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ERIA, 1990, pp. 132-156 ANTONIO J. CAMPESINO FERNANDEZ* CENTRO-CIUDAD Y REVITALIZACION FUNCIONAL: LAS CALLES PEATONALES CACERENAS DE PINTORES Y MORET** RESUMEN - RESUME - ABSTRACT LLa explosion mimética de los “paraisos para peatones” en Fspafia introduce mutaciones formales, sociales y funcionales no previstas por los gestores urbanos, que intentan vender la peatonalizacién como reconquista ciudadana, cuando en realidad encubre nuevas estrategias de renovacién especulativa en nuestros centros hist6ricos, hecho que evidenciamos con el andlisis de las calles peatonales cacerefis de Pintores y Moret. * * * Centre-ville et révitalisation fonctionnelle: les rues pistonnidres de Pintores et Moret & Céceres.- L'explosion mim “paradis pour piétons” en Espagne introduit des changements formels, sociaux et fonctionnels qui n’ont ét6 pas prévus par administration, qui essaie de vendre les zones piétonniéres comme une reconquéte citoyenne, bien quien realité elles cachent de nouvelles strategies de rénovation spéculative pour nos centres historiques, fait que nous voulons souligner avec analyse des rues Pintores et Moret & Caceres * * * City-center and functional renewal: the pedestrian streets of Pintores and Moret at Céceres.- The enormous mimetic incre- ‘ment of the “pedestrian paradises” in Spain introduce formal, social and functional changes which were not foreseen by the urban managers, who would like to sell the pedestrian ways as a city reconquest. Whereas, they are hiding speculative rene- wal strategies in our historical towns. Study cases of Céceres streets of Pintores and Moret prove this statement. PALABRAS CLAVE: Calles peatonales, mutaciones urbanisticas, renovacién especulativa, MOTS CLE: Rues pistonnires, changements urbain,rénovation spéculative KEY WORDS: Pedestrian streets, urban changes, speculative renewal. I. INTRODUCCION Desde mediados de los ochenta, el replantea- miento de la dialéctica urbana centro-periferia por los agentes sociales se resuelve con el repliegue forzado de la ciudad sobre sf misma, para obtener de la centralidad hist6rica la rentabilidad expec- tante ya triturada en la selva de los poligonos. Cuando la literatura sobre los centras hist6ricos parecfa agotada, surgen nuevas estrategias super- puestas a las inercias conservacionistas, restaura- doras y rehabilitadoras: la eclosién de las zonas peatonales, que intentan venderse politicamente * Departamento de Geografia. Universidad de Extremadura, ‘+ Expresamos nuestro agradecimiento a la inestimable colabo- racién prestada por el arqutecto D. José Manuel Pages Ma: como reconquista ciudadana, cuando en el fondo encubren practicas de renovacién especulativa (CAMPESINO, 1986). Conscientes de la oportu- niidad del tema y de la carencia de estudios siste- miticos sobre las zonas peatonales en Espaiia, ini- ciamos su estudio en Extremadura —revitalizando s6lidos modelos metodolégicos de nuestra Escuela (TERAN, 1961)—. con el andlisis de 1a zona co- ‘mercial-peatonal integrada por las calles cacerefias de Pintores y Moret, centro-ciudad por su doble contenido de focalizacién espacial y aglutinacién de un porcentaje importante de los impulsos pro- ductivos urbanos, en la conviccién de que entre la drigal y los ge¢grafos Dia. Pilar Rodriguez-Tabares Moreno yD. Ricardo Sancher Zabala, de la Universidad de Extrema- ‘ura.en Caceres 139 diversidad de actividades solapadas en el centro- ciudad es Is funci6n comercial la determinante de la centralidad. Son miiltiples las razones que avalan el interés de a investigacién. De un lado su antigiiedad, al tratarse de un sector urbano consolidado desde me- diados del siglo XVI; otro de su papel de ejes arti culadores de la comunicacién interna y extema de Céceres, en un dilogo permanente entse dos nodos funcionales vitalistas, Plaza Mayor y Corredera de San Juan, como vias de paso obligado entre el cen- tro hist6rico y el “ensanche” modemo, Pintores, y de conexién hasta los afios cuarenta de nuestro si- glo de las relaciones entre Salamanca-Sevilla-Bada- joz con Trujillo y Madrid, Moret, a través del cora- z6n de la ciudad; en dtimo lugar, por el hecho de ser “peatonales histéricas” con destinos paralelos, al encontrarse la primera cerrada al trifico rodado desde los afios treinta, en detrimento de Moret, y constituir los tinicos ejemplos urbanos cacerefios, hasta que hace pocos meses se les uniera la calle Empedrada, o “calle de fos bares”, Io que exime de aclaraciones sobre st monoespecializacién univer- sitar. Estos factores indisolubles de centralidad-acce- sibilidad se instituyen desde sus orfgenes en atract vo para la fijacién residencial de las clases acomo- dadas y de las actividades comerciales, bésicamente en Pintores, por tratarse del eje natural de proyec- ci6n del desarrollo urbano, a semejanza del modelo de la “rua direita” portuguesa (RIBEIRO, 1968). Desde su cierre al trifico, por apertura de un simu- lacro de Gran Via, reforzara su caricter hasta de- sembocar en Ia especializacién comercial del pre- sente, mientras Moret hard lo propio a partir de 1965, debiendo servir como altemativa de trénsito hasta su cierre definitivo en 1983, Con Ia revalorizaci6n del centro hist6rico des- de 1975 por influjo directo de las actividades uni- versitarias, la peatonalizacién introduce mutaciones formales, sociales y funcionales, tensiones y con- trastes encadenados de intereses —no previstos por la idilica y electoralista explosi6n mimética de los “paraisos para peatones”—, que tratamos de mos- trar en este trabajo. Il. DINAMICA URBANISTICA Las primeras referencias documentales de la zona de andlisis se corresponden con el bascula- miento de Ia actividad econémica desde el recinto intramuros al ejido, espacio extramuros de merca- dos y ferias, transformado a finales del XV ep la Plaza Mayor de Caceres, el nuevo centro de grave- dad urbana de la ciudad renacentista. La regulacién en ella de la actividad comercial bajo soportales, desde 1572, obliga a desviar a la Corredera de San Juan el mercado de ganados, logrando con esta me- dida ordenar el uso y disfrute del nuevo espacio pi 140 blico plurifuncional, Dificultades topogrificas y ur- banisticas en el sector de las Piftuelas taponaban la comunicacién directa entre ambos nodos de activ dad, lo que exigéa generar un didloge econémico de encuentro entre ambos centros neurilgicos. Por esta raz6n surge la calle Pintores en pro- Jongacién directa del flanco occidental soportalado de la Plaza Mayor con un disefio radial, propio del crecimiento tentacular sel “primer ensanche” cace- reflo, que, al continuarse desde la Corredera por San Pedro y San Antén, define nitidamente la pro- yeccién SO. de la ciudad. Con ello se consigue, ademis, facilitar de forma natural el acceso al cen- tro desde los caminos de Salamanca y Sevilla, y su continuidad por el NO. hacia Madrid, De ahi, el posterior disefio de una calle N.-S. que, en oblicuo desde Pintores, desviase el trifico de carruajes pe- sados y gaieras por el Barrio Nuevo hacia la capital del reino, 1o que podria explicar el apelativo de ca- lle Corte, nombre original de la segunda de las ar- terias. En cuanto a la toponimia de Pintores, parecer claro, en principio, hacerla derivar de una actividad pseudogremial heredada del bajo medievo, pues la primera noticia de su existencia data de 1507, pero en la estructura socioprofesional del XVI no apare- ce localizado oficio alguno de pintor en ella que lo corrobore. La permanencia de tal denominacién se prolonga hasta 1893 en que es sustituida por la de Alfonso XIII, para pasar en la Repiblica a ser de Pablo Iglesias y, desde entonces, la inevitable calle del Generalisimo Franco. Como suele ser moneda corriente en el tiltimo siglo, esta arteria de primer orden, que encabeza la jerarquia del viario tras la Plaza Mayor, ha reflejado en sus denominaciones sucesivas lo més granado y antitético del panorama politico, No obstante, para la memoria colectiva de? pueblo cacerefto continta siendo Pintores, fo que ha obligado a su reposicién nominal en la cartografia técnica, Mas confuso aparece el problema en la segun- da de las arterias. En el Vecindario de 1537 respon- de al nombre de Corte. En principio la etimologia de “accién y efecto de cortar en derechura” haci Madrid podria justificar su nominacién, aunque la hipotesis pierde consistencia, por cuanto Madrid no es sede de la corte hasta 1561. Algo més s6lida nos parece la asimilacién toponimica a la existen- cia de cuadras y corrales, por ser en la époce arra- bal de la villa, aunque no borde exterior de la mis- ‘ma; sin embargo, tales dependencias eran comunes a la mayorfa de las viviendas populares cacerefias, de fa época. Desde mediados de! XIX los docu- mentos afiaden una “s” final, Cortes, confiriéndole ‘un nuevo matiz politico, al fijar en ella su cia los representantes del terciario administrativo, y asf se mantiene hasta 1913 en que cambia a Moret, en homenaje capitalino a los “desvelos” de D. Segismundo, jefe del partido liberal y benefac- tor urbano que trae el ferrocarril a Caceres para siden- Provecho de sus negocios de fosfatos. A finales del XVI queda definida la estructura urbana de la zona que, con pequefios afiadidos de la segunda mitad del XVIII, nos trasmite el plano de Coello de 1850. Durante este periodo, el disefio ra- dial del viario de andlisis soporta la fijacién de vi- viendas unifamiliares de dos altos, tipotogia formal dominante de la casa cacerefia, Trazadas a cordel sobre una morfologia parcelaria de propiedades longueras, perpendiculares a la calle, de escaso frente de fachada por ta competencia nacida de la escasez de suelo central y gran desarrollo longitudi- nal, definen manzanas cerradas poligonales con in- clusi6n de espacios ocupados por cuadras, caballe- rizas, corrales y patios. La disposici6n interna de las viviendas respon- de al esquema de planta baja con zaguan de pavi- mento empedrado y boveda de ladrillo, Por medio de un transido se accede desde la entrada a la parte posterior de la vivienda, articulada en torno a un patio o corral y que contiene los anexos descritos. AI zaguin se abres fas alcobas, las que poseen luz directa la reciben de la calle o del patio, existiendo tuna o varias sin ventilacién directa iluminadas por segundas luces, con suelo de cal y techo de boveda de ladrillo o de ripios. A la izquierda o derecha de! zaguén una escalera de canterfa, pizarra o estructura de madera, con alacerfa bajo ella, conduce al piso principal que alberga la cocina con luz a la calle, desde la que se accede al desvin y a los dormitorios que descansan sobre el abovedado del piso inferior y se abren mediante balcones a la calle, con techos compuestos de alfajfas 0 listones de madera, confi- gurando un tipo de cielo raso de tablas de chilla, ca~ ftizo 0 ripios, guamecido de yeso y cal. La fébrica, por lo general, de mamposterfa ordinaria de piedra y retales de baja calidad con enlucido de cal para ‘ocultar la miseria de los materiales y facilitar su en- jalbegado anual. El armaz6n del tejado se tiende so- bre un soporte de cabrios y vigas de castafio 0 ro- ble, cubierta exterior de teja arabe cocida a dos aguas y falso techo de jara o encafiado sobre la troje © doblao —cuando existe—, con suelo apisonado de lajas de pizarra, Por el Catastro de Ensenada de 1753 deduci- mos el rango de centralidad de la zona a través del valor del precio de los arrendamientos, de acuerdo ala superficie, caracteristicas de la edificacién y lo- calizacién espacial. El andlisis de los alquileres nos fleva al establecimiento de una tipologia que osc entre los 5 y 0,34 reales de vell6n/m? itil. Los cen- tros que polarizan el comercio y los servicios (Plaza Pablica, Corredera de San Juan y Pintores), tienen valores de 5,07, 3,65 y 3,14, respectivamente; el grupo inmediato inferior de calles colindantes o confluyentes en las anteriores Io encabeza Corte con 2,79. La superficie media de las viviendas es similar, de 89 m? en Pintores y de 88 m? en Corte, algo superior a la moda de la villa que se sitia en dos niveles, de 26 a 50 y 51 a 75 m?. Dada la impo~ sibilidad de deslindar la superficie destinada a vi- vienda de los anejos, observamos que las casas con superficies superiores a 100 m? en planta dectaran la existencia de caballerizas, corrales, patios y pa- {ares insertos en el interior de las manzanas delimi- tadas por las calles de estudio. Por tanto cien aftos antes de que el suelo adquiera un valor catastral definido en Ia villa de Caceres, (A. M. C; 1846a), podemos constatar la apetencia por el suelo central y sus notorias diferencias espaciales. Ello es de gran trascendencia a la hora de considerar la com- presién de la estructura del parcelario, porque, al tratarse de un suelo central consolidado, la presién sobre el mismo tenderd desde la segunda mitad del XIX a una progresiva colmatacién y subparcel: cidn de las manzanas para usos urbanos residenci les y terviarios. Como contrapunto a las serias dificultades de investigacién sobre la primera mitad del XIX, dis- ponemos de un esquemdtico Padrén Vecindario (A. M. C,; 1829) para la reconstruccién social del espa- cio urbano cacerefio. De las 6.300 almas de 1595, a las 6.800 de 1753 y 7.300 de 1829, no media sino un incremento bruto de 1.000 habitantes en el espa- cio de 235 aftos, lo que supone la ridicula cifra me- dia de 4 habs /afio. El contraste del Catastro de En- senada y del Padrn Vecindario de 1829 permite detectar cambios importantes hacia la caracteriz ci6n urbana de Je villa, a través del dominio de acti vidades terciarias en las zonas centrales. Asf Pinto- res fija 39 vecinos, de los que 38 son activos y de ellos, el 50% se integran en el sector terciario, un 31,6% mantiene su adscripcién al secundario y el 18,4% restante habria que incluirlo en el primario por su vaga condicién de terratenientes, con la presencia de un jomalero. La variada tipologia de actividades de Pintores pone de manifiesto el poli- facetismo de usos del suelo propios de nuestros centros hist6ricos del pasado, La convivenciz codo a codo en la ciudad-total, evidencizda en calles que aglutinan nobles, hacendados, jornaleros y comer- ciantes, menestrates, profesiones liberales y servi- cios productivos de distinto rango, de la botica al mes6n y del barbero al tercenista, define la comple- jidad de usos centrales de residencia, produccién, consumo, trafico y paseo. Hechos que se repiten en la calle Corte con los ‘matices diferenciales ya explicitados. De sus 27 ve- cinos, s6lo el 26% se adscribe al sector terciario con menor variedad y cualificacién en los servicios (la relacién de comerciantes es de 5 al 1 a favor de Pintores), repartiéndose por igual los porcentajes restantes entre el primario con el 37% (7 hacenda- dos frente a 6 de Pintores con presencia de jomale- ros) y 37% de activos que mantienen la herencia del artesanado de otros tiempos, entre los que des- tacan los chocolateros y dulceros, porque a lo largo del XIX el precio del azsicar era prohibitivo, de for- ma que en Caceres los ricos desayunaban chocolate y los pobres sopas. 141 Este débil crecimiento explica que los bordes de la villa del siglo XVI se mantengan inmutables en el plano de Coello de 1850, absorbigndose el es- caso crecimiento con los excedentes del suelo risti- 9 intersticial. En los sectores centrales la colmata- cién del suelo disponible para uso mixto residencial y productivo iré saturéndose en el interior de las manzanas por efecto del fuerte crecimiento del pe- riodo 1830-1860 y la asuncién de la capitalidad, to que se traduce en una reproduccién vertical del ca- serio en el marco de las conocidas reformas interio- res de Ia poblacién. Il}, DE CENTRO HISTORICO A CENTRO-CIUDAD: (1886-1986) La personalidad terciaria de Caceres comienza fa gestarse con la instalacién en 1791 de la Reat Audiencia de Extremadura, servicio terciario de rango superior y Ambito regional que propicia la obtenciGn de la capitalidad en detrimento de Pla- sencia (CAMPESINO, 1989). Entre 1860 y 1940 Caceres va a incorporarse con lentitud a la conse- cucién de sus categorfas urbanas. Los hitos més significativos de este proceso se fraguan en la se- ‘gunda mitad del XIX, con la mineria de fosfatos de Aldea Moret desde 1866 (GOMEZ, 1978), y la consiguiente legada del ferrocarril en 1881, que propicia una superacién del aislamiento secular, fa- voreciendo el desarrollo ganadero por la apertura de nuevos mercados y la movilidad espacial de in- migrantes rurales en busca de un jornal urbano. Es- tos hechos son responsables de que entre 1836 y 1940 la poblacién se quintuplique pasando de 7.500 a 39.400 habitantes, con pequefios afiadidos perimetrates a los limites fisicos del centro hist6ri co tradicional y presencia de enclaves de extrarra- dio. Tales transformaciones econémicas y demo- gréficas van a precipitar una remodelacién de es- pacio interno heredado, que mantendré hasta 1950 las atribuciones de centralidad, para desdoblarse lentamente durante los sesenta y primera mitad de los setenta por cesién de una parte de las funciones administrativas, de gestién y comerciales al “en- sanche”, generando la actual estructura binuclear. En la crisis urbana de la tltima década, Caceres re- afirma su personalidad terciaria con el refuerzo de Ja funcién docente a todas sus escalas. La particu- Jar gestacién del semidistrito universitesio cacere- fio, nacido sin campus, ni infraestructura de Cote- gios, biblioteca universitaria, alojamientos, come- dores, librerfas para servicio del alumnado y un largo etc., obliga a cada facultad a buscar acomodo por libre en palacios y caserones del centro hist6ri- co y periferias inmediatas, 1o que ha significado, —sin planificaci6n urbana meditada—, la parcial revitalizaci6n espontnea de un centro hist6rico agonizante. 142 1, MUTACIONES MORFOESTRUCTURALES A) Tejido urbano y edificacién La definicién de tas coordenadas morfoestruc- turales basicas es el punto de partida para el andlisis de las calles de Pintores y Moret que, con ligeros retoques en el ltimo siglo, debidos a las I6gicas alineaciones y supresién de tacones, nos han llega- so hasta el presente. La calle Pintores es una arteria que arranca de la Plaza Mayor en cota 435.5 m, ascendiendo hacia la Plazuela de San Juan, donde \ermina en cota 444.4 m., con un desnivel de 9 m. en sus 155 de re- corrido lineal. Para su mejor comprensién podemos diferenciar tres tramos, el primero desde la Plaza Mayor hasta su confluencia con la calleja de Sén- chez Garrido, con anchura de 4,5 a 5,5 m.; el se- gundo hasta su confluencia con la de Moret, de 5 a 6 m., y el fercero hasta su final en el que sé estrecha a3, m., con media de 4,5 a 5 m. Moret, por su parte, arranca de la Plazuela de la Concepcién, en ta confluencia de las calles Alza- piemnas y Paneras, a 438 m, para terminar a 440 en Pintores, con desnivel de 2 m., tras un recorrido medio de 125, formando un duro Angulo recto sua- vizado por alineaciones posteriores que acortan su ongitud por la acera de los impares en 15 m., resul- tando por ello un desarrollo longitudinal de 132,5 para el lateral derecho y 17,5 m. para el izquierdo, ‘Como en el caso anterior, ta imegularidad de la an- cchura de ta calle fluctéa tras las complicadas alinea- ciones de la primera mitad de nuestro siglo, deter- minantes de que su entrada sea de 6,5 m., el tramo central entre los niimeros 7 y 20 oscile entre 35 y 4,5 m.,, y la salida de 7 m., resultando una anchura media de 4 m. Estas cifras del presente pueden ilustrar los complejos problemas circulatorios del pasado, cuando la estrechez del espacio disponible venta definida por el discurso de las roderas de los pesa- dos carruajes, que machacaban sistematicamente el pavimento produciendo accidentes entre los peato- nes y conflictos con wa comercio tradicional de mostradores de pino con sus géneros colgados de las fachadas. Los condicionantes del disefto habrin de ser tenidos en cuenta a la hora de justificar la peatonalizacién, por incompatibilidad entre el co- mercio, e! tréfico rodado y la movilidad de los tran- setintes. La estructura del parcelario y de la edificacién del tittimo siglo la conocemos, con garantfa técnica documentada, a través del primer Padrén de la Ri- ‘queza Urbana de Céceres (A. H. P., 1886), al incluir niimero de parcelas, altura de la edificaci6n, super- ficie dtl, estructura de la propiedad y valoraciones catastrales de venta, renta y contribuci6n. Define para Pintores 32 edificios, numerados del I al 31 y del 2 al 32, respectivamente, mientras que Cortes registra 27, del 1 al 31 y del 2 al 40. Los hechos més relevantes contenidos en la fuente tienen que ver con el proceso de renovacién vertical de la casa unifamiliar, desde 1880, sustituida por el inmueble de pisos que permite en planta baja la ubicacion de negocios y en las superiores a residencia, social- mente estratificada en altura con techos de edifica- cién de 4 plantas en Pintores y 3 en Cortes, resul- tando una moda comiin de 3 altos. Las reliquias del caserfo de | y 2 plantas se reducen a 3 ejemplos en Pintores y 6 en Cortes. Con ello se consigue un au- mento considerable de la superficie disponible tal y como aparece desglosada por calles. El contraste con las notoriamente desfasadas Fichas de la Con- tribucién Territorial del Catastro de urbana de 1972, —tinicas disponibles en el momento de su consulta por hallarse en proceso de actualizacion—, nos permite conocer en ef titimo siglo las sucesivas modificaciones del parcelario y de la edificacién que afectan a la edad, altura, superficies, usos y di- ferencias tipoldgicas y estructurales, Los cambios morfoldgicos del parcelario no han afectado en Ifneas gencrales al diseiio preexis- tente de trazos rectangulares y trapezoidales con patios interiores, dentro de una tipologfa de vivien- da colectiva en manzanas cerradas slargadas y es- trechas, Sus lineas quebradas atestiguan un comple- {jo proceso de division y reagrupacién por parte de las construcciones de nueva planta, que, a partir de los afios cuarenta, anexionan parcelas contiguas pa- ra dar cabida a nuevos usos terciarios exigentes de superficies notables, con ocupacién unitaria de sue~ lo acielo por parte de empresas hoteleras, bancarias, y grandes almacenes, El hecho de que ambas calles aparezcan {ntimamente trabadas en su parcelario —pares de Pintores con impares de Moret— com- partiendo una manzana cerrada exenta, permite ob- servar cémo Jos cambios del parcelario han sido in- ducidos por el mayor dinamismo de Pintores. Asi Jos nmeros 8 (Banco de Extremadura), 16 (Alma- cenes Arias), 22, (Tejidos Amado, antiguo Hotel Ja- mec) y 24 (Galerfas Revisa) de Pintores anulan los correspondientes 3, 11, 15 y 17 de Moret por com- pactacién y simplificacién del parcelario primitivo, teniendo de esta forma acceso por cada arteria. En cambio, la acera derecha de Moret mantiene casi intacta la estructura parcelaria, con excepcién del rimero 20 (Hotel Alvarez, anterior a la guerra ci- vil), que perfora longitudinalmente la manzana has- ta la calle Parras, siguiendo la estrecha calleja de Sanchez, Varona. El reajuste del parcelario conlleva la renova- ‘ci6n puntual del caserio por la rigidez que caracteri- INMUEBLES RENOVADOS DESDE 50 PARCIALMENTE RENOVADOS anriguos | anrerion « veo ZZ be 180 4 935 Bed POSTERIOR «5 Fig, 1. Mutaciones y permanencias en piantas superiores. 143 2 PLANTAS, Fig, 2. Alturas de la edificacién. va la estructura histérica del viario en los perime- tros de proteccién del C.H.A. Por ello, la conviven- cia de sucesivas etapas de edificacidn introduce una diversidad de edades y tipologias realmente diso- nante, sin respeto alguno por la arquitectura del pa- sado, constituyendo la sustitueién el primer impac- to formal sobre un centro-ciudad sometido a la dia- léctica forma-funcién, En Pintores 10 edificios (31,3%) son anteriores a 1880; 15 (46,9&) se construyen entre 1880 y 1940, y los 7 restantes (21.8%) a partir de entonces, cronologia que por obsolescencia de los Ficheros de Hacienda exige encuestas directas en zonas de in- tensa renovacién con apoyo de la cartografia 1:500 utilizada, dado que los nimeros han variado en al- gunos casos y que en la fecha de construccién, bas- lante aleatoria, no consta en todos los casos la refe~ rencia temporal a las sucesivas reformas realizadas. En Moret, 3 edificios (11,1%) son anteriores @ 1880; 19 (70.4%) se construyen entre 1880-1940 y 5 (188%) a partir de esa fecha. En ambos casos puede apreciarse el fuerte im- pulso de la construccién en el perfodo de mayor di- namismo del casco histérico, entre el tltimo cuarto del XIX y primer tercio del XX. En la década de los ochenta observamos un intenso trasiego renova- 144 dor de edificios enteros y locales para usos tercia- rios diferentes, condicionados unos y otros por la li- bre interpretacién de las ordenanzas y la necesidad de superficie til disponible, segin las exigencias de cada actividad, Por lo que respecta a la altura de los edificios y perfil de las calles, Pintores ofrece en su acera dere- cha una media de 14,19 m. y en la izquierda de 14,13 m., por el predominio de 16 edificios de cua- tro plantas (bajo més tres), 14 de tres y 3 de cinco, que rompen la linea de comisas, superéndola en 4 metros, La reduccién interior de la altura de las vi- viendas de suelo a techo —2,50 m. frente los 3,30 de antafio—, permite ganar artificiosamente una planta més. El perfil vertical de Moret por aceras presenta en el caso de los pares una media de 11,3, . con una linea més quebrada por efecto de la to- pografia ascendente hacia la calle Parras y por la mayor atomizacién del parcelario, de manera que Jos edificios para conservar la altura han de reducir el niimero de plantas hacia et fondo de la parcela, produciendo una silueta mas quebrada. En los im- pares, la media de 16,2 m, acusa ¢l impulso renova- dor de Pintores, por el que el aumento de tamatio de las parcelas y Ia proximidad temporal de la cons- truceidn determinan una mayor uniformidad. Asf la fachade derecha con 13 edificios de tres plantas, 5 de dos, 2 de cuatro, contrasta con la izquierda, 4 de tres, 3 de cinco, 2 de cuatro, que se encarga de su- perar ampliamente los Ifmites de comnisas. Modificada ta estructura del caserfo en planta y alzados, la medida de superticies ha de establecer la lgica distincién entre superficie total de cada par- cela, cubierta y descubierta, por cuanto atin se con- servan pequefios patios interiores, y superficie util de los inmuebles por plantas, desde ef local comer- cial hasta el trastero. Pintores dispone de una super~ ficie bruta parcelaria de 5.498 m?, lo que supone una media de 166 m2/parcela, mientras Moret redu- ce la cifra a 4.734 m2, con una media de 175 m? pa- ra sus 27 edificios. En ambos casos la diversidad de tamafio es nota comtin del parcelario. Para no hacer demasiado tediosa la relaci6n, nos limitaremos a re- sefiar que la superficie total por planta de la calle Pintores es de 20.852 m?, con una media de 631 m2 ltiles/inmueble, dejando para su momento la distin- cin entre espacio de dominio del terciario, que afecta a bajos y plantas superiores de la mayorfa de los edificios, y Jos tnfimos niveles residuales de ha- bitacién, Las tipologfas arquitect6nicas han sufrido no- tables agresiones en el tiltimo siglo. La estructura de la vivienda tradicional de la época de Ensenada es sustituida de 1880 a 1940 por edificio plurifami- liar, de bajo y 2 plantas destinado en su mayoria a una clase media que dedica los locales a comercio 0 industria, reservando el principal y superior a vi- vienda 0 almacén. El escaso control de la actividad urbanistica, edificacién y orate viene regulado en Caceres, desde mediados del XIX al segundo dece- nio del XX, por el Reglamento de Policfa Urbana (A. M. C., 1846b), que fija alineaciones y retran- ‘queos para garantizar anchos minimos de calle, su- jjeccién de las obras a licencias municipales con exigencia de planos de alzado y jerarquizacién de plantas con vuelos de balcones y comisas en pro- porcién a la altura de los edificios, Estos se constru- yen fundamentalmente con materiales baratos, la- drillo en las bévedas de rosea o arista sin cimbra, Por ausencia de madera apta para la construccién, y ‘mamposterfa de piedra enfoscada y enlucida de cal. Al exterior se abren con simetria de balcones que ‘uelan sobre la calle en el piso principal y se enra- san en el superior con el plano de la fachada, en- marcando en ocasiones pequefios cuerpos de mira- dores de hierro forjado sobre ta entrada principal, regulados ya por los nuevas ordenanzas (A. M. C., 1913). El aislamiento geogrifico-econémico impi- de que a la ciudad Heguen las arquitecturas impe- rantes y cuando lo hacen es con retraso considera- ble, limitandose la élite cacerefia a incluir detalles seudomodemistas, miradores y bafcones de hierro forjado, canalones, cerémica en cubiertas, rejas, 2a- _guanes y patios interiores, de influencia entre norte- fa y meridional (COLLANTES, 1979). No cabe duda de que tras estas innovaciones late el espiritu higienista y el prestigio social de la época, la bis- queda de Ia iluminacién en altura —al ser calles de primer orden las Ordenanzas permiten las 5 plan- tas—, sin llevar aparejado un incremento paralelo del ancho de la calle y la apertura al exterior m diante las “alegrias” de los balcones y las celosfas de los aiiradores; al tiempo que los condiciona- mientos climéticos del riguroso estfo cacerefio son combatidos con la cal, muros de fuertes espesores, alcobas interiores, persianas sobre balcones y acon- dicionamiento bioclimatico del interior de la vi- vienda, mediante peines continuos de ventilacién entre la fachada y los patios interiores. La arquitectura de postguerra, renovadora de los inmuebles de nuestras calles, lejos de ser utitita- ria, es anodina y descaradamente agresiva. Primero destruye el patrimonio de arquitectura popular, para después edificar con cementos y hormigones arma- dos insipidos contenedores adaptados al binomio forma-funcién, La simplificacion del parcelario se traslada a las fachadas-pantalla, dominio del alumi- nio ionizado y del cristal ahumado, cuajadas de una marafia entretejida de anuncios luminosos de gro- tesco cromatismo, para el oportuno reclamo comer- cial de la clientela. Las responsabilidades tienen un linico destinatario en el Ayuntamiento, cuya tole- rancia en la concesiGn alegre de licencias de refor- ma sin el control preciso de los proyectos, tanto en lo referente a renovacién de estructuras como de fa- chadas ¢ impactos externos, se traduce en uta esca- lada de Mamativos despropésitos, incomprensibles en un sector “protegido” de un centro hist6rico, Pa- trimonio Cultural de la Humanidad. B) Propiedad y Regimenes de tenencia or la trascendencia que tiene en el andlisis ur- bano la explicacién de los procesos de apropiacién de los espacios centrales, haremos especial hincapié cn el seguimiento de la estructura de propiedad y en os cambios que va a experimentar el régimen de tenencia a medida que las oleadas inmigratorias, la falta de vivienda y la demanda de espacio para la actividad econémica modifiquen los intereses de los propietarios del suelo en el centro hist6rico. Por imposicién burocrética. —incomprensible como la mayorfa—, no podemos utilizar variables nomina- les del Registro de la Propiedad y del Catastro de Urbana, por lo que trataremos de subsanar este ab- surdo inconveniente con e} contraste de los Padro- nes de la Riqueza Urbana de 1886 y 1925, lamen- tando que las Fichas de la Contribucién Territorial Urbana de Caceres, correspondientes a 1943 hayan sido castigadas con la hoguera por el estapido y manoseado argumento de falta de espacio en el ar- chivo de la Delegacién de Hacienda, habiéndose salvado del holocausto tan s6lo un cuademillo co- rrespondiente a la calle Margallo. Debemos insistir en la complejidad del anélisis 145 de estas arterias sobre las que gravitaban funciones yy servicios en plantas bajas y usos residenciales en las superiores, sujetos todos ellos a complejos regi- ‘menes de tenencia en propiedad o alquiler, una sim- biosis entre continente formal y contenido socioe- conémico, sometida con posterioridad a mutaciones decisivas. En los aflos que median entre 1880 y 1940, la frdgil “burguesia” capitalina cacereiia sustituye a los tradicionaies sefiores de la tierra en el control de los asuntos municipales y en el desarrollo de una actividad econémica urbana no ligada exclusiva- ‘mente a las rentas del latifundio. Negocio y resi- dencia son dos valores representativos para una cla- se curiosa de comerciantes-negociantes en una sola pieza que busca asiento en el centro-ciudad, un es- pacio de alto valor de cambio que se identifica con nuestra zona de estudio, Las transformaciones urba- nas de este perfodo introducen mutaciones en Ia va~ loracién del suelo, un producto progresivamente es- ‘caso, por cuanto, aunque Ia infraestructura del pe- quefio salén ajardinado, a modo de “ensanch queda ultimada para recibir edificacién en 1891, las edificaciones burguesas de ciudad-jardin no co- mienzan a instalarse hasta 1930 y su ritmo de ocu- pacién se congela durante Ia guerra civil, para rea- nudarse a su término. ¥ ello, porque el negocio se encontraba en el centro desde que la Ley sobre Li- bertad de Alquileres de 1842 abriera la puerta a la especulacién, apropiadora del suelo ¢ inmuebles para su entrega en arrendamiento a los contingentes inmigrados desde 1880. El suelo disponible era es- caso y la demanda creciente, por lo que el deporte favorito de la “burguesia” cacerefia sera el de la apropiacién inmobiliaria para situarse lo més arriba posible en la lista de mayores contribuyentes urba- ‘nos, plataforma para otras veleidades politicas. En 1886 sieie grandes propietarios urbanos po- seen edificios en las calles de estudio: el Marqués de Castro Sema, titular de 32 casas en la ciudad, primer contribuyente urbano con un liquide impo- nible de 9.177 pesetas (niim. 28 de Pintores, en al- quiler); Lesmes Valhondo Carvajal, propietario y alcalde, 21 casas, segundo contribuyente —7.837 pis.—, (3-5 de Pintores y 7 de Moret, en alquiler): Joaquin Marfa Torres, catedritico, quinto contribu- yente —5.636 pis.—, (8 de Pintores para residen- cia); Maria Garcfa Comejo, 9 casas y decimocuarta contribuyente —3.380 pts.—, (24 de Moret, en al- quiler); Miguel Garefa Cornejo, 16 casas y deci- moctavo contribuyente —2.917 pts—, (13 y 18 de Moret, en alquiler); Damiana Izquierdo, 7 casas y vigésimo primera contribuyente —2.637 pts.—, (7 de Pintores para residencia y 28-30 de Moret en al- quiler); por dltimo, Francisco Javier de la Rosa, propietario, 9 casas y trigésimo contribuyente —2.138 pts.— (9 de Pintores en alquiler). No es preciso insistir en el hecho de que el abanico social de los titulares reseftados incluye desde la nobleza de hacendados terratenientes a la clase media de co- merciantes, banqueros, industriales y hombres de negocios, que en el Céceres del perfodo 1880-1940 vienen a identificarse en lo econémico y a fundirse por lazos consanguineos en lo social. Esta estrate- gia pone de manifiesto que la rentabilidad obtenida por los alquileres urbanos en las reas centrales exi- ge. bien la adquisicién de varios edificios, destinan- do el més significativo a residencia principal o a ‘compartir alguna planta con inquilinos, bien a la ‘obtencién de los méximos beneficios cediéndolo en arrendamiento para usos residenciales y comerci les, a costa de mudar la residencia a zonas de me- nor demanda de suelo. En 1925 la propiedad inmobiliaria en las calles de estudio, renovada por la dinémica biolégica, se agrupa en tomo a nombres y estrategias conocidas. Lesmes Valhondo encabeza la lista de mayores con- tribuyentes urbanos, 22 casas y 8.833 pts. de Ifqui- do imponible, desplazando significativamente a la nobleza del control de los asuntos ciudadanos. Este cambio nos parece esencial, por cuanto los nego- cios espevulativos generados durante la Gran Gue- rra produjeron pingties beneficios, reforzados du- rante la dictadura de Primo de Rivera y la postgue- rra, contribuyendo a la eclosién definitiva de 1a “burguesia” capitalina y a ta retirada definitiva de los seftores de la tierra a sus cuarteles de Madrid. Junto a este précer, nombres como los de Rosa de la Riva Oliver, —Vda. de Joaquin MP Torres— (12 casas), Nicolés Carvajal (10), Gabino Muriel (10), Petra Cotallo (10), Francisco Diez (9), Publio Hur- tado (7), M? Magdalena Mora (7), Raimundo Parra (6), Laureano Pérez (6), Gonzalo Gonzalez (6) € Isabel Ojalvo (5), entre otros, obtienen rentas de, al ‘menos, un inmueble en Pintores y Moret. La presién demogréfica, unida a la demanda insatisfecha de vivienda por efecto de la retencién de solares a la espera de plusvalfas expectantes, y la paralizacién voluntaria del ritmo de obra nueva, co- mo garantia de multiplicacién de los beneficios de arrendamientos gravosos, precipita de 1925 a 1940 la aparicién de realquilados en viviendas cuyas condiciones de habitabilidad en palabras de un re- presentante municipal, “... son quizds peores que las que el Rey ha visitado en Las Hurdes” (A. M. Cs 1922). Este incremento de la densificaci6n lo padecen varios inmuebles en Pintores y Moret saturados por actividades comerciales, almacenaje € inquilinos dispuestos a ocupar el espacio disponible pagando precios de vivienda —de 100 a 300 pts.—, propios en este momento de lugar central, para contratos entre 1921 y 1940, El ahe precio de los alquileres explica el retroceso paulatino de la residencia del propietario, s6lo un 14% en Pintores y un 25% en Moret en 1925, como demuestra la natsraleza pro- gresivamente exégena del vecindario, que no debe confundirse, por la centralidad y el dinamismo eco- némico del drea de estudio, con los posteriores fe- némenos de invasién-sucesién-degradacién, ya que we Blessasos Bi vnces Hi sovrenes 1D cass008 ME vse Fig. 3. Pirdmides de poblacién de Pintores y de Moret la mayoria de los inquilinos precisa ubicarse en la calle por su adscripcién al comercio y a los servi- cios personales, debiendo pagar por ello un elevado precio de instalacién La congelacién de alquileres por la Ley de Arrendamientos Urbanos de 1946 va a significar el inicio del proceso de crisis del parque inmobiliario, En la calle Pintores, los contratos de alquiler de vi- vienda antigua realizados desde 1940 oscilan en el momento presente (1987), entre las 1.100 y 3.200 pesetas, cifras ridiculas que disuaden a la propiedad del mantenimiento de los inmuebles, al tiempo que se inicia la batalla para la expulsion de Ios residen- tes, Las demandas del terciario administrativo y de servicios personales ocupan, en una primera fase, las plantas de habitaci6n que abandonan vecinos y transetintes, emigrantes hacia el “ensanche”, ce~ diendo el uso residencial a las exigencias de los co- merciantes, dispuestos a pagar precios mss eleva. dos por su localizacién central, a costa de renovar parcelario y edificacién para instalarse en monopo- lio de actividad. 2. MUTACIONES SOCIALES A) Estructura sociodemogréfica y uso residencial El andlisis de los comportamientos poblaciona- les a lo largo del tiltimo siglo nos proporciona una perspectiva suficientemente precisa del sector de anflisis. En las secuencias evolutivas hay que dis- tinguir una primera etapa de 1886 a 1950, caracteri- zada en el caso de Moret por un incremento progre- sivo del vecindario, Sin embargo, Pintores ve des- cender el ntimero de sus residentes a medida que la presién de 1a actividad comercial limita su presen- cia, percibiéndose de 1915 a 1950 un claro retroce- 80, roto coyunturalmente por la afluencia masiva a 147 la ciudad de inmigrantes y transetintes en 1940, Hay que tener en cuenta que Caceres se mantuvo desde el principio de ta guerra controlada por el bando “mds nacional”, como centro de intendencia de los frentes de Andalucia-Norte y punto fuerte de control del Tajo hasta el frente estabilizado de Tala- vera, lo que propici6 el continuo trasiego de foras- teros y la avalancha de inmigrados rurales en busca de jomales y seguridad, que enmascaran la demo- grafia urbana, tan el 17% (11,8 y 16,8%); los adultos de 15-64 su- ponen el 66,3% en la ciudad, siendo claramente su- periores en la zona (68,5 y 734%), tendencia que se acenttéa con la poblacién senil mayor de 65 afios, con valores urbanos de 10,3% frente a 19.7 y 9.8%. Los porcentajes resultan claramente desfavorables para Pintores por el dominio de! uso terciario sobre el residencial, sin esperanzas de cambio, La densidad de ocupacién es una variable co- herente con el proceso descrito: cUADROT CUADRO TL POBLACION DE PINTORES Y MORET: (1886-1986) [NUMERO DE HOGARES Y DE RESIDENTES: (1886-1986) Calles Pintores Moret Cates Pintores Moret ‘Aftos ‘Absol. Indice ‘Absol___Indice ‘Anos Cf. Hbs. CoWv. Cf._Hbs._Coov 1886 160 100 120 100 18840160 2m im 42 1915 1s 906 1301066 Wis 38s 38 7803S 1940 2101313 206 168.9 1940-30 210421 05S 1950 143804 203 166.4 ws 1S 333583 1975, 3 38 70 sta 19% 19 S127 HTS 1981 4 BB 68 357 1986 51 19 1 582 Fuente: Censos y padrones de poblacién. De 1950 a 1981 la tendencia regresiva es co- iin, ms acusada en Pintores como corresponde a un espacio monofuncional, y posterior en Moret que desde 1965 se contagia de la dinémica de Pin- tores. A partir de 1981 y de forma muy lents, pero perceptible, se deja sentir el fermento de ocupacién del caserfo, abandonado desde 1975, por universita- rios, estudiantes y profesorado que han propiciado Ja inyeccién revitalizadora del presente. Estas apre- ciaciones se constatan en la morfologfa comparada de las pirdmides de poblacién. El retroceso poblacional conlleva en ambos ca- 808 el clisico envejecimiento, més acusado en Pin- tores, como corresponde a la dinémica general de ‘nuestros centros hist6ricos convertidos en asilo de ancianos. El grupo de j6venes adultos de 15-39 afios se manifiesta dominante y con escasas oscila- ciones. A ello contribuye el hecho de que las cohor- tes de 15-19 y 20-24, con mayorfa femenina, con- tribuyen a engrosar sus efectivos. Se trata de los empleados del comercio y de las sirvientas que has- ta 1950 conviven dentro de la estructura familiar, tuna mano de obra barata que desea a toda costa abandonar st entomo rural. Hoy, por el contrario, estos escalones de la pirémide se nutren de univer- sitarios hacinados para hacer frente a la usura de unos alquileres desorbitados por la infravivienda que ocupan, un tema de sangrantes repercusiones sociales en vias de estudio. Si comparamos la estructura demogréfica de estas arterias con la del resto de la ciudad en 1986 podremos tener una idea precisa de las mutaciones socio-espaciales: los j6venes menores de 15 afios representan en la ciudad el 23.4%, mientras en los casos de estudio descienden a valores que no supe 148 Fuente: Censos de poblacién, Elaboracién propia, CC: Cabezas de familia. Habs.: Habtantes. Cais Coeficiente de ocupacién por vivienda Constatamos que el vecindario de ambas calles es idéntico en 1595 y 1940, mientras que en el pre- sente, con el mismo niimero de cabezas de familia, Moret contiene mayor niimero de ocupantes por ho- gar. Al tiempo que evoluciona el volumen de efecti- vos cambia también la forma significativa la proce- dencia de los mismos, por lo que debemos introdu- cir la variable naturaleza al relacionar las mutacio- nes sociales y e! wso residencial del centro-ciudad. CUADRO MI NATURALEZA DE LA POBLACION EN PINTORES. 'Y MORET: (1886-1986) Cafles Pintores Moret Procedencia 1886 1950 Capital 88 538 412 516 Provincia 126 315 392 18 Otras provincias 18.6 14.7 19.6 304 Fuente: Censos de poblacién, Elaboracion propia. Cifras en ‘%. Se advierte un notable retroceso de los nacidos cn la capital en beneficio de los inmigrados provin- ciales a partir de 1940, proceso mas acusado en Pintores por su mayor intensidad de renovacién, frente a la estabilidad de Moret, al tiempo que au- menta el porcentaje de nacidos en otras provincias, por efecto de la hipertrofia administrativa de una ciudad de funcionarios, transetintes estudiantiles y litares. ‘Cambia la estructura demogréfica y con ella la socioprofesional por imperativo de los tiempos. Al llegar a este punto hemos de sefialar que hasta 1950 se mantiene la simbiosis entre continente y conteni- do en el centro-ciudad. El uso residencial comparte los inmuebles con las actividades secundarias y ter- Cinrias; industriales, comerciantes y profesiones li- berales trabajan y viven, por lo general, bajo el mis mo techo acogiendo a un niimero importante de aprendices, dependientes y servicio doméstico den- tro de la unidad familiar, lo que refuerza Ia tasa de actividad CUADROIV ACTIVIDAD Y DEPENDENCIA EN PINTORES. YY MORET: (1886-1986) Tasas Pintores Moret 1886 1950 1980 1886 1950 1986 Tactividad (abs) 546216328 ) BS 434 314 262 404 Tdependencia 106813590121 (%) 662 566 686 78 59.6 Fuente: Censos de poblacin. Blaboracién propia. Fl censo de 1950 registra en Pintares un total de 62 activos, de los que el 59,7% son varones y el 40,3 mujeres, cifra abultada por el servicio domés tico de procedencia provincial. El dominio del ter- ciatio es absolito, encabezado por industriales y comerciantes (32,3%), servicio doméstico (30,6), profesiones liberales (16,1), empleados y depen- dientes (12,9) y varios (8,1), Por su parte, Moret cuanta con 82 trabajadores, con mayoria masculina, 67% frente al 33 de mujeres. Aunque sectorialmen. te dominan los activos terciarios, (92,7%) —con un 20,/% de sirvientas—, todavia se reparten el por- centaje restante los obreros de la construccién y los jomaleros agricolas, sin que pueda hablarse en esta fecha de especializacién comercial de la calle com- parable a 1a de Pintores, ya que como hemos in cado ésta se produce a partir de 1965 con el despla- zamiento a la calle Empedrada de algunos estable- cimientos, tascas y bodegas, incompatibles al decir de los propietarios, cou esta actividad por el mal to- no social de su ctientela. En el presente la estructu- ra profesional se toma radicalmente distinta. Con el avance de la terciarizacién retrocede el uso residen- cial por necesidad de espacio para actividades mas lucrativas, apoyadas en el envejecimiento del case- rio que propicia su uso como almacén, sin grandes transformaciones 0 totalmente renovado. Los in- muebles se colmatan de comercios, farmacias, pe- quetios hoteles, servicios personales y alguna enti- dad bancaria, generando movilidad intraurbana de propietarios y empleados en busca de residencia en los barrios que la segregacién social del espacio tes tiene reservados. Lugar de residencia y centro de trabajo se disocian espacialmente. En 1950 ya se apreciaba el fenémeno en los inmuebles de Pinto- res, en los que Ia habitacién se reducfa a los nime- ros 1, 7, L1, 15, 19, 23, 25 y 29 de la acera izquier- day 2, 4,6, £2, 14, 16, 18, 20, 28, 30 y 32 de la de- recha. En 1981, la habitaci6n se limita & los nime- ros 15 y 25 de los impares y 2, 8, 22, 28, 30 y 32. Si comparamos el nivel regresivo de 1981 con la ocu- pacién actual (11, 17, 25 y 2, 8, 28, 32, 34 y 36) ob- servamos, junto a los inmuebles que se repiten, fluctuaciones significativas de viviendas cerradas entonces y reutilizadas en el presente lo que eviden- cia, por el momento, una leve recuperacién de la centralidad, solamente explicable por la revaloriza- cin del centro-ciudad cacerefio y consustancial con el fenémeno de las zonas peatonales. Moret, tiende ‘a comportarse bajo idénticas premisas con sus mati: ces diferenciales. En 1981 se mantenfan habitados los inmuebles 1, 9 y 2, 8, 26, 28, 30, 32, 34 y 36, mientras en 1984 tan s6to 1, 9, 12, 30 y 32. En la actualidad se censan residentes en los niimeros 1 (edificio de 4 plantas de habitacién construido en 1963), 3, 9, 12, 16, 26, 28, 30, 32, 34 y 36, lo que significa recuperar el nivel de habitabilidad de 1981 Fig. 4. Poblacign de las calles por inmuebles, De esta forma, en el momento actual la estruc~ tura de residencia aparece al mismo tiempo unifor- me y contrapuesta, La uniformidad es debida a la coexistencia de las capas socialmente més débiles, jubilados, pensionistas y universitarios; la heteroge- neidad nace de la coniraposicién entre vecindario autéctono de Ia tercera edad y j6venes transetintes que se renuevan anualmente reutilizando, sin mejo- ras, el viejo caserio no afectado por la renovacién fisica y funcional, pero frenando al habitarlo la ace~ leracién de su ruina y las expectativas inmediatas de sustituci6n, Poblacién y actividades son dos pa- rémetros unidos por relaciones causales. El abando- 149 no poblacional y las menores necesidades de una Clientela envejecida, junto a a modificaciGn de las estrategias comerciales, forzaron la desaparicién del servicio doméstico y el trasvase de ciertos esta- blecimientos de consumo diario, Estos siguieron los pasos de sus consumidores, para ubicarse en los amplios locales que ofrecfan los bloques colectivos, abocando al cierre de los pequeiios comercios de barrio, tascas y bares, sustituides por autoservicios de alimentacién y cafeterfas. Con la Hegada de los universitarios desde 1975 yy su concentracién en el centro-citidad se ha dispa- rado la reapertura de este tipo de establecimientos, 2 los que se unen librerfas especializadas, comedo- res, pubs y toda la amplia gama de complementos que pueden encontrar acomodo en la rigida estruc- tura de locales antiguos o desplazar por su mayor rentabilidad a viejos comercios. Nuevos y jévenes consumidores, no tan limitados en sus posibilidades econdmicas como parece, a juzgar por la “movida cacerefia”, estén transformando el Centro Histérico del pasado que vuelve a girar en torno a la Plaza Mayor y arterias aledafias en horas diumas y noc- turnas, con especial intensidad de jueves a sabados. 3. MUTACIONES FUNCIONALES, A) Terciarizacién y comercio al por menor Caceres ha sido hasta el tltimo cuarto del XIX un ejemplo de agrovilla, convertida por injusto de- signio politico en capital de su provincia, aislada del exterior y de su propio territorio de influencia, del que hereda su vocacién agropecuaria. Habria que esperar a la década de los ochenta del siglo ‘pasado para comenzar a percibir los primeros bene- ficios de la capitalidad, porque si bien la funcién administrativa se va reforzando lentamente con ser- vicios de ambito regional, provincial y local, hasta la Hegada del ferrocarril en 1881 no comienza a st- perarse la marginaci6n secular, El impacto de la re- volucién del transporte es clave para entender la transformacién productiva del medio rural cacerefio (ZULUETA, 1977), tanto por la apertura hacia los grandes mercados consumidores urbanos de Madrid y Lisboa, —materias primas alimenticias y fosfa- tos—, como por la proyeccién sobre la ciudad de las primeras oleadas inmigratorias que forzaran ta transformacién de las formas productivas de distr- bucién y consumo. Un proceso dilatado de trinsito desde Ia perso- nalidad agropecuaria a la terciarizacién, que se pro- longa de 1880 a 1950, durante el que la ciudad con- tintia acumulando funciones hasta la eclosién defi nitiva de postguerra con la dotaci6n de todos los servicios politico-administrativos. Ello viene a defi- rir de manera incontestable la especializacién fun- cional terciatia de Céceres con un 80% de sus acti- 150 vos presentes afectos al sector servicios. La ciudad cerece por efecto del impulso administrative que le obliga a lavar la imagen de las anquilosadas estruc- turas comerciales para atender a las demandas de los nuevos tiempos, pero manteniendo hasta ahora tun lugar secundario en el protagonismo urbano del sector servicios. Esta reflexién de partida permite situar a la actividad comercial en el lugar preciso dentro de la dindmica urbana cacerefia, ya que al tiempo que se modemiza la estructura comercial se modifican las pautas de localizacién intraurbana. De 1880 a 1950 el centro hist6rico cacerefio cequivalia a la ciudad total y por lo mismo la con- centracién de las actividades comerciales mantenia Ios comportamientos locacionales del sigio XVI, reforzada por la densificacién urbana posterior. Los establecimientos compiten por ubicarse en la dorsal econémica que desde la Plaza Mayor se proyecta por Pintores, Plazuela de San Juan —con ramifica- ciones de este eje comercial que se desbordan por las calles de Moret y Empedrada—, San Pedro y San Ant6n a la biisqueda del ferrocarril en cuyo en- torno, actual Plaza de América, se instalan los al- macenes de mayoristas de {a capital y las pequefias industrias (corcheras y de materiales de construc- ci6n) Conocida la situacién urbanistica y socioprofe- sional de Pintores y Moret en los afios ochenta del siglo XIX, centraremos nuestra atencién en el uso

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