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{Qué es la Filosofia? Gilles Deleuze y Félix Guattari Traducido por Carlos Gonzalez Guzman Introduccién Asi pues la pregunta... Quizas no se pueda plantear la pregunta ¢ qué es la Filosofia? sino tarde, cuando la vejez llega, cuando llega ta hora de hablar concretamente. En realidad, la biblio- grafia es muy somera. Es una pregunta que se plantea en medio de una agitacion discreta, a medianoche, cuando ya no tenemos mas nada que preguntar. Antes la plantedébamos, la plantedbamos sin cesar. Pero era demasiado indirecto u oblicuo, demasiado artificial, demasiado abstracto, y la exponiarnos, mas bien la domindba- mos a la pasada, en lugar de ser atrapados por ella. No éramos lo suficientemente sobrios, Teniamos demasiadas ganas de hacer Filosofia. No nos preguntébamos lo que era, salvo como mero ejercicio de estilo; no habiamnos alcanzado ese punto de no-estilo donde al fin se puede decir: jpero, qué era eso, lo que hice toda mi vida? Hay casos en que la vejez no da una eterna juventud, sino, por el contrario, una soberana libertad, una necesidad pura donde gozamos un momento de gracia entre la vida y la muerte, y donde todas las piezas de la maquina se combinan para enviar al porvenir un trazo que atraviesa las edades: El Tiziano, Turner, Monet.' Turner, ya Viejo, adquirié 9 conquistd el derecho de llevar la pintura por un camino desier- to y sin vuelta, el que ya no se distingue de wna ultima pregunta. Quizas la Vie de Rancé marca a ta vez la vejez de Chateaubriand y el comienzo de la literatura moderna.” El cine también nos ofrece a veces las dotes de la tercera edad, donde Ivens, por ejemplo, mezcla su risa a la de la bruja en medio del viento desatado. Lo mismo en Filosofia: la Critica del juicio de Kant es una obra de vejez, una obra desatada tras la cual sus descendientes no dejaran de correr: todas las facultades del espiritu transgreden sus limites, esos mismos limites que Kant habia tan cuidado- samente fijado en sus libros de madurez. Q'est-ce que la philosophie?, Minuit, 1991 1 Ver L ‘oeuvre ultime, de Cezanne a Dulbuttet, Fundacion Maeght, prefacio de Jean-Louis Prat. 2 Barberis, Chateaubriand, Ed, Larousse: Rancé, libro sobre la vejez como imposible valor, es un libro escrito contra la vejez en el poder: es un libro de muinas universales donde se afirma solo el poder de la escritura. Revista de ta Academia / N°? / Primavera 2002 / pp. 175-192 176 Gilles Deleuze-Félix Guattari Nosotros no podemos pretender a un tal status. Simplemente, nos Ileg6 la hora de preguntar lo que es la Filosofia. Y, precedentemente, ya lo hicimos de manera ince- sante, y ya teniamos la respuesta. respuesta que no ha variado§ la Filosofia es el arte) de formar, de inventar, de fabricar conceptos) Pero era necesario no solamente que la respuesta recogiera la pregunta, sino también que ellddeterminara una hora, una ocasin, circufistancias, paisajes y personajes, Condiciones e incdgnitas de la pre- gunta.)Era necesario poder plantearla «entre amigos) como una confidencia, una confianza 6 bien frente al enemigo)como un desafio, y al mismo tiempo alcanzar esa hora, entre gallos y medianoche, en la que desconfiamos incluso del amigo. La hora en que se dice! «era eso, pero no sé si lo dije bier ni si fui lo suficientemente convincente»)Y nos damos cuenta de que poco importa haberlo dicho bien o haber sido convincente, porque de todos modos eso es ahora. Los conceptos)ya veremos, necesitan personajes conceptuales que contribuyan a su definicion, Amigo es un tal personaje, del que se dice incluso que testimonia del origen griego de 1d filo*S6fia: las otras civilizaciones tenid Sabios) Pero los BrIEZSNpresentan estos KaMiIgOS» que no son simplemente sabios mas modestos. Son los griegos quienes habrian ratificado la muerte dél/Sabi®, y lo habrian re- emplazado por los{fil6S6f08, los’amigos de la sabiduria. aquellos qué buscan la Sabidiiriapero qué no la poseen formalmente’ Pero la diferencia entr€ el filéso- foy el sabio ho seria solo de grado, como sobre una escala: ef viejo sabid) venido dé Orient® piensa quizas pof Figura, mientras que ef fildsof@inventa y piensa el Concepto) La sabiduria ha cambiado mucho. Con mayor razon resulta dificil sa- ber lo que significa amigo») incluso y sobre todo entre los griegos. Amigo designaria acaso una cierta intimidad competente, una suerte de gusto material y una potencialidad, como la del carpintero con la madera?: el buen carpintero, jes acaso madera en potencia? ,es acaso el amigo de la madera? La pregunta es importante, pues el amigo) tal como aparece en la Filosofiaf ya no designa un personaje extrinseco, un ejemplo o una circunstancia empirica, sino una presen- cia intrinseca al pensamiento, una condicién de posibilidad del pensamiento mis- mo, una Categoria viviente, una vivencia transcendental. Con la Filosofia, los griegos violentan al amigo, quien ya no esta en relacion con otro, sino con una Entidad, una Objetividad, una Esencia. Amigo de Platén, pero, mas ain (amigo de la sabiduria, de lo verdadero o del concepto} Filaleto y Teofilo... El filosofo sabe de conceptos, y le faltan conceptos, sabe cuales son no-viables, arbitrarios 0 inconsistentes, cuales son insostenibles. Cuales, por el contrario, estan bien he- chos y dan testimonio incluso de una creaci6n inquietante o peligrosa. {Qué quiere decir amigo, cuando éste deviene personaje conceptual, o condicién para el ejercicio del pensamiento? ,O bien amante? {No es mas bien amante? ,Y el amigo no va a reintroducir hasta en el pensamiento una relacion vital con el Otro, al que creiamos excluido del pensamiento puro? O aun, {no se tratara de otro, diferente del amigo y del amante@ Pues si el filésofo es el amigo o el amante de la S2BidUFA) ,no lo es acaso porque la pretende, esforzandose alli en potencia mas que poseyéndola en acto? {Fl amigo seria entonces tambien el pretendiente, y aquello de lo que se diria amigo seria la Cosa a la que apunta la pretension, pero no un tercero, quien devendria al contrario un rival? La amistad comportaria tanta des- 3 Kojéve, “Tirania y sabiduria”, pag. 235 (en Leo Strauss, De la tyrannie, Gallimard) Qué es Ia Filosofia? 177 confianza emuladora hacia el rival, como amorosa tension hacia el objeto del de- seo. Cuando la amistad se tornara hacia la esencia, {serian los dos amigos como el pretendiente y e] rival (pero quién los distinguiria)? Es bajo este primer rasgo que la Filosofia parece una cosa griega y coincide con el aporte de las ciudades: haber formado sociedades de amigos o de iguales, pero también haber promovido entre ellas, y en cada una, relaciones de rivalidad, oponiendo pretendientes en todos los dominios, en amor, en el juego, en los tribunales, en las magistraturas, en la politi- ca, y hasta en el pensamiento —el que no encontraria su condicion solo en el amigo, sino en el pretendiente y en el rival (la dialéctica, que Platon define por la anfishetesis). La rivalidad de los hombres libres, un atletismo generalizado: el agon.* Es a la amistad que corresponde el conciliar la integridad de la esencia y la rivali- dad de los pretendientes. {No sera esta una tarea demasiado grande? El amigo, el amante, el pretendiente, el rival, son determinaciones transcendentales que no pierden por ello su existencia intensa y animada, en un mismo 0 en varios personajes. Y cuando hoy dia Maurice Blanchot, quien forma parte de los raros pensadores que se detienen a considerar el sentido de la palabra «amigo» en la Filosofia, retoma esta pregunta interior de las condiciones del pensamiento como tal, {nO son acaso y todavia nuevos personajes conceptuales los que introduce en el seno del mas puro Pensado?, personajes poco griegos esta vez, venidos de otro lugar, como si hubieran pasado por una catastrofe que los arrastrara hacia nuevas relaciones vivientes promovidas al estado de caracteres a priori: gun desvio, un cierto cansancio, un cierto desamparo entre amigos, que convierte la misma amis- tad al pensamiento del concepto como desconfianza y paciencia infinitas?> La lista de los personajes conceptuales no se cierra nunca, y es por eso que juega un rol importante en la evolucion o en Jas mutacianes de la Filosofia; su diversidad debe ser comprendida, sin ser reducida a la unidad ya compleja del filésofo griego. El filésofo es el amigo del concepto, es en potencia de concepto. Esto quiere decir que la Filosofia no es un simple arte de formar, inventar o fabricar conceptos, porque los conceptos no son necesariamente formas, hallazgos, aciertos 0 produc- 10s. La Filosofia, mas rigurosamente, es la disciplina que consiste en crear concep- tos. {El amigo seria amigo de sus propias creaciones? 0 bien es el acto del con- cepto el que remite a la potencia del amigo, en la unidad del creador y de su doble? Crear conceptos siempre nuevos: ese es el objeto de la Filosofia. Es porque el concepto debe ser creado que éste remite al fildsofo como a quien los tiene en potencia, o a quien tiene el poder y la competencia de aquello. No se puede objetar que la creacion se dice mas bien de lo sensible y de las artes, a tal punto el arte hace existir entidades espirituales, y a tal punto los conceptos filoséficos son también «sensibilia». A decir verdad, las artes, las ciencias, las filosofias son igualmente creadoras, aunque le corresponda a la Filosofia sola crear conceptos en sentido estricto. Los conceptos no nos esperan ya hechos, como cuerpos celestes. No hay cielo para los conceptos. Deben ser inventados, fabricados 0 mas bien creados, y no serian nada sin la signatura de aquellos que los crean. Nietzsche determin6 la tarea de la Filosofia cuando escribid: «Los filésofos ya no deben contentarse con 4 Por ejemplo, Xenofin, République des Lacédémoniens, TV, 5. Detienne y Vernant analizaron particu- Jarmente estos aspectos de la cité. 5 Sobre la relacién de la amistad con la posibilidad de pensar, en el mundo moderna, ver Blanchot, Liamitié, y L‘entretien infini (el didlogo de dos cansados), Gallimard, Y Mascolo, Autour d ‘un effort de ‘mémoire, Ed. Nadeau. 178 Gilles Deleuze-Félix Guattari aceptar los conceptos que se les da, para solamente limpiarlos y hacerlos brillar, sino que es necesario que comiencen por fabricarlos, crearlos, ponerlos y persuadir alos hombres de recurrir a ellos. Hasta ahora, en suma, cada cual confiaba en sus conceptos, como en una dote milagrosa venida de algun mundo igualmente mila- groso», pero hay que reemplazar la confianza por la desconfianza, y es hacia los conceptos que el fildsofo debe mostrarse mas desconfiado, mientras no los haya creado él mismo (Platon lo sabia muy bien, aunque haya ensefiado lo contrario...).° Platon decia que habia que contemplar las Ideas, pero antes debié crear el concepto de Idea. {Qué valdria un fildsofo del que pudiera decirse: no cred un concepto, no cre sus conceptos? ‘Vemos al menos lo que la Filosofia no es: no es contemplacion, ni reflexion, ni comunicacion, aunque haya podido creer ser unas veces 10 uno, otras veces lo otro, en raz6n de la capacidad de toda disciplina para engendrar sus propias ilusiones, y para esconderse tras una neblina que ella emite especialmente. No es contempla- cién, porque las contemplaciones son las cosas mismas en tanto vistas en la crea- cién de sus propios conceptos. No es reflexién, porque nadie necesita la Filosofia para reflexionar sobre lo que sea: se cree dar mucho a la Filosofia haciéndola el arte de la reflexion, pero se le retira todo, porque los matematicos en tanto tales jamas esperaron a los filésofos para reflexionar sobre matematicas, ni los artistas sobre la pintura 0 la musica; decir que ellos devienen entonces filosofos es una mala broma, a tal punto su reflexion pertenece a su creaciOn respectiva. Y la Filo- sofia no encuentra ningun refugio ultimo en la comunicacion, la que no trabaja en potencia sino opiniones, para crear «consenso» y no concepto. La idea de una con- versacion democratica occidental entre amigos no produjo nunca ni el mas minimo concepto; esa idea viene quizas de los griegos, pero éstos desconfiaban tanto de ella, y le infligian un tratamiento tan rudo, que el concepto era mas bien como el pajaro soliloquio irénico que sobrevolaba el campo de batalla de las opiniones rivales aniquiladas (los huéspedes ebrios del banquete). La Filosofia no contempla, no reflexiona, no comunica, aunque ella tenga que crear conceptos para estas ac- ciones o pasiones. La contemplacin, la reflexién, la comunicacién, no son disci plinas, sino maquinas de constituir Universales en todas las disciplinas. Los Uni- versales de contemplaci6n, y los de reflexién, son como las dos ilusiones que la Filosofia ya recorrié en su suefio de dominar a las otras disciplinas (idealismo objetivo e idealismo subjetivo), y la Filosofia no se honra presentandose como una nueva Atenas y precipitandose sobre Universales de la comunicaci6n, los que, su- puestamente, procurarian las reglas de un dominio imaginario de mercados y de mass media (idealismo intersubjetivo). Toda creacion es singular, y el concepto en tanto creacién propiamente filoséfica es siempre una singularidad. El primer prin- cipio de la Filosofia es que los Universales no explican nada: ellos mismos deben ser explicados. Conocerse a si mismo —aprender a pensar— hacer como si nada cayera por su peso —asombrarse~ «asombrarse de que el ente sea»..., estas determinaciones de la Filo- sofia y muchas otras forman actitudes interesantes, pero a la larga cansan. No cons- tituyen una ocupaci6n bien definida, una actividad precisa, incluso desde un punto de vista pedagogico. Al contrario, puede considerarse como decisiva la siguiente 6 Nietzsche, Posthumes 1884-1885, Euvres philosophiques XI, Gallimard, p. 215-216 (sobre “el arte de la desconfianza”). Qué es la Filosofia? 179 definicion de la Filosofia: conocimiento por puros conceptos. Pero no cabe oponer el conocimiento por conceptos al conocimiento por construccién de conceptos en la experiencia posible o en la intuicion. Porque, segun el veredicto nietzscheano, usted no conocera nada por conceptos si antes no los ha creado, es decir, construido en una intuicion que les es propia: un campo, un plano, un suelo, la que no se confunde con ellos, pero que contiene los gérmenes y los personajes que los culti- van. El constructivismo exige que toda creacién sea una construccion sobre un plano que le dé una existencia autonoma. Crear conceptos es, por lo menos, hacer algo. La cuestion del uso o de la utilidad de la Filosofia, o incluso de su nocividad (Za quién perjudica?) se encuentra modificada. Muchos problemas se apuran bajo los ojos alucinados de un hombre vieio que ve afrontarse todo tipo de conceptos filos6ficos y personajes conceptuales. Y ante todo, los conceptos son y permanecen signados, substancia de Aristételes, cogito de Des- cartes, ménada de Leibniz, condicion de Kant, potencia de Schelling, duracién de Bergson... Pero ademas algunos reclaman una palabra extraordinaria, a veces barba- rao chocante, que debe designarlos, mientras que otros se contentan con una palabra corriente y muy ordinaria que se infla de armOnicos tan lejanos que arriesgan devenir imperceptibles a un oido no filos6fico. Algunos echan mano a arcaismos, otros a neologismos, atravesados por ejercicios etimolégicos casi locos: la etimologia como atletismo propiamente filosdfico. En cada caso debe haber una extrafia necesidad de esas palabras y de su seleccién, en tanto elemento de estilo, El bautismo del concepto solicita un gusto propiamente filos6fico que proceda con violencia o con insinua- cion, y que constituya en la lengua una lengua de la Filosofia, no solo un vocabulario, sino una sintaxis que alcance lo sublime o una gran belleza. Ahora bien, aunque fechados, signados y bautizados, los conceptos tienen su propia manera de no morir, y Sin embargo estan sometidos a obligaciones de renovacion, de reemplazo, de muta- cin, que dan a la Filosofia una historia y también una geografia agitadas, de las que cada momento y cada lugar se conservan, pero en el tiempo, y pasan, pero fuera del tiempo. Si los conceptos no cesan de cambiar, se preguntara qué unidad queda para las filosofias. jSucede acaso lo mismo con las ciencias, con las artes, las que no proceden por conceptos? ,Y qué es de sus respectivas historias? Si la Filosofia es esta creacién continua de conceptos, se preguntara evidentemente lo que es un con- cepto como Idea filosofica, pero también en qué consisten las otras Ideas creadoras que no son conceptos, que corresponden a las ciencias y a las artes, que tienen su propia historia y su propio devenir, y sus propias relaciones variables entre ellas y con la Filosofia. La exclusividad de la creacion de los conceptos asegura a la Filoso- fia una funcion, pero hay tantas otras maneras de pensar y de crear, otros modos de ideacion que no tienen que pasar por los conceptos, como es el caso del pensamiento cientifico, que esa exclusividad no le da ninguna preeminencia, ningun privilegio. Y siempre se volvera a la cuestion de saber para qué sirve esta actividad de crear con- ceptos, tal como se diferencia de la actividad cientifica 0 artistica: gpor qué hay que crear conceptos, y siempre nuevos conceptos, bajo qué necesidad, para qué uso? {Para hacer qué? La respuesta segun la cual la grandeza de Ja Filosofia seria justa- mente la de no servir para nada es una coqueteria que no divierte ni siquiera a los jvenes. En todo caso, nunca hemos tenido problemas a propésito de la muerte de la metafisica o de la superacion de la Filosofia: se trata de inutiles, de penosas neceda- des. Se habla hoy dia de la quiebra de los sistemas, cuando es solo el concepto de sistema el que ha cambiado. Si hay lugar y tiempo para crear conceptos, la operacion que alli procede se Ilamara siempre Filosofia, o ni siquiera se le distinguiria si se le diera otro nombre. 180 Gilles Deleuze-Félix Guattari Sabemos, sin embargo, que el amigo o el amante como pretendiente no va sin rivales. Si la Filosofia tiene un origen griego tanto como se dice, es porque la cité, a diferencia de imperios o Estados, inventa el agon como regla de una sociedad de los «amigos», la comunidad de los hombres libres en tanto rivales (ciudadanos). Es la situacion constante que describe Platon: si cada ciudadano pretende a algo, en- cuentra necesariamente rivales, de tal manera que hay que poder juzgar sobre la legitimidad de las pretensiones. El carpintero tiene pretensiones sobre la madera, pero se enfrenta al lefiador, al guardabosque, que dicen: soy yo, yo soy el amigo de la madera. Si se trata de cuidar de los hombres, hay muchos pretendientes que se presentan como el amigo del hombre, el campesino que lo nutre, el tejedor que lo viste, el médico que lo sana, el guerrero que lo protege.’ Y si, en todos estos casos, la seleccién se hace a pesar de todo en un circulo algo restringido, ya no es asi en politica, donde cualquiera puede pretender a cualquier cosa, en la democracia ateniense tal como la ve Platon. De ahi la necesidad para Platon de una puesta en orden, donde se cree instancias que permitan juzgar sobre la legitimidad de las pretensiones: se trata de las Ideas como conceptos filosficos. Pero incluso ahi ,no encontraremos todo tipo de pretendientes para decir: el verdadero fildsofo soy yo, soy yo el amigo de la Sabiduria o de la Legitimidad? La rivalidad culmina con la del filésofo y el sofista, que se arrancan los despojos del viejo sabio, pero {como distinguir el falso amigo del verdadero, y el concepto del simulacro? El simulador y el amigo: es todo un teatro platénico que hace proliferar personajes conceptuales dotandolos de potencias de lo comico y de lo tragico. Mas cerca nuestro, la Filosofia se ha cruzado con muchos nuevos rivales. Fueron primero las ciencias del hombre, y sobre todo la sociologia, que querian reempla- zarla. Pero como la Filosofia desconocia cada vez mas su vocacion de crear con- ceptos, para refugiarse en los Universales, ya no sabiamos muy bien de qué se trataba. {Se trataba acaso de renunciar a toda creacion de concepto en provecho de una estricta ciencia del hombre, o bien, al contrario, de transformar la naturaleza de los conceptos, haciendo de ellos ora representaciones colectivas, ora concepciones del mundo creadas por los pueblos, sus fuerzas les, historicas y espirituales? Luego fue el turno de la epistemologia, de la lingiiistica, o incluso del psicoandlisis -y del andlisis logico. De prueba en prueba, la Filosofia enfrentaria rivales cada vez mas insolentes, cada vez mas calamitosos, que el mismo Platén no hubiese imaginado ni en sus momentos mas comicos. Por tltimo, el fondo de la vergiienza fue alcanzado cuando la informatica, el marketing, el design, la publicidad, todas las disciplinas de la comunicacion se apoderaron de la palabra misma de concepto y dijeron: es nuestro asunto, somos nosotros los creativos, jnosotros somos los conceptores! Nosotros somos los amigos del concepto, nosotros lo ponemos en nuestros computadores. Informacién y creatividad, concepto y empresa: con ya toda una abundante bibliografia... El marketing retuvo la idea de una cierta rela- cin entre el concepto y el acontecimiento; pero he aqui que el concepto devino el conjunto de las presentaciones de un producto (historico, cientifico, artistico, sexual, pragmatico...) y el acontecimiento, la exposicién que escenifica presentaciones di- versas y el «intercambio de ideas» al que se supone da lugar. Los tnicos aconteci- mientos son exposiciones, y los tnicos conceptos, productos que se pueden vender. El movimiento general que reemplaz6 a la Critica por la promocion comercial no dejé de afectar a la Filosofia. El simulacro, la simulacién de un paquete de fideos, 7 Platén, Politique, 268a, 279a. Qué es la Filosofia? 181 devino el verdadero concepto, y el presentador-exponente del producto, mercade- ria u obra de arte, devino el fildsofo, el personaje conceptual 0 el artista. ,Como la Filosofia, una persona de edad, se alinearia con jévenes ejecutivos en una carrera por universales de 1a comunicacién para determinar una forma mercantil del con- cepto? Por cierto, es doloroso enterarse de que «Concepto» designa una sociedad de servicio y de ingenieria informatica. Pero mientras mas la Filosofia se enfrenta arivales desvergonzados y necios, mas los encuentra en su propio seno, y mas se siente de aplomo para cumplir la tarea, crear conceptos, los que son aerolitos mas que mercaderias. Tiene tentaciones de risa que ahogan sus lagrimas. Asi pues la cuestion de la Filosofia es el punto singular donde el concepto y la creacién se relacionan uno a otro. Los fildsofos no se han ocupado lo suficiente de la naturaleza del concepto como realidad filoséfica. Han preferido considerarlo como un conocimiento o come una representacion dados, explicados por facultades capaces de formarlo (abstraccion 0 generalizacin) 0 de darles uso (juicio). Pero el concepto no es dado, él es creado, a crear; no es formado, se pone él mismo en si mismo, auto-posicién. Los dos se implican, porque lo que es verdaderamente creado, de lo vivo a \a obra de arte, goza por eso mismo de una auto-posicion de si, o de un caracter autopoyético que permite reconocerlo. Tanto mas el concepto es creado, tanto mas él se pone. Lo que depende de una libre actividad creadora, es también lo que se pone en si mismo, independiente y necesariamente: lo mas subjetivo sera lo mas objetivo. Son los post-kantianos quienes mas atencién pusieron en este sentido al concepto como realidad filosdfica, sobre todo Schelling y Hegel. Hegel definié poderosamente el concepto por las Figuras de su creacién y los Momentos de su auto-posicion: las figuras devinieron pertenencias del concepto, porque ellas constituyen el lado bajo el cual el concepto es creado por y en la conciencia, a través de la sucesion de los espiritus, mientras que los momentos levantan el otro lado, segun el cual el concep- to se pone él mismo y retne los espiritus en el absoluto de si. Hegel mostraba asi que el concepto no tiene nada que ver con una idea general o abstracta, no mas que con una Sabiduria increada que no dependeria de la misma Filosofia. Pero era al precio de una extension indeterminada de la Filosofia que no dejaba casi subsistir el movimiento independiente de las ciencias y de las artes, porque ella reconstituia universales con sus propios momentos, y no trataba a los personajes de su propia creacién sino como figurantes fantasmas. Los post-kantianos giraban en torno a una enciclopedia universal del concepto, que remitia la creacion de este a una pura subjetividad, en lugar de darse una tarea mas modesta, una pedagogia del concep- to, que debiera analizar las condiciones de creacién como factores de momentos que permanecen singulares.* Si las tres edades del concepto son la enciclopedia, la pedagogia y la capacitacién profesional comercial, solo el segundo puede impe: nos caer de las cumbres del primero, al desastre absoluto del tercero, desastre abso- luto para el pensamiento, sean cuales sean, por supuesto, los beneficios sociales desde el punto de vista del capitalismo universal. 8 Bajo una forma voluntariamente escolar, Frederic Cossutta ha propuesto una pedagogia del concepto muy interesante: Elementos para la lectura de los textos filosdficos, EA. Bordas. 182 Gilles Deleuze-Félix Guattari No hay concepto simple. Todo concepto tiene componentes, y se define por ellos. Tiene, pues, una cifra. Es una multiplicidad, aunque no toda multiplicidad sea con- ceptual. No hay concepto con un solo componente: incluso el primer concepto, aquel por el que una Filosofia «comienza», tiene varios componentes, porque no es evidente que la Filosofia deba tener un comienzo, y que, si ella determina uno, debe adjuntarle un punto de vista 0 una razon. Descartes, Hegel, Feuerbach no solo no comienzan por el mismo concepto, sino que no tienen el mismo concepto de comienzo. Todo concepto es a lo menos doble, o triple, etc.. Tampoco hay concep- to que tenga todos los componentes, porque eso seria un puro y simple caos: inclu- so los presuntos universales como conceptos ultimos deben salir del caos circuns- cribiendo un universo que los explique (contemplaci6n, reflexion, comunicaci6n...). Todo concepto tiene un contorno irregular, definido por la cifra de sus componen- tes. Es por ello que, de Platon a Bergson, se encuentra la idea de que el concepto es asunto de articulacion, de recorte y de empalme. Es un todo, porque totaliza sus componentes, pero un todo fragmentario. Es solamente bajo esta condicién que puede salir del caos mental, que no cesa de acecharlo, de adherirse a él para reabsorberlo. {En qué condiciones un concepto es primero, no absolutamente, sino con respecto a otro? Por ejemplo, {prdjimo es necesariamente segundo con respecto a un yo? Si lo es, es en la medida que su concepto es el de otro -sujeto que se presenta como un objeto— especial con respecto al yo: son dos componentes. En efecto, si lo identifi- camos con un objeto especial, el prdjimo ya no es mas que el otro sujeto tal como me aparece; y si lo identificamos con otro sujeto, soy yo siendo el projimo tal como. le aparezco. Todo concepto remite a un problema, a problemas sin los cuales no habria sentido, y que no pueden ellos mismos ser despejados 0 comprendidos sino conforme se avanza en su solucién: estamos aqui ante un problema que atafie a la pluralidad de los sujetos, su relacion, su presentacién reciproca. Pero todo cambia, evidentemente, si creemos descubrir otro problema: {en qué consiste la posicion de projimo, que el otro sujeto viene solo a «ocupar» cuando me aparece como objeto especial, y que yo vengo a la vez a ocupar como objeto especial cuando le aparezco? Desde este punto de vista, projimo no es nadie, ni sujeto ni objeto. Hay varios sujetos porque esta el projimo, no la inversa. Projimo reclama entonces un concepto a priori del que deben resultar el objeto especial, el otro sujeto y el yo, no la inversa. El orden cambi6, tanto como la naturaleza de los conceptos, tanto como los problemas a los cuales ellos deben supuestamente responder. Dejamos de lado la cuestién de saber qué diferencia hay entre un problema en ciencia y uno en Filosofia. Pero incluso en Filosofia no se crea conceptos sino en funcion de proble- mas que se estima mal vistos 0 mal planteados (pedagogia del concepto). Procedamos sumariamente: consideremos un campo de experiencia tomado como mundo real ya no con respecto a un yo, sino con respecto a un simple «hay...». Hay, en tal momento, un mundo calmo y apacible. Surge repentinamente un rostro ate- rrorizado que mira algo fuera de campo. El projimo no aparece aqui ni como un sujeto ni como un objeto, sino, lo que es muy diferente, como un mundo posible, como la posibilidad de un mundo aterrador. Este mundo posible no es real, 0 no lo es todavia, y sin embargo, no por ello existe menos: es un expresado que no existe sino en su expresi6n, el rostro o un equivalente de rostro. El projimo, es primero esta existencia de un mundo posible. Y ese mundo posible tiene también una reali- Qué es la Filosofia? 183 dad propia en si mismo, en tanto posible: basta con que el expresante hable y diga «tengo miedo», para dar una realidad a lo posible en tanto tal (aun si sus palabras son mentiras). El «yo» como indicio lingiiistico no tiene otro sentido. Ademas, no es indispensable: China es un mundo posible, pero toma una realidad desde que se habla chino 0 desde que se habla de China en un campo de experiencia dado. Es muy diferente del caso en que China se realiza deviniendo el campo de experiencia mismo. He aqui pues un concepto de prdojimo que no presupone nada mas que la determinacién de un mundo sensible como condicién. El projimo surge bajo esta condicién como la expresién de un posible. E] projimo es un mundo posible, tal como existe en un rostro que lo expresa, y se efectua en un leguaje que le da una realidad. En este sentido, es un concepto a tres componentes inseparables: mundo posible, rostro existente, lenguaje real o palabra. Evidentemente, todo concepto tiene una historia. Este concepto de prdjimo remite a Leibniz, a los mundos posibles de Leibniz y a la monada como expresion de mundo; pero no es el mismo problema, porque los posibles de Leibniz no existen en el mundo real. Remite también a la logica modal de las proposiciones, pero éstas no confieren a los mundos posibles la realidad correspondiente a sus condi- ciones de verdad (incluso cuando Wittgenstein considera proposiciones de pavor o de dolor, no ve ahi modalidades expresables en una posicion del prdjimo, porque deja a éste oscilar entre otro sujeto y un objeto especial). Los mundos posibles tienen una larga historia.’ En resumen, decimos que todo concepto tiene siempre una historia, aunque esta historia sea en zigzag, que pasa, si es necesario, por otros problemas o sobre planos diversos. En un concepto, en la mayoria de las veces hay pedazos o componentes venidos de otros conceptos, que respondian a otros proble- mas y suponian otros planos. Forzosamente, porque cada concepto opera un nuevo recorte, toma nuevos contornos, debe ser reactivado o tallado nuevamente. Pero, por otra parte, un concepto tiene un devenir concemiente esta vez a su rela- cién con conceptos situados en el mismo plano. Aqui, los conceptos se enlazan unos con otros, se empalman unos con otros, coordinan sus contornos, componen sus problemas respectivos, pertenecen a la misma Filosofia, incluso teniendo his- torias diferentes. En efecto, todo concepto que tenga un numero finite de compo- nentes, bifurcara sobre otros conceptos, compuestos de otro modo, pero que cons- tituyen otras regiones del mismo plano, que responden a problemas conectables, que participan de una co-creacion. Un concepto no exige solamente un problema bajo el cual rehace o reemplaza conceptos precedentes, sino una encrucijada de problemas donde se alia con otros conceptos coexistentes. En el caso del concepto de prdéjimo como expresion de un mundo posible en un campo perceptivo, somos Ilevados a considerar de una manera nueva los componentes de ese campo para él mismo: el préjimo, no siendo ya ni un sujeto de campo ni un objeto en el campo, sera la condicién bajo la cual se redistribuyan no solo el objeto y el sujeto, sino la figura y el fondo, los margenes y el centro, el mévil y la referencia, lo transitivo y lo substancial, el largo y la profundidad... El projimo es percibido siempre como tro, pero, en su concepto, es la condicién de toda percepcién, para los otros como para nosotros. Es la condicién bajo la cual se pasa de un mundo a otro, El projimo 9 Esta historia, que no comienza con Leibniz, pasa por episodios tan diversos como la proposicién del préjimo como tema constante en Wittgenstein («le duelen las muelas...»), y la posicién del préjimo como teoria del mundo posible en Michel Tournier (Viernes o los limbos del Pacifico, Gallimard). 184 Gilles Deleuze-Félix Guattari hace pasar el mundo, y el «yo» ya no designa sino un mundo pasado («yo estaba tranquilo...»). Por ejemplo, el projimo basta para hacer de todo largo una profundi- dad posible en el espacio, ¢ inversamente, al punto que, si este concepto no funcio- nara en el campo perceptivo, las transiciones y las inversiones devendrian incom- prensibles, y no cesariamos de golpearnos contra las cosas, habiendo lo posible desaparecido. O al menos, filosoficamente, habria que encontrar otra razon por la cual no nos golpeamos... Es asi que, en un plano determinable, se pasa de un con- cepto a otro por una suerte de puente: la creacién de un concepto de préjimo con tales componentes acarrearé la creacion de un nuevo concepto de espacio perceptivo, con otros componentes por determinar (no golpearse, 0 no golpearse demasiado, hara parte de estos componentes). Partimos de un ejemplo bastante complejo. {Como hacerlo de otra manera, no habiendo concepto simple? El lector puede partir de cualquier ejemplo de su agra- do. Nosotros creemos que sacara de é] las mismas conclusiones en lo que atafie a la naturaleza del concepto 0 al concepto de concepto. En primer lugar, cada concepto remite a otros conceptos, no solamente en su historia, sino en su devenir o en sus conexiones presentes. Cada concepto tiene componentes que pueden ser a su vez tomados como conceptos (asi, «prdjimo» tiene el rostro entre sus componentes, pero el «rostro» sera é1 mismo considerado como concepto, teniendo é] mismo componentes). Los conceptos van pues al infinito y, siendo creados, no son jamas creados de nada. En segundo lugar, lo propio del concepto es volver los componen- tes inseparables en éI: distintos, heterogéneos y, sin embargo, no separables, tal es el estatuto de los componentes, 0 aquello que define la consistencia del concepto, su endo-consistencia. Y es que cada componente distinto presenta un recubrimien- to parcial, una zona de vecindad o un umbral de indiscernibilidad con otro: por ejemplo, en el concepto de prdjimo, el mundo posible no existe fuera del rostro que lo expresa, aunque se le distinga como lo expresado y la expresiOn; y el rostro a su vez es la proximidad de las palabras de las que ya es el portavoz. Los componentes permanecen distintos, pero algo pasa de uno a otro, algo indecidible entre los dos: hay un dominio ab que pertenece tanto a a como a b, donde a y 6 «devienen» indescirnibles. Son estas zonas, umbrales o devenires, esta inseparabilidad, los que definen la consistencia interior del concepto. Pero este tiene igualmente una exo- consistencia, con otros conceptos, cuando su creacién respectiva implica la cons- truccién de un puente sobre el mismo plano. Las zonas y los puentes son las juntu- tas del concepto. En tercer lugar, cada concepto sera pues considerado como el punto de coinciden- cia, de condensacién o de acumulacién de sus propios componentes. El punto con- ceptual no cesa de recorrer sus componentes, de subir y de bajar en ellos. Cada componente es, en este sentido, un trazo intensivo, una ordenada intensiva que no debe ser aprehendida ni como general ni como particular, sino como una pura y simple singularidad «un» mundo posible, «un» rostro, «unas» palabras”—, la que se particulariza o se generaliza segiin se le dé valores variables o se le designe una funcion constante. Pero, contrariamente a lo que sucede en la ciencia, en el concep- to no hay ni constante ni variable, y no se distinguira mas especies variables para * El original dice «des» mots, siendo des un articulo partitivo (contraccién de «de les»: de las), que designa una parte de un todo. En este caso, palabras singulares, partes del todo, o universal, palabra. (N. del Tr) éQué es la Filosofia? 185 un género constante que especie constante para individuos variables. Las relacio- nes en el concepto no son ni de comprehensién ni de extensidn, sino solamente de ordinacién, y ni constantes ni variables son componentes del concepto, sino puras y simples variaciones ordenadas segin su vecindad. Ellas son procesales, modulares. El concepto de un pajaro no esta en su género 0 su especie, sino en la composicién de sus posturas, de sus colores y de sus cantos: algo indiscernible que es menos una sinestesia que una sineidesia. Un concepto es una heterogénesis, es decir una ordinacin de sus componentes por zonas de vecindad. Es ordinal, es una intension presente a todos los trazos que lo componen. Sin dejar de recorrerlos segun un orden sin distancia, el concepto esta en estado de sobrevuelo con respecto a sus componentes. Esta inmediatamente co-presente, sin ninguna distancia, a todos sus componentes 0 variaciones, pasa y vuelve a pasar por ellas: es un ritornelo, un opus que tiene su cifra. ae ae le, no se confunde con el estado de cosas en el que se efectiia. No tiene coordenadas espacio-temporales, sino solamente ordenadas intensivas. No tiene energia, sino solamente intensidades, es anenergético (la energia no es la intensidad, sino la manera como ésta se despliega y se anula en un estado de cosas extensivo). El concepto dice el acontecimiento, no la esencia 0 la cosa. Es un Acontecimiento puro, una hecceidad’*, una entidad: el acontecimiento del Préjimo, o el acontecimiento del rostro (cuando el rostro a su vez es tomado como concepto). O el pajaro como acontecimiento. El concepto se define por la inseparabilidad de un mimero finito de componentes heterogéneos recorridos por un punto en sobrevuelo infinito, a velocidad infinita| Pas es el estado del con- cepto o su infinidad propia, aunque los infinitos sean mas o menos grandes segun la cifra de los componentes, de los umbrales 0 de los puentes. El concepto es claramente acto de pensamiento en este sentido, el pensamiento operando a velo- cidad infinita (sin embargo mas o menos grande). relativo a sus propios componen- tes, a los otros conceptos, al plano sobre el que se delimita, a los problemas que se supone resuelve, pero absoluto por la condensacion que opera, por el lugar que ocupa sobre el plano, por las condiciones que asigna al problema. Es absoluto en tanto todo, pero relativo en tanto fragmentario. Es infinito por su sobrevuelo o su velocidad, pero finito por su movimiento que traza el contorno de los componen- tes. Un filésofo no cesa de retocar sus conceptos, e incluso de cambiarlos; basta a veces un punto de detalle que crece, y produce una nueva condensacion, agrega 0 retira componentes. El filésofo presenta a veces una amnesia que lo hace casi un enfermo: Nietzsche, dice Jaspers, «corregia él mismo sus ideas para de ellas cons- tituir ideas nuevas sin confesarlo explicitamente; en sus estados de alteracion, olvi daba las conclusiones a las que habia Ilegado precedentemente». O Leibniz: «Creia llegar a puerto, pero... fui rechazado hacia alta mar.»'' Lo que permanece sin em- ** Ver Jean Duns Scot, y el concepto de hecceidad como aquello que designa la cosa singular (N. del Tt.). 10 Sobre el sobrevuelo, y las superficies 0 volimenes absolutos como seres reales, ver Raymond Ruyer, Néo-finalisme, P.U.F., ch. IX-XI. 11 Leibniz, Systéme nouveau de la Nature, § 12. 186 Gilles Deleuze-Félix Guattari bargo absoluto, es la manera camo el concepto creado se pone en si mismo y con otros. La relatividad y absolutidad del concepto son como su pedagogia y su onto- logia, su creacion y su auto-posici6n, su idealidad y su realidad. Real sin ser actual, ideal sin ser abstracto... El concepto se define por su consistencia, endo y exo- consistencia, pero no tiene referencia: es auto-referencial, se pone a si mismo y pone su objeto, al mismo tiempo que es creado. El constructivismo une lo relativo y lo absoluto. En fin, el concepto no es discursivo, y la Filosofia no es una formacion discursiva, porque no encadena proposiciones. Es la confusién del concepto y de la proposi- cién la que hace creer en la existencia de conceptos cientificos, y que considera la proposicién como una verdadera «intension» (lo que expresa la frase): entonces, la mayoria de las veces 's la confusion que reina en la logica, y explica la idea infantil que ella se hace de la Filosofia. Se mide los conceptos a una gramatica «filos6fica» que les substituye proposiciones extraidas de las frases donde apare- cen: se nos encierra sin cesar en alternativas entre proposiciones, sin ver que el concepto ya paso en el tercero excluido. El concepto no es de ninguna manera una proposicion, no es proposicional, y la proposicién no es nunca una intensi6n. Las proposiciones se definen por su referencia, y la referencia no atafie al Aconteci- miento, sino a una relacién con el estado de cosas o de cuerpos, asi como a las condiciones de esa relacién. Lejos de constituir una intensidn, esas condiciones son todas extensionales: implican operaciones de puesta en abscisa o de linearizacion sucesivas que hacen entrar las ordenadas intensivas en coordenadas espacio-tem- porales y energéticas, de puesta en correspondencia de conjuntos asi delimitados. Son estas sucesiones y estas correspondencias las que definen la discursividad en sistemas extensivos; y la independencia de las variables en las proposiciones se opone a la inseparabilidad de las variaciones en el concepto. Los conceptos, que no tienen sino consistencia u ordenadas intensivas fuera de coordenadas, entran libremente en relaciones de resonancia no discursiva, ya sea porque los componen- tes de alguno devienen conceptos que tienen otros componentes siempre heterogéneos, ya sea porque no presentan entre ellos ninguna diferencia de escalaa ningun nivel. Los conceptos son centros de vibraciones, cada uno en si mismo y los unos con relacién a los otros. Es por eso que todo resuena, en lugar de seguirse o de corresponderse. No hay ninguna raz6n para que los conceptos se sigan. Los con- ceptos como totalidades fragmentarias no son ni siquiera las piezas de un rompeca- bezas, porque sus contornos irregulares no se corresponden. Forman claramente un muro, pero es un muro de piedras secas y, si todo es tomado junto, lo es por cami- nos divergentes. Incluso los puentes, de un concepto a otro, son aun encrucijadas, 0 desvios que no circunscriben ningun conjunto discursivo. Son puentes moviles. Teniendo en cuenta esto, no es falso considerar que la Filosofia esta en estado de perpetua digresion o digresividad. Se desprenden grandes diferencias entre la enunciacién filos6fica de los conceptos fragmentarios y la enunciaci6n cientifica de las proposiciones parciales. Bajo un primer aspecto, toda enunciacion es de posicién; pero ella permanece exterior a la proposicion porque tiene por objeto un estado de cosas como referente, y tiene por condiciones las referencias que constituyen valores de verdad (incluso si estas con- diciones por su cuenta son interiores al objeto). Al contrario, la enunciacién de posicion es estrictamente inmanente al concepto, porque este no tiene otro objeto que la inseparabilidad de los componentes por los cuales él mismo pasa una y otra {Qué es la Filosofia? 187 vez, y que constituye su consistencia. En cuanto al otro aspecto, enunciacién de creacion o de signatura, es cierto que las proposiciones cientificas y sus correlatos no son menos signados 0 creados que los conceptos filosoficos; y se habla de teo- tema de Pitagoras, de coordenadas cartesianas, de numero hamiltoniano, de fun- cion de Lagrange, tanto como de Idea platonica o de cogito de Descartes, etc... Pero los nombres propios a los que de esta manera se asocia la enunciacién, por mas que sean historicos y refrendados como tales, son mascaras para otros devenires, sirven solo de seudonimos a entidades singulares mas secretas. En el caso de las proposiciones, se trata de observadores parciales extrinsecos, cientificamente definibles con respecto a tal o cual eje de referencia, mientras que, para los concep- tos, Son personajes conceptuales intrinsecos que habitan tal o cual plano de consis- tencia. No se dira solamente que los nombres propios tienen usos muy diferentes en las Filosofias, las ciencias y las artes: es lo mismo para los elementos sintacticos, y sobre todo las preposiciones, las conjunciones, «o», «pues»... La Filosofia proce- de por frases, pero no son siempre proposiciones que se extrae de las frases en general. No disponemos atin sino de una hipotesis muy amplia: de las frases o de un equivalente, la Filosofia saca conceptos (que no se confunden con ideas genera- les o abstractas), mientras que la ciencia saca prospectos (proposiciones que no se confunden con juicios), y el arte saca perceptos y afectos (que tampoco se confun- den con percepciones 0 sentimientos). Cada vez, el lenguaje es sometido a pruebas y a usos incomparables, pero que no definen la diferencia de las disciplinas sin constituir también sus cruces perpetuos. EJEMPLOI Primero hay que confirmar los analisis precedentes tomando el ejemplo de un con- cepto filosdfico signado, entre los mas conocidos, como es el cogito cartesiano, el Yo de Descartes: un concepto de yo. Este concepto tiene tres componentes, dudar, pensar, ser (no se concluira de esto que todo concepto sea triple). El enunciado total del concepto en tanto multiplicidad es: pienso, «luego» existo, o mas comple- tamente, yo que dudo, pienso, soy, soy una cosa que piensa. Es el acontecimiento siempre renovado del pensamiento tal como lo ve Descartes. El concepto se con- densa en el punto Y, que pasa por todos los componentes, y donde coinciden Y’- dudar, Y”-pensar, Y’”’-ser. Los componentes como ordenadas intensivas se orde- nan en las zonas de vecindad o de indiscernibilidad que hacen pasar de una a otra, Y que constituyen su inseparabilidad: una primera zona esta entre dudar y pensar (yo que dudo, no puedo dudar de que pienso), y la segunda esta entre pensar y ser (para pensar hay que ser). Los componentes se presentan aqui como verbos, pero esto no es una regla, basta con que sean variaciones. En efecto, la duda comporta momentos que no son las especies de un género, sino las fases de una variacion: duda sensible, cientifica, obsesiva (todo concepto tiene pues un espacio de fases, aunque no sea de la misma manera que en la ciencia). Lo mismo para los modos del pensamiento: sentir, imaginar, tener ideas. Lo mismo para los tipos de ser, cosa 0 substancia: el ser infinito, el ser pensante finito, el ser extenso. Es notable que, en este primer caso, el concepto del yo no retenga mas que la segunda fase del ser, y deje fuera el resto de Ia variacion. Pero es precisamente el signo de que el concepto se clausura como totalidad fragmentaria con «soy una cosa pensante»: no se pasa- ra a las otras fases del ser sino por puentes-encrucijada que nos llevan a otros conceptos. Asi, «entre mis ideas, tengo la idea de infinito» es el puente que condu- ce del concepto de yo al de Dios, este nuevo concepto teniendo él mismo tres 188, Gilles Deleuze-Féiix Guattari componentes que forman las «pruebas» de la existencia de Dios como aconteci- miento infinito, la tercera (prueba ontolégica) asegurando la clausura del concepto, pero también lanzando a su vez un puente o una bifurcacion hacia un concepto de extensiOn, en la medida que garantiza el valor objetivo de verdad de las otras ideas claras y distintas que tenemos. Cuando preguntamos: ;,Hay precursores del cogito?, queremos decir: {Hay con- ceptos signados por fildsofos anteriores, que tuvieran componentes semejantes 0 casi idénticos, pero donde faltara uno de ellos, 0 bien que agregara otros, de tal manera que, los componentes no coincidiendo aun en un yo, un cogito no Ilegara a cristalizar? Todo parecia listo y sin embargo algo faltaba. El concepto anterior re- mitia tal vez a otro problema, distinto del cogito (se necesita una mutacién del problema para que el cogito cartesiano aparezca), 0, incluso, se desarrollaba en otro plano. El plano cartesiano consiste en recusar todo pre-supuesto objetivo ex- plicito, donde cada concepto remitiria a otros conceptos (por ejemplo, el hombre animal-razonable). Invoca solamente una comprensi6n pre-filoséfica, es decir, de presupuestos implicitos y subjetivos: todo el mundo sabe lo que quiere decir pen- Sar, ser, yo (se sabe haciéndolo, siéndolo o diciéndolo). Es una distincion muy nueva. Tal plano exige un primer concepto que no debe suponer nada objetivo. De tal manera que el problema es: {Cual es el primer concepto sobre este plano, y por qué comenzar que pueda determinar la verdad como certeza subjetiva absoluta- mente pura? Tal es el cogito. Los otros conceptos podran conquistar la objetividad, pero a condicién de estar conectados por puentes al primer concepto, de responder a problemas sometidos a las mismas condiciones, y de permanecer sobre el mismo. plano: sera la objetividad que toma un conocimiento cierto, y no la objetividad que supone una verdad reconocida como pre-existente 0 ya ahi. Es vano preguntarse si Descartes tiene razon 0 se equivoca. {Los pre-supuestos subjetivos e implicitos valen mas que los pre-supuestos objetivos explicitos? ,Es necesario acaso «comenzar» y, si es asi, es necesario acaso comenzar del punto de vista de una certeza subjetiva? ; Puede el pensamiento, por esto, ser el verbo de un Yo? No hay respuesta directa. Los conceptos cartesianos no pueden ser evaluados sino en funcién de los problemas a los que responden y del plano sobre el cual pasan. En general, si conceptos anteriores han podido preparar un concepto, sin por ello constituirlo, es que su problema estaba atin atrapado en otros, y el plano no tenia alin la curvatura o los movimientos indispensables. Y si conceptos pueden ser reemplazados por otros, es bajo la condicién de nuevos problemas y de otro plano en relacién a los cuales (por ejemplo) «Yo» pierde todo sentido, el comienzo pierde toda necesidad, los pre-supuestos toda diferencia -o toman otros. Un concepto tiene siempre la verdad que le corresponde en funcién de las condiciones de su creacion. {Hay un plano mejor que los demas, y problemas que se impongan contra el resto? Justamente, nada se puede decir al respecto. Los planos, hay que hacerlos, y los problemas, plantearlos, asi come hay que crear los conceptos. La Filosofia hace lo mejor que puede, pero hay demasiado por hacer para saber si es lo mejor, 0 incluso para interesarse en esta pregunta. Por cierto, los nuevos conceptos deben estar en relacion con problemas que son los nuestros, con nuestra historia y, sobre todo, con nuestros devenires. {Pero qué significan conceptos de nuestro tiempo o de un tiempo cualquiera? Los conceptos no son eternos, pero {son por ello tempo- rales? {Cual es la forma filoséfica de los problemas de este tiempo? Si un concepto es «mejor» que el precedente, es porque hace escuchar nuevas variaciones y reso- nancias desconocidas, porque opera recortes insOlitos, porque aporta un Aconteci- Qué es la Filosofia? 189 miento que nos sobrevuela. {Pero no es acaso lo que ya hacia el precedente? Y si se puede seguir siendo platénico, cartesiano o kantiano hoy dia, es porque tenemos derecho a pensar que sus conceptos pueden ser reactivados en nuestros problemas e inspirar esos conceptos que hay que crear. ;Y cual es la mejor manera de seguir a los grandes filésofos, de repetir lo que han dicho, 0 bien de hacer lo que han hecho, es decir crear conceptos para problemas que cambian necesariamente? Es por eso que el fildsofo no aprecia mucho discutir. Todo filosofo se escabulle cuando escucha la frase: vamos a discutir un poco. Las discusiones son buenas para las mesas redondas, pero es sobre otra mesa que e! filésofo lanza sus dados cifrados. Las discusiones, lo menos que se puede decir es que ellas no hacen avanzar el trabajo, porque los interlocutores no hablan nunca de lo mismo. Que alguien tenga tal opinién, y piense esto en lugar de esto otro, {qué le puede im- portar a la Filosofia, mientras los problemas en juego no sean dichos? Y cuando son dichos, ya no se trata de discutir, sino de crear indiscutibles conceptos para el problema que ha sido asignado. La comunicaci6n viene siempre demasiado pronto o demasiado tarde, como la conversacién, siempre de mas, en relacion a crear. A veces nos hacemos de la Filosofia la idea de una perpetua discusién como «ra- cionalidad comunicacional» 0 como «conversacion democratica universal». Nada es menos exacto, y cuando un fildsofo critica a otro, lo hace a partir de problemas y sobre un plano que no eran los del otro, y que hacen fundir los antiguos concep- tos como se puede fundir un cafion para sacar de él nuevas armas. No se esta nunca sobre el mismo plano. Criticar, es solamente constatar que un concepto se desvanece, pierde sus componentes o adquiere otros que lo transforman, cuando esta sumergido en un nuevo medio. Pero aquellos que critican sin crear, aquellos que se contentan con defender lo desvanecido sin saber darle las fuerzas de vol- ver a la vida, aquellos son Ia herida de la Filosofia, Estan animados por el resen- timiento, todos esos discutidores, esos comunicadores. No hablan mas que de ellos mismos haciendo enfrentarse generalidades huecas. La Filosofia le tiene horror a las discusiones. Siempre tiene otra cosa que hacer. El debate le es inso- portable, no porque sea demasiado segura de si: al contrario, son sus incertidum- bres las que la arrastran a otras vias mas solitarias, Sin embargo, {acaso Sécrates no hacia de la Filosofia una libre discusién entre amigos? {No es acaso la cumbre de la sociabilidad griega como conversacion de los hombres libres? En realidad, Socrates no dejé de volver toda discusién imposible, tanto bajo la forma corta de un agon de preguntas y respuestas, como bajo la forma larga de una rivalidad de los discursos. Hizo del amigo el amigo del solo concepto, y del concepto el des- piadado mondlogo que elimina por turno a los rivales. EJEMPLO II Cuénto Platon es maestro del concepto, el Parménides lo muestra. El Uno tiene dos componentes (el ser y el no-ser), fases de componentes (el Uno superior al ser, igual al ser, inferior al ser; cl Uno superior al no-ser, igual al no-ser, inferior al no- ser), zonas de indiscernabilidad (en relacién a si, en relacion a los otros). Es un modelo de concepto. (Pero lo Uno no precede acaso a todo concepto? Es aqui donde Platsn ensefia lo contrario de lo que hace: crea los conceptos, pero necesita ponerlos como represen- tando lo increado que les precede. Pone el tiempo en el concepto, pero este tiempo 190 Gilles Deleuze-Félix Guattari debe ser lo Anterior. Construye el concepto, pero como expresando la preexisten- cia de una objetividad, bajo la forma de una diferencia de tiempo capaz de medir el alejamiento 0 la proximidad del constructor eventual. Y es que, en el plano platoni- co, la verdad se pone como pre-supuesta, como ya ahi. Tal es la Idea. En el concep- to platonico de Idea, primero toma un sentido muy preciso, muy diferente del que tendra en Descartes: es lo que posee objetivamente una cualidad pura, o lo que no es otra cosa que lo que es. Sdlo la Justicia es justa, el Coraje es corajudo, tales son las Ideas, y hay Idea de madre si hay una madre que no es otra cosa mds que madre (que no hubiera sido hija a su vez). 0 pelo, que no es otra cosa que pelo (y no silicio también). Se entiende que las cosas, al contrario, son siempre otra cosa que lo que son: a lo mas, ellas no poseen sino secundariamente, no pueden sino pretender a la cualidad, y solamente en la medida que ellas participan de la Idea. Entonces, el componente de Idea tiene los componentes siguientes: la cualidad poseida 0 a po- seer; la Idea que posee primeramente, como imparticipable; lo que pretende a la cualidad, y no puede poseerla sino secundaria, tercera, cuartamente...; la Idea participada, que juzga de las pretensiones. Se podria decir el Padre, un padre doble, la hija y los pretendientes. Son las ordenadas intensivas de la Idea: una pretension no sera fundada sino por una vecindad, una proximidad mas 0 menos grande que se «ha tenido» con relacién a la Idea, en el sobrevuelo de un tiempo siempre anterior, necesariamente anterior. El tiempo bajo esta forma de anterioridad pertenece al concepto, es como su zona. Seguramente, no es sobre este plano griego, sobre este suelo platénico, que el cogito puede surgir. Mientras subsista la preexistencia de la Idea (incluso a la manera cristiana de arquetipos en el entendimiento de Dios), el cogito podra ser preparado, pero no Ilevado a cabo. Para que Descartes cree este concepto, sera necesario que «primero» cambie singularmente de sentido, tome un sentido subjetivo, y que toda diferencia de tiempo se anule entre la idea y el alma que la forma en tanto sujeto (de ahi la importancia de la advertencia de Descartes contra la reminiscencia, cuando dice que las ideas innatas no son «antes», sino «al mismo tiempo» que el alma). Habra que alcanzar una instantaneidad del concepto, y que Dios cree incluso las verdades. Sera necesario que la pretension cambie de naturaleza: el pretendiente deja de recibir a la hija de las manos del padre para no deberla sino a sus proezas caballerescas..., a su propio método. La cuestién de saber si Malebranche puede reactivar componentes platonicos sobre un plano auténticamente cartesiano, y a qué precio, deberia ser analizado desde este punto de vista. Pero solo queriamos mostrar que un concepto tiene siempre componentes que pueden impedir la aparicion de otro concepto, o al contrario, que ellos mismos no pueden aparecer sino al precio del desvanecimiento de otros conceptos. Sin embargo, un concepto no vale nunca por lo que impide: vale sélo por su posicién incomparable y su creacién propia. Supongamos que se agrega un componente a un concepto: es probable que estalle, © que presente una mutacién completa que implique tal vez otro plano, en todo caso, otros problemas. Es el caso del cogito kantiano. Sin duda, Kant construye un plano «transcendental» que vuelve la duda inutil y cambia aun la naturaleza de los pre-supuestos. Pero es en virtud de ese mismo plano que puede declarar que, si «yo pienso» es una determinacion que implica, por esta raz6n, una existencia indeter- minada («yo soy»), no se sabe por ello cémo este indeterminado se encuentra de- terminable, ni bajo qué forma, entonces, aparece como determinado. Kant «criti- ca» pues a Descartes por haber dicho: soy una substancia pensante, porque nada funda tal pretension del Yo. Kant reclama la introduccion de un nuevo componente en el cogito, ese que Descartes habia rechazado: precisamente el tiempo, ya que es {Qué es la Filosofia? 191 solamente en el tiempo que mi existencia indeterminada se encuentra determina- ble. Pero yo no soy determinado en el tiempo sino como un yo pasivo y fenomenal, siempre afectable, modificable, variable. He aqui que el cogito presenta ahora cua- tro componentes: pienso, y soy activo por esto; tengo una existencia; esta existen- cia no es determinable sino en el tiempo, como la de un yo pasivo; soy pues deter- minado como un yo pasivo que se representa necesariamente su propia actividad pensante como Otro que lo afecta. No es otro sujeto, sino mas bien el sujeto que deviene otro... Es esto la via de una conversion del yo al projimo? {Una prepara- cién del «Yo es otro»? Es una nueva sintaxis, con otras ordenadas, otras zonas de indiscernibilidad aseguradas por el esquema, y luego por la afeccién de si por si mismo, que vuelven inseparables el yo y el Yo""”. Que Kant «critique» a Descartes significa solamente que ha levantado un plano y construido un problema que no puede ser ocupado 0 efectuado por el cogito carte- siano. Descartes habia creado el cogito como concepto, pero expulsando el tiempo como forma de anterioridad para hacer de este un simple modo de sucesién que remite a la creacion continua. Kant reintroduce el tiempo en el cogito, pero un tiempo totalmente diferente del de la anterioridad platonica. Creacién de concepto. Hace del tiempo un componente de un nuevo cogito, pero a condicién de proveer a su vez un nuevo concepto del tiempo: el tiempo deviene forma de interioridad, con tres componentes, sucesion, pero también simultaneidad y permanencia. Lo que implica alin un nuevo concepto de espacio, que ya no puede ser definido por la simple simultaneidad y deviene forma de exterioridad. Es una revolucion conside- rable. Espacio, tiempo, Yo pienso, tres conceptos originales conectados por puen- tes que son otras tantas encrucijadas.. Una rafaga de nuevos conceptos. La historia de la Filosofia no implica solamente que se evalue la novedad historica de los conceptos creados por un fildsofo, sino la potencia de su devenir cuando pasan los unos en los otros. En todas partes reencontramos el mismo estatuto pedagogico del concepto: una multiplicidad, una superficie 0 un volumen absolutos, auto-referentes, compuestos por un cierto numero de variaciones intensivas inseparables segin un orden de vecindad, y recorridos por un punto en estado de sobrevuelo. El concepto es el contorno, la configuracién, la constelacion de un acontecimiento por venir. Los conceptos en este sentido pertenecen con todo derecho a la Filosofia. porque ella es quien los crea, y no cesa de crearlos. El concepto es evidentemente conocimiento. pero conocimiento de si, y lo que conoce es el puro acontecimiento, el que no se confunde con el estado de las cosas en el que se encarna. Despejar siempre un acontecimiento de las cosas y de los seres, esa es la tarea de la Filosofia cuando crea conceptos, entidades. Levantar el nuevo acontecimiento de las cosas y de los seres, darles siempre un nuevo acontecimiento: el espacio, el tiempo. la materia. el pensamiento, lo posible como acontecimientos... Es vano prestar conceptos a la ciencia: incluso cuando se ocupa de los mismos «objetos», no es bajo el aspecto del concepto, no es creando conceptos. Se dira que es una cuestion de palabras, pero es raro que las palabras no comprometan inten- ciones y astucias. Seria una pura cuestion de palabras si se decidiera reservar el concepto a la ciencia, sin perjuicio de encontrar otra palabra para designar el asun- «..le Je et le Moi.», el pronombre y Yo (N. del Tr). 192 Gilles Deleuze-Félix Guattari to de la Filosofia. Pero la mayoria de las veces se procede de otra manera. Se comienza por atribuir el poder del concepto a la ciencia, se define el concepto por los procedimientos creativos de la ciencia, se le mide a la ciencia, luego se pregun- ta si no queda una posibilidad para que la Filosofia forme a su vez conceptos de segunda zona, que suplan su propia insuficiencia por un vago llamado a la viven- cia. Asi, Gilles-Gaston Granger comienza por definir el concepto como una propo- sicién o una funcidn cientificas, y luego concede que puede haber, vamos, concep- tos filoséficos que reemplacen la referencia al objeto por el correlato de una «tota- lidad de lo vivido».'* Pero en realidad, o bien la Filosofia ignora todo del concepto, 0 bien ella lo conoce con todo derecho y de primera mano, ai punto de no dejarle nada a la ciencia, la que no tiene por lo demas ninguna necesidad, y que no se ocupa sino de los estados de cosas y de sus condiciones. Las proposiciones o fun- ciones bastan a la ciencia, mientras que la Filosofia no necesita, por su parte, invo- car una vivencia que no daria sino una vida fantasmatica y extrinseca a conceptos secundarios, por si mismos exangiies. El concepto filosofico no se refiere a la vi- vencia, por compensacion, sino que consiste, por su propia creacion, en levantar un acontecimiento que sobrevuele toda vivencia, no menos que todo estado de cosa. Cada concepto taila el acontecimiento, lo vuelve a tallar a su manera, La grandeza de una Filosofia se evalua en la naturaleza de los acontecimientos a los que nos llaman sus conceptos, o que nos hace capaces de despejar en conceptos. Hay que probar también, en sus minimos detalles, el lazo unico, exclusivo, de los conceptos con la Filosofia como disciplina creadora. El concepto pertenece a la Filosofia y solo pertenece a ella. s NERSID4 o ajB\OTECA b, 4, we oe Ail pn ERisTinn© 7 3 3, S 12 Gilles-Gaston Granger, Pour la connaissance philosophique, Ed. Odile Jacob, ch VI

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