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a. PUBLICACIONES FACULTAD DE CIENCIAS MATEMATICAS, FIS10O-GUIMICAS Y NATURALES APLIGROAS A La iNDUSTRIA DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL DEL LITORAL SERIE: CONFERENCIAS | TEXTOS Publicacién N° 16 - 1940 6 Ps ' REDESCUBRIMIENTO ‘ * DE AMERICA EN EL ARTE : Ingeniero Civil y Arquitecto ANGEL GUIDO De ete tens o, Peo oer Escaneado con CamScanner ESTRUCTURA DE LA OBRA. I. IDEOLOGIA 1.—Amérioa frente a Europa en el Arte. Il. METODO a. —La Filosofia del Arte en la Actualidad. Ill. REDESCUBRIMIENTO DE AMERICA EN EL ARTE A.—EURINDIA ARQUEOLOGICA (siglo XVIII) 3.— Arqueologia y Estétioa de la Arquiteo- I tura Mestiza. 4. — El Espiritu de la Emancipacién en Dos Artistas americanos: el indio Condori y el mulato Aleijadinko. Escaneado con CamScanner ADVERTENCIA Esta obra ha sido preparada bajo el signo de la gratitud y quiero justificar estas palabras un poco sentimentales tal vez. Durante los afios 1939 y 1940, tuve ocasién de dictar en Montevideo dos ciclos de conferencias aus- piciadas, respectivamente, por la Facultad de Arqui- tectura y por la Comisién Municipal de Cultura de aquella hermosa y hospitalaria ciudad. Pues bien: la generosa simpatia y la cdlida acogida con que mis colegas y amigos del Uruguay recibieron aquellas di- sertaciones, comprometieron muy seriamente mi re- conocimiento. Sumamente honroso fué para mi, en efecto, la distincién del Consejo Directivo de la Facultad de Ar- quitectura, presidido por los distinguidos Arquitectos Decano Armando Acosta y Lara y Vicedecano Daniel Rocco, al recibirme, en sesidén especial, en su seno. No menos reconocido le estoy, también, al prestigioso Intendente Municipal, Arquitecto Horacio Acosta y Lara que, haciendo caso omiso de mis limitados me- recimientos, declarome huésped oficial de su ciudad. También mi conciencia me delata otra deuda de gra- titud para con la Comision Municipal de Cultura, que por intermedio de su Presidente, mi noble amigo 9 Escaneado con CamScanner Orestes Baroffio, fui objeto de mds de un homenaje cordialisimo. Y por iltimo debo afadir a esta lista, el Ministro de lo Alfredo R. Garpos y mi ilustre compatriota, el Embajador Argentino Dr Roberto Levillier, quienes gentilmente honraron con su el nombre de dos eminentes amigos Defensa del Uruguay, Arquite presencia — que es cultura y sefiorio — aquellas di- sertaciones tan generosamente auspiciadas. Dispuesto, pues, a iniciar el pago de aquella deu- da de amistad, deparé, por supuesto, que los obreros de la cultura no tenemos otra moneda para pagar atenciones, que nuestras propias obras. aquella deuda se angostard en la dimension del valor que el destino les ha deparado; pero justo es confesar que, grande o pequeiia, es, en definitiva, lo mds pre- ciado y lo mds noble que podemos ofrecer en trances de gratitud. Sin duda que Por esta razén un poco sentimental y quizd, tam- bién, un poco técnica, me he obstinado en presentar este volumen dedicado a mis amigos uruguayos, en la mejor forma posible y de manera tal, que ofrecie- ra la limpia expresién de lo que hoy es, para mt, pro- fesién de fe: mi inquebrantable conviccidn en la _ur- gente necesidad de redescubrir América para dar a nuestro arle un acento de eternidad. Tengo la certeza, en efecto que en el comienzo del « post-eapresionismo» — de 1930 a 1935 apro- zimadamente — Europa tuvo flaca capacidad para reanudar su tradicional posicidn de maestra directora de las artes pldsticas del mundo. Y ya lo dije en una disertacién inserta en esta obra — «El Drama de la Pintura Moderna» — y pronunciada antes de esta guerra: «Europa después del «empresionismo» — arte deshumanizado — se sintid sin artesania y sin 10 Escaneado con CamScanner mito para correr la gran aventura rehumanizada del «post-expresionismo» de los illimos afios». Y, co- mo lo demuestro, hubo un eclipse total de obras de arte pldstico de valores auténticamente elernos. EL Hombre y el Paisaje europeos, varios afos antes de esta guerra, dejaron ya de ofrecer al arlista nuevo, aquella indispensable dimensién de mito, capaz de sustentar las grandes obras densas de eternidad. Pues bien: en este grave momento crucial de la rehumanizacién del arte, nuestra América Redescu- bierta podrd ofrecer a aquel artista nuevo, el Paisaje virgen que suena y el Hombre limpio que espera. Pero, veamos un pocd, la dimension estéticn del concepto’ eredescubrimiento». Redescubrimiento de América en el arte, es, para mi, revivencia de «valo- res estéticos» emboscados en la realidad viva y pro- funda de nuestra América. Redescubrimiento no es exhumacién de valores muertos. Es ewaltacién de va- lores vidos. De valores vivos — repito — siempre grdvidos de humus teliirico y de lo reconditamente humano de América. Grave es en efecto, pretender resucitar, objetiva- mente, valores esiéticos creados dentro de la frontera espiritual de los hombres arquetipos de épocas pasa- das. Ello podraé ser arqueologia, folklore, costum- brismo; pero no arte. El arte sin estafas, es imita- tacién o evasién, mediata o inmediata, de la vida que cotidianamente apremia, regocija o angustia. El pa- sado «expresionismo» en la plastica — me refiero al honesto no al impostor, por cierto — did buena cuenta, cabalmente, de esta categoria de arte constan- temente prendido a la realidad subjetiva presentisima. Seria, pues, imprudente, en el actual retorno a lo hu- mano, abandonar totalmente aquella leccién de libé- iL Escaneado con CamScanner na cevasion. Lampoco et Kenacimiento se diver Ba aan del mediewalismo, La gran leecién 46 tion, permitié el contenido esperitualisima de ung Gioconda de Leonardo, pongamos por caso, que un artista grieqo no hubiera realizado jamés. Pues bien, este es el propdsito limpiamente ame- ricanista de esta obra: redescubrimiento vivo de Amé= rica y voz alerta contra la peligrosidad del rearqueo. logismo, del reforlklorismo, plano inclinado por cual se ha de ado mds de una ilusién verndeula, Su estructura, por tillimo, esté inspirada en Ia necesidad — tan urgente hoy — de la claridad con- ceptual, de de la intencién didéctica, Ideoloyia, Mé- todo, Realizacién, forman el triptico vertebral de esta obra, Suerte de triptico, repilo — dialéctico hegelia- no — de tesis, antitesis y sintesis, En Ideologia plan- teo la posicién de América frente a Europa en el Arte, arrancando desde el primer encontronazo de la con- guista, hasta el ultimo y actual encontronazo del cos- mopolitismo. En Método expongo la teoria filoséfica sostenida en la responsable estimacién de «valores estéticos» de nuestro destino artistico dentro de la plastica. Como podrd observarse, aquella teoria esta inspirada, no en una filosofia general — el mundo de la filosofia no es el mundo del arte —< sino en los modernos estetas que hoy orientan la historiografie artistica: Wélfflin, Worringer, Dvorak, Pinder, En Método, pues, he pretendido explicar el instramental europeo que he usado para investigar un problema de arte americano, En Realizaciones acudo al celebrado mito de Ri- cardo Rojas, Burindia, para discriminar dos momen- fos de visceral revivencia telirica americana, Llamo « M primera Burindia arqueolégica y a la segunda Be) Escaneado con CamScanner Eurindia viva. Eurindia arqueoldgica, es el arte re- sultante de aquel primer connubio eurindico de to in- dio y lo evropeo: el arte indoespaiiol o hispanoindi- gena del siglo XVIII, que vengo esclareciendo desde hace casi veinte aitos a esta parte. (Arequipa Colo- nial, 1923. San Lorenzo de Potosi, 1923. Fusién His- panoindigena, 1924). Es el arte, en una palabra, de los criollos y mestizos, que gestaron el clima espiri- tual rebelde de nuestra independencia. Eurindia viva, finalmente, es la actualisima, la que corresponde a las presentes y futuras generacio- nes de artistas jdvenes de América. Formardn, a buen seguro, las nuevas legiones de «pioners» y « bandei- rantes>, lanzadas a la gran aventura de redescubrir hombres, bosques, montarias, pampas, desde el gene- roso valle mexicano y el caliente trépico yucateco, hasta la frigida patagonia argentina. Desde otro flan- co, ya los americanos del norte han creado un ejem- plo singular de esta Eurindia viva: los gallardos Ras- cacielos, que emergen del Manhaian con un gesto no europeo por cierto. Y los mexicanos, también, tienen en la Pintara mural y social, ofro ejemplo, magnifico sin duda, de esta sonada Eurindia viva de América. Por esta causa dediqué a cada una de aquellas admi- rables realizaciones eurindicas, sendos trabajos inser- tos en esta obra. Nuestra esperanza, es, en suma, que aquellas creaciones verndculas surjan en toda América, en un sinfonico renacimiento eslélico limpiamente ameri- * cano. Y habremos logrado, entonces, nuestra segunda _ emancipacién. La primera fué la politica. La segun- sera la del arte, que es, también decir, la del es- Escaneado con CamScanner HI Arqueologia y estética de la arquitectura criolla Conferencia pronunciada en el Sa- lén de Actos del Instituto de Arqueo- logia Americana de la Escuela de Ar- ; witectura de la : La presentacién estuvo a cargo del Profesor Adjunto de Historia de la Ar- —— quitectura, Arquitecto Romdn Berro. Escaneado con CamScanner Perti Frontispicio de la iglesia de Yanaguara Aguafuerte del autor 82 Escaneado con CamScanner Al Arquitecto Anmanpo Acosta y Lara Se mis primeras palabras de caluroso agra- decimiento por el generoso auspicio dado a este ciclo de Conferencias por esta Facultad de Ar- quitectura que, por sus profesores, por sus egresados y por su magnifica organizacién, tanto Raa no so- lamente a este pais, sino a todos los arquitectos de América Latina. Sean también, mis palabras de feli- cilaciones por este Laboratorio de Arte—el priracro creado en América—ya que esté desarrollando una labor fecunda en homenaje a esa suerte de redescu- brimiento de América por el flanco del Arte. El tema de esta noche, seleccionado especialmen- te para este Laboratorio de Arte, es: «Arqueologia 4 Estética de Ja Arquitectura Criolla» (1). Se trata nante tema de la transfiguracién del barroco América, debido a la intervencién del ar- Es decir, que nos proponemos Escaneado con CamScanner REDESCUBRIMIENTDO) DE Ante todo, comenzaré por recordar que el Ba rroco Americano, hasta hace muy Poco a esta parte, fué considerado como importacién espafiola portuguesa, simple y Ma decir, como un na tural transplante europeo, sin intervenein alguna del nuevo clima fisico y espiritual de la nueva tierra en la cual arraigaba. La razén de este error estaba en as, hi - No se hizo verdadera investigacién la ausencia de investigaciones serias, cientifi ta anqueolégic histérico-artistica, sino, mas bien, literatura hist6ri- ca del Arte, que es fundamentalmente distinto. Se confundié al paciente exhumador del docu- mento histérico de la catedral, del cuadro o de la ta- Ila, con el historiador del Arte auténtico, oficio in- telectual de singular jerarquia y rigurosa especialidad. En una palabra, se reemplazé la verdadera His- toria del Arte, por el Catdilogo de Arte. Y va sin de- Gr, la literatura hiperbéliea que en no pocas ocasio- nes solia acompafar la descripcién estilistica. Resultante de todo esto: el Barroco Americano aun indescubierto y considerado como una mala re- produccién del Barroco Ibérico. No cabe, pues, ya la denominacién de estilos escurialense, herreriano, Barroco de Mora, o final- mente churrigueresco al Arte Americano de los siglos XVII y XVIII. Ni tampoco cabe, para el Brasil, la denominacién de estilos D, Pedro H, D. Juan V y D. José I, para el arte desarrollado durante los mis- mos siglos, Efectivamente,’ sea por la intervencién del in- dio © mestizo — consecuencia espiritual del paisaje — 9 bien, por la intervencién de artistas geniales, hijos del pais—como el brasilero Aleijadinho, el tragico 84 Escaneado con CamScanner artista de Minas Geraes —el Barroco de América ad- quirié una personalidad singular, la que comenzamos a descubrir. que acontece al Barroco Ibéri- co trasladado a América. En este sentido, para mejor yertebrar esta disertacién, plantearemos la siguiente ecuacién de arte: Arte Barroco espafol -+- Arte indi- gena = Arte indohispano. Comencemos por examinar el primer término de esta ecuacién, Es decir, examinaremos primera- mente las cualidades fundamentales del Barroco Es- panol. Luego, describiremos las caracteristicas arqueo- légicas y estéticas del Arte Indigena de la zona donde se desarrolla el nuevo estilo. Y finalmente, estudiare- mos la resultante de este feliz connubio eurindico, de acuerdo al mito del admirado maestro argentino Ri- cardo Rojas. Veamos un poe Ex Barroco Espaxor Ante todo, precisemos fechas. El Barroco Ame- ricano que nos preocupa esta ubicado cronolégicamen- te desde el comienzo hasta las postrimerias del XVIII. Es decir, la época del ultrabarroco espaiiol. - De como se cumple el Barroquismo en Espaiia, estan Vds. brillantemente ilustrados. Baste solo ci- tar, que el maestro alemén Otto Schubert escribié la gran obra «El Barroco en Espafia», aun no superada. Luego Jos trabajos densos de Lamperez y Romea, muy especialmente. Pero, con la intencién de mostraros panorémi- camente el primer término de nuestra ecuacién, po- demos decir que a partir del estilo escurialense de 85. Escaneado con CamScanner REDESCUBRIMIENDG Dr Hert a Schuber y ps i ra el que habla, de dicho estilo, se inicia on Ey te el Ba Figuras representativas fueron: Francisco de Mora, despues exhuberantemen- C0, durante el siglo XVI Doménico Theotoespuli, J. Gémez de Mora, Alfonso ¢ Jarbonell, Alonso Cano, Herrer: Barnuevo, Felipe Berrejo y finalmente Chu. rriguera. Pero, he aqui el 1700, comienzo de una época triunfal para el Barroco Espafiol y que es, cabalmen- te, el que nos interesa hoy Tanto como yo, sabéis yosotros, que en épocas histéricas determinadas, el barroquismo es un estado espiritual especifico de la sensibilidad artistica de un pueblo, Es un «pathos» personalisimo cuya densidad difiere en cada pais. Pueblos hay que en épocas ba- rrocas practican cierta continencia pudorosa, podria- mos decir. Y, contrariamente hay otros que se entre- gan a las formas dindmicas del barroquismo con ex- trafo fervor. Es decir, hablando en términos gratos al histo- riador del arte, Guillermo Worringer, la «voluntad de forma barroca» tiene distintas densidades para cada pueblo, Espaiia es quizd el pueblo barroco por antono- masia y dicho sea de paso, en el sentido jerérquico de lo barroco, de ese Barroco que Wolfflin y Dvorak han reivindieado tanto. El « pathos» espaiiol que es lo patético — el Greco, Goya, Unamuno, por ejemplo — es barroco en lo subterraneo. De aqui pues, que cuando el clima de arte europeo es barroco—de acuerdo a Wélfflin — ahi.estd el artista espaiiol realizando arte eon hondura de eternidad. El Neoclasicismo en Es- Escaneado con CamScanner ty AMERICA EN ELA RT pai, es de una pobreza estéticn demasiado elocuente junto a la grandeza barroca recién abandonada. Esto que ya dicho es para justificar el tamaiio barroco del Arte Espafiol de la primera mitad del siglo XVIII — época del Rococé, en Europa — y que, casualmente, corresponde al desarrollo de la Escuela Criolla del Barroco Americano, Figuras representativas en Arquitectura son: Jo- sé Churriguera, Pedro Ribera, Narciso y Diego To- mé, Leonardo y Antonio Matias de Figueroa, Fran- cisco y Manuel Manuel Vazquez, Ignacio Vergara. En la pantalla veromos varios ejemplares tipi- cos: el Catafaleo de la Reina Maria Luisa de Borbén (1700) de Churriguera; la Portada del Hospicio Pro- vincial de Madrid (1722) de Ribera; el Transparen- te de la Catedral de Toledo (1732) de los hermanos Tomé; el palacio del Marqués de Dos Aguas, en Va- lencia (1740) de Rovira e Ignacio Vergara. En lo Arqueolégico, como veréis, los elementos decorativos diseminados en la topografia estructural, son en general comunes a la Arquitectura y orna- mentacién rococé europea: columnas saloménicas, decoracién ornamental a base de hojas y racimos de vid, hojas de acanto, carteles, angelotes, angelillos, palmas, pafios plegados, cordones con borla, perga- minos, rayos, nubes decorativas, etc. En lo estético comencemos por lo Ultrabarroco de Wélfflin. Es decir, exacerbada forma pintoresca _y abierta; unidad, no claridad y profundidad acen- tuadisimas. Luego, Barroquismo racial espafiol, de acuerdo a otro maestro alemén Guillermo Wérrin- ger. Barrocos fueron también en aquella época, Géon- gora, Quevedo, Cervantes. 87 Escaneado con CamScanner ’, finalmente, siempre e: osté emer Y, finalme iempre en lo estético y siguiendo ro alemin Dyorak, patetismo rel; gioso de lo Barroco y que Espafia da un tono altisi- simo en el siglo XVIII Europa. a un tereer mae: + quizé no superado en toda Tal es, pues, el Ultrabarroco Espafiol importado a América. Veremos mis adelante la modalidad que adopta al realizarse en tierra americana. Por ahora, describiremos sumariamente el Arte Indigena de la zona geogrifica donde se desarrolla la Escuela crio- Ha que presentamos hoy. Es decir, abordaremos el segundo término de nuestra ecuacién de Arte, plan- teada en un principio. Ante Ixpicens La zona geogrifica donde nace y se desarrolla y se expande luego, el estilo nuevo que vamos a exa- minar hoy, tiene como centro de gravedad al legen- dario lago Titicaca. Su expansion Hega hasta Quito al Norte y hasta Cérdoba de la Argentina, hacia el Sur. Hacia el Este pasé apenas mas alla de la region montafiosa, un poco tropical. Al Oeste, hacia Arequi- Pa, pero en pocas ocasiones hasta la costa y de ahi que en Lima, por ejemplo, no existe un solo ejemplar del siglo XVII, del estilo barroco indoespaiiol, sino exclusivamente hispano. En una palabra, el centro geografico del estilo criollo, en su nacimiento, fué en la regién vertebrada por una linea que uniera Potosi, el lago Titicaca y Cuzco, pasando por Arequipa. Es decir, la zona cen- 88 Escaneado con CamScanner que encerré el arte incaico y preincaico, comp: diendo dentro de esta denominacién los estilos in- digenas principales y secundarios. Ahora bien, para concretar nuestro propésito nos interesa analizar dos aspectos del Arte Incaico. El aspecto arqueolégico y el aspecto estético, Es de- cir los dos flancos: «el objetivo y el subjetivo. Dentro’ de lo arqueoldgico, podemos recordar, numerosos elementos ficilmente exhumables, sea de la ornamentacién pintada 0 esculpida. Nos interesa traer el recuerdo de algunos de estos elementos. En- tre los motives zoomorfos: pumas, monitos, colibries, chinchillas, loros, pajaros de copete, eéndores, etc. Entre los motivos fitomorfos: flor de Kantucta, chiri- moyas, zapallos, mazoreas y espigas de maiz, cacao, pi- fias, ete. Como elementos antropomérficos, la figu- ra del indio o de la india, fuertemente estilizados. Y finalmente, como elementos miticos astrolatricos: el Sol (Inti), muy especialmente. Luego, la luna, las estrellas, etc. Pues bien: inmediatamente vereis en la pantalla estos elementos imbricados en la ornamentacién del Barroco espafol importado a América. Pero, no creais, que solamente se desarrolla un ‘arte vesultante de una simple superposicién de ele- -mentos arqueolégicos de dos procedencias. La transfi- del Barroco espaol es profunda, es decir, es " subjetiva, es estética. Interesa, pues, muy especialmente recordar, aun- que fuere muy brevemente, la estética indigena In- 89 Escaneado con CamScanner & REDESCUBRIMIENTO Dr caica, Lo haremos en pocas palabras, en homenaje a Ja brevedad y al caracter didactico de esta disertacién, Plisticamente, los monumentos del Tauantinsuyu eran seyeros, ctibicos, rigurosamente geométricos. Contrastaban enérgicamente con los monumentos ma- yas, toltecas 0 aztecas. Razin por la cual, dicho sea de paso, el arte colonial mexicano, es distinto al co- lonial peruboliviano, como ya demostramos amplia- mente en nuestro trabajo: «Diversidad barroca en el arte hispanoamericano » — 1927. En lo ornamental, la decoracién arquitecténica, es planiforme, sin profundidad, cuasi rupestre, aco- modandose a la plastica ctibica de la piedra, como hiedra sobre muro. Ejemplos elocuentes vereis, co- “mo las ornamentaciones esculpidas de Chan-Chan y de Chavin de Huantar, donde podreis observar facil- ‘mente, el cardcter planiférmico, apretado, cefiido de Jas estructuras (ver «Fusién Hispano-indigena en la Arquitectura colonial » — 1925 — del autor). Por otra parte, los ritmos ornamentales més fa- miliares al arte indigena del arte incaico, eran: serie, aliernancia, contraposicidén. Es decir, ritmos rectili- neos. Los rilmos ondulados y curvilineos, adoptan «sul-} ‘generis >, que vosotros podréis dcilmente en la pantalla. 1 término de nuestra ecua- oa ecordarla: Arte barro- Escaneado con CamScanner AMERICA #N EL A Ex estito Mrstizo InecvenctA INDIGENA OBIETIVA 0 ARQUEOLOGICA En capitulo especial hemos enumerado en. gran- des rasgos, los elementos arqueolégicos exhumables del Ultra-Barroco Espafiol y que, en sintesis, som aproximadamente los del Barroco Europeo de finales del XVII y principio del XVIII, También en capitulo separado hemos cilado algunos elementos decorativos procedentes de Ja fauna y flora indigena del Alto- Pera y también de la concepeién mitica del Inca. Pues bien: inmediatamente veremos en la pan- talla varios ejemplos del estilo indohispano 0 crio- Io, donde se podra apreciar, claramente la invasion ~ de aquellos elementos arqueolégicos indigenas, des- conocidos por supuesto en el Arte Barroco Espafiol. En efecto, veremos entre los elementos fitomor- fos: mazorcas de maiz y espigas, en ejemplares de Pomata, Arequipa, Yanaguara. Pifias, chirimoyas, flo- res de kantucta, en Juli, Pomata, Potosi. Flor de cardén, cacao, en Puno. La «flor de cardén», por ejemplo, fué estilizada en toda forma imaginable desde Potosi hasta Cuzco. Entre los elementos zoomorfos, veremos: moni- tos en Juli y Pomata. Pumas o jaguares en Puno. es ta y La Paz—especialmente en el i} Puno, Arequipa, Po- Escaneado con CamScanner pinipmec ve RTMIRN TO DE tara, exculpidos en el San Pedro do Juli. Profusién do pequefias figuras indiadas, ete. Finalmente, como elementos miticos indigenas, el Sol, en Potosi, Pomata, Juli. El Sol y Luna combi- nados y que recuerdan exactamente la concepeién in- cajea del Cosmos, como podréis apreciarla en la pan- talla inmediatamente (ver «Fusion hispano-indigena en la Arquitectura colonial » — 1925 —del autor). He aqui, pues, sefialados algunos elementos ar- queolégicos indios, como. influencia indigena objeti- subjetiva. va, Pasemos ahora, a explicar la influencia INFLUENCIA INDIGENA SUBJETIVA 0 ESTETICA La interveneién indigena en el arte criollo no se conformé con la introduccién arqueolégica de ele- mentos indigenas en la trama barroca europea. La plistica monumental y los ritmos ornamentales del Barroco espafiol se tran mente. El indio y el mestizo — hombres teltiricos por antonomasia y por lo tanto proyeccién humanizada del paisaje —al intervenir obligadamente como maes- tros de obra, como pintores, como escultores, como fallistas, torcieron el orden barroco hispano, reem- plazdndolo por otro nuevo en la Historia del Arte del Mundo, el orden indoespajiol-americano. ‘iguran también enérgica- « Hablando un poco técnicamente, en este nuevo orden estético, se invierten curiosamente los extremos ane de los cinco pares polares de Wolfflin. En Genes que el “ pathos» barroco del Arte es- primera mitad del siglo XVIII, es incon- ' 92 Escaneado con CamScanner ARTE A MERICA EN £ tinente, el «pathos» estético del Barroco indohispano es de acentuadisima continencia, Dicho en otras palabras _y hablando siempre técnicamente, la «voluntad de forma ultrabarroca» hispana, desaparece, categéricamente, en homenaje a la imposicién enérgica de esta nueva «voluntad de forma criolla». Hablando, ahora en términos sencillos, diremos que aquella plasticidad ctibiea geométrica de la a quitectura incaica, detiene vigorosamente el dinamis- mo del Ultrabarroco espaiiol. La ornamentacién ya no invade la topografia estructural, dominandola y sojuzgindola. Al contrario, la ornamentacién fina y plana a Ja manera técnica de Chan-Chan o Chavin de Huantar ,se cifie y se desliza como hiedra delicada sobre el muro. Es decir que en el combate estético de nuestro estilo criollo, triunfa la continencia incai- ca, contra la incontinencia del ultrabarroco espaiol. Respecto a los ritmos ornamentales que explica- mos en el capitulo anterior, facil seria para vosotros observar en los ejemplos que proyectamos en la pan- talla, la invasién en el estilo mestizo, de aquellos rit- mos indigenas, como ser: repeticin, serie, alternan- cia, medndricos, etc. a es en el Barroco espaiiol, sorprendida en sus dos aspec- tos: el objetivo y el subjetivo. Tal el estilo mestizo, ‘maridaje maravilloso entre un arte europeo y un ar- - te indigena. Finalmente con esto queda demostrada nuestra ~ ecuacién de arte planteada en un principio. Nuestro arte criollo del siglo XVIII es auténtica- 93 ‘ Escaneado con CamScanner REDESCUBRIMIENTO DE RED ES’ "SS _ mente, Ia suma real o magica, de lo espafiol con lo indio americano. RaMIrICAcIONES DEL ESTILO INDOESPANOL Este estilo criollo o mestizo que acabamos de describir, no terminéd a mediados del siglo XVIII, como el Barroco europeo. El Neoclésico acabé como es sabido, categéricamente con el Rococé en Europa. Todo aquel mundo de formas dindmicas y pintores- cas quedé reemplazado por la rigidez plastica y la rectificacién de lineas de lo grecorromano. Volvieron los «érdenes clisicos» a imperar, proceso que nues- tro gran maestro Wolfflin ha demostrado con singu- je Jar talento. Retornaron las formas lineales después ‘siglo y medio de un arte amabilizado por lo pin- en América a partir de Jas postrime- VIII surgen dos grandes corrientes es- la oficial, la urbana, la impuesta de la Colonia a fines del siglo Escaneado con CamScanner BL ARTE ente, europeizada completamen- te, nos legé un clésico un tanto ortopédico, ya que no tenia espontaneidad, ni calor popular. Tal el fal- so clasicismo de Tolsa y Tresguerras de México y en- tre nosotros los argentinos, por ejemplo, Ja catedral de Buenos Aires, pseudoclisica, después de Rivadavia. La primera corri Aquel barroco criollo, extendido en el campo, lejos de las ciudades populosas, se fué modelando a la nueva vida del siglo XIX. Y de este « pathos» es- tético de nuestro estilo mestizo, se alimentaron luego nuestro riquisimo cancionero popular de la sierra o de la pampa, durante el siglo pasado. Todo nuestro folklore mas bello procede de aquel estilo que supo vivir limpio de la influencia cosmopélita hasta hoy. De aqui‘que en otra ocasién Mamamos ¢Eurindia Arqueolégica», aquel admirable estilo «mestizo>. Paralelamente, en México acontece igual proceso estético. De su propio barroco indohispano del siglo XVIII, extrae México, su maravilloso folklore y can- cionero del siglo pasado. Hoy, del mismo clima viven la pintura popular al aire libre, los grandes afres- quistas murales, la arquitectura Hamada _neocolo- nial, el moderno cancionero y misica popular. Pero, es este tema que requiere una larga hora _ aie) para desarrollarlo y demasiado he abusado de atencién Sosa fai aderigee is al Barroco espaitol en los Andes de i peat & Escaneado con CamScanner ose ReaD Boege, UB Ro M Tena DR Ee 2 Indoespaiiol el ejemplo admirable, de como un arte europeo puede con espontinea dignidad hacerse hon- damente americano, mediante una imbricacién es- piritual profunda con -el hombre de la tierra fuerte- mente unido al paisaje. Ojala este acendrado y visceral amor por la tierra, se convierta en permanente ideal del arte nue- yo de nuestra América Redescubierta! Frontispicio central de San Francisco de La Paz ‘Aguafuerte original del autor 97 Escaneado con CamScanner re DeSCUBRIMIENTO DE Hospicio Provincial de Madrid — Ribera 100 Escaneado con CamScanner Baas interior de una iglesia de Juli, Peril, eu que se ad la exhuberante ornamentacidn naturalista y los curses capiteles 18 Escaneado con CamScanner Detalle del frontispicio de la catedral de Puno Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner

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