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TRABAJO SOCIAL Y ENFOQUE SOCIO-JURIDICO Desarrollos, tensiones y propuestas forenses en perspectiva latinoamericana Claudio Robles - Andrea Comelin Fornés d.) is aa EsPAGiIO CAPITULO 9 EL PERITAJE SOCIAL EN MATERL A PENAL, igONTROL SOCIAL O PROMOCION DE DERECHOS CIUDADANOs? CLAUDIO ROBLES 4,Amodo de introduccién En la Argentina, las producciones bibliograficas en torno a la tematica del Trabajo Social en el campo juridico se inician recién en 2001, con el libro “El Trabajo Social en el servicio de justicia”, de Alday, Bratti y Nicolini, Pocos afios mas tarde, en 2004, dos nuevos textos realizan aportes sobre este campo de intervenci6n profesional: “La practica del perito trabajador social’, de Marta Dell’ Aglio y “La intervencion pericial en Trabajo Social”, demiautoria. En el afio 2012, se publica el libro “Trabajo Social Forense”, que bajo la coordinacién de Andrés Ponce de Leén y Claudia Krmpotic, re- coge experiencias profesionales del ambito forense de Argentina, Colom- tiay Brasil. También bajo la coordinacion de quien escribe se publicé en 2013 “Trabajo Social en el campo Juridico”, que integra diez trabajos de intervenciones forenses. Entre las publicaciones latinoamericanas es de Mencionar la obra publicada en 2009 “Trabajo Social Forense y maltrato infant", del colombiano Rubén Dario Garzén Mufioz y la obra “La Pericia Sccia Forense”, de los autores chilenos Ivan Cisternas y Paola Rojas, en el ato 2013. De muy reciente aparicién (2017) debemos mencionar el Dic- Sonatio Internacional de Trabajo Social en el Ambito socio-juridico, organi- Z2do por Sarita Amaro y Claudia Krmpotic, que recoge 28 articulos con la Pattcipacion de 14 paises. a Enel terreno de la formacion profesional de posgrado en esta a ai ®sde la especificidad disciplinaria del Trabajo Social arial =e “Practica Pericial y Trabajo Social”, ee ceue ral ao agp dose en la Facultad de Ciencias Socia ecsjtago ids de 904, de manera ininterrumpida., y por el que han tr TRABAJO SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDICO 220 tes proximos a SU graduacion. La Especializacian e, dictada desde el afio 2010 en Ia Facultag de les de la Universidad del Comahue, representa macion en este Ambito de intervencién pro- fesional. El curso a distancia “El Trabajo Social y las Pericias Judiciales”, dictado por Patricia Demarco y Alfredo Carballeda, a través de la asocia- cién Margen, constituye otro importante espacio de formacién en esta te. matica. Otras experiencias latinoamericanas destacables son el Diplomado en Peritaje Judicial Social, organizados por la Universidad Santo Tomas y Universidad de las Américas, de Santiago de Chile y las Conferencias de Trabajo Social Forense, iniciativa de la Oficina de Servicios Sociales de la Rama Judicial de Puerto Rico. También merece mencionarse la Maestria en Trabajo Social Juridico Forense, asi como el Congreso internacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, de Panama, donde el Trabajo Social mantiene un espacio significativo en la produccién de conocimientos. Mas recientemente, se han sumado los Diplomados en Trabajo Social Forense de la Universidad P. Fouchard, de Asuncién, Paraguay; el Diplomado en Peritaje Social, de la Universidad Mayor de San Andrés, de La Paz, Bolivia y la Especialidad en Peritaje Social en Trabajo Social, de la Universidad Autonoma Tomas Frias, de Potosi, Bolivia. Estas experiencias vienen demostrando que el Trabajo Social Forense, en sus diversas manifestaciones, ha logrado instalar en el espacio de ana- lisis conceptual de sus practicas -puesto que en materia de hacer profe- sional representa una de las dreas dominantes del campo profesional: la relevancia de su praxis. La actividad pericial se inscribe dentro del campo juridico, que ha sido entendido por Bourdieu como un campo con cierto grado de autonomia conforme la capacidad de imponer la legitimidad de un orden social a través de la norma juridica aplicada universalmente. La idea de campo remite a un “espacio de conflictos y competicién, en ane logia con un campo de batalla en el que los contendientes rivalizan por FE CaS Sobre el tipo especifico de capital eficiente e hipcetTeconenias cool 1995:24), Dicho capital se conforma de a deraciones, defender relearn eo ea loa a ea en a ae campo supone calificarse profesionalmente pi Esinnegable que es ysolidez técnico-cientifica. Pc de los cinco tipos de sontaitos guste. inseribe basicamer gal MW el de control y el de evallcesen que describen Campanini y Lupp! soci , €n tanto partes de una institucion 700 colegas y estudiant en Trabajo Social Forens' Derecho y Ciencias Social otro hito significativo en la forr enalianza con los usuarios, para qu de ser usados por ellas (de Paula Faleiros, 1992), En referencia a la prueba pericial, se trata de un tipo especifi prueba, junto a la prueba testimonial, confesional, documental e ini tiva. La prueba pericial es definida por Witthaus como: '€ estos utilicen las instituciones en vez fico de iforma- “la opinion fundada de una persona especializada o informada en ramas del conocimiento que el juez no esté obligado a dominar. La persona dotada de tales conocimientos es el perito, y su opinion fundada, el dictamen. De acuerdo a los Cédigos procesales de la Nacién y de las provincias, es una de las pruebas y como tal la le- gislan en sus articulados” (2003:17). Acerca del dictamen pericial, el mismo autor sostiene que esa opinién fundada acerca de los puntos sobre los que debe expedirse el perito, ne- cesariamente debe contener los principios cientificos en que se funda y la explicacién detallada de las operaciones técnicas realizadas, ya que en su defecto carece de valor de prueba y no constituye un dictamen. Agrega el autor que los dictamenes periciales deben suministrar los antecedentes Yexplicaciones que justifiquen su conviccién sobre la materia en que se expiden, en tanto su finalidad es prestar asesoramiento al organo decisor, @ quien corresponde valorar el acierto de las conclusiones periciales arri- badas, El perito es el tercero, auxiliar del juez que, dotado de conocimientos €Speciales que-el juez no esta obligado a tener, es llamado por este nun Proceso para dar su opinién fundada, cuando la apreciacién de los hec i Controvertidos requiere conocimientos especiales en alguna ciencia, a fe, industria 0 actividad técnica especializada. El perito, aun el designa a Propuesta de parte, debe desempefiar sus funciones con total imparciali: TRABAJO SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDICO 222 tar el cargo, lo que lo convierte en prometera al acept parcialidad, dice Witthaus: dad, a lo que se com| ce ‘ En alusi6n a la im} auxiliar de la justicia. “(..) una de las condiciones esenciales de los peritos 8 su im- parcialidad, SU objetividad. Los peritos desempefian en cierto mo- do un ministerio de carécter piiblico y actan como delegados 0 auxiliares del juez, con el fin de ayudarle a percibir ciertos hechos que éste, por si solo, no estd en condiciones de apreciar; por eso la ley permite su recusaci6n por las mismas causas previstas para los jueces, entre las cuales figura el tener interés directo o indirec- to en el resultado del pleito. Para que el desempefio del perito sea imparcial, es menester que prescinda del origen de su designacién y tenga siempre presente que no es mandatario, representante, ni ‘defensor de la parte que lo propuso, sino solamente auxiliar del tri- bunal. El perito como auxiliar del tribunal que es, no debe admitir sugestiones de los litigantes ni consultar otro interés que el de la Justicia” (2003:17). 2. El trabajo social y la funcién pericial La tarea pericial se encuentra inscripta dentro de las incumbencias profesionales del trabajador social. En la Argentina, la Ley 27.072 -Ley Federal de Trabajo Social-, sancionada el 10 de diciembre de 2014, es- tablece entre las incumbencias profesionales, la elaboracion de pericias sociales en el Ambito de la Justicia, ya sea como peritos oficiales, de parte, mandatario y/o consultor técnico. Como he sefialado en otra obra (Robles, 2004), este saber especializado y certificado esta orientado a la interven- cion en los aspectos vinculados a la inserci6n familiar, social y comunitaria de los actores sociales con la finalidad de: © Asesorar a la administracién de justicia en los casos en que sea re quiera su intervenci6n, brindando su dictamen ante las autoridades judiciales, © Contextualizar las demandas juridicas, ampliando las miradas unt vocas que muchas veces tiene el Derecho como disciplina fundante y hegeménica dentro del Poder Judicial. © Conocer y evaluar el medio familiar en su integracion y conform: interna; dinamica; desempefio de roles; vinculos intrafamiliares © interrelacion con el medio social mas amplio (grupos y comunidat ). jaci6n EL PERITAJE SOCIAL EN MATERIA PENAL, :CONTROL soc 2 AL, 223 ‘« Reconocer problematicas individuales, y problema incular afectan la vida familiar y su insercién oo Seamus aus : munitaria, Reconocer situaciones de vulnerabilidad, exclusion ¥/0 riesgo social, : ial. Evaluar el impacto de las condiciones sociales Sobre la estructur dindmica de los sujetos y los grupos familiares, ey ¢ Analizar la relaci ¢ in existente entre las Problematicas individuales y el contexto socio-histérico, econdmico, cultural determinan y de las que son su expresién, « Caracterizar a los sujetos en los aspectos teferidos a: vida cotidia- na; modalidades y estrategias de sobrevivencia, insercién laboral. indicadores educacionales, sanitarios y habitacionales en relacion al medio. Y Politico que las ¢ Analizar la disponibilidad de recursos que permitan la satisfaccién de las necesidades y su relacion con las demandas de los sujetos. « Formular propuestas orientadas a elevar la calidad de vida. Es preciso comprender que el rol del perito en tanto auxiliar de la Justi- cia nos distancia de toda presuncién de concebir la actividad pericial como tarea parajuridica. Resulta inadmisble asumirnos como “los ojos del juez”, que miran por y para otro, puesto que debemos instituirnos como cons- tructores de miradas auténomas de la voluntad y disposicion de los magis- trados. En definitiva, tampoco se trata, como lo sefala Foucault (1995), de una mirada, un ojo siempre abierto sobre la poblaci6n o el gran ojo de la Vigilancia que transmite todo al emperador, simbolizado por un ojo. Urge problematizar los proyectos ético-politicos y los marcos tedri- coideolégicos desde los cuales interpretamos la realidad, puesto que ellos son los que llevan a utilizar las categorias empleadas en la tarea fo- Tense. Es necesario abandonar las taxonomias del ideario Positivista que dlasifica los hechos en normal o patoldgico y establece estandarizaciones a partir de las cuales medir la realidad social. Las nuevas configuraciones familiares, inscriptas en proyectos ético-politicos que incluyen lo diverso, lo heterogéneo, hacen necesario nuevos criterios diagnésticos que piensen a los sujetos y las familias en sus condiciones concretas de existencia y tes. de sus propios y personales pardmetros de definicion de ser fai a P impica alejamos de toda posible patologizacion de hechos que Mt Per se” configurar problemas, como por ejemplo el divorcio, iat onoparentales, la reinsercién postpenitenciaria, los cas "entales, la adopcin a cargo de personas sin pareja, entre, offos. qnaBaso SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDICQ 224 ; ine 3. Sobre peritos y perict - - nos Aires, la actividad pericial se encug ncia de Buel e ° Ntra in. En i ae ructura funcional del Poder Judicial a Partir de la creacion de a coors Periciales Departamentales, cuya finalidad es brindar ases, las Ase istrados y funcionarios judiciales que lo requ, ramiento a oe oe también designaciones de oficio (cominmen eas peritos de lista), denominacion con la que son Conocidas 7 de oficio, realiza cada tribunal. las designaciones que, . oe En el Ambito nacional no existe una dependencia oficial Que incluyg peritos trabajadores/as sociales, por lo que las designaciones en tal sent. do se realizan de oficio (debe destacarse que los trabajadores/as Sociales pertenecientes a los juzgados civiles con competencia en asuntos de fa. milia, estado civil y capacidad de las personas también cumplen funciones periciales cuando asi les es requerido por sus respectivos juzgados, aun. que no se les conoce con el nombre de peritos). Como rol complementario del Juez en la tarea de administrar justicia, el trabajador/a social interviene en primera y segunda instancia y en todos los fueros. En el Ambito pericial la labor del trabajador social es eminente- mente de evaluacién diagnéstica, sin perjuicio de entender que ésta forma parte de la intervencién. Esta caracteristica de la actividad pericial (su é fasis en la funcién diagnéstica) puede constituir por cierto una limitacién, pero es preciso sefialar que en esta area de actuaci6n profesional son escasas las oportunidades en que se prioriza la ejecucién de estrategias de cambio con el grupo familiar, las que suelen quedar reservadas para un segundo momento, y por lo general, fuera del Ambito judicial. Para los trabajadores/as sociales, muy habituados a intervenir junto a las familias a través de estrategias transformadoras, resulta a veces dificil aceptar que en la evaluacién diagnéstica termine (la mayoria de las veces) la interven: cion Profesional. Pero se trata de una realidad inscripta en las caracteris ticas y posibilidades que la misma instituci6n ofrece a los sujetos sociales @ quienes dirige su acci6n. lausanza dan ict ‘amente evaluativa dentro del proceso metodloer tte los Feet lineales, sino una permanente interrelart que la evaluacion yo img Procedimentales. Con esto pretendo ni primera entrevi " Ya implica intervencién y que en el recorrido ente a vista y el informe pericial hubimos de realizar numeros9s@ Clones orientadas a modi os " Modificar el probl ituye en objeto nuestra intervencién Profesional, ions Soe hs EL PERITAJE SOCIAL EN MATERIA pe NAL, CONTROL sociaL 2 25 raperica social en materia penal 4 creacién de asesorias periciales (tal como exi isten ~aunque con di- del Estado, tiende a dar res. ¢ i es el Esta it asume [a indelegable responsabilidad de bri a pe para una administracion de justciaefcaz, Entre las causas Judiciales mas frecuentes en jones mas requeridas ocurren en un amplio al _excaroelaciones; salidas transtoras; salidas laborales; detencién domi- ria; libertad condicional; libertad asistida; suspension del juicio a mation), a8 COMO I intervenci6n en jucios orales, Prieta flaborar una pericia social en materia penal su jg averca del sujeto. Me interesa por lo tanto rescatar los aportes di paige Pichon-Riviére, para quien “...l hombre es un ser de fs que sélo se satisfacen socialmente, en relaciones que lo determinan, Na. jgtayen él que no sea la resultante de la interaccién entre individuos, sp0s y clases” (en Quiroga, 1986:32). " En tanto, existe una dimensién ético-politica que involucra el hacer eitial, a través de la cual se muestra el proyecto al que cada cual adscri- te Esto significa que no existe un hacer neutro, ateleolégico, desprovisto de alguna finalidad, ni carente de una direccionalidad ético-politica, Y la pericia penal también devela estos fundamentos, por aséptica que politi- tamente pueda parecer. Pensar la pericia socio-penal como un derecho de los ciudadanos/as im- sic instturla como un deber del Estado; ello significa jerarquizar nuestra funcién como profesionales promotores de los derechos ciudadanos y elevar lscalidad de las précticas profesionales ptiblicas, ambito donde se expresan bs demandas ciudadanas y principalmente la de los sectores vulnerables. fsallidonde se producen los necesarios nexos entre el Trabajo Social y la Ciminologia, entendida esta Ultima en términos de Zaffaroni como: este modo. INdar los recursos nece- materia Penal, las inter- ibanico de delitos comu- pone una definicién “el saber (conjunto de conocimientos) que permite explicar c6- ‘mo operan los controles sociales punitivos de nuestro margen peri- férico; qué conductas y actitudes promueven; qué efectos provocan yc6mo se los encubre en cuanto ello sea necesario 0 util, para proyectar alternativas a las soluciones punitivas, 0 soluciones puni- tivas alternativas menos violentas que las existentes. y més adecua- das al progreso social” (1988: 20). SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDICO TRABAJO Concibo Ia labor pericial en la compleja y contradictoria ubicacién que fesional al ubicarse SU intervencion entre la demanda Yla mantiene el mo posicion profesional, aunque mediatizada por el Proyecty insti de cada trabajador social. Se trata de un espacio de interme. Savion de trabajador social en la relacion triangular que Mantiene con log dicial, a efectos de resignificar las demandas i vmacién ju usuarios y la organizacion Judie i dey ra los usuarios, a partir de una lectura integral y totalizante de su realidad mas inmediata. 7 / Interesa destacar, tal como lo sefiala Danani (1993), que el proceso de mediacién realizado por el trabajador social, no significa en modo alguno con. ciliacién y ausencia de conflicto, sino oposicion, contradicci n, enfrentamien- toy que, en tanto mediador en los conflictos entre las instituciones y los usua- rios, el trabajador social integra el conflicto, aunque pretenda superarlo, La practica pericial requiere un abordaje dinamico de los procesos in- dividuales, familiares y sociales, por lo que las evaluaciones diagnésticas deberian guiarse desde una concepcién totalizante de la realidad social. En mérito de ello, la pericia no puede ser pensada con criterios de irreduc- tibilidad, tal como la cultura procesal formal la ha concebido: usted es asi. En tanto recurso para el desarrollo, es preciso orientar nuestra evaluacin hacia las capacidades potenciales que permiten a individuos y familias construir nuevas alternativas de resoluci6n de las crisis que atraviesan. Concebir la pericia social como un derecho ciudadano supone asi- mismo incorporar en el andlisis de la conducta las dimensiones supraes- tructurales, macrosistémicas o comunitarias (segtin sea el modelo tedrico desde donde se interprete la realidad) que intervienen en la emergencia de los problemas sociales, aun el mas individual de ellos. Es necesario abandonar miradas univocas y unidireccionales de lo social, sea que se priorice la libertad del sujeto o su total determinaci6n. Se trata de pensar la cuesti6n social y su traduccién en lo que M. Rozas (2001) denomina campo problematico, la relacién del sujeto y la necesidad, como expresion compleja de esa cuesti6n social. Ello implica comprender los problemas Sociales como manifestaciones fragmentadas de la cuestién social y en tal sentido, realizar andlisis complejos acerca de los modos en que la pau: Perizaci6n, el desempleo, la exclusi6n, la inequidad distributiva, la corruP” a en eaten ore Social descendente, entre otros feces y Producido, ae a eee det crane a léctico de la realidad, « eae Saar oUe hae erate en términos de Bourdiew en el que sujeto y estructura -o habitus y campo § Uurdieu (1995)- se encuentran en intima y estrecha relacion ELPERITAJE SOCIAL EN MATERIA pe NAL, eCONTR OL SOCIAL, 227 pesde este ee ©S posible evitar Ig tendenci ii de manera culpabilizante a las familias por sus fee es 10S Y caren- TAS responsabilidades incumpli- a8, e5t@ vez por parte del Estado como arante de los derechos de | 10s de los udadanos/as. No basta con precisar las carencias personal i ese los/as sujetos de nuestra intervencién, sino tambié ae yeaa ies condiciones concretas de existencia en las que la ey advertir que reproduce material y socialmente, determinan aquellas oe 4 también las politicas piblicas (o su ausencia) las que impactan @e es directo sobre la subjetividad, emodo Esel proyecto ético-politico de cada trabajador/a social el que nos ubi- cara en esa relaci6n de intermediacion entre los usuarios y la organizacion judicial. De alli que nuestros dictamenes se orienten a Posiciones mas o menos garantistas a la hora de resolver medidas alternativas a la prisi6n, segin sea el lugar en el que cada trabajador/a social se posicione respec. toal tratamiento de estas cuestiones. La pericia socio-penal también exige la redefinicién del concepto de ambiente que imprimimos a nuestra actividad, alejéndonos de posturas y expectativas que la ubican como un informe inventario, mas vinculado a ladescripci6n habitacional y/o el cimulo de datos, que a la comprensién derelaciones comunicacionales y vinculares, Resulta indispensable aban- donar esa tendencia descriptiva en los informes periciales que abusa de los verbos del decir: aclara, aduce, afirma, agrega, alude, afiade, apunta, argumenta, asegura, asevera, comenta, comunica, cuenta, especifica, ex- presa, enuncia, explica, describe, detalla, dice, expone, hace saber, indica, informa, manifiesta, menciona, opina, plantea, pone en conocimiento, po- ne de relieve, puntualiza, refiere, relata, resefia, revela, sefala, sostiene, Subraya. Y que reducen el informe a la periferia de los fenémenos, sin adentrarse en su esencia compleja, en donde suele hallarse su explica- cién, Como sefiala Marc6n: “Si a lo largo de décadas quienes nos decimos especialistas en intervencién sobre problematicas sociales reducimos nuestra con- cepcién de lo social a la mera categorizacion de las dee materiales que se observan en un hogar no solo ee cao posibilidades de intervencién en el caso, sino ae eat Sobre Jas representaciones sociales que maneja el u Me eel Obviamente terminaran creyendo que ‘Jo social’ es est 228 TRABAJO SOCIALY ENFOQUE SOC! lO-JURIDICO teriales pretende dar cuenta y que, por inventario de aspectos ma fe realizar” (2002:9). otra parte, cualquiera puede Dotar a la pericia de rigor tedrico-metodologico implica explicitar los marcos conceptuales desde los cuales interpretamos i) realidad e incor porar incluso referencias bibliograficas en nuestros dictamenes, prac. ticas poco frecuentes en el ejercicio de la labor escritural en Trabajo Social. Es necesario insistir en que sea el perito desde el ejercicio pleno de su autonomia profesional, quien establezca los recursos técnico-metodo- légicos que habré de implementar en el desarrollo de su pericia. En tal sentido, es habitual que se requiera a los trabajadores/as sociales la rea- lizacién de informes vecinales,* y resulta preocupante que seamos noso- tros/as quienes, valiéndonos de los recursos propios de nuestra relacién profesional, utilicemos el discurso de nuestros entrevistados/as para fines testimoniales, cuando se trata de un tipo de prueba ajena a la realizacion de la pericia y que no resulta de nuestra incumbencia profesional. En tales casos parece operar un mecanismo manipulatorio, a través del cual los/as sujetos de la intervencién son tomados/as como objetos procesales y los peritos, como mediadores y facilitadores de un procedimiento (la prueba testimonial) que no deberia incluirnos. Ubicar la actividad pericial en la intervencién en su fase diagnéstica implica superar la dicotomia teoria-practica, perspectiva desde la cual la realidad se dividirfa en dos planos, uno especulativo, tedrico, y otro inter- ventivo, practico. Se trata de una vision reduccionista de la realidad, que asocia la intervencién con el “hacer”. El elemento diagnéstico del informe pericial debe partir de una descripcién de los hechos, la significacion so- cial que a ellos les asignan los actores sociales, y sumar a ellas la inter- pretacion del trabajador social. Tal como sostiene Escalada et al. (2001) la ausencia de valoracién en el diagnéstico lo convierte en dato carente de significado y la ausencia de informacién, en calificacin prejuiciosa. Es * Es habitual en la Argentina que magistrados/as y funcionarios/as requieran a |0s/ as trabajadores/as sociales forenses -como parte de sus informes sociales: informes & concepto vecinal, para lo cual es menester entrevistar a vecinos de la persona imputada Y solicitar su opinién acerca de ese/a sujeto. Se trata de instrumentos de escaso o nulo valor Cientifico, que a mi juicio deben desterrarse de la practica profesional del Trabajo Social, salvo excepcionales ocasiones que siempre debe determinar el propio trabajador/social Para profundizar este tema ver Robles (2011) y Robles (2013). EL PERITAJE SOCIAL EN MATERIA, PENAL, CONTROL. SOCIAL... 229 utora quien sostiene que e} diagnésti a esto us é 1CO €S UN juicio de valor e gefine qué es Problema y qué no lo es, Claro que se trata de n tanto valor tedrico y No axioldgico o doctrinario, un juicio de 8 a conflictos sociales, sin su necesaria vinculacién teérica, Es preciso tener en cuenta el destinatario de nuestro informe a efec- tos de no ser objeto manipulatorio de intereses ajenos a la pericia, aun- que deba reconocerse la dificultad de predecir el uso y destino que a las palabras les atribuyan los letrados, funcionarios y Magistrados, quienes se apoyan en ellas muchas veces para fundamentar Sus pedidos, dicta- menes, resoluciones y sentencias. Se trata de repensar qué queremos co- municar a través de esa pericia, a través de un proceso de seleccion dela informaci6n recogida, sin abandonar una actitud de compromiso ético. En ocasiones, el miedo a la impugnacidn y la herida narcisista resultante de este proceso, puede conducir a posiciones de neutralidad, en las que se aportan datos, pero no se dice nada. Parafraseando a Martinelli (1992), convoco a que pensemos a qué intereses sirve la intervencién profesional de los trabajadores/as sociales y la practica judicial y pericial en particu- lar, lo que significa definir la direccionalidad de nuestras practicas. En tanto, la exposicién de la pericia penal a su nulidad exige destacar la urgencia de proteger y respetar el secreto profesional, requiriendo el consentimiento de la persona peritada para ser entrevistada y para que la informacién sea puesta en conocimiento del magistrado/a, omitiendo aquellas informaciones que asi sean requeridas por las personas entrevis- tadas. Va de suyo que ello excluye informaciones referidas a delitos contra Personas menores de edad, personas de la tercera edad 0 con discapa- cidad, circunstancias en las que todo funcionario piblico esta obligado a informar cuando toma conocimiento de ellas. Introducir de manera irregu- lar declaraciones que no figuran en el expediente, vulneran los Principios Constitucionales elementales de defensa en juicio que obligan alos peri- 08 a omitir aquellos hechos que impliquen autoincriminacion. No resulta facil a los ciudadanos/as de los sectores populares (que Conforman ta poblacién usuaria de los trabajadores sociales) exigir el cum- Plimiento de sus derechos, reforzéndose de este modo un tipo de cue nia que resulta tan precarizada como las propias condiciones de exis es ‘la de dichos sectores. Desde esta perspectiva, al Estado se le pide, 0 SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDICO TRABAJO ubica a unos y otro en una relacion de asimety taria que refuerza las relaciones de subordinaci6n, Los trate, complemen aan pueden quedar asociados/as como intermediariog d jadores/as soci trega que adquiriria alcances materiales 0 Simbélicos fa esa entrega, entré irituales (darse a los demas) y de control (al Verifcar do-espl , i, om sien es 0 no merecedor de ciertos beneficios). el 5 aa 5 5 y Es preciso que pensemos la intervenci6n pericial socio-penal como nexo para la integracion social de los/as oa yee de reinsercién social ha motivado una profunda e iustta iva eri ica de Zaffaroni (1995), que llamé critica a las ideologias re. Zaft anne de la consideracién que desde hace dos siglos se vienen ensayanco CiScUrsos para explicar y legitimar la prision y que la readaptacion Social de los penados adquie. re jerarquia supralegal como finalidad esencial del régimen penitenciario, Para este autor, se privilegia un modelo biologista y psiquiatrico, que no cuestiona al sistema penal y que llama positivismo biologista. Para Zaffaroni, las ideologfas re, 0 discursos reistas, encubren una préctica genocida, al tiempo que muestran su falsedad, ya que parten del supuesto de que la prisionizaci6n tiene por causa el delito, cuando es sabi- do -dice el autor- que tiene por causa la torpeza en la comisi6n de delitos, que es consecuencia de la vulnerabilidad de esas personas a la accidn se- lectiva del sistema penal en razon de que responden a estereotipos crimi- nales. Es decir, se produce una selecci6n criminalizante y discriminatoria, que presupone una inferioridad en el preso (moral, biolégica, psiquica o social). Desde esta perspectiva, el preso no esta preso porque su conduc- ta fue delictiva, sino porque fue vulnerable, produciéndose una cadena de retroalimentacion clientelista de la prision. Dice Zaffaroni que entre las au- toagresiones figura la insistencia en colocarse en situaci6n de alto riesgo de vulnerabilidad penal y que la prisién aparece como una institucion que recoge a los menos aptos para delinquir, es decir, a quienes por entrena- miento torpe pierden en la carrera por el delito impune. En opinion del au- tor no se trata de que el sistema penal trabaje sobre los delitos cometidos como causas de la prisionizacién, lo que es falso, sino sobre la verdadera causa de ésta, que es la vulnerabilidad de la persona al sistema penal. . Existe una vulnerabilidad psicosocial -la exclusi6n como condicionan- eae (evento capaz de producir reacciones que ae meliaostes ete Eradora y de elaboracién) y una vulnerabilidad psi. iin " ‘Xposicion a actos ilegales, la proclividad a la captat! selectiva del control . ae Sca- a Penal, la exposicié iminalizacion (Puebla, tolini y Mamani, 2008), posicién a la criminalizacion (! Estado da, posicion que EL PERITAJE SOCIAL EN MATERIA, PENAL, eCONTROL social Lasancion penal recae, entonce n , 'S, Sobre el delincuent i : e te pobre y no ins- truido, e como mas dramaticamente los llama Zaffaroni ladr a 1b al infeliz, el torpe, que se s i utr un que son torpes (Zaffaroni, 1993 ' 1 en el sentido de un estereotip, i joven varén pobre, con escaso (a veces nulo) paso por el sistema educativo, desempleado y con causas judiciales relacionadas a delitos contra la propiedad y delitos relacionados a sustan- cias estupefacientes (2002). Sehala Baratta (1990) que si observamos la composicién demogré- fica de la Poblacién carcelaria, nos damos cuenta de que la marginacién carcelaria es, para la mayor parte de los detenidos un proceso secundario de marginaci6n que interviene después de un proceso primario. Al mes de diciembre de 2045, de un total de 72.693 internos/as en unidades pe- nitenciarias argentinas, el 51% no tiene condena (SNEEP, 2015). De ese total de personas detenidas, el 96% son varones; el 94% son argentinos/ as; el 62% tiene menos de 35 afios de edad; el 72% no supera el nivel pri- mario completo; sdlo el 8% tiene estudios secundarios completos y el 2% tiene estudios superiores, completos 0 incompletos. El 52% no tiene oficio. ni profesién al ingreso a la unidad de detencién, mientras que sdlo el 15% era trabajador/a de tiempo completo al momento de su ingreso. El 40% es trabajador de tiempo parcial, mientras que el 45% es desocupado. En tanto, el 79% no particip6 de programas de capacitacién laboral y el 49% no participa de ningiin programa educativo. Sdlo el 3% de los/as internos/ as participa en programas educacién formal terciaria y/o universitaria. Los datos no terminan alli: del total de personas condenadas, el 71% es primario en el delito (no tiene condenas previas); el 6% es reiterante; el 22% es reincidente y el 1% es reincidente multiple Sélo el 5% de la poblacién alojada en unidades penitenciarias tiene condena a prision o reclusiOn perpetua, mientras que en una media del 93%, a las personas 2 Ser reiterante alude a haber cometido un nuevo delito, pero sin reunir las condiciones para ser declarado reincidente (por ejemplo, que la condena por el primer delito no se en- contrara firme). Hay reincidencia cuando habiendo cumplido una pena con sentencia firme, total o parcialmente, se incurriera en la comisin de un nuevo ilcito sin haber transcurrido el tiempo de la prescripcién. La reincidencia miltiple o multireincidencia, como sefala el art. 52 del Cédigo Penal, surge de la existe de cuatro penas previas privativas de libertad, siendo una de ellas mayor de tres afios 0 cinco penas privativas de libertad, de tres afios 0 menores. TaABAJO SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDICO 232 torgadas salidas transitorias, régimen de ns les fueron ot ‘ 7 eH 10 n discontinua, semidetencién y/o reduccién ondenadas n ee ° 1d, prisio milibertad, preliberta de pena? vos nomicidios dotosos representan el 14% del total de 10s delts im, putados y si se le suman las lesiones OES ee in 16% de! tota, de delitos. Las violaciones ¥ otros delitos cont ra la integridad sexual con. forman el 11% del total de los delitos y la infracci6n a la Ley 23.737 (dr, gas) representa el 10% del total, mientras que ce delitos contra la propig. dad (robo, hurto y sus tentativas) constituyen Ie 43% del total de delitos, Los resultados precedentes instauran sdlidos argumentos a una serie de prenociones que circulan alrededor del mundo. carcelario. Este estudio demuestra que las personas detenidas son presos/as sin condena en ig mitad de los casos. La condicién de varén, joven, con bajo nivel de ing. trucci6én y subocupado 0 desocupado no hace sino verificar el estereotipo sobre quien recae la sanci6n penal. El bajisimo porcentaje de personas extranjeras derriba el mito del inmigrante delincuente, al tiempo que la ausencia de programas de capacitacién laboral y educativa muestra la deficiencia del sistema penitenciario. Mas de las dos terceras partes de la poblacién carcelaria carece de condenas previas, dato que muestra la efectividad que podrian tener programas alternativos a la prision. Las con- denas perpetuas representan un escasisimo porcentaje en el total de san- clones penales y los delitos contra la propiedad triplican a los homicidios dolosos y cuadruplican a los delitos contra la integridad sexual y a la in- fracci6n a la ley de estupefacientes, cuestionando la representacién social que los medios construyen acerca de las personas detenidas, En tanto, resulta altamente elocuente que sdlo un 10% de los conde- nados gocen de salidas transitorias; un 6% esté incorporado a régimen de semilibertad; un 7% al régimen de prelibertad, mientras que apenas un 2% ha tenido reduccin de penas y un 2% ha gozado de prisi6n discontinua y/o semidetenci6n. Estos datos muestran que el reclamo social de endureci- miento de las penas no hard mas que agravar las deficientes condiciones del régimen de progresividad de las leyes de ejecucién penal, reduciendo la intervenci6n penitenciaria a la punicién excluyente y marginalizante. Entonces, .qué tipo de ciudadania es la de los desafiliados 0 desir Badbs, los indtiles para el mundo, que viven en él, pero no le pertene 2 Hho cue rat? 32 medidas previstas en el régimen de progresividad del régimen penitere® que prevén las leyes argentinas de ejecucién penal ERITAJE MATERIA PENA CONTROL social, P SOCIAL EN MATERIA peNy L, CONTR El ui 233 e, i nalment ade los inintegrables, la de log Nnormales ir uses al ee fuerzas sociales, los Validos rao ne voor y . Si, ventualmente, No fuera cierto que meee at ; ley castiga sdlo eeeahamente Se soliciten eva- dos que son Pobres? ¢Acaso f ‘most ios/as si deben acreditar? trar las capacidades que los esitamos reali; igaci Nec 7 iM lizar Investigaciones que partan de nuestra profus: experiencia empirica Y que nos permitan delimitar con maaan cosientifica quiénes son los sujetos destinatarios de | Set . . la labor pericial de los trabajadores/as sociales. Es indispensable abandonar criterios de s leavidad penal en la evaluacién pericial y atender a la eficacia de ios fenémenos sociales en la produccién del delito, puesto que las cérceles no estan repletas de gente peligrosa, como nos quieren hacer creer. Re- cordemos en tal caso que el concepto peligrosidad, como sostiene Baratta (1990), presenta inconsistencia cientifica, lo que lo hace no idéneo para ser utilizado en un proceso justo. Si algo necesita ser resocializado es el contexto en el que la conducta delictiva emerge y del que también es su producto, aunque de eso no se hable. Debemos comprender Ia estrecha y dramatica relaci6n existente entre el delito y la cuesti6n social, orientando nuestros diagnésticos no s6- loa las problematicas individuales del sujeto y sus condiciones familiares, sino ademas y necesariamente, al contexto social, econémico y politico, que se constituye en importantisimo obstaculo de la reintegraci6n social de los detenidos/as. 0 como sostiene Baratta (1990), quien afirma que la reintegracién social significa, antes que transformacién de su mundo se- parado, transformacion de la sociedad que reasuma aquella parte de sus problemas y conflictos que Se encuentran segregados en la carcel. Son numerosos los autores que sefialan el caracter penalizante de la prisién preventiva y su cardcter violatorio del principio de inocencia. Es Necesario destacar que la inmensa mayoria de los pedidos de oe sociales en morigeraciones ocurre en causas sin condena: Parafrasean lo der entonces que prisién preventiva y a Zaffaroni (1993) se puede enten p \ Principio ere a dos realidades que se encuentran ae mente enfrentadas, ya que es una medida que se aplica al sujeto po dudas haya cometido un ilicito. Zaffaroni nos advierte que el procs €N peor situacion que el condenado, lo que lo Ba el aumento en el numero de celdas ¥ de carceles -llat esado, por principio, no puede estar tue lo lleva a sugerir que se deter- madas por Bompa- ENFOQUE SOCIO-JURIDICO TRABAJO SOCIALY 234 iles del neoliberalismo y por A, . vedettes mercantiles - \niyar dre (2002:2) las “ve la selectividad y la marginaciOn-, si de ver fo 010:7), museos ) " aca reemplazar la prision por alternativas a la misma. seq de la criminologia critica, Baratta (1990) Sostie Desde la perspectiva ino ; aratt ne que la creacion de catceles de maxima seguridad implica una renuncig explicita a objetivos de resocializaci6n, al tiempo que constituyen politicas de prevencién especial negativa (neutralizaciOn, incapacitacién), retipy tivas de la pena, por sobre las de prevencion especial positiva (resocia. lizacién). Para Baratta, la reintegracion social del condenado no puede perseguirse a través de la pena carcelaria, en que debe perseguirse g pesar de ella, ya que -dice- “la mejor carcel es sin duda, la que NO existe” (1990:2). Segiin este autor, para una politica de reintegraci6n social de los autores de delitos, el objetivo inmediato no es solamente una carcel mejor sino también y sobre todo menos carcel, por lo que sugiere considerar a corto y mediano plazo, una drastica reducci6n de la aplicaci6n de la pena carcelaria. Las medidas alternativas (sin perjuicio del anélisis critico que muchas de ellas requieren) no pueden ser un privilegio ni tampoco un beneficio, puesto que constituyen un derecho de la ciudadania. La defensa del sis- tema social, tan pretendida por quienes abogan por la sanci6n del delito, es necesaria pensarla a partir del afianzamiento de derechos y ésa es la tarea fundante de los trabajadores/as sociales, sea cual fuera el ambito en que nos desempefiemos. éConstruir mas prisiones, endurecer las penas, controlar los cuerpos?, 40 atender las causas que generan el delito? Es en este contexto en el que los trabajadores/as sociales somos convocados/as, no ya siquiera para explicar la conducta del sujeto, sino para verificar las condiciones de su nuevo encierro domiciliario, construido a partir del cerrojo en su propio cuerpo, eufemisticamente llamado monitoreo electronico. En ocasiones se produce en los trabajadores/as sociales una situa- cidn dilematica al tener que resolver acerca del cumplimiento de la mision institucional cuando la misma supone funciones orientadas fuertemente al control social. Otras veces se instala un obstaculo en el ejercicio del 10! Profesional, que consiste en la adaptacién a las condiciones de una coyur” tura que promueve el no cambio. Se reproducen asi, a través de nuest/as practicas profesionales, similares fendmenos a aquellos contra los Ue les decimos Operar. Esta dificultad deberia adquirir cardcter de obstaculo spiemol6gico de tal modo que podamos hallar nuevas respuest2s mts 'S a la necesidad de cambio social, problematizando nuestras pra 235 La indagacién del lugar ocupado por los delincuentes en el imaginario social lleva a ubicarlos como depositarios de una furia encendida que lla- ma no solamente a sancionarlos con el rigor de la ley, al encierro (sea cual fuere la naturaleza del acto delictivo) e, incluso, a darles muerte. Desde el discurso de cierta dirigencia politica se enaltece el accionar represivo de las fuerzas de seguridad y se promueve, se apafia ose silencia la practica del Gatillo facil. No por obvio, debemos seguir preguntandonos quiénes pueblan las carceles latinoamericanas, como un modo de desnaturalizar lo que se pre- senta como evidente e incuestionable. La Judicializacién de la pobreza es un fenémeno cada vez mas extendido que requiere de una lectura critica por parte de los operadores sociales. Cada vez més los tribunales se lle- nan de pobres, dilapiddndose fuerza de trabajo para investigar infraccio- nes menores. sino a condenarlos La carcel, como institucién total que segrega, confina y utiliza el poder Coercitivo, implica un proceso que no causalmente se llama detencién. Lo que se detiene es el proceso de adaptacién activa al medio, se pro- duce una ruptura de lo cotidiano, en la que hombres y mujeres se veran despojados de sus vinculos, debilitandose su capacidad de comunicacién dialéctica con el medio. Tan evidentes son las deficitarias condiciones de detencién, que las carceles argentinas han sido descriptas como grandes depésitos de seres humanos. {Qué es lo que atin no hemos comprendido acerca del efecto disociador y regresivo de la crcel sobre el comporta- miento de los sujetos? Sostiene Baratta (1990) que la cuestién carcelaria No se puede resolver permaneciendo al interior de la carcel, conservan- dola como instituci6n cerrada, ya que el lugar de la solucién del problema carcelario es toda la sociedad. Segun Baratta, existe un reconocimiento cientifico de que la carcel, cu- ya condicién es, por naturaleza, disocializadora, no puede resocializar sino Gnicamente neutralizar; al tiempo que no representa en lo absoluto una oportunidad de reintegraci6n en la sociedad sino un sufrimiento impuesto como castigo, un proceso de alienacién general que caracteriza las rela- ciones entre personas y entre roles del mundo carcelario. En su opinién, hasta que los muros de la carcel no sean por lo menos simbélicamente Jo SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDICO TRABA. ee : esocializacion del condenado ; rtunidades de reso! Seguiray derribados, las perl puede, dice, SeBregar Personas y pretend. an tend i inimas, ya Ue ler siendo mi aoe reintegrarlas (Baratta, 1990). ° como sostiene Zaffaronj al eae que cuando el preso egresa no reincida, porque esta some. “esun " tido a un mecanismo de matriceria humana capaz de marcarle e| ro) en forma indeleble” (2012:318). ee La persona detenida, el preso en la repres \ ‘aciOn social dominante, se convierte en él depositario social de los aspectos mas negados Orecha- zados por parte de quienes ven en evella, la causa originaria de lo que se ha dado en llamar la inseguridad. Sostiene Zaffaroni que la criminologia mediatica usa el panico moral para que la gente se sienta en peligro y prio. rice sus intereses individuales por sobre otros colectivos y crea un mundo de personas decentes frente a criminales; “un ellos de diferentes y malos, que molestan y amenazan y a quienes hay que separar de nosotros, lim- pios, puros & inmaculados. Ellos son las heces del cuerpo social, que se canalizan por la cloaca que es el sistema penal. Los operadores serian los limpiadores de heces y el codigo penal un reglamento para desaguadores cloacales” (2012:223). En el marco de lo descripto estimo que el rol del trabajador/a social continua estrechamente vinculado a la critica de la cotidianeidad y el de- velamiento de los mitos y prejuicios que naturalizan lo social, hacen atem- poral lo histérico y universalizan lo singular (Quiroga, 1986) y que generan la adaptacion pasiva a la realidad y el sometimiento acritico a la condicién de opresién. Es preciso pensar el problema de la delincuencia desde los derechos humanos, para anteponer la condicién de persona a la de delincuente, sin sustantivar aquello que es una condicién entre otras y sin caer en el riesgo de los estereotipos, que promueven exclusién social. Se configura de este modo un estigma (Goffman, 2008) categoria que describe un atti buto personal profundamente desacreditador que convierte al sujeto en Set en casos extremos, en una persona malvada, ae Sp disciplinas cientificas han utilizado y utilizan toa ae sod para evaluar las conductas humanas y las lect . Iestasienaee steep teemplazaron criterios situacionales, CO enn ee Sobre el devenir de los sujetos. a les son depésitos de eae ¥ hagamos Comprender que Ler es las ens ni una rigurosa a hi a, tal vez ya no pidamos mas severi a ae derechos humanos, en acon ce stas, sino un mayor respc'? y sis ' €n cuya omisi6n y violacién se encuentra la é"* EL PERITAJE SOCIAL EN MATERIA PEI NAL, CONTROL SOCIAL, 237 ei delito. Es preciso aceptar que las carce| a republica, la institucionalidad y e} ae Acercarse @ la experiencia singular de I . mbién advertir que muchos de ellos rey We los que habla Ulloa (1994), los que Saat tos de abrigo, alimento y buen trato, en quienes, di wn etca bordea casi inevitablemente laética dice el autor, la constitu ‘el sobreviviente vive en las proximidades cotter violencia. Dice Ulloa: instituciones de destino més frecuentes son el come con la muerte; sus el hospicio, la carcel y a menudo las llamadas feat senpna ; las que los sectores marginadores de la sociedad encon Sa oe - i iendan mante- ner la represion marginante” (2012:180). Como sostiene Bistuer (2013) muchos de estos sujetos experimentan un sentimiento de culpa no one ciente, mudo, que halla su satisfaccién en el padecimiento y ore inexorable castigo, necesidad que se satisface por la via del maltrato en cualquiera de sus formas. Dice esta autora que la conviccién de no sig- nificar nada para el otro, de no interesar al otro, conduce a que el sujeto quede sometido a una imagen de si mismo en la cual se instala la certeza de que la vida propia y ajena no tienen ningun sentido y en donde lo que aliviaria al sujeto atormentado no es tanto la posibilidad de ligadura, sino elhecho mismo de ser castigado. Ofrecer la accesibilidad a redefinir el proyecto vital constituye la posibi- lidad de romper la cadena clientelar de la prision, @ través de dispositivos que permitan a los sujetos comprender su proceso vital y redefinir sus elecciones, en el marco de alternativas que contribuyan a su integracién social. Como sostiene Zaffaroni, “se trata de ofrecerle -no imponerle- la posibilidad de aumentar su nivel de invulnerabilidad, no conforme al pre- cepto sé bueno sino no seas tonto” (2012:347). Tepresentan la debilidad de (Salinas, 2006), Personas detenidas permite Sentan /os sobrevivientes de ron el fracaso de los suminis- 5.Algunas reflexiones sobre la infraccion penal juvenil conducta infractora de una ‘elemental que parezca, &S Jincuente. Resulta no sélo ando el sujeto queda andlisis de la El punto de partida en el la adultez, Por persona que no ha llegado a descartar de plano su consideracion en del z inapropiado sino marginalizante -siempre 10 €S: 5 reduigo cana va ondltén entre las tantas que configuran SU en Vidad- el uso de dicha categoria, aplicada a personas cuya form idad encuentra en proceso y cuya proteccion integral -también resP de los poderes puiblicos- ha fracasado. aso SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDIco TRA Foucault expresaba en una conferencia en k 40 afios, i aa iversidad del Brasil. ag Hace de Filosofia de !@ Uni delincuencia tiene una cierta utilidad econérn; “La del jedades que conocemos (.) cuantos mas dling, en las socie crimenes existirdn; cuantos mas crimenes j, o*sten ae la poblacion y cuanto mas miedo en |g miedo sree deseable se vuelve el sistema de cont més ee de ese pequefio peligro interno permanente eg ng a 5 condiciones de aceptabilidad de ese sistema de Controy, jy que explica por qué en los periddicos, en Ia radio, en la televisén, en todos los paises del mundo sin ninguna excepcion, se Concede tanto espacio a la criminalidad, como si se tratase de una Novedag cada nuevo dia’ (1991:34). C0 Polio, UENtes ava, m; Poblaci TO! policia) Como sostiene Bruno (2013), la intervencion en el Fuero dela Respon. sabilidad Penal Juvenil (j6venes de 16 a 18 afios infractores) exige objeti vos de responsabilizacion, pedagdgicos y socioeducativos, basados enel paradigma de la seguridad humana. Se trata de una practica inscripta en el movimiento denominado justicia restaurativa, que plantea que el delito es fundamentalmente un dafio en contra de una persona concreta y de las relaciones interpersonales, a diferencia de la justicia penal convencio- nal de cardcter retributiva, que plantea que el delito es una lesion de una norma juridica, en donde Ia victima principal es el Estado. Agrega la auto- ra, que en la justicia restaurativa la victima concreta juega un papel fun- damental y puede beneficiarse de una forma de restituci6n o reparacién a cargo del responsable o autor del delito, al que se llama ofensor como concepto alternativo al de delincuente. La justicia restaurativa es un Proceso a través del cual las partes 0 Personas que se han visto involucradas y/o que poseen un interés en un delito en particular, resuelven de manera colectiva la manera de lidiar con las consecuencias inmediatas de éste y Sus repercusiones para el futur. Son principios rectores para la interpretacién y aplicaci6n de las normas oe Proceso penal: fa proteccion integral de los derechos del nifio, su formacion ae Teintegracién en su familia yen la comunidad, la minima io eine subs faredad, la ‘Solucién de los conflictos y la peal a ble aint la Se el nito/a asuma una actitud constructiva y nos yi libertades f 2d, adquiriendo respeto por los derechos humat lundamentales de todas las personas (Bruno, 2013). EL PERITAJE SOCIAL EN Mw, |ATERIA PENAL, CONTROL SOCIA 239 Es de destacar que e| Ultimo info: opservatorio Social Legislativo de |; que la cantidad de IPP (instruccién en todo el territorio provincial a pe de al 3,9 % del total, tendencia en los Ultimos cinco afios de es| iniciadas a Personas Mayores de 18 afios de edad tiene una tendencia creciente en el mismo periodo. En referencia a los delitos imputados, sdlo el 1,1% Cotresponde a homicidios dolosos, distribuidos mas o menos en forma pareja entre delitos consumados y en grado de tentativa, tendencia que también muestra resultados semejantes en los tltimos cinco afios de estudio. Sefiala el documento que la mayor parte de las IPP se concentra en delitos contra la propiedad, entre los que se destacan robo, hurto, robo con armas, y otros robos agravados, Otros rubros significativos son los deli- tos contra la seguridad publica, lesiones leves y amenazas, caracterizados por la doctrina como delito de orden menor. Los datos presentados muestran de manera irrefutable que la parti- cipacién de las personas menores de 18 afios en la comisién de delitos resulta minima y que no existen razones para fundamentar la baja de la edad de imputabilidad penal, cuestién que esta siendo largamente deba- tida en la Argentina. Como sostiene Bruno (2013), dichos guarismos com- baten el mito de la carrera delincuencial de los jévenes. me elaborado en el afio 2015 Por el la Provincia de Buenos Aires, destaca Penal preparatoria)* iniciadas en 2014 TSonas menores de 18 ajios correspon- que se mantiene relativamente estable tudio, mientras que la cantidad de IPP 6. Para concluir La subjetividad es el resultado de un proceso de interaccién entre el sujeto y el mundo, en donde las condiciones coneretas de existencia de- terminan a un sujeto. La conducta es entonces el resultado de un proceso multideterminado en el que intervienen factores genéticos, individuales, familiares, institucionales, comunitarios, politicos y sociales. Afirmamos que nadie es, sino que esta siendo (aquella interesante idea de la Bes: talt-gestantung o estructura estructurdndose) y que los criterios de situa- cionalidad son los que deben orientar nuestras evaluaciones, puesto que el sujeto es producido, pero también es productor. A partir de estas afirma- 4 La Instruccion Penal Preparatoria (IPP) es la fase investigativa y preparatoria de la ‘acusacién o del sobreseimiento cuando existiere certeza negativa sobre los extremos de imputacién. Es la primera estaci6n procesal realizada en el seno de los érganos jurisdiecio- rales, BAJO SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDICO TRA ausencia de parametros que escapen sujeto y la familia?, 4c6mo no entender. la mbién debe ser pensada en clave Psico-sccigey® unstancia de ser el delito una Manifestacign “ I. 12, epor qué seguir aludiendo a sujetos y familias Mult. nti o do en verdad se tratan muchas de ellas de ersona problematicas, cuan idas, en las que el fracaso de la intervenci6n dey Ss y familias multint ree flagrante?, 2por qué cargar sobre lag abe instituciones panies y ia sujetos de nuestra intervenci6n la suma de x das espaldas i de sus destinos?, ecémo evitar que la actual tendencig responsablidat® domina en el pensamiento de los gobiernos Neoliberales neces nuestros dictamenes, convirtiéndolos en un instrumento at serio del poder punitivo de las agencias de control estatal? al ens que no sélo es preciso ejercer vigilancia epistemologica Sobre nuestras producciones forenses, sino ademas una estricta vigilancia étj. co-politica que tienda a la promocion de autonomias en lugar de su cance. lacién (Cazzaniga, 1997). Recordemos que la nocion de vigilancia episte- moldgica ha sido descripta como: delictiva ta! \ducta n a judir 1a circ tural?, ecdmo elt fa cuestion social “Confrontando continuamente a cada cientifico con una explici- tacién critica de sus operaciones cientificas y de los supuestos que implican y obligandolo por este medio a hacer de esta explicitacién el acompafiante obligado de su practica y de la comunicacién de sus descubrimientos, este ‘sistema de controles cruzados' tiendea constituir y reforzar sin cesar en cada uno Ia aptitud de vigilancia epistemolégica” (Bourdieu, Chamboredon y Passeron, 2008:115). Dicha vigilancia debe ser comprendida como una practica constante dentro de un proceso de investigacién, con el fin de vencer los obstéculos epistemoldgicos -y podriamos agregar también los obstaculos epistemo- fflicos-,* en vistas a producir rupturas que orienten hacia la construccion ¥ comprobacién del hecho cientifico. Y para ello también es preciso revr Sarse, incorporando practicas que promuevan acciones de cuidado y au’ Cuidado y que visibilicen los eventuales riesgos inherentes a lo que Dubet EL PERITAJE SOCIAL EN MATERIA PENAL, CONTROL SOCIAL. nei de 3006) llama trabajo sobre los otros, en tanto Conjunto de actividades pro- jonales QUE Participan en la socializaci6n de los individuos, esto es pa- ra educarlos, cuidarlos, protegerlos, castigarlos, divertirlos, thantenedos cupados, entrenarlos, consolarlos, revelar o restaurar un sujeto. ysies urgente realizar estas tareas es por la indole del trabajo que rea- jizamos los operadores y operadoras judiciales. Como lo describe Barenblit: . en el campo sanitario especialmente, y en operaciones coti- dianas, el propio psiquismo de los profesionales es el instrumento privilegiado para el desarrollo de las acciones que lleva a cabo. Hay que cuidarlo. Si existe algo que los trabajadores de la salud no de- bemos de perder de vista, es que nuestro trabajo es insalubre por esencia y definicién, en tanto que operamos frecuentemente a dos grandes focos que son los grandes temas de la Humanidaa: las an- siedades de la muerte y de la locura” (1997:3). Parafraseando a Aberastury y Knobel (1971) al referirse a la adoles- cencia, estimo que opera un comportamiento de autodestruccién suicida dela sociedad, al descuidar a una de sus partes. Una buena parte de la sociedad exige prisién para los delincuentes, al tiempo que no admite que se imiertan dineros piblicos para su resocializacion; se reclama el es- tricto cumplimiento de su condena cualquiera que ella fuera- hasta el vencimiento de la pena, materializando asi la remanida expresiOn que se pudran en la carcel. Las ideas precedentes deben conducirnos, necesariamente, a reorien- tar nuestras practicas socio-juridicas e inscribirlas en una perspectiva cri- minolégica vinculada a los Derechos Humanos. Como sostiene Zaffaroni: “En medio de este caos creo que la criminologia debe retomar su rumbo, que no puede ser otro que el que le reclaman los Dere- chos Humanos, 0 sea la incipiente ciudadania mundial que aspira a que cada ser humano sea considerado como una persona y dispon- petarle esa condicién. La maxi- &a de lo minimo requerido para res} s i x ma negacién de esta dignidad es la privaci6n de la vida, y el mas alto grado lo alcanza esta negacién cuando se comete en forma masiva, es decir, como masacre” (en Aniyar de Castro, 2010:Vill). ridicas descriminalizadoras, Deberemos orientamos hacia practicas ju ciuda- ue como sefiala Aniyar de Castro (2010), contribuyan a devolver anasaso SOCIALY ENFOQUE SOCIO-JURIDIeg 202 ropiadas ¥ salvar vidas, en vez de volver al derecho ona Rico, as exP a por lo que se es. que casti€a Referencias bibliograficas te asi) adolescencia normal. Un enfoque pg. Buenos Aires: Paidés. . y Nicolini, G. (2001). EI Trabajo Social en e} SEN ¢ le Aberastury, A. ¥ coanalitico. ), MA.; Bratti, N. G 001) ae ia. Buenos Aires: Espacio Editorial. i 7). Diccionario Internacional de Trabaj , S.y Krmpotic, ¢. (201: i Trabajo Soci aot mito soctojuridice. Barcelona: Nova Casa Exitoial a Dell’ Aglio, M. (2004). La prdctica del perito trabajador social. 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