con las cuales iden- tificarse, es decir, cudl es 1a pulsién que les lleva a buscar nuevos objetos de identificacién libidinosa. La raz6n estriba en el proceso mismo de identificacién por el que se resuelve el Edipo; este proceso nunca es to- talmente satisfactorio, ya que la mezcla conflictiva de amor y odio que el individuo experimenta hacia el padre no desaparece con la introyeccién, sino que se vuelve interna y permanente. De ahf esa biisqueda insaciable de figuras patemas. Y de ahf también que la identificacién con el jefe ‘grupal sea siempre una derivacién psicolégica del conflicto edfpico, En resumen, la teorfa psicoanalftica mantiene que un grupo surge por 1a identificacion de unos individuos con otro individuo, el jefe, al que in- ‘troyectan como ideal de su yo. En base a esta identificacicn primaria, co- ‘min, 1os miembros de un grupo pueden identificarse entre sf frente a una misma imagen pater, todos ellos son iguales, hermanos. 199 Texto 18 Iglesia y Ejército En la iglesia —y habré de sernos muy ventajoso tomar como muestra la Iglesia Cat6lica— y en el Ejército rein, cualesquiera que sean sus diferencias en otros aspectos, una misma ilusiGn: la ilusiGn de la presencia visible o invisible de un jefe (Cristo, en la Iglesia catslca, y el general en | jefe, en el Ejército), que ama con igual amor a todos tos miembros de la | colectividad. De esta ilusién depende todo, y su desvanecimiento traeria consigo la disgregacién de la Iglesia 0 del Ejército, en la medida en que la coercién exterior 1o permitiese. El igual amor de Cristo por sus fieles todos aparece claramente expresado en las palabras: "De cierto os digo que cuanto le hicisteis a uno de estos mis hermanos pequefitos, a Mi lo hicis- teis." Para cada uno de los individuos que componen la multitud creyente ¢s Cristo un bondadoso hermano mayor, una sustitucién del padre. De este amor de Cristo se derivan todas las exigencias de que se hace objeto al individuo creyente y el aliento democrético que anima ala Iglesia depende | dela igualdad de todos los fieles ante Cristo y de su idéntica participacién en el amor divino. No sin una profunda razén se. compara la comunidad cristiana a una familia y se consideran los fieles como hermanos en Cristo; esto es, como hermanos por el amor que Cristo les profesa. En cl Tazo que une a cada individuo con Cristo hemos de ver indiscutiblemente la causa del que une a los individuos entre sf. Andlogamente sucede en el Ejér- Cito, El jefe es el padre que ama por igual a todos los soldados, razén por la cual éstos son camaradas unos de otros. Desde cl punto de vista de la estructura, el Ejército se distingue de la Iglesia en el hecho de hallarse compuesto por una jerarquia de masas de este orden: cada capitén es el ‘general en jefe y el padre de su compafia, y cada suboficial, de su seccién. La Iglesia presenta asimismo una jerarquia; pero que no desempeia ya en | clla el mismo papel econémico, pues ha de suponerse que Cristo conoce mejor a sus fieles que el general a sus soldados y se ocupa més de ellos. Freud, 192111972, pégs. 32-33. EI modelo de grupo de Ia teorfa freudiana refleja el esquema sim plificado de la familia patriarcal: como base y centro hay un paterfamilias, alrededor del cual giran los hijos o miembros del grupo, configurando una estructura radial fuertemente jerérquica. Hay grupo porque hay identidad de todos los miembros hacia el objeto introyectado, el jefe. Los vinculos gru pales son de orden afectivo, libidinoso, aunque ambivalentes. Asf, junto 200 al amor hacia el jefe esté el odio, mas o menos repcimido, y que eventual- ‘mente aparecerd en la rebeldfa, la insurgencia 0 la revolucién social (Mitscherlich, 1971): junto a la solidaridad fratema hacia los compafteros del grupo, esté la envidia y la rivalidad, siempre presta a emerger y que, por lo general, se desplazan hacia aquellos otros grupos con los que no hay identidad y a los que se puede reconocer como extratios, 2.3. Teoria grupal de Lewin: solidaridad orgénica La teorfa de Kurt Lewin sobre el grupo es también, como la de Freud, una extensi6n de su concepci6n acerca de la conducta individual y, de he- cho, ha sido més bien desarrollada por sus seguidores (Lewin, 1951, 1969; Cartwright y Zander, 1971), Kurt Lewin procedfa del mismo La. boratorio de Psicologia de la Universidad de Berlin que en la década de 1920 vi6 nacer la psicologfa de la Gestalt. Lewin fue considerado parte de €se movimiento, aunque desde un principio sus planteamientos se carac- {erizaron por una cierta "heterodoxia." Con todo, también su enfoque con- Cede la prioridad a la totalidad frente a la parte, al sistema frente a los ele- mentos. A fin de lograr una adecuada representacién de los procesos psfquicos, Lewin utiliz6 el aparato conceptual de ta topologfa, una especie de ma. temética no cuantitativa de las relaciones espaciales, que él adopt6 a su gonveniencia. El concepto més fundamental de su topologfa fue el de “espacio vital," con el que se refiere a todos aquellos factores psicol6gicos © circunstanciales que, en cada situacién concreta, pueden determinar la Conducta de un individuo. El espacio vital constituye el campo de fuerzas ¢n el que se mueve en cada momento un determinado individuo. El com- Portamiento de una persona seré en cada caso funcién de la particular Situacién de las fuerzas en su campo 0 espacio vital. En cualquier momento, el espacio vital de un individuo se compone de dos tipos de factores: la persona y su ambiente psicol6gico. A este con- Junto de factores Lewin los denomina "regiones" del espacio vital, y cada fegion ejerce un atractivo o repulsién sobre la persona, lo que se repre- fenta mediante "valencias" positivas 0 negativas. El comportamiento de lina persona siempre seré una funcién de 1a interaccién entre la persona y fu medio, como lo indica la conocida formula lewiniana ¢ = f (p a), donde @¢8 la conducata, p, la persona, y a, el medio ambiente. Tanto la persona (mo el medio en cuanto regiones estén divididas a su vez en subregiones # regiones més pequefias, es decir, en la diversidad de factores psicolégicos BISLIOTECA CENTRAL 7a WEaIMAs we me enue, presentes en el espacio vital de un individuo en un momento y situacién coneretas. El espacio vital se encuentra en un proceso de cambio constante debido ala relacién entre la persona y su ambiente. Lewin representa este cambio constante como un campo de fuerzas. La persona tiende a cambiar su ubi: cacién en el espacio vital (locomoci6n), es decir, a moverse de una regién a otra como consecuencia del equilibrio 0 desequilibrio en el sistema de fuerzas. Son los sistemas de tensi6n los que generan la conducta dirigida hacia un fin y los que la mantienen hasta que se logra el objetivo buscado y desaparece la tensiGn. Tensién no significa para Lewin stress emocional, Sino disposicién para actuar. Mientras exista un estado de tensiGn, el indi- viduo tender a moverse hacia una regidn con valencia positiva, es decir, « actuar para lograr un objetivo deseado, De esta concepcién se sigue una interesante hipstesis, que fue estudiada experimentalmenie por una de las primeras alumnas de Lewin, Blum Zeigamik: puesto que la conducta finalista se genera por un estado de ten sidn y la tensién permanece mientras no se logre la meta pretendida, las personas tenderéa a recordar més y mejor las tareas sin completar que aquellas ya completadas. Este fenémeno ha recibido el nombre de efecto Zeigarnik, y su conocimiento y medicién ("el cociente Zeigamik," que es la relacién entre tareas sin completar recordadas y tareas completas recordadas) ha permitido estudiar la fuerza de las motivaciones personales, EI sistema conceptual desarrollado por Lewin para analizar la conducta individual se prestaba para analizar también la conducta de grupo. Por un ado, los grupos podfan ser concebidos como regiones del espacio vital de los indviduos. Por otro, los mismos grupos podfan ser concebidos como ‘campos de fuerzas, espacios vitales, con los cuales representar su estruc tura y su dindmica intemas. La conducta del grupo serfa, entonces, la resultante del particular sistema de tensién entre los miembros de un grupo en un momento determinado. Pero asf como la conducta individual constituye siempre una funcién del estado de fuerzas en un espacio vital ta conducta grupal serfa la resultante no de la accién de uno y otro de los individuos que componen el grupo, sino del sistema de relaciones entre Jos miembros del grupo. Asf, 1a comprensién de lo que un grupo es y ‘c6mo acttia habria que buscarla mas en el sistema de relaciones, es decir enla interdependencia de los miembros del grupo que en las caracterfsticas de cada uno de sus miembros en particular. Un grupo no es por tanto una simple pluralidad de individuos, sino ui todo dinémico, un conjunto de relaciones que involucra eso sf a los int 202 dividuos. La naturaleza del grupo esté en Ia interdependencia de sus cons- titutivos y, como en el caso de los individuos, también el sistema grupal se encuentra en un continuo proceso de cambio. De ahf la importancia que Lewin concede a la planificacién del cambio social, que él sistematiza en ttes fases o estadios: un primer estadio de descongelamiento de los habitos establecidos; un segundo estadio de induccién de los nuevos compor- tamientos deseados; y un estadio final de "recongelacién" de esos compor- tamientos recién inducidos hasta establecerlos como habitos. 24, Reflexién critica sobre las teorias grupales Es claro que todo un abismo conceptual empirico separa Ia teorfa grupal psicoanalftica de Ia teorfa del campo. Para Freud es a identificacion con un mismo jefe 1a que vincula a los miembros del grupo entre sf mientras que para Lewin lo que les liga son vineulos de mutua depen. dencia. En un caso, la unién se cifra en un carécter comtin, que Freud con sidera de naturaleza libidinal, afectiva; en el otro, la unién surge de la confluencia de necesidades, motivaciones o aspiraciones de los miembros, de un grupo. Pero ambos enfoques ponen de manifiesto con razén que un grupo es algo mas que una superposicidn de individuos, y que tiene que ¢xaminarscaquello qu transforma una ivesigad de personas enn grupo Otro aspecto positivo de ambas teorfas es el carfcter dinimico que atri= buyen a os grupos humanos. Para el psicoandlisis, esta dinémica hay que bbuscarla en las rafces mismas que llevan a los individuos a identificarse con el jefe del grupo, estableciendo asf una relacién de ambivalencia, de amor y odio, de cuyo carécter rara vez se es consciente. Para la teoria del campo el dinamismo grupal surge de la evolucién y cambio en los sis- temas de fuerzas al interior del grupo, cambios en los que no centré su aercin Lewin pero que han sido ampiamene exudiados por sus is Junto a estos aspectos positives, tanto 1a teorfa psicoanalitica como la {corfa del campo sobre el grupo adolecen de graves defectos. Los mas importantes, que afectan también a la mayoria de los modelos grupales Uutilizados en psicologfa social, son tres: (a) la parcialidad de los paradig- mas predominantes: (b) la perspectiva individualista; y (c) el ahistori- smo. __(@) Parcialidad paradigmética. Como ya se ha indicado, el modelo pa- fadigmético que aparece tras los andlisis de Freud es el grupo familiar, 203 inci te en cuanto a familia constituye el sistema que materializa Moonie ediica En el caso de Ia teorfa del campo, el modelo de re- ferencia fundamental lo constituy6 el pequefio grupo de colaboradores y alumnos que Lewin generaba siempre a su alrededor al imponer su estilo informal de trabajo y que ulteriormente evolucioné hacia las formas ca- racteristica de la "dindmica de grupos" (ver Schellenberg, 1978). En ambos casos se trata de grupos pequefios, caracterizados por la interaccién directa, “cara a cara,” entre sus miembros. La psicologfa social ha tendido aver a todo grupo humano desde la perspectiva de los microgrupos, hasta el punto de que hablar de grupo casi ha pasado a expresar automiéticamente grupo pequefio. Esta perspectiva ha lastrado negativamente al andlisis psicosocial, al pederse de vista importantes procesos y caractersticas que Solo apaecen en los grpos grandes; se ha bordeado 0 se ha cafdoasfen peligro reduccionista de asumir que los macrogrupos no son més que la reproduccién a mayor escala de los grupos pequefios. ividualismo. El hecho de que tanto el psicoandlisis como la cone decompo Tewiniana fueran primero y primoldialmente concebidas para dar raz6n de ser del comportamiento de los individuos condiciona y limita sus posiblidades de andlisis sobre los grupos. El centro de interés sigue siendo el individuo, sobre todo en el caso del psicoandlisis. Es cierto que la teorfa del campo conceptualiza al grupo como una totalidad y que su andlisis se fija en los miembros del grupo en cuanto tales, es decir, en cuanto relacionados y dependientes entre sf, no en cuanto individuos. Con todo, las relaciones y dependencias de hecho examinadas siguen siendo las més de las veces interindividuales o interpersonales con un én fasis particular en los elementos subjetivos de las relaciones, hecho quizs inevitable cuando to que se est analizando son grupos por lo gencral ‘muy pequerios. (© Ahisioricismo. Si la crftica sobre el individualismo se aplica més al psicoandlisis que a la teorfa del campo, lo contrario ocurre con Ia critica sobre el ahistoricismo. Por principio, Lewin reduce el espacio vital (e los individuos y de los grupos) a aquellos elementos que aquf y ahora influyen en un determinado comportamiento, Ahora bien, esa reduccisn abstrae a los individuos o @ los grupos de su historia, es decir, de todos aquellos factores y procesos necesarios para dar raz6n de ser suficiente so bre los elementos presentes en el espacio vital. Un presente sin pasado, ‘un aquf sin un all4, termina por convertirse en una naturalizacién po sitivista de lo dado que cierra las posibilidades para comprender el caricter ideol6gico de las realidades grupales. Fuera de las dificultades te6ricas y 204 empfricas que plantea la delimitacién de lo presente, es decir, el definir donde terminan las ramificaciones significativas de los elementos pre- sentes en la realidad de un grupo (cudl es la frontera entre el espacio vital de un grupo y su medio extemno), al reducir los factores grupales a su aqut ¥ ahora se priva al andlisis psicosocial de su referente basico que no esté en la materialidad de las acciones en sf, sino en su incardinacién en pro- esos e intereses sociales mds amplios. Al privar conceptualmente de su Cardcter hist6rico a los procesos grupales se cierra de antemano la posi- bilidad a un andlisis psicosocial, es decir, a un examen de lo ideolégico en las acciones de grupo. Esto ideologiza el mismo quehacer de 1a psico- sociologta, volviéndola instrumento al servicio de los intereses sociales dominantes (ver Braunstein, 1979). Aunque cada una de estas tres objeciones es més aplicable a algunos modelos que a otros, en conjunto las tres criticas formuladas pueden apli- carse con causa a la linea predominante en Ia psicologfa social para el estudio de los grupos humanos. Esto ha sido més de lamentar en el desa- rrollo de la Hamada “dinémica de grupos" que de hecho ha sido una dind- mica abstracta, de grupos pequefios enfrentados a circunstancias u obje- tivos sin mayor importancia social. Colin Fraser y Donald Foster (1984) han comparado los estudios con grupos de laboratorio a los estudios sobre el aprendizaje verbal y la memoria con sflabas sin sentido iniciados por Ebbinghaus el siglo pasado. Por eso han propuesto que a ese tipo de Brupos se les califique como grupos sin sentido o absurdos (nonsense $roups), ya que constituyen "un conjunto temporal de jévenes descono- idos a los que, ya en su primera reunién, se les pone a resolver un acer- tijo en condiciones extrafias durante un tiempo mientras se les observa a través de un espejo de una sola direccién” (pig. 474, citando a J. D. Barker). A los grupos sin sentido del laboratorio, propios de la "dinamica de grupos," habrfa que oponer los grupos sociales, aquellos que, como Ia familia o el sindicato, la "barra" de amigos 0 el partido politico, ocurren on Ia vida "real," tienen una historia y afectan significativamente a las personas, 3. Una teoria dialéctica sobre el grupo humano A partir de los andlisis y reflexiones anteriores surgen tres condiciones que debe reunir una teorfa psicosocial sobre los grupos humanos més ade- uada que los modelos en uso. (a) Debe dar cuenta de 1a realidad social del grupo en cuanto tal, realidad no reductible a las caraterfsticas personales de los individuos que BIBLIOTECA CENTRAL \ 205 it Sin embargo, en cuanto teorfa psicosocial debe Sr capartamblend intra los aspectos personales esd, as pe: culiaridades de cada grupo que surgen de los rasgos y particularidades propias de sus miembros. S6lo asf el grupo aparecerd en su cardcter dialéctico, como lugar privilegiado donde lo personal confluye con lo social y Io social se individualiza. i incluir tanto ) Debe ser lo suficientemente comprehensiva como para in for ‘grupos pequefios como a los grupos grandes. Esto requiere definir aquellos pardmetros esenciales sobre la realidad del grupo que permitan establecer tipologias que diferencien bien entre unos y otros, pero que no dejen de lado a ninguno de los grupos més significativos de la vida humana. : (©) Debe incluir como uno de sus aspectos bésicos el cardcter hist6rico de los grupos humanos. Ello exige remitir cada grupo a su circuns- tancia concreta y al proceso social que lo ha configurado, sin asumir por tanto que grupos formalmente semejantes tengan el mismo sentido ‘0 constituyan una realidad idéntica ni descartar que grupos diferentes puedan representar fenémenos equivalentes en contextos y situaciones hist6ricas distintas. A la luz de estas exigencias, definimos un grupo humano como aque- a estructura de vinculos y relaciones entre personas que canaliza en cada circunstancia sus necesidades individuales ylo los intereses colectivos, EX- pliquemos esta definicién. , en primer lugar, una estructura social. El grupo es una realidad ral conjunto ae no puede ser reducido a la suma de sus constitutivos. Una familia es m4s que un hombre, una mujer y un nifio: un batallon es mds que un centenar de hombres armados; ese més viene dado en ambos casos por los conjuntos que forman, las totalidades que constituyen. La totlidad del grupo supone unos vinculos entre los in dividuos, una relaci6n de interdependencia que es la que establece el care: ter de estructura y hace de las personas miembros. Se habla de una estruc tura social primero porque, como ya se ha indicado, condicién esencial para la existencia de un grupo es la participacién de varios individuos; pero el cardcter social de Ia estructura grupal radica precisamente en que surge como producto dela referencia mutua y necesitante de sus miembros yfo de sus acciones. Hay grupo familiar en la medida en que la a fe padre surge por la necesaria relacién a la madre y al hijo; hay batall6n en Ja medida en que un soldado estd necesariamente referido a unos compa fieros y a unos oficiales, a unas reglas y a una disciplina, 206 En segundo lugar, se afirma que la estructura social que es un grupo Constituye un canal de necesidades ¢ intereses en una situacién y circuns- tancia espectfica. Con ello se est afirmando el cardcter concreto, histérico de cada grupo. El grupo familiar en la Roma imperial no era el mismo que en las ciudades 0 burgos medievales o que el grupo familiar en el con- tempordneo estado del Japén. Pero se afirma también que el grupo es el Conducto a través del cual se canalizan necesidades e intereses humanos sea en Roma, en las ciudaces medievales 0 en el Japén de hoy. En otros tér- ‘minos, el grupo es una estructura que responde a las necesidades y exi- ‘gencias de los seres humanos; hay grupos porque, independientemente de Sus formas concretas, el agruparse es condicién esencial para satisfacer las necesidades del hombre. Cada grupo constituye asf Ia realizaci6n, es decir, Ia configuracién hist6rica de algin aspecto de las exigencias o potencia. lidades humanas. De ahi Ia inmensa variedad de grupos, desde aquellos di- ectamente orientados 2 la satisfacci6n de las necesidades biolégicas ms fundamentals, hasta aquellos que resultan como producto de las opciones més peculiares y exéticas 0 de coincidencias circunstanciales, Finalmente, la definicion propuesta seftala que el grupo canaliza tanto las necesidades personales como los intereses colectivos. Este punto es crucial desde 1a perspectiva psicosocial. Algunos grupos son primordial- ‘mente el resultado de las necesidades peculiares de los individuos que los Componen; pero hay también grupos que son la expresiGn y la mate- rializaci6n de los intereses colectivos, ya sean los intereses conflictivos de lunos pueblos contra otros 0 de unas clases sociales frente a otras, Ahora bien, incluso aquellos grupos que se forman como respuesta a las necesi dades de los individuos constituyen en el fondo la materializacién diver- Sificada de intereses sociales, asf como los grupos que responden a in- tereses colectivos también materializan y canalizan intereses personales De este modo, el grupo tiene siempre una dimensién de realidad referida a Sus miembros y una dimensi6n, més estructural, referida a la sociedad en 1a que se produce. Ambas dimensiones, la personal y la estructural, estén intrinsecamente ligadas entre sf. La formacién de una familia nueva puede Ser la decisién particular de dos individuos; pero su realizacién canaliza lunos intereses, unas formas y unas opciones sociales que impregnan al ‘grupo familiar y 1o trascienden. De manera semejante, la constitucién de lun sindicato obrero tiende a articular los intereses de los grupos de tra- bajadores, pero puede canalizar en ciertos casos intereses personales de algunos de sus dirigentes y aun servir como instrumento asimilador o de “co-optacién' a los intereses patronales. La misma formacién de una clase 207 social no depende en principio de 1a voluntad subjetiva de sus miembros, pero alimenta y configura esa voluntad. El hecho de que todo grupo canalice unas necesidades o intereses no ‘quiere decir que cada grupo responda a las necesidades 0 intereses de aque tas personas que lo componen. Como ya se apunta al mencionar el caso de los sindicatos, uno de los elementos criticos para comprender la com- plejidad de los procesos grupales 1o constituye la posibilidad de la alie- nacién, es decir, que el grupo corresponda a intereses ajenos a los de sus ‘mizmbros (por ejemplo, a los intereses de la patronal, contrarios a los tra- baladores) e, incluso, a intereses que deshumanizan a los miembros (ver Texto 19). Esta concepcién del grupo nos leva a examinar los fenémenos gnu pales al interior de la historia de una forma dialéctia, De ahf que los principales parémetros para el andlisis de un grupo sean tres: (1) la identidad del grupo, es decir, 1a definicién de lo que es y le caracteriza co- ‘mo tal frente a otros grupos; (2) el poder de que dispone el grupo en sus relaciones con los demds grupos més la significacién social de lo que produce esa actividad grupal. 3.1. La identidad grupal El primer parémetro para definir un grupo es el de su identidad. {Qué es este grupo? {Cudl es el cardcter especffico que define su unidad como tal esdecir, cudl es el cardcter de su totalidad? Un grupo seré una familia, una “tara” de amigos, un club deportivo, un sindicato, un regimiento militar, los miembros de una secta religiosa, los integrantes de un colegio profesional. La identidad de un grupo no significa que todos los miembros posean necesariamente un mismo rasgo; si asf fuera, estarfamos de nuevo incurriendo en aquella visién que postula un elemento comtin a todos los individuos para que formen un grupo. Lo que la identidad grupal requicre es que exista una totalidad, una unidad de conjunto, y que esa totalidad tenga una peculiaridad que permita diferenciarla de otras totalidades. En otras palabras, la identidad de un grupo como tal requiere su alteridad respecto a otros grupos. ‘Tres aspectos conforman bésicamente la identidad de un grupo: (1) si formalizaci6n organizativa, (2) sus relaciones con otros grupos, y (3) la conciencia de sus miembros (Martin-Bar6, 19882). Estos tres aspectos, pueden ser empfricamente operativizados como indicadores de la identidad de un determinado grupo. 208 Textol9 El proceso grupal Debemos panir de la idea de que el hombre de quien estam tando es fundamentalmenteel hombre alienado, aunque exa alienation pu dda sumir formas y grados diferentes. En este sentido, sus representaciones y la conciencia que tenga de s{ mismo y del otro estin siempre, en un | primer momento, fundamentalmente desviadas de los determinismos con- ‘retos que las producen. Siempre hay dos niveles que operan: el de la vi- vencia subjetiva, marcado por la ideologia, en el que cada cual se repre- senta como un individuo libre, capaz de autodeterminarse, "consciente” de ‘su propia acci6n y representacién; y el de la realidad objetiva, en el que las acciones e interacciones estén siempre reducidas y meacladss por los pa- peles sociales que restringen esas interacciones al nivel de lo permitido y de To deseado (en funcidn del mantenimiento del starus quo). El nivel de ta vivencia subjetiva reproduce la ideologia del capitalismo (el individua- lismo, el selfmade-man), mientras que el nivel de la realidad objetiva reproduce el esquema del sistema, o sea, la relacién dominador-dominado, explotardor-explotado... El surgimiento de la conciencia histérica de una acci6n social como praxis transformadora significaria que el nivel de los

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